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Página
Carnet de Identidad
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Poeta a la carta Francis Ponge por José Pérez Carranque
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Fondo de armario Miguel Cuerdo Carmen Díaz-Maroto Juana Arriaga María de la O Guillén Manuela Sola Castro Nieves pulido Juan Carlos Fernández Sanz
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Territorios diVersos “Marinero en Tierra” de Fran García
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Notas biográficas sobre el artista Ibirico
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Retrato en auto Pedro Provencio es el Poeta invitado
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Obras públicas Publicaciones de los poetas conVersos
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Ficha ténica
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Mirador “tótem o kunstkammern o Turner paseante” textos de Carmen Crespo inspirados en la obra pictórica de Ibiricio
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Carnet de Identidad
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Por: Elisa Fernández de Castro En ese camino de expansión hemos sido invitados como grupo a hacer una lectura el día 13 de enero en la Biblioteca pública de Quijorna, pequeño pueblo de la sierra madrileña, donde nos ha recibido con un interés inusitado gente muy aficionada a la literatura en general y con muchas ganas de adentrarse en el mundo poético. Sale el nº 13 de la revista digital de poesía conVersos. En esta ocasión incluimos, en “Fondo de armario”, poemas de Carmen Díaz Maroto, Miguel Cuerdo Mir, Juana Arriaga, María de la O Guillén, Manuela Sola Castro, Nieves Pulido y Juan Carlos Fernández Sanz; un breve y apasionado cuento sobre el poeta Alberti que nos envía Fran para “Territorios diversos”; en “Mirador” un sugerente juego entre el pintor Ibirico y la poeta Carmen Crespo y en “Poeta a la Carta” un trabajo en profundidad sobre el poeta Francis Ponge, realizado por José Pérez Carranque. El poeta invitado en este número es Pedro Provencio, también traductor, crítico literario y profesor. Además queremos contaros un par de asuntos relacionados con la revista y sobre todo con nuestras ganas de expandirnos como poetas y como personas, es decir, queremos dar más como poetas y queremos recibir más de nuestros lectores, hipotéticos y reales.
Video lectura en Quijorna - pinchar en: https://www.youtube.com/watch?v=Y-WkKt1JcRM&feature=youtu.be
Aprovechamos este espacio, puesto que sabemos que van a leer nuestra revista, para volver a darles las gracias a los organizadores y a los asistentes que dieron vida y entusiasmo al acto de lectura y 3
Carnet de Identidad
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a todo lo que siguió. Los conVersos que participamos nos hemos sentido como en casa. Llenos de entusiasmo os informamos que una nueva actividad se pondrá en marcha a partir de este nº 13. Con la colaboración de la librería “Enclave de libros”, que nos ha cedido su acogedor y dinámico espacio de reunión, damos inicio al ciclo “Autorretrato de Poeta”: una charla informal pero intensa con uno de los poetas invitados a la revista. Así, el día 20 de febrero a las 19:30, en la librería Enclave (calle relatores, nº16) Pedro Provencio, el poeta invitado a este número, nos leerá sus poemas y nos hablará de su poética. Quedáis desde ya invitados a este momento de poesía y diálogo. “Autorretrato de Poeta” volverá a convocarse en junio con la salida del nº14, y en octubre con la salida del nº15. Deseamos veros por allí.
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con Poeta a la carta Ver sos con Ver sos con Ver sos Francis Ponge es, por excelencia, el poeta de las cosas que con Ver exigen definiciones. Busca dar voz a las cosas silenciosas. sos con Trae a la luz el mundo mágico de la natureza. Ver sos José Pérez Carranque ilumina parte de su vida y de su obra. con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver
Poeta a la carta // Francis Ponge
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Por: José Pérez Carranque
Francis Ponge nació en Montpelier, en 1899; pasa su adolescencia en el norte de Francia (Caen) y, cuando se produce la temprana muerte de su padre, la familia se traslada a París. Aquí participa de una pobre vida bohemia y crea Le Mouton Blanc, revista de un pretendido clasicismo moderno. Para poder casarse con Odette Chabanel acepta la condición de tener un trabajo fijo y entra en las Messageries Hachette; la boda se celebra en 1931. La vida laboral lo aparta del mundo literario; se hace sindicalista de la CGT, promueve una sonora huelga en Hachette, se afilia en el partido comunista y es despedido en 1937. En el paro va dando término a su libro Tomar partido por las cosas. Al principio de la segunda guerra mundial es movilizado y ocupa en Ruán un destino burocrático hasta que se hunde el frente y debe unirse al éxodo de los vencidos: a pie, en tren y en bicicleta, llega al alto Loira para reunirse con su familia, allí escribe el Cuaderno del pinar, que será núcleo de La rabia de la expresión. Vive después en Roanne, se dedica a vender seguros y colabora en un periódico local; su casa sirve de refugio a dirigentes de la
resistencia. Mientras varios amigos próximos son ejecutados por los alemanes o desaparecen, recorre el centro y el sur de Francia, formando una red de intelectuales y periodistas resistentes. En 1942 en el París ocupado aparece Tomar partido por las cosas. En junio de 1944 vuelve a la capital y se hace cargo de las páginas culturales del diario comunista Action; choca pronto con la estética oficial y abandona el Partido en1947. Colabora en el primer número de la revista de Sartre y Aron, Les Temps Modernes, y establece vínculos personales con Braque, Dubuffet, Picasso, Giacometti; los libros de artista realizados con ellos y algunas conferencias le dan apenas para sobrevivir. En 1952 lo contrata la Alianza Francesa como profesor de conversación y una editorial suiza acoge su libro La rabia de la expresión. A principio de los años sesenta consigue publicar su producción inédita, aparecen monografías sobre su obra y alcanza el reconocimiento como escritor. La fábrica del prado aparece en 1971. El último texto que edita lleva el significativo título de Prácticas de escritura o El inacabamiento perpetuo. (1984). Muere en 1988, en Bar-sur-Loup. En una carta enviada a un amigo, el propio Ponge advertía: “por mi parte he desconfiado siempre de la idea de que una sola expresión sea válida. Para una sola cosa, mil composiciones de cualidades lógicas son posibles y en consecuencia mil sentimientos, mil morales, mil vicios y virtudes para el hombre, mil políticas, etc.” Esta advertencia de nuestro autor puede sernos útil para acometer 6
Poeta a la carta // Francis Ponge
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la lectura de los textos seleccionados. Siempre se mantendrá fiel a su apuesta por la diversidad. Vamos a comentar tres de sus libros: Tomar partido por las cosas, La rabia de la expresión y La fábrica del prado. En el primero de ellos (París, 1942) encontramos ya una clara atención por los motivos generados por elementos de la naturaleza que se intenta describir objetivamente, sin embargo, pronto se hace necesario admitir que la casuística empírica disuelve el pretendido rigor del orden físico universal (“Un conjunto de leyes complicadas en extremo, es decir, el más perfecto azar, preside el nacimiento y emplazamiento de los vegetales en la superficie del globo”). Entre el azar y la necesidad cabe todo. Además de las mil aproximaciones posibles a la cosa, hay en la obra de Ponge una experiencia de cuerpo a cuerpo con el objeto. El motivo del poema resulta del encuentro real entre el poeta y el objeto que se da en un momento y un lugar determinados y que entonces, y allí, genera determinadas sensaciones, emociones y respuestas verbales.
Las moras
En las zarzas tipográficas constituidas por el poema, junto a un camino que no lleva fuera de las cosas ni al espíritu, ciertos frutos están formados por una aglomeración de esferas que una gota de tinta llena. * Negros, rosas y caquis juntos en el racimo, ofrecen el espectáculo de una familia arrogante con sus diversas edades, más que una viva tentación de recogerlas. A la vista de la desproporción de las pepitas en la pulpa, los pájaros las aprecian poco, tan poco en verdad retienen cuando del pico al ano los atraviesan. * Pero el poeta, en el curso de su paseo profesional, con razón las toma como ejemplo. <<Así, se dice, culminan con éxito en gran número los esfuerzos pacientes de una flor muy frágil, aunque defendida por un áspero enmarañamiento de espinas. Sin muchas otras cualidades –moras, están perfectamente maduras–, como se hace también este poema>>.
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Poeta a la carta // Francis Ponge
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La banasta
El cigarrillo
A medio camino entre la jaula y el calabozo, tiene la lengua francesa la banasta, simple cajita calada, destinada al transporte de esas frutas que, al menor sofoco, contraen sin remedio una enfermedad. Preparada de manera que, al término de su uso, se la pueda romper sin esfuerzo, no sirve dos veces. Así, dura menos aún que los alimentos acuosos o nubosos que contiene. En todas las esquinas de las calles que desembocan en el Mercado, brilla con el resplandor sin vanidad de la madera blanca. Tan nuevo todavía, y algo asombrado de estar en una postura torpe, encaminado sin remedio al vertedero, este objeto es en suma de los más simpáticos –sobre su suerte, sin embargo, conviene no extenderse mucho.
Reproduzcamos, primero, la atmósfera a la vez brumosa y seca, desmelenada, en la que el cigarrillo está siempre de través, continuadamente creándola. Luego, su persona: una pequeña antorcha mucho menos luminosa que aromática, de la que se desprenden y caen según un ritmo por determinar un número calculable de pequeñas masas de ceniza. Su pasión, por último: este botón abrasado, que se desescama en películas plateadas y que un anillo inmediato formado por las más recientes rodea.
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Poeta a la carta // Francis Ponge
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Los placeres de la puerta
El pan
Los reyes no tocan las puertas.
La superficie del pan es maravillosa a primera vista, a causa de la impresión casi panorámica que da: como si estuvieran al alcance de la mano los Alpes, el Tauro o la Cordillera de los Andes. Así, una masa amorfa fue, mientras eructaba, introducida para nosotros en el horno estelar, donde al endurecerse se ha modelado en valles, crestas, ondulaciones, hendiduras… Y todos estos planos tan nítidamente articulados desde entonces, estas delgadas losas en que la luz reclina sus destellos con aplicación –sin una mirada para la innoble blandura subyacente. Este flojo y frío subsuelo llamado miga tiene un tejido semejante al de las esponjas: hojas o flores son en ella como hermanas siamesas soldadas por todos los codos a la vez. Cuando el pan se endurece estas flores se marchitan y se encogen: se desprenden entonces unas de otras, y la masa se vuelve desmenuzable. Pero rompámosla: porque el pan debe ser en nuestra boca menos motivo de respeto que de consumo.
No conozco esta dicha: empujar ante sí con suavidad o rudeza uno de estos grandes tableros familiares, volverse hacia él para ponerlo de nuevo en su sitio –tener en sus manos una puerta. …La dicha de empuñar por el vientre, por su nudo de porcelana, uno de estos altos obstáculos de una pieza; ese cuerpo a cuerpo rápido, en virtud del cual –retenido el paso por un instante– los ojos se abren y el cuerpo entero se adapta a la nueva habitación. Con una mano amistosa la retiene todavía, antes de empujarla decididamente hacia atrás y encerrarse –lo que el chasquido del resorte, potente pero bien lubricado, gratamente le asegura.
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Poeta a la carta // Francis Ponge
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En La rabia de la expresión, el lector encuentra la misma clase de motivos y la misma gama de mecanismos para acercarse a ellos, incorporando ahora, la especulación etimológica y el uso como interlocutor privilegiado del diccionario Littré. Pero quizá el cambio fundamental reside en la relación que el autor mantiene con el texto, con su forma y aliento, con su finalidad, con su género. Así, asistimos, primero, a un proceso simultáneo de ampliación y concentración: el volumen duplica el número de páginas del anterior, pero sus motivos se reducen a seis, precedidos de una breve poética (Riberas del Loira). La mayor longitud de los textos coincide con el incremento de lo analítico, de la diversidad de los recursos, y sobre todo, con el cambio de su estatuto formal. En lo que respecta a su finalidad, Ponge señala que el objetivo de su búsqueda es decantar los caracteres comunes de cada especie animal o vegetal, con el propósito de convertirlos en una enseñanza para los hombres: “hacer servir este paisaje para algo distinto de un sollozo estético, hacer que se convierta en instrumento moral, lógico, con este motivo que dé un paso el espíritu”. La objetividad insegura de Tomar partido por las cosas parece haberse apuntalado con un refuerzo ideológico. Esa voluntad permite reunir los elementos fundamentales de su personalidad: el poético y el político. Además, las nuevas dimensiones de sus textos hacen que funcionen, por una parte, como inventario de notas aisladas en torno a diversos aspectos que el motivo va sugiriendo, y por otra, como un espacio
de taller, en el que el poeta va ensayando formas de componer y perfilando poco a poco las formas de expresión verbal. El acento ya no se pone en la obtención de un texto definitivo, sino en el movimiento del proceso de escritura. Es decir, estamos ante una nueva propuesta de resolución textual, quizá un nuevo género. Sería divertido jugar a encontrar las analogías y diferencias con el Action Painting de Jackson Pollok.
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Poeta a la carta // Francis Ponge
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Riberas del Loira
Roanne, 24 de mayo de 1941
Que nada a partir de ahora me haga abandonar mi determinación: no sacrificar nunca el objeto de mi estudio para poner de relieve algún hallazgo verbal que hubiera hecho a propósito de él, ni a la disposición como poema de varios de esos hallazgos. Volver siempre al objeto mismo, a lo que es en bruto, lo que tiene de diferente: diferente en especial de lo que ya (en este momento) he escrito sobre él. Que mi trabajo sea una rectificación continua de mi expresión (sin cuidar a priori de la forma de esa expresión) en favor del objeto en bruto. Así, al escribir sobre el Loira desde un lugar de las riberas de este río, deberé sumergir en él sin descanso mi mirada, mi pensamiento. Cada vez que se haya secado en una expresión, volver a sumergirlo en el agua del río. Reconocer el derecho preferente del objeto, su derecho imprescriptible, oponible a cualquier poema… Pues ningún poema se da nunca sin apelación fiscal por parte del objeto
del poema, ni sin querella por falsificación. El objeto es siempre más importante, más interesante, más capaz (pleno de derechos): no tiene ningún deber conmigo, soy yo quien tiene todos los deberes respecto a él. Lo que las líneas anteriores no dicen de modo suficiente: en consecuencia, no detenerme nunca en la forma poética –aunque ésta, sin embargo, deba utilizarse en un momento de mi estudio, porque despliega un juego de espejos que puede hacer aparecer aspectos del objeto que permanecían oscuros. El entrechocar de las palabras, las analogías verbales son uno de los medios para escrutar el objeto. No intentar nunca componer las cosas. Las cosas y los poemas son inconciliables. Se trata de saber si se quiere hacer un poema o dar cuenta de una cosa (con la esperanza de que así el espíritu avance, dé con ese motivo algún paso nuevo). Es el segundo término de la alternativa el que mi gusto (un gusto violento por las cosas, y por los progresos del espíritu) sin vacilación me hace elegir. Mi determinación queda tomada… Más allá de esto, poco me importa que se quiera llamar poema lo que resulte. Por lo que a mí se refiere, la menor sospecha de ronroneo poético basta para advertirme de que entro en la artimaña, y hace que me deslome para salir de ella. 11
Poeta a la carta // Francis Ponge
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La fábrica del prado culmina el proceso de ampliación-concentración en un motivo. Publicado en 1971, a partir de un poema titulado El prado publicado en 1964, es el momento de consolidación del nuevo género. El desinterés por las conclusiones hace más fluido el texto y lo llena de matices. El nuevo tempo de la escritura descubre la lenta formación de las metáforas. En el desarrollo del proceso va anotando y analizando características físicas del prado, aspectos históricos, lingüísticos, y va mostrando cómo esos materiales afluyen al cauce de un discurso que parpadea y se mueve al ir recibiendo esos aportes. Así, convertido en síntesis del ciclo vital de la materia, proporciona nuevo fundamento a un escritor menos preocupado ya por la formulación directa de una enseñanza y por el uso de la naturaleza al servicio del progreso, aun espiritual, de los hombres “Basta con rebajar nuestra pretensión de dominar la naturaleza y elevar nuestra pretensión de formar físicamente parte de ella, para que la reconciliación tenga lugar”, pensamiento que cualquier ecologista compartiría hoy sin problemas. El debate entre las cosas y las palabras sigue siendo uno de los lugares más interesantes y productivos en la lectura de Ponge. Desde el principio, venía a sugerir que las cosas y las palabras quedaban para él en un mismo plano de realidad y no en dos enfrentados. Quizá donde desarrolla esta idea con más claridad sea en Los senderos de la creación . Reconocer las cosas -dice allí- es <<re-conocerlas como semejantes a su nombre y conocerlas, descubrirlas como diferentes
a su nombre>>, lo que proporciona estímulo para nombrarlas mejor. Se trataría de una relación estable, antigua, firme, pero sometida a deterioro, a procesos de alejamiento y vaciado y en ella encontraría su razón de ser el poeta. Cuando razona los motivos de que sus textos estén, a partir de un determinado momento, fechados siempre, dice :<<Si, desde hace cierto tiempo, adquirí el hábito de encabezar con la fecha cada uno de mis manuscritos (…), es sobre todo porque he llegado a tal duda sobre su cualidad, o digamos en cuanto a su relación con la “verdad” o la “belleza” (…), que los considero todos, de entrada, sin excepción, como documentos>>. Ponge acepta usar los instrumentos y mecanismos retóricos del poema, pero rechaza el discurso blando que domestica el trabajo del poeta, y es precisamente por esa actitud, por ese rigor en el uso de la lengua, por ese compromiso ético con la palabra, por lo que lo seguimos llamando poeta. Un poeta que no hace poemas sino cuadernos; el cuaderno contiene borradores, tanteos de un texto final, notas, reflexiones autocríticas, referencias del diccionario, versiones finales que luego dejarán de serlo, diálogos con diversos interlocutores… Como ha dicho el propio Ponge, el proceso de su pensamiento. Otra analogía inevitable, en este caso con James Joyce y su flujo de conciencia. Si durante la lectura de lo escrito hasta aquí, en algún momento les ha parecido recordar lo escrito por Miguel Casado en Francis Ponge La soñadora materia, publicado por Galaxia Gutenberg, Círculo de 12
Poeta a la carta // Francis Ponge
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Lectores, debo decirles que disfrutan de una excelente puntería. Me he limitado a perpetrar un fusilamiento total de su magnífico trabajo, cortando bastante su extensión y por tanto maltratando su composición, es decir, un delito con premeditación y alevosía. Para un cabal conocimiento de los prolijos textos de Ponge, así como por su análisis y valoración crítica, el libro de Miguel Casado en edición bilingüe, es una referencia imprescindible que les animo a consultar, disfrutar. Un libro de uno de los autores que pone las cartas sobre la mesa en relación con el sentido o sin sentido de los géneros, con el contrato entre las palabras y el mundo.
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rso e V n sco o s Ver n o c sos r e onV c s rso e V Con los conVersos: Miguel Cuerdo, Carmen Díaz-Maroto, con s o s Juana Arriaga, María de la O Guillén, Manuela Sola Castro, Ver n o c Nieves Pulido y Juan Carlos Fernández Sanz. sos r e onV c s rso e V n sco o s Ver n o c sos r e onV c s rso e V n sco o s Ver n o c sos r e onV c s o ers V n sco o s Ver n o c sos r e onV c s o ers V n sco o s Ver n o c sos r e onV c s o ers V n sco o s r nVe
Fondo de armario
Fondo de armario // Miguel Cuerdo
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Grises
Cuer
Miguel
do
¡Nosotros, grises que dejamos sin tonos la tierra cuando tomamos las nubes! ¡Nosotros, grises necesarios cosidos a la supervivencia! ¡Nosotros, grises de hombres heridos, hombres callados, hombres de trajes grises, presencias obligadas de mayorías! Nosotros, impotentes ante rojos pendones. Nosotros, malhumorados por amarillos altisonantes. Nosotros, sorprendidos por azules escrupulosos. Nosotros, tormentas, ardillas, perlas, pobres de “uralita”, toros, pálidos, travoltas, bocetos ¡todos! hijos de grises, desiguales grises: ¡pensemos cómo borrarnos de la lista! Ni en los Monegros, anegados de grises, nos han dejado poner nombre a nuestros vástagos de tierra seca y huidiza. La Biblia no nos bendice. Ni nos maldice. Seremos los olvidados. ¡Ay de nosotros, ángeles caídos del cielo cromático! Por no tener, no tenemos ni complementario y, a fin de cuentas, ¿Quién se acuerda de los “grises”? 15
Fondo de armario // Miguel Cuerdo
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S
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Mirarte y saberme otro sin adivinar qué pedirte sin acertar qué ofrecerte: sentirte tanto sin que existieras hace un instante obsesionarme sin remordimientos coronarte en un mundo rodeado de mundos para una historia que no resiste ni un roce
Acababa de morir un sol que no cabía en el oeste. Yo tapaba el mundo, acodado sobre una hierba amarilla, con los ojos en tus ojos y mi beso en tu beso, hasta que levantó el alba.
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Fondo de armario // Miguel Cuerdo
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Paseo mis soledades. Todas a la vez si no están tristes. Las llevo a ver el Támesis temprano. Luego desayuno lento. A las ochoyveintiuno la J-League ha cerrado la temporada – mi Cerezo Osaka se ha sobrepuesto a todo y ha quedado el tercero–. El sol se levanta por detrás mismo de la bifurcación de Leahurst Road y llama la atención de todos los que esperan el autobús. Me limpio la boca y pienso en mañana por la mañana.
Cuando lo sepamos nos quedaremos callados unos segundos. Pensaremos en la agenda del día de otro modo. ¡Cuánto tiempo! Hablaremos del pasado [La dimensión más manejable y la que más pesa] Miraremos como si fuera un jarrón roto y solitario y nos veremos a nosotros mismos. Derrocharemos el tiempo, de pie, avergonzadamente, apresuradamente. Sólo después podremos alejarnos seguros de haberlo sobrevivido, aunque nos hayamos quedado sin el viático de las noticias y la serie nocturna.
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Fondo de armario // Carmen Díaz-Maroto
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Díaz-
Carmen
to Ma r o
mujer-árbol la naturaleza un espejo de ti el viento estremece tu corteza te la desprende un niño hurga en la cicatriz del tronco más abajo y más en el sueño en la memoria escarba en la raíz diamante
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Fondo de armario // Carmen D铆az-Maroto
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la mirada de la redenci贸n en la lluvia la manzana y el renacimiento en su jugo la escapada del mordisco de las bestias el cubo lleno la playa en la playa un vuelo de manos sobre nubes hay quien busca
Un derrame continuo parece llenar el espacio de la memoria que fluye. Ese tajo ahoga su porosidad en sangre de animales. La felicidad ajena la Asfixia.
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Fondo de armario // Carmen Díaz-Maroto
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Yo me enamoraba desde la guerra. La miraba caminar sobre la nieve. Pensaba y nos enseñaban a matar pero una vuelta son 360º, me gritaban “¡da una vuelta!” y yo volvía a ser yo, lo que no querían. Así es el capricho de 360º. Yo me enamoraba. Soy lo que soy, las palabras son lo que son. Mis padres murieron
Pienso ¿cuál es la posición de fuego? ¿un juego de granadas? El latido es un son vivo. Pero Leningrado no es un juego. Le sangraba el labio, a ella, gota roja en el frio. Tan dulce. En Leningrado hombres como asnos tiran, empujan, sudan. 360º es una vuelta y te regresa. ¿De Leningrado regresan? Yo era joven la amaba y de Leningrado me hablaban los pájaros.
en la guerra. Si había nieve, no sé.
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Fondo de armario // Juana Arriaga
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Destiempo
a Ar Juan a riag
Anhelo de vivir la edad cumplida; edad que no concede sus deseos. Tardíos desengaños. Ilusión trasnochada. Lamento de no haber sido. Ser lo que nunca se ha soñado. Soñar con tiento. Es la felicidad que tanto tarda, y enseña que la vida es destiempo: emborracha el pasado, el presente nos ciega, el futuro no acierta su momento.
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Fondo de armario // Juana Arriaga
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Sombra
¿Juventud forever?
Sombra del mundo somos, cuando sentimos nuestra vida sin otro renacer que la mera existencia.
¿A quién le importa lo que…? Todos cantábamos al unísono en la movida juvenil, en la alcanzada utopía de un imparable futuro. Alaska ya no era el fin del mundo. La cara y pelos cambiaban de color. ¿A quién le importa…? Yo soy así, y así seguiré, nunca cambiaré.
Siente el sólo minuto; los tiempos que se escapen al rincón de la muerte. La vida desfallezca por un sólo deseo. Nace y vuelve a morir el instante de tu derrota. Salvarás con tu sueño al mundo de su sombra.
Y así seguimos, aunque el presente sea inminente pasado, nadie se mueva hacia adelante, la cara se destiña con arrugas, y Alaska esté tan lejos. ¿A quién le importa…? Cantamos aún.
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Fondo de armario // Juana Arriaga
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Miedo
No tengo miedo a perderme ni a caminar más despacio, a acercarme para ver tu mirada de alabastro. Solo temo envejecer para sentir el cansancio de anhelar día tras día tu reconfortante abrazo.
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Fondo de armario // María de la O Guillén
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Paisajes
O Gu
María de la
illén
Cuando me voy a dormir, me gusta mirar el techo durante un rato y observar los desconchones. Hasta que me vence el sueño. Me parecen partes de un mapa que me empeño en construir, imaginando viajes incansables, hacia un sitio u otro de la pared, mientras una sirena surca la memoria. Enfrente de mis ojos veo una zona, bastante grande, a la que llamo Lemaria y hacia arriba, más a la derecha, en la esquina del cuarto, una isla llena de vegetación parda y espesa. Encima de la puerta un humedal habitado por cocodrilos y en el plafón, vacío de luz, una selva llena de arañas. Extrañas aventuras, que cada noche suceden al apagar la luz del cuarto cuando a ráfagas, un semáforo, ilumina de colores el techo. De fondo suena un ruido de sirenas que vienen y van dentro de mí.
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Fondo de armario // María de la O Guillén
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Paisaje urbano
Canción sin nombre
Sobre el vacío un trazo de ingenio define un punto.
Yo quiero estar frente al mar y llenar el cielo de palabras, que el viento mueva como olas.
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Fondo de armario // María de la O Guillén
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Ruidos tenues
Sopla el viento lejos escucho tu voz susurrándome. Cuando llegue al corazón sentiré tu caricia.
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Fondo de armario // Manuela Sola Castro
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El testigo
Ca Sola
Manuela
s tr o
Se oyó algo como un estampido era el silencio que se deslizaba en la plaza. Las doce con luna. Tenía un bello nombre y unos pies pequeños tan pequeños que no pudo salvarse. Los huesos de las casas estaban acostumbrados pero tiemblan con cada acontecer. Pasado y futuro en cuencos de polvo. El árbol sigue en la plaza verde vigoroso porque la lluvia prometió cuidarle.
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Fondo de armario // Manuela Sola Castro
onVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosco …L’homme à joué tous les rôles ! Rimbaud
Plano Imperfecto
El tren que acuna al hombre hasta el silencio de los contornos, es la oscuridad que antecede lo que no se puede decir. Ya sé que el animal-hombre desequilibra el espacio natural y sin embargo vamos en manadas por la selva urbana. Como fantasmas. El pelo tejido en nudos vuela al viento en la pradera. –Colócame este pañuelo geométrico y después cabalguemos hasta la luz donde bailan cuerpos al ritmo de un fardo más ligero que el nuestro. ¿Os acordáis de ese sueño en el que se cae infinitamente? Algo así pasa con los hombres montaña abajo como una cascada sin río.
Sin angustia. Sin risas. Sin saber adónde van pero van felices flotando ligeros por encima de las agruras del día. Cargan su cordero trashumado en joya. La más preciada. Este es el cordero sagrado. Los cuernos decorados con blanco novia, anuncian el auge de la fiesta. Emoción de ojos buscando con urgencia el eco de una respuesta.
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Fondo de armario // Manuela Sola Castro
onVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosco Nature is not only all that is visible to the eye it also includes the inner pictures of the soul Edvard Munch
¿Por qué sangras? Me he cruzado con la belleza. Sus aristas finas todavía me lastiman.
Ven, agasaja tu dolor en mi regazo. Soy el espacio-gruta cerrado al exterior húmedo oscuro te cobijo para que la realidad no te hiera
Sí, me quedaré aquí en esta habitación. No quiero tener ojos más allá del horizonte.
¿El horizonte, dónde está el horizonte? No ves que camina con nosotros. Irremediablemente.
Quiero anclarlo a mis dedos abrirle las puertas de mi cuerpo y dejar que circule en la sangre. Sutúrame la herida. quédate, no te muevas y evitarás cuestionarte
Por la herida penetra la luz. ¿Estás seguro que quieres cerrarla?
Sin puertas, sin ventanas desvanecerme hacia dentro ser libre olvidar la palabra volver a la infancia.
concéntrate en esta caja encontrarás un regalo en ese rincón del fondo
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Fondo de armario // Manuela Sola Castro
onVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosco
Punctum Puro es el palio que resguarda una cascada indecisa de realidades. De contornos nítidos Ella en medio del Edén canta un aria de regocijo o tal vez llame al árbol que la mira al otro lado de su realidad.
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Fondo de armario // Nieves Pulido
onVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosco
Un rábano me importa M. Rosemberg
o Pulid
Nieves
Y me importa también el corazón de los calabacines, la patata estremecida, el oteo del melocotón en el valle. ¿A qué espera? ¿Y qué hay de la indecisión de las manzanas, de la altivez de las cerezas? Piensa en el silencio de los níscalos, en la templanza de la coliflor. Basta, basta, dice el frutero que se perdió en el intercambiador de Plaza Elíptica. Basta, basta, dicen los armarios de las cocinas. Estamos cansados de sostener al mundo en nuestras manos, de cargar con la voluntad de las estrellas, de los dormitorios. Estamos cansados de llenar la luna para nada. Si no estuviera, la luna, el mar se movería a otro ritmo, quizá se quedaría quieto, quieto y muy callado.
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Fondo de armario // Nieves Pulido
onVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosco
Torebki
Toma un vaso de agua, amor. El agua aclara la mente rompiente. Amor, no vuelvas tarde. Alcanza nuevas perspectivas sobre el giro de los bancos de sardinas. Alcanza otra cima del pensamiento de los ángeles mensajeros. Amor, tráeme en la boca el hueso de la maravillosa inquietud. Acércame a las flores que crecen junto al muro. Enséñame el rosa, el amarillo, las antenas contra el cielo y el tranvía. Saluda al señor que lleva paraguas, y a ese que fuma apoyado en la tienda de maletas. Da los buenos días, ayuda al repartidor de leche a empujar su carrito, acaricia la rodilla blanca de esa mujer que toma el sol. Arregla este tejado. Amor, haz un charco, tira un cable de luz, para que las palomas se posen y beban.
Tendrás que sentarte a la mesa del comedor para escribirme una postal desde Breslavia. La espero hace ya cuarenta años. ¿Dónde habré dejado las gafas? Amor, levanta el mundo un poco más alto para que yo pueda verlo. Escríbeme, amor, escríbeme. Lo prometiste.
Aplaude. Pronto se hará de noche. Y no habrá modo de vaciar los ceniceros. El camión rojo da marcha atrás y amor, tú tendrás que volver al número cinco.
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Fondo de armario // Nieves Pulido
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Saludo a Ginsberg
Máquina para encender a Nietzsche
Esperaba encontrar en la puerta de tu nevera la foto de Whitman. Pero no. Hay una de Baudelaire, otra de Poe. Claro que es un falso documental y puede que los de atrezo no hayan dado con nada mejor. Si saliese yo en la peli te pediría que abrieses la nevera para que todos pudiésemos ver dentro. Leche de arroz, fetuccini, tomatoes. Y desde luego me habría gustado ver cómo tiendes la ropa a las cuatro de la mañana. Ginsberg, me pregunto, si me vieses pasar por delante de Tu Ventana a la Realidad Absoluta ¿escribirías un poema sobre mi falda negra de flores?, ¿le cantarías a mi sombrero?, ¿notarías que camino hacia atrás? Pero no. Nunca podrás verme pasar debajo de tu ventana. Porque eres miope. Santo miope.
El hombre con bigote toma sopa. Lleva pajarita pero tiene el pelo revuelto. Cuando el hombre se lleva la cuchara a la boca, tira de un hilo que abre una caja de música. Cuando se abre la caja de música, la bailarina empuja una canica que echa a rodar por una rampa, se cuela en un embudo y cae a un balancín atado a la puerta de una jaula. La jaula se abre y deja libre al pájaro azul. El pájaro azul al salir volando por la ventana enciende el corazón de Nietzsche.
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Fondo de armario // Juan Carlos Fernández Sanz
onVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosco
Juan
HETERONORTÓNIMO: Juan Carlos (Madrid, 1958-2.0??, donde ?? es > 14)
Car
F los er n á n de z S anz
Me llamo Juan Carlos, últimamente vivo solo y estoy seguro de que voy a acabar mal. He llegado a un punto de no retorno en que ya calzo un cuarenta y uno de pie, se me ha desarrollado un intestino de más de siete metros de largo y mi peso -desnudoes de sesenta y ocho kilos. Digo que peso sesenta y ocho kilos, aunque mi báscula marca sesenta y nueve. No porque la báscula esté trucada o funcione como el culo, sino porque siempre llevo puesto encima –aun desnudo- aproximadamente un kilo adicional de microbios. O dicho de otra manera: siempre llevo puesto encima un panal de microbios que pesa un kilo. Este panal vive a mi costa; pero no me importa, porque es también gracias a tres cuartas partes de él que yo puedo seguir vivo. Hay, entre nosotros, un colegueo: pilla tú por aquí que yo pillo por allá. La otra cuarta parte del panal de microbios me roba los nutrientes y no me deja, a cambio, más que molestias y tóxicos. Por eso, a veces, me enojo con ellos y los insulto, los llamo microbios “patógenos” y doy un portazo. ¡Ea! Luego recupero la cordura y me doy cuenta 34
Fondo de armario // Juan Carlos Fernández Sanz
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de que los microbios no son ni benefactores ni patógenos: los microbios sólo son microbios. Carecen de adjetivos. En realidad, como todo en la vida, como la misma vida –o, para ser más precisos, como esta sopa de células y microbios que nos vive-: también carece de adjetivos. Todo, menos la poesía, que es un adjetivo en sí misma.
La patriota, mi amor
Arte más que bello, almendrita mía, el tuyo con que descongelas el pescado entre las tetas, erizas la lengua de santos insultos y desenvainas el dedo de la vulva para disparar a los amantes pavolíricos. Gracia salvaje, fagocita mía, la tuya con que encierras mi cerebro en el microondas y lo alumbras y acalambras y lo viras hasta que se orla de una cresta irisada que me vuelve retropunk. Qué delicia, mi coqueluche, ese tu don de tirarme con puntería piedras a la cabeza los días en que mi pensamiento babea, y así empenacharme el cráneo con los altos chichones metafísicos del amor. Y, sin embargo, cuando la Patria te llama y presurosa acudes, abortas para mí todos tus encantos de chulaputos. 35
Fondo de armario // Juan Carlos Fernández Sanz
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Pelanas
Viendo un corto medio largo era de Sokurov o Paradjanov o Tarkovski u otro ruso loco los pelos volados por siglos de estepa sentado en una silla de madera (pero podía ser el canto de una moneda) me quedé dormido.
Que al llegar a mi kelis maté a uno de mis hombres de paja, le metí un palo por el culo y lo usé de espantapájaros espanta- genios;; eSpantapoetas. “Si no lo hubiera matado yo nunca habría nacido, es la ley del Karma”, dije.
Vedijas flotantes;; aCabada la proyección /sillas despipamientos chillonerías/ me desperté y me oí decir: “Lo máximo que puedo hacer con la lana es un jersey. ” Inconcebible aserto moral de mi inconsciente,
propio de la escuela de San Agustín. Nada de saborestactos quejidos de alto refinamiento estético. Un jersey, una bufanda, un calcetín. 36
Fondo de armario // Juan Carlos Fernández Sanz
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Una mujer sentada en una terraza junto a un ser no persona con forma de rectángulo rojo y una mariposa de cobre nacen en mi campo de visión -y enseguida me pongo a escribir un poema sobre una mujer sentada en una terraza que tiene el rostro tapado por un rectángulo rojo y a quien sobrevuela una mariposa de cobre
y la mariposa de cobre se ha vuelto una boca del tiempo que en alas ha empezado a devorarla.
Cuando me retiro de la mesa, le hablo al gato y me quedo dormido. Pelusas sin barrer por la casa. Más tarde releo el poema y ahí sigue la mujer sentada, el ser no persona, la mariposa. Pero esa mujer ya no es la misma mujer -tampoco es otrani el rectángulo rojo tapa ahora su rostro, lo desvela, transparente, rojo,
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rso e V n sco o s Ver n o c sos r e onV c s rso e V En el cuento “Marinero en tierra”, Fran Gracía conversa con n sco o Rafael Alberti. s Ver n o c sos r e onV c s rso e V n sco o s Ver n o c sos r e onV c s rso e V n sco o s Ver n o c sos r e onV c s o ers V n sco o s Ver n o c sos r e onV c s o ers V n sco o s Ver n o c sos r e onV c s o ers V n sco o s r nVe
Territorios diVersos
Territorios diVersos // Marinero en Tierra
onVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosco por: Fran García
Marinero en tierra
–¿Con quién estaba?
–Estaba solo. Me di cuenta conforme bajaba las escaleras. –Ese es uno de los recuerdos que conservaré toda mi vida. Estoy convencido.
–Ya imagino, ¿y cómo fue? –Pues hacía unos minutos que acababa de llegar al hotel, en pleno centro de Varsovia. Había sido un día pesado en el curro, así que me registré y subí a la habitación a dejar las cosas. Noté barullo en la entrada, mucha gente muy bien vestida y tal, pero venía tan metido en mis historias que no presté atención a qué se debía.
–Ya te vale. –Ya. Pero mira… casi que mejor. La cuestión es que nada más dejar la maleta en la habitación me fui a ver si cenaba algo. Bajé por las escaleras y, en el último tramo, que ya daba acceso al vestíbulo, vi a alguien a mano izquierda, cerca de la pared, gesticulando mucho, de una manera casi exagerada, como si hablara efusivamente con otra persona. No me preguntes por qué, pero me fijé en él enseguida, y pese a tenerle a unos quince o veinte metros, medio tapado por un pilar, tan abrigado, y aun no habiéndole visto nunca en persona, intuí que era él.
–¿Pero no decías que hablaba con alguien? –Eso me pareció, pero no. –¿Y qué hacía solo? ¿No iba a recibir un premio o a dar una charla o algo así? Lo lógico es que estuviera rodeado de gente medio importante contándole movidas y haciendo el paripé con ellos.
–Pues estaba solo en un lado del vestíbulo hablándole a una pared en blanco. Flipa. Claro, conforme bajaba las escaleras y vi a un tío mayor, alto, con un sombrero raro y gesticulando a una pared, me extrañé un poco. Y no sé por qué, pero pese a que no me habría podido imaginar que estuviera en Varsovia, de algún modo enseguida supe que era él. Era como evidente, no había duda. No podía ser otro.
–Ya, ¿y qué hiciste? –Me fui directo a saludarle. Le dije: “¿Señor Alberti? ¿Es usted, verdad?” Se giró de golpe, y claro que era.
–¿Y qué te dijo? 39
Territorios diVersos // Marinero en Tierra
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–Nada, me miró fijamente un instante. Y yo tampoco supe qué decirle. ¿Qué se supone que le dices a un poeta de ese calado y que admiras tanto si te lo encuentras por sorpresa en el vestíbulo del hotel en el que estás?
imborrable. Desde entonces lo llevo grabado en el alma. De hecho, a veces, con tan solo recordarlo, se me saltan las lágrimas.
–Supongo. Ese momento debió ser brutal. ¿Y después?
–No sé, haberle dicho lo mucho que le admirabas… o cosas tuyas, pero
–Prácticamente nada más. Vinieron a por él y se marchó. Me quedé
vamos, que puedo entender que te quedaras bloqueado.
mirándole y me hizo un gesto como de despedida. Eso fue todo.
–No hizo falta decirle nada. Supongo que lo supo al verme la cara de
–¿Sólo eso? O sea, que se te presenta una oportunidad así ¿y la dejas
asombro que debía tener.
pasar de ese modo? Estás idiota.
–¿Y qué pasó?
–Puede ser, pero en ese momento no supe qué hacer, todo pasó muy
–Pues estoy convencido que me metió en la conversación que estaba
rápido. Y es cierto que apenas compartimos nada, pero ese instante me marcó para siempre.
teniendo él solo.
–¿Qué? –Sí. De repente empezó a recitar apasionadamente y en voz alta uno
–¿Cuánto hace de eso? –Veintipico años. Fue en noviembre de mil novecientos ochenta y ocho.
–¿Recuerdas el poema?
Yo tenía entonces… treinta y cinco. Y lo sigo recordando tan vivamente como un aroma. ¿Sabes? Un tiempo después de ese encuentro me pareció entender qué hacía allí, apartado de la gente y frente a la pared blanca, hablando a solas.
–¿Cómo lo voy a olvidar? Me quedé loco. Uno de sus grandes poemas
–¿El qué?
de sus poemas, moviendo los brazos con efusividad, mirándome a mí y señalando de vez en cuando la pared blanca.
de siempre y que te lo suelte así, en persona, a solas… es un regalo 40
Territorios diVersos // Marinero en Tierra
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–Creo que en esa pared blanca estaba viendo la luz del mar. Creo que no
–Sí, todo influye. ¿Y has ido a ver su casa alguna vez y dónde vivió y todo
se podía quitar de la cabeza la luz del sol reflejada en la bahía del Puerto de Santamaría. La veía en todas partes, incluso en una pared blanca de un hotel de la Varsovia de finales de los ochenta. La amaba. La llevaba con él a todos lados. Ardía de éxtasis en ella. Y se la soplaba todo lo demás. Quizás los de la recepción del hotel estaban viendo a un abuelo con el pelo largo y canoso chochear frente a una pared blanca, e incluso podrían reírse de él. Pero a él todo eso le importaba un huevo, porque estaba en otras. Él, aún siendo consciente de que eso era una pared blanca, y donde todos veían solamente una pared blanca, estaba viendo la luz del mar.
eso?
–Puede ser, pero vete a saber en qué estaría pensando realmente. No se puede saber lo que le pasa por la cabeza a nadie.
–Ya, y menos a él, que era un genio. Da igual que fuera poeta. Si hubiera sido cualquier otra cosa, yo que sé… agricultor o electricista, habría sido un genio igualmente.
–Por eso lo digo. –Sin embargo, lo intuyo de algún modo. Lo siento, lo percibo. Para mí
–No. Aún tengo pendiente ir a Cádiz. Llevo mucho tiempo queriendo ver esa luz que él veía. Esa bahía, esas costas. Supongo que lo haré cuando llegue el momento, como todo, no quiero forzarlo. Quizás la próxima primavera, quién sabe.
Si mi voz muriera en tierra, llevadla al nivel del mar y dejadla en la ribera. Llevadla al nivel del mar y nombradla capitana de un blanco bajel de guerra. ¡Oh mi voz condecorada con la insignia marinera: sobre el corazón un ancla y sobre el ancla una estrella y sobre la estrella el viento y sobre el viento una vela!
es así de real. Supongo que también me influyen sus poemas y venir de donde vengo. (Rafael Alberti) 41
rso e V n sco o s Ver n o c sos r e onV c Una parada ante el t贸tem, un deambular con la mirada por el color, s rso e V por el naufragio de la luz como si de una tormenta de Turner se n sco o tratase. s Ver n o osc s r e Obra pl谩stica, Ibirico. Textos, Carmen Crespo onV c s rso e V n sco o s Ver n o c sos r e onV c s rso e V n sco o s Ver n o c sos r e onV c s o ers V n sco o s Ver n o c sos r e onV c s o ers V n sco o s Ver n o c sos r e onV c s o ers V n sco o s r nVe
Mirador
Mirador // tรณtem o kunstkammern o Turner paseante
(Obra de IBIRICO, textos de Carmen Crespo)
onVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosco
Fig. 1 kunstkammern: exotica
estรก lejos Turner de estos laberintos solo sus tormentas solo o un
paseante
mรกs
Fig. 2 kunstkammern: naturalia
vemos el fuego entre las aguas acaso animal y su reclamo frente lo negro habla al rojo
oh paseante
desde tu
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Mirador // tótem o kunstkammern o Turner paseante
(Obra de IBIRICO, textos de Carmen Crespo)
onVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosco
Fig. 3 kunstkammern: naturalia
de su corteza las estrías que dan forma a pálidos nódulos bocas ligeras de carmín donde la diosa lame la ofrenda del guerrero mientras el paseante mientras él
Fig. 4 kunstkammern: mirabilia
no irritan el ojo los pliegues o el cuero enmohecido a veces alquimia produce sus propios dolores
amigo Turner
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la
Mirador // tótem o kunstkammern o Turner paseante
(Obra de IBIRICO, textos de Carmen Crespo)
onVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosco
Fig. 5 kunstkammern: scientifica
escarbar en el barro hasta convertirlo en oro: fatalidad
la fatalidad
amigo Turner
la
Fig. 6 kunstkammern: exotica
y llegaron con arcos a cubrir la escena la preñez de la diosa o el ojo de la efigie acaso tú te ofrecías paseante acaso tú
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IBIRICO // Biografía
onVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosconVersosco
Nace en Marruecos (1950), vive en Tánger hasta 1966. Después de esa fecha se traslada a Madrid. En 1977 realiza su primera exposición colectiva en el Palacio de la Virreina, Barcelona y su primera individual en 1982 en la Sala de Exposiciones de la Universidad de Puerto Rico. A partir de entonces expone individual y colectivamente en Altea, Madrid, Barcelona, Sevilla, Cuenca, Vitoria, San Sebastián, Bilbao, Santander, La Habana, El Cairo, Santo Domingo, San Juan de Puerto Rico, Yokohama, Tokyo, Yokosuka, Kanagawa, Osaka, Spa, Nueva York, Sao José dos Santos, Rio de Janeiro, Toronto, Seúl, México, Toulouse, Varsovia, Berlín, Praga, Helsinki, Moscú, Nijimenen, Santiago de Chile, Ankara. En total, más de 170 exposiciones colectivas y 10 individuales. Su obra se encuentra representada en numerosas colecciones privadas y públicas, museos de España, Rusia, Brasil, USA, Rep. Dominicana, Ecuador y Polonia.
IBIRICO
Ha trabajado en diversos talleres de pintura y grabado con los artistas José Hernández, Urculo, Rubén Tortosa, Jesús Palacios, Carmelo Rubio, Geo Ripley, Isabel Pons, Carmelo González. Participa como ayudante del pintor José Hernández (su Maestro) en el ejecución de dos murales para el Ayto. de Leganés. Desarrolla una extensa labor desde 1977 como ilustrador de libros, discos, etiquetas de vino, alternando su trabajo de pintor con la de poeta visual y editor de fanzine de mail-art. Actualmente parte de su creación se centra en la utilización de nuevas tecnologías y en su aplicación artística. 46
con Retrato en auto Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver La poesía de Pedro Provencio nos recuerda que la realidad sos con está ahí y no debemos olvidarla. Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver
Retrato en auto // Pedro Provencio
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Nota para conVersos
Pedro Provencio
Mirando hacia atrás: publiqué mi último libro de poesía, Onda expansiva (Amargord), en 2012. Al año siguiente se reeditó un poemario de 2003, Ciento cuatro días (Huerga y Fierro). En 2005 apareció Buenas noticias para el lector de poesía (Dossoles), una recopilación de ensayos. Cuando me jubilé, en 2007 (era profesor de Instituto), cumplí con el encargo que durante años no había podido abordar: la traducción de Las flores del mal, de Baudelaire, que apareció en 2009 (Edaf). Más allá están Modelado en vacío (2001) y Deslinde (1995), ambos editados por Ave del Paraíso. Entre aquellos dos títulos salieron la plaquette Eso y nada (Los infolios, 2000) y la traducción de Jean Follain Espacio del instante (Icaria, 2000). En 1991 se publicaron Embrión (Diputación de León) y una selección de poemas de mis libros anteriores, poco o nada distribuidos: Tiempo al tiempo (Hiperión). La misma editorial había publicado Poéticas españolas contemporáneas (1988), estudio y antología de textos teóricos. El resto queda allá por los setenta, cuando viví en Inglaterra y Francia. Siendo joven –aunque no tanto: nací en 1943-, quise ver cómo era el mundo al otro lado del telón de mugre. No me pareció la tierra prometida, pero para mí fue estimulante. 48
Retrato en auto // Pedro Provencio
Poemas
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Invariancia teleonómica
Última voluntad
No voy a ser así mañana, tengo que apresurarme a aprender de memoria mis detalles más íntimos: miro desde la orilla de un río que nace seco, que recibe miradas y crece y se desborda, hacia el Poniente sufro, pero si canta un coro sé que siempre me harán sitio entre los barítonos, no ando al frente de todos los que he sido, sólo los represento, respetuosamente, contra la voluntad de todo dios sigo empeñado en no ser dios y a veces lo consigo, se me nota al andar que cruzo puentes a diario, es suficiente para quien voy a ser mañana pueda vestir mi ropa, recibir mis cartas, moderar el picante del cuscús, reconocer a mis amigos.
Una palabra para acabar el día, por el amor que más cercano esté, una palabra ajena para poder callar, más vale darla que decirla, una palabra sola para cerrar los ojos, un verso de arte mínimo, ayudad a un vidente puesto en duda, una aleluya de niñez insomne, mejor aún tres versos convergentes, y si fueran cuatro, ya, una copla, un poema fácil de olvidar para decir por fin se acaba el día, para acabarlo de decir por fin.
(De Forma de margen, 1982)
(De Forma de margen, 1982) 49
Retrato en auto // Pedro Provencio
Poemas
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Glosa
A la manera de Jean Follain
Converso con el hombre que siempre va conmigo, pero también con la mujer, algo mayor que yo, parca en palabras, que va conmigo muy atenta a los detalles, y converso con el adolescente visionario todavía empeñado en ser el único que siempre va conmigo, incapaz de escuchar a un viejo delgado y elegante que me acompaña ironizando sobre mis horrores al vacío. Y aún debe de haber otros.
"Eso produce cáncer", dice la anciana que hurga en el monedero bajo su barbilla temblorosa, pero él, sentado en suelo sacro, sigue intentando abrir con su navaja truculenta una lata a saber de qué robada al otro lado del pueblo mientras la vendedora sollozaba doblando lentamente una carta.
Quien habla solo así, repleto de interlocutores, espera no morir, porque alguno de ellos pasará inadvertido, quizás el menos parecido a mí, que espera la ocasión de irse solo hablando con el hombre que siempre irá con él, y la mujer, y los demás, entre quienes también podrá escaparse alguno, y así sucesivamente.
(De Es decir, 1986)
(De Tiempo al tiempo, 1991)
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Retrato en auto // Pedro Provencio
Poemas
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Consejos
(Responde la embarazada)
La sangre que le cubra la cara llevará una gota de cada batalla. No hay que limpiársela en seguida.
Para que duerma bien, miro al fuego. Para que crezca hasta los frutos prohibidos, aprendo danzas rituales. Para inmunizarlo contra el maldeojo, beso a quien mejor sonría. Para que tenga buen oído, me baño en alta mar. Para que el naufragio le sea propicio, brindo siempre por él. Para que el sol lo curta, leo fábulas de viajes sin fin. Para que la sombra lo embellezca, asisto a los insomnes con mi [canción de cuna.
Cuando lo vistas por primera vez, ten un recuerdo para tus muertos. Las manchas de su piel, cuéntalas bien. Número par: largos viajes. Número impar: buena memoria. Una en el pie: allanatesos. Una en la cabeza: va a sufrir lo suyo. Cuando abra los ojos por primera vez, míraselos bien, quédate quieta, formula un deseo, y hasta que no los cierre no parpadees.
(De Embrión, 1991)
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Retrato en auto // Pedro Provencio
Poemas
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Medular
Táctica de resistencia
Deja la cuña donde está, clavada entre tu carne y el final del día. Adiestra tu mirada
Tan sólo unas semanas al año, unos días al mes, unas horas al día: suficiente para exprimirle a la ubre utópica esas gotas de plasma que, inyectadas en las recámaras del rostro, se difunden y contagian de vuelo tornasol los días con su ancla siempre al cuello, y los meses uniformados en el calendario, y los años.
en el secreto oficio de vigía sin atalaya y sin asedio. Atente al armazón de la desarmonía y no temas pasar el viejo puente sobre tu sima craneana. Confía solamente en que se hunda un poco más mañana.
(De Deslinde, 1995)
(De Deslinde, 1995)
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Retrato en auto // Pedro Provencio
Poemas
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(Experimento) 9 de junio, viernes.
10 de junio, sábado
Mañana y tarde
Mañana y tarde
(Tema propuesto: “El escalón gastado: esa es la huella”. Versión canónica rechazada por mi maestro.)
(Versión mimética aceptada provisionalmente por mi maestro)
Cuando excaven y encuentren un escalón gastado de bastardo granito, se felicitarán: será la huella más representativa de este siglo.
Un escalón gastado por las huellas de los que entran y los que salen, ahí está tu huella sin saber si has entrado, ni dónde, si has salido.
Noche
Nadie, nada, no, la luz del sol.
Noche Luz y sombra desembocan una en otra, una y otra desembocadura, sombra y sombra, luz y luz del sol.
(De Ciento cuatro días, 2003) 53
Retrato en auto // Pedro Provencio
Poemas
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Título
Dinámica (Pierre Boulez)
Se titula relaciones de poder. Dime tú si no. En cualquier versión, sí versus no, gana el no siempre relacionado con quien puede decidir el título de todo no poder, a ver si no.
Bastante vivo en general pero con variaciones bruscas. Creciendo. Sostenido. Disminuyendo. Moderado. Nada de pedal. Fortísimo de pronto. Menos fuerte. Moderado pero animoso. Tempo inicial. Casi lento. De nuevo muy vivo. Marcar a fondo. Muy muy moderado. Más lento. Lentísimo y apenas audible. Fin. (Inédito, es decir, inacabado)
(Inédito, es decir, inacabado) 54
con Obras públicas Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver Tres nuevos títulos llegan a la lista de libros publicados por los sos con conVersos: Cuerpo o el corazón del mundo todavía, Poemario Ver sos breve - Puro hueco y Tal vez Huésped de la poeta Carmen con Ver Crespo. sos con Ver Y damos la enhorabuena a Marisol Huerta que ha ganado el sos con Premio Ciudad de Cáceres, 2014 con el libro Poesía en directo. Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver sos con Ver
Editorial Devenir, 2014
Ediciones Vitruvio, 2012
Carmen Crespo
Antonia Roig
Tal vez huésped
Editor Manuel Ayllon, 2014
Alacena Roja, 2013
Nueve piezas de fuga y tres divertimentos
Poemario breve - Puro Hueco
Carmen Crespo
Editorial sol y sombra, 2015
Cuerpo o el corazón del mundo todavía
Carmen Crespo
Pavana y aria para un adiós
Antonia Roig
Editorial Devenir, 2014
Cómo trabajar una duna
Esther Lucio Marino
Obras públicas
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Miguel de Francisco (1949-2012)
Nieves Pulido
La lengua de los ciegos Fundación Once, 2012
Amargord ediciones, 2011
Federico Monroy
Tirsa Caja
Los más queridos nombres
Amargord ediciones, 2012
Soria, Excma. Diputación de Soria, 2011
XXVI Premio Gerardo Diego de Poesía 2010
Dalton Peabody
Ediciones Vitruvio, 2012
(Poemas y teatrillos de Navidad) Editorial Verbum, 2012
Grandes éxitos
Álgebra de la memoria
Miguel Cuerdo Mir
A Belén por la autopista
Marisol Perales
Obras públicas
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Premio Blas de Otero de poesía, 2006 Universidad Complutense de Madrid, 2007
Alimento del aire
Carmen Díaz-Maroto
Ediciones Escalera, 2007
Doblaje
Federico Monroy
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If ediciones, 2009
Todo sigue así (poesía completa)
Julio César Navarro (1970-2009)
Kukudrulu, 2009
Sueños azules
Marisol Perales
Editorial Renacimiento, 2010
Puedo empezar así
Marisol Huerta
Obras públicas
Próxima publicación:
Marisol Huerta
Poesía en directo
Premio Ciudad de Cáceres, 2014 58
Ficha técnica
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Grupo de los poetas conVersos:
Diseño y maquetación:
Alicia Naya, Antonia Roig, Carmen Díaz-Maroto, Carmen Crespo, Claudio Carrillo Aranda, Elisa Fernández de Castro, Esther Lucio Marino, Federico Monroy, Fran García, José Pérez Carranque, Juana Arriaga, Juan Carlos Fernández Sanz, Manuela Sola Castro, María de la O Guillén, Marisol Huerta, Marisol Perales, Miguel Cuerdo, Nieves Pulido, Paloma Espartero, Pepe Alcamí y Tirsa Caja.
Manuela Sola Castro
Correctoras de estilo: Esther Lucio Marino y Nieves Pulido
La revista fue pensada en:
Café Ajenjo, Madrid, 2010 (cafeajenjo.com)
Número 13 editado digitalmente el día: 9 de febrero del 2015
Comité de redacción: Carmen Crespo, Esther Lucio Marino, Elisa Fernández de Castro, José Pérez Carranque, Manuela Sola Castro, Nieves Pulido y Tirsa Caja
Composición de portada: Manuela Sola Castro
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