conVersos nº11

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con ersos Revista de Poesía # nº11 # año IV # Poeta invitada: Pilar Fraile

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Índice

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Carnet de Identidad “Y el verso se hizo papel” crónica de la Fiesta conVersos

Obras públicas 3 Ficha Técnica

Poeta a la carta

Fondo de armario

Vicente Huidobro por Nieves Pulido

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Esther Lucio Marino Marisol Huerta Pepe Alcamí Antonia Roig Alicia Naya José Pérez Carranque

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“Agujero” por Tirsa Caja

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Territorios diVersos

Mirador Fran García (poemas) y Marina Hernández Ávila (dibujos) Retrato en auto

Lista de publicaciones de los Poetas conVersos

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Notas sobre Marina Hernández Ávila

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Pilar Fraile

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Carnet de identidad / Y el verso se hizo papel

Texto: Antonia Roig Fotografías: Estrella Corona

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-Número especial. ¿A alguien se le ocurre algo? -¿Y si la imprimimos?

Oooohhh. Todos nos miramos entusiasmados. Una vez lanzada la idea fue imposible no llevarla a cabo. Cuando llego a Abonavida cojo un ejemplar. Al sostenerlo entre mis manos entiendo que el medio digital no podrá derrotar al papel. ¿Quién se resiste al placer voluptuoso de rozar las páginas, escuchar su rumor al pasarlas, de olerlas? Todos los sentidos participan en el placer de abrir un ejemplar del nº 10 de la revista conVersos y empezar a leer. Necesito una copa de vino con urgencia. La ebriedad no solo es un don, como dijera Claudio Rodríguez y nos recuerda José Pérez Carranque en “Poeta a la carta” del nº 10, sino que, además, es un don literario. Se nota. Los poetas, mientras esperan a que dé comienzo el acto, trasiegan animadamente.

Miércoles, 28 de mayo, 19:00 de la tarde. Los conVersos se reúnen en Abonavida para su puesta de largo. O quizás son los versos los que se ponen de largo. O simplemente nos reunimos para conversar y celebrar que la revista conVersos tiene cuatro años de larga vida. Durante los meses anteriores deliberamos intensamente en cada tertulia en el Café Ajenjo: -¡Diez números de la revista!! Hay que celebrarlo.


Carnet de identidad / Y el verso se hizo papel

Yo, la cronista oficial de este día, me impaciento y bajo al sótano donde transcurrirá la velada. Estrella Corona, la fotógrafa, está haciendo pruebas de luz y Esther Lucio, conVersa de pro, y muy muy nerviosa porque al día siguiente presenta su primer libro Cómo trabajar una duna, espera, como quien está en capilla, junto con otros conVersos y amigos.

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Ejem, se hace tarde, pero los poetas invitados, los que han ido ocupando la sección “Retrato en auto”, van llegando morosamente y a ellos les toca abrir el acto. Aparecen Amalia Bautista, Esther Ramón, Ada Salas, y Jesús Urceloy, otros no pudieron venir; nos da pena que no puedan disfrutar de la tarde. Pero ¿y Juan Carlos Mestre? Dijo que vendría… pero ya se hace tarde y hay que empezar. J. P. Carranque dedica unas palabras al respetable público. La historia del grupo original (que ha ido creciendo y ganando adherencias como esta cronista) de los conVersos tiene que ver con el significado de la palabra y Carranque transmite la sensación de deslumbramiento que muchos debieron sentir la primera vez que hicieron un verso. Aún seguimos deslumbrados. Y comienza la fiesta.

Jesús Urceloy, con su maravillosa voz de bajo, recita unos poemas de virtuoso descreído y nos recuerda por qué es nuestro primer maestro. Amalia Bautista desgrana suavemente sus versos de honda sencillez y clásico equilibrio. Ada Salas le mete mano al silencio y le da forma. Los conVersos lo recogen calladamente. Esther Ramón nos da una lección de no-autoría con su magnífica voz de contralto porque, como advierte en su auto-biografía en el nº 10, “nunca fui más yo que cuando jugaba a no serlo”. Como degustación, Pilar Fraile, poeta en “Retrato en auto” en este nº 11, nos deja atrapados en una imagen de vértigo y sueño. Olvido García Valdés, poeta en “Retrato en auto” en el nº 8, participa en diferido. Su voz dulce apaga los ruidos del vídeo casero y recita un poema como un latido. Nos felicita por el cumpleaños de conVersos. Cuatro años es una vida larguísima en una


Carnet de identidad / Y el verso se hizo papel

revista dedicada a la poesía. Es verdad. Estamos todos sorprendidos de lo fácil que ha resultado. Entonces se escucha un rumor al final de la sala y las voces “¡Mestre, Mestre está aquí!”. Adelante con el maestro Mestre que llega en el momento de clímax dramático. Saca un papel, proyecta su voz de barítono y nos ata con Rimbaud a la pata de la mesa. Babeamos de gusto.

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¡Glub! ¡Nos toca a nosotros! En la última tertulia hemos organizado el orden de lectura. Nos lo sabemos y esperamos como los niños esperan su turno en la función de fin de curso. E igualmente nerviosos. Manuela Sola, directora ejecutiva y alma mater de la revista, habla de nosotros. Sonreímos al respetable público que responde sonriendo también. Todos aplaudimos calurosamente. Se abre la sesión con un poema de Julio César Navarro, converso de primera generación, derribado por el empujón brutal. Es un poema de celebración del grupo, con música de Zé Avelino y la voz de Albina Petrolati. Entramos en faena. Primera tanda. Alicia Naya recita un poco nerviosa y ademán de sorpresa. Hay gente así, que siempre parece sorprendida. Antonia Roig (servidora) no sé cómo recita pero doy fe de su nerviosismo. Carmen Crespo nos habla, como siempre, de la perturbación desnuda y Carmen Díaz-Maroto, irremediablemente, de amor.

Empieza el baile de sillas. Segunda tanda. Claudio Carrillo hace un emotivo uso de la elipsis con su voz cálida. De regalo, un poema de una conversa ausente, Elisa Fernández de Castro, nuestra poeta no-poeta. Un gran beso, Elisa, que te mejores rápidamente. Esther Lucio nos abrasa sucintamente, y nos recuerda que Fran García no está pero está con nosotros. Federico Monroy nos habla de esperanza y Juana Arriaga invoca al amor.


Carnet de identidad / Y el verso se hizo papel

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sobriamente versos existenciales y Nieves Pulido hace volar a su amiga Jane cada vez más alto y nos hace sentir leves y maravillados.

Estamos todos sudando y bebiendo versos y alcohol. Llega la última tanda de conVersos. Paloma Espartero declama unos versos que vibran como los huesos de un pájaro. Pepe Alcamí (aterciopelada voz de bajo que me encanta) nos habla con pasión científica del paso del tiempo y Tirsa Caja desgrana uno de esos poemas suyos que parecen inofensivos y terminan helándonos la sonrisa en el rostro. Pepe Carranque filosofa sobre las miserias cotidianas y, para acabar, recordamos a Miguel de Francisco, el conVerso que se fue hace dos años. El gran Dalton Peabody, el amoral y apasionado Dalton Peabody, cierra la sesión dejándonos con ganas de dar dentelladas. Así que subimos al piso de arriba a dar cuenta de las viandas.

El ambiente se caldea metafórica y literalmente. Juan Carlos Fernández recita unos versos de cáustico lirismo, si eso es posible. Manuela Sola Castro nos pide, con un punto de saudade, que nos subamos a la lámpara a meditar. Marisol Huerta nos recuerda la vitalidad de Marisol Perales, otra conVersa ausente, y luego nos da clase. Con la ayuda de los poetas invitados, que así hacen ejercicio, despliega el mapa de España. Nos hace entender que la independencia de Cataluña es un despropósito estético y pedagógico y nos deja, como siempre, saboreando el regusto dulce y amargo de la vida. Miguel Cuerdo recita

Como suele pasar en estos casos, la comida se acaba rápidamente. Seguimos inmersos en el don de la ebriedad. Y entre charla y charla me pregunto por qué se recitan versos. Por qué nos gusta reunirnos para leer poemas. Qué atávico sentimiento de pertenencia al colectivo se despierta cuando se declama un verso. Hablamos y bebemos. Se hace de noche. Termina la celebración.


Poeta a la carta Invitaci贸n al salto en la poes铆a de Vicente Huidobro Por: Nieves Pulido


Poeta a la carta / Invitación al salto en la poesía de Vicente Huidobro ESE FIAT LUX QUE LLEVO CLAVADO EN MI LENGUA Invitación al salto en la poesía de Vicente Huidobro Por: Nieves Pulido El poeta os tiende la mano para conduciros más allá del último horizonte (…) Allí ha plantado el árbol de sus ojos y desde allí contempla el mundo (…). Hay en su garganta un fuego inextinguible. Hay además ese balanceo de mar entre dos estrellas. Y hay ese Fiat Lux que lleva clavado en su lengua. Vicente Huidobro

El inicio del siglo pasado llegó de la mano del teléfono, la radio, el coche y el aeroplano. Hombres y mujeres, fascinados por el brillo de lo nuevo, de lo recién estrenado, auguraban un futuro luminoso para sí mismos. Con tal perspectiva, la ruptura con el pasado no debió de resultar demasiado dolorosa. Los poetas, los pintores, los músicos se pusieron a ello y destrozaron todo lo que les pareció viejo e inservible. Decían algo así como: ¡Adelante! Hagamos arte por el placer de hacer arte y luego rompámoslo por el placer de romperlo. Es innegable que creían en sí mismos y en el arte tal y como si poseyeran el secreto último del universo. Cien años después, pasado el tiempo –y el tiempo ha pasado: la segunda guerra mundial, el holocausto, la bomba atómica,

etc., - el hombre sabe bien lo que el brillante futuro cuesta. Si ellos creían en el progreso, nosotros estamos hartos de pagar la factura de la luz. Y sin embargo, ¿qué sería de nosotros sin ascensores?

Algo parecido pasó con la poesía. Para un poeta que viva en las ciudades del siglo XXI, todo eso de la Vanguardia, del todo vale y de crear para destruir le suena un poco a juego. Son como niños montados en un tiovivo que no se cansan de dar vueltas. Primero en el tren, luego en la avioneta y por último en el platillo volante. Y sin embargo, ¿qué sería de nuestra poesía sin la poesía vibrante y explosiva –esos cohetes, esas acrobacias- de los poetas de la Vanguardia?

Vicente Huidobro fue el primer poeta vanguardista en nuestra lengua. Nació en Santiago de Chile, el 10 de enero de 1893 y se inició en la poesía en el 1911 con la escritura de Ecos del alma, un libro que todavía no anunciaba al poeta controvertido en el que se convertiría. Tampoco se advirtieron signos de rebeldía en los poemarios que escribió entre 1913 y 1915. Pero en El espejo de agua, escrito en 1916, ya se esboza el que será credo estético de Huidobro y que él mismo bautizó como “creacionismo”. Huidobro dijo que había que hacer poemas como la naturaleza hace árboles. Si empleamos una definición menos poética, podríamos decir que el poeta debe crear

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Poeta a la carta / Invitación al salto en la poesía de Vicente Huidobro un mundo imaginario propio. A un poeta del s. XXI esto le parece de Perogrullo. Simplemente es incapaz de concebir la poesía sin esa premisa: que el poema está en la mirada del poeta. ARTE POÉTICA

Que el verso sea como una llave Que abra mil puertas. Una hoja cae; algo pasa volando; Cuanto miren los ojos creado sea, Y el alma del oyente quede temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra; El adjetivo, cuando no da vida, mata. Estamos en el ciclo de los nervios. El músculo cuelga, Como recuerdo, en los museos; Mas no por eso tenemos menos fuerza: El vigor verdadero Reside en la cabeza. Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas! Hacedla florecer en el poema; Sólo para nosotros Viven todas las cosas bajo el Sol. El Poeta es un pequeño Dios.

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De Espejo de agua (1916)

Huidobro llegó a París, sede de la vanguardia europea, en 1917. Allí conoció a Juan Gris y a Pablo Picasso, que a su vez le presentaron a Max Jacob, a Reverdy y a Apollinaire. También participó en la fundación de la revista Nord-Sud donde se publicaron, traducidos al francés, algunos de los poemas de Espejo de agua.

En el año 1918 salieron a la luz en Madrid, casi a la vez, el poema largo Ecuatorial y la serie de textos breves llamada Poemas árticos. Estos son los dos libros que inauguran la poesía de Vanguardia y que incluyen todas las innovaciones que la nueva estética promueve: ausencia de signos de puntuación, aprovechamiento creativo de los espacios en blanco, versos en mayúsculas, y una completa renovación en el uso del lenguaje y en la composición poética. Una tarde al fondo de la vida Pasaba un horizonte de camellos En sus espaldas mudas Entre dos pirámides huesudas Los hombres del Egipto Lloran como los nuevos cocodrilos Y los santos en tren


Poeta a la carta / Invitación al salto en la poesía de Vicente Huidobro buscando otras regiones Bajaban y subían en todas las estaciones Mi alma hermana de los trenes

Un tren puede rezarse como un rosario La cruz humeante perfumaba los llanos

Henos aquí viajando entre los santos El tren es un trozo de la ciudad que se aleja El anunciador de estaciones Ha gritado Primavera Al lado izquierdo 30 minutos Pasa el tren lleno de flores y de frutos

Fragmento de Ecuatorial (1918)

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MARES ÁRTICOS

Los mares árticos Colgados del ocaso Entre las nubes se quema un pájaro Día a día Las plumas iban cayendo Sobre las tejas de todos los tejados Quien ha desenrollado el arco iris

Ya no hay descanso Blando de alas Era mi lecho Sobre los mares árticos Busco la alondra que voló de mi pecho De Poemas árticos (1918)

En 1931 apareció, siempre en Madrid, el célebre Altazor o el viaje en paracaídas, poema largo que consta de un prefacio en prosa y siete cantos en versos libres. El protagonista, Altazor, pájaro, aviador, ángel y astronauta, va cayendo por el espacio estelar. Este descenso es al mismo tiempo una caída moral y un juego mortal de la palabra.


Poeta a la carta / Invitación al salto en la poesía de Vicente Huidobro Adentro de ti mismo, fuera de ti mismo, caerás del cenit al nadir porque ése es tu destino, tu miserable destino. Y mientras de más alto caigas, más alto será el rebote, más larga tu duración en la memoria de la piedra. Hemos saltado del vientre de nuestra madre o del borde de una estrella y vamos cayendo. Ah mi paracaídas, la única rosa perfumada de la atmósfera, la rosa de la muerte, despeñada entre los astros de la muerte. ¿Habéis oído? Ése es el ruido siniestro de los pechos cerrados. Abre la puerta de tu alma y sal a respirar al lado afuera. Puedes abrir con un suspiro la puerta que haya cerrado el huracán. Hombre, he ahí tu paracaídas, maravilloso como el vértigo. Poeta, he ahí tu paracaídas, maravilloso como el imán del abismo. Mago, he ahí tu paracaídas, que una palabra tuya puede convertir en un parasubidas maravilloso como el relámpago que quisiera cegar al creador. ¿Qué esperas? Mas he ahí el secreto del Tenebroso que olvidó sonreír. Y el paracaídas aguarda amarrado a la puerta como el caballo de la fuga interminable. Fragmento de Prefacio, Altazor (1931)

Altazor reúne todas las características que definen al vanguardismo: la experimentación, el rechazo a toda

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tradición y orden establecido, la demolición de todo lo que suponga un obstáculo para la aparición de lo nuevo y la destrucción final de la propia obra. Después de mi muerte un día El mundo será pequeño a las gentes Plantarán continentes sobre los mares Se harán islas en el cielo Habrá un gran puente de metal en torno de la Tierra Como los anillos construidos en Saturno Habrá ciudades grandes como un país Gigantescas ciudades del porvenir En donde el hombre hormiga será una cifra Un número que se mueve y sufre y baila (Un poco de amor a veces como un arpa que hace olvidar la vida) Jardines de tomates y repollos Los parques públicos plantados de árboles frutales No hay carne que comer el planeta es estrecho Y las máquinas mataron el último animal Árboles frutales en todos los caminos Lo aprovechable sólo lo aprovechable Ah la hermosa vida que preparan las fábricas La horrible indiferencia de los astros sonrientes Refugio de la música Que huye de las manos de los últimos ciegos

Fragmento de “Canto I”, Altazor (1931)


Poeta a la carta / Invitación al salto en la poesía de Vicente Huidobro Al poeta del s. XXI no se le pasará por alto la influencia de Nietzsche en Altazor. Tanto Nietzsche como Huidobro compartieron la visión de una poesía que piensa y poetiza más allá del poetizar y el pensar de lo existente; y confiaron en la creación de un lenguaje para algo aún inexpresado y quizá inexpresable. Ambos creían que el hombre debía morir para que naciera un hombre nuevo, ya libre de prejuicios y cargas morales. Todas las lenguas están muertas Muertas en manos del vecino trágico Hay que resucitar las lenguas Con sonoras risas Con vagones de carcajadas Con cortacircuitos en las frases Y cataclismo en la gramática Levántate y anda Estiras las piernas anquilosis salta

Fuegos de risa para el lenguaje tiritando de frío Gimnasia astral para las lenguas entumecidas Levántate y anda Vive vive como un balón de fútbol Estalla en la boca de diamantes motocicleta En ebriedad de sus luciérnagas Vértigo sí de su liberación

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Una bella locura en la vida de la palabra Una bella locura en la zona del lenguaje Aventura forrada de desdenes tangibles Aventura de la lengua entre dos naufragios Catástrofe preciosa en los rieles del verso

Fragmento del “Canto III”, Altazor (1931)

La montaña y el montaño Con su luno y con su luna La flor florecida y el flor floreciendo Una flor que llaman girasol Y un sol que se llama giraflor

El pájaro puede olvidar que es pájaro A causa del cometa que no viene Por miedo al invierno o a un atentado El cometa que debía nacer de un telescopio y una hortensia Que se creyó mirar y era mirado

Fragmento del “Canto V”, Altazor (1931)


Poeta a la carta / Invitación al salto en la poesía de Vicente Huidobro Bella tienda Cristal nube muerte joya o en ceniza Porque eterno porque eterna

lento lenta Al azar de cristal ojos Gracia tanta y entre mares Miramares Nombres daba por los ojos hojas mago Alto alto Y el clarín de la Babel Fragmento del “Canto VI”, Altazor (1931)

En el último canto, Altazor se desintegra en el universo como un meteorito… ¿Desintegración? ¿Fragmentación? ¿Quién puede entenderlo mejor que el poeta del s. XXI?

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Uiaya zollonario lalilá Monlutrella monluztrella lalolú Montresol y mandotrina Ai ai Montesur en lasurido Montesol Lusponsedo solinario Aururaro ulisamento lalilá Fragmento del “Canto VII”, Altazor (1931)

En 1931 se publicó, también en Madrid, Temblor de cielo, un largo poema en prosa inspirado en el Tristán e Isolda de Wagner, donde Huidobro incursiona en la poesía visionaria en el tono de las Iluminaciones y de Una temporada en el infierno de Arthur Rimbaud. Ante todo hay que saber cuántas veces debemos abandonar nuestra novia y huir de sexo en sexo hasta el fin de la tierra. Allí en donde el vacío pasa su arco de violín sobre el horizonte y el hombre se transforma en pájaro y el ángel en piedra preciosa.


Poeta a la carta / Invitación al salto en la poesía de Vicente Huidobro El Padre Eterno está fabricando tinieblas en su laboratorio y trabaja para volver sordos a los ciegos. Tiene un ojo en la mano y no sabe a quién ponérselo. Y en un bocal tiene una oreja en cópula con otro ojo. Estamos lejos, en el fin de los fines, en donde un hombre colgado por los pies de una estrella se balancea en el espacio con la cabeza hacia abajo. El viento que dobla los árboles, agita sus cabellos dulcemente. Los arroyos voladores se posan en las selvas nuevas donde los pájaros maldicen el amanecer de tanta flor inútil. Con cuánta razón ellos insultan las palpitaciones de esas cosas obscuras.

el anticristo nietzscheano de esta voz última, conversacional, humana, ligada a hechos concretos de la vida del autor.

De Temblor de cielo (1931)

Quizá a Huidobro y al resto de vanguardistas del s. XX se les fue un poco la mano con esas ganas de romperlo todo y rompieron también la poesía de nuestro siglo. Montaron en el tiovivo y luego lo hicieron saltar por los aires. Sin embargo, la poesía acaba por escapar a la forma, se decanta. Puede que con el curso del tiempo, vuelta tras vuelta, el poema-tiovivo quede reducido al vértigo de un niño, o a la bolsa de papel que salió volando de su mano. Y de eso quizá trate la poesía del s. XXI: de hacer poemas con los pedazos que encontremos en el suelo, o en la boca.

En 1941 aparecieron Ver y palpar y El ciudadano del olvido. En ellos se puede reconocer cierta atracción al hermetismo, sobre todo en El ciudadano del olvido, donde a pesar de la imaginería vanguardista escapa un tono de desesperanza, de soledad y de frustración. Sin embargo en Ver y palpar, Huidobro retoma su vocación de juego, un particular sentido del humor que se vincula al absurdo y al non-sense de Lewis Carroll. Huidobro murió el 2 de enero de 1948. Su hija ordenó los versos que el poeta había dejado inéditos y los publicó bajo el título de Últimos poemas. Muy atrás queda el pequeño dios o

Creo que el poeta del s. XXI puede leer a Huidobro como a un contemporáneo. Es cierto que la superabundancia de imágenes resultará a veces abrumadora y que ese exceso puede oscurecer el sentido de los poemas. También notará que el empleo del yo es mucho más intimidante e imperativo que el de la poesía que se escribe hoy. Pero sin duda encontrará viva inspiración en su obra y una expresa invitación a explorar los límites del lenguaje.

-Mira -le dice un poeta a otro, -he encontrado un trozo de la sirena del coche de bomberos. -¿Y no será un trozo del Fiat Lux de Huidobro? -replica el amigo.

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Poeta a la carta / Invitación al salto en la poesía de Vicente Huidobro LA POESÍA ES UN ATENTADO CELESTE Yo estoy ausente pero en el fondo de esta ausencia Hay la espera de mí mismo Y esta espera es otro modo de presencia La espera de mi retorno Yo estoy en otros objetos Ando en viaje dando un poco de mi vida A ciertos árboles y a ciertas piedras Que me han esperado muchos años Se cansaron de esperarme y se sentaron

Yo no estoy y estoy Estoy ausente y estoy presente en estado de espera Ellos querrían mi lenguaje para expresarse Y yo querría el de ellos para expresarlos He aquí el equívoco el atroz equívoco Angustioso lamentable Me voy adentrando en estas plantas Voy dejando mis ropas Se me van cayendo las carnes Y mi esqueleto se va revistiendo de cortezas Me estoy haciendo árbol Cuántas cosas me he ido convirtiendo [en otras cosas... Es doloroso y lleno de ternura

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Podría dar un grito pero se espantaría la transubstanciación Hay que guardar silencio Esperar en silencio De Últimos poemas (1948)

BIBLIOGRAFÍA

Óscar Hahn: “Del génesis al apocalipsis”, prólogo a la antología El pasajero de su destino de Vicente Huidobro, Sibila 2008

Vicente Huidobro: Poesía y Poética, antología comentada por René de Costa, Alianza 1996


Fondo de armario Con: Esther Lucio Marino, Marisol Huerta, Pepe AlcamĂ­, Antonia Roig, Alicia Naya y Pepe Carranque


Fondo de armario / Esther Lucio Marino

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TentĂĄculos

Para perpetuar el pecado el miedo

la santa vergĂźenza de la mentira irracional

Esther Lucio Marino

es

sostenerse en el cielo

apresar la conciencia en los dĂŠbiles brotar humo.


Fondo de armario / Esther Lucio Marino

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Hoy tiene algo de jueves.

Me ofreces agua del deshielo y enseguida me acostumbro

a unos dientes ateridos.

Soy el caudal que recorre tu cuerpo neutro y epicúreo la vasija que contiene la malla negra de tu sueño. Ah…

Alcanzo la diástole y regreso. La puerta está cerrada. Caen mis ojos.

Rezuman mis pies

de cántaro de barro.

Los reflejos no se apagan permanece esa luz

junto a las voces de los hijos que no engendramos. Se han borrado las huellas del cemento y el equilibrio de los árboles. Yo no soy una mujer

nunca lo he sido.

Las muñecas son paisajes en el recuerdo

apenas recortables de cartón con que abonar la infancia un vaho frente al espejo.

Mereces algo más que este minuto Deja que pase

que los días cicatricen la distancia da un paso atrás

y adéntrate en la sombra.

de silencio.


Fondo de armario / Esther Lucio Marino

Si acabó nuestro tiempo

te otorgo el manejo de las claves el cayado que aparta la maleza un centauro y tres peniques la alfombra en que volamos porque el aire

es un don no sólo al alcance de los míseros. Te otorgo

un galope

las bridas obedientes e insensatas mi ayuno voluntario

tres cabás y un celemín

por la harina que envuelve los recuerdos. Te otorgo el desenlace y las puntadas la música de otoño

el cuento del pastor y la verdad

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el pez el trillo el músculo y un fin porque todo es ser agua

se evapora y nada necesito.


Fondo de armario / Marisol Huerta

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Los tiempos

Se ha extendido el buen tiempo y hasta el doce de octubre también se está extendiendo mi piel entre sus manos.

Pero llega el otoño con su Norte y el invierno, después, con Sur helado (y ninguno conoce ni ganas ni dolor).

Marisol Huerta

No queda más remedio que ponerse un pijama con buen forro que proteja la piel de las caricias hasta que este trastorno bipolar -con pastillas se cura según dicennos conduzca otra vez a quitarnos las capas y vergüenzas y ser de nuevo amantes.


Fondo de armario / Marisol Huerta

Carnaval

Es carnaval y el mundo se disfraza. Fiestas por todo lo alto en honor a Baco. O tal vez a Saturno. Roma hace tres mil años o más. Edad Media, Turín, Venecia, Nápoles. Siglo XV en España, los Reyes Católicos. Comienza la cuaresma “Carnes tollendas”, privación de la carne, qué carne, ¿es la nuestra o es esa que se come?, y el miércoles que viene se entierra la sardina, como si aquella piel y aquella carne se pudiesen haber enterrado. Inversión social, yo rico, tú pobre, ¿o es al revés? Mi traje es de almirante veneciano, “carnevale”, de allí viene este nombre. Lo llevo y me respetan, hablan de mí, me miran. Quiero viajar a Río. Allí los empresarios se visten de heladeros, quiero que me rellenen uno de nuez y valor. Voy a pedir trabajo. No quiero que se entere que vivo en las favelas. Creo que no sabrá quién soy, mi traje de dios griego me protege. España actual, Cádiz, Tenerife, cualquier ciudad. Esta noche en mi calle también se ha celebrado un carnaval. Todas las papeleras por el suelo. Papeles recortados en mil cachitos ínfimos. Las cacas de los perros en libertad, sin bolsas. Están de huelga ya hace cuatro días. La he pisado y me dicen que me traerá la suerte. Por ahí huele mal. Como si nuestra piel y nuestra carne pudiesen enterrarse. ¿Hay alguien por aquí? ¿Quién debe arreglar esto? ¿Debo barrer mi acera? ¿Hay alguien por aquí? ¿Hay alguien por aquí?

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Fondo de armario / Marisol Huerta

Los caracoles

Los caracoles suben por las paredes húmedas de esta casa de todos construida de tiempo.

Nuestros antepasados limpiaron las ventanas manchadas por los días que hoy debo limpiar yo.

Nuestros padres. Nosotros, también padres. Los hijos. Los amigos que vienen. Todos aquí otra vez. Los caracoles suben.

Y nosotros limpiamos en la nueva estación porque estamos cosidos a su estela brillante. Damos cuerda al reloj

y ellos cambian de sitio.

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Fondo de armario / Pepe Alcamí

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Petra 2.0

Así será nuestro amor cuando nos hayamos ido.

Columnas humildes que en la noche buscarán el cielo, sólo una huella esculpida por tus pasos y mis pasos, sobre la arena del mundo, sobre la roca del tiempo. sobre nuestras tumbas abrazadas.

Pepe Alcamí


Fondo de armario / Pepe Alcamí

Jordania

La intensidad de la vida sobre la columna del ermitaño, el viento que agita los sueños del hombre, una paloma vuela entre Damasco y el Cairo, las caravanas, los valles, los oasis, el mosaico de las razas, el río sagrado, el vagar de las especias, una rosa amarilla en mitad del desierto, guerras y cruzadas tiñen fortalezas, la sangre por el tesoro del agua, Jerusalén más allá del mundo.

Los rostros borrados por el fanatismo y su ira, el poder omnívoro, la existencia azul del esclavo, la mirra, el incienso, la seda, un niño pastorea entre ruinas, Moisés errante contempla su destino, la lucha contra los ídolos y sus sombras, las viejas leyendas, todos los dioses, la danza y su canto, las cuevas y las tumbas, la arena sin fin y los olivos, la sal depositada en el agua, los pueblos que se suceden y pasan. El tiempo y la muerte mueven sus piezas sobre el ajedrez del mundo.

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En el centro del tablero un desierto vive.


Fondo de armario / Pepe Alcamí

Nôtre Dame (1)

En un día luminoso tu silueta recuerda un barco a punto de zarpar con velas en sus arbotantes, génovas en los botareles, ángeles vigías encaramados en las agujas…

y sobre cada torre en sus puentes de mando Dios y el Diablo trazan el rumbo y el destino mientras los hombres en su interior… rezan

Nôtre Dame (2) Nôtre Dame en un día luminoso como un barco a punto de zarpar

recuerda que sólo los sueños en piedra perduran sin alzar nunca el vuelo

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Fondo de armario / Antonia Roig

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Vigilia

Por dónde vagas mientras vigilo la cadencia de la respiración, el suave borboteo del oxígeno, la aparición de las escaras.

Antonia Roig

Animula, vagula, blandula Hospes comesque corporis P. Aelius Hadrianus Imp.

Dónde te escondes, mientras rozo la mano tumefacta, la vía abierta, la sombra que se ceba en la mejilla. Pasa la luz sobre los muros y cae, desmayada, entre mis dedos. Fuera, entre los naranjos, algo se agita y corre.

(Animula vagula)


Fondo de armario / Antonia Roig

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La espera La hora El sol aproximándose a su ocaso, el azahar que se agita y esparce su aroma en el aire, el pájaro que silba solitario bajo el farol,

Entre la hora que se mueve y la hora que descansa hay otra que flota en el espacio-tiempo, abierta como una mano dolorida.

no saben que la muerte se pasea con su manto rojo por delante de mi casa.

Hora sin luz amalgama del ser y del estar, reverberación errante.

No saben o, en realidad, no les importa. Tantas veces han visto lo que espero. Solo un ojo se tiñe de sombra y oscurece esta tarde de abril.

La hora en que mis células pasadas se unen a mis células futuras, doblegándose al no-tiempo, no-espacio, (dos manos dolorosamente abiertas) y se suman al coro vagabundo (organum paralelo en quintas justas): “lo que ha de ser, ya es, lo que ha de ser, ya es, lo que ha de ser, ya es."

(Animula vagula) (Animula vagula)


Fondo de armario / Antonia Roig

Tarde de domingo

Esta tarde, el arbusto que está junto al geranio, rectilíneo, ha sentido el deseo de mecerse cuando una ráfaga de aire ha rodado indolente por el patio.

El gorrión ha terciado con un quiebro en pleno vuelo y unos pétalos han llegado jugando hasta mi mesa. A pesar de este ajetreo, el sol ha seguido su curso, imperturbable, derramando una sombra vegetal en mi ventana. Otro domingo más ha sucedido.

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Fondo de armario / Alicia Naya

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Vela, tiza, sal, camino. La casa sobre la tierra el gato en la ventana.

Nudos, estĂĄn en mis manos. Manos como mapa, como raĂ­z; que penetra el misterio que busca el alimento.

Alicia Naya

Arco iris de color vuelto hacia dentro.


Fondo de armario / Alicia Naya

Las estaciones

Ojos Ventanas Manos que tejen

Túnel a través Pastos necesarios pastos para el pan para el calor para el tejido que aísla del largo túnel del frío

Heno sustento que hace leche que hace lana que da calor Mugen calientes con fuerza a la intemperie sus polvorientas cañadas El hombre se aleja de la tierra del barro y durante un tiempo celebra

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Ámame sobre el pasto entre la bruma El pulso de la vida regresa a trompicones desciende suelta sujeta agarra hasta el remanso.


Fondo de armario / Alicia Naya

El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. García Lorca

Manos hilos caballos raíces.

Bloques cemento hierro: Asfixian lo natural.

Letras como ventanas ventanas como colmenas.

El caballo ya no está en la montaña. Las manos en la cloaca la raíz arrancada. Solo quedan: Hilos hilos hilos.

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Fondo de armario / José Pérez Carranque

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Amour

Llegan otras capas con esta nieve negra y un gesto nos reúne sujetando el reverso de los días. No hay engaño en el amor que aviva la muerte, todo el pasado es su horizonte. Respira en mí la noche y su devastación me ha cercado. Me conmueve la serenidad de esta despedida aún animal. Pon tu llaga sobre mis párpados, Georges, y déjame salir sin furia.

Pepe Carranque


Fondo de armario / José Pérez Carranque

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Roseman Bridge (Robert Kinkaid)

No me quedan miradas sino para el vacío. La soledad tuya. La soledad mía.

Aquellas horas hoy son mucho más que sueño. “Ven cuando las luciérnagas están volando, ven esta noche, a cualquier hora”. Y voy de un rincón a otro de tu casa la mesa de formica en la cocina el olor de las velas el tacto de tu vestido rosa tus pequeños gemidos. Entonces, no antes ni después, sólo entonces aquella certeza aquella dicha.

(Francesca Jhonson)

Qué temor calcinaba la tarde, la cosechadora cansada, el granero amarillo. Tú eras la lluvia y yo ardía. La lluvia,

la lluvia.

He mirado muchas veces el árbol fibroso junto al porche, tu cuerpo ha sido mi secreto con su misma hermosura y fortaleza.

He llorado sobre la colcha, minuciosamente, mi sueño dentro de tu sueño. “No lo repetiré. No lo había dicho nunca, pero esta clase de certeza sólo se presenta una vez en la vida”. La lluvia,

la lluvia

y tus ojos líquidos y sabios en estos puentes. Aquí, donde no se disipan aquellos cuatro días.


Fondo de armario / José Pérez Carranque

“ ellos no te han hecho nada”

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Por Francis Ponge

queridos helechos de 1952, estoy en el mismo pinar, junto al mismo arroyo y sus insectos metálicos. Entre las nuevas frondas triangulares escucho un eco-lógico, es mi padre. Quizá he venido para decir perdón contemplo este espacio vegetal donde la extensión es movimiento, su aparente opacidad, su dolor (probable). Hay túneles luminosos/numinosos que me construyen sus palabras parecen escritas en piedra/madera

intrincados bosques de pequeños paneles solares que se extienden en silencio sin flores. No pueden huir. Inmóviles, se cierran en multitud al paseante, para proteger sus secretos laboratorios de la nueva extinción el agua discurre elegante por las plantas, se demora no sin delicadeza en las hojas, pule las piedras, sacia a las reses. Transforma los tres reinos

contar con las cosas, estar de su parte, fecundarlas con su nombre, con la savia del balbuceo que segregamos, materia/lenguaje, lluvia en la raíz


Territorios diVersos Agujero, lo que se puede llenar, lo que se puede cruzar, lo abierto, lo que nos invita a mirar, lo que nos acerca a lo desconocido. “Agujero� de Tirsa Caja es la abertura al espacio imaginario de la palabra.


Territorios diVersos / Agujero

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Por: Tirsa Caja

Asomarse al poema todo lo que está dicho o por decir las palabras que caben en sus huecos la invisibilidad de sus silencios su agujero

estamos contados se sabe. exactamente se sabe cuántos comen sardinas cuántos leen cuántos tiran la vida por la borda o se echan a pastar. estadísticamente predecibles numéricos adictos al control que nos salve de cualquier posibilidad de sedición acomodados en el mismo agujero. y qué hacer con los descatalogados todos los que no caben y se expanden y quisieran bajarse de este tren. necesario es dar cuentas de todo tener un perfil público notificar tus actos ser propiedad de quien hace los moldes. sabemosque incluso respirar no es un acto voluntario. algunos se ahogan muchos otros boquean y se comen su mierda muy tontamente y beben de sí mismos los esclavos del pundonor y del honor . muy inocente es pensar que si cierro los ojos no me hallarán ni voy a ser visible que no me afectarán las leyes ni las normas tampocoalcanzarán los lazos emocionales que me ahogan y a veces estrangulan mi impulso de marchar sin anexos lejos de todo. ser nadie. borrarme del padrón municipal de la tarjeta de racionamiento de la lista de los afectados por la forma incorrecta de aparentar. invisibilizarme. que no me encuentre el jefe del estado policial ni el del poder político ninguna autoridad moral me arreste. no me busquen ni mis más allegados no me quieran ni un poco no detecten el chip de mi collar de perro


Mirador El encuentro entre Fran García y Marina Hernández Ávila tiene un fondo musical: Aura Seminalis II que es también el título de este proyecto conjunto. Aura Seminalis II, Alio Die: https://www.youtube.com/watch?v=mU495ULEXfE


Mirador / Aura Seminalis II

Fran Garcテュa (poemas) y Marina Hernテ。ndez テ」ila (dibujos) Desdibujarse: hallar la llaga hollar la herida callar la sangre sellar el agua secar la luz. Ser mano.

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Mirador / Aura Seminalis II

Fran Garcテュa (poemas) y Marina Hernテ。ndez テ」ila (dibujos)

Nacer

es encuentro y serテ。 ausencia.

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Mirador / Aura Seminalis II

Fran Garcテュa (poemas) y Marina Hernテ。ndez テ」ila (dibujos) La gota que horada la piel busca el cauce de mi memoria. Ser otro es siempre el テコnico destino.

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Mirador / Aura Seminalis II

Fran García (poemas) y Marina Hernández Ávila (dibujos)

Colmar la angustia con agua caníbal. Nunca más ciego que sólo el blanco.

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Mirador / Aura Seminalis II

Fran Garcテュa (poemas) y Marina Hernテ。ndez テ」ila (dibujos) La luz que me ocupa hiende el averno que habito. Acaso

sus sombras conocen el vaivテゥn gris de las certezas.

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Mirador / Aura Seminalis II

Fran García (poemas) y Marina Hernández Ávila (dibujos)

Están las manos quietas y así tu sangre áfona

hierve grita.

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Mirador / Aura Seminalis II

Fran García (poemas) y Marina Hernández Ávila (dibujos) Si ya se apaga el temblor de la noche quedo y el ruido se aleja y sólo quedamos tú

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Marina Hernández Ávila

Marina Hernández Ávila, Madrid 1984

Licenciada en Bellas Artes y actualmente estudiando el Grado de Ilustración en la Escuela de Arte nº10 de Madrid. Compagina su trabajo como ilustradora con la docencia y la actividad de Lapizteca, proyecto colectivo que entrelaza la literatura y la ilustración. http://marinagrape.blogspot.com

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Retrato en auto Pilar Fraile, nuestra poeta invitada, nos trae poemas de su próximo libro Falta y del libro inédito Plaga.

Tiene publicados los poemarios El límite de la ceniza, (Prensas universitarias de Zaragoza, 2006) La pecera subterránea, (Amargord, 2011) Larva seguido de Cerca, (Amargord, 2012)


Retrato en auto/ Pilar Fraile

Pilar Fraile

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Recuerdo que cuando hacíamos la primera comunión a las niñas nos regalaban un diario, era una libretita encuadernada con unas pastas brillantes, con letras doradas. Yo esperaba y temía ese día, me decía que hasta el momento no había escrito un diario porque no tenía el cuaderno adecuado. Imaginaba que para alguien que quiere ser escritor el diario era el primer paso. Así que ahí lo tenía: reluciente, con sus tapas plastificadas que imitaban el tono de las perlas. Lo dejé en reposo unos días. Me dije que era mejor tomárselo con calma. Pensar cómo empezarlo. Me parecía que el inicio era algo importante. Al cabo de unas semanas mi frustración llegó a su límite. No tenía nada que poner. Nada me parecía digno de ser escrito. De algún modo, no recuerdo muy bien cómo, lo hice desaparecer. Me olvidé del dichoso regalo durante años; era un punto negro en mi memoria. Lo que no pude olvidar nunca era esa sensación que tenía constantemente: Empezaba como un leve pinchazo. O un aullido. Es difícil precisarlo. O quizá era más como una pequeña caja de resonancia, dentro. Allí caían los animales, sus latidos, allí las amapolas, la yerba verde que quemaba los ojos. Todas las cosas con sus lágrimas, con sus delicados movimientos hacia la nada. Quería llorar por todos, ser todos, acunarlos hasta quedarnos dormidos. Y entonces sí esa fuerza de la palabra. La palabra para abrazar el oscuro corazón, el indigno corazón del mundo. Con sus afiladas aristas la palabra: herencia, memoria, puente.

Pilar Fraile Amador


Retrato en auto/ Pilar Fraile

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Del libro Falta, de próxima aparición en Amargord se abren los pétalos azules de las amapolas y

el ojo de cristal extensible enfoca

semillas. germinan los niños de barriga hinchada. los

sanguinolento excitados por los pitidos comen como

desaparecen los pistilos las invisibles y redondas muros de la habitación crecen. no hacia el cielo. no funciona el interruptor para la marea baja

el pez bañado en petróleo. su cuerpo brillante se

balancea en la orilla de una playa. esto es el paraíso. la mano frente a la luz inagotable

niños que abren una manzana y comen su corazón

si fueran manos y ojos un plato mineral para sus rodillas estriadas y sus manos antiguas

enfoca su avena negra. su boca abierta viva de

moluscos cenital el aullido de los vientres abiertos bermellón el corte raudal de las gargantas


Retrato en auto/ Pilar Fraile

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Del libro Plaga, inédito antes de la pregunta el animal doble estaba subido en

el borde. no dejéis de grabar dijo y luego las algas como manos la cicatriz dorsal los cuerpos llegando a

reúne en la cloaca el medidor y el cuenco cuenco diurno que para alzar no vale

la playa. no podemos enfocarlo. no con esta luz. las

di agujero di agujero di agujero hasta el tuétano

esqueletos cunas gigantescas en la arena. después los

de la pantalla la mano de la mano el filtro del filtro el hedor del hedor el

ballenas

habían

llegado

antes.

habían

insectos masticaron hasta hundirse

masticaron los huesos y el vacío de los huesos

dejado

sus

comedero del comedero el píxel del píxel un latido del latido ay del latido

su no del latido su no


Retrato en auto/ Pilar Fraile

te dije que como el negro así comían desunidos los miembros de la tierra ni parto de quemar ni enredadera gangrena de ojos será plaga

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que cómo la cadena ombligo al nicho o sean las hormigas

o que la noche cubra el hígado madroño célula mamante

transfusión de alvéolo al alvéolo del alvéolo al chinche

paraterrados al ritmo madre bum bum del parachoques bendito sea entra de la cadena a qué

sordas las hormigas diseccionan la pared neuronal que sean ciegas exige la cadena que sean ciegas


Obras públicas La lista de publicaciones de los conVersos, tiene nueva entrada: Cómo Trabajar una duna, Esther Lucio Marino, Devenir, 2014 que se presentó el día 28 de mayo en la librería Enclave.


Obras públicas

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Esther Lucio Marino

Antonia Roig

Editorial Devenir, 2014

Ediciones Vitruvio, 2012

Antonia Roig

Miguel Cuerdo Mir

Alacena Roja, 2013

Ediciones Vitruvio, 2012

Cómo trabajar una duna

Pavana y aria para un adiós

Nueve piezas de fuga y tres divertimentos

Álgebra de la memoria


Obras públicas

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Miguel de Francisco (1949-2012)

Dalton Peabody

Amargord ediciones, 2012

Marisol Perales

A Belén por la autopista (Poemas y teatrillos de Navidad) Editorial Verbum, 2012

Federico Monroy

Nieves Pulido

Fundación Once, 2012

XXVI Premio Gerardo Diego de Poesía 2010 Soria, Excma. Diputación de Soria, 2011

La lengua de los ciegos

Grandes éxitos


Obras públicas

54

Tirsa Caja

Marisol Perales

Amargord ediciones, 2011

Kukudrulu, 2009

Marisol Huerta

Julio César Navarro (1970-2009)

Los más queridos nombres

Puedo empezar así Editorial Renacimiento, 2010

Sueños azules

Todo sigue así (poesía completa) If ediciones, 2009


Obras públicas

55

Federico Monroy

A publicar en 2014:

Ediciones Escalera, 2007

Carmen Crespo

Doblaje

Carmen Díaz-Maroto

Alimento del aire

Premio Blas de Otero de poesía, 2006 Publicaciones Universidad Complutense de Madrid, 2007

Tal vez huésped Editorial Devenir


Ficha técnica

Grupo de los poetas conVersos:

Alicia Naya, Antonia Roig, Carmen Díaz-Maroto, Carmen Crespo, Claudio Carrillo Aranda, Elisa Fernández de Castro, Esther Lucio Marino, Federico Monroy, Fran García, José Pérez Carranque, Juana Arriaga, Juan Carlos Fernández Sanz, Manuela Sola Castro, María de la O Guillén, Marisol Huerta, Marisol Perales, Miguel Cuerdo, Nieves Pulido, Paloma Espartero, Pepe Alcamí y Tirsa Caja.

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Diseño y maquetación: Manuela Sola Castro

Correctoras de estilo:

Esther Lucio Marino y Nieves Pulido

Número 11 editado digitalmente el día: 11 de junio del 2014

Comité de Redacción:

Carmen Crespo, Esther Lucio Marino, Elisa Fernández de Castro, José Pérez Carranque, Manuela Sola Castro, Nieves Pulido y Tirsa Caja

Fotografía de la portada: Manuela Sola Castro La revista fue pensada en:

Café Ajenjo, Madrid, 2010 (cafeajenjo.com)

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con V ersos nยบ11, 11 de junio 2014



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