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IV o ñ a / 2 1 º n / a í s e o p e d a t s i a u v r u e M R a p e K : o d a t i v n i Poeta
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Índice
Carnet de Identidad
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Obras públicas Lista de publicaciones de los Poetas conVersos 58
Poeta a la carta Charles Olson por Juan Carlos Fernández Sanz
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Ficha Técnica
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Fondo de armario
Claudio Carrillo Aranda Carmen Crespo Federico Monroy Tirsa Caja Marisol Perales Fran García Paloma Espartero
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Territorios diVersos Ganas de Molestar por Esther Lucio Marin 38 Mirador
Ropa Tendida 40
Retrato en auto
Texto de Antonia Roig Fotografías de Estrella Corona Kepa Murua 48
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Carnet de identidad
Rentrée
Madrid denuncia al otoño: los árboles se caen y eso no era lo acordado. ¡Es una insumisión! Y añade: atención que leer bajo los árboles puede trastocarle el coco. De momento el árbol plantado por los conVersos sigue en pie y con todas sus hojas, aunque ya sea otoño. Aquí las tenéis con diferentes savias. Las habituales, con los poemas de los conVersos: Claudio Carrillo Aranda, Carmen Crespo, Federico Monroe, Tirsa Caja, Marisol Perales, Fran García y Paloma Espartero. Aquellas otras en las que Juan Carlos Fernández Sanz nos acerca a Charles Olson y su verso proyectivo. “A hojas tantas”, llega Esther Lucio Marino con Ganas de molestar. Antonia Roig psicoanaliza la Ropa tendida a través de las instantáneas que Estrella Corona imprime en el blanco de algunas hojas. Y siempre presentes esas hojas de un delicado verde, donde despuntan los libros publicados por los conVersos. Se corona el árbol con un canto al amor de Kepa Murua, nuestro poeta invitado. Nos regala poemas inéditos del libro Ven, abrázame. Colgaos de este árbol y disfrutad del paisaje. Ah, y si salís a pasear por las calles de Madrid, no olvidéis poneros el casco.
Manuela Sola Castro
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Poeta a la carta
Juan Carlos Fernรกndez Sanz nos habla de Charles Olson el poeta que hizo explotar el poema por toda la hoja.
Poeta a la carta / Charles Olson Por: Juan Carlos Fernández Sanz
A lo largo del siglo XX hay en la poesía norteamericana dos momentos marcados a los que podemos calificar de innovadores. El primero de ellos, que supone la irrupción del modernismo (hasta cierto punto en paralelo con las vanguardias históricas europeas, si bien el poeta americano nunca ha sido propenso a lanzar manifiestos ni a actuar de forma grupal), se nuclea en torno a la revista Poetry, publicada en Chicago hacia el año 1912. Por sus páginas aparecerán los Pound, William Carlos Williams, Wallace Stevens… El segundo, en torno al año 1950, una corriente de la que Charles Olson es cabeza visible y a la que él mismo denomina posmodernismo, en un sentido puramente cronológico, es decir, de seguidores en el tiempo –y, por tanto, herederos- del modernismo de principios de siglo, en especial de Pound y Williams. Un modernismo que había quedado un poco arrinconado en los años treinta por la poesía del New Criticism (período dominado por Eliot), cuyos miembros rechazaban los excesos experimentales y propiciaban un regreso a la prosodia y la rima decimonónica. Es en esta corriente de los años cincuenta donde se sitúa la llamada Black Mountain School, un grupo de poetas que trabajaron o estuvieron o simplemente sintieron simpatías en la distancia con lo que se estaba llevando a cabo en Black Mountain, una universidad de artes experimentales de Carolina del Norte, de la que Charles Olson fue profesor y luego rector hasta su cierre en 1956. Charles Olson, junto a vanguardistas como Willem Dekooning, John Cage, Robert Rausemberg y otros, fue una fuerza centrífuga
de lo que más tarde sería una importante tendencia de la poesía norteamericana, una tendencia que lo incluiría a él, a Robert Duncan, Robert Creely, Denise Levertov, Paul Blackburn, etc. Aunque los poetas de la escuela Black Mountain eran muy diferentes unos de otros, todos refrendaban la idea de Olson de que un verso más que depender de la prosodia heredada debía corresponder a una unidad de aliento y que la composición musical, es más, una música para cada poema era fundamental. Inspirados por los pintores abstractos (la Action Painting), Olson, Duncan y Blackburn desarrollaron una composición por campo, poemas que no surgían del margen izquierdo sino que explotaban por toda la página. Todos ellos querían poner énfasis, como sus colegas pintores, en el proceso creativo más que en sus resultados. En palabras de Duncan: “Un poema es un acontecimiento, no el registro de un acontecimiento”. La influencia de Olson fue enorme, pues estableció un puente entre el modernismo representado por Pound y Williams y lo que se ha llamado The New American Poets. Una etiqueta generalista en la que se engloba a los propios poetas de la Black Mountain, los miembros de la generación Beat, Allen Ginsberg, Gary Snyder, Leroi Jones, etc., el llamado Renacimiento de San Francisco (en realidad, un nacimiento, pues son la primera generación de poetas relevantes de la Costa Oeste), los Rexroth, William Everson, Jack Spicer o el propio Duncan, la conocida como Escuela de Nueva York, John Ashbery y Frank O’Hara principalmente, que a su vez se relacionaban con la onda del expresionismo abstracto, y otros grupos de poetas muy posteriores como los del Language School.
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Poeta a la carta / Charles Olson
Biografía
Charles Olson nació el 27 de diciembre de 1910 en Worcester, Massachusetts, muy cerca de Gloucester, un puerto que se convertiría en uno de los núcleos esenciales de sus futuras tentativas como poeta y donde pasó gran parte de los veranos de su infancia. Hijo de un cartero y un ama de casa, él mismo hace trabajos de cartero durante algunos veranos. En 1928 ingresa en la Welesyan University, Middeltown, Conn., en donde es estudiante de honor y donde obtiene en 1933 su Master Degree por una tesis sobre “El crecimiento de Herman Melville, escritor de prosa y pensador-poeta”. Melville: un autor que será determinante para su obra. En el otoño de 1936 ingresa en Harvard como estudiante y asistente de cátedra de literatura americana e inglesa. En 1940, durante una estadía en Gloucester, escribe sus
primeros poemas y un ensayo sobre el mito. Se traslada a Nueva York y en mayo conoce al pintor Corrado Cagli y a Constance Wilcock, quien más tarde será su esposa. Al año siguiente, trabaja como director publicitario del American Civil Liberties Union. En 1942, él y su mujer se trasladan a Washington, donde trabaja para la Office of War Information, en la División de Lenguas Extranjeras. Su única publicación para el gobierno, en colaboración con Ben Shahn, es el panfleto “Hispanohablantes norteamericanos en la guerra”. En 1944, el Comité Nacional del Partido Demócrata le contrata como director de la División de Lenguas Extranjeras y participa activamente en la campaña de Franklin Delano Roosevelt, organizando un enorme mitin en el Madison Square Garden. Tras la muerte de Roosevelt, y molesto con Truman y con la censura de que es objeto, se retira de la política para dedicarse a la enseñanza y la escritura. Desde 1946 a 1948, inicia una serie de visitas a St. Elizabeth, el sanatorio mental donde está encerrado Ezra Pound por “traición a la patria”. Posteriormente, Pound diría que las visitas de Olson lo salvaron. En 1947 concibe los “Maximus”, su obra poética más importante y en la que trabajará el resto de su vida. Al año siguiente, se le invita a dar tres conferencias en Black Mountain College y en 1949 se le contrata como profesor. Aquí empieza uno de los capítulos centrales en la vida de Charles Olson, que llegará a ser rector de la Universidad, y también una de las experiencias más interesantes en la historia de la educación estadounidense, tanto por la calidad de los docentes como por las formas y los métodos empleados. Allí estudiaron o fueron profesores, artistas como John Cage, Robert Creely, Allen Ginsberg, Robert Duncan, Fielding Dawson, Jonathan Williams, Ed Dorn y muchos otros miembros de la “vanguardia” americana de los años 50.
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Poeta a la carta / Charles Olson
En 1949 escribe el poema “The Kingfishers” y, al año siguiente, a modo de carta para Vincent Ferrini escribe el primer poema de los “Maximus”: “I Maximus of Gloucester, to you”. En 1950 también, para aclarar el procedimiento seguido en su poema “The Kingfishers”, escribe y publica el ensayo “Verso Proyectivo”, en Poetry, uno de los textos aceptados como propio por los poetas de la Black Mountain y de larga influencia en la poesía norteamericana. En 1951, marcha a la península de Yucatán, México, para conocer la cultura maya y al año siguiente vuelve con una beca de la Fundación Wenner-Gren para estudiar los jeroglíficos mayas. Vive allí durante meses y el conocimiento in situ de dos culturas diferentes a la suya, la mexicana y la maya, modifican su cosmovisión. Los jeroglíficos mayas cumplirán en su poesía una función similar al chino en la obra de Pound. En 1953, publica “In Cold Hell, In Thicket”, en Palma de Mallorca, gracias a su amigo Robert Creely, y el primer volumen de “The Maximus Poems”, en Stuttgart. Durante el año 1956 se divorcia de su esposa y se casa inmediatamente con Elizabeth Kaiser, estudiante de música de la Black Mountain. En octubre, se cierra la universidad y Olson permanece en el campus preparando la propiedad para la venta. Al año siguiente se muda con su familia a Gloucester donde vivirá intermitentemente. En 1964, muere su mujer en accidente de tráfico en Batavia, en el estado de Nueva York. Olson continuará dando conferencias, cursos y viajando hasta que en 1970 muere de forma prematura, también en Nueva York, a consecuencia de un cáncer de hígado, probablemente derivado de sus problemas con el alcohol.
Verso proyectivo Las tensiones sobre la métrica tradicional hacia su ruptura se producen, con flujos y reflujos, a lo largo del tiempo hasta que a finales del XIX surge el verso libre. Los primeros indicios del verso libre en Inglaterra aparecen en ciertos poetas victorianos: Matthew Arnold y Coventry Patmore. Pero, sobre todo, se verifica en el estadounidense Walt Whitman, cuyos poemas sugieren la prosa, una prosa cadenciosa, más que el verso. Los poetas del llamado modernism, de principios del siglo XX, Pound, Vachel Lindsay, Wallace Stevens, Marianne Moore, Williams, Aiken, etc., constatan que la métrica tradicional responde al oído contemporáneo de épocas pretéritas pero no al oído de su contemporaneidad, de los tiempos en que ellos viven, ni tampoco a la concepción del mundo que esa misma métrica implica. De ahí que abandonen los, para ellos, arcaísmos compositivos y busquen vías más actualizadas: el abandono, por así decir, del metrónomo en favor de la música inherente de las palabras y oraciones. “Seguid sólo la frase musical”, era la recomendación de Pound. Charles Olson retomará todos los hallazgos de sus predecesores del modernism y elaborará su propio modelo compositivo, que resumió, de forma a veces un poco difusa, en su breve ensayo, “El Verso Proyectivo”, que ya al año siguiente cita de forma recurrente el propio Williams Carlos Williams en su libro Autobiography. Hoy está considerado como el ensayo de poesía norteamericano más influyente en la segunda mitad del siglo XX. En él, Olson propone una poética basada más en el sonido y la percepción que en la sintaxis o la lógica. Un poema, para Olson, es energía transferida hacia el lector y, por ello,
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Poeta a la carta / Charles Olson
debe ser una construcción de alta energía y una descarga de energía. Pero, ¿cómo se puede lograr eso? Apartado de las formas heredadas, tradicionales, en la Composición por Campo, dice Charles Olson, “no puede ir por ningún camino sino por el que el poema dicta para sí mismo”. Y así el poeta debe estar, instante por instante, consciente de las varias fuerzas múltiples que en el poema operan, no de los elementos externos a éste. El principio que preside la Composición por Campo, recogido por Olson, fue afirmado por Robert Creely: “La forma nunca es más que la extensión del contenido”. Así como en las formas tradicionales éstas están prefijadas y a ellas debe amoldarse en buena medida el contenido, aquí la forma es una extensión del contenido y viene dada por las exigencias de ese contenido. En cuanto al proceso compositivo, puede reducirse a una sola afirmación: “una percepción debe inmediata y directamente conducir a otra percepción ulterior”. Una percepción ha de moverse, al instante, hacia otra. Un proceso similar al de la asociación de ideas, pero referido al campo de las percepciones. Por otra parte, “El verso hoy, 1950 -dice Olson-, si ha de seguir adelante, si ha de servir de uso esencial, debe ponerse al día e incorporar ciertas leyes y posibilidades de la respiración, del respirar del hombre que escribe y que escucha.” Oído y respiración. Con respecto al oído, señala que la partícula más pequeña de todas, la clave de la versificación, es la sílaba. El verso inglés, según él, había olvidado este secreto desde los últimos isabelinos hasta Pound, y lo había perdido en la dulzura del metro y de la rima, en una melifluidad. Así pues, en la elección de las palabras, más que en el sentido de éstas, se ha de optar –espontáneamente- por la obediencia del oído a las sílabas, a esas partículas de sonido. Es la sílaba quien ha de llevar la
dirección de la armonía. La respiración, por su parte, y frente al decaimiento del verso por un concepto demasiado fijo del pie o medida métrica, cumple un papel fundamental: de ella surge lo que Olson llama la línea (no verso), que no es otra cosa que el “piso” de aporrear la danza de las “sílabas”. “La línea surge de la respiración, del respirar del hombre que escribe, en el momento en que escribe, y es así que el trabajo del poema se realiza, pues sólo el hombre que escribe puede dictar en cada momento a la línea su métrica y su final, allá a donde su respiración ha de llegar, acabarse.” Y la línea se vuelve cosa muerta cuando cae en lentitudes como símiles, adjetivos, toda una recua de recursos retóricos que deben abatirse. “Las funciones descriptivas, en general, deben ser vigiladas cada segundo en el verso proyectivo, por su facilidad y, por tanto, por su drenaje de la energía que la Composición por Campo permite.” Sílaba, línea y campo. Campo es el lugar donde todas las sílabas y todas las líneas deben ser tratadas en relación de unas con otras. Los elementos de un poema proyectivo (la sílaba, la línea, tanto como la imagen, el sonido, el significado) son objetos y han de ser tomados como participantes en la cinética del poema, en su avance, y estos elementos han de verse como creando las tensiones del poema tan totalmente como los objetos de la realidad crean lo que conocemos como el mundo. Y estos “objetos” que ocurren en cada momento de la composición deben ser tratados en tanto ocurren en ella y no por ideas preconcebidas procedentes de fuera del poema. Por la respiración, toda la fuerza del habla entra de nuevo en el poema y, a este respecto, Olson señala la ventaja de la máquina de escribir en la Composición por Campo. “Debido, dice, a su rigidez y su precisión en marcar los espacios, puede, para un poeta, indicar
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Poeta a la carta / Charles Olson
exactamente la respiración, las pausas, las suspensiones de las sílabas, las yuxtaposiciones de partes de frases… “Por primera vez el poeta tiene el pentagrama que ha tenido el músico. Por primera vez puede, sin el convencionalismo del metro y la rima, registrar lo que él ha captado escuchando su propia habla, y por éste sólo acto indicar cómo él quisiera que cualquier lector, ya sea o no en silencio, recite su obra.” La asunción, pues, del verso proyectivo implica una nueva posición ante el poema y ante la realidad. En el poema, desde que se reconoce el acto del verso proyectivo, el contenido cambia. Si el principio y el fin es la respiración, la voz en su sentido más amplio (y señala Olson que Sófocles u Homero tienen tamaño proyectivo porque no conciben el verso sin la total aplicación de la voz humana), los materiales del poema cambian. Empieza por el propio autor, su modo de concebir, el tema que elegirá, la escala en que concibe el tratamiento de ese tema. Por otra parte, no es baladí que Pound y Williams estuvieran metidos en un movimiento que fue calificado de “objetivismo”, en oposición al subjetivismo. Olson señala que “objetivismo”, para él mejor “objetismo”, va más en la consideración de la obra como “objeto”, que se trabaja a mano como una madera por labrar. “Objetismo es librarse de la interferencia lírica, del individuo como ego, del “sujeto” y su alma, esa peculiar presunción por la que el hombre occidental se ha interpuesto él mismo entre lo que es como criatura de la naturaleza y las otras creaciones de la naturaleza u objetos. Porque un hombre es él mismo un objeto de la naturaleza.” El papel del poeta, pues, es también de mero objeto entre esos otros objetos necesarios para escribir un poema. Lo que hay en Olson es un rechazo radical del
humanismo egoico que privilegia al observador humano y degrada a la naturaleza circundante. Y por ello adoptó una actitud similar a lo que se encontró en el arte azteca y maya, donde los seres humanos son situados en sus inscripciones en igualdad con las flores y los animales de la vida cotidiana. Obra La primera publicación de Olson, en 1947, fue un ensayo sobre la novela de Melville, Moby Dick, titulado “Call me Ishmael”. Olson, percibe el trabajo central de Melville, Moby Dick, como un nuevo mito de Occidente, que narra la larga era de andanzas planetarias de la humanidad. El narrador Ishmael, con quien se identifica Olson, un hombre al que llama post-individual, es el contador de la figura egocéntrica e imperial, Ahab. Ishmael era el observador ideal de Olson, más interesado en la vida que le rodea que en sí mismo. Y es esa atención desinteresada de sí de Ishmael, la que luego va a aplicar Olson a su poesía, ensayos, etc. En 1949, Olson publica uno de sus poemas más importantes, “The Kingfishers”, un poema largo que luego será incluido en su primera colección de poemas “In Cold Hell, in Thicket”, de 1953. En el poema, teje temas relacionados con la religión azteca, el México moderno, la arqueología y los acontecimientos del mundo. En él, el poeta renuncia a su herencia europea y abraza las culturas indígenas del Nuevo Mundo. El poema introdujo un nuevo “modernismo”, o posmodernismo, una nueva forma radical de expresión poética, que aúna los principios del modernismo de la primera mitad del siglo XX, el objetivismo y otros derivados de la poesía de Whitman. Y fue
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Poeta a la carta / Charles Olson
precisamente para explicar su método de escribir “The Kingfishers”, que Olson publicó en 1950 el pequeño ensayo titulado “Verso Proyectivo”. En 1953, publica “Mayan Letters”, conjunto de cartas dirigidas a su amigo y poeta Robert Creely. Las especulaciones de Olson sobre el pensamiento maya siguen los argumentos de Pound en cuanto al carácter del chino escrito, y ambos poetas llegan a la conclusión de que las lenguas pictográficas están más cerca de la naturaleza que los lenguajes abstractos y egocéntricos de Occidente. El egocentrismo occidental ignora la interacción de la naturaleza y reduce la conciencia a la lógica. El ideograma era para Pound la forma más breve, en verso, de reconocimiento de las formas espirituales de la materia; y el poema proyectivo de Olson es una expresión similar de las percepciones del poeta de la materia viva. Muchos poemas cortos siguieron a la publicación de Verso Proyectivo, varios coleccionados en “In Cold Hell, in Thicket” (1953), “The Distances” (1960), “Archaeologist of Morning” (1970) y “The Collected Poems of Charles Olson” (1987), no todos escritos en el modo proyectivo. Sin embargo, con lo que Olson trabaja mejor es con grandes temas como la guerra, la muerte y la naturaleza de la historia, donde el poeta introduce muchos pequeños temas separados que enlaza a través de una cadena de conexión de las percepciones. Una percepción tras otra. The maximus poems “The Maximus Poems”, como “The Cantos”, de Pound, “Paterson”, de Williams Carlos Williams y, posteriormente, “A”, de
Louis Zukofsky, ocupa un lugar preponderante dentro de la tradición del poema extenso, que, por su influencia, constituye una de las ramas centrales del gran árbol de la poesía de vanguardia norteamericana. Los “Maximus” es una obra épica de más de trescientos poemas, a veces llamados letters (cartas), que explora la historia americana desde una perspectiva a la vez global y local. Para ello, Olson se acerca al “Paterson” y, como en el caso de Williams, elige un único espacio geográfico (será Gloucester) que contenga simultáneamente todo el Universo, y utiliza “The Cantos” como referente de la esfera de acción que puede abarcarlo, con la convicción de que todos los tiempos son contemporáneos. Como el propio Olson, que medía más de dos metros y pesaba 115 kilos, “The Maximus Poems” es una obra de proporciones descomunales. Olson quiso que el mundo entero y su historia cupieran en el poema, poniéndose a escribir sobre los orígenes de América y su largo bagaje cultural que se remonta a Mesopotamia. Y curiosamente, para lograrlo, se valió nada más que de una persona y un lugar. La persona era Maximus de Tiro, filósofo que había vivido en la costa fenicia en el siglo IV a.C., una costa que ocupaba un lugar geográfico paralelo a la costa de América del Norte donde se encontraba Olson; y el lugar, esa costa, era Gloucester, un pequeño pueblo del estado de Massachusetts, en Nueva Inglaterra, que en algún momento llegaría a ser uno de los puertos pesqueros más importantes de América y el gran centro ballenero del mundo. Desde mediados de los años cuarenta, Olson estaba preocupado con la realización de un largo poema: “The Maximus Poems”. El poeta, muy comprometido con el presente, trataba de iluminar ese presente, como muchos largos trabajos del siglo XX, a
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Poeta a la carta / Charles Olson
través de antiguos paradigmas culturales: mitos, morfologías de representación, acontecimientos arquetípicos…, que subyacen a las civilizaciones que descienden de lo occidental. El proyecto tuvo una lenta formación, pero en 1953 la mayor parte del trabajo del primer volumen había sido hecho, y parte de ella, “The Maximus Poems” 1-10, publicado. Otra entrega, “Maximus” 11-22, en 1956, seguido por el volumen completo en 1960. El segundo volumen “Maximus IV, V, VI” se publicó en 1968 y el tercero y último “The Maximus Poems: Volume Three” apareció póstumamente en 1975, no fijado por Olson, sino reconstruido a partir de sus borradores. Como en el caso de Williams o Pound, sus predecesores, la épica de Olson quedó inconclusa, con varios proyectos que apuntan a un texto continuo. “The Maximus Poems” narran los inicios de la pesca de Cabo Ann, que se convirtió en la colonia de Plymouth Bay y Massachusetts. Olson analiza los registros históricos que muestran cómo una pequeña comunidad de pescadores pasó a manos de inversores británicos, modelo de cómo los propios Estados Unidos quedaron en manos y bajo el control de las empresas y el poder financiero desde sus inicios. En el siguiente volumen, “Maximus IV, V, VI”, la composición por campo es más evidente, y la página se usa como un paisaje en el que se representa el juego de las fuerzas de la naturaleza. Una cascada de palabras, números, documentos y mapas de las fases de la migración occidental, los orígenes de Gloucester y el crecimiento y decadencia de la cultura americana. La Historia vista en su forma orgánica. “The Maximus Poems: Volume III”, siguen la lógica de los anteriores para cerrar la épica. Maximus explora Gloucester a través de los ojos que han sido testigos del auge y caída de las civilizaciones en otros lugares. Los poemas son por turnos elegíacos y jubilosos,
y siempre elegantes en su adecuación del mito a la vida diaria. La grandiosidad del diseño cósmico se revela en parte en las pequeñas cosas de la ciudad, y Maximus, como el Tyresias de Eliot, tiene una memoria que es “la historia del tiempo”. Una tentativa, en suma, de poema total donde confluyen fragmentos de crónicas de navegación con trozos de documentos de registro civil, poesía lírica con listados de compra y venta de materiales de carpintería, extractos de correspondencia, mapas…, es decir, también el proceso de la escritura misma como exploración.
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Poeta a la carta / Charles Olson
LOS MARTíNPESCADORES 1 Lo que no cambia / es la voluntad de cambio
Se despertó, enteramente vestido, en su cama. Recordó solo una cosa, los pájaros, cómo al entrar, fue recorriendo los cuartos y metiéndolos otra vez en la jaula, a la verde primero, la de la pata enferma, y luego a la azul, la que esperaban que fuera un macho ¿De otro modo? Sí, Fernand, el que había hablado balbuceando de [Albers y Angkor vat.
Poemas del libro Tres haches sorprendieron, se miraron uno al otro, intercambiaron gestos, pero [escucharon él repetía y repetía, no podía abandonar sus pensamientos “El estanque las plumas de los martínpescadores eran la [riqueza ¿por qué se interrumpió la exportación?” Fue entonces cuando partió.
Se había ido de la fiesta sin decir una palabra. Cómo se levantó, se [puso su abrigo, no lo sé. Cuando lo vi, estaba en la puerta, pero eso no [importaba, estaba ya deslizándose por la pared de la noche, perdiéndose en alguna grieta de las ruinas. Así que debió haber sido él quien dijo, [“¡Los martínpescadores! ¿quién cuidará ahora de sus plumas?”
Sus últimas palabras habían sido, “El estanque es barro.” De repente [todos, interrumpiendo sus charlas, se sentaron en línea a su alrededor, [observaron no oyeron demasiado, no prestaron atención, más bien se
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Poemas del libro Tres haches
Poeta a la carta / Charles Olson
LAS DISTANCIAS
De modo que las distancias son Galatea y uno se enamora y desea el dominio
Viejo Zeus–joven Augusto
El amor no conoce ninguna distancia, ningún lugar es tan lejano o el [calor se vuelve señales, y control
viejo Zeus–joven Augusto
La muerte es un asunto amoroso, por lo tanto un horror que no podemos soportar, ni evitar mediante una vida ávara pensamos que todas las cosas vivas son preciosas –Pigmaliones
un inventor alemán en Key West que tenía una novia cubana, y la conservó, luego de muerta en su lecho luego que la recobrara su familia robó otra vez el cuerpo de la bóveda Torso sobre torso en cualquier dirección joven Augusto afuera vía la nada en donde están los
mensajes o adentro, bajando los escalones de La Cluny hacia el viejo [sentado un dios entronado sobre torsos
viejo Zeus
Los hijos van allí esperanzados como si hubiera un secreto, ¿el objeto con el cual deshacer la distancia? Se amontonan allí, en la base de la columna, contra un joven pordiosero o dos mejillas amantes, ¿Augusto?
No puedes enseñar a los jóvenes nada todos se van, Afrodita la atavía, viejo Zeus–joven Augusto
Tienes amor y ningún objeto, o los tienes todos apretados a tus narices lo cual es demasiado cerca, viejo Zeus ocultando en tu barbilla a tu joven Galatea
la novia que te hace llorar, y cuyo cadáver mantienes vivo con todas [tus artes
¿la mejilla de quién acaricias cuando acaricias el rostro de piedra del joven Augusto, hecho para ir a la cama en un campo militar,
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Poemas del libro Tres haches
Poeta a la carta / Charles Olson
[oh César
Oh amor que todo lo ubicas donde está, como está, a cada momento, concédele a este hombre que la distancia imposible sea salvada
que el joven Augusto y el viejo Zeus
sean incluidos
“Yo te despierto, piedra. Ama a este hombre”.
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Fondo de armario
con los conVersos Claudio Carrillo Aranda, Carmen Crespo, Federico Monroy, Tirsa Caja, Marisol Perales, Fran GarcĂa y Paloma Espartero
Fondo de armario / Claudio Carrilo Aranda
No, no me nombres.
Prefiero ser an贸nimo en tu vida no ser imagen ni figura, ni un 铆ndice de ideas, ni manos atrapadas entre comas.
No quiero ser expuesto de los ganchos ni endurecerme al sol de los estantes.
Claudio Carrillo Aranda
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Fondo de armario / Claudio Carrilo Aranda
De puntillas tomo este sitio, barro que forma la mirada de mis ojos, la raya del vacĂo. Cuelgo mi ropa y el aire se me agolpa en la garganta, ni grito ni poema. Sobre mis pasos. Por ti vuelvo
Este ĂĄrbol con sus sombras, tus palabras, la arena de un reloj sin los segundos, los bancos de palomas mensajeras, latidos que espolean mis pisadas, cada metro otro metro de distancia. Arrastro asfalto y piedras pĂĄginas de oraciones No he vuelto, ya he salido de la casa.
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Fondo de armario / Claudio Carrilo Aranda
La mano por la mano intersecciĂłn escrita o un quejido tu sombra sobre el cĂrculo el cĂrculo, la sombra.
Camino entre manzanas de verano manzanas en el suelo Sentirlas a mis pies, pisarlas extraer la semilla oculta entre la carne y volver con los pies descalzos.
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Fondo de armario / Carmen Crespo
[Waste in a Clearcut]
raĂces
o ese matojo de tallos mudos
bajo la sombra de la asfixia
Carmen Crespo
desde la ruina lo verde roza el aire
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Fondo de armario / Carmen Crespo
donde caemos como visillos rendidos como truenos espetados en los zaguanes aquí no había una casa quemada solo una ráfaga pegajosa como el perfil de las aves
pero solo nosotros de centinela donde se oyen caballos que no son
remando hacia la otra orilla pétalos gramolas puños sobre los manteles semejantes al zumbido de los pecios en qué se convirtió su vendaval su resaca de espuma su ferocidad sobre los guijarros repas a toute heure
y las voces de los niños espesando la liturgia de las vértebras
entre la herrumbre coagulada por la brisa ella sola se lleva la luz es el ladrido de la sal es la nostalgia de los cuerpos minúsculos
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Fondo de armario / Carmen Crespo
…se los oye como si siguieran cantando tras el impacto.
Ernst jünger) (
todo lo que podía ver era la gran falla atravesando nuestros pómulos un intersticio invisible donde las uñas la brea los líquenes desalojados del cuerpo por cuyos cauces la sangre de nuestra sangre la sangre óxido la sangre grumo [dame el roce de tu mandíbula dame lo magro del corazón] un resuello en nuestras bocas un pequeño latigazo de luz azuzándonos recogiéndonos en el beso que da vida
mirad su cuerpo el azufre rojo fecundando entre los dientes mirad los estambres las ortigas los ruidos creciendo como husos afilados como ampollas inflamadas donde no hay espejos donde sólo rastrojos que incendiar escuchad su hálito su rastro lúcido y frágil eco titilante hundiéndose serpenteando mudo entre secretas lucernarias entre ocultas lápidas de heno y sal
[Ciudad Juárez]
[sopla sopla fuerte sobre la cicatriz rosada je vis dans le silence]
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Fondo de armario / Federico Monroy
El daño
Para que entiendas lo que es el daño -mendigo entre cojines-, pule una palabra. Aprende a citar unos versos, aunque le provoques. ¿Has probado alguna vez su textura? ¿De engañarla sin más y arrepentirte? Osamenta que cruje desde la propia escalera, ha levantado ella misma sus Lázaros. Y como una gota de agua en el azúcar -así- se disolverá
Federico Monroe
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Fondo de armario / Federico Monroy
Ser el otro
El rosario roto
Era una luz apenas concebida para el día. Las manos no eran manos, sino desorden, píldoras de luna dibujando la lámpara, la mesa. Acaso, los muebles no eran muebles sino un hombre, un cielo al raso.
Igual que un rosario roto, regresé a mí mismo, al sueño que yo adoraba, a aquel que se asomaba tímido entre las hojas de un periódico con un hombre adentro. Por eso, tuve que dejar mi casa, adentrarme en espacios donde no hubiera cuentas, llegar a patios andaluces de corredores y cercos. A través de un pasadizo que voltea su inefable música, me desprendí suave. En la mesa, un jarrón de flores y un desayuno, un rosario roto. A lo lejos, tañer de campanas. Y un niño dentro.
Estaba yo tranquilo, ausente, las manos se movían, ellas solas, sin agravios, se hacían a las puertas, los visillos, turnándose a la casa, dulce barro. Un hombre con la luz adentro, cálido. Me levanté. Pasé por donde estaban mis manos, construyéndome despacio. Para ponerme abajo la cabeza, me deslicé en sus ojos, fui su párpado. Para ubicarme abajo de mis dedos, y ser el otro, exacto.
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Fondo de armario / Federico Monroy
Epitafio con rencor
Yo me he muerto muchas veces, pero esta vez no. Esta vez no cuenta. Esta vez que estás delante y vienes a rezarme, porque yo no estoy muerto. Cuál de mí es el verso que arrojas, cuál de mí es el deseo o la lluvia, el gusto o la manera, me pregunto. Qué perdón es capaz de atraparnos como espiral en el vientre. Yo sé que eres tú, con sus pasos, quien viene y se encubre . Yo me he muerto muchas veces, pero esta vez no. Esta vez no cuenta. Esta vez que estás delante y vienes a rezarme, porque yo no estoy muerto.
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Fondo de armario / Tirsa Caja
Tal vez no lo parezca así, pero, cuando estás sentado ahí ahora, estás tirando hacia ti de todo lo que te rodea ( paredes, techo, lámparas, el gato…) con tu propio y pequeñopequeñísimo realmente- campo gravitatorio. Bill Bryson
Así se va tramando una constelación crece sobre sí misma
y se amplían sus círculos se añaden adherencias
de todos tus satélites alguno irradia luz otros absorben tu energía importas
Tirsa Caja
esa masa que eres importa para que se sostengan reinas en el centro de un campo gravitatorio
a veces nace un cometa y se arrasa mientras florece como fuego así la cicatriz
a veces se descabala el orden
pero sigues ahí para que todo encaje
y el dominio que abarcas no se cuele por el desagüe de un agujero negro
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Fondo de armario / Tirsa Caja
Oh adrede Carrefour y todas las grandes superficies de mi inservible corazón Álvaro Pombo
Cuando cierran los hipermercados y las grandes áreas comerciales
campea por los aparcamientos el miedo impersonal de no tener a donde dirigirse.
En los escaparates a media luz las maniquís incuban un feto de plástico en sus vientres y las perchas tantean a oscuras la piel de los trajes. A esa hora nosotros, vacíos de contenido,
solos por las aceras, entre restos orgánicos que hace poco han dejado de latir, bajo los soportales,
por calles que desembocan a otras calles, huimos
a los cines, a las casas, a los brazos Nosotros indigentes.
de cualquier transeúnte.
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Fondo de armario / Tirsa Caja
Nada es así
sino la cuarta parte de lo que era
la centésima parte de lo que se creía todo venido a menos qué hacer con ese capital que invertí sin ningún interés
sin ánimo de lucro
Tiran a dar
no cejas no te arrugas
re
v
o l
o
t
e
a
s
haces un ademán como de rebelarte y caes
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Fondo de armario / Marisol Perales
Huele a versos
Se han ido tus palabras se ha deshecho tu voz
los minutos ya no huelen a pan sino a silencio.
Se me clavan tus sĂlabas de piedra como agujas de sal,
como rachas de lluvia endurecida.
Marisol Perales
Te has ido y huele a versos.
No queda una palabra para el dĂa.
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Fondo de armario / Marisol Perales
Desde Chicago
Quiéreme
Doce rosas encienden la mañana. Mis manos tiemblan al abrazar sus tallos mientras busco un frasco en la cocina. Las huelo. Sobre la mesa besos y felicitaciones. En tu cuarto, el viejo ordenador un telescopio, las fotos de tus “chicas”. los discos de Green Day, algún trofeo, la copia de Renoir que te pintó tu padre y un billete de avión para Cerdeña… Y siento que a esta hora los árboles, la calle que desciende, el autobús, los gatos, las aceras me sonríen.
Quiéreme en la cocina, mientras tomas café, mientras te afeitas, mientras coges la ropa del armario, mientras te vistes.
Y nos vamos los dos por Windy City.
Quiéreme en la escalera, en la estación de metro, en el semáforo, cuando cruzas la calle, cuando vuelves, mientras te duchas. Quiéreme en la oficina, en la barra del bar, en el kiosco, en el supermercado, en el cajero, mientras me esperas. Quiéreme cuando duermes, cuando suena el reloj, cuando despiertas, en la sombra, en la luz, en el ocaso, mientras sueñas.
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Fondo de armario / Marisol Perales
Oda a la lima
Raspayú me haces daño, me atacas como un gato salvaje, como lince que quiere ser paloma, como un león desorientado. Ardes en mi paisaje, urgas en lo profundo, en lo superficial, en lo lejano, en lo que se ha quedado por hacer. Eres peta mojada, resaca de domingo, ráfaga quebradiza que rompe, duele, quema, hiere, humedece los sueños. Remueves mi presente, mi pasado, mi yo. Me redimes, y te quedas inmóvil sobre mi boca muda y después te haces bálsamo en mis dedos y te vas. Me equivoqué al pensarte.
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Fondo de armario / Fran García
Huyeron y en la roca resquebrada no hallaron más que musgos y restos de raíces. Quienes quedaron apagan los días esperando crecer la hierba. No saben qué sucede: si otra brisa estéril traerá las fobias si otro sueño de árbol será camino.
Fran García
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Fondo de armario / Fran García
Alguien ardió y quiso gozar la herida tejer la noche dar aliento a la araña de liendres hacer madriguera. Tenían la lluvia y buscaban la ausencia propia desmembrar la arcilla y la arena el canal que les desangrara. Así hallaron los peces ahogados en oro y ortigas al viento entre los barros.
Darse al fuego a la yema al polen. Atrae la nieve el árbol la lluvia tu memoria. No persigas la noche bebe la niebla clara.
Hay todavía un cielo y ese polen que espera y unas mejillas mojadas y un paso al frente.
También la fiebre hará camino. Muchos libros ya ardieron.
El mundo será más profano al triturarte en pulpa de papel.
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Fondo de armario / Fran García
Han sangrado hasta las ratas y luego han vendido su sangre.
Un tiempo a solas ya no es suficiente. Es ese túnel esta venganza que ata los brazos y lleva a la orilla.
Hay una luz –diceny una llanura y un prado verde. -
A un lado del árbol tiembla la noche y el bosque entra en calma y cruje de vida. Nabad ku-Tag –dice la tribuy deja pasar las horas inmóvil. Sé la oruga en la rama el grito que ahogan las fieras.
¿Qué pide tu memoria? Yo sólo busco un árbol.
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Fondo de armario / Paloma Espartero
decir
para no estar solos
para alcanzar la dignidad de ser amados para vernos con ojos sin fiereza callar
y sostener el hueso
Paloma Espartero
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Fondo de armario / Paloma Espartero
hay que atreverse al desamparo digo no digo no y resisto mantener mi verdad es penetrar el invierno
polainas rotas avanzan sobre lo blanco lo gris lo hĂşmedo lo interminable y ciego
a plomo y tierra a plomo y tierra parece que avanzan pero desertan y yo los miro en el silencio podrĂa caber la esperanza
negro sobre blanco un pĂĄjaro en mi cabeza dicta consignas el instructor dicta consignas un fusil dicta consignas el enemigo dicta consignas
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Fondo de armario / Paloma Espartero
sucede la tristeza como sucede la niebla
esta torpeza de las cosas y esta piel fría acostumbrada al silencio sucede la alegría como sucede la luz dispersando lo oscuro
este aliento que impulsa y esta pertenencia
me invento una mañana cada día para que el miedo no me encoja como aquella vez en el cine cuando pensé que taladraba con un punzón de hielo mi nuca ese chico -lánguido y rubiodel sillón de atrás
la tristeza la alegría
las dos en tránsito
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Territorios diVersos
Esther Lucio Marino con Ganas de molestar en modo breve.
Territorios diVersos / Ganas de molestar
Ganas de molestar
Por: Esther Lucio Marino
No había podido descansar bien. Alguien llevaba días pretendiendo asustarme con insistentes llamadas durante la noche.
Abrí tarde la carnicería. Cuando subí el cierre, varios compradores esperaban ya frente a la puerta. Mi jefe se encontraba de viaje, era época de matanza, víspera de fiesta y, aunque apenas tuve un respiro durante toda la jornada, no podía dejar de sentirme excitado. Siempre me ocurría en la primera cita con una mujer. Había conocido a Palmira dos semanas atrás, en la última entrega de trofeos en el Spa. Ya había ganado antes otras competiciones del club desde mi llegada a Norteamérica. Nada más acercárseme para deslizar la corona de flores en mi cuello, sentí deseo y, mientras rozaba su mejilla, le dije algo en el oído. Es una táctica que nunca me falla.
dejaba de mirar hacia mi bolsillo interior, de donde asomaba el revólver. Le tranquilicé, explicando que era por precaución: -Aquí, sólo te respetan si llevas un arma. Mientras terminaba de introducir la carne en la picadora, les conté lo de las amenazas anónimas por teléfono, y Pepe añadió que en este país hay gente a quien le gusta molestar. Cuando se marcharon, sentí la tentación de dejar esa noche la pistola en casa. No lo hice. A las ocho, Palmira me estaba esperando en la parte posterior del local. Su marido había ido a ver el partido de los Lakers. Con urgencia nos entregamos al placer; la hice disfrutar. De regreso, escuché en la gasolinera que el encuentro se había suspendido, pero no quise alarmarla. Pasé delante de su casa y, prudentemente, la dejé en la esquina siguiente para poder despedirnos. No arranqué de inmediato, quería mirarla desde atrás. Cuando noté la sombra, no me asusté, levanté la vista al tiempo que echaba mano a mi pechera.
A última hora de la tarde, cuando Pepe llegó a por el pedido, no se lo tenía preparado. Me encontró junto al botiquín, luchando con el rollo del esparadrapo en una tarea ingente por atraparlo para poder sujetarme la venda. Un vendaje, aunque sea de una herida superficial, siempre intranquiliza y él, era un español comprensivo, nuestro mejor cliente, de modo que no le importó tener que esperar. Yo era en cambio, quien más prisa tenía por marcharse. Detesto hacerlas esperar el primer día. Pepe venía acompañado de un sobrino. Observé que el chaval no
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Mirador
Con fotografĂas de Estrella Corona y texto de Antonia Roig, Ropa tendida es un foto-recorrido por la intimidad de los habitantes de un lugar. La cĂĄmara deambula por diferentes paĂses y nos revela que el acto de tender es casi universal.
Mirador / Ropa tendida
Fotografías: Estrella Corona / Texto: Antonia Roig
Ropa tendida A la autora de esta serie le encanta fotografiar ropa tendida. Hay algo vulnerable en esa ropa que se tiende al sol. La vida expuesta a la observación de los demás pero, al mismo tiempo, anónima. En los pueblos se tiende en las azoteas o en los patios. Es asunto de interior. En las ciudades, muchas veces, ése es un lujo imposible. La intimidad no cabe en los límites de una casa e inunda los lugares públicos. Un ojo atento puede captar retazos de la vida de las gentes que comen, duermen, trabajan o pelean detrás de esos balcones y ventanas y orean su ropa en la calle. Mirando la ropa tendida podemos saber que la señora que vive tras esa ventana tuvo un duro día de limpieza, que sigue zurciendo las camisetas de su marido, que lava a mano la inmensa pobreza de su casa, que le gusta doblar las sábanas con cuidado, que hay un par de pequeños mocosos que siempre están revolcándose por el suelo, que enfrente no vive nadie y esas escaleras bajo el puente son como un gran portal de la casa. También podemos sentir la dureza del sol contra la ventana y que alguien, no se sabe cómo, ha perdido una braga de bikini…
Fotografiar ropa tendida es, de una manera indirecta, un retrato. Un retrato de un fotógrafo tímido. También es una instantánea; cualquier cambio en la dirección del aire hace que la ropa se mueva, gire, se hinche como una vela o incluso que salga volando. Es una imagen fugaz e irrepetible de la vida que la fotógrafa ha conseguido preservar. Antonia Roig
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Sicilia, 2004
Mirador / Ropa tendida
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TĂşnez, 2005
Mirador / Ropa tendida
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Roma, 2006
Mirador / Ropa tendida
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Oporto, 2006
Mirador / Ropa tendida
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Cerde単a, 2008
Mirador / Ropa Tendida
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Cerde単a, 2008
Mirador / Ropa Tendida
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Retrato en auto
Kepa Murua, el poeta invitado, mantiene un intenso diálogo con la alteridad del amar. Empieza así: Ven, abrázame. Seré lo que quieres que sea.
Os invitamos a abrazar sus poemas.
© De las fotografías: ardiluzu, 2014
Retrato en auto/ Kepa Murua
Kepa Murua
Nací en Zarautz, un pueblo de la costa vasca, y eso marca. Bueno, en realidad quiero decir que lo que marca es el mar, un tema recurrente en mi poesía, aunque por ahora viva en la ciudad. Pero si tengo que hablar de mí, no podría decir mucho más. Bueno sí: que cada vez hablo menos y que con el paso del tiempo escucho mucho más. Podría decir también que he cambiado. He escrito y he publicado, no lo puedo olvidar, he vivido entre libros. Nunca he recibido premios ni me han concedido subvenciones –quizá porque no las he pedido–, puedo reconocerme en la derrota de un modo sereno y, por eso mismo, aparecer tranquilo ante los ojos de los demás, ya no desconfío de los hombres tal como lo hacía en el pasado. En el presente, aparentemente más quieto que antes, me siento mucho más vivo, mucho más libre, más sereno que cuando intentaba cambiar el mundo y no me gustaba lo que veía por más que la poesía me ayudara a veces a comprenderlo y, a menudo, me pidiera que lo dejara todo para que pudiera ser feliz algún día. Cuando escribo, no obstante, siento que el tiempo pasa rápido. Si me siento vivo, todo es, como el mar que aparece al fondo de mi existencia, mucho más bello. Kepa Murua
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Retrato en auto/ Kepa Murua
Ven, abrázame. Seré lo que quieres que sea. Seré viento, molino y agua, mar, brisa, arena, salitre en una orilla donde te bañas. Seré ciudad donde vives. Calle donde paseas. Portal donde tocas el timbre. Puerta que abres con las manos. Seré tus ojos cuando te observas. Tu mirada cuando escapas de una realidad que nos atosiga. Ven, abrázame. Seré saliva en tus labios. Beso en las entrañas. Fuerza en los brazos. Caricia en tus caderas. Abrázame. Seré lo que tú eres con el paso de los días. Lo que sueñas entre semana. Lo que vives sin sentir y pierdes con los meses. Seré palabra y aliento silencio y sueño. Dolor y náusea.
Poemas del libro inédito: Ven, abrázame
Beso y fuego. Lo que tú me digas. Abrazo en la lejanía. Abrazo más fuerte cuando estás cerca. Abrazo más cálido cuando te tengo. Ven, no temas. Seré un extraño amor cuando lo desees. Uno seductor y auténtico cuando lo pidas. Ven, abrázame. Abrázame y no tengas miedo. Seré lo que quieras y lo que me pidas. Lo que sueñes y quieras sin decírmelo. Abrazo dulce y lenta melancolía. Lo que no te atreves y yo por ti escucho en la lejanía. Abrazo más fuerte cuando te tengo. Único mundo cuando estás cerca. Confesión secreta cuando me mires. Anunciación tardía cuando me tengas.
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Retrato en auto/ Kepa Murua
Ahora que el esfuerzo impone la pena a un tiempo que busca la raíz en el agua deberíamos escribir la verdadera biografía del amor. Esa que no existe en ningún lado pero es de todos. Esa que no es de nadie mas a todos pertenece. Una biografía libre. Una biografía que mezclara poesía y novela canción y destino gesto y voz flor y tierra pájaro herido y aire. Que volara por el lado oscuro de la vida y traspasara la luz de unas miradas desbordadas por sentidos erróneos y sentimientos confusos, cada cual más osado que el anterior,
Poemas del libro inédito: Ven, abrázame
más raros y extraños que los primeros, más auténticos que los últimos y más desterrados que los que parecen definitivos. La verdadera vida en un tiempo en que el hombre no es sustituido por ojos diferentes de los que están ausentes y la mujer se descubre despierta con su verdadera sangre. Esa que fluye sin manantial. Sin peces con labios abiertos. Sin ausencias que buscan la penetración. La biografía de una verdad que confunde memoria con deseo enterrado a las afueras de la carne. Que funde lágrimas con proclamas de desesperación. La que se vengue de lo que dijimos un día y escuchamos sin querer otro. Una que mezclara confesión con calma,
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Retrato en auto/ Kepa Murua
alma con abandono. Esa que no existe pero es de todos. Esa que no es de nadie mas a todos pertenece y que en ningún otro lado de la conciencia crece más que en la de cada uno.
Poemas del libro inédito: Ven, abrázame
Solo tengo un amigo. Debería decir, el amor, pero no, no es ese amar ni ese amor que dicen que todo lo seca sino el mar que trae la orilla a mi ventana y el olor del salitre con un ruido de olas contra la pared dura que me calma la mirada y este intranquilo desasosiego que se refugia en mi pecho. Que vive dentro de mí desde que era niño. Veo saltar las olas invisibles a unos metros, las estrías que quedan en la arena. El toldo con rayas azules al fondo de una roca inmensa y una línea blanca que corta en dos la profundidad de la marea: el campo del cielo,
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Retrato en auto/ Kepa Murua
las amapolas de mi memoria. Los pies que entran paso a paso en el frío del agua y sienten el escalofrío de las gotas heladas que corren por el pecho desde que era niño. Los demás gritan entre las olas pero yo corro en una carrera interminable hasta los límites del malecón a coger mi toalla amarilla. Mi madre me abraza y me seca la espalda. Ese amor que dicen que todo lo cura y que nos trae a la orilla de un modo solitario con los zapatos en la mano y los pies descalzos. Abrázame tú ahora con la misma toalla, tal como lo hacía ella. Abrázame tú con la lejanía más húmeda que tirita en la noche después de haber confesado mi amor a quien no me quería.
Poemas del libro inédito: Ven, abrázame
El que mira sabe que la juventud se perdió mientras se miraba. El que sabe reconoce que no sabe si se habla de los demás mientras no se hable de uno. Pero el que reconoce los errores intuye que aún tendrá tiempo para remediar lo que no tiene remedio. Lo que fue un agujero en medio de la noche como un calcetín negro que se limpia y al día siguiente no aparece junto a su par correspondiente. El que descubre la existencia cuando aún anda desorientado cree en los milagros. Pero el que se sumerge en las caricias del cuerpo sabe que no está todo perdido. Que vive en otro mundo. Y lo sabe porque reconoce el olor de las plantas en un cuerpo desnudo. El vuelo de un pájaro en el movimiento imperceptible de unos ojos.
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Retrato en auto/ Kepa Murua
El cambio de las estaciones en el gesto más profundo. El sentido delicado que no obstruye lo que se ama. Que no impide al amor mostrar su dulce sueño ni su impenetrable secreto: ser mejores que el despectivo mundo. Ser casa que crece en la misma espalda. Ser ala que cruza con un ligero peso con una sonrisa franca las sombras más peligrosas. El que se abandona a su suerte sabe que hay peligro en un cambio de sentido. Pero el que se abandona al amor sabe que la vida es un juego increíble que da una última oportunidad a quien lo pide.
Poemas del libro inédito: Ven, abrázame
Abrázame como solo tú sabes hacerlo. Debería decir algo más: abrázame como solo tú puedes hacerlo. Pero esta vez no lo hagas como una ola enorme que explota muy rápido y no llega a la orilla. Hazlo despacio: como cubre una vieja manta el sueño más raído pero a la par eterno. Como una dulce canción que se confunde con una ligera melodía que duerme con la cabeza a un lado. Como un cuerpo desnudo pegado a otro que siente la realidad mucho más cerca que lejos.
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Retrato en auto/ Kepa Murua
Como unas iniciales que se graban en la corteza de los deseos a cada paso. Si dijera que es el amor no mentiría. Si dijera que es tu nombre diría algo más certero: como solo tú puedes hacerlo porque me quieres y yo te quiero.
Poemas del libro inédito: Ven, abrázame
Ya sé por qué te amo. Lo sé porque no quiero tu dominio sino tu presencia. Porque no deseo tu sumisión sino conocerte. Porque comparto con Dios tus silencios y comprendo tus palabras antes de que las digas. Porque no coincidimos y te respeto. Porque me uno a ti antes del caos y después de la ruptura. Porque tus ilusiones no son las mías pero quiero que se cumplan. Porque en el acto de amar en un secreto único te comprendo. Porque comparto la vida que de ti me separa. Porque atraigo a la vida que luego nos une. Porque tú eres aire y yo maleza. Porque los dos somos agua a la intemperie cielo a punto de llover pensamientos de sol y lluvia triste. Porque lloro de alegría y no sé por qué lo hago y mucho menos por qué lo digo. Porque en tu realidad me reflejo.
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Retrato en auto/ Kepa Murua
Y porque veo el mundo en esa mirada que me ofreces y te ofrezco. Porque en tus ojos pasa delante el universo. Porque eres libre y yo te respeto. Porque mi poder se diluye en tu voluntad y porque tu deseo es a cierta distancia el mío. Porque yo no tengo lo que pierdo y porque humilde te doy lo que poseo. Y porque no te pido que me ames. Y porque no te pido que me juzgues. Y porque no quiero que renuncies a lo que eres pese a mi amor y mis desvelos. Ya sé por qué lo hago. Porque no quiero tu dominio sino tu presencia. Y porque nos une la distancia y no hay nada que nos separe ante nuestros ojos. Porque tú no eres una mitad rota y yo otra cualquiera sino que yo te recibo y tú me penetras. Porque somos materia y espíritu cuando estamos dentro. Y porque nacemos cada vez que parecemos muertos. Como lluvia que cae sobre la tierra. Noche que se convierte en día. Oscuridad que entra en la luz y se hace conciencia.
Poemas del libro inédito: Ven, abrázame
Así como la creación de una isla en medio del océano es una de las aventuras más sorprendentes de la naturaleza, es mi amor que surge en medio de la soledad más extrema y la desilusión más recalcitrante que destruye lo que construye el tiempo y nunca se detiene. Así como la batalla de la arena con el sol inunda los desiertos de lava y la ceniza destruye las montañas centímetro a centímetro, crece mi amor bajo las olas de las corrientes más frías y las tempestades más explosivas. Así como la lava se disuelve en ceniza hasta que se apaga el fuego hasta que se extingue lo que se creía vida y surge de nuevo en silencio en medio de la roca fría y dura, así es mi amor que crece como el árbol de hielo del que se alimentan
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Retrato en auto/ Kepa Murua
los pájaros trepadores en un lugar donde no hay hierba ni rastro de agua dulce. Así las leyes y terrenos fértiles del amor que penetran en la oscuridad y buscan en un mundo subterráneo un tiempo que se detiene para observar un túnel oscuro y luminoso. Así es el mío, que se alimenta de la nada más enigmática, como piedra volcánica que perdura o ciego animal que en la oscuridad absoluta sabe dónde dirigirse. Así es mi amor que escala por las rocas del tiempo. Así mi amor que busca su alimento en el túnel que nunca abandona lo que empieza hasta el último pliegue el movimiento más leve, la presencia inacabable, la luz más dispersa como en todos esos lugares donde sobreviven las islas más solitarias y los corazones más activos. Así mi amor eterno como roca solitaria
Poemas del libro inédito: Ven, abrázame
que protege del exterior el profundo sentimiento que se sumerge en lo más frío para volar hasta lo más elevado de los lugares más inaccesibles. Así mi amor que recoge lo perdido, habita lo disperso, crece contigo mientras afuera todo está oscuro y nadie sabe con certeza lo que le espera. Así es mi amor que convierte el frío en luz y la disputa en calor que cubre de arena las huellas que el océano intenta borrar tantas veces infranqueable. Tantas veces impenetrable. Así mi amor en medio de la naturaleza que desde la nada más absoluta siente su milagro y extiende su roce centímetro a centímetro bajo las corrientes y sobre las tempestades. © Km, poemas del libro inédito, Ven, abrázame.
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Obras pĂşblicas
Lista de publicaciones de los conVersos
Soria, Excma. Diputación de Soria, 2011
XXVI Premio Gerardo Diego de Poesía 2010
Grandes éxitos
Nieves Pulido
(Poemas y teatrillos de Navidad) Editorial Verbum, 2012
A Belén por la autopista
Marisol Perales
Fundación Once, 2012
La lengua de los ciegos
Federico Monroy
Amargord ediciones, 2012
Dalton Peabody
Miguel de Francisco (1949-2012)
Ediciones Vitruvio, 2012
Álgebra de la memoria
Miguel Cuerdo Mir
Ediciones Vitruvio, 2012
Nueve piezas de fuga y tres divertimentos
Antonia Roig
Alacena Roja, 2013
Pavana y aria para un adiós
Antonia Roig
Editorial Devenir, 2014
Cómo trabajar una duna
Esther Lucio Marino
Obras públicas
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Marisol Huerta
Carmen Díaz-Maroto
If ediciones, 2009
Todo sigue así (poesía completa)
Julio César Navarro (1970-2009)
Kukudrulu, 2009
Sueños azules
Marisol Perales
Editorial Renacimiento, 2010 Premio Blas de Otero de poesía, 2006 Universidad Complutense de Madrid, 2007
Alimento del aire
Puedo empezar así
Amargord ediciones, 2011
Los más queridos nombres
Ediciones Escalera, 2007
Doblaje
Tirsa Caja
Federico Monroy
Obras públicas
A publicar en 2014:
Carmen Crespo
Tal vez huésped
Editorial Devenir
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Ficha técnica
Grupo de los poetas conVersos:
Alicia Naya, Antonia Roig, Carmen Díaz-Maroto, Carmen Crespo, Claudio Carrillo Aranda, Elisa Fernández de Castro, Esther Lucio Marino, Federico Monroy, Fran García, José Pérez Carranque, Juana Arriaga, Juan Carlos Fernández Sanz, Manuela Sola Castro, María de la O Guillén, Marisol Huerta, Marisol Perales, Miguel Cuerdo, Nieves Pulido, Paloma Espartero, Pepe Alcamí y Tirsa Caja.
La revista fue pensada en:
Café Ajenjo, Madrid, 2010 (cafeajenjo.com)
Diseño y maquetación: Manuela Sola Castro
Correctoras de estilo:
Esther Lucio Marino y Nieves Pulido
Número 12 editado digitalmente el día: 9 de octubre del 2014
Comité de Redacción:
Carmen Crespo, Esther Lucio Marino, Elisa Fernández de Castro, José Pérez Carranque, Manuela Sola Castro, Nieves Pulido y Tirsa Caja
Fotografía de la portada: Manuela Sola Castro, sobre la
obra de Cristina Iglesias “Tres aguas” (Torre del Agua Universidad de Castilla-La Mancha - Toledo)
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conVersos nยบ12/octubre 2014