Revista de poesĂa # numero especial dedicado a la conVersa Elisa FernĂĄndez de Castro # mayo 2016
Índice
Carnet de identidad
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Territorios diVersos
Poética a la carta “Una poética del no decir” Antonia Roig
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“Caldereta de cordero” # una receta de Elisa Fernández de Castro
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Mirada(s)
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Deborah Antón José Antonio Rodriguez Alva José María Sulleiro Jesús Urceloy Jose Miguel Urbano María Solís Marta Pantigoso
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Mirador
Fondo de armario Alicia naya Antonia Roig Carmen Crespo Carmen Díaz-Maroto Claudio Carrillo Aranda Esther Lucio Marino Eva Yárnoz Fran García Javier Lerena José Pérez Carranque Juan Carlos Fernández Sanz Juan Hospital Marga Mayordomo Marisol Huerta Manuela Sola Castro Miguel Cuerdo Nieves Pulido Paloma Espartero Pepe Alcamí Tirsa Caja
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Retrato en auto(bus)
Ficha técnica
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Carnet de identidad
conVersos aporta un poema en memoria de nuestra compañera, nos ha parecido el homenaje que a ella le resultaría más grato. Algunos poetas no conVersos nos acompañan con sus poemas enriqueciendo este ejemplar dedicado a nuestra común, nada común, amiga. En los conVersos se da, como en la mayoría de los buenos grupos, una relación osmótica: la savia de uno circula hacia los otros y viceversa. Cuando se produce una pérdida todos perdemos. Elisa Fernández de Castro ha fallecido el pasado mes de febrero. Es muy difícil hablar con palabras públicas de sentimientos privados “Lo que tiene historia no puede tener definición” decía Nietzsche.
Nosotros seguimos con nuestra tarea de producir significados no lingüísticos y darles forma, por ejemplo: La muerte, a veces, no cabe en la muerte.
Este número de nuestra revista es una consecuencia de seguir entre todos pensando en ella tras su muerte. Hannah Arendt (adviértase el palíndromo de esta filósofa de ida y vuelta) recomendaba perseverar en el acto de pensar allí donde fracasa el pensamiento. Todo un programa político y un protocolo para el recuerdo. Elisa era como la poesía de su amado Gil de Biedma, de las que alumbran sin deslumbrar. Nunca he visto en ella nada que se pueda relacionar con la vanidad. Su ausencia nos priva tanto de su interpretación y evaluación críticas igualmente iluminadoras, como de los efectos terapéuticos de su amistad. Antonia Roig reflexiona en “Poética a la carta” sobre su no decir y nos desvela de paso algunas claves personales. Sobre la vida, el amor y la muerte se ha dicho casi todo pero mientras sigamos preguntándonos por estos asuntos habrá poesía. En el fondo de armario de este número especial cada uno de los
J.P. Carranque 3
Poética a la carta En “Una poética del no decir”, Antonia Roig nos habla de Elisa, la poeta no-poeta.
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Poética a la carta # Una poética del no decir
Por: Antonia Roig
Elisa Fernández de Castro es el único caso que conozco de alguien que, estando dotada para el oficio de escribir, decidió no ejercerlo. La llamamos nuestra poeta no-poeta. De Elisa he leído casi exclusivamente sus impecables sonetos y otros poemas en metro clásico que compuso cuando asistía a talleres de escritura poética. En todos ellos —en general, versiones de “Un soneto me manda hacer Violante” o poemas humorísticos—, se muestra su oído, su dominio de la técnica, el ritmo y las imágenes. Elisa se movía con holgura en el metro clásico, sus versos fluían sin esfuerzo. Eran poemas brillantes donde nunca deslizaba nada personal. De hecho, podríamos decir que
de la vida durante la dictadura, el mar, las palmeras, la biblioteca materna. ¿Dejó de escribir en Barcelona, en aquellos años de juventud estudiando, trabajando, saboreando la nueva libertad que despuntaba o fue antes? No lo sé, pero diría que al venir a Madrid a principios de la década de los 70 ya no escribía. Cuando le pregunté si conservaba sus escritos me dijo que lo había quemado todo. No explicó por qué. ¿Fue una decisión consciente? ¿Alguna vez se arrepintió? O, ¿simplemente, fue surgiendo? A estos interrogantes no voy a responder directamente ni (creo que Elisa estaría de acuerdo en esto) deben ser de interés en tanto que se trate de indagar en su vida personal. Porque lo crucial, lo raro, lo que determina una vida, es que nunca volviera a coger la pluma, si no fuera para redactar ejercicios de taller y, al mismo tiempo, se dedicara tan apasionadamente a estudiar y alentar el quehacer poético. Y me pregunto ¿qué significado tiene,
son ejemplos únicos de poemas sin autor en el sentido postmoderno del término. Solo recuerdo un poema, “Perplejidad”, aparecido en el no. 10 de esta revista, en base endecasilábica, enigmático, sobre el juego de la vida. El trazo suelto, el destello de hondura en sus escasos versos no me permiten deducir qué poeta era o pudo ser Elisa. Es llamativo que su único poema de autoría sea tan cerrado, tan diferente a la línea clara y vital de sus ejercicios clásicos.
Inciso: No puedo evitar sonreírme porque estoy convencida de que si Elisa leyera la frase de arriba pondría los ojos en blanco y exclamaría indignada “se me enciende el pelo al leer ese ‘no decir’ sin objeto directo, ¿no decir?, ¡¿no decir qué?!” Cierro inciso.
Según me contó, empezó a escribir versos siendo muy joven. Me tienta hacer literatura e imaginar a una Elisa adolescente inclinada sobre su cuaderno, a principio de los años 60 en Melilla, la pesadez
en poesía, ese no decir?
Elisa era una persona singular en muchos aspectos y, de todas sus cualidades, tres son esenciales para entender su no-poesía: su absoluta falta de vanidad, su capacidad para ser consecuente consigo 5
Poética a la carta # Una poética del no decir
misma y su rigor implacable. Creo sinceramente que, al menos, una de esas tres virtudes debe estar ausente para atreverse a escribir. Por supuesto, otros ingredientes son necesarios para ser una poeta no-poeta. Para empezar, hay que sentir un hambre insaciable de conocimiento y ese algo que no quiero llamar sensibilidad sino una aguda intuición empírica. Estas dos características la llevarían a apasionarse por la poesía. Para Elisa, aunque nunca le oí expresarlo así, la poesía —la razón poética de María Zambrano— es forma de conocimiento de las cosas en sí mismas. La poesía usa el lenguaje para expresar la huella que dejan las cosas en nosotros y, mediante esa huella, saber de las cosas mismas. El poema que logra hacernos saber de las cosas en sí mismas, “dice”. Esto nos lleva al gran problema de la poesía: ¿cómo decir sin que lo expresado sea huella, no de otras expresiones previas, sino de las cosas en sí mismas? ¿Cómo hacer para que las palabras designen/refieran la cosa en sí y no su propia carga cultural? Elisa, siempre derecha al asunto, objetaba “o tienes algo que decir o te callas”. Y ese “algo que decir” se refiere exactamente al “decir” de arriba, el que no lleva objeto directo porque ni siquiera podemos singularizarlo. Ni Elisa, ni yo, ni nadie, que yo sepa, tiene la fórmula para llegar a las cosas en sí mismas. Podemos ponernos el corsé del verso medido, podemos romper la gramática, ponernos intertextuales, omitir el yo, o ir de caza y buscar todas las palabras concebidas o inventar algunas nuevas. Aún no sabemos precisar qué método nos trae la imagen poética que apunte a la cosa en sí. Lo único que sabemos hacer, y a veces con dificultad, es identificar esa imagen cuando la vemos. La conmoción que nos
producen las palabras que le dan forma es la primera pista. La huella indeleble que nos dejan. El poema no nos dice nada cuando no deja huella. Entonces es mejor callar.
El debate sobre el método sigue latente. Verso medido, verso libre, libre no libre, prosa poética, mestizaje de artes… Elisa era amiga del verso medido. Por la misma razón que muchos músicos permanecen apegados a la tonalidad y huyen del dodecafonismo y el serialismo. Stravinsky, defensor de la tonalidad, en una conferencia dictada en la Universidad de Harvard en 1947 citó a G. K. Chesterton: “Bows are beautiful when they bend only because they seek to remain rigid”. Traducido literalmente: “Los arcos son bellos cuando se curvan porque buscan permanecer rígidos”. El título de la conferencia es “The poetics of music”.
Al releer este párrafo me doy cuenta de que he dado un salto en el vacío y he roto el hilo argumental; Elisa ya estaría cabeceando y quejándose: vas demasiado deprisa, ¿qué tiene que ver ir a las cosas en sí mismas con la belleza? Y… sí, tienen que ver, pero este cabo queda suelto de momento.
El poeta más querido de Elisa era Jaime Gil de Biedma. Nos dejó su análisis en la sección “Poeta a la carta” del no. 4 de esta revista. 6
Poética a la carta # Una poética del no decir
Fui testigo de la gestación de ese trabajo, durante la cual leímos “The poetry of experience” de Robert Langbaum, los ensayos de Gil de Biedma, y otros de T. S. Eliot y Luis Cernuda. Elisa leía concienzudamente, repasaba, reflexionaba. El corto ensayo que aparece en la revista es la decantación de páginas y páginas de trabajo. Prácticamente expurgó ese ensayo de cualquier comentario personal. Minimizó su voz para dejar la voz de Gil de Biedma. Aún así, se advierte al leerlo la fascinación que sentía por el poeta, por “su trayectoria poética tan densa como breve” (sic) y por haber dejado de escribir. Discutimos largamente sobre las causas de esa decisión. Para Elisa, las razones de Gil de Biedma eran transparentes: “…mi poesía consistió —sin yo saberlo— en una tentativa de inventarme una identidad; inventada ya, y asumida, no me ocurre más aquello de apostarme entero en cada poema que me ponía a escribir, que
escrito previamente no remite a las cosas en sí mismas sino que es una simulación y que, por tanto, no dice. (¿Como si la recreación siempre, necesariamente, llevara al silencio? ¿descanso?, ¿de lo que se deduce que el quehacer poético, en cuanto que es forma de conocimiento de las cosas en sí mismas, no puede ser recreación —emanación del sujeto—, sino representación?). Llegados a ese punto, lo ético es callar, “ser poema” y no poeta, como decía Gil de Biedma y Elisa entendía tan bien.
era lo que me apasionaba.”1 Para mí, entonces, no lo eran tanto. Ahora creo que ciertas poéticas, como es el caso de la poética de la experiencia, cuando se asumen con rigor y honestidad, pueden llevar directamente al silencio: al no decir. Esto es así porque el andamiaje que usa la poesía de la experiencia —el monólogo dramático, el correlato objetivo, la “recreación de la experiencia”, en palabras de Robert Langbaum—, cuando se estructura en torno a una sola voz, es una suerte de trampantojo que no remite a las cosas en sí mismas sino a la subjetividad de esa voz. Por ello encierra una paradoja. Terminado de recrear ese mundo —es decir, creado de nuevo— seguir escribiendo con esa misma voz equivale a admitir que lo
estaba encarcelado su hijo, una mujer la reconoció, se le acercó y le preguntó en susurros:2
1
Extracto de la solapa de “Las personas del verbo”, Seix Barral, 1996.
¿Qué nos dice la decisión de Gil de Biedma de no escribir sobre el significado de no decir? Antes de aventurarme a divagar sobre ello quiero recordar a Anna Ajmátova. En “A modo de prólogo” del “Réquiem”, cuenta que, haciendo cola a las puertas de la cárcel donde
—¿Y usted puede dar cuenta de esto?
Yo le dije:
—Puedo. Y entonces algo como una sonrisa asomó a lo que había sido su rostro. 2
Anna Ajmátova, Marina Tsvetáieva, El canto y la ceniza, Galaxia Gutemberg, 2010. Selección, traducción y prólogo de Monika Zgustova y Olvido García Valdés.
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Poética a la carta # Una poética del no decir
Además de ser sobrecogedor, este poema encierra algo que no sé si es una poética. Ese “puedo” sin titubeo alguno nos indica que hay veces en las que es posible decir, “dar cuenta”. Cuando lo terrible sucede no dudamos de la evidencia. En ese caso tenemos la seguridad de que nuestra subjetividad no recrea una experiencia, no opera, sino que somos un objeto más, como el papel y la pluma, en el proceso de dar cuenta de las cosas en sí mismas. En la tesitura en la que estaba Gil de Biedma tras escribir “Contra Gil de Biedma” lo ético es callar, en las circunstancias de Ajmátova lo ético es decir. Entre un extremo y otro, los vanidosos, inconsecuentes o faltos de rigor tentamos la forma (en expresión del conVerso Carranque), nos enfangamos buscando la palabra precisa que dé cuenta de la cosa en sí. Eso hacemos los conVersos, laboramos sin descanso, con la conciencia de que escasas veces nuestros poemas conseguirán ir más allá de lo accesorio, lo accidental. Y, si esto es así, ¿por qué insistir en tentar la forma?
acepción, es “hecho o acontecimiento que se sigue o resulta de otro”. Es decir, la vanidad o la falta de rigor nos llevan a creer que nuestra percepción puede salir fuera del tiempo y, por tanto, interrumpir su lógica, su consecuencia. La vanidad y la falta de rigor nos llevan a creer que el acto de escribir permite atrapar algo del fluir de las cosas, de lo irrepetible del instante. ¿Lógica del tiempo o fluir de las cosas? No lo sé. Como dijo Claudio Rodríguez, “mi boca solo llega al signo, /solo interpreta muy confusamente”. Y se me ocurre que no decir, pudiendo hacerlo, implica aceptarse a sí mismo objetivamente, parte de las cosas, pura contingencia. Implica pensar (¿sentir?) que cada verso que se pueda escribir solo remite a lo accesorio. De que cada verso es accesorio. Nuestra mirada no altera el curso de las cosas porque, siendo parte de ese discurrir, no puede desentrañar qué es la cosa en sí. Entonces, uno llega a sospechar, con Gamoneda, que escribir encierra una mentira o, al menos, una impostura porque parte de una premisa falsa. De ahí que la coherencia, la consecuencia, dicte callar, no decir. Elisa, nuestra poeta no-poeta, era una de las pocas personas que he conocido capaz de ese ejercicio de objetivación.
Otro cabo más que queda suelto: del decir y no decir a la ética… pero no hay tiempo ahora, o no hay espacio, o ambas cosas.
Creo que podemos depurar aún más la reflexión. Insistimos en tentar la forma por vanidad o por falta de rigor. Tanto la una como lo otro nos llevan a la inconsecuencia. Según el DRAE, inconsecuencia es “falta de consecuencia en lo que se dice o hace”. Consecuencia, en primera
…Y sé que Elisa, si pudiera leer este texto, me diría que no, que no he logrado aprehender el significado de no decir, que se le sigue encendiendo el pelo al ver ese verbo huérfano de objeto directo y yo respondería que exactamente esa es la cuestión, que a todos se nos enciende el pelo, y volveríamos a empezar porque quizás esa sea la esencia del quehacer poético, hacer círculos, avanzar en espiral, 8
Poética a la carta # Una poética del no decir
volver donde nunca se ha estado (como diría Olvido García Valdés), permanentemente huérfanos…
Llega el momento de acabar. Estas reflexiones fueron surgiendo poco a poco, con la levedad propia de la conversación, otra actividad que a Elisa le entusiasmaba. Entre aquellas conversaciones y este simulacro de poética se halla la literatura, el intento de interrumpir la lógica del tiempo. No sé por qué Elisa no quiso escribir. No sé qué poeta habría sido. Creo que no es necesario escoger una respuesta. Elisa fue nuestra crítica más concienzuda y arriesgada, la más honesta. A la que llevábamos nuestros versos para que nos dijera si la flecha se había acercado a su objetivo. En el núcleo de los conVersos quedará siempre su hueco, ese apasionado no-decir que nos hacía creer que el juego de hacer versos no es un vicio solitario. En el aire quedan ecos de conversaciones, multitud de cabos sueltos, lo irrepetible del instante.
Madrid, 4 de marzo de 2016
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Fondo de armario Un poema para Elisa de los conVersos: Alicia Naya Antonia Roig Carmen Crespo Carmen Díaz-Maroto Claudio Carrillo Aranda Esther Lucio Marino Eva Yárnoz Fran García Javier Lerena José Pérez Carranque Juan Carlos Sanz Juan Hospital Marga Mayordomo Marisol Huerta Manuela Sola Castro Miguel Cuerdo Nieves Pulido Paloma Espartero Pepe Alcamí Tirsa Caja 10
Fondo de armario # Alicia Naya
Un poema para Elisa
Elisa, qué bien nos pensabas siempre la palabra justa para cada uno de nosotros. ¿Quién te piensa ahora? ¿Quién se ha quedado mirando lo que tu mirabas?
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Fondo de armario # Antonia Roig
S herezade
Cartone di sant’Anna Leonardo da Vinci
I Con un gesto de la mano hizo un círculo, un principio de caricia, dibujó una letra en el espacio, y, señalando al vacío, mandó que lo llenara como si dijera: “escribe”, (la frescura de la arcilla al recibir el agua), y yo entendiera: “ama, debes amar”. Y, desde entonces, lleno páginas, busco palabras en el lomo febril de los erizos, me siento sobre los muertos y abro los abanicos que esconden lo que muestran.
Y las llevo a su orilla sin descanso.
Poemas para Elisa
II
Llevo guijarros, llaves oxidadas, el pico de un pájaro muerto. La marea los arrastra mar adentro. Y me siento en la arena, siempre sorprendida de que el mar no me devuelva crecida en ciento mi cosecha. Aúllo sin parar,
como Níobe lo haría.
III
Dijo la parca: “parecerá que hablas con los muertos”, que quería decir “no esperes que el vacío te responda” y yo entendía “todo late según lo escrito”. Y mientras yo afilaba las palabras ella sonreía ligeramente flotando en círculos de aire.
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Fondo de armario # Antonia Roig
Poemas para Elisa
IV
Me dijo: “vivirás contando historias”. No dijo: “nadie las escuchará”.
Vivir es algo así, hacer y deshacer palabras mientras el cabello blanquea y la muerte se acerca señalando al vacío con su dedo.
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Fondo de armario # Carmen Crespo
Poemas para Elisa
Elisa, grita el Tajo
(Garcilaso de la Vega)
y ahí la espalda eje desgranado redondo casi
de confite
no dobles la rodilla
no está
el hueco
(no es tuya) sí
sí el ruido el cuchicheo
la luz
que te sucede
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Fondo de armario # Carmen Díaz-Maroto
Elisa
Un poema para Elisa
Sólo quiero deciros que estamos todos juntos. A veces, al hablar, alguno olvida su brazo sobre el mío Jaime Gil de Biedma
Era la tensión entre la distancia y el juego, ese encontrar la referencia justa entre contenido y expresión. Coordenadas y abscisas, funambulismo precario. Este interés por apostar entre ejes no cuajaba en tus ojos-mundo —incapaces de negar—. Y ahora, ya negra, una rosa te señala. Nosotros, que requerimos del símbolo, fabricamos este vegetal-fósil, un apoyo para la necesidad de la materia, la cualidad de tu brazo sobre el nuestro.
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Fondo de armario # Claudio Carrillo Aranda
Un poema para Elisa
A Elisa
Por aliviar el hueco y recorrer el trazo sombreado sin รกrboles, sin hojas, solo las alas ciegas.
Des cen der
al ritmo, a la palabra
silencio.
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Fondo de armario # Esther Lucio Marino
Un poema para Elisa
Partitura Cuando la música calla alguien parte algo se rompe.
Deja que me enfade por ti que lleve mi grito hasta el extremo donde nadie oiga el ahogo de este verso.
Mira hay una novela policiaca en la mesita una cerveza tirada en el Ajenjo salazón y bacalao en la nevera.
Coge el catálogo de antónimos acaricia el nido de la vid está abierto el paladar nuestra voz haciendo guiños abrochándose. 17
Fondo de armario # Eva Yárnoz
Un poema para Elisa
partos
reposa la mano ardiente, el deseo agota los términos que preguntan. quedas exhausta con las manos tendidas, sobre el cuerpo de hielo o sobre el llanto helado. quedas tendida sin nombres, tendida sin respuestas, sobre la masa inerme que anhelabas. todo era todo. todo se disuelve. todo está enhebrado tiernamente por un orden de la calma. contemplamos sin nombres las auroras, y si nace un niño, el niño nace en tus ojos quietos. no estamos aquí para sistematizar los partos
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Fondo de armario # Fran García
Un poema para Elisa
Ahora que eres el viento y la tierra quizás sepas del ciclo que nos sumerge del eco del último latido de la perenne levedad ahora no te duele la poesía.
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Fondo de armario # Javier Lerena
Un poema para Elisa
MONEDAS BLANCAS “...el crepúsculo
llega primero al lado del corazón” Blanca Varela
La ceguera niega el duelo. Como un deja-vu persistente contra la perplejidad. -Cucú-trasDesaparecer bajo agua oscura. Como escuchando un chasquido. Como si se rompiese el mecanismo frágil, lo cotidiano, paisaje clemente refugio de la voz. Saber que, desde su exilio, sin ruido, aún nos alcanza una perspectiva cierta y en el fondo de la fuente siguen brillando las monedas blancas.
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Fondo de armario # José Pérez Carranque
Un poema para Elisa
A Elisa
Mientras respiremos el lienzo invisible que sostiene la luz, el frío y el calor de nuestro pecho, andaremos otras miradas : recobraremos la claridad al deshacer los nudos y liberar su flujo; crearemos un pacto entre desiertos y selvas; con el viento y las hojas se enconará el deseo. Como a lluvia esperada lo miraremos todo y haremos de la despedida un lugar para el descubrimiento, ganancia de haber vivido. Será más plástico nuestro entender, más perturbador, y todo mostrará de par en par su muerte y su belleza, posibles a cada paso.
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Fondo de armario # Juan Carlos Fernández Sáns
Un poema para Elisa
Ramas tupidas en verdes se mecen llevadas por el aire. Una hoja, arriba, se desprende y cae sobre un sendero de hormigas. El sendero de hormigas cruza en diagonal el sendero que rodea el bosque y lleva, cerca, hasta un pueblo. Es un pueblo deshabitado. Sólo casas sin techo, umbrales sin puertas, adobes sueltos y maleza. Silencio trazado por chicharras. Al fondo, picudas, montañas donde hace su nido el buitre.
(Para Elisa) marzo 2016
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Fondo de armario # Juan Hospital
Un poema para Elisa
en la pared dos medios cuerpos vienen de no sabemos dónde a no mirar el círculo de sillas del que eres el centro
cada uno en su sitio sin saber qué decir escribimos la primera palabra que te toca y nos nombra
seguimos designándote haciendo un recuento de pronombres y adjetivos donde ahora te encuentras
ahora somos más de los presentes
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Fondo de armario # Marga Mayordomo
Un poema para Elisa
Siempre Elisa
Aborrezco las duras maneras de la muerte (casi siempre a golpe de silbato) el vidriarse la voz la desnudez de la silla el vacío en cualquiera de sus formas El bullicio apenas calma el silencio ay, el silencio Universo puro y rebelde En el “café de siempre” aún te extrañan el velador y la rosa fría en la danza inmóvil de los dedos
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Fondo de armario # Marisol Huerta
Un poema para Elisa
y unas nubes allá arriba sin un puente por donde pasar.
Querida Elisa:
¿Sabes que la azalea ha florecido?
maguita de tu casa y de la nuestra cuando fui a darte gracias otra vez
Llega la despedida
ya te habías marchado
y un silencio de sol
y tu casa fue invierno.
en mi cabeza.
El aire huele a ti a tus jerseys huele a todos los libros que has leído y a la quinta de Malher, huele a tu compromiso huele a tu valentía y a cocido de siete carnes con Ribera del Duero.
Elisa te has fumado la vida y del incendio queda nuestro amor 25
Fondo de armario # Manuela Sola Castro
Un poema para Elisa
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Fondo de armario # Miguel Cuerdo
Un poema para Elisa
180116
Esencia en el corro Liminar soporte Imprescindible Silla sobre fondo indeleble Alma siempre y conversa
27
Fondo de armario # Nieves Pulido
Un poema para Elisa
NO TENGO NADA EN CONTRA DE LA PRIMAVERA PERO A ELISA LE HABRÍA ENCANTADO ESTE LUGAR
Sería
más
quienes carro nuevos
se
a
la
correcto
encargaban ciudad,
encargos.
manantial
decir
que
hay
de
todos
Lavaban en
«lavanderas»
el
esta los
a
labor.
lunes, la
centro
porque
orilla
Los
para de
eran hombres
entregar un
de Avesa:
en
río un
la
muy río
tan
su
se
mayoría
limitaban
ropa
limpia
pequeño corto
que que
mujeres a
y
ir
recoger
nace ni
en
del
siquiera
tenía nombre y lo llamaban río simplemente.
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Fondo de armario # Paloma Espartero
Un poema para Elisa
perpendicular caída de la lágrima el ojo navega en solitario por un mar blanco
somos náufragos sin ancla equilibristas cruzando sin redes hacia otra orilla
29
Fondo de armario # Pepe Alcamí
Para la presencia de Elisa
Un poema para Elisa
… se perdieran sin límites…
Vosotros, mis muertos, Dime,
esperadme compasivos
entre las notas del mundo.
¿Cuál es la medida del hombre?
De su espíritu, de su mirada, de la sagrada materia.
Vosotros, muertos míos, ¿cuál es la medida de vuestra presencia?
La desazón amarilla del olvido ¿en qué recipiente de piel y alma se contiene?
Si la piedad fuera la medida del hombre, Si la música fuera el molde de su medida, Si el recuerdo… Si el olvido… 30
Fondo de armario # Tirsa Caja
Un poema para Elisa
Ajenjo, a 29/ 03/ 2016
Ahora es otro día. Y en tanto grandes y pequeños asuntos nos ocupan, se duerme un intervalo, un astro parpadea. (qué pensaría Elisa de todo esto, qué diría)
Qué dirías. Y brindamos con cava, nos reímos con tu nombre de fondo celebrando tus veinte y treinta años, tus cuarenta, la niña que serías, tu madurez valiente cuando sobrevolabas por encima del miedo. Hoy, que un río nace en ti y desde tu silencio nos envías una carta apacible que te va sosegando. 31
Territorios diVersos Caldereta de cordero, una receta poĂŠtica.
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Territorios diVersos # Caldereta de cordero - receta en verso
CALDERETA DE CORDERO
Se fríen unos trozos de cordero, cachos de pan, dos ajos y laurel, se escurre bien de aceite en un papel y se machaca luego en el mortero. Se pone a hervir con vino en un caldero, vertiéndole una jícara de miel y moviendo despacio -como aquel de todos conocido cocinero-. Cuando lleve cociendo media hora, tenemos que añadirle pimentón y dejarlo de huesos expedito. Poner más bajo el fuego que hasta ahora. Luego pelar un pimiento morrón y echárselo cortado muy finito.
Elisa Fernández de Castro
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Mirador Mirada(s), gesto, mem贸ria.
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Mirador # Mirada(s)
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Mirador # Mirada(s)
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Mirador # Mirada(s)
...Otra vez, otra tarde, otro soneto.... (Elisa Fernรกndez de Castro)
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Mirador # Mirada(s)
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Mirador # Mirada(s)
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Mirador # Mirada(s)
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Retrato en auto(bús) En este número especial, han cogido el auto(bús) para hacernos una visita: Deborah Antón José Antonio Rodríguez Álvarez José María Sulleiro Jesús Urceloy Jose Miguel Urbano María Solís
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Retrato en auto(bús)
Marta Pantigoso
Jose M. Urbano
José Mª Sulleiro
María Solís
José A. Rodríguez Álvarez
Deborah Antón
Jesús Urceloy
conVersos
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Retrato en auto(bús) # Deborah Antón
Me llamo Deborah, aunque estuve a punto de llamarme Desirée. Me crié en Elche y vivo en Madrid desde los 18. Escribo y canto desde siempre. En otra vida intenté ser publicista, pero me reconvertí en filóloga hispánica. No sé si prefiero la lingüística o la literatura, el inglés o el italiano, el jazz o el flamenco. En 2011 publiqué Menos Amélie, más Clarissa Dalloway (Amargord), reeditado en 2015. También he publicado poemas en algunas antologías, como Último ahora (Izana), y he sido traducida al griego por la revista Vakxikon. Me gusta cazar endecasílabos en conversaciones cotidianas. Mi relación con la poesía es irregular pero constante; me interesa porque creo en su verdad y me parece que en ella cabe casi todo. Elisa fue un pilar para mí, tanto en lo literario como en lo personal.
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Retrato en auto(bús) # Deborah Antón
PAISAJE DE ENERO
nos tocará la lluvia
Entre el peso del aire y de la tierra
y dejará un calor que siempre tendremos que pulir.
entre el estado fundamental y su reposo todas las palabras quedarán resguardadas y sonará la lluvia, incluso en Internet.
Entre la fibra del sueño y del asombro la fiebre y la vigilia y el zigzag de sus vidrios
sobre nuestras papilas gustativas conexiones y nudos recubiertos de gloria
con la firmeza del pasado y la figuración de lo importante 44
Retrato en auto(bús) # Deborah Antón
MÁSCARAS
Siempre hay algo que nos está impidiendo ver.
Decimos “buenas noches” Decimos “buenas noches” y resulta ilusorio. Las palabras
anhelando una flor.
encubren un paisaje de hielo, de bisontes que vuelven.
No sabemos en qué momento apareció la marca en la ventana.
La habitación palpita, alumbrando el silencio.
Muchos animales se perdieron por el camino: nevó sobre sus huellas.
Nosotros nos prendamos de los espejos y sus ficciones de gemelos y de sonámbulos.
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Retrato en auto(bús) # Deborah Antón
AMATEUR
Hay gente que cree en ciertas inclinaciones igual que hay gente que observa como si hubiera metido la cabeza debajo del agua. Hay gente que sólo escribe cartas a las diez o a las doce y lleva la mascarilla de la inanición.
Puedo asentir despacio y asegurar que me miras. Me gusta lo amateur y ser el payaso de los dos. Me gusta rechazar lo que me ofrecen y arquear el lomo.
Creías que hacerte mayor sería esto. Quédate quieto ahora o tráeme una maleta: la llenaré de avena y copos –materia sensitiva– pero déjame ser el payaso de los dos, déjame ser la chaqueta a los pies de la dama en apuros.
Escríbeme a las diez o a las doce que no hay prisa. Arquéame los muslos y las ganas, sé inexacto. 46
Retrato en auto(bús) # José Antonio Rodríguez Alva
José Antonio Rodríguez Alva, ha formado parte del grupo de música La Caída de la Casa Usher, del Aula de Poesía Terpsícore y del grupo de Teatro Selene. Ha publicado Villamiramor (Premio Jóvenes Creadores, Ayto. Madrid. 1989), De mi muerte, Nanoediciones. 2010), Contra los Ángeles (La Hoja nº 8, CAM. 2011), y Peligroso asomarse al interior (Amargord, 2011). Figura en las antologías Manos a la Obra I y II (Fuentetaja, 2009, 2010), Libertad tras las rejas (El rincón del poeta, 2011), Hortera (Opera Prima, 2013) y es antólogo de Último Ahora (Izana Editores, 2013), además de profesor de Yoga.
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Retrato en auto(bús) # José Antonio Rodríguez Alva
Todas las cosas que eres
Unas gotas de Vipassana
Con Elisa Fdez. de Castro y Alfonso Rebollo Este solo de saxo es Charlie Parker y todas las cosas que eres parece, es la generosidad pasando por los ojos que a veces se desprenden insólitos ante un gin que acaba de llegarnos. Un baile con unas iniciales que buscamos al inicio de una noche larga y sus espejos. Parece un sólo de saxo y no lo es, es la tarea de vivir en otro que al aliento se acomoda suspenso al hueco de las rodillas y el hombro. Antes de que el humo desapareciera de los locales, estuvimos aquí con nuestras preguntas para el barman y aquí seguimos. Todas las cosas que eres es plural, como necesaria la luz que llega doblando las esquinas de repente y hay quien ya la ha visto y sonríe. Este solo de Charlie Parker es Charlie Parker sí, pero también somos nosotros girando sobre este disco que continúa tramposo.
Estáis todos completamente en todos, el árbol que cae sin que nadie lo corte, el gusano que evita tu pie pero se comerá tu mano, la perla olvidada durante siglos en el acantilado, el río al que sólo tu torpeza pone un nombre, llamarle mañana al amanecer que vendrá sin ti, todos completamente en todos, países, penínsulas, lo irrepresentado, la aversión y la avidez, el sufrimiento, la felicidad, estas gotas de Vipassana sobre esta tarde que no evita pisar tu pie, el gusano que se comerá la perla, el río al que llamarás mañana, el amanecer al que sólo tu torpeza es capaz de poner nombre, todos completamente en el árbol olvidado siglos en el acantilado, estáis todos y sin embargo ya nos hemos ido.
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Retrato en auto(bús) # José Antonio Rodríguez Alva
No vine a despedirme de Elisa Reposa, dulce amiga, nos alcanzó el dolor de tu ausencia más pronto que temprano, seguiremos tu asombroso viaje, materia que conserva el calor de tus manos. Toda nuestra ciencia: sólo sombras de pájaros sobre el agua.
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Retrato en auto(bús) # José María Sulleiro
Brevísima nota biográfica:
Desde que publicó su primer reportaje, allá por 1976, en la revista Interviú, José María Sulleiro ha ejercido el periodismo de modo ininterrumpido durante más de treinta años, en diversas publicaciones nacionales y extranjeras. Es autor de numerosos estudios sobre investigación y análisis de contenidos. En la actualidad, también realiza trabajos de análisis, comunicación y estructuras informativas para diversas instituciones.
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Retrato en auto(bús) # José María Sulleiro
Título: La copa rota ( o lo que mejor os parezca)
Para Alfonso, para vosotras y vosotros
Imaginad una copa de buen vino. Imaginad la tibieza de su color. Pensad en llevaros la copa a los labios. Imaginad que bebéis. Sentid todo el amor del vino en la boca, sentid cómo se encarna su aroma en vuestros aliento. Notad cómo el vino se va remansando en lo más escondido de vuestro interior. Sentiréis, entonces, que algo más cálido que la sangre os recorre las venas camino del corazón y la memoria. Sentid como se extiende -latido a latidouna ternura que parece venir de un algún lugar muy lejano, de algún lugar en el que, tal vez, estuvimos hace mucho tiempo. Cerrad los ojos. Dejad que suba la amorosa marea del vino bueno por vuestras venas. Ahora sabéis cómo era Elisa para nosotros. Ahora sabéis como la sentíamos durante los largos talleres del invierno, en las tertulias de otoño, y en las cenas de verano, en los viajes, en las charlas de primavera. Así fue Elisa: la ebriedad de los afectos, el don de su inteligencia. Hasta que llegó el pasado mes de enero. La enfermedad. Los silencios. Y, de golpe, imaginad la copa rota: el vino derramado: la ternura perdida. Nunca habrá otra Elisa. Miremos juntos hacia su ausencia, mientras comienza la sed de tantos como la hemos amado.
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Retrato en auto(bús) # Jesús Urceloy
Jesús Urceloy (Madrid, 1964) Poeta, escritor y editor literario. Profesor de Escritura Creativa especializado en Poesía desde 1997. También es profesor y animador a la lectura y a la música. Dirige la colección de poesía Avena Loca, en la editorial Amargord.
Libros publicados: Poesía: Libro de los salmos (Devenir, 1997) / La profesión de Judas (Sial, 2000) Finalista Premio Nacional de la Crítica / Berenice (Amargord, 2005) Finalista Premio Nacional de Poesía / Diciembre (Centro de Poesía José Hierro, 2008) III Premio Internacional Margarita Hierro / Harto de dar patadas a este bote (De la luna libros, 2010) / La biblioteca amada (Polibea, 2012) / Misa de Réquiem (Centro de Arte Moderno, 2012) / Piedra vuelta. Obra reunida 1985 – 2014 (Amargord, 2014) y Visibles e Invisibles, falsa antología de autores verdaderos (Cuadernos del Laberinto, 2015). Prosa: Matar en casa. Relatos (Tres rosas amarillas, 2013) / El pie sin huella. Novela (Amargord, 2014) / Ediciones literarias: Todo Sherlock Holmes (Cátedra, 2003, 13ª edición 2016) / Las 1000 noches y una noche (Cátedra, 2006, 3ª edición 2016).
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Retrato en auto(bús) # Jesús Urceloy
Conocí a Elisa en septiembre de 2006, en un curso que impartimos Antonio Rómar y yo sobre las Mil y una noches, en los Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja, de Madrid. Después de este taller vinieron muchos más, casi todos de Poesía, ininterrumpidamente hasta junio de 2012. En esos talleres coincidió con la mayoría de los integrantes actuales (y de todos los tiempos) del grupo ConVersos. Mi vínculo con este maravilloso grupo no puede ser más estrecho, y en él han de vivir eternamente mi memoria y mis afectos, y casi todo lo que ahora, en el momento de escribir estas líneas, soy.
mujeres del mundo que aún no me he atrevido a publicar, y que llevo escribiendo desde hace más de veinte años. Sin embargo ambos poemas han sido editados en La Revista Áurea, en sus números 1, del verano de 2011, y 9, del invierno de 2015. En el primero no había dedicatoria, pues ella era el sujeto activo del poema, como se leerá, y en el segundo la dedicatoria reza “Para Elisa, con mi cariño”.
Te quiero, Elisa.
Por supuesto que esa relación no se detuvo en 2012, pues ya mucho antes Elisa y su compañero, Alfonso, se las habían pergeñado para montar en su deliciosa casa de Madrid, una casa baja con jardín y muchos libros que habían bautizado La Maguita, estupendas veladas gastronómicas y poéticas donde todas las personas que formaron parte de aquellos talleres nos fuimos reuniendo en el hedónico festín que dan el cariño, la inteligencia y la complicidad. Hasta prácticamente el día de su marcha, Elisa estuvo, como la mujer luchadora que fue y será siempre en nuestra memoria, al pie de la barricada del pensamiento constructivo, la alegría y el ánimo. Yo le debo tanto, tanto.
En estos años, que hoy se me antojan pocos, Elisa ha sido la destinataria de algunos de mis textos, tanto en verso como en prosa, unas veces ella sola y otras junto a Alfonso. De entre todos quiero destacar dos poemas. Ambos pertenecen a un libro titulado Todas las
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Retrato en auto(bús) # Jesús Urceloy
La mujer con gafas
y las hormigas y el pez de las tormentas y el ave que palmea las alas
la mujer de las gafas tiene nombre vive en Madrid una ciudad al sur de cualquier sitio una ciudad muy triste al sur de cualquier sitio la mujer de las gafas se llama Elisa Fernández y cuando se cansa de Madrid
valiente en el rasgueo en el picado en la copla adquirió la costumbre de respirar llorando
esa mujer de gafas sabe arañar la tierra esa mujer me cubre de lágrimas los libros esa mujer nos salva en las prisiones
se va a vivir junto a un río
dinamita las puertas de las cancillerías
se va a vivir junto a un río cuando el viento del norte se anuncia en su portal
hace en los minaretes parques de pura lluvia
buenas tardes señora soy el viento del norte el que transporta el miedo las manzanas los libros suecos de detectives y enciende los sopletes y da calor al rostro y envilece a los hombres e invita a descalzarse para pisar la tierra
cuando dormía sola la mujer de las gafas cuando alzaba una hoz para sanar la muerte cuando los animales
sabe su grito a nube que ha de empapar las ropas esta mujer con gafas es una estatua errante que nos mira
cuando mi lengua acaba cuando mi verso cierra cuando el freno se ciñe poderoso en mi boca ella desagua lenta los humores del luto cuando el libro termina en la alta madrugada cuando se acuesta y deja sus gafas al reposo 54
Retrato en auto(bús) # Jesús Urceloy
nos protege del sueño
Una mujer
ella tiene en sus ojos un mar nacido a oscuras Una mujer es sólo una palabra. La palabra dolor puede decirla. También un hombre puede, en ambos hay un tono de impecable diferencia.
El hombre y la palabra que repite el suelo al ser pisado: Soy mujer. La belleza que impulsa a construir un laberinto. Huele a mar y es dulce.
Cuando la arquitectura se conjuga junto al verbo mentir, el hombre sueña. Si el miedo se acostumbra a la verdad la mujer sueña al mundo. Y nada muere.
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Retrato en auto(bús) # Jose Miguel Urbano Andrés
Jose Miguel Urbano Andrés nació en Madrid el 10 de Marzo de 1974. Reside en dicha ciudad. Ha publicado la plaquette “Presagios” (2011) y se han incluido poemas en las siguientes Antologías: “Manos a la obra” (2010), “Manos a la obra 2” (2011) de la Editorial Fuentetaja y “Libertad tras las rejas”(2012) de la Editorial El Taller del Poeta, Versos en el aire III (2014) de la Editorial Diversidad Literaria. Asimismo ha participado en la Revista Depaso de CEPA Yucatán (2013) y en el periódico “Más Getafe” (2014). Se ha incluido su poema “Mordiscos” en la antología “En legítima defensa: Poetas en tiempo de crisis” (2014) de la Editorial Bartleby así como “Viernes por la mañana” en la Antología “Del uno al otro confín” (2014) en la Editorial Chiado. También en 2014, fue incluido en la Antología “Travelling” realizada por los alumnos de Esther Ramón en la Fundación José Hierro. En 2015, formó parte de la Antología “Así es la cosa” de alumnos de Olvido García Valdés en la Fundación José Hierro. En ese mismo año fue Finalista en el VI Día Internacional de la Poesía de Segovia. En 2013 publicó su primer poemario titulado “El sonambulista” en la Editorial Celesta.
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Retrato en auto(bús) # Jose Miguel Urbano Andrés
amanece
que el vespero crea que su piel es divina
en los ojos de la niña
no significa que tengamos que arrodillarnos
mientras los gatos tejen los violines
como si la cartera de un vagabundo
y la almendra se posa en el aura del abedul el eco de las alas hace olvidar el aguacero que resbala por una tarima envuelta en hiedra los compases se unen en el horizonte mordisqueando el arroyo que conduce a la bruma
recreara bosques de bambú en la retina de los niños y si mañana estampan tu rostro sobre una pared vacía lo contemplaremos con esa pizca de desprecio que siembran los granos de café sorteando amaneceres en el fondo de una bañera escucha tu bazo funde de rojo el humo de la derrota
pesa el extravío
mientras mi esternón se diluye
en una cesta repleta de flores
por los poros de la Menara
injertada en la nieve no me proveas de tus remedios plutónicos déjate beber por el silencio de la botella cada vez que los faros naveguen entre ríos recordaré el rastro que dejó la lágrima 57
Retrato en auto(bús) # Jose Miguel Urbano Andrés
rodeado de amasijos espero al cazamariposas para encerrar la sombra
un pájaro se ha posado en mi ventana lleva en su pico una rama de cerezo cada vez que me acerco mira con tristeza su vuelo me devuelve el viento del exilio
mis bolsillos están vacíos de esperanzas las olvidé cosiendo el bajo para que el silencio no envuelva mis recuerdos salvo que el cirujano se retrepe en la camilla
el dolor es un interrogante con pies de polvo como un piano colgado del techo cuyas teclas simulan olas de un océano servido en una cuchara de café
en el pequeño rincón de la higuera escondo mi corazón de doce años 58
Retrato en auto(bús) # María Solís
María Solís Munuera (Madrid, 1976)
Licenciada en Bellas Artes por la UCM y en Economía por la UNED, Máster en Traducción por la UAM. Ha trabajado como traductora, fotógrafa y redactora. Colabora en la sección literaria del sitio web Culturamas y en Nayagua, la revista de poesía editada por la Fundación Centro de Poesía José Hierro. Su primer poemario, “Mortífero, ingenuo y transparente”, ha sido publicado por Ediciones Vitruvio en 2014 y elegido por la Asociación de Editores de Poesía entre los libros recomendados de ese año. Sus poemas también pueden encontrarse en la plaquette “Hordas” (Barco de Ideas, 2011), en revistas (Nayagua, Cuadernos del Matemático, La Bolsa de Pipas) o medios digitales (AriadnaRC). Ha participado en antologías como “In Absentia” (Nanoediciones, 2011), “Libertad entre las rejas” (El taller del poeta S. L., 2012), “Último ahora” (Izana Editores, 2013), “Voces del extremo. Poesía y resistencia” (Amargord Ediciones, 2013), “Voces del extremo. Poesía y desobediencia (Amargord Ediciones, 2014), “Voces del extremo. Poesía y raíces” (Amargord Ediciones, 2016) o “En legítima defensa. Poetas ante la crisis” (Bartleby Editores, 2014). Ha participado en encuentros de poesía nacionales (diversas ediciones de “Voces del Extremo”) e internacionales (Festival Internacional de Poesía Ileana Espinel Cedeño de Guayaquil 2016). Próximamente acudirá al Festival Poético “Le Mitan du Chemin”, celebrado en la región de Var, en Francia, del 22 al 24 de abril. Poemas, artículos y reseñas de su autoría pueden leerse en su blog “El doble del dentista”: http://eldobledeldentista.blogspot.com
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Retrato en auto(bús) # María Solís
NIÑOS EN UNA PLAYA
la belleza.
La mer aux spasmes de méduse menait, menait ses répons d’or Saint-John Perse
Y los niños crecidos del invierno aplauden
La tierra se aburría, asexuada
e imaginan la zambullida del marino
por la esterilidad de los rastrillos verdes, de la pala y el cubo,
en el agua que hierve de urticaria
por la enfermedad del enanismo en unas manos
y a su vez desean sumergirse, buscar
y una madre que las mantiene torpes con plástico y color.
al animal mortífero, ingenuo, transparente.
Llegó la colonización de las medusas.
Y las madres verdosas lo prohíben.
Contra ellas
Pero el mar son espasmos de medusa.
navegan barcos rojos con las cruces, desembarcan el cabezudo y el gigante. Para un suficiente número de presas no les bastan las redes, los cazamariposas,
(De Mortífero, ingenuo y transparente, Ediciones Vitruvio, 2014)
necesitan el volumen vacío del juguete.
Así el cubo, la pala y los rastrillos verdes son hundidos y emergen con veneno, la descarga, la baba,
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Retrato en auto(bús) # María Solís
Verano
Camina sobre el agua
Ya es verano
en el canal donde se reproduce la infección.
porque ha caído un cuerpo en la piscina.
Las bacterias le forman un pulmón de socorrista: neumónico y viril.
Flota bajo el calor de la canícula.
Una mujer actúa: hace de minutero, hace comedia.
(De Mortífero, ingenuo y transparente, Ediciones Vitruvio, 2014)
Se tumba en la toalla que separa la hierba de su cuerpo y gira bajo el sol. Una tercera mano le unta leche, le unta aceite si aún es capaz de enrojecer.
El niño aún no sabe nadar. 61
Retrato en auto(bús) # Marta Pantigoso
Marta Pantigoso
...aunque el 72 no tiene canción, fue el año que eligieron para que yo me asomara al mundo, con la casualidad de tener muy cerca el Pisuerga, en la ciudad de Valladolid. A pesar de mi simpatía por las letras, acabé tratando de tu a tú con la arquitectura y la decoración y es en donde me muevo profesionalmente en la actualidad. No deja de ser otra manera de escribir el dibujo. Mi escritura merodea -autodidacta- y muy en pañales, entre una etapa pasada más fructífera y este presente de reintentos...y relleno libretas desde hace más de veinte años con alrededor de mil poemas. Grupo Cero, Fuentetaja, El Ovillo de Ariadna y hoy los ConVersos son grupos que me han admitido un guiño tímido desde mis papeles.
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Retrato en auto(bús) # Marta Pantigoso
P ara E lisa
hoy tu presencia entre los brazos
De dónde a dónde va el trazo y te recuerda,
y alguna carcajada inesperada
con qué instante se escribe
—que comentes el poema, lo rearmes
el epitafio,
y lo desmontes
el carácter,
aunque no lo escribas—
la sonrisa.
y que las horas no huelan a tristeza.
Con qué palabra pronunciamos hoy tu antes
y cuál de estas miradas esquivamos para disimular la pena.
Que se quede 63
Retrato en auto(bús) # Marta Pantigoso
Nadie te mira a los ojos
Tu sombra
cuando lloras,
aún
el dolor se escribe
no ha doblado la esquina
sin entendimiento,
y le presta a mis ojos
se explica en silencio
algo de lo que no eres…
y la soledad suele ser la mejor compañera
permanezco
adormilada y suave
Tantas veces
junto a los segundos rayos
quien te quiso
de la ventana,
se pone a salvo…
entre el café tibio
¿ El alma ?
con la mirada fija
el alma y a mi
y lo que te quiero,
existe
me duele.
entre el gris oscuro de tu figura - alargada y falsa – sobre la acera.
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Ficha técnica Grupo de los poetas conVersos:
Número especial editado digitalmente el día:
Alicia Naya, Antonia Roig, Carmen Díaz-Maroto, Carmen Crespo, Claudio Carrillo Aranda, Elisa Fernández de Castro, Esther Lucio Marino, Eva Yárnoz, Fran García, José Pérez Carranque, Juan Carlos Fernández Sanz, Javier Lerena, Juan Hospital, Manuela Sola Castro, Marga Mayordomo, Marisol Huerta Niembro, Miguel Cuerdo, Nieves Pulido, Paloma Espartero, Pepe Alcamí y Tirsa Caja.
9 de mayo del 2016
Comité de redacción: Antonia Roig, Carmen Crespo, Esther Lucio Marino, José Pérez Carranque, Manuela Sola Castro, Nieves Pulido y Tirsa Caja.
En la portada: Foto de Elisa Fernández de Castro sobre una acuarela de Fernando Alonso.
Diseño y maquetación: Nieves Pulido, Manuela Sola Castro y Claudio Carrillo Aranda.
Correctoras de estilo: Esther Lucio Marino y Nieves Pulido.
La revista fue ideada en:
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Café Ajenjo, Madrid, 2010 (cafeajenjo.com)
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