Las Misiones Sociales: un mal producto bien mercadeado
Hablar de Misiones Sociales es hablar de Hugo Chávez, toda vez que el ex presidente venezolano hizo de estas, su política social. Hugo Chávez llega al poder enarbolando dos banderas, el combate a la corrupción y la igualdad social, todo ello en medio de un aura de cid campeador y de benefactor de los pobres. Tras 20 años de revolución bolivariana las misiones sociales son hoy una bandera hecha jirones, no alcanzaron su publicitario cometido de hacer posible la inclusión social y la erradicación de la pobreza, sin embargo, si alcanzaron su verdadero objetivo político, hacer a las personas menos dueñas de su vida y de su capacidad creadora y más dependientes de la ayuda estatal, e irónicamente las misiones fueron consumidas por aquello que Chávez juro derrotar, la corrupción. Las misiones sociales y la forma como operaron encajaban perfectamente en el imaginario que Hugo Chávez tenía de lo que debía ser la gestión, alguien manda y otros obedecen, algo muy propio de un militar formado bajo los principios de lealtad, obediencia y disciplina. Entender la génesis de las misiones pasa necesariamente por valorar el contexto en el que nacen.
La llegada al poder de Hugo Chávez se produce en medio de un creciente descrédito de los partidos políticos y del sistema que por años mantuvo la gobernabilidad política del país. Chávez jura para su mandato, un 02 de Febrero de 1999 sobre la Constitución de 1961, refiriéndose a ésta, como “moribunda”, desde ese momento todo presagiaba que la institucionalidad tal como la conocíamos no volvería a ser la misma. Ese mismo año, se produjo la elección de una Asamblea Nacional Constituyente que sancionaría una nueva carta magna, se produjeron cambios importantes en la forma de organización del Estado, se introdujeron novísimas formas de participación basándose en aquello que ya poco escuchamos “democracia participativa y protagónica”. Asimismo, la nueva Constitución fue un texto con avances importantes en el tema de los derechos sociales, sin embargo, hoy podemos decir que este texto no fue la camisa a la medida que Chávez habría querido, desde su promulgación pareciera haber comprendido que su proyecto milenario encontraba en esta recién sancionada Constitución, un obstáculo, por ello inmediatamente comenzó a violarla y también empezó a avanzar en la confección de su traje a la medida, el Plan Simón Bolívar, el cual se convirtió en la hoja de ruta del proyecto revolucionario. Las misiones sociales constituyen una extraordinaria jugada política de Hugo Chávez y tienen su génesis en el año 2003, frente a la amenaza de un referendo revocatorio que supuso tres jornadas de recolección de firmas, una mesa de negociación, acuerdos entre gobiernos-oposición y múltiples conflictos. Frente a este escenario, las misiones sociales fue una estructura alterna a la institucionalidad formal, que le permitió al ex presidente Chávez tener un discrecional mandato sobre la gestión de recursos financieros y físicos, librándose con ello de controles burocráticos que jugaban en contra, más aún cuando tenía frente a el, una verdadera amenaza, como lo fue el referendo revocatorio del año 2004. Las misiones fueron el gran salvavidas político de Hugo Chávez, estas masificaron la presencia de la acción del Estado y el reparto de renta, pero a la vez fueron generando estructuras clientelares que se convirtieron en los venideros procesos electorales, en un gran frente de movilización, toda misión arrancaba con un censo, lo que generaba inmediatamente una gran base de datos, a través de la cual cada persona era contactada vía mensajería o por alguna estructura política, generándose un vinculo entre la persona y la misión, esto sin duda fue un factor que potenció la masiva inclusión de personas a las misiones. Un gran aliado en la masificación de las misiones fue el aparato comunicacional y propagandístico del gobierno, toda misión que nacía lo hacía con una narrativa, una
historia, un personaje con el que se buscaba que la población conectara, incluso internacionalmente se realizó un trabajo de posicionamiento y mercadeo, tanto así, que llegó a hablarse en el contexto internacional de las milagrosas misiones de Chávez. El pragmatismo político marcó el surgimiento y reimpulso en determinados momentos de las misiones, esto evidencia que lo social se convirtió no en un fin en si mismo, sino en un medio para alcanzar objetivos políticos. Si vemos la cronología de surgimiento de las misiones podremos constatar que estas o surgían o se reimpulsaban con más recursos y aumentos de cobertura, siempre en vísperas de procesos electorales, entre tanto no hubiese elecciones en el panorama, su accionar era bastante irregular. Solo entre 2003-2004, meses antes de celebrarse el referendo revocatorio surgieron 13 misiones (Barrio Adentro I, Robinson I II, Misión Sucre, Miranda, Ribas, Vuelvan Caras, Mercal, Identidad, Milagro, Guaicaipuro, Piar y ViviendaHábitat) ; entre 2005-2006 teniendo en el horizonte las elecciones presidenciales del año 2006 se constituyeron otro grupo de 11 misiones más, de las que 7 eran nuevas (Misión Zamora, Cultura, Rivas, Negra Hipólita, Ciencias, Madres del Barrio y Revolución energética) y otras 4 eran ampliaciones de misiones ya existentes, tal es caso de Barrio Adentro II-III-IV y de Misión Robinson III. De igual forma, previo al referendo sobre la reforma constitucional de 2007 se pusieron en marcha 03 nuevas misiones (Villanueva, Alma Mater y Ché Guevara).
Fuente: Las Misiones Sociales, Luis Fco Cabezas y Yolanda D´Elia 2008
No es casual que el referendo sobre la reforma constitucional de 2007, única derrota electoral de Hugo Chávez, fue justo en un año donde no abundaron nuevas misiones y donde ya se tenía registro del declive de dos de las misiones que habían sido muy importantes para la obtención de triunfos políticos, como lo fueron para aquel entonces las misiones Barrio Adentro y Mercal. Las misiones sociales fueron concebidas como una estructura paralela no solo presupuestariamente sino también desde sus operadores, de esto dependía la posibilidad de ejecutar acciones bajo una lógica militar de obediencia sin cuestionamiento, es por ello que militares activos -misiones ligadas al abastecimiento de alimentos-, personal cubano misiones de salud- y civiles ligados al entorno presidencial se convirtieron en los principales brazos ejecutores de las misiones, respondiendo a mandatos muy centralizados que provenían incluso de la propia figura del presidente. Esto último supuso que se generaran fricciones institucionales y de poder dentro de la gestión de las misiones, tal es el caso de la Misión Barrio Adentro, la cual estaba bajo el mandato de una misión médica cubana con bastante autonomía operativa y presupuestaria, a esto se sumaba que la misión médica cubana jerárquicamente rendía cuentas al propio ejecutivo, lo que suponía un debilitamiento de la autoridad y rectoría del Ministerio de Salud, situación que aún hoy se mantiene y sigue generando luchas de poder. Aproximarse a la valoración del impacto de las misiones en la modificación de las condiciones de vida de la población más vulnerable, pasa por valorar a las misiones que cuantitativamente fueron las que contaron con mayor cobertura y mejor valoración por sus beneficiarios, tal es el caso de la Misión Barrio Adentro y Misión Mercal. La Misión Barrio Adentro fue una muy buena idea muy mal gestionada, se planteó como un mecanismo a través del cual se abordarían en las propias comunidades - las necesidades de atención primaria de salud y a la vez serviría para la identificación de vectores y de poblaciones en especiales condiciones de vulnerabilidad. Con esta modalidad de atención además de impulsar el modelo de atención preventiva, se buscaba como valor agregado tratar de resolver en los propios consultorios populares barrio adentro I- aquellos padecimientos sencillos sin mayores niveles de complejidad médica, lo que se traduciría en un importante descongestionamiento de los ambulatorios y establecimientos hospitalarios, permitiendo a estos últimos, destinar más recursos y personal a los servicios que atendían padecimientos de mayor complejidad médica. La metodología inicial -Barrio Adentro I- se basó en la instalación de un medico adscrito a la misión médica cubana en sectores populares; los consultorios funcionaron en espacios
comunales o incluso en espacios cedidos por las propias comunidades, fue después que vinieron los llamados módulos octogonales, los cuales resultaron ser de poco agrado para los propios médicos cubanos, estos alegaban que eran espacios para prestar un servicio y no para que una persona viviese allí, ya que estaban desprovistos de las prestaciones mínimas de una vivienda residencial y con el tiempo alegaron que no tenían ningún tipo de privacidad, lo cual suponía trabajar 24 horas, los 365 días del año, allí comenzaron las deserciones de galenos antillanos. Con el paso del tiempo la Misión Barrio Adentro I perdió impulso y salió de las prioridades de gestión, siendo desplazada por las modalidades de Barrio Adentro II-III-IV que se plantearon ofrecer otros servicios médicos curativos abandonando el paradigma preventivo. Muchos alegan que ese cambio de prioridad vino dado por la presión de lobistas de la industria del equipamiento médico y de burócratas del sector, quienes vieron en la dotación de los centros de diagnóstico integral, de las salas de rehabilitación integral y de las clínicas populares, un gran nicho de negocio, oportunidad que no brindaba un sencillo consultorio popular donde solo se requería equipamiento mínimo. En Septiembre del 2009 el propio Hugo Chávez en un Consejo de Ministros Ampliado en San Juan de los Morros reconoció que 2000 consultorios populares estaban cerrados. 6 años después de haber nacido, Barrio Adentro ya comenzaba a mostrar agotamiento y sistemático desmantelamiento. Hoy Barrio Adentro incluso ha desaparecido del imaginario popular solo quedan unos módulos octogonales abandonados o invadidos, muy pocos funcionan y lo hacen más por el voluntarismo de la propia comunidad, que por decisión de los ejecutores de la política. Hablar de Mercal es hablar de la misión con más grande cobertura del menú de misiones que se han implementado hasta la fecha, también es pródiga en cuanto a los cambios de nombre, nace como Mercal en 2003, luego en 2008 paso a llamarse Gran Misión Abastecimiento Soberano y Seguro y más recientemente desde 2016 se le conoce como Comités Locales de Abastecimiento Popular (CLAP). Mercal surge como un programa de distribución de alimentos con precios subsidiados por el gobierno y que estaba originalmente dirigido a las familias en especiales condiciones de vulnerabilidad, sin embargo, las evidencias demuestran que la focalización no ha sido uno de los rasgos característicos de esta misión, por el contrario la dispersión de su población meta, la corrupción -caso PDVAL-, desvío de alimentos a la red privada y nula transparencia han sido su impronta de gestión. Mercal en 2005 llegó a estar presente con al menos 1 producto en la despensa del 70% de los hogares venezolanos, tal como lo reseña el investigador Carlos Aponte en un reciente
trabajo a partir de datos de la Encuesta de Consumo de Alimentos. Este dato da cuenta de cómo esta misión en su momento cumbre 2003-2005, tuvo una importante penetración en los hogares venezolanos, indistintamente de su condición social, dado que la focalización estuvo asociada más a factores geográficos y de densidad poblacional que a perfiles socio-económicos.
Fuente: Encuesta de Seguimiento del Consumo de Alimentos citado por Carlos Aponte
Mercal tuvo un gran aliado para entrar a los sectores populares, tal es el caso de los bodegueros -pequeños comerciantes al detal- que abrieron sus anaqueles a los productos Mercal, lo cual significó en primer momento, un atractivo para ellos, dado que las personas visitaban con más frecuencia al establecimiento para adquirir los productos subsidiados, pero a la vez terminaban comprando otros productos de la bodega. Esta relación ganar-ganar comenzó a deteriorarse desde el momento en que la red de distribución Mercal comenzó a fallar y los productos subsidiados dejaron de verse en los anaqueles de las bodegas, esta situación afectó a los bodegueros, que terminaron siendo blanco de acusaciones de acaparamiento de productos subsidiados, pero la realidad demostró que el Ministerio de Alimentación deliberadamente dejo de abastecer a nivel micro -bodegueros- para enfocarse en los macro establecimientos –Abastos Bicentenario-. Mercal y sus variantes en el tiempo, resultaron ser un gran nicho negocio manejado por militares -últimos 8 ministros de alimentación han sido militares- en donde se privilegió la importación de alimentos, en lugar de favorecer la producción y agroindustria nacional, la
cual terminó siendo expropiada mucha y abandonada otra por los productores, quienes se convirtieron en blanco del acoso del gobierno nacional, regional, local y hasta de consejos comunales. Mercal, de ser la misión en la que el 70% de los hogares venezolanos se abastecía de manera regular y con posibilidades de escoger que, cuanto y cuando comprar, es hoy un programa que entrega de manera muy irregular y bajo esquemas discriminación política carnet de la patria- una bolsa con una limitada cantidad de víveres, que siguen siendo extranjeros y sobre los que pesan estudios serios, que certifican su mala calidad, incluso uno de ellos quedo demostrado que tiene una alta concentración de glifosato, herbicida altamente cancerígeno. Con Mercal se desaprovechó una inmejorable oportunidad para elevar los niveles de producción nacional y de remozar todo el parque industrial de nuestra agroindustria, además de generar miles de empleos y tributos. Barrio Adentro y Mercal, o su equivalente CLAP son hoy dos de las misiones que sobreviven, mientras que de las muchas otras, solo quedan viejas vallas publicitarias o algunas franelas descoloridas, que podemos verle a algún afecto al gobierno en alguna concentración oficialista. En cuanto a la gestión técnica y presupuestaria la misiones pueden considerarse un modelo de lo que no debe hacerse en la gestión pública, débiles controles presupuestarios sujetos a mandatos discrecionales, manejo de recursos vía fondos, fundaciones y entidades no sujetas a control, presupuestos basados eminentemente en créditos adicionales, ausencia de mediciones de impacto, dispersión y solapamiento en las poblaciones objetivo, son tan solo algunas de sus taras de gestión. Las misiones no tuvieron incidencia en que las personas abandonaran la pobreza de manera duradera, no transfirieron capacidades ni habilidades que permitiesen a las personas enfrentar la amenaza de reincidir en la pobreza, solo crearon una gran burbuja de consumo, sustentada en una bonanza petrolera, que permitió subsidiar desde jugosos cortes de carne uruguaya y brasileña hasta línea blanca y marrón. Entre tanto, siendo objetivo las misiones si lograron algo positivo, devolvieron a muchos la oportunidad de formar parte de algo, que no sabían muy bien que era y que llamaban “el proceso” pero del que se sentían parte, algunos como fieles devotos y otros menos convencidos, pero de ambos ya quedan muy pocos. Finalmente, puede aseverarse que las misiones tuvieron más impacto político que social, permitieron a Hugo Chávez salir airoso frente a lo que fue su única y real amenaza durante
sus aĂąos de mandato. Las misiones deben valorarse como una estrategia que hizo de lo social un medio para alcanzar objetivos polĂticos, lo que hace de ellas un producto de muy dudosa calidad -vistas como programas sociales- pero que fue magnĂficamente promocionado y del que hoy, solo queda el empaque.