A MANERA DE INTRODUCCIÓN: DE LAS MOTIVACIONES PARA LA CREACIÓN DE
#NOESNORMAL El saber popular apunta a que ya no hay esperanzas ni expectativas positivas en el sistema de salud pública. La prensa y el boca-en-boca lo han definido como negligente, ineficaz e, incluso, mortal. Es común encontrarse expresiones como “¿quién te manda a ir a un hospital?” o “bueno, ¡qué se puede esperar de un hospital!”. Estamos frente a un fenómeno que la literatura ha identificado como desesperanza aprendida. Desde el punto de vista de la psicología social, la desesperanza aprendida es una actitud de los individuos en la cual se tiene la percepción de que nuestro locus de control interno no tiene ninguna influencia en nuestra realidad personal, de modo que se genera un estado anímico en el cual la persona se siente indefensa, cree no tener control sobre situación alguna y que cualquier cosa que haga o emprenda será un esfuerzo fútil. Los efectos perjudiciales de la desesperanza aprendida se manifiestan fundamentalmente en sus comportamientos derivados: desmotivación, depresión, apatía, entre otras. Como resultado de la desesperanza, la persona permanece pasiva ante acontecimientos dolorosos. Desde el punto de vista estrictamente político, la desesperanza aprendida no es perjudicial per se. Lo verdaderamente perjudicial radica en los comportamientos que de ella se derivan: una conducta pasiva en un país con una forma republicana y un tipo de gobierno democrático, - donde se necesitan precisamente ciudadanos empoderados interesados e involucrados en los asuntos públicos - es un golpe fulminante a la res pública. Si este comportamiento, además persiste en el tiempo, la cultura política ciudadana pierde su esencia, el conocimiento y ejercicio de los derechos y los deberes ante el Estado, la exigibilidad y la rendición de cuentas a las autoridades públicas desaparecen como fenómenos comunes de una sana democracia. Así el ciudadano se hace solo sujeto de dádivas estatales, conformándose con las decisiones de aquellos que ejercen la Auctoritas en una democracia plebiscitaria, en donde las políticas públicas se diseñan en función de algún grupo minúsculo que acceda a alguna posición, en el mejor de los casos.
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El ciudadano se auto-degrada al nivel de un sujeto pasivo que no es capaz de cuestionar las decisiones públicas y exigir cuentas. La desesperanza aprendida, a nivel colectivo y por un tiempo prolongado, conduce inexorablemente a la normalización de situaciones de vulneración de derechos: el sujeto se “adapta” a la situación, tomándola como referencia de lo que ES y no puede cambiar simplemente porque no tiene el poder para ello, siendo que él mismo es el protagonista de las decisiones públicas, pero sin conciencia de esto último. Otro concepto que ha aflorado en estos tiempos de emergencia humanitaria compleja es la resiliencia, entendida como “…la capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas…”, pero la resiliencia en ningún término significa adaptación a lo incorrecto, adaptación a la pasividad bajo los efectos de la desesperanza aprendida y eso debe quedar claro. En ningún término debemos cobijarnos en el paraguas de la resiliencia para justificar la normalización de situaciones de vulneración de derechos, para justificar y tomar como condiciones sine qua non la deficiencia en el funcionamiento de los servicios públicos, especialmente en la prestación de servicios de salud, en donde el no cumplimiento de estándares de calidad puede redundar en la potencial o efectiva vulneración del derecho a la salud y la vida. La resiliencia es la capacidad de adaptarse y recuperarse frente a coyunturas de adversidad, desde el empoderamiento, desde la búsqueda de soluciones, y desde el ejercicio activo de comportamientos que impliquen nuevos cursos de acción dirigidos a soluciones inmediatas o a largo plazo que erradiquen o mitiguen la condición de insatisfacción. Es nuestra humilde posición desde Convite A.C. y la principal motivación para emprender esta campaña comunicacional #NoEsNormal.
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C A M PA Ñ A#N O E S N O R M A L Convite A.C. ha conceptualizado una campaña dirigida a desnaturalizar en el imaginario social del venezolano, la percepción del sistema de salud deficiente como evento o condición sine qua non propia de un servicio público, en virtud además de la presencia de un contexto de emergencia humanitaria compleja, en donde la pasividad de los ciudadanos sólo contribuye a profundizar más la crisis, haciéndoles doblemente víctimas: por la inacción e indolencia del Estado, y por la inacción de los individuos que conforman la sociedad venezolana en su conjunto. Para ello, se ha fijado los siguientes objetivos concretos: A.
Visibilizar las vulneraciones típicas del Derecho a la Salud con el deseo
de cuestionar al receptor, víctima de la normalización de estas violaciones sistemáticas a nuestros derechos
B.
Denunciar la indolencia e incompetencia del Estado para resolver cada
una de estas (y otras) vulneraciones, a pesar de que sea –por definición- garante de ofrecer un servicio de salud de calidad.
C.
Dar a conocer ideas y conceptos asociados a los DDHH de forma clara,
amena y potencialmente impactante.
D.
Generar interés en activismo ciudadano y empoderamiento, para que
cada receptor pueda desarrollar la capacidad de defender y comprender las dimensiones su derecho, el cual es inherente al Derecho a la Vida.
E.
Aproximar la conversación en plataformas digitales a dos ideas
claves principales: #EstoNoEsNormal, necesitamos salud de calidad y #AlEstadoNoLeDuele.
Conscientes de que la toma de conciencia es el elemento clave para identificar situaciones de vulneración del derecho a la salud y la actuación en consecuencia, traducida en la exigibilidad de derechos como comportamiento ideal, Convite A.C.
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ha emprendido, con el compromiso que siempre ha caracterizado su accionar, la primera fase para empoderar al ciudadano en el conocimiento de sus derechos como destinatario de los servicios de salud públicos. A este respecto, la campaña está dirigida fundamentalmente a medios de comunicación, activistas, ONG y equipos en red, periodistas independientes, profesores, estudiantes universitarios y ciudadanía en general.
#NoEsNormal presenta circunstancias claras y perfectamente definidas: son mensajes explícitos y contundentes que dan al traste con los supuestos de hecho extraídos de la triste realidad del aparato de salud venezolano. Son situaciones típicas de vulneración del derecho a la salud que se han convertido en el día a día de los venezolanos, identificadas en los testimonios de muertes prevenibles documentadas por Convite A.C. y recabadas en arqueos periodísticos que manifiestamente contrastan con los estándares internacionales aprobados para la prestación de servicios públicos de salud y degradan la vida del venezolano, haciéndole un ciudadano de segunda o tercera categoría. ¿Por qué usar un lugar común como nombre de la campaña? Porque se ha convertido en un lugar común la prestación deficiente de servicios de salud, y es a través de los esquemas cognitivos básicos del cerebro como se pueden combatir los prejuicios o esquemas mentales negativos adentrados en el seno de nuestras más profundas convicciones. Disonancia cognitiva es lo que se quiere generar a través del cuestionamiento de los prejuicios o las representaciones sociales de los individuos en cuanto a la percepción del funcionamiento y desempeño de los servicios públicos de salud, elevando las expectativas y exigencias de sus destinatarios: los ciudadanos venezolanos, sujetos plenos de derecho a la vida.
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#NoEsNormal es una campaña para ser difundida en las plataformas digitales. Estas se han convertido en una primordial fuente de información cotidiana, y bien empleadas, son instrumentos útiles de formación y educación. Información, formación y concientización para la generación de ciudadanía son elementos de un triángulo fundamental para el fomento de una cultura política pertinente que permita la recuperación de la República, la construcción de instituciones fuertes y la exigibilidad de derechos ante un Estado cuyo papel esencial es el de preservarlos y garantizarlos, cumpliendo con excelencia la provisión de bienes y prestación de servicios públicos, así como el diseño, ejecución y evaluación de políticas públicas coherentes con las preferencias y expectativas ciudadanas.
¿Nos acompañas? •Que te acostumbres a vivir en condiciones límite, en donde la vida siempre peligra #NoEsNormal •Que el Estado te subestime en tus expectativas #NoEsNormal •Que el Estado te subestime, ofreciéndote servicios deficientes y de mala calidad #NoEsNormal •Que recibas bienes defectuosos y servicios inadecuados #NoEsNormal •Que no puedas cuestionar el funcionamiento de un servicio público #NoEsNormal •Que te acostumbres a que te maltraten en el sistema público de salud #NoEsNormal
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