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Ética y Deontología: Ejercicio profesional y sostenibilidad medio ambiental

Pregunta

La sostenibilidad es una prioridad del transporte aéreo. Hay numerosas iniciativas orientadas a reducir las emisiones contaminantes que generan las aeronaves, fomentar el uso de nuevos combustibles como los SAF, etc. Los pilotos pueden contribuir a lograr esos objetivos de sostenibilidad. ¿Desde el punto de vista deontológico se puede hablar de un ejercicio profesional sostenible y eficiente o de prácticas contrarias a la sostenibilidad?

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Respuesta

Por supuesto que sí. La responsabilidad profesional del piloto de aviación comercial alcanza de lleno a la cuestión de la sostenibilidad en un doble sentido: económica y medioambiental. La sostenibilidad económica tiene que ver con la rentabilidad de la compañía, de manera que una empresa que no consiga ser mínimamente rentable no será viable, no será sostenible económicamente. Un buen piloto tiene que velar por el control adecuado de los recursos que la compañía pone a su disposición (incluyendo el uso adecuado del combustible, pero también otros muchos aspectos que inciden en la rentabilidad de la compañía, como por ejemplo la fidelización de los pasajeros: si los clientes son bien tratados por la tripulación, aumenta la probabilidad de que sigan contratando con nuestra compañía).

La sostenibilidad ambiental se tiene que contemplar en un contexto más amplio, que va más allá de la compañía y de la profesión: el cuidado del planeta para legarlo a las generaciones futuras en un estado satisfactorio, de manera que puedan satisfacer sus necesidades como nosotros estamos satisfaciendo las nuestras. El concepto de sostenibilidad medioambiental aparece por primera vez en 1987, cuando la ONU publicó el conocido Informe Brundtland (en honor a la presidenta del Comité que elaboró el documento, la Sra. Gro Harlem Brundtland, ex primera ministra de Noruega). Dicho Informe lleva por título Our Common Future, y en él se define el desarrollo sostenible (duradero), o desarrollo sustentable, como aquel tipo de desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones. De ahí se desprende el principio de la responsabilidad transgeneracional. Supone la búsqueda del equilibrio entre ecología, economía y equidad desde la perspectiva ética. Estamos, por tanto, ante un compromiso moral y político que concierne a todas las personas que formamos parte de la presente generación. Pero para llegar a la sostenibilidad tenemos que pasar por un periodo de transición inspirado por el principio de precaución; es decir, sacrificar todo aquello que no justifique en alto grado el coste-beneficio de las acciones que, a nivel medioambiental, llevamos a cabo tanto como sociedad, como en el ejercicio de nuestra profesión.

¿De qué modo afecta este compromiso a la profesión de piloto de aviación comercial? En el artículo 6, letra m, de nuestro Código Ético y Deontológico se dice expresamente que la eficiencia («buena administración de los recursos para evitar despilfarros y cuidar del medio ambiente») es uno de los valores básicos que ha de tener presente el piloto.

También se hace referencia a la preservación del medio ambiente en el apartado 3º del artículo 11 (Prestación de los servicios): «Como profesional comprometido con el buen funcionamiento de los servicios aéreos, el piloto velará porque aquellos que le sean asignados se desarrollen dentro de los parámetros de seguridad, legalidad, economía y respeto al medio ambiente»).

Estos artículos nos recuerdan que debemos estar atentos a las cuestiones medioambientales como parte insoslayable de nuestros deberes profesionales. Se entiende que la principal prioridad del aviador profesional es la seguridad (artículo 11, apartado a), pero una vez atendida al máximo la seguridad, otros criterios relevantes han de ser tenidos en cuenta, incluyendo el criterio que estamos comentando del cuidado del medio ambiente. La pregunta que tendría que hacerse un profesional excelente en este contexto

El Rinc N Del Colegiado

sería la siguiente: «¿Está en mi mano, en las presentes circunstancias (dentro y fuera de la aeronave), la posibilidad de adoptar algunas medidas para procurar una mayor responsabilidad medioambiental, con el fin de aumentar la sostenibilidad en el corto, medio y largo plazo?»

La persona aviadora que responda afirmativamente a esta pregunta debería elaborar un listado de posibles decisiones a tomar, ponderar los pros y los contras de cada decisión, y ponerlas en práctica en el orden que considere más adecuado. En este proceso suele ser importante la deliberación con otros colegas y con personas competentes de otras profesiones (tal vez directivos de compañías, mecánicos, ingenieros de aviación civil, etc.). Recordemos que los seres humanos no somos islas y no deberíamos comportarnos como átomos desconectados de los demás. En este sentido, el COPAC desempeña un papel primordial para impulsar este proceso deliberativo. De hecho, ya lo viene haciendo desde hace tiempo con el apoyo a diversas iniciativas de los colegiados y la publicación de artículos en la revista Aviador. El resultado de esa deliberación pública y abierta no puede ser otro que la puesta en marcha de acciones de mejora para reducir las emisiones contaminantes que generan las aeronaves, fomentar el uso de nuevos combustibles como los SAF, etc.

En resumen: merece la pena hacer un esfuerzo, desde todos los sectores sociales, incluido el sector de la aviación comercial, para preservar el medio ambiente y con ello legar a las futuras generaciones un planeta más limpio, más equilibrado ecológicamente y sin pérdida de biodiversidad. Se lo debemos a nuestros hijos y nietos. <

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