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Atascado en la nieve Tolerante con la frustración CAPÍTULO 12
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“Rueguen que nieve, porque hace años que no cae ni un copo…”, respondió Justin Marchant, entrañable amigo y fotógrafo de mi libro Ángeles en tus tumbas, desde Londres, cuando en nuestra primavera austral le consulté si podía hacer una producción fotográfica para un disco que se llamaría Invierno. Con la idea clara y completa del concepto de Invierno, este libro que se encontraba a medio escribir, a la editora se le ocurrió una idea: “¿Y si lo reforzamos con un EP1?”. Acepté el desafío bajo la necesidad de inspiración, ya que como decía Facundo Cabral: “Uno puede escribir muchas cosas, pero no canciones, ellas solitas vienen un día y se sientan a tu lado; se entregan, porque no son tuyas… uno solo debe dejarlas fluir”. Fue así: por gracia, en cinco días nacieron cinco canciones… Comenzada la producción del EP en nuestra primavera sureña, nacía el inconveniente de la producción fotográfica. Fue entonces que recurrimos a Justin para que en el invierno que se avecinaba en el hemisferio norte tomara las fotografías. Producto del cambio climático en aquellas temporadas, Londres había pasado años sin nieve. Atrapado en nieves etílicas “Si te estás preguntando por qué hago todo eso, te diré que… funciona, tan sencillo como eso”, relataba Eric Clapton en su autobiografía, que recibí de regalo para mi cumpleaños en diciembre y se transformó en mi libro de lectura aquel verano. 1 EP (extended play) es una sigla inglesa que traducida al español significa “reproducción extendida” y se utiliza como denominación para un formato de grabación musical. La duración de un EP es muy larga para considerarse como simple y muy corta para considerarse como álbum.
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Clapton se refería a la oración, específicamente en un momento crítico de su vida, cuando en 1987 había ingresado por segunda vez a Hazelden, un centro de rehabilitación de alcohólicos. “… Durante el mes de tratamiento fui dando tumbos de forma muy parecida a la primera vez, simplemente tachando los días, con la esperanza de que algo cambiara dentro de mí sin que tuviera que hacer mucho (...) El ruido dentro de mi cabeza era ensordecedor, y la bebida ocupaba mis pensamientos todo el tiempo. Me conmocionó darme cuenta de que estaba en un centro de desintoxicación, se suponía en un ambiente seguro, pero yo me encontraba en grave peligro. Estaba absolutamente atemorizado, desesperado. En ese momento, casi por impulso propio, mis piernas cedieron y caí de rodillas. En la intimidad de mi cuarto supliqué ayuda. No tenía ninguna noción de a quién creía que le hablaba, solo sabía que no podía más, que no me quedaban fuerzas para luchar. Entonces recordé lo que había oído sobre rendirse, algo que pensaba que nunca haría, que sencillamente mi orgullo no permitiría, pero supe que nunca conseguiría salir solo, así que pedí auxilio y puesto de rodillas me rendí. A los pocos días me di cuenta de que me había ocurrido algo. Un ateo diría que solo consistió en un cambio de actitud, y hasta cierto punto eso es cierto, pero se trataba de mucho más que eso. Yo había encontrado un lugar donde dirigirme, un lugar que siempre supe que estaba allí pero en el que nunca había querido o necesitado creer. Durante todo este tiempo que llevo sobrio, ni una sola vez he pensado en serio en beber o drogarme. No tengo nada en contra de la religión; crecí sintiendo una gran curiosidad por las cuestiones espirituales, aunque en mi búsqueda me alejé de la iglesia y del culto en comunidad para conducirme al viaje interior. Antes que comenzara mi rehabilitación, encontré a mi Dios en la música y en el arte, con escritores como Hermann Hesse y músicos como Muddy Waters, Howlin’Wolf y Little Walter. En cierta manera, de algún modo, mi Dios CAPÍTULO 12
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siempre estuvo ahí, pero ahora he aprendido a hablar con Él”2. Tal nivel sinceridad e intimidad revelados por Clapton al hacer pública su experiencia personal con Dios, me impactaron. Humildemente, reconocía que quien lo había ayudado a dejar las drogas y el alcohol, cuando estaba atrapado de manera absoluta, atascado sin salida, no era otro sino Dios. Con total franqueza, este músico extraordinario expresaba que aquella experiencia lo había cambiado por completo: nunca más había dejado de orar; por la mañana, de rodillas para pedir ayuda; y de noche, para expresar gratitud por su vida y sobre todo por su estado de sobriedad. Nieves crudas y profundas Corría 1991 y Eric, liberado de las ataduras, decidió acercarse a Conor, su pequeño hijo que vivía con su mamá, Lori. Agendaron que coincidirían en Nueva York. El 19 de marzo, lo había recogido en el apartamento de la calle 57 donde se hospedaban, para llevarlo al circo en Long Island. Por primera vez, padre e hijo solos disfrutaron una noche maravillosa. Conor, emocionado y nervioso, no dejaba de hablar. Su excitación máxima fue cuando vio a los elefantes. “Aquello hizo que me diera cuenta por primera vez de lo que significa tener un hijo y ser padre. Recuerdo decirle a Lori, cuando lo llevé de vuelta, que a partir de ese momento, cuando me tocara tener a Conor en casa, quería ocuparme yo solo de él”. La mañana siguiente, ilusionado y feliz, se preparó para recoger a Lori y a Conor para ir juntos al zoológico de Central Park. Así, narra Eric el valle de nieves crudas y profundas que le tocó atravesar: “Alrededor de las once de la mañana el teléfono sonó, era Lori. Estaba histérica y me gritaba que Conor estaba muerto. Pensé para mí: ‘Esto no tiene sentido. 2 Clapton. La autobiografía (2008).
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¿Cómo va a estar muerto?’… me dijo que se había caído por la ventana. Lori, fuera de sí, gritaba. ‘Voy para allá’, le dije. Recuerdo que anduve por Park Avenue, intentando convencerme de que en realidad todo estaba bien… Subí al apartamento que estaba en el piso cincuenta y tres. Lori estaba desquiciada, hablaba como si se hubiera vuelto loca. Para entonces yo había comenzado a sentirme muy calmado y distanciado. Había dado un paso atrás dentro de mí mismo y me había convertido en uno de esos que se limitan a asistir a los demás…”. “Después del funeral… regresé al silencio de mi casa y me quedé a solas con mis pensamientos; encontré una carta que Conor me había mandado desde Milán en la que me decía lo mucho que me echaba de menos y las ganas que tenía de verme en New York. Había escrito: ‘Te quiero’”. Temporadas en las que nos hundimos en la espesura de un manto de nieve que parece no tener fin: entretanto te va penetrando y te va tapando, te hiela el alma. Son momentos en los que no podemos estar solos, en los cuales la familia del amor tiene que rodearte. Todos aportan su amor y fe, bienes que abrigan el corazón y tranquilizan la cabeza. “No puedo negar que hubo un momento en que perdí la fe, y lo que me salvó la vida fue el amor incondicional y la comprensión que recibí de mis amigos y compañeros del programa de los doce pasos (Alcohólicos Anónimos). Asistía a una reunión y la gente se agrupaba en silencio a mi alrededor, me hacían compañía, me compraban café y me dejaban hablar sobre lo que había pasado. Me invitaron a que presidiera algunas de las reuniones y, durante esas sesiones, cuando dirigía el paso tercero, que trata de dejar tu voluntad en manos de Dios, narré la historia de cómo, en mi última estancia en Hazalden, caí de rodillas y pedí auxilio para mantenerme sobrio. Les dije a los reunidos que en ese momento CAPÍTULO 12
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desapareció la compulsión y, por lo que a mí se refería, esta era una evidencia física de que mis oraciones habían sido atendidas. Después de haber tenido esa experiencia, dije, sabía que podía lograrlo. Una mujer se acercó a mi después de la reunión y me dijo: ‘Me has quitado la última excusa que tenía para beber… siempre ha existido un rinconcito en mi cabeza donde mantenía la excusa de que si alguna vez algo les sucedía a mis niños, entonces tendría una justificación para emborracharme, tú me has mostrado que eso no es cierto’. De repente fui consciente de que había encontrado una manera para transformar esa terrible tragedia en algo positivo. Estaba en la situación de decir: ‘Bien, si puedo pasar por esto y seguir sobrio, entonces cualquiera puede’. En ese momento me di cuenta de que no había mejor modo de honrar la memoria de mi hijo”3. El hielo va derritiéndose poco a poco Leyendo las memorias de Clapton, también descubrí que George Harrison, su beatle amigo, había terminado de componer su maravillosa canción “Here comes the sun” en la pradera que está en el fondo de la casa natal de Eric, en Ripley, Inglaterra. La letra de la canción me impactó, porque, aunque conocida desde mi infancia, no recordaba que expresara de forma tan simple el fin del invierno: “Ya viene el sol, ya viene el sol, y yo digo: todo está bien. Pequeña, ha sido un largo y frío invierno, parece que hubieran pasado años desde que estuvo la última vez. Ya viene el sol, ya viene el sol, y yo digo: todo está bien. Pequeña, las sonrisas vuelven a los rostros. 3
Op. cit. Clapton. La autobiografía. Páginas 245 a 247.
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parece que hubieran pasado años desde que estuvo la última vez. Ya viene el sol, ya viene el sol, y yo digo: todo está bien. Sol, sol, sol; aquí viene. Pequeña, noto cómo el hielo va derritiéndose poco a poco. Parece que hubieran pasado años desde que estuvo despejado el cielo”. En ese entonces, pensé que sería muy bueno incorporarla al EP, pues mucha gente que conoce esa canción entendería mejor el mensaje. Así lo hicimos; incluimos una versión estupenda interpretada por Mumy Testa, de quien también es la canción “Cálida paz” que completa el disco. Cuando el hielo comienza a derretirse, aunque parezca que hubiera pasado años allí, el cielo comienza a despejarse, y aunque el sol siempre estuvo presente, nosotros no lo veíamos. En palabras de Clapton: “Mi Dios siempre estuvo ahí, pero ahora he aprendido a hablar con Él”. Moviendo tormentas Existen marcas divinas que se aprecian en las personas que han tenido un encuentro con Jesús. Una de ellas, quizás la más clara, es la pasión que nace en los corazones por los demás. Esa pérdida del egoísmo y una nueva forma de pensar que brota en forma natural. Comenzar a conjugar los verbos con las tres primeras personas gramaticales al revés: él, tú y yo. Clapton, por ejemplo, fundó y mantiene el Hogar de Rehabilitación de Alcohólicos en la isla de Antigua. Para sufragar los gastos y proyectos, organiza de tanto en tanto un festival llamado “Crossroad” que en castellano se traduciría como “encrucijada”. En él todos sus amigos CAPÍTULO 12
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músicos se presentan en forma gratuita y la recaudación de las entradas sirve para la logística del evento, que congrega a muchos de los mejores artistas del mundo del rock y del blues. Además, cada uno de ellos dona una de sus guitarras o instrumentos personales, que se exhiben bajo cristales en el evento, para luego ser rematados en la famosa casa Christie’s en Nueva York. Muestra de esa pasión, para la edición del Crossroad en Dallas, Eric donó su Gibson ES-335 color cereza, su primera guitarra con la que tocaba en los Yardbirds, y la Fender Stratocaster negra a la que apodó “Blackie” y que era “su guitarra”. Cuenta que antes de cerrarse el festival, fue a donde estaban exhibidas para “despedirse”. Mirándolas a través del vidrio, las entregó… Dejando en claro que la gente estaba por sobre sus sentimientos. Aunque para él no tenían precio, por Blackie un fanático pagó 959.900 dólares americanos, mientras que por la Gibson otro dio 847.500. En aquella misma emisión del Crossroad, había tenido que enfrentarse a una imponente tormenta que amenazaba con impedir los conciertos. Mirando el cielo, como todos los que hacemos actividades al aire libre, Eric pretendía cambiar los pronósticos climatológicos que auguraban un diluvio. Toda la semana previa, no había dejado de llover. El equipo, los músicos que llegaban para los ensayos testigos de los rayos, el viento y el agua, auguraban un panorama desesperanzador. Sin embargo, el día del evento lo encontró de rodillas… una vez más, pidiéndole a Dios que hiciera el milagro. La respuesta llegó en el momento indicado y nada debió suspenderse, todo salió a la perfección. Causalidades La lectura de ese episodio en mis vacaciones veraniegas incentivó CAPÍTULO 12
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mi fe para orar por la nevada en Londres, que necesitábamos para la producción fotográfica de nuestro disco. Una vez más, la fidelidad de Dios no se hizo esperar; entrado el invierno europeo de 2009, la cantidad de nieve que cayó fue colosal: una de las mayores que se recuerda en la historia. Justin tomó imágenes preciosas y, entre los cientos que envió, elegimos una muy particular que utilizamos para la portada. Promediando aquel año, viajé a Londres. Junto con Justin y su esposa Carrie nos tomamos un día de descanso para conocer Ripley, donde Justin se crió y donde, casualmente, también nació y vivió Clapton. Lo disfrutamos en la casa de los Marchant con un asado; con toda la familia presente pasamos un tiempo maravilloso. Ripley es un pueblito muy pequeño. En el medioevo, funcionaba como posta donde caballeros y caballos descansaban tanto a la salida como a la entrada de la ciudad de Londres. Esa cercanía y lejanía de una gran urbe le dan un encanto peculiar. Andando y conociendo sus pocos lugares, llegamos hasta la puerta de la casa de Eric Clapton. Junto a ella, una pradera plana y abierta. Después de andar con el coche por un poco de tiempo, Justin preguntó: “¿Quieren ver el lugar donde tomé la foto de la portada del disco?”. Ante nuestra curiosidad, nos llevó hasta una recta en la ruta, donde nos detuvimos: “Aquí es; hasta aquí pude llegar aquel día porque era imposible avanzar por la cantidad de nieve… aquí quedé atascado y bajé para tomar unas imágenes”. Al descender del auto y observar aquel verde campo despejado, caí en la cuenta de que me encontraba contemplando el mismo prado que daba a la casa paterna de Eric Clapton, desde otro ángulo. Sin que Justin lo advirtiera en Londres, ni nosotros en Buenos Aires al elegir aquella imagen, CAPÍTULO 12
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el disco llevaba en su portada el lugar exacto donde George Harrison había terminado de componer la canción “Here comes the sun”… Atascos incomprensibles que nos llevan al lugar justo en el cual debemos detenernos… mensajes y enseñanzas ocultas nos sorprenderán… Cuando las casualidades dejan paso a las causalidades se aclara nuestro panorama. Aflicción esquina Amargura “¡¿Qué hago aquí rodeado de estos tipos…?!” Seguramente en las largas noches de exilio y clandestinidad, esta pregunta debe haber surcado la mente de David. “Jamás soñé con ser rey, ¿por qué tuvo Samuel que ungirme…? ¿Estaría en sus cabales cuando lo hizo…? Los años pasan y todo lo que recibo por hacer el bien es incomprensión… Tengo un máster en persecución…”. Devaneos davídicos que imagino por la vida que llevaba en aquellos días. Compartiendo las horas junto a él, había seiscientos hombres sufrientes y perseguidos que poseían tres características: afligidos, endeudados y amargados de espíritu. La legislación de antaño le otorgaba al acreedor la posibilidad de apropiarse de todos los bienes del deudor, incluyendo su familia. Los hijos y esposa pasaban a ser esclavos hasta que la deuda fuera saldada. ¿Comprendes entonces por qué estaban afligidos y amargados…? El recuerdo de sus hijos y mujeres, su imagen como esclavos, era el tormento de toda aquella tropa; cada noche las quejas, los llantos y el dolor, se multiplicaban en cada recoveco de las cuevas, único hogar que cobijaba a David y los suyos, aquellos que se le habían unido en su huida, cuando Jonatán, hijo de Saúl y amado amigo de David, le había avisado sobre las intenciones de su padre de matarlo4. 4 1ª Samuel 22:1-2. “Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando sus
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En aquellos tristes días, David tuvo el extraño honor de ser hecho jefe de ellos: jefe de los afligidos, endeudados y amargados… ¿Cómo te caería semejante título? Encontrarse atascado por años en la nieve del dolor, esa que tiñe el paisaje de blanco, que tapa toda forma y color, para con su manto monocromático darnos la intensa sensación de que nada cambiará y de que todo es y seguirá siendo eternamente igual. Cuando la amargura gana espacio en tu alma, trae consigo a la profunda depresión, tan intensa que parece dominar al tiempo hasta casi detenerlo, haciendo de los días jornadas interminables. Jefe de una horda de amargados de espíritu… ¿para qué? En diferentes momentos de la vida, te habrás preguntado mil veces: “¿Por qué? ¿Por qué me pasa esto? ¿Por qué debo soportar aquello? ¿Por qué a mí?... ¿POR QUÉ?...”. Siempre existe una razón. David era jefe de ellos, su responsable. Debía sacarlos de su condición. Aprendió allí que su función no era mandar, pues ellos no tenían ilusiones ni motivos para vivir, lo habían perdido todo. Para lograr que hicieran algo había que levantarlos, entusiasmarlos, darles vida. Día a día, fue conociendo sus historias, sus sentimientos. Así comenzó su labor pastoral, esta vez con un rebaño de bípedos menos velludos… Su responsabilidad primaria era lograr que cada día tuvieran qué comer, cómo vivir… en los días fugitivos no podía pensar en él, no había tiempo, debía organizarse para hacer salir de la cueva del dolor a hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él. Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres”.
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aquella tropa de quebrados por la vida y la maldad; presos del presidio de la calle Aflicción, esquina Amargura. Antes de soñar con llevarlos a la felicidad, debía llenar sus rugientes estómagos. Cuenta la historia que organizó a sus muchachos para brindar seguridad a los hacendados de la zona; a cambio, recibía de su generosidad, dado que aquellos eran días difíciles donde muchos caudillos querían apoderarse de todo lo posible5. 5 1ª Samuel 25:2-34. “Y en Maón había un hombre que tenía su hacienda en Carmel, el cual
era muy rico, y tenía tres mil ovejas y mil cabras. Y aconteció que estaba esquilando sus ovejas en Carmel. Y aquel varón se llamaba Nabal, y su mujer, Abigail. Era aquella mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia, pero el hombre era duro y de malas obras; y era del linaje de Caleb. Y oyó David en el desierto que Nabal esquilaba sus ovejas. Entonces envió David diez jóvenes y les dijo: ‘Subid a Carmel e id a Nabal, y saludadle en mi nombre, y decidle así: Sea paz a ti, y paz a tu familia, y paz a todo cuanto tienes. He sabido que tienes esquiladores. Ahora, tus pastores han estado con nosotros; no los tratamos mal, ni les faltó nada en todo el tiempo que han estado en Carmel. Pregunta a tus criados, y ellos te lo dirán. Hallen, por tanto, estos jóvenes gracia en tus ojos, porque hemos venido en buen día; te ruego que des lo que tuvieres a mano a tus siervos, y a tu hijo David’. Cuando llegaron los jóvenes enviados por David, dijeron a Nabal todas estas palabras en nombre de David, y callaron. Y Nabal respondió a los jóvenes enviados por David, y dijo: ‘¿Quién es David, y quién es el hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy que huyen de sus señores. ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua y la carne que he preparado para mis esquiladores y darla a hombres que no sé de dónde son?’. Y los jóvenes que había enviado David se volvieron por su camino, y vinieron y dijeron a David todas estas palabras. Entonces David dijo a sus hombres: ‘Cíñase cada uno su espada’. Y se ciñó cada uno su espada y también David se ciñó su espada; y subieron tras David como cuatrocientos hombres, y dejaron doscientos con el bagaje. Pero uno de los criados dio aviso a Abigail, mujer de Nabal, diciendo: ‘He aquí que David envió mensajeros del desierto que saludasen a nuestro amo, y él los ha zaherido. Y aquellos hombres han sido muy buenos con nosotros, y nunca nos trataron mal, ni nos faltó nada en todo el tiempo en que anduvimos con ellos, cuando estábamos en el campo. Muro fueron para nosotros de día y de noche, todos los días que hemos estado con ellos apacentando las ovejas. Ahora, pues, reflexiona y ve lo que has de hacer, porque el mal está ya resuelto contra nuestro amo y contra toda su casa; pues él es un hombre tan perverso, que no hay quien pueda hablarle’. Entonces Abigail tomó luego doscientos panes, dos cueros de vino, cinco ovejas guisadas, cinco medidas de grano tostado, cien racimos de uvas pasas, y doscientos panes de higos secos, y lo cargó todo en asnos. Y dijo a sus criados: ‘Id delante de mí, y yo os seguiré luego’; y nada declaró a su marido Nabal. Y montando un asno, descendió por una parte secreta del monte; y he aquí que David y sus hombres venían frente a ella, y ella les salió al encuentro. Y David había dicho: ‘Ciertamente en vano he guardado todo lo que éste tiene en el desierto, sin que nada le haya faltado de todo cuanto es suyo; y él me ha vuelto mal por bien. Así haga Dios a los enemigos de David y aun les añada, que de aquí a mañana, de todo lo que fuere suyo no he CAPÍTULO 12
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Así se encontró con Nabal, un hombre perverso que vivía en juergas y borracheras, quien le negó ayuda a nuestro rey y jefe de los amargados. Abigail, esposa del cruel, cuando se enteró del desprecio con que este había ofendido a David, resueltamente solucionó el conflicto que se avecinaba. Con urgencia, le llevó una ofrenda de víveres suficiente para saciar a toda la tropa. Con sabiduría y revelación, desarticuló los deseos de venganza de David, protegiéndolo para que no cometiera ninguna injusticia que le fuera recriminada cuando accediera al trono, tal como Dios lo había determinado. Incluso, llegó a proclamar una bendición de protección para su vida, demostrando estar al tanto de las profecías sobre su futuro reinado y de su momentánea situación política con Saúl. ¿Quién era esa mujer… simple, hermosa, inteligente, que, en medio del frío de las nieves del dolor en las que estaba atascado, le hacía sentir el calor de la ternura de quien ama sin esperar nada a cambio? Las de dejar con vida ni un varón’. Y cuando Abigail vio a David, se bajó prontamente del asno, y postrándose sobre su rostro delante de David, se inclinó a tierra; y se echó a sus pies, y dijo: ‘Señor mío, sobre mí sea el pecado; mas te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y escucha las palabras de tu sierva. No haga caso ahora mi señor de ese hombre perverso, de Nabal; porque conforme a su nombre, así es. El se llama Nabal, y la insensatez está con él; mas yo tu sierva no vi a los jóvenes que tú enviaste. Ahora pues, señor mío, vive Jehová, y vive tu alma, que Jehová te ha impedido el venir a derramar sangre y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus enemigos, y todos los que procuran mal contra mi señor. Y ahora este presente que tu sierva ha traído a mi señor, sea dado a los hombres que siguen a mi señor. Y yo te ruego que perdones a tu sierva esta ofensa; pues Jehová de cierto hará casa estable a mi señor, por cuanto mi señor pelea las batallas de Jehová, y mal no se ha hallado en ti en tus días. Aunque alguien se haya levantado para perseguirte y atentar contra tu vida, con todo, la vida de mi señor será ligada en el haz de los que viven delante de Jehová tu Dios, y él arrojará la vida de tus enemigos como de en medio de la palma de una honda. Y acontecerá que cuando Jehová haga con mi señor conforme a todo el bien que ha hablado de ti, y te establezca por príncipe sobre Israel, entonces, señor mío, no tendrás motivo de pena ni remordimientos por haber derramado sangre sin causa, o por haberte vengado por ti mismo. Guárdese, pues, mi señor, y cuando Jehová haga bien a mi señor, acuérdate de tu sierva’. Y dijo David a Abigail: ‘Bendito sea Jehová Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontrases. Y bendito sea tu razonamiento, y bendita tú, que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano. Porque vive Jehová Dios de Israel, que me ha defendido de hacerte mal, que si no te hubieras dado prisa en venir a mi encuentro, de aquí a mañana no le hubiera quedado con vida a Nabal ni un varón’”. CAPÍTULO 12
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palabras y actitudes de Abigail acariciaron el alma herida de David, que se enamoró de ella. Pocos días después de la desafortunada decisión de Nabal, la mujer enviudó. Cuando David se enteró, envió a buscarla con una premisa clara: “¿Aceptarías ser mi esposa…?”. Obviamente, ella aceptó y se transformó en una fugitiva que también entró en la clandestinidad. Dejó su finca y las comodidades de su vida, para vivir en cuevas llena de limitaciones y peligros, solo por amor, puro amor por David, el hombre que tenía un corazón conforme a Dios. Situaciones que por estar atascados en la nieve producen en todos la seguridad de que jamás saldremos de ese estado letal, se transforman en un filtro ideal para conocer los corazones de la gente que nos rodea. Todas las miserias salen a la luz, dejándonos ver la verdad. Ciertamente existen sorpresas desagradables para quienes son seducidos por meras palabras, pero también acogedoras sorpresas golpean a la puerta de tu cueva: aquellos que están contigo por lo que eres y no por lo que tienes o potencialmente llegarás a ser. Los que se aprestan al destierro y al dolor uniéndose a tu vida cuando no se ve otro horizonte que el dolor. Gélidas temporadas, buenos días para conocer a quienes serán uno contigo… Academia real David, graduado de guerrero, ahora se encontraba preparándose para su destino final. Este fue un tiempo diferente de aquel en el cual, honda en mano, se divertía solo en el desierto. Soledad que se interrumpía cuando algún animal sanguinario ponía a prueba sus dotes pastorales. CAPÍTULO 12
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El peligro de ser apresado o muerto por las tropas de Saúl, el rey destituido por Dios, sumado a la responsabilidad de procurar todo lo necesario para la subsistencia de seiscientos hombres a quienes además debía sacar de la aflicción y la amargura, llevaron a un muchacho tierno a convertirse en un hombre aplomado y responsable. Entendió de manera práctica los estragos que las deudas producen en las vidas de las personas, lección clave para su reinado, en el cual desarrolló pueblos sin cargar sus espaldas con impuestos gravosos. Verdad que no entendió su nieto Roboam, razón por la cual, en sus manos, se dividió el esplendoroso reino que David había forjado6. Otra lección que aprendió fue que su función como rey era proporcionar felicidad a su pueblo en todo sentido. Velaba por sus ejércitos para protegerlos, generaba riquezas y trabajo cuyo fruto era 1ª Reyes 12:1-15. “Roboam fue a Siquem, porque todo Israel había venido a Siquem para hacerle rey. Y aconteció que cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, que aún estaba en Egipto, adonde había huido de delante del rey Salomón, y habitaba en Egipto, enviaron a llamarlo. Vino, pues, Jeroboam, y toda la congregación de Israel, y hablaron a Roboam, diciendo: ‘Tu padre agravó nuestro yugo, mas ahora disminuye tú algo de la dura servidumbre de tu padre, y del yugo pesado que puso sobre nosotros, y te serviremos’. Y él les dijo: ‘Idos, y de aquí a tres días volved a mí’. Y el pueblo se fue. Entonces el rey Roboam pidió consejo de los ancianos que habían estado delante de Salomón, su padre, cuando vivía, y dijo: ‘¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este pueblo?’. Y ellos le hablaron diciendo: ‘Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres, y respondiéndoles buenas palabras les hablares, ellos te servirán para siempre’. Pero él dejó el consejo que los ancianos le habían dado, y pidió consejo de los jóvenes que se habían criado con él, y estaban delante de él. Y les dijo: ‘¿Cómo aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me ha hablado diciendo: Disminuye algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros?’. Entonces los jóvenes que se habían criado con él le respondieron diciendo: ‘Así hablarás a este pueblo que te ha dicho estas palabras: Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú disminúyenos algo; así les hablarás: El menor dedo de los míos es más grueso que los lomos de mi padre. Ahora, pues, mi padre os cargó de pesado yugo, mas yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones’. Al tercer día vino Jeroboam con todo el pueblo a Roboam, según el rey lo había mandado, diciendo: ‘Volved a mí al tercer día’. Y el rey respondió al pueblo duramente, dejando el consejo que los ancianos le habían dado; y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo: ‘Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones’. Y no oyó el rey al pueblo; porque era designio de Jehová para confirmar la palabra que Jehová había hablado por medio de Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat”.
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repartido equitativamente y, como si fuera poco, cantaba. Con toda la carga espiritual desde el Monte de Dios y la Escuela de los Profetas, David cantaba. De la misma manera en que David lo hacía para expulsar los demonios que atormentaban a Saúl, cada noche en la cueva de Adulam, organizaba improvisados conciertos para el público amargado, al cual, paulatinamente, fue elevando hasta formar de ellos un ejército de valientes: los valientes de David. ¡Aprendió tanto en esta academia real…! Los efectos de la economía, la necesidad de la igualdad que lleva a la justicia, la organización política, la solidaridad que hermana, el discernir los corazones e intenciones para encontrar el verdadero amor y, por último, la razón para ser cantor… el dulce cantor de Israel, como se lo conocería tras sus cuarenta años de reinado7. Un rey formado por Dios que supo sacar de los dolores y aflicciones a su pueblo; empezando por lo elemental del alimento, siguiendo por el trabajo, llegó a la avenida de la felicidad. Jamás olvidó la lección: canta, que cantando profetizas sobre tu identidad, tu presente y tu futuro… Canta, canta… no dejes de cantar, porque estás cantando para ser rey. Barro y nieve Aquella ruta que lleva a la frontera con Chile, donde se dejan ver los majanos altos, es una de esas zonas donde todo es cerca y lejos a la vez. El frío que impera no permite que uno soporte mucho tiempo si alguna contingencia ocurriera. Salidos de la ruta, después de recorrer decenas de kilómetros, fuimos a 2ª Samuel 23:1. “Estas son las palabras postreras de David. Dijo David hijo de Isaí, dijo aquel varón que fue levantado en alto, el ungido del Dios de Jacob, el dulce cantor de Israel”. (El subrayado es nuestro).
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parar con nuestro coche a una blanca banquina nevada. Creímos que sería fácil salir de ella, parecía tan limpia y pareja, pero, para nuestra sorpresa, las ruedas delanteras comenzaron a salpicar barro hacia todos lados; el esfuerzo del motor era inútil, no nos movíamos del lugar. Bajo la blanca nieve te espera el lodo, el cieno más denso y cruel que te atrapa. Durante una hora luchamos para salir, cavando delante de los neumáticos, haciendo una cama con piedras, usando maderas, pero todo esfuerzo fue infructuoso… con cada intento nos hundíamos más. Así también en la vida, el barro más impuro te traga sin salida. Desesperados, mojados por la nevada incesante, tiritando por un frío cruel que penetraba hasta los huesos, no sabíamos qué hacer. La ruta estaba desolada y los teléfonos móviles, sin señal. La ciudad más cercana, a escasos y lejanos cincuenta kilómetros… ¿Qué hacer cuando ya hiciste todo lo que podías hacer? Repentinamente, una camioneta de tracción integral llegó hasta nosotros. Sus dos ocupantes bajaron, observaron; sin mediar palabra, se pusieron manos a la obra. Uno de ellos ató una gruesa soga a la parte trasera de nuestro coche; el otro fue al volante de su camioneta esperando la señal. Cuando le fue dada, jaló y nos sacó de aquella pantanosa banquina a la firme alfombra asfáltica de la ruta. Acto seguido, el que estaba junto a nosotros desanudó la soga y emitió las únicas dos palabras en todo aquel acontecimiento: “Buenas tardes”, se subió a la camioneta y ambos desaparecieron sin siquiera darnos la oportunidad de responderles el saludo. Nos miramos maravillados y el comentario de todos fue al unísono: “¡Eran ángeles…!”. Malhumorados o maleducados, pues ni saludaron al CAPÍTULO 12
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llegar, estos seres fueron ángeles para nosotros, porque nos sacaron de un problema sin solución. Sobre llovido, mojado Comenzaba a vislumbrarse una luz debido a la acción constante de David; aquellos desterrados solitarios habían conformado una comunidad y la vida comenzaba a ser algo digno de disfrutarse. Atrás había quedado el dolor de aquellos afligidos, endeudados y amargados, cuando llegó la sorpresa. Los amalecitas, pueblo despiadado, asolaron el campamento. Robaron todo. Se llevaron cautivas a las mujeres y destrozaron cuanto tenían. Tan fuerte fue el dolor que lloraron hasta que les faltaron las fuerzas. Sentirse golpeado cuando recién comienzas a levantarte potencia el dolor. La amargura volvió sobre el alma del pueblo y una idea increíble cruzó por sus mentes: matar a David. Sí, acabas de leer bien: el rumor se hizo queja y la gente pensaba que la solución para atemperar su aflicción o descargar su ira e impotencia era apedrear al líder que los había sacado del peor momento de sus vidas. Sorprendentemente, el rey en gestación mostró aplomo en esos cruciales momentos. Lejos de reaccionar contra los suyos, sobrellevando su propia pena y el lacerante dolor de la actitud del pueblo, convocó al sacerdote Abiatar –que integraba la banda de los desterrados– y consultó a Dios para saber si debía ir tras los impíos. Confirmado su sentir, emprendió la persecución, pero al llegar al torrente de Besor un grupo no pudo seguir… la tristeza y el cansancio estaban haciendo estragos en ellos. El líder, que ahora estaba rindiendo materias de cursos superiores demostrando una impresionante tolerancia a la frustración, no se desanimó. CAPÍTULO 12
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Tras dejar a los cansados junto al torrente, siguió adelante con cuatrocientos hombres para cumplir la misión. Andando, en medio del campo encontraron a un hombre moribundo. David detuvo la marcha, lo alimentó y cuidó sin saber quién era y qué hacía. Te sonará la historia del “Buen Samaritano…”, ¿verdad? Cantando, vamos desarrollando identidad. En David, el perseguido, no había espacio para desentenderse del sufrimiento ajeno. Aquel hombre era un compañero en la ruta de los desterrados, uno más del club de los desprotegidos. Lo alimentaron y cuidaron hasta que se hubo recuperado. Recién entonces, le preguntaron quién era. Así supieron que era egipcio –puedes imaginar qué recuerdos trae Egipto a un israelita– y esclavo de un amalecita, que al verlo enfermo lo había abandonado para que muriera. Automáticamente, David le preguntó si estaba dispuesto a guiarlos. El hombre aceptó con dos condiciones: que no lo matasen ni lo devolviesen a su amo. Desde ese momento, se convirtió en uno más del rebaño. Cuando llegaron donde se encontraban los amalecitas, borrachos festejaban sus fechorías. Ninguno pudo escapar. Recuperaron lo que les había sido robado, rescataron a las mujeres y demás cautivos y se llevaron un suculento botín como premio de su triunfo8. 1ª Samuel 30:1-25. “Cuando David y sus hombres vinieron a Siclag al tercer día, los de Amalec habían invadido el Neguev y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego, llevado cautivas a las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el menor hasta el mayor; pero a nadie habían dado muerte, sino se los habían llevado al seguir su camino. Vino, pues, David con los suyos a la ciudad que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. Las dos mujeres de David, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue mujer de Nabal el de Carmel, también eran cautivas. Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios. Y dijo David al sacerdote Abiatar hijo de Ahimelec: ‘Yo te ruego que me acerques el efod’. Y Abiatar acercó el efod a David. Y David consultó a Jehová, diciendo: ‘¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar?’. Y él le dijo: ‘Síguelos, porque
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En la vida existen momentos en que llueve sobre mojado. Superando el dolor y el sufrimiento prolongado con mucho esfuerzo, cuando todo parece emerger a una nueva realidad, un ataque inesperado parece determinar que nuestro destino es el fracaso. La fe, certeza de lo que se espera y convicción de lo que no se ve, en esos momentos debe elongarse al máximo posible, ha de crecer y llevarnos a un grado de madurez superior. Entrenado para ser rey, David conocía el dolor y soportó que el pueblo se volviera en su contra, tramando matarlo… Quien todo lo había dado por esas personas, incomprensiblemente se veía en la mira de su furia. Qué capacidad para levantarse de la frustración y reaccionar en la base de la promesa, más allá de los sentimientos que inundan el alma y quieren dejarte atascado en el dolor y la derrota. La superación por medio de la fe, crecimiento necesario para trascender y guiar a un pueblo a una nueva realidad. Secarse las lágrimas, amar la vida de tal ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos’. Partió, pues, David, él y los seiscientos hombres que con él estaban, y llegaron hasta el torrente de Besor, donde se quedaron algunos. Y David siguió adelante con cuatrocientos hombres; porque se quedaron atrás doscientos, que cansados no pudieron pasar el torrente de Besor. Y hallaron en el campo a un hombre egipcio, el cual trajeron a David, y le dieron pan, y comió, y le dieron a beber agua. Le dieron también un pedazo de masa de higos secos y dos racimos de pasas. Y luego que comió, volvió en él su espíritu; porque no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres noches. Y le dijo David: ‘¿De quién eres tú, y de dónde eres?’. Y respondió el joven egipcio: ‘Yo soy siervo de un amalecita, y me dejó mi amo hoy hace tres días, porque estaba yo enfermo; pues hicimos una incursión a la parte del Neguev que es de los cereteos, y de Judá, y al Neguev de Caleb; y pusimos fuego a Siclag’. Y le dijo David: ‘¿Me llevarás tú a esa tropa?’. Y él dijo: ‘Júrame por Dios que no me matarás ni me entregarás en mano de mi amo, y yo te llevaré a esa gente’. Lo llevó, pues; y he aquí que estaban desparramados sobre toda aquella tierra, comiendo y bebiendo y haciendo fiesta, por todo aquel gran botín que habían tomado de la tierra de los filisteos y de la tierra de Judá. Y los hirió David desde aquella mañana hasta la tarde del día siguiente; y no escapó de ellos ninguno, sino cuatrocientos jóvenes que montaron sobre los camellos y huyeron. Y libró David todo lo que los amalecitas habían tomado, y asimismo libertó David a sus dos mujeres. Y no les faltó cosa alguna, chica ni grande, así de hijos como de hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían tomado; todo lo recuperó David. Tomó también David todas las ovejas y el ganado mayor; y trayéndolo todo delante, decían: ‘Este es el botín de David’”.
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manera que uno se vuelve su prisionero y busca honrarla con todas sus fuerzas. “Hoy es un día de profunda tristeza y desolación para nosotros. Nos notificamos de que la Sala II del Tribunal de Casación bonaerense (con la firma de los jueces Carlos Alberto Mahiques y Fernando Mancini) SOBRESEYÓ total y definitivamente al dueño de La Casona POR EL HOMICIDIO DE MARTÍN. Es duro que te ratifiquen que los poderosos nunca pagan. Se hace difícil seguir en la lucha de esta manera. La paradoja es que mañana en Ituzaingó tengo que dar una charla sobre participación comunitaria, invitado por el Ministerio de Justicia y Seguridad de la provincia. Espero que no se me note tanto la mueca de tristeza. Perdón, Martín, no te merecías esto. Vamos a tratar, una vez más, de ponernos de pie. Oscar”. Recuerdo mi reacción al recibir este mensaje a través de un correo electrónico de mi amigo Oscar Castellucci: lloré de indignación y dolor. Aquella familia, ejemplo de redención, una vez más, había sido golpeada salvajemente. Quien contrató al personal, entre los que se encuentra el asesino de su hijo, e impartió las directivas discriminatorias para la admisión de las personas a su establecimiento que desembocó en la matanza de Martín se encuentra libre de culpa y cargo. La frase final de Oscar, un hombre que busca justicia, muestra su corazón descarnado: “Vamos a tratar, una vez más, de ponernos de pie…”, y disimulando como pudo la tristeza marchó a la ciudad de Ituizangó, en Buenos Aires, para dar una charla contra la violencia CAPÍTULO 12
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auspiciada por uno de los poderes del Estado. Entre tanto, otro de los poderes del mismo Estado le negaba la justicia sentando un precedente macabro, dejando en libertad a quienes con sus órdenes y actitudes gestan las condiciones ideales para que otros comentan crímenes. Ser parte de esos pioneros, perseverantes con propósito, es no dejarse doblegar por ningún atasco aunque parezca eterno, ni permitir que la mayor frustración pueda enterrarnos, alejándonos del llamamiento de luchar por la vida. Hay que rescatar a muchos, liberarlos del peligro y de las garras de la muerte; aunque duela el alma, quien porta un llamamiento, quien es depositario de una misión, no se puede detener; como Jesús, afirma su rostro y avanza. En aquella sinagoga de Nazaret, todos estaban expectantes cuando el hijo del carpintero, a quien conocían desde niño, pidió el rollo del libro de Isaías y leyó: “El Espíritu del Señor está sobre mí, me ungió Dios; para predicar buenas nuevas a los abatidos, vendar a los quebrantados de corazón, publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; me ha enviado a proclamar el año de la buena voluntad de Dios y el día de su venganza; a consolar afligidos, a repartir óleo de gozo, mantos de alegría y gloria, para ser llamados árboles de justicia, plantío de Dios, para gloria suya”. Todos los ojos estaban sobre él, pues se sentó –señal de que comenzaría su enseñanza– y les dijo: “Hoy se ha cumplido esta Palabra ante vosotros”9. La unción viene sobre nosotros para hacer aquello que en forma normal nos es imposible. Jesús proclamó en su ciudad, donde para todos era “el hijo de José”, que esa unción para liberar, llevar gozo a los enlutados y generar un nuevo pueblo estaba sobre Él. Aquel día terminó en una reyerta; los nazarenos no eran conscientes del 9
Lucas 4:16-30 / Isaías 61:1-3
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instante de la historia que los atravesaba. Las grandes proezas se gestan en los momentos en que nadie está prevenido. No cometas el error de Saúl, quien cesó de cantar, de profetizar, cuando llegó al lugar alto10. Los valles están llenos de peligros, pero es allí donde transcurre la vida, ese debe ser tu lugar y allí verás la gloria de Dios. Brilla con ese poder que te llena de fortaleza, producto de esa unción extraordinaria; el óleo de Samuel que está sobre ti para ser, no para parecer, tal como Pablo les explica a los controvertidos corintios: “No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo; antes bien, nos recomendamos en todo, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí que vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo. Nuestra boca se ha abierto a vosotros, oh, corintios; nuestro corazón se ha ensanchado”11. Ser y deber ser Desde el momento en que Saúl asumió como rey vivió en la apariencia. El motivo por el cual fue desechado fue su desobediencia, el no prestar atención a las Palabras de Dios. Qué diferencia con David, que buscaba 10 11
1ª Samuel 10:13. 2ª Corintios 6:3-11.
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en medio del dolor la dirección divina para saber si debía ir detrás de los amalecitas. Samuel exhortó a Saúl sobre las razones por las que fue ungido rey y lo envió con instrucciones precisas a batallar contra los de Amalec. El mismo enemigo en dos momentos diferentes… Evidentemente, si Saúl hubiese actuado como le fue ordenado, David no se hubiera visto en la responsabilidad de enfrentarlos. Cuando no hacemos lo indicado, las generaciones futuras deberán hacerse cargo de situaciones que por el paso del tiempo se agrandan y agravan. Lejos de preocuparse de las consecuencias que sus acciones podían acarrear a las generaciones futuras, Saúl solo se interesó por el botín. No se volvió contra Agag, rey de Amalec, por ser heredero no arrepentido de quienes habían asesinado al pueblo de Israel cuando huía de Egipto. Uno de los descendientes de Agag sería Amán, el primer ministro de Asuero, emperador persa. Amán, bajo un argumento económico, lo había convencido de que firmara un decreto de exterminio del pueblo de Israel. El judío Mardoqueo –el gran héroe de aquellas jornadas– era descendiente de Benjamín, la tribu de Saúl. Su resistencia pacífica y su constancia tuvieron que forzar a Ester, a quien había criado como a una hija, que en el momento de mayor tensión estaba perdiendo de vista para qué Dios la había hecho esposa del emperador. Por no estar a la altura de las circunstancias, casi se convierte en una simple consorte cuando su propósito era ser una reina con todas las letras… Mirándose en el espejo de Vasti, su antecesora destituida, creyó que su función era solo el protocolo real y así quiso rehuir de su responsabilidad. CAPÍTULO 12
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“Y Mardoqueo le declaró todo lo que le había acontecido, y le dio noticia de la plata que Amán había dicho que pesaría para los tesoros del rey a cambio de la destrucción de los judíos. Le dio también la copia del decreto que había sido dado en Susa para que fuesen destruidos todos los judíos, a fin de que la mostrase a Ester y se lo declarase, y le encargara que fuese ante el rey a suplicarle y a interceder delante de él por su pueblo. Vino Hatac y contó a Ester las palabras de Mardoqueo. Entonces Ester dijo a Hatac que le dijese a Mardoqueo: ‘Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier hombre o mujer que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey estos treinta días’. Y dijeron a Mardoqueo las palabras de Ester”. La respuesta de su hija no fue la que Mardoqueo esperaba y tuvo que sacudirla para que dejara de vivir en el deber ser –aromas y mieles de apariencias– de ese artificial estatus monárquico. Recordándole sus raíces y misión, la hizo reaccionar, transformando a aquella doncella en una reina y estadista al traerla a la realidad: “Entonces dijo Mardoqueo que respondiesen a Ester: ‘No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío. Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrán de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?’. Y Ester dijo que respondiesen a Mardoqueo: ‘Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca’”12. 12
Ester 4:7-16.
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Mardoqueo no se dejó seducir. Podría haber halagado a Amán con lisonjas y hubiera evitado la persecución, pero tomó la actitud espiritual de ponerse en contra al no contemporizar. Saúl se doblegó ante Agag, pero Mardoqueo no lo hizo: ser, no parecer. Gran peligro actual: contemporizar con quienes tienen otra identidad por el poder que ostentan. Muchos intentan mostrarse como debieran ser, fingiendo y robando logros ajenos, amparándose en una sociedad líquida que adopta la forma que más le conviene en ese momento. Gente líquida, con dirigencias líquidas, de moral líquida, seres líquidos, que generan filosofías y teologías líquidas, que trasvasan enseñanzas líquidas… Lo malo ya no lo es, todo es relativo y circunstancial. Bailan al son de las órdenes de quien tenga la batuta en la mano y sus prefabricados gurúes informáticos, formadores de opinión y de tendencias… Tanto era presa del deber ser Saúl, que en el momento en que Samuel le comunica las razones por las que era desechado, solo le importó que los ancianos de Israel lo vieran cerca del ilustre juez y profeta. El mensaje de Samuel fue centrado en el ser: “Eras pequeño a tus propios ojos…”, pero Saúl respondió con excusas inculpando a otros, hablando del deber ser. “Y dijo Samuel: ‘Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel? Y te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes. ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?’. Y Saúl respondió a Samuel: ‘Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y CAPÍTULO 12
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fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas. Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal’. Y Samuel dijo: ‘¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención, que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría, la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey’. Entonces Saúl dijo a Samuel: ‘Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado, y vuelve conmigo para que adore a Jehová’. Y Samuel respondió a Saúl: ‘No volveré contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel’. Y volviéndose Samuel para irse, él se asió de la punta de su manto, y este se rasgó. Entonces Samuel le dijo: ‘Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú. Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta’. Y él dijo: ‘Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios’. Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró Saúl a Jehová. Después dijo Samuel: ‘Traedme a Agag rey de Amalec’. Y Samuel dijo: ‘Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las mujeres’. Se fue luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl. Y nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel”13. Cierta vez, cuando David censó al pueblo desobedeciendo a Dios, viendo las consecuencias de sus acciones, oró diciendo: “¿No soy yo el que hizo contar 13
1ª Samuel 15:17-35.
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el pueblo? Yo mismo soy el que pequé, y ciertamente he hecho mal; pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Jehová, Dios mío, sea ahora tu mano contra mí, y contra la casa de mi padre, y no venga la peste sobre tu pueblo”14. Qué diferencia tan profunda: mientras David asumía su responsabilidad y quería liberar al pueblo, Saúl lo inculpaba para exculparse. Ser y deber ser, sin caretas ni disfraces. Llega el tiempo de dejar de escuchar y ver lo que hacen, ver, palpar… Pero cuidado, pueblo, no caigas en la trampa del marketing, creyendo lo que dicen que hacen… Esta fue la razón por la cual la bendición y la primogenitura fueron de Jacob y no de Esaú… no fue el engaño el secreto del triunfo, Dios no puede ser burlado. El anhelo profundo del corazón de quien no era y quería ser, en contraposición con quien creía que era y solo le bastaba mostrarse, fue lo que cautivó a Dios. Motivo suficiente para que se jactara en llamarse “Dios de Abraham, Isaac y Jacob” y no de Israel, el producto final de la transformación lograda. Ese amor y decisión aprehendieron al Creador. Si no entendemos esto y nos lanzamos a una tarea pensando que nuestra apariencia puede llegar a lograr algo, si nuestro esfuerzo está centrado en lo externo, estamos condenados al fracaso. No vivas en la apariencia, vive en la esencia. Así fue ungido David, cuando era apenas un muchachito que nadie iba a respetar. Era lo contrario a lo que el pueblo podía esperar. Sin embargo, en aquella jornada de la unción, Dios debió reconvenir a Samuel, porque al ver a Eliab, el mayor de los hijos de Isaí, su aspecto lo engañó. “No mires lo espectacular de su físico y su porte. Yo no miro lo que mira el hombre sino el corazón”, fueron las duras palabras divinas. 1ª Crónicas 21:17. CAPÍTULO 12
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David no tenía barba ni músculos, era lampiño y aniñado, pero era “hermoso de ojos”. No se refiere a sus lindos ojos, sino al hecho de poder ver su alma a través de ellos, su mirada era franca. ¿Por qué Samuel ungió a David como rey y no como príncipe? Saúl todavía estaba vivo y ocupaba un lugar, pero para Dios ya no había rey, lo había desechado. Detalle de máxima importancia, porque el tiempo que David pasó sin la corona en su cabeza, a pesar de la falta de reconocimiento público, ya era el rey. La misión de librar al pueblo de los filisteos lo demuestra, David era el rey aunque no estuviera ocupando el trono. Cuando Samuel visitó la casa de Isaí, nadie supo en todo Israel aquella noticia, solo se enteraron Samuel, los padres de David y los hermanos. Dios ya había tomado una decisión. Muchas veces, sucede que los acontecimientos en el plano espiritual no son tomados en cuenta por los desprevenidos que, al no verlos en lo natural, los ignoran. Dios llama a las cosas que no son como si fuesen. Para penetrar en este nivel de transformación, debes hablar el idioma de Dios moviéndote en fe. En esta dimensión son otros los tiempos y los escenarios. Nosotros, acostumbrados a desplazarnos en las tres dimensiones de la realidad nos ceñimos a ellas. Creemos que lo que no es tangible ni visible no existe. Dios habla el idioma de la fe. Lo que Él dice, se cumple. Cuando dice: ya es, a pesar de que David estaba recién ingresado en la universidad que lo convertiría primero en guerrero y en líder después, para llevarlo al grado de estadista y padre de Israel consciente de su CAPÍTULO 12
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responsabilidad, era una realidad, más allá de los sentimientos de frustración que embargaban el alma del joven muchacho. Al llegar el momento, David estaba preparado. Comienza a ocupar tu lugar hasta que se genere la oportunidad que te dará la entrada para recibir la corona. La lucha invisible Cuando la Suprema Corte de los Estados Unidos promulgó el fallo que abolía la segregación de los asientos en los autobuses de Montgomery, Martin Luther King dijo: “El fin es la reconciliación; el fin es la redención; el fin es la creación de la Comunidad del Amor. Es este tipo de espíritu y este tipo de amor el que puede transformar a los oponentes en amigos. Es este tipo de comprensión de la buena voluntad la que transformará la profunda oscuridad de la vieja era en la exuberante alegría del nuevo tiempo. Es este amor el que hará milagros en los corazones de los hombres”. Consciente de su misión, Martin no festejaba una victoria política como el fin de la tarea por estruendosa que esta fuese. Su meta era mayor y como pastor tenía una clara comprensión de todo el rebaño. Cuando comparaba el resultado de la violencia con el de la no violencia, resaltaba: “El consentimiento de la segregación lleva a un suicidio moral y espiritual. La violencia lleva a amargura a los sobrevivientes y a brutalidad a los destructores. Pero la no violencia lleva a la redención y a la creación de la comunidad del amor”. Sabía dónde estaba el pantano y quería liberar de la frustración a toda su generación. Buscaba enamorar a todos para conformar esa comunidad amorosa, explicando sus diferentes niveles emanados de los términos griegos: eros, una suerte de amor estético y romántico; fileos, amor entre CAPÍTULO 12
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amigos, y ágape, el amor comprensivo, redentor y voluntario para todos, un amor sin límites, que es puramente espontáneo, sin motivación, infundado y creativo, que no discrimina entre personas dignas o indignas… ama a otros por el bien de otros. No hace distinción entre amigo y enemigo; es dirigido hacia los dos… Ágape es el amor que busca preservar y crear comunidad, el amor de Dios operando en el corazón humano. El libro Fuerza para amar reproduce un mensaje clave: “Amando a tus enemigos”, predicado en 1963. Describe el rol del amor incondicional en la labor de la formación de una nueva sociedad: “Con cada gramo de nuestra energía, debemos continuar para limpiar esta nación del espíritu de segregación. Pero no debemos, en el proceso, renunciar a nuestro privilegio y nuestra obligación de amar. Mientras aborrecemos la segregación, debemos amar a los segregacionistas. Esta es la única manera en que se puede crear la comunidad del amor”. El amor se expresa por medio de la justicia para todos, no solo para algún grupo oprimido, pues como expresó Martin: “La injusticia en cualquier lado es una amenaza para la justicia en algún lado”. La justicia no puede ni debe dividirse en individuos o grupos, pues es el derecho fundamental desde el nacimiento de cualquier ser humano; debe nacer en nuestro interior, debe poseernos absolutamente. La tentación de automarginarnos está siempre presente, para transformarnos en la bestia que perseguimos, hecho que expresaría nuestra derrota. Bien lo explicó Martin Luther King Jr. cuando dijo: “He luchado mucho en contra de los alojamientos públicos sectorizados como para terminar segregando mis intereses morales. La lucha es invisible”. En el verano de 1966, dos años antes de su partida, escribió un artículo en la revista Christian Century en el cual, como una brújula, deja CAPÍTULO 12
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clara la meta a alcanzar: “No creo en el poder político como un fin, tampoco creo que el poder económico sea un fin. Ellos son ingredientes en el objetivo que buscamos en la vida. Creo que el destino final de ese objetivo es dar a luz una sociedad verdaderamente fraternal: la comunidad del amor”. Tan claro como Luther King, Paul Tillich, filósofo y teólogo protestante, explicaba el orden de prioridades que debe mantener nuestra vida: “Cuando lo anteúltimo se coloca como último, siempre es pecado”. Es decir, cuando los medios pasan a ser fines en sí mismos, hemos errado al blanco. Este es otro peligroso alud que quiere atascarnos y del cual debemos cuidarnos permanentemente. La labor es constante, la lucha es invisible, requiere claridad en las metas y exige perseverancia en la disposición para salir de los atolladeros y vencer toda frustración que se cruzará en nuestro camino, dejándonos la maravillosa riqueza de un ser trabajado, forjado, maduro, que sabe que no es el mar, sino solo una gota en su inmensidad. Entre todos, construiremos una nueva realidad. Estaciones del alma: un estimulante otoño de libertad e igualdad Llegados aquí, creo que nada será tan esclarecedor para nosotros que revivir el mensaje “I have a dream” (Tengo un sueño) que Martin Luther King predicó en la marcha sobre Washington ante un auditorio que superaba el millón de personas. La multitud llegó, en medio de los crueles días de la segregación y la violencia, entonando unánime las estrofas escritas por Charles Tindley, fe y esperanza vueltas canción: “Juntos venceremos, juntos venceremos, oh, sí; en mi alma yo sé, con mucha fe, que pronto venceremos…” (“We shall overcome”). CAPÍTULO 12
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Rodeado de cristianos, ateos y musulmanes, negros, blancos y rojos o “pueblos originarios”, todos impactados y atraídos por el aroma a Cristo que emanaba, fragancia sin dogmatismos, solo amor y justicia, como dice aquel viejo cántico congregacional: “Mejor que contar es vivir la vida de Cristo Jesús…”, Martin se puso en pie. El pastor junto a su inmenso y variado rebaño, que deseaba oír esa voz que trajera luz en medio de la bruma que cubría el valle: “Estoy feliz de encontrarme con ustedes en un día que pasará a la historia como la mayor manifestación por la libertad en la historia de nuestra nación. Hace un siglo, un gran americano, bajo cuya simbólica sombra nos encontramos hoy, firmó la Proclamación de la Emancipación. Ese trascendental decreto llegó como un gran faro de esperanza para millones de esclavos negros, que habían sido quemados en las llamas de una injusticia aniquiladora. Llegó como un amanecer dichoso para acabar con la larga noche de su cautividad. Pero cien años después las personas negras todavía no son libres. Cien años después, la vida de las personas negras sigue todavía tristemente atenazada por los grilletes de la segregación y por las cadenas de la discriminación. Cien años después, las personas negras viven en una isla solitaria de pobreza en medio del vasto océano de prosperidad material. Cien años después, las personas negras todavía siguen languideciendo en los rincones de la sociedad americana y se sienten exiliadas en su propia tierra. Hemos venido hoy aquí a mostrar unas condiciones vergonzosas. Hemos venido a la capital de nuestra nación, en cierto sentido, para cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra nación escribieron las magníficas palabras de la Constitución y de la Declaración de Independencia, CAPÍTULO 12
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estaban firmando un pagaré del que todo americano iba a ser heredero. Este pagaré era la promesa de que a todos los hombres, a los hombres negros y también a los hombres blancos, se les garantizarían los derechos inalienables a la vida y a la libertad y a la búsqueda de la felicidad. Es obvio que América ha defraudado ese pagaré en lo que se refiere a sus ciudadanos de color. En lugar de cumplir con esa sagrada obligación, América ha dado al pueblo negro un cheque falso, un cheque que ha sido devuelto con el sello de ‘sin fondos’. Pero nos negamos a creer que el banco de la justicia está en bancarrota. Nos negamos a creer que no hay fondos suficientes en las grandes arcas bancarias de las oportunidades de esta nación, por eso hemos venido a cobrar ese cheque… Ahora es el tiempo de subir desde el oscuro y desolado valle de la segregación al soleado sendero de la justicia racial. Ahora es el tiempo de alzar a nuestra nación desde las arenas movedizas de la injusticia racial a la sólida roca de la fraternidad. Ahora es el tiempo para hacer que la justicia sea una realidad para todos los hijos de Dios. Sería desastroso para nuestra nación pasar por alto la urgencia del momento y subestimar la determinación de las personas negras. No pasará hasta que haya un estimulante otoño de libertad e igualdad. Pero… no tenemos que ser culpables de acciones equivocadas. No busquemos saciar nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la violencia y el odio. Debemos conducir siempre nuestra lucha en el elevado nivel de la CAPÍTULO 12
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dignidad y la disciplina. No podemos permitir que nuestra fecunda protesta degenere en violencia física. Una y otra vez, debemos ascender a las majestuosas alturas donde se hace frente a la fuerza física con la fuerza espiritual. Una maravillosa nueva militancia ha envuelto a la comunidad negra, no debe llevarnos a desconfiar de todas las personas blancas, ya que muchos de nuestros hermanos blancos con su presencia hoy aquí evidencian que han llegado a ser conscientes de que su destino está atado a nuestro destino. Hay quienes están preguntando a los defensores de los derechos civiles: ¿cuándo estaréis satisfechos? No podemos estar satisfechos cuando los negros son víctimas de los indecibles horrores de la brutalidad de la policía. No podemos estar satisfechos mientras nuestros cuerpos cargados con la fatiga del viaje, no pueden conseguir alojamiento en los hoteles de las autopistas, ni en los de las ciudades. No podemos estar satisfechos mientras nuestros hijos sean despojados de su personalidad y privados de su dignidad por letreros que digan: ‘Solo para blancos’. Han sido veteranos del sufrimiento fecundo. Debemos continuar trabajando con la fe de que el sufrimiento inmerecido es redención. No nos hundamos en el valle de la desesperación… Hoy les digo, mis amigos, que aunque vemos por delante las dificultades de hoy y las de mañana, todavía tengo un sueño. Es un sueño profundamente enraizado en el sueño americano. Tengo un sueño, que un día esta nación se pondrá de pie y realizará el CAPÍTULO 12
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verdadero significado de su credo: ‘Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas: que todos los hombres han sido creados iguales’… Yo tengo un sueño hoy, el sueño de que un día todo valle será alzado y toda colina y montaña será bajada, los lugares escarpados se harán llanos y los lugares tortuosos se enderezarán y la gloria del Señor se mostrará y toda carne juntamente lo verá. Seremos capaces de cortar de la montaña de la desesperación una piedra de esperanza. Con esta fe seremos capaces de transformar las chirriantes disonancias de nuestra nación en una hermosa sintonía de fraternidad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de orar juntos, de ir a la cárcel juntos, de ponernos de pie juntos por la libertad sabiendo que un día seremos libres. Si América ha de ser grande, esto tiene que llegar a ser verdad. Suene la libertad y cuando esto ocurra, cuando permitamos que la libertad suene, cuando la dejemos sonar desde cada pueblo y cada aldea, desde cada estado y cada ciudad, podremos acelerar la llegada de aquel día en que todos los hijos de Dios, hombres blancos y hombres negros, judíos y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de tomarse de las manos y cantar con las palabras del viejo ‘negro spiritual’: ‘¡Al fin libres! ¡AL FIN LIBRES! ¡Gracias a Dios Todopoderoso, somos al fin libres!’”15. Cuánta claridad para saber luchar por la justicia sin quedar atrapado en el resentimiento. Cuánta claridad para liberar el amor sin renunciar a la libertad. Mensaje de Martin Luther King, pronunciado en la ciudad de Washington, Estados Unidos, el 28 de agosto de 1963. 15
CAPÍTULO 12
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Creo que es una lección maravillosa dada por un hijo de Dios que, habiendo profetizado su partida el día anterior a su asesinato, en aquel mensaje exhortó al pueblo afirmando la fe de su generación, dándoles la certidumbre de que ellos entrarían en la tierra prometida, aunque, como Moisés, sabía que no llegaría a disfrutarla. El amor ágape trabaja en nosotros primero, para no ser presa del enemigo de nuestras almas. Amar a otros por el bien de otros. No hace distinción entre amigo y enemigo; es dirigido hacia los dos… Esa lucha invisible y constante que Martin llevó hasta el fin. En reposo de una lucha tanto íntima como inclaudicable, bien coronaron su lápida con aquel viejo canto que profetizaba desde los años del dolor más intenso: “Al fin libre…”. Apuraditos José “Pepe” Mujica, actualmente, es presidente de la República Oriental del Uruguay. Sobreviviente de una larga noche de cárceles, vivió dieciséis años de reclusión en silencio, pues no se le permitía hablar con nadie. Más de una década y media de soledad absoluta con torturas tales como permanecer noche y día sentado durante seis meses. Hombre experimentado en largos y profundos inviernos, habla desde su experiencia con la autoridad y la sabiduría de quien recuerda cada lección aprendida, pues el tiempo en su vida no pasó en vano. Tras ser honrado por el pueblo charrúa al darle la mayor distinción a la que puede aspirar un ciudadano, el ser presidente de su país, meditaba: “¿Por qué cuanto más veteranos, más pacientes? Porque esta lucha no es para ‘apuraditos’. Esta lucha es para consecuentes.
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Creo en las ideas fundamentales –porque lo contrario sería no creer en la vida–, pero hay que tener la audacia de revisarlo todo. Cuando se pierde el camino al corazón de las masas, todo es mera filosofía militante de boliche. Ningún pueblo va a salir adelante si no acumula trabajo, si no reparte el fruto de un trabajo real, y sobre todo cuando hay que tapar en lo inmediato la brecha social, no de los que tienen algún trabajo, sino de los que no tienen nada. Y esos deben estar primero. No nos espera ningún paraíso, sobre todo a los viejos, sino salir del infierno y cultivar la esperanza, que es una cosa distinta”.
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