CAPÍTULO 2
Invierno Producir bajo tierra
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Lluvias empapan la tierra, el viento despoja a los árboles de sus hojas y el frío hace que la savia baje por las ramas y el tronco, para concentrarse en las raíces. El agua transporta de la tierra sus riquezas, minerales, nutrientes, es decir, la vida. Invierno, tiempo de nutrirse en la intimidad. El silencio ayuda a la concentración, lágrimas despejan tus ojos y la dura realidad que creíste enemiga, te talla, te moldea, te nutre, te forma. Algunas veces, tenemos la visión acotada, estrecha, y nos cuesta entender. Creer en todo lo grande: transformaciones, libertades, logros y triunfos es una tarea ardua al confrontar esos sueños con nuestra realidad, plagada de imposibilidades e incertidumbres. Es fácil sumirnos en la desesperanza. ¿Qué es lo que el Invisible está poniendo delante de ti, tratando de expandir tu mente? Quizás, aturdido pienses: “No puedo, no sé, no lo lograré”. Conquistando lo imposible Siendo un joven pastor, me aboqué a la tarea de predicarle a la gente de un barrio de la ciudad de Buenos Aires donde deseaba abrir una iglesia. Los primeros seis meses, me paraba en las calles con mi guitarra doce veces al día y, ayudado por un megáfono, le hablaba a las multitudes que esperaban en largas filas el transporte público. La indiferencia era absoluta. No hubo resultado alguno. Las lágrimas y el fracaso, palpable cada día, flagelaban mi alma permanentemente. Fueron días fríos, crueles, muy duros. Hasta que una tarde, meditando en mi fracaso, contemplé el enorme y vacío espacio de la fábrica que deseaba convertir en templo. ¡Me sentí tan desafiado! CAPÍTULO 2
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¡Allí, podrían caber miles pero yo, a lo largo de ciento ochenta días, no había logrado que ni siquiera uno acudiera a mi llamado! Conformar una comunidad, cambiar la historia de un pueblo, era el deseo que me impulsaba contra una realidad de indiferencia que sajaba mi alma. En medio de mi desesperación, una afirmación –que no provino de mi mente– me embargó: “Millones, no miles”… “Millones necesitan un cambio en sus vidas; millones caminan, deambulan sin respuestas, sumidos en tristeza y en dolor”... Recurrí a mi conocimiento humano y, perplejo, fui confrontado con una verdad: las comunidades hermanas de la ciudad, para lograr reunir cien personas, habían trabajado veinte años o más. Mi cabeza hervía; cálculos, cálculos… “¡Necesito más de doscientos años para alcanzar la meta de llenar este lugar! ¿Y los millones? ¿Cómo alcanzar los millones…?”. Mi cerebro estalló. Los años pasaron y aquel “fracaso”, poco a poco, se fue convirtiendo en una pujante comunidad que hoy está integrada por decenas de miles de personas que, inserta en todo el entramado social, desarrolla una labor maravillosa de transformación en las vidas que alcanza. El trabajo denodado de miles de sus miembros militantes alcanza lo social, lo educativo –brindando desde planes de alfabetización hasta estudios terciarios–, lo cultural, deportivo, artístico, institucional y político. La contención pastoral, la restauración de vidas presas en las adicciones o recluidos en las cárceles, la ayuda terapéutica y asistencia espiritual para los enfermos en los hospitales, la tarea de amor en los hogares de niños, el consuelo y la diversión para los ancianos y, el promover en cada hombre y mujer de todas las edades la investigación y desarrollo en las diferentes áreas de la vida, la convierten en una gran familia que vive un nuevo y hermoso estilo de convivencia: una comuCAPÍTULO 2
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nidad sumamente comprometida a favor del prójimo, “la comunidad del amor”. Considerando a congregaciones hermanas, en cuyo desarrollo estamos directamente involucrados y a quienes en forma periférica afectamos con nuestro trabajo y colaboración, a través de nuestros medios de comunicación, cursos de capacitación o de nuestra música y literatura, llegamos a los cientos de miles –por ser modestos– que crecen en una nueva realidad. Los millones están a la vuelta de la esquina: estamos conquistando lo imposible. Pero ¿cómo entenderlo cuando nadie respondía a nuestro llamado? ¿Gusano, yo? Quizá, tu cabeza trabaja en este instante, tratando de encontrar la respuesta que te lleve a alcanzar las metas de tu vida. ¿Necesitamos una transformación? Ver lo que no se ve, ¿es posible? Explícale a un gusano que algún día podrá volar y no te creerá; dirá que es imposible. ¡Cómo me gustaría que esta criaturita pudiera explicarme qué siente durante el proceso de su transformación! Con su lenta velocidad, los gusanos y orugas solo pueden recorrer algunos metros por día. Sin detenerse y a plena velocidad, algunos llegan a viajar cinco metros cada sesenta minutos. Imagínate cómo es la vida de un gusano: todo el tiempo raspándose el vientre, arrastrándose con mucho esfuerzo para poder alcanzar la comida; trepando árboles con tenacidad y, a pesar de ser un ejemplo de trabajo, siempre son detestados por toda persona que los ve. Pero un día, el despreciado genera un capullo a su alrededor y empieza una transformación. No sé si se eleva su temperatura, si tiene convulsiones, CAPÍTULO 2
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pero me imagino que su cuerpo sentirá experiencias fuertes, probablemente, hasta dolorosas; su contextura cambia y, después de mutar, pierde toda gordura. Pasado ese proceso de transformación, cuando sale de su cápsula, descubre que tiene patas, puede caminar, ya no se arrastra. Su cuerpo ahora es estilizado; pero además, ¡oh, sorpresa: tiene alas y vuela! Antes, comía cuanta planta encontraba a su lento paso y era perseguido en el jardín. Ahora, es una mariposa, todos se alegran al verla. Antes, era detestado; ahora, amado, deseado… Antes, era un gusano, ¿qué perspectiva podía tener desde ahí abajo, arrastrándose? Ahora vuela, y la visión que tiene desde el aire, ¡cuán diferente es! ¡Qué lástima que no existen psicólogos de gusanos que pudieran explicarnos qué sienten, cuáles son los cambios! Asimismo, en nuestras vidas, en los momentos de la transformación se producen emociones que nos confunden, que nos llevan a un estado de perturbación, de crisis interna. En la Biblia, el profeta Isaías1 trae un mensaje por medio del cual Dios nos alienta con maravillosas palabras y promesas, hasta que al llegar al verso 14, dice: “Oh, gusano de Jacob.” Sí, Dios nos trata de “gusanos”… Muchos detienen bruscamente la lectura en el verso 13 diciendo: “eso sí es para mí, pero lo que dice el versículo 14 es para otro”. Quienes no se hacen cargo de esta palabra es porque no entienden el mensaje que Dios quiere darnos… El significado del nombre Jacob es “embustero, engañador”; por eso, cuando Jacob –nieto de Abraham, hijo de Isaac, y padre de los doce hijos que originaron las tribus de Israel– tuvo un encuentro con Dios 1 Isaías 41:10-16. CAPÍTULO 2
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en Peniel, le fue cambiado su nombre por el de Israel, que significa “príncipe de Dios”. Hasta ese momento, Jacob había vivido haciéndole honor a su nombre, pero después de aquella experiencia maravillosa, el largo camino que transitó de la mano de Dios, lo llevó a transformarse en el hombre que debía ser, dando origen a una Nación. ¡Qué cambio tan fuerte! De embustero a príncipe. Lo interesante, es que en varios pasajes de la Biblia, el Señor no se presenta como el Dios de Abraham, de Isaac y de “Israel”, sino que siempre lo hace como el Dios de Abraham, de Isaac y de “Jacob”. ¿Por qué? Porque la intención del término “gusano” no es peyorativa. Dios está adelantándonos su intención de proyectarnos a una nueva dimensión. Ya no serás un gusano que se arrastra, sino una mariposa que vuela. Un gusano destruye todo lo que toca, una mariposa participa en la polinización y contribuye con el ciclo de la vida. No obstante, para que un gusano se convierta en mariposa… claro, debe dejarse transformar. Abriendo la mente Volvamos a ver a nuestro amigo Saúl, el ungido como príncipe y con destino de ser rey, el primero de un reino que nacería con él. ¿Cuál era la visión que tenía de sí mismo? Observemos su reflexión: “¿No soy yo hijo de Benjamín, la más pequeña de las tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la más pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín?”. Saúl se veía a sí mismo como una persona insignificante. En Israel, había gente mucho más importante y calificada para ser rey, en definitiva, él no había podido siquiera encontrar a unas estúpidas asnas, ¿quién se fijaría en él? Sin embargo, Samuel le tranquilizó el espíritu, liberándolo de las ataduras de su pasado y realidad. CAPÍTULO 2
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Y tú, ¿qué opinas de ese que está del otro lado del espejo?, ¿te has sentido como Saúl? Para desintoxicarte de tus pensamientos, debes renunciar a considerarte nada. Eres peregrino en la vida, no te estanques en lo que eres, en lo que piensas de ti mismo o tus posibilidades. Serás lo que quieras ser. Cuando tenemos una baja autoestima, nos comparamos con quienes ostentan títulos, cargos, fama o “éxito”, llegando a la conclusión de que carecemos de la capacidad necesaria para aquello que desearíamos alcanzar, buscando respaldo detrás de doctorados, licenciaturas y demás títulos o cargos jerárquicos, que muestran a las claras las inseguridades del alma. Moisés fue simplemente Moisés, y Pablo, el gran apóstol, que originó un nombre, ya que se llamaba Saulo y por su baja estatura, le impusieron el mote: Pablo, es decir, “petiso”, terminó dándole nombre a una de las mayores capitales del mundo. Hombres que marcaron huellas imborrables en la historia, de quienes no conocemos ni siquiera sus apellidos. Necesitamos replantearnos lo verdaderamente importante. Jesús decía: “Por sus frutos los conoceréis”2, y de Él, se dijo: “Las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar…”3. Hacer y enseñar, producir frutos; esa es la clave que dimensiona exactamente nuestra vida. Realidades pragmáticas, no vanidades ilusorias. Meditar, mirarnos por dentro y contemplar nuestro entorno, nos dimensiona para saber en qué debemos crecer, cuáles son los pasos a 2 Mateo 7:16. 3 Hechos 1:1. CAPÍTULO 2
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dar. Ser conscientes de nuestra realidad, se vuelve fundamental. Algunas veces, es tu historia la que te ata. Tus abuelos, tus padres, pueden haber vivido de tal o cual manera, transfiriendo sobre ti frustraciones terribles o cualidades maravillosas las cuales debemos conservar. Es hora de ser libres definitivamente. La esclavitud que anida en el alma es la que determina las frustraciones. No es el medio el que debe cambiar, eres tú quien debe ser hecho una nueva criatura. El gusano transformado en mariposa. Si pretendes conservar el cuerpo de gusano, te costará levantar vuelo. Debes morir a lo viejo. Tampoco sirve que siendo mariposa conserves la mentalidad de gusano, atrofiando tus alas por no usarlas e intentando arrastrarte. Esas ataduras del alma se propagan, contagian a unos y otros generando una colonia. Una verdadera colonia de mariposas frustradas que no advierten el tamaño del potencial puesto en ellas. Recuerdo un discurso de José Ignacio Da Silva, ex presidente de Brasil, durante una de las primeras cumbres del UNASUR, referido a las posibilidades de América del Sur. Con vehemencia, decía: “Han colonizado nuestras mentes para que creamos que no podemos desarrollarnos ni unirnos y es hora de romper con esos pensamientos… podemos edificar una nueva y maravillosa realidad.” Cuánta razón; debemos descolonizarnos, ser verdaderamente libres como decía Jesús, rompiendo las barreras internas, esas pesadas e íntimas cadenas que nos fueron impuestas, encarnándose en nuestro ser, limitando nuestra alma. CAPÍTULO 2
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Forzado a entrar a un nuevo nivel Samuel forzó a Saúl a ingresar en una nueva etapa: “Lo introdujo en la sala y le dio el lugar de la cabecera de los convidados, que eran unos treinta hombres. Y dijo al cocinero: trae acá la porción que te di, la cual te dije que guardaras aparte. Entonces alzó el cocinero una espaldilla de carne especial, y la puso delante de Saúl. Y Samuel dijo: he aquí lo que estaba reservado; ponlo delante de ti y come porque para esta ocasión se te guardó”. El experimentado líder comprendió que aquel joven aturdido necesitaba más que palabras, entonces, lo forzó a entrar en una reunión donde solo se encontraba gente insigne, lo sentó en la cabecera, ordenando que le sirvieran una comida especial, reservada solo para él. Saúl no comió lo mismo que el resto de los invitados; Samuel lo introdujo en una nueva realidad, delante de la elite del pueblo como testigo. ¡Qué experiencia tan fuerte! No fue voluntad del joven príncipe recién ungido entrar en ese banquete; él no se consideraba en condiciones para estar allí, pero el anciano Profeta, tomándolo del brazo, lo introdujo en la sala. ¿Estás preparado para ser introducido en un nuevo nivel? ¿Cuáles son tus temores? ¡Necesitas liberarte de ellos! No mires lo que eres, ni lo que fue tu familia; ni siquiera recuerdes lo que fuiste en el pasado. Las crisis generan oportunidades transformadoras y te proyectan a una nueva realidad, la cual al ser enfrentada, generará un cambio maravilloso en tu vida. Hablamos de personas, de naciones y regiones. Individuos y pueblos que necesitan asimilar su historia, es decir, aceptarla y superarla. El olvido solo sepulta cadenas que siguen amarrándote a la frustración. CAPÍTULO 2
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Ser valiente, afrontar los desafíos y bregar con las crisis, no solo te fortalece y transforma para lograr cambios, además, te nutre con experiencias dándote sabiduría. Entonces, como una nueva criatura y con un propósito definido, podrás vencer, triunfar para ayudar a muchos, ya que un príncipe no se sirve de su pueblo, sino que vive para servir a la gente… Quizás, por tener en la historia antigua y contemporánea muchas mariposas frustradas, es que vemos príncipes que se arrastran como gusanos, devorando todo lo que pueden a su paso, dañando al pueblo que deberían edificar. Para ellos, desde su perspectiva rastrera, todo es demasiado alto y sublime, por lo tanto, se abocan a comer y destrozar en lugar de polinizar y crear. Es hora de emprender el vuelo, destino de una nueva generación. Así como transcurre el invierno, dando paso a la primavera, los tiempos se suceden velozmente, los acontecimientos se precipitan. Debes estar preparado. Quizá te preguntas, ¿cómo será esto posible? Muy simple, una planta puede parecerte muerta en el invierno, sin embargo, se encuentra en el proceso de producción, está nutriéndose. De la misma manera, tu vida experimenta un proceso similar: en el crudo frío de los problemas y las luchas, te nutres por dentro, preparándote para florecer. Si Saúl hubiese comprendido cada enseñanza en el tiempo determinado, seguramente, otro hubiese sido su fin. No temas. Entra en el banquete de las experiencias frustrantes de la vida, ellas tienen mucho para darte, enseñarte y te proyectarán a un futuro de triunfo. Cuando llegue tu hora, enfrentarás a gigantes que caerán ante ti. CAPÍTULO 2
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