LÓGICAS Y ESPACIOS PROYECTUALES DE UNA METRÓPOLIS Carles Llop
1. Introducción La crisis del modelo tradicional metropolitano, primero en la ciudad americana y luego también en la ciudad europea, centrado en la idea de crecimiento ilimitado de la metrópoli, que se refleja tanto en la alteración de las pautas de crecimiento y en la distribución territorial de las personas, actividades y movimientos, como en las modalidades del gobierno local, ha provocado un proceso de cambio también en los contenidos y métodos del planeamiento y del proyecto urbanístico tradicional de la ciudad metropolitana. El debate sobre las «periferias metropolitanas» ha estado presente en los trabajos de investigación y en las publicaciones urbanísticas europeas de los últimos años, con un contenido específico frente a los estudios o evaluaciones de la experiencia americana o de las aglomeraciones urbanas del Tercer Mundo: respecto a las primeras la condición de late comers en el proceso de desarrollo, crecimiento e industrialización; respecto a las segundas, las condiciones diferenciales de producción de ciudad por los desequilibrios económicos entre las regiones del eje Norte-Sur. En este marco disciplinario, el estudio y las exploraciones sobre la realidad actual metropolitana de Barcelona vendrán a contribuir con unas aportaciones específicas de nuestra cultura urbana; actitud interesante por lo que representa la capacidad de establecer mecanismos de comparación con las metrópolis mundiales. Hay que esforzarse para entender tanto las causas de los cambios producidos como las nuevas características o dimensiones de la presente situación, en sus efectos territoriales y en las modalidades de intervención, con la intención de contribuir a una progresiva transformación de la realidad metropolitana y de su proyecto. Frente al crecimiento caótico y especulativo (descentrado y fuertemente invertebrado) de los años precedentes, en el período entre 1976 y 1992 se empiezan a intuir unas nuevas condiciones materiales de articulación de un sistema metropolitano polinuclear, basado más en una estructura de redes que de continuidades de la mancha urbana, tendiendo hacia formas de la denominada urbanización «difusa» 1 (con una específica caracterización sui generis nada equiparable a la ciudad anglosajona o estadounidense) que rompe las pautas de comportamiento de ciudad suburbial, suburbanizada, o en el mejor de los casos disgregada, que a menudo hemos asociado a un modelo de desarrollo patológico de nuestras ciudades. El interés por indagar y contribuir a la teorización sobre la «ciudad difusa», radica en la posibilidad de explicar y racionalizar como las nuevas formas de vida, como la nueva situación socioeconómica está provocando nuevos usos que se sitúan sobre el territorio de forma diversa a los fenómenos tradicionalmente detectados, y por lo tanto genera 1 Las referencias a modelos que se comportan como «ciudad difusa» hay que buscarlos en la experiencia de la costa este estadounidense, la meseta suizo, la Randstadt holandesa, si bien las referencias metodológicas que más han orientado y estimulado esta investigación son los trabajos de S. Boeri; A. Lanzani; E. Marini (1993); Il territorio che cambia. Ambienti, paesaggi e immagini della regione milanese, Milà, Editrice Abitare Segesta spa.
«nuevas formas» y «nuevas lógicas de proyectación». La progresiva pérdida de valor definitorio del factor demográfico y el incremento del factor de la distribución territorial para calificar el rango de una aglomeración debido a fenómenos de dispersión, configuran nuevas geografías urbanas y sistemas territoriales complejos, mucho más ambiguos desde el punto de vista espacial. La tarea proyectual no puede estar al margen de la profundidad conceptual que hay detrás de estos procesos, de estas mutaciones.
2. Los cambios físicos y estructurales en el período 1976-1992, hacia la definición de una nueva estructura espacial del área central metropolitana En Barcelona, el territorio pretendidamente natural ya hace tiempo que ha sufrido grandes transformaciones, hasta agotarse (piénsese en el caso del delta del Besòs), y ya es el momento de hablar de otros «territorios» que tienen una definición mixta, con atributos extremos y antónimos. Territorios que tienen una composición natural y artificial a la vez; reales (formas materiales construidas, y por tanto tangibles) y virtuales (universos de relaciones); invariantes (testigos de la geomorfología) y constantemente en transformación (los usos del suelo); primarios (los elementos básicos, las estructuras que constituyen la armadura urbana que permiten el flujo, que estructuran el intercambio) y derivados (los tejidos urbanos servidos); identificables (con arquitecturas consistentes y con capacidad de describir su materialidad) y amorfos (sin formas reconocidas, imprecisos, discordantes con las leyes formales asimiladas). Una lectura global de los planos de hilos del crecimiento y la transformación (ver figuras 1, 2 y 3: Cambios en la estructura espacial del área central metropolitana 1969-1986, 1976-1986, 1986-1992) nos permite atestiguar una organización metropolitana que comienza a ir por delante del Pla General Metropolità, y que se estructura en focalidades y direccionalidades específicas: a) La consecuencia más directa de los cambios experimentados en el periodo estudiado es la radical transformación del empalme de las áreas centrales con los entornos metropolitanos y con el ámbito regional. La reducción sustancial del tiempo de comunicación a través de las intervenciones infraestructurales cambia el funcionamiento y la forma del área central metropolitana. La pérdida de peso específico de las generatrices radiales de la gran vialidad de Barcelona, debido a la centrífuga organización derivada de los cinturones, desplaza la centralidad en enclaves cercanos o bien comunicados. La apertura del túnel de Vallvidrera, ya hemos constatado como produce una reducción de la distancia temporal, pero sobre todo de la distancia física y de la percepción que se tiene de Collserola como barrera o como bisagra. Las transformaciones en el municipio de Sant Cugat del Vallès (claramente más importantes a partir de las expectativas y del funcionamiento real del túnel) permiten pensar que el «modelo corredor» en la cubeta del Vallès, basado fundamentalmente en la B-30, comienza a funcionar aunque la articulación entre los equipamientos, las dotaciones, las áreas residenciales y las poblaciones esté lejos de funcionar como un sistema en continuidad.
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b) La extensión urbana se basa, genéricamente, en la prolongación de la infraestructura urbana existente en cuanto a los municipios metropolitanos, fuera del caso de algunos paquetes residenciales o mixtos singulares por su tamaño y por el tipo de proceso con el que han sido generados (Vila Olímpica, Montigalà, etc.) y por tanto, y en consecuencia, se hace difícil interpretar, o poner en valor, operaciones residenciales que sean emblemáticas de nuevos conceptos de ciudad. c) Se constata la progresiva ocupación y colmatación de los intersticios existentes. Sin embargo todavía hay territorios infranqueables por motivo topográfico o de accesibilidad, que requieren grandes opciones de infraestructura de carácter general, que de no existir dificultan el proceso de puesta en juego de estos territorios. El «territorio acondicionado», como base argumental de la diferencia entre la formación de las áreas metropolitanas y específicamente de Barcelona, como ejemplo prototípico de una ciudad metropolitana que no se ha producido por la extensión de una malla urbana genérica al territorio, sino de una aglomeración «por estratos», asociada a los núcleos poblacionales originarios, basándose en la construcción de infraestructuras que han propiciado un modelo de implantación por «bolsas» y «paquetes», actuaciones fragmentadas respecto a la idea de conjunto, autonomía morfológica con respecto a la correspondencia de sus elementos urbanizadores, las sus características de densidades, tipológicas, funcionales. Las colmataciones de vacíos acompañan simultáneamente a la permanente transformación urbana. d) El crecimiento difuso de la residencia aislada, o de baja densidad, sigue siendo significativo en las urbanizaciones de los municipios metropolitanos, si bien las formas de autoconstrucción y de marginalidad hayan disminuido radicalmente, ya que los procesos de construcción de ciudad son más reglados. Sin embargo se generaliza el fenómeno
de dispersión en el área y la región metropolitana, a pesar que muchas de las actuaciones se producen a partir de la extensión de infraestructuras preexistentes. e) Son pocas las operaciones unitarias que se desarrollan en forma de grandes actuaciones: Batllòria-Montigalà, Vila Olímpica, Polígonos Mas Blau, Polígon TV3 en Sant Just Desvern, Polígono Pedrosa en L'Hospitalet. El tamaño de las operaciones metropolitanas es por tanto más bien fragmentada. f) Un aspecto singular es la ocupación de territorios que están en sistemas finalistas desde el punto de vista del uso rural, sistemas orográficos o territorios naturales (como la serie de actuaciones en el delta del Llobregat), algunos de ellos legitimados por planeamiento, pero interpelados en su validez desde posiciones ecologistas o de preservación del paisaje. g) Se continúan implantando en el territorio grandes edificios o equipamientos sobre infraestructuras lineales, con mucho flujo de circulación y alta accesibilidad -canales principales de la vialidad metropolitana. h) A caballo entre los dos grandes períodos en que hemos subdividido el período de estudio, distinguiremos como un aspecto singular la inercia de los espacios geográficos que tienen una gran resistencia a ser urbanizados (Collserola, o por ejemplo los territorios por donde pasa la «pata sur» de los cinturones). La ciudad metropolitana de Barcelona no tiene una imagen unitaria. No se puede pensar como la ciudad decimonónica que desde un centro matriz anexiona núcleos, vincula nuevos territorios concéntricamente. La Barcelona metropolitana tiene muchas imágenes, que responden a muchas «formas», sólo aglutinables
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manera o de otra, dependiendo del tipo de relator que la intente explicar. En la Barcelona metropolitana se dan condiciones de mutación del espacio urbano clásico y se detectan principios, sancionados por la cultura metropolitana internacional, de generación de otra realidad, de una nueva configuración espacial. Las formas se definen por los papeles que tienen en la articulación de la ciudad metropolitana: heterogéneas respecto a las partes y las piezas que la integran; discontinuas respecto a los tejidos constitutivos y diversificados; nebulosas en cuanto a la identificación y categorización de sus elementos; desiguales en la calidad de sus componentes:
- Los territorios geográficos se agrupan en unidades morfológicas que configuran áreas claramente singularizadas como entidades formales: los sistemas orográficos, el espacio rural, el frente litoral, los cauces de los ríos metropolitanos, que se convierten en espacios formales de gran rotundidad y calidad, con vocación definitiva, perdurable. El “ocho” articulado de la metrópoli, reservado del crecimiento y a la progresiva presión urbana.
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- Los territorios morfológicos establecen unos sistemas formales que nos permiten identificar formas urbanas prototípicas, vinculadas por un orden diverso: sistemas urbanos conurbados, sistemas urbanos de bisagra, sistemas urbanos de vertebración y sutura, crecimientos lineales, y en la malla territorial, disgregados, y formaciones de mallas urbanas intermedias. - Las piezas estructurantes que definíamos como elementos básicos de la anatomía se perfilan como las formas metropolitanas que han ido precipitando a lo largo de la específica historia de la formación metropolitana de Barcelona, y han construido la infraestructura necesaria para su condición. Son los nuevos elementos que aparecen como resultado de los avances infraestructurales, de mejora de la accesibilidad y la movilidad.
posibles y lógicas de intervención, ajustadas a cada realidad específica, para el territorio metropolitano es cada vez más un sistema territorial abierto, donde se dan condiciones de competencia entre todas sus partes, porque en todos los enclaves de la geografía metropolitana pueden generarse procesos de modificación que trasieguen su contenido actual y se conviertan en espacios de renovado interés metropolitano que superan el concepto obsoleto de periferia. La realidad de las periferias urbanas ha permitido aceptar situaciones y realidades de ciudad y de arquitectura, no convencionales, que portan mucha riqueza en el sentido de nuevos contenidos proyectuales, porque son situaciones no conocidas que hay que abordar de nuevo, elaborando una reflexión genuina, con instrumentos de comprensión y de proyecto específicos y creados en cada nueva situación. Porque hablar de periferia quizás es hablar de una calidad no absoluta. Hablar de las condiciones cada vez genuinas, en cada una de las situaciones. 2
- Los elementos arteriales (redes ferroviarias, de alta velocidad, vías, rondas, intercambiadores y túneles), los «nodos» (centralidades, áreas intermodales de transporte y áreas de alta accesibilidad) y los «corredores» (corredor del Vallès, conexión interpolar, o charnela territorial del cuarto cinturón) aseguran la conectividad de los territorios anteriores, estableciendo emplazamientos para la dispersión de las funciones sobre el territorio.
Sin menospreciar los valores de la ciudad compacta, aparecen nuevos centros de interés disciplinar en las nuevas situaciones, tanto a nuevas condiciones físicas del espacio: el espacio de los vacíos urbanos, los territorios abandonados o periurbanizados; como por lo que hace a las formas de utilizar, apropiarse, semantizando estos espacios inciertos, de condición compleja, espacios ambiguos donde se juega la forma pública de las nuestras ciudades 3.
- Los espacios inciertos (bordes urbanos, intersectores expectantes, enclaves aislados, vacíos y microvacíos territoriales y urbanos, y espacios en sombra) son los espacios inclasificables que recuerdan la permanente mutabilidad de los comportamientos sociales en la forma de valorar y usar el espacio físico, y en consecuencia, la de los lugares de la ciudad metropolitana que se prestan servir a nuevos usos.
La reformulación, la reorientación del proyecto metropolitano, tiene unos objetivos espaciales claros: enderezar la antinomia del paisaje suburbial y de la marginalidad, respetar litúrgicamente el territorio restituyendo los valores de la calidad medioambiental, democratizando la oferta de la ciudad-servicio, posibilitando el acceso a la cultura, fomentando el intercambio, facilitando el flujo de la información y el conocimiento. La metrópoli, hoy, es todavía una metáfora de la ciudad-amable, donde el tamaño no es determinante, donde el tamaño es domesticado por la movilidad, donde la gran escala no provoca reductos y residuos, sino que transforma con gran efecto difusor de nuevos valores, los espacios obsoletos, y los recrea, los reinventa.
3. Cambios, reorientación y lógicas proyectuales El área central metropolitana de Barcelona ha experimentado los últimos años un fuerte proceso de transformación urbana, marcado por la pérdida de peso específico del crecimiento demográfico en beneficio de las coronas metropolitanas, y en cambio, y casi de forma inversamente proporcional, un mayor nivel, en cantidad y calidad de recalificación del tejido urbano y de las infraestructuras. No resulta extraño que a la explicación los procesos urbanísticos utilicen formulaciones propias de las técnicas o disciplinas reparadoras: coser, articular, religar, soldar, porque el bagaje terminológico de la disciplina urbanística ha de ir incorporando constantemente nuevos paradigmas y definiciones necesarias para conceptualizar las lógicas de la proyectación y la intervención. La reorientación del proyecto metropolitano sólo será posible, pues, en la superación de las visiones estáticas de la realidad metropolitana, la superación de los límites geográficos y de competencias, en beneficio de una ampliación de los horizontes proyectuales: «espacios problema» en lugar de espacios físicos; articulaciones funcionales en lugar de zonificaciones de usos; modelos referenciales de las formas metropolitanas en lugar de proyectos formales cerrados. La reorientación del proyecto metropolitano vendrá pues marcada por una clara interacción entre los procesos
La reinvención de las posibilidades de la metrópoli no está solo en el espacio. Está en la capacidad de operar con lógicas de intervención, con lógicas proyectuales renovadas que mejoren las condiciones de vida. Nuestra formación ha sido excesivamente marcada por «modelos» que codifican los «espacios proyectuales», los «temas de proyecto», y los asocian a «formas proyectuales», a «tipo proyectuales» establecidos y definidos. Frente a esta actitud, la invitación culta a la decodificación de las maneras de proceder ilumina un camino intelectual nuevo, seguramente menos seguro, más inestable, pero en cualquier caso, más rico: seguir explorando con una nueva inquietud la ciudad y el territorio, «interpretar» 2 «La periferia es el límite entre aquellos que carece de Sentido y lo significativa, o entre el significación ilimitada y el limitación. Una zona fronteriza, que no se densa ni estable, sino más bien una membrana a través de la cual, lo significativa y lo no significativa se intercambian y se revierten. Al igual que la frontera, la periferia urbana es el lado en bruto del espacio: llena de huellas no interpretadas ». C.J. Christiansen (1992): «El desierto, el centro y la periferia », UR Revista n. º 9-10, LUB, Barcelona, p. 6.
Manuel Solà-Morales; «Espais públics/Espais col·lectius», Quaderns 198, Col·legi d’Arquitectes de Catalunya, gener-febrer, 1993.
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utilizando nuevas palabras, y nuevas formas discursivas… 4. Las reflexiones que a mi juicio sostienen los posibles caminos de una reorientación metropolitana, como territorio de objeto proyectual, son: - El paisaje urbanístico de la gran ciudad postindustrial tiende a ser discontinuo y difundido, y por el contrario, el gobierno de la ciudad necesita menos incertidumbre a la hora de tomar decisiones y acotar mucho más los límites de competencias y la atribución de funciones. Por ello, el territorio metropolitano, los límites del cual son indeterminados, sugiere continuamente nuevas lecturas, en función de la naturaleza de los problemas específicos que se abordan, se perfila como el «lugar» primordial de la reflexión proyectual. - La planificación urbanística del hecho metropolitano viene condicionada por los procesos económicos fuertemente cambiantes y por las consiguientes mutaciones del tejido social, y por lo tanto, los tejidos urbanos y territoriales. Heterogeneidad de los procesos que contrasta con la capacidad lenta para adaptarse a los cambios, y con la fragmentación operativa de las instituciones a la hora de tomar acuerdos y gestionar los temas de la gran ciudad. También, pues, en el territorio metropolitano, la disciplina de la planificación se convierte condicionada por una operativa que no es lineal, que no es predeterminada por los modelos a aplicar, sino que, al contrario, queda condicionada a caminos bifurcados como indica el profesor Secchi, caminos abiertos que no necesariamente tienen fin. «Il dissegno del piano, anche nella sua materialidad técnica, diviene un tentativo di stabilire nuovi rapport contra y luoghi e le durate, contra y el tumulto delle differenze e le regole della ripetizione». 5 El proyecto moderno de la urbanística metropolitana no es un proyecto que se construye a base de formas, sino un proyecto que se construye a base de «lógicas». - La contraposición y heterogeneidad de las decisiones puede llegar a reconducir a través de la concertación entre agentes, basada o determinada por las «lógicas de orden proyectual» que en el reverso de las transformaciones que se han de operar tanto a nivel físico como instrumental para solucionar los problemas de la gran ciudad. Se trata de admitir y poner en práctica una ruptura con el pasado que legitima la «gradual expansión de las periferias y la «ciò che oggi alcuni piani stanno cercando di fare è arrestare il ciclo: entare di esprimere nuovamente un reale che percepiamo come profondamente modificato rispetto l’epoca dei grandi codici, ma la configurazione ed i valori del quale ancora non conosciamo perché non abbiamo provato a modificarne, a riprogettarne sezioni rilevanti. Essi cercano di posare sul territorio e la città un nuovo sguardo; di construire nuovi resoconti delle esplorazioni compiute; di ricostruire nouvi ‘temi’; di interpretarli usando nuovi parole e nuove forme discorsive che riescano ad intersecare, giudicare e promuovere nuove pratiche sociali; di produrre reazioni che aumentino le nostre conoscenze». Bernardo Secchi (1989); «Codificare, ridurre, banalizzare», a Un progetto per l’Urbanistica, Torí, Giulio Einaudi editore spa. 5 B. Secchi (1988); «La machina non banale: una postfazione », a Un progetto per l’Urbanística, Torí, Giulio Einaudi editore spa, p. 365. 4
conservación espacial y funcional de lo consolidado» 6 y la exploración sobre nuevas lógicas de intervención: «lógicas de orden proyectual» y «lógicas nuevas», en el sentido de soluciones no cerradas a los problemas metropolitanos, sino planteamientos que «identifican problemas en clave de oportunidad» y que generan rápidamente mecanismos de «facilidad» para hacer evolucionar propuestas abiertas que se van adecuando, que incrementan los resultados y que se ajustan a la capacidad operativa pública, privada o mixta. Las condiciones del proyecto metropolitano no son regladas y disciplinariamente canónicas y preestablecidas. El proyecto metropolitano, cada vez más, participa de unas condiciones de proyectualidad difusa con lógicas diversas, que podríamos sintetizar en las siguientes: a) Lógicas de orden proyectual. La caracterización de las órdenes proyectuales recientes tiene que ver más con nuevos conceptos que no se basan en las formalidades, sino en las intencionalidades, las intenciones proyectuales como visiones anticipadas o que tienden a explicar lo que sucederá a través de las implementaciones de las propuestas, pero que necesariamente son procesuales y rehúyen las definiciones tipológicas, las propuestas seriadas, la repetición. La terminología que necesitamos para definir estas lógicas es una terminología discursiva, que explica procedimientos metodológicos, en contra de describir soluciones cerradas: configuraciones estructurales, articulaciones y transformaciones, vertebración y nexos, relevancias y centralidades. Configuraciones estructurales, en el sentido finalista de la acepción de atribuir o disponer determinados elementos del territorio como piezas para restar invariadas o no alteradas, y que deben servir como negativo de otros espacios que sí pueden ser modificados, transformados. También en el sentido de intervenciones determinantes que condicionan la forma del territorio, debido a su implantación, y que modifican su funcionamiento desde el momento que se ordena y se cuida de sus proyectación y gestión. El establecimiento de las redes viarias es una de las operaciones más complejas, pero más efectivas y trascendentes para el orden metropolitano, en la medida que es la base del funcionamiento y las relaciones en un territorio que se caracteriza por la movilidad y el intercambio entre la ciudad y sus partes y los diversos lugares del territorio. Uno de los ejemplos de configuración estructural ha sido el proyecto de las rondas viarias de Barcelona, que por un lado ha servido para mejorar el funcionamiento de los flujos de Barcelona -por tanto del centro metropolitano- y por otra parte ha mejorado también la accesibilidad los núcleos metropolitanos; otras configuraciones estructurales se han derivado de la apertura de los túneles de Vallvidrera, la ordenación de la zona costera, la ordenación del parque de Collserola, el espacio rural. En todos los casos, el objeto de proyecto es un territorio amplio, con un alto nivel de significación geográfica y territorial y que tiene carácter 6 B. Dente i altres (1990); «Metropoli per progetti?», a Metropoli per progetti I. Bologna, Il Mulino.
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supramunicipal, aunque en algunos casos ciertos municipios no comparten el mismo espacio.
enunciado de un planeamiento urbanístico o propuesta de proyecto.
Articulaciones, en sentido etimológico del verbo articular: «juntar, enlazar dos partes (de un cuerpo, de un todo), especialmente no de una manera fija, sino dejándolos un juego determinado». Las operaciones significativas hacen referencia a las intervenciones que presentan efectos de superación de elementos barrera, la mejora de la accesibilidad urbana, la difusión de los servicios de equipamiento y dotación mediante el acierto en el lugar de implantación o de resituación de los equipamientos. Hay que consideralas también como operaciones de articulación de junta entre partes urbanas consolidadas y territorios periurbanos o de formalización incierta. Como ejemplos relevantes y conocidos de articulación urbana, por los efectos que han producido en la transformación de áreas urbanas muy superiores al ámbito de trabajo, proyecto o intervención podemos citar: el proyecto del Besòs -río urbano entre márgenes- desde Santa Coloma hasta Sant Adrià de Besòs, el trazado del Segundo Cinturón en Santa Coloma de Gramenet área equipada de Can Zam, el Proyecto del área de Montigalà en Badalona. A escalas y de tamaños muy diversos, coincide en todos ellos el aspecto estratégico de proyecto, en el sentido de que los objetivos que se persiguen de entrada producen efectos multiplicadores de mejora y renovación urbana.
Vertebración y nexos. Actuaciones integradas que abordan la resolución de espacios urbanos complejos, aportando la clarificación del perfil del programa a desarrollar, conectando las redes de todo tipo, especialmente optimizando las facilidades viarias que mejoran la movilidad, construyendo puntos de intercambio modal de transporte, revalorizando las posibilidades de uso y calificando la imagen urbana de un sector estableciendo condiciones de centralidad urbana. Este tipo de intervenciones incide en la recalificación de los tejidos inmediatos, a menudo modificando su funcionamiento, cambiando la percepción ambiental que pueda tener y provocar un incremento de la calidad de imagen o simbología urbana del espacio. Transforma las «espaldas» urbanas en frentes activos del paisaje urbano, trabajando con la reinvención del espacio libre. El instrumento fundamental de esta lógica de intervención es el diseño viario, conectar la vialidad básica para ordenar la trama de calles y configurar la pauta del espacio libre, ordenando el reparto de áreas donde implantar los usos. La creación de nexos urbanos presupone también trabajar con el programa de equipamientos, aprovechando la operación para recuperar contenedores urbanos y aprovecharlos para nuevos usos, o bien construyendo nuevas arquitecturas para nuevos equipamientos. Como ejemplo significativo estudiado se puede citar el Nus de la Trinitat, que organiza una infraestructura de reparto modal de la vialidad metropolitana, significa un espacio periférico al que dota de una alta calidad formal y, a pesar de las dificultades de proyectar la organización del espacio libre, pretende evitar la marginalidad o residualidad que acaban teniendo muchos de estos espacios viarios.
Transformaciones. Bajo este concepto se reúnen las formas diversas que operan en la evolución de los tejidos o áreas urbanas con un determinado nivel de consolidación de estructura, pero que por motivos de pérdida de peso específico en función de los usos predominantes, o por su obsolescencia y la de los elementos materiales que los constituyen, hay que definir estrategias y someterlos a procesos de actualización y renovación. En un territorio que cada vez más queda sin espacio disponible para la nueva extensión, y que en algunos municipios ya ha agotado todo el suelo calificado y no dispone de más para integrar a los procesos de urbanización, hay que considerar que las «transformaciones urbanas», y no hablamos sólo de tejidos, deberán producirse con continuidad. Destacaríamos las siguientes: las operaciones de renovación urbana con procesos de sustitución, las operaciones de rehabilitación urbana y mejora de los stocks disponibles, las extensiones para tramas urbanas y polígonos de urbanización, las extensiones de las tramas urbanas para completar, las extensiones disgregadas, transformaciones concretas con autonomía de los tejidos urbanos. Singularmente, el caso de transformación de grandes áreas urbanas-como es el caso de Ciutat Vella -tiene una dimensión que no se puede explicar desde una lógica proyectual simple. Intervienen varias lógicas, se utiliza una gran variedad de instrumentos, tanto de proyectación como de ejecución. Nos interesa, pues, destacar con este ejemplo una cuestión decisiva: hay una idea-fuerza de la «transformación». Por eso los procesos de «transformación» tienen una dimensión de «programa», en el sentido que conlleva una suma de factores e incidencias que la harán realmente posible, y no sólo como
Relevancias y centralidades. Una de las aportaciones más singulares de la urbanística municipal de Barcelona del periodo preolímpico, enmarcado en la estrategia global de recuperación de la ciudad desde el punto de vista de los atractivos económicos y de dinamización de las actividades, y basado en la lógica de «el acceso a los espacios urbanos más cualificados y los sistemas de información bien alimentados». Se trata de la idea de los contenedores arquitectónicos, traspasada a la dimensión urbana y en términos de espacio urbano. Las actividades a desarrollar en un «lugar central» no son regladas, si bien de forma predominante se trata de usos de tipo comercial, terciario y de servicios. La exploración de los potenciales de las condiciones de lugar, entorno, y valores propios de cada sector definen las potencialidades de cada intervención. Desarrolladas por la iniciativa pública, en primera instancia, las áreas de centralidad requieren la contribución de la suma de iniciativas para capitalizar las capacidades inversoras, ya la vez comprometer el consenso colectivo de los operadores, no sólo en la fase inversora y de lanzamiento de la operación, sino posteriormente como mecanismo para mantener vivos los espacios urbanos creados. Los activos de un área de centralidad se encuentran también en la capacidad de descubrirla antes de que sea absolutamente evidente para los operadores urbanos y por tanto se pueda
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centralidad para Badalona y una centralidad metropolitana, además de reactivar el ensanche mencionado.
obtener la disponibilidad del suelo no tanto en términos de propiedad como en la facilidad de enfocar los mecanismos de gestión para desarrollarla. El centro absoluto y único -el monocentrismo de la ciudad clásica-, en el urbanismo moderno ha perdido vigencia y ha derivado hacia una atomización nuclear de centros interrelacionados a través de las redes y los canales. Muchos lugares metropolitanos, hasta hace poco periféricos, logran un protagonismo urbano y territorial hasta ahora nunca considerado, que conlleva el enriquecimiento de una realidad metropolitana más polifacética, más realmente polinuclear.
El tamaño de las operaciones no es el factor determinante de la capacidad inductora de regeneración urbana que está más en las potencialidades los usos y de la capacidad de los proyectos para crear dinámicas fértiles de actividad, de forma, de calidad. La escala del proyecto es cada vez más un universo no prefijado, y campo maravilloso de ajuste enel-curso-del-propio-proyecto, atendiendo a las expectativas, explorando en las potencialidades, poniendo en relieve lo del puesto específico que es el material más estratégico para significarse en relación con los sistemas de la metrópoli. Lógicas abiertas para explorar, para inventar las condiciones de proyecto y de materialidad de la metrópoli discontinua.
Las emergencias son las lógicas urbanísticas nuevas que desvelan la calidad de espacios que convierten enclaves preciosos para emplazar a él o resultan altamente atractivos a la demanda de usuarios y se convierten en puntos centrales, elementos nodales de la ciudad o del territorio. El estado de latencia de determinados lugares, de repente o a través de un tiempo de maduración, se transforma en oportunidad de recrear un nuevo lugar de la ciudad. Sobresalen los espacios que las operaciones viarias básicas han generado: los bordes de los cinturones, que no han quedado como espacios residuales y se han sumado a espacios vacíos existentes, la reconversión o reorientación de las posibilidades de uso de espacios como el Polígono Pedrosa de L'Hospitalet de Llobregat, bien situado en relación con la Fira de Barcelona, sobre la traza de la Gran Vía y en dirección favorable al aeropuerto de El Prat de Llobregat, o la puesta en valor del sector de la Sagrera, que si cuando estudiaba el desarrollo del PERI de Sant Andreu todavía no habían las condiciones de disponibilidad de los terrenos de Renfe, se desconocía el impacto real del alcance del trazado e implantación en Barcelona del tren de alta velocidad, tiempo más tarde, el territorio de la Sagrera se convierte en una «Emergencia» con un alto nivel de posibilidades de nuevo espacio urbano de la ciudad metropolitana. No son hechos espontáneos, sino estrategia de proyecto, basada en detectar los activos de espacios, estudiar sus posibilidades de transformación y presentarse como espacios potenciales de creación de nuevos centros urbanos. Las singularidades son operaciones que preparan la reconversión de «espacios inciertos» i se ofertan a la escena metropolitana para producir efectos de regeneración urbana y territorial, crear expectativas que induzcan sinergias a las que se sumarán los agentes desarrolladores. Uno de los proyectos en curso de desarrollo que ejemplifica mejor estas lógicas urbanísticas nuevas que hacen más énfasis a la actitud con la que se aborda que en la formalización o la carga compositiva del proyecto, es la propuesta del Port de Badalona. En una situación de un tejido industrial en regresión, una trama urbana de ensanche poco cualificado y en un contexto de Badalona, con poco protagonismo dentro del área metropolitana, el proyecto del puerto actúa estratégicamente a dos niveles: enfatiza las posibilidades de actuar reinventando el atractivo urbano de la ciudad, y morfológicamente dispone una actuación que surgiendo de la costa como espacio a reapropiarse alarga hasta el nuevo lugar del pabellón deportivo, creando así una
b) Lógicas abiertas: exploraciones, invenciones. Estamos en condiciones de producir rupturas con las viejas lógicas y construir un nuevo aparato conceptual. Estamos para trabajar en las nuevas condiciones, y por la invención de nuevos recursos proyectuales, basados en la exploración de nuevas bases del concepto y de las formalidades metropolitanas. De la igual que la metrópoli que se gesta en los años veinte, en los años treinta tiene una respuesta política, artística, en fin, cultural, la nueva metrópoli está trabajando las condiciones de una proyectualidad nueva. Y lo es, en tanto que las cuestiones que aborda como temas centrales no son las de la ciudad tradicional, con respecto a los territorios-proyecto, las condiciones multiescalares, los prototipos y artefactos de una forma que ya no es urbana, pero que tampoco es rural. La exploración no es sólo una cuestión de léxico -como nombrar las nuevas realidades de la ciudad contemporánea-, sino la lógica que implica la investigación en el trabajo aplicado. Por esto, será necesario que los operadores públicos faciliten la tarea de indagar en los proyectos de mayor entidad en el área metropolitana. Hay que recordar experiencias de exploración e invención, como el concurso internacional de proyectos Vivienda y ciudad, 7 que aborda la producción de vivienda en masa en un contexto urbano de renovación-la prolongación de la Diagonal de Barcelona desde la plaza de las Glòries hasta el mar-. Más allá de una exploración sobre los nuevos artefactos de la vivienda basada en las condiciones programáticas, o mixed use, el concurso despierta las preocupaciones disciplinares para atender la nueva realidad urbana, por abordar la proyectación desde el aparente desorden, pero con ideas de órdenes renovados. Leyes de crecimientos abiertas, que responden a voluntades formales abstractas y en ejecuciones procesuales en el tiempo, por lo tanto, cambiantes y adaptables. Hay observar el concurso como una suma de aportaciones. Para mí, no existe una única solución (reservada, en todo caso, la ejecución real, que tardará años en materializarse). Las propuestas, una a una y en conjunto, son fragmentos y textos, aparatos conceptuales e instrumentos de intervención, tipologías y Concurs Internacional de Idees Habitatge i ciutat, organitzat pel Col·legi d’Arquitectes de Catalunya, amb les institucions col·laboradores següents: Ajuntament de Barcelona, Generalitat de Catalunya, Ministerio de Obras Públicas i Associació de Promotors i Constructors d’Edificis de Barcelona. Publicat a Quaderns d’Arquitectura iUrbanisme, 1990. 7
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contextos formales que traducen el bagaje disciplinar que sus autores han adquirido en la nueva realidad de la ciudad compleja. La sistematización de estas experiencias a través de las propuestas conceptuales y físicas, y el léxico utilizado, construyen un conocimiento proyectual que nos servirá para abordar otras situaciones, en otros contextos, partícipes de una similitud: la dispersión vital y conceptual y la dispersión física en la metrópoli discontinua. Para explorar en la nueva realidad de la ciudad metropolitana, es necesario que hayan las condiciones políticas que permitan la superación de las roturaciones administrativas y se procure la generación de plataformas de interés para la calidad metropolitana.
4. Espacios Barcelona
proyectuales
metropolitanos
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En las sucesivas aproximaciones que hemos hecho respecto a la problemática del hecho metropolitano de Barcelona, hemos intentado una fenomenología que resalta estos temas relevantes que tienen una traducción través de formas materiales, que deben ser objeto preferente de la atención proyectual escala metropolitana. Estos son los «espacios proyectuales metropolitanos» de la nueva metrópoli. Espacios de naturaleza diversa, físicos o virtuales; de alcance escalas variadas. Los «espacios ilocales», los «espacios identificados», y los «espacios expectantes o latentes» constituyen un intento de definir los campos de proyectación, en los que trabajaremos los próximos años la escala metropolitana.
4.1. Espacios ilocales de la metrópoli. Las redes de relación, el sistema de ciudades Físicamente, la metrópoli de Barcelona no es difusa porque el sistema de redes de comunicación y de movilidad no tiene un alto nivel de diversificación. Las aunque recientes obras de infraestructura vial han empezado a descentrar el territorio, más allá del área central, no sólo actividades, sino residencia estable. Sin embargo, la pérdida de población en el centro y la primera corona metropolitana en beneficio del resto de municipios del área metropolitana ampliada se está viendo como una tendencia que repartirá más extensivamente el hecho de la primera residencia, que además se verá favorecido por la disminución en tiempo real de los traslados. El marco de un territorio más amplio, constituido por el sistema de ciudades maduras de Cataluña, está consolidando una nueva estructura de centros de subsistemas metropolitanos-en cualquier caso, todos ellos dependiendo de Barcelona-metrópolis-, que de hecho es, cada vez más, el verdadero marco de la metrópoli barcelonesa. La construcción de una red ferroviaria regional disminuirá aunque el tiempo y el estado de interrelación entre ciudades o puntos de residencia o de actividades en el territorio catalán, y la interrelación con Barcelona, que debe seguir consolidando su proyecto de alta centralidad territorial, aumentará considerablemente.
Estas tendencias explican la necesidad de asumir como «espacios de proyecto» tópicos o temas que constituyen dominios funcionales sin una clara materialización física, biunívoca en términos de espacio físico, o predeterminada en relación con los límites territoriales. ¿Cuál es el trazado definitivo del tren de alta velocidad? El reservorio de espacio de los intercambios aeroportuarios será suficiente a las previsiones del proyecto el delta del Llobregat? Ejemplos de problemáticas que generan «dominios ilocales» que se ciernen sobre el territorio sin una definición física precisa, ya que el factor tiempo y la problemática inherente a su complejidad hacen que su concreción material esté en proceso. Hay que pensar, además, que la resolución de estos problemas se tiene que producir fuera del ámbito estricto del área central, generando delimitaciones espaciales de proyecto que surgen ligadas estrictamente al proceso de prefiguración de las soluciones. No hay espacios preconcebidos definitivamente para solucionar los temas de gran escala de los flujos metropolitanos. El espacio resulta un concepto ilegal local, que se concreta a medida que se adaptan mecanismos de integración de las solicitaciones y, por tanto, los recursos de la modelística y de las técnicas de simulación-para ensayar el alcance y las implicaciones materiales y formales de las reservas y previsiones territoriales- son herramientas necesarias para avanzar en el proyecto los soportes y los artefactos que generarán este tipo de relaciones. Los espacios geográficos, los territorios morfológicos y las piezas estructurantes que hemos descrito en los capítulos anteriores continuarán siendo ámbitos claros de atención de la proyectación metropolitana. Son lo que llamamos «Espacios identificados» porque su evolución posible está en función de su adaptabilidad a las nuevas funciones que tengan que desarrollar. Espacios que se caracterizarán por su proceso de constante adaptación y por lo tanto transformación a las nuevas exigencias, conservando, sin embargo, algunos componentes como invariantes. Las presiones de uso sobre el territorio para situarse con la mayor proximidad a las áreas de mayor centralidad y ocupar su caso, ampliando la mancha comprometida por la urbanización, territorios que de origen tenían vocación o aptitud claramente contraria al del destino final al que se han visto sometidos afectarán fuertemente este tipo de espacios. Uno de estos espacios identificados es el sistema de los cauces de los ríos que tradicionalmente han sido los corredores de entrada al área central de Barcelona. El sector urbano del río Besòs, que tenía su formación deltaica, hoy desaparecida o al menos desfigurada, presenta ya otra configuración en la ciudad metropolitana, y el hecho es que su estado actual pasa más por su funcionalidad como río urbano altamente urbanizado que no como río territorial -aunque su dimensión deba considerarse desde esta escala-. El mismo proceso está sucediéndole al cauce del río Llobregat, donde se van dando procesos de ocupación del ámbito de la Vall Baixa y del delta debido a las nuevas demandas de suelo industrial, de ampliación de las infraestructuras, etc. Se deberá considerar también la vocación de los territorios que tienen un valor configurador estructural y apostar por su destino finalista, considerándolos como «espacios proyectuales» que trataremos desde la óptica de la preservación como elementos que
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configuran un paisaje identificador de la forma metropolitana y que deberá admitir desde funciones productivas en funciones lúdicas, de placer, y considerarlo como sistemas a revalorizar y regenerar. Los espacios identificados más claros con esta vocación finalista en la forma metropolitana de Barcelona son: el Parc Metropolità de Collserola, las configuraciones montañosas del Ordal, Garraf, la Sierra de Marina, el tratamiento y la ordenación del frente litoral, o la permanencia del espacio rural en los ámbitos en los que aunque sea consistente. Será necesario, en el caso de los «territorios morfológicos», establecer el seguimiento de las transformaciones que sean necesarias para su modernización y adaptabilidad a las nuevas exigencias de la centralidad metropolitana. Los procesos de renovación de los tejidos y tramas urbanas obsoletas comportarán unos efectos de desconcentración con la ocupación de nuevos territorios, más allá del área central y por lo tanto contando con una dimensión más extensa de la ciudad metropolitana. En consecuencia, posibilitará la liberación de suelo en muchas áreas de ciudad, aún hoy densificadas. Esto quiere decir que seguirán produciéndose procesos de transformación, de estructuración y vertebración metropolitana en las áreas centrales. Los espacios trascendentes de la nueva realidad metropolitana aparecen, sin embargo, allí donde las nuevas lógicas urbanísticas descubren los nuevos valores de la ciudad difusa, la ciudad que supera la centralidad clásica, de base monocéntrica, y pone en valor la multiplicidad de posiciones en el territorio de la ciudad metropolitana. Por ello, tiene una especial importancia lo que llamamos «espacios expectantes o latentes». Debemos recurrir a la definición semántica para definir las condiciones proyectuales que hay detrás de este tipo de espacios. Hay una acepción diametralmente opuesta etimológicamente a la palabra latente que lo hace especialmente atractivo para utilizarlo en el lenguaje proyectual: es la palabra presentido. Latente versus presentido. Presentimos que hay espacios que, desde el punto de vista del papel que tienen, están convirtiéndose obsoletos. Otros, por el contrario, a pesar que no exista una base objetiva total, intuimos que se desvelarán de su estado de detención, de obsolescencia o de apaciguamiento urbano para transformarlo en nuevos lugares de actividad, espacios de arquitectura vital renovada. Una ciudad con profundidad histórica, rica en atributos urbanos, como es la Barcelona metropolitana, despierta a cada operación de construcción infraestructural una serie explosivo de espacios y territorios donde se crean nuevas expectativas de uso y de funcionalidad urbana, estén o no contempladas en el planeamiento urbanístico. El presentimiento de una escalada de expectativas generadas por la apertura de los cinturones de ronda y el túnel de Vallvidrera ha sido tanto o más intensa que la que generaron en su momento la B-30 y A-18. Este mismo fenómeno se está produciendo como efecto derivado de la construcción de la A-16 y la articulación con la C-245, que genera nuevas expectativas de crecimiento en los municipios de Gavà, Viladecans y Sant Boi de Llobregat. El término «expectante», empleado para definir esta condición de las posibilidades que una acción de proyecto o cualquier línea de actuación generan sobre un espacio, nos sirve para conceptualizar
la condición fundamental de muchos espacios metropolitanos, que serán los escenarios de la nueva arquitectura metropolitana. Sin embargo, debemos considerar que hay espacios que necesariamente deben prevenir frente a las posibles expectativas que puedan transformar o degenerar su específica condición presente. Habrá observar una discreta ignorancia en su puesta en escena, como desarrollos metropolitanos. Se trata de una estrategia que determina que en el conjunto de la metrópoli hay «áreas clave" donde se dan las condiciones oportunas para intervenir, para incrementar los recursos de un buen funcionamiento urbano, porque repercuten en todo el organismo metropolitano. Estos espacios constituyen los lugares preferentes de la atención metropolitana y son los que están siendo o serán objeto de proyecto para conducir su funcionalidad dentro de la ciudad metropolitana. Entre los ejemplos estudiados, podemos citar el «Delta transformado del Llobregat», que presenta el problema de compatibilizar el crecimiento de las infraestructuras de la comunicación, la mejora de los servicios de Barcelona como centro terciario y logístico competitivo. Este espacio debe integrar en el delta actuaciones como la ciudad aeroportuaria, el centro direccional El Prat de Llobregat, la zona de actividades logísticasZona Franca-Port. Los efectos diferidos de esta máxima concentración de actividad accesibilidad intermodal, para calificar un nodo de centralidad del sistema de proyección internacional de Cataluña y sobre todo del sistema mediterráneo, provoca la transfiguración adecuación de un modelo de río territorial en río en condiciones de alta urbanización en tramos singulares, intentando la máxima integración de los territorios rurales del delta protegido. La vall baixa del Llobregat y el delta se perfilan así como unidades territoriales de alta actividad respecto a la oferta competitiva metropolitana, pero también hay que mantengan la su significación ecológica, procurando una estrategia de ruptura de los modelos aglomerados hacia la realidad de la formación de buena parte del área central. Esta categoría de territorios expectantes y áreas clave en la definición de la ciudad metropolitana central se dan también en el llamado «corredor del Vallès», que experimenta la progresiva configuración de un pasillo territorial de flujos metropolitanos y el acondicionamiento de un amplio sector direccional actividades. El corredor se presenta como articulador del intercambio metropolitano de Barcelona con los subsistemas del Vallès y del interior catalán, en especial del sistema urbano de la «Cubeta del Vallès». El espacio de la residencia de baja densidad, los espacios mixtos de contacto con el parque territorial de Collserola y la disponibilidad de territorios con expectativas de desarrollo favorecerán el refuerzo del modelo de corredor mencionado. La progresiva pérdida de la condición centrípeta de la ciudad metropolitana, por la consolidación de diferentes polvo donde se articula la vida en la metrópoli, abre un campo fundamental de la atención proyectual: la resolución y optimización de los espacios por donde fluye cualquier tipo de movimiento, generado o solicitado. Movilidad viaria y espacios de distribución, ya no deben ser solamente cajas físicas-autopistas segregadas-de un origen a un destino, infraestructuras autónomas de la motorización. Los "canales" son espacios polivalentes que permiten una multiutilización, organizan estructuras urbanas de apoyo al crecimiento ya las tipologías edificatorias de usos urbanos diversos,
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sin dar la espalda, sin originar espacios residuales, sino articulan un orden compositivo que clarifica el contenido del espacio libre, público y privado, y genera espacios urbanos altamente cualificados. Son espacios que, desde la simplicidad y la claridad conceptual, superan la estricta resolución de un problema urbano de tráfico o de motorización e inciden en la forma de la ciudad. Los elementos entendidos como elementos sustantivos de esta categoría nodal son: las estructuras de los flujos y los canales ferroviarios, los enlaces, las nuevas estaciones y los intercambiadores modales de transporte. Desde el punto de vista de la organización de la ciudad metropolitana discontinua, la aparición de todos en diferentes lugares del territorio metropolitano debería permitir la configuración de un modelo de ciudad en que no se produjesen disfuncionalidades por un abandono de las funciones residenciales del centro de Barcelona especialización monofuncional de los tejidos, como es el caso-a modo de ejemplo ilustrador- de la Vila Olímpica de Barcelona, que sustituye los antiguos usos industriales del Poblenou para un área básicamente residencial y de servicios. Tal vez, también debería incorporar usos productivos en su trama para conectar con el resto de tejido urbano existente, y además evitar la pérdida de la actividad en la ciudad, a pesar de que fuera necesaria la su redefinición. Otro aspecto importante a destacar para la reformulación de las áreas expectantes es la creación de nodos metropolitanos, enclaves singulares por su posición y por el aprovechamiento estratégico de las condiciones de accesibilidad como centros de intercambio, de reequipamiento y de significación urbana de los sistemas urbanos y territoriales del área central. Puntos de cambio de las pautas funcionales y morfológicas tradicionales de los territorios centrales metropolitanos, actúan como polos de desarrollo de servicios y dotaciones bien situadas, en relación con el sistema de núcleos y extensiones residenciales y económicas.
el interés abierto por no polemizar ni enfrentarse las iniciativas públicas y privadas, para la competitividad entre el sistema de ciudades europeo pide la suma de iniciativas que aprovechen las sinergias. Tal vez, esta postura para la construcción de una metrópoli discontinua, enriquecida con las aportaciones más intencionadas de los especialistas de la escala regional, hará luz al futuro de la realidad metropolitana y evitará la falta de inteligencia colectiva que condujera a Barcelona en un camino de regreso a experiencias ya vividas o en caminos cooptados, «Necrópolis» de Mumford o «ciudad petrificada» de Max Ernst.
Algunos de los nodos estudiados que ofrecen expectativas de generar procesos de calificación de la ciudad metropolitana son: el nodo del Garraf (conjunto CIM, Centro Intercambiador de Mercancías, el equipamiento universitario y el canal de remo de Castelldefels); el nodo del Maresme: en Tiana-Montgat, las posibilidades de articulación de un centro metropolitano en la pata norte, el nodo de Montcada, como aprovechamiento de la confluencia del sistema Besòs y del Ripoll, por la recalificación de los municipios de Santa Coloma de Gramenet, Montcada i Reixac. Todas estas son nuevas condiciones que piden la recomposición de la cultura del hecho metropolitano y exigen, por tanto, la conformación de un estado de consenso hacia las propuestas que se plantean como objeto de los proyectos. El territorio es cada vez más transparente para el nivel de conocimiento que tienen las fuerzas o agentes que operan se hace evidente al mínimo movimiento. Las posiciones estratégicas no pasan desapercibidas a los administradores del urbanismo, y los propietarios del suelo están en condiciones de disponer de un nivel de información claro y directo con los nuevos medios de racionalización del estado del suelo, tanto desde el punto de vista urbanístico de las posibilidades como de las expectativas que se pueden generar. El territorio metropolitano es un territorio presionado y de todos es conocida la acción de la iniciativa pública en los espacios donde debe pasar el rodillo de las determinaciones del planeamiento. También es claro
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