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La bora de las peñas - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - pág
La bora de las peñas
Pilar Vañó Arándiga. Arqueóloga.
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Los abrigos y covachas de la Bora de las Peñas, se sitúan en el angosto que se halla so bre la margen derecha del río Palancia, junto a la población de Navajas. La zona está dentro de la unidad morfoestructural denominada depre sión del Palancia. Ésta se originó en un proceso de hundimiento tectónico y rellenado después a través de un largo período, iniciado en el perío do Neógeno con el arrasamiento de las sierras, relleno y posterior elevación de las montañas. Pero fundamentalmente por los procesos morfo géneticos del período Cuaternario en la época del Pleistoceno medio (2.5 millones de años), cuyo resultado fue la deposición de una serie de mate riales, predominantemente calcáreos, proceden tes de la denudación del relieve circundante (sie rras). Los materiales que rellenan esta depresión son limos cuaternarios, originados en sucesivas fases de erosión y acumulación de depósitos. En ellas se produce el encajamiento del río sobre las terrazas o glacis que se forman a través de la tectónica en gradiente hacia el mar. La estructuración de la red de drenaje de esta depresión sedimentaria, se articula con en el río Palancia como principal colector, que se adecua a la dirección estructural ibérica. El resultado de toda esta evolución configura el esquema del re lieve actual. En la zona conocida como huerta de Nava jas y el Cuarto, se observa una plataforma de ero sión ligeramente cóncava con morfología de gla cis, con una pendiente en torno al 6%, que ocupa poca extensión en un área muy concreta, la cual se halla fosilizada por una costra, cuyos depósitos están originados en la primera etapa cuaternaria. La población se encuentra situada en el curso medio del rio Palancia, en lo que se ha denominado en un contexto hidrogeológico la cubeta de Segorbe. En un sector de abundantes surgencias de acuíferos calcáreos, lo cual es ma nifiesto en nuestra población por la abundancia de sus fuentes y sobre todo por la del manantial artesiano de la Esperanza, con aguas ricas en carbonatos. Esta surgencia de agua brota en el piedemonte de poniente del cerro homónimo, cu yas aguas afloran de manera natural en el nivel superior de la capa freática subterránea, y forman una pequeña cuenca endorreica a una cota de 405 metros sobre el nivel del mar. La concentración de acuíferos en esta zona del Palancia medio, son las causantes del rico
afloramiento de aguas subterráneas, en concre to de este manantial, que actúan como desagüe del subsistema de Jérica-Alcublas, aunque tam bién se nutren de otros aportes, lo más probable es que procedan del subsistema de Javalambre, pero debido a la complejidad del acuífero es di fícil precisar el alcance interior de las aguas sub terráneas.
Ellas favorecieron la formación de una vasta plataforma de toba calcárea sobre las que se asienta Navajas y su huerta. El origen las forma ciones de toba calcárea, conocidas popularmente como tosca, se produce por la precipitación quí mica de carbonatos cálcicos a partir del contacto con agua dulce (procedentes del manantial) dan do como resultado una roca caliza porosa. Estas toscas, son rocas sedimentarias de calcita prin cipalmente, y contienen hojas y ramas fosiliza das, mezcladas con la composición propia de los sedimentos, es un limo orgánico fosilizado. El corte vertical del cañón que vemos ahora se creó a partir de la erosión de las aguas del manantial que anárquicamente buscaban su aliviadero por la inclinación de la plataforma, junto a otro siste ma complementario que iba discurriendo acorde al encajamiento fluvial en las distintas fases. La altura sobre el cauce está en torno a los 50 metros en la parte más alta dando lugar al desfiladero o cañón conocido popularmente como Bora de las Peñas en el paraje del Salto de la Novia.
Arqueología en los Abrigos de las Peñas.
Los yacimientos se ubican en los abrigos rocosos de la conocida Bora de las Peñas. Como hemos explicado estos se formaron sobre limo cuaternario a partir de la precipitación de car bonatos en contacto con agua dulce, resultando roca caliza porosa. La formas caprichosas y las oquedades resultantes, fueron prontamente utili zados por los hombres que habitaban estas tie rras, constatados a través de la arqueología y que se remontan al II milenio antes de Cristo. La descripción de estos restos encontra dos en tres oquedades en la Bora de las peñas las reseñamos de manera breve y dichos materiales pueden contemplarse en las vitrinas del Museo Arqueológico de Segorbe
Abrigo I.- Superficie 10 m2. Cueva de en terramiento múltiple secundario u osario, restos de 27 individuos más de la mitad son niños me nores de 10 años, el resto no sobrepasa los 20. Depositados sucesivamente, no a la vez, con sus huesos fragmentados por la remoción del lugar y desplazados de su deposición originaria. Ajuares que acompañan a los enterrados, de hueso boto nes con perforación en V, punzones y colgantes como amuletos colmillo de jabalí. Colgantes de piedra arenisca y cuentas de collar de piedra ca liza, conchas y o moluscos marinos perforados para colgantes o para formar un collar. Restos de pequeñas lascas de sílex y cuarcita, tallados posiblemente de un momento anterior. La punta de flecha de retoque bifacial, es un útil que se encuentra en Eneolítico, el Horizonte Transición Campaniforme y también en el Bronce Inicial. Fragmentos de cerámica a mano, B.I. Crono lógicamente este tipo de materiales se sitúan en torno al 2000-1800 a. C. Abrigo II y III, cercanos al anterior y contemporáneos de este, pero con diferente fun cionalidad, en este caso fueron usados como lugar de habitación estacional extraído por el registro material hallado. También relacionados con el yacimiento de la Edad del Bronce situado encima de la Cueva del Reloj, cronológica y geo gráficamente muy cercanos. Se ocuparon tempo ralmente por períodos más o menos prolongados, por gentes que se dedican al pastoreo en la zona y que los utilizan como hábitats complementa rios de los poblados estables al aire libre. Agua cercana, pastos, tierras para cultivo en la vega del río, economía de subsistencia. Este escenario sigue fascinando a todo el que lo con templa, imaginamos que aquellos hombres dis frutaron de un verdadero paraíso, que les ofrecía todo lo necesario para vivir: alimento, refugio y estabilidad.