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ENTREVISTA VICTORIO PÉREZ
–El programa “Una hora menos” ha ganado el ‘Premio Pello Sarasola’ al mejor programa de las TVs autonómicas de 2020 y 2021; un premio que se suma al Ondas que recibió la TV Canaria por su cobertura de la erupción volcánica en La Palma. ¿Qué supone este reconocimiento? – Imagínate, estamos muy contentos en la redacción del programa porque lo bonito del ‘Premio Pello Sarasola’, es que lo dan los propios compañeros y compañeras de las radios y televisiones autonómicas de todo el país. Solo dan un premio al año de esta envergadura, el premio por el que nos han elegido como programa más relevante del año, por lo que es un espaldarazo importante para todo el equipo. Con respecto al premio Ondas a Radio Televisión Canaria, fue justo en los meses más duros de la erupción y para nosotros fue muy especial porque era compartido con toda la cadena. Yo creo que se hizo un esfuerzo tremendo para llevar a todos los espectadores, y a través de toda nuestra programación, lo que estaba ocurriendo con el volcán. Y en concreto, en el programa que presento, con el tema de la realidad virtual lo que pretendíamos era mostrar la erupción volcánica desde otro punto de vista, explicando, divulgando, llegando al cono volcánico, al interior de la tierra, al fondo del mar,… A aquellos lugares en los que las nuevas tecnologías no nos permiten meter una cámara pues ahí lo hacíamos nosotros, con la realidad virtual, para explicar al espectador lo que estaba pasando. Yo creo que el jurado del Premio Ondas valoró eso; valoró el paquete perfecto de Televisión Canaria, el ceder las imágenes de forma gratuita a todo el mundo para que todo el planeta viera lo que estaba ocurriendo en La Palma. Y luego también el tacto que se tuvo desde los profesionales de la casa para no caer en el morbo y hacer una retransmisión 24 horas limpia y pura de lo que estaba pasando allí, en La Palma; sin estridencias, simplemente contando lo que ocurría y poniéndole el micrófono a los vecinos.
–¿Qué ha supuesto la retransmisión de la erupción en La Palma en tu vida profesional y personal? –En la vida profesional, mucho, por la enorme repercusión que ha tenido el volcán. Yo he recibido mensajes de presentadores y presentadoras o reporteros y reporteras de otras cadenas de televisión del mundo: de Turquía, de Weather Channel, de la península; compañeros de facultad con los que había perdido el contacto empezaron de nuevo a mandarme algún mensajito,… En fin, profesionalmente tuvo una repercusión internacional. Y nuestra realidad virtual también, porque ayudaba a entender al resto del mundo con palabras sencillas y con una puesta en escena espectacular, hecha por ordenador, lo que estaba ocurriendo en la Isla. Además, ayudamos a entender a los vecinos lo que estaba pasando, lo hicimos con seriedad, sin estridencias y, lo más importante de todo, acudiendo a fuentes fiables como eran los científicos y científicas, sobre todo científicas, muchas profesoras que me ayudaron a elaborar y descifrar el comportamiento del volcán y trasladarlo a los telespectadores. Es verdad que en 15 años de profesión he vivido muchas cosas y me han marcado muchas noticias, entre ellas las desapariciones de Sara o de Jeremy, o el accidente de Spanair y, sin duda, el volcán de La Palma también me deja una huella especial.
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–¿Cómo viviste el final de la erupción? –Pues mira, lo vivimos con mucha emoción y prudencia, porque fue durante la retransmisión del programa cuando Rubén López, del Instituto Geográfico Nacional, entró en directo y nos dijo que el volcán llevaba unas cuantas horas sin emitir señal del tremor. Nuestro deseo era que el volcán consolidara ese comportamiento para dar la erupción por finalizada, como por fin sucedió. Y otro momento muy emocionante fue cuando acompañamos a unos vecinos que llevaban todos esos meses desalojados de sus casas en el Valle a entrar a sus viviendas. Ahí no pude contener la emoción. Menos mal que el realizador estuvo avispado y no me enfocó, porque me quedé sin poder articular palabra. Vivir ese momento histórico de recuperar su hogar, después de tantos meses de erupción, es algo que guardaré para siempre en mi memoria.
–La realidad aumentada como técnica divulgativa se ha convertido en un reclamo para muchos programas a nivel nacional. ¿Cómo han vivido el interés de otras cadenas por lo que se hace en “Una hora menos”? –Nosotros ya llevábamos unas dos temporadas, si no recuerdo mal, con la realidad virtual. Habíamos hecho muchas cosas, por ejemplo, yo en un barco en alta mar, rodeado de basura, para hablar de la contaminación marina de los microplásticos, o en medio del monte para explicar las recomendaciones y evitar incendios forestales.
Llevábamos ya muchos meses trabajando, mejorando y perfeccionando esta técnica, por lo que cuando llegó el volcán decidimos volcarnos en ello y hacer una realidad virtual diferente cada día para explicar su comportamiento y consecuencias. Ese rodaje previo nos permitió desplegar un potencial que causó el asombro del resto de medios de comunicación. Se demostró que en Canarias tenemos muy buenos profesionales y se pueden utilizar técnicas admiradas por el resto del mundo.
–¿Cuesta mucho como presentador integrarse en esos platós de realidad aumentada? –Lo que ves a tu alrededor nada tiene que ver con lo que nosotros vemos desde casa. Todavía recuerdo la primera vez que entré en ese plató; era enorme, de 70 metros cuadrados más o menos, todo verde y sin nada. Sólo con dos cámaras robotizadas, y yo pensaba, ¿cómo me voy a desenvolver yo aquí? No tenía referencias, y entonces empezamos a poner en el suelo algunas marcas con pegatinas. Son mi referencia para no toparme con los elementos, para saber si señalar a la izquierda o señalar a la derecha. A eso se une mucha práctica, muchos movimientos de cámara y que la mente se vaya acostumbrando al espacio verde. Lo complicado es que también tengo que pensar en lo que estoy diciendo, mirar de reojo las marcas que están en el suelo, escuchar las órdenes que me van dando desde realización, los cambios de escaleta que me va dictando también por pinganillo la dirección; son muchas cosas a tener en cuenta en un mundo virtual, en un mundo verde, en la que no tienes una silla en la que sentarte, ni una pantalla a la que mirar. Para mí ha sido una auténtica escuela, estoy aprendiendo permanentemente un nuevo lenguaje televisivo, e incluso, tener una nueva narrativa, porque con la realidad virtual, aparte de ser presentador, eres un poco actor para interpretar dentro de esa escenografía. Es una forma de hacer televisión revolucionaria que creo que ha llegado para quedarse porque tenemos que aportar algo diferente, algo nuevo a unos espectadores que cada vez te piden más. Los espectadores son cada vez más exigentes.
–Victorio es una cara muy reconocida de la TV Canaria, te hemos visto en los Telenoticias y otros programas de índole informativa, también a pie de calle retransmitiendo acontecimientos y tradiciones y presentando junto a Kiko Barroso el magacín Canarias Hoy. Está claro que la versatilidad es uno de tus fuertes.
–¿Sabes qué pasa? Que yo amo tanto esta profesión, me gusta tanto mi trabajo, que allí donde me ponen yo soy feliz. Yo soy feliz presentando, soy feliz de reportero en la calle, soy feliz de redactor en la redacción, soy feliz documentando, soy feliz en una romería, en un carnaval, en un suceso. Yo de todo aprendo y me gusta hacerlo lo mejor posible porque me apasiona. Me gusta mucho esta profesión, me gusta comunicar y me gusta hablar con la gente. Yo soy muy “aleganchín”; aquí en mi pueblo me dicen que es que no paro de hablar, me gusta hablar con la gente, que me cuenten sus historias, que me cuenten cosas y aprender. Me gusta preguntar, sobre todo a la gente mayor. Entonces, al final, yo creo que es cuestión de que periodista se nace y en mi caso yo nací periodista, siempre he querido serlo y como amo tanto esta profesión, donde quiera que esté lo disfruto mucho y aprendo de la gente que me acompaña. Si encima tengo un buen equipo alrededor, o compañeros como Kiko Barroso, imagínate. Fíjate que llevaba ya muchos años en televisión, pero Kiko es una persona que se prepara tan bien las entrevistas, que a mí me dio una lección y con él aprendí muchísimo a conectar con los entrevistados. De cada persona que me acompaña, de cada equipo de trabajo con el que yo estoy, procuro absorber el máximo y aprender mucho.
–¿Con qué medio te estrenaste en esta profesión? ¿Prensa, radio, tele? –Yo me estrené en una radio local, en Radio Gáldar, ahí hice mis primeros pinitos y por eso quizá le tengo un amor especial a la radio. Hay gente que no se lo cree, pero si a mí me dan a elegir entre la radio y tele, probablemente elija la radio porque le tengo un cariño especial al medio. De ahí que cuando me invitan a la radio, a un estudio, yo casi hasta me emociono; para mí es como como volver a mis inicios, a mis recuerdos de juventud. Ya después me fui a la universidad y empecé en la televisión, primero en Canal 9 Las Arenas y luego en la Radio Televisión Canaria. Pero ya te digo que escucho muchísimo la radio y veo mucho la televisión. Me gusta aprender de lo que hacen las demás cadenas y saco tiempo, aunque a veces no lo tenga, para disfrutar de la radio y la tele.
–En este mundo tan convulso a nivel informativo…Covid, fenómenos naturales, guerras, ¿cómo buscas la desconexión? ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre? –Para mí presentar el programa Una Hora Menos ya es una válvula de oxígeno, una desconexión. El programa nació cuando el Covid todavía estaba en una fase muy compleja, y que me dieran la oportunidad de presentar un formato con mensaje optimista, de naturaleza, de ciencia, de meteorología, de medio ambiente, de los pueblos,…, ya el propio contenido me permite desconectar del resto de la realidad. Y esa es nuestra intención cada noche en el programa: que el espectador sienta que está en un momento de paz y tranquilidad, de ver otras cosas y evadirse de la cruda realidad. Y además del programa, como te comentaba antes, desconecto escuchando radio, viendo tele, series de televisión y películas. Aunque lo que más me relaja es pasear por el pueblo, hablar con la gente, salir con mi perrita y quedar con los amigos. Tengo el mismo grupo de amigos desde que tenía tres años, somos los mismos amigos desde que estábamos en el colegio, seguimos juntos y solemos quedar. Otro balón de oxígeno para mí es ver a la familia,
por eso todos los miércoles me voy a casa de mi madre a comer el potaje de berros, de lentejas, de verduras. Eso es sagrado y una rutina obligatoria para desconectar y poner los pies en la tierra. Y, por supuesto, viajar. Ya sabes que soy un viajero empedernido; conozco más de 25 países y quiero seguir descubriendo mundo, porque el mundo es muy grande y hay mucho que ver. Me encanta viajar y siempre que puedo, escapada.
–¿Alguna manía? –Cuando entro en el plató siempre lo hago con el pie derecho, lo hago conscientemente y con energía, pero no por superstición, sino porque digo: aunque yo tenga un mal día, aunque me esté doliendo la cabeza, aunque esté agotado a esa hora de la noche, el gesto de entrar con el pie derecho me da buenas vibraciones. Luego, encima, el técnico de sonido del programa, que se llama Manolo, siempre me pone música de fiesta los minutos antes de entrar a plató y así me vengo arriba.
–¿Alguna debilidad? –Mi debilidad es que me afectan mucho las críticas. En ocasiones las redes sociales son muy duras, muy crueles. Hay muchas personas que van anónimamente a criticar, pero cualquier crítica a mí me afecta mucho porque veo el esfuerzo que hace cada día el programa y el equipo para sacar adelante las cosas. Yo entiendo que haya personas a las que yo no le guste y no me importa que me lo digan. A mí lo que no me gusta es que me critiquen con argumentos duros y crueldad. Si lo hacen con buenas palabras, soy receptivo a todo.
–Si tuvieras oportunidad y te hicieran una oferta, ¿darías el salto a una de las grandes cadenas nacionales o la tierra tira? –El salto a la península no lo daría. Hace tiempo me hicieron una propuesta de ir y dije que no porque yo soy muy canario. Recuerdo que en la época en la que estaba estudiando en Madrid, iba llorando. A mí no me gusta la capital, no me gusta Madrid. Madrid me gusta de paso, pero no para para vivir. Me encanta mi tierra, me gusta mucho donde estoy y, además, yo soy de los de “Virgencita, virgencita que me quede como estoy”. Porque estoy feliz, estoy a gusto, estoy en un momento en el que estoy contento. Afortunadamente la salud acompaña, que es lo principal. En Canarias se pueden hacer cosas muy interesantes sin necesidad de dar el salto a la península. Aquí tenemos buenos profesionales, buenos equipos, buenos medios, sin necesidad de estar fuera de casa. Podemos hacer cosas espectaculares sin necesidad de ir a Madrid y en eso yo no tengo complejo ninguno. Canarias es un buen sitio para vivir y para trabajar, y en esta profesión también.
–Me consta que te encanta impregnarte de la vida de pueblo, de sus gentes, de tus vecinos. ¿Qué representa Gáldar en tu vida? ¿Cómo ha influido ser “cebollero” en tu personalidad? –Te he nombrado ya tantas veces Gáldar en esta entrevista que te lo puedes imaginar. Intenté en su día vivir en la capital, en Las Palmas de Gran Canaria, pero aguanté poco. Mi vida es mi pueblo, esto es lo que me da el oxígeno, lo que me da la vida lo tengo aquí. Tengo mi familia, mis amigos, mi marido, tengo mi vida, lo tengo todo. Gáldar me da mucha paz y el pueblo está maravilloso. Este es un pueblo que invita a echarse a la calle constantemente; aunque sea solo para salir a mirar y a ´golisnear´, la gente sale. Es muy de paseo, de terraceo, muy de museos y muy de hablar. Creo que la identidad de Gáldar la tengo en mis venas, es más, vivo al lado de la Cueva Pintada, te puedes imaginar… Eso sí, tengo pasión por Canarias en general, me aplico a rajatabla aquel eslogan de “canario conoce tu tierra”. Siempre que puedo voy de escapada a alguna isla de visita. Me gusta aprender y me gusta conocer. Pienso que desde cualquier rincón de las Islas se puede remar en la misma dirección. No me gustan nada las insularismos, los localismos. Tenemos mucho músculo en Canarias; somos un dinosaurio gigante en medio del Atlántico que podemos desde aquí hacer cosas chulísimas, cosas preciosas, cosas importantes, cosas históricas que dejen marca. Si todos tuviésemos este mismo pensamiento, el pensamiento de hacer región, otro gallo cantaría.
–¿Qué le pides a la vida en este momento?
A la vida, en este momento, que me quede como estoy y, por supuesto, pido salud. Hasta ahora no he sido afectado por el Covid, tengo todas las vacunas y, si lo cojo, espero pasarlo de la mejor manera posible. Pero estoy tranquilo porque confío en la ciencia y confío en las vacunas. Pido salud y aprovechar el momento, disfrutar de cada instante como si fuera el último. El mundo está tan convulso y, de un día para otro pueden cambiar tanto las cosas, que hay que disfrutar al máximo, sin exigencias, ni avaricia. Cada día, cada minuto, trato de ser feliz.