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MUJERES BUZO EN CANARIAS
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BUZO CANARIAS EN Mujeres
SERIE BUZOS, El buceo, y especialPECIOS, HISTORIAS DEL PUERTO DE LA LUZ Y LAS PALMAS mente el desarrollado con escafandra, tanto de forma profesional o recreativo, tradicionalmente ha sido una actividad asociada al mundo masculino, a pesar de que históricamente, y en algunas sociedades orientales, las mujeres han jugado un papel muy destacable en la explotación de ciertos recursos marinos a través del buceo o de la apnea. Un ejemplo destacable de mujeres en el ámbito del buceo son las Ama japonesas (también conocidas como uminchu o kaito) y las haenyeo coreanas, que han explotado los recursos de ostras en busca de perlas desde hace casi 2000 años. No obstante, el trabajo de buzo, con traje clásico y escafandra, durante décadas fue una tarea netamente masculina, circunscrita a los ambientes portuarios o a misiones de rescate de pecios. Sin embargo, en Canarias hemos podido documentar,
Franco Campanalunga ayudando a la mujer del cónsul de Italia en Canarias a ponerse el traje de buzo.
Una labor imprescindible imprescindible
Los buzos realizaron un trabajo primordial en 1935 en la identifi cación y rescate de los restos del trasatlántico británico Lusitania, hundido durante la Primera Guerra Mundial. A la izquierda se observa una escafandra rígida (Tritonia), diseñada por J.S. Peress, y a la derecha una escafandra convencional, con casco de metal y traje de lona fl exible impermeable
[AUTOR: NOAA, UU.EE.] Ama buscadora de perlas en Japón. [WIKIPEDIA]
Franco Campanalunga, en una foto recinte. (izquierda).
María del Pino Ayala
Esta foto fue tomada durante su trabajo como buzo en 195859. La instantánea fue realizada con una cámara submarina fotográfi ca del tipo Calypsophot, fabricada en Francia. Quizás la procedencia de la cámara esté relacionada con la expedición que hizo Antonio Delgado en 1952 a la República Dominicana, en búsqueda del pecio de un galeón con oro y plata, en compañía de Alexander Korganoff, según se relata en un libro de Pierre de Latil y Jean Rivoire.
Madre e hijo
Antonio Delgado, buzo profesional, poniéndole la escafandra de buzo a su madre (María del Pino Ayala) en una playa de Gran Canaria, posiblemente en la costa de Melenara (Telde). Precisamente en Telde recauchutaban los trajes de buzo en los talleres de coches. [COMUNICACIÓN MIGUEL RODRÍGUEZ BRESICHT]
Una mujer en un equipo de hombres
Antonio Delgado, con la boina puesta, junto a su madre, ambos con el traje de buzo y la escafandra. Junto a ellos José Luis Samper y otros componentes del equipo de buceadores del Puerto de La Luz en 1967. José Luis Samper, a la derecha de María del Pino Ayala, es quien da el paso de buzo clásico a buceador con escafandra autónoma, hombre rana, con el equipo de respiración autónoma con bibotella. Este cambio pudo ser el principio del fi n de los buzos clásicos, como la saga de los Delgado, aunque en ese cambio pudieron infl uir otros factores, principalmente económicos.
al menos, dos casos de mujeres que tuvieron un cierto protagonismo en esta peligrosa actividad submarina. En la década de 1960, el Cónsul de Italia en Canarias, Giuseppe de Blasio, cuya residencia oficial estaba en la calle de los Reyes, en el barrio de Vegueta, en las Palmas de Gran Canaria, mantenía una buena amistad con su compatriota Franco Campanalunga, buzo profesional, que como todos los ciudadanos de la república debían estar registrado en el censo del consulado. En base a esta amistad, en 1962, Sandro Pellegrini, y su mujer Elena, documentaron con fotografías para la prensa el primer buceo oficial con escafandra autónoma de una mujer en Canarias, la mujer del cónsul de Italia. Este acontecimiento meramente anecdótico y de tipo recreativo, se registró como un acontecimiento grafico propio de una revista de sociedad. El otro caso de mujer buzo en Canarias quedó recogido en una foto tomada una década antes, donde aparece María del Pino Ayala Santana, nacida en 1886, con el traje y la escafandra y sumergida en aguas del Puerto de la Luz. Esta pionera del buceo profesional con escafandra en las islas trabajó junto a su marido y a sus hijos, que trabajaron con los equipos de buzos clásicos.
El papel y los medios de trabajo en ambos casos muestra dos realidades bien distintas. El primer caso parece muy glamuroso, quizás algo frívolo, pero valiente para aquellos momentos, mientras que el segundo caso, y con la precariedad de los medios que caracterizaban a los trabajadores en el mundo portuario submarino de Canarias aun en plena postguerra, lo que pone en evidencia la valentía y el papel que las mujeres desempeñaron en un mundo considerado hasta entonces solo de hombres como fue el buceo profesional con escafandra.