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TEJEDA: CAMINO DE SANTIAGO
SORPRENDENTE VARIANTE DEL CAMINO DE SANTIAGO
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Historia con muy diversas fuentes documentales, antiguas tradiciones y leyendas, un espléndido presente, en el que arraiga con fuerza una nueva costumbre y seña de identidad grancanaria, avalan hoy un concurrido “Camino de Santiago” en Gran Canaria, que ha cobrado enorme fuerza nada más comenzar este “Año Santo Jacobeo” 2021.
Muchos son los caminos que pueden recorrerse entre esos dos grandes polos isleños del Señor Santiago: Tunte, en la Caldera de Las Tirajanas, y Gáldar, la antigua Ciudad Real de Santiago de Los Caballeros. Desde la costa sur se elevan los caminos hasta Tunte, y desde allí ascienden a la cumbre, a los frondosos pinares de espléndidos paisajes en los Llanos de La Pez, donde, en el cruce de El Garañón, se puede coger y disfrutar de una singular y muy atractiva variante de este camino, que lleva al mismo Roque Nublo, pues allí, ante tan alto y venerable roque, tendremos uno de los más señalados hitos de nuestra peregrinación jacobea grancanaria. Luego bajaremos, por senderos espectaculares, cómodos y bien señalizados, hasta La Culata, desde donde seguiremos a uno de los “Pueblos más Bonitos de España”, Tejeda.
Desde El Garañón se baja a la Presa de Los Hornos, donde se abre el barranco de Tejeda, en medio de una atractiva panorámica. Se sube a continuación, para llegar al mirador de esta presa, y seguir por un sugerente senderillo hasta un nuevo cruce, el de La Goleta, donde decidir si subir hasta la misma base del Roque Nublo (1,5 km.), o rodearlo previamente, a través de la sugerente y bien señalizada “circular del Nublo” (2,5 km.). Culminada la casi ineludible visita al Nublo se inicia la bajada, también a través de un extenso pinar, con vistas al
barranco de Tejeda, hasta el barrio de La Culata. Quienes no quieran adentrarse en la subida al Roque Nublo, contemplándolo desde los parajes contiguos, pueden, una vez llegados al cruce de La Goleta, eludir la subida y/o la circular e iniciar directamente la bajada a La Culata.
El barrio de La Culata, un blanco y vistoso caserío entre huertas muy bien cuidadas, merece que el peregrino detenga su paso y disfrute de un merecido descanso. Aquí tiene a su disposición dos bares/restaurantes, en los que podrá degustar los platos más propios de la gastronomía isleña, preparados con productos de este municipio, los potajes cocinados con productos “km. 0”, aderezados con un gofio sabroso, las papas arrugadas con mojo, el queso de la cumbre, el vino de las bodegas cercanas, hoy de merecido prestigio, y, por supuesto, los tradicionales dulces de almendras. Repuesto el ánimo con tan suculentas viandas, se retoma el camino para llegar, enseguida, tras una alegre bajada entre huertas y sembrados, próxima a la “charca de Las Palomas”, al pueblo de Tejeda, encaramado sobre un profundo barranco, que ya elogiara D. Miguel de Unamuno, y frente a los roques sagrados de la isla, el Nublo y el Bentayga.