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Iremos juntas, solo por ir, por Livre
A propósito de los 30 años del álbum Que me parta un rayo, recordamos uno de sus más icónicos temas: «Tú por mí»
escribe: Livre
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fotos: difusión
Era apenas una adolescente cuando escuché en la radio una canción que me voló la mente. La letra decía «Tú por mí, yo por ti, iremos juntas donde haya que ir…». Por primera vez una canción conectaba con lo que yo sentía en ese momento. Lo curioso es que no sabía quién la cantaba, solo era una voz dulce con una guitarra que me ponía los pelos de punta. Con el tiempo descubrí que se trataba de una rubia española, Christina Rosenvinge, quien con su grupo «Los Subterráneos» le había dado forma a esta canción que en realidad era una declaración de amistad, pero que en aquellos lejanos 90 muchas chicas —me incluyo— asumimos como un himno lésbico. Incluso la prensa rumoreaba sobre si Christina era lesbiana, y como ella no lo afirmaba ni lo negaba, esa ambigüedad me llamaba aun más la atención.
Cuando se presentó en Lima, en mayo del 94 —para esto ya se había metido al bolsillo al público en Viña del Mar y las expectativas eran altísimas—, la hora del concierto llegaba y yo estaba tan nerviosa como cuando compré el ticket, o como cuando le escribí una carta en un restaurante, pues era la primera vez que me tiraba la pera y tenía un miedo infinito que algún policía me lleve a la comisaría. Era tan solo una cría de 16 años que iba con mi guitarra a cuestas, a caminar por el mundo y con esa frase que resonaba en mi cabeza: «tú por mí, yo por ti, iremos juntas donde haya que ir...». Así de loco. Christina empuñaba su guitarra como si fuese una espada, había colonizado mi vida, y eso me gustó.
Esa noche nos llevó el tío de un amigo en su coche. Mi amigo estaba loco por mí, pero yo loca por Christina —y por otra chica también—. Claro, esto era un secreto. Yo medía metro y medio, era perfecto, pues así podría escabullirme entre toda la gente y llegar hasta primera fila. Lo logré.
Y al estar ahí pensé que era la única. Estaba equivocada... eran muchas lesbianas que ya había visto que paseaban tanto fuera y dentro del mítico Muelle 1, algunas en pareja, y ya dentro del hechizo del concierto, se escuchaban gritos desesperados, como «te amo Christina», «hermosa», hasta «dame un hijo». Todas eran féminas y coreaban a todo pulmón «tú por mí, yo por ti, iremos juntas donde haya que ir...».
Tiempo después, en su libro Debut (Literatura Random House, 2019), Christina contaría la historia de la canción: Sarah era una amiga inglesa con la que compartía piso y que se metió con un proxeneta. Luego de un plan frustrado para rescatarla, la chica desapareció de su vida. En todo caso, a Christina no parece molestarle en lo absoluto que la canción haya sido tomada como un ícono lésbico; de hecho, en más de una ocasión ha manifestado sentirse orgullosa de ello.
28 años después de esa maravillosa experiencia, llegaba a Madrid de mis vacaciones en Grecia con mi novia. Bajamos del avión y enseguida tomamos el tren directo a ver a Christina al teatro, ya no solo como cantante y compositora musical, ahora también como actriz, encarnando a Safo —poetisa natural de la isla de Lesbos, autora de obras que hablaban de sentimientos entre mujeres, siglos antes de Cristo— y con un puñado de bellas ondinas que parecían tocadas por las diosas. Como directora musical de la obra, se llevó las palmas y ovaciones, y no exagero si digo que fue la creación más sincera, escueta y respetada hacia la poetisa que he visto en mis 44 años de vida... Oh Safo, deseante, deseada y también enamorada, estoy segura que te despojaste de la armadura que te impusieron con noviazgos y matrimonios, y con tu lira mágica también cantabas «tú por mí, yo por ti iremos juntas, solo por ir...». / /