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Inician los trabajos de la 109ª Reunión de la OIT
“La OIT debe reforzar y reorientar su cooperación para fortalecer el tripartismo activo, real y representativo, así como a sus actores constituyentes”
Por primera vez en su historia se realiza de forma virtual
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El licenciado Salvador Medina Torres, Subsecretario de Relaciones del Comité Nacional de la CTM, al participar en la 109ª. Conferencia Internacional del Trabajo (CIT-2021), representando al Senador Carlos Aceves del Olmo, Secretario General, dijo que en “muchos de nuestros países la pandemia sacó a la luz las grandes carencias existentes en materia de protección sanitaria, social y económica. La reducción paulatina de los servicios y presupuestos públicos estatales y las crecientes brechas sociales de los últimos años, han sido un agravante de la crisis, y son todavía un rígido obstáculo para la recuperación”. Durante la plenaria, al explicar el rol de los sindicatos en la generación de un mejor mundo laboral, señaló que son frecuentes las contradicciones gubernamentales que, a pesar de discursos esperanzadores o populistas, implementan políticas que afectan negativamente al trabajo decente y a la clase trabajadora, poniendo en entredicho la credibilidad y la confianza en las instituciones. “Porque sin duda estamos viviendo incongruencias lamentables entre la ética y la política”. La Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo inició el pasado 8 de junio y se celebra, por primera vez en su historia, de manera virtual, debido a los cambios que ha provocado la crisis de la COVID-19. Salvador Medina aseguró que no sólo se ha retrocedido en aspectos claves del Estado del Bienestar, sino que la recuperación real será ardua y compleja, y con riesgos preocupantes de incertidumbre. “Diversas medidas urgentes pueden haber sido necesarias y paliativas, pero en casi ningún país de nuestra Región se hicieron procesos de diálogo y concertación social para enfrentar el severo daño producido por la pandemia, o para planificar la recuperación del empleo y del tejido productivo. El sindicalismo en general no ha sido tomado en cuenta para buscar consensos que entendemos son imprescindibles para la superación de la crisis”. También resaltó que el sindicalismo mundial ha comprobado en múltiples casos que la crisis ha afectado el marco de los derechos fundamentales y sindicales, como ocurre con las violaciones constantes a los Convenios 87 y 98 de libertad sindical y negociación colectiva, impactando en las relaciones laborales y en la propia seguridad social. “Con frecuencia se ha dejado de lado e inutilizado el tripartismo, que es el mecanismo idóneo para equilibrar las políticas públicas y para la recuperación y la resiliencia en todas partes. Vivimos en una preocupante deshumanización de la política y en una polarización creciente, con violentos conflictos sociales que ponen en jaque la convivencia pacífica cuando no se escucha a los pueblos. Porque no se está escuchando bien a los pueblos”, aseguró Medina Torres. El representante del Secretario General de la CTM, durante la reunión, subrayó que la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, y en particular el Objetivo de Desarrollo Sostenible sobre el trabajo decente y el crecimiento equitativo, están en peligro de no fructificar, pues agregó que hay países en que las políticas públicas están alejando la posibilidad de lograr las metas de estos Objetivos. “No puede hipotecarse con demagogia la justicia social, porque es el antídoto contra los extremismos, la degradación colectiva y la violencia social”. Asimismo sentenció que la Declaración del Centenario para el Futuro del Trabajo, sin un diálogo social efectivo, no puede tener proyección ni potencial de transformación. “La OIT debe por lo tanto reforzar y reorientar su cooperación para fortalecer el tripartismo activo, real y representativo, así como a sus actores constituyentes”. Hizo un llamado a que el propio sistema normativo de la OIT debe ser reforzado, blindado y debe aumentar su impacto e incidencia en todas las naciones, para coadyuvar a revertir las tendencias cada vez más proclives a la precarización laboral, lo que para muchas sociedades parece un destino inexorable, pero que de ninguna forma puede permitirse ni aceptarse si de verdad queremos un futuro con trabajo decente. “Está muy claro que el sindicalismo no


se quedará cruzado de brazos”. Finalmente, a nombre del Senador Carlos Aceves del Olmo, deseó que “la 109 Conferencia pueda darnos la impronta necesaria para hacer resurgir el tripartismo auténtico, porque esa es la senda más segura para que también resurja la democracia en toda su extensión”. De hecho la CIT dio inicio el 20 de mayo pasado para elegir su Mesa y poner en marcha la Conferencia, la cual se llevará a cabo en dos partes, la primera en junio y la segunda en noviembre-diciembre de 2021. La Cumbre sobre el Mundo del Trabajo Acción internacional para facilitar una respuesta frente a la COVID-19 centrada en el ser humano, tendrá lugar del 17 al 18 de junio, con sesiones diarias que durarán alrededor de 90 minutos. La Cumbre incluirá una parte de alto nivel en la que participarán varios jefes de Estado y de Gobierno, así como un debate especial de representantes tripartitos. La parte de la Conferencia que tendrá lugar en junio se clausurará el día 19 de dicho mes. La CIT reanudará su labor en noviembre y su orden del día incluirá dos debates temáticos en el marco de varias comisiones; en el primero de esos debates se abordará la desigualdad y el mundo del trabajo, y en el segundo el desarrollo de competencias y el aprendizaje permanente, y se prevé que el Director General clausure la 109ª CIT el 11 de diciembre.
El “cataclismo” de la COVID-19
LENTA RECUPERACIÓN DEL EMPLEO Y RIESGO DE MAYOR DESIGUALDAD
El Director General de la OIT, Guy Ryder, dijo ante los delegados en la sesión plenaria virtual de apertura de la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) que las políticas centradas en las personas, como las indicadas en la Declaración del centenario de la OIT, son esenciales para una respuesta mundial sostenible e inclusiva a la pandemia. Los efectos “catastróficos” de la pandemia de COVID19 sobre el mundo del trabajo han puesto de manifiesto la necesidad de adoptar medidas de recuperación centradas en las personas, declaró durante la primera sesión plenaria de la 109.a reunión de la CIT. Guy Ryder subrayó las consecuencias de las “múltiples y crecientes desigualdades en nuestras sociedades” que la pandemia ha revelado y la incapacidad de afrontarlas a lo largo del tiempo. “La suma del sufrimiento humano causado por la pandemia es aún mayor debido a este fracaso colectivo. En esta casa de la justicia social, nosotros más que nadie, debemos sacar conclusiones de esto”, agregó. Guy Ryder recordó a los delegados que la Declaración del centenario de la OIT para el futuro del trabajo, adoptada por la CIT en 2019, proporciona una valiosa hoja de ruta para “construir una recuperación de la crisis de la COVID-19 centrada en las personas”.
MAYOR DESIGUALDAD GEOGRÁFICA Y DEMOGRÁFICA, MÁS POBREZA Y MENOS TRABAJOS DIGNOS Las proyecciones de la OIT destacan el peligro de que la COVID-19 deje en el mercado laboral mayor desigualdad geográfica y demográfica, más pobreza y menos trabajos dignos. Según una nueva evaluación de la Organización, la crisis del mercado de trabajo provocada por la pandemia de COVID-19 dista mucho de haber terminado, y al menos hasta 2023 el crecimiento del empleo no logrará compensar las pérdidas sufridas. Las proyecciones de la OIT recogidas en Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2021 indican que el déficit de puestos de trabajo derivado de la crisis mundial llegará a los 75 millones en 2021 para luego reducirse a 23 millones en 2022. El correspondiente déficit en horas de trabajo, que abarca el déficit de puestos de trabajo y la reducción de horas, equivale a 100 millones de empleos a tiempo completo en 2021 y a 26 millones de empleos a tiempo completo en 2022. Esta insuficiencia de puestos y horas de trabajo viene a añadirse a los persistentes niveles de desocupación, subutilización de la mano de obra y condiciones de trabajo deficientes anteriores a la crisis. En consecuencia, se prevé que en 2022 el número de personas desempleadas en el mundo se sitúe en 205 millones, muy por encima de los 187 millones de 2019. Esta cifra equivale a una tasa de desocupación del 5,7 por ciento. Antes del periodo de crisis de la COVID-19, solo se había registrado una tasa similar en 2013. Las regiones más afectadas en el primer semestre de 2021 han sido América Latina y el Caribe, y Europa y Asia Central. En ambas, la pérdida estimada de horas de trabajo superó el 8 por ciento en el primer trimestre, y el 6 por ciento en el segundo, mientras que a nivel mundial y en los mismos periodos las tasas fueron de 4,8 y 4,4 por ciento. Se prevé que la recuperación del empleo a nivel mundial se acelere en la segunda mitad de 2021, siempre y cuando la situación pandémica general no se agrave. Ahora bien, habida cuenta de la desigualdad de acceso a las vacunas y la limitada capacidad de la mayoría de las economías desarrolladas y emergentes para respaldar medidas de estímulo fiscal fuertes, la recuperación será despareja. Además, es probable que la calidad de los nuevos puestos de trabajo en esos países sea inferior. La caída del empleo y de las horas de trabajo se ha traducido en una reducción drástica de los ingresos laborales y el consiguiente aumento de la pobreza. En comparación con 2019, a nivel mundial, la categoría de trabajadores pobres o sumamente pobres (es decir, que esas personas y sus familias viven con una suma inferior a 3,20 dólares de los Estados Unidos por persona al día) se ha engrosado con 108 millones de personas. Según el informe, “los cinco años de avance hacia la erradicación de la pobreza laboral se han perdido”, y ello empaña el horizonte de la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible de haber erradicado la pobreza en 2030.
TRABAJADORES MÁS VULNERABLES LOS MÁS AFECTADOS El informe concluye que la crisis de la COVID-19, ha afectado con más dureza a los trabajadores más vulnerables, de ahí que también haya agravado las desigualdades preexistentes. Dada la falta de protección social generalizada –por ejemplo, la de los 2000 millones de trabajadores del sector informal– las perturbaciones laborales relacionadas con la pandemia han tenido consecuencias catastróficas para los ingresos y los medios de subsistencias de las familias. También las mujeres se han visto excesivamente afectadas por la crisis. En 2020, la contracción del empleo femenino fue del 5 por ciento frente al 3,9 por ciento del empleo masculino. También fue más elevado el porcentaje de mujeres que quedó fuera del mercado laboral y pasó a la inactividad. Por otra parte, el aumento de las responsabilidades domésticas derivadas del confinamiento por la crisis ha planteado el riesgo de un “retorno a lo convencional” con respecto a los roles de género. A nivel mundial, el empleo juvenil se redujo en un 8,7 por ciento en 2020 con respecto a la reducción del 3,7 por ciento del empleo de adultos; la caída más pronunciada se registró en los países de ingreso mediano. Las consecuencias de este aplazamiento y de la perturbación de la experiencia temprana en el mercado laboral de las personas jóvenes podrían prolongarse durante años. “La recuperación de la COVID-19 no es una mera cuestión sanitaria. También habrá que superar el grave daño a las economías y las sociedades. Sin un esfuerzo deliberado para acelerar la creación de empleo decente y ayudar a los miembros más vulnerables de la sociedad, y a la recuperación de los sectores de la economía más afectados, los efectos de la pandemia podrían prolongarse durante años en forma de pérdida de potencial humano y económico, y de mayor pobreza y desigualdad”, puntualizó Guy Ryder.
