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Editorial

Respecto a la iniciativa de reforma sobre outsoucing, enviada a la Cámara de Diputados por el Presidente de la República, en el sentido de combatir las malas prácticas de esta figura de subcontratación de trabajadores, nos pronunciamos a favor siempre y cuando se salvaguarden los empleos.

Consideramos también que debe darse un análisis legislativo antes de aprobarse por el pleno de los diputados, lo cual ha sido bien recibido y se llevará a cabo a través de un parlamento abierto, donde se escuchen las diferentes voces y opiniones, principalmente de los empresarios, con base a nuestra propuesta.

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Pues cabe mencionar que existen muchas empresas de este tipo que sí cumplen con sus pagos y obligaciones de seguridad social correspondiente y de cierta forma han permitido, en los últimos 10 años, una mayor generación de empleos.

La propuesta de reforma que busca modificar la Ley Federal del Trabajo, la Ley del Instituto Mexicano del Seguro Social, la Ley del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), el Código Fiscal de la Federación, la Ley del Impuesto Sobre la Renta (ISR) y la Ley del Impuesto al Valor Agregado (IVA), tiene un objetivo benéfico para vigilar y garantizar los derechos laborales; en ese sentido los sindicatos de la CTM la apoyamos pero debe dejar claro que no se trata de una eliminación generalizada de esta figura del outsoucing, sino de una regulación y exhorto formal de operar en el marco de la ley, cumpliendo con todos los requerimientos.

Si los empresarios piden se dé una aplicación gradual, deben ser escuchados y atendidos por los senadores y diputados, a fin de que no sea pretexto para despedir trabajadores, sobre todo en estos momentos tan complicados de la economía mexicana.

Por otra parte, el Gobierno federal anunció el nuevo modelo de justicia laboral, que en una primera etapa entra en vigor en 8 entidades, para después implementarse en toda la República Mexicana. A partir de ese momento los conflictos laborales se resolverán en centros de conciliación y tribunales, dejando de funcionar las juntas de conciliación.

Con la implementación de este modelo no es que se inicie un nuevo sindicalismo, pues no se pueden negar los años que tiene en México; simplemente se modifican algunas partes de la forma de manejarlo, pero el sindicalismo sigue siendo el mismo, que es la lucha de los sindicatos en unidad para mejorar las condiciones de las trabajadoras y los trabajadores ante las empresas y el gobierno.

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