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CUMPLIMIENTO DEL VINO
Esta tarde es aquella otra tarde que viví, la tarde de altos chopos, de otro viento. Del agua adormecida, como un rumor de madre tibia.
Tarde de besos blancos, de labios primitivos, semejante a esta tarde que, dulce y somnolienta, me devuelve a otra edad, a otro destino.
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Me miro, y me recuerdo –ahora, como entonces–con los ojos azules y abierta la memoria.
(Llegan hasta los labios las felices abejas que inundaron de luz las horas ya vividas).
Es cierto –lo sé ahora– el tiempo es la celada y son falsas sus máscaras. Aquel temblor de juncos, y éste, son un sólo temblor: vahído de vinos generosos, de fuego, de carne ya cumplida.
Miguel Florián
Sevilla
Desde la otra orilla, entre los márgenes del Guadalquivir cuando te vi, me ilusioné. Ahora, aquí, frente a ti desde la perspectiva de la Giralda, la Torre del Oro con el frenesí de tu simpatía. Te siento, histórica, gótica, Mozárabe, judía. Tu fantasía, oliendo a vida y tu rostro queriendo alegría.
Cualquier Bar De La Alfalfa
Al Dr. Yebra que me enseñó a ver este hermoso barrio sevillano
Hasta aquí arrastra el hombre su desgana después de su trabajo. Bebe un vaso y habla de Dios y dice “nunca”, “acaso”… mientras dobla su rito una campana.
Aquí deja su esfuerzo en la ventana de este barrio en clausura. No hace caso cuando la roja espada del ocaso desgarra su memoria y la semana.
Aquí la soledad es compañera de su cabal liturgia en el camino, y hasta se le descorcha la alegría.
Podéis creerme, aquí no desespera. Aquí encuentra su paz y aquí en el vino deja muchas heridas cada día.
Francisco Mena Cantero
El Espartero
En una espartería de la Alfalfa un joven soñaba con ser torero, Manuel García se llamaba y se apodó “Espartero”.
Con ello simbolizaba el oficio de su padre, que él mismo ejerció hasta los 16 años, cuando inició la aventura taurina.
Vio cumplido su sueño, primero con buen cartel de novillero, después, matador de toros ponderado por todos. Tenía el miedo de los valientes.
El valor en los toreros es la superación del miedo. El toreo siempre estará cautivado por la nostalgia del pretérito que inmortaliza una imagen idílica.
¡“Espartero”! El oficio más preciado y el apodo taurino más [preclaro de esta parte del mundo: la Alfalfa sevillana.
Manuel Castillo Martos
La ciudad es un enorme manicomio que no huele a nada.
Hemos olvidado el olor de verdad, muchas cosas son mentira, muchas cosas son mentira, muchas cosas son mentira.
Habitamos la locura en los centros comerciales. El anhelo clama anhelo y consumimos tierra fría, maniquíes, piel inerte.
Demasiada gente vive en la superficie y no se da cuenta de que llora. El plástico lo tapa.
Andar así no lleva a ninguna parte.
El azar se agita ausente en los cuerpos torpes que se ignoran.
Francisco Javier Martín López
Ni O En La Alfalfa
Con la ilusión por bandera, a La Alfalfa, una mañana, de la mano ya lejana de un domingo en primavera, llegaba por vez primera.
Y, entre la pajarería, fue el niño, de cría en cría y de caricia en anhelo, descubriendo, sin recelo, qué era la vida aquel día.
Víctor Jiménez
¡Plaza de la Alfalfa!
Fuiste Decumano Mayor y Cardo Maximus en su intersección. Te dieron distintas formas, y distintas funciones te asignarían la historia y el destino.
Forraje y Vino, Antiguas Carnicerías.
¡Plaza de la Alfalfa! De todas maneras tu nombre me sabe a verde, a florecillas malvas y a olor a paja guardada en pacas.
¡Cuantos recuerdos en tantos años, cuantas mascotas y animales domésticos colmaron los sueños!
Manuel Sánchez Herrera