Martes 10 de julio “CULTURA Y CAMBIO SOCIAL” Wilfredo Zepeda
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Saludo, palabras introductorias Vivimos un proceso histórico de cambios Participación y aporte de intelectuales, artistas y creadores Sin cambio cultural, no hay cambio social. Retos y amenazas La Política cultural del FMLN
Amigas y amigos, Compañeras y compañeros, Gracias por asistir a esta primera jornada de “Diálogos culturales de invierno”, en su edición 2012, un espacio para el debate cultural que impulsa el FMLN a través de la Secretaría Nacional de Arte y Cultura. Gracias por ser parte de este esfuerzo, con el que queremos contribuir a darle a la cultura el lugar que merece, en el marco del proceso histórico social de nuestro país.
Con esta ponencia, damos inicio a los diálogos culturales de invierno, una iniciativa que esperamos dar continuidad en los años venideros, así como ampliar la convocatoria a toda la comunidad artística y cultural del país. Debo señalar que como Secretaría de Cultura del FMLN, estamos aquí con la mayor humildad, abiertos al aprendizaje mutuo, no como teóricos ni intelectuales de las cuestiones culturales ni del proceso político, democrático y de cambios que vive el país, sino en una posición de honradez y de responsabilidad ante los problemas relacionados con la cultura y el trabajo creador; estamos aquí para reivindicar la cultura como elemento fundamental para el cambio democrático y revolucionario, para reivindicar la cultura como fuente liberadora, emancipadora y profundamente transformadora. _______________________________________________ En El Salvador vivimos un periodo histórico de cambios, cuya génesis, como un proceso contínuo y sostenido, se remonta a las luchas populares a finales de la década de 1960, especialmente del sector magisterial, obrero y de la organización campesina. Luego, en la década de 1970, vino el surgimiento de las organizaciones político militares que impulsaron la lucha armada como forma fundamental de lucha en contra de la dictadura militar que se había instaurado desde 1932. En esta misma década se da el auge del mayor movimiento popular organizado que se haya conocido en toda la historia nacional, un movimiento de masas que impactó profundamente en la vida nacional, particularmente en el enfrentamiento y derrota de los planes contrainsurgentes de la dictadura, y en el desarrollo y avance de las fuerzas revolucionarias. Aún resuenan dos consignas altamente movilizadoras que reflejan el contenido reivindicativo y político de este movimiento: ¡11 colones, arroz, tortillas y frijoles! ¡El socialismo viene y nadie lo detiene! Este desarrollo organizativo condujo a la unidad de las fuerzas democráticas y revolucionarias, un proceso que en 1980 culmina con la creación de la Coordinadora Revolucionaria de Masas –CRM-,conformada fundamentalmente por organizaciones de campesinos, obreros, maestros, pobladores de tugurios y estudiantes universitarios y de secundaria; la creación del Frente Democrático Revolucionario–FDR-, conformada por partidos políticos y sectores profesionales y técnicos; y la creación, por parte de las organizaciones guerrilleras, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional- FMLN.
Recuerdo el lema cuando se conformó la Coordinadora Revolucionaria de Masas, decía: “Así, con la sangre del pueblo, queda sellada la unidad de las fuerzas revolucionarias”. Y es que, no se puede obviar en este breve repaso histórico la feroz represión que desató la dictadura y que cobró la vida, entre miles de compatriotas y luchadores sociales, la de los miembros de toda la dirección nacional de dicha Coordinadora y la de nuestro arzobispo mártir Monseñor Romero. Al iniciar la década de 1980, el país entró en guerra civil, con una profunda crisis de poder político y con un movimiento popular radicalizado y dispuesto a derrocar al régimen de turno. En este momento, dos sucesos tienen especial relevancia: uno, la Ofensiva General lanzada por el FMLN el 10 de enero de 1981, con la cual se conquistan extensas zonas bajo el control de la guerrilla, se conforman los frentes de guerra y da inicio la construcción de un emergente poder popular; y dos, la Declaración Franco-Mexicana, un histórico pronunciamiento que llama a la comunidad nacional e internacional a la búsqueda de una solución política al conflicto armado y reconoce el carácter beligerante de las fuerzas insurgentes representadas por el FMLN-FDR. Esta alianza FMLN-FDR daría un importante soporte político, social y diplomático a las fuerzas revolucionarias y democráticas a lo largo de la guerra. Otra ofensiva militar, política y diplomática lanzada en 1989, la Ofensiva “Hasta el Tope”, abriría el camino final a la negociación de la guerra, culminando con la firma de los Acuerdos de Paz, en el Castillo de Chapultepec, México, el 16 de enero de 1992. Decía antes que en El Salvador vivimos un periodo histórico de cambios, y que éste ha sido y sigue siendo un proceso continuo y sostenido, como fruto de la lucha popular. Los Acuerdos de Paz representan la más importante conquista del pueblo salvadoreño después de la independencia en 1821. Con la implementación de los Acuerdos de Paz se abrió un nuevo periodo en la historia nacional, se puso fin a la dictadura militar y se dio inicio a la democratización del país. En esto reside la importancia histórica de los Acuerdos de Paz. Con los Acuerdos de Paz se puso fin a la represión, al reclutamiento forzoso, fueron suprimidos en su totalidad los cuerpos represivos y las estructuras militares y de inteligencia que posibilitaron el terrorismo de estado. Con los Acuerdos de Paz fue posible realizar un conjunto de reformas constitucionales para democratizar el sistema judicial, el sistema electoral, mejorar la protección y garantía de los derechos humanos, la libertad de expresión, libertad de movilización y libertad de organización. Se dotó a la Fuerza Armada de una nueva doctrina
que la supedita al poder civil. Y se creó la Policía Nacional Civil como único cuerpo encargado de la seguridad pública. Con los Acuerdos de Paz, también se abrió el espacio a la participación política del FMLN como partido político legal, y con ello, entrar a la lucha política electoral y seguir conquistando para el pueblo nuevos espacios de poder en el Estado, en los gobiernos municipales, en la Asamblea Legislativa, en un proceso ascendente que en el año 2009 nos llevó a ganar la Presidencia de la República. Esta obra transformadora de la sociedad es el fruto de un proceso histórico de lucha, con actores y sujetos sociales concretos. No obedece al capricho o voluntad de persona alguna, sino que es fruto de la necesidad y de la voluntad de un pueblo; se trata de una obra democrática y revolucionaria que se ha ganado un sitio respetable en la historia; que se ha ganado el derecho a existir, a desarrollarse y avanzar. Y frente a este derecho de un pueblo, bien vale la pena defenderlo y seguir adelante. _______________________________________________ Al hacer este recuento de la historia reciente del país encontramos una destacada participación y aporte de la intelectualidad, artistas, trabajadores y trabajadoras del arte y la cultura al proceso de cambios. Encontramos también diversas expresiones culturales que florecieron en los sectores populares en la medida en que cambiaron los contextos. Tenemos así, por ejemplo, al grupo de intelectuales conocidos como la “Generación comprometida”, quienes desafiaron a su tiempo y nos entregaron un valioso trabajo creador que hoy forma parte del acervo y patrimonio cultural del país. Algunos de ellos fueron víctimas de la dictadura; otros, como Roque Dalton, del asesinato infame por sus mismos compañeros, o, como lo calificara Eduardo Galeano, de“estupidez”, cuando recibió el doctorado Honoris Causa que le entregó la Universidad de El Salvador… ¡cuánta estupidez! expresó Galeano. Y hay otros de esta Generación Comprometida que tenemos el honor de tenerlos con vida. Y qué decir del Movimiento de la Cultura Popular –MCP- que agrupó a numerosos artistas, quienes, desde una posición militante, desplegaron un impresionante ejercicio creativo y de producción artística junto al movimiento popular, y cuyos ecos siguen presentes en el momento actual, en las vidas de numerosas personas y colectividades. Igualmente, el papel de la Asociación de Trabajadores del Arte y la Cultura –ASTAC-, de círculos literarios, y de una larga lista de grupos, colectivos y personalidades del mundo artístico y académico, que han ejercido una labor creativa, en muchos casos en resistencia ante
a los embates de la dictadura en tiempos de la guerra, o ante los embates del neoliberalismo en tiempos de posguerra, o ante la falta de efectivas políticas públicas en materia de cultura por parte del Estado. También se destaca en la década de 1980, en plena guerra civil, la producción cinematográfica salvadoreña, quizás es en este periodo cuando se dio la mayor producción realizada en la historia del cine en El Salvador. De igual manera, la construcción de estaciones de radio en las zonas de guerra, Radio Farabundo Martí y Radio Venceremos son testimonio de ello. Y a estos se suma el desarrollo de diversas formas de comunicación popular, que en suma, involucraron a numerosos artistas, guionistas, productores, escritores, poetas, artistas plásticos, teatreros, en fin, creadores, que aportaron su energía creativa, tanto en nuestro país, como fuera de nuestras fronteras, como viva expresión de la relación entre cultura y cambio social. En este orden de ideas, siguiendo la relación cultura y cambio social, quiero destacar lo que a mi juicio constituye una de las expresiones culturales más profundas por su alcance social. Me refiero a la experiencia de los Poderes Populares Locales en las zonas controladas por la guerrilla, y a la experiencia de las comunidades que durante la guerra vivieron el desplazamiento, el refugio, el retorno y la repoblación en sus lugares de origen. Insisto, aún en medio de la guerra. En un complejo entramado de relaciones sociales, políticas, culturales y de producción, en estas comunidades florecieron valores como el de la organización, la solidaridad y la lucha, con un nivel inigualable de compromiso, pues, era la vida misma, en toda la extensión de la palabra, lo que estaba en juego. Y en ese marco, florecieron expresiones de arte popular, propias de las comunidades, en la música, poesía, teatro, danza y pintura; de esta experiencia provienen los grupos Torogoces de Morazán, los Norteñitos de Chalatenango, Don Tito y el grupo San Isidro de Cabañas, Los Farabundo de Guazapa y Cinquera, entre otros. Y lo más importante, dichas comunidades forjaron procesos de resignificación que calaron en la cultura, adoptando prácticas, formas de vida y de celebración propias de sus conquistas como comunidad. Un ejemplo de ello es la manera de recordar y honrar a los caídos en la lucha, dando un minuto de aplausos en lugar del minuto de silencio; también está la celebración del retorno a sus lugares de origen como el día más importante del año, y no las fiestas patronales como es la tradición en el país, adoptando un elemento propio de su historia y de sus vidas como lo más significativo. Otro ejemplo son los museos creados en muchas comunidades, con los que buscan preservar su historia antes, durante y después de la guerra. Sin duda alguna, tenemos en nuestra propia experiencia de lucha como pueblo, un caudal de aprendizajes que debemos saber reconocer para proyectar el futuro, con la visión de que el arte y la cultura lleguen a ser patrimonio del pueblo, y que así como queremos una vida mejor en el plano material, la procuremos también en lo espiritual y en lo cultural. Que los bienes
culturales lleguen al pueblo, que las y los creadores produzcan para el pueblo, y que a la vez, el pueblo eleve su nivel cultural, y así, se acerque también a los creadores. _______________________________________________ Los retos son enormes, las amenazas también; pero tenemos invaluables fortalezas y oportunidades que podemos y debemos saber aprovechar, con sentido de urgencia, para articularnos, movimiento político y movimiento cultural, en un solo proyecto, por la defensa de los logros y para profundizarlos. Mario Vargas Llosa, en su reciente obra La Civilización del Espectáculo, nos advierte con extraordinaria brillantez acerca de la creciente banalización del arte y la literatura, el triunfo del amarillismo en la prensa y la frivolidad de la política como, síntomas de un mal mayor que aqueja a la sociedad contemporánea, como es, la suicida idea de que el único fin de la vida es pasársela bien. Al respecto, plantea que en la civilización del espectáculo “la literatura light, como el cine light y el arte light, da la impresión cómoda al lector, y al espectador, de ser culto, revolucionario, moderno, y de estar a la vanguardia, con el mínimo esfuerzo intelectual. De ese modo, esa cultura que se pretende avanzada y rupturista, en verdad propaga el conformismo a través de sus manifestaciones peores: la complacencia y la autosatisfacción”. Sostiene que otra característica “es el empobrecimiento de las ideas como fuerza motora de la vida cultural”, y sentencia que la civilización del espectáculo es cruel, pues “los espectadores no tienen memoria; por esto tampoco tienen remordimiento ni verdadera conciencia”. Por su parte, Ignacio Ramonet, en el encuentro de Fidel con los intelectuales, realizado en La Habana el pasado mes de febrero, también nos advierte cómo en el sistema mediático, la información funciona como una mercancía, que además, es gratuita. “En realidad –dice Ramonet- el mecanismo del comercio de la información no consiste en vender información a la gente, consiste en vender gente a los anunciantes… y funciona según las leyes de la oferta y la demanda, no funciona según las leyes de la comunicación y la información”. Y afirma que “el poder mediático funciona como el aparato ideológico de la globalización”, y que, “en la jerarquización de poderes hoy, el poder político está en tercer lugar; es decir, que en el marco de la globalización, el poder financiero y el poder mediático dominan al poder político”. Siguiendo este diálogo de los intelectuales con Fidel, Adolfo Pérez Esquivel nos plantea: “Digo que siempre la dominación no comienza por lo económico, sino por lo cultural…el sistema,
que es jodido, pero es inteligente, sabe como manipular y generar también los monocultivos de las mentes”. Esta afirmación la complementa el historiador estadounidense Peter Philips al decir que “el imperio mediático controla nuestras mentes como monocultura”. Es en este contexto global y local en el que nos toca actuar. Por ello, sostenemos que sin cultura, no hay libertad posible; al igual que sin cambio cultural, no hay cambio que perdure. Por ello, es vital actuar de manera conjunta, con la mayor libertad creativa, con la crítica responsable, con la unidad en la diversidad, con el debate, con la teoría junto a la práctica, con la participación activa. Entender el quehacer cultural no solo como conocimiento, sino como compromiso de lucha. Entender la cultura como el gran abanico que le da fundamentación al quehacer político. _______________________________________________ Como Secretaría Nacional de Arte y Cultura del FMLN, queremos compartir nuestra visión y ejes de trabajo en este campo, que forman parte de la Política Cultural del FMLN y con la cual estamos trabajando, tanto hacia la sociedad, como al interior mismo del partido. Dos preguntas básicas nos han servido de guía: • •
¿Cuál es el papel de la cultura en la transformación social? y ¿Cuál es el papel del FMLN en el desarrollo cultural del país?
En nuestra visión, no hay revolución sino tiene a su base la revolución cultural. Como partido, nuestro aporte es, por un lado, contribuir al fortalecimiento de la unidad del FMLN a partir de la identidad misma, y por el otro, reivindicar al pueblo como protagonista de los hechos históricos. En este sentido, promovemos en el FMLN una identidad cultural transformadora y liberadora; la solidaridad en contra de la competitividad y el individualismo; la equidad en contra del machismo y sexismo; la memoria histórica en contra de la amnesia posmoderna; y así, usar la negación de la negación para retomar lo bueno de lo viejo para proponer algo nuevo. Promovemos también la identidad laica del FMLN. Ante la sociedad promovemos un trabajo de contracultura frente a la cultura dominante; promovemos la igualdad, la justicia social, el respeto a la diversidad, la democracia, la paz, la cooperación y la solidaridad. Promovemos la esperanza y la movilización, la incidencia en organismos gubernamentales, el bienestar material y espiritual, el respeto al medio ambiente y el ejercicio de una ciudadanía responsable.
El sentido y la dirección histórica del potencial de un pueblo están siempre en disputa en la sociedad. El egoísmo y la falta de solidaridad ganaron terreno en el neoliberalismo y se ha sostenido una lucha tenaz para resistir y potenciar los valores de los pueblos originarios. No se puede dejar a la deriva la construcción del mundo simbólico. El sentido que va a adoptar la cultura depende de muchos factores, entre ellos la ideología, la cual, como conjunto de pensamientos y sistematización de luchas, se articula claramente a los intereses de las clases. El arte y la cultura popular proporcionan la oportunidad a los pueblos de apropiarse lo que han creado, encuentran la manera de reconocer sus sueños y hacer realidad sus proyectos. Es parte de la emancipación humana. La cultura y el arte no se puede imponer ni dirigir, se pueden estimular y apoyar esos esfuerzos y se puede a contribuir a liberar las energías creativas, que son la esencia de la cultura y el arte; de otra forma, la cultura se envilece y se paraliza. Tenemos que unir la política al pueblo, a la ética y al conocimiento. Todo acto cultural tiene consecuencias y toda política cultural tiene un legado capaz de transformar a la sociedad. Con esta visión, nos proponemos impulsar una política cultural del FMLN en los siguientes ejes de trabajo: 1. LAS ARTES, para la promoción y apoyo a iniciativas de creación artística que potencien un cambio cultural, tanto en la formación, producción y difusión artística, como en la creación y revitalización de espacios culturales. 2. MOVIMIENTO CULTURAL, para la promoción y apoyo a organizaciones culturales que impulsen iniciativas en distintos territorios y localidades que aporten al proceso de cambios. 3. INCIDENCIA EN POLITICAS PUBLICAS, buscamos incidir en tres instancias de gobierno: a) En el Gobierno central, apoyando las políticas de gobierno que promuevan una cultura de cambio; proponiendo al gobierno iniciativas culturales; y gestionando apoyo del gobierno a iniciativas culturales de grupos sociales. b) En los Gobiernos municipales, especialmente donde gobierna el FMLN c) En la Asamblea Legislativa, mediante el impulso de iniciativas de ley, como la Ley Nacional de Arte y Cultura.
4. INVESTIGACION Y ELABORACION, con este eje de trabajo buscamos estimular la producción de conocimiento y la elaboración de pensamiento propio a fin de reinterpretar, revalorizar y resignificar los procesos históricos, sociales, políticos, económicos y culturales del país. 5. DEBATE CULTURAL, para la promoción de foros, conferencias y seminarios sobre temas culturales y a través de las redes sociales. 6. HACIA EL PARTIDO, al interior del partido buscamos potenciar las capacidades artísticas y culturales para la construcción de una cultura transformadora. 7. ACCIONES EMBLEMATICAS DE IMPACTO CULTURAL, con este eje queremos impulsar proyectos y acciones culturales de gran valor patrimonial, contando con el mayor respaldo social e institucional posible, como por ejemplo: a) La repatriación del Informe de la Comisión de la Verdad b) El museo de los Acuerdos de Paz en el Palacio Nacional c) Declaratoria del cerro de Guazapa como parque nacional y zona protegida d) Declaratoria del 12 de octubre como Día de la resistencia y dignidad indígena e) Monumento a Anastasio Aquino (Masahuat) y a Feliciano Ama (Izalco), entre otros proyectos que podemos impulsar conjuntamente. Finalmente, quiero cerrar esta ponencia citando una frase vietnamita que invita a la acción y al método, dice: Liberar la energía creadora del pueblo, organizadamente. Gracias. Wilfredo Zepeda Martes 10 de julio de 2012 Instituto de Ciencias Políticas Farabundo Martí