Araceli Montoto Sarri谩
Por las calles de Lora Aproximaci贸n al origen y formaci贸n de su nomencl谩tor
Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin previo permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados. Araceli Montoto Sarriá, 2014
Diseño de la Cubierta: Araceli Montoto y Emilio Morales, 2014 Fotografía de la cubierta: Juan Fernández Núñez, 2014 Maquetación y Tratamiento digital: Emilio Morales Ubago, 2014 Fotografías: Joaquín R. Polo, Juan Manuel Cumplido, Emilio Morales, Araceli Montoto y Fondo de imágenes de la Agrupación Cultural “Amigos de Lora” ISBN-13: 978-84-697-1616-8
A mi extensa familia, que pasearon, pasean y pasearรกn por estas calles.
Prólogo
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ener la oportunidad de presentar un trabajo de investigación sobre Lora del Río, mi querido pueblo, es siempre un motivo de satisfacción para cualquier loreño bien nacido que lleve en el corazón este pedazo de terruño que le vio nacer. Pero este grato hecho se convierte, en este momento, en doble orgullo cuando confluyen en él significativos recuerdos. Araceli Montoto, Gogo para familiares y amigos, aparte de ser hija de mi maestro y profesor Don Luis Montoto, al que ciertamente el pueblo de Lora debe un reconocimiento por su labor educativa en tiempos tan difíciles como lo fueron aquellos años, y considerarla amiga temprana, es una auténtica amante y estudiosa de la historia, el arte y la cultura de nuestro pueblo. Una brevísima vista a su biografía así nos lo demuestra. Terminados sus estudios de Licenciatura en la Universidad, tuvo la inmensa suerte de encontrar también a un loreño de pro y crear una familia y fijar su residencia en Lora. A partir de este momento Araceli siguiendo sus innatas inquietudes investigadoras, herencia familiar sin duda, comenzó una labor de busca y recopilación de todo aquello que supusiera descubrir nuevas fuentes de conocimiento sobre la historia de Lora. Aunque el inicio le fue fácil, al contar con los fabulosos fondos documentales de su familia, pronto va a dar el siguiente paso
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adentrándose en los archivos loreños para desempolvar nuestras más rancias raíces. En varias ocasiones tuve la inmensa suerte de contar con ella en proyectos de investigación. Habría que recordar, por ejemplo, aquel interesantísimo estudio que hicimos en común sobre “La arquitectura rural de Lora”, donde Gogo no tuvo reparo alguno en patear conmigo todo el término municipal de Lora, fotografiar y describir la casi totalidad de los cortijos loreños. Hoy muchos de ellos, valiosas construcciones rurales, han desaparecido, pero en ese estudio quedó su recuerdo futuro. Araceli Montoto ha tenido la osadía de adentrarse en una multitud de campos culturales locales donde siempre ha obtenido el reconocimiento de los que la conocemos. Colaboradora de las principales asociaciones culturales de Lora, miembro activo de ACAL, y, en ocasiones, buena guía turística de nuestro pueblo. Interesada en la defensa del patrimonio local, tanto natural como artístico y cultural, pronto se preocupó de recabar información sobre los nombres que, en el entramado urbano, los loreños dábamos a nuestras calles, posiblemente con la feliz idea de reproducir en Lora un estudio similar al que su pariente, Don Santiago Montoto, había dedicado a “Las calles de Sevilla” en 1940 y que tanta repercusión tuvo en su momento. La Geografía Urbana, que nos da el conocimiento de la trama poblacional de un asentamiento humano, revelándonos en sus planos, rectangulares y en damero, o amontonado en estrechas y curvilíneas calles, parte de las mentalidades de los pueblos que en ellos se asentaron, no es un campo fácil de abordar. Con frecuencia en una población, al ser habitadas por diferentes pueblos a lo largo de la historia, se superponen entramados callejeros muy diversos y a veces contradictorios. Los romanos urbanizaron, en el sentido moderno actual, los primitivos asentamientos indígenas que encontraron en la Península. Axati se benefició de esa moderna reurbanización. La invasión musulmana trajo nuevos conceptos sobre la ciudad, y la morfología urbana cambió. También el callejero de Al-Lawra nos
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dice algunas cosas sobre ello. Finalmente la reconquista cristiana, al tener en muchos casos que reamurallar las plazas, posibilitó la aparición de núcleos muy densos y encerrados en sí mismos. Posiblemente Lora, al quedar muy pronto lejos de la frontera no pasó esa fase y ello explicaría los escasos restos conservados de sus murallas. Sólo a partir del siglo XVIII, con el racionalismo, el urbanismo tenderá a deshacerse del antiguo corsé y a abrir nuevas vías de entrada y salida a las ciudades, enlazando con la revolución urbana que ha tenido lugar en el siglo XX, especialmente en su segunda mitad. Será en este momento cuando la población se extienda por su entorno, apareciendo nuevas barriadas, que aparecen oportunamente citadas en el libro, y se tracen amplias calles y avenidas para enlazar lo más correctamente posible el nuevo desarrollo urbanístico y poblacional de Lora del Río. Estudiar todo este proceso no es tarea fácil. Con frecuencia carecemos de secuencias lógicas y hay que adentrarse en el terreno especulativo no siempre buen compañero en estas lides. No podemos pretender pergeñar una ciudad como nosotros la imaginamos si no tenemos sólidas bases para ello. Trazar todo un perímetro de murallas, por ejemplo, sólo es posible si sobre el terreno han quedado huellas de las antiguas defensas. Lo demás son sencillamente especulaciones y éstas no son en absoluto compatibles con las ciencias. Araceli Montoto ha sabido sagazmente enfrentarse con los problemas derivados de este estudio. Casi siempre se ha limitado a señalar aquello que los archivos municipales dicen. Ha tenido presente en todo momento otras fuentes de información debidas a distintos autores, aunque ha logrado refutar aquellas tesis que ha creído erróneas. Demuestra tener un criterio personal tremendamente intuitivo, algo muy valioso para un buen investigador. Y todo ello utilizando un lenguaje sencillo, y a la vez riguroso, que facilita enormemente la lectura y la comprensión del libro a todo tipo de lectores. De esta manera hace asequible para todos los lectores los cambios producidos en la denominación de las diferentes calles loreñas a lo largo de la endiablada historia política española.
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En este pequeño libro, que auguro que llegará a ser una autentica joya de la bibliografía loreña, la autora ha seguido un plan de actuación encomiable. Así, comenzando por las calles más conocidas de la localidad, que constituyen el auténtico núcleo duro del casco antiguo, nos va desgranando una serie de valiosos datos históricos que no solamente nos describen los avatares del callejero a lo largo de las épocas más convulsas de nuestro país, sino que además nos ofrece raudales de conocimientos de las mentalidades que nos han gobernado a lo largo de los tiempos. Los nombres de las calles van a ir cambiando como cambios se producen en los poderes públicos. El pueblo, sabio como casi siempre, optará por utilizar su propia nomenclatura. La Roda será siempre La Roda sean blancos, negros, rojos o amarillos quienes nos gobiernen. También queremos señalar como Araceli ha ido extendido su análisis callejero por zonas, barriadas y núcleos del pueblo siguiendo unos criterios temporales que se nos antojan tremendamente didácticos y explicativos acerca de la evolución histórica que ha sufrido el urbanismo en nuestro pueblo. En el libro, pues, aparece con claridad todo el proceso de crecimiento urbano y de población de Lora superponiendo unas zonas, originariamente marginales, a otras donde se ha llegado a establecer una efectiva homogeneidad humana que le ha dado esa enorme cohesión social que nuestro pueblo presenta. En definitiva, en “Las calles de Lora” Gogo nos hace disfrutar de un ameno recorrido por la geografía y la historia deteniéndose certeramente en la descripción de aquellos edificios y monumentos que la autora considera más importantes dentro del patrimonio de Lora. Con ella aprendemos, una vez más, el auténtico significado de conocer y disfrutar de aquellas calles loreñas que nos han visto corretearlas desde antes incluso que la primavera llegara a nuestros corazones. Y seguro que estas mismas vías y plazas nos acogerán gustosas cuando sentados en sus desvencijados bancos veamos caer las doradas hojas de los últimos otoños.
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Gracias, Araceli, por ofrecernos este bonito trabajo para nuestro deleite, y gracias también a tu marido, Nicolás, y tus hijos a los que sin duda has restado horas de compañía y asueto. Todo ha sido generosamente compensado con los resultados obtenidos. Enhorabuena y continúa en esta bonita tarea de desentrañar las raíces de nuestra propia idiosincrasia. Tú eres capaz de ello.
Miguel Castillo Guerrero Primavera de 2014
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En este libro casi nada es propio. Con ajenos pensamientos pienso y vibro. Y asĂ, por no ser mĂo y por acopio, de tantas excelencias como copio, este libro es quizĂĄ mi mejor libro. Amado Nervo.
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I.- Introducción
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esde que terminé mis estudios de Historia del Arte, estuve considerando la posibilidad de poder hacer algún tipo de investigación relacionada con la historia o el patrimonio de Lora del Río. Un par de años antes había hecho mis pinitos, gracias al Profesor Emérito de la Universidad de Sevilla (hoy fallecido), D. Francisco Morales Padrón, que me encargó el Inventario de los Archivos Parroquiales de la localidad, formando parte de un gran trabajo de investigación sobre Los Archivos Parroquiales de la Provincia de Sevilla. Después de un tiempo de deliberación decidí que quería hacer un estudio sobre los cambios de nombres de las calles de Lora por considerar que las evoluciones social, cultural, económica y, sobre todo, política de un país, influye de manera crucial en el nomenclátor urbanístico de cualquier población y su territorio. Por esto, a ellas, a su historia, sus aspectos socio-políticos, culturales, arquitectónicos y lúdicos he dedicado mi estudio, intentando hacer un trabajo de investigación que fuese veraz y coherente como el tema merece. Si bien no es todo lo completo, ni todo lo científico que cabría esperar (pues mi esfuerzo parece no tener fin y cuando creo estar a punto de finalizar, más datos nuevos encuentro) porque tratar el tema de las calles de Lora es tratar de la propia historia de la villa; de cuya rica historia cada día sabemos más gracias a la dedicación de todos los que se interesan y aman nuestro pueblo. Además, este manuscrito no pretende ser un libro de la Historia de Lora propiamente dicho, esa es una tarea inabarcable para mí. Igualmente el urbanismo de Lora del Río se ha incrementado de forma exponencial en los últimos años con nuevas barriadas y multitud de edifica-
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ciones que constituyen un nuevo entramado urbanístico que, por sus dimensiones y actualidad, he decidido dejar fuera de este estudio. La historia del urbanismo en Lora, si no tiene un libro de dedicación en exclusiva, sí ha sido tema de estudio por parte de muchos historiadores locales que lo incluyen dentro de otros tratados, ya sea de manera general o pormenorizando algunos cambios en épocas determinadas. Así lo recoge por ejemplo D. José Montoto en varios de sus libros, al igual que D. José González Carballo, D. Juan Manuel Lozano, D. Luis Javier Cava, etc. Este estudio es un intento de compendiar lo escrito anteriormente, más mis propias investigaciones y plantearlo de una manera unitaria y simplificada. De unos años a esta parte se ve un creciente interés por todo lo sociocultural que envuelve a una población, como medida en último término económica, para la rehabilitación del medio rural. Dentro de estos planes el llamado Turismo Rural es el que más iniciativas y proyectos propone. Es aquí donde, pienso, puede tener cabida este estudio para mejor identificación de nuestra propia realidad cultural y nuestra singularidad frente a la gran diversidad de los demás territorios que nos rodean. Aunque en un primer momento, mi intención fue hacer un inventario de todas las calles de Lora, dos poderosas razones han impedido que esto fuese así. La primera razón es la gran expansión urbanística que ha sufrido Lora en los últimos años. Esto ha traído como consecuencia la rotulación de muchas calles nuevas en distintas zonas de la población, además de rotularse también calles que, aunque existentes, por el hecho de tener mas solares que casas no lo estaban todavía. En segundo lugar, el querer que este estudio tuviese la mayor cantidad posible de datos hacía que el trabajo se fuese alargando
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casi indefinidamente y debía ponerle fin en algún momento.
El trabajo queda delimitado en el tiempo y en el espacio.
La delimitación del tiempo es ambigua, pues nos remontaremos hasta una época lejana de la que podemos tener datos y llegaremos hasta los años 80 del siglo pasado. En el espacio, nos centraremos en el llamado casco antiguo, aunque englobando zonas periféricas, consideradas hoy día históricas y que circundan el centro. Los datos que hoy salen a la luz son muchos y variados, la mayoría ya conocidos, otros no tanto; pero de lo que sí estoy segura es que el estudio es original y esclarecedor, sobre todo para conocer un poco mejor parte de nuestra historia y que pueda servir de guía a quien quiera profundizar sobre este tema. Es mi intención que este trabajo sea una puerta abierta a su estudio y no el intento de concluir un tema que para mí nunca podrá tener un final. Sirvan pues estas líneas de acercamiento a una parte de nuestra identidad, que puedan dar respuesta a aquellos que alguna vez se han preguntado el porqué del nombre de una calle o cuando se cambiaron.
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II.- Momentos de variación del Callejero
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entro del periodo que vamos a analizar ha habido muchos cambios de nombres de calles que, aunque no de manera generalizada, sí responden muchas de ellas a motivaciones políticas; otras, las menos, han podido estar justificadas por organización del trazado urbano y sólo de manera esporádica para honrar a algún prócer de nuestro pueblo (diría incluso en algún caso de manera absolutamente banal, según mi punto de vista). Así podemos señalar como momentos críticos cuatro periodos significativos, como son: 1º.- Año de 1884, en el cual el Ayuntamiento decide cambiar algunos nombres del centro histórico; 2º.- La II República(1931-1936); 3º.- La Guerra Civil y los años del Franquismo (1936-1975) y 4ª.- La vuelta a la Democracia, sobre todo el año 1982. También es un momento significativo, pero menos relevante, el final del siglo XIX con la Iª República (1873-1874) y la Restauración de la Monarquía en la persona del rey Alfonso XII, hijo de la derrocada Isabel II (1874-1931). El 22 de Marzo de 1884, se reúne en Pleno el Ayuntamiento y decide por unanimidad cambiar el nombre de varias calles, según
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se dice literalmente : “... por otros que recuerden hechos gloriosos para la nación española o bien de hombres que por su valor, la ciencia o las letras, se han hecho inmortales, debiéndose llevar a cabo dicha variación”. Como podemos comprobar el motivo fue de interés general nacional pues no se trata de honrar a ningún loreño. En total se cambian 24 nombres de calles, todas ellas pertenecientes al actual centro urbano. Prácticamente la totalidad de la población de entonces, salvo las llamadas Afueras. Deciden rotularlas con azulejos, según nos dice el acta, aunque no sabemos cuales son los originales. Se perdían así los nombres populares con las que eran conocidas estas calles desde antiguo. Pero eso, sólo en la letra, porque en la vida cotidiana de los loreños seguían llamándose igual, como de hecho se verá mas adelante. De estas veinticuatro calles todas están localizadas y la mayoría con nombres nuevos, salvo una. De la calle Jazmín, que le fue cambiado el nombre, en 1884, por el de Muñoz Torrero (Diputado en las Cortes de Cádiz de 1812), no he podido conocer su localización exacta. Curiosamente no hay rastro de ella, siendo posible que popularmente fuese conocida por otro nombre y así pudo llegar a perderse o que fuese un pequeño callejón que fue absorbido por una calle mayor y predominase el nombre de la calle principal. Por cuando y donde se cita en los pocos padrones municipales en los que aparece, es posible que estuviese ubicada en la zona del colegio Miguel de Cervantes, cerca de la calle Rositas, actual Antonio, el del Toro . El segundo y el tercer momento, como hemos comentado, la Segunda República, Guerra Civil y Franquismo, son los periodos de tiempo en que más varía el nomenclátor con nombres de personas vinculadas a la política de cada momento. También se rotularon calles nuevas, pues a partir de los años 60 del siglo XX ya había comenzado el proceso de urbanización de nuevos barrios, como el barrio de las Escuelas Nuevas o la Huertecilla. Muchas calles del centro, sin embargo, no se llegaron a rotular aunque fueron cambiadas de nombre.
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Para cerrar el ciclo la llegada de la Democracia trajo una nueva, y podemos decir hasta el momento definitiva, variación del nomenclátor y su posterior rotulación. Hay que mencionar que en esta época se rotuló igualmente calles que no lo estaban o se habían perdido sus antiguos azulejos, así como nuevas calles de los barrios creados en los últimos años. Sobre la rotulación hemos obtenido muy pocos datos. Sabemos que hacia 1836, siendo Ministro de Hacienda Juan Álvarez Mendizábal, hubo una propuesta para todos los pueblos de España de rotular el nº de los barrios y numerar las manzanas, aunque los motivos fueron censales y de recaudación y no puramente urbanísticos; en la práctica no resultó muy útil. Ejemplos de ello perduran en algunas esquinas de nuestro pueblo, como en la calles Juan Quintanilla, Pablo Picasso, esquina con el callejón que da a la calle Murillo o el Barrio Sevilla, esquina Pablo Iglesias. El 24 de febrero de 1860, se promulga una Real Orden, con 23 reglas sobre rotulación de calles y numeración de casas, emanadas del Ministerio de la Gobernación y sancionadas por la reina Isabel II. En ellas, entre otras muchas ordenanzas, se especifica por ejemplo: “…que el número de las casas se colocaran en el orden de pares o impares a derecha e izquierda”, “… que los límites de las calles deben estar bien determinados”, “… se procurará que la calle tenga un solo nombre”, “… que las lápidas de las calles y los números sean de azulejos, cuando no pueda emplearse otra materia mas duradera”, etc. Y como hemos dicho, anteriormente, en 1884, se rotularon 24 calles quizá por primera vez. Actualmente encontramos en el centro de Lora, cinco rótulos diferentes. 1º.-Azulejos azules con las letras en blanco, bastante sencillos. Ejemplo: calle Colón, y algunas calles del Barrio la Huertecilla.
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2º.-Azulejos blancos con letras negras de gran tamaño y onduladas. Este estilo lo encontramos de forma mayoritaria en todo el centro y en los barrios históricos. 3º.-Cartela de mármol con letras negras de pequeño tamaño. Ejemplo: calle San Juan. 4º.-Lápida de mármol blanco, con letras negras y cuatro clavos en las esquinas. Ejemplo: calle Dolores Montalbo. 5º.- En último lugar encontramos unas cartelas-lápidas en piedra gris con las letras talladas y remarcadas. Éstas se colocaron en la última variación a las calles que se cambiaron el nombre y en las que los antiguos azulejos habían desaparecido o no existían.
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III.- Proceso urbanístico de Lora
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as calles de una población con sus plazas, parques y jardines, y sus monumentos más emblemáticos son las que diferencian a unos núcleos urbanos de otros y las que lo personalizan. Ya sea de forma serpenteante o rectilínea, estas arterias que recorren las poblaciones configuran su trazado y perímetro, aglutinando a los distintos grupos humanos que allí conviven e incluso a veces funcionando como frontera, separando a estos mismos grupos. Desde la Antigüedad, el trazado urbano de las poblaciones, tenía este sentido unificador y separador del que hablamos, pues los habitantes se reagrupaban por diversos motivos, entre ellos el de parentesco, profesión o por su propio status social, formando barrios que unidos unos con otros por estas vías formaban un núcleo, la mayoría de las veces autosuficiente. Con respecto a la nomenclatura de las calles, podemos decir de manera general, que en todas las poblaciones y desde antiguo, se les denomina con un nombre concreto y solía hacer referencia, por ejemplo, a la población que la habitaba, así podía ser por un oficio en sistema gremial (como Ollerías, Tenerías o Herrerías, las tres las tenemos recogidas en los censos loreños del s. XVII), motivos étnicos (Morerías), o status social (Pobres o Esclavos). También se les denominaba por existir en la zona algún elemento funcional para la vida cotidiana como una fuente (Pilar), un pozo (Barrio del Pozo), un molino (Aceña) o una puerta (Postigo) o un elemento natural (Calle del Río). También por habitar en ellas algún personaje
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ilustre o popular. Por otro lado, las plazas solían llevar el nombre de una divinidad que tuviese allí su templo, del gobernante de turno o del prócer que la auspiciaba. En el entramado de Lora vemos perfectamente esto que comentamos. Por un lado, el llamado casco antiguo no es en modo alguno algo unitario, sino el resultado de la unión de varios núcleos poblacionales que se articulan en torno a algún elemento unificador, ya sea arquitectónico (convento), necesario para la vida cotidiana (pozo), o urbanístico (plaza). Lo que nos hace comprender, como es lógico, que este trazado urbano no se hizo de una sola vez, sino que es el resultado de los distintos avatares históricos por los que ha pasado este pueblo. Siempre se ha considerado que el núcleo primitivo de la población se situaba en torno al castillo, por estar emplazado éste sobre un tell, es decir, un montículo artificial consecuencia de la acumulación de restos de asentamientos anteriores. También la zona de la Iglesia de N. S. de la Asunción está sobre una zona elevada, por lo que debemos pensar que es también parte de la zona primigenia de los asentamientos, quizás como sitio sacro, como suele suceder en la mayoría de los casos en que los santuarios de las distintas civilizaciones, se van superponiendo unos a otros por ser un terreno especial (la llamada influencia telúrica). Hagamos un poco de historia: la génesis poblacional de Lora del Río se sitúa hacia el 1500 y 1000 antes de Cristo en el periodo prehistórico del Bronce, como nos dicen los arqueólogos e historiadores que lo han estudiado. De ahí en adelante se han ido asentando en estas tierras sucesivas civilizaciones: tartessos, turdetanos, celtas, íberos, fenicios y cartagineses, romanos, vándalos y alanos1, visigodos, árabes y beréberes, los cristianos de la Reconquista, con la Orden de San Juan de Jerusalén a la cabeza, que englobaban repobladores, castellanos y leoneses, gallegos, aragoneses etc.; así como 1 Existe la teoría de que el nombre de Andalucía o Vandalucía provenga precisamente de estos pueblos.
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las posteriores emigraciones de los últimos siglos hasta la época actual. Un paréntesis para comentar la múltiple culturalidad de la que somos herederos y de la que podemos estar más que orgullosos. Anteriormente a la llegada de los castellanos2 hemos nombrado la zona del Castillo, como zona primigenia. Éstos asentamientos debieron de ser importantes ya en época de las dominaciones fenicio-cartaginesas, pues se encontraron cerámicas de influencia orientalizante en las catas arqueológicas. El mercado del aceite y otras mercancías características de la zona se realizaba por el río, en aquella época mucho más cerca de la población que hoy en día. El río fue el instrumento fundamental de las comunicaciones interiores, y Lora..., perdón, Axati en ese momento, era encrucijada de caminos. Debemos dar por cierto que el nombre de Axati fuese de esta época o quizá algo anterior, pues los vestigios encontrados así lo demuestran. Tras la conquista del territorio por el Imperio Romano, hacia el 200 a. C., vencedores de las guerras púnicas, obligaron a los pobladores a descender de la colina que ocupaban en la orilla del río al llano, creando así el primer núcleo loreño, objeto de este estudio. Axati sigue llevando su nombre, pero el río, que es posible que se llamase Tarsis, será a partir de ahora el Betis. Podemos pararnos a pensar en ese núcleo urbano con sus calles más o menos rectas y con estatuas de próceres o benefactores adornando esquinas y plazas. Podríamos incluso visualizar los que fueran el cardo y el decumano máximo loreño con el eje “San Juan-Blas Infante y Juan Quintanilla-Federico García Lorca”; pero la verdad es que no tenemos casi ningún resto romano en el centro de la población que nos pueda avalar esta hipótesis. Decir de paso, sin detenernos porque eso sería otra Historia, que también en época romana fue muy importante la producción alfarera-olivarera que se 2.- Nombre que utilizamos corrientemente, ya que los territorios conquistados se adhieren a la corona de este reino, pero como hemos dicho procedían de diferentes territorios de la Península Ibérica.
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desarrolló en las distintas villae y otros asentamientos que existían por los alrededores del núcleo urbano, como Al de la María o Azanaque (nombres, sin embargo y curiosamente, de origen árabe). De la etapa visigoda, tenemos muy pocos datos, pero sí tuvo que tener su importancia ya que la presencia de los responsables de la caída del Imperio Romano fue notable en todo el curso del Betis y sobre todo en la ciudad de Híspalis (Sevilla) y su zona de influencia. Se han encontrado multitud de tumbas del período visigodo en los alrededores de la población. Lo que sí parece claro, es que fue la época de las invasiones bárbaras en la que se afianzó el Cristianismo sobre la religión politeísta romana, y poco a poco se fue asimilando el culto de la diosa madre (Astarté, Isis, Juno...) con la Virgen María3. D. Nicolás Montalbo Coronel en su libro “Setefilla”, nos dice que la imagen antigua de la patrona loreña procede de esta época y, aunque actualmente nadie comparte su teoría, no deja de tener su encanto, evocando las tradiciones orales que se repiten de forma similar en multitud de pueblos en toda la geografía española y que nos habla de las apariciones de imágenes a pastores o labradores y su “terquedad” por levantar un templo “in situ”. Y sobre el nombre de la población ¿por qué no pensar que fue el nombre dado por los visigodos en su grafía latina Laurus? Ya fuera por el laurel4 o por cualquier otra causa. Sería entonces una bonita herencia recibida de los pueblos bárbaros. Tras la dominación musulmana el río Betis se llama Guadalquivir y Axati (o ya Laurus) ha cambiado su nombre por el de Lawra, del que posiblemente deriva. También gozó nuestro pueblo con esta nueva civilización de prosperidad, siendo hacia el s. XII, su momento de es3 Hecho importantísimo y determinante en estas tierras. 4 Al ser ésta una zona de gran floración de este arbusto, y ser la palabra lora, la rama más tierna de él. A mí personalmente no me convence esta suposición y no creo que el nombre de Lora proceda de laurel. Según el eminente profesor A.Shulten el nombre de Laurus del que derivaría Lora, es un nombre latino de persona, por lo que se abre otra hipótesis a investigar ¿Sería este título un tributo a una personalidad importante del Bajo Imperio?.
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plendor, según los textos de la época. Pero tampoco conservamos casi nada de restos ni vestigios de ese período. Sólo la toponimia nos ha dejado en el casco antiguo una referencia clara de los habitantes de esta etapa histórica, en la calle de Las Morerías, probablemente de la población que tras la Reconquista quedó reducida a este barrio extramuros. Fue sin duda Lora y su castillo, junto con la fortaleza y el Poblado de Setefilla5, piezas codiciadas para las tropas castellanas en la conquista del territorio musulmán. Y entramos en la etapa en la que empezamos a tener conocimientos más reales de nuestras calles como es el periodo bajo medieval. En la Edad Media no debían ser necesarios los letreros indicando a los vecinos el nombre de las calles, entre otras razones porque casi ninguna lo tenía. Las principales solían ser nombradas por sus funciones, por lo que se hacía en ellas o para qué servían (como Roda) o por quién vivían en ellas (Calle del Señor Baylío) o por donde se situaban (Calle del Río). Situémonos en la Lora del siglo XIV, una vez que las tropas sanjuanistas dominan el territorio. Comienzan las reformas de las instituciones y la población, a pesar de las graves crisis que se soportan (guerras, hambrunas, epidemias...), inicia una lenta recuperación, que con sus más y sus menos, será constante hasta nuestros días, haciendo de Lora del Río un municipio de cierta entidad en todas las etapas de su historia. Veamos la descripción clásica que suelen dar los historiadores locales sobre el urbanismo bajo medieval. (Ver plano I) Nos dicen que la muralla que circundaba la población corría, partiendo del Castillo, por la actual avenida que lleva su nombre, doblaría por la calle Colon, dejándola extramuros, volvería a torcer por Dolores Montalbo, cruzaría por Rafael Gasset y llegando a la Iglesia 5 Tampoco comparto que Setefilla sea la grafía latina de Siete Villas, pues en época musulmana la fortaleza se llamaba Chant Fila, nombre con el cuál fonéticamente está relacionado.
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se uniría por un grueso lienzo, que aún perdura en parte, de nuevo a la fortaleza6. Conocemos así su perímetro pero desconocemos su entramado urbanístico y la nomenclatura de sus calles. Hay autores que nos detallan además las diferentes puertas, una en la calle Sevilla, otra en la calle Juan Quintanilla, a la que se denomina del arco, muy cerca de la calle llamada calle Postigos7. El profesor González Carballo añade además una puerta en la Roda (José Montoto), llamada puerta de Córdoba; otra cerca de la Iglesia (Rafael Gasset), llamada de Santa María y otra en la calle del Río (Lope de Vega). Es en el siglo XVI cuando tenemos la primera gran evolución urbana importante, pues sabemos que ya existían construcciones extramuros en los llamados Arrabales8. Por el Este estaba construido hasta aproximadamente la actual Blasco Ibañez (toda la calle Santa María); por el Norte se ampliaba por la Roda Arriba (ex-pobladores de la zona de Setefilla); por el Oeste fue por donde más se urbanizó, hasta las calles Sta. Catalina y Soledad. Por el Sur era imposible la ampliación por impedirlo el río. Algunos datos que hemos consignado de esta época demuestran por ejemplo que la Plaza (actual plaza de España), era un ensanche grande donde se reunía el Concejo Local; sin embargo, en otro documento encontramos que a veces el Concejo se reunía en el pórtico de la Iglesia. En este mismo lugar, no muy distante de la muralla, a extramuros, se situaría un hospital o según qué autores, dos: el de Santa Catalina y el de Santa María. Cerca de la puerta del Barrio Sevilla, y también a extramuros, se encontraba otro hospital, éste de Santa Isabel. También y por aquella zona se ubicaba la ermita de Santa Lucía, tras el Puente Romano (así llamado erróneamente, 6 Curiosamente se engloba a las Morerías, que debían estar extramuros. 7 La toponimia de postigo es antiquísima, y ha durado hasta hoy en día. La puerta y la calle del arco solo la conocemos por muy pocos textos, no quedando en la memoria de la población. 8 Según Lozano Nieto, la calle Ollerías será llamado el arrabal por antonomasia.
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Plano I 27
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Plano II 29
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pues parece ser del siglo XVI), el Pilar (fuente pública) y abrevadero con los lavaderos públicos y en la salida de la población, en el Camino entre Sevilla y Córdoba, la ermita de San Sebastián. También la calle del Postigo daba paso a las distintas huertas privadas y al campo de labor (Ver Plano II). Esta nueva Lora del siglo XVI y XVII será la que llegue a ser, con más o menos variaciones, el actual casco antiguo o centro histórico. Quiero comentar aquí la curiosa definición que del casco amurallado loreño nos da el Sr. García del Olmo en su libro “Apuntes..”. Nos dice que partiendo de la calle Colón, sigue por Rodríguez de la Borbolla (Roda de Enmedio), Cristo, Bilbao (Reyes Católicos) Gravina (Miguel de Cervantes), plaza de Setefilla, Martínez Montañés, parte alta de Lope de Vega y Tetuán y antiguo camino de Sevilla. Es digno de analizar por diferentes motivos, aunque estemos hablando ya de una Lora sin murallas, nos ofrece una visión muy distinta de por donde correría ésta, ya que introduce dentro de ellas zonas que antes hemos delimitado como extramuros, como es el caso de las calles Cristo, Cabra y Barrio del Pozo. En realidad son zonas habitadas desde muy antiguo, con callejas y arquitectura añejas y populares, lo que le ha podido dar pie a plantearlo así. Se mantendría este urbanismo prácticamente hasta principios del siglo XX. Pero fue un proceso largo y no exento de dificultades. Desde finales del siglo XVIII se estaba pidiendo el empedrado y que se le diera correntía al pavimento, pues las calles estaban en un pésimo estado y cuando llovía se convertía en un autentico lodazal. Pero el Concejo nunca tenía dinero para acometer esas obras. No es sino hacia 1940 cuando la mayoría de las calles se encuentran empedradas, aunque algunas ni eso, siendo las adoquinadas sólo las principales: San Juan, Baylío y Roda. La calle Martínez Montañés (la Cilla) aún conserva parte de su empedrado y la calle Miguel de Cervantes (Cabra) fue de las últimas en lucir asfalto, lo que le daba, junto con su arquitectura popular una deliciosa particularidad
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hoy por desgracia perdida. Muchas menos eran las que contaban con acerado y las que lo tenían era de losas de piedra, llamadas de Tarifa, como las que quedan en la calle Dolores Montalbo y Martínez Montañés. Sobre su iluminación y hasta 1900 que llegó la luz eléctrica a la población, algunas de las calles céntricas se iluminaban con farolas de gas. Tendríamos que esperar a la segunda mitad del s. XX para que la mayoría de las calles de la población pudieran estar iluminadas. Sobre la tipología de las casas también ha habido una gran evolución a lo largo de la historia. No podemos decir que Lora del Río mantenga un patrón similar en sus casas. No ha habido nunca, que sepamos, unas ordenanzas que regulasen alturas de edificios, cambios de fachada, color o materiales hasta la última década del siglo XX, por lo que la variedad de edificaciones en el centro antiguo de Lora es dispar, poco uniforme e, incluso en ciertas zonas, poco armonioso. Pero no todo es malo, ésta variedad ha dado como consecuencia edificios públicos y privados magníficos, soberbios caserones y deliciosas casas unifamiliares de estilo singular. La evolución de la casa en el sur peninsular sigue modelos similares a la de todo el ámbito mediterráneo. Los primeros vestigios encontrados en Lora nos hablan de viviendas circulares de adobe con cubiertas de fibras vegetales, muy común en las poblaciones pre-romanas de la península, que van evolucionando en viviendas rectangulares con más de una estancia, donde diversificar las funciones diarias de trabajo y descanso. Solían tener adosados pequeños cubículos o corrales para animales, que ayudaban a enriquecer la dieta, fundamentada principalmente de cereales. Con la llegada de los Romanos la casa evoluciona consiguiendo más amplitud y diferenciando estancias o zonas específicas dentro de ella. También comienza a hacerse patente la diversidad social. Mientras que en las clases populares y sobre todo en zonas
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Esquema bĂĄsico de casa romana
Dos tipos de casas rurales andaluzas: -Casa SeĂąorial Palaciega Rural (arriba) -Casa Carolina (derecha)
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rurales no sufre grandes cambios, la clase pudiente comenzará a dotar sus casas no sólo de mayor confortabilidad sino que la llenarán de elementos decorativos cada vez más suntuosos. El esquema de la casa romana o domus es bastante sencillo y llegará con pocas variaciones a nuestros días: la puerta de la calle da acceso al vestibulum que conducía a un patio central o atrio. Allí se encontraba el impluvium, un estanque o cisterna donde se almacenaba el agua de lluvia. A su alrededor se repartían los dormitorios o cubicula y al fondo el triclinium o comedor. Al final de la casa solían tener el hortus, huerto o corral. Esta casa se cubría con tejado a dos aguas con teja plana. La cultura árabe introducirá pocos cambios a esta tipología. Por un lado extenderá el uso de la teja curva y la introducción de la cubierta plana o azotea, característico de las viviendas del próximo oriente. Si a esto le unimos el uso de la cal (usado más por razones higiénicas que decorativas) y la ornamentación con azulejos y flores, tenemos las claves de la arquitectura tradicional andaluza. Un modelo de casa que aún perdura en nuestra arquitectura loreña, aunque cada vez más difícil de encontrar, es la vivienda unifamiliar que evoluciona en el siglo XVII y se consolida en el XVIII. Al exterior se le identifica por una puerta principal, una o dos ventanas enrejadas a los lados y en la parte superior una pequeña abertura que nos desvela un piso de menor altura que el principal, para el almacenamiento de productos o enseres, llamado sobrado, doblado o popularmente soberao. Este habitáculo evolucionará ampliándose en dormitorios. En el interior, un pasillo central, generalmente de guijarros, para el paso de las bestias y al que se van abriendo diferentes habitaciones, nos conduce a un patio donde se ubica la cocina y en el mejor de los casos el aseo o retrete, poco común en las viviendas anteriores a la segunda década del siglo XX. El siglo XIX trajo a Lora del Río novedades urbanísticas, pero pocas mejoras arquitectónicas. Muchas viviendas se encon-
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traban abandonadas o en ruinas, por haber pertenecido a diferentes capellanías; y a la muerte de sus patronos los familiares no querían hacerse cargo de las mismas. Estas viviendas eran compradas, a veces por subasta pública o mediante pleitos, por la burguesía local emergente o por nuevos residentes, que fueron haciéndose un hueco en la rancia sociedad loreña. Nuevas decoraciones modernistas adornan diferentes casas del centro de la población hasta mediados del siglo XX y posteriormente, a partir de la década de los años 60, se introducirán las casas de pisos, la ligereza de materiales, un ornato simple y a veces ramplón de las fachadas, generando un caserío singular con gran variedad de estilos tipológicos y decorativos. Sin embargo, en los últimos años del siglo y los primeros de la nueva centuria hemos visto un intento de homogeneización en la tipología de las fachadas domesticas, de dos plantas, con el uso del ladrillo visto y las rejas forjadas; y detalles de azulejería, que simplifican el estilo regionalista, propio de la corriente tradicionalista de arquitectos sevillanos de principios de siglo, como Aníbal González o Juan Talavera. También otras novedades arquitectónicas se han ido haciendo hueco en el viario loreño. Algunas con cierto regusto clásico con el uso de frontones u ojos de buey en sus fachadas y otras, claramente vanguardistas, con la introducción del color y materiales novedosos como el acero o cristal.
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IV.- Callejero
El orden que seguiremos en el desarrollo del estudio serĂĄ el alfabĂŠtico y utilizando los nombres actuales de las calles, salvo la Roda, que para no romper el eje longitudinal la estudiaremos con su nombre genĂŠrico en sus tres tramos, aunque en dos de ellos no sean los actuales. 37
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1.- Alameda del Río
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a Alameda ha sido siempre sitio de recreo y paseo de los loreños, en todas épocas de su historia. Es muy posible que esta función de ocio se gestara a principios del siglo XIX pues según nos cuenta D. José Montoto en su libro “Visión de Lora del Río a fines del siglo XIX”, los primeros árboles fueron plantados en la época de la Invasión Francesa, es decir hacia 1808 y eran solamente álamos en tres hileras, lo que formaban dos paseos. Se vinculaba así, mas si cabe, el pueblo con su río y esta zona que los unía se iba definiendo como lugar de esparcimiento esencial. Siempre ha sido muy frecuentada pero con el paso del tiempo ha ido tomando más protagonismo. El río ha formado parte de la vida de los loreños, a él nos hemos acercado como fuente de energía, como nos lo demuestra los restos de la aceña, que mal que bien aún perdura. Hemos pescado, jugado e incluso en los años 60 del siglo XX, fue una playa fluvial. Hoy por hoy la Alameda es casi sinónimo de Feria, aunque no solo es eso. Transcribo el primer párrafo de un folleto editado en mayo de1960 que dice: “En el año 1819, siendo Alcalde Regidor por la nobleza de esta villa D. Juan de Guzmán y Montalbo, obtuvo real licencia de S.M. el rey Don Fernando VII, el Deseado, para celebrar una feria de ganados en los días de 30 de mayo al 1 de junio, cuya feria se viene celebrando, desde entonces en lo que hoy llamamos Alameda del Río, al sitio de las Moreras”. Como recinto ferial se han ido edificando casetas de forma permanente, al recuerdo de las de lona desmontables que eran las tradicionales. La primera en construirse fue la llamada Caseta de Hierro, por el material de su
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construcción del año 1911. Bastantes años después llegaron la del Casino Mercantil, la Caseta Municipal, etc. Pero como decimos, la Alameda es mucho mas que feria. Por un lado allí se encuentra el campo de fútbol Nuestra Señora de Setefilla, casa del equipo local, que tantas satisfacciones y algún disgusto da a la afición loreña. También es escenario improvisado de las Banda de Música para sus ensayos, sitio de reunión de nuestros mayores, gimnasio para los que pretenden quitarse esos kilitos, para el control del colesterol y de la diabetes, pista de autoescuela, etc. En los últimos años, además, es el sitio de recreo de la juventud loreña. Radica allí también la sede del Club Natación Axatiana y en la Caseta Municipal, desde hace más de 20 años, se celebra el encuentro “Aquí hay Miga”, auspiciado por la Hermandad del Santo Entierro, un domingo de enero cercano al día 20, fecha del Santo Patrón San Sebastián. También en la Alameda hay viviendas, coquetos chalet cerca del río y al principio unas casas de pisos. Un par de callecitas, llamadas Nuestra señora de los Dolores y Santa Eulalia, cierran el capitulo urbanístico. Como datos de interés, comentaremos que al principio de la Alameda y en su lado izquierdo, se encuentra un pequeño y pobre pedestal cónico con una cruz que recuerda que allí se cometió el agravio que sufrieron los devotos loreños cuando en el verano del 36, fue quemada la Imagen antiquísima de la Virgen de Setefilla junto con otras imágenes de gran factura que se perdieron para siempre. El contrapunto solemne y de desagravio del hecho fue la Coronación Canónica y Patronato Litúrgico de la nueva imagen, el 8 de septiembre del año 1987, muy cerca, en la plaza que está al comienzo del paseo y que desde ese momento llevó el nombre de Plaza de la Coronación. Para ornamentarla el Ayuntamiento regaló
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una escultura en bronce de la imagen de la Virgen, que se asienta sobre un pedestal en el centro de la plaza.
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2.- Alcántara
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sta calle surgiría mas o menos cuando se urbanizaron los barrios históricos de Lora (S.XVI) o un poco después, pues cuando se funda y construye el Convento de la Limpia Concepción (1623), era ya una calle no sólo habitada si no concurrida según los padrones de la época, de gran carácter popular por haber estado hasta entonces extramuros. La calle se caracteriza por ser bastante recta y muy larga. Sobre el origen de su nomenclatura, el profesor D. José González Carballo nos asegura que se debe a la Orden Militar de Alcántara, creada en 1154, pero nombrada con el bello nombre de la ciudad cacereña, en 1253. Con las Órdenes de Santiago, Calatrava y Montesa, forman el conjunto de las cuatro Órdenes de Monjes–Caballeros de España. Participó en la conquista de Andalucía, aunque no recibió importantes territorios en ella. Sobre su etimología diremos que es de origen árabe y significa literalmente “el puente”. La tenemos documentada con este nombre desde antiguo y debió estar muy arraigado ya que no es hasta el siglo XX cuando se decide un cambio de nombre. En al Segunda República se llamó Ramón Franco, que fue piloto militar y político en la II República, autor del vuelo más famoso de la historia de la aviación española, al atravesar el Atlántico
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con su avión el “Plus Ultra”. En 1936 la calle llevó el nombre de Teniente Coronel Tella, (Helí Rolando de Tella y Cantos) militar del ejército español, que entró con las tropas nacionales en agosto de 1936 en Lora del Río. Tras la vuelta a la democracia recupera su popular y evocador nombre de Alcántara.
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3.- Andalucía, Plaza de
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principio del s. XVII, esta plaza junto con el solar del actual Mercado de Abastos, eran los terrenos del Convento de los Padres Mercedarios del Señor San José. En 1609, bajo el patronato de Don Jerónimo de Valencia y su mujer Dª María Liñán Cervantes se fundó y construyó este soberbio edificio. Parece que la Iglesia se sobrepuso a una antigua ermita llamada de la Vera Cruz y ésta, probablemente, estaba asentada sobre una antigua sinagoga. La zona de la antigua judería debía estar extramuros. Tras la desamortización y posterior abandono definitivo por los frailes en 1843, su mal estado de conservación hizo que el Ayuntamiento lo solicitase para edificar una Cárcel con Juzgado y una Plaza de Abastos. Esta última se construyó a principios del siglo XX por el prestigioso arquitecto sevillano, Aníbal González. Es un bello ejemplo de arquitectura industrial o comercial, embellecida por una fachada con volutas de estilo modernista. Desde hace unos años es la inspiración de la portada de Feria. Tenemos una reseña de 1936 que nos dice que antes de esta fecha, estaba denominada como Plaza de la Merced y estaba refundida con la calle 14 de abril (día de la proclamación de la IIª República) porque así se conocía la calle que la rodea, llamada anteriormente Merced. Aún en los años cuarenta del siglo XX, el solar seguía sin urbanizarse y se decidió su ornamentación con la plantación de ár-
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boles y bancos de madera que llevó el nombre de Plaza del Generalísimo, por el general Francisco Franco. Dos décadas después tomó su fisonomía actual, conociéndose, y aún hay quien así la recuerda, como “Placita nueva”. En 1982 pasó a llamarse con su actual nombre de Plaza de Andalucía, nuestra Comunidad Autónoma. Resaltar su belleza con la armónica fuente central, las farolas de hierro fundido con azulejos de las ciudades andaluzas y sus altísimas palmeras, tan características. Desde el año 2004, se engalana además, con el busto del poeta local, D. Juan Cervera Sanchís. Hoy en día la calle que rodea la plaza por su lado izquierdo lleva el mismo nombre que ésta. Pero esto no fue siempre así como hemos visto. La tenemos documentada desde 1639 como calle de la Merced, que fue como se llamó a la plaza cuando se derribó el convento de los Mercedarios y en 1931 se le denomina 14 de Abril.
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4.- Antonio, el del Toro
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sta calle estrecha y serpentina, formaba parte del antiguo barrio Santa María como calle secundaria y la tenemos ya documentada en los censos del siglo XVIII. Era conocida como calle de Rositas, no sabemos si por la flor o el apellido o mote de algún personaje popular. En 1884 se decide llamarla Albuera, por la batalla del mismo nombre de la guerra de la Independencia contra las tropas francesas en el año de 1811. Con este nombre llega hasta la época de la transición española. Se le dedicará a un personaje entrañable y muy querido del pueblo como fue D. Antonio Delgado. La calle Antonio el del Toro recuerda el nombre de su taberna, que fue tan importante en la vida social y cultural de Lora del Río durante gran parte del siglo XX.
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5.- Bailén
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sta calle era conocida antiguamente por la calle Postigo, lo que no deja duda de su toponimia, una puerta que debía marcar el límite de la calle y que pertenecería a la muralla circundante de la antigua villa. A mí siempre me ha saltado la duda de la categoría de la puerta; postigo, es el nombre que se le da a una puerta secundaria, la trasera de una casa importante o las pequeñas puertecillas de un portón. A diferencia de las puertas que daban salida a los caminos de las ciudades de Córdoba o Sevilla, la puerta de esta calle, sería una puerta de transito local. Se sabe que cerca de allí estaban, incluso hasta bien entrado el siglo XX, las huertas de Santa Catalina y Santa Ana (o Santana), además de las llamadas “Afueras” que eran zonas lindantes, pero de labrantía y de pastoreo por lo que esta puerta tendría bastante tránsito. Se decide cambiar su nombre en 1884 por el de Bailén, en honor de la famosa batalla de la guerra de la Independencia que tuvo lugar en 1808 en esta ciudad de la provincia de Jaén. Tras la proclamación de la Segunda República se la denomina Capitán Sediles, (Salvador Sediles) político y militar que se alza contra el rey Alfonso XIII, fue condenado a muerte en el exilio y con la llegada de la República fue indultado. Hoy, que conserva el nombre de Bailén, sigue siendo nombrada por el popular de Postigo.
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Destaca el escudo nobiliario del apellido Guerra que se encuentra en la casa nยบ 6 y la hornacina con un cuadro de la Virgen de Setefilla, donde nunca faltan flores, en el nยบ14.
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6.- Blas Infante
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entro de la historia local es una de las calles más significativas e importantes. Llamábase1 antiguamente calle del Señor Bailío, Baylío o Bailyo (lo encontramos indistintamente en estas tres grafías), pues era aquí donde se encontraba la residencia de este alto dignatario. Cuando Lora es conquistada por el rey castellano Fernando III de Castilla, conocido como el Santo, en 1247, cede a la Soberana Orden del Hospital San Juan de Jerusalén (Orden de Malta), la propiedad y administración de sus territorios, además de otros limítrofes, creándose así una encomienda perteneciente al Gran Priorato de Castilla y León con sede en la localidad toledana de Consuegra. En 1550, y por bula del Papa Julio III, Lora se convierte en Bailía, con jurisdicción propia, siendo su primer Bailío D. Pedro Núñez de Herrera. Lora adquiere así su propia idiosincrasia desde ese momento. Es en esta calle donde se encontraba el palacio y casa de esta dignidad,. Este antiguo palacio donde residía el Bailío a cuyo gobierno y administración se encontraba Lora, estaría asentado en el solar que hoy ocupa el actual Centro del Profesorado y podía llegar hasta la actual Casa de la Cultura, sin saber con exactitud sus límites. Sí sabemos la ubicación de los graneros o Pósitos de dicho palacio por conservarse en parte y donde no se puede dejar de mencionar el trabajo de restauración y acondicionamiento de estas dependencias
1 La Bailya era la forma de administración que la Orden de San Juan de Jerusalém solía establecer en los territorios que les pertenecían, como era el caso de Lora.
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como sala de Exposiciones Municipal. La profundidad del edificio llegaba a la calle de atrás (actual Dolores Montalbo), donde se encontraba la entrada de carruajes y se ubicaban las cuadras, corrales, etc. Parece ser que el rey Felipe II en 1570 a su paso por Lora, camino de Sevilla, pernoctó en sus estancias. En 1884 se acordó llamar a la calle Reyes Católicos, en honor de Dª Isabel de Castilla y D. Fernando de Aragón, unificadores de los distintos reinos peninsulares en uno solo, España. En los años 30 se le denominó General de la Barrera Caro, General de División de los Ejércitos Españoles, natural de Lora del Río. En el año 1936 pasó a llamarse José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española. En 1982 y en honor del ideólogo del Andalucismo y creador de la bandera e himno oficiales de Andalucía se llamó y actualmente se llama Blas Infante. Existió en esta calle, en el solar que hoy ocupa la casa de los señores Guillen y la oficina y pisos de la Caja San Fernando (hoy La Caixa) una capilla bajo la advocación de San Bartolomé. La fundó D. Bartolomé de Quintanilla en el siglo XVIII y fue siempre de uso privado y enterramiento de esta familia. Hay fotos de principios del siglo veinte en las que aún se aprecia bastante bien, sus límites y su esbelta espadaña. Destacan en esta calle casas ya citadas, como el Centro de Profesorado, ubicado en este edificio en 1979 y que fue antigua sede de Falange y Juzgado local o la Casa de la Cultura, inaugurada en 2011 y que también acogió al Juzgado de 1ª Instancia, hasta su traslado a otras dependencias. Esta casa señorial del s.XIX, y reformada en el XX, tiene una elegante fachada rematada en pináculos y una azulejería interior soberbia; y la conocida como Casa de Juanito (hoy restaurada y que fue un comercio muy popular) es un ejemplo bastante bien conservado de la arquitectura popular del s. XVIII.
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Esta calle se conocía como el paseo en los años 60 y 70 por ser donde la población se divertía y alternaba desde el Bar Deportivo (actual Taberna de Morales) que ponía veladores en la Placita nueva, hasta los del Bar Taurino (hoy día no existe) que los ponía en la Plaza del Reloj. En el centro del paseo y punto neurálgico de este, la Heladería “Los Valencianos”, de gran fama en la comarca, que llevan endulzando los veranos de los loreños durante mas de tres décadas.
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7.- Cardenal Cervantes
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a calle surge como consecuencia del ensanche urbanístico que sufre Lora del Río en el S.XVI, cuando comienzan a organizarse y poblarse los llamados Barrios Históricos. Según la documentación, barrio, en la nomenclatura loreña es una calle más ancha de lo habitual y que suele tener calles secundarias adyacentes. Es en este siglo, por tanto, cuando surgen los barrios históricos de Lora, como son: Barrio Santa María, Barrio Sevilla, Barrio del Pozo y Barrio Nuevo. La denominación que recibe entonces esta calle es la de Barrio del Pozo. Podría existir uno en la zona y que éste fuera de uso común. Así se le llamó popularmente y así se le sigue llamando, aunque su nombre real sea Cardenal Cervantes. El cambio sucede en 1884 y es en honor de Don Juan Cervantes Ribera, que consiguió el cardenalato de manos del Papa Martín V en el año 1426. No sabemos a ciencia cierta si el Cardenal nació en Lora, pero su familia tenía aquí casa solariega, precisamente en esta calle. Ocuparía el solar donde se levantaba el ambulatorio de la Seguridad Social y hoy en día sede de los Servicios Sociales del Ayuntamiento. Este ilustre cardenal, de gran importancia en su época, tiene un precioso túmulo funerario en la catedral de Sevilla, en la capilla de San Hermenegildo, obra del escultor Lorenzo Mercadante de Bretaña.
Casas de gran interés se encuentran en esta calle lo que da
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idea de la alcurnia de sus habitantes, una vez que se derriban las murallas, y sobre todo en los siglos XIX y XX. Entre ellas destacan, la nº 16, con el detalle de un angelito en su arquitrabe (similar en la calle Juan Quintanilla), las números 18 y 20, como ejemplos de casas señoriales de principios del XX, y en la acera de enfrente, la nº 19, con decoración modernista y la nº 15, con importante fachada que hasta hace bien poco fue casa de vecinos, alquilándose sus habitaciones (actualmente se encuentra en obras).
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8.- Castillo, Avenida del
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ue el Castillo de Lora del Río el baluarte durante siglos de este pueblo ribereño. El Guadalquivir, el río más importante del sur de España, que besaba sus muros antaño, hoy discurre a distancia, acentuada más si cabe con un muro de contención, que para evitar riadas se levanta rompiendo el lazo visual que unía fortaleza y río. Ya hemos comentado sus orígenes, su edificación por los romanos, su engrandecimiento por los árabes, el fortalecimiento tras la conquista cristiana, sólo queda añadir su abandono y su progresivo desinterés hasta época actual.
Casi nada queda del que fue admiración en etapas anteriores salvo la denominación de la calle que circunda el pueblo por su lado izquierdo, dejándolo en un recodo, y siendo una de las zonas más empobrecidas y marginales de toda la población. Con los nuevos planes de ordenación urbana se pretende la recuperación de este paraje para el pueblo, pretendiéndose una mejora y una pronta actuación en los restos del castillo y los alrededores. Desde que la población en época romana se asentó en el llano donde ahora se encuentra, la zona se fue despoblando y llamada las Afueras por quedar alejada del centro urbano. Por esta misma condición se edificaron en esta calle o Carrera del Castillo, como se llamaba, una serie de elementos definitorios de una población medieval. Se encontraba un Hospital llamado de Santa Isabel, al-
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bergue asimismo de peregrinos y que tenía ermita propia dedicada a la Santa, cuya fundación debemos remontarla a mediados del siglo XIV. Más adelante se encontraba, en la orilla del Churre, la ermita de Santa Lucía, muy venerada desde la Edad Media como protectora de la ceguera y de otras enfermedades físicas. Esta ermita vivió su etapa dorada a fines del XVI y durante el siglo XVII. Es a finales de esta centuria cuando comienza su decadencia, perdiendo primero su ermita por lo que tiene que trasladarse la cofradía con sus titulares a la ermita de Jesús donde llega a desaparecer definitivamente a principios del XIX. También por la zona, traspasando el puente sobre el Churre y al final del Barrio Sevilla se encontraba un pilar y un lavadero público. El pilar tenía cuatro caños a los que iban los aguadores y las mujeres del pueblo para coger agua para la vida cotidiana. El agua caía en un abrevadero para los animales y más adelante estaba el lavadero público de piedra y techado que debía estar muy animado en los días y horas de uso. Esta calle o avenida llevó el nombre de Coronel Yagüe (Juan Yagüe Blanco), militar nacional en la guerra civil de 1936. Con la llegada de la democracia llevó definitivamente el de Avenida del Castillo. Adyacentes a esta calle se encuentran otras más modernas como son, Virgen del Rocío, Virgen del Rosario, Virgen del Pilar y San Marcos. Como continuación de esta avenida, y antiguamente parte de la misma, se crea en los años cuarenta la Avenida de León XIII, el llamado Papa de los Obreros, que existe hasta hoy día y es el tramo que va desde la esquina de las casitas del Castillo a la Alameda del Río. Cruzando la calle Rafael Gasset, se llama ya calle Betis.
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9.- Clavel
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erpendicular, a las calles San Fernando y Miguel de Cervantes existen dos pequeñas callejas peatonales. La que tenemos documentada desde mas antiguo es la llamada Clavel, posiblemente por la bella flor que tan arraigada, y nunca mejor dicho, está en nuestra cultura, pero no lo sabemos con certeza. En 1884, se decide que cambie su nombre, al igual que otras muchas calles del centro, y entonces llevará el de Olavide (Pablo Antonio de Olavide y Jáuregui), hombre ilustrado, Asistente de la ciudad de Sevilla en época de Carlos III. Después de la guerra del 36, se le llama calle Capitán Vara de Rey (Joaquín Vara de Rey y Rubio), aviador adepto a la causa del General Franco. La segunda pequeña calle, lleva hoy el nombre de Vara de Rey, quizá por asimilación de la primera o porque ésta, con la llegada de la Democracia ha vuelto a llevar el nombre de Clavel.
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10.- Cristo
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sta pequeña y angosta calle que serpentea en el centro de Lora es sin duda una de las más emblemáticas. La tenemos documentada desde los padrones del siglo XVIII, aunque curiosamente no aparezca en el catastro de Ensenada que fue muy riguroso. Ha sido conocida como calle del Cristo, aunque en realidad como mejor se le conoce es sencillamente “el Cristo”. Hace años servía como referencia a la localización de las procesiones de carácter religioso que se realizan en Lora y que obligatoriamente debían pasar por allí, como lugar estratégico: “¿Por dónde va?, Va por el Cristo; Que bonito ha estado por el Cristo; Donde más le bailan es en el Cristo”. La calle y el nombre son antiguos y las razones, que se nos pierden en el tiempo, parece que hacen referencia a una pequeña hornacina con una pintura de un crucificado que había en la esquina y donde hoy día se encuentra otro similar que lo hubiese sustituido. Es el rinconcito elegido del tipismo loreño. Justo en la esquina, encontramos la casa de la familia Prado Lara, digna de mencionar aunque solo sea por ese patio abierto a la calle con cancela, existiendo solo otro similar en el pueblo en la casa de María del Río situada en la calle Blas Infante, sin saber si este tipo de viviendas era típico o no y si anteriormente habrían existido algunas más.
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Por último, nombrar el bar “Avellana”, hoy desaparecido, como lugar emblemático del taberneo de Lora.
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11.- Dolores Montalbo
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unque desde antiguo, se viene diferenciando claramente como dos calles, las del Hospital y la de los Pobres, hay quien las hacen coincidir e incluso las confunden, ya que hoy en día aún es conocida popularmente como “Calleja del Hospital” a la actual Dolores Montalbo. Hay unos datos concretos: por un lado la calle Juan Quintanilla y su segundo tramo, Pablo Picasso que parecen ser más relevantes que la calleja de Dolores Montalbo Barba, no sufre transformación de nombres en el famoso cambio de 1884. Sin embargo es la segunda, la de los Pobres la que recibe su nuevo nombre de Hernán Cortes1. Se podría pensar por tanto que la calle del Hospital fuera menos importante o tuviese menos población ya que no cambia su nomenclatura, pero no es así, la importancia y trascendencia en la vida cotidiana del Hospital hacían innecesario su cambio de nombre. En algunos documentos encontramos frases como: “calle Juan Quintanilla, antigua Hospital” y D. José Montoto asegura que todavía a principios del siglo XX se le llamaba de los Pobres a la calle Dolores Montalbo. Este nombre tiene su lógica pues en el hospital, que se encontraba en la esquina de las dos calles, se atendía de forma mayoritaria a este colectivo. Esta es la tesis que también nosotros consideramos como cierta, aunque D. Juan Manuel Lozano en algunos de sus libros nombra como Hospital la que estamos ana1 Hernando Cortés Monroy Pizarro, Conquistador del Imperio Azteca y Gobernador de la Nueva España, nacido en Medellín, Badajoz.
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lizando ahora. Lo interesante de esta calle, antigua de los Pobres es, como decimos el Hospital. Se llamaba de Santa Catalina y tenía capilla propia del mismo nombre. Fundado bajo el patronato de D. Alonso Fernández “el Rico”2 en 1460, fue construido extramuros como era habitual en épocas anteriores y era además, albergue de indigentes y casa cuna. Un acuerdo entre el Ayuntamiento de Lora y D. Juan Nepomuceno Zegrí3 en 1882, encomienda la custodia y gestión del Hospital a esta Orden, quedando el Asilo de Ancianos vinculado desde entonces y una vez que se cerró el Hospital, al Colegio de las Monjas. La señora Dª Dolores Montalbo Barba, a su muerte en 1907 dejó toda su fortuna a los pobres y enfermos de este hospital y de la población. Por Real Orden del Ayuntamiento se propone poner un letrero con su nombre en un sitio visible de la fachada del Hospital y se decide rotular la calle Méndez Núñez en su honor. Sin embargo, es este pequeño callejón el que tiene el honor de llevar el nombre de esta piadosa señora. Actualmente en el mismo solar se encuentran las dependencias de algunos Servicios Sociales del Ayuntamiento. Actualmente en esta calle, en las dependencias anexas a la sala de exposiciones “El Bailío” y el CEP, ocupando lo que eran las antiguas caballerizas, lavaderos, etc., se está levantando por parte de la Agrupación Cultural “Amigos de Lora”, un centro de recepción de visitantes para la “Ruta de los Caballeros de la Orden de Malta”, que tanta vinculación ha tenido con Lora del Río.
2 Personaje de gran relevancia social y económica del siglo XV, que junto con su mujer, Catalina Martínez, fueron benefactores no sólo de este hospital y su capellanía sino además de una cátedra de gramática, que funcionó en Lora hasta el siglo XIX. 3 Fundador de las Mercedarias de la Caridad.
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Aunque actualmente escribimos el apellido Montalbo con la grafía “b”, tanto en el nomenclátor como en documentación variada,; he tenido la oportunidad de encontrar dicho apellido escrito con la grafía “v” en textos anteriores al siglo XIX. Se da la circunstancia que en ciertos documentos de mi bisabuelo, éste siempre escribe su apellido con la forma Montalvo (Ildefonso Pacheco Montalvo).
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12.- España, Plaza de
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s el centro neurálgico de la población y la que articula de forma radial el entramado urbano. Desde antiguo se le conoció como la Plaza y así la tenemos recogida en las Actas Capitulares del Concejo y en los Padrones Municipales, concediéndole la primacía de todas las demás. Allí se encontraban las Casas del Cabildo y allí se reunía el Concejo, siendo además lugar de mercado y espectáculos públicos. Entre 1731 y 1761 se construye el actual edificio de las Casas Consistoriales. De estilo barroco moderado con columnas de orden gigante y decoración de yesería policroma de gran valor artístico, es uno de los monumentos más emblemáticos y de mayor calidad artística de la población. El siglo XVIII fue una época en la que Lora del Río florecía social y económicamente y cuando se construyen o engrandecen la mayoría de los monumentos que hoy en día forman parte de nuestro Patrimonio cultural . Comienza a llamarse en los padrones del s. XIX como Plaza de la Constitución, nombre que toma de la de 1812, conocida como la Pepa, pues se proclamó un 19 de marzo, festividad de San José. Aún así, a fines de XIX y principios del XX, era conocida como Placita del Cabildo y en ella se celebraban corridas de toros y se representaban teatros, además de seguir siendo zona de mercado ya que al no existir aún plaza de abastos se colocaban en ellas los
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puestos de los mercaderes. Durante la Segunda República se llamó Plaza de la República y posteriormente a la guerra civil toma el título de Plaza de España que ostenta hoy en día. Siempre será en nuestra memoria y en el corazón llamada “Placita del Reloj”, por el precioso ejemplar que destaca en la robusta torre que desde hace unas décadas se adorna además con un bucólico nido de cigüeñas. La Plaza ha sufrido diversas transformaciones, de solería y bancos, según los gustos estéticos de los gobernantes de turno, con mayor o menor fortuna, siendo doloroso ver la poca atención prestada al estado de conservación de la fachada del Ayuntamiento que clamaba una limpieza y restauración urgentísima. Entre los años 2006 y 2007 se llevó a cabo esta restauración. Destaca en la fachada un azulejo de la Santísima Trinidad que sustituye a un altar de Misiones del Santo Rosario.
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13.- Federico García Lorca
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n el solar que actualmente ocupa el colegio Nuestra Señora de las Mercedes, se fundó en 1617 un Convento de frailes franciscanos bajo la advocación de San Antonio y éste fue el nombre que tuvo esta calle hasta 1884. Ese año recibe el de Balmes, (Jaime Luciano Balmes y Urpiá), sacerdote y filósofo español del siglo XIX. En el censo de 1931 la tenemos de nuevo recogida como San Antonio, por lo que el nombre anterior no debió cuajar en la población. Pero sabemos que en esos mismos años, es decir durante la IIª República se le llamó Fernando de los Ríos, (Fernando de los Ríos Urruti) político y pensador republicano. A partir del año 1936 recibió el nombre de Queipo de Llano, (Gonzalo Queipo de Llano y Sierra) General nacional de la contienda. Actualmente ostenta el del poeta y dramaturgo granadino de la generación del 27, Federico García Lorca, autor de obras tan emblemáticas como “La casa de Bernarda Alba” en teatro o “Poeta en Nueva York”, en poesía. Fue conocida popularmente, por la calle de la Cárcel por encontrarse ésta en dependencias del ayuntamiento pero con entrada por esta vía.
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Sin duda lo mĂĄs destacable de la calle es la conocida como Casa de los Leones, en realidad la casa-palacio de la familia Montalbo Quintanilla. Un hermoso edificio de lĂneas elegantes, rematado por un mirador a tres vientos y con una soberbia portada barroca con dos leones rampantes, flanqueando el escudo de los Montalbo. El paramento simula almohadillado de piedra y su estructura interna es semejante a los palacios renacentistas sevillanos, teniendo una entrada acodada al patio principal, siendo su primera estancia entrada de carruajes. En el aĂąo 2004, se firmĂł la venta de la casa para un hotel rural con encanto, obras que han quedado paralizadas.
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14.- Juan Quintanilla
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sta calle se llamó Hospital desde finales del Medievo. Mucho más tarde, seguramente a principios del s. XX, cambió su nombre por el de Juan Quintanilla. Este gran benefactor del Hospital de Santa Catalina y de la población de Lora durante el siglo XIX, tenía aquí su residencia. Destacamos la fachada de la casa, nº 1, con trazas del siglo XVIII y un buen trabajo del ladrillo. Sobresalen unas refinadas cabezas de angelitos y un soberbio cierro acristalado del XIX. El paso de los años ha ido dejando a la luz, sillares de piedra en la esquina de esta casa y aventuramos a decir que podrían ser de la antigua muralla ya que, este era el límite de ella y a su altura se encontraría una puerta de la población. También predomina la fachada de la casa nº 12, con interesante portada de mármol.
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15.- Larga
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xistente probablemente desde la Edad Media, comienza su andadura urbanística a la par de la creación de los barrios históricos, cuando se hacen los ensanches urbanísticos de Lora en el s. XVI. Llama la atención sin embargo que la característica mas sobresaliente de ella no sea su longitud sino su anchura. Según nos explica el profesor D. Miguel Castillo Guerrero en castellano antiguo la palabra Larga (de largueza) también solía significar Ancha. En 1884 se decide cambiar el nombre por el de Guzmán el Bueno (Alonso Pérez de Guzmán), héroe de la ciudad de Tarifa que hizo frente a las tropas árabes en la Reconquista. Se le denomina, a principios del siglo XX, Canalejas (José Canalejas Méndez), presidente del Consejo de Ministros tras la restauración borbónica. En el año 36 toma el nombre de Calvo Sotelo (José Calvo Sotelo), Diputado derechista, asesinado en 1936. En los años 80 vuelve a llevar el de calle Larga, su nombre popular. Los nombres anteriores debieron calar poco en la población pues siempre fue conocida y llamada por este ancestral nombre. Lo más sobresaliente de esta calle es una grandiosa casa palacio que se encuentra completamente abandonada y en ruinas. Esta casa la mandó edificar D. Manuel Coronel Calvo de León (datos de los estudios de D. José González Carballo), cuyo escudo aún se
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puede entrever, bajo la malla que adorna su fachada. Posteriormente pasó a ser propiedad de la familia Leyva, dejándola en herencia para la fundación de un convento de las Hermanas de la Cruz, algo que no llegó nunca a realizarse. El desperdicio de este magnífico edificio como sede de cualquier dependencia municipal o privada, o en el peor de los casos de su solar, respetando y ofreciendo al pueblo su jardín, es un hecho por el que debemos lamentarnos todos los loreños. Esperemos que pronto se llegue a una solución.
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16.- Lope de Vega
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onde termina la calle Pablo Iglesias y haciendo chaflán con el actual colegio de Nuestra Señora de las Mercedes, comenzaba la calle conocida desde antiguo como la calle del Río y era a éste dónde nos llevaba. Qué duda cabe que en honor del Guadalquivir, el Betis de los romanos y anteriormente quizás Tarsis, el gran río del legendario imperio Tartesico. Este orgulloso río que ha ido cambiando a lo largo de los siglos su curso y por lo tanto su cercanía a la población, en épocas de crecida subía por esta calle y por otras de nivel más bajo, quedando parte de la población inundada. En 1884, se decide que lleve el nombre de Lope de Vega (Félix López de Vega y Carpio), el Príncipe de las Letras de la literatura española del siglo XVII, que destacó con obras narrativas, poéticas, épicas o dramáticas. Esta calle nunca ha variado, desde entonces su nombre. Destaquemos de ella su incipiente cuesta, algo llamativo en la llanísima Lora tan diferente a otros pueblos cercanos pero que evidencia que el colegio se encuentra situado sobre metros de escombros históricos.
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17.- Martínez Montañés
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sta calle, lindante con la Iglesia Parroquial, se llamaba antiguamente calle de la Cilla, haciendo referencia a los almacenes de grano que poseía la iglesia para su sustento y que recibía por el cobro del diezmo (décima parte de la cosecha de los parroquianos y de las tierras propias recibidas por donaciones y testamentarias) que estaba establecido. Por deformación fonética se le llamaba y se llama popularmente como calle de la silla e incluso aparece así escrita en algunos documentos, pero nada tiene que ver con el asiento. El cambio de nombre se produce en 1884, rotulándose como Martínez Montañés (Juan Martínez Montañés) el genial escultor afincado en Sevilla, autor entre otras obras de la de Nuestro Padre Jesús de la Pasión. Manteniéndose el nombre de esta calle hasta nuestros días. Su forma sinuosa, el empedrado que asoma y las losas de Tarifa que aún conserva nos, transporta a una Lora de otro tiempo.
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18.- Méndez Núñez
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egún nos dicen, algunos de los que se han dedicado al estudio de la Historia de Lora, a esta calle se le llamaba el Arrabal desde antiguo, como vestigio de haber estado extramuros. Pero lo cierto es que la tenemos documentada desde los primeros padrones como Ollerías. Es muy probable que su nombre pueda hacer referencia a los distintos talleres cerámicos o alfares que como gremio se encontraban en esta calle. El utensilio de uso cotidiano que se fabricara sería la olla; el diccionario de la RAE nos dice con respecto a su significado: “objeto esférico de barro para el cocimiento de los alimentos”. Se podría poner esta calle en relación con la calle de los Hornos (Reyes Católicos) por ser estos de los alfares. Hay autores que aseguran que estas Ollerías hacen referencia a talleres de herreros que hacían estos objetos de metal pues existieron estos profesionales en esta calle hasta el siglo XIX. Con lo que no tiene nada que ver es con pellejos o pieles de donde vendría “Sollería” (desollar), que es como se le llama popularmente, siendo una simple deformación fonética. En 1884 se le cambia el nombre por el de Méndez Núñez (Casto Méndez Núñez), marino español del S. XIX, famoso por sus hazañas en el Pacifico, nombre que sigue ostentando hoy en día. Sin embargo el 23 de julio de 1919, el Ayuntamiento acordó cambiarlo
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por el de Dolores Montalbo Barba, decisi贸n que no lleg贸 llevarse a cabo, d谩ndole este nombre a la antigua calleja, perpendicular a esta calle, que lo ostenta hoy en d铆a.
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19.- Miguel de Cervantes
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sta fue y se la sigue llamando, la famosísima calle Cabra, abanderada del tipismo loreño durante décadas. Decimos esto pues hasta hace más o menos una década, el paseo por esta calle era una vivencia histórica del siglo XVIII, gracias a su pavimento de piedras, su acerado antiguo y sus anacrónicas pero bellísimas casas populares: casas de pequeña altura, con grandes portones de madera robusta, con un pequeño ventanuco justo encima de la jamba, que evidenciaba el “soberao”. Su interior igualmente empedrado, como la calle misma, daba paso a un pequeño patio con macetas de barro y latas con toda clase de flores. Curiosa su denominación que documentamos desde 1639 y su continuación con la calle de Mascabras (Murillo) pero las dos como calles independientes. Su nombre evidencia la existencia de este rumiante en la zona quizá como predominante en la cabaña loreña aunque el verdadero motivo del nombre de la calle no lo conocemos. En 1884, se decide llamarla Gravina (Federico Gravina y Nápoli), marino español, héroe en la Batalla Naval de Trafalgar. Actualmente lleva el nombre del insigne escritor español, maestro de maestros, Miguel de Cervantes y Saavedra, autor de uno de los hitos de la Literatura Universal D. Quijote de la Mancha. Hoy en día queda el recuerdo y poco más de una calle que llegó a tener la dignidad de ser conocida como la más antigua de
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Lora aunque solo fuera por su conservaci贸n; pero a la perdida de nuestro Patrimonio Hist贸rico Cultural hay que acostumbrarse.
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20.- Murillo
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omo hemos dicho, es continuación de la anterior y llevaba el nombre de Máscabras. Esta calle terminaba en la calle Postigo (Bailén).
En 1884 recibe el nombre de Murillo y es el que hoy en día ostenta. Bartolomé Esteban Murillo es el excelso pintor, uno de los máximos representantes de la Escuela Barroca Sevillana del siglo XVII, famoso por sus Inmaculadas. Murillo se llama desde hace un siglo, aproximadamente también, dos tramos de calle que convergen con el anterior en la esquina de la casa de los Señores González Sanz, formando una especie de “Y”. Estos tramos van, uno desde Pablo Picasso a la esquina mencionada; y el otro desde esa misma esquina a Méndez Núñez.
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21.-Nuestra Señora de Setefilla, Plaza de
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eniendo en cuenta la altura de este lugar con respecto al río, es lógico pensar que estemos en una de las zonas primigenias de asentamientos de las diferentes civilizaciones que por aquí han pasado. Puede ser probablemente el centro neurálgico de Lora del Río más antiguo de todo su casco urbano (también es zona elevada donde se asienta el Colegio de las Mercedarias). Desde la antigüedad y hasta la época romana, pudo ser punto de reunión de próceres, lugar de encuentro de la población y, por supuesto, mercado. Allí se encontraría el edificio más importante de todos los de la época: El Templo. No sabemos a que dios romano estaría consagrado, pero seguro que compartía protagonismo con el del emperador divinizado. Así pudo seguir en épocas posteriores, siendo templo paleocristiano y zona de poder y recreo con los visigodos, mezquita aljama con los árabes... En fin, divagamos hasta el siglo XIV, donde, ya sabemos, queda reservado para los grandes poderes: el civil y el eclesiástico. En aquella época el templo empezaba a ser lo que hoy vemos, y se le llamaba Iglesia de Santa María, siendo la Sede del Priorato de la Orden de San Juan de Jerusalén. A la plaza se accedía por una antigua puerta de la muralla. Aunque nos guste imaginarlas importantes, sobresaliendo en altura, con torres y baluartes de bella factura, las puertas de la mayoría de las poblaciones, salvo excepciones, no solían ser mas que aberturas, a veces acodadas, en el muro de defensa. La construcción de la muralla de Lora es de época cristiana, de fines del siglo XIV, y bien
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podría tener esta puerta un arco apuntado de ladrillo visto de estilo gótico-mudéjar, similar a la puerta del templo adyacente. Pero desapareció. En el padrón de 1639, el más antiguo que tenemos en el Archivo Municipal y en los posteriores hasta el siglo XVIII, no se nombra como tal esta plaza. Es probable que no estuviera urbanizada y no sería más que un espacio abierto al templo, coincidente con los finales de las calles San Juan y Martínez Montañés. No es hasta los padrones de fines del siglo XIX y en algunas Actas Municipales de la época cuando empezamos a encontrarla ya como zona habitada. La Prioral de Santa María fue por su función la más grande y espléndida con respecto a las demás Iglesias que llegó a tener la población en su época de máximo florecimiento: la de la Merced o San José, del Convento de los Mercedarios; la de San Francisco o San Antonio del convento franciscano, la de San Juan Bautista en la calle San Juan que, en momentos de obras en la Prioral, funcionaba como parroquia de la población; la de la Limpia y Pura, del convento mercedario femenino y el resto de las múltiples ermitas y capillas que poseía Lora hasta bien entrado el siglo XIX, incluso algunas hasta el XX. De este rico patrimonio eclesiástico nos ha quedado bien poco. La Iglesia ya llamada Nuestra Señora Santa María de la Asunción, ha ido sufriendo diversas modificaciones a lo largo de los siglos. Se sabe que no se hizo de una sola vez sino que ha sido el resultado de un proceso constructivo que comenzó, probablemente en el siglo XIV. De planta de cruz latina, con cabecera plana y tres naves, se le fueron añadiendo capillas laterales ya fuesen como enterramientos o por otras necesidades, al igual que otras dependencias que fueron configurando la fisonomía que actualmente tiene la iglesia. Fue a finales del siglo XIX cuando más se reformó y con ella la Plaza que la antecede. En ese momento se decidió llamarla Plaza Nuestra Señora de Setefilla en honor de la Patrona loreña y
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que tan vinculada se encuentra con ella. Así consta en la lápida de azulejos que encontramos en el muro de la iglesia, donde también se nos informa que se llevó a cabo gracias al auspicio del Presbítero D. Manuel García Millán. Mucho y bueno podríamos hablar de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, pero es una labor que excede a este trabajo, así que nos limitaremos a dar tan sólo algunas pinceladas. De las tres puertas con las que constaba el edificio sólo queda una puerta franqueable a los fieles y que da a esta misma Plaza, en el muro norte. La otra lateral da a un patio, antiguo campo santo y la que se sitúa a los pies está cegada por haber retranqueado el coro a ese lugar desde el centro del templo que era donde se encontraba primitivamente. Esta puerta daba a una pequeña plazuela que, según algunos textos consultados, estaba abierta a la población, al contrario que actualmente o formaba parte del antiguo cementerio como la zona circundante, según otros. Este pequeño rincón esconde uno de los secretos más sorprendentes de la arquitectura histórica de Lora, restos de la antigua muralla y su paseo de ronda, la antigua decoración serigrafiada de sus muros y un útil reloj de sol. En la portada principal dominan baquetones de estilo gótico y un elegante arco apuntado y semiabocinado de ladrillo como elemento característico del mudéjar al que pertenece la iglesia. El relieve y los escudos que la adornan, pertenecieron a la antigua ermita de San Ildefonso y Ntra. Sra.de la Soledad (actualmente en lamentable estado de abandono); también es muy definitoria y singular de esta iglesia el remate de merlones escalonados propio de la arquitectura árabe que le da aspecto de iglesia fortificada, similar a la Mezquita de Córdoba. La torre de la primitiva fábrica fue derribada y se encontraba en el lugar del actual archivo parroquial. Era conocida como “medio almuz y un cuartillo” por su doble forma cúbica cuya imagen conocemos por un exvoto que se encuentra en el Santuario de
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Setefilla. La actual se comenzó en 1887 y se terminó dos años mas tarde. Una alta y esbelta torre que es uno de los elementos visuales más característico de Lora. Se le conoció por algunas generaciones de loreños como “el espárrago”. Casi 100 años después y por su mal estado de conservación se hizo una restauración completa de la torre que se está pagando todavía por suscripción popular. La Plaza es actualmente ajardinada, dominando naranjos, dama de noche y otras especies mediterráneas y donde llama la atención un ejemplar de Araucaria de origen sudamericano, que se eleva de forma paralela a la torre. Destaca una bonita fuente de azulejos sevillanos al igual que los bancos que la rodean, azulejos de la misma época que los de la plaza de España de Sevilla. El suelo se adorna con un empedrado de pequeños guijarros, llamados popularmente chinos. Con un estilo romántico y decimonónico es la plaza con más encanto del pueblo.
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22.- Pablo Iglesias
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l nombre más antiguo que encontramos de esta calle es el de San Francisco, haciendo referencia al patrón de la Orden Monástica de Franciscanos Observantes que hacia 1609, fundan en Lora un convento. Lo llevan a cabo bajo el patronato de los Caballeros Quintanilla, ubicándolo en la esquina de la calle del Río, bajo la advocación de San Antonio. El solar del convento, una vez la comunidad se marchó tras la desamortización y el posterior derrumbe de las edificaciones, fue comprado ya a fines del siglo XIX, por Dª Higinia Fernández Naranjo, mujer devotísima, fundando las “Escuelas del Ave María” para la instrucción de niños pobres siguiendo las directrices que el sacerdote y pedagogo, Andrés Manjón y Manjón, iniciara en Granada. Actualmente en este mismo espacio se asienta el colegio de religiosas, Ntra. Sra. de las Mercedes, que llegaron a Lora del Río, gracias al acuerdo del Cabildo loreño y el Padre Juan Zegrí fundador de la Orden, en el año 1882. Primero se hicieron cargo del Hospital de Santa Catalina, sito en la actual Pablo Picasso. Comenzaron allí su labor pedagógica, dirigida sólo a niñas, trasladándose posteriormente a su enclave actual cuando las Escuelas del Ave María dejaron de realizar son función. También allí se trasladó igualmente un pequeño dispensario que fue el germen del actual asilo. En el año 1884 se decide llamar a la calle Calderón de la Barca (Pedro Calderón de la Barca), insigne escritor español del Siglo de Oro, autor entre otras muchas obras de “La Vida es sueño”.
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Este nombre le fue cambiado, primero por el de Pablo Iglesias (Segunda República) fundador del partido Socialista Obrero Español (PSOE) y después por el de Pedro Parias (tras la guerra civil), gobernador de Sevilla durante la contienda.
Actualmente lleva de nuevo el de Pablo Iglesias.
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23.- Pablo Picasso
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asta el siglo XVI aproximadamente, este segundo tramo de la calle del Hospital se encontraría extramuros. Como venimos diciendo y al igual que el primer tramo en 1884 se llamó Hernán Cortés y a principios del siglo XX Juan Quintanilla. Tras la guerra civil de 1936, este tramo toma entidad propia y se le da el nombre de Manuel Benítez Tatay, militar que entró con las tropas nacionales a Lora y que había vivido en ella. Una lápida de bronce con su busto lo recuerda. En los años 80, se la rotula Pablo Picasso, por el pintor malagueño de fama internacional e impulsor del cubismo. Fue conocida como la calle de Correos en los años en que esta entidad tuvo allí sus oficinas durante la década de los 60. En este tramo de la calle encontramos la plaza de Pepe Jayuya, un núcleo de viviendas edificadas en el solar de una casa que fue de la familia Sanz. El nombre de la plaza ha suscitado varias polémicas, incluso se ha pedido repetidamente el cambio de nombre con presentación de firmas pero hoy por hoy sigue ostentando el nombre de este personaje popular llamado así, quizás, por cantar Aleluyas cuando estaba inspirado por la ingesta de alcohol.
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24.- Portugal, Avenida de
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n 1859 se inaugura el tramo de la vía férrea Sevilla-Córdoba con estación en Lora del río. Fue todo un acontecimiento social del que destacamos, la anécdota de la visita de la reina Isabel II, llegada en tren camino de Sevilla e invitada a inaugurar el puente tubular de la vía. Pero fue además un gran revulsivo económico y urbanístico. Llegó así a Lora el progreso y se modernizó su vida y su economía. A raíz de todo esto la zona circundante fue susceptible de urbanizarse, aunque no se hizo de manera inmediata. En un primer momento se une la nueva estación con la población, que terminaba en la calle Santa María, con una bella avenida que llevó el nombre de Alameda del Tren para diferenciarla de la del Río. Se hizo un hermoso paseo, con árboles y bancos para disfrutar de su transito. Poco después esta nueva avenida llevó el nombre de Alfonso XIII, proclamado rey de España en 1902 y que partió al exilio en 1931. En esa fecha llevó el nombre de Manuel Azaña, presidente del Gobierno Provisional de la II República en 1931 y presidente de hecho en 1936. Tras la guerra se le dio el nombre de Avenida de Portugal, suponemos que en honor del país vecino, dato que no tenemos confirmado. Tenemos una referencia curiosa en la revista de feria del año 1954, que dice “....futura Cristóbal Montes...”. D. Cristóbal Montes
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Cepeda, fue alcalde de Lora del Río desde el año 1947 a febrero de 1954 en que falleció, sustituyéndole D. José Rubio Ortega. No llegó a llevar ese nombre y hasta hoy día ningún alcalde de la población ha merecido esa dignidad, según los diferentes cabildos que han pasado por el Consistorio. En esta avenida tenemos que destacar el bello palacete que edificó como residencia D. Benito Villamarín y que fue (hoy está en muy malas condiciones) referencia del lujo y el poder en los años 50 y 60 del S.XX. Junto a ella se encontraban las fábricas de aceite del famoso industrial, cuyo nombre lleva el campo de fútbol del Real Betis Balompié. Esta industria de la aceituna fue uno de los más importantes motores económicos loreños en los años 60. También tenemos referencias de una escuela taurina inaugurada por “Joselito el Gallo” en 1916, en cuyo original edificio se encuentra hoy el restaurante Veracruz, y que fue durante muchos años también hostal. El edificio de un elegante estilo regionalista neomudéjar propio de la época en se realizó. En la fachada de ladrillo visto destacan paneles cerámicos de anuncios comerciales muy bellos y decorativos. Aunque se le atribuye al arquitecto Aníbal González, no hay ninguna documentación que lo atestigüe, estando mas cerca, sin embargo, del estilo del prolífico arquitecto Juan de Talavera. Para finalizar, queremos comentar la desaparición de un magnífico edificio con un soberbio jardín, propiedad de la familia Leyva, privando una vez más al pueblo de un bello y espacioso pulmón verde. Hoy se levanta un núcleo de casas adosadas.
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25.- Rafael de Flores
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ncontramos por primera vez esta calle en el Padrón Vecinal de 1857 como calle de las Torres, sin saber si antes existía. El nombre puede venir por encontrarse cerca las del convento y la Iglesia de la Merced que era colindante y por la espadaña de la capilla de San Bartolomé, pero es mera suposición. En 1884 se decide que se le cambie el nombre por el de Argüelles (Agustín de Argüelles y Álvarez González) diputado de las Cortes de Cádiz y que redactor del articulado de la Constitución de 1812. En el censo de 1931, la tenemos ya documentada como calle de Rafael de Flores. En esta calle vivió la familia Flores durante los siglos XIX y XX nos dice D. José Montoto. Sabemos también por él que D. Rafael de Flores Cepeda, nació en 1840 y que fue concejal de la Junta Revolucionaria de 1868, que hizo mucho por la comunidad y al que el Ayuntamiento le dedica la calle en que nació en reconocimiento a su bondad, su caridad con los pobres y su devoción a la Virgen. No ha vuelto a cambiar de nombre.
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26.- Rafael Gasset
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asta la desaparición de la muralla que circundaba Lora en época medieval, lo que hoy en día es la calle Rafael Gasset, sería un terreno extramuros, ya que era por aquí por donde delimitaba el muro a la población. La muralla con el tiempo se fue integrando en las tapias de las casas, donde se han encontrado restos, en obras posteriores. En los primeros padrones vecinales era conocida por Herrerías, sin duda por los artesanos que ejercían en ella su oficio. Posteriormente se la denomina calleja o carrera de la Aceña, pudiendo hacer referencia a un molino de agua, que es lo que significa la palabra, que se encontraba en los aledaños del río Guadalquivir. En 1884 se decide cambiar su nombre por el de Jovellanos, político y escritor español del siglo XVIII, llamado Melchor Gaspar de Jovellanos. A principios del siglo XX se le llamó y rotuló, como Rafael Gasset, ministro de fomento durante la segunda Restauración Borbónica (Alfonso XII) que patrocinó un amplio programa de obras públicas. En la Segunda República se le llamó Ortega y Gasset (José Ortega y Gasset), filosofo y ensayista español, fundador de la “Revista de Occidente” y tío del anterior.
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En el a単o 1936 vuelve a llamarse Rafael Gasset. Como vemos todo un juego de nombres. Hoy es conocida popularmente por la calle de la Feria o la calleja del Casino.
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27.- Rastro
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on este nombre, Rastro, empezamos a verla documentada en los padrones del siglo XIX, por lo que en época anteriores o no tenía la suficiente identidad o se le llamaba de otra manera. En los censos anteriores se citan una serie de nombres que pueden hacer mención a ella pero que no podemos confirmarlo. Se cita una calle como la Carrera, que puede referirse a esta, aunque también se le conocía con este nombre a la avenida del Castillo. También encontramos la calle del Chite o Chive, sin que podamos aclarar su significado ni su lugar. Otros nombres que encontramos son Tenerías o Cererías, que hacen mención al sitio donde se trabaja la piel y la cera respectivamente, pero parece ser que éstas corresponderían a callejas más cercanas a la Avenida del Castillo. Rastro, nos dice el diccionario, es el lugar destinado para vender un día a la semana carne o también el sitio donde se mata el ganado. Los dos supuestos se han dado en esta calle. El antiguo matadero se sabe que estaba en esta calle antes de hacerse el nuevo ya en el Llano de Jesús, a finales del siglo XIX y muy cerca en la Roda de En medio se encontraban las Casas Carnicerías. También en ella, en Rastro, se celebraba un mercado quincenal de ganado que pasó igualmente en el siglo XIX al final de la calle en la zona del Llano de Jesús. En 1884 se la cambia el nombre por el de Juan de Padilla, personaje del S. XVI que participó en unas revueltas populares en contra del emperador Carlos V y que junto a Bravo y Maldonado,
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fueron conocidos como los Comuneros. La razón para que esté en el callejero de Lora no alcanzo a entenderlo. También es posible que existiera otro Juan de Padilla relacionado con la localidad y no lo conozcamos. Este nombre lo ha llevado hasta el año 1936, en que le fue dado el de General Mola (Emilio Mola Vidal), uno de los generales del alzamiento franquista. En los años 80 vuelve a tener el nombre de Rastro por ser considerado su nombre popular, aunque es mucho más conocida como calle del cine. El famoso teatro-cine Goya, edificio de arquitectura funcional de líneas muy simples, era el único de invierno que existía en la localidad y fue un lugar que hizo las delicias de las generaciones de los años 50, 60 y 70. Posteriormente fue cerrado y abandonado durante muchos años. Por suerte lo compró el Ayuntamiento en el año 2004 y está siendo rehabilitado para goce de las nuevas generaciones. Cuando se publica el libro ya llevarán las obras paradas unos diez años. Antiguamente la calle llegaba hasta la zona del Llano de Jesús, pero ya a principios del siglo XX al segundo tramo que corta la calle Antonio del Toro, se le llama de San Sebastián.
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28.- Reyes Católicos
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a tenemos nombrada desde 1639 como calle del Horno o de Los Hornos, nombre toponímico que hace referencia posiblemente a los antiguos hornos cerámicos que pudieron existir por el lugar (ver calle Ollerías). Se le dio el nombre de Bilbao en el cambio sufrido por todo el centro en 1884 pero esta vez no encuentro una explicación fiable. Me aventuro a decir que puede que lleve el nombre de la bella ciudad del norte de España porque ésta sufriera tres sitios devastadores durante las guerras carlistas, en 1835, 1836 y 1874, fechas muy cercanas a la del cambio y que la localidad defendiese la legitimidad de Isabel II, al igual que la villa de Lora del Río que siempre estuvo al lado de la Reina. Cuando la antigua calle Reyes Católicos cambia de nombre en el año 19361, pasa ésta a llamarse con el nombre de los monarcas unificadores de los reinos hispanos. En esta calle en su lado derecho solo existe una casa que pertenece, actualmente, a la familia Sánchez-Briñas Leyva. Soberbio ejemplar del siglo XIX, en buen estado de conservación y con un precioso jardín romántico. La casa fue construida por D. José García Prieto, conocido como el “Niño de Oro” labrador y empresario, loreño de adopción, que fue además proclamado hijo predilecto de Lora por haber llevado el nombre de esta localidad por todo el 1 La actual Blas Infante, que se llamaba Reyes Católicos, cambia en el 36 por José Antonio Primo de Ribera.
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mundo al conseguir en la Exposici贸n Universal de Par铆s de fines del S.XIX, la Medalla de Oro por su magnifico aceite de oliva, procedente de en nuestros campos.
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29.- Roda: Abajo, Enmedio y Arriba.
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o primero que vamos a analizar es el significado de la palabra Roda, o por lo menos intentemos aproximarnos a su significado. El diccionario de la Real Academia Española nos dice que roda significa camino carretero o de rueda; si una población tenía diferentes accesos y salidas, este era el que utilizaban los carros por ser el que estaba en mejores condiciones o por haber sido creado para ese fin. Era en definitiva, entrada y salida de la población puesta en contacto con el camino que unía a las principales poblaciones (Sevilla y Córdoba) y donde se encontraba además una puerta en la antigua muralla medieval, por la que se cobraba su portazgo un pequeño impuesto de mercancías. Posiblemente se llamase de Córdoba y estaría en la Roda de Enmedio, a la altura de la calle del Señor Bailío, actual Blas Infante. Una hipótesis que defiende algún historiador local es la que nos dice que Roda puede que aluda a la isla de RODAS, uno de los lugares en la que residieron Caballeros de la Orden de San Juan cuando abandonan Jerusalén y antes de asentarse en Malta1. Mi opinión, como la de la mayoría es que el nombre es más antiguo, haciendo referencia al camino de “circunvalación” que rodeaba parte del antiguo casco loreño, enlazando el histórico camino que unía el de Córdoba con el de Sevilla por la margen derecha del Guadalquivir. 1.- San Juan de Acre, 1291; Rodas, 1309; Malta, 1530; Roma, 1834.
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Hasta el siglo XVI la calle quedaba extramuros, pero muy urbanizada y poblada desde el principio de la llegada de los caballeros cristianos, por ser una zona muy próxima al núcleo neurálgico de la población. La Roda, se divide en tres secciones: Abajo, Enmedio y Arriba, que a lo largo de su andadura urbanística sufrirá diversos cambios de nombres pero que nunca perdieron su histórica nomenclatura de fuerte arraigo popular. Roda Abajo. Urbanísticamente debe ser la mas antigua. En los primeros censos que constan en el Archivo Municipal (s. XVII) se le nombra junto a la calle Tenerías, que probablemente correspondería a un pequeño tramo de la Av. Del Castillo. Pasa a llamarse Colón en 1884 por decreto del Ayuntamiento, en honor al Almirante de la Mar Océana (título otorgado por los Reyes Católicos), Cristóbal Colón, descubridor del Nuevo Mundo. Este nombre lo ostenta hasta nuestros días sin ninguna variación, aunque se le llame popularmente Rodabajo. Casas singulares encontramos en este tramo, destacando la nº 18 donde nació el ilustre escritor D. José Montoto, ostentando una placa por dicho acontecimiento. A destacar su fachada realzada con volutas o pináculos. Roda de Enmedio. Zona central y centro neurálgico de la población, y con este nombre documentada hasta el s. XIX, pasa por diversas variaciones de nombre a lo largo de su historia. En 1884 se le denominó Jiménez de Cisneros (Francisco Jiménez de Cisneros) por el Cardenal Arzobispo de Toledo de que fue Gobernador del Consejo de Castilla a la muerte de la reina Isabel, la Católica y regente de España durante la minoría de edad de Carlos I. Consta, que la calle llevó el nombre de Capitán Galán (Fermín Galán Rodríguez), adelantado de la IIº República, asesinado en 1930. Pero ya en 1931 la encontramos con el nombre de Rodríguez
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de la Borbolla (Pedro Rodríguez de la Borbolla), diputado a Cortes durante la II República. Tras la guerra civil de 1936, pasó a llamarse Mártires de Lora, haciendo referencia a los que cayeron en la contienda del bando vencedor. Actualmente y desde 1977 ostenta el nombre del Ilustre escritor y cronista local D. José María Montoto y González de la Hoyuela, decidido en pleno del Ayuntamiento y por unanimidad de sus miembros. Edificios significativos e importantes se encuentran ubicados en esta calle. De estilo barroco pero sencillo y refinado como corresponde a su función contemplativa destaca el Convento de la Limpia y Pura Concepción de Nuestra Señora de Madres Mercedarias Descalzas. Fundado en 1617, destaca el interior de la Iglesia, con su planta de salón, su artesonado del XVIII y su hermosa cúpula sobre pechinas. En ellas encontramos los escudos de los fundadores y patronos, la familia Valencia y Liñán. También destacan en el interior obras escultóricas, como el Cristo de la Sangre, con una bella historia por su presencia en el templo2 y, ya en clausura, una delicada colección de “Niños Jesús” en diferentes posturas que hacen las delicias de quien los contemplan. En este mismo tramo otro soberbio y emblemático edificio es la llamada Casa de la Virgen o Casa de las Columnas. En 1771 Don Fernando de Quintanilla, Bailío de Lora y Ayudante del Intendente de la Corona de España, D. Pablo de Olavide, manda la construcción de esta casa-palacio, que quedará con el paso de los años y por lazos de parentesco como residencia de la familia Montalbo. Su estilo de un Barroco moderado o sereno (atemperado) preludia al Neoclásico, con grandes columnas pareadas flanqueando la puerta y con un gran escudo familiar en su potente arquitrabe; interesante 2.- La leyenda cuenta, que este Cristo encargo de la Familia Montoto, cuando iba para la casa de estos señores y a la puerta misma del convento se rompió la rueda del carro que lo transportaba, refugiándose en él durante la reparación. Se interpretó esto como señal de que esta debía ser la ubicación de crucificado y allí quedó.
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también su interior, su zaguán con doble y artística cancela, su patio con arcadas polilobulares o mixtilíneas apoyadas en gruesas columnas de mármol y su escalera donde destaca una pequeña cúpula de media naranja. D. Nicolás Montalbo, último descendiente de esta rancia familia, la dona por testamento a la Virgen de Setefilla en el año 1975, haciéndose cargo de ella la Hermandad Mayor que la restauró y rehabilito, quedando en perfectas condiciones, encontrándose en ella el magnífico ajuar de Nuestra Señora, el documento archivo de la Hermandad y el Centro de Estudios Setefillanos. Desde hace unos años se enriquece con un interesante museo de arte sacro. Además de estos soberbios edificios, este tramo también cuenta con otras casas de interés, como la nº 1, la nº 23 o la nº 31. La Roda de Enmedio, fue desde antiguo zona muy animada, donde se ponían puestos de mercancías en días de feria y fiestas y por donde solían discurrir procesiones y mascaradas, adornándose bellamente para la ocasión. Roda Arriba. Última en urbanizarse y es posible que se reforzara su importancia con la llegada de los pocos habitantes que aún quedaban en el histórico poblado de Setefilla en el siglo XVI. Cuando estos abandonan definitivamente la sierra por la pobreza del terreno, al amparo del castillo y la ermita de Nuestra Señora, se asientan en la prolongación de la Roda, a las afueras de la población, “al sitio de Santa Ana” como nos dicen las crónicas. En la revista de Feria y Festejos de Lora del Río de año 1954, se nos dice que en ese mismo año, se termina de adoquinar y acerar la Roda Abajo, desapareciendo los naranjos que adornaban cada una de las aceras. En 1884 cambió su nombre tradicional por el del Gran Capitán (Gonzalo Fernández de Córdoba), General de los Reyes Católicos que ayudó a engrandecer el reino de España.
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Con posterioridad a la guerra civil del 36, toma el nombre de Falange Española, partido fundado por José Antonio Primo de Rivera. Actualmente ha vuelto al nombre primitivo de Roda Arriba. Edificio singular es sin duda la antigua Ermita de Santa Ana, en la plaza del mismo nombre situado haciendo chaflán en plena Roda Arriba, con la calle Bailén. Documentada desde la edad media, sufrió grandes reformas en los siglos XVIII, XIX y XX. En su fachada destaca la limpieza de formas con un frontón lobulado, similar al de la portada de la Ermita de Nuestro Padre Jesús, además de su esbelta espadaña, que es icono emblemático de la población y su tañido referente de las tradiciones setefillanas. Actualmente el edificio acoge, el Archivo y la Biblioteca Pública Municipal, siendo su sala de conferencias habitáculo imprescindible de cualquier acontecimiento cultural. La mencionada plaza anterior, es bullicioso centro poblacional, donde loreños de todas las edades disfrutan tanto entre semana como días de fiesta. Se adorna desde hace unos años con una escultura de bronce del cantaor loreño Curro Montoya (Francisco Montoya Egea) “El Niño de la Huerta” de renombre internacional, con su entrañable y sin par “Romería Loreña”. Destaquemos de este tramo la casa nº 1, con una decoración modernista de singular belleza con una cornisa de mosaicos multicolor. Y curiosas casa de estilo popular, de menor altura a las colindantes, que encontramos sobre todo al final de la calle. No podemos terminar sin comentar algunos de los aspectos sociológicos de esta calle. En el tramo de la Roda Arriba, como hemos comentado en párrafos anteriores se asentaron mayoritariamente los habitantes del antiguo poblado de Setefilla, explicando así la tradición de que fuera el mas anciano de la Roda Arriba, quien pidiera la venida de la Virgen al pueblo, por lo tanto un antiguo setefillano. Se tocaba entonces las campanas de la ermita de Santa Ana y llevándolo en parihuelas en una silla, primero a casa del Hermano Mayor de la Hermandad y a continuación a los poderes civiles y
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religiosos, se concretaba popularmente la petición. A esta tradición se le llama “Sacar al Viejo”. En los años 80, la Hermandad Mayor de Nuestra Señora de Setefilla decide que sea el hermano más antiguo de la propia Hermandad el que ostente el privilegio de pedir la venida.
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30.- San Fernando
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arrio histórico conocido desde antiguo con el explicito nombre de Barrio Nuevo, lo que nos está indicando su “modernidad”. En el censo de 1639 ya se recoge con este nombre apareciéndonos igualmente un Barrio Nuevo Bajo, más cercano al río, que nos habla de la longitud y su división administrativa. En el cambio de nombre municipal del s. XIX (1884) se le llamó San Fernando (Fernando III de Castilla, apodado el Santo) rey conquistador que consiguió la rendición de los musulmanes de Lora en 1247, cediéndola posteriormente a la Orden de San Juan de Jerusalén, de Rodas o Malta, nombre este último que es con el que actualmente se nombra. Fue canonizado en 1670 por el Papa Clemente X. Durante la Segunda República se le llamó, Capitán García Hernández (Miguel Ángel García Hernández), capitán republicano ejecutado en 1930 por alzarse contra la monarquía de Alfonso XIII. En 1936 vuelve a llamarse San Fernando, quedando establecido así hasta el día de hoy. Esta calle destaca por su gran longitud. También existían en esta calle buenos ejemplares de casas de vecinos y sabor popular, hoy desgraciadamente desaparecidas.
San Fernando se llama además el tramo que va de la calle
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Bailen y Reyes Católicos a Méndez Núñez y la esquina de Cristo, donde no podemos dejar de señalar la antigua farmacia de Prado Lara, con sus letreros añejos y un bello retablo cerámico en su fachada.
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31.- San Juan
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na de las vías más antiguas e importantes de Lora, ya que une el poder político con el religioso, es la calle que va de la plaza del Ayuntamiento a la plaza de la Iglesia. Debe su nombre al patrón de la Orden de San Juan de Jerusalén y estuvo muy vinculada con ella. Aquí se construyó una iglesia1 dedicada a este Santo y a Nuestra Señora de los Remedios, hacia mitad de la calle en la acera de la derecha, hoy ocupado el solar por una casa de pisos. Desde mediados del siglo XIX se encontraba ya sin culto. Su nombre, por lo tanto, se puede decir que existe desde el comienzo de la historia cristiana loreña no antes de 1247, cuando es conquistada por Fernando III de Castilla y entregada a la Orden. Es de suponer, sin embargo que la calle es anterior, muy probablemente de las primitivas de la localidad y de los antiguos asentamientos por su situación. Desde entonces no ha variado su trazado y es de las pocas calles que casi no varía su nomenclatura a lo largo de todo el proceso histórico. Sólo en el periodo de 1931 a 1936, consta que se llamaba Largo Caballero (Francisco Largo Caballero) que fue presidente de la IIª República. Después volvió al nombre que orgullosamente ostenta. 1.-Quizás la primera tras la Conquista, cuando aún no se habrían consagrado las mezquitas existentes, que probablemente hubo, pues se ha estudiado muy poco o nada sobre el terreno del período musulmán en Lora. Urge hacer catas y un estudio arqueológico del Casco Antiguo de Lora.
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Destacable es sin duda su situación, paso obligado de todas las procesiones, cabalgatas y demás acontecimientos públicos. Casas de gran calidad en su mayoría de principios del s. XX, alguna anterior pero muy reformada y una blasonada con el escudo de la familia Casaus, conforman su caserío.
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32.- San Sebastián
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an Sebastián es el patrón de Lora del Río. Sin embargo en el nomenclátor de Lora no aparece hasta fines del siglo XIX, al dedicarle esta calle. Sabemos que no existía antes, por lo menos urbanizada, pues no aparece en los Padrones Municipales y creemos que su formación es de cuando se pobló el llamado Llano de Jesús en 1874. En la época de la Segunda República llevó el nombre de José Nakens (José de Nakens Pérez), periodista y activista republicano. Tras la guerra vuelve a llevar el nombre del patrón de Lora, San Sebastián. El culto a San Sebastián estaba muy arraigado en la tradición cristiana como protector de epidemias, sobre todo la peste. A España llega ya en la alta Edad Media pero no será hasta los siglos XV y XVI cuando llegue su momento de esplendor. En Lora tenía ermita propia por la zona de la actual calle de su nombre y a fines del s XVI estaba tan arruinada que se decide derruirla y construir otra con sus restos. En ese momento el culto a una imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno había sustituido en fervor al propio patrón, por lo que la ermita que se construye será bajo esta nueva advocación. En 1733 se comienza la edificación de esta joya arquitectónica de Lora del Río, con planos del arquitecto sevillano Diego Antonio Díaz y bajo el auspicio de D. Alonso Montalbo. Es uno de los mayores exponentes del barroco de la Vega, en su estilo más tardío conocido en Europa como rococó. Destaca su fachada con azulejos y su bella espadaña, su cúpula interior con motivos florales, angelotes y la combinación cromática del azul y blanco. El uso del ladrillo
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como elemento constructivo de gran tradición junto con los demás elementos estilísticos propios del Barroco, hacen de este edificio un referente dentro de la arquitectura regional sevillana. Su estado actual es ruinoso. Se debían tomar medidas urgentes si no queremos que esta joya desaparezca. (En el momento de la publicación de este libro, El Arzobispado de Sevilla ha tomado ya medidas para su rehabilitación).
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33.- Santa María
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sta calle existía extramuros, probablemente antes del s. XVI pero fue en este siglo con la nueva reorganización urbanística de los arrabales y el derribo o asimilación de las murallas, cuando queda enlazada con el centro urbano, conociéndose desde entonces como Barrio de Santa María, la Madre de Dios. Encontramos en la documentación que en el siglo XVI y en la zona mas alejada existía un importante grupo poblacional de procedencia portuguesa y quizás con raíces judías que podían dedicarse al comercio. El Barrio de Santa María ha estado siempre muy vinculada al comercio. Se nos dice que en esta calle hubo casas de frailes antes de que se crease el convento de los Franciscanos en el XVII. También que por ella en 1570 hizo su entrada triunfal el rey Felipe II, a su paso para Sevilla. Su nombre debió ser muy popular y con gran raigambre en la población pues no cambia su nomenclatura hasta el siglo XX. En tiempos de la Segunda República se le llamó Alejandro Lerroux (Alejandro Lerroux García), fundador del partido Radical Republicano. Esta serpenteante calle es de las más largas y emblemáticas de Lora. Su populismo queda patente en su caserío y población, aunque, poco a poco, va perdiendo su tipismo en aras de una arquitectu-
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ra tradicionalista mal entendida. Soy de las que prefieren una ruptura estĂŠtica a una uniformidad insulsa. Sigue llevando con orgullo el mismo nombre con el que se le denominĂł en un principio, Santa MarĂa.
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34.- Sevilla, Barrio
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acia el siglo XVI el lienzo de muralla que corría por esta calle habría desaparecido, quedando hasta época reciente la puerta que con el mismo nombre (Sevilla), daba paso al puente sobre el Churre, y abría el camino a la capital Hispalense. Aunque la tradición nos habla de la autoría romana del puente, la documentación encontrada nos dice que fue construido por el Señor Baylio de Lora a fines del siglo XVI y que llegó casi intacto, con sus elementos decorativos esféricos de estilo renacentista hasta mediados del S.XX1. Se documenta igualmente el portazgo y el pontazgo, es decir el pago de un impuesto por atravesar la puerta y el puente, tanto de las personas como de las mercancías. Es así como nace esta calle, continuación del antiguo camino. El nombre de Barrio Sevilla lo ostentará hasta la llegada de la IIª república, en que se le denomina Martínez Barrios (Manuel Martínez Barrios), Jefe del Gobierno de España en 1933. Tres años mas tarde y tras la guerra civil llevó el nombre de Fernando Díaz Carballo que, según Juan Manuel Lozano nos cuenta en sus libros, fue un soldado fascista que murió de un disparo en esa misma calle a principios de la guerra del 36. (He encontrado que así se llamaba también un arcipreste de Lora, a principios del siglo XX). 1.-Similares elementos se encuentran actualmente en los bancos de la Avenida de Portugal y puede que tengan esta procedencia.
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En 1982 vuelve a recupera su nombre tradicional que nunca había perdido oralmente. En esta calle existen algunas casas de buena factura que aún se mantienen, como la número 1 o la nº 9 con el escudo de la familia Almansa. Hay que comentar que en esta calle se encontraba la casa cuartel de la Guardia Civil, que se demolió para levantar unos bloques de pisos y que estaba catalogada. Se intentó reproducir la fachada pero sin mucha fortuna. Al final de esta calle existe un pequeño callejón que separa unas casas de pisos de otras. Esta pequeña calle llevó el nombre de Sargento Provisional después de la guerra. Actualmente lleva el nombre del poeta loreño Juan Cervera Sanchís.
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35.- Soledad
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sta pequeña calle formaba parte del primitivo recinto de Lora, una vez que se urbanizó tras sus murallas. Por su ubicación cercana a la Iglesia e igualmente cerca de una antigua puerta de la Villa, esta zona está poblada desde antiguo. Su nombre proviene por la titular de la cofradía de Ntra. Señora de la Soledad y Santo Entierro de Cristo que residía en la ermita de San Ildefonso y de la que aún quedan vestigios en el edificio que hizo funciones de molino aceitero tras la desamortización; y de la que fuera discoteca “El Molino” en los años 80 y 90, hoy en precaria situación. Estos restos, en realidad no son de la primitiva ermita, pues esta desapareció en el siglo XVII. Hacia 1774 se reconstruyó una nueva, pero cincuenta años mas tarde las imágenes se encuentran ya en la Parroquia y la ermita se abandona1. En los censos del siglo XVII, nos aparece una calle con el nombre de San Ildefonso, muy probablemente haga referencia a esta misma por ser este santo el otro titular de la ermita. La calle no la volvemos a encontrar nominada hasta ya entrado el siglo XX y, ya entonces, lleva el nombre de Soledad. Es probable que durante ese período de tiempo formaba parte de las llamadas Afueras y no tuviese vecinos de forma permanente. Tras la guerra civil del 36, se decide llamarla Coronel Castejón (Antonio Castejón Espinosa) por uno de los militares que 1.-Llevándose también algunos elementos ornamentales.
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acompaño a Franco en su ofensiva desde África. Vuelve a recuperar su nombre en el año 1984. Haciendo curva con esta última y separando el centro de la población con la Alameda del río encontramos la calle Betis, nombre romano del Guadalquivir y que tan unido está a nuestro pueblo. Esta calle es hoy en día una de las entradas a la población y pone en comunicación las carreteras A-455, dirección Constantina, A-431, dirección Córdoba, y A.457, dirección Carmona, que enlaza con la Nacional IV y la Autovía E-5, dirección Madrid.
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36.- Tetuán
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uando las tropas romanas conquistan Axati, reservándose la guarnición militar la zona elevada del Castillo, desplazan a los habitantes al llano, constituyendo esta calle uno de los primeros asentamientos por proximidad. Se recoge con el nombre de las Morerías desde los primeros documentos, haciéndose mención en 1639 y otros padrones de la época, a otra Morería, llamada la vieja, sin especificar qué tramo es. Esto nos hace pensar que el nombre designaba seguramente un núcleo de viviendas quizás con varias callejuelas secundarias. El nombre hace referencia, obviamente, a la población de esta etnia que residía en ella, probablemente separada del resto de los habitantes tras la conquista castellana y extramuros. Es por tanto un nombre toponímico. En 1884 se decide nombrarla y rotularla con el nombre de Tetuán. Se conmemora la victoria de la batalla del mismo nombre que tuvo lugar en 1860 durante la guerra Hispano-Marroquí y donde el ejército español ocupó la plaza africana (no deja de ser curiosa la coincidencia o quizás no lo fuera. Hoy sería motivo de grandes polémicas, seguramente). Desde entonces no ha vuelto a variar su nombre. Fue siempre considerado un barrio popular por la población que lo habitaba y sus edificaciones. Hoy en día se diferencia muy poco de cualquier otra calle del pueblo.
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V.- Barrios modernos y barriadas
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37.- Llano de Jesús
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n el año 1872, el llamado Llano de Jesús o simplemente “el Llano”, era un ejido. Como dice el diccionario un lugar de recreo o de ganado. Y eso era en lo que se aprovechaba: para mercado quincenal que se oficializó en 1874 de todo tipo de mercancías y para feria de ganado en el mes de febrero. Por esos años se solicitan al Ayuntamiento, por parte de unos jornaleros loreños, esos terrenos para edificar sus moradas. En un Pleno Municipal se acordó la edificación y se concedió los terrenos gratuitamente por considerarlo justo.
Las primeras calles que se edifican y se rotulan serían: -Duque de la Victoria, por Manuel Godoy, valido del rey Carlos IV. -Castelar, por Emilio Castelar, Presidente la Primera República por aquellos años. -Daoíz y Velarde, por Luís Daoíz y Pedro Velarde, Héroes de la guerra de Independencia. -Mendizábal, por Juan Álvarez Mendizábal, Ministro de Hacienda, famoso por la desamortización que llevó a cabo de los bienes de la Iglesia.
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-Mariana de Pineda, ejecutada en 1831, por adherirse a la causa liberal durante el reinado de Fernando VII. -Y Heroína de Zaragoza, por Agustina de Aragón, defensora de la capital aragonesa durante los Sitios que se sufrieron durante la Guerra de la Independencia contra los franceses. En los años posteriores a la guerra civil del 36, hubo unos cambios de nombre y nuevas calles. Por un lado la calle Godoy, que había sido cambiada ya antes por la de Cánovas del Castillo (Antonio Cánovas del Castillo, Presidente del Gobierno en las últimas décadas del siglo XIX y restaurador de la monarquía), en esta época llevará el nombre de General Sanjurjo (José Sanjurjo Sacanell, el general llamado a ser el líder de la sublevación del 36 y que murió en accidente de avión cuando viajaba a Madrid para ponerse al mando); en el 82, volvió al de Cánovas, a secas, sin su apellido. La calle Mariana de Pineda llevó el nombre de Alcázar de Toledo (hito histórico para el ejercito de los nacionales en la Guerra Civil), posteriormente en 1982, volvió a su antiguo nombre. La calle Mendizábal, llevó el de Coronel Cascajo (Ciriaco Cascajo, responsable de la sublevación en Córdoba), y que volvió al nombre anterior en los años 80. Perpendicular a la calle Daoíz y Velarde, se creó posteriormente otra a la que se llamó sólo Velarde. A esta última se le dio el nombre de General Aranda (Antonio Aranda Mata, militar de Oviedo), y a la primera le desapareció el Daoíz. Tras la democratización de España volvió cada calle a su nombre anterior. A la calle, llamada Llano de Jesús, que es el tramo que se une a la carretera hasta la ermita, se le llamó en época de la IIª Repú-
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blica, Mártires de la Libertad, volviendo a su antiguo nombre en el año 36 y no variando ya.
La calle Castelar no varió en toda su historia.
Y la de Heroína de Zaragoza, perdió la primera parte de su nombre y se llamó, y se llama simplemente Zaragoza, perdiendo su antiguo significado. También en el año 1936, se crearon calles nuevas como Itálica, en honor de la Ciudad Romana de Santiponce (Sevilla). Posteriormente también se ha creado la calle 28 de Febrero, que conmemora la fecha de la Celebración del Estatuto de Autonomía de Andalucía. La calle que hace frontera con el centro y se une a la circunvalación moderna de Lora, fue llamada Capitán Cortés (Santiago Cortés González, héroe o rebelde, según se mire, del Santuario de la Virgen de la Cabeza, Andujar). Con la llegada de la democracia se le llamó Antonio Machado, literato español que fue un destacado poeta de la generación del 98. Hay que reseñar obras emblemáticas suyas como “Soledades” o “Campos de Castilla”. Junto a su hermano Manuel firmó obras de teatro como “La Lola se va a los puertos”.
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38.- Barriada de las Escuelas Nuevas
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sta zona fue desde antiguo llamada Huerta de Santa Catalina, calle esta última que la tenemos documentada desde mediados del siglo XVIII y que corría más o menos paralela a la de San Fernando. Cuando se decide urbanizar la zona hacia el año 1925, en plena dictadura del General Primo de Ribera1, se le conocía popularmente como barriada de Los Esclavos, quizás por ser la zona donde se ubicó ese colectivo una vez conseguida su libertad. Había personas en esta situación en Lora del Río en los siglos XVII y XVIII, como vemos en los padrones, pero eran muy pocos y residían en la casa de sus señores. No sé si podrían ser descendientes de éstos los que vinieron a vivir aquí, pero me extraña. Mi opinión es que este nombre provenga de otra situación de carácter irónico, relacionado con las clases obreras, pues este apelativo es relativamente moderno, del siglo XIX y XX.
Las calles principales que conforman este barrio son:
Ramón y Cajal (Santiago Ramón y Cajal), médico e investigador que consiguió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina 1.- Personaje absolutamente denostado, aunque durante su mandato se hicieron múltiples actuaciones para la adecuación de personas poco favorecidas e importantes mejoras en el ámbito de la Educación Primaria. Ejemplo de ello teníamos en la construcción de las casas baratas para la clase obrera en la calle Marcos Orbaneja, y que desaparecieron recientemente.
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en 1906 y uno de los hombres más eminentes dentro de la cultura española. Este mismo nombre también lo llevó el nuevo colegio de enseñanza pública, que se ubicó en la calle. Se le conoció y aún se le recuerda como “las Escuelas Nuevas”. Hacia el año 1920, el arquitecto Antonio Gómez Millán, exponente de la arquitectura regionalista sevillana, desarrolló en este edificio de novedosa traza arquitectónica, exponente de la arquitectura regionalista, métodos e ideales de la nueva política educativa que se desarrollo bajo el auspicio del régimen de Miguel Primo de Ribera, que abogaba por el desarrollo del niño al aire libre y la introducción de la higiene y salud en la educación. En la elegante fachada simétrica destacan arcadas de medio punto y pabellones anexos, todo ello rodeado de un patio ajardinado. Un bello azulejo de la Virgen de Setefilla, pone el punto anecdótico y de color al edificio: durante los primeros días de la Guerra Civil unos vecinos del barrio tapiaron y enlucieron la imagen para que no fuera profanada. Actualmente es un gran centro cultural donde se aúnan la Escuela de Música, de Danza el Auditorio Municipal, donde se desarrollan multitud de actividades durante todo el año. Calles del barrio hacen homenaje a varios de los maestros más emblemáticos de estas Escuelas: La calle Maestro Carmelo Díaz llevó anteriormente los nombres: primero de Álvarez Quintero (Serafín y Joaquín, dramaturgos sevillanos de principios del siglo XX, famosos por sus obras de teatro, sainetes y pasillos de comedia), y Siete de Agosto (por el del 1936, fecha en la que entraron las tropas nacionales en Lora). De forma perpendicular a las anteriores, encontramos una calle dividida en tres tramos, el primero lleva el nombre de Maestro Antonio Ramos, llamándose primero Gran Capitán (que ya se llamó así la Roda Arriba, pero al cambiarle el nombre por Falange Española lo recibe esta calle). El segundo tramo lleva el nombre de
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Maestro Juan Manuel Argüelles. Y el último tramo de esta calle lleva el nombre de Maestra Cecilia Blanca, otra maestra de Lora a la que se ha querido rendir homenaje. Francisco Arias y de Juan María Coca son los nombres de otras dos calles del barrio. Fueron estos señores sacerdotes de la Iglesia de la Asunción, asesinados en el año 1936. Actualmente se encuentran en proceso de beatificación y canonización por la Diócesis Sevillana, junto a 19 sacerdotes más de la provincia, gracias a las investigaciones de la memoria histórica. También de la época son las calles de Nuestra Señora de la Cabeza y de Virgen de Gracia.
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39.- Barrio de Lepanto
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ste pequeño rincón loreño es de la primera mitad del siglo XX. El barrio está articulado por el Colegio Público de Enseñanza de Infantil y Primaria “Miguel de Cervantes”. Las calles que lo circundan llevan nombres de personalidades relacionadas con la época del autor de D. Quijote de la Mancha.
Encontramos pues: -La calle Felipe II, rey de España desde 1556 a 1598. -La calle Lepanto, famosa batalla de 1571, en la que la liga cristiana vence a la flota otomana. En esta batalla perdió un brazo y fue hecho prisionero Cervantes. -La calle Juan de Austria, hermanastro del rey Felipe II y General de la Armada Española que consiguió la victoria en la mencionada batalla. -La calle Francisco Pizarro, conquistador del Perú, en el año 1533. -La calle Álvaro de Bazán, Marques de Santa Cruz, Almirante de la flota española y Capitán General de la Mar Océana en tiempos de Felipe II.
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-Por último, tenemos la calle Niño de la Huerta, reconocimiento que se le concede en la mitad del siglo XX a Francisco Montoya Egea (1907-1964). Natural de Lora y artista indiscutible de la copla española. Son famosos sus fandangos y su cante por vidalita, como la “Romería Loreña”.
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40.- Barriada de la Huertecilla
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e la misma época aproximadamente que las barriadas anteriores o quizás un poco posterior, este barrio se empezó a construir, en un principio, sin una planificación determinada, en la zona que era conocida como huerta de Santa Ana o Santana. Posteriormente se articuló sobre la formación de una avenida principal a la que se llamó, como no podía ser de otra manera, Santa Ana, bajo cuya advocación, igualmente se encontraba la antigua ermita, actual biblioteca pública y la plaza que la precede. En esta misma calle se comenzó a construir la segunda parroquia de la localidad, llamada en un primer momento del Santo Cristo y que posteriormente, cuando se funda la parroquia de la Santa Cruz para que no hubiese equívocos con esos nombres tan parecidos, se le dio el nombre del patrón de Lora, San Sebastián. El edificio se comenzó en el año 1957 pero, a pesar de abrirse al culto unos años después, no llegó a terminarse nunca por falta de presupuesto. Parece ser que fue propiciado por una señora devota que donó el dinero para hacer una obra de grandes dimensiones, quizá demasiado para la población que en esos momentos tenía ese barrio. Diferencias de criterio entre la señora y el párroco determinó la retirada de fondos y la parroquia quedó prácticamente en el esqueleto. El continuo interés y disposición del párroco y su feligresía han conseguido de esta parroquia un edificio digno y acorde a las necesidades que actualmente tiene el barrio. Desde hace unos años viene procesionando la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Señor Jesucristo en su Entrada en Jerusalén y María Santísima de la Paz, conocida popularmente como de la Borriquita, que ha dinamizado la vida parroquial.
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Otras calles del barrio son: -Calle Huerta, que da nombre al barrio por ser esta zona antiguamente de huertas privadas. -Calle Virgen de los Reyes, Patrona de la Archidiócesis de Sevilla. Con este nombre se bautizó al Colegio Público de Enseñanza de Infantil y Primaria que se ubica en ella. -Higinia Fernández, antigua maestra loreña que donó los terrenos para la creación de la Escuelas del Ave María. -Calle Cardenal Spínola, Cardenal y Arzobispo de Sevilla, fundador del periódico El Correo de Andalucía. Fue beatificado en 1987 por el Papa Juan Pablo II. -San Rafael, Santiago, Estrella, Lucerito y Concepción, son las otras calles de este barrio. -Igualmente este barrio tiene tres pequeñas callejas o calles sin salida, como son: José Gallego, Candelaria y Patio del Carmen.
De forma independiente nombraremos a la calle Blasco Ibáñez (Vicente Blasco Ibáñez, escritor) por ser frontera del barrio con el centro y existir de forma anterior a este. Esta calle sí tuvo nombres anteriores. En realidad en época de la II República ya se llamaba Blasco Ibáñez. El autor vivía enel exilio y había pertenecido al partido republicano durante la I República. Con la dictadura franquista pasó a llamarse General Moscardó (José Moscardó Ituarte), una de las manos derechas de Franco. Con la llegada de la Democracia volvió a llevar el nombre del ilustre escritor valenciano de obras tan famosas como “La Barraca” o “Cañas y Barro”. Desde hace unos años se ha gestado en la intercesión de esta última calle, la calle Alcántara y el barrio de la Huertecilla, una
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recoleta y armoniosa plaza, que ha recibido el nombre de Diezmo. El diezmo era un impuesto que había que pagar por las renta obtenidas por las cosechas o por el mercadeo de estas. Se cifraba en un diez por ciento y podía ser pagado con dinero o en especie. Este diezmo lo solían cobrar tanto la autoridad civil como la eclesiástica. En Lora del Río lo cobraba la Iglesia y la Orden de San Juan.
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41.- Barriada de Nuestro Padre Jesús
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acia los años 60 del siglo XX se inicia el urbanismo y la construcción de barriadas mas alejadas del centro urbano pero una de las más emblemáticas. Se encuentra a la salida de la población, junto a la carretera de Constantina, en una elevación del terreno que podría ser artificial1. El terreno que pertenecía a la familia Sanz, fue expropiado por el Ayuntamiento por iniciativa de su alcalde, D. Ildefonso Sanz Naranjo, con el objetivo de edificar un conjunto de casas sociales para la reubicación de familias desalojadas de la zona conocida como el Palomar, actual calle San Vicente. De éstas antiguas viviendas marginales (chabolas) que fueron derruidas, es de donde toma su nombre popular, el Chabolismo. Al nuevo barrio se le dará el nombre de Barriada de Nuestro Padre Jesús por estar cerca de la ermita del mismo nombre. Cuando en los años 80 se convierta en parroquia pasará a su jurisdicción. Todas las calles de este nuevo barrio tienen nombres en diferentes advocaciones de Jesús. Así tenemos Jesús de Medinaceli, Jesús Cautivo, Jesús de la Pasión, Jesús del Gran Poder, Jesús de Nazaret, Jesús del Calvario. Las otras tres calles que lo forman, corresponden a tres de las cuatro cruces que son los hitos de las Idas y Venidas de la Virgen 1.- Aunque no hay ningún indicio que nos diga que no sea una colina natural, la excesiva elevación y su ubicación en un antiguo cruce de caminos y cerca de fuentes naturales de agua nos hacen proponer esta hipótesis.
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de Setefilla: Cruz de la Higuerilla, Cruz de la Legua y Cruz del Humilladero. La primera que se encuentra actualmente dentro de la población en la avenida de la Cruz, así llamada por ella, es la Cruz de la Higuerilla2. Se le dominó así por estar a la sombra de una higuera y fue erigida por el Gremio de Agricultores en el año 1926. El último año en que se cubrió la Virgen en ella fue en el 1976. Actualmente se considera la salida del pueblo el Barrio San José, donde se ha construido otra Cruz que empezó a cumplir las funciones romeras y setefillanas en el año 1981. A medio camino entre Lora del Río y la Mesa de Setefilla está la Cruz de la Legua. La legua es una medida antigua de longitud y corresponde aproximadamente unos 6 kilómetros. El Santuario de Nuestra Señora de Setefilla se encuentra a dos leguas. Esta cruz es muy antigua pero fue restaurada por el Gremio de Artesanos en 1926. Por último la Cruz del Humilladero. Se encuentra cerca del Santuario a la altura de la fuente natural. Tenemos noticias que desde el s. XVII se hacía estación de penitencia en vía crucis a esta Cruz. 2.- También es conocida como Cruz de Caganche por un pequeño arroyo que pasaba por allí, en el sitio denominado Palmar del Albadalejo.
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42.- Barrio de los Pisos
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l antiguo grupo de viviendas fue promovido por un Patronato de Casas Sociales y el Ayuntamiento a fines de los años 50 y principios de los 60 del siglo XX,debido al creciente aumento de la población. Se le llamó Barrio de la Cruz y la zona marginal de chabolas cerca de las vías del tren, la Barriada Coca (actualmente calle San Vicente), por el cura párroco de la Iglesia de la Asunción, victima de las algaradas del año 36 y gran benefactor de los desfavorecidos. Sin embargo, siempre se le ha llamado Los Pisos, edificación característica de la época y de las nuevas barriadas. Era una zona sin casi edificaciones, salvo algunos edificios industriales destinados a la manipulación de la aceituna y el pimentón. Se comenzó por la construcción de las torretas (así conocidas), siendo aún los edificios de viviendas más altos de Lora. Las nuevas propuestas urbanísticas no han dejado que se edifiquen casas de más de tres pisos de altura para no dañar el paisaje urbano. Posteriormente se fueron edificando las diferentes casas vecinales, que están articuladas por las siguientes calles principales: -Calle Guadalquivir, nuestro río. -La Avenida de la Cruz, por la Cruz de la Higuerilla que se encuentra en ella. -La Avenida de Prim (Juan Prim y Prats), Presidente del Con-
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greso de Ministros de España, durante el reinado de Isabel II y asesinado en atentado en 1870. -La Avenida de Marcos Orbaneja, Juez eclesiástico de Lora del siglo XVIII ,gran benefactor junto a su familia del antiguo Hospital de Santa Catalina. Esta calle junto con su continuación, la Avenida de la Campana, separan el llamado casco antiguo o centro ciudad de este barrio. Actualmente está mucho más concurrido y habitado que el propio casco histórico, con más zonas comerciales y lúdicas, donde se han ido asentando las nuevas generaciones de loreños. En los últimos años se les ha añadido nuevos grupos de viviendas conocidas como las Viñas y el Zahornil. En el barrio de los pisos se creó en el año 1965 la parroquia de la Santa Cruz, en un edificio pequeño y provisional. El nuevo no fue inaugurado hasta el año 1983, con planta de abanico y bella techumbre de madera, costeada por los feligreses. La mayoría de los nombres de las calles de este barrio, están relacionados con las tradiciones de la Virgen de Setefilla o con la propia historia de Lora como son: Santero, Gremios, Hermandad, Serranita, Fuenfría o Alvar Zúñiga, prior que fue de Lora y que en 1432 cedió al pueblo los aprovechamientos de la dehesa de la Matallana. Otras calles nos remiten a los ríos o arroyos de la zona: Guadalora, Guadalvacar, Helecho, Albadalejo, Aguabuena. El resto de las calles no las nombro por ser más actuales y no de la época de la formación del barrio. En el barrio se organizó, bajo el auspicio del entonces alcalde D. Nicomedes Sanz Naranjo, a fines de los años 50 el Colegio de Libre Adoptado dependiente del Instituto Rodríguez Marín de Osuna, llamado de Enseñanzas Medias y que fue el germen del
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actual Instituto de Bachillerato Guadalquivir. Fue todo un referente para la educación y la intelectualidad de Lora. D. Luís Montoto Pacheco, director durante años y posteriormente jefe de estudios, junto con otros destacados profesores, como D. Fortunato Jiménez Salmerón, D. Joaquín Guajardo-Fajardo o D. Antonio Trigo Melo fueron personas que hicieron muchísimo por la juventud loreña (y no loreña, pues siempre han acudido estudiantes de localidades vecinas) en esos años. Se consiguió que este centro se homologara con los de la capital y no tener que ir hasta la ciudad de Osuna a examinarse, potenciando en sus alumnos la capacidad de estudiar carreras universitarias, algo hasta entonces no contemplado por muchos jóvenes loreños, saliendo grandes profesionales e ilustres profesionales de esas generaciones. También en la década de los años 60 se impulsó y apoyó el desarrollo de estudios profesionales y el deporte, al fomentar la creación de la llamada “Laboral” (Centro de Formación Profesional) y del Polideportivo. Desde un principio se buscó la vinculación del barrio con las diferentes instituciones. D. Luís, para muchos loreños, debía tener un reconocimiento que hasta hoy no se le ha concedido. Actualmente existen en el barrio: dos Colegios Públicos de Primaria, una Guardería Pública y otra Privada, un Centro de Formación Ocupacional y dos Institutos de Enseñanzas Secundaria y Bachillerato, un gran polideportivo y una piscina pública.
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43.- Barriada de San José
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omo continuación del barrio anterior y pocos años después se creó este barrio, aunque era una zona, entonces, obrera y algo marginal. Sus calles tomaron nombres de santos y vírgenes. -La principal, San José, de donde toma el nombre el barrio. -Virgen de Setefilla, que curiosamente no figuraba en el nomenclátor del centro del pueblo. -Virgen de Robledo, patrona de Constantina. -Virgen de la Granada. -San Antonio. -Y San Francisco.
Actualmente el barrio no se diferencia en nada al resto del pueblo, estando asimilado en su entramado urbano por la ampliación de nuevas construcciones y las obras de infraestructuras que reorganizan las carreteras de circunvalación.
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A la conclusión de este trabajo existen nuevos núcleos poblacionales que están dentro del esquema urbanístico de Lora, pero por características ya comentadas en la introducción no tienen cabida en este estudio. Nuevos trabajos de investigación con grandes profesionales tienen por delante la labor de englobarlos, así como la profundización en este apasionante tema, enmendando las carencias del que hoy está en sus manos. 224
VI.- Anexo de fotografĂas antiguas.
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VII.- Agradecimientos
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Muchos años de trabajo han dado su fruto en estas páginas que hoy salen por fin a la luz. Quiero dar mi agradecimiento a todas las personas que me han ayudado y apoyado durante este largo proceso. A Luis Javier Cava Cepeda, que fue el primero que me llevó al Archivo Municipal en el año 1994 y puso a mi alcance el pasado de Lora. A Miguel Castillo Guerrero, por su interés en que siguiera trabajando en cualquier tipo de investigación y confiar en mis capacidades. A Emilio Morales Ubago, por haber dado forma a estas páginas de forma magistral. A Cristina Giráldez Berciano, por su corrección minuciosa e indispensable del este texto. Y por último, a todos los que quieran dedicar un momento de su vida a leer estas líneas.
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VIII.- Bibliografía
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• Actas Municipales del Ayuntamiento de Lora del Río. Siglos XVIII, XIX y XX.
• Padrones Municipales. Siglos XVII, XVIII, XIX y XX.
• Revistas de Feria de Lora del Río. Años: 1954, 1958, 1987, 1988, 1989, 1990, 1991, 1992, 1993, 1994, 1995, 1996, 2000, 2003 y 2005.
• Revistas de Estudios Locales. Números del 1 al º3 (19902004) • Biblioteca de Temas Loreños y de la Colección de la Agrupación Cultural Amigos de Lora:
• Thomas Andrés de Gúseme: Noticias pertenecientes a la historia antigua y moderna de Lora del Río, Alcolea del Río, Setefilla y Arva en Andalucía, 1758. Comentarios de José Remesal. 1981. • Rafael Molina del Valle: “Estampas Loreñas”.1983
• Mercedes Borrero y M. Luisa Pardo: “Lora del Río en la Edad Media. La población de Lora del Río (14911534)”.1983
• José Montoto: “Visión de Lora del Río a finales del siglo XIX”. 1985
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• José González Carballo: “Documentación Inédita hallada recientemente en el Archivo Municipal de Lora del Río. Estudio sobre Lora en la primera mitad del XVI”. 1987
• Miguel Castillo Guerrero: “Los paisajes agrarios de Lora del Río”.1987
• Manuela Castillo, M. cesárea Hernández, M. Carmen Sevilla: “ El habla actual de Lora del Río”.1988 • Mercedes Fernández Martín: “Arquitectura civil del XVIII en Lora del Río”.1988
• José González Carballo: “Historia de la Cátedra de Gramática en la villa de Lora en el Siglo XVI y otras instituciones del Quinientos”.1989
• Luís Javier Cava Cepeda, Fernando Quiles García: “Historia de las Hermandades y Cofradías de Lora del Río”.1989 • Fernando Quiles García: “La parroquia de Santa Maria de la Asunción de Lora del Río y su orfebrería”.1990.
• José García Millán, “Apuntes sobre las fiestas celebradas en honor de la Virgen Santísima de Setefilla en el año 1920 en su villa de Lora del Río”. Murcia, Editorial la Verdad, 1934. • Nicolás Montalbo Coronel, “Resumen histórico de Ntra. Sra. María Santísima de SETEFILLA, patrona de Lora del Río”. Sevilla, 1960 • José Montoto González de la Hoyuela, “Tradiciones de Lora y Setefilla”. Ed. María Auxiliadora, Sevilla 1975
• Juan Manuel Lozano, “Un pueblo andaluz y su Virgen”. 248
Ed. Claret. Barcelona 1986
• Juan Manuel Lozano, “Una Joya Histórica andaluza”. Publicaciones Claretianas. Madrid 1992 •
Cesáreo Montoto de Flores “Historia del Camino de Setefilla: de sus puentes, escaleretas y cruces”. IX Premio del Certamen de Trabajos Monográficos sobre Lora del Río “Rafael Molina Del Valle”.1997
• José González Carballo: “Setecientos cincuenta aniversario de la conquista castellana de Lawra (Lora del Río) 1247”. 1997 • José González Carballo, “La Orden de San Juan en Andalucía (s. XIII-XVI).Las Encomiendas. Fundación El Monte, 2002
• José González Carballo, “Formación y Consolidación del Señorío de la Orden de San Juan en Andalucía”(s. XIIIXVI). Diputación de Sevilla 2004. • Otros autores:
• Santiago Montoto de Sedas: “Las calles de Sevilla”.1940
• Colección Biblioteca Hispalense: Varios autores, numeros: 1, 5, 6, 12, 19, 23.
• Laureano Rodríguez y Ana M. Anasategui: “Medina Sidonia en la baja Edad Media”. 1990
• Salvador Montañés caballero: “El callejero de Medina Sidonia, aproximación a su nomenclatura”.1992 • Recopilación de datos sobre Historia del Urbanismo en España y Andalucía, de acceso libre en Internet.
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IX.-Ă?ndice
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Pág. Prólogo .................................................................... 5 I.- Introducción ...................................................... 13 II.- Momentos de variación del Callejero ................ 17 III.- Proceso Urbanístico de Lora ............................ 21 IV.- Callejero ........................................................... 37 1.- Alameda del Río ..................................... 39 2.- Alcántara ................................................ 43 3.- Andalucía, Plaza de ................................ 47 4.- Antonio, el del Toro ............................... 51 5.- Bailén ..................................................... 55 6.- Blas Infante ............................................ 59 7.- Cardenal Cervantes ................................ 63 8.- Castillo, Avenida del .............................. 67 9.- Clavel ..................................................... 71 10.- Cristo ................................................... 75 11.- Dolores Montalbo ................................ 79 12.- España, Plaza de .................................. 83 13.- Federico García Lorca ......................... 87 14.- Juan Quintanilla ................................... 91 15.- Larga .................................................... 95 16.- Lope de Vega ....................................... 99 17.- Martínez Montañés .............................. 103 18.- Méndez Núñez ..................................... 107 19.- Miguel de Cervantes ............................ 111 253
Pág. 20.- Murillo ................................................. 115 21.- Nuestra Señora de Setefilla, Plaza de 119 22.- Pablo Iglesias ....................................... 125 23.- Pablo Picasso ....................................... 129 24.- Portugal, Avenida de ............................ 133 25.- Rafael de Flores ................................... 137 26.- Rafael Gasset ....................................... 141 27.- Rastro ................................................... 145 28.- Reyes Católicos ................................... 149 29.- Roda Abajo, Enmedio y Arriba ........... 153 30.- San Fernando ...................................... 163 31.- San Juan .............................................. 167 32.- San Sebastián ...................................... 171 33.- Santa María ......................................... 175 34.- Sevilla, Barrio ..................................... 179 35.- Soledad ............................................... 183 36.- Tetuán ................................................. 187 V.- Barrios modernos y barriadas .......................... 191 37.- Llano de Jesús .................................... 193 38.- Barriada de las Escuelas Nuevas ........ 199 39.- Barrio de Lepanto ............................... 203 40.- Barriada de la Huertecilla ................... 207 41.- Barriada de Nuestro Padre Jesús ........ 211 42.- Barrio de los Pisos .............................. 215 43.- Barriada de San José ........................... 221 VI.- Anexo de fotografías antiguas ........................ 225 VII.- Agradecimientos ............................................ 241 VIII.- Bibliografía ................................................... 245 254