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LORA DEL RIO COLECCION ACEÑA DE POESIA
LORA DEL RIO COLECCION ACEÑA DE POESIA
PORTADA:
ANTONIO
JOSE TRIGO
CERVERA.
ABRIL - 1.989
Fotocomposición y Fotomecánica: Imprenta BECERRA
Dep. Legal: SE-375-1.989
Impreso en España
Printed in Spain
Imprenta BECERRA Offset - M. Martínez - LORA DEL RIO (Sevilla) - 1.989
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Con TIEMPO DE LORA Juan Cervera -loreño "por nacencia y vocación" - eterniza una vez más, empleando la afortunada expresión de Juan de Mairena, "el sentimiento de tiempo". Ese tiempo "único y mágico" -piadoso aliado, pues como decía Séneca, "todas las cosas nos son ajenas: sólo el tiempo es nuestro"-, su tiempo, en cuyo espacio vive; tiempo que no volverá, tiempo ausente que se hace luz en su memoria. Juan Cervera, desde México, unido a Lora del Río, "pueblo entre todos los pueblos", por un cordón umbilical entrañable, reactualiza contínuamente su pasado con emoción y nostalgia. TIEMPO DE LORA, como un tiempo musical -cumplida suite de vivencias e instantes pasados que se funden en matriz primigeniaen su corazón axatiano- constituye un libro emocionado para los viejos loreños y un sugestivo motivo de lectura para las nuevas generaciones. En definitiva, poesía para cuando haya tiempo de recordar. (A.J. Trigo).
J
Muchas veces me pregunto cómo sería la poesía de Juan Cervera sin esa penetrante nostalgia loreña que la alienta y la traspasa toda de principio a fin. "Rayo que no cesa", esa nostalgia está siempre en el aire de sus poemas como fuerza que a cada paso recrea ese universo espiritual que Juan se ha llevado consigo y vive en sus adentros insoslayablemente. ¿Simple mirada atrás en un tiempo histórico? ¿Mera arqueología sentimental? No. Algo mucho más hondo: fijación, para siempre, de lo que un día fue y hoy sigue siendo en la conciencia sin tiempo; perpetuación -por gracia de la palabra que nombra- de cosas muy suyas que son también muy nuestras; vivo, fresco acarreo de la memoria en una operación redescubridora que pone mágicamente delante de nuestros ojos a ese pueblo lejano en el que todos nos reconocemos. "Todo el mundo siente -dejó escrito Bécquer-. Sólo a algunos seres les es dado el guardar como un tesoro la memoria viva de lo que han sentido. Yo creo que éstos son los poetas. Es más: creo que únicamente por esto lo son". Recordar es, por ello, crear de nuevo, vivificar con la palabra poética lo que estaba dormido o aletargado en nuestras conciencias, reconocemos a nosotros mismos. He aquí el más cabal sentido de este puñado de poemas sobre Lora que Juan nos acaba de enviar desde México: la memoria del poeta nos ayuda a ser nosotros mismos, a entender mejor nuestras propias señas de identidad y a instalamos emocionalmente en la morada de un tiempo y un espacio que alguna vez fueron radicalmente nuestros. Por eso aquí toda anécdota tiene un valor sus-
por estos poemas como un tembloroso testamento de vida y de alegría. ¡Qué sentida vibración en estos "cuadros" evocados! ¡Cuánto momento revivido, extraído, no ya del cajón de la memoria, sino de lo más hondo de la conciencia, llevado por el poeta como se lleva la piel, sin sentirlo, convertido el recuerdo en uno mismo!. En la poesía de Juan Cervera, Lora es mucho más que una recurrencia nostálgica del sentimiento, pues se trata más bien de un paisaje interior y de un sentido del mundo, de toda una forma de ver y entender la vida. Paraíso perdido, hemos dicho antes. Perdido para el poeta y perdido también para los que quedamos aquí, pues que nunca retornan las cosas como fueron un día. El verso, sin embargo, tiene muchas veces el extraño poder de intemporalizarlo todo. Por eso, como de improviso, se nos ha entrado por la ventana el regalo inapreciable de una brisa fresca que trae aromas de tiempo ido, de esencia viva de calles, de atardeceres, de pájaros, de ríos, de personas que fueron, de mágicos momentos rescatados por la conciencia ... Por entre los encantados versos de Juan Cervera se nos mete dentro del alma algo muy nuestro que teníamos ya casi olvidado. Vayamos con alegría, de la mano del poeta, al reencuentro con nosotros mismos. ROGELIO REYES Sevilla, junio de 1.983
A todos los loreĂąos que han sido, que son y que serĂĄn.
entre trigos y ababoles. El alba en Lora entre trenes humedecidos de adioses; en flor de panaderĂas, y panaderos insomnes. El alba abriendo entre murmullos viniendo el alba entre hortelanos
tabernas toses; del sueĂąo cantores. y
El alba en Lora incendiando de oros solares sus torres y poblando los tejados de avispas y gorriones. El alba en Lora besando altos cielos y horizontes y doblando las esquinas con melodiosos pregones. 13
oliendo a intensos licores y entregĂĄndose a la vida con renovados fervores.
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y lo agareno arde y sueña. Entre el clavel y la acacia, el eucalipto y la menta, un temblor de álamos blancos se ennovia con las moreras. Yo beso, pensando en Lora, la sombra de una palmera y, junto a sus pozos, vivo con alma virgen de higuera. La palabra cal sonríe, crece sin prisa la yerba, y los jaulones del alba sueltan pájaros de seda. Tomo la equis de Axati y la arrojo a las estrellas. Los que conocen mi clave jamás llaman a mi puerta.
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¿cómo se llama? - No sé, ¡y no quiero averiguarlo!. (Esa humilde de los pétalos aroma el aire y Lora no se
florecilla, morados, de Lora ha enterado).
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El verano, con zarcillos de cerezas, llegaba de Constan tina al fervor de nuestra mesa. Yo recuerdo que bebíamos el agua dulce de Lora en búcaro s colorados. Eramos entonces niños y, la siesta, entre sombras de persianas, nos envolvía en la pereza. Como todos yo también soñaba en Lora, equinoccio de verano, con fuentes maravillosas. En la Torre del Reloj una cigüeña de nieve se deshacía bajo el sol.
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alguien recorre este pueblo con nostalgia enamorada. Alguien recorre este pueblo, calle a calle plateado por hebras de luna llena, en un coche de caballos. Mientras todo-calla y duerme, alguien recorre este pueblo, en un coche de caballos, retrocediendo en el tiempo. Aunque nadie escucha ya la m煤sica de los cascos ni el poema de las ruedas, en un coche de caballos alguien recorre este pueblo, alguien que es tan s贸lo un 谩nima, alguien que muri贸 y habita en un traje de nostalgia. 18
pasa soñando una sombra. La flor del amor oculto, emotiva y sigilosa, viene de "El Llano", y oliendo a sábanas temblorosas. Un botellín de aguardiente le hizo perder la memoria de lo diario y, lo insólito le fue endulzando la boca. Ella, nublado recuerdo, quedó tejiendo otra historia, y sus vidas paralelas eran distintas rapsodias. ¿En qué casa de dos puertas se diluyó aquella sombra que caminaba soñando por la alta noche de Lora? 18
en tu sangre se desborda cuando el pasado te asalta porque sí y a cualquier hora? Se puede llorar cantando. ¿Quién cantando, en fin, no llora? De aquella Lora de entonces nació, amigos, esta Lora.
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desembocando en la Roda de Enmedio todos los días. Si yo fuera Roda Abajo en el Churri acabaría. Si roda Arriba tomara al Helecho llegaría. Pienso en el Barrio del Pozo y en la calle de la Cilla. Por la calleja del Río me pierdo en la Morería. La calle de los Postigos se puebla de fantasías. Me pierdo en los callejones y descubro callejillas. Por la Plaza del Reloj busco mis horas perdidas y en la Plaza Nueva rondo huellas de lunas antiguas.
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sin prisa caminaría y en la Alameda del Río nuevamente bebería el vino que nunca tuve, lo que tuve y no tenía. Calles de mis ojos. Calles para el sueño y la inventiva. Calles de Lora del Río, del aire y las golondrinas. Lora la del cielo azul y las paredes blanquísimas. Vieja Lora olivarera, hortelana y jovencísima. Lora la de los geranios y las verdes aspidistras. En la Plaza de Santa Ana las acacia s resucitan y en la fuente de la plaza unos novios se acarician. 22
Lora. .. ยกtan de Setefilla!.
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y las veletas absortas.
Ay Lora de mis campanas. Ay mis campanas de Lora, un dĂa taĂąendo a muerto y otro repicando a bodas.
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que se me pierde en el aire. La Torre de Lora tiene amores con el paisaje y, en el río Guadalquivir, su sombra es temblor de náyades. La miro yo desde el tiempo de mis ojos, esta tarde, y se pueblan de nostalgia las raíces de mi sangre. Tiene la Torre de Lora azulejos celestiales, coronas de castilletes y esferas con alma de ave. La Torre de Lora, sí, es una espada gigante que hiere, cruz y veleta, cielos de nubes granates. 25
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del espíritu mágico de Lora. Puente viejo, tan joven de repente, donde yo abrí la caja de Pandora y Roma, sin saberlo, se hizo mora en la imaginación de su corriente. Puente de mi memoria y de mi olvido; huella de Axati verde, olivarera ensoñación de aceite y luz herida. Viejo puente de un pueblo ennoblecido por la cal popular, cuyo arco espera el milagro del agua y de la vida.
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y no en ningún otro sitio. Que la ermita de Jesús cuenta en la noche aerolitos y mira pasar los trenes sin el deseo de seguirlos. Que la ermita de Jesús, y esto es por todos sabido, vive amando piedra a piedra la cal de Lora del Río.
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nuestra historia recordaba? La taberna de Beatriz, que a la Muralla miraba, ¿sigue abierta o se cerró? No sé por qué pienso en almas que ya se fueron y sueñan frente a la vieja Muralla. Con su carga de ramón, un burro de orejas blancas, cruza la tarde en declive frente a la rubia Muralla. Estoy viviendo en ayer, y aunque la historia es lejana todo revive en mis ojos la emoción de la Muralla; aquella emoción de piedra que tanto nos fascinaba. 29
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Ay el Castillo de Lora piedra a piedra carcomido por los colmillos del tiempo y el polvo de los caminos. Ay el Castillo de Lora resurgiendo del olvido con atalayas de plata y torreta s de oro fino. Ay donde el río se ondula y se refleja el Castillo entre guitarras de espejos y ruiseñores dormidos. Allí, madre, yo quisiera estar de nuevo conmigo y mi caña de pescar misteriosos espejismos.
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Hoy trato de imaginar, con sus torres albarranas, aquellas almenas tuyas que en el río se reflejaban. La noche niña camina por las riberas del sueño y de tus ruinas brotan ejércitos de murciélagos. Pienso y ojos vigilan oyendo
en tus pasos de ronda de antiguos soldados la madrugada el canto del gallo.
Yo reinvento tu esplendor y busco el sitio, en el aire, donde alguna vez tuviste la Torre del Homenaje.
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con la nostalgia en los ojos, por un castillo que fuera en otro tiempo de oro. Viejo castillo' de Lora donde las viejas murallas hablan de viejas historias.
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Mi corazón de agua fue ayer al río y no los pude encontrar. La nostalgia, como un sueño sin amo, va recorriendo las desoladas riberas herida de sentimiento. Un perro color de vino vaga en torno de la Aceña y en la otra orilla del río suspiran juncos y adelfas. Los veranos que se fueron ... Pienso en Limón, Moya, Puerta, Mata, Fernando ... ¡Los veranos que se fueron deberían tener vuelta!. La barca de Chaborique y Chaborique, ¿dónde están? Mi corazón de aire fue ayer al río y no los pudo encontrar.
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La barranca del río es todo un mundo. Brota una fuente de la barranca y el agua es dulce, fresquita y clara. Ireme al río tras de las huellas que siendo niño dejé en su arena. Al río me iré cuando caiga la tarde y Lora entre arreboles flote en el aire. Morir quisiera mirando al agua del río de mi pueblo, ¡tan de mi alma!.
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En tu pila bautismal yo leí la historia de Lora, y no se diga en tu altar, testigo de tantas bodas. Tus piedras llenas de vida cantan en mi corazón, pues al fin yo soy loreño por nacencia y vocación. iCómo quisiera
esta tarde subir a tu torre grana para ver correr el río que pobló de luz mi infancia!. Con temblor de alba de Lora, y encendida devoción, tú bien vales una misa, Parroquia de la Asunción.
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memoria viva de Lora trascendida de emoci贸n.
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en la plaza del Reloj y por los altos tejados se desparramaba el Sol. Era Lora atardeciendo y oliendo a tiempo de amor.
¿QUÉ DIRÉ yo de la cal de Lora? Ay, ¿qué diré? ¿Diré Mayo? ¿Diré Feria? ¿Diré luz de mi niñez? Los albañiles del sueño, en mis tejados de ayer, blanquean los caballetes. Mi corazón ya es después. Sin embargo, permanece, por Lora, ardiendo de sed. Tengo sed de Lora yo y sólo la saciaré volviendo a Lora y bebiendo su agua de vida otra vez.
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de Lora, esa hermosa flor a la que le debo el ser? ¿QUÉ DIRÉ de Lora yo, pueblo que me vio nacer, pueblo donde yo querría recogerme en mi vejez y hallar la muerte de sus brazos igual que hallé mi niñez? ¿QUÉ DIRÉ de sus campanas? De sus calles, ¿QUÉ DIRÉ? ¿QUÉ DIRÉ yo de sus torres? ¡Nunca torres de Babel! Torres que hablan mi lengua contestando mis por qués. ¡Qué importa lo que yo diga!
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y en mi corazón su fe. ¿QUÉ DIRÉ yo de la cal de Lora? Ay, ¿QUÉ DIRÉ? Digo Feria y digo Mayo y, entre la cal y el clavel, el vino de la alegría moja mi lengua otra vez.
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Déjame ir, corazón, por la calle del Bailío hasta que en la Plaza Nueva vuelva a encontrarme contigo. Dos altas palmeras sueñan en la calle del Bailío y los naranjos en flor huelen a ocultos suspiros. La plaza de Abastos juega con pregones amarillos; y a la luz de las tabernas de la calle del Bailío unos brindan con recuerdos y otros se embriagan de olvidos. iCuánta
historia en cada piedra de la calle del Bailío! En la Plaza del Reloj siguen jugando los niños.
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de Lora bellas muchachas. Muchachas del pueblo, sí, llenas de vida y de gracia, que, al ratito, oliendo a limpio daban vueltas en la Plaza con jazmines en el pelo y la boca en sed de grana. ¡Ay aquella Lora antigua que volvía enmascarada de trabajar en el campo entre locas carcajadas!. Desde esta tarde de México recuerdo su honda mirada y rindo culto a los ojos negros de aquellas muchachas.
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poco a poco nos rebasa a todos y, finalmente, la más fuerte luz se apaga. Enmascaradas, ay, sí, más por el sol desnudadas, volvían morenas de ensueño aquellas bellas muchachas de aquella Lora de entonces en donde ya se gestaba esta Lora de hoy, ¡que pronto será mañana!.
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madre,
las carbonerías.
Ahora ya nadie se acuerda que hubo en Lora carboneros. Ay, calle de los Postigos, llévame hasta el Barrio Nuevo. Aquellas carbonerías dignificaban lo negro kilo a kilo en sus romanas y en la canción de los céntimos. En las cocinas de Lora borboteaban los pucheros y lo negro del carbón era carmesí frenético.
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yo sé muy bien que tenían en Lora, poderes mágicos, aquellas carbonerías.
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jugábamos
a la rueda.
("Migué, Migué, Migué. Tres vuertas ar derecho. Migué, Migué, Migué. Tres vuertas ar revés"). Más rojos que el sol del alba salían las filas de obreros de aquella increíble fábrica en la que yo amaba a Murcia y sus frutales fragancias. El marfil del dominó, sobre el mármol de las mesas, en la taberna de Vélez nos hablaba de contiendas.
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bordadita de estrellas, tenía un encanto especial frente a la Pimentonera mientras que niñas y niños jugábamos a la rueda. y
(' 'Migué, Migué, Migué. Tres vuertas ar derecho, Migué, Migué, Migué. Tres vuertas ar revés' ').
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de casas solariegas y el pozo ... ¿fue tapado? ¡-
Hoy, y a esta distancia, ya no sé si aquel barrio existió o yo lo estoy soñando. Creo que hubo un barrio allá en Lora del Río, un barrio que tenía un pozo verde y mágico.
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De noche y con luna volveremos a cantar la canción misteriosa del agua del Pilar. ¿Cuántos bebieron y cuántos algún día
loreños idos el agua fresquita del Pilar que aún no nacen la beberán?
De noche y con luna iremos al Pilar donde el tiempo parece que se niega a pasar.
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Vago en la Roda de Enmedio. Por fortuna aún está ahí la blancura del convento con su cal enamorada del añil virgen del cielo. Una monja merced aria trabaja en paz en el huerto y habla con Dios, lentamente, de espalda a los pobres tiempos. ¿Se podrá impedir acaso que alguien hable en secreto desde los claustros del alma con su propio pensamiento?
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y yo de veras lo siento, ya no hay monjas de clausura tras el torno y su misterio.
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incendiaban
de fiesta los aleros.
El azahar mecía en los limoneros aromas con temblor de confesiones y, en la entreabierta luz de los balcones, las jaulas se poblaban de jilgueros. Cuánta diafanidad. Nubes lustrales me hablaban al oído con pasión de adolescentes aires mensajeros. Me alimentaba yo de altas señales y mayo se ennoviaba de ilusión. Con sus burros llegaban los caleros.
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comíamos con chocolate. ¿Quién en Lora no recuerda alguna vez, al ser viejo, las madrugadas de feria que viviera siendo joven? Recuerdo aquellos jeringos que nos servían en rueda y el sabor del chocolate enamorando mi lengua, porque esta noche es de mayo y uno es loreño ... y recuerda, sobre todo si está lejos, aquellas noches de feria.
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una niña de ébano mágico cruza el puente rumbo a la vida, incendiada de deseos, que, en Lora, en Feria, palpita. Con un clavel en el pelo iba aquella gitanilla loreña y reina de Andalucía.
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Praderas con margaritas. Amores no confesados. Niñerías. -
¿Me quieres? ¿Sí o no? ¿Qué se hicieron de aquellos días lejanísimos de Lora? ¿De aquella Lora perdida, qué se hizo, Margarita?
-
¿Me quieres? ¿Sí o no? ¿Quién entonces nos quería? ¿A quién entonces quisimos? Oh, amor ... ¡qué gran fantasía!.
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con presagios y majestuosas
vegetales marchas.
La emoción de lo eucarístico revivía en nuestras almas el milagro de lo ázimo y la vida se alfombraba de juncias y de claveles. La Custodia se incendiaba de litúrgicas espigas y la fé se derramaba, "pan descendiendo el cielo", por las calles axatianas. La luz de la Eucaristía nos envolvía de fragancias y el tiempo, por unas horas únicas, de la mañana, hacía que flotara Lora como entre nubes sagradas.
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donde vírgenes y santos temían a José Barzaga. Yo viví mirando el campo entre cales verdiblancas, geranios y jazmineros y tardes de luz dorada. Vivir sobre una taberna era embotellar fantasmas recorriendo extraños mundos y dimensiones abstractas. Recuerdo noches de julio por el vino prolongadas y madrugadas de enero rompiéndose a carcajadas.
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la taberna de Barzaga sobre la que yo vivĂ entre gritos y navajas.
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porque all铆 los taberneros lo sirven con mucho estilo. En las tabernas de Lora el tiempo nunca ha existido y el que entra en ellas penetra en el coraz贸n del Limbo. y o pude ser tabernero
en Lora, Dios no lo quiso, y me neg贸 esa labor rodeada de espejismos. En las tabernas de Lora nunca han de faltarme amigos, gentes que diga mi nombre y llore los tiempos idos.
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Fue hermoso
verlos volar.
Vive en la calle Postigo mi primo Emilio, cosario y criador de palomas mensajeras, ¿no es fantástico? De veras que para mí la tarde en que fuí a su casa, de paso estaba yo en Lora, la tengo anclada en el alma. Mi primo Emilio me hizo un regalo extraordinario: pobló los cielos de Lora de alas de palomos blancos.
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me ense帽贸 su palomar, era una tarde de Lora que nunca voy a olvidar.
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a andar caídos de brazos. Ay, los braceros de Lora, aquellos hijos del campo, carne de pena y cañón, que húmedos de tristeza y con los ojos vidriados, tomaban el tren un día adustos, maleta en mano, y se iban a Barcelona a rumiar sus desencantos. El campo fructificaba al ser por ellos sudado, pero ellos eran los últimos a la hora del reparto. Me acuerdo de los braceros de Lora, siempre penando, perseguidos por el hambre y el puñal del sin-trabajo.
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para esos braceros nuestros las cosas, o no hubo cambio?
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entregándose
a un oficio.
Alfareros, zapateros, albañiles, panaderos, herreros, talabarteros, fontaneros, carpinteros ... Hombres amigos del vino. Hombres de hábiles manos. Hombres que, diariamente, rendían culto al trabajo. Pensando en ellos recorro cantarinas herrerías, carpinterías olorosas, y tiernas panaderías.
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quiero rendirle homenaje a aquellos hombres sencillos de oficios dignificantes.
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El canta en Lora del Río con su palabra de fuego, donde la magia gitana vive ahondando en el misterio. El está atento al geranio, al clavel y al jazminero; al amor de las mocitas y a la sed de los luceros. Trabajador de la tierra cultiva también los cielos. Campesinas son sus manos y su espíritu arcangélico. La belleza lo enamora y lo guía el sentimiento. Vive mil vidas en una y, en una vida, mil sueños.
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tardes de nubes azules y graciosos arroyuelos, mientras enciende candelas y levanta un campamento de leyendas siderales frente a la rosa del tiempo. Gran fara贸n de verano no sabe lo que es invierno, que este gitano de lumbre, este Angel Manuel Autero -coraz贸n de fragua inf铆nes ya inmortal por sus versos.
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hombre de alma legendaria y religiosa bondad. Mujeres y hombres de Lora, permĂtanme recordar a aquel caballero antiguo con voz de EspaĂąa inmortal. Hoy, por la Roda de Enmedio, creo verlo otra vez pasar con un libro bajo el brazo setefilleando su andar. Locura hermosa la suya hecha divino ideal, embozada en capa negra y elegancia seĂąorial.
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imposible de imitar, aquel 煤ltimo hijodalgo que Lora vi贸 caminar.
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Mimbreras. Juncos. Mastranzos. El rumor de los insectos. La huerta y el olivar. El paso de un arriero rumbo a Lora, con su recua de cansados burros viejos, portando ramón, arena, grava, lentisco o romero. ¡Madre mía, cuánta nostalgia! En la Fuente del Helecho el agua era dulce y fresca y único y mágico el tiempo. Tórtolas y chamarices. Verderones y jilgueros. Abubillas. Mirlos. Cucos. Oropéndolas. Trigueros. 70
bebĂamos viendo pasar largos trenes de viajeros.
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Memoria m铆a. Memoria, no dejes que te encadene con el moho de la amnesia la indiferencia y la muerte. (Se帽ores, queda prohibido, en este pueblo, olvidar y se castiga al Olvido por decreto, a Recordar). Que ya nadie olvide en Lora que en el ojo de este puente vivi贸 y muri贸 la Ramona, mendiga de alma celeste.
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Croa una rana en mi memoria y, la Peña de la Sal, nochecita de verano, ama a una estrella fugaz. Lora parpadea río arriba, rosa de electricidad, y las tierras de Azanaque tienen voz de algodonal. Ando pensando este día en la Peña de la Sal, donde yo sé que es de noche y pronto amanecerá. Alguien viene de Alcolea y, en la Peña de la Sal, se detiene, piensa en Lora, dice mi nombre y se va.
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una perdiz. Lora, cal blanca, se ve a lo lejos. El cazador la mira por un momento. Mueve la cola, despuĂŠs levanta las orejas, el perro que lo acompaĂąa. El cazador, con su escopeta presta al disparo, va por la Sierra.
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y, el cazador, con su pieza en la mano saluda al sol.
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allá en los campos de Lora donde yo aprendí a soñar. Trigo verde en donde canta la pasión de la amapola; verde trigo que en mi sangre sabe a rubio pan de Lora. Los trigales de mi pueblo, frutos de la fiel labranza, me acompañan por el mundo reverdeciendo mi alma. Antes de morir quisiera tenderme en esos trigales de Lora a mirar las nubes con claros ojos de infante. Canto al trigo verde, canto al duro trigo dorado; canto a los campos de Lora con mi verso apasionado.
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de esmeralda
vegetal.
Naranjales, naranjales, con naranjitas de oro y mirlos ceremoniales. Naranjal, ay, naranjal, con profunda voz de noria y espĂritu musical. Naranjales, naranjales, donde yo apaguĂŠ mi sed de lĂquidos siderales. Naranjal, ay, naranjal. Iglesia del verderol. Mejor dicho: Catedral. Naranjales, naranjales. Los naranjales de Lora nunca han tenido rivales.
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En el olivar la voz del aceite soñaba un cantar. Subiré a la sierra por comer madroños de las madroñeras. Quiero una casita en mitad del campo de mi Andalucía. Si vuelvo a nacer quiero que sea en Lora de nuevo otra vez.
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guarda su aroma. En su O palpitan circulares misterios, frescas orillas. En su ERE de rosa los jardines se pueblan de mariposas. En su A de agua los loreĂąos se ocultan a hablar del alma. Mira su D dormitando en la dalia aĂşn por nacer. En su E de encina anidan cada invierno las golondrinas.
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de astral es rutas. Su 1 me conduce por la flor del acento a un mar de luces. y esa O final de Lora, tiene un toque de eternidad. Lora del RĂo, en donde lo andaluz es todo mĂo.
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por la secreta fiebre de un lucero. La tartĂŠsica savia del romero revuela Setefilla, trasminada de magia septembrina. La alborada, en jĂşbilo de anĂs, canta en jilguero. Entre preces y vivos alborozos el fervor puebla arroyos y veredas de su Excelsa presencia Femenina. Lora, sobrecogida de altos gozos, y en caballos de sol y alegres ruedas, deja de ser humana y es divina.
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mece rumores de abejas. Yo soy loreño, es verdad, pero me gusta Alcolea y su gente tan cabal. Tiene su luz Alcolea y el río Guadalquivir pasa aromando sus cales y su hermoso cielo añil. Me gustaría tener una casa en Alcolea con los balcones abiertos a sus húmedas riberas. Desde Alcolea hasta Lora y desde Lora a Alcolea la tierra me sabe a Roma.
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un domingo a mediodía y con sed de vino blanco. De no ser loreño yo alcoleano sería frente al río de mi amor.
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era rosa el sol y el viento. Carretera de Alcolea entre olivares y almendros. Camino de Pe単aflor silba un tren oscuro y lento. En Puebla de los Infantes el agua me supo a cielo y rend鱈 culto a las norias en cada uno de sus huertos. Rumbo a Constantina ... sierra perfumada de romero. Rodando hacia La Campana, la bicicleta del tiempo, sue単a toros de Mihura ... Pienso en mil ni単os toreros. Hacia Carmona nos fuimos con lo romano por dentro y al pasar por Azanaque nos prendimos de arabescos. y
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Estoy hablando, sabedlo, de mi firme vocación de loreño, y esto me emociona tanto que hasta se me quiebra el verso. ¡Lora del Río, de mis ojos, pueblo entre todos los pueblos!.
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se transforman en murciélagos. Los crepúsculos de Lora son crepúsculos de ensueño y Lora entre luces mágicas se desmaya en el misterio. Yo imagino los crepúsculos de Lora y luego recuerdo mi perdida adolescencia bajo el temblor de sus cielos. Los crepúsculos de Lora tenían sabor a luceros, a rubias lunas crecientes y a sed de amores secretos. Yo fui amante del crepúsculo en Lora hace mucho tiempo y con él me iba al río a inventar peces y versos. 87
son emporios de vencejos que, al penetrar en la noche, se transforman en murciĂŠlagos.
ss
en que naciste al amor. Por la Alameda del Tren flota la vaga emoción de un viajero que se fue y ya nunca más volvió. Acuérdate de Fillita, no olvides a Encarnación; piensa un momento en Dolores y háblame de Adoración. Bellas muchachas de ayer que ahora noblemente son sufridas madres y abuelas de sedoso corazón. Acuérdate de aquel tiempo en que ir a la estación el domingo al caer la noche tenía luces de ilusión. 88
porque pensé en tus moreras y ando conmigo y sin mí vagando por la Alameda. Se me ha salido del cuerpo el ánima, y ahora juega mi ánima, con las ramas frutales de tus moreras como un vientecillo niño que quisiera dar vida al niño que fui para morder moras negras, para morder blancas moras y apedrear tus moreras bajo la roja sandía que electrifica tus siestas. Crezco esta noche en deseos porque pensé en tus moreras mientras hablo de lo mismo aunque ya nadie me entienda.
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del Norte-Sur
de este pueblo.
Canten los aires del Este: Lora es una fantasía bajo el cielo azul celeste, y su torre de arreboles un increíble cohete rumbo al alma de Orión donde también hay claveles. Yo tengo derecho, yo, a soñar vencejos verdes, gorriones de oro viejo y tordos de niña nieve. Si Lora pierde su río y a mí todo se me pierde dejadme soñar caballos. carretas, romeros, puentes,
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estĂĄ aquĂ, en la esquina Oeste del Norte-Sur de este pueblo con alma de viento Este.
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por mil sandías abiertas a la gran sed del verano. Tajada a tajada veo, luces del tiempo pasado, a doña Asunción Sanchís con un cuchillo en la mano y partiendo una sandía como si partiera un astro. Marietta Cervera vuelve a ser niña y yo comparto, niño otra vez, junto a ella, lo dulce y lo colorado. (...y pienso en mi tía Vicenta
cociendo rubios membrillos en su cocina de estrellas). Recorro Lora en espíritu y sucede algo fantástico: mi corazón de sandía lo picotean los pájaros.
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y bordo
loreñerías mientras lo loreño puebla mi sangre de Loras niñas. Me acodo en el puente viejo soñando Loras dormidas y en los puentes nuevos cantan hermosas Loras activas.
Lora del jazmín y el pozo y las paredes albísimas. Lora roja de claveles y de trigales verdísima. Lora del agua y del aire, del sol y la fantasía. Lora la del cielo azul. Lora del Río y de la Vida. Lora de las amapolas, del membrillo y de la oliva. Lora hortelana entre norias y húmedas hortelanías.
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Lora de mis invenciones y mis realidades íntimas. ¡Qué loreñamente vengo y voy, Lora, día a día, por la luz de tus balcones enloreñando mi risa!. Quizá nunca más mis pies y las piedras sensitivas de tus misteriosas calles se den en mis huellas cita. Quizá nunca ... y, sin embargo, en tanto tus calles vivan no habrá olvido para mí, sino memoria encendida.
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cruzando
el Guadalquivir.
La voz de un álamo negro preguntaba a un algarrobo por los hombres de bebieron vino en "La Venta del Mono". La huerta de Juan Martínez, por más que cambie de dueño seguirá teniendo nidos de mirlos y de jilgueros. y aquel tejar de Felipe, ladrillos y tejas rojas, sigue viviendo en las tapias y los tejados de Lora. Pulso al azar mis recuerdos y de súbito no sé si aquella fábrica era de luz, de viento o papel.
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viene por la carretera cargando de remolachas y endulzando las laderas. Dejadme ver desde lejos lo que de cerca no vĂ: el alto puente de Lora cruzando el Guadalquivir.
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caminos de azul celeste. (En este pueblo nací y en él me quiero morir) Lora del Río, laurel a orillas del agua dulce, me enseñó a amar y a cantar las rosas, la luz, las nubes. (En este pueblo nací y en él me quiero morir) Lora del Río, universal corazón apasionado, viaja, noche con noche, por los cielos estrellados.
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presto a entregarse al amor. (En este pueblo nacĂ ... ).
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Día de la resurrección de los muertos, permíteme estar, por Dios, en el blanco cementerio de Lora esa hermosa fecha para que abrace de nuevo, con la emoción de la vida, a tantos amigos viejos. Día de la resurrección de los muertos, no te vayas a olvidar de lo que te estoy pidiendo.
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Una serie de circunstancias condicionaron que, esta iniciativa, se fuera aplazando. Pero la idea siguió latente, prendida en el ánimo de tus amigos, a la espera de que se pudiera realizar. Al fín se pudo hacer y esperamos, los que en ella hemos intervenido, que sea de tu agrado. Tu larga ausencia, desde tu arribada a México, nos separó físicamente. Sin embargo, todos sabemos que tu has seguido unido a Lora, por el cordón amoroso de tu Madre y de toda la familia, a través de la cual has irradiado a los demás tus "Ioreñerías" bordadas de afecto apasionado que han mantenido este vínculo afectivo con el pueblo. Correspondiendo a tus deseos, intento epilogar este bello libro, misión honorífica que me haces y que te agradezco, aunque no me resulta fácil. y pensando en la forma de componerlo, se me vino a la memoria una serie de imágenes pretéritas, enriquecidas por los años, en la que se mezclaban, en armonioso deleite: paseos, plazas y fuentes; río, piraguas y deportes de nueva savia; teatro, sueños y novias, en la antesala secreta de entrar en la familia, gastando suelas alrededor de tu casa, en compañía de aquel minigrupo de amigos: TRISA VIBORCE, cuyo nombre estaba compuesto por las cinco primeras sílabas de sus apellidos respectivos: Trigo, Salado, Vidal, Boronat y Cervera. y también recordé aquellas noches, sin exigencias de horarios, en que te reunías, en los poyetes de la Placita Nueva, con otros amigos, entre los que siempre se encontraban los más adeptos, como Fernando Molina, Antonio Martínez Limón, Fernando Puertas, Joaquín Moles, Francisco Vélez, Francisco Moya,
el de los viejos amigos que -como ves- se han vuelto a mover y a unirse ilusionadamente, para dar fin a esta idea de editarlos, a la que se han sumado muchos más, así como también, se ha adherido la Agrupación Cultural Amigos de Lora y el Excmo. Ayuntamiento de nuestro querido pueblo. Gracias, amigo Juan, por estas bellas estrofas, plenas de ritmo y cadencia, que han hecho que un tiempo pasado loreño sea idealizado y nos haya alegrado el corazón. A través de ellas hemos visto como las emociones y las sensaciones cotidianas de una Lora lejana, alcanzan expresión poética singular que quedarán ya perpetuadas en este libro, graciable regalo que nos dedicas cariñosamente, como un ejemplo sublime de tu amor a nuestro pueblo y a su gente. Por ello, querido Juan, en reciprocidad a este obsequio que nos haces desde ese México tan lejano y, a la vez, tan próximo, por ese milagro de la transfusión poética-afectiva, te ofrecemos como un homenaje de Lora, la publicación de este bello libro. En nombre propio y en el de todos tus amigos, recibes un fuerte abrazo. Antonio Trigo Me/o. Abril de 1.989.
INDICE
Torre de Lora...................................... Al puente viejo.....................................
25 27
Ermita de Jesús. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La Muralla.........................................
28 29
Confesión. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Castillo de Lora.................................... Riberas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
31 32 34
Flores de adelfas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Parroquia de la Asunción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
35 36
¿Qué diré?........................................ Bailío. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
38 41
Enmascaradas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Carbonerías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Imágenes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
42 44 46
Había.............................................. El Pilar............................................ Convento de Clausura. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
48 49 50
Vísperas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Feria. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . A una novia imaginaria del poeta
52 53
Angel Manuel Autero. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
54
Don Nicolás........................................ Fuente del Helecho. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La Ramona........................................ Peña de la Sal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
68 70 72 73
Cazador............................................ Trigales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Naranjal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cantares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
74 76 78 79
Lora del Río (Capricho)...... ....................... Setefilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Alcolea del Río.....................................
80 82 83
Marzo............................................. Crep~sculos........................................
85 87
Acuérdate. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Crezco. .. . . . ... . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fantasía loreña.....................................
89 90 91
Intima Lora........................................ Loreñerías. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Dejadme ver. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
93 94 96
Flor blanca. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Súplica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
98 100
Este libro, cuya edición consta de 1.000 ejemplares, se acabó de imprimir en Lora del Río (Sevilla), en los Talleres de Imprenta Becerra, el día 25 de marzo de 1.989, Fiesta de la Encarnación del Señor y Anunciación de la Virgen, primitiva de la Virgen de Setefilla, patrona de Lora del Río.
4.-"POEMAS
LOREÑOS".
Angel Manuel Autero.
5.-"MEMORIA ANTE EL ESPEJO". Francisco Vélez Nieto. 6.-"ENTRE MARES Y TIERRAS". FranciscoJavier MartínezPasadas. 7.-"SOLO
SENTIMIENTOS".
8.-"TIEMPO
DE LORA".
Diego Delgado Díez.
Juan Cervera.
Patrocinan esta edición:
Con la colaboración de la OBRA CULTURAL
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COLECCION ACEÑA DE POESIA . LORA DEL RIO