EL SANTO CHRISTO IBร RICO
TEX TOS
Clemente Bernad Margarita Ledo Andiรณn Christian Caujolle
Dedicar una exposición de esta envergadura a la obra del
Devoting an exhibition of this scope to the works of the
fotógrafo navarro Koldo Chamorro ha sido un deseo del De-
Navarran photographer Koldo Chamorro has long been a
partamento de Cultura y Deporte del Gobierno de Navarra
dream of the Department of Culture and Sports of the Re-
desde hace ya mucho tiempo.
gional government of Navarre.
Entre las diversas posibilidades que se han valorado, cen-
Among the many possibilities that were weighed, we ulti-
trarla en su gran proyecto El Santo Christo Ibérico ha parecido
mately determined it best to focus the show on his major
finalmente la más conveniente, una decisión en la que ha
project, El Santo Christo Ibérico (‘The Holy Iberian Christ’),
coincidido su hija, Oihane Chamorro, depositaria de su ar-
a decision supported by his daughter, Oihane Chamorro,
chivo y colaboradora imprescindible en este empeño.
who is the trustee of his archives and our essential partner in this undertaking.
Koldo Chamorro. El Santo Christo Ibérico presenta ciento ocho fotografías seleccionadas por Clemente Bernad, comisario
Koldo Chamorro. El Santo Christo Ibérico presents 108 photo-
de la exposición, después de revisar varios miles de imáge-
graphs chosen by Clemente Bernad, the exhibition curator,
nes y teniendo en cuenta el trabajo previo de concepción y
after reviewing several thousands of images, and bearing in
selección de obra realizados por el propio fotógrafo.
mind the photographer’s groundwork in which he conceived and chose works.
Esta exposición se muestra primero en el Museo de Navarra, un centro especialmente interesado en la fotografía, como
This exhibition is being shown first at the Museo de Navarra,
indican sus colecciones y exposiciones temporales. Después,
a centre with a keen interest in photography, as evidenced by
cumpliendo el deseo de presentarla en Madrid, lo hará en
its collections and temporary exhibitions. After that, it will
el marco del mayor acontecimiento fotográfico de nuestro
fulfil our wish of presenting it in Madrid as part of the most
país, PHotoEspaña. Este Festival, así como La Fábrica, coe-
important photography event in our country, PHotoEspaña.
ditora de esta publicación, mostraron decididamente su in-
This festival, as well as La Fábrica, the co-publisher of this
terés por este proyecto.
volume, showed a steadfast interest in this project.
La exposición y la publicación son ahora posibles gracias a
The exhibition and publication are now possible thanks to
todos ellos.
all of them.
Rebeca Esnaola Bermejo Consejera de Cultura y Deporte. Gobierno de Navarra
Rebeca Esnaola Bermejo Regional Minister for Culture and Sports, Government of Navarre
KOLDO VOLABA Clemente Bernad
No somos pocas las personas que oímos a Koldo Chamorro
siempre consideró —con razón— una auténtica heroicidad,
relatar cómo en varias ocasiones llegó a volar. Elevarse va-
teniendo en cuenta las enormes dificultades para sobrevivir
rios metros del suelo para, desde allí arriba, con esa nueva
económicamente y la desventaja respecto a quienes no plan-
perspectiva, fotografiar tal o cual cosa desde un ángulo in-
tearon así su ejercicio de la fotografía.
sólito. Unas veces fue por causa de algún tifón despistado en cualquier paraje perdido de la ahora tan de moda España va-
Koldo mantuvo desde aquellos años una excelente rela-
cía, que por aquel entonces estaba aún más desértica; otras,
ción con fotógrafos europeos y norteamericanos, y recibía
consecuencia de algún complejo ejercicio de meditación
cuantiosa información tanto directa como a través de li-
contemplativa que salió mejor de lo previsto y que provocó
bros, catálogos, revistas, etc., de la que muchos otros fotó-
la levitación más inesperada. El caso es que Koldo volaba y
grafos españoles carecían. Por eso su cultura visual ya por
que cuando quería encontrar su particular e intransferible
aquel entonces era abundante y su curiosidad como fotó-
punto de vista no tenía más que concentrarse en ello o bus-
grafo insaciable, experimentando en todos los terrenos y
car el remolino adecuado.
entendiendo la fotografía como una aventura que le permitía jugar con un lenguaje polivalente y abordar ciertas
Sus antecedentes sociales, políticos y culturales fueron inha-
cuestiones que quería comprender e investigar. Ahí está
bituales, sobre todo por haber pasado su infancia en Guinea
el embrión de su interés por el ensayo fotográfico como
Ecuatorial, incrustado en las estructuras de la presencia co-
herramienta conceptual para narrar y para estructurar su
lonial española durante el franquismo, lo que le permitió
mundo particular. Sin embargo, Koldo nunca entendió el
presenciar de primera mano cómo se las gastaba el régi-
ensayo fotográfico como una simple estructura a través de la
men en un contexto absolutamente diferente al del resto
cual desplegar un guion ya escrito previamente, sino como
de los adolescentes de su edad. Es seguro que su estancia en
un auténtico experimento abierto sin ruta, sin límites y sin
África le aportó muchos de sus rasgos personales, así como
fronteras, determinado por la historia que deseara narrar
su llegada con dieciséis años de edad a la oscura, franquista y
en cada momento, pero también por su propia presencia en
tradicionalista Pamplona. La Pamplona de los años sesenta.
la misma, lo cual le permitía incorporar todos aquellos elementos que considerase útiles para el discurso. En este
A Koldo le gustaba contar que llegó a conocer de niño a W.
marco conceptual Koldo encajaba diversas soluciones na-
Eugene Smith cuando este realizó en 1954 el ensayo foto-
rrativas como el reportaje monográfico o el poema visual,
gráfico sobre el doctor Albert Schweitzer en Lambaréné (Ga-
resolviendo unas u otras a través de metodologías variadas,
bón) y que, a pesar de su corta edad, pudo sentir el poder que
entre las que el llamado reportaje fotográfico fue para él sin
tenía la fotografía para contar historias y para vivir experien-
duda la más querida y la que defendió siempre con ardor
cias intensas. Sea como fuere, el virus de la fotografía se lo
y con pasión.
inoculó un amigo de su padre al regalarle —aún en África—
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una cámara fotográfica Agfa con la que comenzó a explorar
El acto fotográfico de Koldo era complejo e inclasificable,
su entorno inmediato. En 1974 recibió junto con Manel Es-
fruto de sus múltiples intenciones y de la variedad de re-
clusa una beca de la Dotación de Arte Castellblanch, que le
gistros que buscaba extraer de cada situación. Cuando tra-
permitió asistir a varios talleres de los Encuentros de Arlés,
bajaba, desplegaba una metodología próxima a la conocida
que marcarían su carrera fotográfica. Desde entonces en-
como fotografía callejera, basada en su innegable espíritu de
caró la fotografía como profesional a tiempo completo, sin
cazador de imágenes, dentro de los cánones de la no fic-
ejercer ningún tipo de actividad complementaria, algo que
ción, a través de un cuidadoso pero espontáneo ritual de 5
seducción que incluía un estricto reconocimiento del te-
cuadro, así como encarnan presencias ocultas, en un trabajo
supone situarse a uno mismo en el centro de una mirada
del cuestionable exotismo de la franquista España profunda.
rreno, un estudio psicológico de quienes allá se encontra-
compositivo de auténtica orfebrería visual.
documental sobre el mundo, su visión resulta rotunda y efi-
Es en esas circunstancias en las que Koldo se planteó abor-
ban y el establecimiento de las relaciones personales que
caz, sin afectación ni exhibicionismo y sin ningún atisbo de
dar en 1974 El Santo Christo Ibérico, que seguramente es el
conviniese en cada ocasión. Dosificaba dichas relaciones y
Koldo otorgaba un enorme valor a la composición de sus
sarcasmo o cinismo. Más bien al contrario, sus imágenes son
trabajo sobre el que más reflexionó y para el que realizó una
las distancias que mantenía con las personas que fotogra-
imágenes. Tan era así que llevó un paso más allá la vieja
una lucha constante y emotiva contra el tiempo que revelan
mayor labor de introspección y de análisis de sus propias
fiaba a través de una metodología particular que denominó
recomendación de Henri Cartier-Bresson de voltear una
un profundo sentido de la vulnerabilidad y una voluntad
circunstancias personales, para hablar de algo que nos atañía
proxémica fotográfica, que trataba de sistematizar su trabajo
imagen hacia abajo para ver cómo funcionaban sus masas y
sincera por explicar su propio mundo. La compleja mirada
a todos como sociedad, pero que también le involucraba a él
sobre el terreno teniendo en cuenta las distancias a las que se
volúmenes: Koldo no hacía hojas de contacto de sus negati-
de Koldo está preñada de misterios, de sombras, de labe-
profundamente como persona. Koldo reflexiona desde las
sitúa el fotógrafo respecto a la escena y a sus protagonistas,
vos y seleccionaba las fotografías en varias fases, la primera
rintos, de signos indescifrables, de símbolos mágicos que
entrañas de una estructura familiar que hunde sus raíces en
para determinar incluso cómo cada situación puede verse
de las cuales era colocando hacia abajo el propio negativo
demandan regresar una y otra vez a su lectura.
la religión y en la tradición.
acompañada por una distancia focal idónea para obtener lo
para cerciorarse de que la imagen funcionaba en el plano
mejor de ella. Simultáneamente, Koldo se adentraba en los
compositivo, aplicando solo más adelante otros criterios de
Pero a pesar de su particular y denso mundo personal y
Asumiendo que formamos parte de la cultura judeocris-
territorios de la ficción, dando rienda suelta a su capacidad
selección, por otra parte extremadamente estrictos.
profesional, Koldo no estuvo nunca solo. Se sintió acompa-
tiana, Koldo planteó El Santo Christo Ibérico como un gran
ñado por otros fotógrafos que compartieron con él intere-
proyecto monográfico a largo plazo basado en reflexionar
escenográfica a través de retratos escenificados o recreando situaciones que encajaban en sus presupuestos estéticos,
La mirada de Koldo es subversiva, peligrosa, muy compleja
ses, energías y territorios. De entre todos quizá el grupo de
visualmente sobre los distintos aspectos de las liturgias y
siempre con la convicción de que dichas escenificaciones
y con un fondo importante de iconoclastia. Sus imágenes
afinidad al que se sintió más ligado fue el que formó junto
manifestaciones religiosas propias de la península ibérica
conseguían destilar el máximo sentido de aquello que pre-
no son balas de fogueo, sino cargas de profundidad que
con Fernando Herráez, Cristina García Rodero, Cristóbal
centradas en los cultos dedicados a Cristo, así como sobre
tendía contar. En el fondo, Koldo hablaba de sí mismo y
golpean bajo nuestra línea de flotación y consiguen deses-
Hara y Ramón Zabalza, ese grupo que Alejandro Castellote
los efectos de la presencia de la cruz cristiana en nuestro
de sus querencias desarrollando ambos registros narrativos
tabilizarnos e inquietarnos profundamente. Imágenes nada
vino en denominar los cinco jinetes del Apocalipsis, seguramen-
paisaje social. La apuesta era compleja y comportaba un
paralelamente, pero sin marcar con claridad los límites. Kol-
evidentes que juegan con nosotros y que no se agotan en una
te porque el esfuerzo titánico que desplegaron en aquellos
arriesgado análisis de la situación sociopolítica, puesto que
do era consciente de que la frontera más nítida entre esos
primera lectura, algo tan habitual en tiempos de fast-food
años oscuros en una España aún más oscura tuvo mucho
en aquellos años España aún se encontraba inmersa en una
dos mundos era precisamente que aquello que sucede en
visual en los que se busca satisfacer con rapidez los estóma-
de épica y de epopeya. En los años setenta conocieron al
feroz dictadura militar surgida del golpe de Estado de 1936
el territorio de la no ficción es escurridizo y no se repite
gos más mediocres. Sus imágenes están muy elaboradas y se
fotógrafo Josef Koudelka —que deambulaba por Europa tras
contra el Gobierno del Frente Popular y de una guerra civil
jamás, por lo que había que ser rápido y certero para atra-
sostienen en una cuidadosa escenografía y en una calculada
exiliarse de Checoslovaquia—, quien se apoyó en ese grupo
en la que la Iglesia tomó partido, ejerciendo la represión y el
parlo, pero al mismo tiempo quería intervenir para detener
composición que, más que buscar una confrontación con el
de jóvenes enérgicos, en sus ganas de aprender y en su dis-
exterminio sistemático contra quienes no coincidían con sus
el tiempo, alargar la vida, dejar su propia huella, su rastro,
caos, pretende expresarlo con eficiencia. Koldo asume desde
ponibilidad para viajar por aquella España inextricable que
postulados, capitaneada por las facciones más fanatizadas
marcar el territorio con su olor inconfundible.
un primer momento tanto que el ensayo fotográfico necesita
lo deslumbró y cuyas claves desconocía por completo. En
del catolicismo, como los requetés carlistas. Tras la derrota
compaginar la narración eficaz y el propio punto de vista
esos viajes iniciáticos ejerció durante un tiempo como un
militar de la II República, la Iglesia formó parte sustancial
A Koldo le encantaba aquella narración de Plinio el Viejo
del autor como que el lenguaje del reportaje fotográfico no
auténtico flautista de Hamelín que los arrastró allá donde
del régimen dictatorial, por lo que en los años setenta la
sobre el origen de la pintura, en la que una joven traza en la
es en esencia amable, sino más bien áspero y corrosivo. Así,
más le interesaba, fundamentalmente en todo lo relacio-
imposición de la religión católica a toda la población seguía
pared el contorno de la sombra de su amado antes de des-
en un arriesgado ejercicio de introspección, decide situarse
nado con ritos religiosos, fiestas populares y comunidades
vigente. Sin embargo, en los últimos años del franquismo,
pedirse de él, para no olvidarlo. Koldo se reconocía en esos
a sí mismo en un terreno ambiguo entre su propia mirada
gitanas, desdeñando el hecho de que este era un país aún
Koldo Chamorro entendió, junto con otros fotógrafos, que
trazos porque dicha representación nace precisamente de
y aquello que desea contar, por lo que renuncia explícita-
bajo la dictadura franquista y que había cuestiones de las
había ciertas manifestaciones religiosas, fiestas populares
la ausencia, pero contiene la capacidad de generar cuerpo
mente a aceptar las reglas del juego habituales de la llamada
que ocuparse y por las que luchar —también mediante el
y rituales que supuestamente se encontraban en trance de
y volumen, superando esa limitación de nacimiento, algo
fotografía documental, reacias a asumir un protagonismo
discurso fotográfico—, pero que no figuraban en las prio-
desaparición, en parte porque la presumible agonía de la
a lo que él dedicó toda su vida. Por eso sus imágenes están
excesivo del autor sobre la historia. No podemos olvidar que
ridades del excelente fotógrafo checo. Por ello, cada cual
dictadura arrojaría al olvido muchas de las presuntas esencias
cuajadas de sombras, que no solo nos hablan de un lugar
para Koldo la fotografía es esencialmente documentación,
tuvo que esforzarse con mayor o menor éxito en sacudirse
que formaban parte de la idiosincrasia y del espíritu nacional
concreto en el mundo en el que la luz del sol es determinan-
y la esencia de la documentación es la identidad, más aún,
la tremenda influencia que ejerció Josef Koudelka sobre ellos
español basado en los cuarenta años de régimen totalita-
te, sino que también lo hacen de aquello que queda fuera del
la propia identidad. Sin embargo, a pesar del riesgo que
y asumir que su papel era muy diferente al de meros turistas
rio nacionalcatólico, y en parte por el avance de las nuevas
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tecnologías y de la venidera globalización. En cambio, Koldo
extraídos los órganos (págs. 146-147) y que Koldo denominó
Ahora, casi medio siglo después de que Koldo decidiera
tras este tránsito terreno. Pero no es suficiente con querer
no quiso utilizar la fotografía —como otros— para tratar
El Cristo donante son buena prueba de ello.
acometer El Santo Christo Ibérico, es imprescindible tener en
ir de su mano en este viaje a ciegas a través del campo de
únicamente de preservar ese supuesto patrimonio nacional
cuenta que el contexto en el que desarrolló el trabajo no
minas de sus imágenes. Koldo siempre necesitó cómplices,
moribundo, sino para elaborar un profundo análisis social
El Santo Christo Ibérico no se construye solo con aquellas
tiene nada que ver con el actual, en ninguno de sus extre-
confidentes y alumnos. Amantes. Para recorrer con éxi-
que mostrase las contradicciones de un país lastrado por el
imágenes que fueron concebidas exclusivamente para él,
mos: el interés por elaborar un relato fotográfico sobre lo
to sus intrincados caminos, él también tiene que invitarte
atraso y el oscurantismo, pero que se veía arrastrado hacia
sino que se nutre de fotografías pertenecientes a otros tra-
que acontecía en aquella España despoblada era solo cosa de
a atravesarlos.
la modernidad, y al mismo tiempo incrustar en su análisis
bajos (fundamentalmente España mágica, Los Hijos-Dalgo de
unos pocos; las condiciones de trabajo en fiestas y celebra-
un radical discurso autobiográfico, un desesperado intento
Iturgoyen, Los curanderos y Los silencios de Dios) que le otor-
ciones religiosas eran duras y la intención de los fotógrafos
Y por si quedara alguna duda, vive Dios que aquella tarde
por detener su propio tiempo, aquellas cosas de la vida que
gan el anclaje a ámbitos socioculturales donde lo religioso
a menudo difícil de explicar; la sintaxis visual y la estructu-
ventosa en tierras de la Mancha, entre rebaños de ovejas
a pesar de todo le suponían experiencias amadas y que se
está presente, así como a otros trabajos completos que le
ración de los discursos visuales de los años setenta y ochenta
merinas y amenazando tormenta, yo mismo vi a Koldo ele-
esforzaba por conservar.
sirven de correlato crítico, como el poema visual Pubis pro
son difícilmente legibles con los parámetros actuales, sobre
varse un par de metros sobre el suelo gracias a un torbellino polvoriento y juguetón.
nobis. Koldo practicó profusamente el género del desnudo
todo desde la implantación de las nuevas tecnologías digi-
El Santo Christo Ibérico comienza explorando ciertas litur-
a lo largo de su carrera, vinculándolo muy a menudo con
tales y sus consecuencias en la narración visual.
gias católicas ancladas en la noche de los tiempos, funda-
El Santo Christo Ibérico, en tanto en cuanto el cuerpo huma-
mentalmente en el ámbito rural, utilizando la cruz como
no y el sexo siempre han supuesto un grave problema para
Paradójicamente, y desmintiendo los temores que vatici-
un elemento distintivo y unificador de todas ellas. Traba-
la religión católica. Koldo marcó claramente dicho vínculo
naban su desaparición, las numerosas fiestas populares, re-
jó intensamente en romerías penitenciales, procesiones
conceptual en el propio nombre del poema visual, que juega
ligiosas, rituales, procesiones, romerías, etc., no solo no han
de Semana Santa, celebraciones en torno al Día de Todos
irónica y críticamente con la letanía Ora pro nobis, insistien-
desaparecido, sino que han apuntalado su vigencia apoyadas
los Santos, bendiciones de campos, autos sacramentales, etc.
do en que le interesaba analizar el comportamiento sexual
sin duda por un proceso creciente de turistificación que las ha
Sin embargo, conforme avanzaba el desarrollo del trabajo,
humano bajo los conceptos de la fuerza del pecado como
convertido en espacios masificados y mercantilizados. Sin
fue incorporando otro tipo de rituales paralelos a los ofi-
instrumento represor y de la muerte como destino común.
embargo, las imágenes de Koldo cumplen de forma despia-
ciales, como ciertas liturgias sincréticas y heterodoxas que
Una representación del sexo entendido como estado psi-
dada la función para la que fueron creadas: nos hablan con
utilizan la cruz en sus sus protocolos: videntes y aparicio-
cológico, perceptual y físico, propuesto como contrapunto
rotundidad de lo que acontecía en un tiempo y en un lugar
nes marianas, ofrendas, imagineros, santeros, fetichismo
a El Santo Christo Ibérico, pero que justamente explica por
determinados, y lo hacen abriendo caminos, formulando
religioso, etc. Y finalmente decidió sacar la cruz cristiana
qué su intención iba mucho más allá de documentar úni-
preguntas, inoculando inquietudes y dudas.
de sus ámbitos naturales para buscarla allá donde nadie la
camente diversas manifestaciones religiosas, planteando
esperaba, explorando su presencia como símbolo cultural,
cómo la expresión de la religiosidad hunde sus raíces
Koldo era curioso, empático, imprevisible, crítico implaca-
como icono y como ornamento. Esta ruptura de las fronte-
en aspectos mucho más diversos de la identidad social
ble, observador, generoso, tenaz, apasionado, minucioso, in-
ras de lo estrictamente religioso es lo que verdaderamente
y de la psique.
conformista, buen conversador, travieso, vitalista, exigente,
convierte El Santo Christo Ibérico en un auténtico ejercicio de
muy cariñoso. Voló libre como fotógrafo en unos años en
sincretismo sociológico y visual. Koldo busca —y encuen-
Koldo concedió a la sintaxis visual de El Santo Christo Ibérico
los que los lastres en España eran abundantes y parecían
tra— las huellas de lo religioso en escenas y lugares insos-
una gran importancia, fundamentalmente porque reflexio-
eternos. Se echó al monte, transgredió normas y cabalgó a
pechados de la vida cotidiana, pero además lo hace de tal
nar sobre la forma en que debía resolverlo visualmente su-
galope tendido hacia todas partes a la vez. Ahora, diez años
manera que introduce una ansiedad que nos desequilibra
puso para él su «tránsito a la madurez creativa», como es-
después de su muerte, sus desterradas imágenes se nos
por completo: la imagen desasosegante de la construcción
cribió en un texto de 1987. Las imágenes de El Santo Christo
aparecen renovadas, liberadas de un ostracismo injusto y
de la Torre Picasso en Madrid en la que emergen una serie
Ibérico son documentales, pero tremendamente introspecti-
de un abandono incomprensible. Reencarnadas y dispues-
de cruces reflejadas en la fachada acristalada de otro edificio
vas. Navegan en escenarios aparentemente públicos y acce-
tas no a allanar territorios donde sentirnos más cómodos,
(págs. 136-137) o la demoledora fotografía de un joven fa-
sibles, pero bucean a grandes profundidades emocionales,
sino a enrarecer el ambiente y a preguntarnos una y otra
llecido en accidente de motocicleta al que le acaban de ser
dominadas por símbolos, gestos y sombras misteriosas.
vez qué demonios hacemos aquí y qué quedará de nosotros
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Clemente Bernad es fotógrafo y cineasta documental independiente. Es el comisario de la exposición El Santo Christo Ibérico, de Koldo Chamorro.
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KOLDO FLEW Clemente Bernad
There are quite a number of us who heard Koldo Chamorro
complementary activity. He always considered this—right-
relate how on several occasions he managed to fly, rising
ly—as an act of heroism, given the enormous difficulties of
several yards off the ground and, with the new perspec-
surviving financially and the disadvantage it put him at with
tive he gained up there, photographing things from an
respect to those who did not approach photography in the
unusual angle. Sometimes it was the result of some way-
same way.
ward typhoon in a lost corner of the ‘empty Spain’, now so fashionable and in those days even more deserted. At
From those years on, Koldo kept up excellent relations
other times it was the consequence of some complex exer-
with European and American photographers, and received
cise of meditative contemplation that came off better than
copious information, both directly and through books,
expected, with a levitation that took him completely by
catalogues and magazines, which many other Spanish pho-
surprise. The fact is that Koldo flew, and when he wanted
tographers lacked. Because of this, his visual culture was
to find his own personal and non-transferable viewpoint,
by then abundant and his curiosity as a photographer was
all he had to do was concentrate or go in search of the
insatiable. He experimented in every terrain and saw pho-
right whirlwind.
tography as an adventure that allowed him to play with a polyvalent language while tackling certain questions he
His social, political and cultural background was unusual,
wanted to investigate and understand. This is the embryo
above all because he had spent his childhood in Equatorial
of his interest in the photo essay as a conceptual tool for nar-
Guinea, incrusted in the Spanish colonial structure during
rating and structuring his own world. Nevertheless, Koldo
the Franco years, which allowed him to see at first hand
never understood the photo essay as a simple structure on
how the regime functioned in a completely different context
which to play out a previously written script, but as a genu-
from that of the other boys of his age. His time in Africa cer-
ine experiment, open, unguided, unlimited and unbound,
tainly gave him a lot of his distinguishing features, as did his
determined by the story he wanted to tell at a given mo-
arrival at the age of 16 in the dark, traditional and Francoist
ment, but also by his own presence inside it, something that
Pamplona. The Pamplona of the sixties.
allowed him to incorporate all the elements he considered useful for the discourse. Koldo found a place within this
Koldo liked to tell people that when he was a boy, he met
conceptual framework for various narrative solutions, such
W. Eugene Smith during his journey of 1954 to produce his
as the monographic reportage or the visual poem, which he
photo essay on Dr. Albert Schweitzer in Lambéréné, Gabon,
resolved through various methods. Among them, the one
and that in spite of his early age, he could feel the power
he loved most was undoubtedly the so-called photoreport-
of photography to tell stories and transmit intense expe-
age, the procedure he always defended with the greatest
riences. Be that as it may, he was inoculated with the pho-
passion and ardour.
tography virus while still in Africa by a friend of his father’s, who gave him an Agfa camera with which he started to ex-
With Koldo, the act of photography was complex and un-
plore his immediate environment. In 1974, he and Manel
classifiable, the result of his multiple intentions and of the
Esclusa were each awarded a Castellblanch Art Scholarship,
variety of registers he sought to extract from every situation.
and this allowed him to visit several of the Rencontres in
When he worked, he used a method close to what is known
Arles, something that left a permanent mark on his photo-
as street photography, based on his undeniable image hunt-
graphic career. From then on, he confronted photography
er’s spirit, within the canons of non-fiction. This involved a
as a full-time professional, without indulging in any kind of
careful but spontaneous ritual of seduction that included 11
a precise reconnaissance of the terrain, a psychological study
Koldo attached huge importance to the composition
against time revealing a profound sense of vulnerability
personal circumstances. He was talking to us about something
of those to be found there, and the establishment of the
of his pictures, so much so that he took one step be-
and a sincere desire to explain his own world. Koldo’s com-
that affected us all as a society, but which also involved him
personal relations that best suited each occasion. He dosed
yond Henri Cartier-Bresson’s old advice of turning an
plex gaze is pregnant with mysteries, shadows, labyrinths,
profoundly as a person. Koldo reflects from the entrails of
out these relationships and the distances he maintained
image upside down to see how its masses and volumes
undecipherable signs and magical symbols demanding one
a familiar structure whose roots are sunk deep in religion
with the people he photographed by means of a peculiar
function. Koldo made no contact sheets of his nega-
re-reading after another.
and tradition.
method he called photographic proxemics, which tried to
tives, and selected his photographs in several phases. The
systematise his work in the field by taking into account the
first was to turn the negative itself upside down to make
In spite of the density of his own personal and professional
Accepting that we form part of the Judeo-Christian tradi-
photographer’s distance from the scene and its protago-
sure the image worked on the compositional plane, and
world, however, Koldo was never alone. He felt he was ac-
tion, Koldo approached El Santo Christo Ibérico as a grand
nists, even determining an ideal focal distance for making
only afterwards did he add other selection criteria, all
companied by other photographers who shared his inter-
long-term monographic project based on the visual analysis
the most of each situation. At the same time, Koldo made
extremely strict.
ests, energies and territories. Among them all, perhaps the
of the different appearances of the popular liturgies and re-
group with which he felt the greatest affinity was the one
ligious manifestations of the Iberian Peninsula centred on
incursions into the territory of fiction, unleashing his scenographic abilities through staged portraits or recreations
Koldo’s gaze is subversive, dangerous and very complex,
he formed with Fernando Herráez, Cristina García Rode-
the cult of Christ, and of the effects of the presence of the
of situations that matched his aesthetic purposes, always
with iconoclasm looming in the background. His images
ro, Cristóbal Hara and Ramón Zabalza. That was the group
Christian cross on our social landscape. This was a complex
in the conviction that these stagings managed to distil the
are not empty blanks but depth charges that explode below
Alejandro Castellote named ‘The Five Horsemen of the
mission, since it involved an analysis of the socio-political
greatest possible sense from what he was trying to narrate.
our flotation line, profoundly unsettling and destabilising
Apocalypse’, probably because there was a good deal of the
situation that was not without its risks. In those years, Spain
At heart, when Koldo talked about himself and his imagin-
us. Not at all obvious images, they play with us and refuse
epic in their titanic efforts during those dark years in a still
was in the throes of the ferocious military dictatorship that
ings, the two narrative registers ran parallel to each other,
to be exhausted in a single reading, something so usual in
darker Spain. In the 1970s, they met the photographer Josef
had sprung from the coup d’état of 1936 against the govern-
but without a clear definition of the limits between them.
these days of visual ‘fast food’ aimed at satisfying the most
Koudelka, who was wandering around Europe after being
ment of the Popular Front, and from a Civil War in which
Koldo was well aware that the firmest frontier between the
mediocre stomachs as rapidly as possible. His images are
exiled from Czechoslovakia. Koudelka found support in this
the Church had taken part. Under the leadership of the most
two worlds is precisely that what happens in the terrain of
very elaborate, and are sustained by careful staging and a
group of energetic youngsters, eager to learn and willing
fanatical Catholic factions, such as the Carlist requetés, it ex-
non-fiction is elusive and will never be repeated, and so it
calculated composition that does not seek to confront chaos
to travel through the inextricable Spain which dazzled him
ercised repression and systematic extermination against all
takes speed and accuracy to catch it. At the same time, how-
so much as to express it effectively. From the start, Koldo
but which he was completely unequipped to interpret. For
those who failed to share its postulates. After the military de-
ever, he wanted to intervene, stopping time, lengthening life,
accepts both that the photo essay needs to combine effective
a time, he acted in those initiatory voyages like a Pied Piper
feat of the Second Republic, the Church formed a substantial
leaving his own mark, and marking out the territory with
narration with an authorial viewpoint, and that the language
leading them anywhere that interested him, and particularly
part of the dictatorial regime, and the Catholic religion was
his unmistakable odour.
of the photoreportage is not essentially amiable but rather
to anything related to religious rituals, popular festivals
therefore still imposed on the entire population in the 1970s.
acerbic and corrosive. In a risky exercise of introspection,
and Gypsy communities, disdaining the fact that Spain
In the final years of Francoism, however, Koldo Chamorro
Koldo loved that story told by Pliny the Elder about the
he thus decides to situate himself in an ambiguous terrain
was still a country under Franco’s dictatorship, and that
and other photographers became aware that there were cer-
origin of painting, where a girl draws the outline of her
between his own gaze and the thing he wants to tell us, so
there were matters to deal with and to fight for, a fight in
tain religious manifestations, popular festivities and rituals
lover’s shadow on the wall, a way not to forget him, before
explicitly refusing to accept the normal rules of so-called
which photographic discourse played a part. None of this
that were supposedly on the way to becoming extinct, partly
bidding him farewell. Koldo recognised himself in those
documentary photography, always reluctant to accept an
figured among the priorities of the excellent Czech pho-
because the foreseeable end of the dictatorship would do
outlines because such a representation is born precisely of
excessive prevalence of the author over the subject. We
tographer. Each of them therefore had to make more or less
away with many of the presumed essences that formed part
absence, but it contains the capacity to generate body and
must not forget that for Koldo, photography is essentially
of an effort to shake off the tremendous influence exerted
of the Spanish idiosyncrasy and ‘national spirit’ based on
volume, overcoming the limitations it was born with. This
documentation, and the essence of documentation is iden-
over them by Josef Koudelka, and to realise that their role
forty years of National Catholic totalitarian rule, and partly
was something to which Koldo dedicated his whole life.
tity, and moreover one’s own identity. Nevertheless, de-
was far from that of mere tourists amidst the questionable
because of the advance of new technology and the coming
That is why his pictures are laden with shadows that speak
spite the risks involved in situating oneself at the centre of
exoticism of ‘Darkest Spain’ under Franco. It was in these
globalisation. Nevertheless , Koldo did not want to use pho-
to us not only of a specific place where sunlight is a deter-
a documentary maker’s view of the world, his gaze comes
circumstances that Koldo decided in 1974 to begin El Santo
tography (as others did) for the sole purpose of preserving
minant, but also of what remains outside the picture, in-
across as powerful and effective, with no affectation or ex-
Christo Ibérico, ‘The Holy Iberian Christ’, probably the pro-
that supposedly moribund national heritage, but to build
carnating hidden presences in a composition wrought with
hibitionism, and no hint of sarcasm or cynicism. Quite
ject he reflected on most, and for which he undertook the
up a profound social analysis that would show the contra-
a goldsmith’s delicacy.
the reverse, his images are a constant emotional struggle
heaviest labour of introspection and analysis of his own
dictions of a country burdened down by backwardness and
12
13
obscurantism which nonetheless found itself dragged into
Los curanderos (The Faith Healers), and Los silencios de Dios
celebrations were tough, and the photographers’ intentions
And in case any doubt remains, I swear that on a windy after-
the modern world, and at the same time to incrust a radi-
(The Silences of God), which provide him with the anchor-
often difficult to explain. The visual syntax and the struc-
noon in La Mancha, among flocks of merino sheep and the
cal autobiographical discourse in his analysis, a desperate
age of socio-cultural milieus with an element of religion.
turing of the visual discourses of the 1970s and 1980s are
threat of a storm, I personally saw Koldo lifted a couple of
attempt to halt his own time and struggle to preserve those
Some come from other complete series that provide a criti-
hard to read within contemporary parameters, especially
metres above the ground by a dusty and playful whirlwind.
things in life which, after all, meant beloved experiences
cal correlation, such as the visual poem Pubis pro nobis. Koldo
since the implantation of the new digital technologies and
for him.
was a profuse practitioner of the genre of the nude through-
its consequences for visual narrative.
out his career, frequently linking it to El Santo Christo Ibérico El Santo Christo Ibérico begins by exploring certain Catholic
in a reminder that sex and the human body have always
Paradoxically, despite fearful predictions of their extinc-
liturgies with their roots in the mists of time, fundamen-
posed a serious problem for the Catholic religion. Koldo
tion, not only have Spain’s numerous popular festivals,
tally in rural areas, using the cross as a distinctive element
clearly marked this conceptual link in the very name of the
religious celebrations, rituals, processions and pilgrim-
that unifies them all. He worked intensely in penitential pil-
visual poem mentioned above, which plays ironically and
ages not disappeared, but they now have renewed vigour
grimages, Easter processions, All Saints’ Day celebrations,
critically on the litany Ora pro nobis, insisting on his interest
and relevance, no doubt fostered by a growing influx of
crop blessings, sacramental dramas, and so on. As his work
in analysing human sexual behaviour under the concepts
tourists that has turned them into commercialised and
progressed, however, he started to incorporate other types
of the force of sin as an instrument of repression and of
massively attended events. Nevertheless, Koldo’s imag-
of ritual alongside the official ones, such as certain syncretic
death as a common destiny. This is a representation of sex
es mercilessly fulfil the function for which they were cre-
and heterodox liturgies that use the cross, including appari-
understood as a psychological, perceptual and physical state,
ated. They speak to us roundly about what happened
tions of the Virgin to seers, cults and offerings to images and
here proposed as a counterpoint to El Santo Christo Ibérico,
in a certain time and place, and they do so by opening
effigies, and forms of religious fetishism. And finally he de-
but one that explains precisely why his intentions went
paths, formulating questions, and instilling restlessness
cided to remove the Christian cross from its natural habitats,
much further than merely documenting different religious
and doubt.
searching for it where nobody expected to find it, and ex-
manifestations, asking also how the expression of religios-
ploring its presence as a cultural symbol, icon and ornament.
ity draws on much more diverse aspects of social identity
Koldo was inquisitive, empathetic, unpredictable, implac-
This rupture of the borders of the strictly religious is what
and the psyche.
ably critical, observant, generous, tenacious, passionate,
makes El Santo Christo Ibérico into a genuine exercise in soci-
minute, non-conformist, a good conversationalist, mischie-
ological and visual syncretism. Koldo looks for the traces of
Koldo attached great importance to the visual syntax of
vous, life-loving, demanding, and very affectionate. He flew
religion, and finds them, in unsuspected scenes and places
El Santo Christo Ibérico, fundamentally because his re-
freely as a photographer during some years when Spain’s
of everyday life, and moreover does so in a way that infuses
flections on the best way to resolve it visually meant his
burdens were abundant and seemed eternal. He headed for
us with a totally unsettling anxiety. Good examples are the
‘transition to creative maturity’, as he wrote in 1987. The
the hills, transgressed norms and galloped everywhere at
unnerving image of the Picasso Tower under construction in
images of El Santo Christo Ibérico are documentaries, but
once. Now, ten years after his death, his unearthed images
Madrid, in which a number of crosses appear reflected
tremendously introspective ones. They navigate in appar-
appear to us in renewed form, freed from unjust ostracism
in the glass façade of another building (pp. 136-137), or the
ently public and accessible settings, but they dive to great
and incomprehensible neglect. Reincarnated, they are not
devastating photograph that Koldo called El Cristo donante
emotional depths dominated by symbols, gestures and
here to smooth out territories where we will feel more com-
(The donor Christ), which shows a young man killed in a
mysterious shadows.
fortable, but to sour the atmosphere and ask us again and
motorcycle accident who has just had his organs removed (pp. 146-147).
again what the hell we are doing here, and what will be left Now, nearly half a century after Koldo decided to embark
of us after this earthly passage. However, it is not enough to
on El Santo Christo Ibérico, it is essential to recall that the con-
want him to lead us by the hand on this blindfold journey
El Santo Christo Ibérico is not built only with images that
text in which he worked bears no resemblance whatsoever
across the minefield of his images. Koldo always needed
were purposely taken for it. It also feeds off pictures from
to today's. His interest in making a photographic narrative
accomplices, confidants and pupils. Lovers. To negotiate
other projects, fundamentally España mágica (Magic Spain),
out of what happened in that depopulated Spain was shared
its intricate paths successfully, he also has to invite you to
Los Hijos-Dalgo de Iturgoyen (The Gentle-Men of Iturgoyen),
by only a very few. The working conditions in feasts and
cross it.
14
Clemente Bernad, photographer and independent documentary film-maker, is the curator of the exhibition of Koldo Chamorro’s El Santo Christo Ibérico.
15
A IMAGEN Y SEMEJANZA: K Margarita Ledo Andión
Su estirpe le da nombre a la experiencia múltiple e incesan-
foto en los media y de sus servidumbres éticas, cuando se
te de la fotografía: series; poemas visuales; ensayos; cuader-
proclaman influencias entre coetáneos y desde el interior
nos de trabajo; El Santo Christo Ibérico, reportaje monográfi-
de la cultura fotográfica se habla de una tradición distinta
co. Su autorretrato suele ser el vestigio, latente o evidente,
a la que fija el canon, las imágenes de Koldo, que siempre
sobre esa cama estrecha en un cuarto de hotel, «resultado
se definen en y con las propuestas que traen de la mano
de un ciclo de repeticiones». Por eso su mono de trabajo, el
una inflexión en fotografía, nos llevan hacia un Chris Killip,
reflejo de un pubis enmarcado en un pequeño espejo, son
por ejemplo.
también una imagen, una obra de Koldo Chamorro. Sospecho que la inscripción de Koldo Chamorro en sus Su desasosiego elemental, esa dificultad confesa en expre-
fotografías no es solo una cuestión temática ni está en su
sar afectos, emerge en una estética de fuertes contrastes, en
signatura formal, en cómo nos hace partícipes del lengua-
su sensibilidad hacia el plano abierto, en sus fondos activos,
je del dispositivo, de sus angulaciones, escalas, fragmentos
en el juego de claroscuros con que Tanizaki lo aproxima a
o texturas. Tampoco en esos rasgos compositivos que lo
lo bello como dibujo de sombras. La huella del fotoperio-
llevan a construir varios planos en el plano, figuras para-
dismo inunda su preferencia por lo que existe; su atrac-
lelas o superpuestas que nunca se encuentran, atmósferas
ción abismal por la necesidad del otro que intentó descifrar
simbólicas y barreras materiales para que su lector-mode-
fundiéndose con Casaldáliga en Matto Grosso; su partida
lo «sea capaz de imaginar y de soñar». Intuyo que en esa
de ajedrez con los enigmas que circunvalan la palabra para
inscripción quizás tenga algo que ver la unión obsesiva del
ir hacia el encuentro antiguo con los miedos que el ritual
trabajo de creación con su ejecución; tenga algo que ver esa
disfraza y amansa. De España mágica y hasta El nacimiento de
distancia pulsional entre el modelo real y la imagen que
una nación, cuyo estereotipo es el torero. Diez, veinte años
el fotógrafo idealiza y que es diferente de la que se fija en la
en torno a algo que no por repetirse deja de ser aconteci-
película; tenga algo que ver esa consciencia de narrarse al
miento. Como el desnudo. Como el pecado y su punición,
narrar al otro, de resentir cómo la existencia se manifiesta
que una mirada hacia el fuera de campo aleja y delata.
con o al margen de la cámara y cómo, en ocasiones, se adhiere a la cámara en un territorio al límite, fuera del mundo
Su rastro, el que Koldo Chamorro nunca dejó de perse-
y dentro de la cultura religiosa parateatral, con sus túnicas,
guir, se llama Eugene Smith, de quien comenta que en
sus látigos, la punición como santo y seña, el ceremonial
los encuentros de Arlés lo invitó a adentrarse en su mis-
morboso que una mueca en el rostro, la sonrisa a cámara,
mo motivo, aquel tratado sobre la vida rural bajo el fran-
el azar o lo banal-grotesco humanizan.
quismo, Spanish Village, que publica en el 51 la revista Life. Y con Smith, piensa siempre en la edición como responsa-
La cruz, ese signo que connota todo lo que toca, que se
bilidad directa del fotógrafo y en las diferentes modalida-
exhibe en metal con figura humana o se populariza en un
des de relato que con cada proyecto se pueden concretar.
material humilde y en múltiples tamaños y formatos adap-
Como Smith, su Tomoko responde al nombre de Filico,
tados a cada uso, que aparece en todos los escenarios, que
la observación del cotidiano de una persona que vive, se
lleva la marca de la masculinidad (con efímeras apariciones
desplaza y se relaciona con el entorno desde una cama. En
femeninas) y que se manifiesta como decorado, como mar-
los ochenta, cuando el denominado Nuevo Documenta-
ca de fuego de la pobreza y de la solitud, es El Santo Christo
lismo explora otros territorios, otros espacios y soportes
Ibérico que el fotógrafo fue relatando a lo largo del tiempo
al tiempo que se independiza de los usos rutinarios de la
y que ahora, ya ausente, lo representa. 17
Ante cada fotografía de Koldo no dejo de preguntarme, de
Voir c’est se battre, les yeux ouverts et l’esprit en éveil,
para hacerse entender por su madre y por su hermana, por
la mano de Didi-Huberman, cómo (nos) mira, cómo (nos)
pour prendre la parole chaque fois qu’une image nous
eso cuando ellas entran en el cuarto, Gregor, para no mo-
piensa, y cómo (nos) toca a la vez. Por eso me dispuse a
la donne et pour la reprendre et la manifester avec force
lestar, se esconde debajo de los muebles. Su forma, aun-
entrar en su territorio secreto, a revisitar Sueltos de amor
chaque fois que d’autres images nous en privent.1
que extraña, no conlleva peligro, les está diciendo. Pero, de
y otras carnes, su tiempo íntimo, su estructura pegada a la
golpe y porrazo, al observar que le van retirando su caja
estructura normativa de las «variaciones» musicales, para
Marie-José Mondzain
traer aquella acumulación de desnudos y de «momen-
de herramientas, su mesilla de noche, su paisaje, de Gregor se apodera, por primera vez, el terror: perderé la memo-
tos apropiados» hacia otras imágenes que son una perfor-
«Retrato del embalsamador como un ángel sin alas» es la
ria, piensa. Y entonces sí que dejaré de ser un ser humano.
mance comunal en acto, constituida con determinados
frase que ampara la imagen lisa que Koldo me enviaba a
Y Gregor, desde su escondite, entra en acción lanzándose
artefactos de la religión católica y su negación taxativa
finales de los años noventa para un libro, Documentalismo
contra la pared. Pared arriba trata Gregor de poner su pan-
del cuerpo.
fotográfico: éxodos e identidad. De ella emana, entre el campo
za encima de un retrato, poner su panza y defender con su
y el fuera de campo, la constatación de la muerte mien-
panza un retrato de dama que tiempo atrás recortara de las
… otras carnes, otro ritual —el sexo— organiza el espacio in-
tras la mirada del embalsamador viene con lentitud hacia
páginas de moda de un magazín.
terno que el encuadre, la distancia, la pose, el fragmento y
nosotras, espectadoras sin otro asidero que el encuadre,
el objeto —el pubis— definen. También en Sueltos de amor
el mundo que Koldo nos da a ver connotado por asépti-
En Barcelona, en un restaurante japonés, creo recordar
aparece lo anecdótico, el juego de sombras, lo parateatral
cos objetos quirúrgicos. Un mundo que nos lleva hacia él,
que en el carrer Aribau, se lo conté, como ahora, a K.
en el túmulo pétreo, el autorretrato kitsch y un salto mortal
el fotógrafo de las mil variaciones, el reporter que mima la
hacia el exterior con la toma cenital, el ojo del poder sobre
edición porque ella nos deja ese pálpito irrepetible de
lo femenino inerme, en equis, para el sacrificio. Como en
lo que tal vez nos espera al doblar la esquina, al pasar
Margarita Ledo Andión, periodista, cineasta y escritora, es
El Santo Christo Ibérico, cada situación dicta su forma; cada
la página para dejarnos llevar por un gesto, por la posi-
catedrática de Comunicación Audiovisual en la Universidad
figura es su doble; cada instante arrastra consigo cierta
ción de la cadera, por ese detalle que acumula el tiempo
de Santiago de Compostela.
emoción de la que somos excluidos. Son, en palabras del
en un paisaje de cementerios, noche incesante, cruz tem-
fotógrafo, «momentos mágicos de rara oportunidad por-
plaria, horizonte disperso de urces y de arena. Supo él,
que en ellos cuadra todo, incluida la pasión».
Koldo Chamorro, antes que Godard, que el lenguaje desaparecía. Él, Gregor Samsa, que comprueba, una buena
Pero es en un texto final donde llego a comprender cómo
mañana que nadie lo reconoce ya entre los suyos, que se
Koldo nos mira, cómo nos piensa, cómo nos toca a través
interrumpieron los lazos, las posibilidades de conexión
de sus pasajes por una vida en la que hacer fotografías fue
con el exterior, que solo cuenta con algunos movimientos
la manera de amar, de sentirse solidario, de «existir como
torpes y con el sentido de la vista para mantenerse unido
imagen y como experiencia», de poder repetir una y otra
a los demás.
vez la palabra ternura y de buscarla en la mirada a cámara, que fue el modo que decidió para relacionarse con la seme-
Una y otra vez vuelvo a este relato que, para mí, contiene la
janza de un mundo que ideamos de otra manera al que se
historia del siglo y la razón de la fotografía. Como sabemos,
desliza sobre la emulsión fotográfica.
Gregor reproduce un sistema reglado de usos del espacio
1. «Con los ojos abiertos y el espíritu vigilante, ver es batirse por tomar la palabra cada vez que una imagen nos la da y por volver a tomarla y a manifestarla con fuerza cada vez que otras imágenes nos privan de ella». (T. de la A.)
18
19
A TRUE LIKENESS: K Margarita Ledo Andión
His lineage gives its name to the experience of photogra-
from a bed. In the 1980s, when the so-called New Docu-
phy, multiplied and incessant: series; visual poems; es-
mentalism explored other territories, other spaces and oth-
says; workbooks; El Santo Christo Ibérico (‘The Holy Iberian
er supports in its bid for independence from the routine
Christ’), monographic reportage. His self-portrait tends
uses of photography in the mass media and their ethical
to be the vestige, latent or evident, on that narrow bed
servitude, when influences were proclaimed among con-
in a hotel room, ‘the result of a cycle of repetitions’. For
temporaries and there was talk in photographic culture of
that reason, his worker’s overalls, the reflection of a pu-
a tradition different from that established by the canon,
bis framed in a small mirror, are also an image, a work by
Koldo’s images, which always belong in and with proposals
Koldo Chamorro.
that mark a watershed in photography, lead us towards a Chris Killip, to give one example.
His fundamental unrest and his self-confessed difficulty in expressing affection emerge in an aesthetic of strong
I suspect that Koldo Chamorro’s inscription in his photo-
contrasts, in his sensitivity to the long shot, in his active
graphs is not just a question of subject matter, nor does it
backgrounds, and in an interplay of chiaroscuros, Tanizaki’s
lie in his formal signature, his way of making us partici-
revelation to him of beauty in the shadow drawing. The
pate in the language of the camera and its angles, scales,
mark of photojournalism inundates his preference for
fragments or textures. Neither is it to be found in the com-
what actually exists, while he tried to decipher his pro-
positional features that lead him to construct several shots
found attraction for others’ needs by fusing himself with
within a single shot, parallel or superimposed figures that
Casaldáliga in Matto Grosso. He played a game of chess
never meet, symbolic atmospheres and material barriers to
with the enigmas that encompass the word in order to set
make his model reader ‘capable of imagining and dream-
out for the ancient encounter with the fears that are dis-
ing’. My intuition tells me that the inscription in question
guised and allayed by ritual. That of España mágica (Magic
perhaps has something to do with the obsessive union of
Spain) and even El nacimiento de una nación (The Birth of
the work of creation with its execution, with the instinctive
a Nation), whose stereotype is the bullfighter. Ten, twenty
distance between the real model and the image that is ide-
years circling around something that is always an event, de-
alised by the photographer and is different from the one
spite repetition. Like the nude. Like sin and its punishment,
fixed on the film, and with that awareness of narrating one-
which a glance out of shot distances and betrays.
self that comes of narrating the other, of sensing how existence shows itself through or by the camera, and how on
His trail, the one Koldo Chamorro never ceased to pur-
occasions it adheres to its lens in a border territory outside
sue, is called Eugene Smith, of whom he remarked that he
the world and inside the paratheatrical religious culture,
invited him in the Rencontres in Arles to explore his own
with its tunics and whips, with punishment as its password,
motif, that treatise on rural life under Francoism entitled
and with the morbid ceremonial humanised by a facial gri-
Spanish Village, which was published by Life magazine in
mace, a smile at the camera, the banal, the grotesque, or
1951. And like Smith, he always thought of editing as the
mere chance.
direct responsibility of the photographer, and of the different types of narrative that can be given shape with each
The cross, that sign which connotes everything it touches,
project. His equivalent of Smith’s Tomoko answers to the
which is exhibited in metal with a human figure or popular-
name of Filico, whose everyday life he observes while this
ised in humble materials and adapted to every use in mul-
person lives, moves and interacts with his environment
tiple sizes and formats, and which appears in every setting, 21
which bears the mark of masculinity (with ephemeral fem-
search for it in the gaze at the camera, for that was the way he
Again and again I go back to that story, which for me con-
inine appearances), and which manifests itself in a stage
chose to relate to his fellows in a world we imagine different-
tains the history of the century and the reason for pho-
set branded with poverty and solitude, is El Santo Christo
ly to the way it slips onto photographic emulsion.
tography. As we know, Gregor reproduces a regulated system of the use of spaces in order to be understood by
Ibérico, which the photographer narrated over the course of Voir c’est se battre, les yeux ouverts et l’esprit en éveil,
his mother and sister. When they enter his room, Gregor
pour prendre la parole chaque fois qu’une image nous
thus hides under the furniture so as not to disturb them.
Every photograph by Koldo makes me ask myself, in keep-
la donne et pour la reprendre et la manifester avec force
Although his form is strange, it is not dangerous, he is tell-
ing with Didi-Huberman, how it looks (at us), how it thinks
chaque fois que d’autres images nous en privent.
ing them. But all of a sudden, when he sees they are taking
time, and which now, in his absence, represents him.
1
away his toolbox, his bedside table, his landscape, Gregor is
(of us), and how at the same time it touches (us). I therefore made ready to enter his secret territory and revisit Sueltos de
Marie-José Mondzain
gripped for the first time by terror. I will lose my memory, he thinks. And then I really will cease to be a human being.
amor y otras carnes (‘Loose Leaves of Love and Other Fleshes’), his intimate rhythm, his structure glued to the normative
‘Portrait of the embalmer as a wingless angel’ is the phrase
And from his hiding place, Gregor takes action by hurling
structure of musical ‘variations’, to bring that accumulation
sheltering beneath the flat image that Koldo sent me in
himself against the wall. At the top of the wall, Gregor tries
of nudes and ‘appropriate moments’ towards other imag-
the late 1990s for a book, Documentalismo fotográfico: éxodos
to place his belly over a portrait, laying his belly and using
es that are a communal performance constituted with cer-
e identidad (Photographic Documentalism: Exoduses and
his belly to defend a portrait of a lady that some time ago
tain artefacts of the Catholic religion and its firm denial of
Identity). Emanating from it, between the shot and what
he cut out of the fashion pages of a magazine.
the body.
lies outside it, is the acknowledgement of death, while the embalmer’s gaze comes slowly towards us, the view-
In Barcelona, in a Japanese restaurant—in the Carrer Ar-
… other fleshes, another ritual—sex—organises the internal
ers, who have nothing to grasp on to except the framing
ibau, I seem to recall—I told it to K, as I have done now.
space defined by the framing, the distance, the pose, the frag-
of the scene, the world Koldo connotes for us with sterile
ment and the object—the pubis. Also appearing in Sueltos de
surgical instruments. It is a world that draws us towards
amor are the anecdote, the play of shadows, the paratheatrical
it, that of the photographer of a thousand variations, the
Margarita Ledo Andión, journalist, film-maker and writer,
in the stone tumulus, the kitsch self-portrait, and a headlong
reporter who takes care over the editing because it leaves
is a professor of Audiovisual Communication at the University
dive towards the exterior in the zenithal shot, the eye of pow-
us the unrepeatable palpitation of what perhaps awaits us
of Santiago de Compostela.
er over defenceless femininity spread-eagled for the sacrifice.
around the corner, on the next page, to carry us away with
As in El Santo Christo Ibérico, every situation dictates its form,
a gesture, the position of a hip, the detail accumulated
every figure is its double, every instant draws with it a certain
by time in a landscape of cemeteries, incessant night, a
emotion from which we are excluded. In the photographer’s
Templars’ cross, a dispersed horizon of heather and sand.
words, these are ‘magical moments of rare opportunity, for
He, Koldo Chamorro, knew before Godard did that language
in them everything fits, including passion.’ But it is in a fi-
disappears. He, Gregor Samsa, discovers one fine morn-
nal text that I manage to understand how Koldo looks at us,
ing that nobody recognises him any more as one of their
how he thinks of us, how he touches us with his passages
own, that all ties and possibilities of connection with the ex-
through a life in which taking photographs was a way to love,
terior have been broken, and that he only has a few clumsy
feel solidarity, ‘exist as image and as experience’, have the
movements and the sense of sight with which to remain
ability to repeat the word ‘tenderness’ again and again and
bonded to others.
1. ‘Seeing is struggling, with the eyes open and the spirit alert, to seize the word whenever an image gives it to us, and to seize it again and manifest it forcefully whenever other images deprive us of it’ (translation by the author). 22
23
LA SOMBRA DE LA CRUZ ES ALARGADA Christian Caujolle
La cruz como motivo; la cruz como pretexto y como hilo
aunque sea pequeña, no dejando ver el bosque. Su forma
conductor, como signo; la cruz como revelador fotográfico.
es, naturalmente, sencilla, pero puede tomar aspectos y di-
Con estas analogías se definen el ritmo y la construcción de
mensiones muy distintos: puede ser de madera, de plata o
la extensa serie que Koldo Chamorro dedicó al Santo Christo
dorada para adornar rituales; de oro y diamantes cuando es
Ibérico. A fin de evitar interpretaciones desafortunadas,
alhaja; de mármol o piedra en altorrelieve o bajorrelieve;
hemos de hacer hincapié en la relevancia del adjetivo
de acero, y hará las veces de pararrayos; puede estar borda-
«ibérico». No se trata de un cuestionamiento de la fe, sino de
da sobre una tela o pintada en una pancarta…
un examen atento y, a la vez, divertido o triste, de cómo se entiende la práctica del catolicismo en la península ibérica.
La cruz es omnipresente en esta serie y le da estructura, y deviene enigmático y a la vez evidente personaje prota-
Se trata de un ejercicio de curiosidad a partir de una limi-
gónico. La razón: su omnipresencia en la sociedad en que
tación voluntaria y cierta forma de autocontrol, las cuales
se producen estas fotografías. La cruz aparece, claro está,
generan una suerte de desafío, al designar un objeto visual
en las iglesias, pero también en las cunetas, en las fachadas
que, aun cargado de simbolismo, reduce a priori las posi-
de edificios —como decoración o como símbolo religio-
bilidades expresivas. Máxime en un fotógrafo cuyo ejerci-
so—, sobre los féretros, en un extremo del rosario, cosida o
cio se basa en anticiparse visualmente a la imagen según
bordada en la túnica del nazareno, a hombros de estatuas
la situación, en la velocidad de ejecución y en un marcado
o de penitentes, en los altares —aun los improvisados, al
sentido de la libertad. Todo ello caracteriza la innegable
aire libre—, en el frontal del coche fúnebre, en los cruces
versatilidad inherente a los leicanistas de corazón, adalides
de caminos, en los cementerios —cómo no—, en lo alto del
del encuadre sobre la marcha. Koldo Chamorro es uno de
campanario, a la cabeza de las procesiones, colgada de un
ellos: camarógrafo tan pertinaz como exigente, compone
cinto… Cruces hasta decir basta. Esta ubicuidad se volvió
desde el visor con brío, haciendo gala de gran inventiva
obsesiva y hasta perturbadora para el fotógrafo. Ante todo,
en ese rígido y hermético espacio rectangular. Koldo sabe
Chamorro se sirvió de la cruz para fijar un ángulo de apro-
insuflar vida en los volúmenes, con alegría y sin dogmatis-
ximación, pues simboliza la pertenencia —o incluso varias
mos, y sacando partido del movimiento, las sombras, los
pertenencias— a una religión y, más allá, a un grupo, a una
cuerpos y las arquitecturas.
hermandad o a una categoría social. Se usa como adorno y acompaña desde el principio hasta el final de la vida y más
La cruz plantea al amante de la composición una tentación
allá; además, en cuanto objeto de adoración y elemento im-
evidente. Es, en sí misma, un signo gráfico que se ajusta
prescindible para la simulación de crucifixiones figuradas
a la lógica del rectángulo. Koldo Chamorro era consciente
—en las que participan incluso niños—, nos habla de prác-
de que no debía abusar: el ejercicio perdería su interés si
ticas rituales masoquistas del catolicismo. La cruz da a co-
se redujese a un mero juego formal y una demostración de
nocer, de manera diferente cada vez, una serie de actitudes
conocimientos brillante pero vana. El fotógrafo nos empuja
que, agrupadas, permiten vislumbrar cómo es vivida la fe.
a esta paradoja en su búsqueda de un formato que evite
En términos de la fotografía analógica de antaño, la cruz es
lo obvio y procure ese placer travieso que da disimular el
un auténtico revelador y, en muchos sentidos, una marca.
objeto que, no obstante, hace las veces de reclamo. Buscamos durante unos instantes la cruz, antes de mirar verdadera-
El ejercicio documental de Koldo Chamorro quiere preci-
mente la imagen en su conjunto. La cruz se convierte así
samente eso: mostrar lo que el ojo cotidianamente no des-
en trampa para el ojo de quien se presta al juego y termina,
cifra o ni siquiera ve. Para ello, es necesario fijar un punto 25
de vista. Lo primero es elegir físicamente un lugar de ob-
Chamorro convirtió en su firma deviene, para quienes no
de arte. No solo porque la fotografía ha sido reconocida
servación y una distancia al motivo fotográfico que tengan
hemos vivido tales situaciones, en el elemento de inter-
desde entonces como una herramienta creativa por derecho
sentido e induzcan a una interpretación de la realidad más
pretación y la guía que nos conduce al lugar desde el que
propio, sino porque las fotos de Chamorro no eran, como se
allá de la mera representación. Así lo demuestran las múlti-
tender la mirada sobre lo que vemos. Así, poco a poco, el
quiso creer, simples registros, documentos «neutros» y «ob-
ples fotografías de peregrinaciones y procesiones incluidas
mundo deja de ser una realidad tangible para convertir-
jetivos», sino la afirmación de las posibilidades formales e
en esta serie. La cruz, que ocupa un lugar de relevancia en
se en un eco visual de estructuras reiteradas que se com-
interpretativas que caracterizan a las obras de arte, al menos
esos rituales, se enarbola en toda su gloria, se blande como
pletan unas a otras, mientras los observadores tratamos
las figurativas. No es un milagro, sino la evolución históri-
signo y guía, y aporta ritmo al paisaje, aunque sea dejada a
de interpretar los signos desde la encrucijada, adoptando
ca en la lectura de la imagen fotográfica, tanto de aquella
un lado descuidadamente durante una pausa del cortejo.
una postura a medio camino entre el sociólogo, el etnólo-
marcada con una cruz (o varias) como de cualquier otra.
El símbolo identifica, en cualquier caso, a las diferentes co-
go y el antropólogo, entre el observador curioso y el que
fradías, grupos y advocaciones, bordada en el atuendo de
da forma. Christian Caujolle es crítico de fotografía, director artístico,
los fieles y conformando un código para iniciados. Ilustran su peso y su profunda raigambre el que aparezca en el len-
Esta serie de Koldo Chamorro se sitúa en una línea docu-
escritor y comisario independiente. Fue editor gráfico de
guaje cotidiano: los «brazos en cruz» o la metáfora de la
mental muy particular y es una de las que mejor ilustran
Libération y fundador de la Agencia VU.
propia cruz como una desgracia, peso o trabajo ineludible
su deseo y su habilidad para analizar en detalle la sociedad,
(«¡Qué cruz!»).
arrojando luz sobre sus fundamentos. Es necesario llamar la atención sobre el momento en que trabajó en ella. Kol-
Koldo Chamorro tendría una opinión personal sobre las
do Chamorro es uno de los llamados «cinco jinetes del
prácticas religiosas o sobre el masivo uso de ese símbolo,
Apocalipsis»; eran los otros Fernando Herráez, Ramón Za-
pero no cayó nunca en el juicio, la caricatura o la denigra-
balza, Cristina García Rodero y Cristóbal Hara. Estos fotó-
ción. Su objetivo fue documentar y registrar situaciones,
grafos recorrieron España en busca de fiestas religiosas y
centrándose para ello en lo que más importa: el formato.
paganas, gregarias y rituales, que celebraban el ciclo solar y
Chamorro sabía que ninguna de sus fotografías transmite
la alternancia de estaciones, y de las que se sabían los úl-
una verdad, que ninguna de ellas puede por su naturale-
timos testigos. Las documentaron, en efecto, antes de que
za —y aunque dependa de la realidad preexistente que la
fueran folclorizadas y evisceradas de su significado para
hizo posible— restaurar la naturaleza exacta de una situa-
convertirse en una festividad más del calendario. Los cinco
ción (algo que creyeron algunos fotógrafos ilusos y tam-
jinetes convirtieron la fotografía en memoria y le otorga-
bién el público más crédulo, y que en cierta manera se si-
ron una función que iba más allá de lo propiamente docu-
gue pensando). Reducida a dos dimensiones, la escena que
mental, sabiendo que su labor era a largo plazo y no solo
el fotógrafo observa y en la que participa a su modo como
buscaba recuperar puntualmente el evento en cuestión.
espectador es, ante todo, una organización de formas que sabremos o no interpretar, dependiendo de nuestros co-
Así ocurre con muchas fotografías, que pueden vivir varias
nocimientos. El fotógrafo también sabe, no obstante, que
vidas. Koldo Chamorro construyó su Santo Christo Ibérico a
cuando nos ofrece varias fotografías sobre un mismo
lo largo de varios años y en esa construcción cada imagen
tema nos está dando —aun sin buscar objetividades impo-
fue una huella, un documento aislado. Con el tiempo, al re-
sibles— una especie de plantilla de lectura, basada en una
unirlas, el fotógrafo las convirtió en una plantilla de lectura
gramática desarrollada por él mismo, la cual nos ayuda a
y, también, en una afirmación estética que generaba sentido.
comprender o a guiarnos al menos en las posibilidades
Hoy día, estas fotografías portan en sí la memoria de rituales
de comprensión. Esta combinación de formas que Koldo
que van cayendo en el olvido, y son percibidas como obras
26
27
THE SHADOW OF THE CROSS IS LONG Christian Caujolle
The cross as motif; the cross as pretext and guiding thread,
for the eye playing the game, and it ultimately prevents us,
as sign; the cross as photographic developer. These anal-
no matter how small it is, from seeing the whole wood for
ogies define the rhythm and construction of the exten-
a single tree. Its form, naturally, is simple, but it can ac-
sive series devoted by Koldo Chamorro to El Santo Christo
quire very different appearances and dimensions. It can be
Ibérico (‘The Holy Iberian Christ’). To forestall misleading
of simple wood, or a silver or gilded adornment for rituals.
interpretations, we must stress the importance of the ad-
It can be a jewel of gold and diamonds, high or low relief
jective ‘Iberian’. This is not a questioning of the faith but
on marble and stone, or even a steel lightning conductor. It
an attentive and alternately amusing and sad examination
can be embroidered on a cloth or painted on a sign.
of how the practice of Catholicism is understood on the Iberian Peninsula.
If the cross is omnipresent in this series, and if it becomes the enigmatic and yet evident protagonist that structures
An exercise in curiosity, it is based on voluntary limitations
it, this is because it is omnipresent in the society in which
and a certain self-control that produce a sort of challenge,
these photographs are taken. The cross naturally appears
designating a visual object laden with symbolism that nev-
on and in churches, but also by the roadside, on building
ertheless reduces expressive possibilities a priori. The chal-
façades either as decoration or as a religious symbol, on
lenge is especially great for a photographer whose practice
coffins, on the end of the rosary, sewn or embroidered
is based on the visual anticipation of the image according
onto a processional tunic, on the shoulder of a statue or
to the situation, and on speed of execution and a marked
a penitent, on altars even when improvised in the open
sense of freedom. All this characterises the undeniable in-
air, on the front of a hearse, at crossroads, in cemeteries
herent versality of the devoted Leica user, that champion
(of course), on belfries, at the head of processions, hang-
of improvised framing. Koldo Chamorro is one of them.
ing from belts. Cross after cross after cross. This ubiquity
An impenitent and demanding framer, he composes with
obsessed and even disturbed the photographer. Above all,
brio inside the rectangle of the viewfinder, showing inven-
Chamorro used the cross to establish an angle of approach,
tiveness within a closed and rigid space that he animates
as it symbolises belonging—or rather several belongings—
with good-natured freedom from any mass dogma regard-
to a religion, and beyond that to a group, a brotherhood or
ing the best profit to be made from movement, shadows,
a social category. It is worn as an adornment and is there
bodies or architecture.
from the beginning to the end of life, and even beyond, by turn an object of adoration and an indispensable element
For any lover of composition, the cross is evidently a temp-
for simulated crucifixions, even with children, pointing to
tation. In itself, it is a graphic sign inscribed within the logic
the masochistic ritual practices of Catholicism. Different-
of the rectangle. Koldo Chamorro was aware he must not
ly every time, the cross reveals a series of attitudes which,
abuse it, for the exercise would lose all its interest if it were
when grouped together, allow us to glimpse how the faith is
reduced to a mere formal game and a brilliant but vain
lived. In terms of the old analogue photographs, the cross
demonstration of cleverness. In his very search for a form
is an effective developer, and in many senses a watermark.
that shuns the obvious and takes a perverse delight in almost concealing the object that acts as its support, the photogra-
What Koldo Chamorro’s documentary exercise is trying to
pher shepherds us into a paradoxical situation. For a moment
do is precisely to reveal what the eye in everyday life fails
or two, we find ourselves looking for the cross before really
to decipher or even to see. For this, it is necessary to estab-
looking at the image as a whole. The cross is thus a trap
lish a point of view. The first step is to choose a physical 29
observation point and a distance from the photographic
experienced these situations, the element that interprets
tool in its own right, but because Chamorro’s photos were
subject that are going to create meaning, inducing an in-
them for us and the guide that leads us to the place from
not, as was claimed, simple records, ‘neutral’ and ‘objective’
terpretation of reality beyond mere representation. This
which we can occupy a standpoint. In this way, the world
documents, but the affirmation of the formal and interpre-
is demonstrated by the many photographs of pilgrimages
gradually ceases to be a tangible reality and becomes a
tive possibilities that characterise artworks, or at least figu-
and processions included in the series. The cross, which oc-
visual echo of structures that repeat and complete one an-
rative ones. It is not a miracle but the historic evolution in
cupies an outstanding place in these rituals, is brandished
other in the gaps between the readings of the sociologist,
the reading of the photographic image, whether or not it is
in all its glory as a sign and guide, and it gives a rhythm to
the ethnologist and the anthropologist, and in the space
marked with a cross—or several.
the landscape, even when casually left to one side during
between the curious observer and the giver of form.
a pause in the procession. The symbol in any case identifies the different fraternities, groups and advocations,
While this series by Koldo Chamorro is among those which
Christian Caujolle, photography critic, artistic director, writer and
embroidered on the apparel of the faithful and forming
best illustrate his vocation and proven ability to analyse a
independent curator, was the graphic editor of Libération and the
a code for the initiated. Its importance and deep-rooted-
society by emphasising its foundations, it nevertheless
founder of the VU agency.
ness are illustrated by its appearance in everyday language.
belongs to a very particular documentary tradition. We
Outstretched arms are ‘brazos en cruz’, or ‘arms in a cross’,
must draw attention here to the moment when he was
while the cross itself is used to signify a misfortune, a bur-
working on it. Koldo Chamorro is one of the so-called ‘five
den or an inescapable duty (‘¡Qué cruz!’, or ‘what a cross!’).
horsemen of the Apocalypse’, the others being Fernando Herráez, Ramón Zabalza, Cristina García Rodero and
Whatever his personal opinions of religious practices and
Cristóbal Hara. These photographers went around Spain
the mass use of the cross as a symbol, Koldo Chamorro
in search of religious and pagan festivals, gatherings and
never subsided into judgmental views, caricature or deni-
rituals celebrating the solar cycle and the alternation of the
gration. His interest was in documenting and recording sit-
seasons, knowing they would be the last to witness them. In
uations, centring for the purpose on the thing that matters
effect, they documented them before they were folklorised
the most: the format. Chamorro knew that none of his pho-
and eviscerated of their meaning to become just one
tographs transmits a truth, and that none by nature, even if
more holiday on the calendar. The five horsemen turned
dependent upon the pre-existing reality that made it pos-
photography into memory, and gave it a function that
sible, can restore the exact nature of a situation, despite the
went beyond pure documentary, knowing their work was
illusions of certain photographers and a credulity among
a long-term affair that was more than simply a question of
the public which to an extent persists. Reduced to two di-
recording an occurrence of the event in question.
mensions, the scene the photographer observes and participates in as a viewer is above all an organisation of forms
The same happens with many photographs, which can live
that we shall be more or less able to interpret depending
several lives. Koldo Chamorro constructed his Santo Christo
on our know-ledge. Nevertheless, even without seeking an
Ibérico over several years, and in that construction every
impossible objectivity, the photographer also knows that
image was a trace, an isolated document. In time, by bring-
when he offers us several photographs on the same sub-
ing them together, the photographer turned them into a
ject, he is giving us a kind of frame of reference based on a
frame of reference, and also into an aesthetic affirmation
grammar devised by himself, which helps us to understand
that generated meaning. Today, these photographs contain
or at least guides us towards possibilities of understand-
the memory of rituals that are falling into oblivion, and
ing. This combination of forms which Koldo Chamorro
they are perceived as works of art. This is not only because
made his signature becomes, for those of us who have not
photography has been recognised since then as a creative
30
31
EL SANTO CHRISTO IBÉRICO
33
I
Iesus condemnatur ad mortem
35
36
37
38
39
40
41
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43
44
45
46
II
Iesus oneratur ligno crucis
49
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53
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58
59
60
61
III
Iesus procumbit primum sub onere crucis
63
64
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67
IV
Iesus fit perdolenti Matri obvius
69
70
71
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73
74
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V
Iesus in baiulanda cruce a Cyrenaeo adiuvatur
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85
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VI
Iesus Veronicae sudario abstergitur
89
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93
VII Iesus procumbit iterum sub onere crucis
95
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99
VIII Iesus plorantes mulieres alloquitur
101
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103
104
105
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107
IX
Iesus procumbit tertium sub onere crucis
109
110
111
112
113
114
115
X
Iesus vestibus spoliatur
117
118
119
120
121
122
123
XI
Iesus clavis affigitur cruci
125
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128
129
130
131
132
133
XII Iesus moritur in cruce
135
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142
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XIII Iesus deponitur de cruce
149
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155
156
157
158
159
XIV Iesus sepulcro conditur
161
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165
166
167
168
169
170
171
XV
Iesus ex mortuis resuscitat
173
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175
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178
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180
181
182
183
«Lo visible hace la forma; lo invisible le da su valor» ‘The visible constructs the form, the invisible gives it value’ Lao-Tse, Tao-te Ching
185
OBRAS / WORKS
35
Almazán (Soria), 1982
82
La Habana (Cuba), 1997
135
Fuentelencina (Guadalajara), 1980
36
As Neves (Pontevedra), 1981
83
Sin datos / No data
136-7
Madrid, 1987
37
Sin datos / No data
84-5
Salamanca, 1993
138
Piornal (Cáceres), 1995
38-9
Sin datos / No data
87
Sin datos / No data
139
Sin datos / No data
40
San Vicente de la Sonsierra (La Rioja), 1979
89
Moclín (Granada), 1980
140-1
Valencia, 1998
41
Usún (Navarra), 1979
90
Corella (Navarra), 1979
142
Xende (Pontevedra), 1996
42
Sin datos / No data
91
Cuenca, 1997
143
Sin datos / No data
43
Useras (Castellón), 1980
92-3
Sin datos / No data
144
Useras (Castellón), 1981
44-5
Navarra
95
Xende (Pontevedra), 1996
145
Bercianos de Aliste (Zamora), 1980
46
San Vicente de la Sonsierra (La Rioja), 1979
96-7
Lumbier (Navarra), 1980
146-7
Pamplona (Navarra), 1988
49
San Vicente de la Sonsierra (La Rioja), 1979
98
Utrera (Sevilla), 1982
149
Badajoz, 1991
50
Sin datos / No data
99
Sin datos / No data
150-1
Sin datos / No data
51
Utrera (Sevilla), 1982
101
Fermoselle (Zamora), 1980
152-3
Huelva, 1995
52-3
Lumbier (Navarra), 1980
102
Segovia, 1993
154
Fuentesaúco (Zamora), 1995
54
Navarra, 1988
103
Vera de Moncayo (Zaragoza), 1991
155
Sin datos / No data
55
Valverde de la Vera (Cáceres), 1981
104
Toro (Zamora), 1990
156-7
Huelva, 1995
56-7
Navarra
105
Roncesvalles (Navarra), 1980
158-9
Bercianos de Aliste (Zamora), 1980
58
Jadraque (Guadalajara), 1981
106-7
Toro (Zamora), 1990
161
Sin datos / No data
59
Sin datos / No data
109
Mazarrón (Murcia), 1988
162
Sin datos / No data
60-1
Ujué (Navarra), 1988
110-1
Sin datos / No data
163
Sin datos / No data
63
La Puebla de Cazalla (Sevilla)
112
Sin datos / No data
164-5
Villar del Rey (Badajoz), 1991
64
Lumbier (Navarra), 1988
113
Tarazona (Zaragoza), 1988
166
Utrera (Sevilla), 1982
65
Navarra, 1981
114-5
Useras (Castellón), 1980
167
As Neves (Pontevedra), 1981
66-7
Lumbier (Navarra), 1980
117
La Puebla de Híjar (Teruel), 1983
168
Iturgoyen (Navarra), 1980
69
Utrera (Sevilla), 1982
118
Castellfort (Castellón), 1982
169
Fuentesaúco (Zamora), 1995
70
Sin datos / No data
119
Sin datos / No data
170-1
Monforte de Lemos (Lugo), 1985
71
Sin datos / No data
120
Utrera (Sevilla), 1982
173
Utrera (Sevilla), 1982
72
Sin datos / No data
121
Aralar (Navarra), 1991
174
Álava, 1998
73
Tafalla (Navarra), 1981
122-3
Useras (Castellón), 1980
175
Tudela (Navarra), 1986
74
Roncesvalles (Navarra), 1980
125
Almonte (Huelva), 1987
176
El Rocío (Huelva), 1994
75
Fuentesaúco (Zamora), 1995
126-7
Badajoz, 1997
177
Sin datos / No data
77
Sin datos / No data
128
Alcocéber (Castellón)
178
Jadraque (Guadalajara), 1981
78
Valverde de la Vera (Cáceres), 1981
129
Murcia, 1993
179
As Neves (Pontevedra), 1981
79
Sin datos / No data
130-1
La Alberca (Salamanca), 1995
180
Sin datos / No data
80
Fermoselle (Zamora), 1980
132
Salamanca, 1995
181
Pamplona (Navarra), 1993
81
Roncesvalles (Navarra), 1979
133
Sin datos / No data
182-3
Sin datos / No data
187
BIOGRAFÍA Vitoria, 1949 – Pamplona, 2009
Fotógrafo de raza, trabajó como profesional indepen-
(Sídney), Vanishing Spain (Los Ángeles), así como la exposi-
diente durante cuarenta años en multitud de registros:
ción antológica que realizó en 1989 en el Círculo de Bellas
fotografía editorial, industrial, memorias de empresa,
Artes de Madrid junto a Josef Koudelka.
moda, publicidad, fotografía documental y fotoperiodismo, colaborando asiduamente con diversas editoriales y
Fue finalista del Premio W. Eugene Smith Memorial Fund
medios de comunicación de todo el mundo. Sin embargo,
en 1981 y 1987, premio SoHo News en 1981 y premio del
su principal objetivo fue desarrollar elaborados trabajos
Instituto Nacional del Libro en 1982 y 1991. En 1993 recibió
personales sobre aquellos temas que más le interesaban.
una beca FotoPres en la categoría Derechos Humanos y
Realizó los ensayos Los Hijos-Dalgo de Iturgoyen, Fuente-
Libertad de Expresión por su trabajo Donde toda la tierra es
lencina: ciclo del sol, Algo llueve sobre mi corazón, La colza,
una sola alma: el obispo «cotidiano», sobre Pere Casaldáliga.
Lehorretik etorri zen, itxasoa (inundaciones en el País Vasco
En 1996 fue miembro del Consejo de Cultura de la Comu-
de 1983), La aldea (nueva visita a Deleitosa), Los silencios de
nidad Foral de Navarra.
Dios y España mágica; los reportajes monográficos El Santo Christo Ibérico, Los Sanfermines, El nacimiento de una nación
Sus imágenes personales se han publicado en innumera-
(los toros) y Los curanderos; los poemas visuales El mundo
bles libros, entre los que destacan 11 fotógrafos españoles,
del silencio, El vientre de mi tierra, La violación cósmica, Pubis
Madrid, 1983; Koldo Chamorro, CBA, Madrid, 1989; Open
pro nobis, El exquisito cadáver verde, Los monstruos sagrados,
Spain, Lunwerg, Madrid, 1990; Cuatro direcciones. Fotogra-
El kapote, Hotel España, El sujetador, Sudarios de agua dulce
fía contemporánea española, Lunwerg, Madrid, 1970−1990;
y Noctos, en los que abordó el desnudo y experimentó con
El nacimiento de un barco, Astilleros Españoles, Madrid,
diversas soluciones estilísticas. Cultivó también extensa-
1994; Sueltos de amor y otras carnes, Mestizo, Murcia, 1995;
mente el retrato.
PHotoBolsillo n.º 5, La Fábrica, Madrid, 1998 y Filico, Ayuntamiento de Pamplona, 2003.
Fue miembro de las agencias Cover, VU (París), Planet y Turner & Turner. Participó en multitud de proyectos
Su obra se encuentra en los fondos permanentes del Center
colectivos de carácter cultural, como Un día en la vida
for Creative Photography (Tucson), Biblioteca Nacional de
de España, Galicia a pé de foto, Selections Polaroid, El Museo de
Francia (París), MNCARS (Madrid), Colección Polaroid (Bos-
Navarra visto por 8 fotógrafos, Madrid visto por..., Carnavales
ton), IVAM (Valencia), MEIAC (Badajoz), Museo de Navarra
de Badajoz, Visión mediterránea, Torre Picasso, Málaga, cuerpo
(Pamplona), UPNA (Pamplona), así como en diversas colec-
y sombra, Diarios íntimos, Patrimonio 2001 (Unesco), MSF 25
ciones públicas y privadas, nacionales e internacionales.
aniversario, El nacimiento de un barco, Raíces judías en España, Territorios del teatro, Entre sombras (Fundación Museo Jorge
Dirigió la revista de la Galería Nueva Imagen (Pamplona)
Oteiza), etc.
y escribió numerosos textos sobre fotografía publicados en revistas especializadas, libros y catálogos.
Su trabajo se ha mostrado en multitud de exposiciones
188
colectivas e individuales, entre las que destacan After Fran-
Su actividad pedagógica fue muy intensa durante toda su
co (galería Marcuse Pfeifer, Nueva York), Cuatro direccio-
vida: no quería que nadie pasara por el sacrificio que él pa-
nes (MNCARS, Madrid), Open Spain (CCP, Chicago), Four
deció cuando la formación fotográfica en España era inexis-
Spanish Photographers (CCP, Tucson), Encuentros de Arlés
tente. Impartió decenas de talleres, clases y conferencias en
1978, Espace Photo-Angle (Montpellier), En la línea de sombra
todo tipo de instituciones, universidades y escuelas. 189
BIOGRAPHY Vitoria, 1949 – Pamplona, 2009
A born photographer, he freelanced for 40 years in a mul-
anthological exhibition with Josef Koudelka at the Círculo
titude of different niches, including publishing, industry,
de Bellas Artes in Madrid.
business, fashion, advertising, documentary and photojournalism, collaborating assiduously with publishers and
He was a finalist for the W. Eugene Smith Memorial Fund
media around the world. However, his main objective was
Awards in 1981 and 1987, and won the SoHo News Prize in
to conduct elaborate personal projects on the subjects that
1981 and the Instituto Nacional del Libro Prize in 1982 and
most interested him. He produced the essays Los Hijos-Dal-
1991. In 1993, he was awarded a FotoPres grant in Human
go de Iturgoyen, Fuentelencina: ciclo del sol, Algo llueve sobre mi
Rights and Freedom of Expression for Donde toda la tierra es
corazón, La colza, Lehorretik etorri zen, itxasoa (on floods in the
una sola alma: el obispo «cotidiano», a reportage on Pere Casaldáli-
Basque Country in 1983), La aldea (revisiting the village of
ga. In 1996, he was a member of the Culture Council of the
Deleitosa), Los silencios de Dios and España mágica; the mon-
Government of the autonomous region of Navarre.
ographic reportages El Santo Christo Ibérico, Los Sanfermines, El nacimiento de una nación (on bullfighting) and Los curan-
His highly personal images have been published in count-
deros; and the visual poems El mundo del silencio, El vientre
less books, including 11 fotógrafos españoles, Madrid, 1983;
de mi tierra, La violación cósmica, Pubis pro nobis, El exquisito
Koldo Chamorro, CBA, Madrid, 1989; Open Spain, Lunwerg,
cadáver verde, Los monstruos sagrados, El kapote, Hotel España,
Madrid, 1990; Cuatro direcciones. Fotografía contemporánea es-
El sujetador, Sudarios de agua dulce and Noctos, in which he
pañola, Lunwerg, Madrid, 1970–1990; El nacimiento de un bar-
addressed the subject of the nude and experimented with
co, Astilleros Españoles, Madrid, 1994; Sueltos de amor y otras
various stylistic solutions. He also worked extensively on
carnes, Mestizo, Murcia, 1995; PHotoBolsillo no. 5, La Fábrica,
the portrait.
Madrid, 1998; and Filico, Ayuntamiento de Pamplona, 2003.
He was a member of the Cover, VU (Paris), Planet and Turn-
His work is to be found in the permanent collections of the
er & Turner agencies, and participated in many collective
Center for Creative Photography (Tucson), Bibliothèque
projects of a cultural nature, such as Un día en la vida de
Nationale de France (Paris), MNCARS (Madrid), Polar-
España, Galicia a pé de foto, Selections Polaroid, El Museo de
oid Collection (Boston), IVAM (Valencia), MEIAC (Bada-
Navarra visto por 8 fotógrafos, Madrid visto por..., Carnavales de
joz), Museo de Navarra (Pamplona), UPNA (Pamplo-
Badajoz, Visión mediterránea, Torre Picasso, Málaga, cuerpo y
na), and various public and private collections both in
sombra, Diarios íntimos, Patrimonio 2001 (UNESCO), MSF 25
Spain and elsewhere.
aniversario, El nacimiento de un barco, Raíces judías en España, Territorios del teatro and Entre sombras (Fundación Museo
He was the editor of the magazine of the Galería Nueva Im-
Jorge Oteiza).
agen (Pamplona), and wrote numerous texts on photography that were published in specialised magazines, books
He took part in a large number of collective and indi-
and catalogues.
vidual exhibitions, some of the foremost being After
190
Franco (Marcuse Pfeifer Gallery, New York), Cuatro di-
His teaching activity was intense throughout his life. He
recciones (MNCARS, Madrid), Open Spain (CCP, Chicago),
did not want anyone to suffer the sacrifices he had to make
Four Spanish Photographers (CCP, Tucson), Les Rencontres
when photographic training was non-existent in Spain. He
d’Arles 1978, Espace Photo-Angle (Montpellier), On the Shad-
gave dozens of workshops, classes and lectures in all kinds
ow Line (Sydney), Vanishing Spain (Los Angeles), and his
of institutions, schools and universities. 191
EXPOSICIÓN / EXHIBITION
CATÁLOGO / CATALOGUE
Presidente / President
Presidenta / President
Presidente / President
Museo de Navarra, Pamplona
Edición / Publisher
Todos los derechos reservados. Cualquier forma
Alberto Anaut
María Chivite Navascués
Alberto Anaut
Del 20 de febrero al 17 de mayo de 2020 /
La Fábrica / Gobierno de Navarra
de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo
From 20 February to 17 May 2020 Directora General de Festivales y Exposiciones /
Consejera de Cultura y Deporte / Regional
Vicepresidente / Vice-President
Festivals and Exhibitions General Manager
Minister for Culture and Sports
Alberto Fesser
Claude Bussac
Rebeca Esnaola Bermejo
Coordinadora General / General Coordinator
Director General de Cultura-Institución
Publishing Director
María Pallás
Príncipe de Viana / Director General of
César Martínez-Useros
Culture-Institution Príncipe de Viana Ignacio Apezteguía Morentin
Coordinators
puede ser realizada con la autorización de sus
Koldo Chamorro
titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a Cedro (Centro Español de Derechos
Del 3 de junio al 30 de agosto de 2020 / Director de La Fábrica Editorial /
Responsables de Exposiciones / Exhibitions
Museo Lázaro Galdiano, Madrid
Obras / Works
Directora Editorial / Editorial Content Manager
From 3 June to 30 August 2020
Directora del Servicio de Museos / Director
Maíra Villela
of Museum Service
Director de Distribución / Distribution Manager
Susana Irigaray Soto
Raúl Muñoz
Reprográficos, www.cedro.org) si necesita
Clemente Bernad
fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. / All rights reserved. This work may not be
Organización y producción / Organisation and production
Textos / Texts
reproduced, distributed, publicly displayed or
Museo de Navarra
Clemente Bernad, Christian Caujolle,
transformed in any way without the permission
Margarita Ledo Andión
of the publishers, bar exceptions stipulated by
Camino Brasa
Ana Berruguete
Selección de obra / Selection of works
Spanish law. Should you wish to photocopy or
Obras / Works Koldo Chamorro
Diseño gráfico / Graphic designer
scan any fragment of this work, go to Cedro
Inés Vila / Amaya Lausín
(Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org).
Comisariado / Curator Jefa de la Sección de Museo de Navarra /
Clemente Bernad
Head of the Museo de Navarra Section
La Fábrica
Mercedes Jover Hernando
Verónica, 13
Coordinación / Coordination
28014 Madrid
Carmen Valdés Sagüés
Traducciones / Translations Philip Sutton
T. +34 91 360 13 20
Roberto López Montero
La tipografía utilizada en este volumen es Libre Baskerville, y ha sido impreso en papel Gardapat
Corrección de textos / Proofreading
Kiara de 135 g, a excepción del pliego de textos,
edicion@lafabrica.com
Diseño expositivo / Exhibition design
Ana Martín Moreno
impreso en Offset Natural de 120 g. / The
www.lafabrica.com
Smart & Green Design
Art in Translation
typeface used in this book is Libre Baskerville and it has been printed on 135-gram Gardapat
Copias fotográficas / Prints
Preparación de originales / Preparation
Kiara paper, except for the sheet of texts,
Authspirit: Juan Manuel Castro Prieto &
of originals
printed on 120-gram Offset Natural paper.
David Vicente
David Vicente / Authspirit
AC Imagen S.L.: Juana Arlegui & Carlos Cánovas
Producción / Production
© de esta edición / this edition: La Fábrica /
Brizzolis
Gobierno de Navarra, 2020 © de las obras / works: Legado de / The Estate
Enmarcado / Framing Magallarte
Agradecimientos / Acknowledgments
of Koldo Chamorro
Mónica Rubio
© de la fotografía en pág. 190 / photograph on
Audiovisual expositivo / Exhibition
p. 190: José Antonio Tejero Lanzarote
audiovisuals
© de los textos / texts: sus autores
Clemente Bernad Carolina Martínez
ISBN 978-84-17769-32-1 Depósito Legal / Legal Deposit M-30296-2019 Impreso en España / Printed in Spain
El comisario, el Gobierno de Navarra, La Fábrica y PHotoEspaña desean dar las gracias a Rosa María Pérez Bardot y Oihane-Ikunde Chamorro Pérez, sin cuya preciosa colaboración este proyecto no hubiera sido posible. / The curator, the Regional Government of Navarre, La Fábrica and PHotoEspaña wish to thank Rosa María Pérez Bardot and Oihane-Ikunde Chamorro Pérez, without whose invaluable participation this project would not have been possible.
Koldo Chamorro comenzó El Santo Christo Ibérico en 1974
Koldo Chamorro began El Santo Christo Ibérico in 1974 and
y lo finalizó en 2000. Aunque tras la conclusión de la pri-
finished it in 2000. Although his intention after the conclu-
mera fase su intención fue hacerlo extensivo a otros países,
sion of the first phase was to extend it to other countries, he
finalmente se circunscribió a España, Portugal y Cuba.
finally limited himself to Spain, Portugal and Cuba.
El libro contiene 108 fotografías. Koldo Chamorro quiso
The book contains 108 photographs. Koldo Chamorro wan-
que el número final de imágenes de El Santo Christo Ibérico
ted the final number of images in El Santo Christo Ibérico to
fuera múltiplo de 12, por ser un número muy querido tanto
be a multiple of twelve, since this is a number dear both
por la ciencia como por distintas religiones, especialmente
to science and to different religions, especially Christianity.
el cristianismo. Además, el número 108 está muy vinculado
Moreover, the number 108 is closely linked to oriental spiri-
a las tradiciones espirituales orientales y es considerado un
tual traditions, and is considered a magic and sacred number.
número mágico y sagrado. The photographs are based on a prior selection made by the Las fotografías parten de una selección previa hecha por el
photographer himself while he was preparing an exhibition
propio autor mientras preparaba una exposición de El Santo
on El Santo Christo Ibérico that it proved impossible to hold
Christo Ibérico que no pudo realizar en vida.
during his lifetime.
The cross as motif, the cross as pretext and guiding thread.
conductor. La cruz como catalizador y revulsivo social. Este
The cross as social catalyst and revulsive. This book contains
libro recoge completo El Santo Christo Ibérico, el trabajo en el
the whole of El Santo Christo Ibérico, the work in which Koldo
que Koldo Chamorro nos habla de la presencia de los ritos
Chamorro speaks to us of the presence of Christian rites in
cristianos en la sociedad española desde los últimos tiempos
Spanish society from the last years of Franco’s regime until
del franquismo hasta el año 2000. Un estudio a ratos solem-
the end of the 20th century. Sometimes solemn, sometimes
ne, a ratos teatral, en ocasiones corrosivo —siempre apasio-
theatrical, occasionally acerbic and always absorbing, this
nante— de un signo tan elocuente como la cruz, a través de
is the study of a sign as eloquent as the cross through the
la mirada indomable de un fotógrafo de culto.
indomitable gaze of a cult photographer.
978-84-17769-32-1
La cruz como motivo, la cruz como pretexto y como hilo