Agua en La Red

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EL AGUA EN LA RED ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA RED INTERAMERICANA DE RECURSOS HÍDRICOS A 15 AÑOS DE SU CREACIÓN Alberto J. Palombo1 Es menester aprender de la experiencia de los demás porque la propia cuesta mucho y a veces llega muy tarde. Winston Churchill

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l primer Diálogo Interamericano sobre Administración de Aguas se realizó en Miami en Octubre de 1993. Esta fue la primera reunión hemisférica para tratar el tema de la gestión integrada de los recursos hídricos en las Américas después de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (Eco-92), reuniendo a más de 400 participantes de 19 países y representantes de instituciones multilaterales que lidian con el tema del agua, y muy particularmente, para establecer mecanismos de cooperación siguiendo la pauta establecida en el Capítulo 18 de la Agenda 21. El primer Diálogo produjo la Declaración de Miami, cuya recomendación más importante fue la creación de la Red Interamericana de Recursos Hídricos (RIRH). Unos meses después, en Mayo de 1994, se realizó una reunión en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, donde el Distrito de Administración de Aguas del Sur de la Florida (SFWMD), organizador del primer Diálogo, entregó la propuesta para la creación de la Red, cuyo objetivo inicial fue, y sigue siendo en gran medida, la promoción del intercambio de experiencias y conocimientos para el manejo sustentable de los recursos hídricos en las Américas. Tal propuesta fue unánimemente aprobada por los asistentes, quienes accedieron al gentil ofrecimiento del Departamento de Medio Ambiente y Desarrollo de la OEA para asumir la Secretaría Técnica de la Red. Después de varias reuniones, los miembros de la RIRH decidieron adoptar una definición un poco más amplia y explícita de su razón de ser: La Red Interamericana de Recursos Hídricos (RIRH) es una red de redes que tiene el propósito de establecer y fortalecer alianzas en la esfera de los recursos hídricos entre naciones, organizaciones e individuos; promover la educación y el intercambio libre de información y experiencia técnica; y mejorar la comunicación, la colaboración y el compromiso financiero en materia de gestión integrada de recursos hídricos y de suelos en el contexto de la sustentabilidad ambiental y económica en las Américas. Este trabajo pretende evaluar el progreso de la RIRH a 15 años de su creación. No pretende establecer una simple bitácora cronológica, sino más bien organizar una secuencia de ideas que se han discutido a lo largo de una década respecto a lo que es o debe ser la RIRH, haciendo énfasis en la necesidad de (i) entender el proceso del intercambio de la información del agua y como ésta ha avanzado y presentado nuevos desafíos para el manejo de los recursos hídricos, al que se incorporan nuevos actores; (ii) hacer llegar la cultura y ética del agua a la sociedad en su más amplio espectro; y (iii) facilitar el intercambio de las lecciones aprendidas entre los profesionales de los recursos hídricos de la región, mientras se promueve una discusión abierta y participativa entre los actores de las diferentes esferas políticas, académicas y profesionales. En tal sentido, este trabajo contiene una discusión sobre el funcionamiento de las redes de colaboración, la organización de los Diálogos, y presenta una docena de propuestas que se

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Ingeniero industrial y de sistemas, Director de InfoHydro.com, y consultor en recursos hídricos y medio ambiente. Además de ser parte del grupo fundador de la Red Interamericana de Recursos Hídricos (RIRH), coordina la Iniciativa Pantanal Everglades y participa en el WaterWeb Consortium. Las ideas presentadas en este trabajo constituyen una opinión personal y no pretenden representar las diversas opiniones dentro de la RIRH, aunque si pretenden promover la discusión ante las realidades y los desafíos que enfrenta la RIRH desde hace algún tiempo y de aquí en adelante.


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ponen a la disposición para llevar a cabo las actividades de colaboración que fueron identificadas en el ejercicio de planeación estratégica que se realizó en el ámbito de la RIRH en 2005. Para ello, es necesario conocer un poco la historia de esta iniciativa y las bases de la dinámica de las redes, donde sus actores necesitan asumir una actitud abierta y ética en lo que refiere a la naturaleza de la colaboración y como esta se desarrolla en sistemas horizontales de cooperación, y donde la jerarquía institucional pasa a un segundo plano en virtud de los intereses comunes. De igual importancia resulta conocer las bases prácticas y filosóficas que permiten a las redes de colaboración relevar a las estructuras piramidales de antaño para lograr mayores retornos y beneficios compartidos en la gestión sustentable de los recursos hídricos en las Américas. A pesar de las dificultades vividas a lo largo de más de una década y media, la RIRH trae consigo un número de lecciones aprendidas, y de esa experiencia propia debe encontrar luces para establecer sus estrategias y lineamientos para avanzar en su misión y objetivos. Por ello, resulta ineludible el compromiso de internalizar entre sus interesados o stakeholders una actitud y posición acorde con la era del conocimiento y la sociedad plural que se ha constituido a su alrededor. El Proyecto para la Preparación y Ejecución de Mecanismos de Difusión de Experiencias y Lecciones Aprendidas en la Gestión Integrada de Recursos Hídricos Transfronterizos en las Américas (DELTAmérica) que financió el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), y que fue ejecutado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la OEA, tuvo como una de sus principales metas el fortalecimiento de la RIRH, para que esta se consolide como una plataforma de lanzamiento de iniciativas de cooperación regional que debe reflejar a la Red y garantice su propia sustentabilidad en el proceso de inclusión de los interesados en el manejo del agua en la región, particularmente en lo que refiere a los sistemas transfronterizos. Quizás una de las mayores contribuciones que DELTAmérica intentó aportar fue precisamente dotar a la RIRH con las herramientas que le permitan promover el trabajo en red (networking), que no es lo mismo que simplemente tener una “red” para trabajar. Para ello, la RIRH tiene la obligación de llegar hasta los stakeholders, no solo con publicaciones y websites, sino también energizando su propia dinámica para promover el intercambio de estas experiencias a través de la misma participación (no solo de las instituciones, pero también de las personas), y no simplemente a través de la representación equiparada por los escalones jerárquicos de sus miembros o participantes, particularmente en lo que refiere a las instituciones gubernamentales e internacionales. Existe una clara dicotomía entre el “representar” y “participar” en lo que refiere al intercambio de experiencias como tal, y la urgencia de los desafíos actuales, particularmente en lo que refiere al alcance de las metas del milenio en el manejo del agua, que requieren de un nivel más alto de participación y acción por parte de todos los interesados y de la comunidad en general. Por otro lado, los mayores inconvenientes que la RIRH ha sufrido se debe a la asimetría entre instituciones, gobiernos y personas para llegar a la toma de decisiones en la gobernanza de la RIRH. Aunque los Estatutos y los planes estratégicos establecen tal paridad entre los miembros del Directorio, en la práctica se produjo una especie de “capas de peso” sobre los pronunciamientos acerca de posiciones sobre asuntos de la RIRH como tal, principalmente debido a que la Secretaría era contratada por algunas instituciones y para el momento de transición no existía un Comité Ejecutivo al que tal Secretaría respondiera directamente. Un ejemplo sobresaliente fue el Plan de Renovación del Directorio, en el cual se mostraron diferencias entre las posiciones adoptadas por la Secretaría ante la decisión tomada por el Directorio como un todo, habiéndose este último manifestado, a través del voto calificado, sobre la aprobación de dicho Plan. Tal discusión atrasó las elecciones de nuevos Miembros por un año, y además de ello causó un desgaste anímico entre colegas y la Secretaría Ejecutiva que, supuestamente, estaba a su servicio. Este es un desafío a superar, y para ello, será necesario que los Estatutos se refieran de forma más clara y precisa a normas sobre la participación de instituciones internacionales, los Puntos Focales gubernamentales, como su representación se dará en la RIRH, y al mismo tiempo, promover la


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salvaguarda de las decisiones de la RIRH sin tener que recurrir a instancias fuera de la gobernanza de la Red, respetando la soberanía recíproca de las organizaciones. Ya en una forma más general, y que tiene que ver con la misión de la Red en su sentido más amplio, el agua es también un recurso natural transversal, indispensable para cualquier forma de vida sobre la faz del planeta, y se filtra en todas las esferas de la actividad humana. Una vez más, los paralelismos entre la gestión del conocimiento y del agua se entrecruzan para ilustrar los desafíos del desarrollo sustentable, y para ello, la RIRH tiene la obligación de construir su estrategia en función del avance de estos preceptos para alcanzar las metas de desarrollo del milenio en lo que refiere a los asuntos relacionados con su gestión. Asimismo, la RIRH ha de convertirse en un instrumento para que los países del hemisferio puedan validar las necesidades de sus profesionales de los recursos hídricos, promover la cooperación para adoptar mejores prácticas de manejo del dueto agua-suelo, y ayudar a diseminar conocimientos para que la sociedad pueda resolver sus problemas de la gestión del agua (y no esperar a que alguien venga a resolvérselos). Entonces, la RIRH podrá constituirse en el foro donde los interesados discutan de forma abierta y participativa como reaprovechar sus experiencias de acuerdo a sus necesidades muy particulares y propias de sus realidades locales (en el contexto de la cuenca), tomando en consideración el aprovechamiento sustentable y óptimo de los recursos endógenos de sus cuencas, países, regiones, y finalmente, el hemisferio. En conjunto, estas serían las mayores contribuciones que la RIRH puede ofrecer a la profesión, al entorno, a la sociedad y a las futuras generaciones.


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1. LOS H ITOS

EN EL

TEMA

DEL

AGUA

EN LAS

AMÉRICAS

La creación de la RIRH es uno de los hitos más importantes en el tema de la gestión del agua en las Américas. Tal idea surgió de la Declaración de Miami, documento que resultó del consenso entre los participantes del Primer Diálogo Interamericano sobre Administración de Aguas, realizado en Miami, Florida, EUA, en octubre de 1993. Esta fue la primera reunión hemisférica para tratar el tema de la gestión integrada de los recursos hídricos en las Américas después de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (Eco-92). En la Figura 1, se ilustran los diferentes momentos e hitos en el tema del agua en las Américas, destacándose la creación de la Red Interamericana de Recursos Hídricos en mayo de 1994.

Figura 1 – Los Hitos en el Tema del Agua en las Américas


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Para llegar a la Declaración de Miami, se tomaron en consideración las bases filosóficas, temáticas y prácticas para formular una serie de preguntas claves que fueron abordadas en el Primer Diálogo (Una explicación más detallada sobre estas preguntas claves está en la Sección 8 más adelante). Estas apuntaron hacia la búsqueda de la cooperación y colaboración entre las partes interesadas y como realizarla, tal cual está plasmado en la Agenda 21 (muy particularmente el Capítulo 18, que trata sobre el manejo de los recursos hídricos), producida por la Cumbre de la Tierra (Eco-92, Río de Janeiro, Brasil, 1992), en los Principios Dublín, producidos por la Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio Ambiente (Dublín, Irlanda, 1992), en la necesidad de buscar alternativas para alcanzar la sustentabilidad, enunciadas por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo (formada en 1983, y que tuvo a su cargo la elaboración del documento Nuestro Futuro Común, también conocido como el Informe de la Comisión Brundtland), y finalmente, por los principios expuestos en la Declaración del Mar del Plata (Mar del Plata, Argentina, 1977), que fue la primera reunión para tratar específicamente el tema del agua dulce dentro de las Naciones Unidas. En tal sentido, las diferentes declaraciones y recomendaciones de las reuniones que sucedieron después del Primer Diálogo han venido apuntando hacia la necesidad de intercambiar experiencias y promover la cooperación para alcanzar la gestión sustentable de los recursos hídricos. Sin embargo, las prácticas y condiciones culturales al respecto del intercambio de la información, ha resultado ser uno de los principales impedimentos para lograr la ansiada sustentabilidad y obviamente, también ha frenado el desarrollo y aplicación de prácticas apropiadas para el manejo del agua. Por ello, la creación de la RIRH marca el inicio de una década importante en la cronología del asunto hídrico en las Américas, época en la que se ha tratado de romper mitos sobre compartir y divulgar informaciones y conocimientos. Respecto a esto, se discute más adelante como en la era del conocimiento se ha requerido un cambio de actitudes y paradigmas, y como la sociedad reclama que todos seamos parte de la revolución digital que marca los caminos hacia la sustentabilidad. Desde la Conferencia de Mar del Plata, se han realizado numerosas reuniones para evaluar la problemática del manejo del agua, concretamente habiéndose entendido que este recurso es un factor importante en el desarrollo integral de los llamados países “en vías de desarrollo”. Esta premisa ha venido cambiando con los tiempos, a medida que las actitudes sobre los efectos del mismo desarrollo han venido acercándose a la urgencia de armonizar la problemática del manejo del agua con la protección del medio ambiente. (Berry y Palombo, 1997). El “ambiente” es donde todos vivimos, y el “desarrollo” es lo que todos hacemos para mejorar nuestra parcela dentro de ese hábitat (Brundtland, WCED, 1987). Todas estas consideraciones se reflejaron de una forma u otra en los resultados del Primer Diálogo, y por ello fue impostergable establecer lo que hoy conocemos como la RIRH. De allí en adelante, la creación de la Red coincide con el incremento de las reuniones para tratar el tema a varios niveles, lo cual valida de por sí el creciente interés y la preocupación por el manejo del agua y su interdependencia con otros ámbitos, como la pobreza, salud, crecimiento económico, energía, biodiversidad, variabilidad climática y seguridad alimentaria, por mencionar tan solo algunos. En ese contexto tan amplio, comenzó la serie de Diálogos Interamericanos sobre Administración de Aguas en Buenos Aires (1996), Panamá (1999), Foz de Iguazú (2001), que produjeron a su vez declaraciones y recomendaciones para fomentar mecanismos de colaboración y cooperación en la gestión integrada de los recursos hídricos. Tales recomendaciones hicieron su lugar en otras instancias de comprometimiento regional y global, como la Cumbre sobre el Desarrollo Sustentable de Santa Cruz de la Sierra (1996), los Foros Mundiales del Agua (1997, 2000 y 2003), y las reuniones cumbres sobre medio ambiente y desarrollo del sistema Naciones Unidas que, junto al proceso de los Diálogos y otros paralelos en otras regiones del mundo, apuntan hacia las Metas de Desarrollo del Milenio. A mediados de 2003 comenzó a ejecutarse el proyecto DELTAmérica, con financiamiento del GEF, lo que determina la interfase entre la primera década de la RIRH y la década del agua de Naciones Unidas, que comienza en 2005. DELTAmérica tiene como uno de sus principales objetivos la consolidación de la RIRH y es visto como una herramienta dentro de un proceso que llevaba 10 años de evolución en el


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intercambio de experiencias para la gestión integrada del agua. Al mismo tiempo, DELTAmérica representó una inmensa responsabilidad para todos los stakeholders de la Red, ya que de allí ha de construirse la plataforma de lanzamiento ideas y acciones que deben reflejar su capacidad de atender las necesidades de información de los profesionales del agua de las Américas, y que garantice su propia sustentabilidad en el proceso de inclusión de la sociedad en el manejo del agua en la región. En la Figura 1, también se observa la relación cronológica de los primeros 15 años de la RIRH en relación a las reuniones sobre medio ambiente y desarrollo del Sistema Naciones Unidas, y como cada uno de los Diálogos ha producido recomendaciones específicas para elevar el tema del agua y la necesidad de cultivar la cooperación como camino hacia el desarrollo sustentable, y al mismo tiempo, recoger las ideas que emanan de otros eventos supra-regionales, como los Foros Mundiales del Agua, para contextualizar la importancia de este vital recurso en las Américas y en el planeta. Por último, pudiéramos definir que desde 2007, a partir de la realización del Sexto Diálogo en la Ciudad de Guatemala, la RIRH comienza a delinearse como un espacio abierto de discusión de los temas del agua en la región, al organizar un evento (su propio Diálogo) sobre tales premisas. Aunque existen otras reuniones y foros de discusión a los que asisten diferentes grupos de stakeholders por separado (gobiernos por una lado, comités nacionales de PHI por otro, diversas iniciativas no-gubernamentales por otro, y eventos de carácter de promoción comercial entre empresas del sector privado), ningún otro foro ha logrado tener espacios tan abiertos como los Diálogos Interamericanos sobre la Gestión del Agua, y en especial, el Diálogo de Guatemala colocó en práctica estos principios para diseñar un proceso en el que los intercambios de ideas (más allá de simples posiciones) pudieran ver la luz en un esfuerzo conjunto de consolidación de documentos y declaraciones. De hecho, cuando los resultados del Sexto Diálogo son entregados como insumos a otras reuniones de carácter global, como fueron en su momento la ExpoZaragoza 2008 y el Quinto Foro Mundial del Agua, se aprecia la relevancia de las recomendaciones de los últimos, donde la mayoría de las recomendaciones del D6 coinciden, y sobre las cuales se llegó a proponer alianzas inter-sectoriales para el abordaje de las problemáticas y oportunidades para la mejora de la gestión de los recursos hídricos de forma integrada en las Américas. A lo largo de este trabajo se mencionan algunas de las ideas y reflexiones que han dominado las conversaciones entre sus más activos actores e interesados, y que han llevado a la RIRH en función de estos hitos. Estas han moldeado un nuevo ámbito de cooperación y colaboración que promueve la gestión sustentable del agua en la región, y se mencionan algunas propuestas que pueden ayudar al establecimiento de una estrategia adecuada, que sirva a los intereses de su “clientela” (se dedica una sección entera a este concepto en la Sección 5). No menos importante ni trivial, este trabajo aprovecha la oportunidad para discutir algunos aspectos sobre el trabajo en red y como las redes funcionan, y por tanto como podemos organizarnos asumiendo el trabajo en red (networking) para alcanzar los objetivos de la RIRH.

2. REDES, ¿QUÉ

SON Y COMO FUNC IONAN ?

Cuando personas o instituciones se asocian para realizar un objetivo determinado, buscan organizarse y relacionarse para facilitar el trabajo que les incumbe. Hasta tiempos recientes, la estructura de organización comúnmente adoptada era piramidal, ya que esta emulaba un esquema conocido y familiar dentro de las organizaciones tanto públicas como privadas, donde los elementos de organización son establecidos a priori, a partir de una adjudicación de recursos (humanos y financieros) correlacionados en función de los esfuerzos y los objetivos a alcanzar, y en la que las reglas de acción eran más bien rígidas para proponer el orden en procesos y actividades de grupo. Sin embargo, otra estructura que viene siendo adoptada cada vez con más frecuencia es la llamada estructura horizontal, mejor conocida como estructura en red, por ser esta caracterizada como más abierta, descentralizada, dinámica, flexible y participativa, cónsona con los nuevos desafíos globales, además de ser más democrática e incluyente.


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Una estructura piramidal corresponde a lo que su propio nombre indica: personas o entidades que se organizan en niveles jerárquicos, que se sobreponen en cada nivel de menos integrantes al inmediatamente inferior. El conjunto se sustenta a partir de una base más o menos amplia, para llegar a una cima donde usualmente se encuentra un solo ente integrante en el rol de “jefe” o “junta”. La comunicación entre los integrantes se hace de arriba hacia abajo, o de abajo para arriba, a través de los niveles intermediarios que se colocan en vecindad yuxtapuesta. Esta figura organizacional es más común por causa de la influencia de la cultura y de modos de actuar dominantes. Casi naturalmente, la estructura piramidal de la riqueza y el poder se imita en la sociedad en que vivimos. Además, en la confrontación y negociaciones entre organizaciones se colocan siempre, frente a frente, sus responsables o dirigentes, o sea, los topes de las respectivas pirámides, en una perspectiva de poder versus el contrapoder. Por tanto, todos se ven prácticamente obligados a organizarse. (Whitaker, 1993). La figura de la red es la imagen más usada para representar el trabajo en conjunto, estructuras y diseños organizacionales, que muchas veces se caracterizan por una gran cantidad de elementos que infieren cierta complejidad y que permiten confrontar objetivos similarmente complejos, tales como la promoción de la sustentabilidad, la gestión integrada de los recursos hídricos y la erradicación de la pobreza, por mencionar algunos. Desde el punto de vista más elemental, las redes se forman por puntos y líneas, y estos atributos constituyen la representación de ideas, proyectos, personas, grupos de interés y hasta de otros procesos. Asimismo, las redes, cuando son analizadas desde el punto de vista de los procesos, son lo contrario de la jerarquía, pues en ella se asume que todos los elementos o componentes (sean personas, ideas o recursos) son igualmente útiles para alcanzar los objetivos y metas comunes. También la red es una metáfora común de nuestra época, que aún lucha por comprender la naturaleza del fenómeno de la Internet, su filosofía y sus efectos. Por tanto, tienden a atribuir cualquier situación de “interligación” que utiliza la conexión entre computadores como propia, de manera de intercambiar datos y pretenden lograr resultados [comunes] más eficientes y efectivos, cuando son convertidos en informaciones y experiencias. Según Capra (2001), la primera y más obvia propiedad de cualquier red es su carácter no-linear – ella se extiende en todas las direcciones, tal cual se muestra en la Figura 2, donde se intenta representar la Internet.

Figura 2. Mapa representativo de la Internet (WWF-Brasil, 2003)

Desde que los sistemas vivos, en todos los niveles, son redes, debemos visualizar la telaraña de la vida como sistemas vivos (redes) interactuando como lo hacen las redes con otros sistemas (de redes). Tenemos la tendencia a arreglar esos sistemas, todos ellos anidados dentro de sistemas mayores, en un sistema jerárquico, colocando los mayores encima de los menores, como si fueran una pirámide. Pero esta es una proyección humana. En la naturaleza, no existe el „encima‟ o el „abajo‟, y no existen


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jerarquías. Existen solamente redes anidadas dentro de redes. En otras palabras, la telaraña de la vida consiste de redes dentro de redes. En cada escala, bajo estrecho y minucioso examen, los nodos de la a red se revelan como redes menores. En suma, se pudiera decir que las redes son lo contrario de la jerarquía (Capra, en WWF, 2003). La capacidad de operar sin jerarquía es una de las propiedades más importantes y distintivas de la red, y muchas veces, también resulta la más difícil de asimilar. Por tanto, si Capra está en lo cierto cuando afirma que en la naturaleza no existe una jerarquía controladora de los procesos de interacción, lo mismo habría que inferirse en las sociedades humanas, por ser éstas parte de un sistema mayor o ecosistema. Redes son formas supra-institucionales de organización que permiten una interacción más ágil en el desempeño de actividades y procesos que se dirigen hacia un objetivo común. Son más parecidas con dinámicas de organización espontánea que con instituciones caracterizadas por un conjunto de atribuciones, roles, reglamentos, cargos y departamentos. Por eso, requieren de un modo de operación distinto al de las organizaciones jerárquicas, burocracias e instituciones. Por el contrario, la organización piramidal que caracteriza muchas organizaciones de orden cerrado, tímida participación integral y acciones estrictamente dirigidas, se enfrenta con las dinámicas del mundo moderno, donde los derechos individuales han de conjugarse con la búsqueda del bien común, razón por la cual la colaboración y participación conforman una topología más cercana a la telaraña de la vida a la que se refiere Capra. En el contexto de la RIRH, muchos de sus miembros pertenecen a instituciones y a otras redes, aún cuando el concepto de red que se discute en el contexto de red como una forma de trabajo pueda significar algo diferente. Por ejemplo, en el seno de la RIRH están representadas muchas de las instituciones del manejo del agua de los países de las Américas, el Consejo Mundial del Agua, el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), OEA, el Instituto Interamericano para Cooperación en la Agricultura (IICA), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y la Comisión Regional de Recursos Hidráulicos (CRRH) de América Central, por mencionar algunos, así como organizaciones no gubernamentales, académicas y privadas que a su vez tienen otros contactos y compromisos de actuación con respecto al mismo manejo del agua u otro recurso natural, o un sector de usuarios en los países de la región. Sin embargo, la forma abierta de interacción, que se basa en la cualidad personal sobre la institucional, es precisamente lo que permitiría amasar de una forma integral las ideas que forman las múltiples facetas que envuelven al manejo del agua, con sus respectivos intereses y potencialidades, y por ende derivar las experiencias más apropiadas a intercambiar y promover una iniciativa en conjunto, o mejor dicho, las menos impropias, a la hora de considerarlas. Es ampliamente reconocido que las alianzas innovadoras son los bloques de construcción para fomentar cambios duraderos y para implementar las acciones necesarias para mejorar la calidad de vida globalmente, sin deteriorar la base de los recursos naturales. La Agenda 21 también reconoce la importancia de la participación de los stakeholders – organizaciones no-gubernamentales, empresas privadas, mujeres, trabajadores, agricultores, y autoridades locales, en los procesos de tomas de decisión. (Moody y Devaux, 1997). Para ello, se infiere que el trabajo en la RIRH ha de procurar un compromiso real de las personas que la conforman para colaborar efectivamente en tal intercambio de información y conocimientos entre la organización de algunos de sus principales stakeholders, y la demanda de acción y respuesta a los desafíos del nuevo milenio. Por ello, entender el proceso del intercambio de la información del agua y como ésta ha avanzado y presentado nuevos desafíos para la gestión integrada de los recursos hídricos, al que se incorporan (o deben incorporarse) nuevos actores es una tarea que tenemos por delante en la definición del marco de trabajo y la estrategia que pretendemos establecer para lograr los objetivos trazados en la RIRH. Es enteramente factible que los recursos que están a disposición de los miembros actuales de la RIRH puedan ser aprovechados y compartidos para enfrentar muchos de los problemas que confronta diariamente cada uno por su cuenta. Tal compromiso significa tener una estructura de promoción de tráfico de comunicación (y no de control de tráfico), lo que implica que quienes forman


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parte de la RIRH asuman una actitud de responsabilidad compartida, confianza mutua, y actitud ética, siendo estos los mismos principios sobre los cuales se construye la tan ansiada sustentabilidad. Desde el punto de vista ético, los miembros de la RIRH han de ser en la medida posible un espejo de los mismos stakeholders o la comunidad de interesados, y cuyo privilegio de servir en ella se debe basar en los resultados o nivel de compromiso para con los otros miembros de la Red. Tal compromiso puede ser asumido efectivamente por las personas que representan a las instituciones, que en su quehacer rutinario promueven los conceptos de la RIRH, pero teniendo en consideración que es la acción individual lo que permitirá a la RIRH ser un agente de cambio para mejorar el manejo del agua en la región. Por ello, la representatividad debe venir acompañada de la capacidad y voluntad real de hacer cosas por la Red, y no simplemente esperar que los procesos que son característicos de la gestión gubernamental o de los entes en particular sean los que gobiernen su dinámica, y limiten la celeridad con la que la Red deba desempeñarse para alcanzar los objetivos comunes que se ha trazado. Lo anteriormente expuesto implica que la dinámica de la Red determinaría a su vez la composición de su Comité Ejecutivo y otros grupos de trabajo dentro de la RIRH, y que los períodos de servicio de sus miembros serían lo suficientemente amplios para conseguir resultados mensurables. Por otro lado, los términos de servicio en comités ejecutivos nunca han de ser vitalicios o adheridos a una institución o persona en particular, ya que esto implicaría que tal institución o persona tendría un nivel “especial” con respecto a los otros, lo que contradice el concepto de organización o trabajo en red. Por otro lado, habría de considerarse que en cualquier red como la RIRH lo importante no es ser parte de su Comité Ejecutivo, sino de actuar en pro de la Red y sus stakeholders. Por esta razón resulta imperativo renovar los cuadros de participación en la red, ya que los objetivos a alcanzar transcienden el ciclo generacional, y la continuidad de sus quehaceres son igualmente importantes. Una de las ideas que realmente habría que analizar como Red (asumiendo que sus miembros conocen y aceptan los principios sugeridos para asumir el trabajo en red), es la dinámica misma que la RIRH ha de tener, bajo que estructura, o más bien, la relación equitativa entre cada componente, ente o institución para avanzar en su misión. Si la RIRH se limita a tener simplemente un conjunto de páginas web y organizar reuniones sobre el manejo del agua, administrados por un grupo gestor (llámese secretaría técnica o ejecutiva, regidos por una junta o comité directivo, por ejemplo), tal convencionalismo en la práctica pudiera bien ser abordado por otros esfuerzos, también convencionales, que cuenten con más recursos para ello. Por otro lado, bien se sabe que tal convencionalismo no ha sido efectivo en combatir muchos de los problemas y desafíos que la RIRH se ha dispuesto a enfrentar en lo que refiere a la gestión integrada de los recursos hídricos, por lo que el concepto de trabajo en red se presenta como una alternativa idónea para avanzar en tan inmensa tarea. Propuesta 1 Determinar la composición del Comité Ejecutivo y otros grupos de trabajo en función del nivel de participación en la RIRH, con períodos de servicio limitados, y no adheridos a instituciones en particular, mientras se procura un balance en la composición de países, instituciones académicas, privadas, no-gubernamentales, gubernamentales y de actuación supra-nacional, nacional y local. Al mismo tiempo, renovar los cuadros de participación en la red, procurando la participación de personas interesadas jóvenes, ya que los objetivos a alcanzar transcienden el ciclo generacional, y la continuidad de sus quehaceres de la RIRH son igualmente importantes.

La RIRH se creó inicialmente para promover y mantener un “diálogo” abierto entre los profesionales del agua, para discutir las mejores formas de hacer su trabajo en forma eficiente, teniendo en consideración los principios que promuevan la sustentabilidad ambiental, económica y social, los cuales están plasmados en el Capítulo 18 de la Agenda 21. Por tanto, la RIRH debe constantemente hacer un esfuerzo adicional para llegar hasta los stakeholders, no solo con publicaciones y un conjunto de websites, sino energizando su propia dinámica para promover el intercambio de experiencias a través de la misma participación para multiplicar el impacto con recursos financieros limitados. Otro aspecto importante para la sustentabilidad de la propia Red es que esta no puede depender simplemente de la representación y escalones jerárquicos, pues para ello existen otras instancias, incluso aquellas promovidas por los mismos


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gobiernos y grupos sectoriales, que por su propia dinámica y estructura funcionan dentro de un orden preestablecido, y que responden a las demandas de los países, pero que a su vez han sido tímidas en asumir procesos en un tono proactivo y abierto como aquellos propuestos por la RIRH. Además, la RIRH fue creada para que los gobiernos tuvieran la oportunidad de escuchar a viva voz a los profesionales, especialistas, e incluso activistas, para promover el tal “diálogo”, y así aprovechar un ambiente proactivo, optimista, donde los stakeholders pudieran asumir nuevos procesos que aceleraran la adopción de las mejores prácticas, y por otra parte, para que los “demás” pudieran oír a los gobiernos en su búsqueda de los entendimientos necesarios para energizar tales procesos. Por ello, la oportunidad de poner en práctica las ideas surgidas en el seno de la RIRH que “piensa fuera de lo convencional” („thinking-out-of-the-box‟), ofrece un beneficio adicional que otras instancias de acción regional no están en condiciones de realizar, y al mismo tiempo ayuda a reducir la brecha en el alcance de las metas de milenio con respecto al tema del agua en las Américas. Este concepto y característica no ha sido “vendida” adecuadamente, incluso entre los miembros de la Red, dejando de un lado un camino novedoso y útil para promover los cambios de paradigmas que requiere el mundo moderno en lo que refiere a la gestión de los recursos hídricos y otros problemas de significación socio-ambiental. En los materiales de promoción y websites de la RIRH, debería incluirse formularios para estimular la participación directa de los profesionales del agua, sin importar su origen o afiliación. Hasta ahora, tal catastro se realiza a través de la inclusión de personas en el Consejo Consultivo (Advisory Council), pero tal designación resulta un poco confusa y de difícil actualización. Además de promover la participación de personas, es igualmente importante el promover la contribución de “ideas” para la gestión sustentable del agua. Así como algunas organizaciones o asociaciones requieren de una cuota económica a sus miembros, la RIRH puede exigir además una “cuota de ideas” o experiencias, en forma de documentos, reportes sobre proyectos, que podrán ser redistribuidos a través de los medios electrónicos que dispone la Red. Propuesta 2 Incluir formularios para estimular la participación directa de los profesionales del agua de las Américas en los materiales de promoción y websites de la RIRH, sin importar su origen o afiliación. Además de promover la participación de personas, es igualmente importante el promover la contribución de ideas para la gestión sustentable del agua como forma de contribución o membresía.

Quizás la participación directa y genuina en la promoción de la colaboración sea una forma idónea para que los miembros de la RIRH puedan contribuir a cimentar el tema del agua en la agenda política regional y global, y al mismo tiempo ayudarán a constituirla en un proceso fundamental para la evaluación de las acciones que se ejecutan en pro de las metas de desarrollo del milenio en el hemisferio.

3. AGUA, REDES Y LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO Sin lugar a dudas, el uso de las tecnologías de la informática ha resultado en mejoras en la precisión y cuantificación de los parámetros que afectan los recursos hídricos, mayor sofisticación en el uso de los modelos e indicadores que pueden traducir datos básicos en información para los responsables por la toma de decisiones y el público en general, y una mayor interacción entre los profesionales de los recursos hídricos (Berry y Palombo, 1997) en diferentes latitudes que están usando métodos de diseminación rápida de la información para compartir resultados de investigaciones, esquemas de gestión y aspectos legales. Quizás esta sociedad de la información ha sido la más efímera de todas, ya que la información como tal, aunque importante, solo adquiere un valor real y útil cuando es aplicada y usada para la toma de decisiones o para generar beneficios que se traducen mejores condiciones de vida para el ser humano, para la sociedad que conforma, y obviamente, para el entorno que la rodea. Por tanto, la rápida sucesión tecnológica y el uso de la información dieron inicio a la sociedad del conocimiento tal como la conocemos hoy día.


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Por otra parte, algunos de los retos a superar los obstáculos relacionados al uso de estas tecnologías tienen más que ver con nuestras actitudes dentro de la sociedad, y con la cultura organizacional, y menos con la tecnología como tal y el acceso a ella. Por ejemplo, podemos citar el acceso limitado en regiones alejadas en el campo en países considerados pobres o en vía de desarrollo (quienes son probablemente quienes más la necesitan) ya que no existen mecanismos de divulgación de las experiencias fácilmente accesibles a ellos, o sea, que lleguen hasta sus lugares de acción; actitudes personales respecto al intercambio de la información y muy específicamente las políticas institucionales y reglamentación restringida respecto al uso de la información; la falta de entrenamiento „simple‟ de los usuarios para acceso „simple‟ de la información („friendly-user/user-friendly‟); y la falta de integración de datos básicos provenientes de fuentes diversas en el contexto del problema en consideración (Berry y Palombo, ídem). Tales actitudes (que se han traducido a veces en políticas) han estado en vigencia por muchos años y pasaron a formar parte de la conducta generalizada de las personas, principalmente aquellas que han estado en posiciones gerenciales de gobierno, en las que existe una inherente desconfianza en el empoderamiento escalonado de las jerarquías, y que tiene repercusiones importantes en la disponibilidad de la información publica, como por ejemplo, el monitoreo de la calidad del agua, los caudales y aforos en un río, por mencionar algunos. Esta realidad nos conlleva a repensar si vale la pena insistir en hacer proyectos tradicionales, sectoriales y muchas veces poco integrados con estas limitantes, o si debemos insistir en convencer a quienes hoy son los responsables por la gestión del agua sobre la necesidad de acabar con el concepto de la información restringida para poder ayudar a forjar mejores proyectos y procesos, que a su vez se conviertan en experiencias que tengan alto valor demostrativo, y que al ser tranzados en intercambios de conocimientos como los que propones la RIRH se conviertan en herramientas para el desarrollo sustentable. El acceso a la información digital, a la información económica del comercio internacional, y a la tecnología de la innovación, son algunas de las puertas que la sociedad del conocimiento ha abierto para el desarrollo sustentable. La transición pos-industrial y el surgimiento de la sociedad del conocimiento han abierto nuevas oportunidades que facilitan la implementación de un desarrollo “más” lógico, debido esencialmente a la creciente participación y compromiso de los usuarios en comunidades locales y de la sociedad civil organizada como un todo, mientras las innumerables fuentes de información pueden ser consultadas y ordenadas de acuerdo a las necesidades específicas del manejo del agua, y más aún, de acuerdo a las características muy particulares de la cuenca. Entre las numerosas señales y características de esta transición, los siguientes temas merecen destaque: 

Predominio de los servicios (actividades terciarias) en lo que refiere a las inversiones, concentración de la población activa y creación de nuevos empleos alrededor de las actividades agrícolas e industriales, incluyendo el agua;

Preponderancia de los recursos humanos como factor de desarrollo sobre la simple disponibilidad de los recursos naturales locales;

Mayor movilidad de los seres humanos, sus recursos, capital, debido a la permeabilidad de las fronteras tradicionales de tipo político, económico, biogeográfico, ecológico y hasta hídrico.

El ritmo cada vez más acelerado de los cambios que se suscitan en la vida moderna, así como la facilidad de poder predecirlas, hace que ciertos conocimientos y prácticas de manejo caigan en la obsolescencia y generen una necesidad incesante de innovaciones;

La creciente descentralización de los procesos de desarrollo que cada día están más vinculados a la pequeña y mediana empresa;

La vital importancia del medio ambiente en los procesos de desarrollo, y recíprocamente, la necesidad absoluta de un nivel de desarrollo satisfactorio para poder llegar a una conservación dinámica del medio ambiente y del manejo del agua;


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Las organizaciones comienzan a valorar la información como bien estratégico, y cuyo valor se multiplica en la medida que esta produce mejoras en los procesos de análisis y productos que promueven el desarrollo sustentable y el entendimiento de los procesos que la hacen posible;

La posibilidad de disponer de medios para conseguir un refuerzo sin precedentes de un verdadero renacimiento de las identidades e inventivas culturales, regionales y locales.

Aún cuando estos temas son frecuentemente considerados externalidades de nuestro apasionante tema del agua, resulta difícil imaginar soluciones lógicas y factibles que apunten hacia su manejo sustentable sin tomarlas en consideración como parte fundamental del proceso de cambio para lograr los objetivos que se han trazado en la RIRH. Por ello, el manejo integrado y holístico del agua no es posible sin considerar estas externalidades, que de una forma u otra, definen los procesos a adoptar para efectuar un cambio de estado: del actual que es caracterizado por lo sectorial y efectista, a uno sustentable, transversal e integrado. La sociedad del conocimiento se caracteriza por la revolución digital, que se basa en una utilización más significativa y de sentido horizontal del flujo de la información electrónica, a través del Internet, que a su vez incentiva núcleos de generación de conocimiento o de iniciativas que agregan alto valor a sus bancos de datos, por Intranet. Aún cuando la RIRH nació más o menos al mismo tiempo que la World Wide Web, la utilización del Internet como herramienta de intercambio de experiencias se ha limitado tímidamente a la publicación y divulgación de algunos artículos, anales de los Diálogos, y una que otra actividad de algunos de los miembros. Aún así, ese intercambio lo realiza hasta ahora un número limitado de interesados, lo que corrobora que la RIRH no ha tenido los resultados esperados debido a la actitud dominante sobre el intercambio de conocimientos. Pudiera decirse que la intensidad de tal intercambio ha sido proporcional al esfuerzo e interés de sus actores en compartir la información y conocimientos sobre temas y actividades de interés común. Sin embargo, el potencial real de la Red, que radica en el intercambio de información y experiencias entre todos los stakeholders, no se ha desarrollado debidamente como tal, manteniéndose la topología de información circular, en la que solo algunos proyectos y algunas experiencias han circulado, por ejemplo, algunos de los proyectos financiados por el GEF y ejecutados por la OEA, que actúa desde 1994 como Secretaría Técnica de la RIRH. La RIRH hasta ahora ha sido tímida en incluir muchas otras experiencias igualmente valiosas de otros miembros de la RIRH, para mejorar la gestión del agua en cuencas que presentan similitudes interesantes. Notablemente, se han dejado de lado muchas de las experiencias que lidian con la elaboración de metodologías para la gestión del agua y restauración de ecosistemas hídricos en el Sur de la Florida, aún cuando estas tuvieron mucho que ver con el génesis de esta iniciativa. Todo esto es perfectamente entendible, pues no se trata de la disposición de las personas que conforman las organizaciones, que en el caso mayoritario de los miembros ha sido la mejor, sino más bien por la falta de rumbo en nuestra forma de organización y adopción de valores dentro de la Red. Hasta el presente, no hemos tenido un mapa claro que marque el rumbo hacia una dinámica de trabajo que permita una apertura de tales proyectos para cumplir con los preceptos y principios que profesa la RIRH como un todo, ni hemos valorizado nuestro activo más preciado: la experiencia y diversidad de soluciones para los problemas del agua que enfrentamos día a día. En su forma más tradicional, la valorización de la información fue establecida en función de su utilidad para propósitos específicos, mediante una transacción entre proveedor y usuario, quien la recibía como un servicio, y a cambio compensaba al proveedor mediante el pago de royalties o tarifas, y en las que la retroalimentación o feedback ocurre en la medida que el usuario se comunicaba directamente con el proveedor. Esta topología creó sociedades de interés alrededor de “islas de información”, limitando los grupos de interés a verdaderos “archipiélagos” de relaciones entre sectores que lógicamente estaban relacionados, pero que la tecnología aún no resultaba propicia para establecer los puentes de la lógica y las interrelaciones entre los diferentes temas (ver Figura 3).


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Figura 3. La información circular y la dificultad de las islas de información

El tratamiento de la información bajo esta topología se limita al reconocimiento de la información como un simple “commodity”, cuya valorización se limita a la utilización y acceso directo de la misma, estableciendo “círculos de acceso”, pero también generando posibles exclusiones, lo cual aumenta la brecha entre quienes tienen acceso a la información y la tecnología, y quienes no tienen acceso, aumentando las diferencias y desigualdades de oportunidad de su uso para el propósito establecido. Es decir, quien tiene la información pudiera manejar el agua... Pero, ¿Qué pasaría con quien no la tiene? Este modelo de información circular fue característico de la era industrial, cuando se necesitaba obtener un feedback constante para mejorar los productos y servicios, y se requería un claro liderazgo para producir más y mejor. Ejemplos clásicos de esta topología de la información fue aquella adoptada por la industria automovilística, con sus resonados líderes como Henry Ford y Louis Renault, y la industria ferrocarrilera, con Cornelius Vanderbilt y Henry Flagler, por solo nombrar algunas. Sus respectivas organizaciones eran verdaderos ejércitos de producción que promovieron la cultura de consumo masivo, debido a la alta calidad que adquirieron sus productos, mediante el constante feedback del mercado, y la demanda por confort y versatilidad. Hoy día, la industria automovilística está formada por inmensas y complejas redes de fabricantes, proveedores, facilitadores de logística que en nada se parece a las estructuras de hace 20 o 30 años. La revolución digital ha hecho posible tal cambio, para poder responder a las necesidades de los usuarios y las presiones del mercado, las cuales exigen producir más y mejor a menor precio, e incluso comienzan a sentir la presión de la preferencia por productos ambientalmente correctos, como los combustibles más limpios y prácticas de gestión empresarial más benignos con el medio ambiente. Sin la cooperación e interdependencia de sus componentes, la industria del automóvil no hubiera podido llegar a este punto. Lo mismo pudiera decirse de las telecomunicaciones. Entonces, habríamos de preguntarnos, ¿Por qué resulta tan difícil llevar estos conceptos y prácticas tan ampliamente aceptadas a la gestión integrada de los recursos hídricos y de los recursos naturales renovables en general? Obviamente, la masificación de productos y su constante mejora ha provocado una demanda por integrar diferentes componentes, muchos de estos elaborados a través de procesos de explotación de recursos naturales, como el agua, maderas, resinas, petróleo, entre otros. Aún cuando ya se sospechaba que dicha explotación ocurría en forma desmesurada (cuando aún no se había definido el término “sustentable”), la tecnología de la información estaba limitada para analizar todos los procesos de producción y el agregado de sus impactos sobre la calidad del agua, aire, suelo, biodiversidad y condiciones urbanas. Muchas veces, se obtenían informaciones y datos sobre los procesos y sus impactos en forma aislada, pero éstas permanecían igualmente aisladas en islas de información, haciendo difícil su análisis integrado y establecer las correlaciones con las externalidades a las que nos hemos referido anteriormente. Con el


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advenimiento de herramientas computacionales de alta velocidad, aumentó la capacidad de análisis e implantación de modelos para establecimiento de escenarios y pronósticos. No en tanto, las actitudes de análisis sectorial han permanecido por mucho tiempo, a pesar de tener a disposición las herramientas para adquirir una visión holística de los procesos y sus interrelaciones. En el tema del agua, persiste aún una actitud predominantemente sectorial en el diseño, implementación y hasta el financiamiento de proyectos relacionados con el tema del agua (Margulis, Banco Mundial, 2002). Quizás el cambio más radical de la nueva sociedad del conocimiento es que las transacciones de la información adquieren una naturaleza transversal en vez de circular, y su flujo no ocurre solamente de arriba hacia abajo. Además, la información se desplaza ahora en sentido bi-direccional. La Figura 4 intenta ilustrar el proceso interactivo mediante el cual la información se convierte en conocimiento, y el flujo de la información digital forma estos “clusters” de información y conocimientos. Este proceso se desarrolla bajo la topología de información transversal. Con la masificación del acceso digital a través del Internet, estas transacciones de información circular han ido cediendo frente a la información matricial y transversal, por lo que “hoy resulta necesario nadar en un océano de informaciones, y entonces discriminar aquellas que tengan un valor agregado en función de las necesidades específicas” (Palombo, 2001) que pudieran reclamarse en el contexto de una cuenca, por citar el asunto de nuestro interés. Esta discriminación, conocida como data mining, agrega valor en la medida que el interesado establece los parámetros de evaluación para analizar su relevancia, y luego la convierte en conocimiento.

Figura 4. La Información Transversal y la Generación de Clusters de Información y Conocimiento

Por eso, el acceso a la información significa, hoy día, el hecho concreto de poder recibirla, y al mismo tiempo, crearla y transmitirla libremente. Esto permite crear redes informales o networks, entre personas, comunidades, empresas, que comparten los mismos intereses, aspiraciones y sistemas de valores, como factor de refuerzo y de dominio del desarrollo. La RIRH es una red de redes (Moody, 1999), y desde su inicio hemos pretendido establecer objetivos, metas y actividades en pro del interés común que es promover la gestión sustentable de los recursos hídricos en las Américas. Sin embargo, nuestros sistemas de valores están aún por ser definidos y acoplados a tal topología, como se discute más adelante. La transversalidad de la información permite una utilización mucho más capilar y descentralizada, menos jerárquica, estimula a la participación, y motiva iniciativas y acciones locales. También favorece aperturas y conexiones con otras comunidades, con el objetivo de incrementar progresivamente sus


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fortalezas y capacidades de producción y análisis, y promueve la diversificación de los canales de distribución. Bajo esta topología se destacan los generadores y multiplicadores de información, pues de ellos depende que la Red se fortalezca, mientras que el liderazgo lo ejerce quien más contribuye (en términos de calidad, adaptabilidad y versatilidad de la información y experiencias) y no quienes “representan” estructuras piramidales que dominaban la topología de información circular. En el lenguaje de dinámica de redes, son los hiper-conectores los responsables por multiplicar la información y hacerla llegar a donde es necesaria en forma expedita y eficiente. En el caso de nuestra RIRH, serían los puntos focales, los nodos regionales los principales interesados en desempeñar tal papel. En las estructuras horizontales, no hay poder concentrado. Al contrario, el poder se desconcentra. En lo que refiere a la operación de la red, hay una desconcentración cuando el poder está diluido entre los nodos que la componen. (WWF, 2003). Volviendo a nuestro ejemplo comparativo, el agua es también un recurso natural transversal, indispensable para cualquier forma de vida sobre la faz del planeta, y se filtra en todas las esferas de la actividad humana. Una vez más, los paralelismos entre el manejo de la información y el del agua se entrecruzan para ilustrar los desafíos del desarrollo sustentable, y para ello, la RIRH ha de construir su estrategia y sus valores en función del avance de estos preceptos para alcanzar las metas de desarrollo del milenio en lo que refiere a los asuntos relacionados con el manejo del agua en las Américas. Cuando nos referimos a la gestión integrada del agua, tenemos que internalizar que dicha gestión envuelve una gran cantidad de intereses, usualmente en conflicto, que todos los stakeholders deben ser parte de las decisiones sobre su uso en el contexto de la cuenca, y que a menos que entendamos que se trata de un recurso escaso, vital para la vida y dotado de valor económico (Declaración de Dublín, 1992), poco podremos avanzar en la promoción de la ansiada sustentabilidad. Es allí que la sociedad del conocimiento permite que podamos externalizar estos conceptos ya aceptados en los círculos profesionales del agua y compartirlos con el resto de la sociedad, y bien pudiéramos comenzar por las instituciones representadas en la RIRH proyectándose en sus respectivas comunidades y ámbitos de influencia. Por tanto, resulta imperativo que estas bases de la gestión integrada de los recursos hídricos sean divulgadas en la forma más amplia hacia la sociedad, pues de ello depende la misma sustentabilidad, y para ello la sociedad del conocimiento reclama estrategias que promuevan las ya mencionadas mejores prácticas en una forma transversal, transparente y ética para que la comunidad se empodere y construya su propio destino. Probablemente, estos preceptos constituyen una base para la adopción de valores de la RIRH, de forma que esta pueda, además de un pragmático marco lógico, construir su estrategia y constituir una herramienta útil para los profesionales del agua.

4. CONOCIENDO

LAS

NECESIDADES

DE LOS

PROFES IONA LES

DEL

AGUA

Cuando se idealizó la RIRH hace ya una década y media, se lanzó una encuesta en 1993 para conocer las necesidades de los profesionales del agua y buscar avenidas para subsanar las lagunas de conocimiento y promover prácticas apropiadas. Para distribuir el instrumento de sondeo se aprovecharon varias reuniones de las asociaciones nacionales de recursos hídricos (o hidráulica, o agua potable y saneamiento, en fin, aquellas que tuvieran algo que ver con el tema del agua), a través de canales como la OEA, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Asociación Americana de Recursos Hídricos (AWRA), la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (AIDIS), entre otros.


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Luego, en Abril 1994, los fundadores de la RIRH comisionaron la preparación de un documento de estrategia, que fue preparado por Norah Deakin Davis2. En tal documento, se apunta la necesidad ya establecida de la consolidación de una Red, ya que de la encuesta arriba citada, 96 respuestas de un total de 177 apuntaban hacia el fortalecimiento de acuerdos entre redes, agencias empresas e instituciones del manejo del agua del hemisferio (Davis, 1994). Aparte de aquellas necesidades inherentes a la infraestructura, capacitación, y acceso a herramientas especializadas, el intercambio de información resaltaba como la necesidad más imperiosa y citada entre las respuestas a los consultados. De allí, a través de la iniciativa de algunos miembros del Consejo Consultivo, deducimos que precisábamos un vehículo de intercambio de información sobre experiencias para promover el manejo sustentable, y evitar “reinventar la rueda” en la implementación de lo que hoy conocemos como “mejores prácticas”, y que debíamos embarcarnos en un esfuerzo consolidado por difundir las “lecciones aprendidas” en las Américas. Es decir, exhortar a los interesados a trabajar en red, y aprender de cada quién. De hecho, el primer Diálogo apuntó hacia la necesidad de establecer no solo el vehículo de intercambio de información, que resulto ser a posteriori la RIRH, pero también comenzó a trabajar en la herramienta. En un principio, la Together Foundation for Global Unity presentó un prototipo de sistema para el intercambio de informaciones entre los miembros del Diálogo, basado en Gopher, el antecesor del World Wide Web que conocemos hoy día. Es sorprendente el nivel de semejanza en los conceptos que se presentaron en Miami en 1993 para el WATERDIALOGUE y aquellos que son ahora abordados por el proyecto GEF DELTAmérica diez años después, como se discute más adelante. Hoy, casi a finales del primer lustro del tercer milenio, ese vacío aún está por llenarse, no por falta de buena voluntad, sino más porque no hemos sido eficientes en la adopción de las herramientas para conocer y dar a conocer tales experiencias y lecciones aprendidas, y, siendo un poco autocríticos, no hemos sabido trabajar en red hasta la fecha. En consecuencia, hemos aprovechado muy tímidamente el potencial que la Internet ofrece, mientras los desafíos del manejo del agua y las actitudes culturales respecto al intercambio de información contribuyen al aumento de la brecha entre quienes la tienen y la usan y quienes la necesitan y no la tienen. Son tan grandes las brechas hoy día que nuestras sociedades continúan aún buscando fórmulas para organizarse y enfrentar los desafíos, pero pocas veces dando la cara ante la preocupante actitud hacia la falta de hábito en el intercambio de la información. Por ello, no queda otra opción que seguir buscando la mejor forma de llenar esas lagunas e insistir en el cambio de actitudes, empezando por los miembros de la RIRH, de compartir y traspasar información que, a juicio de quien la recibe, pueda ser útil a otros. Una de las acciones que pudieran ser útiles para poder aprovechar mejor esta onda de las redes informáticas sería relanzar encuestas periódicas sobre las necesidades de los stakeholders, y comparar como éstas han evolucionado desde 1993, cuando se lanzó la Encuesta Interamericana de los Profesionales de los Recursos Hídricos (para conocer esta encuesta, entre en la página de la RIRH, http://www.iwrn.net). Esta actividad permitiría evaluar cuanto y donde hemos avanzado, y como podemos alinear los procesos para servir mejor a los profesionales y las partes interesadas del agua de la región, pues es a ellos que debemos estar empeñados en servir en esta Red. Claro está, que la tecnología nos permitiría estar en un contacto más continuo con nuestros stakeholders de la Red, y estas evaluaciones sobre temas generales y específicos que refieren al tema de la gestión del agua tendrían que formar parte de una rutina organizada, para poder responder ágilmente a las necesidades de los “clientes”, y avanzar al unísono en la agenda regional para su gestión sustentable. Precisamente, el proyecto GEF DELTAmérica tiene como uno de sus objetivos principales el fortalecimiento de la RIRH, y uno de sus productos inmediatos es la formulación de un conjunto de websites más dinámicos y eficientes, integrando nodos regionales y temáticos, de forma tal que permitan 2

Norah Davis es una conocida ambientalista y escritora norteamericana. Entre sus libros más notables se encuentra “The Father of Waters”, una crónica sobre el río Mississippi, publicada en 1982.


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un flujo de información más eficiente entre los stakeholders de la RIRH y desde la estructura organizacional de Red hacia el mundo exterior. Entre las actividades a considerar, valdría la pena establecer procesos para conocer cuales serían los mecanismos adecuados para conocer periódicamente las prioridades de información y capacitación, a diferentes niveles y entre los stakeholders de la RIRH. Esta información sería extremamente valiosa incluso para los puntos focales gubernamentales, así como para los organizadores de los foros mundiales u otros ágoras del manejo del agua, en lo que refiere al contexto regional. También esta información serviría de base para demostrar la importancia de la gestión del agua, y no simplemente la infraestructura del agua a la hora de establecer las prioridades financieras (y por ende políticas) de los gobiernos. Para poder realizar una gestión del agua de manera sustentable, hay que tener información. Como señaló Alfred Duda del GEF en el Tercer Foro Mundial de Kyoto, “si no se puede medir, no se puede administrar”. Ahora, que los gobiernos comienzan a poner el agua en su agenda política, resulta inminente establecer las bases para que los mandatos políticos vengan acompañados de recursos financieros e información para poder hacer seguimiento a la gestión y aprovechamiento óptimo de recursos usualmente escasos, con objetivos específicos destinados al acceso e intercambio de información sobre la gestión del agua en sus variadas esferas y perspectivas. Propuesta 3 Realizar en forma periódica la Encuesta Interamericana de los Profesionales de los Recursos Hídricos para evaluar cuanto y donde hemos avanzado, y como podemos alinear los procesos para servir mejor a los profesionales y las partes interesadas del agua de la región.

Por tanto, la RIRH ha de convertirse también en la herramienta para que los países puedan validar las necesidades de los stakeholders, y de esa forma poder no solo elevar el tema del agua en la agenda política nacional, regional y global, sino también fomentar un aprovechamiento efectivo de los recursos que se destinan a la gestión de los recursos hídricos a través del intercambio de experiencias sobre las mejores prácticas para su manejo. Así la RIRH pasará a ser el vehículo de búsqueda de informaciones y el punto de encuentro para aparear las necesidades de quienes necesitan ayuda y quienes pueden ofrecerla. Entonces, la RIRH habrá cumplido su misión en muy buena parte. Esta sería una de las mayores contribuciones de la RIRH a la profesión y a la sociedad. Una vez más, siendo responsablemente autocríticos, este vacío está aún por llenarse.

5. LOS CLIEN TES

DE LA

RED

Hank Hatch3, uno de los primeros miembros de la RIRH, preguntaba, “¿Quiénes son nuestros clientes?” Tal inquietud invitó a reflexionar sobre la necesidad de enfocar y definir la audiencia que la RIRH pretendía servir. En aquel entonces, se decidió que el objetivo era precisamente poner la información en manos de quien la necesitaba para resolver sus problemas del día a día en el manejo de los recursos hídricos, frecuentemente en conflicto. Es decir, el cliente era aquel que enfrentaba los desafíos del manejo del agua de sol a sol, y que necesitaba administrar el recurso ya sea porque era extremamente escaso, sumamente abundante, o carente de la calidad necesaria. También se apuntaba que el know-how usualmente ya estaba en manos de algunos de los colegas esparcidos por toda la geografía, lo cual sigue siendo cierto, y que la Red serviría de puente para establecer contactos multi-direccionales que ayudaran a otros stakeholders a integrar cajas de herramientas e ideas para resolver sus propios problemas de la gestión del agua en su respectiva cuenca. Por ello, se comenzaba a moldear al Diálogo como el proceso para lograr un intercambio eficiente de ideas y experiencias. Desde los Diálogos hasta los Foros Mundiales del Agua, mucho se ha discutido sobre los conflictos entre los stakeholders o actores en una cuenca y su forma de colaborar, y en esto la RIRH ha intentado a través 3

Hank Hatch era entonces el Presidente de Law Companies y recién jubilado como Jefe de Ingenieros del Army Corps of Engineers de los Estados Unidos.


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de la discusión en esas reuniones, por lo menos en concepto, dirimir las diferencias entre ellos, poniendo los factores de compensación de sus respectivas posiciones en el tejido social, político y económico en el mismo nivel de importancia. Esto quiere decir que la discusión de los temas relacionados con el manejo sustentable del agua se debe producir en condiciones de paridad jerárquica, pues las paredes de relaciones entre gobierno y sociedad, así como entre los diferentes temas (social, económico, tecnológico, ecológico) han perdido sentido, especialmente si de verdad creemos que el agua es una responsabilidad de todos, y por demás un desafío complejo. Por tanto, la RIRH necesita mantener esta característica de igualdad entre sus clientes y actores, quienes discuten e intercambian información, un commodity bastante preciado en la actualidad, y que solo tiene valor en la medida que circula y que es útil (como se discutió anteriormente). Por las mismas razones, la información y el conocimiento que circula y emana de la RIRH ha de ser útil y a la vez complementaria respecto a otros esfuerzos, tales como los Foros Mundiales del Agua, los catálogos de experiencias y herramientas como el Toolbox del Global Water Partnership, por citar algunos, pues sería sesgado considerar que esta Red podrá abarcar el amplio espectro y complejidad de los problemas del agua en las Américas. Igualmente importante es resaltar que las soluciones son más efectivas cuando se ejecutan lo más cerca posible a los problemas, es decir, a escala local. Por ejemplo, los programas de desarrollo de una cultura del agua que lleva a cabo la Comisión Estatal del Agua de Guanajuato, México, entre otros, constituyen un modelo interesante para llevar estas preocupaciones globales al ámbito local, pues realmente la solución a los problemas del manejo del agua está más ligado a lo que el usuario y el gestor puede hacer por ella localmente, y menos a lo que las soluciones técnicas pueden ofrecer, como el aumento de la disponibilidad (que a su vez puede provocar otros problemas, como la sobre-explotación de acuíferos) en una escala “regional” o “nacional”. Este programa se concentra en afianzar los conceptos de concienciación ciudadana, conservación y mejora de la calidad, y uso eficiente del agua en la agricultura, trabajando directamente con los ciudadanos-usuarios (Sandoval, 2002). Federico Mayor, quien fuera Director General de la UNESCO, disertó en el Tercer Diálogo sobre la necesidad de fomentar los valores éticos en el manejo del agua, y que la utilización de la tecnología, además de estar supeditada a las condiciones de mercado y factibilidad económica, ha de estar principalmente sujeta a valores éticos. “Una parte esencial de estos valores éticos es el cumplimiento de las promesas, de las declaraciones, de las convenciones que firmamos; valores que exigen reformar las relaciones de los grupos humanos entre sí y con respecto a la naturaleza.” (CATHALAC, 2000). Específicamente, los instrumentos políticos que apuntan a las acciones para alcanzar muchas de las metas trazadas en el manejo sustentable del agua en las Américas fueron establecidos por el Plan de Acción de Santa Cruz de la Sierra, tal como se menciona más adelante. Si bien es cierto que la OEA es la encargada de dar seguimiento al progreso del cumplimiento de la acciones allí determinadas (es decir, aquellos mandatos establecidos por los Jefes de Estado, en representación de sus respectivos países), queda por resolver la forma en que los interesados o stakeholders (es decir, todos los usuarios que participan en las cuencas y los países, incluyendo a los actores de la RIRH) puedan participar en la solución de tales desafíos y alcanzar las metas allí trazadas. Transitivamente, tales acciones contribuirán también con el alcance de las metas del milenio en la región, por lo menos en lo que refiere al tema del agua. En la definición de cómo las redes han de abordar a los clientes, estos valores éticos forman parte integral de la cultura del agua que ha de forjarse en el tejido social, de forma tal que la sociedad sea partícipe con sus propias actitudes y acciones en el manejo del recurso, y que las redes de colaboración, como la RIRH, puedan ser eficientes en alcanzar los objetivos que se ha trazado, tales como aquellos planteados en Santa Cruz de la Sierra. Lógica y éticamente, quienes participan en la RIRH han de ser un reflejo de ese tejido social, que incluye a los profesionales y stakeholders del manejo del agua, y que por lo tanto puedan servir de mensajeros para promover la ética y cultura del manejo del agua en sus respectivas cuencas, países y ámbitos de trabajo.


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Por todas las razones ya enunciadas, la RIRH ya tiene en su haber conocimientos idóneos para complementar la actividad de monitoreo del progreso de las iniciativas acordadas en el Plan de Acción de Santa Cruz de la Sierra. Por tanto, debería constituirse dentro de la RIRH un grupo de trabajo permanente que redactara año tras año un informe de progreso de la implementación, haciendo énfasis en describir las políticas establecidas por los Estados Miembros, y como la sociedad ha participado en su implementación. Tal informe puede ser una sección permanente en los websites de la RIRH y constituye de por sí un producto tangible y útil tanto para los países como para iniciativas como el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de Naciones Unidas (WWAP), por ejemplo. Propuesta 4 Constituir un grupo de trabajo permanente dentro de la RIRH que redacte año tras año un informe de progreso de las Iniciativas del Plan de Santa Cruz de la Sierra, haciendo énfasis en describir las políticas establecidas por los Estados Miembros, y como la sociedad ha participado en su implementación, y redistribuirlo en publicaciones y los websites de la RIRH.

Quizás haya que visitar de nuevo esta definición de los clientes, pues los actores hoy día tienen un abanico de alternativas para acceder a informaciones sobre el manejo del agua. Casi literalmente, el Internet ha “explotado” y en la actualidad existen buscadores (como Yahoo® y Google®, por citar algunos) que ofrecen una forma rápida de “bucear” en el World Wide Web, para encontrar este o aquel término (por ejemplo, una búsqueda por el término “manejo del agua” en castellano produjo más de 10 mil documentos en febrero y 11,700 en agosto de 2004...) Sin embargo, a la hora de obtener información calificada y verificada, que pueda atender las necesidades del día-a-día de los clientes de esta Red, el diferencial estará en la “utilidad” que la información que se logra conseguir pueda tener para resolver los problemas específicos en un momento determinado. Una iniciativa de la RIRH que comenzó en 1997, la Cumbre de la Información del Agua (o Water Information Summit, WIS, en inglés), organizada y liderada por el WaterWeb Consortium, se concentra precisamente en este objetivo. Por tanto, pudiéramos adoptar una nueva definición diferenciada de los clientes, que serían aquellas partes interesadas en el tema del agua que necesitan información expedita, confiable, y validada para lograr mayor eficiencia y equidad en la gestión integrada y sustentable del recurso hídrico que apunten hacia las metas del milenio, por lo menos en nuestra parte del mundo.

6. TRABAJANDO

EN

RED – UNA NUEVA DINÁMICA

DE

TRABAJO

“El gran diferencial de esta Red [la RIRH] es que en esta mesa pueden sentarse varias personas, de diferentes orígenes, nacionalidades e idiomas, sin importar su rango de ministro, profesor distinguido, alto ejecutivo de una transnacional, técnico especializado o simple ciudadano interesado [stakeholder], para discutir un tema de interés común: el manejo integrado y sustentable del agua.” (Tilford Creel4, palabras durante la inauguración de la RIRH en mayo 1994). Kirk Rodgers5, quien fuera Director del Departamento de Medio Ambiente y Desarrollo de la OEA durante los tiempos iniciales de la Red, expresó su preocupación en una de las reuniones, cuando dijo que “la Red debe buscar su diferencial de actuación en el tema del agua de la región, o pasar a ser parte del grupo de millares de organizaciones no gubernamentales en Washington, DC y sus alrededores”, refiriéndose además a que “la red realmente no es simplemente un grupo de interés particular, abogando por uno u otro usuario, sino una red de redes, donde muchos intereses confluyen en el tema del manejo integrado de los recursos hídricos”. 4

Tilford Creel era para entonces el Director Ejecutivo del South Florida Water Management District y Fundador de la Red Interamericana de Recursos Hídricos en 1994. 5 Kirk Rodgers fue Director del Departamento de Desarrollo Regional y Medio Ambiente de la OEA, primer CoChair de la RIRH en 1994.


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Sin lugar a dudas, la visión de Til Creel y de los primeros colaboradores de la RIRH se ha mantenido como un diferencial a otros esfuerzos que fue marcado desde sus propios inicios, actuando en la vida real en función de todo aquello que ha sido acordado en las grandes reuniones del agua que sirvieron de inspiración para la Declaración de Miami. Por ello, algunos participantes han argumentado que dentro de la Red no pueden haber segregaciones entre los grupos que allí participan, pues la idea es que el foro abierto permita que la información fluya transversalmente para el beneficio de todos, y que la red de redes capitalice sobre las contribuciones de ideas para promover mejores prácticas de manejo sustentable del agua, para que estas sirvan de base para las políticas públicas que los países decidan adoptar respecto al manejo del recurso. Por ello, es necesario analizar la conveniencia del tratamiento diferenciado que se ha venido dando a los Puntos Focales gubernamentales en los últimos años, por ser estos representantes de los Estados Miembros de la OEA, y promoviéndose un grupo diferente del resto de los stakeholders, primordialmente representado en su Comité Ejecutivo (compuesto por representantes del sector privado, académico, organizaciones no-gubernamentales, organizaciones internacionales, y hasta de los mismos gobiernos), en función de quienes se han tomado decisiones sobre el desarrollo de un plan de trabajo para la RIRH, y que lógicamente apunta principalmente a la actuación de los Puntos Focales que representan a los gobiernos, dejando al resto de los participantes rezagados a un papel supletorio de la Red. Para que un plan de trabajo de la RIRH funcione, debe existir una paridad de condiciones y atribuciones entre quienes generan y reciben información, pues el valor agregado de las lecciones aprendidas tendrá más que ver con su adaptabilidad de tales experiencias a los problemas locales, que con la clasificación o legitimidad del generador de la experiencia o conocimiento, que en la mayoría de los casos es independiente de los actores estrictamente gubernamentales. Como se mencionó anteriormente, uno de los principios que dirigió el establecimiento de los Diálogos y por ende la RIRH, fue precisamente para que los gobiernos pudieran sentarse junto a todos los stakeholders del agua y escuchar sus necesidades, conflictos por el uso y la calidad del agua, y acelerar el proceso de adopción de políticas públicas acordes con las necesidades regionales (en la cuenca) y globales. Para adoptar los principios del manejo integrado de los recursos hídricos, erigidos sobre los Principios de Dublín, Agenda 21 y otros más específicos emanados de los mismos Diálogos Interamericanos que la RIRH ha organizado en la última década, resulta ineludible promover un intercambio de informaciones que no sea enteramente dependiente de las estructuras tradicionales. Sin menoscabo a las buenas intenciones que motivan la participación de personas ilustres e interesadas, los esfuerzos realizados frecuentemente por instituciones de los gobiernos, organizaciones internacionales y grupos de interés se han realizado en una forma representativa, y responden en cierta medida a una dinámica circular y restrictiva, que limitan su trabajo al mandato de las instituciones que representan. Esa fidelidad institucional es enteramente lógico, pero el diferencial de la RIRH radica precisamente en colocar el tema del agua por encima de las visiones sectoriales, en busca de los entendimientos multifacéticos que ofrezcan soluciones a una gestión verdaderamente compartida de los recursos hídricos. Es por ello que la RIRH aún pretende ofrecer un mecanismo alternativo y que pudiera ser muy útil, ya que aprovecharía por un lado la masa gris que palpita en las universidades y centros de investigación (más adelante se discute una propuesta para el establecimiento de Centros de Excelencia para la gestión del agua) combinada con el músculo de las experiencias en campo de los profesionales y partes interesadas en diferentes latitudes del hemisferio, y el consejo influyente de los tomadores de decisión. Para llegar a la sociedad efectivamente con propuestas para el manejo sustentable del agua, la RIRH ha de adoptar un modelo transversal, abierto y participativo que permita que cualquier profesional o stakeholder del agua participar en la Red contribuyendo con sus ideas en la construcción de experiencias validadas, multiplicables, e integrales. Es precisamente a partir de esas ideas que se energiza el motor de cambio hacia la sustentabilidad y un futuro mejor.


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Entonces, por lo menos dentro de la Red, en vez de estar los intereses simplemente representados, los stakeholders realizan sus propuestas, decisiones y hasta el deseo de construir su futuro participando y contribuyendo con la formulación de ideas que sean útiles a la sociedad, junto a los otros intereses ya representados en su forma tradicional de organizaciones, las cuales en retorno pudieran adoptar aquellas experiencias que han sido exitosas en otras latitudes. La legitimidad de las propuestas debe evaluarse en función de la utilidad que estas presenten en función de los valores y objetivos que persigue la RIRH, y que puedan diseminarse para ayudar en el desarrollo sustentable al ritmo que la sociedad del conocimiento reclama. De allí la importancia de definir cuales son los valores de la RIRH lo más pronto posible. En lo que refiere a los objetivos, la RIRH fue incorporada en 1994 partiendo de las recomendaciones del Primer Diálogo, plasmadas en la Declaración de Miami, para incrementar la concienciación y entendimiento de la importancia del desarrollo sustentable y el manejo de los recursos hídricos y para proveer un lugar de encuentro para que formuladores e implementadores de políticas, técnicos, académicos y organizaciones no-gubernamentales pudieran desarrollar y mejorar la comunicación y la cooperación hacia ese desarrollo sustentable y el manejo de los recursos hídricos. Tales objetivos continúan siendo valederos a diez años de su creación y su repercusión depende de la capacidad de sus miembros actuales en adoptar el hábito de trabajar en red. Otro asunto a considerar dentro de la RIRH es la necesidad de trabajar más intensamente entre Diálogo y Diálogo, eventos que en nuestra historia han marcado hitos importantes. Muchos de nuestros esfuerzos voluntarios se han empleado en la constante búsqueda por nuevos temas y formas de organizar las conferencias, cuando tenemos un acervo bastante rico en los temas básicos sobre la gestión del agua que aún están por resolverse desde el primer Diálogo. Quizás esto se deba al poco valor y seguimiento sistemático que le hemos dado a nuestra propia participación, aún cuando tenemos las herramientas, tales como la lista electrónica Dialog-Agua-L, las reuniones anuales de la Cumbre de la Información del Agua (WIS), y hasta los grupos temáticos más específicos como es el caso de la Iniciativa Pantanal Everglades (IPE o EPI, por sus siglas en inglés), y más recientemente, los grupos de discusión que se han formado a partir de los Diálogos Sub-Regionales promovidos a través del proyecto GEF DELTAmérica y los recién incorporados nodos regionales. Sin menoscabar su importancia, los Diálogos se han convertido en la plataforma de lanzamiento de los esfuerzos continuos que se realizan en los bastidores de estos temas específicos. Sin duda, los Diálogos han trillado propuestas válidas técnica y socialmente para darlas a conocer con el aval de los mismos stakeholders en foros hemisféricos y mundiales, como se mostró en la Figura 1, marcando los hitos del manejo del agua en la última década. Cada uno de los nodos temáticos (WIS, EPI) y geográficos (Cono Sur, Norteamérica, Caribe, países andinos, Cuenca del Plata, Cuenca Amazónica) se entretejen y configuran la “telaraña” de la RIRH, de forma tal que la transversalidad de los temas, agrupados en los asuntos de gobernabilidad (dimensión social), infraestructura y agricultura (dimensión económica y tecnológica), y ecosistémica (dimensión ambiental) habrían de mantenerse para evaluar la interdependencia de ellos y proponer aquellas prácticas más apropiadas para la gestión integrada y sustentable del agua, como elemento de confluencia y a la vez de irradiación de calidad de vida para los seres humanos, mientras se promueve y mantiene la capacidad de carga los ecosistemas del hemisferio. Propuesta 5 Los Nodos Geográficos, Temáticos y Puntos Focales de la RIRH deben presentar informes periódicos (al menos anualmente) al Comité Ejecutivo, y este a su vez ha de publicar o hacer referencia a tales informes en los websites y materiales de la RIRH.

Todo esto es particularmente relevante para la consolidación de la RIRH, ya que para poder servir mejor a nuestros ciudadanos o clientes habrá que conocer y evaluar constantemente sus necesidades, las oportunidades que se presentan en el contexto de la interacción e interdependencia, ser conocedores de las herramientas para que puedan llevar las lecciones aprendidas en el tema del agua de un lugar a otro al


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ritmo que la sociedad demanda, y tener en cuenta la imperiosa necesidad de lograr simultáneamente el equilibrio ecológico para satisfacer las necesidades de las futuras generaciones. En vista de lo anteriormente expuesto, la RIRH necesita decidir cual será su estructura de trabajo (aun cuando se ha discutido que las redes necesitan estructuras flexibles para ser eficientes en alcanzar sus objetivos) de acuerdo a las necesidades y demandas de la clientela que está supuesta a servir. Obviamente, mientras más simple sea su estructura, más ágil será en realizar sus funciones. Pero, lo que sí ha de tenerse en cuenta, es que cualquier estructura que la RIRH adopte será solamente efectiva en función y medida del nivel de compromiso y participación de sus miembros y actores. Propuesta 6 La estructura de funcionamiento de la RIRH debe ser lo más simple y flexible posible. El Comité Ejecutivo debe ser asistido por un Consejo Asesor más amplio, igualmente representativo de la comunidad de las partes interesadas de los recursos hídricos en las Américas, y cuyos miembros podrán ser incluidos nominalmente o por servicios prestados anteriormente en el Comité Ejecutivo, por los Puntos Focales, así como por su condición de fundadores y colaboradores especiales de la RIRH. También podrán crearse Grupos de Trabajo que asistirán al Comité Ejecutivo en la realización de estudios y actividades específicas, como la organización de eventos, realización de proyectos o estudios específicos inherentes a la misma RIRH.

Por último, la RIRH debe valorar las ideas y propuestas de sus participantes por encima de las organizaciones que representan, pues estas están en constante proceso de evolución para adaptarse a las realidades que demandan el desarrollo sustentable. De esa forma, la Red podrá llenar las lagunas como fue llamada a cumplir hace una década. Entonces, se habrán superado algunas de las indefiniciones sobre la clientela de la Red que inquietaban a Hank Hatch, y no estará compitiendo o duplicando esfuerzos junto a los millares de otras organizaciones que orbitan alrededor de Washington, DC, como le preocupaba a Kirk Rodgers.

7. AGUA, SOCIEDAD

Y

DESARROLLO SUSTENTABLE

Para entender el contexto y buscar la forma de rellenar esas lagunas, es importante conocer algunos conceptos básicos sobre la sociedad del conocimiento que hoy vivimos, y como ésta demanda que los grupos de interés y de desarrollo de conocimientos interactúen entre sí y con el resto del espacio de impacto (positivo o negativo) para promover el desarrollo sustentable, y en nuestro caso muy particular, el manejo integrado y sustentable del agua en las Américas. Dado que el agua es un recurso natural vital, vulnerable, finito, y dotado de valor económico (Declaración de Dublín, 1992), se pone de manifiesto día a día la creciente demanda de información por parte de la sociedad para poder manejar el recurso de forma sustentable y evitar conflictos derivados de su distribución y cambio de estado en términos cualitativos y cuantitativos. Esa demanda está plenamente asociada a los beneficios de adoptar una cultura de compartir la información, ya que esta solo adquiere valor en la medida que es útil y reutilizada una y otra vez por los actores, aunque estén en bandos diferentes. Uno de los paradigmas a cambiar es aquel viejo dicho que invoca la información es poder (Lesko, 1990). Claro que sí. Pero las sociedades se empoderan en la medida que la información circula y se reutiliza, como se discute más adelante. Al empoderarse la sociedad, la información deja de ser un privilegio para convertirse en el insumo y herramienta más importante para el desarrollo sustentable. Estas reflexiones nos llevan inequívocamente a pensar en la relación del agua con respecto al resto del entorno (biótico, abiótico y antrópico) y buscar algunas definiciones para el desarrollo sustentable que mejor expliquen como y porqué apuntar hacia tal objetivo. Algunas son bastante simples, como la de Comisión Brundtland, que lo define como un proceso de transformación en el cual la explotación de los recursos, la dirección de inversiones, la orientación del desarrollo tecnológico y el cambio institucional


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se armonizan y refuerzan el potencial presente y futuro, con el fin de atender las necesidades y aspiraciones humanas... y aquellas de las generaciones futuras. La sustentabilidad parte de una nueva perspectiva de desarrollo que se basa en postulados éticos que demandan dos solidaridades interconectadas: solidaridad sincrónica, con la generación a la cual pertenecemos, y la solidaridad diacrónica con las generaciones futuras (Souza, 1994). También el bienestar de las generaciones actuales no puede comprometer las oportunidades y las necesidades futuras; y el bienestar de una parte de la generación actual no puede ser construida en detrimento de otra parte, con oportunidades desiguales en la sociedad (Sachs, 1990). Introduciendo el recurso hídrico y el manejo de la información en estas reflexiones, nos atrevemos a señalar que no puede haber desarrollo sustentable sin un manejo apropiado del agua que cuente con la participación de todos los actores, pues los conflictos se originan por el manejo deficiente del recurso, carencia de información confiable, la falta de concienciación y equidad. Entre las medidas necesarias para revertir los casos del manejo deficiente, es necesario comprender que todos deben ser parte de la solución, y que solo el diálogo abierto y franco ayudará a todas las partes envueltas a negociar los mecanismos y prácticas equitativas para definir quien obtiene la última gota, mientras el medio ambiente pueda suplirla una y otra vez. Por utópico e impráctico que esto parezca, cualquier esfuerzo para mejorar el manejo del agua debe apuntar a tal objetivo, y después de tantas iteraciones se irá reduciendo la brecha de información y niveles de conciencia sobre los desafíos enfrentados, y que lógicamente llegarán al punto de la convivencia con las dificultades o condiciones expuestas por la misma naturaleza o las externalidades mencionadas anteriormente. Tal es el caso por ejemplo, de la llamada convivencia con la sequía en la región Nordeste del Brasil, donde se presentan al mismo tiempo el proceso de desertificación y la presión del desarrollo y el crecimiento demográfico. Ante ello, las políticas públicas, entre ellas, la política del manejo del agua, han apuntado, con mayores o menores dividendos a través del tiempo, hacia la discusión integral de los desafíos, entendiendo que las mejoras no ocurrirán de inmediato, por lo que la continuidad de esos procesos es fundamental en el paleo efectivo de las causas de la desertificación, el manejo deficiente del agua y la mitigación de la pobreza. La negociación y la resolución de conflictos no pueden escapar a ser abordados en las Américas, donde casi el 70% de sus recursos hídricos son transfronterizos. Los intereses nacionales ahora se esparcen por todo el mundo, muchas veces ignorando fronteras políticas, geográficas y culturales que en el pasado las constituían. Siglos de explotación local y regional de los recursos naturales han creado problemas globales. Estamos ante una nueva clase de problemas que requiere soluciones diferentes a los peligros militares y económicos que la humanidad encaraba en la post-guerra, aunque existe una renovada preocupación con los conflictos regionales y el terrorismo después de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001. Ciertamente, muchos de los remedios desplegados durante la Guerra Fría para alcanzar un equilibrio de fuerzas (arsenales de armas, grandes ejércitos, economías de guerra) ahora se interponen en el camino de la seguridad global, donde el poder se deriva de compartir recursos naturales finitos, y por ende también compartir la responsabilidad por su protección. (Light y Kirchoff, 1993). El desarrollo del armamentismo produce inmensos pasivos ambientales, y los recursos hídricos han sido particularmente afectados, concretamente en los países donde recrudecieron conflictos regionales, como en los Balcanes, África, Centroamérica, e Irak, donde la degradación de la calidad de agua tomará décadas en subsanar. Sin embargo, la restauración ambiental (que incluye la restauración de la calidad del agua) frecuentemente es colocada en un segundo plano, y aún más que frecuentemente los recursos financieros se agotan antes de llegar a realizarla. Además, recursos como el agua y los bosques han sido sobre-explotados a ritmos tan vertiginosos que muchas veces serán imposibles de restaurar. Las causas de estos problemas ambientales son complejas y multi-facéticas, y sus consecuencias pueden sentirse tanto localmente como a miles de kilómetros de distancia. El medio ambiente es ahora nuestro condominio y la responsabilidad por su manutención es global (Light y Kirchoff, ídem).


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A medida que avanzamos en este nuevo milenio y se consolida la sociedad del conocimiento, dejamos atrás la sociedad industrial aún cuando persiste la sombra de un neo-armamentismo que de por sí constituye un nuevo tipo de amenaza, que se refleja en la vulnerabilidad de la infraestructura hídrica y la calidad del agua (algunas veces tildadas como hidroterrorismo). Sin embargo, el gran desafío que tenemos respecto al agua es que este recurso se constituya en herramienta de paz y no en arma de guerra, aunque afortunadamente en nuestro hemisferio no se presenta en una forma tan probable como en otras latitudes, debido en parte a la relativamente alta disponibilidad hídrica per cápita en la región. Sin embargo, existen localidades vulnerables y en situación de stress hídrico que merecen atención específica, no tanto debido a la vulnerabilidad del terrorismo, sino más bien a la imperiosa necesidad de atender a las necesidades básicas de personas que viven sumidos en la pobreza y entornos agrestes desde épocas coloniales, como el Nordeste del Brasil, los desiertos del Norte de México, y la región costera del Perú, por mencionar algunos. Por otra parte, también han de considerarse aquellas situaciones de origen primordialmente antrópico, particularmente en las regiones de sobre-explotación de los acuíferos para uso de riego en ecosistemas áridos y semiáridos, donde prevalece un comportamiento de déficit hídrico que ha adquirido un carácter crónico, debido a las prácticas y expansión agrícola, que son difíciles de revertir debido a la dependencia económica en los productos internos brutos de las cuencas correspondientes. Tal es el caso de la cuenca Lerma-Chapala en México y la región de Mendoza en Argentina. En su conjunto, conocer estas experiencias tiene un potencial extraordinario para entender la dinámica de degradación ambiental y el uso del agua en función del antropismo durante un período prolongado, y poder utilizar las nuevas tecnologías de información y la adopción de mejores prácticas de manejo agrícolas y acción social para evitar que otras cuencas lleguen al mismo estado. Vis-a-vis, aquellas experiencias en otras latitudes, por experimentales y de pequeña escala que fueran, serían definitivamente útiles para reducir el pasivo ambiental construido en aquellas cuencas ya degradadas. Ese “lleva y trae” fue precisamente una de las razones por las que se creó la RIRH en 1994. Esos problemas nos afectan hoy regionalmente mucho más que hace 10 años. En la sociedad de la información nos comunicamos constantemente en tiempo real, y nos enteramos instantáneamente de las catástrofes, tales como aquellas del Exxon Valdes, el surgimiento de la Ebola en el Africa, la destrucción de los humedales en el Mar de Aral, los daños ocasionados por el huracán Mitch en Honduras y Guatemala en 1998, y más recientemente los huracanes Frances, Jeanne e Ivan (todos ocurridos en 2004), que dejaron una estela de devastación en el Caribe y la península de la Florida en los Estados Unidos. De la misma forma, pudiéramos utilizar las mismas herramientas para conocer y divulgar las buenas prácticas en todo el mundo, y quizás mitigar un tanto el efecto de tales catástrofes, o evitarlas en la medida posible. También las relaciones comerciales hoy son tan rápidas e impactadas por las políticas del manejo del agua, acertadas o no, aun cuando nos tome un poco más de tiempo en darnos cuenta, y aunque vamos conociendo progresivamente las consecuencias a la que tales acciones conllevan en tiempo real. A medida que nos sumergimos en el nuevo milenio, vemos como la sociedad presta más atención a los asuntos del ambiente así como los intentos para la planeación y manejo dentro de un espectro más amplio como el de los ecosistemas. Al mismo tiempo, la rapidez del cambio, la incesante transformación tecnológica, y los cambios del entorno natural y antrópico de los ecosistemas acuáticos, han acentuado las consecuencias tanto a corto como a largo plazo en escala local y global. Vocablos como la globalización, complejidad, interdependencia, turbulencia, incertidumbre, son todo parte de las tendencias y desenvolvimientos que afectan el presente y el futuro. Uno pudiera en realidad referirse respecto al planeta caracterizándolo por tres vulnerabilidades particulares, que son la vulnerabilidad ecológica que tiene que ver con las regiones sensibles desde el punto de vista ambiental, la vulnerabilidad económica relacionada con las prácticas tradicionales de explotación de los recursos naturales y de manejo del estado, y finalmente, con la vulnerabilidad social asociada la sobre-utilización de los recursos y las fuerzas sociales, económicas y ecológicas que afectan el equilibrio natural (Vlachos, 1999). En el medio


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de toda esta complejidad, se encuentra el agua como elemento transversal, donde convergen muchos de los efectos del manejo y los impactos de cada una de estas esferas. Para que la RIRH sea útil a la sociedad debe incluir en su misión y plan de acción elementos que permitan devolver a sus stakeholders, o más bien, a la sociedad en general, con direccionamientos o recomendaciones que apunten hacia la obtención y procesamiento de informaciones y conocimientos sobre la gestión del agua que tengan un valor agregado en términos de las experiencias ya realizadas. La sociedad es hoy cada vez más dependiente de información para la toma de decisiones y la resolución de conflictos. Realmente, la informática está aportando los mecanismos apropiados en cantidad y calidad suficientes para un análisis y uso más intensivo de las informaciones existentes. Por otra parte, la utilización de herramientas de informática para el ahorro virtual, es decir, la economía de vuelos, papel, energía que las llamadas comunidades virtuales permiten actualmente es simplemente fantástica. Salas de reuniones, boletines, conferencias electrónicas y educación a distancia son posibles y se multiplican día tras día, haciendo posible la teletransportación de ideas y conocimientos de un extremo a otro del planeta, facilitando el comercio, transacciones financieras, e incluso el tratamiento de la salud de algunos pacientes por médicos especialistas en lugares remotos. Ante tales posibilidades, cabe preguntarnos, ¿Cómo podemos hacer un uso apropiado de tales tecnologías para la gestión del agua? Ciertamente, la RIRH debe alcanzar la ola del Internet después de una década, y su plan estratégico debe incluir, más allá de simplemente ser un usuario de las herramientas tecnológicas, mecanismos para que actúe como formulador de ideas y propuestas que permitan el intercambio de las experiencias para el manejo sustentable del agua con el uso de tales herramientas. Para ello, resulta indispensable internalizar el trabajo que viene realizando el grupo de la Cumbre de la Información del Agua (WIS), y asumir un papel de propulsor a través de DELTAmérica y otros proyectos que estén en su ámbito de influencia. Propuesta 7 Utilizar nuevas tecnologías de telecomunicaciones, como teleconferencia por Internet (“voice over Internet” o VoIP) para conectar a los actores de la RIRH y permitir un diálogo más fluido, responsivo y eficiente en el avance de las actividades que se propone la Red. Asimismo, la RIRH debe trabajar continuamente en el desarrollo de protocolos que mejoren la utilización de las herramientas de informática y telecomunicaciones para producir informaciones y conocimientos sobre el manejo del agua valederos y adaptados a las realidades locales de cada cuenca.

Después de todo, una aproximación al manejo integrado del agua está caracterizada primero que todo, por el compromiso estratégico con el refuerzo de la capacitación que se adaptable, orientada y enfocada hacia la acción [y el uso de las herramientas más apropiadas], y que ocurra en ambos sentidos, para la resolución de conflictos, ejecución de acciones proactivas y orientación al tratamiento de contingencias con una combinación de datos y sentido subjetivo. El propósito final sería responder de forma efectiva a las demandas por usos en competencia, asegurando en anticipación un acuerdo y coordinación de las acciones, en forma expedita en presencia de los cambios socio-económicos que se suscitan día a día (Vlachos, ídem). La relación con el tiempo ha cambiado. Si en 1992 el desarrollo sustentable era un sueño, hoy es una necesidad y una posibilidad alcanzable, siempre que utilicemos nuevas herramientas para el manejo de la información y asumamos nuevas actitudes respecto a su manejo. Por tanto, si la RIRH tenía en 1994 un costo de comunicación mayor, hoy día es mucho menor y enteramente factible. Esto ya no es mas un obstáculo, por lo que tomaría un cambio de actitud de los miembros de la Red a entonarse con los tiempos de esta nueva era del conocimiento, y concretamente nadar la ola que nos permitirá alcanzar aquellos objetivos trazados en una forma expedita, de acuerdo a las demandas que la misma sociedad exige.

8. COMO

PODEMOS

COOPERAR – PRIMER DIÁLOGO

Y LA

CREACIÓN

DE LA

RED


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El Primer Diálogo – Miami, 1993 Cuando surgió la idea de organizar el primer Diálogo entre mayo 1992 y octubre 1993, una de las preguntas claves que fueron formuladas entre los organizadores fue precisamente como podríamos cooperar entre los actores del hemisferio en este tema de interés común (“How can we help one another”) De hecho, el principal organizador y anfitrión del Primer Diálogo fue el South Florida Water Management District (SFWMD), una agencia de cuencas en el sur de la península de la Florida, que para ese entonces comenzaba la discusión sobre la restauración ambiental de los humedales de los Everglades, hoy por hoy uno de los proyectos de restauración ambiental más ambiciosos (y costosos) en el tema del agua en el planeta. El Distrito estaba (y sigue estando) en la necesidad de conocer otras experiencias en el manejo de cuencas en climas tropicales y sub-tropicales, particularmente aquellos que lidian con ecosistemas acuáticos, y para ello financió varios estudios casos (entre ellos un estudio comparativo entre el Pantanal y los Everglades) que sirvieron de marco para las discusiones en las mesas de trabajo. En aquellos tiempos, representantes del Distrito fueron a Washington a buscar el apoyo de agencias internacionales, como el Banco Mundial (BIRF), la OEA y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y una de las preguntas más frecuentes que los funcionarios de aquellas instituciones hacían era, ¿porqué una agencia local como la de ustedes se preocupa de organizar una reunión internacional en este tema? En aquella época lo primero que vino a la cabeza fue, probablemente otros en el hemisferio tenían algunas ideas sobre las respuestas a los desafíos que enfrentaban los responsables por la gestión ambiental en los Everglades, lo cual resultó bastante cierto. Reflexionando en voz alta, también justificamos la “intromisión” en la organización de eventos internacionales, reservado hasta entonces a las instituciones regionales y de Naciones Unidas, como una forma de pensar globalmente y actuar localmente, lema ampliamente divulgado en la Cumbre de la Tierra de Rio de Janeiro, concluida unos meses antes. El liderazgo y los organizadores del Primer Diálogo se tomaron muy en serio toda aquella base de ideas y pensamientos plasmados algunos meses atrás en la Agenda 21, y en base a ello, aprovecharon la oportunidad para organizar un “diálogo entre colegas” para discutir la forma de implementar tales ideas en una forma organizada y de mutuo beneficio. La OEA particularmente recibió con gran entusiasmo la iniciativa del SFWMD, y ayudó a abrir muchas puertas en Washington y en otros lugares del hemisferio para promocionar esta idea “novedosa” de unos stakeholders preocupados por saber que estaba aconteciendo con el manejo del agua en otras latitudes. El Diálogo se centró en preguntas claves que inferían sobre una búsqueda de respuestas a las necesidades de la “clientela” a servir, y de allí salimos con la absoluta convicción que la RIRH era el vehículo de intercambio que debíamos consolidar para satisfacer sus necesidades (Ver Cuadro 1.) Realmente, cuando leemos algunos de los trabajos que sirvieron como base para convocar el Primer Diálogo Interamericano sobre Administración de Aguas, específicamente, aquel escrito por Steve Light y Marsha Kirchoff 6, titulado “Sustainable Development and Water Resource Management; Twin Strategies for a New Millennium” (Proceedings of the First Inter-American Dialogue on Water Management, Palombo, A. et al, 1994), nos damos cuenta que aún estamos aún más cerca del principio que de la implementación de la Red, y que muchos de los avances han pasado prácticamente desapercibidos.

6

Steve Light y Marcia Kirchoff se desempeñaban como Director de Políticas Hídricas y Especialista de Comunicación Pública, respectivamente, en el South Florida Water Management District cuando se organizó el primer Diálogo en 1993.


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Las siguientes preguntas constituirán el foco para las discusiones entre los participantes [del Diálogo], presentaciones de los estudios caso, paneles, trabajos escritos e intervenciones magistrales. Ya para la conclusión del Diálogo el sábado [30 de octubre de 1993], los participantes proveerán respuestas a las siguientes preguntas: 1. ¿Cuales son los problemas más importantes y las prioridades a tomar en cuenta para avanzar hacia el desarrollo sustentable y una mejor gestión de los recursos hídricos? (¿QUÉ DEBEMOS HACER Y PORQUÉ?) 2. ¿Qué nos ha enseñado la experiencia sobre estos problemas y obstáculos, así como las oportunidades y éxitos en el desarrollo sustentable y la gestión de los recursos hídricos? (¿QUÉ HEMOS APRENDIDO?) 3. ¿Qué pudieran los formuladores de políticas, peritos (administradores, ingenieros, científicos, y otros profesionales), representantes de ONG´s y otros hacer para mejorar la comunicación y cooperación en la búsqueda del desarrollo sustentable y la gestión de los recursos hídricos? (¿CÓMO PODEMOS AYUDARNOS MUTUAMENTE?)

Cuadro 1. Preguntas Claves del Primer Diálogo en Miami (Light y Kirchoff, 1993)

En efecto, El primer Diálogo Interamericano sobre Administración de Aguas se realizó en Miami del 27 al 30 de Octubre de 1993, marcando un hito importante, pues fue esta la primera reunión promovió el proceso de ámbito hemisférico sobre la gestión sustentable del agua a través de una plataforma de ideas para atender los desafíos marcados en el Capítulo 18 de la Agenda 21, promulgada meses atrás en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (Eco-92). El Diálogo reunió a más de 400 participantes de 19 países y representantes de varias instituciones multilaterales que tratan el tema del agua en las Américas y produjo la Declaración de Miami, cuya recomendación más importante fue la creación de la Red Interamericana de Recursos Hídricos (RIRH). La dinámica de la reunión fue diseñada alrededor de sesiones interactivas que permitieron la intervención directa de los participantes, a través de presentaciones magistrales, estudios caso, foros específicos (Foro de ONG´s, Mesa Técnica del Río San Juan, Conferencia Anual de los Distritos del Agua de la Florida, Reunión del Consejo Interestatal sobre Políticas del Agua), grupos temáticos facilitados y moderados, a través de profesionales de dinámica de grupos con asistencia de traducción simultánea, y un grupo de especialistas que asistieron en la recolección de ideas y recomendaciones que fueron ultimadamente plasmadas en la Declaración de Miami. En la Figura 5 se muestra la estructura del Primer Diálogo.


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Figura 5. Estructura del Primer Diálogo, Miami, 1993.

Al mismo tiempo que entrábamos en la onda de las redes o networks, el mundo alrededor entraba en una nueva era, la era de la información, y por tanto, nos vimos comprimidos entre una sociedad industrial, capaz de producir grandes cantidades de la misma cosa, y una sociedad de la información, capaz de esgrimir conocimientos para diferenciar soluciones de acuerdo a las necesidades específicas y especializadas del mundo moderno, que incluye la gestión integrada y sustentable del agua, junto a otros recursos naturales. Frente a los múltiples desafíos que presenta el manejo integrado del agua, muchas veces en conflicto, la sociedad de la información también presenta sus propios desafíos en términos de romper las barreras institucionales y hasta culturales para promover el flujo de la información, así como fluye el agua por los ríos. Light y Kirchoff anticipaban en su trabajo base para el Primer Diálogo que “las redes internacionales (international networks) formarían la “nueva organización”, muchas veces descrita como carente de fronteras. Pero tal caracterización pudiera ser errónea. Las verdaderas redes internacionales funcionan de forma más parecida con la naturaleza de los ríos naturales que con aquella de las hidrovías alteradas, formándose naturalmente y evolucionando sus márgenes que siguen los contornos de las problemáticas o “problemsheds”. Los moldes de las redes o sus grupos cambian en la medida que los problemas también cambian, pues las problemáticas – como los ríos, lagos y deltas – “no ven ni se mudan” por causa de las fronteras políticas. Por tanto, para resolver el camino como los ríos, tendríamos que dejar a un lado nuestra forma aislada y antropocéntrica de ver el mundo. Los líderes de los pueblos amerindios tradicionales prescribieron esta forma de visión funcional mientras mantenían un respeto saludable hacia las relaciones de interdependencia con la naturaleza. Nada ha resultado ser más cierto con respecto a redes como la RIRH. Realmente, el principal obstáculo para el desarrollo sustentable ha sido la dicotomía entre el verbo y la acción cuando se trata el tema de la cooperación, y como la información y las experiencias son tratadas más como “trofeos” que como herramientas para ayudar y ser ayudado en la gestión del agua.


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Pudiéramos inferir entonces que compartir información tiene paralelos importantes en compartir el agua en una cuenca, y que ambas son necesarias para promover el desarrollo sustentable. El agua es un recurso finito, dotado de valor económico y social, y la información pudiera ser infinita, pero solo es útil cuando se comparte, se valida, y adquiere valor económico7 en la medida que circula a través de los diferentes stakeholders y estos últimos deciden sobre el valor agregado de esta en la medida que contribuye a las soluciones del manejo del agua. Por tanto, la sociedad del conocimiento abre varias puertas para el desarrollo sustentable, y el acceso a ella promueve transparencia y la participación de los stakeholders para el manejo del agua. Ahora bien, ¿Cómo podemos integrar estos valores en las acciones que promueve la RIRH? Continuando con la preocupación que Hank Hatch planteó hace una década, tenemos que realmente definir claramente, no sólo qué es lo que podemos hacer en respecto a las necesidades inherentes del día a día de quienes participan en la red, sino también necesitamos definir cual es el proceso mediante el cual podremos alcanzar los objetivos trazados por la red en función de las Metas del Milenio, muy particularmente en lo que refiere a la sustentabilidad ambiental y al manejo del agua. En resumidas cuentas, la creación de la RIRH, aún en sus primeros pasos no fue un hecho accidental. El plantel de funcionarios del SFWMD empeñó una cantidad formidable de tiempo para poder dar inicio a esta “aventura” en la que una agencia de cuenca osaba entrar en un círculo hasta entonces selecto y limitado al intercambio de información entre países sobre el manejo del agua. No en vano fue realizado tal esfuerzo. La razón primordial por la cual los Distritos de Administración del Agua del Estado de Florida se embarcaron en este proceso de la RIRH sigue siendo tan vigente hoy como a principios de la década de los 90‟s. Los Everglades aún continúan su tedioso camino hacia la restauración ambiental, para poder suplir las nuevas necesidades que ha impuesto un desarrollo regional sediento de agua, pero que representa hoy día un emblema de la inventiva humana, tanto del punto de vista de procesos como de la misma “reingeniería”. Allí se han deshecho algunas obras de infraestructura que con el tiempo demostraron ser más dañinas que los problemas específicos para las cuales fueron inicialmente construidas, y al mismo tiempo el Plan de los Everglades se ha proyectado como uno de los procesos de análisis integral del ambiente hídrico más complejo e integral del mundo. A partir de estas ideas, algunos funcionarios de la OEA de entonces, entre ellos, Enrique Bello, Newton Cordeiro, Nelson da Franca Ribeiro dos Anjos, y Kirk Rodgers conocieron lo que estaba aconteciendo en Florida con la organización del Primer Diálogo en su estado embriónico, y se interesaron por esta “osadía” de esta agencia local. Otras agencias de cooperación técnica, como el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), también se interesaron en le proceso. De hecho, Gertjan Beekman fue uno de los primeros participantes del Diálogo, que luego promovió los llamados Encuentros de las Aguas, cuyo tema principal es el manejo sustentable del agua en la agricultura, al sumarse luego otros colegas de IICA como Manuel Paulet y Helio de Macedo Soares. Lo que nunca se sospechó es que más de 10 años después, la RIRH iba a amasar una cantidad formidable de curiosidad, y luego de interés y masa crítica, que a final de cuentas constituye uno de los esfuerzos para diseminar las experiencias sobre el manejo del agua de concepto más avanzado en el hemisferio. Sin embargo, los estudios comparativos y los intercambios de experiencias siguen siendo algunas de las opciones que los investigadores de los Everglades y algunas de sus contrapartes en el Pantanal Suramericano de Bolivia, Brasil y Paraguay continúan persiguiendo a través de iniciativas que surgieron a partir de la RIRH años después, como la Iniciativa Pantanal Everglades (IPE). Esta iniciativa promueve el concepto de manejo de ecosistemas acuáticos en el contexto de la cuenca hidrográfica. Algunos proyectos se diseñaron años después, como el GEF Alto Paraguay, cuyo ámbito de acción es 7

Nota del autor: Vale la pena aclarar que el valor económico de la información se deriva de su uso y conversión en experiencias y conocimientos, lo cual trae generalmente beneficios para la sociedad, y muy particularmente, a quien la utiliza. El concepto aquí discutido no trata con el valor de la información en términos de “royalties” o tarifas por su uso para fines específicos. AJP.


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precisamente el Pantanal, no han logrado capitalizar cabalmente las experiencias e intercambio que la IPE lleva realizando de una forma modesta desde 1996. Sin embargo, esta situación tiende a mejorar, ya que la IPE pretende construir su programa de trabajo encima de las acciones estratégicas que este proyecto GEF ha establecido, y de esa forma pondrá a disposición un acervo académico-científico de alto nivel, y que ha avanzado en la promoción de proyectos de colaboración técnica-científica entre países de la cuenca, e incluso entre stakeholders en el Pantanal que antes no se conocían. A través de la integración de nuevas formas de colaboración que propone la RIRH de aquí hacia delante, estas oportunidades tenderán a cruzarse para fortalecer las capacidades y metodologías de desarrollo de proyectos de colaboración, y la ejecución de objetivos específicos sea dentro de proyectos GEF u otros de amplio espectro, como el Programa Hidrológico Internacional (PHI), el Programa de Evaluación Mundial de los Recursos Hídricos que adelanta Naciones Unidas a través de UNESCO, el Programa Marco (Framework Programme, FP6) de la Unión Europea, o aquellos que puedan surgir de la iniciativa de los propios interesados en cuencas del hemisferio, a través de “hermanamientos” o “twinning” de sus intereses y colaboración para resolver desafíos comunes.

La Creación de la Red – Mayo 1994 Fue, en realidad, el nacimiento de la RIRH, cuya primera reunión se realizó el 4 de mayo de 1994, en el Salón Colón de la Organización de Estado Americanos en Washington, cuando Til Creel, fundador de facto de la RIRH, entregó a Kirk Rodgers de la OEA la responsabilidad de seguir adelante entusiasmando a otros a abrazar el concepto de colaboración sin barreras idiomáticas o escalafones organizacionales para el manejo sustentable del agua en las Américas. A tal efecto, en la primera reunión de la RIRH, Bob Herbst8 propuso que se creara un “comité asesor” para dirigir las primeras acciones de la Red, y se designaron como primeros Co-Presidentes del Comité Ejecutivo a Kirk Rodgers, entonces Director del Departamento de Desarrollo Regional y Medio Ambiente de la OEA, y al Profesor José G. Ochoa-Iturbe9, de la Universidad Católica Andrés Bello, de Caracas, Venezuela. Este fue el verdadero génesis de la RIRH, tal como la conocemos hoy día. Como recuerda José Ochoa, entre las primeras acciones que se acordaron en aquella reunión, fue exhortar a los asistentes a contactar a sus respectivas entidades encargadas por el manejo del agua en sus países para obtener el reconocimiento de la RIRH por los gobiernos, a través de los canales oficiales, para que a su vez la OEA pudiera asumir la Secretaría Técnica. Esto tomó un tiempo, e incluso hubo una serie de inconvenientes para poder conseguir autorización para que la OEA pudiera utilizar fondos con el fin de ejercer efectivamente su rol de facilitador en la consolidación de los primeros pasos de la RIRH. La primera carta de apoyo, se recibió del entonces Ministro del Ambiente de Venezuela, Roberto Pérez Lecuna y de Nicaragua, Jaime Incer. Seguidamente, llegaron otras expresiones de apoyo, por parte de México, Argentina y Perú. Ya para finales de 1994, una decena de países había expresado su apoyo oficial a la RIRH, y la OEA recibía el “mandato” para funcionar como su entidad facilitadora (Ochoa, 2004). Desde 1994, la OEA se desempeñó como Secretaría Técnica de la RIRH, mientras otras organizaciones como el Centro de Estudios Ambientales de Florida (CES), el IICA, CATHALAC, entre otras, y muy especialmente algunas personas en particular, como David Moody, Gonzalo Castro, y Alberto Palombo,

8

Robert Herbst era entonces el Representante en Washington del Tennessee Valley Authority. Herbst fue uno de los Oradores de Orden en el Primer Diálogo y gran contribuidor en la articulación inicial de la RIRH. 9 El Profesor José Ochoa-Iturbe es Director de la Escuela de Ingeniería Civil de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) en Caracas, Venezuela. Fue uno de los más arduos colaboradores del Primer Diálogo de Miami, y continua cooperando y trabajando por el fortalecimiento de la RIRH hasta el presente.


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han jugado un papel fundamental en llevar y mantener la Red hasta el presente con su esfuerzo voluntario y persistente.

9. LA BÚSQUE DA DE NUEVAS METODO LO GÍAS A TRAVÉS DE LOS DIÁLOGOS

DE

TRABAJO

Diálogo 2 – Buenos Aires, 1996 En septiembre 1996, el Instituto Nacional de Ciencia y Técnica Hídricas de la República Argentina (INCYTH, hoy INAA, Instituto Nacional del Agua y del Ambiente) fue el anfitrión del Segundo Diálogo (D2) en Buenos Aires. Su lema principal fue “Gestión Integrada de los Recursos Hídricos para el Desarrollo Sostenible en las Américas”, teniendo como objetivo el llegar a un consenso sobre las acciones más necesarias y proponer un número limitado de iniciativas específicas. En la Figura 6, se ilustra el proceso de discusión que aconteció en Buenos Aires. La reunión congregó a 260 expertos en temas hídricos provenientes de 26 países, organizaciones intergubernamentales, organismos no gubernamentales, universidades, centros de investigación y al sector privado. Aún entonces, la Red estaba aún experimentando en constituir un modelo eficaz de organización, de estímulo al intercambio de experiencias, y de apoyo a la cooperación.

Figura 6. Estructura del Segundo Diálogo, Buenos Aires, 1996.

La Declaración de Buenos Aires estableció que, aun cuando existen muchas presiones en los asuntos de los recursos hídricos en el hemisferio, las soluciones a muchos de tales desafíos son conocidas. Entre 1992 y 1996 ya se habían realizado por los menos unas 8 reuniones internacionales para discutir el tema del agua [4 de ellas relacionadas con la RIRH] llamando a tomar iniciativas y acciones específicas. La Declaración estimula a los gobiernos, instituciones financieras multilaterales, y al sector privado a desarrollar e implementar planes de acción coordinada para abordar estos temas. Sin embargo, sin


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tener un mayor nivel de de alianzas políticas e institucionales, será difícil mostrar progreso hacia el establecimiento de un marco de acción sustentable para el manejo del agua (Moody y Devaux, 1997). Durante el D2 ya comenzábamos a darnos cuenta del inmenso desafío de armonizar acciones, actitudes culturales, y utilización de la tecnología para el manejo del agua en el contexto interamericano, aún cuando pudiera considerarse que las Américas, donde más de 700 millones de personas habla el castellano como lengua principal, el portugués por unas 170 millones, el inglés por unas 300 millones de personas, y el francés por unos 15 millones, los desafíos de comunicación en el tema eran (y siguen siendo) significativos. Len Berry10, un ferviente colaborador de la RIRH desde sus comienzos, lo colocó muy elocuentemente en la apertura del Segundo Diálogo, cuando disertó sobre las Estrategias para Compartir Conocimientos y Experiencias en la Administración del Agua: “No se trata simplemente de transferencia tecnológica, sino más bien del intercambio de conocimientos y experiencias, bajo el cual resulta sumamente crucial crear un clima institucional favorable para dicho intercambio, teniendo en consideración los parámetros ecológicos, y no solo aquellos hidrológicos y meteorológicos, especialmente si tratamos de promover la ansiada sustentabilidad.” “Un contexto ecológico para el intercambio de información requiere de un período de tiempo para la absorción y adaptación: no un cierre mecánico instantáneo. La creación y evolución de un ambiente para una cierta tecnología o enfoque es tan importante, o más importante, que el intercambio de tecnología mismo. Por ejemplo, una revisión del éxito de los Sistemas de Información Geográfica (GIS por sus siglas en inglés) en África ha demostrado que pocas transferencias de tecnología han sido realmente exitosas, no porque la tecnología haya sido incorrecta o porque las personas que la usaron no estaban bien capacitadas, sino porque el contexto general para la introducción de esa tecnología en particular no había sido desarrollado o ni siquiera pensado. Por consiguiente, los resultados no se usaron [ni siquiera] marginalmente.” (Berry, 1996). Entre las principales recomendaciones del Diálogo de Buenos Aires se destaca el llamado a reforzar la gestión de los recursos hídricos mediante mejores políticas y mayor información hídrica, establecer mecanismos para abordar temas prioritarios relativos a los recursos hídricos transfronterizos, reforzar la capacidad de las naciones para usar y manejar sus recursos hídricos en el contexto de un desarrollo sustentable, y mejorar el manejo integrado de la demanda de agua a través de mecanismos económicos y normativos. Estas recomendaciones fueron llevadas por la OEA, en su papel de Secretaría Técnica de la RIRH, a la Cumbre de las Américas sobre el Desarrollo Sustentable en Santa Cruz de la Sierra, que se realizó unos meses después. De hecho, la Cumbre reconoció la cuenca como el ámbito de planeamiento y gestión integrada de los recursos hídricos (GIRH) y base para la participación de los actores sociales comprometidos en ella. (Rucks, 2004). En este ínterin, la OEA realizó una serie de reuniones que fueron sumamente importantes para dar mejor foco a la misión de la RIRH, particularmente en lo que refiere a la consolidación de los mandatos emanados de la Cumbre sobre el Desarrollo Sustentable de Santa Cruz de la Sierra de Diciembre de 1996. De hecho, en el Plan de Acción para el Desarrollo Sustentable de las Américas, se reconoce específicamente en la Parte II.4., “el desarrollo sustentable depende de garantizar y mejorar la conservación manejo sustentable, y utilización de los recursos hídricos, incluyendo el desarrollo de programas integrados y capacitación institucional, la prevención de la contaminación de los recursos hídricos, la garantía de fuentes seguras y adecuadas de abastecimiento de agua potable, y la promoción de la cooperación a nivel bilateral, regional y hemisférico sobre los temas del manejo del agua. Asimismo, el Plan reconoce la importancia de la participación de los usuarios en la toma de decisiones como un componente clave en el manejo integrado de los recursos hídricos.” (OEA/UDSMA, 1998). De 10

Leonard Berry es Director del Centro de Estudios Ambientales (CES) de Florida, EUA, y miembro del Directorio de la RIRH desde sus comienzos.


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las 65 iniciativas propuestas en el Plan de Acción, 12 de ellas (47 a 58) tienen inherencia en el manejo del agua y las zonas costeras11. La OEA/UDSMA tiene entre sus funciones, dar seguimiento a las iniciativas sobre el agua en la Cumbre de Santa Cruz de la Sierra desde 1996. Frente a este mandato claro y específico, las preguntas que habría que hacerse es, ¿Cómo pudiera la RIRH ayudar a los países a implementar, o por lo menos monitorear el progreso de tales iniciativas? ¿De que forma podemos utilizar tal seguimiento para que sean útiles a los objetivos a alcanzar por la Red? En su discurso de clausura del Diálogo de Buenos Aires, el Prof. José Ochoa recordó que “la red (RIRH) no es ni puede ser un organismo de carácter oficial adscrito a gobiernos u organismos multilaterales. La RIRH red fue creada para el libre intercambio de ideas entre técnicos, profesionales, etc., interesados en el tema [del agua] y no para defender posturas o intereses nacionales o internacionales de cada país... Para eso ya tenemos a la propia OEA, el sistema Naciones Unidas, y diversos actores y acuerdos regionales... En la red no debe haber más que el interés común por solucionar los problemas que tienen nuestros países con el recurso.” Desafortunadamente, este mensaje no fue escuchado o entendido cabalmente, y desde ese punto en adelante, comenta José Ochoa, “fue cuando comenzó a distorsionar el principio básico de la horizontalidad de la RIRH, montándose desde entonces una estructura que requería en la práctica ser dependiente de la OEA, y se originó la práctica o tradición propia de nombrar como “Co-Chair” al anfitrión del siguiente Diálogo.” (Ochoa, 2004). Este testimonio corrobora una de las preocupaciones que han permanecido en la RIRH desde entonces, pues se ha querido dar un carácter marcadamente institucional al funcionamiento de la Red, dejando de un lado la creatividad, movilidad y capacidad expedita de respuesta de los individuos, que, interesados en el tema, se articulan y generan sinergias para lograr alternativas y soluciones que apunte hacia la sustentabilidad y la gestión del agua en sus respectivos ámbitos geográficos e institucionales. Este punto, de vital importancia para el futuro de la RIRH, es tratado más adelante en este trabajo.

Diálogo 3 – Panamá, 1999 En marzo de 1999, el Tercer Diálogo (D3) se realizó en Panamá, bajo los auspicios de la Autoridad Nacional del Ambiente de ese país, y el Centro del Agua para los Trópicos Húmedos de América Latina y el Caribe (CATHALAC). El D3 se desarrolló a lo largo de 5 sesiones paralelas agrupadas en los siguientes temas: 1) Agua y Salud, 2) Manejo Integrado de los Recursos Hídricos; 3) Valorización Social, Ambiental y Económica del Agua; 4) Participación Pública en la Toma de Decisiones sobre Recursos Hídricos; y 5) Cambio Climático y Recursos Hídricos, como se ilustra en la Figura 7.

11

OEA/UDSMA, 1996. Plan Acción de Santa Cruz, Cumbre de las Américas sobre Desarrollo Sustentable, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 1996


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Figura 7. Estructura del Tercer Diálogo, Panamá, 1999.

En cierta forma, algunos de los conceptos iniciales que provocaron la creación de la RIRH volvieron a resurgir, reiterando la necesidad de establecer metodologías para promover la colaboración y el intercambio de experiencias. Al mismo tiempo, el D3 fue realizado conjuntamente con el Segundo Coloquio Internacional sobre Hidrología y Manejo de los Recursos Hídricos en los Trópicos Húmedos, organizado por CATHALAC y el Programa Hidrológico Internacional de UNESCO (PHI), y el Festival de los Niños y el Agua, cuya contribución fue plasmada en la Declaración de los Niños. Curiosamente, esta Declaración está llena de pedidos importantes, hechos por los miembros de la próxima generación, en la que piden a la generación actual que actúen coordinadamente para manejar un recurso tan vital como el agua, y que en ellos se comprometen a seguir la tarea. En su discurso inaugural, Richard Meganck12 expuso elocuentemente como el comercio internacional depende de la disponibilidad hídrica para el funcionamiento del Canal de Panamá en presencia de los efectos de la sequía regional provocada por el Niño (Efecto Oscilador de El Niño, o ENSO en inglés), y por tanto, la relevancia del manejo del agua como asunto prioritario de los gobiernos, en virtud de la vulnerabilidad climática a la que están sujetas las acciones que se toman para el manejo de este recurso tan vital para el país. Asimismo, expuso que en la actualidad estamos enfrentando desafíos a nuestros conocimientos como formuladores de políticas, administradores y científicos. Tales desafíos se relacionan con el crecimiento poblacional, el acceso al agua potable, el proceso acelerado de urbanización en muchas regiones, el constante crecimiento de la demanda del agua por todos los sectores, y los impactos posibles sobre cambio global en lo que refiere a la condición y distribución de las fuentes de agua dulce y la frecuencia y distribución de los eventos extremos como las inundaciones, que pueden malograr drásticamente la infraestructura hídrica, o las sequías, que embargan la producción y causan penuria en las personas que trabajan la tierra. (CATHALAC, 1999). 12

Richard Meganck fue Director de la OEA/USDMA de 1998 a 2003. Continua colaborando en la RIRH en su Comité Ejecutivo, y es actualmente el Rector de UNESCO-IHE en Delft.


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Asimismo, expuso que, “en la actualidad estamos enfrentando desafíos a nuestros conocimientos como formuladores de políticas, administradores y científicos.” Tales desafíos se relacionan con el crecimiento poblacional, el acceso al agua potable, el proceso acelerado de urbanización en muchas regiones, el constante crecimiento de la demanda del agua por todos los sectores, y los impactos posibles sobre cambio global en lo que refiere a la condición y distribución de las fuentes de agua dulce y la frecuencia y distribución de los eventos extremos como las inundaciones, que pueden malograr drásticamente la infraestructura hídrica, o las sequías, que embargan la producción y causan penuria en las personas que trabajan la tierra. Conectando estos problemas sectoriales, existen dos temas que Meganck considera importantes. Primero, la necesidad de mejorar las comunicaciones con el público en general sobre estos asuntos de vital importancia, para que las personas se conviertan en protectores (stewards) de los recursos hídricos de su localidad. Frecuentemente, muchos de los problemas del agua pudieran ser resueltos a nivel local si el público trabaja conjuntamente para proteger sus recursos hídricos, y si el gobierno les da la oportunidad para hacerlo. El segundo tema es la transferencia de información y tecnología a través de las redes, considerando que hoy día vivimos en una era que depende del análisis e intercambio de información de todo tipo, donde los datos y conocimientos generados por la buena ciencia y la investigación, empodera a las personas a actuar, resolver problemas, y ejecutar programas eficientemente. Las redes, finaliza, “permiten a las organizaciones establecer prioridades basadas en necesidades reales y cooperar mutuamente para alcanzar objetivos regionales. La información nos permite evaluar que tan bien lo estamos haciendo para poder realizar correcciones a mitad de camino en nuestra búsqueda para satisfacer las necesidades de una sociedad productiva. Por tanto, las redes son el “adhesivo” que nos ayuda a mantener el sistema integralmente.” (CATHALAC, ídem). En el caso de la sesión sobre Participación Pública, se pusieron en contrapeso tres escalas de promoción de la participación en el manejo del agua: la local, promovida por grupos de acción comunitaria, cuyas herramientas se basaban en experiencia personal y directa (caminatas ecológicas, visitas de campo para identificar fuentes de erosión), bajo la tutela de la extensión universitaria del Programa Adote Uma Bacia, de la Universidad Federal de Viçosa, Minas Gerais en el Brasil (Zinato, 1999); otra experiencia a nivel de la cuenca, fue presentada por la Universidad de Guadalajara, expresando la necesidad de construir confianza entre los actores sobre las informaciones del agua en la Cuenca Lerma-Chapala, una de las cuencas más intervenidas y degradadas ecológicamente en la República Mexicana (Guzmán Arroyo, 1999), la nacional, promovida por una entidad gubernamental de ámbito nacional (el Ministerio del Ambiente de Venezuela, MARNR), que actuó como “broker” financiero y técnico, empoderando una cooperativa de productores agrícolas con asistencia técnica especializada en manejo de cuencas en el Sistema Hidráulico Trujillano bajo conceptos empresariales y pragmáticos (Gabaldón, 1999); y una perspectiva internacional, promovida por la OEA a través de la Estrategia Interamericana para la Promoción de la Participación Pública en la Toma de Decisiones sobre Desarrollo Sustentable (ISP), cuyo objetivo es promover una participación pública transparente, efectiva y responsable en la toma de decisiones y en la formulación, adopción e implementación de políticas para el desarrollo sustentable en América Latina y el Caribe (Girón en OEA, 1999). Cada uno, en su escala geográfica, incluía denominadores comunes en lo que refiere a la red de informaciones, los proyectos demostrativos, asistencia técnica especializada, y una gran apertura a los stakeholders para la toma de decisiones. En estas sesiones se enfatizó la necesidad de iniciar “hermanamientos” entre cuencas, similar al programa de “Ciudades Hermanas”, para promover el intercambio de experiencias, particularmente en lo que refiere a la participación de la sociedad en su forma más amplia, en la toma de decisiones sobre el manejo del agua en el ámbito de sus respectivas cuencas hidrográficas. Y como dijo Meganck, “estamos interconectados, pero cada cual tiene que tomar parte en la resolución de los problemas del agua, y las redes son mecanismos que ayudan a integrar las soluciones.” (CATHALAC, ídem).


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10. LA V IS IÓN

DEL

AGUA

EN LAS

AMÉRICAS

A lo largo y ancho del mundo, innumerables foros y simposios sobre el tema del agua apuntan hacia la necesidad de hacer frente a las prioridades hídricas urgentes, o alcanzar un nivel de seguridad hídrica. En tal contexto, se debe dar prioridad a cinco problemas hídricos urgentes: proteger y restituir los recursos hídricos, conseguir un nivel de seguridad entre el agua y los alimentos, aumentar la cobertura sanitaria, hacer frente al reto de la rápida urbanización y controlar las inundaciones (GWP, 2000). Quizás uno de los procesos más eficientes en levantar la concienciación política y general sobre el tema del agua, se debe a los recientes esfuerzos del Consejo Mundial del Agua (o World Water Council, WWC, por sus siglas en inglés) en la organización de los Foros Mundiales del Agua, eventos que se realizan cada tres años. Hasta la fecha, se han realizado tres foros mundiales (Marrakesh-1997, La Haya2000, Kyoto-2003), y la RIRH comenzó a ser parte integral del proceso de los Foros Mundiales a partir del Tercer Diálogo de Panamá en Marzo de 1999, cuando se realizó el Primer Taller para la Visión del Agua en las Américas. En efecto, se llevaron a cabo un número de talleres y reuniones tanto durante los Diálogos como en los países de la región para recoger las ideas y propuestas para elaborar una Visión del Agua de las Américas, y al mismo tiempo establecer los escenarios principales dentro de un ejercicio de prospectiva hasta el año 2025, que sirviera para orientar a los mismos países y los usuarios sobre las posibles acciones a realizar para enarbolar las condiciones más deseables para promover una situación sustentable a 25 años, en lo que refiere al tema del manejo del agua. El objetivo general de este ejercicio fue develar una visión ampliamente compartida de las medidas necesarias para alcanzar una serie de metas comunes con relación a los recursos hídricos y generalizar la determinación de los actores a adoptarlas. La Visión tuvo un carácter verdaderamente mundial, llevando en consideración tanto regiones desarrolladas como regiones en vias de desarrollo, prestando atención especial a las necesidades de los pobres, mujeres, niños, la adolescencia y la gestión sustentable del medio ambiente (WWC, 1999). En las palabras de Bill Cosgrove13, “el tema del agua es también un tema de política”. Por tanto, las decisiones inherentes al manejo del agua, tienen tarde o temprano alguna incidencia sobre las prioridades de actuación de los gobiernos, las empresas y hasta las asociaciones civiles, pues después de toda su interacción es lo que define la forma en que se manejan los recursos naturales, y el agua es probablemente uno de los que está más alto en la lista de sus prioridades. Son necesarios planteamientos alternativos, planteamientos que hagan uso tanto de soluciones probadas como experimentales con un enfoque visionario, dinámico y valiente. La variedad de acciones necesarias es tan amplia como los pequeños y los grandes problemas y como los entornos en los que se presentan. Hay que innovar en el terreno de los acuerdos institucionales, de las tecnologías y de la financiación. Para planificar y poner en marcha estas acciones es necesario un cambio drástico en las actitudes que rigen la política y la toma de decisiones en temas relacionados con el agua, así como en la disponibilidad y la aplicación de los fondos de inversión. La actuación de la Visión Mundial del Agua ha generado un nivel de interés impresionante en países y regiones de todo el mundo. Ahora el reto es transformar este interés en acciones comprometidas para evitar la inminente crisis hídrica. Para enfrentarse con este reto, el mundo debe trabajar con vistas a la „seguridad hídrica‟ considerando este punto como un objetivo integral, tal y como refrenda el WWC. La seguridad hídrica a cualquier nivel, desde los hogares hasta el mundo en su conjunto, significa que toda persona tenga acceso a suficiente agua potable a un precio asequible que le permita llevar una vida limpia, saludable y productiva, al tiempo que se asegura que el entorno natural esté protegido y se mejore. (GWP, 2000).

13

Bill Cosgrove es el actual presidente del Consejo Mundial del Agua y miembro del Comité Ejecutivo de la RIRH. Además de ello, es consultor de recursos hídricos en Montreal, Canadá.


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El ejercicio de la Visión para las Américas estuvo a cargo del Comité Técnico Suramericano de la Alianza Mundial del Agua (GWP/SAMTAC), quienes junto a otros socios de la RIRH como la OEA/UDSMA, CATHALAC, Florida Atlantic University (FAU) y algunos de las instituciones nacionales en los países, elaboraron varios documentos que describen principalmente dos escenarios posibles: el escenario de crisis, y el de la sustentabilidad. En cada escenario, se procedió a describir los principales elementos de cambios externos en las tendencias económicas, demográficas, tecnológicas, sociales, y como estas inciden sobre las tendencias en el sector hídrico. (GWP/SAMTAC y FAU, 2000). Para la región del Caribe y Centroamérica, la consulta regional fue ejecutada bajo la coordinación de CATHALAC, siguiendo un proceso pre-establecido con la Unidad de la Visión basada en UNESCO en París. Estas regiones son bastante variadas en términos hídricos. Dominica, por ejemplo, recibe unos 7.700 mm anuales de precipitación mientras las Antillas Holandesas reciben apenas 500 mm. En términos generales, la región del Caribe tiene agua suficiente para cubrir las necesidades actuales, pero al mismo tiempo es uno de los factores limitantes en el progreso socio-económico de la región. La disponibilidad de agua segura es citada como indicador crucial de calidad ambiental y es causa frecuente en conflictos entre los usuarios. Los gobiernos de la región tienen dificultad suministrando suficiente agua a través de las redes y manteniendo los parámetros de calidad, debido al la creciente demanda ocasionada por el crecimiento poblacional y económico. Los escenarios pronosticados de la consulta fueron variados. De la información obtenida en los grupos motrices (drivers) apuntan hacia un escenario convencional, con tendencias al agravamiento de la crisis. Las acciones que se toman en los grupos motrices demográficos apuntan hacia la sustentabilidad (CATHALAC, 2000). También se destaca el Marco para la Acción en las Américas, haciendo énfasis en la promulgación de políticas y normativas conducente a un uso eficiente, equitativo y acceso universal al agua, dotando al agua de valor económico y social, hacer uso de tecnologías apropiadas, prevención de la contaminación, promoción de la investigación científica, y por último pero no menos importante, el desarrollo de las capacidades mediante la difusión de los conocimientos y las lecciones aprendidas, y promover la educación en recursos hídricos y ambientales de los tomadores de decisión y de la población y sus organizaciones, empezando en la escuela primaria. Afortunadamente, los objetivos y actividades de la RIRH han sido enteramente compatibles y sincronizados con las ideas presentadas dentro del contexto de la Visión del Agua. Por tanto, a la hora de evaluar las propuestas para el Plan Estratégico de la RIRH, será necesario tomar en consideración los procesos y actividades que se ejecutaron en la Elaboración de la Visión del Agua de las Américas, para evaluar el progreso de la implantación de políticas públicas y tener un mecanismo de comparación de línea base (benchmarking) al año 2000.

11. EN BUSCA DIÁLOGO 4

DE LA

CONSOLIDACIÓN

DE LA

MISIÓN

DE LA

R IRH :

Diálogo 4 – Foz de Iguazú, Brasil, 2001 En septiembre de 2001, la Secretaría de Recursos Hídricos del Ministerio de Medio Ambiente del Brasil fue la entidad anfitriona del Cuarto Diálogo Interamericano sobre Administración de Aguas (D4). La cita se dio lugar en Foz de Iguazú, muy cerca de las famosas Cataratas de Iguazú, en la frontera entre el Brasil, Argentina y Paraguay, y a solo minutos de la central hidroeléctrica de Itaipú, una de las más grandes del mundo. Realmente, el telón de fondo geográfico fue sumamente apropiado, para abordar el lema central del D4: La "Búsqueda de Soluciones" para los problemas de agua, un tema que intentó documentar enfoques exitosos e innovadores en la gestión integrada de los recursos suelo y agua en las Américas, y a su vez identificar acciones específicas que puedan mejorar el manejo de los recursos hídricos, con énfasis en las regiones áridas y semiáridas y los recursos hídricos transfronterizos.


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Los principales temas del D4 fueron la gestión integrada del agua en cuencas transfronterizas, gestión del agua en regiones metropolitanas, manejo de los recursos hídricos en regiones áridas y semi-áridas, y el impacto de la vulnerabilidad climática en los recursos hídricos. En la Figura 8 se muestra un esquemático de la estructura temática del D4 y las principales recomendaciones.

Figura 8. Estructura del Cuarto Diálogo, Foz de Iguazú, 2001

Cada tema fue discutido y analizado tratando elementos específicos que afectan la implementación de las estrategias de gestión del agua en el hemisferio, específicamente los mecanismos políticos, institucionales y económicos, la participación pública (tanto del sector privado como la de la comunidad en general), los instrumentos científicos y técnicos, y los aspectos inherentes a la sustentabilidad. La intención del evento fue generar un programa con un perfil innovador que asegure la participación de todas las partes interesadas a través de un proceso democrático que fuera más allá de los sectores técnico, académico y de gobierno. El proceso también resaltó las lecciones aprendidas y reveló experiencias que pueden ser aplicadas a problemas similares en otras áreas. El D4 ratificó su tentativa tradicional para promover la participación y la participación, reconociendo, como la prioridad de la acción, la necesidad de fortalecer la RIRH como el principal vehículo para el intercambio de experiencias y de información sobre los recursos hídricos en las Américas. Particularmente, el fortalecimiento de la RIRH requiere de un esfuerzo para llegar a nuevos socios y más cooperación, especialemente en el sector privado, las comunidades, los usuarios directos, y los gestores públicos. Asimismo, el D4 focalizó en la diseminación del conocimiento necesario para realizar una gestión adecuada del agua, así como las prácticas que fortalecen la toma de decisiones en forma compartida. Según el informe preparado por la Secretaría Técnica, los participantes expresaron su compromiso de renovación ante el nuevo milenio, y expresaron que solamente a través de un conocimiento sistémico y


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mejores prácticas resultantes de la aplicación del mismo conocimiento, será posible establecer e implementar políticas, estrategias y tácticas para regular, conservar y mejorar los valiosos recursos hídricos de la región (RIRH/OEA, 2002). El D4 también apoyó las discusiones en el marco de “La Visión del Agua de las Américas” y documentos relacionados que fueron presentados durante el Segundo Foro Mundial en La Haya en marzo de 2000. Los resultados del D4 contribuyeron a las discusiones de la Conferencia Internacional del Agua y el Ambiente (Dublín+10), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo y Medio Ambiente (Río+10) y el Tercer Foro Mundial del Agua, que se realizó unos meses después en Kyoto en marzo de 2003. Los tópicos discutidos en el D4 fueron más numerosos que en Diálogos anteriores. Más allá los temas tradicionales de esta clase de reuniones, los temas emergentes como resultado de los cambios en el ámbito socio-económico fueron también tratados. Los principales temas en la búsqueda pragmática de soluciones fueron:              

Interdependencias transfronterizas y seguridad hídrica; Anomalías climáticas, cambios global y reducción de la vulnerabilidad ante los desastres naturales; Gestión integrada de recursos hídricos; Mega-ciudades y gestión de sus recursos hídricos; Valorización económica del agua y políticas de las aguas virtuales; Participación pública, alternativas para resolución y prevención de conflictos; Gestión en zonas costeras; Fortalecimiento y movilización institucional; Gobernabilidad y políticas de los recursos hídricos; Agua y Salud; Humedales y otros ecosistemas hídricos frágiles; Cuestiones de Género y los recursos hídricos; Gestión de los recursos hídricos en regiones áridas y semi-áridas; y Educación Ambiental.

La Declaración de Foz de Iguazú hizo énfasis en los aspectos éticos en el manejo de los recursos hídricos, al señalar que “al inicio de este nuevo milenio, la llamada era pos-moderna, que fue marcada por lo que se denomina una “crisis” de valores morales y de las estructuras tradicionales de la sociedad. El predominio del capitalismo y de la globalización parece oponerse al principio de la conducta ciudadana que atribuye a cada uno un papel recíproco en las relaciones con sus semejantes. La concepción del individuo libre parece oponerse a las ideas de los valores éticos universales orientados al predominio del bien común sobre aquel del individuo... En ese sentido, los imperativos de la ética universal fueron continuamente reforzados: Garantía universal al acceso al agua, como un derecho humano básico, y el agua como un factor esencial para la preservación de los ecosistemas.” (RIRH, Declaración de Foz de Iguazú, 2001) En tal contexto, el D4 constituyó un salto cualitativo en lo que refiere a la organización de la RIRH, al presentarse una estrategia para el funcionamiento de la Red propuesta por la UDSMA-OEA, en su rol de Secretaría Técnica, en el sentido de elaborar acciones coordinadas y conjuntas para su fortalecimiento y afianzamiento de su misión. Para desarrollar el primer borrador de la estrategia de largo plazo y del programa de actividades para la RIRH, la Secretaría Técnica siguió una metodología de Marco Lógico. El primer paso de esta metodología fue definir el objetivo de desarrollo que pretende ser cubierto, interalia, el intercambio de experiencias en el manejo del agua en las Américas. La redacción de este objetivo resultó de un análisis cuidadoso y detallado de las necesidades y problemas en la región, en el área específica en la cual la Red pretende trabajar.


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En el caso de la RIRH, el contexto para encontrar el objetivo de desarrollo es la problemática del manejo eficiente de información relacionada con el manejo del recurso hídrico en el ámbito hemisférico, siendo consciente de la necesidad de tomar en consideración la diversidad cultural, los valores endógenos y tradicionales, y a la vez las inmensas brechas en disponibilidad hídrica y condición económica entre los países, y muchas veces hasta dentro de los países. De allí se propuso el establecimiento de la misión de la Red, como sigue: La Red Interamericana de Recursos Hídricos (RIRH) es una red de redes que tiene el propósito de establecer y fortalecer alianzas en la esfera de los recursos hídricos entre naciones, organizaciones e individuos; promover la educación y el intercambio libre de información y experiencia técnica; y mejorar la comunicación, la colaboración y el compromiso financiero en materia de gestión integrada de recursos hídricos y de suelos en el contexto de sostenibilidad ambiental y económica en las Américas. Este propósito se convirtió entonces en la misión actualizada de la RIRH y fue definida teniendo en cuenta tanto el objetivo de desarrollo como las capacidades y ventajas comparativas de las organizaciones que para el momento integraban la Red para el momento. El propósito definido es el fin último que la RIRH, por si sola, debe alcanzar. Por el contrario, el objetivo de desarrollo solo pudiera ser alcanzado mediante la acción concertada de varias organizaciones [y personas] en la región. Una vez que el propósito (o misión) ha sido establecido, se establecen metas que ayudarán a que este propósito sea cumplido. Para cada meta se definen resultados específicos y para cada uno de esos resultados se identifican las actividades necesarias para alcanzarlos (IWRN, 2001). Asimismo, para cada objetivo de desarrollo, propósito, metas y resultados de la estrategia, se presentaron una serie de indicadores de desempeño, medios de verificación y riesgos y supuestos, los cuales quedan aun por validar, así como los recursos financieros y humanos necesarios para desarrollar cada actividad. El contenido completo de la presentación de la estrategia realizada en Foz de Iguazú está en el website de la RIRH, http://www.iwrn.net. En esa presentación, se afianzó la necesidad de buscar los recursos financieros que dieran empuje a la consolidación de la RIRH como un mecanismo de entrega de dichas experiencias, particularmente en lo que refiere a los recursos hídricos transfronterizos, razón por la cual la Secretaría de Recursos Hídricos del Brasil (SRH), junto a otras instituciones pares de la región, sometieron una propuesta al Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM, o GEF, por sus conocidas siglas en inglés), para la Preparación y Ejecución de Mecanismos de Difusión de Experiencias y Lecciones Aprendidas en la Gestión Integrada de Recursos Hídricos Transfronterizos en las Américas (DELTAmérica). Aprobado en el año 2003, DELTAmérica entonces determina una nueva era en la RIRH, y abre los horizontes para desarrollar su misión. Al mismo tiempo, DELTAmérica es visto como una herramienta dentro de un proceso que lleva 10 años de evolución, pero que al mismo tiempo representa una inmensa responsabilidad para todos sus stakeholders, ya que de allí ha de construirse la plataforma de lanzamiento ideas y acciones que deben reflejar a la Red y garantice su propia sustentabilidad en el proceso de inclusión de los interesados en el manejo del agua en las Américas. El D4 dejó varias lecciones aprendidas sobre la organización de eventos de gran magnitud (1100 participantes provenientes de 43 países y decenas de organizaciones internacionales). Para una iniciativa que se sostiene primordialmente del trabajo voluntario de muchas organizaciones de tantos países, realizar una reunión de más de mil participantes resultó una tarea descomunal para el país y la organización anfitriona, ya que no se formuló una planeación adecuada con la participación de los miembros de la Red. También quedó de manifiesto la necesidad de fortalecer la estructura de Red, particularmente de su Fundación, para manejar los asuntos inherentes a las finanzas y otros aspectos administrativos en la preparación del evento, así como la disposición de los fondos restantes después de realizada la conferencia. Los principales obstáculos organizativos se debieron principalmente a la elaboración de un programa técnico sin la participación de una amplia base de miembros de la RIRH de varios países. De


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allí se estableció la necesidad de establecer un comité técnico para la elaboración de los programas técnicos de los futuros Diálogos, cuyo principal objetivo es precisamente asistir al país anfitrión a mantener una visión hemisférica de los temas de actualidad en el manejo del agua, mientras el comité técnico nacional se ocupa de cómo las realidades nacionales del anfitrión se conjugan y discuten en tal ámbito hemisférico. Por otro lado, quedó claro que la RIRH es reconocida como la catapulta de propuestas regionales de las Américas para los Foros Mundiales, por lo que se ha designado la periodicidad de realizar los Diálogos precisamente un semestre antes de los Foros Mundiales, con el fin de afianzar propuestas, y permitir que otros stakeholders de la región puedan discutir temas de interés común en las esferas técnicas y ministeriales para promover la colaboración en el manejo del agua. Sin embargo, uno de los aspectos a considerar en el futuro es que cada vez que la RIRH organiza un Diálogo Interamericano, debe tener como primera medida un sentido de continuidad en la evolución de las ideas que dieron inicio a la misma Red. De esa forma, estas ideas podrán traducirse en respuestas a las necesidades que se plantean los profesionales del agua en las Américas y otros stakeholders, y los entornos a los cuales estos sirven, pues es de estos últimos y de sus actitudes que depende si una cuenca será manejada de manera sustentable o no. Esto no significa que las razones que dieran inicio a la Red tengan que mantener incólumes y perennes, pero lo que no debe hacerse es “reinventar la rueda” cada vez o poner un magneto delante de la brújula que influencien actividades y temas a discutirse cuando aparece un nuevo actor, o cada vez que realizamos un Diálogo. Lo recomendable sería mantener una serie de asuntos o temas claves dentro de la programación de cada Diálogo, ya que aún los stakeholders están buscando respuestas a aquellas preguntas claves formuladas en el Primer Diálogo de 1993. Propuesta 8 El proceso de inclusión de la sociedad en la resolución de los desafíos del manejo del agua, requiere de un temario básico de discusión en los Diálogos Interamericanos de los temas inherentes, para poder evaluar el progreso y recomendar correcciones en el rumbo o metodología basado en un análisis serio, conciso y respaldado por el progreso de las discusiones en los Diálogos que se realizan cada tres años. Tal temario debe ser decidido tan pronto sea posible, y de preferencia, comenzar a utilizarlo en el próximo Diálogo en Jamaica.

La lección más concluyente del D4 fue la importancia de colocar las herramientas disponibles al servicio de la sociedad con el propósito de buscar soluciones individuales y creativas para los problemas y las preocupaciones comunes. A tal efecto, una combinación de soluciones estructurales y no estructurales para problemas del manejo del agua cada vez más complejos e interdependientes permite resultados [más] efectivos, beneficiando a todos los actores envueltos en la sociedad civil. Además, será solamente a través del intercambio de prácticas, conocimientos y experiencias únicas que podremos identificar e implementar soluciones nuevas y originales con bases sustentables y duraderas para atender las expectativas de la sociedad como un todo. Finalmente, será solamente a través de una asociación efectiva entre la sociedad civil y sus instituciones gubernamentales y organizaciones no-gubernamentales que las personas calificadas estarán motivadas a utilizar una combinación de las informaciones obtenidas y el sentido crítico en el proceso decisorio y en la busca de programas de acción estratégica que sean igualmente sustentables y realizables. La RIRH es un mecanismo singular para alcanzar e implementar la gestión sustentable de esos recursos de interés común, como es el agua. (RIRH/OEA, 2002).

Diálogo 5: Montego Bay, Jamaica 2005 Para el momento que se escribieron estas líneas, el gobierno de Jamaica ratificó su gentil ofrecimiento para ser el anfitrión del Quinto Diálogo Interamericano sobre Administración de Aguas (D5), a realizarse en agosto de 2005. Por tanto, estimamos que mucha de la actividad de la RIRH en el futuro inmediato se va a centrar en la organización del D5, y procurar avanzar en la agenda regional del manejo del agua, y


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muy particularmente, atender las necesidades del manejo del agua en estados insulares. Esta sería la primera vez que se realiza un Diálogo en la región del Caribe, cuyas peculiaridades prometen establecer una visión aún más completa sobre la diversidad de los desafíos del manejo del agua en las Américas. De la misma forma, el D5 está programado como un hito importante para llevar propuestas concretas de la región al próximo Foro Mundial del Agua, que se realizará en la Ciudad de México en marzo de 2006. En ese contexto, vale la pena repensar las acciones estratégicas que la RIRH realizará en función de sus objetivos, y validar tales acciones en la región para poder ayudar a los países y stakeholders a buscar mejores formas de manejar el recurso con miras a las Metas del Milenio de 2015. En tal sentido, resulta oportuno hacer de nuevo algunas preguntas entre quienes forman la Red y por consiguiente multiplicar los canales de consulta para encontrarles respuesta en el D5, ya que estas son consideradas claves para avanzar su la misión: Las siguientes preguntas constituirán el foco para las discusiones entre los participantes [del Quinto Diálogo], presentaciones de los estudios caso, paneles, trabajos escritos e intervenciones magistrales. Ya para la conclusión del D5 en Jamaica, los participantes proveerán respuestas a las siguientes preguntas: 1. ¿Cómo ha evolucionado la gestión del agua desde la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992, y desde el Primer Diálogo celebrado Miami en 1993? (¿CUÁL ES NUESTRA PERCEPCIÓN DEL AVANCE REALIZADO?) 2. ¿Cuáles han sido los principales obstáculos encontrados que han impedido alcanzar satisfactoriamente una gestión adecuada y equitativa del agua en la región? (¿QUÉ HEMOS APRENDIDO?) 3. ¿Qué esperaría Usted de una red de colaboración como la RIRH, y qué estaría dispuesto a hacer para alcanzar los objetivos que se ha trazado? (¿CÓMO PODEMOS AYUDARNOS MUTUAMENTE?) 4. ¿Cómo podemos establecer sinergias para trazar los rumbos de nuestras comunidades, cuencas y países hacia las Metas del Milenio? (¿CUÁLES SON NUESTROS COMPROMISOS Y METAS COMUNES?) Cuadro 2. Nuevas Preguntas Claves para el Diálogo en Jamaica, 2005

Por tanto pudiera concluirse que la Red apenas ha comenzado a buscar respuestas a estas preguntas desde hace diez años. Sin duda alguna, y ante lo expuesto en este documento, ciertamente la gestión del agua en las Américas ha avanzado significativamente en lo que refiere a la percepción de los países respecto a su importancia. Sin embargo, los mecanismos para alcanzar tal gestión adecuada y equitativa siguen siendo una gran incógnita y un objetivo aún por alcanzar en la región, y quizás en otras partes del mundo.


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12. RETOMANDO

EL

CAMINO: EL SEXTO DIÁLOGO (D6)

El Sexto Diálogo Interamericano sobre la Gestión del Agua (D6) fue el evento más prominente sobre el tema de la gestión integrada de los recursos hídricos en la región de las Américas en 2007, y que reunió a casi 400 participantes provenientes de todos los países de la región. Por primera vez en la historia de los Diálogos, la discusión contó con todos los países de América Latina, el Caribe, y Norteamérica. Organizado por el Gobierno de Guatemala y la RIRH, con la colaboración de numerosas agencias internacionales, organizaciones de la sociedad civil, instituciones académicas y el sector privado, el D6 abordó la necesidad de evolucionar “del Diálogo a la Acción: Fortaleciendo alianzas y construyendo las bases para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio”. El D6 se formuló sobre las bases de una participación amplia para elaborar un pliego de recomendaciones que serán enviadas a los tomadores de decisiones y formadores de opinión – sin importar en que sectores actúan. Construir tal alianza significa algo más que simplemente ponerse de acuerdo en cómo dividir las tareas para trabajar hacia el objetivo, como el manejo del agua y el desarrollo sustentable. También significa hacer un llamado a todos para formar parte de la cruzada que conlleva a manejar responsablemente los recursos más importantes que nuestros países tienen: el agua y sus gentes. Tal “cruzada” debe incluir acciones prácticas para que la gestión del agua pase a ser parte del día-a-día de todos, y de forma casi unánime y consensuada, tiene su origen en la formulación de políticas públicas que promuevan prácticas apropiadas y sostenibles para hacer la gestión del agua y su entorno ambiental, social, cultural y económico. El objetivo del D6 es el de continuar una tradición establecida de cinco Diálogos anteriores realizados desde 1993 – Proveer un espacio de reflexión sobre el avance del conocimiento y la práctica de la gestión integrada de los recursos hídricos en las Américas, reunir tales reflexiones y devolverla a la sociedad a través de los canales propositivos de formulación de políticas públicas, como son los Puntos Focales Gubernamentales de la RIRH, la Tribuna del Agua de la ExpoZaragoza 2008, y el Quinto Foro Mundial del Agua, a realizarse en Estambul, Turquía, en Marzo 2009. Quienes hicieron posible el D6 Por parte de Guatemala, el D6 tuvo como anfitrión a la Presidencia de la República de Guatemala, los Ministerios de Agricultura, Ganadería y Alimentación, del Ambiente y los Recursos Naturales, de Salud Pública, la Secretaría General de Planificación de la Presidencia, y del Comisionado Nacional del Agua, entre otras entidades públicas, privadas, académicas y nogubernamentales. El D6 fue coordinado por la Unidad de Cooperación Técnica para el Manejo Integrado de los Recursos Hídricos del Proyecto PARPA del Ministerio de Agricultura, Ganadería Alimentación de Guatemala y la Secretaría de la RIRH, y contó con la valiosa colaboración de un Comité Organizador Internacional. El D6 también contó con la colaboración de la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (AIDIS),


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la Tribuna del Agua de la Exposición Internacional de Zaragoza (ExpoZaragoza 2008), el Instituto de Recursos Hídricos del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos (IWR/USACE), el Centro Regional de Recursos Hidráulicos de América Central (CRRH), y el Centro de Estudios Ambientales de Florida (CES), entre muchas otras entidades e individuos que actúan en la Red Interamericana de Recursos Hídricos y otras redes asociadas.

Los temas abordados en el D6 y su dinámica Por su naturaleza abierta y participativa, el Sexto Diálogo fue organizado alrededor de ejes temáticos, para los cuales fueron comisionados cinco (5) trabajos de base, elaborados por renombrados colaboradores en cada uno de esos temas, siguiendo una pauta de seis (6) “preguntas claves”, y que dieron comienzo a una rica discusión que resultó del intercambio de esos 400 participantes en las Mesas de Diálogo.

Los cinco temas en cuestión fueron los siguientes: (1) Agua y la gente y para la gente; (2) Agua, ambiente y cambio climático; (3) El agua, la economía, finanzas y el comercio; (4) Usos sostenibles del agua: Infraestructura, tecnologías y servicios; y (5) Poniendo la GIRH en acción: Alianzas, gobernanza, empoderamiento y alcanzando los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Todos estos temas fueron debatidos en plenario, y después de cada una de las presentaciones de los temas los participantes se distribuyeron en 28 sesiones de paneles


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temáticos, que detallaron experiencias relacionadas a los temas principales, así como propuestas que fueron encaminadas a tres (3) Mesas de Diálogo.

Además de las sesiones de Diálogo, se realizaron 9 Foros Pre-Diálogo y 3 reuniones intergubernamentales, que llevaron sus posiciones a los participantes con el objeto de incluir las diferentes perspectivas sectoriales y de grupos de participación, que complementaron las propuestas de las Mesas de Diálogo. Entre estos, cabe destacar la Reunión de los Puntos Focales Gubernamentales de la RIRH, organizado y coordinado por la OEA; la VII Reunión de Comités Nacionales y Puntos Focales de UNESCO-PHI para América Latina y el Caribe; el Foro Especial Pre-D6 sobre Agua y Adaptación al Cambio Climático, organizado por el CRRH/SICA y otros colaboradores, el Foro Especial sobre Agua, Salud y Saneamiento en el Desarrollo, organizado por AIDIS y la RIRH; el Foro sobre la Multiculturalidad en la Gestión del Agua, organizado por el Ministerio del Ambiente y FANCA, el Taller sobre Aspectos Legales e Institucionales sobre la Gestión del Agua, organizado por la Alianza Mundial para el Agua (GWP) y la SEGEPLAN de Guatemala; la Iniciativa WaterReach para Comunicadores en la Gestión del Agua, organizada por IBEASA, la RIRH, el CRRH y Proyecto Acuífero Guaraní; y la IX Cumbre de la Información del Agua, organizada por el Consorcio WaterWeb. Las respuestas a las preguntas claves ofrecidas por los participantes, cuya gran mayoría fueron recogidas por los facilitadores de las Mesas de Diálogo y cruzadas con los informes de los relatores de las sesiones temáticas, se resumieron de la siguiente forma: 1.- ¿Cuál es nuestra percepción del avance realizado?


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     

No se definió la cuenca como unidad de planificación. No se ha hecho mucho por definir políticas de manejo de cuencas transfronterizas. Los impactos negativos en cuencas ha aumentado. Se ha ampliado el ámbito de la participación de los actores involucrados como ser comunidades y grupos étnicos jóvenes, mujeres, etc. Se ha ampliado también la intervención de distintas disciplinas (además de la clásica ingeniería) para abordar la gestión en sus aspectos socioeconómicos y ambientales. Para seguir avanzando y empezar la acción hay que fortalecer a la gestión integrada partiendo de la integración y cooperación de los actores que representan los sectores publico y privado “trabajar juntos”.

2. ¿Qué hemos aprendido?  

 

Que el gobierno no le da la importancia que requiere a la gestión del agua. Esta debe considerarse como política de estado. Aun cuando se ha avanzado en el conocimiento de la gestión del agua, este conocimiento no se ha institucionalizado a lo largo de los órganos de gobierno, y los sectores de usuarios continúan utilizando el recurso de forma descoordinada e insostenible debido a la falta de articulación de políticas públicas; Que no se ha logrado establecer el marco jurídico vinculado al agua en los países; Que se debe fortalecer el papel municipal y el de las instituciones de gestión del agua desde sus diferentes perspectivas y esferas;

3. ¿Cuales son nuestros compromisos y metas comunes y como las medimos?   

Consolidar la formulación de política publica a través de organizaciones rurales, municipales, departamentales y nacionales; Incorporar y fortalecer redes integradas de informática y de comunicación para coordinación, cooperación y aprendizaje con énfasis en manejo de contaminación; Destinar recursos a necesidades que respondan a una solicitud social y técnica y no a las decisiones políticas.

4. ¿Cómo involucramos a todos?    

A través de líderes comunitarios; A través de foros especializados para tomadores de decisiones y formadores de opinión; Produciendo materiales educativos; Por medio de campañas publicitarias con el objetivo de: o sensibilizar o generar conciencia o estimular la participación.

5. ¿Cómo pagamos por ello? 

A través de la integración y coordinación de proyectos comunitarios, municipales y gobierno central asegurando su sostenibilidad por medio de tarifas reales por el servicio y darle un valor justo al agua;


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 

Sensibilizando a los niveles políticos para lograr mayor asignación presupuestaria del sector; Fortalecimiento institucional para mejorar el cobro y la calidad del servicio y la manutención de los acervos naturales, sociales y financieros, e innovar para reducir costos.

6. ¿Cómo nos ayudamos?   

Intercambio de experiencias con énfasis en: legislación, planificación y financiamiento utilizando la plataforma de la RIRH, los Diálogos, y otros; Utilizar la RIRH y otras redes como instrumento de influencia sobre los gobiernos y otros actores de la gestión del agua; Promoción de encuentros de diversos actores para la gestión conjunta de programas, proyectos y acciones.


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Otros temas Además de las respuestas a las preguntas claves, los participantes de las Mesas de Diálogo levantaron otros temas importantes, que fueron transmitidos a la coordinación del evento para su inclusión en los resultados. Entre las propuestas que no fueran clasificadas específicamente, se destacaron las siguientes:    

Firma de convenios de colaboración entre países para promover las herramientas de la GIRH y su inclusión en la agenda política; Formación de jóvenes y líderes para desempeñarse en el ámbito político (local, subnacional, nacional y regional) en la gestión del agua; Tratar el ordenamiento territorial con la gobernabilidad y reforzar el poder local; Intercambio de experiencias en modelos exitosos de gestión del agua.

En conjunción con el D6, se realizó un Encuentro de la Juventud por el Agua, que produjo una declaración de principios y reclamos a los gestores del agua y tomadores de decisión.

Acciones y Alianzas Para cada una de las respuestas a las Preguntas claves se proponen por lo menos dos (2) acciones, y algunas de ellas llegaron a identificar hasta 3 actividades, y tal propuesta constituye un Catalogo de Acciones para la Gestión del Agua en las Américas. 

Se identificaron más de 60 acciones y 100 actividades. A partir del Catálogo de Acciones, se propuso el establecimiento de una Mesa de Alianzas para la Gestión del Agua en las Américas que estará a disposición en la página web de RIRH para que los actores puedan establecerlas en los meses.

Elementos claves a incorporar en las acciones y alianzas         

Jóvenes Multiculturalidad Cambio Climático Saneamiento en el Desarrollo Periodistas y comunicación Marcos legales, políticas hídricas Transparencia Tecnologías de la información Divulgación del saber y el conocimiento

A quién dirigir los resultados    

A los gobiernos, a través de los Puntos Focales de la RIRH A los tomadores de decisión, en los despachos ministeriales relacionados a las finanzas, planificación y presupuesto A los usuarios A los líderes locales y comunitarios


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   

A quién dirigir los resultados A la Tribuna del Agua de la ExpoZaragoza 2008 Al Quinto Foro Mundial del Agua (Estambul, Marzo 2009) A los foros y reuniones de los usuarios en la región

Reflexiones finales Este Diálogo solo fue posible gracias a la amplia y abierta participación, así como el empeño de los organizadores del D6 de diseñar un proceso amplio, fundamentado en la gestión participativa que sirve de aliciente a la construcción de acuerdos para la gestión del recurso natural más valioso y fundamental para toda forma de vida y para el desarrollo sostenible de las comunidades, cuencas y países de las Américas. Otra reflexión final, recogida de las contribuciones de los participantes, fue que “estamos dibujando nuestro futuro, y para ello necesitamos agua limpia, accesible y segura. Pensemos que felices seríamos si pudiéramos bañarnos en los ríos de nuestra niñez, a quienes tuvimos alguna vez tal dicha. Tenemos que trabajar para que nuestros hijos tengan la misma felicidad.” Otra frase que fue fundamental para describir el espíritu del D6, es que el Diálogo es un proceso continuo, que requiere del esfuerzo mancomunado para promover el trabajo en red, y que la RIRH debe constituirse en “una red del agua para todos”.


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12. LA SITUACIÓN A CTUA L

DE LA

RED

Después de 15 años de fundada, y a pesar de tener una base temática y sólida para ocupar un espacio relevante pero relativamente olvidado o dejado de lado por otros grupos o actores regionales en la gestión del agua, la RIRH continua su lucha para buscar una fuente de financiamiento sostenido que permita concretar los objetivos trazados y validados a lo largo de innumerables foros, no solo de sus propios Diálogos Interamericanos, sino también por otros de carácter global, regional y hasta temático (por ejemplo, los Foros Mundiales del Agua y las Cumbre de Desarrollo Sustentable de las Américas, antes citados), para promover el intercambio de información y experiencias en el manejo del agua. Según Jorge Rucks14, uno de nuestros apreciados colegas de OEA y gran colaborador de la RIRH, la mayor debilidad de la RIRH en la coyuntura actual es la falta de adecuación y posibilidad de respuesta al momento y al nuevo desafío de la agenda global del agua en el ámbito americano y la falta de incorporación a ella de los nuevos actores internacionales que trabajan en el hemisferio. Se percibe que esta debilidad coyuntural de la RIRH en el cumplimiento de su rol coordinador de la agenda del agua en las Américas se debe a que los nuevos actores organizados, que actúan en diferente escala (global y subregional) no requieren de este instrumento y cuentan con fuerza suficiente para actuar sin necesidad de ser interdependientes en el ámbito hemisférico, más allá que reconozcan la necesidad de coordinarse. Este parece claramente el caso de GWP [y sus comités sub-regionales como SAMTAC, CATAC y el recientemente creado para el Caribe, con sus respectivas secretarías.] Esta situación plantea dos problemas: i) deja un vacío en la coordinación hemisférica, de particular interés en el marco de los organismos del sistema interamericano, generando un conjunto de iniciativas descortinadas que recaen sobre los mismos actores nacionales o locales y repiten demandas y trabajos y, ii) debilita un instrumento interamericano que subsiste sobre el trabajo voluntario de las partes y los mandatos de sus países, perdiéndose oportunidades de intercambio de conocimientos y experiencias. (Rucks, 2004). En parte, es tremendamente cierto que la RIRH ha tratado de ocupar un espacio que, poniéndolo en una expresión de mercado, ha sido más objeto de competición que de colaboración y ha estado plagado de la falta de un apoyo decidido por parte de sus actores. En muchas de las reuniones de la RIRH se han discutido algunos de los problemas de fondo que le han impedido llevar sus objetivos hacia delante en una forma integral a lo largo de 10 años. Sin embargo, ha faltado el cumplimiento de las tareas o responsabilidades establecidas por los mismos miembros de la Red, ya que no existe una clara determinación de “quién hace qué” en la Red. La falta de apoyo se manifiesta desde un principio, porque los principios bajo los cuales fue incorporada la RIRH, como se ha enunciado anteriormente, no han sido enteramente asimilados por muchos de sus principales actores, notoriamente, los Puntos Focales. Propuesta 9 Es necesario elaborar un documento proforma de compromiso para los Puntos Focales, Nodos Temáticos y Geográficos, Miembros en general en lo que refiere a los compromisos de colaboración económica y temática para enriquecer el acervo de conocimientos de la RIRH.

La RIRH nació de la iniciativa de un grupo de organizaciones de bases (en inglés, grassroot organizations), cuyo objetivo primordial era promover el intercambio de información, y no necesariamente “coordinar” la agenda del manejo del agua en las Américas. Ciertamente, el génesis de la RIRH acontece por la necesidad de conocer experiencias e información sobre ecosistemas similares a los Everglades, en particular, el Pantanal Matogrossense, los Llanos de Venezuela, y la restauración del Río Guaiba en el sur del Brasil, y tal necesidad mantiene vivo el interés entre algunos profesionales del agua que en todo este tiempo han mantenido el intercambio, pero de una forma más o menos informal, y con capacidad limitada para reaprovechar tal experiencia de intercambio a otras latitudes. Cuando tal necesidad se eleva al ámbito hemisférico, resulta bastante más complicado “coordinar” en el sentido 14

Jorge Rucks es Coordinador Regional de la OEA/UDSMA para la Región de América del Sur y forma parte actualmente de la Secretaría Técnica de la RIRH.


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estricto del intercambio de conocimiento y experiencias, lo cual solo es posible alcanzar en la medida que existan incentivos entre quienes tienen tal conocimiento y experiencias, y quienes necesitan de ellos, para los propósitos muy específicos de este grupo de stakeholders. Ahora bien, cuando se trata de promover una gestión sustentable del recurso en ámbitos transfronterizos, necesariamente habría que tener un nivel de coordinación, en la cual los países envueltos, con las salvedades inherentes a los temas de soberanía que requiere el caso, que busque espacios y oportunidades para facilitar la armonización de los marcos legales e institucionales en el manejo del agua. Un caso a citar es el del Comité Intergubernamental de Coordinación de la Cuenca del Plata (CIC), entidad que actualmente se encuentra elaborando un proyecto con apoyo del GEF para elaborar un Programa Marco para la Gestión Sostenible de los Recursos Hídricos de la Cuenca del Plata, en Relación con los Efectos Hidrológicos de la Variabilidad y el Cambio Climático, cuyo objetivo es construir una asociación de esfuerzos para asistir a los Gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay en fortalecer su visión para el desarrollo económico y social ambientalmente sostenible en la cuenca, con base en la protección y la gestión integrada de sus recursos hídricos y la adaptación a la variabilidad y el cambio climático. Este caso específico ilustra perfectamente la necesidad de tener una RIRH, pues esta red puede bien establecer alianzas para facilitar al CIC con informaciones sobre las lecciones exitosas (y probablemente aquellas no tan exitosas) que ayuden a realizar los objetivos establecidos en el proyecto GEF mencionado. Es por ello que el trabajo en red va más allá de simplemente intercambiar información sobre algunas lecciones aprendidas por ciertos actores de quienes participan en la RIRH. En su forma actual, las experiencias que se han tratado primordialmente en la RIRH son aquellas promovidas por proyectos financiados por los gobiernos, ya sea a través de financiamientos obtenidos a través de sus propios recursos, el Banco Mundial o el BID, o donaciones del GEF. En el caso de proyectos de aguas internacionales o en su defecto, de recursos naturales transfronterizos, muchas de las experiencias consideradas son aquellas promovidas por los mismos gobiernos, quedando así fuera de contexto una masa crítica trascendental para promover la iniciativa que motoriza la innovación, la renovación tecnológica y procesal que necesita el desarrollo sustentable. Es decir, aquella comprendida por los actores del sector privado, del medio académico y de las organizaciones no-gubernamentales, y los profesionales de agua en el campo, quienes en buena medida son los que tienen la mayor necesidad de conocer las mejores prácticas del manejo del agua, y son quienes idóneamente validan cuales son las experiencias que realmente tienen un valor agregado y que pueden ser útiles en diferentes latitudes en su quehacer diario. Rucks está en lo cierto, cuando expresa que un considerable esfuerzo voluntario ha sido invertido en la Red, y la mayoría de este esfuerzo ha venido del interés personal de algunos de los actores, y pocas veces, de las instituciones. La gran diferencia, es que a la hora de retribuir o rembolsar los costos de establecer tal o cual actividad dentro de la RIRH, usualmente el poco recurso que llega a través de los proyectos GEF, o contribuciones logradas por la OEA en su papel de Secretaría Técnica de la Red, van a suplir principalmente las actividades de los Puntos Focales, los cuales, con notables excepciones, como México, Brasil o la misma OEA, en diferentes momentos de la historia de la RIRH, han sido bastante tímidos en invertir con el trabajo voluntario que ha permitido que la RIRH haya subsistido desde 1994. Esta situación ha generado diferencias importantes en la capacidad de actuación que algunos voluntarios, sean miembros de organizaciones no-gubernamentales, privadas o académicas, o simplemente profesionales que optan por representarse a sí mismos, tengan como alternativa seguir financiando a la RIRH de sus propios recursos. Propuesta 10 El apoyo financiero para las actividades de la RIRH debe ser aprobado por su Comité Ejecutivo, tomando en consideración el esfuerzo de preparación de propuestas, promulgación de ideas, contribuciones en especias o financieras de la contraparte, y el mérito técnico e innovador de las ideas o proyectos en consideración.


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En base a la historia de la RIRH, para poder trabajar en red, tendrá que buscar una estructura organizacional más flexible, que permita que los participantes puedan contribuir en una forma más eficiente. A este respecto, José Ochoa comenta que “Sin bien es cierto, que el ser „Co-Chair‟ es un aliciente para el país anfitrión [del Diálogo], no es menos cierto que por las altas investiduras políticas de quienes me han sucedido en esa responsabilidad nunca se han ocupado de dirigir la red con la atención que precisa, pues aunque quisieran, no han tenido el tiempo para ello. De hecho, muchas veces han enviado a un representante (que en algunos casos, ni sabían que hacían allí) creando una sensación de desinterés. Esto motivó a que en realidad hubiera un solo „Chair‟ en funciones, ejercidas por el Director del Departamento de Medio Ambiente y Desarrollo de la OEA (Kirk Rodgers por algún tiempo, y luego Rich Meganck), y por tanto se creo la impresión de que la Red dependía de la OEA y que era esta institución quien debía „decidir qué hacer‟, en buena parte debido a su rol de Secretaria Técnica... Esto, a su vez, ha hecho que integrantes de la Red y los mismos gobiernos vean a la Red como „algo de la OEA‟ y no como un grass-roots movement que fue en un principio...”. Este es quizás uno de los tópicos que necesariamente tendrán que ser abordados para llegar a un acuerdo de cómo la RIRH va trabajar de aquí en adelante. “Creo que el o los Co-Chairs deben tener tiempo para dirigir la Red. Creo que aparte de las correspondencias enviadas por la Secretaría Técnica, y algunas veces firmadas por el Director de OEA-UDSMA, fui el único Co-Chair que dirigió cartas, tuvo reuniones, etc. en diferentes países para tratar de implementar la RIRH. Los demás solo tenían un titulo nobiliario, cuyas funciones eran si acaso realizadas por un funcionario de menor rango jerárquico.” (Ochoa, 2004).

13. LA RED

Y LAS

ESTRATEGIAS

PARA EL MANEJO DEL

AGUA

EN LAS

AMÉRICAS

Desde la misma fundación de la RIRH, en 1994 se ha tratado de establecer un marco de referencia o estrategia para guiar sus acciones. Davis (1994) apuntaba que las decisiones importantes a tomar serían definir la misión y objetivos de la Red, y que tales decisiones caerían en siete categorías: (1) A quien la Red ha de servir; (2) que recursos han de ser utilizados para proveer tales servicios; (3) cual sería el foco de atención de la Red; (4) cuales serían los servicios a prestar, como serían implementados, y cuanto costarían; (5) como se realizaría la captación de fondos de la Red; (6) como sería su estructura administrativa; y (7) cuales serían los parámetros de evaluación del éxito de la Red. A partir de entonces, se han realizado varios intentos, todos ellos dentro de una óptica de tener a la RIRH dentro de un esquema de Secretaría Técnica oficiada por la OEA. Sin embargo, después de varias tentativas, incluso por iniciativa de la propia OEA, como ha sido expresado en las reuniones recientes del Comité Ejecutivo, es tiempo que la RIRH adquiera su propia identidad, que promueva su misión y objetivos con una topología abierta, y no ligada a instituciones en particular, a fin de también promover un mayor compromiso de los actores. En medio de este panorama de diversidad hídrica y cultural, la RIRH ha intentado encontrar por una década los denominadores comunes que motivan a los profesionales e interesados del agua a intercambiar ideas y conocimientos para mejorar la gestión en las cuencas. El hecho que existan intereses particulares y muchas veces aparentemente divergentes sobre el uso del agua no significa que no han de considerarse diferentes formas de manejo del recurso hídrico, por lo menos en ámbito de la cuenca. Por consenso casi universal, hemos determinado en interminables foros que el agua es un recurso vulnerable, finito, dotado de valor económico y social, y frecuentemente objeto de conflictos por su aprovechamiento. Si bien es cierto que la diversidad cultural, climática y ecosistémica determinan por su vez la condición hídrica de tal o cual región en las Américas, también es cierto que modelos y “soluciones” para el manejo del agua son igualmente variados y que han de adaptarse a las realidades y necesidades igualmente particulares. Por tanto, es necesario promover estrategias igualmente adaptadas a tales realidades y necesidades, teniendo principalmente en consideración la adopción de tecnologías y prácticas apropiadas, y la


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participación de los actores locales, pues de ellos depende que pueda llegarse a un consenso de quien se lleva la última gota. Este principio, establecido desde Dublín y muchas de las reuniones subsiguientes (incluyendo los Diálogos Interamericanos) es quizás el objeto de mayor discordia cuando es puesto en práctica. Por ello, el Proyecto para la Preparación y Ejecución de Mecanismos de Difusión de Experiencias y Lecciones Aprendidas en la Gestión Integrada de Recursos Hídricos Transfronterizos en las Américas (DELTAmérica) que financia el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM, o GEF, por sus siglas en inglés), implementa el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y ejecuta OEA, tiene como una de sus principales metas el fortalecimiento de la RIRH, para que esta constituya una plataforma de lanzamiento de iniciativas de cooperación regional que debe reflejar a la Red y garantice su propia sustentabilidad en el proceso de inclusión de los interesados en el manejo del agua en las Américas. Más específicamente, DELTAmérica también pretende promover la relación entre las diversas acciones de gestión integrada de recursos hídricos transfronterizos en Latinoamérica y el Caribe, con base en las actividades desarrolladas con proyectos financiados por el GEF en sus programas operacionales en Aguas Internacionales en la región, a fin de que las experiencias generadas puedan ser analizadas y evaluadas por actores clave de la sociedad y por las instituciones responsables de la gestión de estos recursos en cada país. Sobre esta base de mejores prácticas y lecciones aprendidas, el Proyecto DELTAmérica busca apoyar el desarrollo de políticas en gestión integrada de los recursos hídricos en los países participantes miembros de la OEA. Para ello utilizará la coordinación y capacidad ejecutora de los Puntos Focales Nacionales que actúan en el marco de la RIRH, fortaleciendo la misma como una herramienta de comunicación e información en apoyo a la acción interamericana en materia de recursos hídricos. El Proyecto se estructura con base en los siguientes 4 componentes: i) Diálogos entre Proyectos GEF en Aguas Internacionales (transfronterizas) y otros proyectos, para identificar experiencias, mejores prácticas y lecciones aprendidas; ii) Incorporación de Mejores Prácticas y Lecciones Aprendidas en la Gestión Integrada de Recursos Hídricos de los países de LAC; iii) Fortalecimiento de la RIRH como herramienta de comunicación e información para la gestión integrada de los recursos hídricos; y iv) Evaluación y Seguimiento del Proyecto. La Figura 9 muestra en forma esquemática el proceso de gestación de la RIRH, la evolución del intercambio de conocimientos y experiencias en la gestión del agua en la última década, y el nuevo marco estratégico para que dichas experiencias y lecciones aprendidas contribuyan a la construcción de un marco estratégico para promover acciones locales (en las cuencas) para enfrentar un desafío global (la crisis del manejo del agua). En buena coincidencia, este es el tema central del Cuarto Foro Mundial del Agua, que se realizará en la Ciudad de México en marzo de 2006. En reuniones recientes del Comité Ejecutivo, se ha discutido cual sería la mejor forma de aprovechar la oportunidades en la ejecución del proyecto DELTAmérica, principalmente en lo que refiere a la elaboración de un Plan Estratégico que no solo fortalezca la Red (lo cual de por si es uno de sus objetivos), sino también de proponer acciones que generen la sustentabilidad en los procesos que la RIRH propone (que son en buena medida los mismos que propone el Proyecto). Sin embargo, la RIRH tendrá que hacer un esfuerzo adicional para llegar hasta los stakeholders, no solo con publicaciones y websites, sino energizando su propia dinámica para promover el intercambio de estas experiencias a través de la misma participación, y no simplemente a través de la representación y escalones jerárquicos. Existe una clara dicotomía entre el “representar” y “participar” en lo que refiere al intercambio de experiencias como tal, y la urgencia de los desafíos actuales que enfrentan los sectores en los países ante las Metas de Desarrollo del Milenio.


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Figura 9. Proyecto DELTAMERICA y el Nuevo Marco Estratégico para la RIRH

En el contexto de la RIRH, tal diversidad de la disponibilidad hídrica e idiosincrasias regionales hacen complicado establecer una estrategia única para el manejo del agua que sea adaptable a las necesidades particulares de cada cuenca o país. Habría que empezar por determinar las necesidades de cada región para que tal o cual estrategia fueran útiles, y establecer el nivel de aplicabilidad de la experiencia desarrollada en una cuenca en otra. Tal determinación sería solo válida cuando la información y el conocimiento son tranzados entre quien la genera y la recibe, como fue discutido anteriormente en los capítulos 2 y 3, dedicados a la Dinámica de las Redes. Estos esfuerzos “cuenca-a-cuenca” pudieran ser objeto de estudio y análisis por parte de los stakeholders de la RIRH. Solo tenemos una experiencia incipiente en el ámbito regional entre los Everglades y el Pantanal, pero tal modelo pudiera no ser enteramente aplicable a ecosistemas hídricos disímiles, o por lo menos en lo que refiere a la metodología con que se intercambiarían las experiencias en cuestión. Y como se mencionó anteriormente, será necesario evaluar periódicamente las necesidades, pues de allí también podremos derivar las estrategias más apropiadas (Ver Propuesta 3).


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Según Axel Dourojeanni15, “los responsables de la gestión de los recursos hídricos en América Latina y el Caribe enfrentan una serie de dilemas en lo que refiere a las iniciativas de gestión del agua, principalmente debido a la gran diversidad de enfoques con que se plantean las propuestas legales e institucionales. Ello se refleja en los largos debates que motivan los anteproyectos de leyes de aguas y las constantes propuestas de reformas a las escasas leyes ya aprobadas.” “Por un lado hay un debate teórico tendiente a definir conceptos tales como gestión integral del agua, gobernabilidad y gestión del agua a nivel de cuencas. Por el otro hay también una marcada ampliación de los objetivos de la gestión del agua y de la forma de lograrlos. Estos objetivos buscan convertir en operativos conceptos tales como desarrollo sustentable a través del fomento de la participación, los enfoques interdisciplinarios, la inclusión del género y los indígenas entre otros. Las declaraciones al respecto, están llenas de buenos propósitos.” Sin embargo, cada país y región dentro del país, se enfrenta a situaciones complejas. Se desea pasar de un enfoque sectorial, centralista, poco participativo, con instituciones relativamente débiles en varios aspectos a un enfoque multi-sectorial, integral, participativo, democrático y descentralizado y con sistemas capaces de gobernar sobre espacios delimitados por razones naturales, como son las cuencas hidrográficas. La región tiene una vasta gama de experiencias exitosas [y otras no tan exitosas] conducentes a lograr los objetivos mencionados previamente. Sin embargo, estos éxitos no tienen la continuidad necesaria en el tiempo o no tienen la cobertura necesaria, limitándose las experiencias positivas a casos aislados (Dourojeanni, 2002). Es allí, precisamente, donde la RIRH necesita concentrar sus esfuerzos. En innumerables ocasiones la RIRH se ha propuesto la conveniencia de establecer “Centros de Excelencia” para recopilar las lecciones aprendidas, y encontrar en ellas el valor demostrativo que permita su replicación en diferentes latitudes de la región. Esta idea, varias veces mencionadas por varios miembros de la RIRH (Berry, Donoso, Dourojeanni, Ochoa y el autor), ha quedado en ese estado de “idea” y es hora que la RIRH tome las medidas necesarias para hacerlas realidad, y consolidar la actuación de la Red, mediante acciones concretas. Por ello, sería sumamente beneficioso, tanto para la región como la RIRH abrazar los objetivos que se han planteado a través del proyecto DELTAmérica, y enfocarlos hacia el establecimiento de estos “Centros de Excelencia”. Sin lugar a dudas, tal esfuerzo no puede ni debe ser exclusivo de la RIRH. Por definición esta red de redes debe precisamente combinar los esfuerzos de varias fuentes y facilitadores, como UNESCO-IHE, los centros dedicados al estudio del tema del agua ya existentes en el hemisferio (lo que este autor llama “la danza de las C‟s del agua”: CIDIAT, CIAT, CEPIS, CELAA, CATHALAC, CAZALAC, CES, entre muchos otros), y los puntos focales interesados, así como otras redes dedicadas al fomento de la construcción de capacidades en la gestión integrada de los recursos hídricos, como CapNet y su asociada regional para América Latina y el Caribe, LA-WETNet. Propuesta 11 La estrategia de fortalecimiento de la RIRH debe estar acompañada de un plan financiero que permita el establecimiento de los “Centros de Excelencia en el Manejo del Agua en las Américas”, como eje fundamental para la diseminación de las mejores prácticas de manejo del agua en la región. Dichos Centros no serían necesariamente construidos desde su comienzo, sino más bien integrados entre muchos Centros ya existentes, para que estos puedan estar cerca de los lugares donde se generan y necesitan las mejores prácticas, y a la vez conectados entre sí para intercambiar la información y las estrategias de gestión del conocimiento sobre el asunto del manejo del agua, y prestar asistencia técnica a las partes interesadas. 15

Axel Dourojeanni fue miembro del Primer Consejo Consultivo del Diálogo Interamericano sobre Administración de Aguas, y Director en la época de la División de Recursos Naturales de CEPAL en Santiago de Chile.


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Entre los elementos a considerar en la estrategia de implementación de tales Centros, se pudiera tener como base los siguientes preceptos: 

Entender cuales son las necesidades y prioridades a nivel hemisférico, y diferenciar las características locales para extraer tanto las mejores prácticas como las lecciones aprendidas;

Construir alianzas de colaboración para resolver problemas que son técnicamente complejos e inciertos;

Empoderar a las partes interesadas para aprovechar sinergias en términos de recursos financieros, movilizando nuevos recursos en formas más eficientes y creativas, como por ejemplo una plataforma de bases de datos georeferenciadas y disponibilizada a través de los websites de la RIRH;

Construir consensos básicos alrededor valores básicos que permitan dialogar sobre asuntos a veces divisivos que trascienden tanto las fronteras de los países como las ideológicas, y así aprender de los aciertos, experiencias y tribulaciones;

Buscar formas para que las instituciones establezcan estructuras / procesos puedan ofrecer parte de la toma de decisiones por parte de personas y grupos interesados al manejo del agua, compartiendo la responsabilidad, influencia y el compromiso en la formulación de políticas.

Aumentar el acceso hemisférico a la capacitación, adquisición de conocimientos y estrategias para resolver problemas asociados con el manejo del agua, al vez que apoya el desarrollo de nuevas formas organizacionales, como el trabajo en red, para fomentar una ética de colaboración entre las instituciones y stakeholders dentro de la cuenca y entre los países, las cuencas y los mismos Centros;

Construir lazos culturales con un sentido de respeto por la diversidad idiomática, étnica y la autodeterminación, especialmente en aquellas circunstancias donde existen elementos de aprehensión y coyuntura que impiden el acceso al conocimiento y la información para el manejo del agua de una forma sustentable.

Todos los esfuerzos realizados o por realizar por parte de la RIRH en busca de las avenidas de información para que pueda llegar a quien la necesita, solo serán sustentables en la medida que los procesos bajo los cuales se realiza el intercambio pueda ser facilitado logística y técnicamente, de manera que las experiencias lleguen a quienes las puedan utilizar, pero al mismo tiempo, exista un seguimiento cabal y organizado para mejorar gradualmente su impacto sobre la sociedad, y por ende, del desarrollo sustentable. Por ello, es necesario que las instituciones académicas y de investigación estén integralmente involucradas en la conducción de estos Centros de Excelencia y en el fortalecimiento de la RIRH, y que tal modelo pueda ser replicado en otras regiones del mundo. De igual importancia resulta conocer las bases prácticas y filosóficas que han forzado a las redes de colaboración tomar el lugar de las estructuras piramidales de antaño y con ello lograr mayores retornos y beneficios compartidos como estrategia de mejora en la gestión sustentable de los recursos hídricos. Quizás una de las mayores contribuciones que DELTAmérica pueda aportar a la región es precisamente obtener la herramienta que permita a la RIRH para promover el trabajo en red (networking), que no es lo mismo que simplemente tener una red para trabajar. Otro aspecto que es sumamente importante para la sustentabilidad de la Red es mantener y realizar actividades que atraigan a los nuevos profesionales y a los jóvenes para que se interesen en los asuntos del manejo del agua en la región. Hasta la fecha, la RIRH ha dedicado muy poco esfuerzo a este aspecto, y la supervivencia de la Red a mediano y largo plazo depende de hacer atractiva a la RIRH para alcanzar a la generación de relevo. Lo mismo pudiera decirse sobre los asuntos de género, que fueron recomendados


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desde la Declaración de Dublín en 1992. Una alternativa para llevar adelante esta propuesta sería promover un programa para formar nuevas capacidades, junto a UNESCO-IHE y CapNet, a través de los enlaces con LA-WETNet y los Centros de Excelencia descritos y propuestos anteriormente. En esencia, esta actividad es vital para la continuidad de la Red, pues envuelve la formación del responsable por la gestión del agua en el futuro.

Propuesta 12 La RIRH debe tener un grupo de trabajo permanente para atraer a los jóvenes y nuevos profesionales y talentos en el manejo del agua, con un criterio de balance de género. Para ello, sería conveniente establecer un programa de actividades que permita otorgar becas de estudio y/o pasantías en el tema, y en contrapartida estos jóvenes pudieran ayudar a la Secretaría Técnica y los Nodos en los quehaceres de la RIRH, organización de los Diálogos, reuniones o actividades de los Nodos Geográficos y Temáticos (como WIS y EPI), etc.

Por todo esto, la RIRH debe buscar de aquí en adelante los mecanismos más eficientes para intercambiar de forma abierta la información del agua, y hacerla accesible a quien la necesita en el día a día del manejo del recurso, tanto para promover la ansiada sustentabilidad ambiental que de ella depende, así como construir una actitud más cónsona respecto al uso del recurso por todos los usuarios y la sociedad como un todo.

14. MIRANDO HACIA ADELANTE

EN LA

RIRH

La historia de la RIRH en estos 15 años nos ha dado la oportunidad de discutir muchas ideas, y ahora tenemos las piezas de un gran mosaico sobre la información del manejo del agua en las Américas, que nos obliga a hacer algunas reflexiones para poder articular efectivamente una estrategia de diseminación y exhortación a la participación de la sociedad en un tema tan importante para la sustentabilidad misma de nuestras cuencas, ciudades y países. De una manera u otra, ya hemos realizado eventos de relevancia, e incluso recomendar mandatos de los gobiernos en cumbres hemisféricas, por lo que nadie ya pone en duda de la importancia del tema del agua en la agenda política, aunque no ha venido acompañada de fuentes de financiamiento suficiente para apalear los problemas de saneamiento y educación para el desarrollo sustentable. Al mismo tiempo, nos damos cuenta que tales avances van a un ritmo lento comparado con las crecientes necesidades para satisfacer los usos del agua a los niveles actuales y proyectados hasta el 2025. Sin embargo, lo importante es reconocer que podemos aprender tanto de nuestros aciertos como de nuestros tropiezos en esta década, y caminar hacia el futuro con voluntad y firmeza, pues las bases y los objetivos de esta Red son realmente sólidos, como bien se ha explicado a lo largo de este trabajo. Queda entonces con nosotros la responsabilidad de montar ese mosaico de la cooperación y crear las avenidas para intercambiar las experiencias y conocimientos para la gestión integrada y sustentable del agua en las Américas. Estas experiencias y reflexiones nos llevan finalmente a una docena de propuestas. Algunas de ellas ya han sido señaladas y hasta discutidas en reuniones recientes de la Red, pero siempre es bueno contextualizar como llegamos hasta este punto y reunirlas en un solo lugar. Este documento ha pretendido organizar esa secuencia de ideas que se han discutido a lo largo de una década respecto a lo que es o debe ser la RIRH y darles una plataforma para llevarlas adelante, aprovechar la oportunidad de reunirlas en una forma más o menos sucinta (aunque realmente fue imposible para el autor mantener este manuscrito a un número menor de páginas), y entregarlas al Consultor en Planeación Estratégica contratado por el Proyecto DELTAmérica para la inclusión en la propuesta de Plan Estratégico de la RIRH. De aquí en adelante, sólo cabe a los miembros de la RIRH a analizar estas propuestas, realizarlas si resultaren idóneas y pertinentes en la opinión de la mayoría, y


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continuar el arduo camino de la busca de los entendimientos entre los interesados en el manejo sustentable del agua para apuntar hacia la ansiada sustentabilidad. En vista del panorama expuesto a lo largo de este documento, la RIRH ha sido realmente una experiencia muy productiva con respecto a la discusión de temas que tienen la mayor relevancia para el tema de la gestión del agua en las Américas. Lo que ha faltado es una sistematización de esas ideas para presentar propuestas plausibles ante la sociedad, y para que las personas y los países hagan su parte para garantizar el acceso al recurso vital para todas las esferas de la vida cotidiana. En ese sentido, han surgido algunas ideas últimamente que pretenden fortalecer directa o indirectamente la gestión del agua basada en los principios de la participación y la equidad a la hora de repartirlo, y de lograr mayores compromisos de los usuarios en el respeto mutuo de los derechos compartidos entre ellos y entre los países que forman parte de sistemas hídricos transfroterizos. También es útil recordar que estamos aquí primordialmente para aprender uno de los otros, sobre un tema tan apasionante como el manejo del agua, actividad que indudablemente toca todos los aspectos de la vida como la conocemos. Finalmente, nunca es suficiente hacer énfasis en reiterar que uno de los grandes atractivos que la RIRH tiene es precisamente su carácter abierto, la flexibilidad de Diálogo (no en vano así hemos decidido llamar las reuniones de esta iniciativa desde sus inicios en Florida en 1993), y el potencial de capacidad de respuesta para disminuir la brecha de los conocimientos sobre el manejo integrado de los recursos hídricos entre sus miembros. Estas propuestas convergen alrededor de estos principios. En resumen, tales propuestas pudieran ser agrupadas de la siguiente manera: Sumario de las Propuestas 1.

Determinar la composición del Comité Ejecutivo y otros grupos de trabajo en función del nivel de participación en la RIRH, con períodos de servicio limitados, y no adheridos a instituciones en particular, mientras se procura un balance en la composición de países, instituciones académicas, privadas, no-gubernamentales, gubernamentales y de actuación supra-nacional, nacional y local. Al mismo tiempo, renovar los cuadros de participación en la red, procurando la participación de personas interesadas jóvenes, ya que los objetivos a alcanzar transcienden el ciclo generacional, y la continuidad de sus quehaceres de la RIRH son igualmente importantes.

2.

Incluir formularios para estimular la participación directa de los profesionales del agua de las Américas en los materiales de promoción y websites de la RIRH, sin importar su origen o afiliación. Además de promover la participación de personas, es igualmente importante el promover la contribución de ideas para el manejo sustentable del agua como forma de contribución o membresía.

3.

Realizar en forma periódica la Encuesta Interamericana de los Profesionales de los Recursos Hídricos para evaluar cuanto y donde hemos avanzado, y como podemos alinear los procesos para servir mejor a los profesionales y las partes interesadas del agua de la región.

4.

Implementar entre los Nodos Temáticos de la RIRH una rutina de presentación informes periódicos (al menos anualmente) al Comité Ejecutivo, y este a su vez ha de publicar o hacer referencia a tales informes en los websites y materiales de la RIRH.

5.

Constituir dentro de la RIRH un grupo de trabajo permanente que redacte año tras año un informe de progreso de las Iniciativas del Plan de Santa Cruz de la Sierra, haciendo énfasis en describir las políticas establecidas por los Estados Miembros, y como la sociedad ha participado en su implementación, y redistribuirlo en publicaciones y los websites de la RIRH.

6.

Establecer una estructura de funcionamiento de la RIRH que sea lo más simple y flexible posible. El Comité Ejecutivo debe ser asistido por un Consejo Asesor más amplio, igualmente representativo de la comunidad de las partes interesadas de los recursos hídricos en las Américas, y cuyos miembros podrán ser incluidos nominalmente o por servicios prestados anteriormente en el Comité Ejecutivo, por los Puntos Focales, así como por su condición de fundadores y colaboradores especiales de la RIRH. También podrán crearse Grupos de Trabajo que asistirán al Comité Ejecutivo en la realización de estudios y actividades específicas, como la organización de eventos, realización de proyectos o estudios específicos inherentes a la misma RIRH.

7.

Utilizar nuevas tecnologías de telecomunicaciones, como teleconferencia por Internet (“voice over Internet” o VoIP) para conectar a los actores de la RIRH y permitir un diálogo más fluido, responsivo y eficiente en el avance de las actividades que se propone la Red. Asimismo, la RIRH debe trabajar continuamente en el


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ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA RED INTERAMERICANA DE RECURSOS HÍDRICOS A 15 AÑOS DE SU CREACIÓN desarrollo de protocolos que mejoren la utilización de las herramientas de informática y telecomunicaciones para producir informaciones y conocimientos sobre el manejo del agua valederos y adaptados a las realidades locales de cada cuenca. 8.

Establecer un temario básico de discusión en los Diálogos Interamericanos de los temas inherentes, para poder evaluar el progreso y recomendar correcciones en el rumbo o metodología basado en un análisis serio, conciso y respaldado por el progreso de las discusiones en los Diálogos que se realizan cada tres años. Tal temario debe ser decidido tan pronto sea posible, y de preferencia, comenzar a utilizarlo en el próximo Diálogo en Jamaica.

9.

Elaborar un documento proforma de compromiso para los Puntos Focales, Nodos Temáticos y Geográficos, Miembros en general en lo que refiere a los compromisos de colaboración económica y temática para enriquecer el acervo de conocimientos de la RIRH.

10. Establecer un procedimiento para que el apoyo financiero para las actividades de la RIRH sea aprobado por su Comité Ejecutivo, tomando en consideración el esfuerzo de preparación de propuestas, promulgación de ideas, contribuciones en especias o financieras de las contrapartes, y el mérito técnico e innovador de las ideas o proyectos en consideración. 11. Incluir en la estrategia de fortalecimiento de la RIRH un plan financiero que permita el establecimiento de los “Centros de Excelencia en el Manejo del Agua en las Américas”, como eje fundamental para la diseminación de las mejores prácticas de manejo del agua en la región. Dichos Centros no serían necesariamente construidos desde su comienzo, sino más bien integrados entre muchos Centros ya existentes, para que estos puedan estar cerca de los lugares donde se generan y necesitan las mejores prácticas, y a la vez conectados entre sí para intercambiar la información y las estrategias de gestión del conocimiento sobre el asunto del manejo del agua, y prestar asistencia técnica a las partes interesadas. 12. Establecer un grupo de trabajo permanente en la RIRH para atraer a los jóvenes y nuevos profesionales y talentos en el manejo del agua, con un criterio de balance de género. Para ello, sería conveniente establecer un programa de actividades que permita otorgar becas de estudio y/o pasantías en el tema, y en contrapartida estos jóvenes pudieran ayudar a la Secretaría Técnica y los Nodos en los quehaceres de la RIRH, organización de los Diálogos, reuniones o actividades de los Nodos Geográficos y Temáticos (como WIS y EPI), etc.

Por tanto, reflexionar sobre estas propuestas y otras que surjan de la discusión para la elaboración o actualización de las estrategias y la forma más apropiada de ponerlas en marcha debe ser la principal preocupación de la RIRH en los próximos meses. Poco incumbe a nuestros clientes, si aceptamos tal definición, la realización de nuevos diagnósticos sobre la situación del agua en la región y en el mundo, ya que esta labor está siendo realizada en buena parte por Naciones Unidas, OEA y otras entidades de los países del hemisferio, con un número importante de especialistas bien dotados de conocimientos y recursos. Por tanto, tocará a la RIRH en los años venideros convertir tales estrategias y conocimientos en prácticas del día a día, para que la sociedad como un todo pueda resolver en forma equitativa y justa sus desafíos del manejo del agua. Ahora la necesidad imperiosa es montar el mosaico con nuevas herramientas y procesos, como aquellos que se están desarrollando a través del GEF DELTAmérica, por lo que también significará que, como miembros de la RIRH, tendremos que adoptar una actitud aún más proactiva para utilizar esas herramientas efectivamente, y promover con el ejemplo propio lo que significa la colaboración y el intercambio de ideas para fomentar sinergias y mejores prácticas para la gestión sustentable del agua. Es por eso que el Proyecto GEF DELTAmérica llega a muy buena hora. Depende de nosotros creer que DELTAmérica está inaugurando una nueva etapa en la evolución de la RIRH – Una etapa de aprendizaje a trabajar en red, efectivamente, para resolver problemas, cooperar, conseguir proyectos en conjunto para avanzar la misión de la Red y por ende satisfacer las necesidades particulares e individuales de sus stakeholders, y promover formas de reducir los pasivos ambientales y sociales que se han construido a partir del manejo deficiente del agua en la región. En resumidas cuentas, necesitamos aprovechar integralmente las herramientas de información para participar más activamente de nuestras propias listas de discusión, perder el miedo escénico de escribir para expresar nuestras preocupaciones e ideas, promover sinergias con otros actores interesados en el


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tema, y formar la generación de relevo que continuará esta saga, si es que de verdad creemos que lo que estamos haciendo aquí es importante para nuestros vecinos, en fin, para nuestras cuencas, nuestros países, nuestra región, y nuestro mundo. Otras preguntas entran en nuestra lista de inquietudes. Antes, no teníamos informaciones y precisábamos saber las necesidades de los profesionales e identificar quienes eran nuestros “clientes”. Después tuvimos que aprender a lidiar con un mar de informaciones, gracias al incremento de capacidad de proceso de las nuevas tecnologías de la informática, a la velocidad de nanosegundos, en circuitos miniaturizados y portátiles al campo y masificados en la computación personal. Ahora precisamos decidir que hacer con tanta información con las poderosas herramientas computacionales a disposición, buscar la forma de contextualizarla y convertirla en conocimientos y experiencias replicables (o igualmente importante, evitables), para ser útiles en esta lucha que Naciones Unidas nos invita a adoptar, en el contexto de la metas de desarrollo del milenio en nuestras cuencas. Mientras, la RIRH continúa su evolución, y el mundo no se detiene para esperarla. La tarea tampoco es fácil y muchas veces no es siquiera placentera. Tenemos que lidiar con nuestras propias dificultades, con el miedo a adoptar nuevas formas de colaborar entre nosotros, si es que pretendemos hacer la diferencia. Existe una clara dicotomía entre el “representar” y “participar” en lo que refiere al intercambio de experiencias como tal, y la urgencia de los presentes desafíos demanda formas responsables de actuación de todos. Si una cosa hemos de aprender de la era de la información y el conocimiento, es que la inventiva humana es realmente un don maravilloso, y que debemos utilizar ese don para construir una sociedad más justa y benévola consigo misma, comenzando por el agua, la salud y la educación. El manejo del agua está adquiriendo una dimensión adicional, no precisamente influenciada por la sociedad del conocimiento y la Agenda 21, sino más bien por las crecientes desigualdades sociales y el descenso de la calidad de vida de muchas personas en el planeta. Tenemos un nuevo escenario – las metas de desarrollo del milenio. No se trata simplemente del manejo de los recursos hídricos por el manejo del agua, o caer en simples clichés de conceptos reciclados y roídos, aunque realmente si necesitamos de forma urgente mejores formas de utilizar las herramientas disponibles para poder preparar a la sociedad ante los eventos extremos, para evitar la escasez, o para empoderarla ante los desafíos de tener el agua necesaria para los diferentes usos y en el momento que se necesitan. A estas grandes prioridades se suman otros aún más amplios como la erradicación de la pobreza, la lucha por la vida, ya que todos los días tenemos niños que mueren por enfermedades vehiculadas por el agua de calidad inadecuada, y que tiene efectos perversos tales como el crecimiento de la brecha de las oportunidades de desarrollo y acceso al conocimiento en forma equitativa. No es tampoco fácil lidiar con los asuntos hídricos transfronterizos o internacionales, pues existen muchas reglas e implicaciones en cada proyecto y país, y las discusiones realizadas en los Diálogos, los mandatos contenidos en el Plan de Acción de Santa Cruz de la Sierra, y ahora DELTAmérica nos pueden ayudar a construir un catálogo de lecciones para poder asistir a los stakeholders en cada caso particular, respetando las diferencias y aprovechando sinergias. En nuestras actitudes está el ímpetu para ser agentes de cambio, y convertir a la información en herramienta de empoderamiento, para que juntos y solidariamente promovamos la gestión integrada y sustentable del agua en las Américas. Ese es el verdadero poder de la información, y tenemos que usar ese poder para el beneficio de todos. Si la información es poder, lo justo y lógico es que ese poder resida en todos y se convierta en conocimiento para trazar los caminos hacia la resolución de los desafíos del manejo de agua, y muchos otros que afectan el bienestar del ser humano y su entorno. Pero el mayor desafío está con nosotros mismos como personas, como miembros y actores de la RIRH, que debemos responder a la ética impuesta por la misión que hemos adoptado. Por tanto, no se trata de poner la carga sobre cualquiera de las instituciones o personas que han llevado esta Red hacia adelante, sea la Secretaría Técnica o el Comité Ejecutivo, o el Consorcio de Webs del Agua. Somos todos. Los


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espacios a llenar en la agenda del agua, tan vigentes para esta Red como hace 10 años, más que una competencia entre los actores ha de convertirse en una responsabilidad compartida. La red es una relación moral de confianza. Utilicémosla para promover valores comunes y capacidades en conjunto para dar bienestar y felicidad a nuestra gente y nuestros hijos. De eso se trata el manejo sustentable del agua. De aquí en adelante, la RIRH debe buscar mecanismos eficientes para intercambiar de forma abierta la información del agua, y hacerla accesible a quien la necesita en el día a día del manejo del recurso, tanto para promover la ansiada sustentabilidad ambiental que de ella depende, así como construir una actitud más cónsona respecto al uso del recurso por todos los usuarios y la sociedad como un todo. Entonces, la RIRH podrá constituirse en el foro donde los interesados comiencen a discutir la mejor forma de reaprovechar tales ideas de acuerdo a sus necesidades muy particulares y propias de sus realidades locales (en el contexto de la cuenca), y tomando en consideración el aprovechamiento sustentable y óptimo de los recursos endógenos de sus cuencas, países, regiones, y finalmente, el hemisferio.

Quizás, al pasar una década, hemos entonces de reconsiderar de quién y para quién es esta Red, y pudiéramos bien adaptar el siguiente lema: Una red del agua para todos. A water network for all. Uma rede de água para todos. Un réseau d'eau pour tout. Por ello, al paso de esa década y media, este trabajo ha querido por una parte, restablecer contacto con algunas de las premisas e ideas iniciales que llevaron a la incorporación de la RIRH, hacerlas conocidas por muchos de los interesados que se han incorporado recientemente, y por otra, para dar crédito a algunos de los actores que han trabajado incesantemente por lograr su consolidación. Así, la RIRH podría contribuir a cimentar el tema del agua en la agenda política regional y global, y al mismo tiempo constituirse en un proceso fundamental para la evaluación de las acciones que se ejecutan en pro de las metas de desarrollo del milenio en el hemisferio. En conjunto, estas serían las mayores contribuciones que la Red Interamericana de Recursos Hídricos pueda ofrecer a la profesión, a la sociedad, a nuestros países, a nuestro entorno, y a las generaciones futuras. A lo largo de este documento se han discutido las bases filosóficas que originaron la RIRH, los conceptos básicos sobre el trabajo en red, y la necesidad de reconocer y adoptar esta dinámica de trabajo, para poder llamar por su nombre a este esfuerzo magnífico, incansable y ejemplar de varios actores envueltos en la RIRH desde hace algún tiempo. Esta red es de todos y no es de institución alguna en particular. Y es por ello, que cada quién, sin importar la institución o sector del que venga, debe asumir su responsabilidad por el fortalecimiento de la red, pues esta es una red de gente que se preocupa por el agua.


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Agradecimientos La Red Interamericana de Recursos Hídricos no hubiera sido posible sin contar con la visión de personas realmente comprometidas con el manejo del agua, que en un principio se vieron en la necesidad de invertir noches, días, tiempo que hubiera ido a nuestras familias, amigos u otros intereses, pero que al fin y al cabo, fue invertido en dar los primeros pasos en esta empresa que hoy comienza a tener un impacto sobre los principios que nos unieron desde el primer día: formar alianzas para intercambiar ideas y conocimientos sobre el manejo del agua entre los Everglades, el Pantanal, los Llanos de Venezuela, y otros bellísimos parajes dominados por la presencia o ausencia del agua en las Américas. El primer y principal agradecimiento va dirigido a Til Creel. Sin duda, su liderazgo y empeño en convencer a sus colegas de los Distritos de Gestión del Agua de la Florida sobre la necesidad de dialogar sobre el desarrollo sustentable se extendió rápidamente hasta Washington, Santiago, Panamá, Caracas y Corumbá, donde encontró que otros pares también necesitaban saber que era lo que se estaba haciendo respecto al agua en otras latitudes, reconociendo que teníamos mucho más en común, a pesar del idioma y las idiosincrasias regionales. Por ello, por lo menos a lo que a mí respecta, Til es el Fundador de la RIRH. Seguidamente, quisiera agradecer a mis compañeros del equipo original del Diálogo en el South Florida Water Management District: Cathy Vogel, Steve Light, Jorge Marban, Vinio Floris, Lisa Dority, y Dulce Herrera, quienes entre muchos otros se desbocaron a realizar el Primer Diálogo en Miami en octubre de 1993. Sin ese ímpetu inicial la RIRH no hubiera comenzado. También deseo agradecer la colaboración de los colegas y amigos que han venido participando en la RIRH a lo largo de una década y media, e incluso algunos de ellos tuvieron la amabilidad de comentar y referenciar esta humilde bitácora que intenta hacer una retrospectiva sobre la RIRH y los Diálogos, y que tiene como único propósito ayudar a trazar caminos para los próximos años en la tarea que la Red se dispone a realizar. Me refiero muy especialmente a Gilberto Canali, David Moody, José Ochoa-Iturbe, Jorge Rucks y Evan Vlachos, quienes gentilmente contribuyeron de alguna forma con este manuscrito. Aparte de los que ya mencioné, otras personas han sido también importantes colaboradores en la RIRH desde sus comienzos. Probablemente me haya olvidado de algunos, pues unos van y otros vienen... Pero me arriesgo a omitir, pidiendo de antemano disculpas. Entre las personas que me acuerdo están Nick Aumen, Gertjan Beekman, Enrique Bello, Len Berry, Joe Browder, Max Campos, Gilberto Canali, Marlou Church Gregory, Ella Cisneros, Newton Cordeiro, Bill Cosgrove, Nelson da Franca, Terry Dodge, María C. Donoso, Axel Dourojeanni, Al Duda, Basil Fernandez, Carlos Fernández-Jauregui, Adalberto Gabaldón, Pablo González, Bernhard Griesinger, Thorant Hardware, Rhonda Harris, Bob Herbst, César Herrera Toledo, Susan Kessel, Armando Llop, Haroldo Mattos de Lemos, Jim McIntyre, Richard Meganck, Mantha Mehallis, Manuel Paulet, Victor Pochat, Kirk Rodgers, Paulo Romano, Jorge Rucks, y muy recientemente, a João Bosco Senra y Cletus Springer. Ellos han puesto más allá de su empeño profesional en mejorar y divulgar y mejorar esta Red, como lo han hecho muchos otros colegas y amigos en sus respectivas cuencas, países e instituciones. Finalmente, esta pequeña contribución fue realizada en mi casa, olvidándome a veces que habían fines de semanas, noches y feriados, con la invaluable ayuda y tolerancia de mi compañera de vida, Maria do Carmo Zinato, quien como cualquier ser humano, está hecha de 70% de agua, pero además de eso me consta que es realmente 100% responsable por ella.


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