arquitectura
EL PROYECTO fue financiado por el Ministerio de Turismo de Ecuador en un anhelo por potenciar la zona y ayudar a la comunidad shalalá.
Al filo
del volcán El mirador en el cráter del volcán Quilotoa, en Ecuador, acaba de obtener el segundo lugar en el concurso “Obra del Año”, que organiza ArchDaily, el sitio web de arquitectura más leído del mundo. Más de 10 mil lectores votaron por los mejores trabajos realizados en países de habla hispana.
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a gradería permite sentarse a contemplar la inmensidad del paisaje; la plataforma abalconada ofrece el vértigo de sentirse casi encima del cráter y su laguna. El mirador del Quilotoa Shalalá, a 170 km al sur de Quito, se ha transformado en un punto de interés turístico a casi 4 mil metros sobre el nivel del mar, y si bien existía un punto de observación anteriormente, es este estratégico emplazamiento el
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El diámetro del cráter es de casi 3 km, y debido a los minerales presentes en el lugar, se forma una laguna color turquesa.
que ha sacado todos los aplausos y ha generado un real beneficio a la comunidad indígena de la sierra ecuatoriana, los shalalá, que tienen lazos tradicionales con el volcán y que han comenzado a desarrollar pequeños emprendimientos relacionados con el mirador. La obra fue desarrollada por los
arquitectos Jorge Javier Andrade, Javier Mera L. y Daniel Moreno F. por encargo del Ministerio de Turismo de Ecuador, y acaba de obtener el segundo lugar en el concurso “Obra del Año”, que desde hace siete organiza ArchDaily en su versión en español. Los lectores debieron evaluar un universo de
casi mil proyectos que durante 2014 fueron publicados en la red de sitios de ArchDaily en países de habla hispana. De los 15 trabajos que se escogieron como finalistas, el primer lugar por la cantidad de votos obtenidos fue para la Facultad de Economía y sigue...
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El sendero que lleva al mirador se hizo con bordes de piedra y relleno de grava, sin alterar las cualidades naturales del sitio. La zona de graderías se ubica bajo la plataforma superior de observación. El proyecto tiene 616 m2.
Fue un dirigente indígena quien convenció al Ministro de Turismo, de visita en el volcán, de financiar el mirador.
Empresa de la Universidad Diego Portales, realizado por Rafael Hevia, Rodrigo Duque Motta y Gabriela Manzi. Mientras que el tercero recayó en la rehabilitación residencial Havre 69 de las oficinas at103 + Reurbano. De visita en Santiago, el trío de ecuatorianos que obtuvo el segundo puesto –que ya no trabaja como oficina, sino de manera independiente– contó acerca del célebre proyecto que además les valió el primer premio en la Bienal de Quito 2014. –La primera imagen de la laguna que se forma en el cráter del volcán, es justamente desde el mirador. Antes es como un secreto. Llegas más abajo y luego tienes que caminar por un sendero que te permite ir desconectándote de lo urbano hasta llegar a este lugar que te sorprende –cuenta Javier Mera. El proyecto se desarrolla a través de dos instancias: una gradería de descanso o contemplación que conecta al turista como en telescopio hacia la laguna y que aprovecha el desnivel del terreno, y un paseo vertiginoso, en voladizo más allá del cráter, con baranda acristalada. Los
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profesionales comentan que estos gestos arquitectónicos simples, pero claros, dan la oportunidad al visitante de encontrarse en situaciones diferentes a las que podría experimentar en el resto del volcán. La sobriedad y magnificencia del paisaje exigió también que su respuesta arquitectónica fuera
también austera, de ahí a que optaran por una materialidad uniforme. Como se trata de un lugar en el páramo andino con vegetación en base a arbustos y pequeños árboles endémicos, la madera de teca utilizada en el proyecto se trajo desde la costa y se escogió debido a su excelente comportamiento en el exterior.
De hecho, Jorge Javier Andrade explica que la intervención en el paisaje fue mínima: “En 100 o 200 años más el mirador se puede desmontar y la montaña permanecerá igual”.
Texto, Soledad Salgado S. Fotografías, gentileza Lorena Darquea.