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VIDA PARROQUIAL 1.- Grupo Parroquial “Palabra-Vida”. Los miembros de este grupo tenemos la ilusión de abrirnos a más personas deseosas de madurar en su fe cristiana y con ganas de compartir inquietudes y vida. Los interesados pueden recibir la información que deseen en una reunión que tendremos a las 17,15 en un aula del colegio. 2.- El próximo día 12, fiesta de la Virgen del Pilar, no es día de precepto. Las misas serán las de los días ordinarios. 3.- Comenzamos ya las catequesis de preparación para la Confirmación y de Postconfirmación.

ANÉCDOTAS DE LA M. TERESA DE CALCUTA Un pordiosero vino a mí y me dijo: - Madre Teresa todo el mundo te da algo y yo también quiero dártelo, pero hoy en todo el día sólo recogí esto (eran alrededor de diez peniques). Quiero dártelo también. Entonces me dije a mi misma: Si lo tomo puede que se tenga que ir a la cama sin comer, pero si no lo hago, le haré daño. Lo cogí, y jamás he visto a nadie con tanta alegría como la que vi en la cara de aquel hombre, que también podía darle algo a alguien. Ése es el placer del amor.

En cierta ocasión, una mujer me habló de una familia hindú con ocho hijos que no habían comido en varios días. Reuní inmediatamente todo el arroz que pude y lo llevé a la casa. Aquellos niños estaban al borde de la muerte por inacción y me recibieron con voces de alegría. Su madre cogió el arroz, hizo dos mitades, repartió una a sus hijos y luego se marchó con la otra. Cuando volvió, le pregunté: “¿Dónde has estado”. Y ella respondió: “Hay una familia musulmana en la puerta de al lado, tienen también ocho hijos y tampoco han comido en varios días, como nosotros”.

PARROQUIA CORAZÓN DE MARÍA GIJÓN www.pacomargijon.org

Avda. Pablo Iglesias, 82

985 37 09 44

EL RINCÓN DEL PÁRROCO

Domingo XXVIII Tiempo Ordinario

Ciclo C

9-10-2016

“¡ GRACIAS !” es una palabra que deberíamos decir con autenticidad todos los días. Especialmente el domingo es un día que nos invita a dar gracias, pues es el día de descanso, el día que celebramos la “eujaristós” (eucaristía, que significa “acción de gracias”), el “dominica die” (día del Señor). Ser agradecidos va más allá de ser educados, es una actitud vital en la que reconocemos los muchos regalos que recibimos de nuestro creador. Este domingo nos invita de modo particular a darnos cuenta de lo que Dios hace por nosotros. Hay que reconocer lo que nos ha sido dado para valorarlo y ofrecerlo al servicio de otros. Es la actitud del leproso sanado del evangelio de hoy, que vuelve para dar gracias al Señor por la curación de la lepra. Los otros nueve, ¿dónde están? Por eso hoy y todos los días, no te levantes de la cama sin dar gracias por el regalo de este día, porque no te falta nada de lo fundamental para vivir; agradece el tesoro de las personas que viven a tu lado a pesar de sus defectos, el lugar en donde vives y todas las posibilidades que te ofrece… Da gracias a Dios por los talentos, los dones con los que te ha bendecido y sigue ofreciéndolos a los demás, no dejes de ponerlos a trabajar. Es verdad que todos tendríamos una hoja de reclamaciones que poner, nuestras quejas y lamentos, pero que ellas no nos eclipsen, no nos impidan ver todo lo que hemos recibido gratuitamente, no nuestros méritos, sino porque Dios nos ama. No seamos desagradecidos, demos gracias a Dios y que esta actitud para con nuestros prójimos haga un mundo más cálido. Como nos dice el Papa Francisco, “perdón”, “por favor” y “gracias” son tres palabras que deberíamos pronunciar todos los días. ¿Por qué y por quién das gracias a Dios hoy? P. Juan Lozano, cmf.


LA LUZ DE TU PALABRA

COMENTARIO A LAS LECTURAS

1ª lectura: Reyes 5,14-17

Curiosamente, los dos hombres que se encuentran con Dios en las páginas de las lecturas de hoy son «extranjeros»: un sirio y un samaritano. Ninguno de los dos pertenecía al pueblo elegido, ninguno estaba, al parecer, en las mejores condiciones para tener el encuentro con Dios. Sin embargo, ambos hombres, el sirio y el samaritano, supieron ver más allá de la «primera lectura» (como se diría ahora) de su propio acontecimiento para llegar a una segunda lectura donde se encontraron nada más y nada menos con el hecho, más sorprendente todavía que el de su curación, de que habían descubierto a Dios. Encontrarse con Dios es el gran reto del hombre sobre la tierra. Se quiera o no reconocerlo, así es. El encuentro con Dios es, sobre todo, el gran reto para un cristiano que, por el hecho de serlo, no quiere decir que lo haya ya encontrado, ni mucho menos. Podemos vivir toda una vida llamándonos cristianos y no haber descubierto de verdad a Dios, ni siquiera haberlo barruntado.

En aquellos días, Naamán el sirio bajó y se bañó siete veces en el Jordán, como se lo había mandado Eliseo, el hombre de Dios, y su carne quedó limpia de la lepra, como la de un niño. Volvió con su comitiva al hombre de Dios y se le presentó diciendo: -Ahora reconozco que no hay dios en toda la tierra más que el de Israel. Y tú acepta un presente de tu servidor. Contestó Eliseo:-Juro por Dios, a quien sirvo, que no aceptaré nada.Y aunque le insistía, lo rehusó. Naamán dijo:-Entonces, que entreguen a tu servidor una carga de tierra, que pueda llevar un par de mulas; porque en adelante tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios de comunión a otro dios que no sea el Señor.

2ª lectura: 2 Timoteo 2,8-13

Querido hermano: Haz memoria de Jesucristo el Señor, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Este ha sido mi Evangelio, por el que sufro hasta llevar cadenas, como un malhechor. Pero la palabra de Dios no está encadenada. Por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen su salvación, lograda por Cristo Jesús, con la gloria eterna: Es doctrina segura: Si morimos con él, viviremos con él. Si perseveramos, reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo.

Evangelio de San Lucas 17,5-10

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:-Jesús, maestro, ten compasión de nosotros. Al verlos, les dijo: -Id a presentaros a los sacerdotes. Y mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos, y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Este era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo:-¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria Dios? Y le dijo: -Levántate, vete: tu fe te ha salvado.

Retornar agradecido hasta Jesús La vuelta del leproso agradecido no podemos verla como simple desplazamiento geográfico. Es una vuelta mucho más profunda, mucho más radical, mucho más personal. Volver a Jesús y darle las gracias no es simple gesto de cortesía o de buena educación. Volver agradecido a Jesús es reconocer que la propia vida, en su totalidad, ha dado un giro porque en ella se ha producido un encuentro con Jesús y ese encuentro siempre transforma radicalmente a la persona. Un encuentro con Jesús deja huella o no es tal encuentro. Volver agradecido a Jesús supone, por otra parte, optar por Él y por su causa. Quien ha reconocido a Jesús como el Señor de su vida, como el Salvador de la misma, ya no puede construirla sin contar con Él, sin dejarle a Él el timón de nuestras decisiones con más calado. Lo demás, es una sugestión o, peor aún, una adulteración de nuestra fe cristiana.


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