4 minute read

Nota Principal

Next Article
Galería de Fotos

Galería de Fotos

ARTE

AI WEI WEI

Advertisement

El más irreverente y polémico artista chino expondrá por primera vez en Argentina. Y dice: En China, la elección de ser artista es política.

• Gabriela Larrañaga

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LAS ARTES

El artista chino Ai Weiwei nació en

Beijing, en 1957. Su padre, Ai Qing, fue uno de los poetas más destacados del siglo XX. Acusado de intelectual derechista durante la Revolución Cultural, fue desterrado primero al nordeste del país y luego a Xinjiang, en el extremo oeste. Ai Weiwei heredó de su padre el deseo de batallar toda su vida por la justicia.

Estudió en la Academia de Cine y fundó el grupo de arte vanguardista Star, comprometido también políticamente, con el que nunca dejó de colaborar. Completó sus estudios en la ciudad de Nueva York en 1981, en donde se contactó con el arte conceptual, el minimalismo y el arte pop y se dejó infl uir por artistas como Marcel Duchamp o Andy Warhol. Desde entonces orientó su obra hacia un arte que no estuviera sustentado únicamente en las habilidades visuales o técnicas y, sin desprenderse de la tradición china, lo utilizó como herramienta de crítica social. Un ejemplo de esto es la pieza Vasija de la dinastía Han con el logotipo de Coca-Cola, de 1995, un objeto milenario intervenido con el logo de un producto occidental masivo.

En 1993 volvió a Beijing porque su padre estaba enfermo. Allí creó un barrio de artistas emergentes y publicó un libro clandestino sobre esta nueva generación de creadores.

Reconocido en el mundo por su talento e infatigable lucha política, férreo defensor de un arte que no sea para pocos, estuvo preso 81 días en 2011 y, por cinco años, no pudo salir de su país. Hoy, sin dejar la crítica ni las denuncias de lado, puede vivir en su país, lo que hace de hecho durante varios meses por año, sin ser considerado un disidente.

Ai Weiwei es fundamentalmente un artista conceptual, con innumerables intervenciones en los medios sociales, muchas impactantes, obras de arte apropiacionistas basadas en objetos y heredero de la tradición vanguardista en la utilización del Ready-made.

Ha trastocado el uso de los objetos y su signifi cado con la idea de desmontar el orden establecido. Rebelde e irónico, se ha ganado la fama de ser un artista revulsivo. Ha realizado denuncias contra el gobierno chino desde su blog, como cuando convirtió su encierro en un especie de reality

show al montar en su casa de Beijing, ya vigilada por 20 cámaras, otras 4 para transmitir en vivo todo el día, aprovechando lo que podríamos llamar la lógica del Estado. O también, subiendo a la red YouTube el irónico video que realizó a partir del masivo hit Gangnam Style.

Estas operaciones de arte contemporáneo son utilizadas inteligentemente por el artista como modo de poner de manifi esto su denuncia política y, a su vez, como forma de interpelar la función del arte.

Su irrefrenable capacidad de trabajo, gestión de proyectos y realizaciones produjeron una valiosa y profusa cantidad de obras, todas de precisa realización y alto impacto. Inevitablemente provocan en el espectador un efecto para nada contemplativo, más bien de conmoción. La obra de Ai propone activamente un vínculo refl exivo orientado a desplegar una maquinaria de asociaciones y materializa una metonimia entre los componentes simbólicos de la tradición china y las marcas culturales del arte occidental.

En ese sentido es que, de entre tantas producciones, me interesa poner de relieve la serie de tres fotos en blanco y negro realizadas en 1995. Allí registró en sendos

La exhibición

Ai Weiwei vino en julio último a la Argentina para conocer el lugar donde expondrá su obra este noviembre. Y llegó acompañado de su hijo Ai Lao, con quien nunca había podido salir al exterior por los problemas que tuvo con el gobierno chino. En su visita, además de conocer la Fundación Proa, donde será la muestra, quiso ver el Parque de la Memoria, el Hotel de los Inmigrantes y el Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, MUNTREF. El curador Marcello Dantas adelantó que la muestra que traerá Ai Weiwei incluirá piezas emblemáticas como Sunflower seeds, Forever y Straight, además de algo específico para Buenos Aires que, insinuó, estará relacionado con La Boca, el barrio donde tiene su sede la Fundación anfitriona.

pasos una acción simple de alto riesgo, al dejar caer y fi nalmente romper un jarrón de la dinastía Han (206 a. C. — 220 d. C.)

Este acto artístico permite establecer un vínculo con la noción de “profanación”, concepto que desarrolla Giorgio Agamben cuando alude a la restitución a los hombres de lo sagrado y, por tanto, originalmente separado de ellos. Es una concepción distinta de la noción de uso y con la que “el juego” está estrechamente vinculado, entendiendo el profanar como un acto contra lo dado. La profanación implica una suerte de neutralización de aquello que se profana. “La profanación desactiva los dispositivos del poder y restituye al uso común los espacios que el poder había confi scado”(1).

Antes de venir a Argentina, Ai presentó en el Trade Fair Palace de Praga la instalación La ley de viaje, una obra monumental sobre el drama de los refugiados. Se trata de una gigantesca patera de 70 metros y 258 fi guras infl ables. En esta instalación, el artista hace un llamado a despertar al mundo occidental; declara y señala su preocupación moral sobre la condición humana actual para volver a repensar el sentido de los derechos humanos y de cómo una sociedad puede sobrevivir ignorando el tremendo drama de los refugiados, una tragedia que se repite una y otra vez.

Su primer retrospectiva en América Latina se inaugurará este 18 de noviembre en la Fundación Proa de La Boca donde presentará algunas de las instalaciones más reconocidas como Semillas de Girasol,100 millones de réplicas de semillas de girasol manufacturadas en porcelana por artesanos chinos pintadas a mano. Ai Weiwei afi rma: en China la elección de ser artista es política. La experiencia de caminar sobre esta alfombra de semillas abre interrogantes acerca de la individualidad, el capitalismo disfuncional y la despersonalización, entre otros.

El artista presentará además una obra site-specifi c realizada luego de haber visitado Buenos Aires hace unos meses para conocer el espacio de exhibición y ponerse en contacto con la ciudad. Esto me genera un nuevo interrogante: ¿con qué propuesta nos interpelará Ai Weiwei desde el contexto social y político actual de la Argentina?

Nota (1) AGAMBEN, G., Profanaciones, p.102,Buenos Aires, Adriana Hidalgo Editora, 4ta.Edición.

This article is from: