nota de tapa • Por: DANIELA ROSSI fotos: Thom Sánchez, Gustavo Pascaner, Juan Vera
Además de los tradicionales panchos y choripanes, Buenos Aires ofrece cada vez más alternativas para almorzar rápido y por poca plata. Los favoritos de chefs y críticos gastronómicos y la nueva tendencia de los food trucks.
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eso de las 12, las calles del Microcentro abandonan la tranquilidad de la mañana y se convierten en una pasarela de oficinistas que salen en busca de su almuerzo. En grupo, solos, aprovechando para fumar o para charlar por teléfono, se largan a caminar. Algunos volverán con una bolsita o un paquete para abrir de regreso en la oficina. Otros se tomarán unos minutos para inclinarse sobre una barra, pedir algo rápido, comer y volver a salir. Los kioscos, pizzerías, bares, restaurantes y take away se preparan para recibir el aluvión; nadie querrá esperar pero todos pretenden saciarse. Desde porciones de pizza hasta sandwiches de bondiola, pasando por opciones naturales, hamburguesas, shawarma y pin-
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chos orientales, en Buenos Aires se puede comer en un rato, al paso; de parados. O directamente mientras se camina. Hay lugares tradicionales, de varias décadas de historia, y otros nuevos, con inspiración en otros países e ingredientes más audaces. “En países como Marruecos o Italia hay una cuestión histórica, costumbres arraigadas que tienen que ver con la comida del mercado, de la calle. En esos sitios la comida de la calle está muy presente, se compra en los puestos de la calle y se come ahí, en la vereda, mientras se camina. Acá es diferente, la forma extrema de comida al paso es apoyado en una barra, parado, pero adentro del local”, explica Pietro Sorba, crítico gastronómico que en sus libros reseñó bares, bodegones, parrillas, carritos, restaurantes de la ciudad en sus libros. La tradición de comida callejera