viajes • Por Daniela Rossi (desde villa la angostura) • fotos gentileza cerro bayo
A
penas empieza la mañana, el Nahuel Huapi queda escondido bajo una enorme nube. Con las cumbres de la cordillera ya blancas y el sol que sube, las laderas nevadas del Cerro Bayo tientan. Al subir, el silencio abunda y el centro de esquí empieza su actividad diaria. En pocas horas habrá nenes que se deslizarán duchos sobre sus esquíes, amigos que disfrutarán
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de las bajadas más audaces y novatos que enfrentarán sus primeros minutos en las pistas. Para todos hay lugar. Nieve para todos. Cerca del primer tramo de la telecabina séxtuple (un medio de elevación rápido y cerrado, más confortable que la clásica silla) está la escuela, en la que se pueden tomar clases de esquí y snowboard para animarse a enfrentar la nieve. A 1.500 metros de altura
también están las dos flamantes Magic Carpets y las pistas para principiantes, con abundante nieve y vistas increíbles al lago y al cordón montañoso cercano. Las primeras bajadas se realizan en ese lugar, mientras que los que logren pasar al nivel intermedio pueden probarse en las pistas traseras, con mayor desnivel. Los riders experimentados tienen varias opciones para deslizarse, ya que Bayo cuenta con 14 kilómetros de pistas esquiables, un