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MARTA MINUJIN
“SIEMPRE ME CREÍ UN A GENIA COMO DALÍ”
LA ARTISTA PLÁSTICA MÁS FAMOSA DEL PAÍS PREPARA UNA MEGAEXPOSICIÓN EN EL MALBA EN DONDE REPASARÁ SU PROLÍFICA CARRERA. SU ESPÍRITU ROCKERO, CÓMO DEJÓ LAS DROGAS Y EL AMOR PARA TODA LA VIDA.
POR DANIELA ROSSI. FOTOS MARGARITA FRACTMAN
M
arta va, muestra, señala, recuerda. Recorre la que fue la casa de sus padres en el barrio de San Cristóbal como si fuera la línea de tiempo de su carrera. En una habitación cuelgan paneles de tela multicolor sobre los que proyecta videos psicodélicos; en otra está la réplica de su primera obra con el colchón de su cama; en el patio reposa un desvencijado Citroën intervenido. En los ambientes abunda el color, pero ella viste de overol y botas negras. Aunque lo intente, asegura, siempre termina luciendo así. Uñas y labios de rojo estridente contrastan con su clásica melena platinada. Tiene poco tiempo. No sólo esta tarde: será así hasta que inaugure su exposición retrospectiva en el Malba, y eso le preocupa un poco. “Siempre hago dos o tres obras a la vez, pero ahora estoy con la muestra y voy a estar lejos del taller. Esto me cuesta porque no voy a poder trabajar”, confiesa.
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Cada día, Minujin se levanta temprano, lee durante una hora, dos o tres diarios –el sonido de fondo del taller lo aporta una radio sintonizada en AM–, y hace gimnasia porque le gusta verse bien. “Por eso me mantengo y parezco menos años de los que tengo”, cuenta. Tiene razón. Aparenta menos de los 67 años que tiene, más aún por los anteojos azules con luces giratorias que lleva, regalo de un amigo. La muestra en la que trabajan ella y sus ochos colaboradores inaugurará el 25 de noviembre, y abarcará la etapa más prolífica de la artista: desde 1959 –sus primeros óleos adolescentes– hasta 1989, con el revivir de sus proyectos de participación masiva. La curadora Victoria Noorthoorn (a cargo de la última Bienal del Mercosur) aceptó el desafío de reconstruir una obra fecunda, pero en parte desaparecida. El carácter efímero del arte de Minujin (uno de los pocos adjetivos indiscutibles que
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se le puede atribuir) prevaleció desde el primer momento, por lo que en muchos casos sólo hay fotografías o películas a partir de las cuales rehacer esculturas o cuadros. “Es la oportunidad de contribuir a acercar el pensamiento crítico de la obra de Minujin al gran público”, afirma Noorthoorn en el texto que llevará el catálogo de la muestra. “Marta es libertad, vorágine, egocentrismo. También es método, precisión y espíritu crítico”, intenta definir. Puede pasar de una sucesión vertiginosa de palabras a un silencio reflexivo, pero siempre segura de lo que dice. -¿Por qué cree que es el momento de hacer una retrospectiva? -Porque empecé a tener un éxito muy grande en el exterior. Yo estuve 20 años viajando y desaparecí de la Argentina, entonces la gente no se enteró de lo que hice. Ahora les parece maravilloso algo
“FUE TAN TERRIBLE ESA NOCHE DE DETENCIÓN EN EZEIZA QUE CUANDO VI QUE MI LIBERTAD SE PODÍA CORTAR, NUNCA MÁS QUISE SABER NADA (CON LAS DROGAS). SUFRÍ MUCHÍSIMO PORQUE LA ABSTINENCIA FUE BRUTAL.”
En la muestra “Marta Minujin. Obras 1959-1989” se podrán ver obras, proyecciones y fotos de la artista. Estas imágenes pertenecen a su primera etapa artística, en los sesenta, distribuida entre París, Nueva York y Buenos Aires.
como el Partenón de Libros. A partir de la muestra va a empezar una gran recuperación de la obra. -¿Qué es lo que le atrae del arte efímero? -La gente participa de la obra y la termina. El Obelisco de pan dulce se termina cuando el público se lo comió. Yo lo hago y se los entrego, eso es lo que me gusta. -¿Y cómo se le ocurren las distintas obras? -¿Sabés lo que pasa? Necesito trabajar todos los días. Si no, me vuelvo loca. Entonces vengo y corto las tiritas para estos cuadros, y es como un trabajo terapéutico. Simultáneamente se me ocurren otras ideas. Requiere mucha paciencia y tranquilidad. - En ese continuo fluir de trabajo, ¿encuentra tranquilidad? -Sí, sí. A veces se me ocurren cosas de noche. Pero si me pongo a pensar cómo se me ocurrió, no lo sé. - Tiene un vínculo muy fuerte con la ciudad,
la cuestión urbana… -Si yo me hubiese quedado en Estados Unidos, formaba parte de L’Ecole de Nueva York, pero vine a la Argentina a acostar el Obelisco, a hacer el Carlos Gardel de fuego. El artista tiene una mente diferente, como una esponja que capta las ondas. Si yo no viviera aquí, haría otro arte. Pero lo que hago es muy fuerte. Y tengo una seguridad brutal en mí misma. Siempre me creí una genia como Dalí, que era su versión sudamericana. Creer tanto en mí me sirvió para crear todas estas cosas que hago. - ¿Siempre tuvo esa autoestima? -Siempre. Y aparte tuve la habilidad para cambiar dibujos por comida, para sobrevivir. Mi primera obra la vendí a los 40 años, antes vivía de becas. Fui muy pobre, de una manera brutal, de no tener para comer. - ¿Qué siente hoy cuando mira para atrás su
vida? -Siento que perdí 20 años cuando estuve mal. Cuando volví a Argentina no entendía nada, tuve problemas con drogas, ahí perdí tiempo. Eso no me tendría que haber pasado, pero me ocurrió. Es lo único. Todo lo demás me pareció fantástico. - ¿Pero cree que hoy sería la misma si no hubiera perdido esa etapa? -Creo que sería mejor. Habría hecho mucho más obras, más contundentes, tendría más dinero y podría financiarme otro estudio, porque éste ya me queda chico, no tengo lugar. Tiré obras, hice de todo, un poco como Charly García en ese sentido. Me pasó, me ocurrió. Pero también me ocurrió porque soy muy distinta a los demás, y entonces la burguesía me empujó a eso. Te empuja a aislarte del medio. - Se compara con Charly García y habla de su problema con las drogas… -Pero ya lo dejé atrás.
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- Pero a él le costó casi su vida, usted pudo salir de otra forma, ¿cómo hizo? -Después de un susto. La detención en Ezeiza fue una locura, y ahí dije: “nunca más”. Fue lo mejor que me pudo haber pasado. Yo soy hipersensible, por ejemplo, sé lo que piensan los demás, siento todo. Fue tan fuerte esa noche de detención, que cuando vi que mi libertad se podía cortar, nunca más quise saber nada. Sufrí muchísimo porque la abstinencia fue brutal, pero no importa, nunca más quise saber nada - ¿Por qué cree que los jóvenes se conectan tanto con su arte? -Conmigo misma se conectan. Con mi manera de ser libre, sin lastimar ni hacerle mal a nadie. Soy como Dalí y Picasso mezclados. Trabajo mucho más que Dalí, pero él era un niño inocente, por eso terminó muerto mal. Y Picasso tenía una personalidad muy fuerte, pero trabajaba mucho. A mí lo que me salva siempre es que nunca paré de trabajar, en ningún estado de mi vida. - ¿De dónde saca esa energía de trabajar todo el tiempo? -Es un don. Todos los que nacimos en la década del ’70 somos personas de muchísima fuerza. Esa época fue impresionante, y yo fui feliz de ser protagonista de ella.
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“¡ES VERDAD QUE CONOCÍ A JOHN LENNON! Y YOKO ONO ESTABA CELOSA PORQUE HUBO UNA ELECTRICIDAD ENTRE LOS DOS. ELECTRICIDAD SOLA, EH. DALÍ TAMBIÉN SE SINTIÓ ATRAÍDO.” - Siempre estuvo ligada al rock… -Siempre no, pero soy una figura del rock. Yo puedo tratar de vestirme de otra manera, pero termino poniéndome un overol, porque me siento mejor en mí misma. El artista de rock se tiene que sentir parecido a sí mismo, y no como creen los demás que tienen que estar. Como mujer, me sentí mucho más cerca de Mick Jagger y de John Lennon, que de los artistas plásticos. Salvo de Andy Warhol, que era mi amigo. - Existe el mito de que conoció a Lennon… -¡Sí que lo conocí! Y Yoko Ono estaba celosa porque hubo como una electricidad entre los dos. Electricidad sola, eh. Dalí también se sintió atraído. Pensá que yo tiré 500 pollos de un helicóptero en Uruguay, en los diarios salió que yo había protagonizado un happening increíble, y cuando llegué a Nueva York todo el mundo lo sabía. - Usted habla de lo efímero, pero tiene un matrimonio de hace muchos años.. -Sí. Yo te explico. Yo creo en el amor como
en el arte. Creo realmente en el arte como un medio de salvación y de curación, que sirve para salvarle la vida a la gente. Una vez que yo me enamoré dije: “para siempre” y ya está. Ahora me dedico al arte. Porque primero estoy casada con el arte, siempre fue así, entonces tampoco tengo tiempo de ver si la relación es perfecta o no. No me lo estoy planteando. Pero yo generalmente no hablo de la vida privada, la tengo separada. Esta sociedad multifacética y multidireccional te permite comportarte de una manera con tu madre y de otra con tus amigos. Somos multidireccionales. - Es una artista contemporánea. ¿Qué le genera la sociedad de hoy para crear? -El movimiento de la sociedad me genera todo. No creo que estemos tan mal. Siempre nos estamos peleando y quejando entre nosotros. Pero la peor época fue de lejos la de los militares. Ahora por lo menos estamos en democracia y podemos decir lo que queremos. O