Termas de Chillán (Lonely Planet Argentina)

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Pág. anterior: A la noche, especialidades patagónicas y vino para sacarse el frío. Esta pág.: Las termas permiten disfrutar del agua cálida y la nieve al mismo tiempo.

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Hacé una escapada de lujo para esquiar y disfrutar gastronomía chilena de montaña alrededor del hogar...

... y bañarte en aguas termales mientras los copos de nieve te cubren la cabeza. texto: daniela rossi

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fotos: esteban widnicky y termas de chillán Agosto 2013 Lonely Planet Traveller

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Pág. anterior: Chillán desde el aire en plena temporada. Esta pág., como las agujas del reloj: Paseo en trineo tirado por perros; viajera; esquí en plena acción; y un chico con onda, emponchado para salir a la nieve.

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e Las Trancas hacia arriba el camino se vuelve sinuoso y blanco. El bosque nativo se hace más espeso: coihues, alerces y lengas muestran sus brazos cubiertos, soportan el peso de la nieve. Ésta es la puerta de entrada a Termas de Chillán, uno de los cinco centros de esquí de Chile, ubicado en la región del Bio Bio, a 407 kilómetros de Santiago y a 194 al este de Concepción, el aeropuerto –y puerto–más cercano. Cien años atrás, entre enero y marzo, los pobladores de la zona llegaba a este lugar como paseo de fin de semana: las termas que están en la altura del volcán Chillán Viejo atraían –y todavía lo hacen– por sus propiedades curativas y relajantes, y el paisaje verde era el lugar ideal para disfrutar en familia. Desde la base del cerro, a 1.650 metros de altura, los días despejados dejan ver las fumarolas, vapores de hasta 95 grados que surgen en el interior del volcán y escapan por las grietas. Desde las zonas más altas también se puede divisar el glaciar El Nevado, ubicado a 9 kilómetros del centro de esquí. 78

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Durante la noche nevó y la pista de principiantes empieza a recibir a grandes y chicos que buscan lograr sostenerse sobre sus esquíes. El profesor explica cada paso e invita a dejarse arrastrar y después descender. Algunos padres ayudan a sus hijos, los llevan por el camino que ellos ya recorrieron. Antiparras gigantes en cabezas chiquitas, ropa rígida para cuerpos movedizos, gorros con pompones y guantes llenos de colores: los niños intentan, perseverantes, hasta que se mueven con soltura sobre la nieve. Las aerosillas suben a los más avezados; Chillán tiene 35 kilómetros esquiables en sus 30 pistas (con su punto más alto a 2.000 metros y 1.100 de desnivel vertical) y nueve medios de elevación hacia ellos. Además del snow park, que tiene un half pipe, un quarter pipe, fun box y jump, Las Tres Marías es la niña mimada de la montaña: sus 13 kilómetros la convierten en la pista más larga de América del Sur. Everets, uno de los hombres que más conocen esta montaña, asegura que las laderas de esta cadena de volcanes permiten variedad: “Podés esquiar en pistas largas y entretenidas, otras más

tranquilas para disfrutar en familia y fueras de pista muy interesantes, desde los que hay panorámicas impresionantes”. También se puede experimentar sobre las tablas más largas y angostas del esquí de fondo o nórdico; en la base del volcán hay un circuito de ocho kilómetros para recorrer con andar tranquilo, apto para los principiantes en la nieve. Experto sobre las tablas, Francisco invita a hacer un descenso por un sendero que atraviesa el bosque. Su padre –que mientras estudiaba enología en Francia conoció un centro de esquí con aguas termales que lo inspiró– fue pionero de la zona: en 1918 la municipalidad montó la primera aerosilla de esta montaña, y en 1980 Don José Luis construyó en la altura un grupo de cabañas, que años más tarde un incendio destruyó. Después llegaría la construcción del Gran Hotel Termas de Chillán, el Pirimahuida de Las Trancas y los condominios que están en la base del volcán. Hoy Francisco y su hermano están al frente de estos emprendimientos hoteleros. “Recibimos a gente que no esquía, o que no lo hace toda la familia, pero que de todos modos quiere disfrutar de la nieve. Nos ocupamos de tener un Agosto 2013 Lonely Planet Traveller

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A la noche el paisaje cobra otros colores, ideales de admirar tomando algo caliente dentro del hotel. Derecha Visto desde cálidos interiores.

Los chicos la tienen clara; vale la pena pararse a ver una clase y cómo aplican el conocimiento, ¡muchas veces mejor que un adulto!

“Son siete los perros Alaskan Malamute que tiran del trineo sobre la nieve pisada. Con cara y porte similares a los de un lobo, meten la cabeza en la nieve y se sacuden”. abanico amplio de actividades”, cuenta Francisco, gerente comercial del lugar. La clave de este centro de nieve es el público que recibe: familias. La gran mayoría, de Chile y Brasil, aunque en la sala de alquiler de equipos se puede escuchar lenguas anglosajonas. En estos meses, la nieve hay que venir a buscarla al sur. Los más chicos de la familia tienen en dónde practicar: hay un jardín de nieve, una guardería infantil en el bosque para nenes de 4 a 6 años y un kids club dentro del resort. Entran corriendo al living –como pueden, sobre las rígidas botas de esquí–, se acercan al hogar y empiezan a gritar, excitados, quién fue el mejor al mando de los trineos. Los cuatro hermanitos dan sus primeros pasos en la montaña y sus padres los escuchan e incentivan a contar. “Vinimos por primera vez con él cuando éramos solteros, y nos había quedado la idea de volver cuando estuvieran los niños. Quería que ellos también conocieran la nieve y aprendieran el mundo de la montaña”, cuenta Cecilia, que junto a su marido manejó cinco horas desde Santiago para pasar cuatro días de aquí. Gonzalo Cruz y su familia viven en Curicó y disfrutan del primer almuerzo 80

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Entre las excursiones en la nieve se puede disfrutar de motos, trineos, esquí o snowboard, entre otros.

desde su llegada a Chillán. Es el quinto año consecutivo que lo eligen para el descanso invernal. “Nos queda cómodo y cerca, tanto nosotros como los chicos tenemos actividades para disfrutar la nieve”, cuenta, y confiesa que nunca fue a otro centro de esquí chileno. Tonka guía, King y Jak son algunos de los que lo siguen al trote. Son siete los perros Alaskan Malamute que tiran el trineo sobre la nieve pisada. Con cara y porte similares a los de un lobo, meten la cabeza en la nieve y se sacuden, felices. Siempre en parejas macho-hembra, escuchan indicaciones de Rodrigo, su instructor. Pasear con ellos es una de las opciones para quienes prefieren recorrer el bosque sin esquíes en los pies. El trekking es la otra: con raquetas ajustadas en los pies para asegurar cada paso, se puede recorrer senderos sin hundirse en la nieve y ver flora y fauna nativas. Francielis avanza por el camino para que la sigamos, muestra sus trucos para caminar mejor y los espacios más atractivos del bosque. Siempre sonriente, disimula a la perfección su idioma original detrás del acento chileno. Nació en el norte de Brasil, pero hace diez Agosto 2013 Lonely Planet Traveller

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Arriba Karaoke a la noche y las delicias gastronómicas de la Patagonia trasandina. Abajo Raquetas de nieve, ideales para no hundirse en la alfombra blanca que cubre la zona durante el invierno.

años llegó a estas tierras junto a su familia, por el trabajo de ellos. Lleva una temporada en Chillán, en donde es guía de actividades de montaña junto a Freddy, nativo del pueblo. “Me encanta este lugar. Sueño que, cuando vuelva a Brasil, éste sea el lugar al que regrese todos los años para mi descanso en la nieve”, cuenta. Las leñas arden día y noche en el hogar del living. Por el gran ventanal se ve la nieve caer. Aquí adentro, en el calor del interior del resort, también se puede disfrutar de los beneficios de estar en la montaña. El spa invita a la relajación: una sesión de masajes relajantes o reflexología hace que el cuerpo quede suelto, libre de las tensiones traídas desde la ciudad.

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Manos, pies, piernas, cuello, espalda. Cada rincón del cuerpo es alcanzado por las manos expertas, en medio del aroma de las esencias y cremas; las manos firmes dejarán las ocupaciones en stand-by. Para quienes quieran experimentar con los tratamientos faciales y corporales, el que se hace con barro, la fangoterapia, aparece como el más interesante para probar. Las clases de yoga son una buena opción para comenzar y terminar el día conectados con el entorno y el interior, y los saunas –seco y húmedo– sirven para despojarse de impurezas. En la cima del Chillán las piletas ricas en azufre y hierro esperan –durante todo el año– a los que decidan disfrutar del invierno en la cima, con las estrellas como techo. En la base el asombro llega por otro lado. Adentro de la pileta climatizada, el agua mineral eleva el cuerpo al flote. Afuera, en los bordes, la nieve se acumula entre el vapor, a la orilla de la pileta. El contraste de temperaturas

se disfruta y la cabeza, que queda sobre el nivel del agua, acumula copos blancos. Aquí el invierno se puede disfrutar al aire libre, en traje de baño. Alrededor del hogar se suceden las charlas, los cafés, los piscos, las picadas. Si bien Chillán está en la zona cordillerana, la gastronomía combina platos de montaña con la cocina típica chilena, asociada a los pescados y los frutos del Pacífico. Machas, centolla, caviar, langostinos, salmón, ostras y congrio en diferentes cocciones son las carnes de mar que abundan en las cartas, pero también se puede degustar carnes rojas, como las de ciervo, emú, chivito y cordero. El Montañés, uno de los restaurantes que están dentro del Gran Hotel Termas de Chillán, propone la carta más innovadora, con preparaciones de largo aliento o presentaciones atractivas. Ostras Five Ways, moluscos preparados con cinco salsas diferentes; o Machas en salsa de queso azul con caviar de ikura son un excelente comienzo para la cena, mientras que entre los principales se destacan el Roulade de salmón con farcie de camarones sobre puré de papas, apio y habas y la Pierna de ciervo en salsa de murtas sobre patatas panaderas. Si el frío tienta, en El Andino se puede disfrutar de fondue de queso, carnes y también de chocolate para el postre. El entorno invita a probar con los deportes de nieve y sumergirse en el viejo bosque, testigo del crecimiento y el cambio de este rincón de la Cordillera de los Andes. También tienta a respirar profundamente para entregarse al agua termal, rodeados de nieve y con temperaturas bajo cero. El tiempo aquí pasa al ritmo de la montaña, entre el agua que expulsa por sus grietas y las nubes que anuncian nuevas nevadas.


hacelo realidad

Termas de Chillán Paseos en trineos tirados por perros, termas cálidas para disfrutar después de una tarde de esquí y buena comida y pisco, algunas de las cosas que podés disfrutar en las termas chilenas. Cómo llegar La aerolínea chilena Sky Airline tiene tres vuelos diarios desde Buenos Aires a Santiago de Chile. Desde allí se debe hacer una conexión hacia Concepción, el aeropuerto más cercano (desde US$ 272 ida y vuelta; skyairline.com). Desde allí se puede tomar los transfers que salen hacia Chillán. Transporte Desde Santiago de Chile se puede viajar en tren hacia Chillán (cinco horas; desde US$ 11 el tramo por Trenes Metropolitanos). En caso de ir por vía terrestre, son 417 kilómetros por la Panamericana Sur/ Ruta 5. Más información En termaschillan.cl se puede chequear las promociones y datos para preparar tu estadía en la montaña. Clima Por los centros de esquí y las actividades que ofrece, la temporada de invierno es ideal para visitar las termas de Chillán. Durante los meses de junio, julio y agosto, y a veces incluso en septiembre, la temperatura ronda entre los -8 °C de mínima y 2 °C de máxima. ¡Pero las termas te van a dar calor!

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9 pasos en el sur trasandino

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El Grand Hotel Termas de Chillán ofrece en agosto el pack Family Week (desde US$ 2.200 por persona la semana, con pensión completa y traslados). Si preferís que tu base sea en Villa Las Trancas, el Pirimahuida Hotel ofrece desde US$ 850 las siete noches con media pensión.

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Aprovechá para comer frutos de mar, que abundan por estas tierras: machas, ostras, centolla, langostinos, pescados. En el restaurant El Montañés vas a encontrarlos en sopas, pastas, ahumados o en ceviche. También podés probar carnes exóticas, como emú o ciervo (desde US$ 27). Probá el pisco, la bebida típica del país. Los chilenos suelen tomarlo mezclado con gaseosa cola, pero para nuestro paladar puede resultar un poco fuerte. Mejor pedilo en su clásica versión Sour, batido con limón, o en versiones más audaces: con mango o maracuyá.

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Caminá con raquetas de nieve: es un paseo para compartir en familia sin más materia prima que un buen abrigo. Si te alojaste en el Gran Hotel, vas a estar acompañado de Francielis, una simpática guía que te ayudará a ajustarte las raquetas y adentrarse en los senderos del bosque.

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Los perros Alaskan Malamute disfrutan de las bajas temperaturas, y se mueven con soltura por la nieve. En grupos de a siete, estos animales pueden llevarte a dar un paseo diferente por la base del Chillán. Si estás con chicos, es una excursión obligada (US$ 22 la vuelta al circuito, cada uno).

Reservá un rato del día para zambullirte en las piletas termales. Si nieva mientras estás en el agua, la experiencia es mucho mejor. Si no, es una buena oportunidad para ver las estrellas. Dejate envolver por el ambiente silencioso de la montaña, entregate al agua caliente y respirá profundamente. Pasá por el spa y disfrutá de unos masajes relajantes (US$ 67 los 50 minutos) o de una sesión de reflexología (US$ 65). El reiki es otra alternativa para aflojarse (US$ 55). También hay fangoterapia (desde US$ 30) y limpiezas (desde US$ 65). Tratamientos integrales desde US$ 110.

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Si no sos un experto esquiador podés tomar clases (las dos horas, con equipo y ticket para pista de novicios: US$ 50). También podés contratar el pack “Aprenda a esquiar”, con tarifas desde US$ 2.365 la semana por persona, tarifa que incluye alojamiento y comidas en el Gran Hotel.

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Al final del día agotador pero feliz, acercate al fogón: mientras recuperás la temperatura del cuerpo, vas a encontrar con quién charlar y compartir tus impresiones del lugar. Si conseguís un espacio justo junto a la ventana, mucho mejor, así también podés ver la nieve caer.

texto: daniela rossi. fotos: esteban widnicky y termas de chillán.

datos clave

Recuperá la temperatura corporal con un baño de aguas termales after ski.


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