GENTE
El cazador de
HOLOCAUSTO
“E
L FÜHRER ha decretado la solución final para el problema judío. Tenemos que ejecutar los planes. Es un trabajo duro, pero si no se lleva a cabo inmediatamente, en lugar de que nosotros exterminemos a los judíos, los judíos exterminarán a los alemanes”, le dijo Heinrich Himmler, líder de las SS, a Rudolf Höss, entonces comandante del campo de exterminio de Auschwitz. Allí murieron, según las cuentas del propio Höss, alrededor de 3 millones de personas. El comandante recibió la orden en agosto de 1941 y desde entonces hasta 1944 se dedicó a cumplirla a cabalidad. Rediseñó las instalaciones, que funcionaban como un campo de concentración de ‘rebeldes’ polacos, para convertirlas en una máquina de exterminio. Él mismo ingenió las cámaras de gas donde podían asesinar a más de 2.000 personas –hombres, mujeres y niños– al mismo tiempo. En 1945, cuando Höss comprendió que la guerra estaba terminando y que Alemania estaba perdida, huyó de Auschwitz con su esposa y sus cinco hijos. Poco después se separaron: el
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O C T U B R E 7, 2 013 Semana
comandante dejó a su familia escondida en una fábrica de azúcar y siguió solo hacia un pueblo cerca de la frontera danesa, dónde consiguió trabajo en una granja. Pensó que estaba a salvo de su pasado, hasta que Hanns Alexander, un judío alemán que emigró a Inglaterra en 1936, lo encontró. Más de 60 años después, el sobrino nieto de este, el periodista británico Thomas Harding, conoció la historia de su heroico pariente y decidió contarla en el libro Hanns and Rudolf. The German Jew and the Hunt for the Kommandant of Auschwitz. “Mi tío abuelo murió en 2006 y en su funeral me enteré de que después de la guerra se había dedicado a cazar líderes nazis. Me sorprendió mucho porque somos una familia unida y pensé que, si algo tan importante fuera verdad, yo lo sabría”, contó Harding a SEMANA. La revelación le quedó dando vueltas en la cabeza y unos días después le preguntó a su padre si era cierta: “Me dijo que el tío era un bromista, que no le prestara atención”, recuerda el autor. Harding decidió investigar y descubrió que era cierto: su tío era un cazador de nazis y su mayor presa fue Rudolf Höss, el comandante de Auschwitz.
FOTOS : A . P.
Un nuevo libro cuenta la historia de Hanns Alexander, un judío que escapó de Alemania antes de la guerra, solo para volver años después en busca de uno de los más macabros líderes nazis: Rudolf Höss.
En su libro Harding cuenta las historias paralelas de su tío y el líder nazi, y el momento en que se cruzan. Alexander y su familia huyeron de Alemania a Inglaterra poco antes de que comenzara la guerra, cuando todavía era un adolescente. A principios de 1945 Alexander empezó a colaborar con el primer equipo británico de Investigación de Crímenes de Guerra, encargado de encontrar a los oficiales del nazismo que supervisaron la muerte de 6 millones de personas. Lo asignaron inicialmente como traductor pero, poco después, el teniente Alexander se convirtió en uno de los líderes del equipo. “Al principio comenzó a investigar por su cuenta, en su tiempo libre. No tenía entrena-
miento, pero rápidamente se dio cuenta de que podía desarrollar habilidades de investigador”, cuenta Harding y explica que su carrera despegó cuando “comenzaron los juicios de Núremberg, en los que necesitaban juzgar a altos oficiales. Entonces el equipo le pidió ayuda para encontrarlos”. Ya con más apoyo y mejores recursos, Alexander halló en marzo de 1946 al responsable directo del mayor genocidio de la historia. Primero consiguió a Hedwig, la esposa del comandante, y a sus hijos. La mujer no quería decirle dónde estaba escondido Höss, así que los británicos la amenazaron: le dijeron que si no confesaba, mandarían a su hijo mayor a Siberia. Ella les creyó y les dio el paradero