Catálogo Gilberto Ramírez Pérez

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OBRA RECIENTE


GILBERTO RAMÍREZ PÉREZ Sobre el artista


En Septiembre de 1992, con motivo de la segunda exposición individual de GILBERTO RAMÍREZ PÉREZ, que se presentó en la GALERÍA IBARRA de la ciudad de Bogotá bajo el titulo de “Realidad Alternativa”,el ensayista y poeta WILLIAM OSPINA, escribió sobre el artista:

“A muchos peligros debe sobrevivir en nuestro tiempo un pintor de talento. La mayor parte de esos peligros está, por supuesto, en sí mismo. Cuando tiene resueltos los problemas elementales de su lenguaje, de su técnica, aún está asediado por imperativos de los que es forzoso escapar si quiere alcanzar “el arduo honor” del arte. Presenciar una exposición de un talento joven es ser testigos del modo como el arte va logrando evadir ese cerco y configurar un estilo, o va, por el contrario, sucumbiendo a él. Yo diría que el primero de esos peligros es el de acallar la originalidad de las propias sensaciones, sometiéndose a los lugares comunes de la época, que todo lo tiranizan a nombre de la actualidad, o la modernidad. Otro es el de dedicarse, demasiado sinceramente a pintar ideas, o mensajes, subordinando la compleja superficie del cuadro y sus muchos misterios posibles, a un solo y prefigurado sentido. Otro, el de permitir que su natural timidez se enmascare en desplantes demasiado evidentes, énfasis, o incoherencias mas o menos vistosas. Otro el de creer en los críticos de arte, que suelen no ser lectores de las obras, si no enunciadores de preceptos y a quienes embriaga la ilusión de ser el Juicio Final. Otro, el deseo demasiado consciente de alcanzar un tema que los “posicione” en el mercado y que les asegure su nicho en el mapa del arte. No diré que Gilberto Ramírez haya superado todos estos peligros. Hay en su obra venias a los lenguajes de moda; conjuntos de formas caprichosamente dispuestos a la manera de Dalí o de Chirico; reflexiones acaso demasiado evidentes sobre los contrastes entre el naturalismo y el impresionismo. Incluso, algún crítico a la moda podría decir que hay en él demasiado: demasiados lenguajes, demasiados temas, demasiada ingenuidad,


demasiadas intenciones. A mi, como espectador común dispuesto a dejarme conmover por las obras, no por el historial del artista, me complace esa abundancia. Tal vez no esté aún llena de definitivas realizaciones, está llena de claras promesas, de descubrimientos, de laboriosidad y de imaginación, y más de una vez sus obras ya se dejan mirar como creaciones singulares, ya nos permiten prescindir de referencias y analogías. Ramírez ha renunciado holgadamente a soluciones sentimentales que, con sus recursos, serían una gran tentación. Hay un cuadro en el que aparecen en una caja algunos juguetes infantiles ante un paisaje más bien desolado ( “Juguetes y Paisaje”). La obra no impone soluciones de sentido: no es un mensaje social, no aboga por los derechos de la infancia, no parece querer llevarnos a ninguna edificante verdad. No es ni siquiera agradable: es extraña, con esa dosis de gratuita extrañeza que tienen los sueños y a veces los fragmentos deletéreos del día. Otro cuadro superpone a la escena gris de una ejecución, una lámina de feria infantil, con sus balones y sus tiovivos: el efecto es harto conmovedor y demuestra talento para interpolar la imaginación en la historia (“Realidad Alternativa”). Otro muestra un cuerpo de niña suspendido en el aire, junto a formas de cartón harto comunes que flotan también. El pintor se ha abandonado a un sueño original sin sentido evidente, y hasta la composición, que suele ser la principal deficiencia de los pintores nuevos, encuentra una solución equilibrada, con la suficiente tensión y el ambiguo dramatismo que conviene a su sueño. En otros cuadros se hace sentir el esfuerzo de Ramírez por ser un buen pintor, pero en estos yo veo algo más: la fidelidad de un hombre a sus misterios y sus obsesiones profundas; la entrega, no a un simple oficio si no a un destino arduo y prolongado, que promete desvelos y fiebres, que lo último que puede prometer es el éxito.”


MIL MESETAS Gilberto Ramírez ha planteado en su obra pictórica un tratado para sumergir al espectador en la profunda ritualidad de la cultura. De la lectura de Dumezil y Norbert Elias retomo la teoría del isomorfismo de las estructuras mítico religiosas de las diferentes culturas; su lienzos exponen lo fundante en columnas cargadas de texturas graníticas, contrastes de color y figuras geométricas semejando un sistema solar, algunas plenas de negro sobre negro, fondos azules con ritmos líquidos que recuerdan el caldo de cultivo de donde emergió la vida. En la geometría de la conciencia humana que plantea su obra, siempre deja una ventana a lo figurativo: rostros, cuerpos de hombres y mujeres, el patio de su casa, —un autorretrato como Velásquez en sus Meninas— que recibe amablemente o “legiblemente”, la mirada de su espectador: “En un país como el nuestro con un grado tan grande de analfabetismo, es importante hablarle a todos desde la pintura, sean letrados o no, por ello procuro que cada pintura tenga algo figurativo” “Cuando voy a pintar divido una hoja en cuatro o seis partes, procuro liberarme del pensamiento, dejo que la mano hale como un remolcador, el continente sumergido del inconsciente.” Cuando Stanley Kubrick en su aventura galáctica, apuntó al “gran cartucho negro”, de donde ha surgido la vasta experiencia del cosmos y la cultura humana, nos mostró un monolito negro, una materia opaca y sólida de forma cuadrangular para indicar un orden fundante que había de contener todos los elementos: el tiempo, el espacio, la cultura y la historia. Por ello un Axis Mundi preside los lienzos, colocados al borde del pequeño y luminoso estudio al occidente de Bogotá, de este matemático, músico, erudito de la historia del arte y la filosofía contemporánea. Las lecturas de un creyente no confesional que vive a cinco puertas de la iglesia de Santa Teresita en Teusaquillo. Sus lecturas y reflexiones, políticas, filosóficas y humanísticas, lo han llevado a


preguntarse por la realidad profunda, por los elementos que sustentan la “realidad”, donde los tres reinos de la naturaleza interactúan. Por ello sus obras no se exhiben, no ocupan titulares, son tratados para explicar el mundo más allá de las ciencias. Su búsqueda es por — como Aristóteles en su metafísica—: “La analogía de todas las analogías”, sus trazos son la argumentación que delinean los símbolos que emiten las pulsaciones de energía que constituyen la realidad: “Cada cuadro debe generar sus propios códigos, cada pintura dialoga con el espectador y cada signo designado en él, tiene la posibilidad de entrar en resonancia con la forma de simbolización del espectador. Allí, en esa comunicación que se inicia, el cuadro adquiere su sentido y la obra gana una autoría colectiva, entre pintor y transeúnte. Su mensaje se trasmite, a través del código común, por una red de vasos comunicantes entre personas que conviven en esta época histórica.” Actualmente la ciencia intenta integrar todas las fuerzas conocidas: —electromagnéticas, gravitacionales, químicas y del interior del átomo— en una sola ecuación o corpus teórico provisionalmente llamado “supercuerdas”. El pincel de Gilberto indaga por el paisaje total del primer y último amanecer de la humanidad, un paisaje no planteado sobre lo real, pero del cual no podemos escapar. El día que ese cuadro salga de su caballete —y a fe que su talento y preparación nos lo dará— nos llevará a contemplar ese paisaje originario en el que se dio la comunión entre especie y símbolo y dio origen a la cultura. "La obra de Gilberto Ramírez apunta al vértice donde todas las líneas paralelas convergen. Ese lugar donde los teólogos medievales, que cristianizaron la filosofía de Aristóteles, escribieron la palabra Dios. Gilberto intenta pintar esa forma, ese símbolo e imagen, que la Metafísica designo la “analogía de todas la analogías”, llegando a ese lugar donde un artista arriba no sólo por inteligencia, sabiduría o por sus sentidos, sino por ese remar de años con un pincel frente a ese otro yo: el lienzo en blanco, una nave que nos cerca al universo gracias a la dedicación de toda una vida en la voluntad de crear". Leonardo Agudelo Historiador


EXPOSICIONES

INDIVIDUALES REALIDAD ALTERNATIVA GALERÍA IBARRA, BOGOTÁ, 1992 ARTISTA INVITADO INSTITUTO ALEXANDER VON HUMBOLDT, BOGOTÁ 1990

COLECTIVAS MAESTROS GALERÍA DE ARTE FENALCO, BOGOTÁ, 2008. ARTE Y RELIGIÓN CENTRO CULTURAL SANTA TERESITA, BOGOTÁ, 1996. SALA EL PUEBLO TULÉ ASOCIACIÓN CRISTIANA DE JÓVENES, BOGOTÁ, 1995 ARTISTAS DE NUESTRO TIEMPO GALERÍA SHAKESPEARE Y COMPAÑÍA, BOGOTÁ, 1995. FORMA Y COLOR COLOMBIA HOTEL LA FONTANA, BOGOTÁ, 1994. FORMA Y COLOR COLOMBIA INFINITY ART GALLERY, NUEVA YORK, 1993. VARIOS GALERÍA VERSALLES, BOGOTÁ 1993. GALERÍA CARRIÓN VIVAR 1993. BOGOTÁ 1993. GALERÍA VAN GOGH, BOGOTÁ 1992. GALERÍA LOS PINTORES, BOGOTÁ 1992.



GILBERTO RAMÍREZ PÉREZ Obra Reciente


MÁS ALLÁ DE LOS ANDES Óleo sobre lienzo // 110 X 130 cm // 2010


EXPLOSIÓN DE OTROS MUNDOS Óleo sobre lienzo // 55 X 50 // 2010


UMBRAL Ă“leo sobre lienzo // 110 X 88 cm // 2010


OTRA TEORÍA DEL CAOS Óleo sobre lienzo // 95 X 82 cm // 2009


TRES NIVELES DE VENUS Óleo sobre lienzo // 69 x 73 cm // 2009


PAISAJE ENTRE EL NOCTURNO Y LA TORMENTA Óleo sobre lienzo // 69x73 // 2009


PRESENCIA Y AUSENCIAS Óleo sobre lienzo // 75x 60 cm // 2009


OFRENDA Ă“leo sobre lienzo // 88x 108 cm // 2009


AUTORRETRATO JUNTO A EXTRAÑO VISITANTE Óleo sobrelienzo // 72x 60 cm // 2009


SERES DE LA GUERRA Óleo sobre lienzo // 84 X 95 cm // 2009


TELÚRICO Óleo sobre lienzo // 84X 95 cm // 2008


DESAFIOS DE LA NOCHE Óleo sobre lienzo // 124 X 101 cm // 2008


EL ÁRBOL DE LOS SACRIFICADOS Óleo sobre lienzo // 112 X 85 cm // 2008


PRESENCIA RITUAL Óleo sobre lienzo // 95 X 65 cm // 2008


EL FUEGO DE LAS COSAS Óleo sobre lienzo // 60 X 73 cm // 2008


PÁJARO DE OTROS MUNDOS Óleo sobre lienzo // 60 X 73 cm // 2007


CIELO SUMERGIDO Óleo sobre lienzo // 60 X 72 cm // 2007


FRONTERAS Óleo sobre lienzo // 60 X 72 cm // 2007


SACRO NON SACRO Óleo sobre lienzo // 112 X 88 cm // 2007



celular 311 8 11 31 13 email arsmusical@gmail.com arsmusical@yahoo.com

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