¿QUÉ SIGNIFICA POLÍTICAMENTE PARA NOSOTROS LA DANZA CONTEMPORÁNEA? Hayde Lachino
Crítica de danza, productora, coreógrafa y videoartista.
Realizadora
de
diversos
documentales, cortometrajes y piezas de videoarte.
Productora
ejecutiva
de
espectáculos multimedia de danza y teatro. Ha trabajado como columnista y crítica en prestigiados periódicos de México, así como en revistas y publicaciones de arte.
Busco menos hablar de coreógrafos en específico que den cuenta, a través de sus obras, del estado de la danza contemporánea en nuestro país y más abordar una reflexión sobre algunos fenómenos estéticos que reporta este arte y cuáles con los supuestos teóricos que dan fundamento a su hacer. Hablar de danza contemporánea conlleva a la necesaria reflexión de dos conceptos implicados en dicha noción, de una parte nos refiere a una praxis y de otra a que esta práctica se realiza en una espacialidad y temporalidad específicas. En tanto que praxis, la forma de la danza está condicionada por los medios a disposición de los artistas, ello significa en un nivel primario que no existe una forma única del hacer debido a que los medios no necesariamente son los mismos para los diversos artistas y en un sentido más problemático que los medios y tecnologías disponibles son producto de las condiciones sociales, políticas y culturales, en las cuales dicha praxis se lleva a cabo. En tanto que un hacer dentro de una espacialidad y temporalidad específicas lo contemporáneo es todo aquello que ocurre en un tiempo presente, entendido éste no como un punto fijo, sino como una dimensión de muchos entrecruzamientos de tiempo y espacio y que nos obliga ha reconocer la existencia de muchas “danzas contemporáneas”, tanto de aquellas que son una síntesis histórica de lo que el trayecto de la danza ha sido en el contexto de una cultura, como aquellas que se erigen como respuesta a esas formas anteriores de danza y frente a las cuales establecen sus postulados estéticos. Sobre éstas últimas habré de reflexionar, por reportar un campo fecundo para el análisis y por las nuevas condiciones de posibilidades que proponen para la danza y la coreografía en tanto que práctica artística. El problema de nuestra contemporaneidad es su desfase temporal con la contemporaneidad europea y anglosajona, en el contexto de un país en vías de desarrollo nuestra danza está condenada a llegar a destiempo, siempre tarde, a las propuestas que se erigen en los países del primer mundo, tal destiempo