Pdesarreglada oesĂa Breves creaciones literarias
Her van Dav
PRESETACIÓN Hace poco más de cuatro años publiqué por vez primera algunas de mis aventuradas creaciones literarias, bajo el título Diarreas mentales. Por situaciones ajenas, propias del sitio donde estaban alojadas, las retiré de la red. Afortunadamente puede conservarlas todas. Aunque no las había vuelto a publicar. Pero hoy, nuevamente le doy alas a mis pensamientos a través de la palabra escrita, ahora bajo un nuevo título: Poesía desarreglada. Precisamente porque no pretendo ser un experimentado escritor, antes bien, con el propósito de navegar las anchas y profundas aguas de las letras, como ejercicio literario, y acaso, catártico. Resta darle un agradecimiento al lector, deseando que disfrute de las poesías, y al Ser Supremo por la dicha de verlas sobre papel. Sus comentarios y críticas también son bienvenidas.
Her van Dav
Reflexión de un misionero Escrito muchos meses atrás, en una noche de imsomnio provocado por tres tazas de café. Levanta sus ojos al azul sereno del cielo, a veces nublado. Donde la luna imperiosa, sonríe redonda y brillante como preciosa perla, con sus hilos de plata hiriendo las noches de este pueblo contradictorio. Donde las casas de madera aguardan al pescador, bendecido por el mar que le entrega sus preciados tesoros, abulón, sargazo, calamar y su oro rojo. Camina en sus calles de polvo llenas, ahora lodo por las gotas entregadas desde el cielo. Ese mismo cielo que en su hermoso azul, contrasta los cerros marrones desprovistos de ropaje; flanqueando a este pueblo, donde el misionero, sin imaginarlo, camina, a miles de kilómetros de su familia, sin amigos cercanos ¡Quién lo diría! A veces soñando en tierras lejanas, pero ahora en su propio terruño, llevando esperanza a este pueblo… Pueblo donde los pescadores son ricos, y a la vez pobres. Donde el viento helado golpea el rostro y levanta el polvo, cuando no está mojado; donde el sol se esconde tras las montañas que nada visten; y el negro cielo, de estrellas lleno, cuando de nubes está despojado, sirve de escenario a la luna que orgullosa se ve en el espejo de la playa.
Mi alabanza Escribiré mi propio canto oh dulcísimo Maestro, un canto de la experiencia nuestra, de nuestras mañanas juntos y los ocasos en las montañas. Antes que el día dé su paso y el sol se levante para saludarnos, que las aves con sus trinos, acompañen mi alabanza, allí, solos, tu y yo, alabándote. Escuchando tu voz sonora, esa voz que un día me llamó, que en mis noches de soledad me surra tu presencia consuela mi llanto y me da solaz Acepta mi canción imperfecta, que no hay palabras, ni versos, ni poesía, ni novela, ni fantasía que tan diáfana entone la experiencia, como de los redimidos el canto.
La guerrera Kandeel Cuentan las gestas, aquellas que escriben los hombres sin letras para honrar a los valientes, para dejar pendida en el cielo un trozo de la estrella que brilló, para inspirar e iluminar el camino de los que, a fuerza de tanto pesar y angustia, parecen claudicar. Cuentan, pues, los nobles juglares, que al sur de estas tierras la noble guerrera Kndeel su huella hundió. De cuna sencilla, y de familia extensa, luchando su puesto ganó. A fin de alcanzar, no fama, ni dinero, sino la gloria que se abraza sirviendo a Dios, su patria chica, su hogar, por escuela trocó. Allá fue, la guerrera Kndeel ¡Cuántas tierras pisó! ¡Cuántas experiencias de hierro forraron su tierno corazón! Han de saberlo, los que por fortuna y bendición de este cielo que nunca la abandonó, en su camino estuvieron. Dicen por allí, que habiendo triunfado en su batalla principal, el servicio al desesperanzado, por empresa tomó. Cantan, los que privilegio de conocerla tuvieron, que nunca las heridas de su cruel batalla, ganadas con la honra de la pelea, pudieron su obra detener. Y aún, cuando los testigos de sus líes en su cuerpo, limitaban sus movimientos, la última batalla emprendió. Solo se ha visto este coraje, en las nobles guerreras que representa Kndeel. Ya marcha Kndeel, como guerrera cansada, pero satisfecha de su obra. Ha recibido el llamado de su fiel Capitán ¿Quién empuñará tu espada Kndeel? ¿Quié tu valor emulará? ¡Oh! ¿Dónde estan las guerreras como Kndeel? Ya marcha la noble guerrera, que nunca se supo acobardar. Ya descansa Kndeel, pero sus gestas cantadas por mucho tiempo serán. Hubo en el sur de estas tierras, entre platano y cacao, de numerosas batallas, al servicio de Dios y de su pueblo, una noble guerrera llamada Kndeel.
Anhelo sobre anhelos El sol ha ocultado su rostro de la faz de esta tierra, su tinte dorado esta en las nubes que posan sobre los montes azules, allá en el horizonte. Respira profundo, mientras una brisa otoñal hace remolinos con su cabello. De pronto tiene conciencia de sí, de ese momento, de su existencia. Y ese sentimiento profundo, agobiante, opresor, amarra su pecho cual corona de Cristo. Luego el trípode de su desgracia, entra en la sala de su cabeza para habitarla por algún momento. Sí, el deseo de estar en su tienda, conversando frente a un plato de sopa caliente. El anhelo acuciante de regresar al campamento y preparase en el arte de la guerra. El deseo de seguir en batalla. Los tres le apetecen ¿Cómo reconciliarlos? No se puede estar en tres lugares, harto se sabe. Solo la esperanza de estar pronto en el reino, acalla las voces, deja un aire de tranquilidad, y cierra la puerta de la sala, mientras sus deseos dan la espalda y se marchan. Abre sus ojos. La luna como moneda de plata brilla en el cielo. Y el crepúsculo, tenuemente se despide para dar paso a la noche.
A la muerte de un amigo -”Nuestro amigo Lázaro duerme” dijo la Omnipotente voz a los ojos irritados de llorar. ¡Cuánta esperanza! - “¿Crees esto?” Aún pregunta a sus hermanos. Señor yo también creo que en ti hay poder sobre la muerte. Quiero vivir, creer en ti y no morir eternamente.
Nostalgia Me has prendido, como la estrella abraza a la noche, como el cruel viento roza con sus labios la arena del desierto, llevándose en ellos, un trozo de sus granos. Duele tu presencia en el corazón estrujado por las gotas del lucero. Y te extraño, te extraño en la risa de tu ausencia, en la mirada de las flores y en la burla de un día soleado. Ausencia y presencia nunca comprendidas, poco añoradas, increíblemente amadas. Falto estoy de cordura, temor de ser descubierto, suspiro de ser consolado. Corre cual siervo el motor de esta caja, cuando en la curva es allanado. Ya visto, en semblante humedecido, besando suavemente la muerte, corre otra vez pulso de mi prisión, buscando el azul del cielo y el verde de la esperanza. Plasmado ha el artista, la condición de mi mundo, plasmado en un eco que carece de fuente, y por quién ser escuchado. Grito rebelde, que sigue soñando el día cuando el sol descobije de sombras, mi oscuro cuarto, y llore la alegría que no estés aquí.
Otoño y amor -Amore mío ¡cuánta nostalgia!Se dice del otoño, la estación gloriosa ¡vaya paradoja! Se ha dicho, representa los años más maduros y cuerdos, ironía mordaz y cruel. Este sol se aleja cada vez más de nuestro rostro, hasta alcanzar su cenit. Mientras, aquí, los árboles lloran hojas secas, desprendidas al viento, en tan interesante viaje que describiera el poeta. La luna extiende su loca búsqueda, y cómplice la noche, no mengua su extensión !Ah! Pero el día, celoso del sol quizá, no apresura su paso, manteniendo empate con las sombras y aumentando las horas de nuestra agonía. Luz de mis días solos, no llores por ver los árboles desnudos y marchitas las flores. Aunque la lluvia ha olvidado su canto, aún hay rocío. Aunque el agostado suelo, de agua sediento, entrega el polvo al viento; y el pasto sobre nuestras plantas, de verde a seco da su marcha; pasado el otoño, hay esperanza. Sol de mi galaxia, de emociones llena. Cuando el invierno, a la primavera su paso ceda; volverá el sol a vernos, y el verdor brotará entre las grietas del ajado suelo; las mariposas jugaran con tu largo cabello, y las aves endulzarán el viento, con sublimes notas. Los árboles, cuajados de esmeraldas, refugio darán al gorrioncillo, y bajo sus sombras seguiremos escribiendo las líneas de nuestro amor. Descansa tranquila esta noche, mañana nacerá la esperanza, como renueva el árbol sus hojas tras el otoño y el gélido invierno.
¡Debe haber otra vida! Debe haber otra vida después de esta, porque no nacimos para este tipo de sufrimiento; para este mundo, donde tejemos una telaraña en los escondrijos, deseando que alguien caiga en nuestra influencia, y a la vez, ahuyentándolos de nuestra fragil vida. Debe haber otra vida, antónima a esta. Una vida donde exista el reposo después del trabajo, donde solaz halle el alma, como haya el cuerpo. Una vida donde llorar no se pueda, no más de verla, de gozo llena. Debe haber otra vida, después de esta.
Poema oscuro Alcé mi mano para decirte adiós, descubrí mi cabeza, mostrando respeto, Hoy te confieso: Te extraño! Fiel compañera de mi oscura soledad, Susurro tu nombre, deseando poseas mi corazón. Grito el silencio que me diste estos meses, Silencio que lloraba como suplicio, y que ahora busco como el cordero busca el matadero. Vedado me está tu amor, Porque mirando el deseo natural, El corazón no se inmuta, Mas despiertan los males de dentro, Cuando las luces dejan ver, lo que escándalo sería, si te dejase entrar. Regresa a mí, con tu dolorosa daga, Abre las heridas que deseaba sanar, ¡Regresa a mí! ¡Regresa a mí! Aunque tenga que claudicar en el deber. ¡Qué la oscuridad y el pantano sean mi habitación!, ¡Qué el cielo se digne, escuchar mi clamor!, Que si a Job no respondió o al desdichado Jeremías, Sea digno de cegarme a mí.
Peregrino En los momentos que pierdo el rumbo, que me canso de ir y venir por todo el estado y a veces por el país, en los que me doy cuenta que no tengo muchas cosas materiales, ni casa, ni auto, escasas prendas… en los que no me encuentro a mí mismo… En esos momentos, la esperanza de saber que sí tengo un lugar, que solo soy “peregrino y advenedizo” como muchos otros, que en este mundo, a veces lúgubre, solo tenemos tiempo para plantar tiendas, pero un palacio se ha erigido para darnos cobijo en aquel lugar que dista más allá del sol y de toda imaginación, dónde la utopía se vuelve opaca ante la fulgura de la realidad. Son esos anhelos, los que me hacen mirar hacia arriba y después hacia adelante, caminar a pesar del cansancio y reír sobreponiéndome al dolor. Es ese atisbo del cielo, lo que me devuelve el sentido.
Romance de la princesa y su cama -¿Para dónde vas?- preguntó en un dejo de agonía tu colchón, guardando celosamente tu silueta impresa en las sabanas. Inmediatamente un conflicto de ideas se desató en tu mente ¿Cómo le digo que el día me hace románticos guiños con sus ojos azules desnudos de nubes, bañados de brillante sol, candor y hermosura? ¿A caso no llorará de celos, no más de saber que la existencia me llamó al mundo de los vivos enviando los trinos de celebres y juguetones pajarillos? No me animo a verlo, finalmente, me armo de valor y le digo tiernamente… -Hoy la escuela nos separa, pero llegada la noche, en la oscuridad más cálida, buscaré tu cobijo. En el secreto que las estrellas guardan en complicidad con la luna, me entregaré al sueño, reposada en ti-. Y así, en una muestra tierna de amor, no hiciste la cama, dejando tu silueta sobre las sabanas para que guardaran tu calor…
Mi vida sin ti QuĂŠ es la vida sin ti, sino apenas una flor sin aroma, rosa sin color, mar sin arena y arpa que enmudece. Eco que no encuentra fuente, rĂo sin cauce, y nubes que lleva a su antojo el viento.
Ansias de ti Déjame ver la luz que escapa por tus ojos, quizá así mi alma también sea iluminada. Permíteme sentir el dulce sabor de tu boca, quizá así mi ser sea endulzado. Sientan mis manos el calor de las tuyas, es posible que así, aumente la temperatura de mi frío corazón. Que mi vida sea llena de ti, para fundirnos en uno, dejando invariable nuestro color. Que germine y florezca de la mistad la semilla, hasta convertirse en amor.
Suave anhelo Que fuese bruma dispersada al éter, y evaporarse en las líneas del sol, tal el suspiro en que exhalaba la vida… …ella, tan rosada de existencia, y anhelosa de amarillear…
Volver ser atrapado por ti Vuelvo ser atrapado por ti. Por esa imagen de ĂĄngel y labios de rosa. Volver a convertir la sociedad en nadie, por la descabellada idea de estar contigo, vernos en esta ventosa y soleada tarde, caminando a la orilla de la playa, sintiendo debajo de nuestros pies la arena y en el rostro la suave caricia del sol y del viento. Pero estamos separados por la geografĂa del espacio y los sentimientos. Unidos en ambas direcciones, caminando paralelamente, pero con intereses opuestos. Sentenciando esta absurda obsesiĂłn al recoveco del pensamiento, y al sutil olvido del tiempo.
Qué has hecho de mi… Dime qué has hecho de mí, oscura soledad de mi alba. Qué has hecho al darme de beber la agonía de tus pechos. Has formado con ella el sendero de mi angustia, como formó Era La Vía Láctea… Dime que has hecho de mí…
Tú Tú… la dulce y misteriosa tú. Toda una vida llenando mi cabeza…
Al umbral de la muerte Te miro marchito y reflexiono, veo llegar el fin de una historia. Tú, frente al umbral de la muerte, ese fatídico instante que las hadas no imaginaron, momento en el que “el felices para siempre”, máxima de hechiceros, gnomos y hadas, no alcanza. “Hasta que la muerte os separe”, proféticas palabras que hoy llegan. Augurio con que diera inicio el clérigo, escribiendo la primera página de nuestro amor, papel que amarillenta, tras flores y tierra del panteonero. Con llanto rompiste las horas primeras de tu existencia, balbuceo de tus poéticos vocablos. Con llanto, amargo llanto, entregamos el silencio de tu voz, y el cese de tus suspiros, así cerramos, los minutos últimos de tus vivencias.
Mi nostalgia Mi nostalgia, viste encajes de recuerdos sueños, ilusiones y añoranzas… Tiembla imaginando tus labios, y la tentación de besarlos Mi nostalgia porta tu nombre, con la misma reverencia que a una virgen, hace una procesión en sus sueños, hasta el lugar do antes te vi Mi nostalgia, con verte se calma, se desnuda en tus ojos, curva su pálida boca, y se viste de la alegría de tu presencia.
Una dulce coincidencia No bajes la mirada cuando te vea, ni tú fuiste la víctima, ni yo el verdugo. Solo nos encontramos fugazmente, en alguna encrucijada del tiempo. Creímos tener destinos iguales... durar eternamente. Créeme, mientras duró, fue una linda coincidencia...
Viernes Domingo me prometiste verme en la semana, llegado el lunes y en su danza martes y tu promesa se esfumaba Y en el vaivĂŠn de las horas de esta longeva semana, enloquecidas las emociones, sin ti se levantaban...
Carta a una musa sin nombre A esta hora de la noche, antes de entregarme al mundo de los sueños. Tomo tiempo para escribiros, mi bien eterno, mi ave de los dioses. Pero... ¿Cómo puedo deciros "mía"? Si tu silueta no tiene rostro, si aún sigues en mi mente y en mis sueños, y en mis fantasías, y en el utópico amor condenado a los versos de una poesía. Pero deseaba redactaros esta epístola mía, como quien escribe testamento a su familia... porque es lo único que puedo entregar a quien no existe y me niego traer a la existencia. Si algún día, esta misiva llega tener destinataria, que sea el destino que lo quiera, o el Eterno que lo designe. Con el aprecio que se puede tener a quien luce desconocida:
El desconocido que te ignora, te niega y te escribe.
Preso de ti Preso de tus versos, de tus besos y tu abrazo... Preso de tus ojos, de tu boca y tu retrato Prendido de ti, como la estrella al cielo
Tu ausencia Tu ausencia, mi cĂĄrcel sin alas, sueĂąos, descansos, risas, palabras. Tu ausencia, mi muerte tan solo una palabra tuya, y podrĂĄs revivirme.
Te esperaré Te esperaré donde convine, donde transeúntes vigilan con sospecha. Te esperaré aunque no brille aunque me seque como pompa de jabón... Te esperaré porque no sé más qué hacer, porque no me importa si me enfrío, como se hiele una taza de café.
Mi propuesta Esta noche, en que te pido construyamos juntos un nuevo barco... Noche en que suelto a la corriente del mar, mis sueños de viajero incansable y solitario, para soñar juntos, viajes a otros mares... Esta precisa noche, al claroscuro de la luna de octubre, me haría feliz un sí por respuesta, lo mismo que un beso en su lugar.
El verso de tu mirada Quiero leerte los ojos cada maĂąana, encontrar en ellos el verso que rece cuĂĄnto me amas...
Hoy soy nadie Hoy, soy el infante crecido, el hombre sin cuerdas atado vehementemente a la mรกs ignota locura. Hoy me desconozco... Hoy soy nadie
Reclamo Quiero anunciarte, si reclamarte, acaso no debo, porque mientras tu dormĂas en el susurro de la noche, yo velaba a causa de mis sueĂąos.
Prosa al viento invernal A8 (Alejandro López, autor)
¡Basta ya de este infortunio! Clamé por amor, y estuvo presto a responder. Clamé por paz, y llegó puntual. Ofrecí amistad, y obtuve solo conocidos. Le reclamé al amor y la paz: ¿de qué me sirven ahora la paz y el amor, si no puedo compartirlos? No hubo nadie que se interesara en nosotros. Por eso, digo ahora desde el rincón de mi infortunio …interpreta mi silencio
Desde el muelle Aún guardaba la esperanza De verte aparecer en aquel muelle. Desembarcaría… Si tangiblemente me llamaras Desembarcaría… me quedara contigo. Juro que deseo quedarme a tu lado, así me enseñaron… Deseaba esperar más, ¡Deseaba esperar más…! Elevo la última ancla que me prendía a tu suelo. Me alejo lentamente, mar adentro, con la posibilidad de naufragar sin tu amor. Y mientras me pierdo en la brisa marina, sigo clavado mirando aquel muelle.