Boletin 2015 / N° 04

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Setiembre 2015 / N° 04 / Distribución Gratuita / Apunte arquitectónico de: Gonzalo Peña Zamalloa

Monumento a los Vencedores de Junín

BOLETÍN

CULTURAL DE JUNÍN


SUMARIO Ministra de Cultura Diana Álvarez Calderón Gallo Viceministro de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales Juan Pablo de la Puente Brunke Viceministra de Interculturalidad Patricia Jacquelyn Balbuena Palacios Secretario General Mario Christofer Huapaya Nava

BOLETÍN

BOLETÍN CULTURAL DE JUNÍN N°03 Hallazgos Arqueológicos en el Distrito de Río Tambo,Satipo.

C U LT U R A L D E J U N Í N Boletín N° 04 Setiembre 2015 Huancayo - Perú

El Boletín Cultural de Junín es una publicación de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Junín

Marzo de 2014

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Director de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Junín Jair Pérez Brañez

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CULTURA VIVA COMUNITARIA Sumando puntos a favor de la Cultura Sandro Delacruz Eulogio

POSTGUERRA CON CHILE

Una aproximación al auge urbano de Huancayo Iván Vadillo Mercado

MONUMENTOS A LOS VENCEDORES DE JUNÍN Patrimonio Cultural de la Nación

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IMPRENTAS, LIBRERÍAS Y CULTURA IMPRESA EN HUANCAYO A MEDIADOS DEL SIGLO XX

Diseño y diagramación Rober Martínez Rosas Carol Gaspar Villaverde

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EL APU HUALLALLO CARHUINCHO

Fotografía Archivo de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Junín Kattya Lázaro Gómez Kevin A. De los Ríos Victorio

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Colaboradores Sandro Delacruz Eulogio, Iván Vadillo Mercado, Eduardo Barriga Altamirano, Manuel F. Perales Munguía, Paul Matos Lagos Carlos H. Hurtado Ames, Julia Ponce Castro y Ruben D. Romero Prieto.

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Un breve y particular panorama

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ALGUNAS RECONSIDERACIONES SOBRE EL COMPLEJO ARQUEOLÓGICO DE TUNAMARCA

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LOS CURACAS DEL VALLE DEL MANTARO COMO PARTÍCIPES DEL COMERCIO NEGRERO DEL SIGLO XVII

Editores Martín Arauzo Arancibia Jair Pérez Brañez

Revisión Paul Matos Lagos Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2015-02859 Impreso en Editora Imprenta Ríos S.A.C. Jr. Puno 144 - Huancayo Telefax 064-213547

La revista no se solidariza necesariamente con las opiniones vertidas en su contenido

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Ministerio de Cultura Av. Javier Prado Este 2465, San Borja - Lima 41 Télefono: 4766-9901 www.mcultura.gob.pe

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Dirección Desconcentrada de Cultura de Junín Jr: Lima N° 501 - Huancayo Teléfono: (51 64) 216201 juninescultura@gmail.com juninculturaprensa@gmail.com

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Martín Arauzo Arancibia

Paul Matos Lagos

RECUERDOS DE LOS PRIMEROS DIAS DE LA FUNDICION DE LA OROYA Gustave Reinberg - 1953

DE LA GESTIÓN CULTURAL AL GESTAR CULTURAL Jair Pérez Brañez

Manuel F. Perales Munguía

Eduardo Barriga Altamirano

JUNÍN EN PRAGA

Ruben D.Romero Prieto / TESTIMONIO

TRADICIÓN Y MODERNIDAD EN LA ARQUITECTURA DEL MANTARO

Un nuevo libro para el proceso regional del centro del Perú Carlos H. Hurtado Ames / RESEÑA

LA COLECCIÓN HEMEROGRÁFICA SUÁREZ PALACIOS Martín Arauzo Arancibia / NOTA

NOTICIAS DDC JUNÍN


EDITORIAL

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l viaje ha sido siempre un espacio de permanente cambio, de permanente transformación. Uno cuando viaja ya no es el mismo que emprendió el camino. Ulises al volver a Itaca fue otro. Los hermanos Ayar se transformaron en su periplo. Guaman Poma detalla, observa y aprende en su camino. Hasta el flaneur (el paseante) está en un permanente viaje en su propia ciudad. La metáfora del viaje se ha materializado en la historia de la humanidad en los más distintos escenarios. Uno de los más interesantes para nosotros es el de la lectura, el de los libros. Los libros son un viaje simbólico y permanente que nos transforma y nos transporta. Así pues, queremos que este Boletín se entienda como un viaje, una experiencia maravillosa que nos permita recorrer, conocer y reconocer todos los territorios de Junín: los territorios históricos, los geográficos, los etnográficos, los antropológicos, los arqueológicos, los contemporáneos, todos. Queremos que se entienda como un viaje que nos permita juntar ideas y reflexiones de Junín y sobre Junín. Que nos permita evaluar, criticar y reflexionar; pero sobre todo contribuir. Este viaje por los “territorios” fragmentados de Junín no solo es un viaje geográfico sino simbólico y sensorial. Esperamos y creemos fehacientemente que el viajero-lector conectará elementos culturales, historias, memorias y conocimientos, que se dotarán de un sentido a través del viaje por cada uno de los textos de esta edición. Queremos agradecer en este viaje a todos los que han contribuido para emprender el mismo. A cada uno de los autores con sus artículos. A los funcionarios de la DDC Junín por su empeño en el trabajo y lograr esta producción. Y muy particularmente al equipo editorial por presentar este Boletín bastante compacto y contundente. Creemos que la democratización de la cultura es una responsabilidad de todos los sectores, esta sólo se puede alcanzar con la construcción de políticas culturales producto del diálogo y la concertación. Junín necesita de políticas culturales prioritariamente, y el Gobierno Regional y los Gobiernos Locales pueden contribuir protagonicamente en ello. En este Boletín tienen evidencias del fuerte potencial cultural de Junín, pero también insumos para pensar y reflexionar en la construcción de las mismas. Un viaje físico nos enfrenta a un cambio permanente. Así pues, queremos queridos lectores que este viaje por Junín, por el Boletín de Junín, los renueve, que este número del Boletín nos transforme.

Jair Pérez Brañez


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CULTURA VIVA COMUNITARIA Sumando puntos a favor de la Cultura

Archivo DDC Junín

Por: Sandro Delacruz Eulogio/ DDC JUNÍN

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asta hace varias décadas hablar de cultura era un privilegio de grupos sociales específicos, sin embargo a la fecha este enfoque de la cultura ha cambiado, y diversas experiencias de Cultura Viva Comunitaria desde el sector público y privado nos demuestran que el arte y la cultura más allá de ser un elemento ornamental y propio de las elites, son motores para promover desarrollo, bienestar social y participación en nuestras comunidades. Para comprender mejor este enfoque, veamos Cultura Viva Comunitaria a partir del planteamiento de J. Castrillón quien la define como “al colectivo de personas autónomas que usa métodos, estrategias y fines culturales, a través del arte y la cultura (danza, teatro, cine, u otras manifestaciones culturales), desarrollándose en territorios comunitarios: la calle, la esquina, la plaza, el mercadito barrial, los centros cívicos, las canchas deportivas, las juntas comunales, los escenarios por donde transita el ciudadano, que valoren y busquen el conocimiento y sean comprometidas con su territorio y su historia” (1). Nos interesa esta definición porque reconoce el impacto inmediato de la cultura en su entorno local y porque muestra al territorio no solo como un espacio geográfico determinado, sino como la resultante de procesos históricos y de prácticas culturales consolidadas a lo largo del tiempo como formas de

conocimiento, educación, habilidades, capacidades, y ventajas que tiene una persona y que le dan un estatus más alto dentro de la sociedad, las cuales además de ser adquiridas e interiorizadas, pueden objetivarse y transmitirse generacionalmente, lo que Bourdieu denomina Capital Cultural (2); por otra parte es necesario entender el concepto: “Cultura Viva” porque está en constante reestructuración, y ‘comunitaria’ porque está inmerso en los procesos sociales de un territorio. A partir de esta interpretación de Cultura Viva Comunitaria, en la cual resaltamos la acumulación de Capital Cultural, podemos establecer que este tipo de experiencias culturales aportan a lo que la PNUD denomina “desarrollo humano” como la ampliación de las oportunidades a partir del desarrollo de sus capacidades, para garantizar el ambiente necesario para que las personas y los grupos humanos puedan desarrollar sus potencialidades y así llevar una vida creativa y productiva conforme con sus necesidades e intereses (3). Entonces entender Cultura Viva Comunitaria supone abarcar diversas dimensiones de la esfera social y llevar el arte y cultura a un nivel que involucra la participación activa de la ciudadanía y la decisión colectiva sobre sus asuntos públicos, pues el arte más allá de una cuestión meramente estética, refleja también las aspiraciones y contradicciones del


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Foto: Kattya Lázaro

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contexto histórico de un grupo social y es a la vez producto y directriz de imaginarios o idearios sociales; en ese contexto la cultura adquiere un valor simbólico que le permite cumplir un papel crucial en la formación ciudadana de las personas y del entorno social, en la medida en que es capaz de cuestionar al individuo sobre su capacidad y responsabilidad de asumir un rol en la mejora de la calidad de vida no solo personal sino también de su comunidad. Desde el año 2011 el Ministerio de Cultura a través del Programa Nacional Puntos de Cultura busca integrar, visibilizar y reconocer a las experiencias de Cultura Viva Comunitaria del Perú, tejiendo una gran red que articule al Estado y a las organizaciones culturales de todo el país, desde la cual se espera alcanzar conjuntamente mejores condiciones para el desarrollo del trabajo de las organizaciones y la ampliación de su impacto (4). En Junín, además de las 8 organizaciones reconocidas como Puntos de Cultura, existen muchas experiencias de CulturaViva Comunitaria que desde hace algunos años vienen abarcando diversas dimensiones de la sociedad: la participación y organización como fuente para la construcción de ciudadanía; el fortalecimiento de la identidad como herramienta simbólica para fortalecer la autoestima colectiva, y el desarrollo de proyectos y actividades como factor clave de su economía; todos ellos tienen un punto en común, están insertados en territorios comunitarios utilizando el arte y la cultura como herramienta fundamental de trabajo. Un interesante ejemplo para visibilizar experiencias de este tipo es el Proyecto Invasión titiricultural (5), que se desarrolló el año 2014 a través de la iniciativa de dos Puntos de Cultura y la permanente participación de organizaciones de Cultura Viva Comunitaria de Huancayo; consistió en la implementación de espacios temporales para la construcción, manipulación y difusión del teatro de títeres y de instrumentos de percusión con materiales reciclados, orientadas al desarrollo de capacidades artístico-culturales de 60 niños y niñas de tres barrios del distrito de Chilca de la provincia de Huancayo: Santísima Cruz de Chilca, Echadero 18 de Agosto - Azapampa y la Comunidad Campesina de Auquimarca. Los resultados de este proyecto nos demuestran que se fomentó la participación

ciudadana, la valoración de la cultura como transformador social y se atendió la necesidad de acceder a bienes y servicios culturales. El Programa Puntos de Cultura es una de las experiencias más interesantes en Cultura Viva Comunitaria, pues viene generando un gran impacto en la población y sobre todo en los grupos culturales por las posibilidades de desarrollo que brinda, como una plataforma para articular al Estado con la sociedad civil organizada, y porque reconoce la autonomía y protagonismo de los Puntos de Cultura; esto permite estimular el empoderamiento ciudadano desde la acción cultural (6). Sin duda el trabajo por el fomento del desarrollo humano desde el arte y la cultura en la región Junín, ha dado grandes pasos, sin embargo para garantizar su sostenibilidad es importante que por una parte las ciencias sociales profundicen sus estudios en tales campos y por otra que los gobiernos locales asuman un rol protagónico en la promoción de la cultura.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA 1. Castrillón, J. Cultura Viva Comunitaria.Visibilización de un enfoque alternativo par a la gestión cultural. Corporación Semiosfera. Colombia; 2013. 2. Bourdieu, P. Los tres estados del capital cultural. En: Sociológica nº 5., México DF: UAM- Azcapotzalco; 1987. 3. Qué es desarrollo Humano [Internet].Colombia: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo; [cited 2014 diciembre 15]. Available from:http://www.pnud.org.co. 4. Bases del programa puntos de cultura [Internet].Lima: Puntos de Cultura; [cited 2014 diciembre 10]. Available from:http://puntosdecultura.pe/programa. 5. Proyecto seleccionado para financiamiento por el Ministerio de Cultura en el concurso de Proyectos de Puntos de Cultura 2014. 6. Bases del programa puntos de cultura [Internet].Lima: Puntos de Cultura; [cited 2014 diciembre 10]. Available from: http://puntosdecultura.pe/programa.


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POSTGUERRA CON CHILE Una aproximación al auge urbano de Huancayo Por: Iván Vadillo Mercado/DDC JUNÍN

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Colección de Tarjetas (Fines del siglo XIX) S/P

i bien el proceso independentista peruano implicó el auge de la sierra central en detrimento del sur, es con la consolidación republicana en que este espacio geográfico alcanzó el realce consabido durante los siglos XIX y XX. Pero hablar de la sierra central implica referirnos al Valle del Mantaro y por añadidura a Huancayo, la ciudad más poblada y centralista, la más atractiva económica y políticamente, y que sigue siendo la urbe principal en el centro del país. Tal situación fue adquirida de a pocos durante el siglo XIX consolidándose durante el XX; siendo al parecer uno de los factores que abonaría a ello, el periodo post bélico que acarrearía la Guerra del Pacífico, hecho que duró por lo menos 45 años si es que se toma en cuenta la firma del Tratado de Lima en 1929 (1). Es necesario tener en cuenta que la Guerra con Chile o Guerra del Pacífico, es una de las etapas más recordadas en las ciudades del Valle del Mantaro, la corta pero intensa presencia de tropas chilenas es difundida por el arte popular y la narración oral, no en vano en casi todos los pueblos y ciudades del valle se erigen monumentos, se nombran calles,

instituciones educativas y barrios recordando a Andrés Avelino Cáceres, la figura más visible y mediatizada de este periodo bélico en la sierra central. Es habitual que las guerras definan las identidades nacionales y la formación del Estado (2), no obstante, es durante la


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Revista Ilustrada THE WEST COAST LEADER LTD. 1929 P. 134

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postguerra en que las sociedades se van moldeando y en algunos casos reintegrando; asimilando derrotas, triunfos, traumas y germinando la reconstrucción post bélica. Este puede ser el caso de Huancayo, ya que en el periodo posterior a la guerra creció en el ámbito urbano, económico y político; la antigua doctrina del siglo XVII devendría en la creciente urbe del siglo XIX y en capital departamental en el XX. Cabe mencionar que antes de la ocupación chilena, la ciudad venía dotándose de servicios públicos necesarios para la creciente población de entonces (3); la configuración urbana se circunscribía a las 11 cuadras que entonces ocupaba la Calle Real (actualmente abarcaría la extensión entre el Puente Centenario y el Jirón Tarapacá) y algunas cuadras adyacentes tanto hacia el este y oeste. El acuartelamiento de las tropas chilenas en la ciudad, frenó el crecimiento urbano que venía dándose desde que Huancayo fuese declarada como capital provincial en 1865, que a la sazón ya contaba con el Hospital de Huancayo (hoy Hospital El Carmen) y el Colegio Santa Isabel, siendo ambas ocupadas por los beligerantes y quedando en estado deplorable hasta ser remodeladas y puestas nuevamente en funcionamiento en lo sucesivo. La ciudad después de desocupada por las tropas chilenas, viene a ser teatro de combates urbanos producto de la guerra civil entre iglesistas y caceristas en 1885; una década después sucedería lo mismo durante la guerra civil entre Cáceres y Piérola, siendo notoria desde entonces la posición estratégica que implicaba el Mantaro y Huancayo para la ocupación, en algunos casos, y la defensa, en otros, de la capital.

No obstante, es durante el proceso de postguerra cuando se retoman algunos proyectos públicos paralizados por la emergencia bélica, empezando a darle una nueva configuración urbana a Huancayo. Tal como cita Ricardo Tello Devotto, se van inaugurando nuevos espacios públicos como el Cementerio General (1886), se organiza la Guardia Urbana, se introduce el alumbrado eléctrico y canaliza parte del río Florido, de igual manera la aparición de nuevos colegios: Andino, María Auxiliadora y Salesiano Santa Rosa implicarían el dinamismo citadino de la antigua villa (4). Pero sería la llegada del ferrocarril en 1908 el aspecto más modernizante para la ciudad, las comunicaciones y el intercambio económico ahora serían más fluidos con la capital y la migración en ambas ciudades se daría con creciente intensidad, situación que se incentivaría aún más con la apertura de la Carretera Central en la tercera década del siglo XX. La República Aristocrática y la Belle Epoque también influenciarían en el ritmo de la ciudad, se inauguran los teatros Castillo y Dorregaray los cuales aportarían también al incipiente gusto por el cine. Simultáneamente aparecerían las primeras monografías sobre la ciudad y la provincia: Monografía de Huancayo y otros estudios de Nemesio Ráez y Huancayo 1926 de Óscar Chávez, aportes que marcaron la línea de futuras investigaciones sobre el Valle del Mantaro; en el mismo derrotero se puede citar al periódico fundado en 1912 el cual narró el desarrollo de la ciudad, marcando gran parte de la historia citadina del siglo XX. El recuerdo de la guerra aún era cercano y las conmemoraciones a los caídos se daban en la capital y otras ciudades de la República; Huancayo también recordaría, en la recientemente empedrada Plaza Huamanmarca, el 45° aniversario del fusilamiento de Vicente Samaniego, Tomás Gutarra y Enrique Rosado (4). Si bien gran parte de estos acontecimientos pudieron haber sucedido con o sin la explosión bélica, es visible que el periodo de reconstrucción aceleró el dinamismo urbano, siendo esto palpable en el hecho de que la mayor parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad data de finales del siglo XIX y principios del XX. Sumándose a ello acontecimientos como el arribo del ferrocarril y la posterior designación como capital departamental (título que ostenta hasta el día de hoy y al parecer no hay visos que sea cedida pronto) alimentan la idea de importancia geográfica y económica de Huancayo y el Valle del Mantaro desde el siglo XIX.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA Y OTROS 1. Tratado que define la sesión de Arica y la devolución de Tacna al Perú, no obstante aún es controversial esta delimitación terrestre, como lo demuestra la sentencia de la delimitación marítima dictada en enero del 2014 por la Corte Internacional de La Haya. 2. Méndez, C. Guerras civiles, imaginario nacional y la formación del estado en el Perú. En: Revista de Sociología y Política V. 20, N° 42; 2012 3. Censo General de la República del Perú, tomado en 1876. Tomo V. La ciudad de Huancayo y anexos contaba entonces con 10.592 habitantes. 4. Tello, R. Historia de la Provincia de Huancayo. Huancayo: Casa de la Cultura de Junín; 1971.


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MONUMENTO A LOS VENCEDORES DE JUNÍN Patrimonio Cultural de la Nación

Archivo DDC Junín

Archivo Museo del Parque José Andrés Razuri Esteves

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l “Monumento a los Vencedores de Junín” ubicado en la pampa de Chacamarca a 4143 m.s.n.m., a 250 metros de la casa hacienda San Francisco de Chichausiri y a 7 km. al sur de la ciudad de Junín, declarado como bien integrante del Patrimonio Cultural de la Nación con Resolución Viceministerial Nro. 071-2014-VMPCIC-MC; fue erigido honrando la memoria de los americanos que participaron en la Batalla de Junín el 6 de agosto de 1824. Dicha batalla junto a la de Ayacucho, son dos de los acontecimientos más importantes de la última etapa del proceso de Independencia del Perú y Sudamérica. Durante las celebraciones por el Centenario de la Independencia del Perú y en pleno auge constructor por parte del gobierno de Augusto B. Leguía, se promovió la edificación del “Monumento a los Vencedores de Junín” en reemplazo de la pirámide conmemorativa erigida en el mismo lugar en 1846 durante el primer gobierno de Ramón Castilla. Este monumento se empezó a edificar en 1924 y se inauguró el 2 de agosto del siguiente año, siendo a partir de esta fecha, escenario de las conmemoraciones anuales de esta gesta heroica. Mediante Decreto Supremo del 22 de julio de 1924, el gobierno de Leguía designa como encargado de la


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construcción del Monumento al Prefecto del Departamento de Junín Manuel Pablo Villanueva y se contrata los servicios del escultor alemán Edmund Moeller para la elaboración del diseño y el proyecto de construcción. La erección de este Monumento partió de una iniciativa regional y luego respaldada por el gobierno central, creándose el Comité Pro-Fiestas Conmemorativas del Centenario de la Batalla de Junín, ente que aglutinaría las aportaciones necesarias para su edificación; cabe mencionar que estas aportaciones implicaron fondos estatales y privados. La estructura del Monumento, de estilo clásico, es de concreto armado con una altura de 35.9 m. y coronada por una esfera de bronce con 17 puntas, con la inscripción “JUNÍN”, que la resalta y embellece. En el interior se adecuó un museo de sitio y en 1987 se realizó un mural de 60 metros de largo con diversas escenas de la Batalla de Junín. Desde su inauguración el “Monumento a los vencedores de Junín” ha sido el centro de las actividades de conmemoración anual de esta batalla, fecha en que se concentra, además de los contingentes militares de la zona, un público bastante numeroso de las ciudades y pueblos de los alrededores, con fines de evocación patriótica y también recreativos. Estando ad portas de las celebraciones por el Bicentenario de la Independencia del Perú, la declaración como Patrimonio Cultural de la Nación del “Monumento a los Vencedores de Junín”, contribuye a revalorar esta importante gesta heroica; asimismo destacar la notable obra arquitectónica conmemorativa.

Archivo Museo del Parque José Andrés Razuri Esteves

Archivo Museo del Parque José Andrés Razuri Esteves

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Archivo / Martín Arauzo

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Archivo / Martín Arauzo

“Gratitud al ejército unido que triunfó de las huestes españolas el 6 de agosto de 1824, se erijió esta pirámide durante la presidencia constitucional de Ramón Castilla y Marquesado. Siendo prefecto del departamento D. Mariano Eduardo de Rivero. Año de 1846” Texto extraído de la placa original del primer monumento (1846).


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IMPRENTAS, LIBRERÍAS Y CULTURA IMPRESA EN HUANCAYO A MEDIADOS DEL SIGLO XX

Imprentas y cultura impresa La cultura impresa en Huancayo, se dio a partir del trabajo que venían realizando diversos intelectuales que buscaban consolidar ideas, puntos de vista y su producción literaria o científica, en vista que desde tiempo atrás se tenía como fundamento que la palabra impresa servía para la consolidación de la idea permanente en el lector, representando una fuente de autoridad y poder, idea que a su vez tendría gran arraigo en la década de 1970 con el auge de la cultura política de izquierda (1). Desde la década de 1920 se tiene conocimiento de algunas imprentas y librerías que ya funcionaban en la ciudad, siendo aproximadamente seis, de las cuales se destacan las que imprimían el diario El Heraldo y La Voz de Huancayo. También se tiene que mencionar a la que administraba Gregorio Lazo Sánchez(2), de la cual saldría el libro Huancayo (1926) de Óscar Chávez; comparativamente, si hoy en día es un tanto complicado realizar el proceso de edición e impresión de un libro, para la década de 1920, era tan complejo como lo detalla el citado Chávez sobre su libro: “Este modesto trabajo sale a luz venciendo innumerables dificultades; sin apoyo de nadie […] La imperfección de los talleres tipográficos ha demorado desde el año 25 esta obra no obstante el entusiasta concurso del editor señor Gregorio Lazo Sánchez.”(3) Una de las fuentes que propuso el auge de la cultura impresa en Huancayo, fue la existencia de diversas imprentas y sobre todo las que estaban dedicadas a la producción periodística, entre las que se cuentan: Imprenta Lazo Sánchez que imprimía el periódico Democracia (1914 - 1955), Imprenta Sánchez Muñoz que imprimía el periódico La Opinión de Huancayo (1930); Manuel Piélago, dueño de una imprenta que editaba La Prensa; Empresa Editora La Voz de Huancayo, que imprimía el

periódico del mismo nombre. Para tomar como referencia, por ejemplo, la novela El Antro de las Brujas, de Alfonso Lazarte, el año 1954 era publicada por partes en el periódico La Voz de Huancayo con el nombre de la “novela inédita El monstruo de Torre Torre”(4), posiblemente con el acuerdo entre ambas partes de imprimir la versión final en la misma imprenta; si bien dicho autor ya había publicado en 1948 el libro titulado El hombre y sus semejanzas remotas en dicha imprenta(5), la versión final de El Antro de las Brujas, sería impresa en la Editorial La Inmaculada, debido a la mejor oferta que ofrecía. De estas imprentas saldrían la mayor cantidad de revistas o boletines informativos de instituciones como la Sociedad de Empleados de Huancayo, la Cámara de Comercio de Huancayo y la Asociación de Comerciantes e Industriales Peruanos de Huancayo, sin embargo estos impresos sólo se limitaban a publicar breve información de acciones realizadas por sus asociados. La más destacable excepción, respecto al tema, serían las diversas publicaciones que dirigía el intelectual huanuqueño José Varallanos, quien en la década de 1940, afincado en esta ciudad, editó el Boletín Bibliográfico Órgano de la Biblioteca Municipal Alejandro Deustua y el Boletín Municipal, ambos impresos del Consejo Municipal de Huancayo, además de El Derecho, revista del Colegio de Abogados de Junín. Cabe destacar que todas estas, además de dar a conocer cuestiones referidas a su institucionalidad, reseñaban otras publicaciones, daban a conocer artículos de interés para la ciudad y ensayaban nuevas propuestas, convirtiendo a Varallanos, en su momento, en el gran artífice de la cultura impresa local. Asimismo publicaría en 1944, Huancayo: síntesis de su historia. Otra revista destacada de la época —si bien se imprimía en la ciudad de Lima— fue la que producía la empresa Cerro de Pasco Cooper Corporation, que en octubre de 1949 inició la publicación

Colección de Tarjetas (Fines del siglo XIX) S/P

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ntre 1940 y 1959 fueron publicados diversos periódicos y revistas de corta duración en el Valle del Mantaro, del mismo modo libros de educación primaria y secundaria, algunas novelas y poemarios; la historia de estas han sido consignadas sobre todo en publicaciones vinculadas a la prensa de Huancayo. Por ello es usual encontrar reseñas que dan cuenta de una estricta relación entre literatura y periodismo, o en tal caso, con la actividad cultural de la ciudad. Esta relación existió en vista de que la mayoría de novelas —o cualquier otra publicación no periodística— fueron impresas en los diversos talleres gráficos que ya existían en la década del 50 del siglo XX. En este artículo se propone un acercamiento a la cultura impresa de Huancayo en la década mencionada a través de las librerías, imprentas y publicaciones para a partir de ello, ensayar una idea de la cultura de esa década en esta sociedad.

Por: Martín Arauzo Arancibia/DDC JUNÍN


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de El Serrano, siendo está una de las mayores propuestas en cuanto a revistas, en vista de su tiraje y el contenido variado que ofrecía. Sus primeros números contaban con seis páginas y un tiraje de 1600, fue incrementado después a 24 páginas y tiraje mensual de 11 mil ejemplares, que se distribuían principalmente entre sus trabajadores e instituciones públicas y privadas a todo nivel (6). Librerías Una de las primeras librerías con que contó la ciudad fue la denominada Hidalgo, fundada en 1930, la cual estaba ubicada en la calle Real. En la publicidad que hacía promoción a este comercio, se indicaba que era “La más surtida y acreditada en el Centro del Perú” (7), esto dando a entender que se utilizaba el concepto de librería para vender desde papelería en general, hasta productos de bazar; no obstante para la siguiente década Librería Atenas del señor Marino Palomino sería la que tendría como objeto principal la venta de libros, destacando su relación con la cultura. En la publicidad con que daba a conocer su oferta, hacía referencia a que la librería estaba “Al Servicio en los Problemas de la Cultura”, contando con la premisa: “Enriquezca su biblioteca adquiriendo las obras más importantes que le brindamos”; por otro lado esta librería iniciaría una nueva forma de venta, utilizando catálogos y atendiendo pedidos en todo el centro del país (8). El caso de las librerías que incluían el servicio de imprenta, denominadas Librería Imprenta fue muy recurrente; como se ha especificado, no sólo se encontraba libros, sino también materiales de escritorio y artículos de bazar, si bien esta modalidad respondía a cuestiones económicas, en vista de la necesidad de rentabilizar el comercio, también las mencionadas Librería Imprenta, incursionaban en la edición y publicación de libros, una de éstas fue la Librería Llaque, del señor Ricardo Llaque Descalzi, quien desde mediados de la década de 1940, inició la publicación de libros, sobre todo con temas relacionados a la historia de la ciudad. Entre estos se pueden citar a El Gran Mariscal Agustín Gamarra y la Carta Política de 1839 de Agustín Paredes Ruíz, Historia Abreviada de Huancayo de Ricardo Tello Devotto e Historia del Colegio Nacional Santa Isabel - Huancayo de Miguel Suárez Osorio. Otras librerías afincadas en la ciudad y que contribuyeron al fomento y consolidación de la lectura fueron: Librería Quintanilla, Librería Unanchiri, Librería El Escritorio, Librería Perú (9), entre otras. Producción impresa La producción impresa estuvo vinculada, sobre todo, a la Educación Primaria y Secundaria (2) desde inicios del siglo XX. Por ejemplo el estudioso Ricardo Tello Devotto, autor del libro Historia de la Provincia de Huancayo —obra que hasta la actualidad sirve de guía para conocer detalles de los acontecimientos de la ciudad— también publicaba libros vinculados a la educación, como es el caso de Método Peruano de Inglés, para el primer año de media. Conforme al Programa Oficial de Estudios del Ministerio de Educación Pública. Otro caso similar sucedería con Miguel Suarez Osorio, autor del libro Historia del Periodismo en Junín, quien junto a su hermano Jorge Suarez Osorio, editarían, entre otros, el libro Historia del Perú, Emancipación República.Tercer Año de Educación Secundaria Ciclo Vacacional de Maestros - Alumnos. Quienes también participarían de la producción impresa

serían los mismos alumnos. En 1941 se publicaría el libro Folklore Huancayo de Emilio Barrantes, folleto que llevaba como subtítulo Investigación realizada por los alumnos del cuarto año de instrucción media del Colegio Nacional de Santa Isabel de Huancayo, aunque este libro fuese muy cuestionado por la falta de rigurosidad académica, en vista que para la época se mencionaba que para tratar temas referentes al folclore eran necesario contar con especialistas y no aficionados, el trabajo recopilatorio por parte de los alumnos sería visto con un caso sui géneris (11).


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Otra forma de participación en la producción impresa de los alumnos, aunque de forma casual, fue el de realizar el proceso de encuadernación de sus propios libros. Este caso se dio, por ejemplo, con los alumnos del Colegio Santa Isabel, en uno de sus libros se puede leer la siguiente nota: “Este libro fué [sic] empastado por el alumno: Carlos Francia Guevara del “3er año B”. Huancayo, 22 de setiembre de 1953” (12). No obstante, las publicaciones vinculadas a la educación primaria y secundaria que se venían dando en la zona, fue Horizontes, Vocero de los Alumnos de la Escuela Normal Rural

GUÍA DE HUANCAYO, 1926, P.

“Teodoro Peñaloza”, una de las primeras revistas editadas por alumnos de educación especializada, en vista que esta publicación daba a conocer artículos de actualidad, para 1956, sobre Educación y su aplicación en las comunidades, además de incluir tradición oral y poesía. A decir de sus editores, todos alumnos de dicha Escuela Normal Rural, la revista “será pues el vocero de las grandes ideologías pedagógicas y el instrumento de intercambio intelectual con otras revistas similares del Perú y del extranjero” (13). Palabras finales A mediados del siglo XX, la cultura impresa asociada a las librerías e imprentas en Huancayo sería una antesala a las publicaciones que se producirían en décadas posteriores. Como se sabe la Universidad Nacional del Centro del Perú, recién se inauguraría a fines de la década de 1950, generando con ello una nueva etapa en la cultura impresa de la ciudad, dado que a partir de la existencia de este centro superior de estudios, se publicarían en gran cantidad una serie de investigaciones y monografías vinculadas a la región (14), además de otras formas de venta como las de libros usados o de segunda mano. Es importante continuar profundizando el estudio de los procesos vinculados a la producción impresa, así mismo de las publicaciones que se dieron en adelante, como la destacada revista Proceso, editada por uno de los últimos intelectuales que tuvo la ciudad, Manuel Baquerizo Baldeón.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA 1. Aguirre C. Cultura política de izquierda y cultura impresa en el Perú contemporáneo (1968-1990): Alberto Flores Galindo y la formación de un intelectual público. Histórica. Vol. 31, No. 1; 2007. 2. Chávez O. Guía de Huancayo. Huancayo: Librería Lazo Sánchez; 1926, p. 59. 3. Chávez O. Huancayo. Huancayo: Librería Lazo Sánchez; 1926, p. 167. 4. Razor. El monstruo de Torre Torre. La Voz de Huancayo; 10 feb 1954, p. 3. 5. Gran Unidad Escolar Santa Isabel. Catálogo General de la Biblioteca. Huancayo: Imprenta Modelo; 1955, p. 10. 6. Cerro de Pasco Corporation. El Serrano. La Oroya: Departamento de Relaciones Industriales; 1964, pp. 4-6. 7. Gran Unidad Escolar Santa Isabel. Ondas Isabelinas. Vol. XXXVIII, No. 233. Lima: Tipografía Peruana; 1957, p. 72. 8. Guía Verde de los Teléfonos. Lima: S.e.; [Década de 1940], p. 173 9. Comité Pro-Universidad Nacional de Junín. Universidad. Huancayo: Imprenta Lucerito; 1958. 10. Biblioteca Municipal A. Deustua. Boletín Bibliográfico. Lima: Tipografía Peruana; 1941, p. 34. 11. Rosemberg G. Geometría. Lima: Editorial Colegio Militar Leoncio Prado; 1947. 12. Escuela Normal Rural Teodoro Peñaloza. Horizontes. Huancayo: Imprentas Unidas S.A.; 1956, p. 1. 13. Tillmann H, Hurtado I, Motta G, Salas M. Fichero Crítico 1. Huancayo: Departamento de Publicaciones e Impresiones U.N.C.P.; 1975.


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El APU HUALLALLO CARHUINCHO

Archivo DDC Junín

Adaptación y edición: Paul Matos Lagos/ DDCJUNÍN

C

on el título de Tratado y relación de los errores, falsos dioses y otras supersticiones y ritos diabólicos en que vivieron antiguamente los indios de las provincias de Huarochirí, Mama y Chaclla y hoy también viven engañados con gran perdición de sus almas, el sacerdote Francisco de Ávila, recopiló en un documento y en idioma quechua, fechado en el año 1608, la tradición oral religiosa de los pobladores de la actual Provincia de Huarochirí, en un afán por demostrar la persistencia de la adoración a los dioses nativos, a pesar de haber transcurrido más de medio siglo de vehemente labor evangelizadora efectuada por los sacerdotes españoles después de la conquista. Como paradoja, este celo inquisidor ha servido para conservar la evidencia del culto imperante en el mundo prehispánico, convirtiéndose en un valioso testimonio del rol fundamental que tuvo la religión para cohesionar etnias y crear vínculos de jerarquía, dependencia e interrelación que permiten explicar el funcionamiento de la trama social anterior a la presencia europea. El panteón andino, así como en las culturas primigenias de occidente y oriente, estaba compuesto por divinidades

amorfas que trasmutaban a humano o animal según sus conveniencias, pero siempre ejerciendo dominio sobre las fuerzas de la naturaleza; tal como ocurre en la lucha entre Huallallo Carhuincho, deidad local con Pariacaca, dios invasor; ambos vinculados a la adoración lunar y solar. Este simbólico duelo de apus, confirma lo sustentado por los estudios históricos: las constantes migraciones que por diversas motivaciones se sucedieron en aquellos tiempos pretéritos, ocasionando entre los grupos étnicos pugnas, alianzas, subordinaciones, desplazamientos y reasentamientos. Para relatar el enfrentamiento de Huallallo Carhuincho y Pariacaca, recopilado en el documento de Francisco de Ávila, se ha tomado la traducción del quechua realizada el año 1966 por José María Arguedas en el libro Hombres y Dioses de Huarochirí, en razón a que lo efectuó a la manera de los cuentos quechuas transmitidos de manera oral, conservando la intensidad vivencial de su creadores; y que cobra hoy plena vigencia por la revaloración de nuestras lenguas nativas que el Ministerio de Cultura viene promoviendo desde el Vice Ministerio de interculturalidad.


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En tiempos muy antiguos existió un huaca llamado Yanañamca Tutañamca. Después de estos huacas, hubo otro huaca de nombre Huallallo Carhuincho. Este huaca venció. Cuando ya tuvo poder ordenó al hombre que sólo tuviera dos hijos. A uno de ellos lo devoraba, al otro, al que por amor escogieran sus padres, lo dejaba que viviera. Y desde entonces, cuando moría la gente, revivían a los cinco días, y del mismo modo, las sementeras maduraban a los cinco días de haber sido sembradas. Tiempo después, apareció otro huaca que llevaba el nombre de Pariacaca. Entonces, él, a los hombres de todas partes los arrojó. En aquel tiempo existió un huaca llamado Cuniraya. Pero no sabemos bien si Cuniraya fue antes o después de Pariacaca, o si ese Cuniraya existió al mismo tiempo o junto con Viracocha, el creador del hombre; porque la gente para adorar decía así: «Cuniraya Viracocha, hacedor del hombre, hacedor del mundo, tú tienes cuanto es posible tener, tuyas son las chacras, tuyo es el hombre: yo». No sabemos cómo apareció en esos tiempos el hombre, en qué sitio apareció, y cómo luego de aparecido, en esos tiempos, vivieron odiándose, luchando entre ellos. Sólo reconocían como curacas a los ricos y a los poderosos. En ese tiempo, el denominado Pariacaca nació de cinco huevos en el sitio llamado Condorcoto. Cuando ya Pariacaca tomó figura humana y hubo crecido, se hizo grande, empezó a buscar a su enemigo. El nombre de su enemigo era Huallallo Carhuincho, devorador de hombres. En tiempos antiguos, él habitó en el llamado Pariacaca de arriba. Cómo estuvo allí, exactamente no lo sabemos, ni en qué sitio. Ahora se entiende que fue en la laguna llamada Mullococha. Porque, cuando Huallallo se convirtió en fuego llameante para luchar con Pariacaca, Pariacaca lo venció e hizo de aquella zona una laguna, que ahora se llama Mullococha. En esa zona dicen que vivió Huallallo. Entonces toda esa parte tenía muchas tierras cálidas, estaba poblada de grandes serpientes, caquis y toda clase de animales. Así fue el sitio en que habitaba Huallallo. Después, cuando Pariacaca derrotó a Huallallo Carhuincho, en la cima de Ocsa se fundieron los cinco [en uno, los cinco halcones convertidos en hombres]. Y apenas se fundieron, la tierra se enfrió y empezó a caer granizo, mientras él [Pariacaca] se regocijaba. En ese momento, vino un hombre llorando intensamente; traía a su hijo; llevaba también mullo, coca y un potaje selecto llamado ticti, «Para que los tome Huallallo», decía. Uno de los cuerpos de Pariacaca le preguntó: «Hijo, ¿adónde vas llorando tan tristemente?». Entonces el hombre contestó: «Padre, llevo este hijo mío, tan amado, para servírselo a Huallallo». Luego de oírlo, Pariacaca le dijo: «No lo lleves, hijo. Vuelve a tu pueblo. Dame a mí las otras ofrendas y vuelve con tu hijo a tu pueblo. Cinco días después, regresa nuevamente aquí para que veas cómo lucho. Si me ves vencer bien, “Ha vencido nuestro padre”, me dirás. [Huallallo] ha de pretender derrotarme con un gran fuego; y, si con la fuerza del fuego me derrotara, tú dirás: “Ha concluido la lucha”, me hablarás». Y el hombre, ese hombre, preguntó muy atemorizado: «¿No se enfurecerá contra mí Huallallo Carhuincho?». «No importa que se enfurezca; no podrá hacerte nada. No ha vencido aún. Yo he de crear otro hombre, que tenga “ami” y que tenga “llata”, otra mujer que tenga “añasí” he de crear, otra mujer y otro hombre. Así he de ordenar», dijo.Y mientras hablaba, brotaba de su boca el aliento y una especie de vapor azulado. El hombre, muy atemorizado, entregó a Pariacaca todas las ofrendas. Y los cinco devoraron los corales y trozos de conchas. El hombre regresó a su pueblo llevándose a su hijo. Y, transcurridos los cinco días, cumplió la orden de Pariacaca y volvió. «Iré a ver», dijo.Ya habían transcurrido los cinco días; empezaba la lucha de Pariacaca contra Huallallo Carhuincho. Se cumplía el pronóstico. Como Pariacaca estaba formado por cinco hombres, desde cinco direcciones hizo caer torrentes de lluvia; esa lluvia era amarilla y roja; después, de las mismas cinco direcciones empezaron a salir rayos; pero, desde el amanecer hasta la tarde, Huallallo Carhuincho permaneció vivo, como fuego inmenso que ardía y alcanzaba hasta el cielo; no se dejó matar. Mientras tanto, las aguas que Pariacaca hizo llover se precipitaron hacia abajo, a una laguna, en avalancha toda el agua.Y como el agua iba a desbordarse, algunos hombres de abajo, de Llacsachurapa, derribando una montaña, contuvieron el agua. Así contenida el agua formó una laguna que es la actual llamada Mullococha.Y cuando las aguas llenaron el lago, Pariacaca apagó el inmenso fuego y siguió lanzándole rayos sin

descanso. Entonces Huallallo Carhuincho huyó hacia la región que se llama Anti. Uno de los hijos de Pariacaca persiguió al fugitivo; se quedó a la entrada de la región de Anti, y hasta ahora está allí: «No vaya a volver» pensando, sigue allí, vigilante, hasta ahora. Su nombre es Sulluyallap. Ya vencedor, Pariacaca supo que había una mujer llamada Manañamca. Era demonio y había vivido con Huallallo Carhuincho. Se encontraba, entonces, en la parte baja de Mama, en algún lugar de esos sitios. Pariacaca fue hacia abajo de Tumna, a luchar contra la mujer. Ella empezó a arder como fuego, y desde el lugar en que estaba, hirió en el pie a uno de los hijos de Pariacaca llamado Chuquihuampo. Y ocurrido esto, Pariacaca venció a la mujer y la arrojó en dirección del mar. Le costó padecimientos vencerla.Y fue, después, hacia el sitio en que estaba su hijo Chuquihuampo. Tenía la pierna quebrada. Pero él le dijo a su padre: «No es conveniente que yo vuelva. Desde aquí vigilaré a esa mujer Manañamca. Puede ser que pretenda regresar». «Está bien», respondió el padre y dio órdenes para que el hijo tuviera siempre comida. Cuando Huallallo, de vencedor, cayó vencido y huyó, fue sentenciado [por Pariacaca] a comer perros, por haber sido antes devorador de hombres. También ordenó que los huancas le adoraran; y, como su dios comía perros, también los huancas le ofrendaban estos animales y ellos mismos se alimentaban de perros.Y es esa la razón de por qué hasta ahora a los huancas los llamamos comeperros. Pariacaca, habiendo nacido de cinco huevos, tuvo o no hermanos o si algunos de ellos fueron sus hijos. Sus nombres fueron: Pariacaca, Curapa, Puncho, Pariacarco. No sabemos el nombre del último (Dicen que se llamaba Sullcayllapa). Éste a quien hemos llamado Pariacarco se dirigió hacia la entrada de la región de los antis: «Huallallo Carhuincho puede regresar», dijo, y se quedó.Y afirman que hasta ahora está allí. Se dice que este Huallallo Carhuincho no huyó inmediatamente. Cuando a Mullococha, entraron los hermanos de Churapa Pariacaca y la convirtieron en lago, en ese instante, Huallallo se transformó en pájaro y voló. Dicen que se internó en una montaña llamada Caquiyoca. Cuentan que esta montaña es un gran precipicio de rocas. Metiéndose a ese abismo, dicen que se escondió Huallallo. Entonces, Pariacaca, lanzando rayos, y también sus cinco hermanos, lanzando rayos penetrantes, derrumbaron, dicen, el precipicio e hicieron temblar a Huallallo. Éste, luego, hizo salir una inmensa serpiente de dos cabezas llamada Amaru: «Ha de espantar a Pariacaca», dijo. Pariacaca, viendo a la gran serpiente, hizo un bastón de oro y con él punzó en el centro del lomo a la bestia. El Amaru se enfrió y se convirtió en piedra. Este Amaru helado se puede ver claramente, hasta ahora, en el camino que va por Caquiyoca, en las alturas. Y los hombres del Cuzco o de cualquier otro sitio que saben, que tienen conocimientos, rascan el cuerpo de este Amaru con alguna piedra y sacan polvo de ella para emplearlo como remedio. «No caeré en la enfermedad», dicen. Y así, cuando Huallallo Carhuincho fue arrojado del precipicio de Caquiyoca, se metió en la profunda quebrada de Caquiyacahuayqui. De allí, escaló una montaña llamada Pumarauca y dijo: «Desde aquí podré cercar a Pariacaca y no podrá guiarse hasta este sitio». Y diciendo esto plantó el ala de un pájaro llamado caqui, la alzó como una lanza. Pero, entonces, Pariacaca rompió el ala del pájaro, convirtió al caqui en piedra y venció, nuevamente. Derrotado, Huallallo Carhuincho, ya sin fuerzas, huyó hacia la región que llamamos Anti.Y Pariacaca, reuniendo gente, ya de una zona, ya de otra, persiguió a Huallallo. Cuando éste se perdió en el Anti, Pariacaca designó a un hermano suyo llamado Pariacarco para que se quedara a guardar la entrada: «Puede volver, puede intentarlo», dijo. Este Pariacarco está aún ahora; es una montaña con gran nieve. Quiénes son los que le rinden culto –a Huallallo–, no lo sabemos. Pero, ya, sí, dijimos: «Comen perros ahora, por haber comido hombres antes»; y dijimos también que esos fueron los huancas.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA 1. Arguedas J. A. Dioses y Hombres de Huarochirí, narración quechua recogida por Francisco de Avila [¿1598?]. Lima: Instituto de Estudios Peruanos;1966.


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Area de la fundación de La Oroya en 1921 con La Casa de la Fuerza a la izquierda y la

Por Gustave

A fines de 1925, cuando llegué a La Oroya, las únicas instalaciones que estaban en funcionamiento eran la hidro-eléctrica y la fundición de cobre, que funcionaban desde hacía cinco años y que ya dejaban mucho que desear. Durante los años 1926 y 1927 terminamos de instalar el cablecarril que lleva la escoria a través del rio, los calderos de fuego directo, la cámara original de acondicionamiento de los Cottrells y ventiladores para los gases del convertidor (ya sustituídos), campamentos para obreros, las primeras seis quintas, tipo Standard, de Chulec, y las primeras instalaciones para la refinación del plomo. Justo es hacer notar que estas. En 1928 cuando se terminaron de instalar el laboratorio de investigaciones y la concentradora piloto, el Sr. T. E. Harper Jr. fué nombrado Director de Investigaciones y el Sr. Reinberg su “mano derecha”. Durante esta época la Corporación tuvo que hacer frente a un sinnúmero de problemas metalúrgicos

derivados de la transformación de una compañía productora de cobre impuro en otra para producir unos 22 metales refinados, aleaciones, y subproductos. El último horno de manga comenzó a producir metal impuro, que se enviaba al extranjero para ser refinado; su naturaleza era de tan baja ley, debido al alto grado de impurezas, que el castigo de refinación era excesivamente fuerte. Tal situación daba por resultado la necesidad de introducir métodos adecuados si se deseaba obtener un producto apropiado para la exportación obras nunca han estado demás. El polvo en la planta de cobre contenía un gran porcentaje de bismuto y fué labor del Departamento de Investigaciones buscar la forma de extraerlo y convertirlo en metal apropiado para el consumo. En tiempos de crisis como la del 1930, el bismuto contribuyó en buena parte al sostenimiento de la Corporación. En este mismo periodo de intensas investigaciones salió a la luz el

Convertidores en la fundición de cobre en 1935.

sistema Harper-Reinberg para la refinación del plomo; una modificación del sistema Betts que hace factible la refinación de ese mineral sin que la cantidad y calidad de impurezas afecten los resultados. La Primera de estas plantas HarperReinberg de 25 toneladas empezó a funcionar como planta piloto en 1934. Una nueva casa-tanque con capacidad para 100 toneladas se inauguró en el mes de abril de 1937; la planta de residuo de ánodo fue terminada en 1938, y la planta de antimonio fué agregada más tarde para completar el sistema de refinación de plomo. El Sr. T. R. Wright que entró a formar parte del Departamento de Investigaciones pasó después a investigar los problemas del aderazamiento de los minerales de plomozinc de la CdeP y de otros más, para acumular los datos necesarios que permitieron diseñar una planta de concentración apropiada. Esto ayudó en el diseño de las concentradoras de Paragsha y Mahr. Una pequeña instalación para producir carburo de calcio para nuestro uso fue terminada en 1933 y otras investigaciones sobre fundición de metales por medio de la electricidad, se llevaron a cabo en pequeña escala durante este mismo período. La producción de zinc electrolítico se ensayó en 1930 en el laboratorio, pasó luego a una escala mayor, hasta terminar en una planta piloto semicomercial de 4 toneladas que comenzó a producir en 1939. Un laboratorio espectográfico y micrográfico fué terminado a principios de 1940a instancias de y bajo la dirección del Sr. I. L. Barker (En la actualidad Superintendente General de Fundación y Refinería). Para esta fecha el personal del


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fundición de cobre, bajo construción, detrás. Oroya Antigua a la derecha

e Reinberg

Departamento de Investigaciones comprendía a 20 empleados que llevaban la responsabilidad de las construcciones y de los nuevos métodos de producción, que en aquella época incluía todos los procesos metalúrgicos, después de terminada la fase de fundición. Entre los antiguos empleados que llevan las huellas de esta crítica jornada en el tratamiento del plomo y del zinc, encontramos todavía a los señores Hanley, Ricketts, y Kunkel, que en la actualidad desempeñan respectivamente, los importantes cargos de Sub-Gerencia de Operaciones, Superintendencia de Refinería de Plomo y Cobre, y Superintendente de Refinación de Zinc. Aunque fuera posible hacer todo el trabajo de ingeniería mencionado más arriba en una pequeña oficina situada al lado del laboratorio de Investigaciones, se hizo evidente que para obras de mayor envergadura se hacía necesario el establecimiento de una oficina de ingenieros en Nueva York. Ya en ocasiones anteriores grupos de ingenieros se habían reunido en ese sitio para estudiar y diseñar nuevos proyectos, tales como la concentradora de Bellavista ¬–en 1929– que nunca se terminó; gran parte de las instalaciones Cottrell ¬–1935– y la concentradora de Paragsha, en Cerro. Con tal objetivo me trasladé a Nueva York a fines de 1941 para reunirme con un grupo de ingenieros para empezar el diseño de la nueva planta de 100 toneladas de zinc electrolíticos. Originalmente se proyectó ubicarla en Huaymanta, en el terreno que se usaba para practicar el béisbol, pero aunque

los planos y proyectos estuvieron listos en 1943, tuvo que postergarse el comienzo de la obra debido al advenimiento de la Segunda Guerra Mundial que hizo necesario poner a un lado todo proyecto que no fuera indispensable para ganar la guerra. Al aplazar el programa del zinc, la CdeP emprendió la construcción de la Refinería de Cobre de Huaymanta y la Planta de Arsénico de La Oroya, así como la terminación de la vía férrea y cablecarril de Yauricocha. En esta forma quedábamos dentro del programa de producir metales críticos necesarios para proseguir la guerra, siendo el cobre el más importante de ellos. Después de haberse terminado la instalación de la Refinería de Cobre de Huaymanta en 1949, parte de la sección de celdas fue convertida y adaptada para la refinación de plomo, y la planta que se usaba para la refinación de plomo fué transformada para producir zinc, formando ésta el núcleo de la actual planta electrolítica de 35 toneladas, inaugurada en 1952.

Estos últimos proyectos de ingeniería fueron hechos en la Oficina de Ingenieros de Nueva York, bajo la dirección del Sr. Ben Wilson, quien renunció al terminarse la guerra, habiendo sido reemplazado por el señor Earl A. Strong. En 1948 fuí nombrado Vice-Presidente a cargo de ingeniería. En 1950 se empezó el diseño de las nuevas instalaciones correspondientes al programa para el desarrollo del zinc electrotérmico. *Nota El presente texto respeta la publicación primigenia, por ello se puede apreciar detalles de la redacción de la década de 1950, los cuales no han sido suprimidos, sino más bien destacados en esta nota. Este ejemplar puede ser revisado en la biblioteca “José Varallanos“ del Ministerio de Cultura - DDC Junín. Referencia Bibliográfica Cerro de Pasco Corporation. El Serrano N°50, Vol. V. La Oroya: Departamento de Relaciones Industriales; 1953, pp. 8-9.

Construcción de la Planta Betts en el año 1936.


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DE LA GESTIÓN CULTURAL AL GESTAR CULTURAL Un breve y particular panorama Por: Jair Pérez Brañez/DDC JUNÍN

Archivo DDC Junín

D

esde el principio de los tiempos el poder político se ha servido de manifestaciones artísticas para transmitir contenidos simbólicos y que éstos se constituyan en vehículos de control social. Pensar en la cultura como un artefacto independiente del Estado y de la dimensión del poder es una entelequia. Es bajo está lógica que hacia el siglo XV, se establecen los primeros proyectos culturales y artísticos que materializan una forma de tratar la cultura desde el ámbito del poder y que ha servido incluso como una política cultural vigente en la época contemporánea: el mecenazgo. Tras la Ilustración y la construcción moderna de los estados nación, la relación cultura (arte) – poder, ha generado la desconfianza de los actores culturales por una sustentada interferencia en las estéticas y en las posibilidades de que el poder capture los distintos imaginarios; de tal manera que la cultura, o mejor, el sector cultural evidencia una resistencia ante esta “compleja relación” con el Estado, pero por lo general sucumbiendo a ella. En la década del 50 del siglo pasado en Francia, esta relación se hace más visible. Así pues, el gobierno de Charles De Gaulle, propone la creación del Ministerio de Cultura Francés, el primero en su género, nombrado para tal fin a André Malraux. Este proyecto francés se asienta por dos cosas: en primer lugar la voluntad política del estado francés: De Gaulle estaba comprometido con forjar la idea de un Estado moderno y cohesionar la baja moral y la fragmentación posguerra de la nación francesa. Y por otro lado, la inédita creación de una amplia red de espacios culturales para intervenir en todo el territorio nacional: cohesionarlo y fortalecerlo; nacen de este modo las “Casas de la Cultura”, que en las dos décadas sucesivas se replicaron en diferentes países del globo, particularmente Sudamérica. Sin embargo, tras la emergencia exponencial de la mass media y el estallido de la revolución de Mayo del 68, el balance fue negativo, puesto que la captación de públicos para esta red de infraestructura cultural había sido mínima, sobre todo del sector obrero. Quedaba en evidencia la necesidad de la búsqueda de un profesional que pueda lograr esa articulación entre los espacios culturales y los usuarios de estos espacios. La primera persona que aparece en escena para lograr dicho rol es el animador socio cultural, persona vinculada al trabajo con grupos y con conocimientos de gestión y sensibilidad en la cultura. Cabe mencionar que la misma figura se está dando simultáneamente en otras latitudes, es el caso de los países latinoamericanos que tienen profesionales en la animación cultural, vinculados a ONG´s o espacios sin fines de lucro, es el fenómeno en el Perú en los 70’s con la fotografía de TAFOS

o en los 80’s con el cine comunitario. En España el animador cultural, perteneciente a la esfera privada, cobra importancia ya que el gobierno terceriza sus obligaciones hacia el goce de los derechos culturales, trasladándole el financiamiento y la iniciativa de las propuestas culturales a la empresa privada o a las organizaciones no gubernamentales. España asumió como política de Estado en los 90’s fundar sus prácticas de relaciones internacionales en la cultura. Esto le permitiría entre otras cosas proponer una influencia con los países sudamericanos y Portugal mediante una agresiva campaña que incluía la estrecha participación de entre otras AECID (Agencia Española para la Cooperación Internacional y el Desarrollo); además esto le permitiría ingresar rápidamente a la Comunidad Europea. Por otro lado, se comenzaron a formar plataformas que pusieron en debate y reflexión las prácticas de gestión cultural desde la academia, que además operativizó una oferta hasta entonces inédita.


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Los resultados se dieron rápidamente: en primer lugar la participación del país Ibérico en las Industrias Culturales de Sudamérica fue descollante, las plataformas como Ibermedia o Iberescena lograron el acercamiento de los productores culturales sudamericanos y el cofinanciamiento de la mayoría de proyectos de importancia de nuestros países. Por otro lado, la participación en el sector editorial fue mayoritaria generando altas rentas y contribuciones significativas a sus indicadores macroeconómicos lo que le permitió una mayor visibilización europea. El auge de las producciones cinematográficas españolas catapultaron a sus actores y directores a Holliwood y a ser parte de distribuidoras norteamericanas. También la oferta de becas

en gestión cultural se amplió a los países del sur siendo uno de los canales más importantes para la migración latinoamericana, la Fundación Carolina. Todo este boom cultural español, que influyó en la forma de gestionar la cultura en los países de la región, estaba acompañado de una fuerte penetración económica de grandes conglomerados peninsulares: Telefónica, Repsol, Iberia, BBVA, entre otros; que en muchos de los casos fueron mecenas, mediante sus fundaciones, de los más importantes proyectos culturales de la región. Muchas de estas empresas incrementaron sus negocios y su aceptación a partir de su “gestión cultural”. Sin embargo, la crisis europea del 2006 en adelante, generó el cierre de varios proyectos españoles en los países latinoamericanos y evidentemente la significativa reducción de sus presupuestos, así mismo las plataformas como Ibermedia o Ibermúsica redujeron sus convocatorias y las becas destinadas a la profesionalización se vieron reducidas. El personal que

trabajaba en AECID y sus presupuestos sufrieron un recorte importante. Haciendo un correlato al repliegue hispánico de la cultura (y casi hasta como consecuencia), los países de la región comenzaron a crear sus Ministerios de Cultura. En el caso peruano el INC conjuntamente con otras instituciones dieron forma al actual Ministerio de Cultura y uno de los últimos en la región fue Argentina cuya Secretaría de Cultura pasó a ser su Ministerio el año pasado. Esto, pensamos, fundamentalmente por la búsqueda de un modelo que se aleje de esta marcada influencia española que determinó la agenda de la cultura durante las dos últimas décadas del siglo pasado. Pero a su vez, se podría hacer la lectura, de una manera de cuestionar los modelos canónicos de organización de la cultura y de gestión cultural, generando la búsqueda de una propuesta desde el sur. Esto refrendado en iniciativas que se están constituyendo en fenómenos mundiales como es el caso del movimiento de Cultura Viva Comunitaria. Este movimiento creado desde las bases sociales, producto de la misma organización comunitaria, y alejado de la gestión cultural tradicional, ha generado la necesidad de la creación de políticas públicas, siendo el caso más conocido y exitoso los Puntos de Cultura brasileños que rápidamente se han convertido en políticas públicas en varios países de la región. Otro elemento importante que el sur potencia es el enfoque intercultural alejado de la idea de multiculturalismo tan presente en la mercadotecnia y en la gestión cultural tradicional. De tal manera, que varias iniciativas inspiradas en modelos globales, cobran en el sur un espíritu propio, que busca sobre todo un fortalecimiento de las identidades locales y un dinámico tramado de relaciones regionales. Es el caso de los MICA o MICSUR de Argentina y el MERCOSUR respectivamente, donde los contenidos y productos culturales que se comercializan generan cifras económicas fabulosas que evidencian y proponen siempre un “lugar de enunciación”. Acá el “gestor cultural” da paso a un “mediador cultural”. A pesar de ello el panorama es incierto. Por ejemplo, la oferta formativa para la actividad cultural sigue siendo en nuestra región muy baja. El Perú tiene una escuela de pregrado y dos posgrados en gestión cultural, todas sobre la base del modelo español y norteamericano. Además, el profesional de la cultura, es poco apreciado con una oferta laboral extremadamente baja e invisibilizada. Bajo este panorama, urgen iniciativas y políticas públicas que permitan aperturar espacios de profesionalización que dialoguen con nuestras propias y particulares realidades, que pongan en cuestión modelos y categorías. Mientras tanto, el sector cultura sigue con el mismo optimismo construyendo esperanza y, en palabras de Nataly Lalangui, en permanente “gestar cultural”. REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA 1. Castiñeira de Dios, José Luis. “Crítica de la gestión cultural pura”. En: Aportes. Buenos Aires. 2007, 79-92. 2. Mariscal Orosco, José Luis. “Formación y capacitación de los gestores culturales”. En: Apertura Año 6. Nro. 4. Guadalajara. 2006, 56-73 3. Martinell Sempere, Alfons. La gestión cultural: singularidad profesional y perspectiva de futuro. Cátedra UNESCO de Políticas Culturales y Cooperación.


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ALGUNAS RECONSIDERACIONES SOBRE EL COMPLEJO ARQUEOLÓGICO DE TUNANMARCA Por: Manuel F. Perales Munguía Proyecto Qhapaq Ñan-Sede Nacional

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Proyecto de Tramo Xauxa-Pachacamac

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n la versión tradicional de la historia de nuestra región, basada en los planteamientos del historiador Waldemar Espinoza (1), se considera al sitio arqueológico de Tunanmarca, ubicado en la provincia de Jauja, como una gran “ciudad” fortificada que durante el periodo Intermedio Tardío (ca. 1000-1460 d.C.) se constituyó en la capital del “reino Huanca”, el mismo que comprendía todas las actuales provincias de Huancayo, Concepción, Jauja y Chupaca. En este asentamiento, que según Espinoza antiguamente se llamaba Siquillapucara, se encontraba, además del templo a Huallallo Carguancho –el “dios nacional” del reino–, el palacio del “rey Huanca” donde éste vivía con sus siete esposas “en gran armonía”. Siguiendo esta versión, se afirma también que a la llegada de los incas, la población del reino ofreció una heroica resistencia ante las tropas del estado cusqueño, siendo Tunanmarca la última

ciudad en rendirse debido al hambre y la sed que asolaron a sus más de quince mil habitantes, quienes fueron deportados por Túpac Yupanqui a Chachapoyas. Por esta razón, según Espinoza, los huancas guardaron un odio profundo contra los incas, que los motivó a pactar una alianza con los españoles para traerse abajo al Tahuantinsuyu y recuperar así su libertad. Esta versión ha cobrado mucha popularidad en amplios sectores de nuestra población, no obstante, los resultados de numerosas investigaciones arqueológicas e históricas realizadas en las últimas décadas señalan de forma contundente que la historia de Tunanmarca dista mucho de aquella versión tradicional. Por razones de espacio, en esta ocasión me limitaré a resumir únicamente los resultados más importantes de dichas investigaciones, publicados en los últimos años por Terence D’Altroy y Christine Hastorf (2), Timothy Earle (3), y por Jeffrey Parsons, Charles Hastings y Ramiro Matos (4),


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de dos hileras de piedras canteadas de naturaleza calcárea, similar al tipo de roca que constituye el sustrato geológico del cerro donde se halla el sitio. Las actividades al interior de cada edificio circular integrante de la vivienda eran diversas – preparación y almacenaje de alimentos, pernocte y descanso, entre otras– y se modificaban según las necesidades del grupo familiar que ocupaba todo el conjunto arquitectónico. En el “patio” se realizaban actividades productivas como hilado y elaboración de tejidos, manufactura de cerámica y fabricación de herramientas de piedra, además de otras labores como procesamiento de carne y pieles por ejemplo (2, 5). Tunanmarca constituía una comunidad muy grande, organizada en dos extensos sectores a modo de “barrios”, ambos separados por espacios alargados sin construir que convergían en una especie de “plaza” donde probablemente se realizaban las actividades públicas más importantes a nivel de todo el pueblo, posiblemente dirigidas por los grupos de elite que serán descritos más abajo. Desde esta “plaza” probablemente partía un camino hacia el reservorio de agua del sitio ubicado al pie del cerro en dirección sur (7). Dicho reservorio era alimentado por un sistema de canales que venía desde el norte y su construcción habría sido posible gracias un trabajo coordinado con los habitantes de aldeas vecinas como Chahuín (8). Los habitantes de Tunanmarca se dedicaban a la agricultura y la ganadería de camélidos, además de la producción a tiempo parcial de bienes para el autoconsumo y el intercambio, tales como ropa, cerámica, herramientas de piedra, entre otras cosas. Entre estas personas había una escasa diferenciación social, destacando dos segmentos al interior de la población: elites y población común. En el caso de las elites, éstas

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entre otros (5). Varios planteamientos vinculados con una revisión crítica de la historia regional antigua, basados en los aportes de estos autores, han sido desarrollados además en Álvarez et al. (6). Aparte de las contribuciones de estos académicos y de los miembros de sus equipos, no contamos con otros estudios serios que hayan brindado alcances para una mejor comprensión de Tunanmarca e incluso del periodo Intermedio Tardío en el Valle del Mantaro. Según la evidencia arqueológica disponible, Tunanmarca constituyó un extenso asentamiento aglomerado con indicios de fortificación, cuya existencia fue breve, aproximadamente entre los años 1280 y 1450 d.C., dentro de la segunda mitad del Periodo Intermedio Tardío. Durante ese lapso de tiempo creció vertiginosamente, llegando a tener hasta alrededor de 10 600 habitantes –pertenecientes al grupo étnico Xauxa– concentrados en unas 25.4 hectáreas de espacio construido (3). Las razones de este incremento explosivo de la población del sitio no son del todo claras, aunque parecen haber estado relacionadas con una disminución drástica de las tierras aptas para la agricultura debido a un enfriamiento del clima ocurrido después del año 1290 d.C., que a su vez habría acentuado un ambiente de tensión y conflicto entre las distintas comunidades del valle de Yanamarca al verse reducidos sus espacios productivos (3, 4). La típica vivienda de los habitantes de Tunanmarca estaba conformada por un conjunto de edificios de planta circular, dispuestos alrededor de un espacio abierto, a modo de una especie de “patio”. Estos edificios contaban con un solo vano de ingreso y sus diámetros eran mayores hacia su base y más pequeños hacia su parte superior. Carecían en general de ventanas y sus paredes estaban conformadas por muros


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contaban con un mayor acceso a objetos de prestigio tales como implementos de metal y valvas de moluscos, o vajilla traída desde otras zonas como el sur del valle del Mantaro. Sus viviendas eran más grandes, con mayor cantidad de módulos circulares y “patios” más espaciosos donde, además de las actividades productivas antes señaladas, se llevaban a cabo banquetes, fiestas y rituales donde participaban otras familias de la comunidad. Mediante estos mecanismos las familias de elite creaban o renovaban vínculos sociales, probablemente para acceder a la fuerza de trabajo del resto de la población, necesaria para acumular una mayor cantidad de recursos que hacían posible a su vez financiar proyectos públicos diversos, desde la habilitación de nuevos campos de cultivo hasta la construcción de canales o caminos. Tales formas de liderazgo político, construido sobre la creencia en la descendencia de antepasados poderosos, posiblemente fueron encarnadas por los denominados sinches o “indios valientes” que todavía a fines del siglo XVI eran recordados por los curacas del Valle del Mantaro como una suerte de “jefes” que, entre otras cosas, organizaban la defensa de sus respectivas comunidades en caso de agresiones externas (2, 3, 6). Si bien muchas personas consideran a Tunanmarca como una verdadera “ciudad”, debe indicarse que en este caso la aplicación de dicha categoría –de raíz grecorromana– es cuestionable en vista que su acepción original alude a un asentamiento poblacional cuyos miembros desarrollan, al menos en su mayoría, actividades económicas secundarias en lugar de aquellas consideradas primarias, ligadas a la producción directa de alimentos. Estas actividades secundarias surgen con la división del trabajo, es decir con la aparición de sectores laborales especializados que se dedican a tiempo completo a la oferta de una variedad de servicios –incluyendo

la administración o burocracia– y a la producción de bienes manufacturados destinados al consumo y al intercambio comercial en el marco de un sistema de mercado. Como se ha visto, ése no es el caso de Tunanmarca, razón por la cual debería considerársele mejor como una enorme aldea aglutinada con una población más bien rural, aunque en un proceso de crecimiento vertiginoso que estaba conduciendo a un incipiente urbanismo con características bastante singulares. Desde el punto de vista sociopolítico, toda la evidencia disponible niega el hecho de que Tunanmarca haya sido la capital de “reino” alguno. Es más, hasta la fecha no existe una sola investigación científica que haya reportado indicios de “palacio” alguno o incluso del “templo” a Huallallo que indica Espinoza.Tunanmarca fue más bien la sede de una organización encabezada por un conjunto de familias de elite que ganaron posiciones de poder y prestigio ante otras comunidades vecinas más pequeñas y con las cuales mantenían un constante intercambio de bienes y productos, además de posibles vínculos de parentesco y relaciones sociales, que al mismo tiempo debieron dar lugar a nexos políticos y religiosos que hicieron posible la aparición de una forma de entidad política “corporativa” relativamente compleja, encabezada por un grupo de líderes –¿los sinches?–, en la cual no se observa la institucionalización plena de un gobierno centralizado como es el caso de un estado (v.g. un “reino”). A estas formas de organización política de nivel intermedio se aplica el nombre genérico de “jefaturas”, las mismas que pueden ser de diverso tipo y variar mucho en sus características, pero mantienen atributos comunes como una economía basada en actividades primarias y formas incipientes de gobierno ligadas a una ligera estratificación social donde el estatus otorgado por


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el parentesco y el prestigio están respaldados por un acceso diferencial a recursos determinados. Sobre el final de Tunanmarca aún es poco lo que se puede decir, aunque las investigaciones arqueológicas señalan que el sitio habría sido abandonado al momento de la expansión inca (2, 4, 5). No obstante, a la fecha no se cuentan con pruebas que corroboren los hechos narrados por Espinoza acerca de la presunta violenta derrota de sus habitantes e incluso tampoco hay evidencias de que fueron específicamente estas personas quienes serían trasladadas a Chachapoyas en calidad de mitmaq por los señores del Cusco. Contrariamente, los datos señalan más bien que buena parte de la población del valle de Yanamarca fue reasentada en puntos a menor altitud y más cercanos al centro inca de Hatun Xauxa. Es posible entonces que la antigua población de Tunanmarca terminara residiendo en los nuevos pueblos establecidos en la zona en tiempos del Tahuantinsuyu, tales como Marca, Huancas o Chuccho, ubicados cerca de la actual ciudad de Jauja (2). Como se ha visto en esta oportunidad, el complejo de Tunanmarca encierra una rica historia que recién empezamos a conocer. Las investigaciones arqueológicas efectuadas durante las últimas décadas por parte de académicos reconocidos internacionalmente nos ofrecen datos que ahora hacen posible renovar nuestra visión de la historia regional, superando planteamientos e interpretaciones que, si bien resultan atractivas o parecen convincentes, deben ser sometidas a las evaluaciones críticas que exige el quehacer científico. Del mismo modo y con toda seguridad, futuros estudios serios a cargo de nuevas generaciones de investigadores confirmarán, corregirán o desecharán lo escrito en nuestro tiempo, pero para que ello sea posible es fundamental la adecuada preservación de este magnífico complejo arqueológico, recientemente afectado por un incendio y por actos de vandalismo. En tal sentido, urgen intervenciones profesionales como el proyecto de emergencia que actualmente viene ejecutando la Dirección Desconcentrada de Cultura de Junín, el mismo que contribuirá a mitigar los impactos negativos ocasionados por las afectaciones que ha sufrido el sitio. No obstante, se requieren más recursos y la acción decidida de autoridades y ciudadanía en general a fin de garantizar su conservación y adecuada gestión.

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REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA 1. Espinoza W. La destrucción del imperio de los incas. La rivalidad política y señorial de los curacazgos andinos. Lima: Retablo de Papel Ediciones; 1973. 2. D’Altroy T, Hastorf C. Editores. Empire and Domestic Economy. New York: Kluwer Academic / Plenum Publishers; 2001. 3. Earle T. The Tunanmarca Polity of Highland Peru and its Settlement System (AD 1350-1450). En: Blanton R, editor. Settlement, Subsistence, and Social Complexity. Los Angeles: Cotsen Institute of Archaeology, University of California, Los Angeles; 2005. pp. 89-118. 4. Parsons J, Hastings C, Matos R. Editores. Prehispanic Settlement Patterns in the Upper Mantaro, Junín, Peru. Volume 2. The Wanka Region. Ann Arbor: Museum of Anthropology, University of Michigan; 2013. 5. Earle T, D’Altroy T, Hastorf C, Scott C, Costin C, Russell G, Sandefur E. Archaeological Field Research in the Upper Mantaro, Peru, 1982-1983: Investigations of Inka Expansion and Exchange. Los Angeles: Institute of Archaeology, University of California, Los Angeles; 1987. 6. Alvarez J, Hurtado C, Perales M. Pueblos del Hatun Mayu. Historia, arqueología y antropología en el valle del Mantaro. Lima: CONCYTEC; 2011. 7. Perales M, Loayza H. Nuevas evidencias de infraestructura asociada al sistema hidráulico del complejo arqueológico de Tunanmarca, Jauja. Apuntes de Ciencia & Sociedad. 2011; 1(2): 100-110. 8. Parsons J. El complejo hidráulico de Tunanmarca. Canales, acueductos y reservorios. En: Matos R, editor. Actas y Trabajos del III Congreso Peruano El Hombre y la Cultura Andina. Lima: Editora Lasontay; 1978. Tomo II. pp. 556-566.


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LOS CURACAS DEL VALLE DEL MANTARO COMO PARTÍCIPES DEL COMERCIO NEGRERO DEL SIGLO XVII Por: Eduardo Barriga Altarmirano Pontificia Universidad Católica del Perú

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l Valle del Mantaro ha sido una zona rica de producción agropecuaria durante el virreinato. Este recurso le permitió a esta región ser considerada como una de las más ricas del Virreinato del Perú. Frente a este panorama, los curacas del valle se fueron insertando dentro de la economía virreinal que les permitió convertirse en agentes económicos y que fueron considerados por la historiografía como una élite que resaltaba por su riqueza(1) Por ello, una de las actividades que realizaron estas personas y que es poco conocida fue la de ser vendedores de esclavos negros, por lo que este trabajo mostrará algunos ejemplos de curacas que decidieron intervenir en el comercio negrero en el siglo XVII. Durante la expansión del Tahuantinsuyo, los curacas cumplieron un rol importante como agentes intermediarios entre el poder del Cuzco y las etnias a las que representaban. Ellos cumplieron una doble función, por un lado, a nivel local, su función fue la de administrar los bienes comunales y, por otro lado, en relación con el Estado, la labor que cumplieron fue la de contralar la energía humana para las labores de redistribución (cosechar productos para el Inca, construir puentes, etc.). (2). Este sistema se mantuvo a lo largo de los años de la expansión y consolidación del incanato. Con la conquista española, el sistema curacal se mantuvo, ya que según los postulados de los Habsburgo, que gobernaron el Imperio Español durante los siglos XVI y XVII, los pueblos indígenas no debían de ser gobernados localmente por foráneos, por lo que fue importante el papel del “cacique” (término a que se designó a los curacas durante el virreinato). A esto, hay que añadir que se debía de mantener la estratificación entre la nobleza y los pobladores del común entre los indígenas. Esto generó una élite nativa que afianzó su poder y estatus (3). A la par, la inserción de las ideas de la economía occidental influenció tempranamente a la élite indígena, ya que originó el cambio en la mentalidad de los curacas de la idea basada en la prestación de servicios y posesión de los bienes a uno basado en el régimen de la propiedad privada que los convirtió en agentes económicos (4). Los curacas a partir del siglo XVI empezaron a acumular su riqueza basada en su inserción a la economía virreinal. En el caso de los jefes étnicos del Valle del Mantaro se puede notar que la crianza del ganado de España (ovejas) fue el eje central de su riqueza como lo indicó el cronista Baltasar Ramírez “(…) son los yndios muy ricos por el muncho [sic] ganado (…)” (5). La venta de la lana les sirvió para que puedan adquirir más tierras y, sobre todo, que puedan participar en la manufactura de telas en los obrajes sobre todo en el siglo XVIII.

En cuanto al comercio esclavista, hay que indicar la diferencia entre traficante y mercader. El primero se dedicaba exclusivamente al comercio negrero como su principal actividad económica, mientras que el segundo se dedicaba a vender diversos productos que incluyeron esclavos negros. A este grupo pertenecieron los curacas del Valle del Mantaro durante el siglo XVII. Si bien hay que indicar que no fue una actividad recurrente, pero su ingreso dentro del comercio negrero da señales de la diversificación de los negocios que tuvieron estos jefes étnicos. Además, un punto a favor de ellos fue que gracias a la legislación de los Habsburgo los indígenas estaban exentos de pagar el tributo de la alcabala (el 2% de la


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transacción), lo que fue un aliciente a que puedan participar en el comercio de esclavos. La revisión de los protocolos notariales del Archivo Regional de Junín revela que algunos curacas participaron en el comercio de esclavos, aunque hay que resaltar que se dio la participación directa como mercader o era un intermediario. En el primer caso se encontró Antonio Paitanguala, que en el documento afirma ser el curaca principal de Concepción, que vendió el 19 de octubre de 1623 al español Frutos Martínez la esclava Catalina de 18 años por 400 pesos de ocho reales. En el documento se nota que Antonio Paitanguala había comprado a Catalina de los esposos Antonio de la Peña y María de Vargas. Por lo que se nota claramente que este curaca adquirió a la esclava, probablemente para que trabaje como parte de su servicio personal, pero al notar que había una oportunidad de negocio al venderla lo concretó, ya que el comprador fue un mercader que a lo largo de las primeras décadas del siglo XVII estuvo inmerso en la compra y venta de “piezas de ébano” (6). Otro mercader de esclavos fue Carlos Apoalaya, curaca principal y gobernador del repartimiento de Hanan Huanca que le vendió al teniente general Pedro Díaz de Oballe un esclavo mulato llamado Andrés de los Santos de 43 años por 700 pesos de 8 reales el 9 de diciembre de 1680 (7). Lo relevante de esta transacción es que Carlos Apoalaya estaba vendiendo a un mulato que era mayor que no solo tenía una

productividad baja, si no que estaba acostumbrado al ritmo de vida que llevó con el curaca. Por ello, no es casualidad que Oballe le venda a Apoalaya el mulato el 21 de noviembre de 1681 (8). En el caso de los intermediarios se puede mencionar a Cristóbal Canchaya que fue el curaca principal del repartimiento de Atun Xauxa que gracias al poder que recibió de los socios Francisco de Gamarra, cura de la parroquia de San Sebastián de Lima, y Juan Ramírez, vecino de Lima, le permitió que pueda vender a las esclavas mulatas Sebastiana de 39 años y a su hija Francisca de 19 años. Si bien, la documentación no menciona si realizó las ventas, el que hayan empleado a un curaca como el encargado de la venta revela no solo que en una región como el valle de Jauja el cargo de jefe étnico era muy importante y trascendía el ámbito indígena. Esto se debe a que un jefe étnico por su papel de bisagra entre lo indígena y lo español podía tener una red de contactos en ambas “repúblicas” que le permitiría tener un número mayor de potenciales compradores y en caso de que sucediera algún inconveniente recurrir a ellos para que los problemas se solucionen. En conclusión, este breve trabajo muestra la inserción que tuvieron los curacas al pensamiento económico occidental a partir del siglo XVI, lo que les permitió su participación como agentes económicos. Una de las formas de diversificación que tuvieron algunos curacas del Valle del Mantaro fue el comercio de esclavos que les ayudó a incrementar su riqueza, aunque hay que recalcar que esta práctica fue esporádica.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA 1. De la Puente Luna, J. C. Los curacas hechiceros de Jauja: batallas mágicas y legales en el Perú colonial. Lima: PUCP. Fondo Editorial; 2007, pp. 123-132, Hurtado Ames, C. Curacas, industria y revuelta en el valle del Mantaro (siglo XVIII). Lima: CONCYTEC, Jauja: Halckon Editores; 2006, p. 26, Pease, Franklin. 1999. Curacas, reciprocidad y riqueza. Lima: Fondo Editorial PUCP, pp. 157-158. 2. Pease, Franklin. 2007. Los Incas. Lima: Fondo Editorial PUCP, p. 112. 3. Garrett, David T, 2009. Sombras de un imperio. La nobleza indígena del Cuzco, 1750-1825. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, p. 64. 4. Ramírez, Susan. 2002. El mundo al revés. Contactos y conflictos transculturales en el Perú del siglo XVI. Lima: Fondo Editorial PUCP, pp. 35-85. 5. Ramírez, Baltasar. 1906[1597]. “Descripción del Reino del Perú, del sitio, temple, provincias, obispados y ciudades, de sus lenguas y traje”. En: Víctor Maúrtua. Juicio de límites entre el Perú y Bolivia: contestación al alegato de Bolivia. Prueba peruana presentada al gobierno de la República Argentina. Tomo 1. Barcelona: Imprenta De Hienrich y Comp., p. 320. 6. Archivo Regional de Junín (ARJ). Protocolos Notariales No 1, ff. 740-741. 7. ARJ. Protocolos Notariales No 13, ff. 182-183. 8. ARJ. Protocolos Notariales No 13, ff. 352-353. 9. ARJ. Protocolos Notariales No 7 (segunda parte), f. 173.


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TESTIMONIO

JUNÍN EN PRAGA Por: Ruben D. Romero Prieto

Archivo europalatina

Realizador, productor audiovisual

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l tren sale de Praga con un minuto de retraso. Un gordito bonachón que controla se disculpa, a nombre propio, a nombre del país. Mientras pica el billete aprovecha para preguntar:

- ¿Y usted, de dónde viene? Como siempre, no se que responder. - Vivo en París, soy peruano.

El gordito sonríe, junta los dedos, y se los pasa delante de los labios: - tururú, flauta dulce!. Con ese gesto logra instalar una escena idílica que proyecta quenistas, llamas, ichu, Machu Picchu, papas y sacrificios humanos. - Los veo en el metro tocando y siempre compro un cd Devuelve el billete a una señora y se aleja tarareando el Condor Pasa. Mientras guarda su billete picado, la dama me explica que en un documental del cable - le muestran a uno cómo todo eso fue construido por los extraterrestres. Recuerdo la cara de Erich Von Däniken queriéndome convencer de que los Nazcas sí eran hijos del espacio, sí eran la conexión con el espacio.

- Nací en la sierra pero crecí en la selva amazónica. - Oh… La chica alemana, de las que viaja con guías especializadas, da un respingo en su sillón. Toma impulso y asevera - … la peligrosidad extrema de viajar a esos países llenos de mosquitos. - Fräulein, - le digo adivinando sus erres-, sabemos que el mosquito es el animal más mortífero del planeta pero, y no me lo tome a mal, también lo es la ignorancia: los mosquitos no son peligrosos, peligrosos son los zancudos.Y muchas de las enfermedades que transmiten son importadas, llegaron con los conquistadores. - ¿Y cuál es su religión? Quiere saber un hombre pulcramente vestido, con la etiqueta que llevan los mormones - Soy ateo, pero me convertí a la religión amazónica antes de aprender a hablar. - ¡Sí! ¿los que reducen cabezas, no? En otro documental se ve claramente el proceso, es un secreto que solamente comparten con la familia… La chica alemana retrocede un par de milímetros. El vagón se puebla de jibaros que auscultan entre los asientos, achinados y desnudos, con flechas que sobresalen de sus cabezas emplumadas, rojizas, amarillentas. Un niño se lleva la palma de la mano extendida a los labios y empieza a


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gritar como los apaches. La chica alemana me observa con desconfianza mientras una tribu de jinetes con trenzas recorren los extremos del tren amenazando con robarnos hasta la cabellera. - ¿Y cómo se llama el lugar de donde viene? Interviene una viejecilla en francés de París. - Se llama Chanchamayo, la selva del departamento de Junín. - ¿Como las pampas? ¿Como la batalla? - Oui madame, ¿cómo lo sabe? - Soy profesora de historia y geografía. Nunca he ido a su país pero he leído mucho sobre el Perú. Me interesa mucho. Creo que el mundo cambió desde que descubrimos, perdón… desde que conquistamos América. Por la ventana desfilan casitas teñidas de nieve, escolares que caminan en grupitos, ciclistas enguantados, un par de perros nerviosos que apuran a su ama. - Yo no podría imaginar el mundo sin chocolate Me confiesa la señora, de la manera más solidaria posible. - El chocolate es de Suiza Agrega fräulein con orgullo ajeno - Junín entonces… ¿muy cerca de Lima, no?

- Es una foto rara. En esos tiempos los nativos empezaron a retroceder por la colonización - ¿Y qué comen en Junín? - De todo, el territorio es más grande que Suiza, más de la mitad de toda la Republica Checa. Las frutas más caras de Europa las encuentras tiradas, te ensucian los zapatos en las calles: maracuyá, carambolas, granadillas, poma rosa, piñas, plátanos, cacao. - Soy vegetariana, ¿tienen papas? - Miles de variedades: dulces, amarillas, violetas. - ¿Se puede pescar? - Peces de río, peces de lago. - No me gusta el pescado. - Entonces puedes probar las carnes más nutritivas del mundo: cuyes, venados, zamaños. He aprendido que Cuy es Cuy y no hámster, no vale excitar los ánimos - ¿Queso? - No tan sofisticados como los vuestros, pero los hay. Y la leche es autentica - ¿Café? - El mejor. Cruzamos la frontera, una bandera austriaca adorna un simbólico puesto de control

- Se matan en 3 años.

- Yo ya estoy muy anciana, pero, ¿cuando es la mejor época para viajar? - Junín es frio, nieve, pampas, valles, arboles de eucaliptos, maizales, trigales y minas de plata. Pero también hay monos, papagayos, gallitos de las rocas, osos, serpientes, mariposas, cataratas, cuevas, ríos cristalinos. Porque Junín también es calor: puedes desayunar a 3200 metros de altitud, almorzar en un valle cálido y cenar al borde de una playa amazónica. La gente es de verdad. Todo es de verdad.

Afirma Fräulein

Mis palabras provocan esa sutil indignación europea

Retoma madame ignorando sabiamente a la chica. - Pues sí, es una región cercana al mar, con mucha selva, donde conviven los nativos asháninkas con los descendientes de los wankas, mestizos, colonos europeos, asiáticos y africanos. Algo así como juntar a tiroleses, sevillanos, congoleses, parisinos, chinos, napolitanos y bretones en un mismo territorio.

- Imposible, son religiones opuestas, - Pues todavía no nos hemos muerto.Y llevamos existiendo así desde principios del siglo pasado. - Junín, ¿con jota?

- ¿Y qué hace usted aquí, si todo es tan bonito por allá? - Por amor, caballero. Estoy aquí desde hace mucho tiempo. Gracias a eso aprendí a amar a mi país. - Lo entiendo, yo también echo de menos los paisajes de Utah

Busca en su teléfono un jovencito que sale del anonimato y me muestra la foto del nevado de Ticlio.

El tren se detiene. Bajan y suben. La mitad de un sándwich me aterriza en la mano:

Explica el mormón pulcro.

- ¿Se puede esquiar? Fräulein a su vez encontró una de Tarma rebosante en flores: - ¡Qué lindo! Parece Viena... Aprovecho para mostrarles la foto antigua que llevo siempre conmigo: un guerrero Asháninka mostrándole a su hijo como utilizar el arco. La foto circula entre los compañeros de viaje. El carrito del vendedor pasa entre nosotros dejando un aroma a café. Le sumo un olor a plátano frito. Me invento un olor a guayaba que recorre los pasillos, el silbido de los chicharras, el murmullo del río; todos los recuerdos se juntan y aparecen. - ¿Es su abuelo? Fräulein me devuelve la foto esperando respuesta. Pienso que en realidad es el abuelo de alguien que debe tener el doble de mi edad.

- Que tenga buen viaje El hombre pulcro se va guardando la otra mitad, tirando con la otra mano de una maleta ligera. La anciana mira por la ventana y comenta: - No sabia que Kafka era judío. Ya no estoy en Buenos Aires, donde el pelo largo es casi un uniforme y la gente se sabe de memoria el equipo de futbol peruano que les dejó ganar en el 78. Tampoco estoy en Río, donde mi país tiene nombre de pavo. Y apenas recuerdo el color de las tardes cairotas, con el sol extinguiéndose sobre el desierto cansado y tibio. El oficial aduanero da un buenos días en dialecto, toma mi pasaporte y pregunta: - ¿Usted, de dónde viene?.


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RESEÑA

TRADICIÓN Y MODERNIDAD EN LA ARQUITECTURA DEL MANTARO Un nuevo libro para el proceso regional del centro del Perú

Por: Carlos H. Hurtado Ames

Archivo DDC Junín

Universidad Nacional de Trujillo

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ajo el título de Tradición y modernidad en la arquitectura del Mantaro, la Universidad Continental ha publicado un importante volumen que reúne varios trabajos en torno al proceso arquitectónico del Valle del Mantaro, en la sierra central del Perú. El libro tiene una buena e impactante edición y ha merecido un premio de la XVI Bienal de Arquitectura Peruana en la categoría de Investigación. Además de ello, es el primer texto de esta temática que publica esta Universidad, lo que hace augurar un compromiso serio con la cultura de la sierra central, el mismo que antes, por cierto, al parecer, estaba ausente en cuanto a

publicaciones de libros. Aunque el trabajo en cuestión tiene varias virtudes, que iremos comentando a lo largo de esta nota, es necesario indicar también que es de calidad dispar. Algunos capítulos que lo integran están muy bien documentados, pero otros no tanto. Al mismo tiempo que hay importantes desarrollos y propuestas, también hay notorios y claros vacíos.Veamos. Los autores parten del supuesto que es en el Valle del Mantaro, más que en ningún otro lugar del país, donde se condensan procesos en los que la tradición y la modernidad, lo rural y lo urbano, juegan un rol decisivo en la definición de nuestro


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destino y esto se refleja en la arquitectura (p. 11). Pero, en el caso del Mantaro, ello tiene dos formas aparentemente antitéticas y que es una de las principales tesis que articulan el trabajo. A más “progreso” y desarrollo comercial, más destrucción y ruptura con la tradición, mientras que a falta de este, mayor preservación de estos ejemplos (p. 29). La ruptura se evidenciaría en lo que los autores denominan insistentemente como lo “chicha”, una forma arquitectónica presente en las plazas y los centros urbanos: “[…] nuevos municipios de cristal espejo al lado de las iglesias, parques y miradores con extraños personajes folclóricos, paraderos en forma de chullos sombreros e ingresos grandilocuentes” (p. 29). Cinco son los capítulos que integran este libro. En el primero de ellos, “Orígenes y evolución”, escrito por el arqueólogo Manuel Perales y que por cierto es uno de lo más documentados del volumen, se hace un recorrido de lo que se podría denominar como una historia arquitectónica pre hispana de la región, remontándose hasta el formativo a los orígenes del proceso colonial. Quizás lo más destacable, a nuestro modo de ver, es el énfasis en el sistema de patio pre inca como una forma urbana propia y original de la zona (construcciones dispuestas en forma característica alrededor de pequeños espacios abiertos), que en cierto sentido trascendió a la época estatal e incluso a la colonial temprana. Según Perales, las comunidades del Mantaro estaban avanzado hacia el umbral de una próxima forma de vida urbana, pero de características bastante propias y de raíces endógenas (p. 62). Pero el capítulo siguiente “Los pueblos del valle”, a cargo de los arquitectos Jorge Burga, César Moncloa y Juan Tokeshi tiene otra connotación. Se trata de una descripción, principalmente arquitectónica, de veinte pueblos del valle; descripciones visuales en mapas de viviendas, plazas y fachadas, aunque sin apostar por la interpretación en términos narrativos, lo que hace que se trate de un capítulo bastante frío. Esto se suple parcialmente en los siguientes:“Síntesis del valle”, del arquitecto Juan Burga y el artista plástico Josué Sánchez y “Arquitectura e identidad” suscrito por los arquitectos Jorge Burga y César Moncloa.Aquí se desarrollan más extensamente los conceptos referidos a la imposición de lo chicha en detrimento de lo tradicional, como la más importante característica de la arquitectura regional. Aunque hay importantes descripciones de tipo de casas, iglesias y hasta plazas de toros, es necesario señalar que estos capítulos no están lo suficientemente documentados y caen en generalidades e inexactitudes notables tales como llamar “pueblos grandes” a Jauja y Concepción (p. 187) cuando sabemos que son ciudades y todo lo que ello implica, o afirmar que la municipalidad original de los pueblos era la intendencia en la época colonial (p. 189, sic, debe ser cabildo). En la identificación de las casas de la región llama mucho la atención, además, la ausencia de la casa de dos niveles con balcón antepecho, tan singulares en Jauja y Concepción, por ejemplo. Tampoco queda claro a que se refieren con lo “wanca” como forma arquitectónica (p. 145). El mismo término “wanca” como tal crea complicaciones, ya que suponen una unidad que está bastante lejos de existir en la región, como se viene debatiendo en varios estudios referidos a la realidad socio histórica y cultural de la zona. Además, en relación a ello, se presenta una visión bastante maniquea de la realidad, donde básicamente todos serían campesinos que migran y tienen a sus hijos estudiando en el

colegio de Huancayo o del valle “[…] en universidades locales o de Lima; la madre tiene un negocio en alguna ciudad cercana; mientras el padre y los hermanos mayores trabajan en alguna mina. Y si llegan a ahorrar lo suficiente tendrán una vivienda en su pueblo original, ora en Concepción, Jauja o Huancayo, y otra en Lima” (p. 245). Es una visión maniquea porque, a la par de pueblos y campesinos, en el valle hay ciudades y un gran conglomerado de profesionales de diverso tipo, y no sólo desde ahora. En líneas generales, hubiera sido importante hacer una revisión exhaustiva de los que ya se ha trabajado antes en la relación, no solo a la temática arquitectónica de la región, que no es poca, sino de una mínima bibliografía del proceso histórico y social general. De lo contrario no se entienden algunas de las afirmaciones como las citadas en el párrafo anterior. La ausencia de antecedentes bibliográficos de cosas ya estudiadas es patente en esta publicación y es a la vez uno de sus puntos más débiles (pongamos solo el caso de lo trabajado en el Proyecto Jauja Monumental, por ejemplo). Lo mismo se podría decir de los diversos reportes existentes en las oficinas del Ministerio de Cultura Junín referidos a varias de los pueblos y tipos de casas que se trabajan en el volumen, que es claro no se han visitado, lo que daría un punto de vista más plural.Y creo que si hablamos de proceso arquitectónico en el Mantaro es imposible obviar el papel que juega la Universidad Nacional del Centro del Perú y su facultad de Arquitectura, los que por alguna razón están invisibles en esta publicación, lo que no abona nada a la objetividad. Hay importantes vacíos en la mirada histórica. Si bien la parte prehispánica está bien desarrollada (aunque lo referido al centro administrativo inca de Hatun Xauxa, creemos, ameritaba un poco más, ya que varios cronistas llamaron la atención sobre lo peculiar de su emplazamiento urbano, de calles rectas), esto no sucede con la etapa colonial y republicana. Hubiera sido necesario incluir un estudio que explore el proceso arquitectónico de ambas etapas tan importantes. Por ejemplo, en la región no hubo ciudades en la Colonia, pero hubo pueblos de indios que funcionaban de hecho como ciudades, como era el caso de Hatun Xauxa. A partir de poblados como estos se ordenó la realidad colonial en diversos aspectos, y la arquitectura no fue ajena a ello. No hay detalles de las casas coloniales y sus diversas características, cuyo rastro se puede reconstruir a partir de distintos inventarios existentes en los archivos regionales. Sobre la República, también a manera de ejemplo, no se dice nada de los cambios fundamentales surgidos a raíz de la Conmemoración de la independencia en el Perú, un proceso fundamental. Muchas plazas en forma de parques y varios edificios singulares se construyeron en ese proceso como parte de la fiebre arquitectónica que se apoderó del país, y de las que las regiones no fueron ajenas. No obstante ello, el libro tiene muchas virtudes, como ya se ha indicado. La más audaz, quizás, es la propuesta de una ciudad malecón alrededor del Mantaro a lo largo del valle, que se presenta en el capítulo final. Suena interesante aunque su factibilidad aparece como dudosa en el sentido común. Independientemente de ello, llama la atención que las vistas sugeridas que se publican parece que caen en lo que se critica en el mismo trabajo, ya que se asemejan más a un balneario de la Costa Verde en Lima y no tienen nada que ver con lo tradicional en relación a esta parte de la serranía peruana.


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NOTA

LA COLECCIÓN HEMEROGRÁFICA SUÁREZ PALACIOS Por: Martín Arauzo Arancibia/DDC JUNÍN

Archivo Jorge Suarez Osorio

Archivo DDC Junín

L

a Colección Hemerográfica Suárez Palacios, donada a la biblioteca “José Varallanos“ del Ministerio de Cultura - DDC Junín, constituye un valioso repositorio histórico de periódicos y revistas de fines del siglo XIX y principios del XX, resguardados por su principal colector el señor Bernabé Suárez, promotor del periodismo en el distrito de Yauli. Suárez Palacios fue propietario de la imprenta La Industria, en la que se imprimían diversas revistas y periódicos de la zona; asimismo fue fundador de La Opinión Popular de La Oroya, periódico que salió constantemente desde 1922 hasta 1962, llegando a pasar los 10000 números. A decir de su hijo, el Dr. Jorge Suarez Osorio, su padre solía archivar y conservar distintos periódicos que llegaban a su poder, todos encuadernados y en estricto orden cronológico, aun así sean de la competencia. Gracias a esta acción, es que hoy se puede apreciar una vasta colección de periódicos y revistas codificados y distinguidos por tipos, tamaños y materiales de encuadernación. Sin entrar en muchos detalles, la colección hemerográfica cuenta, entre otras publicaciones con: La Opinión Popular de La Oroya, La Minería, El Heraldo Minero, El Serrano, El Minero Ilustrado, El Minero, La Antorcha, La Oroya, editadas e impresas en la provincia de Yauli La Oroya.

Además publicaciones del valle del Mantaro como La Voz de Huancayo, El Tiempo (Huancayo), El Porvenir (Jauja). Publicaciones de otras provincias del Perú como Actualidad (Huánuco), La Prensa de Huaylas, La Verdad de Sicuani y diarios de circulación nacional como El Comercio, La Prensa, El Universal, La Crónica y The New York Times de E.E.U.U. Dicha colección servirá para el estudio de los diversos acontecimientos suscitados en el departamento de Junín hasta mediados del siglo XX, especialmente en la provincia de Yauli La Oroya y todos sus distritos, en relación a la actividad minera y las implicancias en su población. A manera de ejemplo se puede mencionar temas como denuncios, petitorios y concesiones mineras, la fundación de la Cerro de Pasco Copper Corporation, la llegada del ferrocarril a La Oroya, el traspaso de la capital departamental de Junín, la revuelta de Chongos Alto en la hacienda Laive en 1931, las incursiones guerrilleras en Jauja en la década de 1960 y todos los artículos publicados por el abogado y periodista Miguel Suárez Osorio en periódicos locales y nacionales.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA 1. Suárez M, Cisneros A. Historia del periodismo en Junín. Huancayo: Editorial Sebastián Lorente; 1967.


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NOTICIAS Proyecto de Emergencia en Tunanmarca

Archivo DDC Junín

El 8 de agosto se inició la ejecución del Proyecto de Emergencia en Tunanmarca que, aprobado bajo Resolución Directoral N°277-2015-DGPAVMPCIC/MC y con un presupuesto otorgado de 98 mil 500 nuevos soles, contempla el diagnóstico general del complejo arqueológico, apuntalamiento de las estructuras que se encuentran en mal estado de conservación, limpieza de pintas de las estructuras, habilitación del circuito turístico, construcción de tres paneles de señalización de acuerdo a los criterios establecidos por el Ministerio de Cultura y limpieza general del sitio.

“Cerrito Cultural”

Foto: Kattya Lázaro

Bajo el objetivo de fomentar espacios culturales en la región, la DDC Junín realizó el Festival de la Artes e Industrias Culturales: “Cerrito Cultural” en el Cerrito de la Libertad. Este espacio albergó el proyecto más grande y sin precedente alguno en nuestra ciudad, cientos de personas disfrutaron de presentaciones de teatro, proyecciones de cine, talleres, feria cultural, exposición fotográfica, pintado de murales, cuenta cuentos y conciertos de reconocidos grupos musicales con amplia trayectoria: “El Polen” y “Barrio Calavera”.

Personalidad Meritoria de la Cultura: “Sinfonía Junín De Jauja” Archivo DDC Junín

El conjunto musical “Sinfonía Junín de Jauja” fue fundado el 8 de agosto de 1962 en el distrito de Marco - Jauja, 53 años después fue distinguido como “Personalidad Meritoria de la Cultura” en reconocimiento a su trayectoria artística, habiendo contribuido a la identidad musical del valle del Mantaro, la creación del acervo musical Jaujino y la continuidad de los géneros musicales de la sierra central. El reconocimiento se realizó en el marco de la celebración del “Día Mundial del Folklore”.

Biblioteca José Varallanos

José María Arguedas. Obra Antropológica. Lima. Editorial Horizonte. 2012. 7 t.

Boletín Municipal. Órgano del Concejo Provincial de Huancayo. Año 2. N° 2, Segunda Época. Enero – mayo 1942. Huancayo. 105 p.

Atención de lunes a viernes en los siguientes horarios: 9:00 a.m. – 12:00 p.m / 2:00 p.m. – 5:00 p.m.


La Libertad de la

Lectura CONSTRUYAMOS JUNTOS la Red de Bibliotecas Penitenciarias DEL PENAL DE HUAMANCACA Donación de libros DDC JUNÍN Jr. Lima N° 501

Horario 9 a.m. - 12 p.m. 2 p.m. - 5 p.m.


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