2010 PACEÑO DE NATA
ARMANDO TRASVIÑA TAYLOR
PACEÑO DE NATA Armando Trasviña Taylor
2
Soy paceño, ¿y qué?, y de nata, ¿qué li´hago?, pues, y de cepa como decía mi padre, ¡de sepa el diablo! lo que es pior, de los de antes, ¡no, no!, no tan di antes, de endenantes.
Juan Francisco es un maestro mecánico de los pocos que ruedan, con rasgos antípodas, totalmente contrarios al cigüeñal y a la biela y no me explicaba su forma de ser de una persona que daba vida a los autos, a las bicis
y
motos
y
su
otra
pasión
por
el
tren
de
la
historia que me trajo embobado por meses y meses con claro embeleso y me sacó de balance cuando entreví su tendencia en un hombre maduro, como de 30 años, que en el trato diario llamaba Ancapla (en casa de Pla), a seis cuadras de casa a donde suelo llevar mi diantre tartana que cuando se echa, se echa, ya peina canas, la pobre, bien cargados los años que de mozos no tienen ni la M de entrada. ¡Ah!, pues, sí, les decía, mi amigo mecánico
del
que
acabo
de
advertir
que
Placier
se
tildaba con dos S seguidas, así, Plassier, y su otra tendencia, afecto o apego, que ni con güija extraía y 3
me descorazonaba, de verás. Me arrebataba de pronto con dudas
notorias
de
carácter
histórico,
social
y
estadístico, literarias de todas, y otras de antaño que apenas sabía, del estado de origen que es el mismo de ambos (así me siento) y que, la verdad, me causaba rareza y carácter porque me parecía de misterio que su afán analítico fuera tan hondo e intenso como el pistón de los autos que él reparaba. Es como si Shakespere jugara fútbol o raqueta o Voltaire, halterofilia. En la navidad de hace meses al maestro mecánico le obsequió su
hijo
mayor,
ya
maestro
de
grupo,
maestro
que
empieza, un reproductor MP3 en donde podía grabar lo que se le hinchara a su antojo y lleno de gozo su ánima pudo grabar lo deseado y eso era lo que a él le movía en su vida que estaba atrapada. No llegaba a entrever el motivo de aquello que era su apremio y viveza y sus preguntas sesgadas que de pronto brotaban. Un día, el menos
pensado,
me
regaló
un
duplicado
de
su
CD
misterioso que su hijo estampó en su aparato de marras y que ahora veremos, mejor dicho, oiremos, con, no sólo pasión encubierta y emoción desmandada, sino con traza 4
educada de captor y analista en un tema que, ni por la letra intuía. Su actitud de ensayista, ¿estudio, pasión u huroneo?, parecía reflejarse en su todo. Al escuchar el CD y observar en el texto, opinar o advertir, se notaba que, a ratos, se frenaba y volvía, en cada caso así. Respeté las palabras y las frases del tema que ahí se colaban porque le daban tono al nativo, le imprimen folklore y marca el estilo, conjunto genuino: “a´í le paramos” o “p´a que me entiendan” o “quítame m´eso”. Lo primero que oí en el breve relato, fue la voz satisfecha de lo que van a escuchar en el texto acuñado y tal vez se frenaba y lograba asentarse, la ortografía la dejo sin quitar ni una coma o una frase específica del ser que explicaba con acento doméstico. Así empieza y espero que les guste el ensayo particular y emotivo como a mí me agradó del principio al final. Así dice:
“Soy paceño, ¿y qué?, y de nata, ¿qué li´hago, pues?, y de cepa, como decía mi padre, ¡de sepa el diablo!, y
5
lo que es más, óiganlo bien, de los di antes, bueno, no tan di antes, de endenantes, mejor. Nací en la esquina que forman el Correr y la Prisa de lo que puede llamarse las verijas del pueblo y a dos cuadras
de
casa,
la
de
ahora,
en
el
mero
Esterito
famoso y notable como aldea diminuta, pero muy grande en
nobleza
y
fornida
presencia.
Desde
que
abrí
mis
lagañas para que entrara el futuro un tanto mareado, más que de firmes me alcé, me aferré a sus pisadas en este mes de febrero que ni brisa exigía y así vine al planeta con el grito de inicio que colmó mis pulmones y desde entonces seguí de pegoste en la vida que hasta los
Ruffo
liebre
de
distinto,
meneaba crío
o
alguien
merodeábamos había,
¡pa´su
sumaba
16
entre
por
logomorgo nuevo los
mecha,
millones
decir
de
pudiente.
genuino.
entre 8
algo
muchos
millares
qué
pocos!,
gentes,
Me
el
que y
en
Semejé
sentí
que
por
por un
otro, aquí
entonces país
Territorio
47
que mil
pobladores y la ciudad de La Paz, 8 mil y algo más. Era, óiganlo bien, en 1930, hace ya muchos años. Pero, no crean ustedes que siempre han sido por ahí, no, en 6
registros de atrás han sido menos aquí. Nomás vean esto en datos pasados: en 1857 éramos 1,224; en 1861, 2,276; en 1877, 1,000; en 1895, 4,737; en 1900, 5,046; en 1910,
5,536;
en
1921,
7,480;
en
1930,
los
que
ya
mencionamos; en 1940, 10,401; en 1950, 13,081; en 1860, 24,253; en 1970, 46,011; en 1990, 137,641; en 1995, 154,414; en el año 2000, 162,964, y así continúa. Y para estos momentos andamos arando los muchos y ahí vamos. Echemos, pues, una ojeada a la historia de casa para que sirva de algo estudiarla y jactase: Loreto, hace ya mucho tiempo, fue capital de la franja, y más tarde, La Paz, fue capital del Distrito y Territorio más tarde, y desde 1975, es Estado lebérrimo el que ahora poblamos. Loreto fue la primera en gobernar la comarca larga y fruncida de la tercia riquísima cuyo nombre le viene de la Chanson de Roland y apareció nuevamente en Garci Rodríguez de Montalvo en “Las Sergas de Esplandián” (1510) y tuvo otros nombres también como Nueva Albión (llamó Drake), Isla de California (López de Gómara),
7
Isla de la Santa Cruz, Cálida Fórnax (controvertido) y otros que quedan. En el siglo XIX, pasó de Loreto hacia el sur, San Antonio, una austral aldehuela a una hora por auto de La
Paz,
la
bonita,
y
que
fue
región
de
cuantiosas
reservas y muchas y ahora el turismo acogió. Loreto, de 1697 a 1777, durante 80 años, fue el cerebro y sentido de las tres Californias y ahí estuvo el gobierno que a las tres abrigó, (la baja, la media y la alta) en esta franja extendida que cubrió a dos países. Loreto fue la primera, asta y bandera de mil y un tropezones y otros mil de caidas que apretó en su cintura a ese trébol magnífico: Baja California Sur, Baja California (norte) y Alta California (USA) El escaso nublado de la mísera lluvia,
en
Loreto
mojó
casas
y
templo,
milpas
y
predios, y lo que es pior, los archivos. La historia quedó
remojada
necesario
mover
sin a
actas
ni
Monterrey,
firmas
por
lo
California,
que hasta
fue la
quinta fregada y hasta donde se fue el territorio que al gringo cuadraba con ganas enfermas, 2,300 kilómetros del sur hacia el norte, desde Los Cabos a Washington en 8
la frontera hiperbórea, es decir, de Paris a Moscú, kilómetros menos. Baja California Sur posee 73.992 km2; Baja California (Norte), 71.446 km² y California, USA, 441,469 K2, total: 586,907 km2. En Loreto, debo decir, se firmó –entre otras- el Acta de Adhesión a la República que en ese momento se creaba después
de
seguidos.
enfrentar
El
Acta
a
la
España
expresa
-y
dice
por aún-
tres
siglos
lo
que
la
historia registra: “En el Presidio de Loreto, capital de la Provincia de la Baja California, a diez y seis de agosto
de
mil
ochocientos
veinticuatro,
hallándose
congregados en la Sala Capitular de este Ayuntamiento el señor Jefe Político de la Provincia y todos los individuos que forman el cuerpo, ante mí el secretario nombrado, se procedió, después de haber salido de la misa
que
se
celebró
juramento
de
obediencia
República
que
observar
y
fue
en
obedecer
con
toda
a
la
esta la
solemnidad,
Acta
Federativa
forma:
¿Juráis
Acta
constitutiva
República Mexicana? Sí, dijeron todos, juraron.
9
a
tomar de
a de
la
Dios la
Y enseguida lo hicieron, en los términos mismos, la Corporación
de
la
villa,
y
como
ya
les
urgía
la
revelación de esa Acta, se tomó el juramento a los oficiales
habidos
en
la
Milicia
del
puerto
que
al
presente se hallaban y firmes y adustos a nuestra vista lo hicieron con los miembros restantes que la Compañía ocupaba. En conclusión, lo prestó todo el pueblo. El regocijo era fausto y por tiempo alargado, no cesaban de hacer alabanzas y encomios a favor de los nuestros por tan benéfico acertijo, habiendo asistido al tedeum de la iglesia que se cantó con repiques y descargas de mílites y el placer manifiesto de ver el afecto y la emoción contenida de la gente que estaba. Contribuyó para ello el ministro de suyo, fray Bernardo Solá, que se
halló
dándose,
en al
encomienda fin,
en
concluida
ese la
acto
entusiasta,
firma,
rubricó
y el
funcionario con el Cuerpo presente y los oficiales de tropa más la milicia agrupada, y en fe de ese acto, rubricó el infraescrito, el señor Secretario”. Es para sentir pundonor de los viejos abuelos.
10
La península entera que en el mapa se observa por su larga figura, tiene algo de... ¿tísica?... ¡meeee, no es
verdad!,
apolíneo...
tiene le
cuerpo
diré
al
de
poeta
atleta que
y
semblante
cambie
ese
àcido
epíteto o mejor helénica o sencillamente sirena como cantó Luis Peláez y Margarito Sández en su “Costa Azul” que
está
arrinconada
como
roedor
en
gavetas
y
casi
nadie memora. Es himno nuestro. Se percibe su talle desde el pasar de cohetes en un cielo sin pecas como el nuestro que asombra. California, la Antigua, la del sur,
la
primera,
la
que
dio
el
apellido
a
otros
lejanos, nació con el nombre que actualmente posee, de pila bautista y apelativo paterno, fue la primera en tener ese acento de madre en las Sergas de Esplandián de
Garci
Ordóñez
de
Montalvo
en
la
décima
sexta
centuria, caballeresco y galano. Fue nombre calcado e impuesto al de junto y copia al carbón en la Alta por otros que la pretenden y aún acosan. ¡Copiones estos! Es,
en
verdad,
centenaria,
hace
ya
siglos
en
este
cumpleaños. Loreto, la bella, como barco visible de esta
amada
península,
timón 11
y
velamen,
cien
años
después
de
su
égida
y
haber
gobernado
esta
parte
alargada, es ahora motor de esta nave con hélice, de cubierta
y
ariete,
de
rocas
y
montes
y
cumbres
enhiestas, y no con nieve, de hecho, sino de grandes ideales y metas conspicuas; de espejo y modelo y gran contextura. Pa´ que se eduquen, ca... maleones. Somos pocos, por cierto, pero, recios y nobles, ¿a poco, no? La Paz, pequeñita, hace ya mucho tiempo, con un hondo currículum de gestas y gloria, es punta de lanza y lanza
de
punta,
caponera
de
pérfidos
y
recuerdos
visibles donde aprendí mis comienzos, mi adolescencia e inicio que es triple ventaja, y centellea mi fortuna desde los años de crío. Tengo un recuerdo clavado que está llameando en mi alma como huella en almohada sobre una chiva que tuve y que ahora evoco y reciclo en mis sueños de sombras que llevo y mastico. Lechera ella, choto o cabrillo, pa´que me entiendan, que por mejores señas
al
chunfiate
comer o
licenciaba
fundillo
que
sus zalate
bolingas le
del
nombran
ano, (ficus
pringlei) porque eso aparenta y tiene forma de huevo, pero minúsculo y mínimo, grano de elipse, redondo y 12
blancuzco, que más bien se parece al otatabe nativo, planta genuina (vallesia glaba) de la flora silvestre, típica y única, sudcaliforniana de origen que endémica tildan. Es esfera alargada y de color blanco plomo y de centímetros breves. Las bolingas de chivo, estiércol o caca en la jerga de niños, son así, ahuevaditas. Con una chiva como esa mi padre industrioso a quien sobraba agudeza, a la cabra de tiro con todo y arreos le adaptó la
carreta
que
dormitaba
en
la
sala
de
mis
sueños
pueriles en el parque motor de mi infancia avezada, descapotado, eso sí, una carreta jalada por la cabra famosa que fue en mis recuerdos la primer chiva-móvil que conduje inexperto por el patio de casa que si no era de ruedas, era móvil, mi auto, mi coche, un Ford la chivita
y
de
grandes
alcances.
Tenía
la
misión
de
surtirnos de leche, temprano, a las siete, antes de ir al
colegio
quedábamos. probado,
no
porque
si
no
la
Yo,
la
verdad,
es
mi
naranja
ingeríamos, no ni
la
a
pruebo,
jugo,
ni
mi
rais
nos
nunca
he
diez
en
boleta, ni mi carpa de circo, definitivamente no, no es, pues, mi bebencia. Por cierto, mi padre ofrecía un 13
peso de aquellos para que yo la bebiera, de los de antes, por empinarme un vasito, y ni así la libaba. Por la manzana se iba con el cuenco en la mano y la oferta en la otra, imagínense, un peso, ¡un peso de aquellos! con los ceros en fila. No, no me gustaba la leche ni ahora ni nunca. Era mi chiva expiatoria, tenía la culpa de todo con su barba de punta. El juguete siguiente que salió de las manos de mi padre copista, hacedor de artefactos y de idéntico origen, fue un caleidoscopio de vidrios y de varios colores, de cartón y papel de revistas
y
comic
para
forrar
con
engrudo
y
que
en
navidad ofrecía cual Santa en apuros y en crisis agudas de la cual no salíamos. El santo hombrón de las barbas y la risa estentórea, no venía con altruismo a hacer su tarea como en las casas pudientes que siempre arribaba y con bultod. Aparte de ropa, un aparato de aquellos con rostro florido y trozos de vidrios, era todo y quizás. El deambular con la chiva como pochi bajita en el patio trasero que chirriaba y crujía por ausencia de grasas y por quebrados relieves y zanjas profundas, era más que aractivo. Era un ruido de escándalo. A pesar de 14
los pocos regalos de Santa que imprevisto traía con los juegos de niño y por tiempo esperado, no quedó de esa fecha ningún otro descargo, desaliento o desánimo, por la dádiva exigua que poquitérrima era, ni siquiera un tantito, la resignación ocurría como un mítico ocaso que nacía y se formaba en el telón de la tarde y se iba perdiendo,
porque,
además,
yo
sabía
-y
lo
daba
por
hecho- que Santa Claus era uno para hogares vacíos y otro distinto para casas colmadas. Un clavo estaba de punta
para
colgar,
si
pendían,
el
calcetín
de
los
gringos que sin pensar nos llegaban. Todo esto dejaron las fechas de óbolos de diciembre y enero en navidad y los Reyes que, por fortuna, no aquí se acostumbra, ni la rosca ni el mono, ni la leyenda de magos o reyes montados. No se estilizaba. Fue tránsito nuevo de otros que
fueron
y,
más
tarde,
llegaron
e
hicieron
del
“traime” agasajo y recreo. Sin embargo, salió sin saber y un día se mostró con tristeza y agobio que de sobra sabía en mis ansias pasadas, al llegar Santa Claus el asombro se iba y se alojaba de huésped en esos caros momentos, días finales del año sin carga ni peso y 15
esperanzas
perdidas.
No
había
entonces
–decíamos-
fichulía o marmaja –palabras de antes- nos portáramos mal o medio bien, ocurría siempre. Sólo alguno llegaba que entre mantas y grises de todos cubríamos, manta no, es palabra nueva, neólogismo de ahora, entendíamos por manta
a
la
“manta
cruda”
o
a
la
“manta
raya”
por
peligrosa y aguda y con arma en la cola. Al trascurrir esos
años
y
no
en
balde
ocurridos,
el
“tal
vez”
remontaba los días de agrado y un sentimiento hasta ahora humillante venía, va siempre conmigo como sombra que aloja un deseo reprimido que quedó estacionado en la vera de la vida, ¡ah, clueco
y
embarullar
sin
huevo
con
los
esa
edad
de
muchacho,
-blanquillo, como dicen- para no otros,
¡decentes
que
éramos
y
morales con suerte! Debe ser eso, ¡qué más!, melancolía de la buena o nostalgia maligna! En la escuela primaria, entre los seis y los doce, los cuatro primeros los pasé sin chancletas, a pata limpia o pelada, como decimos aquí, y al año del curso, con
el
cuaderno
en
la
bolsa
del
pantalón
renegrido
llamada también la buchaca, venía ahí la cultura y la 16
ciencia en gotitas que el profe impartía de lunes a viernes
por
la
mañana
y
la
tarde,
doble
turno
y
continuo: historia, lenguaje y civismo y otras materias afines,
¿cuaderno,
dije?,
bueno,
veinte
hojas
con
grapas que mi padre traía y con temor las hurtaba y yo, con sonrojo, doblaba y en la bolsa de atrás las ponía. El lápiz llevaba en la bolsa del frente de la camisa planchada. Fue la herramienta que emplee en la escuela primaria,
la
segunda
en
que
estuve
después
de
los
kinder, y en la cual aprendí la escritura y lectura, los cuentos y cuentas que no fácil entraban. En ese período, chico,
en
el
quinto,
calzado
y
fui
prendido,
más
relamido
como
se
e
debe,
higénico pues.
Las
prendas en uso, dos que tres que porté con co-alumnos, tuve
sin
ser,
la
llamaban,
(dice
él),
novia
primera
hasta
que
que
“de
Aurora,
la
diesel” pibe,
su
nombre de pila, aceptó y pareció para nada enfadarla, tamaño galán ¡cómo no!, le cuachalangaba a la niña. Era plantosa
la
septiembres. Aurora.
chica, Nos
Esparcir
esa
están el
bella
poniendo
runrún 17
con
criatura de
novios,
sabor
a
de me
12 dijo
secreto,
se
escondía
en
el
telón
de
una
virgen
vergüenza,
era
buscar el noviazgo cuando la amiga aprobaba, compañera o aliada, era el sí del enlace y el sabor del noviazgo tan
infantil
como
probo
y,
a
los
cuatro
meses,
si
acaso, se evaporaba y huía y cuando los otros sabían de la brusca ruptura, “la corté”, les decía. En la edad de campeones sin cancha ni pista o asomo de aquello, la chispa brincaba y el valor se encendía como
forma
de
usar
la
canica
y
el
seso
y
aún
en
pañales, me adoctrinaba. Yo viví con mis padres con la muerte a la izquierda, al lado de casa, muy seguido venía, una vez por semana, o
al
mes
o
a
los
dos,
la
veía
sin
mirarla
y
sin
turbarla, a la vez. Tenía una tía contigua que Belén se llamaba, (como la aldea de Aquél), que por primera vez en la vida de ese casto villorrio –me dijeron- se daba de alta el servicio hasta el Panteón de los Sanjuanes, (¿por
qué
carroza
y
llaman cochero
así?)
y
porque
era
común
pocos
el
morían
traslado y
en
preferían
trasportarlos sobre los hombros de cuatro que a ello auxiliaban y se aventaban, sin prisa, diez kilómetros 18
de éntrale. Era el temor de volverse difunto o finado. De esa forma vivía la tía que tenía la agencia primera de opaco transporte, o si lo fue, se ignoraba. En ese tiempo feliz, cuando un hombre o mujer, niño o vejete, cambiaba su nombre, lo llevaban a pie hasta el panteón de los Juanes, nombre del campo que había y aún se utiliza,
arrejuntado
los
huesos
que,
por
cierto,
emergían con peroné entre la tierra. Se ha inaugurado uno nuevo con envases de zink donde están las cenizas de
los
pocos
difuntos
que
así
lo
prefieren
y
“cenicecero” le llaman. Sanjuanes le dicen porque el primer fallecido Juan se llamaba, sin alias siquiera y sin nombre segundo, fue el celebre occiso. El primer panteón que se hizo, estuvo en el campo de béisbol que aún nombran “Arturo C. Nahl” y es estadio de bates, de guantes y gorras entre home y segunda y ahí emergen los huesos que salir le prohiben y los que aún atesoran vocación submarina. En el carruaje ataviado de gris y de negro y con flecos blancuzcos, como se debe, ventanas pequeñas y 19
velos volátiles, se dejaba ver al difunto embosado y cubierto en su féretro gris que estuche llamaban, cajón o sarcófago. Cuando alguien se iba sin dejar ni un recado, mucho antes
del
acta
de
defunción
que
entregaban
o
que
prestos pedían, solicitaban con prisa al ebanista que había
para
pronto,
o
que bien
hiciera ya
el
estuche
tenía
para
que
un
fabricaba
cuerpo
de
promedio,
cubierto de paño y pasamanería en los bordes y con el mismo uniforme que otros portaban: de gris y de oscuro. La carroza marchaba a paso lento, sin prisa, y con el bulto emergido se dirigía al camposanto o a la misa de muerto con el techo cubierto y los visos cerrados y en el interior colocaban el cajón del finado con coronas y flores y alguna que otra maceta y candelabros, a veces, con velas y ramos que escoltaban al fiambre que era el tipo del día, o niño o mujer. La carroza o armón que así designaban, era un viejo carruaje tirado por mulas que
de
nombrar “caballo
potros al de
jactaban
escuálido la
y
acuñó
con
carroza”
la
la
frase
como
así
20
expresión bien le
para
puesta
de
apodaban.
El
cochero o auriga que Vicente nombraban, conductor de la vieja ambulancia de fiambres, se colocaba al pescante en el asiento de enfrente, e iba lento, calmoso, a trote lento, pausado, hasta el panteón de Los Esos y era común observar la ración de cagada que la mula dejaba en ese viaje solemne y al evitar los dolientes la cagazón o la miada, ¡había que ver el bailongo!, y había quien se encuachaba al acompañar al difunto tras el furgón de Vicente: hora y media después, lloviera o tronara
la
peladura
venía
de
los
deudos
pedestres
cuando el sol crepitaba y, ardía de a de veras. La tía Belén, la patrona, a través de la cerca que lindaba el terreno donde molcas vivía, llamaba a mi hermano por ahí que se asomaba intruso: ¡Oye, Poncho, ve a decirle a Vicente que tenemos muertito, que venga enseguida! Era el hombre que empleaba de arriero y auriga en el desfile de deudos y amigos cercanos y algún auto de alquiler para volver a los prójimos, cuates o cuatas, que a pie se la echaban, ¡no se vaya a salir el cadáver que iba! La costumbre de estar con la flaca por el lado
21
siniestro, fiambre de nombre, nos habituó a convivir con la muerte, la incompleta de vida. La
carroza
o
carruaje
–que
también
la
nombraban-
entraba al solario junto a la casa de nos y al lado se extiende un señor tamarindo que ha sido entre otros carpintería de parientes, circo de púberes, taberna de brindis, restaurante de peces y estancia y tinelo de caguamas y jugos. El papá de mi padre era gente de clavos, serrucho y martillo; circo porque la chusma imitaba y mi autor invitaba a cuanta carpa llegaba; y comedero
porque
la
sombra
del
árbol
se
empleaba
y
servía un soberbio quelonio cuya optima alianza era un vaso de vino o una chela en su punto. Tres anhelos tenía el habitante paceño al sentirse mendigo: darle un chingazo al sorteo que dicha vendía para adquirir otro carro en el norte vecino; tener las cuotas
precisas
tamarindo
como
para techo
pedir de
a
sombra
Pensiones para
y
poseer
engullir
la
caguama. Caguama a la greña como en Cachanía la hacen, sólo ellos la cuecen, desmenuzan y el jugo lo ingieren con hígado o en tacos humeantes, ¡caray, qué ricura! 22
El tamarindo y el patio ya nadie lo usa ni como sombra o cantina, circo o garage del coche que, con canguis, desde la acera veían, y fue escenario de muchos temibles sucesos de los que pueden enviar sin escala al reposo, no recomendables e idóneos para gentes cardíacas, porque se van por la calle de la Frontera, el acceso, y no regresan jamás, nunca lo hacen. De
un
fantasma refieren que en pelotas buscaba
–decían- a alguien o alguna y purgaba su pena sin paz y, al parecer, sin pareja, y además con premura y ahíto. Cierta vez, al regresar el domingo del cine y de noche, donde El Llanero exhibían, como a las diez de la noche, por esa calle sombría, más solitaria que un dedo, me hacía cus cus el sunfiate al arribar al entorno,
porque
ahí,
casi
enfrente,
temí
la
presencia de algo que enviaba una luz parpadeante y me paralizaba y hundía. -¡Anda
por
ahí!
–me
estaqué,
algún
vivo
u
occiso- al captar la luz de la esquina que a trechos 23
miraba en la arena y el piso y que a intervalos fluctuaba. -¡Pa´su destellos
mecha!
Me
cambiantes
y
espanté fijé
los
y ojos
observé de
los
pánico,
vencí el pavor y temblaba, estaba tenso, nervioso... ¡uf!... ¡qué de horrores! ¡hasta que al fin desvestí las razones de aquello, de esa luz destelleante que a trechos salía: hacía un viento enrachado y la rama del árbol, junto al poste, entrecortaba la luz que en la lata botaba y fluctuaba con pausas. Era el llamear que veía y que ignoraban mis miedos, sonreí al descubrirlo, estaba solo y con miedo y a cuestas de aquello, ¡caray, que de espanto! El temor es un tipo que viene emboscado con los pies de puntillas y aparenta
vestido.
Los
tiré
a
la
basura
y
¡a
la
mierda!, me dije. A ese señor hay que darle un jalón de los lóbulos y del futi fay te liberas. ¿Futi fay...? sí, futi fay es un giro que viene cerca de USA, y de fifty five le deviene que quiere decir cinco, cinco, que si juntas los dedos, lo sabes y
24
encuentras
el
todo.
Esos
son
anglicismos...
¿angli... what?... ¡a´pa voces! A propósito de esos que por acá se menean y no creas que contados, se emplean o emplearon y hay de montones.
Hay
también
localismos
que
paceñismos
los
llaman y han llegado del norte y del mismo noroeste o de
partes
cercanas
que
a
la
casa
penetran,
regionalismos también y por acá se quedaron, conviven con unos y comparten con otros. Mira el ejemplo, son localismos auténticos: “Meee,
la
Güicha,
ái
anda
de
suata,
molona
y
en
friega, no seas fachadienta, te pasas de luria, jorobe y jorobe, percudida esta, eres lucida, ¡qué va!, ya ni la
friegas,
pareces
güila
de
aquellas
y
no
sirves
pa´nada, pa maldita la cosa y si te doy un encargue, a´i vas de entumida, vete recio, cabrona, como la burra de Pichi, vas menseando y jodiendo, a ver dime, ¿ya alzaste las matas?, ¿lavaste los trapos?, te dio por salir y no hay quién te soporte, andas ahí de corte y recorte,
pareces
pieza
mellada,
25
ponte
girita,
no
amueles, por tu hija, ¡vaya que agorzomas!, trái algo lueguito que estamos tragando puro, ni cemitas tenemos, y
de
retache,
cuando
vayas
pa´
abajo,
te
encargo
panocha que está rete buena, de la güera, ¡ay!, tengo riuma
y
una
gran
cursalera
que
has
de
cuenta
un
chorrillo. Oyes, si vas pan´ca Ruffo, arráncate luego y me tráis medio kilo de aldía o retazo que no hay que sopiar porque cargo el latido, y no veas a naiden, pícale
pue´,
ahueca
el
ala
y
no
andes
de
chiva,
chincueleando y moliendo, nomás, ¡puchi, mano, qué va, pinchi, loca! “ Y así. Hay ciertas rasgos para identificar al oriundo que es pinta segura del lugareño de origen que está retratado en esta charla vernácula y dice así a las preguntas: -¿Vas a la playa de niño y andas de pata pelada y le temes a mantas? -¿Estás persuadido que los chores que llevas van con huaraches de los
Reef y con tenis?
26
-¿Comes ceviche con tostadas y mayonesa Best Food y le agregas Huichol, no clamato? -¿Vas con tu apà los domingos a la machaca curtida donde está fulanito y hace tortías de harina tu mamá de pasada? -¿Eres panochero y con queso piooor? -¿Cuando vas con tu nana y tu tata querido, tomas café de talega? -¿Tu apà te regresa cuando vas como burra sin mecate ni árbol y sin saludar a tu tío que sepa Dios quien será ese pinchi pendejo? -¿Alguna vez has andado como hilacha subida dando vueltas y vueltas en
el malecón empedrado aunque no
haya nadie a la vista? -¿Te gusta ir al carnaval pa`ver a quien conoces y cuando traen artistas de los que llaman los “buenos” no aplaudes ni pides autógrafos simples porque son mañosadas? 27
-¿Tienes un CD de Bob Marley o de los 5 Beatles, pero no te gustan corridos de “Laurita Garza” o de “El Hijo Desobediente”? -¿Alguna vez has salido a una fiesta de jóvenes o quinceañera incipiente sin ser invitado? -¿Alguna
vez
chistes,
o
has
contado
cantado
el
de
Los
Corrido
de
Huizapoles la
los
Palomilla,
mejor? -¿Conoces El Mogote y alguna vez has sabido que alguien se atascó en el camino? -¿Has ido ya a Los Encinos a estar ahí de cachora aunque no haya llovido ni madres siquiera? -¿Tienes un compa que es lurio? -¿Eres bien trucha pa´ poner sobrenombres y entender los albures? -Cuando
pides
la
cuenta
al
dices primo, compa o pariente?
28
mesero
de
turno,
¿le
-¿Cada verano reniegas de los puta calores que hace en tu casa o el pinche frío que hace en invierno, y usas expresiones como estas: ¡Puta que caluròn está haciendo!, o ¡Puta que friyazo nos llega! -¿En Semana Santa no sales de viaje o paseo a donde quiera,
sino
que
te
vas
y
te
acampas
con
tu
family entera y te llevas de lonche de Maruchán unas sopas, atún y cerveza bien heladitas? -¿Tienes
acento
costeño
fierooo
y
sañudo,
pero
cuando quieres sabes expresarte y a modo? -¿Cuando
saludas
a
alguien,
en
lugar
de
decir
¡Buenos Días, Buenas Tardes o Buenas Noches!, dices mejor ¿qué show? -¿Te
gusta
tomar
ballena
helaaada
y
con
hielo,
acompañada de bolsa de chicharrones crujientes con Valentina, de la buena, y magnífico chile? -¿Prefieres comer
comer
tortías
de
mejor harina
de
la
"alta
embarradas
29
cuissine", de
frijoles
y y
queso de aquí, con unas pedradas de queso de chiva y un tandal de aceitunas machacadas y buenas? -¿Cuando eras chamaco andabas corriendo con la pata pelada, chorriado y forrado de mango o sandía hasta los codos? - ¿Te gusta el guayabate con queso? -¿A tu abuela le dices nana y a tu abuelo, tata? ¿Acostumbras a decir “meee, verás” o “puchi, mano, también”? -¿Cuándo
bien
te
despides
de
alguien,
le
dices,
“sobres”? -¿Has ido al monte caliente y sabes que mancha la ropa el lomboy y el caribe y con tantito que roses te da comezón de la puta chingada? -¿Diferencias,
y
fácil,
a
las
pobres
chureyas
torcacitas y otras, como las chacuacas famosas?
30
de
-¿Cuando llueve en verano te montas en carro "pa´ ver a la lluvia" o cuando hay huracán sales a ver los arroyos? ¡Ah, y a despropósito¡, hay charlas que te hacen que te rocen los huesos con fantasmas y espantos, espectros y espíritus, visión y nagudos, que en la chorcha
aparecen,
pronto,
y
hay
brincan
muchas
de
y
asustan,
ellas
que
danzan
hasta
de
nombre
conservan y apodo lo mismo, los cuentan de noche y te rechinan los cueros, y si no puedes ni gozas, mejor ni los oigas. ¿Te acuerdas?... el viejo con rabia, el niño con dientes, la mujer sin cabeza, el cofre del pobre o la muda que grita, hay tantos, de veras. La mujer sin cabeza, hace tiempo que sale en el rodete redondo de algún retrete con toldo. Pues bien, en uno de esos estaba cuando de pronto, al abrir la pieza de ixtle, ¡estaba ahí y se reía!, ¡se estaba riendo y sin testa!... El paceño de origen o miembro salado, como cualquier residente de este estado o de otro, tiene su propia y 31
muy suya jerigonza y manía, la doméstica o propia o la que
a
diario
se
emplea,
¿qué
tiene
influencias
de
otras?, ¡toda!, vivimos juntos y en grupo charlamos, nos interrelacionamos aquí, y como dicen acá, estamos “cercas”,
aunque
esté
el
mar
de
por
medio
y
la
distancia nos una, aunque más que península sea esta una
ínsula
por
el
terco
abandono
de
hace
ya
mucho
tiempo, pero el lapso que corre se mueve y apremia como buen andariego que es de continuo, transforma su forma, conforma
y
reforma,
el
roce
y
contacto
asimila
lo
bueno, lo malo y lo pésimo. Ya no es La Paz la que era, la de ayer, la pas-ada, hoy es otra, la nueva, la tierra que fue, hoy usan Bally de Suiza, pero, es mejor ni moverle. Hace ya tiempo, cuando el mar poseía lo que ahora carece, especies diversas y muchas, 650 y le siguen, productos vivibles que cuidan el agua y el ambiente marino, ahí enfrente se nutren y se han agotado, perdón, prosigue despensa:
no y
las que
callos
hemos sigue de
comido, en
aumento
hacha, 32
explotación en
langosta,
ese
que
mar
y
ostiones
y
pulpos,
catarinas
y
mantas,
chocolatas
y
jaibas,
lisetas y piernas, mero y lenguado, jurel y otros tantos. Los hombres y niños, las mujeres e hijas, llevan a casa escarbando las piezas de fondo con los dedos de abajo que utilizan buscones y localizan algunas en el fango
enterradas
o
el
sargazo
que
oculta.
Por eso -por los dedos- hace tiempo que llaman con ese mote playero: Pata Salada y punto. Siguiendo la piola, pero ya de otra tanda, oímos palabras, frases y cláusulas, que no pronunciamos o que nunca
decimos,
pues,
¡claro!,
desconocíamos.
Son
vocablos de afuera que aquí se afincaron, vinieron con ellos y aquí se sentaron, del macizo llegaron y de España,
inclusive,
de
donde
hubo
migrantes
que
pernoctaron y holgaron, se quedaron en casa de la rica machaca con huevo y refrita. Palabras foráneas son: miscelánea,
recaudo,
chilorio,
tejuino,
codorniz,
mejorana, tortuga, delfines, pomelo y helado, remolacha y cochino, asno y pollino, jitomate y patata, cordero y garnacha, merienda y almuerzo, huitlacoche y tacuche, 33
cholo
y
puchero,
chafirete
merengue,
chafa
y
golosinas,
longaniza,
y
tertulia,
legumbre, merendero
piloncillo,
taberna,
charla
y
bazar,
bollería,
alpargata,
alubia
y
fontana,
comensal, y
chavo
paella,
y
carnal, carnal
y
huizachero, etc.,
etc.,
tantas voces viajeras que hemos ganado y unido para el uso del habla. Y hay otras que son muy mal formuladas, barbarismos
locales,
vocablos
corruptos
que
llegaron
con ellos y aquí se quedaron, arribaron con máscara de prófugas
rancias
y
se
acodaron
campantes
como
el
whiskey bitánico, y hay quienes, incluso, las defienden y excusan con el cuento manido de “así las pronuncio y he
dicho
por
siempre”.
Veamos
alguna:
calcamonía,
aereopuerto, ambos dos, diabetis, interperie, madrasta, trasvesti, fustración, línia, se solda, no forces, se volca, ansina,
quedrá, mesmo,
humadera,
dioquis,
albaricoque,
aldrede,
cacahuete,
naide,
chapapote,
y
otras malas hechuras pronunciadas por cientos. Y anglicismos muchos, ni se digan siquiera, del norte vinieron y aquí se asentaron, en fila india acudieron al correr de los días, como si juntos viviéramos los de 34
USA y nosotros o los de la franja limítrofe de la border. Arribaron de huida y aquí se apuntaron en este party
lingüístico
que
nadie
las
trajo,
solteras
llegaron y aquí se casaron, o a bordo de alguno que estuvo allá de expatriado a pesar de que existen 2,300 kilómetros de allá hasta Los Cabos. Pero, veamos su uso en
esta
charla
rociada
de
voces
chicanas
del
área
contigua donde es fácil su empleo: “Dale
cran
a
la
troca,
mi
brother,
pa´irnos
al
market o parking que está más allá de la yarda del chevy clochado y ahí veremos el coile que está out, sin arreglo, y si nos dejan pedimos un raite por plis y echamos la birria en el culer del bar que está frente al dompe, junto al camper que está bien ponchado, y si la soda prefieres, te la traes del picap de los rines arriba, el del mofle caído, y si jatdog te laikea, en el yonque de Charly lo compras y comes, valen 3 dólars aquí. Tenquiú, mister. Me como un sánduich mejor con coca light que probé en el Country de abajo, se me hicieron nais. Ok, a´í nos bisness, bye, bye, see you late”. 35
Pero, no todo es parodia en esta lengua que usamos filtrada del english, influyen los –ismos que hay por centenas,
anglicismos
que
hemos
citado.
También
nos
ingresan, nos ganan e imponen regionalismos y voces de otros estados que al margen del golfo subsisten, hasta localismos tenemos y uno que otro arcaísmo que ya ni se saben como diablos se aliaron. No me explico todo eso, cómo llegan las voces remotas y viejas de Italia, por decir, que està por Europa, como estas que cito y no reconozco: Ve pian, pianito; école cual, quedé súpito, chao,
capo,
carnaval,
fascismo, bronce,
tarantela, cabriola,
carriola... etc., etc.
arabesco,
arlequín,
corbata,
chaleco,
y le paramos ahí porque si son
italianas hubo entonces migrantes que uso dejaron o locuciones de ellos. Quizá alguien de Lacio –o varios de
ellos-
dejaron
ancestros
que
aún
superviven,
patronímicos natos de rancio abolengo. Veamos algunos: Pérpuly, Fiol, Puppo, Lizardi (Lizzardi o Licciardi), Minjares, Mattiotti,
Scopinichi, Cristiani
Nolasco, o
Dibeni,
Garciglia,
Bancalari,
entre
otros.
Apellidos que, de tiempo ya ido, se sembraron y dieron 36
serpollos felices y verde familia peninsular y cautiva. No debiera extrañarme. La sinhueso que vive, sabe y atrapa cual víbora apta, chirrionera de acá, es ofidio fisgón que asegura que
éstos,
italianos
de
cepa,
hay
ya
conocidos
por
puños enteros, al igual que de otras países de Europa que en algo llegaron desde el siglo XVIII y aquí se incrustaron. De Inglaterra y de Francia, de Irlanda y Escocia, de Portugal y de España y la de la China arcaica, aquí se ubicaron, desde el asedio brutal a la raza aborigen que Iberia produjo. Por último, veamos, los apellidos notorios de venerables familias de esta ínsula bella, donde británicos –que son mano- por agua llegaron y fue razón de arribo, pero hay otros de esa misma
área.
Veamos
algunos:
Leggs,
Winkler,
Ritch,
Ritchie, Collins o Colín, Fisher, Hage, Taylor, Meyer, Scholnick,
Tuchmann,
Von
Borstel,
Luken,
Ruffo,
Cunningham, Heart, Robinson, Kachock, Riecke, Benson, Brooks,
Pearson,
Green,
Gavarine
Smith,
Wilson,
Jenkins,
Kennedy,
(Gavaráin), Badwin
Downwy,
(Baldwin), 37
Sanders Druck,
Burgoin
(Sández), Hultman,
(Burgoing),
Butchard, Nelson, Colli, Robinson, Drew, Leeré, Benton, Adams, Hale, Milhe y otros. Escoceses como Macklis (Mac Clish) y Maldonado (Mac Donald); franceses como Arnaut, Petit, Valois, Canett, Vivés, Savín, Agramont, Vermot, Betancourt, Pedrín (Pedran), Montreuil (Monroy), Mouet, Chiquet, Guillins, Bertín, y otros; y portugueses o gallegos,
Amao,
Carballo
(Carvalho),
Trasviña
(supuestamente), Chávez y otros más. Gibert es catalán, ¿y Presichi? –sepa Dios- ¿y Plassier?, ¿o Placier?, si no
es
pocos:
galo,
es
francés.
Bensemann,
Norteamericanos
Kennedy,
Pickett,
pocos,
Herts,
muy
Moore,
y
otros. Isáis es judío y Meyer también. El Peláez no lo es y quiere decir hijo de Pelayo y es arturiano y norteño de la España preciosa. Más acá, en el siglo XIX, con la explotación de las minas de Santa Rosalía y alrededores, nuevas familias de galos se arraigaron e hicieron
nuevos
seres
y
castas:
Cachieux,
Rousseau,
Bouttier, Rouyer, Mahieux, Gaume, Fenech, Nopper, Fort, etc., y en la XX centuria, la emigración de la China, la
de
la
larga
muralla,
38
se
acomodaron
y
crearon
familias
enteras
como
Wong,
Fong,
Yuen,
Yee,
Ham,
Chong, Unzón, Meda, Sui Qui, y algunos. Los apellidos hispanos se integraron de inicio por regla
que crearon,
con
las
terminaciones –az,
–ez,
-iz, -oz, -uz y el significado “hijo de” desde el siglo XIII y así aparecieron Almaraz, Núñez, Ortiz, Muñoz y Casazus
y
han
colmado
la
cesta
de
ese
país
tan
mezclado, pero no de ahora, sino de antes. Y por múltiples causas de enfermedad y celibato, quedaron nativas
varados que
cochimíes escasos
y
por
no
pocos
aquí
se
pericúes,
residuos,
vocablos menearon
de
grata
sin
de
las
como
guaycuras,
memoria,
ningún
etnias
pero
de
patronímico
y
toponímicos pocos, que se aplican a sitios diversos del mapa y que aún se conservan en el habla que usamos: Mulegé, Comondú, Conchó o Corunchó, Luigüí, Nopoló,
Canipolé,
Viggé-Biaundó,
Tripuí,
Cadejé,
Kadakamaán, Notrí, Airapí, Londó, Anicá, Guajademí, Iguajil,
Añuití,
Chiriyaquí, Tecomajá,
Yenecamú,
Cadegomó,
Tiombó,
etc.
Aiñiní,
Bonó, y 39
voces
Marinó,
Chuenqui, que
Apaté, Inchá,
pueblan
los
textos históricos o literarios comunes, como huaxoro (amigo), ibó (sol, día), Guamongo (Dios guaycura), güéribo amukiri
(un
árbol),
(jugar),
Niparajá ambayuyi
(Dios
principal),
(cielo),
mombojuá
(nombre), nogodoño (amar), demejueg (todos), kremete (tierra), val (todos), huitmaja (venerado) y las 6 estaciones del año: Mejibó, Amada-Appí, Amada-Appígalá, Majibel, Majiben y Majiben-Maají, entre otras, son muestras escasas y restos poquísimos que quedan ocultos en el idioma que hablamos. Los eruditos emplean las voces indígenas como citas rarísimas, pero muchas de ellas se encuentran sepultas, sordas y mudas, no se reservan siquiera para muestra o museos que pueden ser linguísticos que es donde deben brillar de una región o país con locuciones exóticas. ¿Museo Lingüístico?, ¡órale!, no es mala idea, ¿por qué no? Hay museos de todo en este mundo diverso, de la Nada y lo que gusten. En las medias ciudades, y en las urbes gigantes, la cultura y el arte se prueban. Verán como
algunas
juguetes,
de
se
cuentan:
armas,
de
monedas, 40
artesanías, vestidos,
pinturas, minerales,
animales, fósiles,
paraguas,
circos,
plantas,
chocolate,
maquinaria,
jabones,
automóviles,
instrumentos, relojes, sal y aparatos, de magia y de modas, del diablo y los Beatles, de trajes y triques, de lo insólito a lo Ripley. Tantos otros, ¿por qué no de la lengua? Puede ser grabaciones, dramatizaciones, videos, audios y discos, empleando para ello vocablos y frases
del
localismos,
habla
revuelta
arcaísmos,
como
fruto
regionalismos,
de
búsquedas:
barbarismos,
vulgarismos, anglicismos, americanismos, culteranismos -la caterva de –ismos- y que sean de excepción para la vista y oído, para todos. Dramatizaciones y chistes como existen de hecho en los textos diversos de la jerga defeña. Un ejemplo, melodías que saben con acento folklórico como Chilanga Banda que escribió Jaime López y Café Tacuba interpretó, grupo castizo del año 2005 cuya letra dice: Ya chole chango chilango, Que chafa chumba te chutas, No checa andas de tacuche 41
Y chale con la charola. Tan choncho como una chinche Mรกs chueco que la fayuca, Con fusca y con cachiporra Te paso andar de guarura. Mejor yo me echo una chela Y chance enchufo una chava, Chambiando de chafirete Me sobra chupe y pachanga. Si choco saco chipote, La chota no es muy molacha, Chiveando a los que machucan Se va a morder su talacha. De noche caigo al congal, No manches dice la changa, Al choro del teporocho Enchifla pasa la pacha. Pachucos, cholos y chundos, Chinchinflas y malafachas, Acรก los chรณmpiras rifan 42
Y bailan tibiritábara. Mejor yo me hecho una chela Y chance enchufo una chava, Chambiando de chafirete Me sobra chupe y pachanga. Mi ñero mata la cha Y canta la cucaracha, Su choya vive de choyos De chemo, chupe y garnachas. CORO Transando de arriba abajo Ahi va la chilanga banda, Chinchin si me la recuerdan Carcacha y se les retache. Una
charla
pochismos
con
pueden
barbarismos, muestrario
voces ser
vulgares de
mexicanismos o
pueden
cultas
atractivo: o
serlo.
y
o
natos
anglicismos,
americanismos, Una
Sala
son
Lingüística
resultaría de buen atractivo, interesante y factible. Una
chorcha
en
spanglish
entre 43
pochos
o
cholos;
un
sainete
plagado
de
bárbaras
frases;
dos
amigos
charlando con giros paceños o un discurso letrado o una charla de albures, independiente de otros, sería buen inventario.
Además
de
folletos,
libros
y
tomos
o
ediciones comunes, con ilustraciones que enseñen lo que adentro
pervive.
Lo
que
el
ingenio
imagine
o
la
imaginación lo recree. Otro
signo
señero
del
deslinda
y
distingue,
hacer
es
la
cotidiano cocina
que
nos
casera,
la
confección de alimentos que con algunos de ellos hasta copas recibe como ya han obtenido algunos de ellos. En la comida de casa, de los años ya idos, figura el temole como rico platillo que agradaba y gozaba de fama y prestigio y consistía en un guiso de faldilla con chile colorado y garbanzo; los frijoles cocidos con maíz y con trigo; el cocido o puchero hecho con huesos oreados y el jitomate pasado; la machaca de carne de venado y de res, la sopa fresca de pasta y la sopa de aleta
de
elaboran
caguama, ni
entre
piensan
otras
esos
de
gusto.
platillos
Ya
sabrosos,
no
se
sólo
evocamos algunos para alborotar la apetencia y el viejo 44
deguste. La gastronomía viaja y concursa, se comporta como otras de México entero y América misma con el sabor que produce y el sazón que despierta. Y por decir algo, nombraremos las altas y épicas viandas mayores y òptimas: la caguama o el pecho, las aletas rellenas, el jugo del mismo, los fragmentos del hígado con sal y limones y la salsa picante y el azotillo que llena el placer del regusto. En Santa Rosalía se ingiere “a la greña” es decir, triturada, hecha tiras, mezclada. La veda de ellas ha reducido el consumo aunque se compra y se vende en forma sombría, tanto el guiso como el jugo que algunos comercian para epicúreos deseos. Con carne ¡y marchita¡ se prepara machaca y los burritos al gusto en
tortillas
de
harina
calientes
y
sápidas,
son...
¡ummmh!... un encanto, y sabor muy distinto a las de otras del norte. Dicen que, cuando la res se alimenta y algo busca en el monte, consume damiana y se adereza a sí misma, son mejores los cortes y las ventas por kilos de
la
carne
castiza.
Los
tamales
de
amarre;
las
empanadas carnosas de frijol y de pollo; el chorizo de puerco;
los
quesos
locales 45
de
apoyo
o
chopitos;
el
champurrado de atole, el café de talega y los tés de damiana, de limón o naranjo con panocha endulzados del gran Todos Santos. Antes –y muy poco ahora- endulzaban los tés y los cafés de la casa con azúcar suplente, noscabada, como aquí dicen, moscabada mejor –y advierte el galeno- el azúcar corriente refinada o selecta la glucosa
dispara
en
la
sangre
hasta
arriba
y
puede
llegar a los Juanes sin cubrir hospedaje. De licores, ¡ni hablemos!, la damiana es la reina y presume de ser excitante
y
sabrosa,
afrodisiaca,
le
dicen,
y
del
arbusto se obtiene con flores leonadas, amarillas y cálidas
(turnera
diffusa).
Y
uno
más:
por
los
años
cincuenta, en Loreto, la única, se fabricaba el licor de dátil de aquí que Cañabar le llamaban en alusión a la pócima que Tzekub ingería en el cómic llamado Chanoc simplemente, personaje de época (1959) y actual si lo hacen que en el año 2009 media centuria cumplió. Y un licor de ciruelas que del sur provenía y se elaboraba en familia en la cocina y con ascuas. El pan, ¡oh, el pan!, ¡qué de panes!, panaderías del horno que en los barrios
se
hacía
por
los 46
hermanos
Monroy,
Lucio
y
Miguel,
entre
otros:
virotes,
conchas,
cemitas,
torcidos y panes y una fila de etcéteras. Y repostería, ¡guau!, los suspiros, ladrillos, cochitos y los ojos de buey, los picones y quequis, los chamucos, huaraches, y para tés la galleta roncadora y opípara. Con la comida de mar se meneaba con los sanbrosos guisados, tacos del golfo y del océano Pacífico que se elaboraban
con
mérito:
de
pescado
y
langosta,
de
camarón y de mero, de ostión y de marlín, de manta y atún, de almeja y cochito, que
–dice el axioma- como
en La Paz lo conocen, taco que cierra no es taco. Se aderezan con diez o más componentes: salsas, repollo, cebollas, pico de gallo, pepino, aguacate, guacamole, limón, mayo-crema (mayonesa y crema), rábanos y algo más. En ciudades costeras del norte y del sur, hay expendios ESTILO
que
LA
paseantes
PAZ en
anuncian que
en
ofrecen
Guadalajara
ciudades
de
color
pescados
diversos;
carteles con
y
jalisciense. ceviche
de
gigantes
honra
Chapala, Langosta sierra;
a
turistas
entre en
TACOS
otras
machaca,
escabeche
de
callo, de marlin o almejas; paté hecho en casa o filete 47
capeado, de abulón el chorizo, cócteles y albóndigas de las
mejores
boyantes.
especies.
Postres
Y
nativos
para del
concluir,
tiempo
postres
pretérito
que
ahora se olvidan y apenas se cuentan: zorrillo, (dulce de leche), ates distintos de guayaba (guayabate), de mango
(mangate),
de
camotes
o
dulces
de
limón
y
naranja, de toronja y de cítrcos (las cáscaras), de papaya cubiertos y tomate en almíbar, panocha de gajo y la
pitahaya
cocida,
orejones
de
mango
y
las
ricas
biznagas (acitrones) y los pedos de monja que merengues mal dicen y las ricas galletas que Catalanas las citan con
total
atìpicas
y
apetito. en
Se
aldeas
hacen
algunos
pequeñas,
¡mmm!,
en
ocasiones
respingó
la
gazuza. El paceño de nata, nieto y bisnieto de aquellos que fueron los creadores del rumbo, vinieron del norte y aquí forma
se
embolsaron
en
el
saco
sureño,
frontera
que
con el sur del Pacífico, hace siglos de esto.
Los pericúes se distinguen junto a etnias notables, cochimíes y guaycuras, con especial catadura. Para el siglo
XIX,
sólo
había
descendientes 48
de
aquellos
indianos que ahí se encontraban ya mestizados. Y hoy no existen.
La
California
de
arriba,
colonizada
por
frailes de la talla de Serra, de Palau, Morán y Gastón, 14 entre todos, consolidaron la zona de la USA de ahora una de las más vitalicias. Pues, bien, el paceño de origen es igual que al que arriba, pero distinto en su horma porque hoy chocan la mano con los que hoy se apisonan y con afecto reciben. Avecindados foráneos que han venido de lejos a afianzar la estructura con la fuerza y coraje de esta casa pequeña, han inaugurado tramos nuevos y grandes. Tiene ojos iguales y cejas idénticas, frente, nariz y bigote de símil factura, come, anhela y mastica como cualquier coterráneo y es tronco de cuña aquí y dondequiera. Bienvenidos los unos que a este corro vinieron y aquí persistieron con garra y denuedo. Pero jalar con paceños no es cosa fácil y cómoda, sabemos los timbres que suenan y muestran, no es trapo lavable y su tono nos dista, su modo de ser y aplicarse, no son de potro y montura, entendemos la cita, ni somos pera en almíbar, pero es distinto el afán que nos une, dan de sí y amalgama, pues aunque no 49
comparezca
esa
mezcla
maciza,
consolida
y
maniobra.
Pero, no es punzón que cincele al paceño de origen, puede ser de otras gentes que conforman la vida con once mil circunstancias que preceden y cuentan. Para entender al paceño, cabeño u oruindo, de Comondú o de Loreto, de Mulegé, es hacer lo que hacen lo que muchos proponen,
darle
vuelta
a
la
historia
y
con
ocote
prenderla, ¡cosa fácil!, es saber conjugar el verbo y los verbos en sus tiempos y modos y a ellos unirse como familia que asocia. “A la tierra que fueres, haz lo que vieres”, dice el refrán y dice bien. Todos somos así, nativistas,
localistas,
personistas,
estatistas,
regionalistas, pero al final somos símiles: en Sinaloa, Sonora o Chihuahua; en Suiza o Polonia, del sitio que fuere,
somos
parejos
y
únicos.
Cierta
vez,
en
una
reunión con amigos, compañeros y aliados, departían los del grupo con la confianza en la mesa y la llaneza en el alma. Charlaban, bebían, comían en paz y concordia, estaba
todo
alguien,
de
de
canto
pronto,
y en
el muy
ambiente mala
crecía,
hora,
cuando
comenzó
a
criticar –y por cierto nada bien- a los de aquí, más 50
bien mal que pasables y lo paró de seco, tajante. Él era del D. F. y textualmente decía: los paceños son necios, huevones y hueros, de fácil hocico, mierderos y bulos y nada les gusta, hablan de todo y todo les vale, de todo se burlan y no son positivos, son chismosos y abruptos, cuentistas, de enredo, ya no los aguanto ni quiero.
Reían
y
charlaban
con
razón
o
sin
ella,
desnudaban al nato y empezó ahí la discordia. En eso, algún oriundo ultrajado llegó al asiento de éste y le dijo
cortante
y
sin
ningún
miramiento:
¿Quieres
pararte, por favor? Y al hacerlo le asesta un tremendo trompazo
que
hasta
galaxias
veía,
y
le
recomienda,
mirándolo, serio y dolido: Si no te gusta este sitio, ¿por qué no te largas?, la vas a pasar muy mal. Para nosotros
la
Patria
es
única,
moldeable
y
humana,
cuidamos y vemos con tino. Y para ellos, la Patria es de todos, aunque nos hayan suplido, negado y vejado. Pero, otro pero, nosotros somos así, pueblo chico y la cesión la entendemos, hermanastros somos, y del olvido, compadres,
nos
hizo
falta
la
piel
de
otra
gente
distinta, y su juicio severo, la frontera es el mar y 51
los
peces
conviven
no
amistan,
con
seres
no
promueven
que
como
para
humanos
nada nos
y
no
vemos.
Integrarse, arrimarse, formarse, ser parte de ellos, es mantel de la mesa de este breve presidio sin rejas ni grillos. Ahora todo es distinto y es arduo y complejo y cuesta
trabajo
el
enroque
entre
ambos
que
valen,
mortales abiertos que aquí coexistimos el tiempo con tiento, todos:
tenemos
todo
responsables,
de
todos
sensibles,
y
somos
también
modestos,
como
derechos
y
firmes, y cuando el agua nos llega a las cejas o al ojo, somos de arrojo y bravura: ahí está Márquez de León, Clodomiro Cota, Mauricio Castro, Ildefonso Green, Melitón
Albáñez,
Manuel
Agustín
Olachea,
Dionisia
Martiniano
y
otros
Montoya,
leones
Pedro
Villarino, que
Altamirano,
Félix
rugieron
bien
Ortega, en
su
tiempo. Que no es virtud el pretérito, es muy cierto, pero es cita y ejemplo. Y a otra cosa: lo que de plano repugna y disgusta a locales y dejamos de lado o apartamos, es el trabajo que amarga, que repugna e irrita, ruin nos parece -así de
fácil-
la
auto-estima
valora 52
y
el
sobre-juicio
decide, aunque agrade a cualquiera y cualquiera tolere, ese empleo denigra, tenemos déficit alto y el nuestro es flaquísimo. Esto sucede o ocurría, en un ayer que evocamos y cuesta trabajo admitirlo: cuando un trabajo incomoda es porque mengua y amortigua, menoscaba y conturba y según nuestras
cifras,
ofende
y
denigra,
y
ni
siquiera
empezamos cuando ya lo abjuramos y hay algunos que con pesar
lo
velador
profesan.
o
de
pulirlos?, telarañas
criado?,
estás y
Pero,
un
¿cómo?,
¿lavar
loco, centenar
¡ni de
¿yo?,
¿de
automóviles madres!
y
mesero, secar
Tenemos
aprensiones,
y
mil
escrúpulos
todos, y como decía la abuelita y bien que expresaba: ¡me
da
simple
pena!,
prefiero
mesera,
indecencia!,
¿en
andar
¿cómo?, una
de
hilachenta
imagínense,
esquina
del
¿yo?,
centro
que
de
¡que
ofreciendo
rosas y risas? No, yo no le entro. Y somos honestos, leales y tímidos y extrovertidos, a veces, entre pares, abierto, y entre impares, tapiados. Es singular el nativo y es plural cuando quiere, como todos y todas, y el oriundo que piensa es creativo y 53
artífice, y no sólo en las artes, sino en el hacer cotidiano, se distingue por ser punta de lápiz y pieza creativa como don Filemón C. Piñeda, Leopoldo Ramos, Jesús
López
Gastélum
y
Néstor
Agúndez,
por
citar
algunos; escritores como Chucho Castro, Francisco Cota Morenno y Francisco Arámburo; historiadores como Pablo L. Martínez y Eligio M. Coronado; pintores como Carlos Olachea
y
Aníbal
Angulo;
en
la
música,
la
familia
Peláez y hasta sus nietos y choznos, Norberto Flores y la Quichu Isáis, entre otros. Hay una cosa que mancha al ser aborigen, es tizne de todos y pringue de muchos, se enlodan igual unos y otros, como el nayarita, el defeño, el yucateco y los próximos a estos, es peca del siglo de la época nueva o lo peor de la era que rasga y perturba. Veamos: Voy a pensar y a juzgar en estos simples trastrueques porque es probable que a muchos gotee y aguachine sus no malas costumbres,
es
casi
la
gran
mayoría
y
muy
raros
aquellos que se salvan y triunfan. El venero estropea y moja al que sigue con hábitos óptimos y sanas usanzas de tomar y volver cada cosa a su origen, porque el 54
retorno es difícil. El filósofo de este y los siglos que
vienen
dicen
que
es
negligecia
el
ejemplo
de
muestra, este despiste revela, lo llama sorda cultura y es sin pendiente la vuelta, el no pensar en regresos, es una mancha que tiene el presente que corre y ni con lija
se
anula,
corriente.
se
Veamos
mantiene
casos
y
persiste
concretos
y
como
hay
de
cosa ellos
cuantiosos: es cuando alguien descorre la puerta del entrada
y
casi
nunca
la
cierra
ni
por
excepción
o
rareza; dejan la luz encendida y esperan que alguien la apague; el frasco destapan y así permanece por sécula seculorum; el traje sin gancho y la ropa sin cesto; la sal sin rodete y la jerga sin piso; la servilleta que olvidan y el dulce sin tapa; el envase sin corcho y el bote sin rosca; los platos y trinches sin grifo y sin chorro; los restos palpables de pródigo hartazgo sueñan que
alguien
recogen
y
si
los
lave
abren
la
y
si boca
sacan
envases
tampoco
la
jamás
cierran,
los si
bostezas lo mismo y al dormir y soñar ni los ojos tabicas. Nada vuelve a su sitio y todo a medias se queda, aunque la luz se dispare, la puerta golpee y se 55
dispersen
papeles
o
el
desecho
mal
huela
que
de
cubierta carece. Eso es cosa de chachas. Es la mancha del siglo, el anti-hábito lógico. Cierta
vez,
cuando
alguien
salía
por
avión
hacia
México, le rogué y encarecí y me arrodillé ante el amigo y con la mano en el pecho le pedí por su vida que, por su madre, me hiciera el favor de decirle al sujeto al llegar al aeródromo, que hablara enseguida al teléfono X e informara que... un dato urgente. Y confié a ciegas, sin dudar, seguro de él. No había llamadas de larga distancia en ese entonces. Al cabo de meses, me encontré
al
sorprendido
interfecto me
dijo:
e
¿qué
indagué le
sobre
dijiste
el
que?,
caso ¿que
y yo
hablara?, ¿qué telefoneara?, ¿y yo que dije?, no, ¡no me acuerdo!, pero, ¿para qué me encargan eso, si todo se me olvida? Justificación expresada. Y punto. ¡Qué poca... manera! Es matemática amnesia. ¡Qué maniático eres!,
me
dicen,
y
tienen
razón
y
contesto:
soy
maniático ¿y qué?, apostólico y romano, ¡lo soy!, me la juego, ¡qué hago, pues!, ¡es buena broma!, ¿no?
56
El sudcaliforniano o paceño no es de armas tomar, ni siquiera las usa, es celoso de su honra, pero los pies y
patadas
los
usa
y
bien
que
las
usa,
puntapiés
significa. Honra con tinta lavada, más que manchada. Veamos ahora este caso: Cierto día, hace ya muchos años –va de cuento- en el portal de la iglesia o atrio que llaman de la hoy colegiata (Nuestra Señora de La Paz), un sacerdote guapérrimo, no de malas estolas, después de rezar en la misa del sábado de gloria, como a las doce del día, se dedicaba a pasear por el atrio y saludaba a los fieles que por ahí deambulaban y hacían ellos lo mismo, circulaban y coreaban, ¡buenos días, padre!,
¡buenos
días,
hijo,
ve
con
Dios!
Cuando
de
pronto, un católico agreste, feligrés caradura enrumbó sus pisadas hacia el joven presbítero, como quien va a saludarlo, y ya frente a él, rostro con rostro, abre el compás
y
le
asesta
un
morrón
tremebundo
en
plenas
facciones. El ministro de Dios, al sentirse agredido por
aquel
botarate,
pegó
tal
alarido
que
hasta
San
Pedro escuchó desde el suelo postrado con la túnica roja de dientes y sangre y las piedras de al lado con 57
la linfa cubiertas. El del lance lo mira y una amplia sonrisa extiende y fabrica, un estirón de sus labios y reanuda el camino con parsimonia y contento. Nomás a eso llegó. A partir de este hecho, inverosímil y cierto de
un
pueblo
ofendido,
la
noticia
cundió
como
agua
bendita y los ojos bulbosos de la gente alterada no daban crédito a ello y obligó a la pregunta que la gresca extendió: ¿por qué?, ¿por qué lo hizo?, y al conocerse
el
motivo
del
bofetón
de
película
por
un
padre de hijas y bellas criaturas a cual más de la tercia,
se
conoció
el
chismarajo,
el
semblante
del
cuento: el cura polveaba a una de ellas y ¡purrún! Honra manchada ni con tinta lavada, es muy cierto. Pero, no todo es escoria en la clase porteña, o dejó de ser o aprendieron, no, no, no todo es cobranza ni ajustes ni cuentas, pero sí de reacciones. Cuando le colman
la
patadas
nuca
a
es
peor
diestra
y
que
corceles,
siniestra
a
distribuyen
donde
caigan
y
escuezan. Todo avance
trae de
el
progreso,
pueblos
y
de
la 58
conclusión gente
que
necesaria. habita,
El todo
trasforma y reforma: la rueda al rodar nos rodea, nos corrije y enmienda, y la forma de ser, lo primero, nos impulsa y obliga. Las costumbres se alteran y hacen de ello lo mismo, todo se vuelve, el ideal se corrompe y se malogra en segundos. Lo que voy a contar es de ayer, no de ahora. Esa fuerza que corre entre frenos y aceite todo lo innova y canjea. El pasar calendarios, no es volver hojas nada más, deja rastros, para bien o para mal, pero deja, y sobre todo al nativo que se duele y conduele. Ahora veremos: llover en La Paz, lo que se llama llover, no es cosa frecuente, las nubes nos aman, pero hacen el feo, son engañosas, huidizas, riesgosas y pobres, inundarse en La Paz ni en el siglo bisiesto, ¡qué bisiesto!, ni en el siglo innacido, pero, cuando el cielo se enoja y con trombas nos riega, ¡nos aterra y
alarma!,
anda
mal
de
carácter
y
azota
y
pelea,
destruye y demuele, tempestades arriban y tormentas nos llegan, como el Liza en La Paz hace ya muchos años, ¿recuerdan?, ¡no, qué van a acordarse! Y saben más de sepultos recuerdan
que
de
vivos
y
uno
que
anónimos, otro 59
los
inocente
sobrevivientes que
por
ahí
supervive.
Conocer
los
arroyos
que
a
la
ciudad
desembocan, borbotan y gruñen con notable declive, es peligro seguro y hay que temer y evadirlos y ver con esmero. La Paz tiene desde arriba 74 metros de cuesta y es riesgosa y temida. Cuando las gentes que llegan son de
riesgo
y
afrontan
al
cruzar
los
arroyos,
los
deprecian y pasan sin prudencia ni tino. Y he ahí los cadáveres que luego rebalsan al pasar las aguadas con datos
foráneas
sobre
el
canal
que
atraviesan
y
que
descuentan a muchos y luego van a la iglesia con traje de occisos. Vean luego los nombres y verán cuales son sus estados, se encomiendan a Dios y los vuelca la oleada, Dios no sabe nadar, entrena apenas. La furia inocente
al
incautos
y
avenida
torrente necios
copiosa
y
convoca
que
y
intentan
colmada.
Sólo
reprueba pasar así
y se
con
cero
sortear suponen
a la
las
ingentes razones que hace tiempo se expresan y ahora se olvidan y un carajo les vale. Los torrentes del agua condenan y mucho. Cuando llueve conmina y el ventarrón aconseja
y
cuando
al
nato
cuestionan
sobre
eso
responde: ¿Vas a salir con la lluvia?, ¡no, ni madres!, 60
¿cómo voy a salir si está chaparreando? O cuando hace buen
frío
que
pocas
veces
ocurre,
a
los
pingüinos
congela y a los osos entumece; el frío bajo cero hay que olvidar y omitirlo y entre los diez y los doce, tiritamos vencidos, y La Paz se constipa, moquea y se malquista, se abriga y envuelve como aquel que supone el
polo
de
arriba.
Es
común
escuchar
la
sentencia
manida que con canguis repiten y que a nuevos asombra, a recién llegados y audaces: ¿Vas a salir?, ¡no!, ¿cómo voy a salir si hace frío?, cuando carece de chompa, de suera o frazada, es mejor ni menearle, no, no salgo mejor, dicen todos, me va a entrar la moquera. Salir con
el
frío,
es
protegerse
con
suéter,
bufanda
y
cuellera, además de underwear, ¿qué?, ¿bufanda?, ¿cuál bufanda?, no, y la ropa de adentro que ni el nombre conocen,
parece
apodo,
¡(Mira,
mira,
ahí
va
“El
Bufandas”), ¿ves?, se oye bien y suena eufónico, y al no tener ni ropero ni ropa adecuada, se quedan entonces y guardan, como dicen aquí. No hace frío en La Paz, eso es
cierto,
nieve
o
helada,
nunca,
ni
siquiera
la
sueñan. Solo en la nevera del Paco o en la hielera del 61
Patas. Ese es nuestro frío y anima y excita, reverdece, de veras. Y cuando hace calor, puchi, mano, ¡ahora, sí!,
se
desbichan,
portan
traje
de
Eva
y
resultan
volteables en primavera o verano, estaciones medianas que son buen estío. Pero
ese
distingo,
particularidad
o
atributo,
ha
quedado integrado al porte paceño o al tórculo íntimo y son rasgos que pintan, esmaltan y marcan a una ciudad y a su tiempo y, en última instancia, es la frase que sabe: idiosincrasia que advierte. Mejor reconozcan, no es mejor que lo olviden, es conducta inherente al ser del
estado,
entenderlo,
y mal
eso, les
mi
amigo,
vale,
mi
hay
cuate.
que Pero
saber el
y
trotar
sobre vías va siempre apurado ante el avance constante y la prisa que empuja, son aspas al viento de molino enrachado. Hay que considerar todo esto porque es norma que horma, la tierra se llena de mil espigones y un sarmiento que brota, conforman conductas y marcan los hechos, el pensar y el decir, son hijos de casa y debemos cuidarlos, lo que no se debe, deben saber, y lo que se permite, deben pensar; son nacionales que llegan 62
con propios derechos para normar y vivir donde al trato conviene, medir y evaluar nos ayuda. Es gente buena y apoya con manos y brazos las fuerzas que hacemos o que intentamos, las que adentro tenemos, y aunque moleste a castizos, nos entreabren la puerta e invitan a entrar y hasta
café
de
talega
nos
brindan.
Lo
que
ayer
no
efectuamos como seres oriundos y tampoco hoy realizamos y ellos sí lo ejecutan, pues, bien venidos, el cuarto de huéspedes, está listo, se asea para quienes, muchos de
ellos,
parten
de
cero
y
no
debemos
negarlo,
ni
abrigar sentimientos de ira o arranque, no son grama o hierbajo o césped dañino, a la inversa, son de fértil abono, plaguicida que cuenta y enfrenta a termitas que dañan y engullen: la falta de empleo es primario, no lo olviden. Además, pugnan por ello en un clima de paz y consenso. Lo dijimos ayer y hoy repetimos, ratificamos ahora:
si
el
habitante
nacido
en
este
pueblo
in
crescendo no se apura y coordina con el que viene y afora con tacto y firmeza, otros vendrán con apuro y se instalarán
como
hacen,
como
ya
ha
acontecido,
y
el
paceño o nativo será subalterno de la tropa formada o 63
dedo meñique o mano encogida, parte mayor del esfuerzo y pujador en la brega que nos impulsa y nos sirve. Hace tiempo, por los años cuarenta, sólo había cuatro barriadas,
era
pequeña,
en
efecto,
y
no
merecían
llamarlos suburbios o colonias pomposas, eran pingües alfoces, mediocres y mínimos, por no decir impotentes, con
timbre
y
paquete
de
pránganas:
El
Esterito,
El
Choyal, El Manglito, Pueblo Nuevo. ¡Y paren de hacerlo! Hoy hay un ciento de ellas en el fajin que nos une y que, si no las visitas, ni las notas, es lumpen urbano carente de todo y mucho de nada. De la broza, pues, La mocedad de la época, chicos y púberes, mozos y jóvenes,
debían
divertirse
como
lo
hacen
ahora
y
disfrutar de la vida y del moño soltarse, recrearse y actuar como tales. Como no había manera de hacerlo y mejor
a
lo
que
sigue
y
confronta,
¡a
madrearse
de
nuevo!, a cocerse y a liarse con puños y piernas, con coces y palos, y a quedar como líderes de una de tantas cuadrillas. brazos
bajo
alumbraba
y
Así el
reñían poste
cuando
al
con
las
del
foco
fin
se
64
bandas que
en
agotaban
con
puños
y
la
esquina
las
fuerzas
vencidas el ánimo hervía y se engallaban de nuevo en donde
la
boca
y
mejillas
no
salían
bien
librados,
zarandeaban a todos, y concluía la algazara con el pito del árbitro, léanse cuico, que llegaba en la julia y en clase premier los llevaban, ¡al Sobarzo!, nombre que daban al tambo de entonces y con multa egresaban, si acaso
tenían.
Adversarios
lo
eran
El
Manglito
y
El
Esterito, con asiento en el norte y en el sur del villorrio que apenas tendría unos diez mil habitantes y en donde se hizo notoria la rivalidad entre tales. La gresca
al
final,
puntapiés
y
trompadas,
al
herir
terminaba. Puntapiés significa patadón en los huevos. Bueno,
no
tanto,
respetaban
hasta
eso,
era
ley
sin
decreto y decreto sin ley, los veían de platino y de quilates los esos. La Paz fue notable y, debe ser aún, por lanzar patadas y responder con ahinco como broncos corceles,
¿o
lo
son
a
la
fecha?,
¿por
qué
se
enfrentaban? Por simple gusto, sin conocerse siquiera y ni saber que existían y cual jacas zurraban a unos y a otros. Fueron fieros los Arce de los manglares del sur y los Lucero del otro, por el norte del abra. 65
Con esto recuerdo otro caso impactante: a los momos y máscaras de los carnavales paceños y los cuerpos del judas,
Mal
Humor
que
llamaban,
cuando
al
testar
se
cabreaban el sábado de inicio. Los disfraces, confeti, cascarones, comparsas y los carros de reinas eran más que pomposos, los bailes gentiles en el Maya del Perla y la presencia de bandas como la añeja Mavari y Los Papaquis de ahora, ese acorde emblemático de esa fecha festiva, risueña y aguda. Esto viene a la mente por las trancas
que
daban
las
mascaritas
famosas:
repartían
varejones y nos colmaban con ellos con el cariz que portaban. ¿Me conoces, mascarita?, te conozco, truhan, -le
decían-
¡qué
relajo!,
era
un
desbarajuste
bien
hecho y cernido, ¡carnis vale!, y ¿ahora qué?, pa´su mecha,
se
alborota
la
casa
y
la
cosa
revienta
y
revienta el gentío. ¡Carnaval, ¡viva ello! Las doñas casadas
buscaban
echado
el
lente
al
chico
con
al
tiento,
que
habían
escogido
estrenaban
ropa
y de
adúlteras y busconas, acaso, y alguna que otra doncella o las que, por fácil, lo hacían. Les daban vuelo a la hilacha con la identidad protegida. Pero, no todo era 66
pugna
en
estas
fiestas
señeras
de
padre
desmadre
y
madre jolgorio, lo desmedido era poco. No hay más, pero no menos. La pasión se desborda en torrente y cascada y la mecha la prenden con fulgores y apremio. Salen sin tino
y
llamaba
el
control
se
carnestolendas
escabulle
en
vehementes.
lo Hay
que
ayer
cosas
se que
ocurren –y ocurrieron ahora- cuando el sol se desmanda, pierde el paso o el piso y se pasa de ingenuos. Cierta vez, un carnaval en domingo o un domingo de antruejo, el esposo buscaba a la esposa con prisa en la plaza del centro donde esto ocurría y con tacto y prudencia, aquí y allá, se detiene y veía y continuaba y oteaba, se salió luego del foco y me olvidé de él dos minutos. Después
se
oyó
el
chupinazo
de
un
potente
revolver
¡pumm!, ¿qué fue eso?, indagamos el ruido, cuando de pronto, por enfrente a nosotros, regresó la persona que lo hizo resuelto con el arma en la mano y con la misma cachaza
que
guardianes
y
hace
rato
mostraba.
les
dijo
tranquilo:
esposa! Estoy a sus órdenes.
67
Se
entregó
¡he
matado
a
los a
mi
Cosas de esas suceden en esos días de guateque, de bengalas y luces, sábado y domingo, lunes y martes. No ha vuelto a ocurrir, por fortuna. Era, por supuesto, un marido ofendido y discorde. Se supo después. El autoviudo lo sabe, pierde a la esposa, su libertad y a los hijos, pero no la memoria. Los maleantes se arriesgan, pero no se deienen, infractores con causa o bribones sin
ella,
saben
bien
lo
que
hacen
porque
en
esta
aldehuela, hace poco tranquila, tiene dos escapadas: una
insegura
y
la
otra
infalible:
la
muerte
o
las
rejas. La carretera es escape, sendero hacia al óbito, en diez minutos te atrapan o pierdes las chanclas o bien te enchiqueran. Las otras, por avión o por barco, ni
pensarlo
siquiera.
Huir
de
La
Paz
es
retar
al
valorio. A nado y a oscuras, el tiburón se acomide, y el monte a su vez, la sed te apergolla y el andar te aniquila.
Es
península,
o
ventaja como
o
una
decíamos
des...
ayer,
en
El casi
vivir una
en
isla,
tiene su gaita y engorro. Si llegan, acaso, a ocultarse o cubrirse en la sierra o viviendas, son estas de jaula y débil refugio, al rato te encuentran y entamban por 68
cómplice a la familia que acoge, nunca falta un chivato y si hay lana que piense. Tiempos pasados, no sé cuantos, semanas enteras y misas
de
gallo,
me
alquilé
en
la
parroquia
de
monaguillo o acólito con ansias devotas que mis padres me dieron y estaría bien de presbítero en cualquier circunstancia. Un chaval de ocho abriles que auxiliaba al ministro en bodas y misas, bautizos y otros, fue tan grande el servicio y de color tan subido, que por poco me
inscribo
en
el
seminario
del
norte
a
estudiar
sacerdocio o de hermano servirlo. ¡Ave María Purísima!, ¡se imaginan! Por cierto, aún lo recuerdo, cuando a alguien
llevaban
a
la
pila
bautista
con
el
fin
de
extraerle al chamuco o maligno con el cazo del agua, el padrino,
después
lanzaba
a
del
duchazo,
salía
al
propileo
y
los aires tostones y pesos, monedas y
otros- era costumbre- que debían llevar como feria en la
bolsa
de
enfrente.
Era
el
“bolo”
habituado
que,
según la costumbre, es la dádiva pronta que al padrino pedían y cuando enviaban al aire, ahí vamos al suelo a recoger
la
morralla
y
a 69
veces
volvían
con
otro
cristiano, retornaban todos forrados. Y si al padrino se
le
iba
el
bolo
o
la
dádiva
por
codo
u
olvido,
gritábamos fuerte: Si no avientan el bolo, saldrá el niño
pedorro.
Al
padre
le
daban,
o
a
la
madre,
inclusive, una frase de chance que hasta la fecha se dice y exclamaba la turba: si quieren tener a un hijo pillo,
mételo
de
monaguillo,
¡órale!
Si
el
fraile
cambiara y dijera angelillo, hasta el Nobel ganara. Pues bien, para sellar la conducta de ese acólito párvulo, narraré lo ocurrido que será, sin duda alguna, un abono a la inversa, ¡mejor califiquen! Al concluir el rosario como a las siete o las ocho, los amigos y acólitos con confesión incluida, después de auxiliar el rosario, íbamos los tres a la torre donde guardaban las ostias y el vino de misa, o sea la sangre y el cuerpo de Cristo, y nos bendecíamos con trago y buena botana con ostias quebradas que se guardaban sin llave, sin tranca o cadena. Salíamos apóstoles y santos completos y
como
no
eran
benditos,
la
apostasía
se
excluía.
Quedábamos puros y ni prueba temíamos. Nadie lo supo y, por semanas enteras, los tres auxiliares al concluir el 70
rosario, se bendecían y gozaban. ¡Era tan rico! ¡Hazme el favor!, ¿angelillo o pilluelo?... ¡schhhh! Así pasó nuestra infancia en esa Patria minúscula de tantas
caras
vivencias
y
no
tan
gratas,
a
veces.
Nuestras mentes creían que La Paz era única, enana y amena, una aldea menuda, quizá de la más, la menor entre todas las capitales de México, ¡pá´ vergüenza y sonrojo!, porque eso de estar en la cola y al final de la línea, tampoco deseamos, ser chicuela y trasera no nos cae nada bien, eso no, eso apesta, y nosotros no somos de caca y detritus. Años después, cuando fui a la metrópoli a estudiar algo afín, a los veinte años y pico conocí, por fin, a Tlaxcala, con muchos aldeanos y nuevos, pero, mayor no lo era, pensé, pero, tenía dos mil habitantes debajo de La Paz. Me sentí orgulloso que esa cifra era menor que la nuestra, soñaba y con celo veía y con arresto exclamaba, ¡ufff!, ¡qué alivio! “Tú que tienes de qué presumir” -la copla dice- pero, no teníamos de qué, ni jactar o lucirse, es sentir a la inversa, hacerlo,
de
nosotros
perdíamos,
sabíamos no 71
y
no
equiparaba
triunfábamos.
Pero,
al hay
muchas cosas que juntas, hechas nudo, valen más que ninguna, hacen valer este suelo por sus seres notables que, como Juan Silva decía: “vivir, lo que se llama vivir, mi compadre fulano nomás, los demás existimos”. No
queremos
alardes
ni
pactos
inútiles,
ni
lances
mayúsculos que en muy poco coadyuvan, pero gratos y caros los hay de modelo que hacen saber que este potro sigue
trotando
y
viviendo,
con
trances
y
prisas
de
veras ingentes. A´í vamos así! Por ejemplo, y no es que ello valga, pero vale, para nosotros sí, es de altura y contento: el Coromuel, ese céfiro. Es brisa de tierra que en las tardes arriba, visita y aplaca en las horas calmosas y ventila y orea cuando el bochorno se mueve y nos fría a cuarenta grados, o más, hasta un huevo se cuece
–blanquillos-
nos
conforta
y
anima,
es
brisa
santa, bendita, y abanico de Dios que en poltrona se mece como nosotros lo hacemos cuando el tiempo chorrea. Acuérdense que, si el aura se atrasa y han pasado las cinco, las seis o las siete, y ni siquiera ventea, lo extrañamos, ¡caray!, ¿a qué hora llega?, ¡nos estamos asando!, ¡ah, cabrón, ¿cuándo viene?, ¡no qué no!, nos 72
mitiga
y
ablanda
y
de
veras
que
cala,
sofoca
y
consuela. Anhelan ciudades como este tenerlo y es amigo de todos ese viento tardío, tener el brisar por las tardes y soplar puntualmente, aunque a veces demore y no sea cartesiano, cuando llega, deleita, encanta y seduce.
Ciudades
Mazatán
y
adláteres
Hermosillo,
como
Mexicali
Obregón y
y
Tijuana,
Tepic, ya
lo
quisieran. Apaciguar es un verbo totalmente paceño y de origen sabido, debe ser, piensa bien, porque implica lo que es: paz y cadencia, moderación y sosiego, tranquilidad y ventura, ¿y dónde pones la paz?, pues, en La Paz... debe ser derivada de apaciguar como verbo. El Coromuel, a
propósito,
no
es
un
corso
pirata
como
muchos
lo
piensan y casi lo afirman, no hay corsario que tenga tan buen apellido en las área marítimas. Para empezar lo reafirmo, no hay constancia que avale y es muy poco creible, (viene
verosímil de
amortigua
ahí y
y
dable.
Coromuel)
aplaca,
no
fue
El
cuando
Cromwell sopla
bucanero
el
incierto, y
que
agrada, dio
en
tiempo de alguno, sino una barca que tuvo ese nombre en 73
la proa y que a la hora de partir, bogaba bien con el cierzo
o
como
Pablo
Martínez
decía
–versión
sin
constancia- viene de “cornel”, guaycura, que significa lo mismo, viento. ¿Que el Coromuel amortigua?, sin duda alguna, ¿a poco, no?, ¿no es lenitivo?, ¿no es calidad de vida?, es brisa que viene de la madre natura que brinda y complace y el calor atempera, o como debe decirse, “apacigua”, o sea, que está en la paz de La Paz. Hay
muchas
cosas
que
brincan
y
mueven
entornos,
enriquecen el cosmos con el pasar del verano, porque nadar y sumirse, flotar de muertito, echarse clavados o sordos panzazos, si no te place, te sirve. Nomás ve a las criaturas que con ropa, y poca, se lucen y vuelan. Si tomas la chela o la Vita de fresa, te reconfortan y vibran, ¡qué más puede pedirse a la paz en La Paz!... ¡céfiro
y
playa
ni
los
ángeles
mismos!,
¿y
te
inconformas?, ¡puchi, mano! Por otro lado, los fríos que concurren desde tiempo en La Paz no son para helarse, ni son bajos ni crudos, descienden a 10 y ya es importante, la temperatura se 74
instala entre los 15 y los 20 y es mejor quitarse que ponerse:
que
el
saco,
el
suéter,
los
guantes,
el
abrigo, la estola, el clima que, no enfría, es benigno y es contra-crisis. La Paz, como su nombre lo indics, lo impuso el marino Sebastián Vizcaíno en 1596 y es, en efecto, la calma chicha, la cabal armonía y la paz enervante, no como aquél que la vio desnutrida, escuálida y torpe y ha venido
mudando
a
medida
que
llegan
la
legión
de
fuereños, mundo distante del que viene y se queda, pero no sólo visitan viajeros, promotores de todo, también llegan otros, los sin oficio ni cargo y en la noche se visten de cacos y truhanes, se dedican al hurto, al asalto y delitos que la falta los insta y se llevan de paso lo que otros descuidan. Muchos prosiguen cuando la brega se frena porque los hijos padecen, lloran y piden pitanza
y
platillo,
el
fraude
se
vuelve
norma
y
conducta, modus vivendi y costumbre, pero si de él te proteges y del hurto te guardas, te auto-acorazas y vives. Aquí pierde la vida la paz y el anclaje.
75
Otra cosa que estaca son las olas del golfo y del océano vecino, de la tierra y el cielo son los goces del día y el panal de la noche que a otros seduce. Pero hay quienes, ni por gusto se tibian, la extrañeza se niega
porque
es
parte
del
todo
que
a
diario
se
encuentra, no asombra a ninguno como la mujer que posee belleza y dulzura y por lo común ni se entera, ¡cómo se va a alelar!, el auto-examen se evade y se habitúan los ojeos y no se ve lo que miran, están en el foco de las leves ojeadas. ¡Quién no ha contemplado en el inédito ocaso cuando el sol se adormila y el mar se contagia y todo lo absorve y disgrega! Dicen que tiene La Paz 365 ocasos diferentes y únicos. ¡Esto demuestra, con presencia o sin ella, la calidad de vida en La Paz! Y los timbres bucólicos, ¡qué de escenas, caray! Una estampa ciruelo,
exclusiva
con
yerbelindio
y
flores
y
jojoba,
cardos, pitahaya
palvadán o
o
biznaga,
lomboy o caribe sobre un sol sin apuros y un cielo sin prisas, ¡es presencia de gloria!
76
Y falta el color, ¡qué de tonos!, la flora que pinta y el cardo que sangra y vuelve risueño al cirio y al liquen y sus tonos encuentran la pitahaya y al monte, cactáceas que pintan y gobernadora que cura. Y el mar, ¡qué ballenas!, en nupcias se citan y el pasmo aparece y las vuelve nativas, bellas y púdicas. Y
las
misiones,
las
registros
en
piedras
y
los
lienzos rupestres documentan la historia y la hacen presente, es un teatro con citas. Bueno, ya he dicho bastante, y de la cuenta parece, no escribo lo que hablo porque si anoto me enredo, sólo sé
que
lírico
este lo
tema
que
de
me
encanta
libros
y
recrea,
ignoro,
tecleo
rememoro
de
siempre
mi
Underwood aunque no es para ello, ni presumo ni alabo, a mí los coiles y frenos, los filtros y el cárter me aferrro y me debo. Faltan cosas y muchas en este breve relato, pero a´i me detengo. No he llevado temario y sólo a pelo he montado, lleva datos aislados y que hurgué con algunos pues refresqué mis antaños aunque para ello escribí al INEGI y a otros.
77
Ahí
me
torpeza
quedo, se
ignorancia propuse
pues,
muestra no
enredos,
y
ayuda
mostrarlo los
y
la
y
y
ahora
el
ya
y
impericia desorden
está
míos,
salgo
a
mi
sobra,
la
me
me
ata,
pero
penas.
De
los
poquísimos,
y
duras
pareceres,
termino,
me
sensiblerías, algunas, yo soy culpable y me debo, son mis calillas y gracias. El Paceño de nata.
-¡Que bien, qué sorpresa!, ignoraba que el “maistro” tuviera ese arresto para orlar la paredes del pasado y presente y andamiar el esfuerzo de por si complicado y agregar
lo
vehemencia
agregable en
la
que
mano
no se
es
nada
sencillo.
demuestra
y
Con
consigue,
coordinar las acciones que no son nada pocas lo hace con clase y soltura que es doble mérito suyo. Me ha impactado, de veras, porque apenas hace... ¿qué será? ...dos meses... que intuí que reunía datos diversos sobre
un
tema
aborígen
como
origen,
población,
migración, hechos nobles y hombres ilustres que más tarde
supuse
que
era
ensayo 78
o
bosquejo.
Inquiría
a
menudo: ¿Que los otros son más que los nuestros?, y en torno a ello le dije: No, maistro, todavía no, pero, falta poco, y es natural que suceda porque van ellos bogando en un crucero arrojado y navegan con rumbo, baliza y torretas. Nunca advertí los propósitos del maistro de marras de hacer remembranzas de esto y lo otro y con elegancia, además, no adiviné su proyecto y ha
sido
el
producto
de
horas
y
horas
de
acopio
y
estudio. Al encontrar anotaba y el relato frenaba para seguir
con
acordeones diversos.
el
hilo
traía
o
¡Ah,
qué
que,
tal
consultaba maistro!
vez, el
Lo
enrollaba
asunto
veré
con
luego
o
en
amigos
y
diré,
comentaré sobre esto que me ha agradado, de veras. Al correr de las semanas, sopesar los problemas y a tiempo zanjarlos, transcurrió mucho tiempo hasta que mi auto sintió dos o tres toseduras y se atrancaba en la
calle,
comezón
en
los
filtros
o
catarro
en
el
bendix, y tuve que llevar al maestro para que lo viera y sobara y solté ahí mi criterio sobre el CD de regalo que me pasmó y sacudía.
79
Mi trabajo lo hacía en un periódico diario de tinte político que por esos momentos la elección incoaba de munícipes, diputados locales y gobernador del estado que estaba a punto de darse con el humo blanco en la torre y los nombres de algunos que ya calculábamos y otros
que
asumíamos
porque
era
costumbre
y
los
desnudaban. No era tanto el pronóstico que de brujo faltaba
o
la
esfera
de
vidrio
o
el
desliz
a
los
ángeles. Perdón,
perdón,
no
me
he
presentado,
soy
Carlos
Reséndiz, periodista y amigo de Ancapla, el mecánico, y observador
de
procesos
de
comicios
en
puerta
que
caminan y vienen con todo y su peso. Decía que pensaba en el más admirado porque el programa convence y su ideario promete y es de avance y pudiera conquistar la alcaldía sin topes siquiera, confiaba en su equipo y los que en su entorno se mueven, sería garantía un buen cuerpo de fieras y un reducto de jaulas. Pero no, no salió.
Surgió
otro,
Federico
Quezada,
un
patrón
de
comercio en diversos renglones que abarcaba todo y de todo: terrenos y hogares, rancho y ganado, cultivos y 80
empaques, agencias de PEMEX y dos neverías y empezó en la política como alfil de campaña con el senador por Coahuila, Juan Cerecedo, de donde llegó hace una década como inversor en negocios y dio a conocerse en el medio político por sus actos altruistas y conectado siempre con otros que fueron, con el partido de siempre que por su
nombre
estaba
ejercía,
presente
se
dando
hizo
notar
lustre
a
en las
los
actos,
siglas
él
de
su
Instituto Político. Estas dádivas eran vales y bonos que luego franqueaban por productos diversos como leche y bolillo, abarrotes distintos y gasolina en bidones, cortes
de
tela
y
granos
por
kilos
que
durante
los
mítines obsequiaba a las gentes. La masa feliz. Cobró luego el apoyo y después de otros cargos, tesorero, director, secretario y líder de grupos, brincó hoy a la testa del aplauso
edilato paceño que ganará, de seguro, con el
de
toda
la
gente
de
barrios,
de
villas
y
gremios con saldo palpable. Saldrán caros los vales, muy caros, decían. Ser periodista y honesto, es ser expuesto
y
temido
–lo
he
pensado-
porque
la
verdad
mortifica y la aflicción involucra a la faz y a las 81
pulpas
de
uno
y
de
muchos.
Sergio,
el
colega,
de
Relieves, la revista, con su temple aguerrido que por cientos comentan, publica en su espacio de la página cuatro que se lee con mesura, la actuación de fulano y la guardia a su cargo y la intervención en asuntos totalmente privados pues la conducta tiránica que da a sus empleados reprime y hostiga. Y lo que acaba de hacer por medio de truhanes, ya es el colmo. Le salió un
mastodonte
resuelto,
y
de sin
aquellos mediar
que
frase
cobran, alguna
embozado lo
coció
y a
puñetazos hasta dejarlo tendido y tundido en el piso en donde escuchó la condena: Por hocicón y grosero. Huelga decir que al cerrar las heridas y del rostro los daños, se lanzó contra el asno que mostró en telegrama y dio a enterar su porrada. Interpósito cruel. No sé que tiene el
oficio
consigue
que y
el
empuje
destapa
a
produce
las
y
bestias
el
atrevimiento
de
este
asedio
caníbal. Ayer, no, mejor mañana, aprenderé los mensajes y
las
asechanzas
tendré
y
si
después
continúan
me
maniatarán, de seguro, la libertad tiene precio y a ella me acojo. Al sentir la mudanza dejé el periodismo 82
señalando la frase que puede ser ya manida: Ustedes que me atan y yo que me enrabio. Dejé las noticias y la crítica diaria, comentarios y todo las señas y la traza del diario que no toleraba ni admitía. Cuando juzgaba a personas del piso elevado, tenía a la puerta consigna, clara y rotunda: Trátalo bien, mi amigo, y amenazaba el despido o la merma del acto. No, así no se puede, reconocía en principio, pero así no. Tres cerramos la puerta contra actos desleales, porque glosábamos hechos culposos y ciertos a ocho columnas y a diario y la dirección se cabreó, se indignó y feneció. La factura del ogro era en pesos y céntimos y en euros cubría. Al día
siguiente,
el
semblante
del
jefe
mostraba
los
hechos, no hablaba de ello y suprimió las noticias y la crítica, incluso: Olvídense de eso, y semanas después volvía el estribillo, el que hería y ofendía. Trátenlo bien.
Por
eso
Miguel,
Jacinto
y
yo,
abandonamos
el
barco y nos dedicamos a hacer otras áreas diversas, yo a
los
negocios.
La
irregularidad
existía
y
la
denunciábamos siempre, de frente y concisa, pero luego venían y se ponían guapos y con ceros callaban; se 83
repetía la molienda hasta que los tres decidimos y nos largamos a casa porque mostraba que estábamos hasta el meollo
con
cómplices, ardides,
el
eso, y
involucrados
estábamos director
ciertos
10
obtenía.
era que
poco, entre
Había
que
éramos mañas ver
y el
escádalo que la salida causó con los tres redactores afuera: tres plumas marcharon de las cuatro que había, anquilosaba el periódico, descarrilaban los trenes y al convoy
envestía:
notas
sin
título,
redactores
sin
notas, columnas sin chismes, comentarios sin nombre que tanto
procuran
los
que
algo
persiguen
o
ya
consiguieron, aderezan el puesto, esmerilan la silla y aplaude la palma que por algo los puso, ¡no sabes! Fue el acabose, la puntilla al astado que en picada se iba. Las secretarias suplieron a los tres periodistas: el ujier redactaba, la aseadora escribía, la telefonista chismeaba, el chícharo hablaba y el director y el hijo se fletaron de lleno hasta que la novia olvidó el acto y la gala y pospusieron el baile para el siglo que viene. Proyectaron salir y los cuatro volcaron por tres que partieron. La mecanógrafa en jefe que de letras 84
sabía, tardó cuatro horas en escribir la noticia que el diario
tendría,
se
intentó
lo
intentable,
sorteando
arrecifes, quedó en linotipos. El periodismo casero y actuante en el sitio, también ha dado pedradas que a pesar produjeron por señales opuestas a la dirección y al gobierno. Hay casos que, al teclearse, se perdieron de pronto cuando el dedo dolía en un estado que estaba deteriorado y perdido y la opción ciudadana se caracterizó por los hechos de los tres tundemáquinas que habían denostado. Esto vio y señaló,
hace
ya
tiempo,
como
ejemplo
valioso,
el
historiador y maestro don Pablo L. Martínez que fundó un
semanario
donde
escribió
y
comentó
el
penar
ahe
existía en el hogar y el trabajo que marcaba extrañeza y pasión desmedida, desmenuzándola toda. Como producto de ello, un coronel de apellido, Betanzos y algo, del ejército mexicano y amigo del Jefe Político, descargó su macana en la espalda del crítico en forma tajante e hiriente.
Después,
en
reunión
de
escolares,
donde
estuvo presente Margarito Sández, poeta de rango, dio a conocer
su
cuarteta
con 85
este
hecho
punible
que
denunciaba
el
agravio
en
el
medio
diarista
por
un
nefando cuadrúpedo. No volvió a repetirse. Otro más que hoy
evoco,
fue
el
destrozo
sufrido
en
la
imprenta
pequeña de don Ignacio Bañuelos con pérdida grave del equipo por el ilógico monstruo. La estrofa lanzada con fragor
literario
resultó
ser
anatema
para
el
poder
insultante: El ogro olímpico sacó su látigo Y con mucho énfasis lo sacudió En los omóplatos de aquel raquítico Que en su periódico lo profanó. Tanto Sergio, el amigo, periodista de cepa, como el de felpa, más los dos que citamos y otros más que siguieron, son tambor y vaqueta de la tribu ofrndida. La soga en la viga que el hecho sostiene y la horca en el techo y la acción no debida, una vez efectuada, tunde y lastima como a los dos que se citan. La verdad es un pez tan grande y dañino que arrastra la piola y lleva hasta el fondo y al final reaparece. Al dejar la tinta y papeles, linotipos y plomos, se dieron de alta los ánimos y las fuerzas siguieron con 86
nueva prestancia, porque los años empleados en teclear e imprimir, energizaban al grupo con bien y tamaño. Volví a la banca sin banco y debía hacer lo imposible cuando quedé sorprendido con la lista de gentes, debía volver
a
la
carga
pues
no
encontraba
salida
y
la
emoción me dañaba, no saciaba la sed ni el valor que tenía, pero el giro que dio aquella partida, seguirá siendo
válido,
lícito
tiempo
impreciso,
y
toda
útil. mi
He
vida,
sido y
no
diarista de
por
jabón
y
estropajo para lavar los errores, las faltas y ajustes, y si debo expresar las verdades que infiero, seguiré procurando. Sin embargo, tenía que vivir y pararme como humano y porteño y del bien heché mano para instalar un negocio en el àrea electrónica en el corredor cibernético del burgo pequeño que habría de inaugurar en el centro del pueblo:
televisores,
CD,
lap
top,
Iphone
y
radios,
palms y lectoras, MP3 y memorias, discos y DVD, radios y otros, y toda clase de gadgets, aunque en números breves, pero me llevó a estacionarme hasta que la venta arbitró contratar los servicios de una manceba apta 87
para no estar enjaulado, tendré que valerme, volver a apegarme, aunque pienso en la máxima que dice y aprueba la verdad sin tirantes: el que quiera su tienda, que la atienda. Dejé de enviar los currículum a los medios locales y solo enviaba un artículo a la revista pequeña, Pensar, el
tabloide
de
Pepe,
el
oaxaqueño
agerrido,
y
me
encontraba escribiendo facturas e impuestos, cuando el teléfono entró con su voz atiplada: Aserejé, ja de je; de
jebe
tu
de
jébere...
y
levanté
de
inmediato
y
respondí como autómata: ¡Hola!, sí, soy yo... bueno, sí, con gusto... ¿qué te parece a las una?... ok, ahí estaré, muchas gracias. Colgué. Una revista política de ambiente plural cuyo director estimaba, me invitaba a escribir y convocaba a comer el lunes a las 2. El desear enterarse de todo y de todos en las fuentes que tienes, escribir la columna y redactar las noticias o bien conectarlas, y visitar funcionarios, es menú de los días y de las noches a veces. Hoy el negocio me absorbe en ventas y compras y, afortunadamente bien, es como el sol que corusca porque si no, ¿qué tal? –y eso 88
es bueno- pero como el mismo sol, si de noche surgiera, ardería
lo
mismo.
Pensé
en
otro
trabajo
que
podía
el
sitio
compartir, si los celos permite. En
el
día
precitado
comíamos
ambos
en
acordado al que asistí por dos cosas: primero, por no ser descortés, y, segundo, porque deseaba charlar con el amigo y ex-colega. En el periódico que estaba como redactor y diverso, articulista y de todo, existía un objetivo
que
pierde,
¡y
concordaba me
he
y
dado
decía:
una
el
que
perdida...!,
derrota, demoré
en
desprenderme. Pasó el tiempo pensando en ese otro y lo otro. Recordaba a Plaza, el poeta, Antonio por nombre, que, en situación semejante, repuso en el siglo XIX a alguno de sus amigos que de su quiebra sabía: ¿Antonio, por qué no haces diarismo? No, mi amigo, contestó, se amella la navaja y desprestiga el barbero. Ya iba yo a disculparme, cuando mi amigo volvió a asentar su postura, inalterable principio en el cual concordábamos. Decía: Hacer periodismo que encubra y proteja
a
los
bichos
flexibles,
es
contubernio
y
conjura, el quehacer, si se hace, debe ser de postura, 89
de plomada, de alteza y de miras, ¿cómo vas a seguir un evento importante que es bueno para unos y maligno para otros?, del ideal te desvías y de lo aciago aprovechas, de los fines te acoges y malversas y engañas?, ¿empañas el vidrio y luego franelas?, ¡no, no se puede!, embozar no es el término que auxilia y agracia. El periodismo que hacemos se siente y trasciende, respira hondo y en firme practicas, la razón te valida y es galardón de servicio aparenta,
porque
el
que
deshonra,
con
finge, la
denigra,
vida
hay
y
que
el
que
andar
muy
quedito, todo con voz y firmeza, es hora de hacer y de ser
paradigma
desvestida,
y
ha
sentirse
sonado
el
deudor
reloj
de
de lo
la
verdad
cabal
y
lo
honesto. Estuvimos, argüí,
no
pues,
poder
ni
de
acuerdo,
empujar.
pero,
Pensé
en
expliqué
compartir
y las
tareas y cosas, la tienda y la página, pero el comercio me
hincaba
y
meneaba
de
hecho,
cuando
no
por
las
ventas, de facturas e impuestos, de compras y eso, y promociones de ello, agregué la serie de aprietos y justifiqué con mi amigo. Me entendió. 90
Después
de
cerrar
el
capítulo
de
los
días
que
siguieron como osos de feria que los niños derriban en locales para ello, todo acabó ahí y rechacé pues pensé en
el
local
entregado
al
que
iniciaba
trabajo
de
y
subía.
siempre
Llevaba
cuando
días
escuché
y
percibí decibeles y muchos de una vieja tartana que por ahí transitaba y fue –estoy seguro- la última lluvia que oreó y se notaba en su horma. Llevaba al techo bocinas
y
una
inserción
que
decía
y
como
loro
anunciaba: “El PCS de La Paz invita al público a la sesión ordinaria con el candidato X para analizar el programa del estado que tiene... y así. El PCS, grupo de
izquierda,
es
un
partido
político
que
se
ha
caracterizado por señalar los errores de la función del gobierno que, según ellos, llevan al caos al fuero que está sin pie ni jarrete de... ¿han escuchado?, es un cantar repetido de ese grupo de zurdos?, tiene cerrado el tamiz y el hoyo también, ¿ha habido cambios en eso?, ¿de
cordura,
acaso?,
gallo que empolle o que
¡nunca, los
91
jamás!,
pavos
es
pedirle
declamen.
al
Viéndolo bien –pensé- mientras enviaba pedidos y gastos del día observando la reja en el piso de arriba donde
están
las
bodegas,
un
Ford
viejo,
sonoro,
de
treinta y tantos años de uso por difíciles zanjas que perifoneaba siglas
y
a
adversas
deseamos
que
gritos. debieran
fuera:
Los ser
partidos como
sensato,
el
políticos hombre
maduro,
o
de
como
equilibrado,
consciente, que al saber en la báscula los kilos que porta,
no
hay
que
ser
negativos
y
ser
como
tales,
auténticos siempre. Y en la política diaria, quien no lo haga así se revela, no es como tal o como dice la cláusula, es pedirle cocos al mango. Tanto husmeé las noticias, la tinta en papeles y el ritmo en las prensas, que doy vueltas y vueltas y no salgo de aquello, quiero salir y algo me frena, me retiré
y
he
quedado
con
la
página
blanca
y
busco
escribirla y no es fácil llenarla. Pensaba, y aún lo examino, en el ejemplo que sigue y reconozco lo suyo: si concluyes, estimas, y si estimas, prosigues, y el gran
total
de
la
vida,
es
el
ajobo.
Los
partidos
debieran ser como el hombre... bueno... ¡caray!, a lo 92
mío, dejo en paz al pasado y sigo con esto y aquello. Se enajenó tanto el ex-crítico que, sin pensar, argüía. Está de adobo el verano con un sol que requema y temperatura a cuarenta, está de lumbre la calle y la gente
que
pasa
va
de
calima,
a
zambullirse
en
el
tórrido infierno con el trapo en la mano y las gotas brotando
con
el
leño
del
sol
que
acribilla,
está
bochornoso, ¿no?, es como andar en Sahara sin agua ni oasis, pero a todo se amolda, hasta penar de contento y llorar de alborozo, es tierra de sol y hay que asarse, aclimatarse
o
habituarse,
no
hay
para
más.
En
esas
sopas andaba, y para colmo, corriendo, que olvidé al periodista de Relieves, mi amigo, que publicó en su columna las elecciones dudosas y han manoteaban por ella en la calle o los kioscos: ¡Yo quiero una!, ¡yo dos!... ¡apúrate!... y así... debo felicitarlo... ¡ah!, y olvidaba, encontré ayer por la tarde, como a las cinco o las seis, a la señora de Luna, la tlaxcaltecapaceña que no escribe mal los poemas y hace relatos y cuentos y es presidenta del Club de Mejoras Sociales y me informó que, mostró y me leyó, un señor desacierto y 93
un
gran
patinazo,
¡y
nos
hemos
reído!,
el
cuento
triunfó con el primer lugar de la ICE, basado en hechos jocosos que publicó una gaceta y se refiere a... tiene bis cómica... un grupo de damas que al teatro asistía. Al teatro “Juárez”, así, de pletórico, y una reunión de mujeres que la primera dama abriría, doña Altagracia de X, esposa del gobernador Bonifacio, y fue presentada con
estas
palabras:
presentar
a
este
Señoras
público
a
y
señores,
me
la
primera
dama
permito de
la
entidad, doña Bonifacia X... Me imagino el cisco que se hizo con el cómico cambio, un cambalache bien hecho. Fue en el período de las barras, de los máuseres y botas, de los verdes y firmes, ¿se acuerdan?, ¡no, qué van a acordarse!, cuando nomás existían las armas y balas. Pedí copias de él para dárselo a Sergio y a Alcides y a otros y a quien quiera leerlo, está bien el relato y no es cuento, es verídico. El calor se caía y el Coromuel se apuntaba con abanicos aplasta
moviéndose, el
crepúsculo
es
bochorno ígneo
con
una
que
especie
sollama
claroscuros 94
y
de
cierzo
sofríe, de
que
y
un
lienzo,
se
contempla a lo lejos la paleta de mano de diversos matices, ¡qué bella tarde, que idilio!, ¡qué manera de enviar al carajo los grados fogosos de este horno que cuece!,
¡y destila!, ¿eh?, pero, en
serio.
-¡Hola, Pepe, qué tal!, ¿cómo estás, como te ha ido? -Bien. -Ya me enteré. -¿Qué supiste? -¡Qué dejaste el periódico!... -Sí. -y
corriste
con
suerte,
porque
al
dejar,
te
ubicaron en otros y fuente buena me dijo. La palomita es confiable. Nos veremos. -¡Caray, tú y tus cuentos! -Felicidades. Hasta luego. Debí sacar de dudas. Me estacó el... ¿cómo diré?... la especie...no... el arguende... era Pedro Rezéndiz, sobrino de Carlos. Carlos, estaba
el
metido
tío,
se
enfocaba
con
la
testa 95
de
al
trabajo
lleno
en
en
donde
ventas
y
compras, pedidos y eso, cuando llegó la llamada que dejó boquiabierto... ¿que... qué?, ¿que don Pedro se avienta?...
¿Pedro
nuevamente:
Pedro
altruista?,
me
del del
Bosque?, Bosque,
falta
vida
sí,
¿el
para
sí,
y
repitió
empresario?, aceptarlo.
Y
¿el lo
postula... ¡quien!... sus amigos y aliados y el partido promueve, concierta y confía. Comenzó el desconcierto y el
desbarajuste
aventura?
se
–pensamos-
hizo
con
¡como
preguntas
que
lo
y
dudo!,
tiros, ¡dejar
¿es la
poltrona por bregas mayores! Debo decir que don Pedro llegó con recursos desde su suelo, Sonora, su estado nativo,
y
dejó
en
manos
de
los
hijos
las
empresas
actuantes: las bursátiles, las siembras, las tiendas, las farmacias, los súper y otros que rinden más que el mismísimo Midas, ¡el de bienes raíces, de cable-visión y de minas!... ¿dejó todo?
La inversión en política es
muy valedera y por algo lo hace, no busca, procura, ayudar
es
su
vida
que
es,
además,
su
objetivo,
no
alardea, lo trae desde tiempo sin punto ni miras, y la siembra de amigos es amplia y notoria, relaciones y afectos son de casa, eso es cierto, saben y juran que 96
el apoyo que brinda a las clases menguadas es de suyo y de años, su pasión y su vida, aunque el partido lo use y su nombre lo luzca, ¿por qué, no? Es todo un señor de polendas y benefactor de primera para clases humildes que claman, ¿te acuerdas de Pancho, el Quezada, el de Múzquiz, el que fue presidente?, lo ayudó bajo cuerdas, es dadivoso el sujeto, “donde está la pachocha está la panocha”, dicen varios. Pedro del Bosque, no sólo es espléndido, es magnánimo triple, y eso cuenta y alienta en el pueblo que sufre, él es un filántropo, liberal y consciente que si de ayuda requieres para paliar la carencia el médico –lógico- te da la receta y si vas a su hogar, encontrarás el apoyo y su firma de paso para el
caso
Farmacias
que del
sea.
Te
surten
Bosque.
los
¡Claro,
fármacos previo
en
las
estudio!
Trabajadoras sociales lo hacen, ¡hay cada vival para eso!, las empleadas auscultan y entregan los vales para aquellos
sin
techo:
pasajes,
despensas,
medicinas,
adeudos, materiales, etc., te echa la mano, creélo. Y no es cosa reciente ni imagen política, ha sido siempre del Bosque, su pasión es servir y la inició –que yo 97
sepa- hace ya mucho tiempo, antes de crear y de darse como hombre político cuando fue secretario de... ese. ¿Cómo quieres que avalen? Ayuda más que el gobierno. Es todo un fenómeno y lo hace consciente, se siente parte de aquello y es solidario y capaz con la carpa que agrupa.
A
veces,
preguntan
diaristas:
¿Y
por
qué
socorre?, y la respuesta La Paz la sabe. -Sí, tengo para ello, ¿por qué no hacerlo? Una vez fui pobre y no olvido ni niego. ¿Cómo va a ignorarlo? ¡Tiene
dinero,
es
cierto,
pero
divide!
Tiene
personal para el ello. Vive aquí con su esposa y sus hijos menores que atienden y tienden la mano y refugio junto al yerno y la hija. Si un millón repartiera, que ya es mucho, satisface y alienta, tiene acervo en los bancos.
Tú
dirás:
busca
escaño,
curul
u
otros,
contratos. O lo hace con miras de algo o de alguien. Pues, no, es su misión, hizo dinero en Sonora y lo hace aquí por rimeros, es socio del Rotary club y un hombre sencillo, eso sí, categórico, tiende la mano y atiende a
cualquiera
que
llega.
No
ha
pretendido
nada,
ni
senador ni lo otro porque sacarlo de aquí es impedir y 98
negarlo y eso no quiere, ¿a la metrópoli?, ¡nunca!, ni de vacaciones incluso. Está aquí y aquí queda, vivirá de por vida. Nadie lo saca o lo mueve de estado o de casa. Secretario de Desarrollo ha sido, su campo, lo que sabe hacer. Sus áreas son muchas, negocios, entre otros, tanto aquí como allá, productivos a pasto. ¡No, –pensé- no soy su pregón, lo menciono porque ciudad y media conoce, sabe de él como amigo, nomás ratifico, no tengo voz para hacerlo pero sé de él y lo admiro, y he admirado de siempre, y he seguido sus pasos, aunque sus huellas perdí desde que estoy... ahí... en el exilio. Pero, no soy su sonaja, porque no es necesaria, la vocación de diarista la dejé estacionada a la mitad del camino y ahora observo con los prismáticos de antes, aunque –repito- me asombró la noticia, pero si la busca igual me sorprende, me hubiera admirado, ayudar es su auto y comedirse, su ruta. Lo montaron, quizá, aunque no es gente montable ni rocín que cabalguen, sólo él lo decide,
es
capitán
de
negocios
y
no
es
fruta
en
almibar. Sí. Hay que afirmarlo, a lo mejor es patraña o buscapiés de película que muchos u otros practican, ya 99
ves, ¡cómo abundan!, pero ¿a quién pregunto?, ¡ah, ya sé!, a Sergio veré, y si no lo sabe, rebusca, tiene orejas para esto y debe saberlo, no lo dudo. Ojala fuera Pedro. Volví a casa pensando y dejé el runrún en la puerta, en el buzón de la entrada. Me informaron y sólo deseé corroborar
de
inmediato.
Al
llegar
al
teléfono,
me
apresuré y espeté: -Quibo, Sergio, ¿cómo estás?, ¿qué Pedro se avienta?, La noticia cayó como roca en el lago. -¿Pedro?... ¡ummh!... lo intuía. -Bueno, ya lo sabes. ¿Qué te parece? Hasta pronto. -Te engañé, lo sabía. Es estupendo, ¿no? ¡Oh!,
debí
ver
a
Griselda,
la
empleada
que
tengo, asalarié hace poco, es prima cercana de la prima de la prima, y es que hay un cliente que quiere buen descuento en lectores y desea llevarse dos o tres a su casa, debo ver con cuidado y a resurtir lo que falta, no lo hice ayer, pero, iré hoy por la tarde, no debo abstraerme, no, esperemos. Al sentir el calor que abrasaba, ya casi en octubre, regresé a 100
casa a comer, echar la siesta y regar las flores que, por cierto, he olvidado y se secan, y deben de estar amustiadas,
¡las
pobres!
Las
dalias
y
rosas,
los
nardos y hibiscos, apenas he cuidado, se les ve en el sol
del
estío
y
el
salir
del
bochorno,
estaban
lacias, ¡las pobres!, sin agua ni Carlos que le diera la mano y dejara de andar de alboroto! Salí al frente de
casa
con
la
manguera
en
la
mano
y
el
grifo
dispuesto y conecté con la llave con la esperanza que hubiera no sólo un chispazo que de oro pagamos, sino un
chisguete
siquiera.
¡La
lotería
me
saqué!,
al
abrir se vertió un chorrillo de mierda –menos malque me sirvió para dar a las flores su riego que ni siquiera agradecen, pero, se pusieron felices, pero estaban
de
náufragas
sin
una
balsa
y
sin
agua.
Calculaba la sed que las flores tendrían en tres días y sus noches sin atender y tender un chorro directo hasta ver que se hartaban y... ¡órale!, ¡qué bella!, pasó tras la reja un señor monumento de escasísima autora,
¡qué
bella!,
¡que
101
guapa!,
impresionaba
su
porte y cautivaban sus ojos, su boca... ¿y esto?, ¿de dónde salió esa corola? -Buenos días, señorita, ¿por qué ofende a los feos? -Buenos días –respondió. -¿De dónde sacó su belleza? Rióse. -No se asombre, señor, es la misma que tiene la made sus hijos. Rió ahora ella. -¡Qué
le
vaya
bien,
señorita!,
soy
soltero
y
gracias. -Señor, yo también. La primera vez que la ví, como estatua quedé, me embobó su figura, no encontraba al vecino y optó por rogarme
dónde
estaría.
Su
presencia
turbaba,
me
imaginaba el edén, la gloria y los santos. Se acercó a la verja y bajó su pregunta: -Disculpe, caballero, ¿su vecino es don Pablo? -Sí, señorita, pero está de viaje y regresa el lunes. -Gracias, señor, no sabía, el próximo martes vengo. Muchas gracias. 102
-¿Cómo a qué hora, señorita? Rióse otra vez. Era Afrodita en si mismaa. -Galante
vecino...
perdón,
me
presentaré,
soy
Estela de Alba, abogada de bienes raíces y soy de La Barca, Jalisco, soy paceña-jalisciense y llevo 6 años aquí
promoviendo
lugares
del
orden
turístico,
fraccionamos, etc. con vocación recreativa y vengo a ver al vecino sobre el proyecto NE, ¿lo conoce usted?, según creo es gente informada, ¿sabe del NE? -No, señorita. ¿Proyecto NE? -Si, es un proyecto a futuro que mantienen –según sé- en reserva. -Proyecto NE, ¡mmm!, lo investigaré, señorita, y tan pronto diré. -No sé más y a eso vengo. Me permite hablar en confianza,
lo
conozco,
señor
Reséndiz.
¿Quién
no
conoce? Muchas gracias, vendré luego. -Adiós. No averigüé nada sobre mí, ¿cómo supo? En cuanto al proyecto NE, en realidad, conocía, estaba enterado por X persona, pero de comentar, perdería el contacto con 103
ella y así dejo la puerta entreabierta. Comunicativa la dama, me dejó sorprendido. No
soy
periodista,
como
deben
saber,
pero
estoy
informado de lo que ocurre y se mueve entre biombos y rejas y a la gente conozco. Pablo, el vecino, entre otros. Del proyecto poco, y en los pasos que largan dicen que es un proyecto de don Pedro del Bosque y lo están cocinando como obra futura por un convoy de tarea que indagaré de aseguro. Días
después
registrarse acompañado
ante por
el
miles
se IE que
presentó para se
el
recibir
candidato la
calculaban
a
constancia –los
menos-
entre 6 y 8 mil seguidores, capas sociales y miembros activos de grupos privados al que él pertenece y es su sector del partido. Apareció la noticia en la prensa de aquí y en la revista Relieves donde venía acompañado de una breve reseña de su campaña política de cuatro meses que inicia el próximo lunes sin falta, la cual abarcaba desde clases obreras, campesinas y medias que populares las llaman, hasta visitas a casa, programas de radio, televisión
y
entrevistas
y 104
recorridos
por
áreas
de
municipios actuales, incluyendo los sitios a los que nunca han llegado los que están en campaña y ahora recorren. El cuartel de campaña está establecido en el hogar de don Pedro con personal asignado para organizar los eventos con doña Carmen, incluso, y un concierto de muchos.
Se
dio
a
conocer,
después
de
semanas,
el
personal de tarea que Diego Porras abría y el Comité Ejecutivo del partido aspirante y el sector popular al que integra. La advertencia se hacía para cualquier periodista y debían comunicarse a la siguiente oficina: Carlos Reséndiz, Secretario de Prensa. ¿Carlos que...? Carlos regaba y se hallaba hacia el frente de su jardín enflorado que le daba gracia y color al parterre del
centro,
ahora
sí
muy
cuidado,
aún
cuando
el
chorillo salía en breves abonos, pero módicos ellos, y en
prófugas
llegaba
la
meadas, dama
y
oteaba
hechizante,
la
calle
boca
para
de
ver
si
almíbar
y
aguamarina en los ojos con diez de promedio que ganaría el
concurso
de
misses
hermosas.
105
Entonces
suena
el
teléfono y al cerrar la manguera y lanzar el boquete, temió por su prisa: -Van a colgar la llamada, debe ser de la tienda, ¡qué diantres!,
he
olvidado
accesorios,
¿chin...!
llevarles
pasaré
de
el
pasada
stock y
daré
de todo
aquello. Logré llegar al teléfono como hit por tercera y casi grito al tomarlo: -Buuuueno!, sí, buenos días, si... Carlos Reséndiz... sí, sí, ¿cómo dice?, ¡cómo no, con gusto!, ahí estaré. Buenos días, adiós. Se quedó pati...todo, patidifuso y lelo, patinando y atónito, observando el teléfono con los ojos de uva... -Que, qué?, ¿qué don Pedro me cita?... ¿Pedro del Bosque?... ¡qué pasa!... La
empleada,
quizá,
señorita
de
él,
me
cita
de
urgencia, pero, ¿para qué?, ¡ah, debe querer lo que tengo: aparatos, descuentos y eso, celulares y palms, o algo
así,
recuerdo,
para pero,
llevar ¿en
a
los
persona?,
pueblos no
hace
como
grato
pedidos
don
Pedro, deja a otros que lo hagan, entonces ¿qué?... ¿me quiere a mí?... bueno, la verdad es que citan y otro 106
empleado
recibe,
un
mancebo
que
dice:
El
Lic.
del
Bosque le pide disculpas por su amable presencia y me ha pedido lo atienda y... cosas de esas. De ventas, aunque sean charamuscas, yo surto. Me cita y yo voy. El momento llegó. Voy a bañarme. Se vistió con su Dockers
que
para
todo
servía,
para
bodas,
incluso,
escogió la camisa y zapatos boleados en lugar de los tenis, zapatos
los de
de
siempre,
esos
de
y
cambiaría
oferta
que
sólo
sus
crocks
valían
por
para
no
hartar al de uñas. Ya con ajuares llegué casi al punto de
las
13
horas,
prendido,
con
libreta
y
catálogo
presto a servirle para cualquier encomienda, pedido que fuere, cuatro de menos: lap tops cinco, palms siete, seis celulares, y algo así con tal número. Sentóse en el mueble que estaba a la vista y comenzó a escudriñar el
entorno:
los
muebles,
los
cuadros,
las
tres
empleadas que al pasar sonreían y saludaban atentas y con apremio lo hacían, aunque el muro era firme, las paredes tenían óleos y tintas, no legítimos, pero le dan un... ¡mira!, ahí está, la chica de Vermeer, la Gioconda segunda, bella imagen... y allá está la... 107
-Buenas tardes, don Carlos, pase usted, ¡qué bueno que vino!, me da gusto verlo. Ante mí el gobernante de bulto y corpacho del hombre magnánimo, de parco hablar y actos tardos que muestran y activan más de una existencia, con lentitud se movía como pesando los pasos y sus voces salían con la paz que rodeaba o como chispas en torno. -Señor
Reséndiz
–empezó-
usted
fue
periodista,
¿verdad? -Sí, señor, durante 15 años. -¿Mantiene contacto con todos? -Sí, señor, por supuesto. -¿Sabe usted que pretendo gobernar este estado? -Sí, señor. -El gobierno se inicia en meses y pocos y deseo me acompañe
como
Secretario
de
Prensa
inicio de esta búsqueda de votos. Quedó pati... eso. -¿Qué piensa usted, don Carlos?
108
en
el
tiempo
de
-Señor,
licenciado,
me
ha
dejado
sin
habla,
no
esperaba tanto, aunque ya no soy del medio, me conocen y conozco. -Pero, lo fue y tiene amigos –sonrió- no está de momento, pero ha estado y lo aprecian, y lo que es más, reconocen, y está usted vinculado. No quiero a nadie que vuelva a ese puesto, pues quiero que juzguen y escriban con ánimo, libertad y conciencia. -Señor
licenciado,
muchas
gracias,
pero
tengo
un
negocio. -Yo también, Carlos, y no habré de dejarlos, es mi modos vivendi y esto es transitorio y estaremos aquí seis
años
o
periodista,
menos, sino
por
y su
no
sólo
aptitud
lo
invito
como
y
talento.
¿Qué
exme
dice? -Señor, deje pensarlo. -Desde
luego,
Carlos,
piénselo
bien
y
lo
espero
mañana a la misma hora y presentaré a los amigos que integran la gira. Qué le vaya bien, gracias por venir. El despacho dejé y sali con la intriga montada y a medias en alto del pelo, su alma saltaba de columpio en 109
columpio y al deshilar el ovillo me embrollaba y reía. Necesitaba años para ello y decidir, ignoraba. Durante la tarde, la noche y la aurora, cómo a las seis de los gallos, decidí y no seguro, después de pesar y medir tal sorpresa, desenredó, por fin, el ovillo. El día que seguía, como a la una, estuvo ahí en su despacho. Ya no observaba ni a Vermeer ni a los otros creadores, ni a las tintas y lápices, con su cuadro tenía. Y al salir del recinto con su fresca sonrisa auscultó su postura: -¿Qué ha pensado, don Carlos. Buenas tardes? -No
ha
sido
fácil,
señor,
pero,
con
gusto,
lo
acepto. -Muchas gracias, don Carlos, esperaba eso, si no lo piensa, lo extraño. Mostraré con quien vaya a la gira, de trabajo y arredlos. Y presentó a todos, a los de la brega.
Escritorios
máquinas,
y
un
veía,
hombre
CD, al
secretarias, teléfono
que
papeles al
y
llegar
pirueteó con un salto de altura. La presentación fue en minutos,
sin
retórica
y
ámpula,
sin
mencionar
precedentes y lo que es más, impactaba. La rúbrica fue: 110
-Que nos vaya bien, don Carlos. Al estrechar las manos, la emoción lo vencía y apretó bien el acuerdo que se iniciaba ese día, las mantuvo de junto y juntas pensaban.
Acompañaría a la gira.
Sus 60 años hablaban, estaban ahí, se entreveían, brotaban cual géiser de fuente y rocío. Meses después fue de riada, de meandros y charcas, de aluvión y corriente, de tempestades y de truenos, y con ello pactaron el enganche y acuerdos con la gente de medios, de la voz y la imagen, del color y los tonos, engrasar las armellas y llevar la jornada con alianza y concierto, era todo. El convenio esperado, en donde el acuerdo se hacía y la experiencia se daba con lo de atrás y los debe, había, no sólo mostrar, sino abrir el consenso con altura y con miras. Un proyecto que
puede
y
debe
saltar
los
vallados
y
lograr
finalmente lo que el pueblo desea y alcanzar, eso sí, lo que importa y ampara. Si vencí en la contienda, refrendaré mis contactos y a la vuelta de meses, será el
hacer
fuertes
el
que
aliados:
guíe el
y
la
bandera
gobierno 111
y
que el
abrace
dos
pueblo.
La
exasperación y la duda no habrán de minar los esfuerzos presentes y será nuestra meta el despejar embarazos por hechos concretos, la fusión de inquietudes. La falsedad y
el
embuste
doméstico añosos
junto
que
estarán al
como
excluidos
disfraz siempre
y
del
al
diccionario
engaño,
repiten
en
procederes
cada
ciclo,
buscaremos la alianza, la concordia y la boda entre los dos que se alían: la población y el gobierno. Don Pedro indicó que se integrara la gira y la campaña del voto y el acercamiento a los pueblos, no sólo ingentes, sino lejanos y míseros, donde nunca se ha
estado.
Juntos,
malgastaremos,
no
los
dos
quepa
triunfaremos; duda,
bien
desunidos, ensamblados
saldremos, sin engarces, no. Ahinco y final, procesos y métodos, será nuestra línea. Recuerden: será esta la barca y el motor que nos guíe: la unión apelmaza y la escisión, desperdiga. Es el campeón el que buscamos y debe estar en el ring, en el hogar y la brega y en la alegría rangos
que
nos
deseados
mueve y
para
escuchar
obtener los
resultados,
rugidos
que
rastreamos: ¡bravo, campeones, hemos triunfado! 112
los
todos
Cuatro fueron los meses de tranco y jaleo con la biblia del pueblo y sólo cuatro promesas, sólo cuatro pastillas para el doliente que sufre, y la cuarta, como propósito, propuesta
cuanto que
madure
por
irrealizable,
cauto
sino
lo
digo.
reservo,
porque
Y no
repitió porque
requiere
la sea
concierto,
participación y recursos, armazón solidaria y hermandad productiva.
En
cuanto
tenga
factible,
que
espero
pronto, lo comentaré con ustedes. La cuarta, en verdad, es un caso no oculto, no expresado por él, pero todo el mundo
conoce
la
importancia
que
tiene
como
David
y
Goliat por inviable. Las cuatro pastillas son un moño del Everest y, quizás, más arriba, una inyección al enfermo de un estado que quiere vigorizarse y salir del hoyanco en que se halla, no una simple tableta que nomás atenúe, no, es para seres ciclópeos. Los otros que siguen son: las pesquerías que nos mueven en un estado costero con despensas valiosas que harán mejor pescador al que lo hace; segundo: el empleo será de avanzada, de diaria camisa que recoja sudores y deje medallas
al
que
lo
logre. 113
La
producción
ganadera,
agrícola y avícola se diversificará y ahorrará el agua carente para el que vive de él; y tercero, la vía ferroviaria
La
Paz-Mexicali
que
será
de
manejo
con
carga y pasaje; y el último será, no como en citas, sino
frontal:
la
educación
y
cultura,
pero
no
de
proyectos, sino de hechos. Al concluir esta gira por brechas
y
piedras,
por
lanchas
y
mares
y
accesos
difíciles y helicóptero, incluso, para ascender a la sierra
y
a
los
pueblos
remotos
que
para
otros
se
anulan, clausuramos el paso con la certeza de, aunque hubiere montañas y cauces profundos, habremos llegado. La
perseverancia
es
un
potro
y
en
él
cabalgamos.
Necesitamos la fuerza del voto que empuja y la emoción que nos guíe y con trasparencia se observe. El 4 de julio llegó, y las elecciones también, de oportunidad para muchos y de esperanzas y de ánimos, demostró lo esperado y la indiferencia se fue con la fuerte arroyada, participación sorprendente que superó lo
esperado:
diez
horas
se
fueron
en
la
acción
de
casillas y si hubieran dicho doce, se anegaban lo mismo por la afluencia masiva de carácter histórico, nunca 114
antes logrado, lo que quiere decir, inescrita, fue una juerga electora que solamente se daba por la acción en casillas donde se daba el sufragio en las horas finales más del 70 por ciento y se consideraba el más elevado en las urnas modernas, un dato genuino de pasión de la masa, ¡muy bien! Alguien dijo: cuando hay candidato, hay sufragios. Creo que es axioma, y si no lo es, lo acristiamos. ¡Bravo!, se ganó la noticia como lo deseaba Sergio que estaba obcecado en sacar la revista a la hora que fuere, muy temprano, y esa noche del cómputo, siendo las
tres,
estimación
sin se
dormir
ni
acercaba
al
siquiera 78
por
intentarlo,
ciento
del
la
total
reunido y había casillas que aún no informaban porque no había señal para ello y el móvil que era el conducto debido permanecía mudo y silente en pequeños ranchitos que
estaban
situadas
en
las
sienes
del
mundo,
la
parabólica se hallaba con alcance imbuscado. El primer tiro de Relieves que salió con premura fue de 10 mil ejemplares y salió a la calle rugiendo donde la gente
115
exigía más que a ninguno. Si hubiera premio en medallas para este ejercicio lo ganaría Sergio, sin duda. Para las once del día, tres horas después de haber exclamado la tirada primera, los vendedores volvieron con las manos vacías y, por fortuna, las prensas ya habían reportado un nuevo tiraje y al cabo de rato volvió el clamor a la calle: ¡revista Relieves, con resultados! Sergio
estaba
feliz,
extenuado,
por
esa
edición
tempranera que logró su propósito y llenaba de algo su vida y la vez disfrutaba: el olor a la tinta y el papel de
revistas
es
el
pan
del
espíritu
que
por
nada
cambiaba, ni por manjar semejante ni por bono agregado, un texto en las manos de lectores ansiosos no se paga con
nada
aunque
sea
en
francos
suizos
o
en
libras
británicas, obtener la noticia es galardón de la brega de pasión periodística que en vez de kilómetros fueran a ávidas millas. La gente que busca en la calle la nota de la acción requerida, minuto a minuto, y de última hora, analiza con sed y marchar de camello y confían de pasada en el crítico medio, es un viento que sopla en 116
dirección al ahínco y a la intuición del oficio que da el premio mayor al esfuerzo y al tino de aquel que a diario pergeña y lectores disfrutan y buscan risueños. El ideal estimula al ser y al hacer y se acomoda a los hechos que condecora con Pulitzer. Sergio,
robusto,
y
seis
kilos
de
menos,
sería
prototipo y posee, si no miente, treinta y dos años de ser y no es de origen paceño, todosanteño de cuna, y de buena
factura
y
le
da
torzón
si
confunden.
No
es
delirante y obtuso, es más bien receptivo. Tiene en sus manos los naipes y sabe jugar con medida, los ha tenido desde antes: la pasión en la diestra y la razón en la otra. Estudió en México, D. F. en la Academia de... ¡esa!,
y laboró en tres periódicos de los que tiran la
piedra y esconden la mano, no muy ortodoxos. A La Paz regresó con contrato firmado a una red periodística en la que estuvo cinco años y de la que emigró por razones que, mejor, me reservo, porque es gente de garra que si llegara a vender espinacas, las daba con todo y Popeye. Y a la revista Relieves arribó de escribiente y es Subdirector a la fecha. Sergio asegura que es de miel y 117
melcocha, pero, si lo oyeras, ¡piloncillo el que se arma! En
enjuagues
Sergio
y
su
vanguardia
políticos,
jefe,
y
en
ariete,
la
revista
opinión de
proa
de y
de
marras,
lectores, puntero,
es
una
de de voz
informada en la que pueden confiarse, no como otras que, por vender, conjeturan y adulan y hasta el cuello se
encuentran
en
la
olla
política,
aunque
haya
bolígrafos con mitos de sobra y que están hasta el puño y más que viejos, se llaman, chuchas cuereras. Cuando don Pedro acudió a recibir la constancia de candidato
en
el
triunfo
sin
acceso
a
la
silla
por
ahora, como a la una de la tarde en las oficinas del IE, acreditaban el voto con todo y sus letras, no de
sorpresa
para
el
grueso
gentío
que
había
fue
en
la
parada de la masa compacta con seis cuadras al fondo que evidenciaba el respaldo del ahora exitoso, parecía aquello una fuga y no un final de campaña, y el PR previendo,
pero
no
de
esa
altura,
instaló
seis
pantallas a ambos lados de la acera para escuchar las palabras del líder ungido. Observaron en ellas cómo a 118
don Pedro entregaban el documento esperado, no el final del proceso, sino el principio de todo y donde estas palabras
dirijo:
Electoral,
“Señores
amigos
y
miembros
amigas:
Voy
a
del ser
Instituto
breve,
como
siempre lo he hecho, agradezco y saludo a funcionarios del IE y reconozco su acción de justicia y derecho y saludo
también
a
las
gentes
pacientes
que
aquí
se
congregan y a las que siguen en casa porque me honran y exaltan, y les digo, con la mano en el pecho, que la tarea apenas comienza, pues los convenios los llevo en el corazón con mi firma, los llevo aquí y estoy con ellos. Me conocen ustedes y valoro su apoyo: soy hombre de lucha, no de palabras, la satisfacción me acompaña en el hogar en que viven, y ese es mi mensaje. Las promesas que hice, no son de este día, empezaron ayer, y en ellas me escudo. ¡A trabajar, pues, todos juntos, muchas gracias”. Histórico discurso, el más breve de muchos, cordial y rotundo, confirma. impulsar
no Ya el
tiene lo
dudas
dijo:
empleo,
el
de
nada
ferrocarril
diversificar 119
y
los
sus
promesas
construiremos, cultivos,
ser
primeros en pesca, y el otro que aguarda y hoy lo confirma. Son, en verdad, desafíos, ojalá no cojee, porque enfrentar a ese monstruo con los pies en la tierra y ganar la contienda, es encomiable, de veras. Apostarían muchos, porque, y lo digo, si don Pedro lo dice, en corcel correría, se haría polvo y ceniza, pero él cumpliría. Eso es convicción, no patatas. -¿Está el señor Reséndiz? Sí, señorita, pase usted. ¿A quién anuncio? Una dama... ¡guau!... ¡qué elegante!, guapísima, con blusa negra y falda ceñida con media ajustada y las piernas al aire, el seno estrecho y bien amueblada, con rubor en los ojos y... No sabe mi nombre, pero, ya encontré a su vecino, dígale eso, la que lo buscaba, ¡eso es!, eso dígale. -¿Motivo? Para saludarlo nomás y felicitarlo, dos minutos. La
secretaria
interrogaciones
ingresó a
bordo
al y
despacho admiración
minúsculo en
con
cubierta,
pensaba ¿saludar?, ¿y viene así?, ¿de pasarela?, ¡qué de extraño! 120
-Señor, está ahí afuera la señorita que dice que... ya encontró a su vecino... que quiere verlo. -¡Ja, ja, ja!... dile que pase. -¿Quiere pasar, por favor? -Hola, señor, secretario, ¿sigue soltero?, yo aún de abogada.
Vengo a decirle que hallé, por fin, a su
vecino. Y a felicitarlo, de paso. Se sentaron ambos, cara a cara, frente al mueble y al caer al sofá la falda
se
marmóreo,
abrió y
desbarataba
y
cruzaba la
quedó y
a
medio
volvía
charla,
voluptuosidad de la buena.
y
la
no
muslo, pierna
era
un de
lienzo seda
descuido,
y
era
Se habló de todo y nada, lo
que suele decirse en un encuentro como ese en que la gente con prisa habla y habla de temas y tòpicos, por lo general, viejos, que los tratos, los trámites, la burocracia, lo uno y lo otro, hasta concluir con la frase: -¡Muy bien, señor secretario, las que sabemos del tiempo,
sabemos
de
empacho,
felicidades,
buena suerte, pase linda tarde! -Gracias por su visita, abogada. 121
otra
vez,
Y salió. Fue breve el saludo. Tres minutos nomás como dijo. Dejó admirado... bueno... más que admirado, entorilado... ¿a eso vino?, ¿a felicitar?, ¡es más que guapa!, se hubiera quedado más tiempo y... suspiraba. Los
preparativos
–crecían
rápido-
se para
daban
como
organizar
arbusto la
espigado
actuación
del
gobierno incipiente que, de acuerdo a la norma de la Carta Magna estatal, deberá celebrarse el 5 de abril la toma de posesión, según el artículo 70. Don Pedro del Bosque cumplía con el todo para observar los artículos 26 y 27 que dicen: Tener un modo honesto de vivir; haber residido, por lo menos, tres años en la entidad; tener
domicilio
sudcaliforniano
o
permanente; manifestar
el
ser deseo
ciudadano de
serlo
y
adquirirlo de acuerdo a la fracción III del artículo 23. Todo esto pasó y después de semanas con meses previos se dio paso al acto de protesta común que contuvo, no folklore, sino la adustez del evento que fue organizado con el fausto debido.
122
La ceremonia llegó. No en un recinto o en teatros o en áreas cerrados. Por la capacidad que conserva el estadio
de
béisbol
para
cinco
mil
invitados
fue
el
espacio indicado, de sobra cabían, previa actuación de cantantes
de
acá
y
allá
nacionales
para
dar
paso
enseguida, alrededor de la una, a la protesta de ley ante el Honorable Congreso ahí congregado. Discurso del jefe
y
punto.
completo,
y
Antes
por
la
daría
tarde,
a a
conocer la
cinco,
el
gabinete
la
toma
de
protesta en el palacio de estancia. Dios los agarre confesados, ¡la que les espera! Ojalá no se altere. Llegó el día y la hora y con el estadio pletórico, hasta
el
penacho
de
gente,
con
cantos
y
bailes,
mariachis y gritos y algarabía precedida, dio acceso de forma a las palabras finales del gobernador que seguía para ocupar la tribuna ante la representación de la Cámara. Llegó don Pedro al micrófono en el estrado del centro y ante el asiento de los 40 que integra y con el silencio que hería, pronunció las palabras de ley que protestan:
“Protesto
guardar
y
hacer
guardar
la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 123
la del estado de Baja California Sur y las leyes que de ellas emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de gobernador del estado que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la nación y del estado de Baja California Sur. Si así no lo hiciere, que el pueblo lo demande”. La gente estalló como nunca, estremecieron las vivas, los aplausos y hurras, y se lanzó el alarido y las palmas tronaron hasta que el locutor recalmó y pidió tregua
para
iniciar
el
discurso
de
don
Pedro
del
Bosque: “Señores diputados, sudcalifornianos y amigos: hemos
concluido
una
etapa
conjunta
que
más
que
de
tratos, ha sido de pactos, de convenios y rutas, un compromiso
firmado
acción
las
de
entre
nuestras
las que
manos
del
garantizan
pueblo y
y
la
enlucen
el
futuro inmediato, se estrecha de nuevo el abrazo que procura
los
bienes
y
el
hacer
de
la
gente,
su
prosperidad afectiva y niveles de auge. Y vamos por ellos. Las obras ingentes serán las de hogares y los hijos e hijos que a ellos preocupa, será primordial este
ajuste.
Sólo
hemos
procreado 124
cuatro
propósitos
alrededor de los cuales se mueve todo y respira, son pilares de vida, promesas que van con el bien de la mano porque, si crece el estado, crecemos en grupo y todos nos liamos, y si el estado es feliz, seremos la masa. Las promesas están claramente exhibidas en el semblante del pueblo: su ingreso y valor, la economía sin sesgo, la productividad y apertura que habrán de inaugurarse. La cuarta promesa puedo ahora decirla y está vinculada al esfuerzo de todos, a la inversión y progreso de tres pueblos unidos que se abocarán a la pesca, al turismo, agricultura y ganadería en la costa noreste de Mulegé, municipio, frente al golfo ceñido, que dará empleo y mejoras para todos y todas y es de gran
relevancia
interpretarán
el
para futuro.
cientos Y
como
de
gentes
propósito
que
último,
apostaremos al pulso de la industria y comercio, de la economía y el campo. Agradezco a todos su confianza y aliento y estimo el apoyo que habrá de invertirse en el mañana
visible
con
acciones
certeras,
seguros. Mañana empezamos. Muchas gracias.
125
estén
todos
Se
dejó
vitoreo
venir
la
repetido,
marea
y
aclamando
las
manos
frenéticos
en y
alto,
el
sintiéndolo
todo. Otro breve discurso. Este señor reinaugura una etapa
hacia
arriba
y
da
vida
al
impulso
que
todos
deseamos, abre nuevos caminos y es pantalón de cintura muy constreñida, el estado es para él un negocio entre muchos y la política avala como as de la empresa que para él el mañana, no sólo es la suma, sino el total de sumandos,
es
multiplicación
definida
y
productos
al
día, lleva en orden la casa y no da pasos en balde, la parcela a sembrar hay que ararla y hendir y cubrir la semilla que crece el mañana o pasado. ¡Bueno es en política el hombre de empresa y tener como guía al que crece e impulsa!, es una acción bienhechora donde el hombre trabaja, la mujer consolida y el niño se educa, son
destinatarios
en
grupo
y
usuarios
los
más,
consumidor de los bienes todos en corro, ¡iremos en balsa, seguros!, o por lo menos, en proa -y si esto sale bien- dos veces mejor. La integración del gobierno fue dado por hecha en la fecha anunciada y está conformado por gentes idóneas, 126
cada quien en su sitio, o como decimos ad hoc, (para eso), y como dice el refrán, zapatero a tus zapatos. Hagamos el mapa del cuerpo conjunto como ejemplo arquetípico:
en
la
General,
un
político;
en
la
Tesorería, un auditor; en Desarrollo, un creador; en Educación, Vivienda,
un un
maestro;
en
arquitecto;
en
Pesca,
un
Salud,
un
biólogo;
en
médico;
en
Cultura, un artista; en Prensa, un ex-periodista; en Industria, en promotor, etc. Así los demás, la mayor parte de allá, de Sonora, con la ley y estadía como el caso previene. Y en los municipios lo mismo se hará conforme lo pensan los propios ediles. El único puesto entre todos los dichos y con sinónimo cargo
será
el
de
la
Prensa
de
Carlos
Reséndiz,
de
Culiacán, Sinaloa, que desde infante agitó su banderín de porteño. Un mes después de todo esto y en el fragor de los días con el marchar delbosquista, llegó a visitar a Reséndiz
a
su
despacho
modesto
la
mujer
abogada
de
griega escultura y que hace apenas diez días fue a felicitar por el puesto, ¿se acuerdan? 127
Tres minutos nomás –volvió a decir- la de bienes raíces, de La Barca, Jalisco, la archi-guapa criatura que si quita el sueño es lo menos. La secretaria la vio y de inmediato infirió lo que debía de inferir, no se le hizo raro, irregular eso sí, porque
acababa
de
estar
en
un
dizque
saludo...
¡ummmh!... y la anunció de inmediato: -Señor, lo busca la... la del vecino. -¡Ja,
ja,
ja!...
¿ya
lo
perdió?
–exclamó
Carlos
festivo- que pase. -¡Dichojos los osos!, señorita, ¿se le olvidó algo otra vez? Estela de Alba, más que de anzuelos, la de la falda con cinchos... ella misma... saludó. -¿No encuentra al vecino? Entreabrió una sonrisa. -Vengo a contarle una historia en muy breves minutos, ¿puedo hacerlo? -Mi admirada Rowling, adelante. Tomó aliento y pensó, y sin parecer ceremoniosa, dio paso a ella: 128
-¿Recuerda
usted
cuando
lo
vi
–o
nos
vimos-
la
primera vez en su casa, cuando regaba usted y yo le inquiría? -Sí, recuerdo bien, iba usted glamorosa, peor que este día. -Gracias. Buscaba a aquel, su vecino, que colabora en la empresa e investigaba el proyecto que seguro conoce y deseo, si usted es tan gentil, conexiones y enlaces con ello. En la agencia supimos y nos mueven los hechos para examinar el apunte de este buen desarrollo. Es el proyecto que sabe. -¿El proyecto NE? -Sí, el gobernador lo refiere y dio a conocer en la toma del cargo y que ahora está examinando pues, de hecho, de tiempo atrás conocíamos y deseamos entrar con inversiones e ideas. -¿Y desea la entrevista? -Brujo. Pero, voy a concluir. Lo que a nosotros nos lleva es estar en la obra que, como saben ustedes, se ha definido muy a medias, y nos importa el cómo, el cuando y el donde, la planeación y el propósito, es 129
decir, el pensar y el actuar para cada pueblo y proceso y lo que debemos hacer, y según entendemos, hay ya involucrados importante:
en
requisitos,
integración, pero
de
él
Queremos
saber
para
saber
requerimientos,
corresponsabilidades.
necesitamos
partes
ello.
tanto
evaluar
y
lo
y
estudiar,
es
condiciones,
Pensamos
planos
que
entrar,
rasgos
como
considerar
y
medir, porque si esperamos mañana, podríamos llegar, pero tarde. Tenemos ya referencias, un asomo de ideas a lo que exploramos. Lo que ignoramos del todo, eso es lo que falta con precisión y largueza, y de interesar, entraremos. Carlos
entendió
todo
aquello,
la
inquietud
que
exponía sobre el plan de los pueblos y la arquitectura y diseño en la asociación que reune a unos y otros: el capital y el gobierno. La tercera y la cuarta decisión que se ha hecho debe estar comprendida en el bosquejo completo. Dejó a Carlos sumido. -¿Qué piensa usted, don Carlos, podrá destrabarnos? (Cuando conversaban oficialmente de usted lo trataba y en lo personal, de tú) 130
-Mire, Estela, el plan va creciendo, formándose, y, como usted dice, madurando, y hay dos cosas que debo informar
para
que
juzgue:
primero,
el
director
del
proyecto es el ingeniero Cuesta y Pérez, Secretario de Desarrollo,
con
un
grupo
de
técnicos,
contadores
y
otros en áreas rústicas y urbanas el cual lo preside el gobernador en principio; segundo, si ustedes presentan una intención del proyecto que en mente discurren y engloban la idea, va a ser más sencillo y ahorrará tiempo
y
exponga
pasos.
usted
examinan,
lo
al
Le
propongo
secretario
ajustan
y
a
usted
el
lo
esquema
complementan
de
que e
sigue:
ideas,
todo,
y
lo él
determinará si procede. Entre el modelo de ustedes y el esbozo que tienen, podrá salir algo nuevo. Lo que se busca
es
que
sean
diferentes
y
nuevos
para
gustos
diversos y fines concretos. Puede ser ajustable, pero ignoro detalles. ¿En qué tiempo tendrían? -Ya lo tenemos. -¿Y desea la entrevista? -Pues... verá... sacó el calendario, del 14 al 18, para entonces nos sirve. 131
-Veré qué dice. Levanta el teléfono y el disco da vuelta de la red de gobierno. Señor Secretario, está conmigo la licenciada... que desea... sí, señor... me lo ha expuesto... sí, señor... le diré ahora y le informo enseguida, muchas gracias. -Mire,
Estela,
le
interesa
el
diseño
que
ustedes
poseen para conciliar en su caso y el secretario de él me informará de la fecha y la hora prevista de la entrevista deseada, ¿me deja su teléfono, por favor? Y le extendió la tarjeta. -Gracias, Carlos, le agradezco en el alma, esperaré su llamada y estaremos pendientes, con permiso. Sus 90, 60 y 90, en todo la línea, al despedirse en la puerta, volvió sus ojos a él como quien sabe que la miran: -Muchas gracias, Carlos, no sabe cuánto lo estimo. -No se preocupe, Estela, si se siente atendida, le haré un nudo a mi lienzo. El cabalgar del gobierno, su trotar y espueleo, desde el momento en que entró el timbrar del trabajo y 132
suscribió el introito, se veía venir, se exponía, se palpaba la ola que del moisés provenía y engendraba pasiones que brincaba el soñar del conejo blandengue que en la luna se echa. Corrieron los días, las semanas y meses y los pasos primeros de la administración desbocada, iba de gane, porque el bregar sin descanso y traspasar intenciones, la iniciación revelaba una clara ventaja tras el sudor que exigía con marcha evidente, la ruta crítica hablaba y el varejón en las corvas estimulaba e inducía. El gobierno está desatado, sin soga alguna, y se tira a jalones y como seis años son pocos no hay quien lo detenga,
va
alentando
a
en los
loca unos
carrera y
como
balón
estimulando
a
percutido, los
otros:
secretarios, directores, jefes de oficina y empleados, exhortaban, movían, alcanzaban los fines que propuestos crecían. Pedro del Bosque, impulsaba como as el equipo motor, como servidor y estratega, capitán que acomoda, conccita
y
sacude,
remueve
a
defensas
y
alterna
a
zagueros, cuida al detalle que nadie se sesgue ni por intento o despiste y que nadie toque el esférico porque 133
la regla lo impide, deben de ganar con finura y perder con decoro, aunque no deben caer, bolean bien, es la consigna. Es,
en
stricto
sensus,
un
tatloani
del
año,
permítanme el símil, no como rey de Texcoco, sino como jefe
del
jefes,
el
que
coordina
y
regula,
busca
y
procura la hegemonía e influjo de quien cuadra y actúa, un jinete que trota en el titánico Poe, el caballo gigante de tres metros de alzada para igualar su medida que es mucha. A Tenoch, evoquemos, el
primero de ellos
y a Cuauhtémoc, el último, de los káiser aztecas. Es exceso, lo sé, pero no el poder que despliegan. Perdón, padres náhuatl, dramatice sin pensar. Ocurrió, no hace mucho, un penoso incidente que puso en luto al gobierno de forma súbita y áspera y conmovió
a
la
estructura
con
el
óbito
triste
del
Secretario de Salud, doctor Jaime Díaz, que afectó a la cohorte y en especial a don Pedro a quien turbó el desenlace porque no alcanzaba a entender que el trabajo pudiera precipitar tal percance. El secretario sufrió un infarto al miocardio y era uno de tantos con el don 134
y
plomada
que
daba
pasos
colosos.
El
médico
Díaz
residía en el crucero que forman las calles Malibé y Mejibó en donde vivía con su esposa y sus tres hijos menores
desde
que
arribó
de
Sonora
hace
tiempo
sin
hulllas. El médico apenas un año cumplía en el campo de Salud y había logrado escalar el 70 por ciento de las metas previstas, sobre todo en seguros que en forma gratuito los daba donde el promedio de vida alcanza ya los
77
años
de
edad,
la
morbilidad
descendía
y
la
atención aumentaba como agua en el surco. Al regresar Carlos a casa encontró en su rejilla un sobre
dorado
extravío... raro!, deshizo
no la
que
¿y
despertó
esto?...
recibo broma
sorpresa
pajareó
correos y
la
desde
desgajó
la
de que
y
causó
inmediato, era
un
envoltura
y
el
¡qué
rapaz, ¡vaya
sorpresa!, el texto decía: Sergio Martínez contraerá matrimonio con la señorita X... ¡hasta que se le hizo a Paulina!, voy a saludar ahora, me da gusto, de veras, telefonearé
a
la
revista.
Se
le
estaba
pasando
la
guagua a Sergio, el diarista. Al hablar por teléfono, hasta la sien se encontraba y saltó a su sentido todo 135
el mar que encaraba, solté frases amables y advertí mi torpeza con un pacto que hice al saber del bodorrio: nos quedamos de ver el domingo siguiente, a las doce en la misa en que la Paulis corría la soga en espera, una dama que, si todos tuvieran, la demora sería un pecado de muerte. Cuando llegó al acto del acto con el brindis a bordo del suceso esperado estaba pletórico aquello y con gente de pie, inclusive, aunque el lugar era chico el bienestar era grande, invitaron a pocos pero todos preclaros.
El
señor
del
Relieves,
los
padrinos
de
ambos, y por supuesto colegas donde Silvia se hallaba, la de la fuente de cultura que por costumbre releo cada vez que aparece desde el bregar o la cama. Silvia, del DF y paceña perpetua, chilanga en el medio, había hecho del diario y de la sección de cultura un espacio de agrado y de repaso cernido en donde leí “La Nariz” de Nikolai
Gogol,
cuento
estupendo
y
bienquisto
en
su
todo. Silvia, a pesar de los años –según ella- que no se ven ni en la tele -debe tener 35- publica en su página que atrae a la masa, algo nuevo, distinto, no 136
igual a los otros de diarios sicarios y corruptos en serie, sino de buen decir y escribir –y hay quien lo dice-
recrea
y
reanima.
Empezó
y
ya
hace
tiempo
a
comentar sobre temas que es de gracia y la buena: la vestimenta de algunos, jóvenes hechos, que es más que estridente, nada común, en donde la vida se empeña en deslustrarse y afearse, estropea sentidos y no es moda que luzca ni aproximación que parezca. Silvia no estaba de acuerdo con esas pintas grotescas o esas prendas fachosas
y
revelaban
las
trazas
de
aquellos
que
¿visten? en forma grotesca y con gracia la ostentan, debieran multarlos o por lo menos frenarlos. Púberes y jóvenes de 15 ó de 20, o mayores de edad, hacen de ello sainetes que con gusto presentan, es una pedrada el querer ataviarse y lucirse. Los observé con cuidado en la reunión que tuvimos en el certamen del IC, ¡qué de adefesios, pobres excéntricos!, tronó Silvia. -¿Y qué es lo que quieres? -Especialmente,
nada,
sólo
siento
el
prurito
de
exponer con frescura el no gusto y condena de admirar, no mirar, el agravio y deshonra sin destino ni rumbos, 137
quiero expresar lo que todos censuran –o muchos- quiero hacer
la
reseña
sin
opinión
ni
reproche,
sólo
los
hechos. -¿Me das una mano?, no quiero ladearme ni estar de barriga, sólo escribir las usanzas de ayer o anteayer que es opuesto a lo exótico. -¡Cómo no, Silvia, con gusto! -Te lo envío por correo. -Pero, ¿por qué fachas lo dices? -Mira, antes y no ahora, en la generación que se ha ido, fue la edad del pachuco, del bucle y tupe, del rizo y copete, la pajarita y chistera, de las calzas bombachas bitonos
y
y
hacia la
el
pluma
pecho en
subidas,
sombrero,
de
de
calzados
leontina
y
tirantes, de corsé y de bastilla, etc., etc. Ahora se pintan los hombres y medio labio lo hacen; usan medio
bigote;
mezclillas, ombligueras
desgarran enseñan
parecen
las
glúteos que
la
chicas y panza
los
jeans
y
piernas;
las
cortejan;
los
pantalones se alargan hasta el muslo o la pierna; las
medias
son
gruesas
y 138
colores
dispares;
las
melenas parecen de puerco espín y de púas; afeitan en
surcos
salón
a
un
las
pingües
perfecto
cabezas;
dspeine;
van
usan
del
salón
mechas
al
azules,
blancas y verdes; otras se tiñen y las mechas las pintan; muestran los senos sin gracia y salero y la gorra la emplean de lado o la nuca; los cabelleras rasuran y pelonas se enmodan o al rape lo atavían, ¡qué
contrariedad
tan
contraria!,
me
siento
ya
chocha con tales ajuares que parece que atentan e infringen, ¿cuarenteo?... En nombre de la ley los declaro marido y mujer... dijo el juez a los pares dando fin a la epístola que leyó hasta las comas, mientras que Silva, la de El Foro, a grito abierto exclamó... ¡beso!... ¡beso!... ¡beso!... a lo que Sergio y Paulina ni tardos ni flojos asintieron
felices,
¡faltaba,
más!,
y
los
demás
aplaudieron y levantaron las copas hasta cuatro veces seguidas, ¡salud, salud, felicidades! -No solamente levanto la copa y saludo, sino por ti, Silvia, dijo Carlos, por tu próximo enlace que 139
sea a tu medida, ¡salud, compañera!, que desvistas tus crónicas sin quitarle el vestido. Te leeré este domingo. A las once sirvieron la cena anunciada que no era una cena, sino todo un banquete con tamales de
amarre,
frijoles
refritos,
queso
de
apoyo,
chopito y coyotas y café de talega o té de naranjas, limón o de lima. No fue un platillo común, sino un plato exquisito, todosanteño de origen, inédita cena y
agradable
sorpresa
que
dejó
de
constancia
los
platos vacíos. El nuevo día llegó con un camión que llevaba amor y ternura, un doble caja directo al futuro de ambos y en ese tramo invisible con mapa y lucerna ha servido, entre otros, para alumbrar el sendero
que
a
veces
se
eclipsa
y
ensombrece
los
pasos. Ya andaré pronto en los treinta y hay que buscar quien nos cuide, pronto la habrá, ya veremos, dijo Carlos, muy serio. -Que la tierra te sea leve, rióse Silvia. Mientras Carlos cavaba en el hoy y mañana de su amigo y colega Sergio Martínez, deseando una suma 140
prolífica
y
grata,
el
porvenir
caminaba
por
un
asfalto curveado sin caseta ni peaje en un convenio colmado de bordes y grietas donde los tramos amables superan a otros, los graves y llanos, y donde el tacto preside, actúa y concuerda. Brindó, otra vez, y deseó que la luna su taste ilumine y que sea esa la ruta la que evite trastornos y lo que hay que frenar, eso espero. Con
don
Pedro
estaré...
¿qué
serán?...
¿seis
años?, y el negocio que está va de paso y pasada y al
no
poder
atenderlo
crecía
insostenible
y
en
proceso de ex. Algo más buscaremos para asear el futuro cuando el puesto nos deje, mi alcancía será el cajón del ahorro que tal vez embarace porque es mi balsa y mi vela, mi cama y recámara para caer sobre ella cuando el auto me baje, pero, ¿esposa?, bien, pensaremos. Ya veremos dijo Dumas: el amor es la física y el matrimonio la química, ¿será? El mañana fue ayer y el ayer es ahora y hay que guardar
con
cautela
y
como 141
Banco
custodia
la
experiencia nos deja la rambla que escurre y borbotea la tormenta en el camino de todo lo malo y lo bueno, hay que filtrar con cuidado y no la tarjeta, en la vida. Concluyó el año de inicio y el auto hizo su diaria carrera con tacto y ¡vaya que no recordaba! De acuerdo a los párrafos del artículo 79 de la Constitución del estado, el gobernador entregará por escrito un informe de labores en donde dé a conocer el avance logrado en la administración a su cargo en este año primero de ejercicio y embates.
Don Pedro
acudió al H. Congreso a una breve asamblea de sesión ordinaria
con
gabinete
presente
y
entregó
el
documento en cuatro tomos espesos, unos auténticos tochos con la información requerida. El discurso lo fue como siempre conciso de 6 minutos y pico en donde
juzgó
y
valoró
la
situación
del
gobierno
integrado por músculos que son los que crean este logro alcanzado en los doce meses primeros y más de doce sudores que han destilado la gente de apoyo, de 142
alianza y firmeza. Publicó un folletín sin lujo y excesos con acentos concretos en donde dio a conocer la
acción
de
las
áreas
en
cápsulas
mínimas
por
apartados y fases. Por ejemplo, en Desarrollo, en el rublo
de
impulsos,
añadió
sólo
doce
palabras
vitales: Se inició en Mulegé el desarrollo y fomento de la costa noreste. Y punto. Y en otros aspectos, igual,
hasta
llegar
a
cubrirlo
sin
fotos
ni
gráficas, todo concreto, nada retórico, y sólo citas puntuales. En prensa informó dos simples rigores: la edición del informe y la reducción de recursos para doblar las acciones de las clases sociales. Y punto. ¡Ándale!, a eso se llama bailar y no moverse!, alborotó
el
particularmente
gallinero por
y
saltaron
quienes
manipulan
al la
cuello, prensa,
¡hay que ver la bronca que se hizo con la mención del
recorte!,
asechanza
que
tuvo
una
fuerte
invectiva de contundencia y pegada, y la encerrona con ellos fue de rebumbio! ¿Recuerdan que dije? Se veía venir, se sentía, se presentía desde ayer. Al 143
día siguiente, y al otro, y al otro y al otro, los medios callaron y sólo advirtieron rumores y yerros del ámbito mismo, y sólo Relieves narró el informe y avances
que
espíritus. enseña
Don
cuando
hoy
horadan
Pedro el
espectros
apreció
barco
la
zozobra
y
falsos
hipertrofia y
dejó
que
claro
y
preciso lo que ahora declara y ratifica con énfasis: -“Si obligado me veo a renunciar por los medios por no responder con largueza, renuncio y me dejo, me retiro al hogar. No estoy casado con nadie que fuerce y escriba, ni con amigos u otros, y si me obligan, me obligo.” En cambio, cuando algún periodista, director o figura, reportero, redactor, columnista, fotógrafo, camarógrafo o auxiliares, cumplía años de vida, le llegaba el obsequio a su casa o gaceta. ¡Así fue ablandando
el
colchón!,
No
es
fácil
carear
a
la
hidra con siete molleras, y reproduciéndose fácil. De
pronto
la
prensa,
voltearon
los
ánimos
y
se
mostraron tranquilos, pues no captaban razones ni 144
móvil alguno para hacer todo aquello, fue una buena estrategia la del mando en la casa. Calma chicha ahora. Cuando
más
cinchaba
el
cinto,
por
cierto
rugoso, en la oficina campeaba una atmósfera densa, seis periodistas en espera, el teléfono en grito y la
línea
oficial
tintineando.
Para
salir
del
aprieto, a la secretaria le dije: -¡Carolina, no más llamadas, por favor, estoy que sudo! En
eso
el
¡ring!
del
teléfono
y
la
secretaria
obediente con la frase en la boca y a punto de dar las disculpas del “no está” o ¿quién lo llama?”, se quedó enmudecida, cubrió el circular con la mano y buscó mis ojeras, bisbiseando: -¡Shhh,
shhh!,
-y
no
Carlos!... -¡Te dije que no me... ¡ -Es la fulana... dijo. 145
respondía-
¡Carlos,
-¿Quién...? -La de la falda sin aire, esa...
la que respira
en abonos. -Tomé el aparato y... -¿Bueno?... si,
con
¡hola,
gusto,
como
muy
está!...
bien,
me
¿cómo
parece...
dice?... ¿a
las
ocho?... ok... ahí estaré, hasta entonces. Clic. -¿Enojado? -¡A trabajar, mal pensadas... híjole... ya ni la hacen! Salí a las tres del bochorno, a matacaballos y chivas, otra vez de carrera, y volvió a ocurrir lo de
siempre,
igual
jornada
que
gastos,
informes,
de
podría
acuciante.
llamarse
llamadas
y
la
Dejaba friega:
avisos,
un
atrás
la
amigos, ambiente
cargado de 8 horas seguidas que fueron de recua y rebenque, y cuando el trote cedía, recordaba lo de
146
hoy por la noche, a las 8, en Los Arcos, para tomar el café y comentar sobre aquello. En el quehacer vespertino, Carlos advirtió a su ayudante que saldría como a las 8 y que a nadie, ¿oíste?, nadie, programara visitas, aunque fuera San Pedro o Luzbel en persona, ¿queda claro? Concretó el compromiso y llegado el momento, fue al baño y roció tras su flácida aurícula su Hugo Boss asperjante y salió con premura. -¡Buena suerte, mi jefe, qué se empache Cupido! -Insidiosa. Es cuestión de trabajo. -Pues, sí. Al subir escaleras del hotel de turismo vio que el disco marcaba las 8 y segundos y desde que entró al refectorio encontró la sonrisa que la mesa rodeaba y la
ventana
sombras
de
de
discretas
a
un
enfrente
que
daba
malecón
que
invitaba
pisotearlo
por
horas
al
con
mar con
ella
ella. -Buenas noches, abogada. -Buenas noches, Carlos, ¿te pido un café? 147
y
a
las
farolas y
con
-¡Cómo no, muchas gracias! ¿Cómo estás? -Como barca sin vela, sin viento y bogando,
bien
o más que bien. -Por tu salud preguntaba, lo que se ve ni se duda. Sonrió ella. -Adulador. -Tengo
que
decirte,
pero
no
consideré
por
el
móvil, sería largo narrar, quiero contarte algo y de mucha importancia. Pero, digamos ¡salud!, aunque sea con café. -Pedimos cognac, si deseas. -Enseguida. -Te cuento. Vi al Secretario Cuesta y el interés le mostré en el proyecto de Mulegé de la costa. El mapa
exhibí,
los
sitios,
la
calles,
las
casas,
anexos y radas, y pulsamos los hechos de acuerdo a los tiempos, la inversión, el inicio, los óbices. Es de perfil ambicioso, a seis años, o más. Me ofreció el desarrollo, creo el más indicado. Mira: es una franja costera de 20 kilómetros, de Santa Rosalía hscia el norte, toda improductiva ahora. Baja Este 148
la nombran con tres unidades. Sería ésta la nuestra, siguiendo las aspas. Creo que es la mejor, así lo veo, por la razón de logística, tramo estratégico que da a la carretera, Santa Rosalía y el aeropuerto que habrá de ampliarse. El gobierno ha iniciado la construcción de caminos, del aeropuerto la anchura, la electrificación de la zona y el servicio de agua, drenaje y eso. En los tres desarrollos hay inversión de
países,
muchos
corriente
de
fiadores.
Se
vecinos,
visitantes explotará
para
foráneos la
pesca
procrear y en
la
posibles sus
dos
corredores, deportiva y de comercio, la caza menor y agricultura y ganadería. Se crearán desalinizadoras. Cada
espacio
iglesia,
tendrá
escuela
y
teatro
y
bazares
y
estadio, zonas
de
mercado
e
recreo,
y
juegos de azar, inclusive, aunque no de inmediato. -Estela, ¿cómo conociste el proyecto? -Tu vecino sabía, me informaba. Él es corredor de la casa, agente eventual y asesor permanente, sin ser ese su oficio, pero, además, muchos otros sabían y, en especial, los de bienes, ¡claro!, no era esto 149
secreto,
era
prudencia
y
audacia
para
armar
el
contexto y se dejaba entrever, ocultarlo es difícil, hubo consultas, nexos, acuerdos, responsabilidad y coadjuntos, inversión a inversores, ¿cómo la ves? -¿Y tienen recursos?, deben ser altos, sin ser que mayores. -Deja decirte: la Fraccionadora Mar y Cielo es una empresa
específica
de
bienes
raíces
y
de
un
consorcio de hombres con muchos ceros al lado, de Jalisco, los más, y yo –desde tiempo- y desde que tuve la suerte con quince de ellos de congregarme en su
sitio,
evaluado.
presenté Vamos
a
mi
bosquejo
construir
50
y
el
fincas
presupuesto de
planta
única con áreas iguales y en el centro, un portal de comercio, una marina con peines, una escuela, y un etc.
mismo.
En
tanto,
el
gobierno,
pondrá
las
ballestas para el flujo portuario que ya te informé: carretera,
drenaje,
para
y
ello
estar
placetas, habitable
etc.
todas,
concluir –cerró Estela. ¿Lo sabías ya?
150
Hay
tres
años
seis,
para
-Ser jefe de prensa y no estar informado es falla fatídica y con gran penitencia. Pretenden llamar el proyecto: Baja Uno, Baja Dos y Baja Tres, aunque no hay igualdades porque hay otras premisas. Es nada más al arranque como una forma de hacerlo. -Muchas aprecio, veras.
gracias, tu
apoyo
Ahora,
deja
Carlos, fue
no
básico.
invitarte
sabes Muchas
una
con... ¿qué te parece un XO...
cuánto
lo
gracias,
de
copa,
brindemos
¡Señorita...!
Deja decirte otra cosa... y bajó la cabeza y el silencio se hizo y presentimiento sentía, trajo un paréntesis esto, poco grato y amable, Carlos algo intuía. -En la entrevista que tuve con el grupo accionista en
Guadalajara,
Jalisco,
requirió
explicaciones,
datos y cifras en un mapa extendido, y después de acordar el ingreso y todo lo que sabes, me... me... propusieron... la plaza tiåtular en Vallarta y eso es importante... -¿Y aceptaste? Apremió Carlos.
151
-Sí,
acepté...
para
mayo...
es
una
oportunidad
magnífica. Cayó
el
telón
del
mutismo
entre
los
dos
dialogantes y se dijeron cosas –sin hablar- que no habían
pronunciado,
confesiones
íntimas
y
persistieron en ello hasta que Estela tomó entre las suyas las manos de Carlos y comprendió lo de antes y los después que siguieron. -¡Qué bien!, dijo Carlos, después de un minuto de pausa ligera con la copa en el aire temblequeando y moviéndola: brindemos por ello, ¡salud! Ella siguió con los ojos sin apartarlos de él, no salían del arrobo y la afinidad concitaban entre los dos que entendían, se exteriorizaba lo habido, lo percibieron deshacer
la
y
dieron
mirada,
fin no
a
la
charla,
escuchaban,
y
no
sus
podían rostros
mostraban el color del desorden. Una rueda giraba y no
alcanzaba
su
órbita,
quedaba
en
punto
concéntrico. Carlos viajaba en el andén del motivo y el ferrocarril se le iba sin tocar ni el silbato. Sentía los rumores. 152
-¡Salud!
-dijo
ella-
al
ver
el
cognac
que
espumaba. Se dijeron cosas sin dichos, pero hilaban. Te hablaré, prometió Estela, esto no ha acabado. -Gracias, sonrió Carlos, me quedaré a desvestir santas, dijo. En el tercer año de afanes La Paz se volvió una ciudad digital y la administración del gobierno su PC. El 90 por ciento de los servicios habidos por un software programaban: impuestos, derechos, catastro, registro, la nómina y el banco de datos, todo vía Internet, desde el tráfico de autos hasta el control del
alumbrado,
veían,
se
la
cámara
controlaban
oteaba
así,
fue
y
los
una
semáforos
ciudad
con
mecánica y complacencia genérica y se ratificaba así dentro de pocas que había, eran parte exclusiva del museo
del
pasado,
¡vaya,
vaya,
hasta
el
voto
se
hacía, un sistema avanzado donde la mesa tecleaba y el móvil del sitio el hombre del voto. Un técnico abría pinchando al partido y el candidato
anotaba.
La Paz llegó a ser la mayor tecnológica del quehacer cibernético que sustituyó al lapicero y a la cruz 153
del sufragio. Para todo servicio se empleaba este software que era, sin duda, navegación por el aire, desde el informe al turismo hasta las ya enumeradas, y por decir algo, todo. Y algo más que barrunto porque yo de Internet, y esas cosas, lo que se llama saber, ni la H de Hasunto. Es un programa avanzado y tecnológicamente abierto. El ciudadano es un número y la contraseña, el ingreso. La Paz se volvió las butacas
de
un
CD
de
vanguardia
con
la
firma
electrónica que estimaban modelo y es ahora pedal de un
estado
arquetipo.
No,
y
aún
hay
más:
un
presupuesto inhabido. Sin
embargo,
el
cañón
que
causaba
el
mayor
estallido a la mitad del sexenio y que celebramos ahora por exceder objetivos, era en salud y en su hogar.
En
el
Seguro
Médico
Popular,
y
por
tanto
Gratuito, van en avance y mejora con servicios de altura, dotación de potingues y traslado de enfermos al noroeste y a México, pues se ha logrado apoyar con tres fuentes de ingreso que contribuyen al gasto de este Seguro que alienta y protege a los pactos de 154
estado y gobierno: un sorteo de viviendas, de coches y
muebles
y
la
aportación
de
los
bonos
más
la
inyección del gobierno se cumplen así con la salud y el derecho. Además, con la cesión de caseros y de sectores privados y la asistencia de otros de acción concluyente, se ha iniciado el camino de la costa noreste de Mulegé, municipio, como zona turística e impulsora de empleos. Ahí van caminando por las rutas y metas de este cuerpo bosquista. ¡Mira!,
lo
envió
Relieves
por
e-correo
ayer,
està bueno: “Con estas obras y otras se ha logrado la acción, la fe y la confianza de pueblo y gobierno que actúa y avanza, complexión y estatura que da su respaldo que inaugura y afirma en el medio período que ahora se cumple, se refuerza y atranca, además de otros registros que el DIF desarrolla y mejora la vida de las familias menguadas, principalmente de aquellas que
sufren
por
falta
de
abrigo
y
pitanza
con
precario sustento. Mejora a personas de sectores o 155
no,
público
y
privado,
con
espíritu
abierto
auspician y cubren, otorgan trabajo y el paro atenúa con toda especie e ingenio, principalmente trabajo y auto-empleo
que
se
inicia.
Con
unidad
y
armonía,
solidaridad y andamiaje, se hacen eco los hábitos y el trotar por conductas cuando, y eso es digno, la recuperación se suaviza y la normalidad se percibe. No solo es dotar esa y otra, sino la piola y anzuelo para
encontrar
las
especies
que,
si
no
sabes,
procura, porque aprende y practica el poder del que sabe, tonada que hoy el pueblo conoce y es apto en quehaceres
distintos
y
válidos.
Afortunadamente
otros apoyan y con ello reafirman el hecho de formar una acción de conciencia entre el tener y ofrecer, corresponsabilidades unidas que se forma al unir el concierto
de
unos
con
la
brega
de
otros
a
carretonadas enteras. Asombra la pala de aquellos que buscan y encuentran haciendo, no bajo piedras o lajas, sino en fértiles campos al que a diario se enfrentan bajo el ascua del sol y el agua mezquina. Las condiciones adversas que restan contentos los 156
contratiempos poco
resuelven
resuelven
opción
que
cada
persigue
y
tiempos
vez
más
a
las
con
contrarios más
clases
fuerza
que como
sociales
de
participación ciudadana que esmerila y que alisa. Los hijos que lloran y claman aciagos no sabe su llanto
de
penas
y
acosos
ni
quieren
saberlo,
no
entienden la vida ni roces y luchas, ni de jaleos penosos y sólo saben de excesos que es la penuria existente de una vida verdosa que está fuera de toda vivencia y camino, lo normal para ellos es un bien de repisa, muy alto y difícil y hay que reptar con las uñas para alcanzarla y otorgar la creación del sustento. Abren la boca y relamen lo exiguo como manjar para ellos. La satisfacción de las obras que se han realizado han sido en viviendas y la atención a familias carentes de todo, ha obrado milagros esta brecha, pues la gente que sabe lo que es el vacío, el menoscabo y apuro y la mesa tacaña, ayuda con manos y alas prolijas que escoltan a muchos y van por alivio y consuelo. No cabe duda que la mano que pide es mejor que la otra que se agazapa y reserva, 157
entiende mejor el propósito y lo hace resuelto. Es bueno ese brazo que ayuda y que cuida, se acomiden a todo
y
lleva
siempre
las
manos
con
palabras
que
animan, fortalece y empina. La ayuda se extiende y convalida al inerme, al desvalido y enfermo, levanta al caído y es un deber que se impone con una palabra que muchos deletrean y espulgan, cabezas duras del bien: solidaridad que los une. Se expande como es, gran
abanico
intensa.
Hay
y un
ventisca recurso
apurada que
cada
alivia,
y
vez alivia
más al
conjunto, y retribuye por siempre, son estos: son los sorteos de familias que si logran vender diez o quice boletos, recibe uno de cambio, y gratuito para ellos, y ha habido quienes
–dos que tres- el premio
mayor lo consigue: autos, muebles, viviendas. Ese apoyo en la mano en las colonias precarias aprecian y
estiman
y
lo
hacen
conscientes
y
concurren
gustosos, inyectando a los otros bondad y ventura. La
carencia
superávit
de
amaestra grado,
y no
la cabe
penuria duda,
doctora hace
con
muchos
apóstoles del bien y heredades, la dádiva altruista 158
y benéfica, adoctrina el alma y la misión embaraza y eleva el espíritu que deambula en la acera del hacer cotidiano”. Bueno el editorial de Relieves, debo llamarlos. Pero, volvamos al hombre que todo lo mueve y rescata con prisa y valor sobrehumano, el hecho de hacer lo retrata
porque
humanos
en
es
este
creador
estado
de
que
futuros
estaba
en
bonancibles
y
convalecencia
perpetua y que ha venido escalando, poco a poco, cual hombre que apaga e incendios combate, consciente que, si el siniestro es ahora, es el fuego que aviva. Llegaron de México, la ex-transparente, de Estados Unidos y de otros países, e incluso de aquí, y se agregaron a ello como abejas con gula, sabedores que, el
pastel
era
uno
y
todos
deseaban.
¿Era
real
el
respaldo del pueblo al gobierno o estaba embrujado?. Es real y apenas emerge -y a penas- cobraba. Arañaba el período para el cual fue investido mediante el pacto del voto y, además, efectivo. Desconcertaba a diaristas y hacía desconfiar a los otros. Han sido ellos los que, por debajo del agua, han interpuesto la duda sobre el 159
ser de del Bosque en forma perversa y no lo creían. Recelaban. El apoyo masivo que se dice recibe, es punto de duda y de ceros con vida, desean compulsar y no fiarse de aquellos que miran el cuerpo y no ven lo que oculta.
Es
un
señor
con
fortuna,
es
verdad,
pero
intocable Y honesta. Locales, de allá y de USA pusieron a
andar
las
preguntas
para
explorar
el
consenso
y
obtener resultados y... ¿qué creen?... ¡oh, sorpresa, inusitados se dieron y fueron macizos, y ni así lo admitían, no puede ser, es fachada, y mayorías anónimas refrendaron
la
emoción
comicios
en
firma
del y
trabajo
el
apoyo
en de
las
todos,
urnas,
la
jamás
se
esperaba un valor como ese que suma –duda de lejosvalores
auténticos,
¿lo
dudan?,
lo
piensan.
No
la
expresión que se obtuvo y que fue la que cuenta, fue el importe preciso que la tasa lo dio, veraz e incomún, de sorpresa. Extraordinaria, de veras, que para ellos fue extraño y para nativos, normal. Las encuestas de casa computaron,
¿tantos?,
mil
ciudadanos
de
diferentes
niveles –no querían más- y los de afuera dos mil, y tres mil otros, desde la sierra a la costa y desde La 160
Paz
a
los
valles
y
el
veredicto
fue
el
mismo.
Al
concluir la jornada, desconfiaban aún de sus propios sondeos,
no
aceptaban,
la
inseguridad
se
movía
por
kilómetros válidos, es una falacia, decían, hasta que, al fin, resultaron: ¡más del noventa por cien que sí refrendaron, fieltro
de
ni
con
alguno.
la Lo
magia habían
de
Copperfield
recabado
y
la
o
el
cifra
mostraba. Ni en este país ni en el otro lo habían recibido, habían logrado esa cifra y aún era dudosa. Ahí estaban los números que de gritos pegaban: hacían bulla
y
hablaban.
Los
tres
dirigentes
de
las
tales
encuestas, entre ellas, Noticias, el mayor diario de México, entrevistaron al jefe para expresar el producto que era inequívoco entonces y la presencia del pueblo tras
los
saludo,
comicios
era
reconocieron,
ya
concluyente
pulieron,
y
después
vidriaron,
del
bruñeron,
barnizaron y dieron la píldora que, según, aquellos, fue parte del triunfo. El gobernador enseriado, dio las gracias
a
todos
y
el
tema
cambió
en
forma
pasiva.
Elocuente promedio que, dicho de paso, muy pocos había, si no es que ninguno. Hablaron luego de precios, de 161
viajes y hoteles, gasolina y aceite, alimentación y teléfonos,
y
del
agua
con
algo
que,
al
no
ser
requerido, no había compromiso, sólo el hotel se cubrió y ya fue de gane. Y así. En
verdad, lo que impacta, lo que huella, es el
paso político y tiene que ver con la gente en las urnas vacías, la ajena y la propia, es de del Bosque cual líder, y entre otras otros apuntes, la aplicación del impuesto que repercute y regresa como tal en servicios, en
obras
visibles
y
en
trabajos
crecientes
que
ha
llegado hasta el fin con los ceros cesantes como pieza del cambio, pero dirán, ¿tiene algo de nuevo?, pues, sí, es nuevo ahora, pero en tanto se aplica y la gente constata
que
los
impuestos
regresan
con
hechos
palpables, eso es el cambio, no la teoría o conjetura. Es un convenio suscrito entre el que hace y el que debe o entre el que paga y regresa que se vuelve servicio y mejoras visibles, se enlaza con otros, matemáticamente cierto, la obligación es la letra y la actuación es la música y el pedaleo constante que el mundo confirma, certifica y responde, habla solo. Los del palacio de 162
piedra se ponen las pilas, la camiseta y bien visten, no nomás la menean, dejan ver a los ojos y no parece que cuentan. Esa es la pequeña y abismal diferencia que ahora funciona y permanece inmutable, es el cran de promesas ofrecida y jurada con la vuelta del hecho. Deber
y
hacer
es
la
fórmula.
Tomemos
ejemplos,
muy
simple y corrientes, de lo que hoy acontece con el debe y haber, y no de proeza, sino de cosa perenne: si en la calle X del perímetro urbano o la colonia Z en el margen lindante, si se deteriora el asfalto o se forman hoyancos, por decir algo, en la primera noche reparan y en lo que canta un gallo, queda resuelto. Lo mismo ocurre en hospital y servicios, en escuelas y playas, en consultas y dudas, en drenaje o en agua, se detecta el
problema
y
de
inmediato
se
zanja,
sean
una
o
múltiples cosas, prestaciones y datos, información y pedidos y por vía Internet se responde. La conexión de la queja con el empleado implicado, pasa de una a la otra,
y
el
problema
de
arreglo,
o
se
cumple
o
se
cumple, no hay excusas ni medios. Por Internet no sólo se pagan las cuentas fiscales, sino muchos asuntos, por 163
no decir el total, con diligencia contestan y en forma cierta,
resuelven,
sean
reclamos,
preguntas
o
señalamientos concretos, en el mismo espacio validan, se procede enseguida y en minutos se atiende. Lo que es prioritario, es primero. Otro caso: la protección de la madre en un hogar disgregado, si existe demora en la acción de los padres, pensión y eso, se procede al descuento de su propio salario que gana en el puesto y se deposita en la cuenta de la esposa o pareja por acuerdo entre ambos, empleador y el empleado. Total,
que
para
la
etapa
postrera
del
sexenio
pedrista, se habían abierto, desde la zona noreste del playar mulegino hasta San Ignacio, laguna, con vocación salinera, se consolida la industria y los proyectos avanzan, independiente de otros como señala el artículo 9 del texto: “Todo hombre o mujer serán sujetos de iguales
derechos
y
obligaciones
ante
la
ley”
y
la
aplicación del artículo 11 que reza: “Todos los niños nacidos de matrimonio o fuera de él, tienen derecho a igual
protección
y
a
ser
inscritos
en
el
Registro
Civil” y, finalmente, y con mayor cobertura, el párrafo 164
último que dice: “Toda medida o disposición protectoras de
las
familias
y
niñez
se
consideran
de
orden
público”, es ley protectora que sustenta y afirma la fe en el estado, la sociedad y familia sudcaliforniana de origen o simplemente de arribo. Además, las especies marinas alcanzaron con ello el ascenso a la cúspide, no de la grada mayor, pero a voces lo piden. Con ello se cubren
los
flancos
del
cuerpo
de
estado
y
familia:
sociales, materiales, culturales y económicos que se ven
en
la
página
del
día
que
comienza
y
se
notan
palpables en el claro mañana. Así, de esta forma, el gobierno y el pueblo y el pacto entre ambos, se plasma y opera y al término mismo desfilan crecientes y en ruta con rumbo. El equipo de del Bosque se amerita a lo último
y
la
casa
de
todos
que
se
había
delineado,
quedaba viva, amueblada, con un porvenir despejado. -Hemos concluido, pensó el gobernante, al acercarse la fecha final ahora sí. Y
al
lado,
muchos
nombres
de
montes,
de
islas
e
islotes, de sitios y puentes, habían mudado de nombre por la fuerza del hábito o la acción extranjera que por 165
fácil cambiaban, desplazaban a otros con identidad ya vetusta o por ciertas leyendas que lograron suplirla, desaparecen del patio de la historia nativa sin volver siquiera
la
vista
a
la
que
gime
cambios,
eso
es
dañarla, averiarla, malearla. No percibieron el cambio porque fue lento y constante, imperceptible, tal vez, natural como todo que se dió sin parar. Fue un gran latrocinio, ¿sabrán que es esto? Para ese momento, eran nombres gastados porque fueron discordes que se dieron al tiempo y como siempre sucede cuando algo sucede, en el muro se quedan de la historia que insta. Así
pues,
el
largo
Mogote,
frente
a
La
Paz,
la
ciudad, el de tantos ensueños, hoy llaman Paraíso, por el desarrollo turístico que ahí se realiza y en lugar de ciruelas, hoy hay rascacielos. Al Cerro de la Calavera donde se encuentra la zona de inmuebles
fastuosos,
hoy
le
dicen
Balcones
como
el
fraccionamiento se llama. Próxima al El Coromuel, playa de gusto, estaba la Playa que Eréndira llaman y que ahora le dicen Costa Baja, así nomás, por la misma sal recreativa. 166
Al
Cerro
Atravesado
en
donde
están
las
mansiones
sobre el faldón del montículo se llama hoy... ¿cómo le nombran?... no recuerdo... tiene nombre de hogar. A Ensenada de Muertos, la bella y pacífica playa del sur, por el camino a Los Planes en el golfo mismo, la nombran hoy Bahía de los Sueños. A la isla Cerralvo, después de llamarse por siglos y siglos de esta forma, le borraron el nombre de un hábil plumazo y ahora se llama Jacques Cousteau. A San José del Cabo y a Cabo San Lucas, grandes polos paseantes, los llaman ahora sólo Cabo. A La Rivera, Los Frailes, Cabo Pulmo y contiguos, se conocen ahora como Cabo Este. Y
a
Todos
vestimenta
Santos,
(¿qué
la
pensará
ex-villa, Sergio?),
de hoy
tradicional le
dicen
La
Mágica. Pero la gente de origen, los pata salada, como los padres y abuelos fogueados a la teta y a las zonas de cuna, siguen llamándolos como siempre: Mogote, Jardín Velasco, Calavera, Cerro Atravesado, San José del Cabo,
167
Cabo
San
Lucas,
isla
Cerralvo,
Todos
Santos
y
Baja
California Sur que es ahora Baja, etc.. Un basón botta o un botón basta, aunque para llenar la canasta con más casos y últimos, la rebosaríamos, faltaría espacio. Voy a volver al más grande de todos y que desbarajusta, el mayor descuento que han hecho y que hace tiempo repiten, como humedad introducen o ya introdujeron: al estado lo llaman Baja nomás, y por Baja conocen. Se cansaron de hacerlo y ahora lo aceptan los casi plurales, lo han dejado pasar con el paso del peso que lleva. Los que rechazan lo contraindican, no quieren
oír
ni
desean,
si
hay
protestas,
exclaman:
¡Déjenlos, se les va a pasar! Ahí está la síncopa esa que entró por la puerta grande y hoy ahí se aposenta. Eliminaron violación
el
nombre
tumultuaria.
y
el
El
adjetivo
apellido
dejaron.
quitaron
y
Es nos
dejaron el nombre. Quisiera narrar el origen –y ahora lo
hago-
del
apelativo
molesto
que
descabezar
se
proponen y más o menos columbran quienes lo capitanean. Un gobernador del estado –de este no otro- en diciembre de 1982, con la facultad que le otorga la Constitución 168
de la casa, promulgó un decreto tajante en el que se instituye llamar con el nombre completo a la entidad que le fiamos. Dice así: “Es improcedente y no se dará curso alguno a cualquier escrito o promoción que se dirija
a
las
autoridades
residentes
en
el
estado,
cuando únicamente en el texto fundamental del mismo, o de su cuerpo o contenido, se utilice el calificativo “BAJA” refiriéndose al estado de Baja California Sur, y sólo merecerá acuerdo cuando el interesado se ajuste al texto de esta ley” Y sancionaba: “Quienes continúen utilizando
solamente
el
calificativo
“BAJA”,
serán
acreedores a...” y siguen castigos, apercibimientos y multas, cancelación de comercios, asociaciones y etc. Y nada, nada de nada, ni caso le hicieron a Alvarado Arámburo, Alberto. El tiempo es portero y de los buenos zageros y no es fácil golearlo ni por los lados o de frente, por ningún
ángulo,
ni
por
disparo
que
pare
hasta
al
mismísimo aliento: el juego es el tiempo y los goles las
pausas
ringleras.
–y Pasa
seguirán el
siéndolo-
tiempo 169
sin
y
hemos
tiento,
ese
pasado tiempo
incesante, y ni se enteran los años, los meses y días. Caminan y vuelan como el halcón peregrino que tiene alas de hélice, de turbina y alero. Así es la vida y el orbe en que se duerme y olvida los sueños y
añales
y
ensoñaciones
sin
cuenta.
Por
eso
se
cuentan –y cuentan- las hojas que agostan al señor calendario y no vuelven ni exigen jamás, nos rotulan los años que no pasan en balde ni el balde tampoco. Han pasado seis años, ¡caray!, pasa el tiempo, y de veras, con prisa. Para don Pedro, como propuesta, han sido días de rodadas
en
el
corriente
almanaque
de
muy
grata
memoria y dan ganas, si el decoro no enferma, de emitir un suspiro de añoranza y nostalgia, no de pasión que se prende, sino de memorias felices que el amor primerizo nunca lo olvida. Así llegaron al término y había que bajar sin remedio del auto y la meta, todo ha pasado, pero no en vano, por cierto, y vistos ahora con el viejo prismático, se auto-protege el olvido. Ese señor de la foto que del muro se cuelga no ha reducido su 170
paso y sigue aún caminando, dichosa pared que lo tiene,
porque
en
la
otra
del
frente,
se
transparentan los años que liman y arrugan, no es el mismo semblante, aunque con amor se entrevé. Hemos concluido ya. Tenía la fecha en espera y todo se ha ido cuando menos se piensa, un sexenio se va y lo que un día se inició, está feneciendo, agoniza y se pierde, falta el ¡tan, tan! del badajo, falta ya poco. Comenzó a sentirse primero con tenaz insistencia, cada vez más notoria, la presencia de grupos con propuesta Comercio pretenden
concreta que
especialmente
llaman
hacer
y
sectores
reconocimiento
la y
Cámara
de
grupos
que
conjunto
al
gobernante del estado a través de un encuentro o condumio con miembros de cada organismo. O por cada grupo o sector que el mandatario eligiera. Uno y otro, otro y uno, más de veinte lo hacían, veinte y tantos. El gobernante pidió al Secretario del ramo que en su nombre planteara y recomendara la cita con todos
loa
grupos
del
tamaño 171
que
fuere,
con
la
presencia de todos para ahorrar tiempo y recursos. Cuando
esto
compuesta
por
Secretario
del
ocurrió,
con
líderes
para
ramo,
expuso
la el la
cúpula
íntegra,
acto
deseado,
idea
de
un
el
solo
puchero con la presencia de todos y quedó pendiente la
fecha,
patrón.
el
Al
lugar
y
la
congregarse
hora
de
para
nuevo
indicarla
las
al
diferentes
facciones para determinar la manduca y el orador por sectores,
lo
acordaron
previendo
la
numerosa
asistencia y el tribuno o tribunos. La Cámara de Comercio esbozó, además de la cifra, una sugerencia puntual
que,
de
aprobarse,
se
hiciera
propia
y
propicia y la expusiera en el acto. La iniciativa pedía que el apellido del Bosque al nombre agregara como añadido de facto, es decir, Baja del Bosque, para estatuar su memoria. El presidente en funciones y representante de tiendas de Jalisco y de otras, fundamentaban la idea en tres postulados, dentro de los cual destacaba que, como en su estado lo es, se dé el patronímico a esta comarca. Lo es en Ciudad Guzmán
de
Gordiano;
Talpa 172
de
Allende,
Lagos
de
Moreno, Los Reyes de Salgado, Puerto Vallarta, San Ignacio
de
Encarnación
Portes de
Gil,
Díaz,
Atemajac
Tamazula
de
de
Brizuela,
Giordiano
y
Ahualulco de Mercado, entre otras lugares. Se da en Fresnillo de González y Tlaltenango de Sánchez en Zacatecas; Escuinapa de Hidalgo, en Nayarit; Villa de Álvarez, en Colima; Sinaloa de Leyva, en Sinaloa, o estados como Hidalgo, Guerrero, Morelos o Quintana Roo que llevan el nombre de prohombres de precio. Se trata de dar el apellido para atar la memoria por la edad
de
los
tiempos,
un
hombre
dignísimo
y
gobernador como pocos. Presentamos a ustedes esta propuesta para que el estado le agreguen Baja del Bosque, y si el total lo consiente, la asamblea lo apruebe,
en
su
caso,
haga
suyo
y
en
el
acto
confirme. La concurrencia explotó, no esperaba menos de tan alto distingo y especial nombradía, tronó de entusiasmo y se cimbraron las muros y las palmas tronaron. Más tardó en expresarse que brisar por las calles y salir disparada por las alas del viento hasta los 173
cinco rincones de las clases obreras, popular y del campo, y la asociación de comercios en las redes sociales. Bosque
Argumentaban
por
la
y
liaban
administración
en
de
favor
gobierno
de y
del
debía
sopesarse y ¡vaya qué sí!, la dimensión del esfuerzo así lo aprobaba, parecía bien, la mayoría afianzaba, pero
había
epíteto
quienes
¡ummmh!,
se no
reservaban convencía,
y
actuaban,
¿rebautizar
el al
estado?, ¿cómo la ven?, ¿y los demás?, ahí está la cosa, parecía impropio, pero de merecer, merecía, no hay duda de ello. La sugerencia surgía de los grupos políticos y de la Cámara de Comercio a los nombrados del acto en donde
vientos
soplaban
y
brisas
crecían,
reconocimiento que, al finar el período, el nombre impusieran.
Sin
embargo,
causó
expectación
entre
muchos coetáneos, fracciones adversas que aderezaban la nota, pero más daban al “sí” que al “veremos” aún y comenzaba a prender el arduo brasero.
174
Al día siguiente se agitaba de nuevo y parpadeaba la nota con parecer impreciso para el acto de honor tras seis años de lucha que ahora se iban. Comenzó a volar la noticia que llenó las mentes de ira y riñones de angustia. Nuevos nombres se daban, por partidos y sectas, para el período que seguía. En rocas,
la
mañana
siguiente,
ocurrió
algo
frente
que
holló
al y
palacio
zarandeó
de ese
propósito de nativos y extraños y que mal parió el beneplácito. En la explanada empezaba a concentrarse la gente de
componente
diverso,
incluso
niños
y
madres,
padres y viejos que se agrupaban en torno, todos silentes,
y
en
actitud
expectante
escurría
la
porrada, en tanto allá arriba, en la misma azotea del palacio de piedra, tres sombras movíanse y se dedicaban a hacer algo inconexo y todos seguían con apremio y temor, con vista atenta veían con fijeza y algo aguardaban, hacían algo, ¡ah, ya lo intuyo!, con prisa y coherencia, sin precisarse los rostros, 175
uno con años y otros con pocos, se meneaban ágiles, como atando y buscando en el muro grisáceo y en la orilla de al lado. De pronto algo se vio al extender el manteado que colgaban con piedras para estirar el mensaje que no alcanzaba a leerse, la parte derecha quedó detenida por un canto pequeño y el mayor de los
hombres
dobló
sus
omóplatos
y
alargando
los
brazos intentaba librar y al hacer el intento por tercera ocasión, logró soltar el tapiz y se leía:
BAJA DEL BOSQUE, ¡NO! SUDCALIFORNIA, ¡SÍ!, BAJA CALIFORNIA SUR, ¡SÍ! ¡SOMOS HIJOS DE ELLA!
En eso, al repetir la estirada con la mano nerviosa que se empeñaba en hacer al filo del bordo, pierde el dominio y se viene hacia abajo de tres pisos arriba con un clamor explosivo de la garganta y del alma y cae con el cuerpo a centímetros justos del borde de abajo entre
176
el césped y arena que ahí se abultaba. La gente que estaba
en
la
extensa
explanada,
lanzó
un
grito
de
angustia que secundó al del caído: -¡Se cayó Pancho!
-exclamaron.
Y el grito sonó como de impacto en el suelo y emprendieron carrera los 200 reunidos que esperaban el texto del lienzo extendido para corear el rechazo que el manto exponía de acuerdo a los planes del grupo
antagónico.
extenuado
que
De
inmediato
encabezaba
el
la
gente
repudio
rodeó
y
al
al
verlo
tendido, cesante y casacado de brazos y piernas, se relanzó el alarido: -¡Una
ambulancia,
rápido,
por
favor,
una
ambulancia! Quienes llevaban el móvil y escuchaban arriba del Palacio empedrado y presenciaron la escena, llamaron mil
veces
hallaba
de
a
aquel ahí
y
nosocomio se
veía.
que En
5
a
tres
minutos
cuadras llegó
se con
sordina hasta el hombre abatido y lloroso, transportó en su interior y se fue acompañado por los hijos de él y
los
que
ahí
compartían. 177
El
resto
siguió
ahí
sin
moverse y aliarse, comenzaron a vocear lo que la manta decía: -¡Baja del Bosque, no! -¡Sudcalifornia, sí! -¡Baja California Sur, sí! -¡Somos hijos de ella! El
saldado
lo
fue
–nadie
quiere
imaginar-
Juan
Francisco Plassier, de 60 años, del taller que le dicen Ancapla nomás y que fue llevado con vida por sus hijos varones.
(Fue
el
maestro
sitio
preciso
mecánico
que
el
CD
me
dirigente,
se
obsequió). En
el
donde
cayó
el
amontonaron las gentes que la explanada tenía dado que pronto
abriría
el
manto
y
letrero
y
repetirían
la
consigna para que el mando escuchara. Asì repensaban: -Baja del Bosque, ¡no! -Sudcalifornia, ¡si! -Baja California Sur, ¡sí! -Somos hijos de ella. Permanecieron ahí largos instantes en donde cayó Juan Francisco y empezaron a arribar más funcionarios del 178
gobierno
contiguo
que
al
gobernante
escoltaban
y
deseaba explicar los precedentes del caso ante la masa inconforme. palabra
y
En
cuanto
alguien
de
don ellos
Pedro
llegó
colocó
el
requirió cacarizo
la que
presto se abrió: -No tan buenos, señores, primero díganme, por favor, ¿cómo sigue Francisco? Hablaron varios en coro: -Resquebrajado,
pero
bien,
se
va
a
mejorar,
esperemos. Lamento mucho todo esto –dijo el gobernante- no debió de haber ocurrido, porque ayer, a la una, al enterarme del nombre que deseaban unir al estado en que estamos, yo envié una misiva a los creadores del acto con estas palabras: Y sacó una hoja del bolso: “Señores organizadores: Agradezco mucho el honor que me otorgan y ceden al proponer mi apellido al final al estado que declino primero por respeto y acato y, segundo, como Gobernador
179
me constriñe a respetar y velar la Constitución que nos rige que determina su nombre y además sin mudarlo.” Y dejó la carta y la guarda. No debe crecer ni aludir porque se impone a ciudades y no a entidades del pacto. A su vez, para evitar todo eso, aplicaremos el nombre que el gobernador Alvarado confirma y recuerda como debe
expresarse
con
el
nombre
de
origen:
Baja
California Sur. Y si así no lo hicieren, se clausurarán los negocios hasta que estos corrijan. El nombre que tiene en la Carta Magna se obtuvo y lo preserva el artículo lo. que si no lo guardo me guardan. Muchas gracias, señores, pueden seguir, el gobierno se aplica a la salud de Francisco que en este momento veré rogando a Dios que se encuentre mejor y repuesto. Las lágrimas dieron en el pie del caido y de nuevo emanaron. El clamor proseguía y siguió con el llanto penoso y despierto. El maistro Ancapla no oyó, pero debiera, debió de escucharlo, dijeron todos, mientras allá, allá arriba, en lo alto del muro, la manta volaba como riendo y llorando sobre sus letras negruzcas, parecían animarse, 180
salirse de su ámbito y festejar como nunca, y es ahora, no ayer. Habían conquistado. -Baja California Sur, ¡sí! Somos hijos de ella.
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