El apasionamiento de Gustavo Alamón se transmite hasta en lo más mínimo de sus comentarios sobre cuánto de su época hay en su obra, cuánta base histórica y social como insumo y nutriente de su labor artística. Aquí una brevísima síntesis en primera persona elaborada con base en los diálogos que mantuviéramos previo a la edición del libro Alamón. El artista y su circunstancia (ediciones abrelabios, 2014).
Si pretendiera una síntesis de los aspectos de mi peripecia vital que incidieron en mi pensamiento y obra, destacaría lo siguiente. Nací en enero de 1935, seis días antes de que se iniciara un movimiento revolucionario para derrocar al dictador Gabriel Terra. Para desgracia de tan noble causa, ese mismo día el equipo uruguayo conquistó el campeonato sudamericano y el pueblo (en lugar de acompañar los contingentes armados para derrocar al dictador) salió a festejar el triunfo deportivo, dando oportunidad a las fuerzas gobernantes de aplastar a los insurgentes. Así lo cuentan quienes participaron de aquellos hechos históricos. Al año siguiente, estalló la guerra civil española que significó torturas, persecuciones y exilio, cuando no muertes, para miles de patriotas; algunos de aquellos exiliados españoles se radicaron en nuestro país. Tres años de sufrimiento, angustia, dolor e impotencia costó aquella guerra, preludio de una prolongada, y no menos dolorosa, dictadura. Ya tenía cuatro años cuando, luego de la española, estalló la segunda guerra mundial; la locura demencial de un individuo que provocó uno de los conflictos más desgarrantes y aterradores: la muerte de 50 millones de personas (un porcentaje muy elevado por la propia contienda bélica), 6 millones de judíos, 700 mil gitanos y 600 mil negros por el sencillo hecho de ser judíos, gitanos o negros. Solo la mente de un leproso moral puede llevar adelante semejante barbarie. Seis años más tarde, cuando esa locura terminó, yo estaba en clase e integré la espontánea manifestación (la primera de mi vida) que partió desde el local escolar celebrando el final de la guerra. «Nunca más», pensaba. Iluso pensamiento, acaso por mi escasa edad. Después siguieron, en un lapso de sesenta años, la guerra de Corea, la de Vietnam, la del Golfo, Yugoslavia, Irán, Las Malvinas, el apartheid de Sudáfrica, Angola, Congo, Sudán, Medio Oriente, Afganistán… Los dirigentes del mundo no habían aprendido nada. ¿Y el arte? ¿Qué había pasado con los artistas plásticos mientras tanto? ¿Habían ofrecido alguna respuesta a la sistemática destrucción de la condición humana? ¿O se habían replegado esperando tiempos mejores, en actitud cómplice, por temor, o procurado beneficios de obras sin contenido que tuvieran mejores oportunidades de conquista de los mercados de quienes ostentaban el poder? Ese fue el clima espiritual dominante en mi juventud, creando un ambiente propicio para que el conflicto entre las inquietudes naturales del hombre y lo convencional plasmase en varias formas de comportamiento. Muchos extrajeron su energía característica de las fuerzas en actividad en la década del 60; eran tiempos cuyos incentivos más poderosos, en procura de una renovación de valores, se hallaban en oposición a las ideas e instituciones vigentes. Uno de los referentes de la época fue la revolución cubana, surgida como símbolo de lucha contra el Imperio, a favor de la libertad económica y la realización humana. Todo eso llevó a que, desde mi temprana juventud, intentara elevar mi nivel cultural y adquiriera libros, fundamentalmente ensayos sobre política y filosofía. Era la época del auge de la literatura latinoamericana: Onetti, García Márquez, Vargas Llosa, Rulfo, Cortázar, etc.. Surgieron nuestros cantautores con mucha fuerza: Zitarrosa, los Olimareños, Carbajal, Numa Moraes, Darnauchans, Larbanois-Carrero… Me interesé por las artes plásticas como consecuencia de la importante presencia de xilografistas que hacían posible la adquisición de obras de arte a bajo costo. Surgió la Feria del Libro de Nancy Bacelo (libros, grabados, artesanías y canto popular) como uno de los acontecimientos culturales más importantes
de la época. Sucedió también la instalación y consolidación de galerías de arte, Salones nacionales y municipales de arte, la presencia en la calle de la Escuela Nacional de Bellas Artes, los conciertos dominicales gratuitos de la Orquesta Sinfónica en el Teatro Solís. Avizorábamos amplias posibilidades de progreso como consecuencia de la presencia del pueblo en la calle. Viví y participé de la vorágine de esos movimientos, que se sumaban al ejemplo de mi padre, modesto trabajador municipal y gremialista que sostenía que se debía andar erguido, que era inconcebible una vida de otra manera. Esa convicción marcó definitivamente mi vida y obra. Como artista plástico, mi postura mental (exaltada y condicionada por mis múltiples vivencias) fue sintiendo la necesidad de elevarse hasta centrar su atención en el problema más universal de la libertad social. Del producto de aquellas reflexiones fui conformando la noción de un mundo ideal; pero, al ser cambiante el mundo real, las ideas también fueron variando para enfrentar los nuevos desafíos que aquella mutación exigía. Todo está sometido a un permanente cambio, pero lo único que permanece inalterable es el hombre, aunque el poder siempre haya intentando (y continúe haciéndolo) cambiar. No importa qué tipo de poder sea el que se avecine, siempre estará latente ese peligro, el deseo de dominio de unos sobre otros; y eso exige la toma de consciencia del estado de alerta al que debe estar expuesto el hombre. Esa ha sido siempre, sin dudas, una de mis mayores preocupaciones y angustias existenciales, como artista, como educador, como militante de la cultura y como ciudadano. Sentía en mí una fuerza creadora y sabía que contra ella habría de estrellarse toda opinión que intentara detener o negar su validez. Estaba creando una obra a partir de una necesidad interior, a imagen de mi voluntad y con el contenido de mi consciencia, producto de una profunda angustia existencial y la fuerza de mi voluntad de dar forma a esos contenidos. Mi vida como bombero merece una aparente y pequeña digresión. Cometes un error, cuando te entrevistan, en mencionar tu trabajo como Oficial del Cuerpo de Bomberos durante tu juventud, haber sido milico no te va a prestigiar como artista; por el contrario, te desmerece. En muchas oportunidades recibí esta advertencia, de parte de colegas amigos, con la sana intención de que no cometiera un yerro que quitara trascendencia a mi vida profesional como trabajador del arte. Comprendo que para muchos pintores ese tipo de trabajo pueda perjudicarles para su aceptación como trabajadores de la cultura; es probable que en algunos círculos sociales eso suceda y esos prejuicios les ocasionen disminución o pérdida de venta de muchas de sus obras, o incluso resten seriedad a los productos de su trabajo. Todo eso puede ocurrir. Pero no sería justo que ignorara no solo lo que fue mi trabajo durante buena parte de mi vida, sino cuánto significó para mi formación como ser humano. Las experiencias vitales que me aportó ese período laboral como bombero, mi relación con el otro, el convencimiento de que las verdades son muchas y lejanas, que lo importante en la relación humana es la tolerancia para con el pensamiento ajeno, saber escuchar e informarse muy bien para tener el derecho a disentir, escudriñar en la historia de manera tal que nos permita comprender la existencia humana para no recaer en errores que ya ocasionaron perjuicios; todo ello, en suma, constituye ni más ni menos que el nervio motor de mi producción artística. En Uruguay, en las últimas décadas del siglo XX y a influjo de lo que ocurría en Europa y EEUU, conducidos por falsos mesías del arte, el trabajo de nuestros creadores se volcó alocadamente a repetir las experiencias del «primer mundo», como si se tratara de vanguardias del arte contemporáneo. Así se olvidó que el auténtico arte está en las entrañas mismas de nuestras experiencias y no en la frivolidad de un producto donde la vanidad sustituye al contenido. Y se confió en que quien invente algo nuevo quedará en la historia, suponiendo que los críticos, directores o curadores (pseudo autoridades del arte universal) han de otorgar, junto a sus aplausos, un lugar en la inmortalidad. Así, muchos han sido influenciados por la nueva moda de hacer arte sin necesidad de aprender un oficio ni de profundizar en su auténtico sentido.
Considero que el artista debe expresar, más que su yo, la vida. Y la vida que expresa el gran arte es, sin lugar a dudas, la de la colectividad; dota al grupo de consciencia de su unidad, de su comunidad. No es otra cosa que un intermediario entre la consciencia individual y el inconsciente colectivo que provoca la reintegración social. Siempre he sostenido que el trabajo creador se nutre de las angustias existenciales de quien lo produce mediante una experiencia dolorosa en la cual el artista escudriña no solo en la consciencia humana de la conducta y el pensamiento convencionales de su grupo sino también de su propio yo. Yo soy un pintor del ideal que propugna un progreso pacífico hacia la concreción de un estado de dignidad, libertad, respeto a las divergencias y a los derechos humanos. Mi trabajo creativo surge de una profunda voluntad de plasmar mi mensaje como un grito de alerta hasta los últimos espacios del poder y del entendimiento humanos, donde ellos estén, sin concesiones.
Poder globalizado (collage; cm. 100 × 75)
Cuando pinto intento dar visibilidad a fantasmas invisibles. Pero en el proceso de su materialización debo poner en práctica cierta habilidad para que la dura realidad del robot que plasmo no sea repelida. Por eso procuro dotarlo de cierta perfección, de proporciones armónicas y encanto que, en cierta medida, es la única preocupación de su vacía personalidad. Su aspecto exterior debe estar recubierto con la mayor exquisitez de la moda, con las marcas más conocidas y famosas, con adornos muy caros, porque en definitiva eso disimula su vacío interior, claramente visible en mi obra. Mi preocupación siempre ha sido la forma de comunicar esa presencia a nuestro lado, porque si bien es importante el mensaje de una obra, con frecuencia se olvida que, en arte, lo que en definitiva importa es el modo. Siempre he sido plenamente consciente de que no sería fácil el acceso al éxito para mi obra, desde que reflexiona sobre el mundo que nos tocó vivir, las actitudes y comportamientos de las personas con quienes convivimos. Así como también soy consciente de que el éxito es, para muchos de mis colegas, su objetivo prioritario; cosa que en sí misma no está mal, en la medida que sus obras dejen un fuerte contenido humano como aporte a las nuevas generaciones. Pero como, a mi entender, el arte tiene como nutriente fundamental lo vivencial, nadie puede aportar un contenido trascendental a su obra si no es como fruto de su propia experiencia; es ella la que, una vez pasada por el filtro de nuestra inteligencia, se transforma en algo tan simple y necesario como la sensibilidad, un producto que no se adquiere en farmacias o supermercados. * Reproducción de la entrevista que le realizara Wilson Javier Cardozo, publicada originalmente por la revista Archipiélago en su edición nº 89; México, setiembre de 2015.
Servidor (técnica mixta y collage sobre mdf; cm. 107 × 80)
O robô: não possui face –característica comum também aos outros quadros de Alamón–, não há esforço em humanizá-lo. Suas formas geométricas, suas válvulas e mecanismos destacados pela luz salientam ainda mais o seu aspecto mecanicista. Abaixo do seu pescoço, lê-se a inscrição «nada memorable». Lidamos aqui com um personagem ordinário. Suas vestimentas, ao mesmo tempo que apresentam padrões –computadores são capazes de imitar padrões, mas não de tomar decisões próprias–, possuem algo que remete à riqueza, à aristocracia. Os seres humanos: suas vestimentas são, comparativamente, mais singelas que as do robô. Um homem parece gritar por ajuda, enquanto os demais personagens protegem, consolam as crianças sobre a bandeja. Os seres humanos possuem face. O título da obra: «Servidor» parece referir-se a um sistema de computador, um fornecedor de serviços. Dependemos destes servidores para a execução da maioria de nossas atividades rotineiras. Quando indisponíveis, ficamos «nas mãos» destes servidores, impotentes. Aqui, temos uma visão literal desta realidade. (Tomado de http://abstracaocoletiva.com.br/2012/11/25/analise-da-obra-servidor-de-gustavo-alamon; visitado en agosto de 2013)
De la serie de Los Cazadores (Ăłleo sobre tela; cm. 180 Ă— 130)
Los cuatro jinetes del apocalipsis y sus fantasmas al acecho (รณleo; cm. 180 ร 260)
La gran masa (รณleo sobre tela; cm. 130 ร 180)
Revirtiendo el proceso de robotizaciรณn (รณleo sobre tela; cm. 130 ร 180)
1935 Nace el 13 de enero, en Tacuarembó, Uruguay. 1948 Estudia con Anhelo Hernández. 1959 Ingresa a la Escuela de Bellas Artes (Montevideo, Uruguay) al Taller de Edgardo Ribeiro y, más tarde, al del Profesor Miguel Ángel Pareja. 1963 Ingresa como Profesor de Dibujo al Liceo de Fray Bentos, Río Negro, Uruguay. 1967 Vuelve a radicarse en Tacuarembó, donde prosigue dictando clases de Dibujo en los liceos Departamental y del Barrio Ferrocarril. 1968 Crea el taller de Artes Plásticas «El Sótano» en el Liceo Departamental de Tacuarembó. 1971-72 Se hace cargo de la Dirección del Liceo del Barrio Ferrocarril (Tacuarembó, Uruguay). 1975 Concurre, como becario, al 1er Seminario de Grabado en el Museo Nacional de Bellas Artes (Montevideo, Uruguay). 1976-79 Vuelve a radicarse en la ciudad de Fray Bentos (Río Negro, Uruguay) donde instala su taller. 1977-87 Se hace cargo de la Dirección del Taller de Artes Plásticas de Salto, Uruguay. 1979 Se radica nuevamente en Montevideo, Uruguay, donde instala su taller. 1981 Viaja a Europa (en usufructo del 1er Premio Embajada de España, otorgado por esa representación diplomática en Uruguay) permaneciendo en España y visitando Francia. 1985-87 Dirige los Talleres de Artes Plásticas de Paysandú, Salto, Fray Bentos y su taller de Montevideo. 1986-89 Crea y dirige el Centro de Difusión Cultural y Artesanal de Río Negro, Uruguay. 1987 Viaja a Alemania Federal y a Suecia. Organiza y preside el 1er Encuentro Nacional de Artistas Plásticos del Uruguay, en el Centro Cultural y Artesanal de Fray Bentos, Río Negro, Uruguay. 1989 Participa como panelista invitado del 1er Encuentro Latinoamericano de Artes Plásticas de Porto Alegre, Brasil. 1990 Participa como panelista invitado del 2° Encuentro Latinoamericano de Artes Plásticas de Porto Alegre, Brasil. 1991-93 Se radica en Madrid, España, donde instala su taller. 1995-98 Se desempeña como Director de Cultura del Departamento de Río Negro, Uruguay. 1999- Se desempeña como Director del Departamento de Artes Plásticas del Ministerio de 2004 Educación y Cultura de Uruguay. 2000-04 Dirige el Taller Nacional de Formación Docente de Artes Plásticas en el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay. 2000 Integra jurado de la Bienal del Interior, Museo de San José, Uruguay. Integra jurado en el Salón de Orfebrería de Cambio Gales, Montevideo, Uruguay. 2002 Integra jurado del Premio Paul Cezanne 2002, organizado por la Embajada de Francia en el Uruguay. Integra jurado del 50° Salón Nacional de Artes Visuales; Museo Nacional de Artes Plásticas; Montevideo, Uruguay. 2003-06 Dirige la Galería de Arte «Puerta de San Juan» (Montevideo, Uruguay). 2006 Integra el Jurado del Primer Salón Internacional del Grabado organizado por la Fundación «Lolita Rubial» (Minas, Lavalleja, Uruguay). Integra el Jurado del Salón de Artes Plásticas con motivo de los 250 años de la fundación de la ciudad de Salto, Uruguay. 2007 Integra el Jurado del Primer Salón de Pintura «60 años de ISUSA». 2009 Integra el Jurado del 2º Salón de Pintura ISUSA 2009. Integra el Jurado del Salón de Pintura de «La Patria Gaucha» (Tacuarembó, Uruguay).
2009-12 Dirige el Taller de Artes Plásticas en la Galería Blanes Viales de la ciudad de Mercedes, Soriano, Uruguay. 2010 Dirige el Taller de Artes Plásticas de la ciudad de Fray Bentos (Río Negro, Uruguay). 2011 Integra el Jurado del Salón de Pintura ISUSA 2011. 2013 Integra el Jurado del Salón de Pintura ISUSA 2013. 2014 Publicación del libro Alamón. El artista y su circunstancia (ediciones abrelabios), la mayor recopilación de información sobre la vida personal, obra y crítica del artista plástico. Presentaciones en varias ciudades uruguayas (Tacuarembó, Montevideo, Punta del Este, Rivera, entre otras). 2015 Integra el Primer Encuentro Internacional de artistas plásticos de San Gregorio de Polanco (San Gregorio de Polanco; Tacuarembó, Uruguay) Participa activamente de la I Bienal del Sur, Pueblos en Resistencia (Museo de Bellas Artes; Caracas, Venezuela)
Biblioteca Nacional de España Colección Chase Manhattan Bank (Nueva York, EEUU) Instituto Normal de Magisterio (Tacuarembó, Uruguay) Intendencia Municipal de Rocha (Uruguay) Intendencia Municipal de Tacuarembó (Uruguay) Museo de Arte Americano de Maldonado (MAAM; Uruguay) Museo de Arte Contemporáneo Uruguayo (Montevideo, Uruguay) Museo de Arte Moderno (Asunción, Paraguay) Museo de Arte Moderno (Valparaíso, Chile) Museo de Artes Plásticas de Tacuarembó (MUART; Tacuarembó, Uruguay) Museo de Artes Plásticas (Rivera, Uruguay) Museo de Artes Plásticas (San José, Uruguay) Museo de Artes Plásticas (Treinta y Tres, Uruguay) Museo de la Fundación Ralli (Cesárea, Israel) Museo de la Fundación Ralli (Marbella, España) Museo de la Fundación Ralli, Punta del Este (Maldonado, Uruguay) Museo de la Fundación Ralli (Santiago, Chile) Museo del Indio (Tacuarembó, Uruguay) Museo Nacional de Bellas Artes (Montevideo, Uruguay) Suprema Corte de Justicia (Montevideo, Uruguay) Universidad de la República Oriental del Uruguay Sus obras también integran colecciones privadas en Alemania, Argentina, Bélgica, Brasil, Chile, Colombia, España, Estados Unidos, Francia, Holanda, Inglaterra, Israel, Italia, Nueva Zelanda, Suecia y Venezuela.
(Tacuarembó, Uruguay) inauguraciones: lunes 26/9/2016, 19:30hs. (Colegio Jesús Sacramentado; Ituzaingó 265) martes 27/9/2016 19:00hs. (Club Tacuarembó; 18 de Julio 288) martes 27/9/2016, 19:30hs. (Museo de Artes Plásticas de Tacuarembó; 18 de Julio 302) organiza:
Intendente Departamental de Tacuarembó Dr. Eber Da Rosa Vázquez Secretario General Dr. José Omar Menéndez Balsemao Director General de Educación y Cultura Dr. Carlos Arezo Posada Director de Cultura Mtro. Daniel Vallejo Asesora en Museos y Patrimonio Lic. y Mus. Ethel Raineri Guedes patrocina:
Gustavo Alamón alamong@gmail.com http://abrelabios.com/alamon.html Intendencia Departamental de Tacuarembó 18 de Julio 164 - Tacuarembó, Uruguay http://tacuarembo.gub.uy Tel. (+598) 4632 4671-76 Fax (+598) 4632 2324
apoyan:
en diseño y diagramación del catálogo
Museo de Artes Plásticas de Tacuarembó 18 de Julio 302 - Tacuarembó, Uruguay Tel. (+598) 4632 0847 muarttbo@gmail.com
Sin nombre (óleo; cm. 180 × 130).
En tapa: Los Cazadores (óleo sobre tela; cm. 130 × 100).