soñé que era árbol

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José Luis Machado

soñé que era árbol es un minilibro-tarjeta de José Luis Machado © abrelabios, 2015 http://abrelabios.com/indexjose.html ISBN 978-9974-649-38-5 Imagen de portada: Alcurnia devaluada, técnica mixta (pintura, collage y dibujo) sobre cartón y papel, de Susana Goldstein.

Idea original: Wilson Javier Cardozo Cuidado de edición: Zenia García Ríos

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a Lorena

Soñé que era árbol

Soñé que era árbol y, cuando me desperté, te habías llevado el nido.

Soñé que era piedra que no encontraba su zapato ni alguien a quien tropezar.

Soñé que era casa sin puerta para salir ni silla para descansar, sin cama para amar ni ventanas que abrir, sin hogar.

Soñé que era ave y la jaula era tan grande que no me daba cuenta que estaba preso.

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José Luis Machado

Soñé que era viento y que frente a mí había una pared y tras ella un muro y detrás una muralla y así eternamente.

Soñé que era reloj de arena, que cada grano de arena que caía abría una herida en mi tiempo.

Soñé que era animal que hablaba que amaba que sufría y no era humano.

Soñé que era lámpara y solo los insectos veneraban mi luz.

Soñé que era árbol

Soñé que era que era canción, que me llevabas en tu boca y que bailabas conmigo.

Soñé que era árbol y, cuando me desperté, te habías llevado mi sombra.

Soñé que era estrella y te pedía un deseo mientras pasabas fugaz.

Soñé que era raíz pero no sé si sobre mí era la flor o la hiedra.

Soñé que era juglar, que solo eras buenas nuevas en una música triste.

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José Luis Machado

Soñé que era fruto y que me arrancabas del aire, maduro, jugoso y libre.

Soñé que era playa que quemaba tus pies y, tres pasos más allá, los mojaba.

Soñé que era pelo detrás de tu oreja, besando tu nuca, rozando tu espalda, arrastrándome por el piso.

Soñé que era perfume en tu pañuelo, tu almohada, agridulce en tu lengua.

Soñé que era árbol

Soñé que era libro entre tus manos, frente a tus ojos, y que jamás me cerrabas.

Soñé que era hechizo, un abracadabra en la punta de una varita que movías con tus caderas.

Soñé que era árbol y, cuando me desperté, te habías llevado mi primavera.

Soñé que era pincel untado con tus fluidos, pintando animales míticos en las paredes de tu vientre.

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José Luis Machado

Soñé que era pozo y, en él, todo el vacío se llenaba de dudas.

Soñé que era caja donde guardabas tus secretos; luego me ponías debajo de tu cama para que escuchara tus llantos y tus gozos.

Soñé que era agua, la misma que apagaba tu sed, la misma que te limpia y que te ahoga.

Soñé que era paloma sin pureza, sin blancura y, mucho menos, con una rama de olivo en el pico; acaso solo un juramento.

Soñé que era árbol

Soñé que era pared y que debía soportar el clavo para tu imagen.

Soñé que era garúa y que te encontraba una noche a la intemperie y sin prisa.

Soñé que era cuerda de guitarra que me cortaba justo antes de que tu dedo me pulsara.

Soñé que era barco y tú eras el mar, el capitán, la tempestad y el naufragio.

Soñé que era árbol y, cuando me desperté, te habías llevado todas mis flores enredadas en tu pelo.

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Soñé que era mapa que tenía cruces donde nos vimos y tus huellas donde nos perdíamos.

Soñé que era gota de sangre en la yema del dedo que llevabas a tu boca y sorbías.

Soñé que era espejo y que, cuando me mirabas, algo de tu imagen quedaba entre el vidrio y el metal.

Soñé que era aguja perdida en un pajar, que ya habías dejado de buscarme.

Soñé que era colibrí y que cada flor iba sorbiendo mis colores.

Soñé que era árbol

Soñé que era montaña y que siempre me recordabas mi primera partícula de polvo.

Soñé que era espantapájaros en una tierra yerma y un cuervo comía mi costado.

Soñé que era puerta, que me cerrabas, te tragabas la llave y yo me escapaba por tus rendijas.

Soñé que era mano la que sostiene tu cara cuando estás aburrida, la que se hunde en tu sexo húmedo, la que tapa tu cara leyendo esto.

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Soñé que era árbol y, cuando me desperté, te habías llevado mis hojas pegadas en tus senos.

Soñé que era circo itinerante, de esos que exhiben fenómenos y que venían a ver mis brazos alargados de tanto abrazar la nada.

Soñé que era ruido en el medio del bosque, de esos que existen aunque nadie los oiga.

Soñé que era punto y que, poco a poco, me iba perdiendo de vista.

Soñé que era árbol

Soñé que era zapato sin compañero, con el taco suelto, agujereado y con la lengua descosida.

Soñé que era sujeto omitido, sin verbo ni predicado.

Soñé que era sombrero que había perdido la cabeza y que tenía un conejo invisible que entraba y salía de sus alas.

Soñé que era alfombra que pisabas y pisabas, que con frecuencia barrías debajo de mí tus miserias.

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Soñé que era palabra, la más hermosa del mundo, y que vos me tenías en la punta de la lengua.

Soñé que era pretil solitario, sin vértigo ni gatos; sin suicida.

Soñé que era árbol y, cuando me desperté, te encontré dormida a mi lado.