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gestiรณn cultural a la uruguaya http://abrelabios.com
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crá minilibro-tarjeta de José Luis Machado © abrelabios, 2017 http://abrelabios.com ISBN 978-9974-649-45-3
Arte de portada: equipo de abrelabios, con base en escultura Los zapatos viejos de Héctor Lombana, en homenaje a el tuerto López, de Cartagena, Colombia.
Cuidado de la edición: Zenia García Ríos José Luis Machado
Edición especial para el Festival Internacional de Poesía de Cartagena (Cartagena de Indias, Colombia) http://abrelabios.com/festivalpoesia.html
con el apoyo de la Intendencia Departamental de Rivera, Uruguay
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un milagro
(de la serie «En el barrio de la ficción»)
crá
En el barrio de la ficción una piedra es una pelota, una bolsa es una pelota, una lata es una pelota, una botella vacía es una pelota. Y una pelota es un milagro.
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el último milagro
José Luis Machado
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Ahí estás recostado de resaca repasando tus goles en la radio. Los que te llevaron desde el Cerro Norte a Europa, los que te trajeron notas euros mujeres. Tenías solo 20. 12 campeonatos después las piernas ya no bastan ni las notas los euros y mujeres. Nada de eso hace hoy el milagro. Recuerdas aquel entonces tan veloz tan sin miedo. Eras todo juventud,
Nada podía detenerte. Nadie podía alcanzarte. Parecías andar siempre zigzagueando la miseria, haciéndole moñas a la tristeza, dribleando el tiempo y el espacio. Ahora estás ahí, maquillando tu resaca. Entretanto, a tan solo unas canchas de distancia, a tan solo 90 minutos y descuentos, un nuevo jugador, la nueva estrella, se prepara para homenajearte, para entregarte un premio a la trayectoria.
crá
inocente: talentoso desparpajo. Si te pegaban una patada te levantabas dos veces. Si te insultaban una vez gritabas dos goles. Nada de eso hace hoy el milagro.
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32 años y ya eres un viejo. Pero vuelves a estar en los diarios y en los portales de internet y en la televisión. Y, por un instante más, como ese gol en los descuentos, se hace una vez más, tal vez el último milagro. José Luis Machado
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En el suelo, sobre la línea de cal, apoyado en el parante izquierdo, vestido de arquero, con las manos descalzas y una enorme injusticia clavada en el corazón, hallaron el cuerpo de un hombre mayor, moreno, muy flaco, lleno de arrugas y sonrisa apacible. Solo lo reconocieron cuando examinaron sus manos, sus dedos chuecos de tanto atajar la vida, de tanto atrapar los sueños de todo un país.
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Moacir
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Clásico Porque son enemigos y, de a ratos, se odian; y así, para atizar el fuego, cada uno añadió un leño con enquina, decidiendo enfrentarse sin matarse.
José Luis Machado
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Colocaron una esfera en el centro del campo. Once jugadores, veintidós piernas, cuatro manos; honor, estrategias, tácticas. Establecieron las reglas, buscaron un tercero y comenzó el partido. Y así ya va más de un siglo, corriendo tras la esfera de cuero, pateando, empujando, maldiciendo, pensando cómo lograr ganarle de la manera más humillante al otro; aún sabiendo que la gloria solo durará hasta el próximo clásico.
el instrumento
crรก
Unas pocas hebras de hilo. Unos trozos de noble cuero. Un soplo de aire tibio. ยกHay tanta esperanza en esa esfera!
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Obdulio Y la pelota sube en los brazos del capitán. Entonces ve que está lleno el graderío. Y la pelota sube en los brazos del capitán. José Luis Machado
Entonces escucha el grito de doscientas mil gargantas. Y la pelota sube en los brazos del capitán. Entonces huele el pasto mojado. Y la pelota sube en los brazos del capitán. Entonces toca la línea de cal y mira al cielo.
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Y la pelota sube en los brazos del capitán
Entonces siente el sabor a historia inundarle la boca.
crรก
Y la pelota queda quieta bajo su pie. Y allรก, tan cerca, pero tan lejos, estรก la red que atraparรก la pelota y dejarรก escapar la gloria.
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mi recuerdo futuro A mi viejo
Y sé muy bien que estarás.
José Luis Machado
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En la cancha en el latido que brota de las gradas de los rayos de luz entre el humo en el gesto de alegría general en la sonrisa que alivia la espera en los entretiempos en los abrazos anónimos en hasta el próximo partido. Estarás en mis sueños en el rugido visceral de mis gritos de gol, en una entrada popular estarás o en color de un par de canilleras o de una camiseta. Recordaré mi viejo sin pasar por ti. Y compraré banderas pero no para ti,
me pararé en la tribuna en la que estarás y no. Y cantaré los cantos que me enseñaste. Y comeré las cosas que me comprabas. Y soñaré tus brazos que me alzaban.
Estarás para todo, serás mi recuerdo futuro. Y cuando lleve a mi hijo a la cancha buscaré en él la mirada de amor con la que te miraba.
crá
Sí, sé muy bien que estarás aquí dentro en el pecho donde te tengo, y allí afuera en ese mar de gente y de ilusiones.
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crá
José Luis Machado
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Ahora que juego en primera, me buscan. Me siguen con sus fláyes y micrófonos. «¡Ey, Joselo, un autógrafo!» «Sí», les digo y me cuentan de su amor por el club y cómo la descoso y algunos son futbolistas o sueñan serlo y tienen vidas aburridas y grises y no pueden sacar la cabeza del pozo, la desesperación, las grietas, la noche oscura. Necesitan un espejo humano para proyectar sus anhelos y no saben que yo no soy un salvador que no sé cómo pegarle a la vida con efecto, no entienden la soledad que me espera ahora en mi interminable «penjáus»,
Y cuando sonrío oprimen el botón, y capturan mi simulacro. Ya no juego como en el campito. Y cuando el referí sopla su silbato a mí me gustaría estar entre los hinchas, sufriendo, puteando, riendo, vomitando gritos anónimos, llenándome la garganta de gol, pero sin culpa.
crá
donde me hundo apretando mis sienes y pienso: «Pasala, pasala bien, no como pasan el día, la noche, la vida.» No pueden ver la red de vacío, de desamor, las gradas silentes, las luces apagadas, el arco encogiéndose, esperándome luego de cada partido.
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José Luis Machado
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un milagro el último milagro Moacir Clásico el instrumento Obdulio mi recuerdo futuro crá
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