Cuba, una larga y zigzagueante marcha...

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CUUBBAA, UUNNAA LLAARRG GA AY YZ ZIIG GZ ZA AG GU UE EA AN NT TE E M MA AR RC CH HA AH HA AC CIIA AE EL LC CA APPIIT TA AL LIISSM MO O ... cada generación vuelve a escribir la historia no mediante la adaptación de los hechos a las supuestas necesidades del momento, sino mediante un cambio de los puntos de vista... Hans Kohn (Consideraciones sobre historia moderna)

La tarea de análisis y valoración no estriba en considerar los acontecimientos como fenómenos inconexos y aislados sino en entretejerlos en la trama de la historia. Acaso haya sido necesario que otros se aproximaran al ridículo y a la ahistoricidad, rebajando el análisis a la mera descripción, para que acometiéramos esta labor. Comprender cabalmente la situación en que se encuentra la revolución cubana exige un estudio de las fases precedentes, que las inserte en el momento histórico de su desarrollo. Y la preocupación constante de eludir rigideces y valoraciones absolutas, que sólo caricaturicen una realidad contradictoria y relativa.

Convengamos, en principio, que es posible distinguir dos grandes etapas en esta revolución: la democrático–burguesa o liberal, que finaliza en 1960, y la llamada "socialista". Tanto en una como en otra se desarrollan contradicciones y se suceden políticas económicas que pautan la radicalización del proceso.

En la primera fase, luego del triunfo revolucionario (producto de una amplia alianza de clases, que incluye desde el campesinado hasta la burguesía) surge un gobierno provisional encargado de llamar a elecciones en un plazo no mayor de dos años. El gobierno, en el cual no figura Fidel Castro, está compuesto por personas que representan una línea moderada (Manuel Urrutia, como Presidente; Miró Cardona, como Primer Ministro). Su integración conformaba a la burguesía y a la pequeño burguesía cubanas (ligadas a las empresas norteamericanas instaladas en la isla) que veían en él una transición pacífica y moderada bajo el imperio de la Constitución liberal; Fidel Castro se


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reserva el título de Comandante en Jefe y Osvaldo Dorticós, único izquierdista en el gobierno, era Ministro de Leyes Revolucionarias. El 16 de febrero de 1959 el Primer Ministro renuncia a su cargo y asume como tal Fidel Castro, continuando Urrutia como Presidente. Es de señalar, asimismo, el alto significado político que tiene el acto de modificación de la Constitución cubana que otorga, al Primer Ministro, potestades de dirección de la política gubernativa. De esa forma, el rol de Urrutia se tornaría meramente decorativo. En la segunda fase, los sectores moderados del Movimiento 26 de Julio (M26J) integrantes del gobierno provisional, ante la ofensiva de las leyes revolucionarias, responden con la denominada "infiltración comunista en Cuba". El ala izquierda del Movimiento, encabezada por Fidel Castro, contesta que "el anticomunismo es el arma de la contrarrevolución". Esta lucha de fracciones se vincula, en lo económico, al reforzamiento del sector público así como a una orientación cada vez más antimperialista. La política económica se encuentra en una etapa redistributiva que ocupa el primer año de la revolución y se caracteriza por ser de progreso social (distribución más igualitaria del ingreso y concentración del esfuerzo en el sector bienes de consumo). Entre las medidas más importantes del período se destacan la Ley de Alquileres y la Reforma Agraria; ésta última estrechamente relacionada con la política de ampliación del mercado popular. Se inicia en 1959 con la expropiación de grandes latifundios y el establecimiento de un sistema cooperativo paralelo a la existencia de sectores propietarios de pequeño y mediano tamaños.

Corresponde observar el marco internacional en que se inscriben estos hechos y su influencia en la isla. A finales de la década del '50, tanto la U.R.S.S. como los EE.UU. iniciaban una política de pacificación, producto del encuentro en Camp David de los líderes de las superpotencias. En 1960, Cuba y la U.R.S.S. profundizan su relacionamiento (iniciado con el


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establecimiento de relaciones comerciales en 1959) influidos por un complejo entramado de conflictividades. A saber: a ) la conflictiva relación U.R.S.S.-EE.UU. -el derribo de un avión espía norteamericano en territorio soviético y la cancelación del encuentro Jruschov-Eisenhower ilustran al respecto-; b) el clima de distanciamiento y acusaciones recíprocas entre soviéticos y chinos, producto de diferencias ideológicas y estratégicas; c) la decidida actitud de la Administración Eisenhower de eliminar y derrocar tanto a Fidel Castro como a la revolución en sí, por las medidas económicas y por la definición de socialista que asumía.

Internamente, a fines de 1960 y principios del '61, se agudiza la lucha de clases. Un vistazo rápido a la estructura de la sociedad cubana de entonces, nos mostraría -en el panorama urbano- a sectores de la burguesía propugnando (como proyecto político) el retorno al viejo sistema pseudodemocrático anterior al golpe de Batista, a las capas medias o pequeño-burguesía disociadas en sus reacciones (los estudiantes -secundarios y universitarios- se radicalizan, apoyando las medidas provenientes del sector fidelista del M26J; los sectores de profesionales liberales y de técnicos, en vista de la orientación que tomaba el proceso revolucionario, emigran) y a la clase obrera, poco numerosa e integrada por sectores que provenían de las zonas rurales más atrasadas, identificada con el cariz del proceso. En el ámbito rural, la base estaba compuesta mayoritariamente por los campesinos, el sector más pauperizado y marginal de la isla, principal fuerza motriz en que se conformó el ejército rebelde de la Sierra Maestra. Su situación de extrema explotación lo plegó rápidamente a la revuelta. Debe observarse que sólo una cuarta parte de quienes trabajaban la tierra lo conformaban agricultores privados de todo tipo y, de ellos, sólo una pequeña parte poseía


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verdadera propiedad legal de la tierra; el resto eran aparceros o arrendatarios, sub-arrendatarios y colonos sin ningún tipo de derechos. Las tres cuartas partes del campesinado estaban integradas por trabajadores que se desempeñaban en las plantaciones de caña de azúcar, tabaco y café, percibiendo bajísimos salarios y engrosando -a posteriori- las filas de la desocupación. Los terratenientes, por su parte, eran tanto de origen norteamericano como cubano.

La fracción fidelista, con un discurso de carácter marxista en medio de este estado de cosas, comienza a hegemonizar políticamente en desmedro de la fracción moderada que –al ir radicalizándose la revolución– se convertirá en conservadora, apelando como último recurso al discurso anticomunista. Contrariamente a lo que le sucede a la fracción moderada del M26J, Fidel Castro y sus camaradas han conformado en torno a él una base social cada vez mayor. La crisis que genera la oposición de los moderados a las leyes revolucionarias desemboca en la dimisión del Presidente Urrutia; actitud que, interpretada hábilmente por Castro, es manipulada como traición a la revolución y a su persona. Castro, en su ofensiva política, incluye una retirada estratégica del gobierno: por radio y televisión se informa de su renuncia como Primer Ministro, pero no como Comandante en Jefe. Esa actitud encuentra por reacción una inmensa concentración en el Palacio Presidencial reclamando la renuncia oficial de Urrutia. Más tarde hablaría Castro por televisión, atacando a Urrutia por sus campañas anticomunistas y por generar un clima propicio a la invasión yanquee. Con la renuncia inmediata de Urrutia, asumiría como Presidente del gobierno provisional Dorticós (fidelista); y luego de toda una serie de hechos (concentraciones de masas, huelgas obreras) Fidel Castro aceptaría volver a ocupar el cargo de Primer Ministro. Logra así un control absoluto del gobierno y una reacción popular que ratifica la convocatoria política de su figura. Estos hechos lo consolidan como líder indiscutido de la revolución cubana.


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Así, la fracción fidelista pasa a hegemonizar tanto la sociedad política (el Estado y sus diferentes aparatos) como la sociedad civil (sindicatos, organizaciones estudiantiles, etc.) ante la fracción moderada, derrotada políticamente y sin apoyo alguno por parte de aquellos sectores que propugnaban un cambio radical en Cuba. Fidel y sus partidarios, al consolidarse políticamente, ahondarían ideológicamente en el carácter marxista de la revolución. Esto se observaría particularmente en la Segunda Declaración de La Habana.

La etapa de lucha ideológica por la que atraviesa la revolución marcará el tipo de relaciones con la U.R.S.S. y con los EE.UU.. Para los soviéticos Cuba generaba un interés primordialmente geopolítico (90 millas de EE.UU.; la escasa influencia política de los soviéticos en los países latinoamericanos), sumado al carácter ideológico que la tornaba atractiva para Jruschov; en segundo lugar, la disputa con los chinos generaba el temor de que se sintieran atraídos los cubanos por una revolución –como la china– fundamentalmente campesina, que reconocía al imperialismo norteamericano como enemigo principal y que tenía por estrategia, para la toma del poder, la lucha armada. Por parte de Castro, el interés hacia los soviéticos se fundamenta en la ayuda económica y técnica que le podían brindar a una economía subdesarrollada y dependiente de los EE.UU. como la cubana, carente de personal técnico y de mercado para colocar su producción azucarera. Militarmente, el poderío soviético en armamento daría una importante ayuda a los cubanos para modernizar su ejército rebelde para el futuro enfrentamiento con EE.UU.. Es evidente la estrategia soviética de poder contar con un aliado en un punto geopolíticamente importante para su política exterior; en cambio, no lo es tanto si Castro tuvo la suficiente lucidez para prever que esa alianza, en los hechos, lo llevaría a una dependencia económica y militar (más


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allá de ciertas diferencias ideológicas y estratégicas que mantenía con los soviéticos).1

La "crisis de los misiles" demostrará los límites de la política protectora de los soviéticos para con Cuba. Dicha crisis se inicia con el enfrentamiento Cuba–EE.UU. y termina por incluir a la propia U.R.S.S., convirtiendo a la isla caribeña en simple espectadora de una negociación que involucraría los intereses de su revolución. La invasión de Bahía de Cochinos, con esta perspectiva, aparece claramente como preparadora del terreno para la "crisis de los misiles". Finalmente Jruschov pacta, con Kennedy (a espaldas de Cuba,2 con cláusulas secretas que siquiera Castro conocía3) la retirada de los cohetes. Esta actitud provoca una crisis en las relaciones Cuba–U.R.S.S. que se mantendrá aproximadamente por seis años.

Superada la "crisis de los misiles", ni Jruschov (por la gran importancia que reviste Cuba como enclave geopolítico y militar) ni Castro (por el alto grado de dependencia económica y militar) pueden permitirse una ruptura.

Tanto la invasión de Playa Girón como la "crisis de los misiles" sirvieron para fortalecer la imagen de Castro ante el pueblo y recuperar un nacionalismo perdido. Entretanto, la burguesía y los 1

Al respecto -ya en diciembre de 1961- el Director de Marcha, Carlos Quijano (alertando sobre la torpeza de la peor especie que constituía la adhesión de Cuba al bloque socialista) expresaba: ... el esperado apoyo de Moscú, a menos que este quiera ir a la guerra total, no pasará de ciertos límites prudentes. En el complejo y vasto juego internacional, Cuba puede significar un peón más. Pero el moviminto de ese peón se inserta en una estrategia general. Y el Kremlin, tiene muchos intereses en su mano y los hombres que dirigen la política soviética son lo suficientemente astutos, experimentados, sagaces y fríos, para comprometer en la defensa de un peón, toda la partida. Y deben poseer, además, un vasto repertorio de fórmulas, para salvar las apariencias y escurrir el cuerpo. (Las declaraciones de Fidel Castro, Carlos Quijano, Escritos Políticos II, Cuadernos de Marcha Nº 3, 3ª época, 1985; pág. 55) 2 La diplomacia soviética -había escrito Carlos Quijano- como la estadounidense, como la inglesa, trabaja a la escala del mundo y es una regla de estrategia, perder posiciones en un lado para reconquistarlas, si es posible, en otro. El propio Lenin lo enseñaba. (...) si la diplomacia soviética considera que en determinado momento debe sacrificar a Cuba para salvar al mismo tiempo o en el porvenir, otras posiciones que en el tablero puedan significarle más, lo hará. (Digamos nuestro mensaje, Carlos Quijano, op. cit.; pág. 59) 3 Andrei Gromiko, ex Ministro de Relaciones Exteriores de la U.R.S.S., diría -en su(s) Memorias- analizando la "crisis de los misiles": (...) el gobierno, que trataba de encontrar una solución pacífica, presentó oficialmente una propuesta de compromiso el 27 de octubre, que sirvió de base para el acuerdo. La URSS accedió a suprimir los cohetes, considerados ofensivos para los Estados Unidos, con la condición de que los Estados Unidos respetarían la --- continúa en la página siguiente »»»


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terratenientes (derrotados políticamente, sin un proyecto creíble, carentes -además- de líderes políticos prestigiosos ante las masas), emigrarán a los EE.UU..

Las organizaciones revolucionarias conformarán, por su parte, un grupo único. En 1962, Castro denunciará a Aníbal Escalante, el Secretario de Organización de ese grupo, y a sus partidarios (el "grupo Escalante"), quienes tenían por cometido "copar" la mayoría de los cargos del Estado y reducir a Fidel Castro a una mera figura simbólica sin poderes de gobierno. Lo que demuestra que el antiguo conflicto entre Castro y ciertos comunistas ortodoxos seguía existiendo.4 Este conflicto, por su parte, se solucionaría con el procesamiento de Escalante y el arrepentimiento de sus "secuaces", en la seguridad de no ser "jubilados" políticamente. Al derrotar a Escalante, representante de la ortodoxia comunista, Castro queda como jefe supremo del nuevo Partido gobernante en Cuba, el mismo que -luego de su disolución- da paso (en 1965) al Partido Comunista Cubano (P.C.C.).

Cuando la revolución asume una deliberada opción marxista-leninista, pro-soviética en todas sus manifestaciones, cada vez más las diferentes expresiones culturales van perdiendo ámbitos de expresión que serán ocupados por una cultura oficial, estrechamente vinculada a los intereses particulares del regimen.5 Con la prensa sucedería algo idéntico: admisión de la prensa oficial y

inviolabilidad de las fronteras de Cuba y se comprometerían a no realizar ningún acto agresivo contra ella. La URSS exigió también que, a cambio, los Estados Unidos suprimieran sus cohetes en Turquía.(los destacados son nuestros) 4 Respecto al asalto al Moncada, por ejemplo, el Partido Socialista Popular deslindó responsabilidades -en su momentoen los siguientes términos: Nosotros condenamos los métodos putschistas, propios de los bandos burgueses, de la acción de Santiago... El heroísmo desplegado por los participantes en esta acción es falso y estéril, pues está guiado por concepciones burguesas equivocadas... Todo el país sabe quién organizó, inspiró y dirigió la accion contra los cuarteles y sabe que los comunistas no tienen nada que ver (versión tomada de La vida en rojo, de Jorge G. Castañeda -pág. 111- que la reproduce de la cita de Cuba: La lucha por la libertad, 1909-1958, de Hugh Thomas) 5 Al respecto, Julián de Spain (representante de Cultura en el Consejo de Cayo Hueso, Municipio de Centro Habana), afirmó: pensábamos que debíamos europeizarnos, tomar como influencia válida lo proveniente de Europa y -en especial- de Europa Oriental, por eso relegábamos el folklore, relegábamos la rumba. Nuestra cultura, sin embargo, es ésa. (...) Pensábamos que nuestro desarrollo económico dependía de factores externos y no de los internos y así también olvidamos nuestra idiosincracia cultural. (expresiones vertidas en ocasión de compartir la conversación que mantuviera Wilson Javier Cardozo con el artista plástico Salvador Gonzáles; el callejón pirata; La Habana, octubre de 1996; entrevista publicada en abril de 1999, en Lecturas de los Domingos, diario La República, Mtdeo., Uruguay).


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represión de toda expresión con carácter independiente y crítico hacia el castrismo. Así, al decir de Andrei Plesu, (e)l materialismo trajo la desaparición de la materia; la ideología trajo la represión de las ideas; el culto de la libertad revolucionaria trajo la supresión de las libertades.

La economía tampoco es ajena a los cambios. El proceso ingresará a la etapa guevarista o "comunismo de guerra" que se inicia en 1961. Esta fase consta de diferentes pasos: 1) la profundización de la Reforma Agraria –a través de Instituto Nacional de Reforma Agraria–, 2) la creación de un sector "socialista" (Granjas del Pueblo) al lado del sector cooperativo (que desaparecerá), 3) el inicio de un proceso industrializador que –mediante una política de déficits fiscales– prevé el desarrollo de sectores siderúrgicos, mecánicos y químicos, 4) el control estatal sobre el comercio extranjero y la distribución de los bienes de consumo y 5) la centralización económica mediante la Junta Central de Planificación (JUCEPLAN). Este modelo económico se agota y hace crisis en 1963, según críticas de los intelectuales europeos Mandel, René Dumont y Charles Bettelheim. Tal situación fue provocada por:

 la prevalencia de lo social sobre lo económico (el gobierno cubano no supo abandonar a tiempo, según ellos, su primitiva política redistributiva, al pasar de un sistema mercantil a uno socialista),

 errores políticos (no se adecuó el proceso a las exigencias nacionales, sino que el gobierno se ocupó -en los primeros tiempos- a elaborar un modelo de desarrollo basado en supuestos que el tiempo demostró eran abstractos),

 un error capital, de consideración del proceso de industrialización (entender su rol, en el corto plazo, de motor principal para el desarrollo) y

 errores de carácter técnico y organizativo que posibilitan acrecentar el degeneramiento burocrático de la administración del sector público. El regimen castrista, por intermedio de Ernesto Guevara, publicará un artículo Contra el


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burocratismo, en el que se adjudicaba responsabilidad por esta situación a la falta de una "conciencia revolucionaria" para superar los problemas existentes. Charles Bettelheim y René Dumont, constantes críticos de Guevara, sostenían que gran parte de la responsabilidad no recaía tanto en la inexistencia de esa "conciencia revolucionaria" sino en el propio sistema de planificación defendido por él. Que la excesiva centralización de la JUCEPLAN no era más que el reflejo de los defectos que presentaba el sistema presupuestario guevarista.

La renuncia de Ernesto Guevara al Ministerio de Industrias, y su alejamiento de Cuba, se relacionarán al fracaso de su política de dar prioridad a la industrialización en lo económico. Así como también a su oposición a la política sustentada por los soviéticos, en su relacionamiento con el Tercer Mundo (tanto en lo político–ideológico como en lo económico)6 y al fracaso de la concepción del "hombre nuevo" y sus vínculos con la política de estímulos morales como forma de aumentar el rendimiento del trabajo.

La desaparición de Ernesto Guevara del gobierno cubano no condujo a una inmediata reforma del sistema presupuestario; recién en la década del '70 se comenzará a aplicar el sistema de cálculo económico, pero no en su totalidad, dado que se contradice con una economía absolutamente centralizada.

Desde 1963 a 1968, las relaciones cubano-soviéticas siguieron siendo tirantes, principalmente por cuatro razones: a ) las secuelas dejadas por la "crisis de los misiles", 6

Para ejemplo de esas discrepancias, obsérvese el reproche contenido en este fragmento de su discurso en Argel: ¿Cómo puede significar beneficio mutuo vender a precios de mercado mundial las materias primas que cuestan sudor y sufrimientos sin límites a los países atrasados, y comprar a precios de mercado mundial las máquinas producidas en las grandes fábricas automatizadas...? Si establecemos este tipo de relación entre los dos grupos de naciones, debemos convenir en que los países socialistas son, en cierta medida, cómplices de la explotación imperial... del carácter --- continúa en la página siguiente »»»


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b) la política de Castro de apoyar a las guerrillas (tanto en armas como en adiestramiento)

en

todo

el

Tercer

Mundo,

principalmente

las

latinoamericanas y la vietnamita, que decían luchar contra el imperio norteamericano, c) la dependencia económica de Cuba y el hostigamiento que hacían los soviéticos en términos económicos, rezagándose en firmar acuerdos comerciales así como en la entrega de petróleo y d) la política observada por los viejos militantes ortodoxos comunistas dentro del regimen castrista.

La revolución daría un viraje en 1968, cuando Fidel Castro anuncia la Gran Ofensiva Revolucionaria. Ella se caracteriza por imponer la pureza ideológica mediante la eliminación de los restos de ciertos sectores burgueses aún existentes y por la movilización de la mano de obra cubana a gran escala con vistas a aumentar la producción agrícola, específicamente la cosecha azucarera. Este plan, ideado por Castro, terminaría por estatizar hasta los comercios; en lo rural, se militarizaría la agricultura recortando, sustancialmente, la autonomía que había alcanzado la tierra de los campesinos con respecto al Estado. Esto se uniría a la presunta eliminación del dinero por parte del Estado. Con respecto a este punto, Fleites Lear y Patterson opinan: La estatización casi absoluta tanto de la producción como de los servicios, la centralización de todas las decisiones y la inapelable planificación centralizada de cualquier acción, por mínima que fuese, destruyó subrepticiamente las bases de la vida socio-económica cubana, sin que el nuevo Estado contase con las condiciones necesarias para sustituirlas, ni para resolver las necesidades que, por ejemplo, la pequeña producción privada satisfacía. Esto ha conducido a una desestimulación en la esfera de la inmoral del cambio. Los países socialista tienen el deber moral de liquidar su complicidad tácita con los países --- continúa en la página siguiente »»»


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producción y los servicios traducida hoy día en la total ineficiencia de la mayoría de los sectores productivos y no productivos. (subrayados nuestros). Lo errado de esta política acentuaría el desequilibrio y el despilfarro económico (por ejemplo: el fracaso de no llegar al número exigido de corte de caña de azúcar en la zafra de 1970). Además de la desarticulación del tejido socio-económico privado, castrando así toda posibilidad de iniciativa individual o grupal en lo económico independiente del propio Estado. Este queda, entonces, como único patrón. El obrero como el campesino cubanos no sólo están obligados a vender su fuerza de trabajo, sino además a vendérsela al único propietario de los medios de producción que es el Estado. Una vez más desnudaría el carácter subjetivista y voluntarista de Castro ante los problemas económicos. La falta de personal técnico, por su parte, se relacionaba con la carencia de canales democráticos donde poder criticar los planes de gobierno. Todo esto repercute en el panorama laboral con un creciente ausentismo de los trabajadores a sus fábricas (como respuesta a la falta de democracia interna en los sindicatos y en los lugares de trabajo). La clase obrera no era consultada para nada en lo que respecta a los planes económicos, que eran impuestos por el organismo central. Se acrecentó la burocracia en todo el aparato estatal, con una serie de privilegios que no gozaba la mayoría de los obreros y campesinos. El P.C.C. carecía de democracia interna en su funcionamiento y todo se reducía al acatamiento de las órdenes del líder máximo por parte de los militantes de base. En las esferas dirigentes reinaba la corrupción, los favoritismos y privilegios económicos, concedidos muchas veces por el propio Castro. El papel del Ejército aumentaba cada vez más en lo político, saliéndose del área militar para incurrir en la dirección económica (principalmente en lo rural) y marcando pautas en la esfera cultural cada vez más conservadoras y autoritarias.

explotadores de Occidente. (citado en La vida en rojo, de J.G. Castañeda, pp. 354)


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En lo estructural, se marchó hacia una centralización económica total por parte del Estado, que generaba ausentismo de los trabajadores, continuando el derroche en el uso de las materias primas, la baja productividad, la ineficiencia, la carencia total del información, la improvisación y el autoritarismo en las fábricas. Esta concepción de la dirección económica influiría constantemente en la transformación que se había efectuado en la superestructura, donde el peso de la sociedad política sobre la civil aumentaba, haciendo que la relación existente entre las dos esferas superestructurales sea autoritaria y centralizada por parte de la primera. El resultado: una sociedad política que se reducía en su funcionamiento a la conducción unipersonal, donde el P.C.C. –y principalmente el Ejército– imponían sobre la sociedad civil (paulatinamente más débil y homogénea) una cultura política en la cual los canales verdaderamente democráticos eran inexistentes para plantear críticas y proponer medidas alternativas por parte de los diferentes sectores sociales cubanos. Y una sociedad civil donde los gremios jugaban un rol de "polea de transmisión" con respecto al Estado, con un grado bajísimo de receptividad para los obreros; la prensa independiente no existe y sólo está permitido el órgano oficial del Partido y la publicación de las Fuerzas Armadas, que poseen un nivel informativo pésimo y un debate que brilla por su ausencia. En la enseñanza, la política de erradicar todo planteo que no estuviese enmarcado en la visión político–ideológica de Fidel Castro se profundizó, principalmente en la Universidad, donde hubo grandes depuraciones de docentes que se iniciaron en los años 1964 y 1965.

Se genera así una estatización autoritaria de la sociedad civil, expresada en el monopolio que detenta el Estado y en una acentuada centralización del poder político. Al decir de Fleites Lear y Patterson, (p)rácticamente en la primera década de la revolución comienza y casi se consuma la desaparición de la sociedad civil y la estatización de toda la sociedad. El país se convierte en una sociedad totalitaria, con la consecuente ineficiencia económica y la endémica escasez. (Los


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destacados son nuestros). Es una sociedad en la cual, por un lado, están los que producen sus propios medios de subsistencia y la riqueza de toda la sociedad (obreros y campesinos) y, por otro, los que vigilan, controlan y corrigen (dirigentes de Partido, burócratas de Estado, militares) gracias a que las clases obrera y campesina les han "liberado" del trabajo necesario. Resulta esclarecedor, en este punto, atender las reflexiones que (en su disertación sobre Las relaciones entre individuo, sociedad y Estado en la teoría política del marxismo y los problemas de la democratización de la sociedad socialista) realiza Andranik Migranian7. Sostiene que si una revolución socialista tuviera lugar (conforme lo preveía Marx y nunca sucedió) en una sociedad capitalista plenamente desarrollada, el sistema resultante estaría fuertemente respaldado por una sociedad civil desarrollada. Esto es, por una vasta red de relaciones no políticas entre individuos y grupos que espontánea e independientemente desempeñaría un gran número de funciones económicas y sociales. Pero, cuando ese mismo acontecimiento sucede en países donde no se han desarrollado cabalmente todas las posibilidades intrínsecas del viejo sistema (como en Cuba, agregamos nosotros), el resultado es muy distinto. El atraso económico y cultural de la nación dificulta el desarrollo de la sociedad civil y eso permite que el Estado se imponga. El Estado asume -dice Migranian- no sólo sus propias funciones sino también las de la sociedad. El Estado "devora" efectivamente la sociedad y el individuo, aun cuando tiene el sincero convencimiento de que las soluciones esencialmente burocráticas que adopta son las más adecuadas como reflejo de los intereses de los individuos y de la sociedad.

El panorama del regimen castrista, en todos sus planos, nos va mostrando que -en el desarrollo mismo de la revolución- se ha conformado lentamente una nueva clase social, dominadora y explotadora (funda su rol de tal en el monopolio político de los aparatos del Estado que hace que disponga del plus-trabajo social) que se ha ido estructurando en los altos puestos del


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Partido gobernante, el Ejército y el aparato de seguridad del Estado8. Esta nueva clase social encuentra en la burocracia una fiel guardiana de sus intereses, tanto políticos como económicos, y halla en el culto a la persona de Fidel Castro y la consideración de ser los elementos de vanguardia de la revolución los motivos para una justificación político-ideológica ante los demás sectores sociales que no gozan de sus privilegios.

El regimen castrista, pues, nada tiene de socialismo o de socialización político–ideológica, económica y/o cultural. Es un modelo de estatismo con alto grado de militarización de la sociedad que, en el transcurso de la década del '70, realizará reformas políticas y económicas como forma de generar consenso en la población, pero sin poner en cuestionamiento la homogeneidad política, económica y cultural, ni el culto al Comandante en Jefe que conforman los pilares del regimen castrista.

Desde 1968 a 1974 las relaciones cubano-soviéticas entran en una etapa de mayor acercamiento, superando las rigideces que las afectaban. Esta etapa está marcada por cuatro hechos muy importantes, que pautan ese acercamiento: a ) la

aprobación,

por

Fidel Castro,

de

la

invasión soviética

a

Checoslovaquia. Alineamiento éste no incondicional, porque el líder cubano sería solidario con la U.R.S.S. y el principio de la "intervención socialista", reconociendo -al mismo tiempo- que los soviéticos habían 7 Migranian, Andranik. Historiador soviético citado por James P. Scanlan en Reformas y Sociedad Civil en la U.R.S.S. (revista Problemas Internacionales, Vol. XXXVII; US Information Agency, U.S.A., marzo-abril 1988; págs. 44-50) 8 Son particularmente significativas (por la similitud de comportamientos que implica de regímenes que se autodenominaron socialistas) las apreciaciones que realiza -en su novela En Polonia, es decir en ninguna parte- el escritor Kazimierz Brandys: La mayoría de la sociedad se da cuenta de que sus intereses vitales no constituyen para el aparato del poder ningún criterio de acción y que están sometidos a los intereses del poder. El aparato lo sabe: la sociedad es para él tan sólo el material con el que procede a realizar sus operaciones y del cual no puede prescindir, pero la verdadera vida del aparato es el mecanismo interno de la jerarquía; la actividad de la organización es solamente un medio que tiene sentido en el seno del juego de las influencias. (...) La sociedad ha aprendido a callarse, --- continúa en la página siguiente »»»


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violado el Derecho Internacional. Logró, a cambio, condicionar una nueva garantía soviética de acción militar protectora de Cuba en un posible ataque militar de parte de EE.UU. y, además, un incremento de ayuda económica, por parte de Breznev, para hacer frente a los graves problemas económicos. b) la entrada de Cuba al COMECON; c) el establecimiento de la Asociación de la Amistad Cubano-Soviética; y d) la visita de Leonid Breznev a Cuba, que significó la consolidación de las relaciones entre los dos Estados "socialistas".

Desde 1970 a 1976 se desarrolla toda una serie de reformas en el ámbito político y económico que conforma el proceso de institucionalización de la revolución cubana. En los tres primeros años del citado proceso se realiza un gran esfuerzo dirigido hacia aquellas actividades económicas rezagadas por su inoperancia administrativa y por el ausentismo de los obreros. Conjuntamente, se intenta, por todos los medios, revitalizar las organizaciones de masas y dar mayor participación a los obreros en los asuntos de la producción. En 1973 se realiza una reestructuración de los organismos dirigentes del P.C.C. para delimitar las funciones e interrelaciones entre el Partido y el aparato administrativo del Estado. En 1975 se lleva a cabo el 1er Congreso del P.C.C. y en 1976 se instauran los órganos del llamado Poder Popular a nivel nacional, finalizando con la inauguración de la Asamblea Nacional de ese mismo año.

Mención aparte merece un hecho que acaeció entre los años 1970 y 1971 en el ámbito cultural, que alimentó una gran discusión entre los intelectuales cubanos y extranjeros. Fue el el poder ha dominado el arte de hablar. (novela publicada por Editorial Sudamericana; Bs.As., Argentina, 1983; pág. --- continúa en la página siguiente »»»


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famoso "caso Padilla". Retrotrayéndonos a julio de 1968 cuando Castro, hablándole a un grupo de intelectuales, se refiere a un discurso (Palabras a los intelectuales) pronunciado por él en 1961 en el cual expresaba que en Cuba había plena libertad de creación pero dentro de la revolución, que todo planteamiento cultural que estuviese fuera de ella sería tachado de contrarrevolucionario, afirmamos que lo que no decía era quien determinaría el "afuera" y el "adentro". Los hechos demostraron que era el propio Castro quien –según los intereses políticos en juego– discernía lo que era revolucionario o contrarrevolucionario. (Cabe aclarar que la represión contra los intelectuales data de 1965; que además se les consideraba "antisociales" si eran homosexuales). Volviendo a los conceptos de Fidel Castro de 1968, vemos que se enmarcan en una etapa liberal en lo cultural; etapa que se inició en 1961 y que culminaría en 1969, que tuvo sus zonas oscuras –en el sentido de la clausura de publicaciones que no agradaban a algunos grupos que constituían el gobierno. Un caso concreto es el relacionado con la separata cultural del periódico Revolución que, en un tiempo, fuera órgano oficial del M26J, cuyo director (Carlos Franqui) terminara en el exilio–. Pero, fuera de esta salpicadura stalinista, la libertad cultural seguía manteniéndose y se había creado un Frente Unico con los escritores progresistas, tanto dentro como fuera de Cuba. Este Frente lo constituían intelectuales de talla mundial (Sartre y Simone de Beauvoire, entre otros). Ante la detención, en marzo de 1971, del poeta Heberto Padilla (ganador del Premio Nacional de Poesía de 1968, concedido por la oficialista Unión de Escritores y Artistas Cubanos (U.N.E.A.C.); criticado, ese mismo año, por los editores de la U.N.E.A.C. por contener –su obra– elementos de dudosa "fidelidad revolucionaria"9) se genera la crisis del Frente Unico de Escritores Progresistas que concluye quebrándose a raíz de la lamentable autocrítica efectuada por Padilla.

170) 9 Desde 1966 venía siendo objeto de fuertes críticas, sobre todo de parte de la revista Verde Olivo, órgano oficial de las Fuerzas Armadas, que le dedicó un artículo titulado Las provocaciones de Heberto Padilla.


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Esta política represiva contra algunos intelectuales se sumaría a la declaración presentada ante el 1er Congreso Nacional de Educación y Cultura que simbolizaba el cierre definitivo de una etapa de libertad cultural y la apertura de otra, ésta caracterizada por rebajar el papel de la cultura a simples folletines de propaganda oficial y el rol de los intelectuales a vulgares propagandistas del regimen castrista. El propio Angel Rama, analizando la atmósfera en que se desenvolvía la nueva política cultural impulsada por el regimen castrista, se refería con duda y con cierto temor a que Según el socialismo al que optemos y según la concepción del hombre que tras él busquemos, así será nuestra concepción del arte. Este problema me parece esencialmente urgente, cuando veo sustituir el espíritu crítico por el espíritu obediente y llega el momento en que son ensalzados los funcionarios en tanto los creadores comienzan a resultar enojosos rezagos individualistas del mundo burgués, o cosa así. Creo que los estancamientos culturales se vengan cruelmente... El tiempo nos ha hecho ver que Castro optó por una concepción de socialismo, producto de ello es el tipo de "hombre nuevo" que ha surgido en el cual la autocensura, la estrechez político– ideológica y la docilidad lo determinan en el desenvolvimiento de la llamada "nueva sociedad" que construye. Ligado a estas concepciones el papel del arte se relaciona más a un sonido monocorde que a "Las Cuatro Estaciones" de Vivaldi. Que el atraso cultural se paga duramente lo demuestra el hecho mismo de que no han surgido intelectuales de peso en el regimen castrista, o manifestaciones artísticas de gran importancia permitidas por los funcionarios "culturales" del gobierno, salvo honrosas excepciones en el área musical. En términos generales, respecto a todas las producciones culturales -dicen Fleites Lear y Patterson- el Estado cubano ha desempeñado el papel de "Estado Mecenas", que paga y subvenciona aquellas producciones intelectuales que no lo subviertan, fomentando un pensamiento social, un arte y una literatura apocados, que no critiquen. En este sentido, para el regimen


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castrista todo arte para ser considerado "arte oficial cubano" debe tener como fin naturalizar el orden estatal dominante y vigente en Cuba.

Luego de la Gran Ofensiva Revolucionaria (modelo caracterizado por ser ultracentralizado e ideologizado, que tenía por estrategia eliminar los restos de la burguesía) se pasa a otro modelo basado en la descentralización de la toma de decisiones en lo que respecta a la planificación. Este modelo, ideológicamente economicista, mantiene la férrea centralización y proporciona incentivos materiales para aumentar la producción, teniendo –como estrategia– el desarrollo de las fuerzas productivas a un nivel superior. Esas reformas en la estructura económica se relacionan dialécticamente al intento revitalizador de la sociedad civil y, preferentemente, al de reformar la sociedad política pues conforma el ámbito superestructural. Esta reforma política tiene como estrategia, al delimitar el papel del Partido y del Estado, fortalecer al Partido como máximo organismo de dirección y control en lo político–ideológico y en lo económico de la sociedad.

Sin embargo, se rectifica en 1975, momento en que tiene lugar el 1er Congreso del P.C.C., en el cual el Informe central dado por Castro remarcaría como uno de los hechos sobresalientes el fortalecimiento tanto del aparato estatal como del mismo Partido, diciendo -con respecto a éste- que lo resumía todo10. Así, la concepción de Fidel Castro del Partido revolucionario en el poder es la de una única instancia suprema de articulación que posibilita la síntesis depuradora total de los aportes de los miembros, en lo que hace a sus historias individuales, y la unión perfecta de los 10

El Informe de Castro afirma: El Partido lo resume todo. En él se sintetizan los sueños de todos los revolucionarios a lo largo de nuestra historia; en él se concretan las ideas, los principios y la fuerza de la Revolución; en él desaparecen nuestros individualismos y aprendemos a pensar en términos de colectividad; él es nuestro educador, nuestro maestro, nuestro guía y nuestra conciencia vigilante, cuando nosotros mismos no somos capaces de ver nuestros errores, nuestros defectos y nuestras limitaciones; en él nos sumamos todos y entre todos hacemos de cada uno de nosotros un soldado espartano de la más justa de las causas y de todos juntos un gigante invencible; en él las ideas, las experiencias, el legado de los mártires, la continuidad de la obra, los intereses del pueblo, el porvenir de la patria y los --- continúa en la página siguiente »»»


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intereses del pueblo. El Partido es la identidad de la revolución castrista. El escritor español Jorge Semprún concluye (refiriéndose a los conceptos de este Informe) que (n)aturalmente, al sintetizar líricamente lo que es el Partido (la mayúscula es de Castro: también en esto se ajusta a la tradición), al glorificarlo y deificarlo, Fidel Castro silencia un aspecto esencial de semejante concepción de la vanguardia comunista: la necesidad de tener en la cúspide de la organización un Jefe Máximo, un Gran Timonel, un Generalísimo, un Primer Secretario. En realidad, todas las virtudes que Fidel Castro atribuye al Partido, son sus propias virtudes personales -reales o supuestas, pero en todo caso consustanciales a este tipo de dirigente carismático de la revolución-, son sus propias virtudes teologales. Cuando está hablando del Partido, Fidel Castro está haciendo su autorretrato imaginario: el Partido es su ego y su superego. El Partido lo resume todo y El resume al Partido y en El el Partido se consume, o sea, es consumido y consumado. Sin forzar, pues, se concluye que el Partido necesita de un Fidel Castro. Lo que enmarca a la perfección en la cultura stalinista del culto a la personalidad.

En ese mismo Congreso, entre las críticas que realiza Castro, aparecen las que refieren a la conducción económica de la revolución en la década del '60. Se fundamentan en que: 

se desconocía que existen leyes económicas objetivas, cosa que llevó a prácticas idealistas;

no existía un sistema único de dirección para toda la economía;

se interpretó de manera idealista el marxismo, apartándose de la práctica consagrada por la experiencia de los demás países socialistas;

se quiso establecer un método propio que se alejaba tanto del cálculo económico como del sistema de financiamiento de presupuesto; y

se aplicaba un sistema de registro económico que fue precedido por la erradicación de las formas mercantiles y la supresión de los cobros y pagos entre las unidades del sector estatal.

lazos indestructibles con los constructores proletarios de un mundo nuevo en todos los rincones de la Tierra, están --- continúa en la página siguiente »»»


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En ese mismo Informe se propone al Congreso la aplicación de un sistema que: 1) rige la experiencia práctica de los demás países socialistas; 2) trate de adaptarse a la realidad económica nacional; 3) observe la presencia de las leyes económicas que rigen en el período de construcción del socialismo y existen independientemente del deseo subjetivo (entre éstas se halla la ley del valor); y 4) siga manteniendo el carácter de economía planificada centralmente.

Otro hecho de importancia que marca este período de institucionalización es la Constitución del '76, que se vincula a la instauración de los órganos del Poder Popular a nivel nacional. Finalizaría con la inauguración de la Asamblea Nacional, máximo organismo con funciones legislativas a nivel estatal. Tanto la Constitución como el llamado Poder Popular y su Asamblea Nacional serán un instrumento y un organismo (respectivamente) para legalizar, por parte de la sociedad política, lo homogéneo como algo absoluto; reprimiendo –en consecuencia– por ilegal toda manifestación heterogénea o diversa que aflore en la sociedad civil. De hecho, lo que se sustenta es la hegemonía de la clase dominante a través de organismos que la ligan institucionalmente con la sociedad civil pero que, en último término, sellan la primacía del Partido y del Estado dirigidos unipersonalmente por Castro. Situación ésta que cubrirá una etapa de transición hacia el ingreso al período de osificación del regimen castrista.

En 1980 se realiza el 2do Congreso del P.C.C.. El Informe central, leído por Castro, incluía un llamado a los militantes a dar la lucha ideológica para desterrar las reminiscencias ideológicas burguesas y pequeño–burguesas que aún subsisten en nuestra sociedad. Se tiende a considerar, pues, que estas manifestaciones son "reminiscencias" de la vieja sociedad, no producto de una clase social formada bajo el regimen castrista (una clase totalmente separada de los trabajadores,

garantizados. El Partido es hoy el alma de la Revolución Cubana.


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producto de la división social del trabajo, con intereses específicos y privilegios que defender a través del monopolio político e ideológico). En otra parte de ese Informe se habla de la lucha que se libra contra los rezagos pequeño–burgueses que se expresan en actitudes como el burocratismo, el egoísmo, el individualismo, la búsqueda de privilegios, la irresponsabilidad... Nuevamente tropezamos con el análisis de dichos fenómenos de manera aislada del regimen socio–político– económico que los genera. Estos fenómenos se contemplan como casos individuales que observan una conducta determinada ("desviación ideológica") por lo cual no se trata de modificar el regimen existente sino de reprimir a los sujetos implicados en esas desviaciones.

En el panorama económico, los principios en que se basa el cálculo económico se contraponen al excesivo grado de centralización de la economía cubana. Esto genera ineficiencia en la producción y lleva a restringir productos y servicios.

En 1986 se abriría una etapa de osificación del regimen castrista, que se iniciaría con la realización del 3 er Congreso del P.C.C.. Castro centraría sus críticas (en el Informe presentado al Congreso) en la burocracia, madre de todos los males, y en la carencia de inventiva para saber aplicar el Sistema Democrático de Producción Económica en la ineficiente economía cubana. Unido a esto se halla la poca participación real de todos los niveles administrativos y colectivos obreros en la elaboración del plan, producto de la excesiva centralización administrativa. Ante toda esta problemática, Castro responderá con una línea ortodoxa marxista–leninista, tanto en el terreno político como en el económico, junto a una militarización de la sociedad cubana.

Volviendo al terreno internacional, desde 1975 a 1986 las relaciones cubano–soviéticas alcanzan su máximo apogeo de "hermandad socialista" desde todo punto de vista. Cuatro hechos importantes caracterizan esta etapa:


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a ) se realiza el 1er Congreso del P.C.C. con la asistencia de Mijaíl Suslov, el principal ideólogo del P.C.U.S., marcando la plena identificación por parte de los soviéticos con el regimen castrista; b) el apoyo de Castro a la invasión de la U.R.S.S. a Afganistán; c) se realiza el 2do Congreso del P.C.C. reafirmándose el apoyo de Cuba a la política exterior de la U.R.S.S.; d) se realiza el 3er Congreso del P.C.C. y Castro, en su Informe al mismo, se refiere a la U.R.S.S. como ...nuestro amigo más cercano, nuestro mejor aliado político...

Inmediatamente después de haber terminado el 3 er Congreso del P.C.C. se iniciaría una campaña de rectificación ideológica como forma idealista de resolver problemas estructurales que son generados por la forma en que está constituido el regimen castrista. Es claro que esta contrarreforma marxista–leninista (la llamada "campaña de rectificación ideológica") fue conducida por Castro como forma de desprenderse de aquellos sectores más corruptos que conforman la burocracia de su regimen. Por otra parte, reprime a ciertos grupos (de derechos humanos, artísticos) que entran en contradicción antagónica con la clase dirigente y con el regimen en sí. Se utiliza a las organizaciones de masa (laborales, estudiantiles, de mujeres) que son la extensión hegemónica de la sociedad política, como elementos represores. Queriendo darles un aire de verdadera participación popular espontánea que, en los hechos, no la tienen. De esta manera Castro "mata dos pájaros de un solo tiro": a los disidentes y a los corruptos, tratando de lograr una purificación ideológica y un fortalecimiento político de su regimen. Un regimen que rinde culto al Estado y a su fortaleza, que emparenta su culto a la concepción hegeliana del Estado más que a la visión marxista.


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En lo que respecta al aparato represivo (policía política) y las normas penales –muchas de ellas draconianas– están enmarcados en una clara concepción panóptica donde el examen, la vigilancia permanente y la reclusión del individuo (por ser disidente) son una constante en una sociedad civil disciplinada como la cubana. Un elemento a considerar es el uso, por parte de Castro, de la retórica marxista–leninista, ideología de la cual se siente máximo defensor, y en cuyo nombre reprime toda postura crítica al regimen. Otro, la utilización de un discurso nacionalista–antimperialista por parte del líder cubano, traslado forzado de la contradicción imperio–nación como la principal en desmedro de la cuestión democrática en Cuba.

En el plano económico, la imposibilidad de encontrar una síntesis entre el modelo guevarista –basado en el sistema presupuestario– y el modelo soviético reformista –basado en el cálculo económico– provoca incertidumbre ante una realidad que se agrava. El discurso ideologizante que emana de la propaganda oficial no genera las divisas convertibles que el regimen castrista necesita inevitablemente.

Sería de un deplorable economicismo staliniano considerar que los logros educativos, sanitarios y de bienestar social significan un verdadero avance del regimen castrista hacia el socialismo11. El propio Mario Benedetti, asiduo defensor del regimen cubano, consultado sobre cuál es la validez del socialismo para el Siglo XXI, respondía: Yo creo que en última instancia la validez permanente del socialismo es un sistema más justo, mucho más justo, porque su espina dorsal es la

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El comunista checoslovaco Jiri Pelikan, interrogándose sobre el espacio en que radica realmente la diferencia entre capitalismo y socialismo, contestaba: El socialismo debe probar que es capaz de liberar a la gente no sólo del temor a la desocupación y a la explotación económica, sino también que es capaz de liberarla de la censura y de las tutelas de toda clase, incluso las ejercidas en nombre de la clase obrera. El socialismo debe abrir el camino al pluralismo político sin represiones policiales ni administrativas.


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justicia social, mientras aquella del capitalismo es la injusticia social. Y continuaba: Pero en esto no hay que ser rígido, de modo que cuando aparece un individuo como Ceausescu no nos debe caber duda de que es un tipo que está en contradicción con esa espina dorsal del socialismo, así como cuando aparece un tipo como Olof Palme no nos debe caber duda de que está en contradicción con la espina dorsal del capitalismo.12 El castrismo, autoproclamado socialista, se presenta -en términos políticos- ante el mundo occidental capitalista (particularmente frente a los EE.UU.) como alternativa real de una libertad política más amplia y profunda que la de la forma de gobierno democrática-republicana. Debiera, por tanto, garantizar la libertad de todos y luchar para que las oposiciones políticas -a través de partidos políticos- tengan también el derecho de expresar sus críticas al regimen y de proponer alternativas al mismo, en un Parlamento democrático donde la alternancia de partidos sea factible. Unicamente así un regimen político puede ofrecerse como alternativa superior, en términos de libertades, a las llamadas "democracias occidentales". Si no lo logra, perpetúa la pertinencia de la observación de Eduard Sheverdnadze, cuando dice: Existe un factor en la historia de las revoluciones que siempre me ha dejado perplejo: llevadas a cabo por el bien del pueblo, amenazan la soberanía del individuo.

En lo que respecta al regimen cubano, es un espacio donde se reprime todo pluralismo político o cultural, sólo hay democracia para lo unánime; quien disiente es enemigo o contrarrevolucionario 13. La utilización, por parte del castrismo, de mecanismos represivos es producto de una concepción de sociedad socialista que no admite que la fuerza motriz del desarrollo de la sociedad 12

Opinión de Mario Benedetti en ocasión de la conversación que mantuviera en su casa de Madrid, en 1991, con el periodista y escritor chileno Sergio Marras (América Latina/MARCA REGISTRADA, pág. 208). 13 Padecer la aplicación concreta de esta concepción de socialismo en Checoslovaquia condujo a Vaclav Havel a afirmar: Socialismo... hace diez o quince años dejé de usar esa palabra. La dejé, no por un cambio ideológico sino porque en nuestro medio lingüístico perdió todo sentido y sólo servía para ensalzar a la camarilla gobernante, que --- continúa en la página siguiente »»»


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radica en el espacio de las contradicciones, no en el de la unidad y la unanimidad impuestas como inevitables. Bien dice Radoslav Selucky que (c)uando un sistema se basa en la represión coactiva, o al menos en el desprecio conciente, de todas las contradicciones que por razones sociales, generacionales o profesionales aparecen necesariamente dentro de la sociedad -con lo que impide tanto la confrontación de estas contradicciones como un análisis objetivo de ellas y la posibilidad de una representación institucional de las mismas-, entonces no podrá resolver dichas contradicciones, ni sus causas, ni podrá tampoco regular su desarrollo; las antinomias no dejan de existir porque sean reprimidas; por el contrario, se acumulan, se enconan más de lo que sería necesario en circunstancias normales; y, de no existir las válvulas de escape necesarias para la solución, arrastran al cabo de algún tiempo al sistema hacia una crisis. Los portadores de dichas antinomias son declarados por el sistema enemigos del Estado, enemigos que amenazan la estabilidad de las relaciones existentes y que ponen en peligro la unidad oficialmente exigida de los intereses sociales. La lucha ideológica sostenida contra los representantes de intereses no oficiales será siempre ineficaz, puesto que la libertad de expresión no está garantizada para todos y la lucha ideológica se lleva a cabo sólo en forma de campañas en las cuales los defensores de los intereses estatales juegan el papel de acusadores y los portavoces de los intereses no oficiales, el de acusados; pero de los procesos ideológicos a los judiciales sólo hay un paso: se puede comprobar que el sistema stalinista, sea cual sea el país de que se trate, siempre tuvo necesidad de procesos políticos e ideológicos para reprimir los intereses pluralistas; pues en el sistema stalinista el monopolio del poder significa al mismo tiempo el monopolio de la infalibilidad, la absoluta validez de sus tendencias ideológicas y, por tanto, de las líneas directrices de la política y de la economía. Las contradicciones en el seno del pueblo son resueltas por Castro como si fueran con el enemigo, porque sencillamente se las niega. El principal enemigo de Castro es su propio regimen, a siempre que algo no le gustaba decía que iba contra el socialismo. (aparecido en nota referida a la asunción --- continúa en la página siguiente »»»


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la vez que es un prisionero de lo que ha construido; eso lo hace poner el acento sobre la estabilidad, visión opuesta a la marxista. Pero, cuanto más se quiere afirmar la permanencia del regimen, dialécticamente se profundiza su decadencia.

La revolución no escapó a la lógica de las revoluciones triunfantes en países atrasados (y que padecen no sólo a causa de su inserción en el desarrollo capitalista, sino también por sus carencias del mismo): se convirtió en la dictadura -no proletaria, por cierto- del P.C.C., controlado por la clase dominante; clase que se desarrolla y consolida en la división social del trabajo, que se autojustifica propagandeando una cultura oficializada como ideología. Porque, en definitiva, lo que sí es el regimen castrista es –indudablemente– una dictadura de Partido. De alguna manera, así es como el curso de la historia ha respondido categóricamente a las preocupaciones que el Comandante en Jefe compartía con sus camaradas del 3 er Congreso del P.C.C.14.

Desde 1986 hasta fines de 1989, las relaciones cubano–soviéticas ingresarían en una etapa de manifiesta conflictividad por tres razones: a ) el camino que seguiría la perestroika en la U.R.S.S.; b) la nueva política soviética exterior liderada por Gorbachov y c) la implosión de los regímenes del llamado "campo socialista". Fidel Castro responderá negativamente a toda tentativa de reformas; reducirá el "fenómeno perestroika" al ámbito de la U.R.S.S. y a los países del bloque oriental. Y propondrá una política de alianzas con aquellos países que se oponían frontalmente a la política del último líder soviético

presidencial de Havel, en La República, 31/12/89, pág. 28) Decía Castro: ¿Estaba acaso nuestra revolución cayendo en un proceso degenerativo a las puertas mismas de nuestro enemigo imperialista? ¿Era esto una ley inexorable para cualquier revolución en el poder? 14


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(caso de China, Corea del Norte, Vietnam y Rumania).15 Esta nueva Santa Alianza, propugnada por el Comandante en Jefe cubano y el Conducator rumano, tenía como fin elaborar una "contrarreforma marxista–leninista", basada en el mantenimiento del Partido único y de la economía fuertemente centralizada. Cuba para los soviéticos se había vuelto un socio menor, ya sin interés geopolítico, muy costoso económicamente y con un regimen opuesto a todo tipo de reformas políticas y económicas. Esta nueva actitud soviética hacia el castrismo generó un recrudecimiento de la política de hostigamientos de la administración norteamericana, lo que en ningún momento supuso una invasión a Cuba puesto que las condicionantes habían desaparecido. Otros eran los problemas que debía afrontar EE.UU. en el marco internacional.

En 1989, con la implosión de los falsos socialismos existentes en Rusia y sus aliados del Este europeo, se cierra definitivamente una etapa histórica, la de la "Guerra Fría", la del mundo bipolar EE.UU.-U.R.S.S.. A su vez, se abre la post-Guerra Fría, pautada por la unipolaridad encarnada por EE.UU., como única gran potencia militar.

Así, sin la presencia del hermano mayor socialista, carente -por tanto- del trato preferencial, la dependencia de Cuba (en materia industrial y económica) del "bloque socialista", queda evidenciada en toda su magnitud. Ante la Asamblea Nacional, Fidel Castro expone: Con un campo socialista destruido, donde hemos perdido miles de millones, yo creo que tenemos derecho a inventar cosas para sobrevivir en estas condiciones (...).16 Efectivamente, Cuba pierde las tres cuartas partes de su comercio exterior,

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Mateo Madridejos comenta estos hechos así: El comunismo ya no es el radiante porvenir satirizado por Aleksandr Zinoviev, por oposición al decadente orden burgués, sino una ideología retardatoria, el búnquer en que se refugian los tiranosaurios (sic) de Pekín, La Habana, Pyonyang y Tirana, mientras Fidel Castro se desgañita contra "una transición pacífica del socialismo al capitalismo". (La caída del muro..., pág. 13) 16 Discurso de Castro citado por Oppenheimer.


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el suministro seguro de combustibles y los créditos para el desarrollo; su planta industrial (desprovista de los suministros fundamentales de materias primas y refacciones) se ve condenada a la paralización masiva.17 Sin embargo, dice Carlos Vargas, todo indica que el gobierno de Fidel Castro aún debe enfrentar sus momentos más difíciles, tras el derrumbe del comunismo en la U.R.S.S. y Europa del Este. Cuba ha perdido el respaldo político soviético, y más grave aún, se ha quedado sin el apoyo económico. Para visualizar las dimensiones del problema, bastan algunos datos: desde 1982 a 1989, Cuba recibió alrededor de 3000 millones de dólares anuales de parte de la U.R.S.S., por el subsidio del azúcar. Esos 3000 millones extras por el azúcar exportada a la U.R.S.S., significan aproximadamente, la mitad de su deuda externa actual. Parece difícil que la economía cubana pueda absorber semejante reducción de sus ingresos. Esto genera grandes malestares sociales, máxime en una población acostumbrada durante décadas a tener un standard de vida subsidiado por su Estado. Es significativo, al respecto, recordar el doble discurso de Fidel Castro en lo que hace al endeudamiento externo, reconociendo como fundamentales prioridades la independencia económica de los países del Tercer Mundo18, pero consolidando en Cuba –durante más de treinta años– una economía dependiente hasta en los más mínimos detalles de la órbita soviética. Los cuidados que propugnaba contra el imperio norteamericano, jamás demostró que le preocuparan para con el imperio "comunista".

En el plano político, Cuba -de pronto- se encuentra sola en el Occidente capitalista, dependiendo -ahora sí- de sus propias fuerzas y a merced de los vaivenes del libre mercado 17 Información obtenida del artículo Pujanza de la economía cubana, del Decano de la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana, Ec. Alejandro Durán Cárdenas (incluido en Guía Turística, Editorial SI-MAR S.A.; Cuba, 1995; págs. 39-41). 18 En entrevista concedida a Regino Díaz, Director del periódico Excelsior de México, Fidel Castro decía (en marzo de 1985): (...) hay una cosa más importante en este momento que los propios cambios sociales, es la independencia de --- continúa en la página siguiente »»»


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mundial. Para evitar que la crisis económica posibilite reacciones populares contra el regimen, el propio Castro implementó una estrategia de supervivencia económica durante el "Período Especial" (denominación que oficialmente se le ha dado a esta etapa), que radica en el desarrollo del turismo internacional a gran escala y de la biotecnología, como nuevos sectores económicos para proveerse de "moneda convertible". Andrés Oppenheimer se refiere al tema en estos términos: La estrategia de supervivencia económica de Castro consistía en crear dos islas de eficiencia capitalista -el turismo y la biotecnología- dentro de la economía socialista. Estos islotes tendrán la ventaja de generar dólares y de no contaminar políticamente (sic) a la sociedad. El plan económico se basaba en evitar a toda costa la independencia económica de grandes sectores de la población. Según el plan estos dos enclaves de capitalismo generarían suficientes recursos como para mantener el resto de la economía a flote. Cimentar la estrategia en el desarrollo de la "industria turística" (sustituyendo –en prioridad– a la azucarera, que fue base de la economía del regimen a fines de 1960 y principios de 1970) es una evidencia de que la supervivencia económica del regimen depende de los turistas extranjeros y no de las bases obsoletas sobre las que está constituido. Admitir que la economía no estuvo ni está en tránsito al socialismo, sino más bien en tránsito a que la dejen ser capitalista, es un duro golpe histórico al modelo cubano. Una apuesta de tales características ha acarreado innúmeras dificultades. Entre otras, aceptar el ingreso de un incontrolable número de extranjeros y el inevitable trasiego de ideas e informaciones, para los isleños, de la realidad internacional. Y, si bien los registros oficiales, dan cuenta de crecimientos anuales (en ingresos brutos y en número de turistas) significativos, de igual forma aumentaron las medidas que procuran evitar al máximo el contacto con los extranjeros. Así, nuestros países. (tomado del Suplemento Especial de La Juventud, 21/4/85, que transcribe completa y textualmente la --- continúa en la página siguiente »»»


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se confunden –en muchas ocasiones– con torpes imperativos de simple corte racista (prohibición de ingreso de personas negras a los hoteles, hostigamiento a quienes concurren a playas de mayor aceptación turística, entre otros). La apuesta a la rápida mercantilización del turismo en la isla ha generado la aparición y el desarrollo extensivo de zonas de disfrute (playas, hoteles, discotecas, etc.) exclusivas para turistas. En ellas, los cubanos se limitan sólo a servir a "los VIP" y a mirar -desde fuera- sin derecho a participar más que como servidumbre. Este "apartheid turístico" es un escenario con una singular anatomía política, cuyo objetivo no es establecer relaciones de igualdad de derechos entre los hombres, sino -precisamente- de desigualdad, que discriminen y pongan de manifiesto los privilegios. Ese escenario presupone una ideología mercantilista, en la cual el hombre vale por el poder económico que detenta, y choca abiertamente con las pautas ideológicas de una población educada por un regimen que, en nombre del socialismo, prometió asegurar a los ciudadanos un estilo de vida igualitario, idéntico acceso a los servicios sociales del Estado y un libre goce de las bellezas naturales. A su vez, la consolidación del "apartheid turístico", bajo el pretexto de salvar las conquistas del socialismo cubano, tien por costo la aparición de dos tipos de ciudadanos: los que tienen acceso a los dólares y quienes no. Aparece así una nueva fuente de desigualdades socio-económicas en el seno de la sociedad. Por la importancia que se le asigna al turismo y por carecer de la suficiente experiencia en la explotación del turismo internacional, el propio gobierno debe tomar como modelos exitosos -a nivel mundial- los desarrollados por multinacionales del turismo, a las que convoca para que (con su experiencia empresarial) le "ayuden" a implantar formas de relacionamiento laboral que, en muchos casos, son propias del capitalismo salvaje.

publicación hecha por Granma)


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Nuevamente Castro "borra con el codo lo que escribiera con la mano": descarto cualquier posibilidad de utilizar vías capitalistas (había dicho en diciembre de 1989) para resolver las dificultades actuales del país.19 Y reafirma la opinión que Jorge G. Castañeda resume con admirable sencillez: Castro ha demostrado a lo largo de casi cuatro decenios en el poder que es enteramente capaz de sostener dos o más discursos contradictorios y simultáneos con la mano en la cintura. Además, con la finalidad de captar inversión extranjera para el sector turístico, no sólo se ha otorgado facilidades impositivas y de repatriación de utilidades sino también condenado a la mano de obra cubana a percibir salarios indignos de la condición humana. Esta unión de "factores" posibilita que las inversiones regresen a las manos de sus emisores en tiempos reales récords.20 Aunque también genera un nivel de frustración que nadie puede asegurar si no se convertirá en uno de los detonantes del derrumbe del castrismo como sinónimo de socialismo. Por su parte, la biotecnología es una apuesta científica que procuraba una doble finalidad: además de obtener divisas, granjearse la imagen externa de un país tercermundista exitoso, donde el socialismo logra enormes avances técnicos y científicos. Es digna de destacar la contradicción en que se incurre (con el discurso ideologizante de protección de los intereses de los trabajadores) cuando el castrismo sale a ofertar -al mercado mundial- sus productos (entre otros, una vacuna para la Hepatitis B) con el argumento "socialista" de que contaba con la mano de obra científica más barata del mundo (!). El propio Oppenheimer, respecto a los resultados obtenidos de esta estrategia económica, afirma: Ya entonces, un economista de un instituto del Comité Central del Partido Comunista me había señalado que de nada serviría crear islotes de eficiencia dentro de una economía ineficiente, 19

Expresiones del discurso de Fidel Castro, en ocasión de la ceremonia nacional de despedida de duelo a los combatientes caídos en Africa, recogidas en nota de La República, 9/12/89, pág. 36. 20 Sólo en el sector turístico (dice Carlos Martínez Salsamendi, Presidente de la Cámara de Comercio de Cuba) -en el que (...) existen posibilidades virtualmente ilimitadas para la inversión extranjera-, se ha reportado un coeficiente real de retorno del capital desembolsado del 22% anual, lo que significa que la inversión puede regresar a manos de sus --- continúa en la página siguiente »»»


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porque sería "como tirar las ganancias de estos enclaves capitalistas en un barril sin fondo del resto de la economía". En otras palabras, la eficiencia de los enclaves capitalistas no bastaría para cubrir las ineficiencias del resto de la economía socialista. El economista tenía razón: después de tres años de enormes esfuerzos, el turismo y la biotecnología juntos no alcanzarán a generar en 1993 el 10% de los ingresos externos de Cuba en 1989. La apuesta mercantilizadora de la biotecnología y el turismo, como era previsible incluso desde el inicio, no generaron los recursos suficientes para cubrir las ineficiencias del resto de la estatizada economía cubana. Lo que evidencia, en parte, que la crisis de la llamada economía socialista es más estructural que coyuntural. Es decir, que las ineficiencias económicas son el resultado constante de un modelo económico autoritario, en el cual la asignación de recursos es decidida por el Estado obligando a los individuos y a las empresas a seguir los planes económicos de aquél.

Considerando los magros resultados económicos obtenidos, en lo que hace a ingresos de "moneda convertible" a la isla en 1993, Castro decide expandir los enclaves de economía de mercado y abrir las puertas al flujo de dólares desde Miami. Con el paso de los años, esta vía se ha convertido en la principal fuente de ingresos, lo que patentiza -una vez más- el fracaso histórico (como alternativa superior al capitalismo) de un modelo económico autoproclamado socialista, basado en la planificación centralizada y en el patrón Estado omnipotente conculcador de las libertades obreras.

En la esfera política, en 1991 tiene lugar el 4to Congreso del P.C.C.. Para entonces, ya los regímenes de partido único de Europa del Este eran pasado. De lo sucedido en esos falsos socialismos, los líderes cubanos (al decir de Jorge I. Domínguez) (...) han aprendido varias emisores en un plazo no mayor de cuatro-cinco años. (artículo Negocios en Cuba, incluído en edición de Guía... ya --- continúa en la página siguiente »»»


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lecciones de los intentos de reforma que eventualmente socavaron a otros regímenes comunistas. Lección Nº 1: Emprender la menor cantidad de reformas que sea posible. Lección Nº 2: Deshacerse de las personas inútiles, antes de verse forzado a hacerlo. Lección Nº 3: Tratar duramente las deslealtades potenciales o evidentes. Lección Nº 4: No permitir la organización de una oposición formal. Siguiendo estas reglas, que tienen por finalidad la conservación del regimen de partido único en Cuba, el Congreso se limitó a aceptar reformas en lo económico (permtir que los trabajadores, por cuenta propia, obtuvieran licencias para trabajar legalmente como operarios independientes) pero ninguna reforma en lo político.

La renovación de la élite dirigente del Partido (hasta ese momento estable) respondió -antes que nada- a una necesidad del líder. La cúspide la estructura contaba con muchos miembros veteranos de poca utilidad para él, por razones de carácter moral (corrupción), ideológico (aquellos que postulaban un socialismo de mercado global) y de pasado común (los que tienen un conocimiento personal de errores de conducción a nivel económico y/o político por parte de Castro). En el lugar de los dirigentes "despedidos", se promueve una camada de jóvenes que son "hijos de la revolución" (el pasado de la conducción del regimen lo estudiaron en textos oficiales; consumieron un Fidel Castro infalible) procurando encontrar en ellos pureza moral y fidelidad ideológica a su conducción política.

Culminado este Congreso, el castrismo lanza una política represiva contra los militantes proDerechos Humanos. A partir de 1991 -narra Jorge I. Domínguez- muchos activistas opositores y de Derechos Humanos han sido arrestados y sentenciados a fuertes penas por sus crímenes de opinión y asociación pacífica, intentando ejercer sus derechos dentro de la Constitución cubana. Desde 1991 el Ministerio del Interior ha autorizado y organizado "brigadas de acción rápida" para

citada, pág. 45).


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hostigar e incluso golpear a los disidentes. Estas brigadas son descritas oficialmente como la respuesta espontánea de ciudadanos indignados hacia aquellos que difaman al gobierno, al Partido Comunista y a sus líderes. Esta violencia promovida por el gobierno intenta tener un efecto determinante, intimidando a aquellos que podrían unirse a la débil oposición. El regimen recurre al poder-terror como instrumento político para, por un lado, reprimir todo acto opositor a lo establecido e inmovilizar la latente oposición y, por otro, imponer una actitud de acatamiento ciego (sin protesta alguna) a los dictados del Partido y su máximo líder y de obligada denuncia de los "enemigos del Pueblo" ante los poderes públicos "revolucionarios". No queda excluído de esta lógica represiva todo lo referente al campo de la teoría social. ¿Y qué pasa ahora con la teoría? -reflexionan Marisela Fleites Lear y Enrique Patterson- No hacen falta teóricos, sólo se necesitan brazos para la agricultura. La teoría la hace Fidel, la hizo Martí, se busca en el Che. Los teóricos que osen criticar al regimen o proponer algo diferente de lo que "el Partido" decide, son expulsados de las universidades, de los centros intelectuales y, algunos, encarcelados. Si Fidel Castro, como máximo líder del Partido Comunista en el poder, encarna a la vez la verdad científica y los intereses históricos de las clases obrera y campesina cubanas, sólo resta espacio para la apología y el culto a la personalidad. No para el pluralismo político ni para el libre debate intelectual. Situación ésta que difiere sustancialmente con la que, no mucho antes, sostuviera por válida el líder de la "perestroika"21. Es claro que, por lo menos en este asunto, los "errores" no sobrevendrían por el camino fácil de la imitación.

La recurrente utilización del mecanismo represivo como característica del regimen, manifiesta el miedo de la clase dominante estatal de perder el control ideológico que ejerce sobre la población. Además de procurar que las acciones políticas, así como académicas, de los ciudadanos se ajusten a 21

En todos los países (expresaba Gorbachov) la política deben alimentarla los intelectuales, porque éstos son más capaces de mantener al ser humano en el centro de su examen. Cualquier otra concentración es inmoral. He leído y --- continúa en la página siguiente »»»


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un orden político e ideológico jerarquizado y cerrado. A un orden donde la esfera de autonomía de las libertades individuales esté comprimida de manera radical22. Orden que se presenta como natural, llamado a eternizarse, que -por tanto- sólo admite perfeccionamiento (como regimen natural que es) no críticas ni intentos de sustitución por otro que (como contrapartida) sería antinatural e ilógico.

Debe reconocerse, asimismo, que la política interna de los '90 (de no hacer reformas democráticas a su sistema de gobierno) ha contado con un aliado exterior inmejorable, el gobierno de los EE.UU.. Por dos razones: a) las medidas restrictivas -bloqueo económico, Ley de Democracia Cubana- para con el comercio internacional con Cuba y b) las estaciones de Radio Miami y, ocasionalmente, la del gobierno norteamericano -Radio Martí- que emiten mensajes propagandísticos hacia los cubanos de la isla de neto corte anticastrista y absolutamente proyanquee. Lo que, en los hechos, le ha servido a Fidel Castro para justificar -ante el pueblo cubanono sólo la escasez de bienes de consumo, sino también el sostenimiento de una excesiva inversión en el aparato de defensa y de la carencia de pluralismo político en la isla.

Conviene observar, empero, que -más allá de las medidas restrictivas de EE.UU. para con el comercio internacional con Cuba- las relaciones actuales con los demás países latinoamericanos, en la mayoría de los casos, han dejado de ser diplomáticas para concretarse económicamente. Y, como lo reconocen sus propias publicaciones pero lo escamotean en sus discursos las autoridades, el país sostiene relaciones económicas con más de dos mil quinientas firmas, de ciento nueve países de los cinco continentes –unas seicientas de ellas establecidas en Cuba–. No es, entonces, el rechazo a su

releído a Lenin, y en 1916, escribió: "Debe darse prioridad al interés general de la humanidad, por encima incluso de los intereses del proletariado..." (citado en Gorbachev/Una biografía íntima, pág. 188) 22 Lo contrario (la expansión radical de la esfera de autonomía de las libertades del individuo) es señalado por Andranik Migranian como necesario para la existencia de una sociedad civil fuerte e institucionalizada, requisito fundamental éste para la democracia, socialista o de otro tipo. (Scanlan, J.P. - Reformas y Sociedad Civil en...; op. cit.; pág. 46)


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regimen ni al estilo de su creador (anacrónico el uno, dictatorial el otro) los motivos del actual "aislamiento" cubano, sino una pésima e ineficiente economía. Y una predisposición servil a concepciones ideológicas caducas y negadoras de una nueva situación internacional.

Es de señalar, asimismo, que los países latinoamericanos (en su gran mayoría) consideran -a diferencia del parecer de EE.UU.- que para que Cuba emprenda una etapa de democratización política es necesario brindarle la posibilidad de integración tanto económica como cultural a su región y a su continente.

La visita del Papa, en 1998, con una fachada que –aunque preparada con suficiente antelación– no pudo ocultar la disconformidad de la sociedad con la suerte que padece, desnudó otras miserias. Fue útil para "negociar" las libertades de decenas de "presos políticos"; hecho que exige, como supuesto básico, admitir la vergonzosa práctica de la detención y el encarcelamiento de personas simplemente por razones ideológicas (los "presos de conciencia"). Estas prácticas ni son nuevas ni deben entenderse como desviaciones del regimen, porque los primeros casos se pueden rastrear -como impronta- desde el inicio mismo del castrismo.23 Se hubo de reconocer, en suma, la violación de los derechos humanos que permanentemente se ocultara.24 Asimismo, puso de manifiesto la cuestión religiosa en Cuba, es decir, la libertad de cultos en una sociedad cuya Constitución define (artículo 54) que El Estado Socialista (...) basa su actividad 23

Así, Jorge G. Castañeda menciona -en 1959- (...) la detención y el encarcelamiento de Huber Matos (...) El caso de Matos también dio lugar a la primera aparición del aparato de seguridad, y del terror en Cuba. Matos es acusado junto con otros de conspirar contra la revolución. Las pruebas elaboradas en su contra son protosoviéticas, y típicamente fabricadas por los servicios de Inteligencia: rumores, cartas, intervenciones telefónicas, delaciones. La verdad de la conjura nunca se comprobó; la oposición de Matos al rumbo escogido por Fidel no requería, en cambio, de mayor demostración. (La vida en rojo, págs. 212-213) 24 Para muestra, uno de esos innumerables desmentidos (al año siguiente de la liberación del poeta Armando Valladares, luego de veintidós años de cárcel; asumido como "preso de conciencia" por Amnistía Internacional): Desde nuestro punto de vista, nosotros no tenemos ningún problema de derechos humanos: aquí no hay desaparecidos, aquí no hay torturados, aquí no hay asesinados.En veinticinco años de revolución, a pesar de las dificultades y los peligros por los que hemos atravesado, jamás se ha cometido una tortura, jamás se ha cometido un crimen. (declaraciones de Fidel Castro a periodistas franceses y norteamericanos en el Palacio de la Revolución, en La Habana, el 28/7/83, publicadas en la edición del 10/8/83 del Granma).


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y educa al pueblo en la concepción científica materialista del universo y donde existe -por parte de ciertas franjas de la población- una identificación del catolicismo con la identidad nacional. La Iglesia Católica, a su vez, ha cobrado un creciente protagonismo a raíz de la visita del Sumo Pontífice y, en esta hora de incertidumbres político-ideológicas y socio-económicas del mundo oficial del castrismo, asume un status-rol de actor crítico, transformador y alternativo a ese mundo en retirada de la vida histórica. El catolicismo ha dejado de estar a la defensiva e intenta recuperar el terreno social perdido en estas últimas décadas, haciendo que su culto vuelva al corazón del incipiente espacio público, que se está conformando no exento de conflictos políticoideológicos con el agotado espacio público castrista. 25 Esto último, es fácilmente comprensible, dado que su finalidad, como toda Iglesia Católica, es intentar que lo religioso tenga un rol preponderante en el orden social y esto se contrapone con el marco político constitucional basado en el marximo-leninismo. La frase-eje del Papa de que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba se sustenta en una visión dialéctica de las cosas, ejercicio filosófico que -en la práctica- nunca ha sido aplicado por el castrismo, debido a que -siendo un orden totalitario- ha reprimido siempre las manifestaciones de posturas antitéticas a sus planteos (tesis) político-ideológicos oficiales. De allí el permanente carácter monologuista de este regimen.

Intentando avizorar el futuro, extremadamente incierto para el castrismo (por su completo aislamiento político-ideológico de Occidente), señalamos que la debilidad del regimen resulta (paradójicamente) su fortaleza a la hora de defenderse. Y esto porque Fidel Castro ha sumado mucha experiencia en la administración de la represión y en la adaptación a las dificultades y

25

Si se repara con detención en algunos pasajes de la homilía de la Misa del Gallo, pronunciada por el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, en diciembre de 1998 (luego de veintiocho años de suspensión oficial del carácter festivo del 25 de diciembre), podemos descubrir la búsqueda de un efecto mayor que el simple fervor religioso. La prensa reseña, por ejemplo, que invit(ó) a los fieles a no tener miedo en acercarse a Dios, porque "el miedo es siempre paralizante". (véase diario El Observador, 26/12/98, pág. 19)


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bloqueos de todo tipo. Asimismo, a diferencia de lo que podría sostenerse en otras épocas, la figura de Castro resulta, presumiblemente, de prestigio y consenso dudosos en la realidad cubana (las elecciones indirectas unánimes, después de más de tres décadas de revolución, recuerdan otras parodias totalitarias), y siquiera permite descartar alguna de las formas más violentas que asumiera la debacle de los "regímenes del Este" –por ejemplo, el caso Ceausescu–26. Lo que sí parece claro es que el regimen no puede contar, sin negarse a sí mismo, con una iniciativa democratizadora "desde arriba". Porque su clase dominante y explotadora (burguesía de Estado) funda su rol de tal en el monopolio político de los aparatos estatales y no está en condiciones de compartir la "cosa pública" con una oposición partidaria, so pena de perder los fundamentos de su poder y desaparecer como tal. El problema más obvio estriba en la paradoja de pensar que esa clase dominante acceda a crear (o tan sólo tolerar la aparición de) una sociedad civil; que vendría a ser como esperar que el poder que presuntamente debe ser controlado renuncie a sus facultades para que dicho control pueda llegar a existir. Por otra parte, toda política que conduzca a reformas democráticas graduales dentro de ese regimen –desde que se piensa o formula– lleva la impronta de la autocensura, porque (tarde o temprano) sabe que entrará en contradicción con un sistema que no es democrático. Esto vincula, acaso ineludiblemente, la perdurabilidad del regimen castrista a los años de vida que le resten a su principal creador y prisionero político: Fidel Castro. Su desaparición generará un vacío y un desequilibrio de poder difícilmente remediable. Y, aunque prepara –desde hace varios años– una suerte de sucesión por parte de su hermano, esa opción (su desaparición física) tal vez habilite un caos remediable para los sectores democráticos que pugnan por existir.

26

Ceausescu, Nicolae. Líder del Partido Comunista Rumano, reelegido unánimemente como Presidente de la nación (luego de un Congreso de cinco días) por los 3.300 delegados de su Partido, para un nuevo mandato de cinco años, al que -además- aprobaron los programas de desarrollo nacional para los siguientes diez años (ya llevaba en el gobierno veinticuatro) culminó -siete días después- ajusticiado junto a su esposa, como consecuencia y final de una revolución popular que involucró a estudiantes, obreros y al propio ejército.


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La muerte del Mariscal Tito en Yugoslavia y la de Mao Tse-Tung en China (y las situaciones que se derivaron de esos hechos) son claros ejemplos de lo que sobreviene a partir de la ausencia de un líder político de estas características y de qué apropiado (es) recordar en este momento -como alerta sabiamente Eduard Sheverdnadze- que el pasado es similar a un edificio y que si uno intenta destruirlo, se arriesga a quedar sepultado bajo sus escombros.

Acaso toda una generación de mujeres y hombres latinoamericanos que vislumbraron, en la revolución cubana, un proceso liberador (y algunos, fatídicamente, imitable) termine viendo que el castrismo ha sido tan sólo una larga y zigzagueante marcha hacia el capitalismo.


BATISTA, Fulgencio: 3 BENEDETTI, Mario: 23, 24 BETTELHEIM, Charles: 8, 9 BRANDYS, Kazimierz: 14 BREZNEV, Leonid: 15 CARDONA, Miró: 1 CARDOZO, Javier: 7 CASTAÑEDA, Jorge B.: 7, 11, 31, 36 CASTRO, Fidel: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 10, 11, 12, 14, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 25, 26, 27, 28, 29, 31, 32, 33, 34, 35, 37, 38 CEAUSESCU, Nicolae: 24, 38 DE BEAUVOIRE, Simone: 16 DE SPAIN, Julián: 7 DIAZ, Regino: 28 DOMINGUEZ, Jorge I.: 32, 33 DORTICOS, Osvaldo: 2, 4 DUMONT, René: 8, 9 DURAN, Alejandro: 28 EISENHOWER, Milton: 3 ESCALANTE, Aníbal: 7 FLEITES, Marisela: 10, 12, 17, 34 FRANQUI, Carlos: 16 GONZALES, Salvador: 7 GORBACHOV, Mijaíl: 26, 34, 35 GROMIKO, Andrei: 6 GUEVARA, Ernesto (Che): 8, 9, 34 HAVEL, Vaclav: 24, 26 JRUSCHOV, Nikita: 3, 5, 6 KENNEDY, John: 6 MADRIDEJOS, Mateo: 27

MAO TSE-TUNG: 39 MARRAS, Sergio: 24 MARTI, José: 34 MARTINEZ, Carlos: 31 MARX, Karl: 13 MATOS, Huber: 36 MIGRANIAN, Andranik: 13, 14, 35 OPPENHEIMER, Andrés: 27, 29, 31 ORTEGA, Jaime: 37 PADILLA, Heberto: 16 PALME, Olof: 24 PATTERSON, Enrique: 10, 12, 17, 34 PELIKAN, Jiri: 23 PLESU, Andrei: 8 QUIJANO, Carlos: 6 RAMA, Angel: 17 SARTRE, Jean Paul: 16 SCANLAN, James P.: 14, 35 SELUCKY, Radoslav: 25 SEMPRUN, Jorge: 19 SHEVERDNADZE, Eduard: 24, 39 SUSLOV, Mijaíl: 22 THOMAS, Hugh: 7 TITO (mariscal): 39 URRUTIA, Manuel: 1, 2, 4 VALLADARES, Armando: 36 VARGAS, Carlos: 28 ZINOVIEV, Aleksandr: 27



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Parte del material bibliográfico consultado: AIKMAN, D. et alt. - Gorbachev/una biografía íntima; Ediciones B, España, 1988 BIEDMA, Patricio - El socialismo en Cuba; Cuadernos de la realidad nacional, Nº 6; Chile, 1970 CASTAÑEDA, Jorge G. - La vida en rojo/una biografía del Che Guevara; Espasa Calpe, Bs.As., Argentina, 1997 CASTRO, Fidel - Informes al 1er, 2do y 3er Congresos del P.C.C. DOMINGUEZ, Jorge I., ¿Por qué sobrevive el castrismo?; Cuadernos de Marcha, 3ª época, Nº 84 DUMONT, René, ¿Cuba, es socialista? ; ¿Se militariza la revolución?; Ed. Tiempo Nuevo, 1970 FLEITES LEAR, Marisela y PATTERSON, Enrique - Teoría y praxis de la Revolución Cubana; Cuadernos de Marcha, 3ª época, Nº 84 GROMIKO, Andrei - Memorias; El País-Aguilar, 1989 KOHN, Hans - Consideraciones sobre Historia Moderna/La historia y la responsabilidad humana; Libreros Mexicanos Unidos, México, 1965 MADRIDEJOS, Mateo - La caída del muro/del comunismo a la democracia; Grupo Editorial Zeta, Bs.As., Argentina, 1990 MARRAS, Sergio - América Latina MARCA REGISTRADA; conversaciones con escritores latinoamericanos; Grupo Editorial Zeta S.A.; España, 1992 OPPENHEIMER, Andrés - Cuba: ¿hacia un capitalismo de Estado?/La isla y el dólar; Cuadernos de Marcha, 3ª época, Nº 87 PADILLA, Heberto - La mala memoria; Editorial InterMundo, Bs.As., Argentina, 1992 PELIKAN, Jiri - Aunque me maten; Ultramar Editores, 1975 PLESU, Andrei - El libro, veneno y antídoto; discurso inaugural de la Feria del Libro de Leipzig; Revista Humboldt Nº 124, Alemania, 1998 RAMA, Angel - Una nueva política cultural en Cuba; Cuadernos de Marcha Nº 49, 1971 SELUCKY, Radoslav - El modelo checoslovaco de socialismo; Alianza Editorial, 1969 SEMPRUN, Jorge - Autobiografía de Federico Sánchez, Ed. Planeta, 1977 SHEVARDNADZE, Eduard - El futuro pertenece a la libertad; Ediciones B, España, 1991 VALLADARES, Armando - Contra toda esperanza; InterMundo, Bs.As., Argentina, 1988 VARGAS, Carlos - Cuba: Historia de un singular camino económico; Cuadernos de Marcha, 3ª época, número extraordinario


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