POLÉMICA EXPULSIÓN

CONTIGO HASTA EL FINAL

El 18 de julio de 1968 se disputaba el último partido amistoso de la gira del equipo brasileño Santos, y debían jugar ante la selección olímpica de Colombia en el estadio Nemesio Camacho, conocido como “El Campín”, en Bogotá. Al menos 60.000 personas colmaron las gradas para admirar, al número 10 del club paulista y de la selección brasileña, Edson Arantes do

Nascimento.

Pero, aquel día habría otro protagonista distinto a “O Rei” y se trataría del pólemico arbitro colombiano, Guillermo “Chato” Velásquez. Conocido por ser un “juez tarjetero” y por su carácter poco amigable.

El partido comenzó a alrededor de las nueve de la noche y Santos se fue adelante en el marcador. Minutos más tarde llegó el gol del empate de Colombia, que provocó la primera trifulca.

Según el diario colombiano “El Espectador”, el defensa Lima (Santos) reclamó al árbitro por fuera de juego, discutió con él y le empujó al suelo. Velásquez, entonces, dio un golpe al jugador y lo expulsó.

Tras esa pelea, la selección de Colombia tomó la ventaja, una que duraría poco tras el gol del empate de Pelé. Sin embargo, en el minuto 32 comenzó el lío que pasaría a la historia.

Velásquez, que en varias entrevistas narró el episodio, confesó que Pelé se quejó de que no le pitaron un penalti y, al no ser atendido, empezó a proferir insultos en portugués. Lo que no sabía el “rey del fútbol”, era que el árbitro conocía algunas palabrotas brasileñas, y lo identificó perfectamente cuando el número 10 maldijo a su madre, hecho que provocó la roja directa.

Pelé no protestó por su castigo, pero al abandonar el terreno, la situación generó indignación y molestia entre los jugadores del Santos y la afición, convirtiendo a “El Campín” en una olla a presión.

Velásquez fue retirado con un enorme hematoma en el ojo izquierdo y otras marcas de violencia en el cuerpo. Los organizadores del juego regresaron al astro brasileño y también sustituyeron al árbitro por uno de los jueces asistentes. Cuando “O Rei” regresó al campo, los aficionados enloquecieron. El club brasileño ganó el compromiso por un socre de 4-2.