Dearq 33. Espacios abiertos en la ciudad latinoamericana / Open Spaces in the Latin American City

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De arq 33

Espacios abiertos en la ciudad latinoamericana

$40.000 COP

9772011318009

Dearq 33

E-ISSN 2215-969X Revista de Arquitectura de la Universidad de los Andes

Dearq 33

ESPACIOS ABIERTOS EN LA CIUDAD LATINOAMERICANA

OPEN SPACES IN THE LATIN AMERICAN CITY Mayo de 2022

Raquel Bernal Salazar

Rectora Universidad de los Andes

Rafael Hernando Barragán Romero

Decano Facultad de Arquitectura y Diseño

Claudia Mejía Ortiz

Directora Departamento de Arquitectura

Camilo Salazar Ferro

Director

Lucas Ariza Parrado

Editor Jorge Mejía

Klaske Havik

Memet Charum

Editores Invitados

Manuela Tafur Victoria

María Carolina Pinedo Cobos

Gestoras editoriales

Adriana Páramo Urrea

Coordinadora de publicaciones

Manuela Tafur Victoria

Arte y Diagramación

Carolina Rodríguez, Ella Suárez

Traducción y corrección de estilo

Santiago Orjuela Garzón

Juliana Sepulveda Osorio

Monitores

Mariana Wilderom

Imagen de carátula

Isaac Ramírez

Alberto Roa

Imágenes de postales

Editorial Nomos S.A.

Impresión

Dearq Universidad de los Andes Facultad de Arquitectura y Diseño Departamento de Arquitectura

Carrera 1 Este núm. 18A-70, bloque C, piso 4 Tel. +(571)332 4511 - 339 4949, ext. 5981 Bogotá, Colombia https://revistas.uniandes.edu.co/journal/dearq dearq@uniandes.edu.co

E-ISSN 2215-969X

Precio por unidad: $40.000 pesos (Colombia)

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La revista no realiza cobros a los autores por la sumisión de artículos, evaluación por pares, corrección de estilo o publicación. La versión impresa de la revista tiene un precio y puede adquirirse en los puntos autorizados para la venta y comercialización.Todos los contenidos de la revista Dearq, a menos de que se indique lo contrario, están bajo la licencia de Creative Commons Attribution License*

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Reconocimiento como

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Dearq es una revista cuatrimestral (enero-abril, mayo-agosto y septiembre-diciembre), que publica al inicio de cada período, creada en el 2007 por el Departamento de Arquitectura de la Universidad de los Andes (Colombia). Su objetivo es contribuir a la difusión de análisis, investigaciones, reflexiones y opiniones críticas que la comunidad científica nacional e internacional elaboren sobre la arquitectura, la ciudad y sus áreas afines. La revista recibe contenidos inéditos y originales, sin postulación simultánea, en español y en inglés.

Está dirigida a una comunidad científica que incluye investigadores, profesionales, estudiantes e interesados en contribuir con el diálogo y el intercambio de ideas basadas en las discusiones y problemáticas abordadas por la revista.

La estructura editorial de la revista Dearq se divide en secciones:

- La Editorial está a cargo del Equipo Editorial que introduce la temática del número.

- La sección Investigación reúne un conjunto de documentos que abordan el tema específico del número mediante la exposición de avances o resultados de investigaciones con una perspectiva crítica y analítica.

- La sección Proyectos presenta una selección de obras arquitectónicas y urbanas recientes y/o significativas, que complementan el tema específico de cada número.

- La sección Creación expone trabajos creativos que desde disciplinas distintas a la arquitectura abordan temas de naturaleza espacial o urbana.

Dearq is a quarterly publication (January-April, May-August and September-December), that is published at the beginning of each of these periods, created in 2007 by the Department of Architecture of the Universidad de los Andes (Colombia). Its objective is to contribute to the dissemination of the research, analyses and opinions that the national and international academic community elaborates on architecture, urbanism and related areas. The journal receives previously unpublished and original contents in Spanish and English.

It is aimed for a scientific community that includes researchers, professionals, students and other interested in contributing with the dialog and the exchange of ideas based on the discussions and issues proposed by the journal.

The structure of the Dearq journal is divided in sections:

- The Editorial section is in charge of the editorial team, who introduces the issue's thematic.

- The Research section integrates a series of documents and content about a specific topic proposed by the journal. They must present advances in or results of research, or thematic reviews from a critical and analytical perspective.

- The Project section presents a recent and/or meaningful selection of architectural and urban built projects that illustrate and complement the issue’s theme.

- The Creation section exhibits creative works that address spatial or urban topics through disciplines different from architecture.

Editores Invitados - Guest Editors

Jorge Mejía, Delft University of Technology, Paises Bajos

Klaske Havik, Delft University of Technology, Paises Bajos

Memet Charum, Universidad Nacional de Colombia, Colombia

Comité Editorial - Editorial Committee

Andrés Burbano Valdes, Universidad de los Andes, Colombia

Daniel Cardoso Llach, Carnegie Mellon University, Estados Unidos

Francisco A. García Pérez, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España

Daniel Huertas Nadal, Universidad de los Andes, Colombia

Hugo Mondragón López, Universidad Católica de Chile, Chile

Sandra Reina Mendoza, Universidad Nacional de Colombia, Colombia

Carolina Rodríguez Bernal, Universidad Piloto de Colombia, Colombia

Diego A. Rodríguez Lozano, Tecnológico de Monterrey, México

Denise Helena Silva Duarte, Universidade de São Paulo, Brasil

Comité Científico - Scientific Committee

Rodolfo Manuel Barragán Delgado, Tecnológico de Monterrey, México

Ricardo Castro, McGill University, Canada

Pilar Chías Navarro, Universidad de Alcalá de Henares, España

Fernando Lara, University of Texas at Austin, Estados Unidos

Juan José Lahuerta, Universitat Politècnica de Catalunya, España

Jorge Francisco Liernur, Universidad Torcuato di Tella, Argentina

Ángel Martín Ramos, Universidad Politécnica de Cataluña, España

Catalina Mejia Moreno, SSoA University of Sheffield, Reino Unido

Ton Salvadó Cabré, Universitat Politècnica de Catalunya, España

Marta Sequeira, Universidade de Évora, Portugal

Tatiana Urrea Uyabán, Universidad Nacional de Colombia, Colombia

Sheila Walbe Ornstein, Universidade de São Paulo, Brasil

Evaluadores - Peer Reviewers

La revista Dearq agradece la colaboración de las siguientes personas que cumplieron el rol de pares evaluadores de este número:

Dearq journal acknowledges the collaboration of the following people who fulfilled the role of peer evaluators of this issue:

Elkin Rubiano Pinilla, Universidad Jorge Tadeo Lozano

Juan José Cuervo Calle, Universidad Pontificia Bolivariana

Susana Constantino, Amsterdam Academy of Architecture, ArtEZ University of Arts

Jose Andrés Sánchez Arias, Universidad Jorge Tadeo Lozano

Juanita Fonseca Ulloa, Universidad de los Andes

Pedro Arturo Martínez Osorio, Corporación Universitaria del Caribe

Eloy Méndez Sainz , Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Linus Vanhellemont, Universidad Libre de Bruselas (VUB)

Sandra Reina Mendoza, Universidad Nacional de Colombia

Inés Angélica del Pino Martínez, Pontificia Universidad Católica del Ecuador

Valeria Reinoso Naranjo, Universidad Técnica de Ambato

Erika Tatiana Ayala García, Universidad Francisco de Paula Santander

María Clara Vejarano Alvarado, Universidad Nacional de Colombia

Beatriz Eugenia Ojeda, Universidad Nacional de Córdoba

Orlando Campos Reyes, Universidad Nacional de Colombia

Leopoldo Prieto Páez, Universidad Nacional de Colombia

Rita Molinos, Universidad de Buenos Aires

Note: Due to their expertise in research matters, the Guest Editors provide a thematic issue for the journal. These Editors propose the call for papers and participate, along with the Editorial Team, in a preliminary evaluation of submitted content and supervision of the review process of the articles.

The Editorial Committee establishes the editorial policy and safeguards its compliance; guides the editorial process in order to guarantee maximum quality, based on criteria established by the databases and evaluation systems of national and international journals; it ensures compliance with the ethical standards of publication in accordance with international standards and validates strategic lines of interest for the launching of new issues, as well as its publication schedule.

The Scientific Committee contributes in the national and international academic media to the dissemination of the journal, its numbers, international calls and events and also establishes links with recognized researchers and other academic and investigative bodies to identify possible collaborators , as peer reviewers, guest editors and columnists, among others.

Indexación, bases de datos y repositorios - Indexation, databases and repositories

• Actualidad Iberoamericana, Centro de Información Tecnológica (Chile), desde 2011

• ARLA - Asociación de Revistas Latinoamericanas de Arquitectura (Latinoamérica), desde 2012

• Art & Architecture Complete. EBSCO Research Databases (Estados Unidos), desde 2007

• Art & Architecture Source. EBSCO Research Databases (Estados Unidos), desde 2007

• Art Abstracts (H.W. Wilson). EBSCO Research Databases (Estados Unidos), desde 2010

• Art Full Text (H.W. Wilson). EBSCO Research Databases (Estados Unidos), desde 2008

• Art Index (H.W. Wilson). EBSCO Research Databases (Estados Unidos), desde 2008

• Avery Index to Architectural Periodicals & Avery Architectural and Fine Arts Library. Columbia University Libraries (Estados Unidos), desde 2010

• ANVUR, Agenzia Nazionale di Valutazione del Sistema Universitario e della Ricerca (Italy), desde 2018

• CARHUS Plus+, Revistes Científiques de Ciènces Socials I Humanitats (España)

• CLASE, Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades (México), desde 2018

• CINECA, Consultor Informático en Italia. Ministerio de Educación (Italia), desde 2017

• DAAI, Design and Applied Arts Index. Proquest (Estados Unidos), desde 2011

• DOAJ - Dictionary of Open Access Journals. Infrastructure Services for Open Access (Reino Unido), desde 2017

• Dialnet - Difusión de Alertas en la Red. Universidad de La Rioja (España), desde 2007

• EBSCO HOST (Estados Unidos), desde 2011

• Electronic Journals Library. Uneserität Regensburg (Alemania), desde 2010

• ESCI - Emerging Source Citation Index. Thomson Reuters (Estados Unidos), desde 2016

• ERIHPLUS - European Reference Index for the Humanities and the Social Sciences (Noruega), desde 2017

• Gale Cengage, Database Title List (Estados Unidos), desde 2010

• Google Académico, desde 2010

• HAPI - Hispanic American Periodicals Index. University of Califonia (Estados Unidos), desde 2012

• LATINDEX - Sistema Regional de Información en Línea Para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal (México), desde 2010

• LatinREV - Red Latinoamericana de Revistas Académicas en Ciencias Sociales y Humanidades. FLASCO (Argentina), desde 2018

• MIAR - Information Matrix for the Analysis of Journals. Universitat de Barcelona (España), desde 2012

• Ocenet - Editorial OCEANO (España), desde 2011

• Periódicos CAPES/MEC (Brasil), desde 2014

• Publindex. Colciencias (Colombia), desde 2021

• Redalyc - Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal. UAEM (México), desde 2011

• REDIB - Red Iberoamericana de Innovación y Conocimiento Científico (España), desde 2010

• ROAD - Directory of Open Access Scholarly Resources. ISSN International Centre (Francia), desde 2018

• Socolar - CEPIEC - China Educational Publications Import and Export Corporation (China), desde 2010

• Ulrich’s Periodicals Directory. Proquest (Estados Unidos), desde 2011

• Urban Studies Abstract. EBSCO Research Databases (Estados Unidos), desde 2007

Nota:

Por su experiencia en investigación, los Editores Invitados postulan una temática para un número de la revista. Dentro de sus compromisos está la propuesta de la convocatoria para recibir artículos, la participación, junto con el Equipo Editorial, en la revisión preliminar del contenido recibido y la supervisión del proceso de evaluación por pares de los artículos.

El Comité Editorial de la revista establece la política editorial de esta y salvaguarda su cumplimiento; orienta el proceso editorial con la finalidad de garantizar la máxima calidad, en función de criterios establecidos por las bases de datos y sistemas de evaluación de revistas nacionales e internacionales; vela por el cumplimiento de las normas éticas de publicación conforme estándares internacionales y valida líneas estratégicas de interés para el lanzamiento de nuevos números, así como su agenda de publicación.

El Comité Científico de la revista contribuye en el medio académico nacional e internacional a la divulgación de la revista, sus números, convocatorias y eventos internacionales y además, establece vínculos con reconocidos investigadores y con otras instancias académicas e investigativas para la identificación de posibles colaboradores, como pares evaluadores, editores invitados y articulistas, entre otros.

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EDITORIAL

Open Spaces in the Latin American city

Jorge Mejía, Klaske Havik, Memet Charum

RESEARCH

From civic to administrative centres. An idea of publicness in Colombian governmental architecture, 1960-1975

William García Ramírez

Community spaces, political spaces. Central Nacional Provivienda and the construction of open spaces in its occupation model for Bogotá Katherin Triana Urrego, Diego Romero Sánchez

Passages, voids, and stray architectures. An open case of neglect, appropriation and prospection on Mexico’s northern border

Alejandro Peimbert Duarte

Parque Bicentenario. A large void in the construction of the Urban Project

Antonio José Salvador

Reclaimed urban landscapes. Architectural reactions that reframe infrastructure

Mariana Wilderom

Intertwined Histories. A Conversation on Open Architectures with Esra Akcan

Jorge Mejía, Klaske Havik, Memet Charum

PROJECTS

One and three open architectures

Memet Charum, Jorge Mejía, Klaske Havik

Manual de Autoconstrucción

Taller Comunal

Anfiteatro de La Concordia

Colab-19, Sociedad Colombiana de Arquitectos, Taller Architects

Parque Prado Centro

Outros Bairros

CREATION

Strolling along la Caracas

Scenes for satire, tragedy, and comedy

Diego A. Buitrago Ruiz

4 9

abiertos en la ciudad latinoamericana

Open Spaces in the Latin American City

EDITORIAL

Espacios abiertos en la ciudad latinoamericana

Jorge Mejía, Klaske Havik, Memet Charum

INVESTIGACIÓN

Del centro cívico a los centros administrativos. Una idea de lo público en la arquitectura gubernamental en Colombia, 1960-1975

William García Ramírez, Mateo Franco Grimaldo

Espacios comunitarios, espacios políticos. La Central Nacional Provivienda y la construcción de los espacios abiertos en su modelo de ocupación en Bogotá Katherin Triana Urrego, Diego Romero Sánchez

Pasajes, vacíos y arquitecturas extraviadas. Un caso abierto de abandono, apropiación y prospectiva en la frontera norte de México

Alejandro Peimbert Duarte

Parque Bicentenario. Un gran vacío en la construcción del Proyecto Urbano

Antonio José Salvador

Paisajes urbanos recuperados. Reacciones arquitectónicas que replantean la infraestructura Mariana Wilderom

Historias entrelazadas. Una conversación sobre arquitecturas abiertas con Esra Akcan

Jorge Mejía, Klaske Havik, Memet Charum

PROYECTOS

Una y tres arquitecturas abiertas

Memet Charum, Jorge Mejía, Klaske Havik

Manual de Autoconstrucción

Taller Comunal

Anfiteatro de La Concordia

Colab-19, Sociedad Colombiana de Arquitectos, Taller Architects

Parque Prado Centro Outros Bairros

CREACIÓN

Callejeando por la Caracas. Escenas para la sátira, la tragedia y la comedia Diego A. Buitrago Ruiz

80
108 Espacios
21 33 42 54 66 2 – 3

Espacios abiertos en la ciudad

latinoamericana

Open Spaces in the Latin American city

Jorge Mejía

j.a.mejiahernandez@tudelft.nl

Delft University of Technology, Países Bajos

Klaske Havik

k.m.havik@tudelft.nl

Delft University of Technology, Paises Bajos

Memet Charum

mcharumb@unal.edu.co

Universidad Nacional de Colombia

DOI: https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.01

Cómo citar: Mejía, Jorge, Klaske Havik, y Memet Charum. "Espacios abiertos en la ciudad latinoamericana" Dearq no.

(2022): 4-8. DOI:

En este número de Dearq, quisimos estudiar la apertura en arquitectura (entendida como una medida de indeterminación, ambigüedad o relativa falta de plan o proyecto) y sus efectos en la vida democrática de las sociedades.1

No es este un tema original. Durante décadas, muchos investigadores han estudiado la posibilidad de arquitecturas abiertas, entendidas de muchas maneras. Recientemente, por ejemplo, Richard Sennett (2006) ha empezado a promover la construcción de territorios porosos, narrativas indeterminadas y formas incompletas como método para generar ciudades más diversas y fértiles para la actividad de sus habitantes. Desde los años setenta, el arquitecto danés Jan Gehl (2006) puso en primer plano el espacio entre edificios como lugar para la vida social. En esa misma década, en el Instituto para la Arquitectura y los Estudios Urbanos de Nueva York, el historiador Stanford Anderson (1971) definía el entorno construido como un artefacto producido por las acciones de muchas personas, cuyos resultados formales y funcionales son siempre imprevisibles.2 La resiliencia de las ciudades —su habilidad para albergar y adaptarse al cambio—, concluía Anderson, depende en gran medida de esta indeterminación tomada por potencial.3 En el mismo sentido Alberto Saldarriaga Roa ha sugerido que “la racionalidad funcionalista de la disciplina ortodoxa de la planeación no se acomoda a la realidad heterogénea y diversa de la vida social que bulle en estas ciudades” (1994, 64); una conclusión compartida por Silvia Arango y Rogelio Salmona, cuando afirman que “lo propiamente urbano no consiste en la aglomeración de edificios sino en los espacios que están entre los edificios […] Lo realmente público son los espacios abiertos” (2000, 154).

Vemos cómo estas y otras lecturas del papel que desempeña la apertura en la arquitectura y la ciudad están estrechamente vinculadas con algunos valores democráticos, como la libertad individual, la tolerancia y la búsqueda del progreso a través del cambio gradual y fragmentario. En gran medida, la ciudadanía fundada en estos valores y los derechos y deberes que se derivan de ellos dependen de nuestra habilidad como individuos para encontrar sentido, proyectar

Editorial
https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.01 Dearq 33
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nuestros sentimientos y aspiraciones e integrarnos con otros a través del entorno que habitamos. Pero los espacios totalmente prescritos por el diseño y la planeación suelen determinar e imponer usos e interpretaciones estrechos, o limitar nuestras habilidad para entender, empatizar e integrarnos con la arquitectura que nos rodea. El ejercicio de la libertad exige su propio espacio; no un espacio que alguien nos da o determina de antemano sino uno que, apenas sugerido, permanece latente como oportunidad que debemos tomar.

Como parte de la red de investigadores Writing Urban Places (Escribiendo Lugares Urbanos), enfocada en usar métodos narrativos para el desarrollo urbano en ciudades medianas en Europa, nuestro interés como investigadores se centra en aquellas arquitecturas que parecen dar sentido a la vida de sus habitantes, en las diferentes formas en las que los ciudadanos se apropian de ellas y en cómo sentido y apropiación favorecen conjuntamente la integración entre individuos diferentes.4 Al abordar estos temas en relación con diferentes lugares urbanos, notamos que siempre está en juego una noción de apertura en términos programáticos, espaciales o procesuales. Aunque hasta ahora la mayor parte de nuestra investigación se ha desarrollado en ciudades medianas en el contexto europeo, observadas desde una perspectiva eminentemente interdisciplinar, nos interesa examinar y evaluar algunas de nuestras ideas en otras ciudades, con miras a nuevos descubrimientos. Una colaboración activa entre la Universidad de los Andes, la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad Tecnológica de Delft, nos permite ahora estudiar este tema desde una perspectiva latinoamericana.5

Por supuesto, hablar de una ciudad latinoamericana en términos genéricos siempre será paradójico y, sin embargo, optamos por acotar nuestra búsqueda; no con la intención de reducir o simplificar el contexto, sino queriendo explorar su exuberancia y consecuente potencial. Tanto en su configuración como en su desempeño, muchas ciudades latinoamericanas articulan arquitecturas y estructuras urbanas bien diferentes, incluso contradictorias. Dameros coloniales, trazados modernistas y asentamientos informales convergen en tejidos complejos, difíciles de evaluar. A menudo, esta complejidad y las tensiones que revela o genera son vistas por arquitectos y urbanistas con cierto recelo; no obstante, también es posible interpretar como virtud la relativa falta de planeación de nuestras ciudades.

Entre la cantidad de variables que informan la prodigalidad de este contexto, prestamos atención a un aspecto concreto que nos permitiría vislumbrar futuros para el tipo de arquitecturas y ciudades que nos interesan. Hablamos de aquel vacío relativo en el cual se integran las capacidades y ambiciones, o los aportes y las demandas de diferentes individuos. Creemos que cuando aquello que nos rodea es más posibilidad que prescripción, nos hacemos conscientes de nuestros derechos y deberes como ciudadanos.

Partiendo de estas premisas, extendimos una invitación a investigadores y arquitectos para que nos contaran qué piensan y qué saben sobre aquellos espacios construidos en diferentes ciudades latinoamericanas que por su carácter abierto ofrecen oportunidades para la vida democrática. Las respuestas nos revelan aspectos importantes, en muchos casos inesperados, que asumimos como contribuciones al crecimiento y el desarrollo de nuestro conocimiento disciplinar.

En su artículo de investigación, William García Ramírez sintetiza los resultados de su pesquisa sobre los centros cívicos en la ciudad colombiana. Su reflexión implica una revisión historiográfica afín a otras historias sobre el ocaso del modernismo. Aunque originalmente se concibieron como espacios programáticamente abiertos y, por lo tanto, poli o multifuncionales, García Ramírez describe la forma en que pronto varios centros cívicos se transformaron en algo diferente: centros administrativos fundados en la idea de que la actividad cívica se reduce a la relación entre el ciudadano y el gobierno institucionalizado. Además de ofrecer elementos para una reflexión sobre la asociación entre espacios abiertos y el carácter oficial de lo público, especialmente en términos programáticos,

1. Estas características corresponden a la definición de apertura propuesta en Eco (1992).

2. Para más información sobre el Instituto para la Arquitectura y los Estudios Urbanos, véase Frank (2011).

3. Esta idea está desarrollada en Anderson (1986).

4. La Acción EU-COST Writing Urban Places es una red de investigadores provenientes de diferentes países y disciplinas financiada por la Unión Europea. Klaske Havik la encabeza y Jorge Mejía actúa como gerente de comunicación científica de la red. Más información en: https://writingurbanplaces.eu/

5. Han sido instrumentales para esta colaboración: Carlos Naranjo, Javier Olarte, Tatiana Urrea, Camilo Salazar, Lucas Ariza, Claudia Mejía, Christiaan Job Nieman, la Oficina de Relaciones Internacionales de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia y, recientemente, Patricia Rincón.

investigación 4 – 5

el artículo identifica un aspecto primordial de los centros cívicos; una doble condición centrífuga, en cuanto proliferación de centralidades urbanas, pero también centrípeta, al concentrar atención y actividad local en aquellos elementos primarios de la ciudad descritos por Aldo Rossi (1982).

Por su parte, Katherin Triana Urrego y Diego Romero Sánchez nos ejemplifican cómo se genera la ciudad por fuera del canon normativo. En este sentido, su recuento apunta a una arquitectura de proceso antes que de objeto; a una forma de construir la ciudad que se desarrolla en la latencia y la oportunidad, antes que en el diseño de un objeto concreto. La arquitectura desarrollada en términos cooperativos, según la describen Triana Urrego y Romero Sánchez, no presupone un lugar fijo ni un uso específico —mucho menos una morfología estática—. Por el contrario, evoluciona a medida que oportunidades y recursos se hacen disponibles y se acercan a aquello que en otro lugar hemos tomado por elemental.6 Además, el artículo hace patente la insuficiencia de la noción de informalidad para explicar la génesis de buena parte de la ciudad latinoamericana, pues lo informal es visto aquí principalmente como aquello que se sale de la norma. Si, en cambio, entendemos con Zaera-Polo (2009) que la informalidad no es falta de adhesión a la norma, sino la influencia de un número considerable de variables en la constitución de realidades complejas, debemos reconocer que la diferencia que existe entre el modelo urbano de Provivienda y la ciudad planificada corresponde en realidad a dos teorías de la arquitectura bien diferentes. Por un lado, podemos pensar en una arquitectura que persigue la abstracción, en el sentido de racionalizar el número de variables (formales, tecnológicas, funcionales o simbólicas) tenidas en cuenta en su desarrollo; por otro, podemos pensar en una arquitectura que aspira a la proliferación desde una lógica más económica que artística.

Con un ejemplo en el que esta formalización ha llevado al colapso de un área urbana, Alejandro Peimbert Duarte nos lleva a un recorrido por espacios vacíos, casi distópicos; pero también nos muestra cómo un cambio de paradigma revela el potencial de aquello que algunos dan por muerto. Un centro cívico ajustado al modelo estadounidense de la segunda posguerra aparece como una imposición arbitraria y estéril; sin embargo, Peimbert Duarte demuestra que la versatilidad —entendida como la posibilidad de imaginar la arquitectura por fuera de las teorías convencionales— nos daría pistas para salvar aquellas partes de la ciudad de Mexicali que parecerían anquilosadas para la vida ciudadana. Se pone de presente en este artículo la posibilidad de una apertura radical en la que las fronteras entre naciones-Estado cesan de separar ideas y personas forzosamente y, en cambio, se ven como lugares de oportunidad para la generación de formas y lenguajes arquitectónicos vitalizados por el contacto.7

Hasta aquí hemos hablado de apertura como proceso, a nivel programático o de significado. Existe, por supuesto, la apertura más obvia que se traduce en lo formal. Precisamente, este es el tema que desarrolla Antonio José Salvador en su artículo, que nos lleva a revisar la historia y el desarrollo reciente de un gran vacío urbano en la ciudad de Quito. ¿Qué pasa cuando en lugar de la acción, el objeto o la obra, las autoridades de una ciudad entienden el valor del no hacer, el potencial del vacío y la importancia de la acción espontánea?

¿Qué transformaciones se hacen posibles cuando en lugar de lo tangible los gobiernos operan en la esfera de lo latente? Además de estas inquietudes, el texto sugiere una disyuntiva interesante, especialmente cuando se mira un elemento primario desde la perspectiva de la apertura. ¿Es realmente posible o deseable —nos preguntamos— un gran proyecto urbano? O ¿acaso deberíamos entender la ciudad como proyectos arquitectónicos individuales que se suman de maneras imprevistas y precisamente por ello generan resultados (afortunadamente) imprevisibles? (Anderson 1971).8

Cerrando la sección de artículos de investigación, Mariana Wilderom traza interesantes paralelos entre dos conurbaciones que comparten la vitalidad característica de las segundas ciudades en muchos países. Antes que la apertura en sí misma, el artículo trata sobre aquellas condiciones que la posibilitan

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El ejercicio de la libertad exige su propio espacio; no un espacio que alguien nos da o determina de antemano sino uno que, apenas sugerido, permanece latente como oportunidad que debemos tomar.

desde lo infraestructural. Como en el caso de Quito, pero esta vez de forma dispersa o atomizada, Wilderom nos muestra cómo diferentes intervenciones urbanas en São Paulo y Medellín se nutren del vacío, aprovechan potenciales previamente ignorados y, eventualmente, terminan nutriendo el proceso vital de ambas ciudades.

Tras estos artículos de investigación, el artículo de creación, escrito y bellamente ilustrado por Diego Buitrago Ruiz se vale de la narración literaria como método para explicar una arteria viva en el tejido urbano. El viaje de Buitrago Ruiz por la avenida Caracas de Bogotá no se limita a su propia experiencia; es también un viaje a través de la historia de la ciudad, en el que sigue una estructura teatral para dar cuenta de las vivencias de muchos otros que son conjuntamente esa avenida.

Otras vivencias se entrelazan en un contexto distante, en la conversación que sostuvimos con la historiadora Esra Akcan, quien nos lleva a través de varios recorridos por la historia reciente de la arquitectura europea y por la intimidad de un puñado de individuos que el destino ha llevado temporal o permanentemente a un barrio de Berlín. Concluye Akcan que la apertura, además de las diferentes formas en las que la hemos venido describiendo, es esencialmente una forma de hospitalidad, y que antes que entender la arquitectura como consecuencia de la cultura, podemos verla como instrumento para la construcción de sociedades más justas, desprovistas de aquellas fronteras que mencionamos atrás.

Conjuntamente, estos textos sugieren la necesidad de articular diferentes enfoques para estudiar la apertura; en varias escalas (desde el centro cívico hasta los grandes espacios urbanos e infraestructuras), como proceso o programa, o utilizando métodos como la narrativa literaria, para resaltar aspectos experienciales, históricos y sociales de la arquitectura abierta. Muchas de estas preocupaciones se materializan también en los tres proyectos que hemos escogido para ejemplificar la apertura en la ciudad latinoamericana. Descritos con detalle más adelante, podemos anotar aquí algunos de sus rasgos importantes. Como veremos, estas tres arquitecturas sugieren la posibilidad de reconocer el tiempo de una obra de arquitectura de manera extensa: la posibilidad de asumir contingencia y obstrucción como oportunidades para crear, antes que como problemas por resolver; y la posibilidad de entender la arquitectura como una serie de decisiones que se entrelazan con la red de interrelaciones que determinan su contexto.9 No cabe duda de que estamos ante tres arquitecturas en sentido cabal, desarrolladas en profundidad, y sin embargo notamos que su apertura no se puede capturar o apreciar de forma simple.

Al revisar esta notable colección de trabajos —tan diferentes y en muchos sentidos tan complementarios—, debemos reconocer que nuestra definición inicial de apertura se ha ampliado como resultado de este proceso editorial, y ahora abarca extremos escalares que van desde la vivienda individual y el espacio íntimo hasta los espacios y la infraestructura urbanos. Además de ampliarse, aquella noción inicial de apertura se ha extendido para abarcar espacio, programa y proceso, como podemos ver en el estudio sobre los límites y potencialidades de los centros cívicos, o en los proyectos concebidos y desarrollados de forma comunitaria, o a partir de estructuras sin terminar.

Como dijimos al principio, en este número de Dearq quisimos estudiar aquellos espacios abiertos que favorecen la vida urbana desde una perspectiva democrática. Ahora vemos cómo estos espacios adquieren muchas formas diferentes, incluso dentro de una misma ciudad. Es claro que en cada ciudad coexisten especies antagónicas de manera simpátrica y que en su construcción se encuentran maneras igualmente antagónicas de entender y practicar la arquitectura.10 Cada una de estas formas implica usos, desempeños, apropiaciones y significados muy diferentes; cada una conlleva sus propios repertorios formales, materiales, técnicos y estéticos; cada una utiliza recursos e identifica potencialidades distintas. Mediando entre diferencias y antagonismos (muchas veces radicales), los espacios abiertos son aquella forma elemental de

6.

La idea de que actualmente coexisten tres teorías bien demarcadas o programas de investigación arquitectónica (artístico, comercial y económico) está desarrollada en las conclusiones de Mejía Hernández (2018).

7.

La idea de una historiografía arquitectónica enfocada en “zonas de contacto” está desarrollada en Zimmermann (2020).

8. Anderson (1971) toma la idea del entorno construido como resultado de acciones imprevistas con resultados imprevisibles del economista F. von Hayek.

investigación 6 – 7

9.

Del latín con + texere, literalmente aquello que está inscrito dentro de un tejido.

10.

La idea de la ciudad como escenario de relaciones simpátricas está desarrollada en Stanford Anderson, “People in the Built Environment” (1986). El término proviene de las ciencias ecológicas y describe aquellas relaciones entre especies antagónicas que ocupan un mismo territorio.

bibliografía

1. Anderson, Stanford. 1971. “Environment as Artifact: Methodological Considerations”. Casabella 35, n.os 359-360: 71-77.

2. Anderson, Stanford. 1986. “People in the Physical Environment: The Urban Ecology of Streets”. En On Streets, editado por Stanford Anderson, 1-9. Cambridge: The MIT Press.

3. Arango, Silvia y Rogelio Salmona. 2000. “La arquitectura en la ciudad”. En La ciudad: Hábitat de diversidad y complejidad. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.

la tolerancia, capaz de resolver la fricción; son instrumentos que nos permiten convertir el conflicto en construcción. Aquí es donde las condiciones diversas, y a veces paradójicas, de la ciudad latinoamericana nos ofrecen un terreno fértil para la apertura, una oportunidad para vislumbrar un mundo con menos fronteras y a través del cual podríamos movernos con mayor libertad.

Es claro que no hemos encontrado una respuesta concluyente a nuestras preguntas iniciales. Antes que una teoría única de los espacios abiertos, lo que pareciera estar en juego aquí es un proceso de apertura hacia varias teorías. En los textos comprendidos en este ejemplar aún es notable una afinidad ideológica. Foucault, Deleuze, Guattari, Harvey, Lefebvre y Tafuri nos sugieren un marco teórico común para varias de las contribuciones y, por ende, cierto grado de ortodoxia en la investigación académica. A pesar de esta coincidencia —observada en la recurrencia de fuentes teóricas ideológicamente alineadas—, las fuentes primarias y las investigaciones historiográficas de origen local utilizadas por estos autores nos ofrecen otras intuiciones. Hemos aprendido sobre la construcción de la ciudad como un proyecto colectivo tras leer la entrevista con Esra Akcan y el artículo de Katherin Triana Urrego y Diego Romero Sánchez; pero también hemos visto intentos por redefinir o subvertir teorías convencionales en la contribución de Alejandro Peimbert Duarte.

Antes que hablar de una disciplina unívoca u homogénea, ahora podemos hablar de la coexistencia o complementariedad de varias teorías de la arquitectura —todas útiles y válidas—. Quizás sea esto lo más importante que podemos aprender de esta colección de artículos: que un buen reto para el arquitecto contemporáneo consiste en aprender a operar con varias teorías diferentes de manera productiva —ser teóricamente versátil—. Y aunque comenzamos pensando en la apertura en términos espaciales y funcionales, ahora podemos hacer un llamado a abordar la arquitectura con una mente abierta, moviéndonos entre diferentes perspectivas teóricas con igual curiosidad y alejados de cualquier postura unívoca, dogmática u ortodoxa. Tal vez sea esta apertura teórica la que nos permita ver la arquitectura con menos prejuicios (algunas veces como arte, otras como negocio lucrativo o como manejo eficiente de los recursos disponibles), y nos ayude a mantener nuestro entendimiento abierto a más y mejores formas del entorno construido.

4. Eco, Umberto. 1992. Obra abierta. Barcelona: PlanetaDeAgostini.

5. Frank, Suzanne. 2011. IAUS: The Institute for Architecture and Urban Studies; an Insider’s Memoire. Bloomington: Author House.

6. Gehl, Jan. 2006/1971. Life between Buildings: Using Public Space. Copenhagen: Danish Architectural Press.

7. Mejía Hernández, Jorge. 2018. “Transactions; or Architecture as a System of Research Programs”. Tesis de doctorado, Universidad Tecnológica de Delft, Países Bajos.

8. Rossi, Aldo. 1982. La arquitectura de la ciudad. Barcelona: Gustavo Gili.

9. Saldarriaga Roa, Alberto. 1994. Arquitectura fin de siglo: Un manifiesto de ausencia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.

10. Sennett, Richard. 2006. “The Open City”. Urban Age, noviembre. https:// urbanage.lsecities.net/ essays/the-open-city

11. Zaera Polo, Alejandro. 2009. “Order Beyond Chaos”. En Architectural Positions: Architecture, Modernity and the Public Sphere, editado por Tom Avermaete, Klaske Havik y Hans Teerds, 373381. Amsterdam: SUN Publishers.

12. Zimmermann, Bénédicte. 2020. “Histoire Croisée: A Relational Process-based Approach”. Footprint 26 (Spring/Summer): 7-14.

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Pontificia Universidad Javeriana, Colombia

DOI: https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.02

Colombia, 1960-1975*

From civic to administrative centres. An idea of publicness in Colombian governmental architecture, 1960-1975

El propósito de este artículo es dar a conocer, cuál es la idea de lo público que encarna la arquitectura gubernamental en Colombia posterior a 1960. En principio, los resultados de la investigación evidencian una disparidad entre la conceptualización de estas arquitecturas, concebidas bajo la idea de los centros cívicos, y su construcción efectiva como centros administrativos. Excepción de lo anterior, la constituye un proyecto que no ha sido reconocido como tal: el Centro Cívico de la Universidad Nacional de Colombia. Palabras clave: arquitectura gubernamental, espacio público, centros cívicos, centros administrativos, historia de la arquitectura, arquitectura moderna, Colombia.

The purpose of this research was to investigate the idea of publicness embodied by governmental architecture in Colombia after 1960. In principle, the results show a disparity between the conceptualisation of architectures conceived under the idea of Civic Centres and their effective construction as Administrative Centres. An exception of the above is the National University of Colombia's civic centre, a project that is seldom recognized as such.

Keywords: Governmental Architecture, public space, civic centres, administrative centres, history of architecture, modern architecture, Colombia.

* Artículo basado en los resultados de la investigación “Análisis de las memorias descriptivas, políticas de gobierno y planimetrías en las bienales colombianas de arquitectura: arquitectura estatal”. ID Proyecto 9021. Institución patrocinadora: Pontificia Universidad Javeriana (Colombia).

Recibido: 3 de junio de 2021 Aceptado: 7 de diciembre de 2021 Cómo citar: García Ramírez, William. "Del centro cívico a los centros administrativos. Una idea de lo público en la arquitectura gubernamental en Colombia, 1960-1975". Dearq no. 33 (2022): 9-20. DOI: https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.02
Del centro cívico a los centros administrativos. Una idea de lo público en la arquitectura gubernamental en
Javeriana, Colombia
investigación 8 – 9

introducción

De Le Corbusier a Wiener & Sert, y de Karl Brunner a Leopoldo Rother, ningún arquitecto a mediados del siglo XX dudó que el camino a seguir en materia de arquitectura gubernamental en Colombia estaba asociado a la idea de los centros cívicos; no solo como sedes de gobierno, sino como centros neurálgicos de la ciudad.

Los centros cívicos consolidan su aparición en la escena mundial en el VIII Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (1951), convocado bajo el lema del “Corazón de la ciudad”, y la tutela de Josep Lluis Sert. Este planteamiento privilegiaba la dimensión humana y espiritual de la ciudad, por encima del universalismo promovido por Le Corbusier (Colón 2004, 13). Una teoría que en el medio colombiano produjo distintos planes pilotos y centros cívicos, para las ciudades de Tumaco (1948), Medellín (1949), Cali (1950) y Barranquilla (1953), diseñados por Wiener & Sert, y en Bogotá, el proyecto adelantado por el entonces secretario de Obras Públicas, Karl Brunner (1936), y posteriormente bajo encargo hecho a Le Corbusier (1950).

Por su escala y dimensión, estos complejos requerían grandes espacios vacíos en la ciudad, estrategia con la que se buscaba fomentar el desarrollo urbano en áreas no habitadas, una fórmula parcialmente aplicada en Colombia, a través de la construcción de grandes núcleos especializados. Así, centros universitarios como la Universidad Nacional, centros de vivienda como el Centro Urbano Antonio Nariño, o centros administrativos como el Centro Administrativo Nacional seguían esta lógica urbana. De esta manera, estos nuevos “centros” encarnaron una lógica funcionalista de crecimiento urbano, que seguía las cuatro funciones directrices del movimiento moderno (habitar, trabajar, cultivar el cuerpo y el espíritu y circular) y que, traducidas en centros educativos, centros de salud, centros de recreación y centros de vivienda, conformaban la materialización de un nuevo modo de hacer ciudad. De todos estos “centros”, el más significativo era el centro cívico, no solo por su carácter y simbología, sino porque era el único centro urbano que evitaba la monofuncionalización, al integrar distintos programas y actividades, todo con un objetivo: crear un nuevo corazón de la ciudad.

Si queremos dar a nuestras ciudades una forma definida, debemos clasificarlas y subdividirlas en sectores, estableciendo centros o núcleos para cada uno de ellos. Estos núcleos actuarán de elementos catalizadores y alrededor de los mismos se desenvolverá la vida de la comunidad. En ellos se agruparán los edificios públicos de distintas clases, siguiendo una línea armónica de forma y espacio; serán los puntos de reunión de la gente, los centros de vida común en los que los peatones gozarán de preferencia sobre los intereses del tráfico y de los negocios.

[…] La función social de los nuevos centros o núcleos es fundamentalmente la de unir a la gente y facilitar los contactos directos y el intercambio de ideas que estimulen la libre discusión. (CIAM 8 1955, 12)

El carácter centrífugo (de fomentar el crecimiento urbano) y centrípeto (de reunir a la gente en espacios públicos) resume dos de las principales lógicas proyectuales de los centros cívicos. Es por ello que, una de las principales características del proyecto para el Centro Cívico de Barranquilla era la mezcla de actividades y funciones, derivadas de la integración de distintos programas y edificios, articulados en una plaza cívica, pues:

[…] el Centro Cívico debe ser más que un mero centro administrativo. Debe constituir el verdadero corazón de la ciudad, el orgullo de la comunidad, el símbolo del nivel cultural y el verdadero lugar de reuniones y concentraciones de sus ciudadanos. Por consiguiente, el Centro Cívico de Barranquilla contará con un teatro municipal (h), un museo regional con biblioteca pública y galería de arte (i), un edificio para convenciones y congresos […] Centro cívico de Barranquilla. Memoria descriptiva. (Town Planning Collaborative 1957, (Proa 110, 10)

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De todos estos “centros”, el más significativo era el centro cívico, no solo por su carácter y simbología, sino porque era el único centro urbano que evitaba la monofuncionalización, al integrar distintos programas y actividades, todo con un objetivo: crear un nuevo corazón de la ciudad.

Esta diferenciación entre centro cívico y centro administrativo resultó fundamental para la investigación, pues mientras en los planes urbanos se proyectaron centros cívicos para diferentes ciudades de Colombia, en la realidad construida, estos centros no alcanzaron tal polifuncionalidad, lo que explica por qué, una vez construidos, acabaron denominándose por lo que son: centros administrativos, y no, centros cívicos.

estado del arte

Tratándose de una investigación de orden historiográfico, el estado del arte se configuró desde tres ángulos constitutivos del tema: el origen conceptual de los centros cívicos y administrativos, la noción de espacio público desarrollada en estos centros y, finalmente, la conexión entre los discursos internacionales CIAM VIII y la realidad local, como manifestación de una idea de lo público en los proyectos analizados.

Desde una perspectiva internacional, el más reciente de los estudios sobre centros cívicos aborda el tema desde un enfoque teórico. El libro The Heart of the City. Legacy and Complexity of a Modern Design Idea (Zuccaro 2018) elabora una historiografía del concepto de corazón de la ciudad, lo que permitió entender el sentido proyectual de los centros cívicos, aplicado al diseño de centros administrativos en Colombia. Al respecto, Zuccaro explica cómo en este concepto confluyen dos ideales de la ciudad moderna: 1) la noción de corazón como metáfora funcionalista de un organismo vivo, de tamaño y crecimiento limitados que, estratégicamente localizado, posibilita la existencia de los demás órganos del cuerpo humano, y 2) la idea de corazón como un símbolo humanista cuya aura evocadora de emociones deriva en una centralidad no solo ineludible, sino atractiva para los demás componentes de la ciudad. Estos dos ideales explican el porqué de la aceptación de este concepto en Colombia y su difusión a través de textos que respaldan estas ideas CIAM, como el elaborado por el arquitecto y alcalde de Bogotá, Jorge Gaitán Cortés, en su ponencia “Qué es un centro cívico y por qué se preconiza esta solución urbanística y arquitectónica en las grandes ciudades”, a propósito del Simposium realizado en 1957 acerca del centro administrativo oficial de Bogotá.

En el medio colombiano, los centros cívicos han sido investigados principalmente desde la perspectiva de la historiografía del urbanismo racionalista. Libros como Las ideas modernas del Plan para Bogotá en 1950. El trabajo de Le Corbusier, Wiener y Sert (Hernández 2004) o Jose Luis Sert y Colombia (Schnitter 2007) dan cuenta de este enfoque. Si bien en estas investigaciones fue posible entender el rol del centro cívico, como parte integral de los planes piloto y los subsiguientes planes reguladores, el análisis de la arquitectura proyectada para estos centros cívicos escapa de esta historiografía, pues se centran en el estudio de estos planes reguladores y su impacto en la planificación urbana en Colombia.

Figura 1_ Centro Administrativo de Cúcuta (1974). Redibujo digitalizado Espacio público. Arq. William García.
investigación 10 – 11

En todo caso, esta perspectiva urbana fue útil para entender la relación conceptual entre las nociones de centro cívico y centro administrativo. Al respecto, la investigación de Schnitter confirma que: “el concepto del centro cívico propuesto por Sert y Wiener no llegó a materializarse en ninguna de las anteriores ciudades”, por lo que el impacto de estos proyectos no fue tanto material como conceptual, toda vez que “el concepto del centro cívico se fue transformando, convirtiéndose en un lugar que concentra las actividades administrativas del municipio o de la nación” (Schnitter 2007, 243). Esta cuestión explica el deslizamiento del concepto de centro cívico hacia los proyectos de centros administrativos en Colombia, fenómeno que la autora denomina “Del centro cívico al centro administrativo”. Esta conexión entre el discurso internacional y los discursos locales se constata, además, en las memorias descriptivas, con las que proyectistas como Germán Samper o Raúl Fajardo argumentan los centros administrativos de Cali y Medellín respectivamente:

LA PLAZA CÍVICA . El conjunto debe evidenciarse como edificios y espacios públicos. “Es el centro de la vida política ciudadana con sus múltiples actividades”. Es el sitio para desarrollo de asambleas populares. “Es la vinculación espacial entre el desarrollo cívico y la ciudad”. “La Plaza cívica destaca y da prestancia (en los edificios) sirviéndoles de acceso y pedestal”. Resumen LA PLAZA ES . Lugar de contacto ciudadano. De vida al aire libre. Símbolo de autoridad y gobierno. (Esguerra, Sáenz, Urdaneta, Samper, 11)

“También quisimos destacar como punto de importancia, la concepción de la plaza principal, representativa del centro administrativo, a la cual debe dársele el mayor énfasis, ya que en ella confluyen los valores sociales y democráticos de toda la comunidad, logrados a través de los valores arquitectónicos, volumétricos y espaciales.” Raúl Fajardo et al. Informe del jurado concurso planeación urbanística de “La Alpujarra” (1962)

Desde otro ángulo, y teniendo en cuenta que una de las características fundamentales de los centros cívicos es su espacio público, fue fundamental preguntarse: ¿cuál es el concepto de espacio público considerado en los centros cívicos? En su texto: “El discurso del CIAM sobre el urbanismo, 1928-1960”, Eric Mumford (2007) explica cómo en el discurso no publicado de Sert, a propósito del CIAM VIII, este plantea un diagnóstico de las ciudades europeas de mediados del siglo XX, caracterizado por una tendencia hacia su abandono, pues: “la mayoría de las personas en las ciudades se han marchado a los suburbios” (Sert, citado en Mumford 2007).

Tal constatación lleva a Sert a concluir que “si queremos hacer algo con nuestras ciudades, tenemos que hablar de nuevo en términos cívicos y urbanos”. Para Sert, la única ventaja efectiva de habitar en una ciudad —a diferencia del campo— es la

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Figura 2_ Centro Administrativo de Cali (1967). Esguerra Sáenz y Samper. Maqueta del concurso. Redibujo digitalizado Espacio público. Arq. William García.

posibilidad de “acercar al hombre con el hombre, y hacer que la gente intercambie ideas y sea capaz de discutirlas de forma libre”. Como respuesta a esta problemática, Sert propone “llevar el espacio abierto dentro de las ciudades” (citado en Mumford 2007, 113), un concepto de espacio público sustentado en la necesidad de recuperar la vida urbana, por medio de la creación de espacios que fomentaran el intercambio de ideas, en el libre encuentro de los ciudadanos.

En el medio colombiano, la discusión de este concepto de espacio público se afinó aún más: la ponencia de Gaitán Cortés en el Simposium de 1957 precisa el sentido del concepto de espacio público como una interacción entre la sociedad y la institucionalidad, pues para Gaitán —siguiendo a Toynbee— la sociedad es el resultado de:

[…] las relaciones entre los seres humanos (que) se mantienen por medio de mecanismos sociales llamados instituciones, sin las cuales las sociedades no podrían existir, y los individuos mismos se hallan relacionados entre sí en virtud de la coincidencia, en un terreno común […] siendo este terreno común lo que Toynbee llama una sociedad. […] Traduciendo estos conceptos del campo sociológico a nuestros términos urbanísticos, tenemos que el lugar físico que agrupa a las diferentes instituciones que originan una sociedad estructurada es, precisamente, el Centro Cívico. (Gaitán Cortés 1957, 22)

Desde esta perspectiva, la noción de espacio público en los centros cívicos busca reivindicar el rol del “público” —el ciudadano— a través de “lo público” —las instituciones—, una aproximación conceptual que resulta tan moderna como histórica. Moderna, no solo por el diseño radicalmente geométrico y abstracto, que se hacía de un espacio abierto y a la vez delimitado por la arquitectura de las instituciones que lo conforman, sino por la decisión de generar en medio de la ciudad, grandes espacios libres, vacíos de construcciones, pero llenos de significados. Histórica, por las observaciones que hiciera Gropius de “las plazas de los pueblos mexicanos y en la piazza San Marco en Venecia”, espacios cuya permanente vitalidad, lo llevaron a considerar la posibilidad de “regresar al peatón el derecho a la vía” (Mumford 2007, 113). En síntesis, una noción que contextualiza y explica el sentido del espacio público que se asume en la arquitectura de los centros cívicos y, por extensión, en los centros administrativos.

En el campo específico de la arquitectura de los centros cívicos y centros administrativos en Colombia, es importante notar que la literatura a este respecto es escasa. Trabajos como “El Centro Cívico para Medellín: del Plan Piloto de Wiener y Sert al Centro Administrativo La Alpujarra” (Cuervo Calle 2017) es una de las pocas investigaciones que asumen el reto de estudiar un centro administrativo. Su enfoque, sin embargo, se explica en el contexto del plan piloto, por lo que sus aportes son más de carácter urbanístico que arquitectónico.

investigación 12 – 13
Figura 3_ Centro Administrativo de Medellín (2020). Fotografía William García.

Otras investigaciones que toman estudios de caso de arquitecturas gubernamentales son: “Arquitectura y poder: Planeación, construcción y ensayo de ‘lectura’ del Centro Administrativo Nacional en el gobierno militar de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957)” (Ariza Picón 2015) o “Los edificios que pasaron y la institución que queda. La Gobernación del Tolima entre 1886 y 1957” (Francel Delgado 2017). En estos casos, se trata de una historiografía de la arquitectura gubernamental explicada desde los debates políticos que detonaron el desarrollo de estos proyectos, investigaciones que, sin embargo, permitieron vislumbrar otros modos de gestión de las arquitecturas gubernamentales, a través de entes privados ajenos al Ministerio de Obras Públicas.

Respecto a los centros administrativos, solo se encontraron publicaciones de los concursos realizados en los años sesenta y setenta, en la revista Escala, que sirvieron como base documental de esta investigación, sin que allí se elaborara algún análisis sobre los alcances de esta arquitectura gubernamental, una situación que sí se considera en el libro Arquitectura y Estado:

Cada vez más, las oficinas privadas adquirieron una decisiva preponderancia. […] Aunque hubo algunos buenos proyectos realizados por contrato con firmas privadas, o la presencia de respetables y talentosos arquitectos jóvenes, en este periodo se añoran los años en los que del MOP salieron los mejores ejemplos de nuestra arquitectura […] Sin embargo, esta no fue la razón para suspender el análisis de este libro en 1960. Es decir, este colofón nada tiene que ver con la producción posterior, cuyos proyectos son poco conocidos. (Niño 2015, 479)

La diversidad de los anteriores estudios coincide, sin embargo, en el abordaje historiográfico del tema, como estrategia metodológica para alcanzar sus conclusiones, ya sea a través del trabajo con fuentes gráficas (planos y fotografías) y/o a través del estudio de fuentes documentales. En las investigaciones de casos colombianos —salvo en el libro Arquitectura y Estado— se evidencia además una tendencia hacia el estudio de casos aislados, sin detectar investigaciones que aborden la arquitectura gubernamental posterior a 1960 desde una perspectiva panorámica, vacío en el que este artículo hace una contribución.

Todo lo anterior llevó a esta investigación, a proponer un abordaje panorámico de la arquitectura gubernamental entre 1960 y 1975, periodo en el que los centros cívicos y los centros administrativos fueron la tipología dominante, con el fin de preguntarse: ¿cuál fue la idea de lo público que encarnaron estos proyectos, en comparación con el periodo inmediatamente anterior?

metodología

Tratándose de una investigación historiográfica, la metodología utilizada fue de tipo analítico-descriptivo, toda vez que se diseccionaron las memorias descriptivas y planimetrías de los proyectos de arquitectura gubernamental, correspondientes al periodo estudiado (1960-1975), con el fin de detectar las estrategias proyectuales con las que se materializó una idea de lo público en la arquitectura gubernamental; sin embargo, la metodología también tuvo actividades de análisis comparado, con el fin de establecer en los proyectos estudiados cómo se expresó y materializó una idea de lo público, respecto al periodo inmediatamente anterior a 1960.

La hipótesis que mueve esta investigación se sustenta en que los edificios gubernamentales son —como afirmaba el arquitecto Thomas Reed— “la casa de todos” (Saldarriaga et al 2005), y por ello los edificios públicos por excelencia, mediadores entre el Estado (lo público) y la sociedad (el público). Edificios que actúan “como elementos ideológicos, sedes funcionales de la administración; además, como factores educativos, difusores de valores éticos y culturales integrados al proyecto histórico y a la conformación de la nación” (Niño 2015, 24), y por lo tanto, vehículos promotores de una idea de lo público a través de su arquitectura.

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Desde esta perspectiva, la noción de espacio público en los centros cívicos busca reivindicar el rol del “público” —el ciudadano— a través de “lo público” —las instituciones—, una aproximación conceptual que resulta tan moderna como histórica.

Hacia una idea de lo público en arquitectura

Fue preciso asumir una postura frente a la noción de lo público en la arquitectura gubernamental, toda vez que este concepto adopta varias aristas en su comprensión:

A pesar de constituir un polo de lo que se ha dado en llamar “la gran dicotomía” de la reflexión política occidental, la idea de “lo público”, como la mayor parte de los conceptos políticos relevantes, está muy lejos de una definición inequívoca. Su utilización en el contexto de vocabularios políticos diferentes construye o identifica problemas también diferentes, evaluaciones y cursos de acción dispares. Se lo utiliza para adjetivar un “espacio”, “una esfera”, se lo sustantiva (a veces sustancializa), se lo usa normativa o descriptivamente, y no siempre se tiene en cuenta que el trazado de los límites entre lo público y lo privado se modifica históricamente. (Rabotnikof 1993, 75)

Por lo tanto, esta investigación asume una noción de lo público en arquitectura desde la perspectiva de Bonamusa, Segura y Villar, en la que: “lo público es el punto de encuentro entre el Estado, las organizaciones de la sociedad civil y en menor grado, aunque también presente, la sociedad política y el mercado” (1996, 6). Dicha noción parte de la idea según la cual:

La democracia no es solamente una forma o un sistema de gobierno, sino el producto de una relación entre un sistema de gobierno y un tipo de sociedad; relación cambiante, proceso que responde entre otros a una concepción del hombre social que evoluciona y se modifica ella también. (Debuyst 1987, citado en Bonamusa, Segura y Villar 1996, 6)

Así, la noción de lo público en la arquitectura gubernamental, asumida para esta investigación, también se sitúa en el punto de encuentro entre un sistema de gobierno, el Estado gobernante y la sociedad, punto de encuentro que, en la arquitectura de los edificios gubernamentales, acontece en sus espacios públicos, y se manifiesta en los factores de representatividad, apertura y localización de estas arquitecturas en la ciudad.

resultados

Del centro cívico al centro administrativo: una idea de lo público

El cierre de la Dirección de Edificios Nacionales del Ministerio de Obras Públicas obligó a contratar entes privados para el diseño de edificios gubernamentales. De las 23 obras proyectadas entre 1960 y 1975, 14 fueron construidas, 21 correspondieron a concursos realizados en 17 ciudades del país, bajo denominaciones específicas: centro administrativo, gobernación, edificio nacional, edificio departamental, palacio departamental, edificio municipal o edificio distrital. De los 9 proyectos de centros administrativos, se construyeron los de Cali, Palmira, Medellín, Risaralda y, por adjudicación directa, el Centro Administrativo Distrital de Bogotá.

El análisis de estos 23 proyectos demostró que, independientemente de su denominación como centro administrativo, gobernación o palacio, estos proyectos se sustentaron en el uso de unos mismos insumos conceptuales (las políticas de Estado y los discursos internacionales sobre la idea de corazón de la ciudad) que, aplicados a un programa arquitectónico gubernamental, produjo una idea de lo público en común, visibilizada en la incorporación de espacios públicos articuladores de la vida política y la vida cotidiana. Tales reiteraciones evidencian una aceptación de los postulados conceptuales derivados de los centros cívicos; pero, al mismo tiempo, revelan una ruptura frente a la tipología gubernamental de edificio compacto, utilizada hasta finales de 1960.

investigación 14 – 15

1 1975 Edificio Gobernación del Huila y Parque Santander Quijano y De Irisarri Arquitectos Ltda

2 1974 Centro Administrativo de Santa Marta Gabriel Osuna, Hernan Vieira, Hernando Botero

3 1974 Centro Administrativo de Buenaventura Gáfaro Bonilla Estrada arquitectos

4 1974 Centro Administrativo de Cúcuta Londoño y Martínez arquitectos

5 1974 Centro Administrativo de Medellín Lago y Sáenz Arquitectos

6 1973 Gobernación del Cauca Hernando Botero y Asociados

7 1972 Centro Administrativo de Risaralda Rodrigo Arboleda H, Laureano Forero, Raúl Fajardo, Aníbal Saldarriaga, Horacio Navarro

8 1972 Edificio Municipal Bucaramanga Quijano y De Irisarri Arquitectos Ltda

Un centro cívico en Colombia

Aunque la arquitectura gubernamental de este periodo se sustentó en la idea de centros cívicos, en la práctica no se alcanzó tal realidad. Es por ello que, dentro de los hallazgos de esta investigación, llamó la atención la existencia de un proyecto que si bien no es propiamente gubernamental para el ámbito de la ciudad, sí contempla todas las variables conceptuales y proyectuales que preveía Sert para la conformación de un centro cívico -en este caso, de orden académico- ubicado en una ciudad universitaria. Se trata del Centro Cívico de la Universidad Nacional de Colombia (1968). Un proyecto conformado por la Torre de Rectoría, el Centro Administrativo, la Biblioteca, el Auditorio-Teatro y un Centro Deportivo y Estudiantil en torno de una plaza cívica, proyecto encargado a la Oficina de Planeación de la Universidad Nacional, bajo la coordinación de los arquitectos Eduardo Mejía y Gonzalo Vidal, oficina que, además “contaba con el apoyo de un Comité Consultivo integrado por los arquitectos Arturo Robledo, Fernando Martínez, Rogelio Salmona, Arcesio Constain, y Guillermo Bermúdez” (Cortés 2008, 50).

Este centro cívico estaba fundamentado en unos lineamientos conceptuales, que eran resumidos así por el entonces rector de la Universidad Nacional, José Félix Patiño:

Se trata de crear dentro de este grande pero frío campo universitario, un corazón, un centro vivo. En la Fig. #64 aparece la llamada “plaza cívica”, bordeada por la gran Biblioteca Central a la derecha, la torre y los edificios de la administración a la izquierda, y el gran Centro Estudiantil al fondo. El Centro Estudiantil será uno de los núcleos donde se concentre la mayor parte de los servicios de bienestar estudiantil, incluyendo cafeterías, almacenes cooperativos, salones de recreación, teatros

Año Proyecto Arquitecto Denominación Ciudad Estado
Gobernación
Neiva Construido
Centro Administrativo Santa Marta Proyecto
Centro
Administrativo Buenaventura Proyecto
Centro
Administrativo Cúcuta Proyecto
Centro
Administrativo Medellín Construido
Gobernación Popayán Proyecto
Centro
Administrativo Pereira Construido
Edificio
Proyecto 9 1972 Centro Administrativo de Quibdó Edgardo Arzuza y Daccarett y Serje Centro Administrativo Quibdó Proyecto 10 1972 Edificio Nacional de Cali Camacho y Guerrero Arquitectos Ltda - Lago y Sáenz C. Arquitectos Ltda Edificio Nacional Cali Construido 11 1971 Centro Administrativo Municipal de Palmira Lago y Saenz Arquitectos Centro Administrativo Palmira Construido 12 1971 Empresas Departamentales de Antioquia Fajardo Vélez y Cía. Ltda - C.E. Halaby y Cía. Ltda Edificio Departamental Medellín Construido 13 c.a 1971 Gobernación del Caquetá S.D Gobernación Florencia Construido 14 1970 Edificio Departamental de Valledupar Quijano y De Irisarri Arquitectos Ltda Edificio Departamental Valledupar Proyecto 15 1970 Palacio Departamental del Huila Quijano y De Irisarri Arquitectos Ltda Palacio Departamental Neiva Proyecto 16 1971 Centro Administrativo Distrital Cuéllar Serrano Gómez Centro Administrativo Bogotá Construido 17 1969 Gobernación del Quindio Lago y Saenz Arquitectos Gobernación Armenia Construido 18 1969 Concurso Edificios Distritales, Ampliación Edificio Liévano Jacques Mosseri Hane, Luz Amorocho, Benjamin Barney Edificio Distrital Bogotá Proyecto 19 1969 Gobernación del Cesar Quijano y De Irisarri Arquitectos Ltda Gobernación Valledupar Construido 20 1969 Edificio Nacional de Manizales Eduardo Londoño Arango, Carlos Martínez Silva Edificio Nacional Manizales Construido 21 1967 Centro Administrativo Municipal de Cali Esguerra, Saenz, Urdaneta Samper & Cia. - Ricaurte Carrizosa & Prieto Centro Administrativo Cali Construido 22 1966 Palacio Departamental del Valle Richardson y Yusti Ltda - Camacho y Guerrero Palacio Departamental Cali Construido 23 1962 Centro Administrativo en La Alpujarra Est. Arquitectura Universidad Nacional (Sede Medellín) Centro Administrativo Medellín Construido Tabla 1_ Arquitectura gubernamental en Colombia, 19601975. Fuente: elaboración propia.
Municipal Bucaramanga
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Figura 4_ Centro Administrativo de Quibdó. Arzuza, Daccarett & Serje Arquitectos, 1972. Redibujo digitalizado Espacio público. Arq. William García.

Figura 5_ Centro Administrativo de Risaralda. Forero, Fajardo, Forero et al., 1972. Redibujo digitalizado Espacio público. Arq. William García.

Figura 6_ Centro cívico Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Carátula: Arq. Luz Amorocho. Redibujo digitalizado Espacio público. Arq. William García.

Figura 7_ Las nuevas construcciones: figura 64 (1966). Redibujo digitalizado Espacio público. Arq. William García.

y las oficinas y dependencias de los organismos estudiantiles. En las Figs.#65 y 66 se ven otros aspectos de este centro o plaza cívica que, esperamos, dé no solo un mejor servicio sino también un nuevo ambiente más grato. (1966, 67)

Las directas alusiones del rector Patiño a las categorías de corazón, centro vivo, plaza cívica evidencian un conocimiento de las ideas de Sert (1955), invocadas en la concepción del centro cívico para la Ciudad Universitaria, un campus que desde sus orígenes en 1936, y para 1968, era totalmente abierto a la ciudad de Bogotá, por lo que la concepción del espacio público de este campus, estaba pensado y diseñado como parte de los espacios públicos de la ciudad.

En las distintas versiones que se contemplaron de este centro cívico se revela un esfuerzo por cohesionar los distintos equipamientos en un solo conjunto urbano, cuyos edificios fueron diseñados por los arquitectos Jairo Novoa y Luis Hernández (Torre-Centro Administrativo), Eugenia Mantilla (Auditorio-Teatro), Gonzalo Vidal (Centro Estudiantil), Alberto Estrada (Biblioteca) y Carlos Martínez (Plaza Cívica).

De esta manera, se dotó a la Ciudad Universitaria de un espacio público y cívico que seguía las teorías y preceptos proyectuales formulados por el CIAM VIII, y cuyos efectos se dejan sentir especialmente en su plaza principal, la Plaza Che. Al presente, son indiscutibles las repercusiones que este espacio ha tenido, tanto en la vida universitaria como en la vida nacional, pues en esta plaza diariamente se realizan innumerables encuentros (espontáneos y planeados) de orden cultural, artístico y político.

Así, la plaza de este centro cívico ha sabido acoger, a lo largo de su historia, las expresiones culturales de estudiantes y ciudadanos, pero también significativas reuniones y visitas de políticos tan importantes como los taitas de una comunidad indígena o algunos presidentes de la república. Es un lugar que se ha consolidado en la memoria de la comunidad académica como espacio por excelencia para la manifestación y la disputa de las ideas; discusiones que alcanzaron la denominación de este espacio público, pues aunque las directivas la designaron Plaza Francisco de Paula Santander, y en su honor erigieron una estatua en la plaza; por distintas razones, un grupo de estudiantes rechazaron tal designación para rebautizarla como Plaza Che, y como resultado, pintaron la efigie de este líder revolucionario en la fachada del auditorio, a la vez que la estatua de Santander era derrumbada por estos mismos estudiantes.

investigación 16 – 17
Figura 8_ Centro Administrativo: Arqs. Jairo Novoa y Luis Hernández. Figura 9_ Plaza cívica: Arq. Carlos Martínez (1968). Redibujos digitalizados. Arq. William García.
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Figura 10_ Vista aérea Ciudad Universitaria (1971) con el Centro cívico en construcción. Nótese la ausencia del cerramiento perimetral. Fotografía redigitalizada señalando el Centro cívico. Arq. William García.

De esta manera, vemos cómo en este centro cívico, -es la democracia de los ciudadanos, y no la autocracia de los elegidos-, lo que se ha manifestado, y se sigue manifestando como corazón de esta ciudad universitaria, órgano con el que este centro académico ha consolidado gran parte de su identidad y de su vocación por lo público. Un centro cívico, cuya arquitectura ha sido capaz de dar cabida a las diferencias, no para homogeneizarlas, sino para catalizarlas de modos siempre nuevos, siempre tradicionales, y cumplir así con la promesa que hiciera Le Corbusier al afirmar que:

El centro cívico reúne en una armonía espiritual y material, todas las funciones colectivas susceptibles de manifestar el espíritu de un grupo social de una ciudad, de una sociedad. El une el pasado con el presente. El constituye la historia de la ciudad, sin ruptura y sin abandono. (Le Corbusier, citado en O’Byrne 2010, 32)

conclusiones

Las conclusiones de la investigación se centran en responder las preguntas iniciales: ¿cómo desde el ámbito de lo privado se ha venido transformando una idea de lo público en la arquitectura gubernamental, posterior al cierre de la Dirección de Edificios Nacionales? Y derivado de ello, ¿cuáles son las ideas de lo público que ha vehiculado la arquitectura gubernamental del periodo estudiado?

Respecto a la primera pregunta, se pudo detectar que la concepción y diseño de la arquitectura gubernamental en manos de entes privados a partir de 1960 tuvo repercusiones de distinto orden. Por una parte, obligó a la contratación de instituciones privadas, convocadas bajo la modalidad del concurso de arquitectura (Ley 4 de 1964). Este nuevo modelo de gestión implicó cambios en el proceso de diseño: si en el pasado el encargo arquitectónico se asignaba directamente a los arquitectos del Ministerio de Obras Públicas, quienes proyectaban estas obras bajo reserva, en el interior de sus oficinas, ahora este encargo se asignaba de acuerdo con los méritos de las propuestas concursantes, en un proceso que se visibilizaba, comentaba y exhibía públicamente. En resumen, la concepción y diseño de la arquitectura gubernamental por entes privados derivó en un proceso más abierto (por la libre accesibilidad a los concursos) y más público (por la difusión de sus resultados).

En términos de diseño, resulta paradójico que cuando las entidades privadas asumen el reto de diseñar una de las arquitecturas más públicas, estas obras dejan de asemejarse a edificios privados, aislados y herméticos. Al contrario, se optó por una arquitectura permeable al público y a la ciudad, mediante la inserción de espacios públicos, que fomentaran el encuentro ciudadano, siguiendo la noción CIAM de los centros cívicos. Por este motivo, la idea de lo público que ha vehiculado la arquitectura de los centros administrativos radica en el libre encuentro, entre la sociedad y sus instituciones, o lo que es lo mismo, entre el espacio público y sus edificios; una arquitectura gubernamental que alberga dentro de sí una doble identidad de lo público, representada por el edificio en altura —símbolo del poder vertical y jerárquico con que se suele asociar a las instituciones gubernamentalesz—, y a la vez, por la plaza —espacio horizontal y abierto para el diálogo y la disputa, en el que se afirma el poder de los ciudadanos—. Es por ello, que la principal transformación de una idea de lo público bajo instituciones privadas acontece cuando la tradicional tipología del edificio gubernamental —compacto, aglutinador de diferentes dependencias en un volumen único— se transforma en una arquitectura fraccionada y jerarquizada en diferentes volúmenes que sintetizan en la plaza urbana, una idea de lo público, en tanto espacio para el encuentro “entre la sociedad y sus instituciones”, como afirmaba Sert (1955), o como afirman Bonamusa, Segura y Villar (1996), “entre el Estado, las organizaciones de la sociedad civil y en menor grado, aunque también presente, la sociedad política y el mercado”.

investigación 18 – 19
La idea de lo público que ha vehiculado la arquitectura de los centros administrativos radica en el libre encuentro, entre la sociedad y sus instituciones, o lo que es lo mismo, entre el espacio público y sus edificios.

Respecto a la segunda pregunta, es importante señalar que si bien los edificios administrativos y, en general, la arquitectura gubernamental en Colombia “actúan como hitos en la configuración del tejido urbano” (Niño 2015, 25), la idea de lo público que movilizan estos hitos, varió, del hito de carácter simbólico (1905-1960: palacios y edificios nacionales) al hito de carácter urbano (19601975: centros administrativos y centros cívicos). Dos modos de representar una idea de lo público en la arquitectura gubernamental que, a su vez, encarnan dos modos de promover y fomentar encuentros entre el Estado y la sociedad. Si bien en Colombia es claro que no se construyeron centros cívicos gubernamentales, -aunque sí de orden académico- la influencia de las ideas que los caracterizaron, bajo la teoría del corazón de la ciudad, sí logró transformar el sentido de lo público que caracterizó la arquitectura gubernamental posterior a 1960.

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Figura 11_ Plaza Che. Universidad Nacional de Colombia (2013). Fotografías Redigitalizadas. Arq. William García
Dearq 33

Aceptado: 7 de diciembre de 2021

Recibido: 15 de junio de 2021

Cómo citar: Triana Urrego, Katherin y Diego Romero Sánchez. " Espacios comunitarios: espacios políticos. La Central Nacional Provivienda y la construcción de los espacios abiertos en su modelo de ocupación en Bogotá". Dearq no. 33 (2022): 21-32.

Espacios

La Central Nacional Provivienda

construcción de

DOI: https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.03

en su modelo de ocupación en Bogotá Community spaces, political spaces. Central Nacional Provivienda and the construction of open spaces in its occupation model for Bogotá

La Central Nacional Provivienda, fundada en 1957, es una organización que ha promovido la construcción de barrios en diferentes ciudades colombianas a través de tomas organizadas de la tierra. El propósito de este artículo es comprender el sentido político en la construcción de los espacios abiertos y comunitarios en los barrios de Provivienda, a partir de la experiencia en la primera toma exitosa en Bogotá, el Policarpa Salavarrieta, su barrio insignia. Esta experiencia permite reevaluar la pertinencia de la categoría de “informalidad” para hacer referencia al amplio espectro de las formas de los barrios autoconstruidos y de crecimiento progresivo. Palabras clave: barrio Policarpa Salavarrieta, Central Nacional Provivienda, espacio abierto, espacio comunitario, espacio político, informalidad.

Central Nacional Provivienda (Cenaprov), founded in 1957, is an organisation that has promoted the construction of neighbourhoods in different Colombian cities through planned land seizures. The purpose of this article is to understand the political meaning in the construction of open and community spaces in the neighbourhoods built by Cenaprov, based on the first successful takeover experience in Policarpa Salavarrieta, Bogotá, its flagship neighbourhood. This experience allows us to reassess the relevance of "informality" referring to the wide spectrum of self-built forms and progressively growing neighbourhoods.

Keywords: Policarpa Salavarrieta neighbourhood, Central Nacional Provivienda, open space, community space, political space, informality.

comunitarios, espacios políticos.
y la
los espacios abiertos
Katherin Triana Urrego ktriana@unal.edu.co Universidad Nacional de Colombia Diego Romero Sánchez diaromerosa@unal.edu.co Universidad Nacional de Colombia
20 – 21
DOI: https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.03

introducción

A partir de la premisa de que la categoría de “informalidad” no ha permitido profundizar en las complejidades que tiene cada una de las formas de construir ciudad que no provienen del Estado y de las disciplinas de la arquitectura y el urbanismo, en este artículo se estudia la experiencia de la construcción de los espacios comunitarios y sus significados políticos en el entramado diverso de los barrios informales, desde la experiencia de la Central Nacional Provivienda (Cenaprov).

La incapacidad estatal de garantizar el derecho a la vivienda, el aumento de los déficits de habitabilidad y servicios públicos básicos y el vertiginoso crecimiento demográfico sufrido en grandes ciudades colombianas a mediados del siglo XX supusieron la aparición de diferentes estrategias, actores sociales y organizaciones que echaron mano de herramientas no convencionales para la consecución de tierras y vivienda para que las personas menos favorecidas tuvieran una mejor calidad de vida urbana.

Para colonizar1 territorios en la ciudad, nacieron organizaciones de índole social que pretendían mejorar o, al menos, disminuir los trágicos déficits, a partir de valores como la solidaridad popular y la fuerza de trabajo de la sociedad. Al luchar por el derecho a la vivienda y condiciones habitables dignas, estas organizaciones tenían un horizonte político basado en pensamientos de orden socialista que se vinculaba, en su mayoría, con partidos políticos como el Comunista o la Unión Patriótica. De esta manera, ocuparon un lugar importante en los proyectos e ideales de construcción de ciudad, en particular con el desarrollo de espacios comunitarios.

Provivienda nació en Cali, en 1957, con el objetivo de organizar las tomas de hecho de la tierra (invasiones) bajo preceptos comunistas, en un momento de efervescencia de la ocupación “informal” en el país. Se trasladó a Bogotá poco después y se consolidó como una organización de carácter nacional, líder en el desarrollo de barrios de ocupación popular.2

En Bogotá, la invasión más importante de Provivienda fue la del barrio Policarpa Salavarrieta (1961-1966). A partir de su consolidación y del establecimiento de un modelo de ocupación y transformación a largo plazo, para la década de 1970 fundó, en Bogotá, con la ayuda de sus numerosos afiliados, doce nuevos barrios (tabla 1). Años más tarde, filiales de Cenaprov se establecieron en distintas poblaciones del país y desarrollaron diversos programas de recuperación de tierras y de acceso a unidades de vivienda por medios que supusieran menos represión estatal.

Fuente:

Tabla

1.

Se ha decidido usar este término, por su cercanía al léxico que se usa dentro de la organización Provivienda.

2.

Para ampliar información sobre Cenaprov (luchas, objetivos y barrios consolidados en Bogotá y otras ciudades) puede consultar Alcaldía Local Antonio Nariño (2011), Naranjo Botero (2014) y Sánchez Triviño (2018, 233-235).

Figura 1_ Espacio abierto, espacio común, espacio de cocina. Barrio Policarpa Salavarrieta. circa 1971. Archivo Histórico Centro n.º 1, barrio Policarpa Salavarrieta. 1_ Fundadores del barrio Policarpa Salavarrieta y fundaciones de Provivienda en las que participaron Fuente: Sánchez Triviño (2018, 242-244).
Dearq 33

Fundadores Hijos Proceso barrial que apoyaron

1 José Medina y Ana Isabel Garzón de Medina Rosa Medina, Graciela Medina, Mercedes Medina, Rafael Medina, Raúl Medina, Gloria Medina, Dora Medina, Mirian Medina Nuevo Chile y Julio Rincón

2 Efrain Sánchez y María Nieves Quito Ismael Sánchez, Hipólito Sánchez, Carmenza Sánchez, Rafael Sánchez Nuevo Chile y Julio Rincón

3 Maria Lucia Ríos Enrique Berbecí Ríos, Elsa María Berbecí Ríos El Porvenir

4 María Antonia Rafaela Antonia Julio Rincón

5 Teresa Guerrero Miguel Guerrero, Rita Guerrero El Porvenir, Las Colinas y Salvador Allende

6 José Pompilio Martínez y María del Carmen Acosta Isabel Martínez, Ana Martínez, Liocelina Martínez, Mercedes Martínez Bravo Páez y El Porvenir

7 Isabel de Mate Yaneth de Mate, Armando de Mate, German de Mate José María Vargas Vila y Bravo Páez

8 Juan de Jesús Triana y Ana Rosa Cruz de Triana José Triana, Tulia Triana, María A. Triana, Margarita Triana, Alfonso Triana, Clemencia Triana, Silvia Triana, Cesar A. Triana

9 Álvaro Rozo y Rosa Elcira Vargas

10 Aureliano Lozano y María Araujo de Lozano

Alcira Rozo, Jorge Rozo, Susana Rozo, Álvaro Rozo, Flor Rozo, Lucero Rozo, Gabriel Rozo, Rolan Rozo

Luz M. Lozano, Marco A. Lozano, Luis E. Lozano, Gerardo Lozano, Yolanda Lozano, Mary Lozano, Luz D. Lozano, Angélica Lozano

11 José Bello y Margarita Quintero Flor Bello, Alba Bello, Yolanda Bello, Luis Bello

12 Gilberto Ayala y Marlen Quintero Fredy Ayala, Yenni Ayala, Patricia Ayala, Álvaro Ayala

13 Rosa de Cantillo Alexander Cantillo, Yolima Cantillo

14 Mario Upegui y Astrid Lozano Gilberto Upegui, Sandra Upegui, Judith Upegui, Libia Upegui, Camilo Upegui

Las Colinas y Salvador Allende

El Porvenir y Nuevo Chile

Las Colinas y Salvador Allende

Las Colinas

Las Colinas y Salvdor Allende

Nuevo Chile

Pablo Neruda, Julio Rincón, Nuevo Chile, José María Vargas Vila, Bravo Páez, El Porvenir, Luis Alberto Vega, Camilo Torres, Los Comuneros, Las Colinas y Salvador Allende

15 Luis A. Morales y Ninfa de Morales Tania Morales, Luis C. Morales

16 Pedro Antonio Salas e Isabel de Salas Empera Salas, Dalia Salas, Magnolia Salas, Diamela Salas

17 Jesús Mariano Lozano e Isabel Lozano Cárdenas Stella Lozano, Marlen Lozano, Aurora Lozano, Samuel Lozano

18 Alfonso Araujo y Graciela Ruiz de Araujo Omar Araujo, Ruth Araujo

Pablo Neruda, Julio Rincón, Nuevo Chile, José María Vargas Vila, Bravo Páez, El Porvenir, Luis Alberto Vega, Camilo Torres, Los Comuneros, Las Colinas y Salvador Allende

Pablo Neruda, Julio Rincón, Nuevo Chile, José María Vargas Vila, Bravo Páez, El Porvenir, Luis Alberto Vega, Camilo Torres, Los Comuneros, Las Colinas y Salvador Allende

Los Comuneros y Camilo Torres

El Porvenir

19 Pedro Antonio López y Gloria María Inés Rodríguez Álvaro López, Gloria López, Javier López, Tito López, Luis A. López, José W. López Nuevo Chile

20 Alcira Sandoval María C. Sandoval, Alejandra Sandoval

Alejandro Pinto, Juan C. Pinto, Liliana Pinto

21 Gonzalo Pinto y María Mora

22 Alejandra Morales Blanca Morales, Eduardo Morales, Alonso Morales

23 José Antonio Silva y Luciana E. Rojas de Silva Jairo A. Silva, Omar Silva

24 Reinaldo Sánchez y Flor Suarez

25 Luis A. Pinto y Mercedes Sandoval

Las Colinas y Salvador Allende

El Porvenir y Nuevo Chile

El Porvenir, Las Colinas y Salvador Allende

Las Colinas y Salvador Allende

Alberto Suarez, Humberto Suarez, Gilberto Suarez, Flor Suarez, Carmenza Suarez Nuevo Chile

Pedro Pinto, Jorge Pinto, Sofía Pinto, Hugo Pinto, Rodolfo Pinto, Rances Pinto, Wilson Pinto, Óscar Pinto, Esperanza Pinto, Chávela Pinto

26 Martin Villalba y Raquel Álvarez Aurora Villalba, Gloria Villalba, Marina Villalba, Gladys Villalba, Alirio Villalba

Julio Rincón

Las Colinas y Salvador Allende

investigación 22 – 23

Los modelos de planificación de Provivienda para la conformación de barrios “informales” implicaron la aparición de espacios comunitarios, fundamentales para el desarrollo de la vida política, económica, urbana y social de sus habitantes. Entendiendo este contexto, han surgido las siguientes preguntas: ¿cómo un espacio comunitario genera un significado político perdurable en el tiempo? ¿Cómo el espacio abierto se convierte en el núcleo de la vida urbana de un barrio de Cenaprov? ¿Cómo se traducen las ideas de Provivienda a su modelo de ocupación?

metodología

La metodología se compone de cuatro momentos: la contextualización del fenómeno de Cenaprov en el marco del déficit habitacional bogotano, la definición del caso de estudio, el análisis de los espacios comunitarios y la enunciación de las conclusiones a partir de los resultados de la investigación. La estructura de este texto da cuenta de los diferentes elementos que, en una lectura lineal, permiten entender cómo los espacios comunitarios de los barrios de crecimiento progresivo construidos por Provivienda adquieren un sentido político.

La hipótesis que guía esta investigación es que la experiencia en la configuración de espacios abiertos en la construcción del Policarpa Salavarrieta determinó el modelo para la ocupación posterior de otros barrios en el que los espacios comunitarios tenían vocación política. Esta hipótesis se podrá comprobar en una etapa posterior de la investigación, en la que se analicen a profundidad otros barrios de Provivienda. El contexto de la constitución de estos barrios en la segunda mitad del siglo XX se ha armado gracias a la literatura sobre el fenómeno de las migraciones, sobre la construcción de la ciudad informal y, particularmente, sobre las tomas de tierra y los modelos de ocupación derivados.

Para el análisis de los casos de estudio, se ha recurrido a la información recopilada en el archivo de Cenaprov y el Centro n.º 1 del Barrio Policarpa Salavarrieta. Entre estos documentos se encuentra el listado de barrios conformados con el apoyo de Provivienda, los actores que determinaron su gestación y realización e información diversa sobre los acontecimientos importantes en la construcción del barrio.

La preeminencia del análisis de estos espacios responde a dos razones principales: la primera es que la toma del Policarpa es fundante e insignia del modelo de ocupación de Provivienda. En ese sentido, sus experiencias servirían de referente para ocupaciones posteriores. La segunda es la existencia de diversos estudios sobre su conformación que, por el momento, escasean para otros barrios de Cenaprov.

Si bien el análisis parte de una lectura del sentido político y comunitario del espacio, el interés de esta investigación es reconocer de qué manera se fueron configurando histórica y políticamente los espacios abiertos en el caso de Provivienda, en torno a significados y memorias específicas. A partir de esta lectura, las conclusiones del texto dan cuenta de lo complejo del fenómeno de la informalidad, al particularizarlo en los espacios comunitarios producidos por un actor como Provivienda.

redefinición de la informalidad

En la teoría urbana existe una tendencia a imaginar la informalidad como una esfera de desregularización e ilegalidad; una actitud que está fuera del ámbito del Estado; un dominio que se presta para la supervivencia de los pobres, quienes, a menudo, se ven marginados de las prácticas urbanas, debido a procesos de migración, gentrificación o reurbanización (Roy 2013). Por esto, la informalidad se ha considerado la cara oscura del desarrollo de las ciudades.

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La historia de la ciudad es la historia de sus espacios abiertos que, como espacios ciudadanos, se han constituido como el corazón del tejido urbano y de su vida pública.

“Entre las razones más fuertes del desplazamiento también tenemos las variables económicas, las precarias condiciones de vida en el campo, el desequilibrio en las circunstancias de trabajo en el campo y la quimera de encontrar algo mejor en las ciudades”. Para ampliar información sobre las características del crecimiento urbano en ciudades colombianas, consulte Sánchez Triviño (2018, 229 y 230).

Se dice que la informalidad no solo es efecto, sino también causa de la pobreza, en la medida en que la población residente en áreas informales es capturada por muchos “círculos viciosos” que reiteran su condición (Smolka 2003 citado en Monayar 2011, 9). Este tipo de imaginarios ha repercutido en la formas de ver la informalidad en Latinoamérica y ha dado lugar a concepciones como la de Walter López Borbón, quien apunta a que “hace referencia a todos aquellos procesos de ocupación del territorio, bien sea en áreas rurales o urbanas, que por lo general no cumplen con las condiciones legales establecidas y que adelantan procesos de construcción, uso y transformación del suelo por su propia cuenta” (2016, 30). Mientras que para unos la informalidad significa una enfermedad social, económica y urbana, para otros es la oportunidad de un mejor devenir. Esta concepción se encuentra más arraigada en contextos culturales, sociales y económicos populares.

En la disciplina del urbanismo, en torno a la categoría de informal se han desarrollado contradicciones que no le han valido una definición acertada en los contextos de la ciudad latinoamericana, pues “se define lo informal no por lo que es, sino por lo que no es” (Riofrío 2001 citado en Clichevsky 2008, 34). Así, se niega su existencia como un hecho de cultura, sin tener en cuenta las realidades urbanas desde las cuales se gesta.

La informalidad, según Riofrío (2001), es aquello que no está integrado al sistema que se considera convencional y que, muchas veces, es el que la ha producido. También se entiende como “lo espontáneo, que surge no estando en los planes por una necesidad vital de sectores de la sociedad que necesitan un lugar donde asentarse” (citado en Clichevsky 2009, 64). Por lo tanto, la connotación general que se tiene de la informalidad es negativa. En Colombia, la informalidad, desde el Estado, se entiende como el ejercicio de una actividad por fuera de los parámetros legales, una definición insuficiente planteada por la Ley 1429 del 2010. Ideas como esta han tomado fuerza en los siglos XX y XXI, lo cual ha llevado a ocultar las relaciones e interacciones socioeconómicas y políticas, vistas como rasgos culturales de algunas comunidades (García-Vargas y Mena-De la Cruz 2020). En consecuencia, ¿qué impacto han tenido las prácticas informales en las ciudades colombianas?

Los conflictos de ciudades como Bogotá, en materia de planeación y crecimiento urbano-demográfico, responden mayormente a una disputa por acceso a tierras y vivienda. Desde los años treinta hasta los sesenta del siglo XX, la infraestructura urbana necesaria para habitar la ciudad resultaba insuficiente para dar cobijo al acelerado crecimiento demográfico, situación que acrecentó los problemas relacionados con los déficits habitacionales. De ser un país con una mayoría de población rural para 1930, cuarenta años después Colombia se convirtió en un país de ciudades: “para 1973 la población urbana pasó del 38 % al 64 %” (Suárez, Santana y Aldana 1982, 28).

Si bien la violencia política es una de las principales causas de migración y crecimiento desmesurado, no es la única; el desarrollo económico y los incipientes adelantos industriales atrajeron a las ciudades a gran parte de la población rural que estaba en búsqueda de mejores oportunidades.3 El resultado de estos procesos migratorios y de las condiciones de precariedad de vida fue el de la toma por vías no convencionales de terrenos para la construcción de viviendas y otros espacios urbanos. Estas otras formas de construir ciudad que caracterizaban este momento fueron reprimidas violentamente por el Estado.

Un claro ejemplo de esta situación es el barrio de invasión Policarpa Salavarrieta en Bogotá, ubicado al sur del Hospital San Juan de Dios, entre las carreras 10 y 12A y entre las calles 1 sur y 4 sur. Bajo la guía de Cenaprov, este fue el primer barrio construido distante de la estructura planteada por la institucionalidad que presentó un claro modelo de ocupación y transformación y que demostró que la informalidad, en muchos casos, no es caos.

3.
investigación 24 – 25

¿Qué entendemos, entonces, por informal? Lo informal puede expresar una condición de diversos fenómenos de la realidad. Según Nora Clichevsky (2009), la informalidad es una forma de reconocimiento de un territorio que pone en evidencia que grandes porciones de la ciudad existen y se rigen bajo sus propias reglas comunitarias, políticas, urbanas y económicas, distintas a las de la formalidad. Entonces, lo informal surge a partir de hechos netamente culturales, los cuales dan forma y definen las identidades urbanas propias de estos lugares (región de proveniencia, filiaciones políticas o religiosas, etc.). De acuerdo con Saldarriaga (2001), en los asentamientos informales:

[…] se mantiene una oferta dispuesta aunque de manera precaria para ser urbanizada. El predio que pueden adquirir es seguramente de mayor tamaño que cualquiera que puedan conseguir en el mercado formal, tiene muchas otras opciones distintas y más atractivas que contar con una vivienda terminada, como construirla por etapas, y posteriormente subdividirla y alquilar una parte de ella o construir un local o taller para poner un negocio […] Por otra parte no contraen las asfixiantes deudas hipotecarias con el sistema financiero. (Citado en Camargo Sierra 2005, 4)

En definitiva, la informalidad representa una alternativa de hacer ciudad por fuera de los esquemas establecidos y presenta diversas opciones de gestión, construcción, comercialización y apropiación de territorios y viviendas. Lo informal ha penetrado profundamente en el imaginario de los ciudadanos y la institucionalidad, se ha amalgamado con las nociones de formalidad y ha hecho que los discursos y visiones que pretendían erradicarlas no sean vigentes. Es evidente que la dicotomía entre lo formal e informal ya no es relevante (Triana Urrego 2020).

espacios abiertos-espacios comunitarios-espacios políticos

La historia de la ciudad es la historia de sus espacios abiertos que, como espacios ciudadanos, se han constituido como el corazón del tejido urbano y de su vida pública. El espacio abierto, en el caso del Policarpa, se ha configurado desde el comienzo con un sentido comunitario —dado su carácter informal— y político —dadas sus circunstancias históricas—, algo que no sucede en otros casos de urbanización reciente, tanto formal como informal.

En la ciudad, el espacio abierto es un regulador de la actividad humana. Como espacio abierto, ha permitido la participación ciudadana de sus habitantes (Sennett 2018, 208). El carácter comunitario, sin embargo, se adquiere cuando el espacio lo construyen colectivamente sus habitantes; mientras que el carácter político aparece cuando existe deseo de utopía en su proyecto de configuración, “un significado político en el marco de un imaginario colectivo crucial” (Harvey 2013, 15).

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Figura 2_ Reunión de barrios filiales a Provivienda en el espacio central de la manzana de los fundadores, circa 1973. Fuente: Archivo Histórico Centro n.º 1, barrio Policarpa Salavarrieta.

Un análisis desde las diversas formalidades permite comprender la poética de la construcción de lo comunitario desde una condición política, teniendo en cuenta los ideales y los valores preeminentes de Provivienda: solidaridad y resistencia. En el Policarpa, si bien su origen ha sido comunitario y político, su integración con el resto de la ciudad ha permitido que algunos de sus espacios adquieran, efectivamente, un carácter público y ciudadano. Lo político de los espacios comunitarios, en todo caso, ha pervivido al paso del tiempo, pues se han convertido en lugares de memoria para la comunidad policarpuna.

la calle: extensión del espacio comunitario de la vivienda

La calle es la primera manifestación de la ciudad. Es un espacio abierto que permite ir de un lugar a otro, interconectando diversas funciones como socializar, habitar, estudiar, trabajar o recrearse. La calle es una extensión de plazas, universidades, salones comunales y viviendas, lugares que cumplen la función de encuentro y albergan la discusión de ideas. Pero ¿las calles de un lugar de origen informal pueden convertirse en una extensión de esa vida comunitaria?

Definitivamente, en el barrio Policarpa Salavarrieta, desde los primeros trazados (1961-1965), que tomaron como referencia el naciente barrio Sevilla, planeado por la Alcaldía sobre la avenida Caracas, la calle se convirtió en el espacio donde se configuraron las futuras ocupaciones y la ubicación de las casetas en los lotes. Al ser espacios tan reducidos para el desarrollo de las actividades sociales, la calle asumió ese rol comunitario; se convirtió en el escenario de reuniones familiares, sociales y políticas, y volcó espacios como la sala o el comedor fuera de la vivienda.

A lo largo de los años, tanto viviendas como calles se fueron transformando. Sin embargo, la calle nunca perdió su esencia de espacio comunitario. Cuando se construyeron casas “de material”,4 con espacios propicios para la actividad social, los habitantes del barrio se seguían reuniendo en las calles. En la actualidad, esta vocación está más ligada a la influencia del comercio en el barrio; sin embargo, la venta de telas e insumos para confección no ha desbancado comer, marchar y socializar fuera de las construcciones.

la manzana de los fundadores: núcleo de la vida política

Uno de los espacios más importantes del Policarpa es la manzana de los fundadores. En la búsqueda de un espacio comunitario, este lugar se configuró como un centro de mando social y político. Allí vivían algunos líderes de Provivienda y del barrio, quienes tomaban las decisiones más importantes respecto a nuevas ocupaciones, trazado de vías, mejoramiento de calles y viviendas o consecución de servicios públicos. Este se configuró como un espacio urbano singular: es la única manzana que albergó en su centro una pequeña plazoleta con canchas.

Figura 3_ Vida urbana en la calle 3 sur entre carreras 10 y 10 bis, circa 2005. Fuente: Archivo Histórico Provivienda. Figura 4_ La calle como espacio para comer, compartir y festejar, circa 1983. Fuente: Archivo Histórico Centro n.º 1, barrio Policarpa Salavarrieta.
investigación 26 – 27
4. Con esta expresión se indica que las casas se construían con materiales más resistentes como ladrillo, concreto, metal, vidrio, etc.

Alrededor de este centro de manzana se establecieron el primer salón cultural y la escuela, al tiempo que se consolidó una identidad definida para este espacio como zona de recreación, reunión y festejo. Con el paso del tiempo, el centro de esta manzana se convirtió en el núcleo de la vida política y comunitaria del barrio. Provivienda, incluso, trasladó su sede a la manzana de los fundadores del Policarpa.

Este espacio, durante el día, albergaba bien a niños que salían de la escuela, bien a decenas de militantes de las filas de Provivienda que venían a recibir capacitaciones para ocupar otros barrios, o bien servía como escenario para las juntas de vecinos. Allí se construyeron decenas de casetas andantes5 y era el punto de partida de comparsas y marchas. En otras ocasiones, era utilizado como escenario deportivo, donde se disputaban torneos de fútbol o baloncesto.

Los cambios que supuso la integración del barrio con la ciudad, como la introducción del comercio o el mejoramiento de las condiciones de viviendas y calles, transformaron la manzana de los fundadores. La necesidad de un colegio de gran envergadura alteró el carácter abierto de este espacio; se construyó el Colegio Jaime Pardo Leal y sus múltiples entradas se cerraron. La localización del colegio, sin embargo, no desplazó las ideas políticas que lo rodeaban. Al ser un lugar de reunión para la juventud, en el barrio se han encargado de que el colegio promueva el pensamiento que los ha mantenido en pie durante más de sesenta años y que lo han convertido, también, en un lugar de memoria histórica y política.

El salón cultural es un elemento fundamental de la configuración del modelo policarpuno. En este espacio amplio, construido desde la visión del teatro, con escenario y camerinos, permite desarrollar un sinfín de actividades de índole política y cultural. Por esta razón, promueve la identidad del barrio: un espacio de diálogo en el cual los diferentes actores que trabajan constantemente en pro de su mejoramiento y desarrollo pueden dar a conocer sus puntos de vista. La renuencia de llamarse salón comunal deviene de una diferencia de pensamiento entre las juntas de acción comunal como entidad distrital y la organización cultural y política que existe en el Policarpa.

En otros barrios de Provivienda se reconoce una manifestación del sentido político de los espacios comunitarios, que tienen una importancia similar a la de la manzana de los fundadores: un espacio abierto donde se sitúa el salón cultural y donde, generalmente, hay un colegio. Esta relación surge del modelo propuesto por Cenaprov en la consolidación del barrio Policarpa y cuya implementación contó con la ayuda de sus fundadores.

Figura 5_ Mitin político en la manzana de los fundadores, circa 1965. Fuente: Archivo Histórico Centro n.º 1, barrio Policarpa Salavarrieta.

Figura 6_ Partido de fútbol interbarrial, circa 1973.

Fuente: Archivo Histórico Centro n.º 1, barrio Policarpa Salavarrieta. 5.

Las casetas andantes fueron una de las estrategias de ocupación de terrenos que se usaron en la época de las tomas del barrio Policarpa Salavarrieta en Bogotá. Consistía en casetas prefabricadas con materiales como palos de guadua y paroy o tela asfáltica. La táctica consistía en que cada caseta estaría ocupada por cuatro personas y que, a una señal específica, levantarían la caseta y caminarían hacia los terrenos por ocupar.

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Figura 7_ Esquema de transformación en el tiempo de la manzana de los fundadores. Fuente: elaboración propia.

Figura 8_ Configuración de la manzana de los fundadores en torno a 1990. Se señalan algunos de los fundadores más representativos del Policarpa. Fuente: elaboración propia.

CONSOLIDACIÓN POSTERIOR CALLE 4 SUR CONSOLIDACIÓN POSTERIOR CALLE 3 SUR ESPACIO COMUNITARIO CALLE 3 SUR COMERCIO BARRIAL CALLE 4 SUR ESPACIO COMUNITARIO CONCENTRACIÓN COMERCIO VACIO ÚLTIMA OCUPACIÓN COMERCIO BARRIAL CALLE 4 SUR CALLE 3 SUR COMERCIO TEXTIL CONCENTRACIÓN COMERCIO TEXTIL SALÓN CULTURAL PRIVADO COLEGIO PRIVADO COLEGIO COMERCIO BARRIAL CALLE 4 SUR CALLE 3 SUR COMERCIO TEXTIL CONCENTRACIÓN COMERCIO TEXTIL SALÓN CULTURAL
investigación 28 – 29

el parque policarpa salavarrieta

En principio, el espacio en el que hoy se ubica el parque del barrio Policarpa se pretendía ocupar con viviendas, como se había hecho en otras manzanas. Pero su destino cambió el 8 abril de 1966, el Viernes Santo Sangriento. En el único lote vacío, se llevó a cabo una de las más sangrientas luchas por la vivienda en Bogotá, que marcó un nuevo rumbo para este espacio, en el que se constituyó un lugar de memoria.

Durante algunos años, el vacío significó respeto a quienes dieron su vida en esa lucha; pero, en vista de la necesidad de una iglesia, de un nuevo salón cultural y de un espacio abierto de recreación, se decidió ocupar el terreno. Prontamente se descartó la idea de la iglesia, entonces, en el parque se construyó un nuevo edificio para Provivienda y el nuevo salón cultural.

Si bien se erigieron las construcciones más importantes del barrio, este espacio no se ocupó en su totalidad. Sin ser aún el Policarpa legalizado, se diseñó un parque que contaría con ciclovía, juegos para niños, zonas verdes, biblioteca y gimnasio. Poco a poco se hicieron las obras para mejorar las condiciones del terreno que colinda con la Décima, primero, con la fuerza de trabajo de los propios habitantes y, después, con ayuda de las entidades gubernamentales. Sin embargo, el resultado final dista mucho del proyecto inicial.

Actualmente, sobre este parque se disponen la Casa Cultural Luis A. Morales, el Centro n.º 1 y la sede de Cenaprov. Sobre la carrera 10 bis hay un comedor comunitario de la Secretaría de Integración Social, y el resto está rodeado de diversos negocios abiertos hacia la calle. En el parque hay dos canchas deportivas, juegos infantiles y máquinas para hacer ejercicio. Aunque comunitario, este espacio ha sido objeto de intervenciones y mejoramiento por parte de la Administración Distrital, recientemente, que lo dotó de mobiliario urbano institucional (bancas, papeleras, rejas para las canchas, etc.).

Cuando hay celebraciones, la comunidad del barrio se reúne en el parque, donde se hacen bazares y otros eventos. Se celebran los cumpleaños del barrio, festivales de teatro y marchas; pero, a pesar de la celebración, de los cambios y del devenir del tiempo, el vacío que aún configura este lugar recuerda la lucha allí vivida.

Fuente: Archivo Histórico Centro n.º 1, barrio Policarpa Salavarrieta.

Figura 10_ Salón cultural del barrio Nuevo Chile, junto al colegio homónimo y frente al parque Salvador Allende.

Fuente: elaboración propia, 2021.

Figura 11_ Salón cultural del barrio El Porvenir, en Soacha, sobre el parque del mismo nombre. Fuente: elaboración propia, 2021.

Figura 9_ Primera casa cultural del barrio Policarpa.
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conclusiones

Este análisis es un primer acercamiento a los métodos de hacer ciudad de Cenaprov. Identificar las particularidades de esta forma no convencional que, históricamente, se ha incluido dentro del gran paraguas de la informalidad, permitió reconocer las complejidades espaciales y de vida urbana en la construcción de espacios comunitarios y la necesidad de dar un sentido alterno a este concepto.

Los modos de habitar en torno a lo comunitario y a lo político hacían parte del proyecto de ciudad de Provivienda, que se materializaba en los espacios abiertos. Ese proyecto es particular y no es común a la construcción de toda la ciudad informal, y una etapa posterior de esta investigación puede encontrar otros elementos urbanos comunes a este modelo. Junto con los distintos procesos de desarrollo progresivo, estos espacios han sido dotados de un sinfín de significados, pues al construirse en el tiempo y con el esfuerzo de los moradores del barrio y sus diversas visiones políticas, religiosas, sociales y económicas, estos espacios han desarrollado una identidad reconocible, de carácter político.

Ahora bien, desde el modelo de ocupación propuesto para el Policarpa, el sentido de los espacios abiertos va más allá de un carácter eminentemente funcional, existente en otros modelos de ciudad. Por el contrario, estos suplen necesidades netamente comunitarias. El carácter político que han adquirido se hace evidente no solo en un sentido existencial o histórico, sino también de manera concreta en la arquitectura: en las paredes del salón cultural aparecen pintados próceres de la independencia como Bolívar o Policarpa, personajes como Camilo Torres, viviendistas como Luis A. Morales o Mario Upegui, que también dan nombre a edificios importantes como el colegio, Jaime Pardo Leal. El Policarpa y su modelo de ocupación y transformación han dejado huella en otros barrios fundados por Provivienda, donde se evidencia la conjunción de actividades comunitarias en estos espacios abiertos y edificios aledaños, que, efectivamente, manifiestan las ideas de ciudad de esta organización que será corroborada en otro momento.

En definitiva, los discursos del urbanismo, en Bogotá, presentan contradicciones: en la construcción de la ciudad contemporánea, que reconoce cada vez más las formas de hacer ciudad fuera de lo convencional, no se ha valorado suficientemente el sentido colectivo de estos espacios. La experiencia de Provivienda nos enseña cómo se puede aplicar el sentido político en la construcción de otros espacios abiertos, colectivos y públicos. Estos espacios se han llenado de sentidos y de significados, gracias a la participación de sus habitantes en su construcción y con su experiencia de habitar en el tiempo.

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Figura 12_ Parque Policarpa Salavarrieta. Fuente: elaboración propia, 2021.

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Pasajes, vacíos y arquitecturas extraviadas.

la frontera norte de México

Passages, voids, and stray architectures. An open case of neglect, appropriation and prospection on Mexico’s northern border

El objetivo del artículo es mostrar un análisis del paisaje urbano sobre las condiciones de abandono, apropiación y prospectiva de la zona comercial integrada al Centro Cívico de Mexicali, ciudad fronteriza de México; siguiendo la tradición teórica de la geografía crítica y, especialmente, los estudios culturales urbanos. Su proyecto inmobiliario, morfología urbana y arquitectura han transitado de la lógica pragmática y racionalista del urbanismo moderno, a la incertidumbre derivada del fracaso y el deterioro. Se evidencian errores de planificación, pero mostrando el potencial de los pasajes, los baldíos y las edificaciones heterogéneas que coexisten cerca del centro de Gobierno.

Palabras clave: historia urbana, intersticios, espacio cívico, apropiación, vacíos urbanos, planificación moderna, ciudad fronteriza.

The intention of this article is to show an analysis of the urban landscape on the conditions of neglect, appropriation and prospection of the commercial zone integrated into the Civic Center of Mexicali, a border city in Mexico; following the theoretical tradition of critical geography and urban cultural studies. The city's real estate project, urban morphology and architecture have moved from the pragmatic and rationalist logic of modern urbanism, to the uncertainty derived from failure and deterioration. Errors are evident in its planning, making visible the potential on walkways, vacant lots and heterogeneous buildings that coexist near the government center.

Keywords: urban history, interstices, civic space, appropriation, urban voids, modernist planning, border city.

Recibido: 15 de junio de 2021 Aceptado: 7 de diciembre de 2021 Cómo citar: Peimbert Duarte, Alejandro. "Pasajes, vacíos y arquitecturas extraviadas: un caso abierto de abandono, apropiación y prospectiva en la frontera norte de México". Dearq no. 33 (2022): 33-41. DOI: https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.04
Un caso abierto de abandono, apropiación y prospectiva en
https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.04 investigación 32 – 33
Alejandro Peimbert Duarte alejandro.peimbert@uabc.edu.mx Universidad Autónoma de Baja California
DOI:

introducción

A mediados de la década de 1970, en Mexicali, capital de Baja California, se planificó una zona para concentrar las sedes y dependencias de los distintos ámbitos del Gobierno. Previamente, el sitio del proyecto estuvo ocupado por empresas agrícolas.

En un terreno contiguo al conjunto gubernamental se reservaron cuatro bloques para una zona comercial; esta se creó con una imagen inspirada en las ciudades novohispanas, integrada por pasajes peatonales, lotificación ortogonal y con arquitectura que alterna —ahora— historicismo neocolonial, lenguaje tardomoderno y edificaciones anodinas.

El paso de los años originó nuevos usos. Los vacíos intermedios y los pasajes peatonales fueron degradándose con prácticas de apropiación inusitadas. El futuro de este conjunto de 85.000 m² se mantiene incierto, pero la tensión entre un estado ruinoso y la congestión abre posibilidades múltiples; algunas de ellas se experimentan cotidianamente, otras solo se hacen visibles cada fin de semana, pero quedan las que gestan la imaginación y el tiempo.

El presente artículo tiene como objetivo mostrar un análisis del paisaje urbano sobre las condiciones de abandono, los modos de apropiación y las posibilidades de la zona comercial integrada al Centro de Gobierno de Mexicali. Su proyecto inmobiliario se dio en medio de una ambiciosa política de modernización; su morfología urbana fue arbitraria de las condiciones climáticas y del contexto sociocultural; su arquitectura imitó —con notas de nostalgia y chauvinismo— los antiguos centros históricos de las ciudades virreinales mexicanas.

El texto inicia reseñando el origen y la historia reciente del llamado abreviadamente Centro Cívico. Este complejo urbano se inspiró en los principios del urbanismo moderno, aunque para los años de su emprendimiento dichos ideales ya se estaban sometiendo severamente a la crítica. El conjunto comercial sobre el que se enfoca este texto es un área integrada por pasajes (que rememoran los callejones del urbanismo virreinal) y cuyos edificios iniciales acudieron a gestos historicistas, distanciados notablemente de la modernidad arquitectónica. Esta yuxtaposición de tradición y vanguardia fue definiendo el escenario más ecléctico del momento en esta ciudad fronteriza: ¿habrá sido (o es, todavía) —sin quererlo— la síntesis más abreviada del paisaje de Mexicali? ¿Habrá sido un laboratorio involuntario del cual aún no se ha aprendido? ¿Cuáles fueron las implicaciones de proyectar un centro sobre aquella periferia?

Figura 1_ Zona comercial del Centro Cívico y Comercial de Mexicali, a la derecha se observa el Centro de Gobierno, circa 1975. Fuente: Archivo Histórico del Estado de B. C
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Figura 2_ Publicidad del Centro Cívico y Comercial, 1977. Fuente: Colección Valenzuela Robles.

Enseguida se discuten algunos apuntes en torno a las nociones de espacio y cultura. Ahí se distinguen las cualidades que tienen lo cerrado y lo abierto, desde el pensamiento sobre la ciudad y lo urbano; se trata del estado del arte que fundamenta el modo en que se observa el paisaje de esta zona de la ciudad. Finalmente, se analizan de forma puntual cada uno de los componentes que caracterizan a este conjunto, conectando tipología espacial (pasajes, vacíos y arquitectura), condiciones sociales y culturales (reflejadas en el presente) y oportunidades que se vislumbran en este espacio abierto.

el origen: un centro en la periferia

La ciudad de Mexicali, situada justo en la frontera con el estado de California, tiene como registro de su fundación el año de 1903, cuando apenas existían un pequeño caserío de adobe, un cuerpo de agua apacible (río Nuevo) y una enorme promesa de desarrollo agrícola sobre el “desierto fértil” que comprendían los valles de Mexicali (México) y de Imperial (Estados Unidos), beneficiados con las aguas del río Colorado. El cultivo del algodón trajo un auge económico oscilante y un paulatino crecimiento; posteriormente, la Ley Seca en los Estados Unidos reconfiguró la imagen urbana e impulsó la economía de Mexicali. Sin embargo, la bonanza por el llamado oro blanco dejó definida la configuración de la ciudad y sus perímetros. El decaimiento en la producción algodonera, el surgimiento de nuevas dinámicas binacionales y ciertos fenómenos globales alrededor del sector industrial dieron paso a un funcionamiento distinto (Quiroz Rothe 2008).

Con el establecimiento de industrias, el índice poblacional registró un incremento importante que se agudizó a principios de los años setenta (Lucero 2013). Esto provocó que el equipamiento urbano —originalmente situado en el área fundacional— resultara insuficiente, especialmente la administración pública. El crecimiento demandó un plan regulador, basado en los principios funcionalistas del urbanismo moderno, que integraba diversas zonas que acompañaran al nuevo centro. De aquel plan se concretaron las zonas financiera, comercial, hotelera y hospitalaria. “La idea de un centro cívico se importa del concepto americano de servicios públicos, los civic center, que existen en las ciudades de Estados Unidos” (Valenzuela Robles 2010, 35 y 36). Así, ante las nuevas necesidades de la capital, se motivó la creación de un sitio que se convirtiera en el nuevo centro de la ciudad: el Centro Cívico y Comercial de Mexicali.

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Figura 3_ Zona comercial del Centro Cívico, circa 1978. Fuente: Colección Reyes Moreno.

La construcción de las sedes del Gobierno y sus zonas complementarias, junto con la delimitación de reservas para fases posteriores, trajo consigo evidencias del error que significaba mover el centro a la periferia de ese entonces: olvidar que la mudanza de un motor de actividad generaría un vacío en los primeros cuadros de Mexicali; confiar que el mercado inmobiliario sería estable y que llevaría a buen rumbo un proyecto del Estado (en el que un 75 % del territorio era propiedad privada, particularmente comercio); menospreciar la dependencia del automóvil que existe —y que hoy se agrava— entre la población local, lo que no necesariamente se evidencia con un déficit de estacionamiento, sino con un sistema de movilidad inconsistente, e imponer un trazado anacrónico y desconectado de las condiciones que los habitantes de esta ciudad fronteriza viven cotidianamente.

Las limitaciones del proyecto y las fallas en su ejecución podrían interpretarse como una pérdida irreversible; sin embargo, desde el error se han logrado nuevas formas de habitar. Aunque el Estado haya desamparado prematuramente la propuesta ante el revés de una planificación cerrada, los habitantes han ido reconfigurando —mediante prácticas de apropiación poco frecuentes— un tejido urbano diverso.

espacio, paisaje y cultura: lo cerrado y lo abierto

El abordaje de este trabajo se sitúa en los estudios culturales urbanos. No es suficiente con atender lo que aquí acontece con propuestas oficiales de rehabilitación, reactivación o regeneración. Pensar en esta problemática desde una perspectiva disciplinar (urbano-arquitectónica), implicaría seguir con la misma lógica e inercia que concibió este centro hace cuatro décadas.

Conformarse con los componentes visuales que aportan los pasajes, los vacíos y los edificios significaría olvidar qué voluntades y qué imaginarios originaron este conjunto, y ello significaría omitir las relaciones sociales que han transformado la ciudad en cuarenta años. Además, significaría cancelar aquello que se potencia y se gesta ahora, a partir de prácticas emergentes de apropiación:

EUA MÉXICO Calexico, CA Segunda sección de la ciudad
Figura 4_ Localización y delimitación del área de estudio, 2021. Fuente: elaboración propia sobre imagen del Inegi.
de
Mexicali,
Centro Cívico y Comercial Mexicali
Baja California
Zona comercial (área de estudio) Plaza de los Tres Poderes Plaza de Toros Calafia Centro de Gobierno Av.delosPioneros Callede Calafia CalzadadeAnáhuac CalzadaIndependencia Andador Cholula PasajeTaxco PasajeChapala PasajeVallarta PasajeTuxpan PsajeSanMiguel PasajeCelaya Av. de los Héroes PasajeCozumel PasajePátzcuaro PasajeOaxaca PasajeGuanajuato PasajeUruapan Pasaje. Acapulco Pasaje Cuyutlán PasajeCoyoacán PasajeTlaquepaque Pasaje Autlán Pasaje Autlán Pasaje Álamos M Superficie (m2) No. de predios Ocupados Baldios A 13,029 52 3 B 23,055 73 25 C 27,703 85 36 D 21,432 74 32 85,219 A C B D (Antiguas sedes del gobierno) Dearq 33
Centro Cívico y Comercial de Mexicali

Para los propósitos de la geografía cultural contemporánea, el espacio no es algo que exista independientemente de quienes viven en él. No se trata de una plataforma donde se ubican los objetos, personas, fenómenos y eventos, ni de una dimensión independiente de la sociedad. No lo podemos definir como algo estático que funciona como escenario para aquello que ocurre sobre él, sino que es el producto de las relaciones sociales, políticas, económicas, culturales y ambientales. […] El espacio es, entonces, resultado de las relaciones sociales, ya sea de los seres humanos entre sí, como las que establecen con los otros elementos físico ambientales con los cuales comparten el planeta y su existencia. Lo anterior tiene sus repercusiones sobre la superficie terrestre, deja una huella llamada paisaje. (López Levi 2010, 217)

Bajo esta premisa, este caso se construye como un objeto de estudio transdisciplinar, considerando que “la transformación de la ciudad no puede dejarse solamente a los urbanistas, arquitectos o empresarios, sino que debe extenderse a todas las ciencias que se interesan por la ciudad” (Careri 2016, 110 y 111).

Tomando estas bases, el espacio se dejaría de observar como tal y se empezaría a comprender como paisaje. Lo primero nos llevaría a concebir un Centro Cívico cerrado; lo segundo, nos ofrece un caso abierto. La dicotomía de lo liso y lo estriado planteada por Deleuze y Guattari (2002) en Mil mesetas ayuda a comprender que esta zona ha transitado de ser un espacio estriado a un espacio liso, de ser un caso cerrado a uno abierto, de ser un asunto urbano-arquitectónico a una problemática sociocultural. También esta mirada, que permite distinguir entre la ciudad y lo urbano (De Cearteau 2000), necesita un soporte metodológico igualmente abierto:

En el contexto de la investigación arquitectónica y urbana, un paso frecuentemente crítico es descubrir cómo lo espacial y lo social se intersectan y si —por definición— requieren de métodos interdisciplinarios. […] Hablar con las personas; entrevistar a la gente, observar a los sujetos en su hábitat natural o en el ajeno, y simplemente hacer lo que ellos hacen provee de capas de información nuevas y perspicaces. (Mack 2018, 348 y 349)

Los siguientes apartados exponen, a través de la observación participante, del análisis urbano y de la interpretación de datos visuales, un acercamiento inicial a las condiciones socioespaciales de la zona comercial del Centro Cívico. Pasajes peatonales, vacíos urbanos y arquitectura se tratan por separado. Sobre cada una se anotan descripciones reflexivas, dejando pautas para futuros análisis más detallados sobre cada componente del lugar, así como para motivar el empleo de otras técnicas.

La observación participante se dio en distintas jornadas, incluyendo días templados y días calurosos. Es importante apuntar que Mexicali cuenta con un clima cálido seco cuyas temperaturas máximas alcanzan los 50 °C. En las visitas se contemplaron mayormente días laborales (cuando hay mayor tráfico vehicular), aunque se hicieron algunas en ciertos fines de semana, incluidos los domingos. El diario de campo y el registro fotográfico fueron los medios más recurrentes para obtener y capturar la información.

El análisis urbano está referido a diversas escalas: en la de tejido urbano se identificarán usos del suelo, ocupación, utilización y, sobre todo, el área de estudio (esto, con el apoyo de cartografía, imágenes satelitales e información catastral); en la escala arquitectónica, el análisis se logró a través del registro fotográfico, identificando tipologías, niveles de edificación, estado del inmueble y características formales o estilísticas, y en la escala humana se identificó el estado que guardan los pasajes, se inventarió el mobiliario urbano —indicando características y estado de conservación—, así como otros elementos del paisaje, como vegetación e infraestructura. Además, se reconocieron cualidades del entorno a través de una lectura sensible del lugar (captando condiciones auditivas, olfativas y táctiles, además de las ópticas).

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El análisis de los datos visuales se apoyó tanto en material de archivo como en el registro elaborado especialmente para esta investigación. Para ello se emplearon una serie de categorías y códigos asociados con el marco teórico de esa investigación. Esto facilitó la interpretación de los datos, trabajo que se expresa en los tres apartados siguientes.

Este conjunto, originalmente denominado Zona Rosa, lo conforman cuatro manzanas que suman 85.219 m². Estas confluyen en la intersección de la avenida de los Pioneros y la calle Calafia. Cada manzana tiene una densidad uniforme y accesos vehiculares a sus áreas de estacionamiento. El trazado de sus pasajes sigue ejes perpendiculares que son ortogonales a la intersección vial.

Las condiciones de abandono de este conjunto se podrían encontrar, entre otras cosas, a través de un asunto esencial: su toponimia. Destaca que no hubo apropiación del título Zona Rosa. Dentro del Centro Cívico existen lugares que, aunque difieren en su uso y función, tienen una designación consolidada: la Plaza Calafia, la Plaza Fiesta, la Plaza de los Tres Poderes, entre otros. Sin embargo, el sitio del que se oCupa este texto no se reconoce con una denominación oficial, aunque cuenta con componentes en su morfología que la distinguen dentro del entorno.

Al sitio se le identifica por sus pasajes y recibe denominaciones coloquiales, como “los pasajes del Centro Cívico”. El desdén del Estado hacia esta zona, su inconclusión y el acentuado deterioro podrían dar señas de que su demarcación ambigua y anónima es parte de este menosprecio. Esta zona se aparta de lo insustancial e indiferenciado (García Vázquez 2011) que muchos sectores de una ciudad fronteriza poseen. Al menos en este caso, la ausencia de toponimia abre múltiples posibilidades: se puede etiquetar de cualquier manera y, al mismo tiempo, hacer que centremos fácilmente la atención en aquello del lugar que sí tiene nombre y que resulta ser su componente más atractivo: los pasajes.

pasajes, laberintos y cruces espontáneos

Los nombres de los veinte pasajes se han tomado de distintas localidades del centro y sur del país. Esto da sentido a la intención en el diseño, al incluir referentes novohispanos: trazo ortogonal, remates visuales, andadores adoquinados, luminarias, bancas, fuentes y arriates hechos de cantera.

Los usuarios dejan sus autos para iniciar un trayecto que demanda un mapa en mano: “Me dijeron que era por los pasajes, pero no me dijeron cuál”, se escucha la voz de una mujer que busca un despacho jurídico sobre el Pasaje San Miguel. “Es por aquí… ¡Mira!”, un sujeto le dice a quien lo acompaña en el cruce de los pasajes Acapulco y Cozumel. A unos metros, un conductor maniobra con cuidado su auto, para estacionarlo en algún parqueadero improvisado sobre un terreno baldío. Un miércoles a mediodía un oficinista se

Figura 5_ Pasaje Vallarta, 2021. Fuente: colección del autor.
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Figura 6_ Pasaje Celaya, 2021. Fuente: colección del autor.

fuma un cigarrillo bajo un mezquite; los 42 ºC anuncian el verano. Por fortuna, hay jardines, se distinguen los mejor cuidados de aquellos que surgen espontáneamente por las orillas, fragmentos de tercer paisaje (Clément 2018), que corresponden con los edificios en ruinas.

En ciertos trayectos, los pasajes se ensanchan y generan espacios de reposo, algunos más escenográficos que otros. Las áreas de estacionamiento que anteceden los pasajes, las marquesinas comerciales heterogéneas y la infraestructura improvisada e invasiva constituyen una suerte de folclor local. Estos andadores son espacio de tránsito y punto de encuentro; también definen rasgos distintivos en medio de un trazado casi laberíntico.

La amalgama entre nomenclatura, morfología urbana y paisaje se alimenta de esa nostalgia persistente que existe en una ciudad fronteriza como Mexicali, crisol de migrantes. Encontrarse geográficamente tan cerca de los Estados Unidos y tan lejos del centro de México define también una distancia que se guarda con la historia, la cultura y el terruño. La Tercera Nación en la que se encuentra esta ciudad se ilustra en esta postal: hibridación cultural y tránsito de sur a norte, síntesis que explica la gran omisión del proyecto.

vacíos urbanos y muros ciegos: ¿estéticas de la resistencia?

El abandono del proyecto inmobiliario de esta zona se hace patente a través de los solares nunca ocupados. De los 379 predios, un 25,06 % se encuentran vacíos. La manzana C es la que cuenta con un mayor número e índice de espacios sin ocupar, pues de los 121 predios, 36 (29,75 %) están vacantes.

Este abandono se concreta con tres aspectos. Primero, en su mayor parte los baldíos se hayan concentrados y definen claros de superficie considerable que inciden en la percepción al andar por los pasajes. Las edificaciones se perciben como un archipiélago sobre un océano compuesto de adoquines, salitre y losas de concreto. Segundo, muchos baldíos se utilizan como estacionamiento, y con ello transgreden la delimitación de las áreas destinadas para ello y hacen que los pasajes se empleen como sendas vehiculares; esto altera el orden y la seguridad peatonal. Tercero, los vacíos sirven de emplazamiento para manifestaciones de arte urbano, de protesta social y de una sutil apropiación intransigente.

En el verano de 2011 se realizaron 15 murales por el mismo número de artistas. La iniciativa Yo apoyo el arte contó con respaldo gubernamental, patrocinio de empresas y asesoría curatorial. Pero, además del arte mural que usó como soporte algunos muros ciegos, se hace presente de forma bastante pronunciada en el guerrilla art: el esténcil o la pega se observan en paredes y mobiliario urbano. Aunque estas prácticas juveniles de apropiación simbólica suelen ser efímeras (Fernández 2013), en esta zona abandonada tanto las expresiones

Figura 7_ Pasaje Janitzio, 2021. Fuente: colección del autor.
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Figura 8_ Jardín sobre baldío, 2021. Fuente: colección del autor.

gráficas de pequeño formato como los grandes murales han formado una pátina indeleble. El arte de la calle y los baldíos parecen fundirse y tornarse en soporte y símbolo del abandono y la resistencia. Al final, la protesta silenciosa, sosegada y contenida también existe (Rogger et al. 2018).

En octubre de 2016 se creó el mural Memoria que resiste, por parte de la Asociación Esperanza contra la Desaparición Forzada de Personas y el Colectivo Reco, que exigen el cese a la impunidad ante los más de tres mil casos documentados hasta entonces. En mayo de 2021, la misma alianza aprovechó el baldío frente al mural para crear el Jardín de la memoria, que dirige la mirada al rostro dibujado de seis jóvenes desaparecidos y dignifica el espacio que congrega a las madres de familia.

En la esquina de los pasajes Oaxaca y Guanajuato crece un jardín anónimo: dos mezquites, buganvilias y agaves representan otra forma de resistencia. Un pocket park en este “desierto urbano” contraviene el uso de suelo, el abandono y la aridez, representando cierta esperanza y orientando una posible solución para los vacíos de la zona.

arquitecturas extraviadas, ruinas y nuevos usos

Las fachadas de los incipientes locales de esta zona acudieron a un pintoresco estilo neocolonial. Pero, al cabo de una década de concluido el Centro Cívico, se erigieron en Mexicali los primeros conjuntos comerciales con aire acondicionado y amplios estacionamientos: la Plaza Fiesta y la Plaza Cachanilla afectaron la permanencia de la simulación arquitectónica, propia de las ciudades fronterizas (Méndez 2010). Estos nuevos espacios profundizaron el abandono de la “Zona Rosa”.

También se construyeron modestos edificios de oficinas para albergar despachos de abogados, notarías o escritorios públicos. En estos se empleó un lenguaje tardomoderno. Con esta imagen fue posible mantener un dialogo menos chocante con la arquitectura brutalista del vecino centro gubernamental. Sin embargo, entre el pastiche de ciudad virreinal y el rigor formal del concreto armado, se empezaron a asomar edificios anodinos, construcciones versátiles pero insignificantes, si acaso decoradas con cornisas sintéticas.

Hoy en día, cualquier tipología recibe por igual despachos y algunas de las dependencias administrativas que no tuvieron lugar bajo los lineamientos cerrados de aquella propuesta inicial; también restaurantes, cantinas, escuelas privadas, templos protestantes, una galería de arte. Incluso, existen edificios adaptados como viviendas colectivas, en contraste con otros que se encuentran en ruinas y que sirven de refugio para sujetos sin casa.

Figura 9_ Edificio tardomoderno sobre el pasaje Celaya, 2021. Fuente: colección del autor.
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Figura 10_ Ocupación de baldío sobre el pasaje Acapulco, 2021. Fuente: colección del autor.

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Dentro del surtido de formas, funciones, vacíos y despojos, las escasas piezas tardomodernas bien conservadas se perciben como piezas fuera de lugar, que en este caso se denominarán arquitecturas extraviadas. Estas obras de autor —originadas en la década de 1980— invitan a imaginar posibles futuros. Finalmente, otro extravío surge en medio del paisaje intersticial y errático de un pequeño oasis: una piscina de plástico ocupa un predio al que se la ha suministrado una cubierta, energía eléctrica y un sofá. Esta instalación brinda un nuevo uso y confirma que en esta zona no existen límites.

conclusiones

El acontecer de la zona comercial del Centro Cívico pone en evidencia que los principios del urbanismo moderno fueron incompatibles con el contexto de Mexicali. Para una ciudad joven se habrían requerido esquemas de ordenamiento flexibles; ante su posición fronteriza, se debieron considerar los impactos de los flujos migratorios sobre la construcción social del territorio, y frente a su condición climática, se omitieron adecuaciones importantes para el espacio abierto.

La crisis económica que se vivió en México a principios de la década de 1980 detuvo la conclusión del proyecto. Además, una década después de la creación de la zona y a pocos kilómetros del sitio surgieron nuevos espacios comerciales, equipados con andadores bajo techo y con grandes establecimientos ancla. Con esto, la obsolescencia de la Zona Rosa se hizo prematura.

La pervivencia de los pasajes da testimonio de una ciudadanía que demanda la experiencia de caminar la ciudad. Los vacíos urbanos garantizan la condición de apertura y la oportunidad para una estrategia reactiva e inmediata, sin necesidad de añadir más edificios. La arquitectura del conjunto evidencia la hibridación fronteriza en la que se conjuga el revival, lo efímero y lo formal; pero también motiva el reciclaje y la recuperación de las ruinas para crear espacios de transición entre interior y exterior, entre pasado y presente. Al mismo tiempo, se advierten tensiones entre el paisaje del poder y el lugar contrahegemónico.

Con este caso de espacio abierto queda también abierta la tarea de aproximarse estrechamente a la voz y a los imaginarios de aquellos quienes cohabitan y transitan por esta zona. De momento, con este trabajo se ha anticipado que se requieren marcos metodológicos flexibles para aproximarse al caso de estudio, para acceder a los sujetos y grupos sociales que interpretan y transforman el entorno, así como para captar la prospectiva que subyace en los pasajes, los vacíos y las arquitecturas extraviadas.

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Parque Bicentenario. Un gran vacío en la construcción del Proyecto Urbano

Parque Bicentenario. A large void in the construction of the Urban Project

El Parque Bicentenario, en Quito, es un sitio inusual, un extenso vacío urbano rodeado de una ciudad gris asentada sobre una impresionante geografía andina, un parque que no contiene los elementos que han caracterizado a los parques quiteños. Este artículo analiza el proceso de formulación del Parque Bicentenario dentro del marco que define los Grandes Proyectos Urbanos y resalta el rol del diseño en la construcción del proyecto urbano en la ciudad contemporánea, mediante una revisión de las propuestas desarrolladas y de los insumos normativos que hoy rigen la construcción de este parque y la regeneración urbana del área inmediata.

Palabras clave: ciudad contemporánea, proyecto urbano, espacio público, grandes proyectos urbanos, regeneración urbana.

Parque Bicentenario (Bicentennial Park), in Quito, is an unusual site, a large urban void surrounded by a greyish city that sits on the impressive Andean geography. A park that lacks the elements that have characterised other parks in Quito. This article analyses the planning process for Parque Bicentenario against the framework that defines Large Urban Projects and highlights the role of design within the construction of the urban project in the contemporary city. This is done through a review of the proposals and official documents that regulate the park’s development and the urban regeneration of its surrounding area.

Keywords: contemporary city, urban project, public space, large urban projects, urban regeneration.

Aceptado: 7 de diciembre de 2021

Recibido: 15 de junio de 2021

Cómo citar: Salvador, Antonio José. "Parque Bicentenario: un gran vacío en la construcción del Proyecto Urbano". Dearq no. 33 (2022): 42-53. DOI: https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.05

Antonio José Salvador antoniojose.salvador@polimi.it Dipartimento di Architettura e Studi Urbani –DAStU, Politecnico di Milano

DOI: https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.05

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introducción

La publicación Quito: el vacío como generador de una nueva centralidad, curada en el 2007 por Joan Busquets y Felipe Correa, constituyó uno de los productos académicos más relevantes para la formulación de un proyecto que anticipaba la salida del antiguo Aeropuerto Internacional de Quito. Busquets advertía sobre la importancia y necesidad de formular un Proyecto Urbano, intencionalmente con mayúsculas, para “hilvanar una estrategia más ambiciosa”, nuevos “modelos de proyectos urbanísticos” que tanto hacen y hacían falta entonces a Quito, nuevas formas de colaboración público-privadas, nuevas ecologías verdes y otras que “re-presenten” antiguas condiciones lacustres del sector, así como una oportunidad para abordar las necesidades a la escala local y a escala de ciudad. Busquets define el Proyecto Urbano en esta publicación como una “disciplina”, como “una pauta general que es seguida por varios desarrollos que mantienen una fuerte y cierta independencia funcional, programática y temporal, pero que se someten a un mismo cuadro urbanístico compositivo general”.

Su construcción va de la mano de la intención de regenerar el área inmediata, de transformar una zona que se expandió en torno al aeropuerto y que por restricciones urbanísticas y detrimento ambiental conservaron bajas alturas y plusvalía que, con la reubicación del aeropuerto, se convierten en una gran oportunidad para su transformación (Castillo et al., 2019). Si bien existen varias herramientas en curso para la construcción de este parque y capitalizar su presencia, a casi trece años del lanzamiento de un concurso de ideas para su diseño y a ocho de la aprobación de la ordenanza que norma la transformación urbana del sector inmediato, aún no existe una evolución significativa como resultado de estos procesos.

Este artículo de reflexión detalla la transformación del antiguo aeropuerto de Quito en el Parque Bicentenario, por medio de fuentes originales, en forma de ordenanzas, bases del concurso internacional para el diseño del parque, la propuesta ganadora y sus modificaciones subsecuentes, decisiones específicas para el sitio, políticas y proyectos. De forma crítica, analizaré la intención de preservar este gran vacío y de transformarlo en un gran recurso urbano, ambiental, social y económico para la ciudad, para identificar los vacíos que existen en los procesos político-administrativos y proyectuales.

El lente para este análisis es el de la construcción del Proyecto Urbano, y dentro de este el de los Grandes Proyectos Urbanos (GPU), para definir varias preguntas de investigación que permitan evaluar el proceso, los resultados y el estado en el que actualmente se encuentra la construcción de este parque (Lungo 2002, 2007). Como resultado final, en forma de conclusiones y sugerencias, plantearé algunos aspectos que puedan aportar en la discusión no solo específica del Parque Bicentenario, sino en un marco más amplio al tema de los GPU en la actualidad y a la construcción del espacio abierto en la ciudad contemporánea latinoamericana.

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marco teórico

La cultura del Proyecto Urbano en la ciudad contemporánea

El urbanismo y la planificación urbana emergen de la mano de la ciudad contemporánea, un campo cada vez más complejo, multidisciplinar que trasciende lo físico y espacial, “un espacio intersticial en el que se pueden, y de hecho se cultivan diferentes puntos de vista capaces de captar las múltiples dimensiones de lo urbano, se mueve entre la contingencia y la visión, entre el pasado, el presente y el futuro, entre la tecnología y la política, entre la política y la administración” (Gabellini 2018).

Utilizo la línea de pensamiento académico italiano, construido colectivamente a través de una reflexión activa sobre el urbanismo, la cultura del proyecto, el contexto y todas las dimensiones que componen la ciudad y su planificación, para reflexionar sobre el rol del Proyecto Urbano en la construcción de la ciudad contemporánea. Macchi Cassia, en 1991, publicó uno de los primeros análisis sobre el Proyecto Urbano a través de los primeros grandes casos ejecutados en la década precedente. Él resalta la capacidad de gestión, entendida como la capacidad de integrar interlocutores de diversas realidades urbanas, de reforzar las relaciones políticas y civiles, de enriquecer la ciudad con nuevos símbolos y el mejoramiento ambiental. Antonella Bruzzese y Laura Montedoro (2015) hacen hincapié en la necesidad de que el proyecto sea “guiado, adaptado y rediseñado constantemente”, y que cuente con una figura que no se limite a dibujar el espacio, sino a “delinear este proceso”.

Grandes Proyectos Urbanos

El auge de los GPU emergió en las últimas cuatro décadas como una estrategia de revitalización espacial y económica que ha desafiado varias dimensiones de la planificación urbana, por su magnitud en tamaño y escala, y porque requiere normativas excepcionales y nuevos mecanismos e instrumentos para ejecutarlos (Moulaert, Swyngedouw y Rodríguez 2002; Lungo 2007; Bricocoli y Savoldi 2010). Su inserción dentro del contexto y dentro de los procesos de planificación ha desencadenado varios análisis que proponen definirlo como una herramienta (Macchi Cassia 1991; Lungo 2002; Wagner 2014), una política urbana (Moulaert, Swyngedouw y Rodríguez 2002), un método (Cecchini 2004), un proyecto que intenta crear una nueva urbanidad (Majoor 2008) o una forma de producción de conocimiento (Vigano 2011).

En rasgos generales, los GPU se caracterizan por tres aspectos: 1) la importancia simbólica del proyecto dentro de su contexto, varias escalas y un cronograma prolongado; 2) la multiplicidad de actores y la cooperación entre entidades público-privadas, especialmente en las dimensiones económicas y políticas, y 3) el área delimitada de intervención con un programa definido. De ahí surge el reto de la inserción del proyecto dentro de su contexto (Cecchini 2004; Lungo 2007; Majoor 2008; Wagner 2014; Gabellini 2018).

Varios aspectos contribuyen al surgimiento de los GPU, como el redesarrollo de grandes áreas industriales, nuevas industrias, grandes eventos mundiales, políticas neoliberales en el mercado inmobiliario, incentivos económicos, globalización, desregularización, competencia global entre ciudades, redes de ciudades, entre otros (Macchi Cassia 1991; Lungo 2002, 2007; Moulaert, Swyngedouw y Rodríguez 2002; Majoor 2008; Ponzini 2008; Wagner 2014). En Latinoamérica, este tipo de procesos conlleva socialmente una dimensión aún más crítica, ya que estos proyectos tienden a apuntar hacia clases sociales elitistas, y cuando son ejecutados dentro de zonas habitadas, atentan con el desplazamiento de clases vulnerables. Asimismo, es un reto la administración y financiamiento de proyectos de esta envergadura, pues requieren procesos continuos y que dependen mayoritariamente de un capital privado, muchas veces extranjero (Lungo 2002).

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Es evidente que el Parque Bicentenario cabe dentro de los tres aspectos principales que caracterizan a los GPU: simbolismo y escala, gobernanza multinivel y área de intervención precisa. De esta revisión de fuentes, resalto tres aspectos para el análisis del Parque Bicentenario: contexto, gestión y diseño. 1) El contexto, entendido a través del proyecto, como un lugar complejo productor de conocimiento, en el cual se construye una interpretación de la ciudad y se producen nuevos espacios, ecologías y relaciones; 2) la gestión, como una herramienta para integrar interlocutores de diversas realidades e intereses y para conducir un proceso abierto, en constante evolución y adaptación, y 3) la importancia del diseño en el proceso, para lograr una transformación efectiva del espacio, considerando sus variables económicas, sociales y políticas.

¿Qué sucede si analizamos el proceso del Parque Bicentenario dentro de estos marcos? ¿Podemos concluir que existe un Proyecto Urbano para el Parque Bicentenario? ¿El proceso que se lleva actualmente responde a algún marco teórico o modelo? ¿Podemos y es adecuado abordarlo desde el marco de los GPU? ¿Es aún posible hacerlo?

análisis de fuentes originales

El Parque del Lago: diseño

En el 2008, el Municipio de Quito lanzó el concurso internacional de ideas Parque del Lago, donde funcionó el aeropuerto internacional de Quito desde 1960. La decisión de su reubicación se fundamentaba en la rápida expansión de la ciudad en la segunda mitad del siglo XX, en la cual el aeropuerto se rodeó de un crisol de edificaciones bajas, principalmente residenciales, que colindaban directamente con sus límites. Su reubicación al valle aledaño de Tumbaco se formalizó en febrero de 2013. Este proceso abrió la oportunidad de repensar el norte de la ciudad, una zona ambientalmente degradada por el ruido y la contaminación (Castillo et al., 2019).

Las bases del concurso (2008) convocaron al diseño de un parque de 126 hectáreas para promover el “más ambicioso proceso articulado de desarrollo urbanístico en la ciudad en donde encuentre aplicación el eco-urbanismo mediante procesos de recomposición de la ciudad”, planteando cuatro aspectos principales: “a) ampliar la dotación de espacios públicos de recreación, ocio y reunión de la población con un gran equipamiento de carácter contemporáneo que recupere el paisaje; b) mejorar la conectividad transversal (este-oeste);

c) adecuar la estructura urbana afectada durante años por las restricciones aeroportuarias; y d) mejorar y reparar condiciones ambientales”.

Figura 1_ Ortofoto del Aeropuerto Mariscal Sucre. Fuente: SIGTIERRAS 2010-2011
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Equipamientos Culturales Equipamientos Deportivos Fijos Centro de Convenciones Centro de Interpretación Bicentenario Circo Social Museo Aeronáutico FAE Área de aproximación despegue / aterrizaje Helipuerto Presidencial Ágora y Arena Espectáculos Centro de Investigación / Interpretación Agrícola Estación
Unidad
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Intermodal Acuario Área de aproximación despegue / aterrizaje Aeropolicial Área de Refugio Temporal del DMQ AeroPolicial Bomberos Arenero Polideportivo Equipamientos Deportivos Fijos
Educativa Municipal

La propuesta ganadora fue la de los arquitectos Ernesto Bilbao y Robert Sproull Jr. (2009), como resultado de un taller académico. Arraigada en la obra de James Corner, propusieron una transformación paisajística que buscaba reproducir en los 3,4 kilómetros de largo del terreno, un efecto ecológico que ocurre en los 45 kilómetros que se extiende Quito de norte a sur sobre la meseta superior. En esta distancia, y a una altitud promedio de 2800 metros sobre el nivel del mar, la vegetación y el clima cambian radicalmente y la propuesta planteaba al sur áreas de bosques y elementos de agua, y en el norte, huertos urbanos y zonas secas. A su vez, apuntaba a priorizar conexiones peatonales en su superficie, para que reforzaran la estructura vial existente y crearan tres conexiones vehiculares bajo el parque, y de esa forma conservar enteramente la memoria física de su perímetro. Un tercer aspecto es la ubicación de equipamientos culturales en la zona donde funcionó la terminal histórica, que ocuparía un área reducida para que el resto del parque conservara un lenguaje paisajístico, y que a través de un proceso prolongado remplazara la dureza de la superficie asfáltica del aeropuerto.

En una segunda instancia del anteproyecto se incorporaron una serie de nuevos equipamientos con la intención de convertir a Quito en una ciudad de eventos y congresos con 107.500 m² de construcción que comprenden un recinto ferial, torres de hoteles, arena de espectáculos, entre otros. Si bien la propuesta ganadora evocó el potencial paisajístico del lugar, rápidamente se perdió en las fases siguientes del proceso, y ello es evidente en la propuesta incluida en la resolución C-408, emitida en el 2012 por el Concejo Metropolitano de Quito.

Hoy en día, el Parque Bicentenario (antiguo Parque del Lago) no se caracteriza por poseer una gran vegetación, ni por contar con grandes elementos de agua. El parque no es permeable, su borde está aún delimitado por los muros existentes y su forma fue mutilada con la construcción de una vía que conecta de este a oeste y que desmembró la cabecera sur del parque para ubicar una nueva estación multimodal, terminal norte del metro. Es importante recalcar que la parada del metro se ubica a más de un kilómetro de distancia del recinto ferial. La propuesta en la resolución C-408 plantea dos vías vehiculares adicionales que ambiguamente desaparecen bajo la vegetación y efecto de la técnica gráfica, pero que a escala humana son grandes barreras que comprometen la continuidad paisajística y funcional del parque.

Finalmente, resalto que las bases mencionan un “desarrollo urbanístico integrado”, del cual se puede interpretar que el parque es uno de los elementos; sin embargo, no definen la relación con su entorno, especialmente la posible transformación del tejido urbano. Esta relación entre el parque y el entorno es quizás el vacío más grande, ya que existe en el imaginario de la Administración Municipal, de los profesionales que han sido parte de este proceso e, incluso, de los ciudadanos, pero que formalmente no están vinculadas dentro de un Proyecto Urbano.

Estas decisiones nos inducen a reflexionar sobre el reto que tenemos en tutelar los elementos más importantes del diseño que deben orientar la construcción y desarrollo de los proyectos y proceso urbanos.

La regeneración del entorno: diseño

Mencionaba que la regeneración del entorno es un aspecto implícito que se asume como efecto innegable a la construcción del parque. En el 2013, el Concejo Metropolitano de Quito emitió la ordenanza 0352 para la creación del Plan Especial Bicentenario, con el objetivo de la “consolidación del Parque de la Ciudad y el redesarrollo de su entorno urbano”, a través de “disposiciones y normas de uso, ocupación e intervención de suelo”. Esta ordenanza está compuesta por dos elementos: el planteamiento urbanístico y la estrategia de gestión urbanística y de suelo. Dentro del primero, ratifica la propuesta final presentada dentro de la resolución C-408, sin presentar ninguna modificación paisajística o programática, pero introduce una nueva lectura sobre las conexiones este-oeste,

Figura 2_ Lámina del proyecto ganador del concurso de ideas Parque del Lago. Fuente: Ernesto Bilbao and Robert Sproull Jr. Figura 3_ Propuesta incluida en la resolución C-408. Fuente: Municipio de Quito.
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Figura 4_ Unidades de gestión establecidas en la ordenanza 0352. Fuente: Municipio de Quito.

estableciendo una jerarquización vial y priorizando la construcción de tres vías vehiculares que fragmentan aún más el parque. A su vez, establece dos perímetros: uno denominado el límite del plan, y otro, como zona de transformación urbanística, donde establece más de seis millones de metros cuadrados de construcción a través de 51 unidades de gestión que equivalen a bloques urbanos o manzanas, categorizadas como “nuevo desarrollo”, “redesarrollo” y “renovación”. Dentro de estas unidades de gestión es importante resaltar que comprenden decenas de propietarios, con lotes de varias dimensiones, incluso de 200 m², y que deben llegar a un acuerdo para ejercer estas nuevas posibilidades de transformación y cumplir con las dimensiones mínimas establecidas que oscilan entre 600 y 5000 m². Estas regulaciones no toman en cuenta la complejidad morfológica de estos lotes, la viabilidad económica y, especialmente, su complejidad social.

Otro elemento importante en el plan es que incrementa la altura a niveles atípicos en la ciudad, para llegar hasta los treinta pisos, cuando la normativa establecía en esa zona edificaciones de tres o cuatro pisos, y en otras partes de la ciudad hasta un máximo de dieciséis o veinte pisos. También establece coeficientes de ocupación del suelo del 25 % en zonas que actualmente cuentan con frentes continuos y otro tipo de configuraciones morfológicas. Sin duda, este es un aspecto que genera interés en el sector inmobiliario; pero, a su vez, establece nuevas tipologías de edificaciones que conllevan cambios morfológicos y sociales, a contracorriente de los residentes actuales y también con el estilo de vida de las élites quiteñas, posibles usuarios y que en las últimas décadas abandonaron la meseta superior de la ciudad para construir viviendas unifamiliares en los valles aledaños (Bustamante y Herrero 2017). Esto también conlleva un cambio en el know-how inmobiliario, donde inversionistas y profesionales deben aprender a trabajar con estructuras más complejas y desarrollar nuevos mercados. Las condiciones técnicas y morfológicas establecidas en la ordenanza apuntan a un recambio social, un aspecto que resalta Mario Lungo (2002) entre los desafíos de los grandes proyectos urbanos latinoamericanos.

El desarrollo a escala de manzana es una práctica desconocida en el urbanismo contemporáneo quiteño, ya que la capacidad de desarrollo inmobiliario se enfoca en edificaciones individuales, y las normativas vigentes plantean retiros laterales que generan estructuras aisladas y poca continuidad en la planta baja. Busquets (2007) define el proceso de expansión de Quito como un fenómeno de “mínima resistencia”, que responde a “voluntades individuales o de pequeña escala”. Esto es evidente en la zona más dinámica de la ciudad, el sector financiero de La Carolina, que a finales de la década de 1980 inició un proceso de transformación donde viviendas unifamiliares fueron remplazadas por edificaciones de mediana altura, un fenómeno recurrente en toda la ciudad (Bustamante y Herrero 2017).

Esta zona también creció alrededor de otro gran parque y ha sido testigo de la construcción del Quito contemporáneo. Allí se ha desarrollado orgánicamente un proceso de regeneración lote a lote, al ritmo de la capacidad de la demanda y oferta inmobiliaria, y donde treinta años más tarde aún se siguen transformando los últimos lotes, efecto de la resolución STHV-14 del 2017, que autoriza una edificabilidad adicional de hasta el 100 % para lotes cercanos a las paradas del metro y que cumplan con los estándares de ecoeficiencia establecidos en una matriz de rendimiento. La altura de las edificaciones, aspecto que quizás generó tanto interés como polémica en el sector del Bicentenario, hoy en día ya no es un aspecto exclusivo para esta zona, la cual, a su vez, con la poca transformación física del parque, dejó de ser una zona atractiva para inversionistas, considerando que es menos central y que cuentan con otras desventajas en cuanto a equipamiento, servicios, transporte público, entre otros.

Repensar la zona inmediata al Parque Bicentenario una serie de retos inherentes a los GPU e implica que administrativa, financiera y socialmente, la ciudad y sus ciudadanos tengan la capacidad de ejecutar una obra de esta envergadura. A través de la ordenanza 082 es evidente la posibilidad de innovación en

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materia urbana y, de hecho, introduce aspectos interesantes, como las mencionadas unidades de gestión, inclusión de viviendas de interés social, usos de tratamientos urbanísticos, entre otros. Pero, al mismo tiempo, nos induce a reflexionar sobre los instrumentos de diseño y su rol en la planificación de la ciudad.

Esta ordenanza se enfoca en redactar los parámetros de desarrollo, pero evita entrar en una dimensión de masterplan o de diseño urbano para definir las características del espacio público, volumetría de las edificaciones, o evita estudiar la incidencia de las alturas propuestas, de la asociación de lotes individuales, pero especialmente la integración urbana de estas edificaciones con el parque, es decir, la conformación de un Proyecto Urbano. Estas herramientas son importantes no solo para orientar a inversionistas, propietarios y profesionales, sino también para evaluar el efecto que tienen en la ciudad, poder delinear procesos y tener la capacidad legal y administrativa para constantemente actualizarlos (Bruzzese y Montedoro 2015). Entre los aspectos que hoy en día condicionan modificaciones a esta ordenanza están los plazos quinquenales, que permiten pequeñas actualizaciones, mas no cambios significativos.

plaza de la independencia 0.07 km la alameda 0.44 km el ejido 0.55 km la carolina 1.60 km parque metropolitano 2.40 km parque del lago 3.50 km zócalo, méxico d.f. 0.10 km plaza de mayo, buenos aires 0.21 km tiananmen, beijing 0.75 km parc de la villette, parís 1.12 km memorial park, houston 2.70 km central park, new york 4.00 km investigación 48 – 49
Figura 5_ Análisis de los parques urbanos en la meseta superior. Fuente: Ernesto Bilbao and Robert Sproull Jr.

De esta forma, se revela la falta de cohesión entre el parque y la regeneración del entorno, pues es evidente la falta de un Proyecto Urbano alineado con otras instancias de planificación de la ciudad, capaz de responder a las características del territorio, y que a través de políticas del suelo y un plan de financiamiento logre su sostenibilidad y que no se convierta en una carga y riesgo para la Administración Municipal (Lungo 2002, 2007).

De facilitador a gestor: gestión

El rol del Municipio de Quito en este proceso es intransferible y se convierte en una gran oportunidad para liderar procesos que garanticen un desarrollo integral y evitar que la planificación urbana se convierta en la “suma de grandes proyectos” (Lungo 2002). Si bien es evidente el rol del sector público, esto no impide que se deba conformar un modelo de gestión que involucre a una pluralidad de actores. Especialmente cuando consideramos que dentro de la zona establecida para la regeneración, la mayoría de los propietarios son privados, a excepción de pocos lotes, uno de ellos un macrolote propiedad de la Fuerza Aérea ecuatoriana, y al cual la ordenanza 0352 no establece normativas de desarrollo y que recién en septiembre del 2021 el Plan de Uso y Gestión del Suelo (PUGS) lo define como un polígono de intervención.

En el Parque Bicentenario, el Municipio tiene la oportunidad de innovar e introducir nuevos modelos con el sector privado, aspecto presente en todos los proyectos de esta envergadura (Lungo 2002, 2007). Sin embargo, en las últimas décadas, el Municipio se ha relegado a una función de facilitador de procesos, ha perdido su capacidad administrativa y ha evitado enfrentar el desarrollo y planificación de la ciudad de forma más protagonista (Carrión y Vallejo 1992). Este aspecto trasciende a la necesidad de definir un gestor urbano del proyecto, ya que se precisa que la planificación de la ciudad y las decisiones políticas y administrativas estén coordinadas con las distintas instancias involucradas. Se requiere más sensibilidad para entender las necesidades de los habitantes y su capacidad e interés en ser protagonistas en la transformación de este sector. El estudio realizado por Castillo et al. (2019) revela que con la disminución del ruido, debido a la reubicación del aeropuerto, casi el 70 % de los habitantes considera que su calidad de vida mejoró, en gran parte por la presencia y proximidad del parque y la eventual operación del metro.

Una ciudad de parques: contexto

Quito es una ciudad que convive con una imponente geografía. El quiteño goza del privilegio de contar con doce parques de escala metropolitana, entre ellos el Parque Metrosur, de 750 hectáreas, y el Parque Guanguiltagua, de 557 hectáreas. La propuesta ganadora del Parque del Lago explicaba de forma muy concisa y comparativa la secuencia urbana de varios de los parques ubicados sobre la meseta superior (figura 5). La Visión de Quito 2040, publicada en el 2018, plantea la creación del Paseo del Sol, un eje que hilvana a través de un recorrido peatonal los parques principales de la ciudad, entre ellos el Bicentenario. En el 2020, esta idea se materializó en el concurso de anteproyectos Corredor Metropolitano de Quito, que busca generar una arteria de 55 kilómetros de largo para articular de norte a sur la meseta superior de Quito. La propuesta ganadora del equipo coordinado por Grace Yépez planteó en el Bicentenario un polígono de intervención urbana que refuerce nuevamente las intenciones de aviar un desarrollo paisajístico en el parque y un proyecto de regeneración urbana en el sector.

El nuevo PUGS, aprobado en septiembre del 2021, incorpora este y otros 39 polígonos en toda la ciudad, a los cuales denomina planes urbanísticos complementarios. Para este sector, el PUGS designa nuevas unidades de actuación urbanística, y algunas responden a operaciones específicas, como la ubicación de un centro educativo de nivel secundario dentro del parque, con el objetivo de “activar la ciudad de 15 minutos”, concepto de moda que poco o nada contribuye a la creación de un Proyecto Urbano en este lugar.

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Los quiteños encontraron en el Bicentenario un gran vacío con cualidades espaciales únicas e intrigantes, un sitio panorámico que les permite realizar actividades alternativas, desde admirar la cordillera de los Andes a improvisar campos de béisbol, y de este modo el parque ha ido adquiriendo su propia identidad.

La rigidez del PUGS, nuevamente, reduce lineamientos proyectuales y características espaciales en una serie de tablas y descripciones, con limitaciones y definiciones de carácter normativo-legal que continuarán a promover el fenómeno de “mínima resistencia” (Busquets y Correa 2007), y no a la concreción de un Proyecto Urbano que recoja las características mencionadas a lo largo de este análisis que evite que se convierta en un collage de funciones que respondan a intereses específicos.

Desde su apertura en el 2013, los quiteños encontraron en el Bicentenario un gran vacío con cualidades espaciales únicas e intrigantes, un sitio panorámico que les permite realizar actividades alternativas, desde admirar la cordillera de los Andes a improvisar campos de béisbol, y de este modo el parque ha ido adquiriendo su propia identidad. Poco a poco, se reconcilia con la idea de que este no es un gran bosque, ni un sitio que albergará un gran lago, sino un espacio alternativo que congregó desde fieles para la misa campal durante la visita de Papa Francisco, en el 2015, a apasionados del rock, para presenciar dos conciertos de la banda Metallica.

El Bicentenario es quizás un caso exitoso por estos aspectos, pero debemos ser críticos para identificar el estado de los procesos y los efectos de las distintas decisiones que se han tomado durante su desarrollo. Cuando pienso en este parque, no puedo dejar llevar mi mente a Berlín y al antiguo aeropuerto de Tempelhof, en el proceso ciudadano de apropiación del espacio público y el rol activo que tuvo la ciudadanía en definir la no intervención en este espacio, a través de un proceso de resistencia, activismo, participación y democracia (Schalk 2014).

conclusiones y recomendaciones

En los análisis que se han llevado a cabo sobre el Parque Bicentenario prevalece un tono político y se han convertido en una rendición de cuentas hacia administraciones municipales. Considero que este es el primer artículo que recurre a un análisis de fuentes originales y que pretende poner en valor los aspectos proyectuales y espaciales del proceso, para resaltar la importancia de encajar proyectos dentro de marcos teóricos, a fin de entender su potencial y el tipo de proceso que se está intentando aviar.

La literatura sobre el tema demuestra que la intención de transformar el antiguo aeropuerto de Quito en un nuevo parque de escala metropolitana y la transformación urbana de su entorno cabe dentro de los GPU, pero este proceso nunca se ha evaluado dentro de este marco, porque desde la administración pública nunca se concibió como tal, incluso desde la instancia del concurso de ideas, cuando fue evidente la ruptura entre el proyecto paisajístico y la regeneración del área inmediata.

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Figura 6_ Parque Bicentenario. Fuente: Antonio José Salvador

El proyecto académico liderado por Busquets y Correa (2007) acentuó la necesidad de contar con un Proyecto Urbano y realzó las condiciones espaciales de este sitio para transformarlo en un área emblemática que, además de introducir nuevas cualidades y servicios ambientales, pueda también redireccionar las tendencias de planificación de la ciudad. Esta singularidad no la han reconocido normativas o incentivos, y en los últimos años se han emitido incluso políticas e instrumentos que afectan al proceso en este sector. Mario Lungo (2002) resaltaba la importancia de que estos proyectos cuenten con mecanismos que faciliten su desarrollo, pero también advierte que pueden desencadenar procesos de expulsión o marginalización y “privilegios exclusivos”.

Las conclusiones que arrojan este análisis responden a los tres aspectos definidos: contexto, gestión y diseño.

• La relación entre el parque y el desarrollo urbano inmediato no se manifiesta formalmente dentro de un Proyecto Urbano. Resalto que el aspecto formal al que me refiero no es el aspecto legal o normativo, sino a la capacidad de concatenar el parque y el desarrollo urbano dentro de un “cuadro urbanístico compositivo general” (Busquets y Correa 2007).

• No existe una figura de coordinación para llevar a cabo proyectos de esta envergadura, y es evidente en las normativas y decisiones municipales que no cuentan con la capacidad técnico-teórica para comprender el tipo de proyecto que se está ejecutando.

• Existe una tendencia administrativa a desarrollar mecanismos normativos para ejecutar proyectos y poco interés en priorizar el desarrollo de procesos espacial y socialmente complejos, a través de una estrategia de gobernanza multinivel y que cuenten con mecanismos de financiamiento.

• Las herramientas de planificación y diseño utilizadas para el parque son más evidentes que las herramientas de gestión; sin embargo, los resultados, como parte de los procesos de diseño, son desechados e incumplidos por decisiones administrativas. Por ejemplo, los aspectos de carácter ambiental planteados desde la propuesta ganadora desaparecieron durante el proceso y no existen indicios de que serán reintroducidos.

• La escala intermedia, definida por Bruzzese y Montedoro (2015), es una “disciplina” (Busquets y Correa 2007) y una dimensión aún poco entendida que representa un reto dentro de la planificación y diseño de la ciudad. Herramientas como el master plan o propuestas integrales a escala de diseño urbano para el espacio público no han sido utilizadas para definir aspectos proyectuales, y esto se refleja en la actual ejecución de pequeños proyectos internos y parcialmente en los bordes del parque, o regulaciones urbanísticas redactadas dentro de una normativa que carecen de entendimiento volumétrico y su efecto en el tipo de ciudad que generarían.

• Es importante que estos proyectos incorporen varias voces y visiones, y no solo como una actividad consultiva o de socialización, sino constantemente a lo largo del proyecto. Esto también implica que el proyecto debe tener la capacidad de ser reorientado y modificado a lo largo del tiempo (Bruzzese y Montedoro 2015).

Como recomendación final, sugiero revaluar la importancia del Proyecto Urbano dentro de la planificación de Quito y otras ciudades latinoamericanas, en que se resalte el rol del diseño, aspecto que como arquitectos y planificadores debemos tutelar. A su vez, considero que el modelo de los GPU es vigente y puede aún responder a las necesidades y carencias del actual proceso. Los GPU siguen siendo implementados en todo el mundo, pero con una constante

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recalibración programática, para alcanzar una mayor innovación en cuanto a aspectos ambientales y a modelos de gestión. Un ejemplo es el programa Reinventing Cities, del grupo de ciudades C-40, que en los últimos años introdujo un modelo más ágil de desarrollo de proyectos complejos y que, a su vez, buscan ser carbono neutro.

La intención de analizar el proceso de la construcción del Parque Bicentenario fue repensar el rol de las distintas herramientas que tenemos a disposición arquitectos, planificadores y demás profesionales involucrados en el proceso de construcción de proyectos urbanos y, a su vez, resaltar la importancia de la investigación para generar conocimiento de las prácticas actuales y los desafíos que estamos atravesando.

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investigación 52 – 53

Paisajes urbanos recuperados. Reacciones arquitectónicas que replantean la infraestructura*

Reclaimed urban landscapes. Architectural reactions that reframe infrastructure

El artículo tiene como objetivo reinterpretar el desarrollo urbano a través de estrategias de arquitectura y diseño que se ocupan de los sistemas de infraestructura para recuperar el espacio público en las ciudades latinoamericanas. Presenta un marco analítico que abarca cuatro proyectos: uno en São Paulo (Brasil) y tres en Medellín (Colombia). Ambos municipios presentaron experiencias notables en arquitectura y urbanismo (A&U), lo que refleja avances en las condiciones sociales, políticas y económicas. Se destacan los instrumentos y cualidades del espacio intrínsecamente activados por las estrategias de A&U, considerando su potencial para engendrar transformaciones socio espaciales significativas. El texto se enfoca en patrones espaciales de infraestructura urbana como el factor más influyente de los paisajes urbanos analizados.

Palabras clave: arquitectura contemporánea, diseño urbano, Medellín, São Paulo, infraestructura urbana, espacio público, estrategias de diseño.

The article aims to reinterpret urban development through architecture and urban design strategies that deal with infrastructural systems to recover public space in Latin American cities. It presents an analytical framework encompassing four projects: one in São Paulo (Brazil) and three in Medellín (Colombia). Both municipalities had remarkable experiences in architecture and urbanism (A&U), reflecting advances in social, political, and economic conditions. It highlights the instruments and qualities of space intrinsically activated by A&U's strategies, considering their potential to engender significant socio-spatial transformations. The text focuses on the urban infrastructure spatial patterns as the most defining factor of the analysed urban landscapes.

Keywords: contemporary architecture, urban design, Medellín, São Paulo, urban infrastructure, public space, design strategies.

Aceptado: 7 de diciembre de 2021

Recibido: 15 de junio de 2021

Cómo citar: Wilderom, Mariana. "Paisajes urbanos recuperados: Reacciones arquitectónicas que replantean la infraestructura". Dearq no. 33 (2022): 54-65.

DOI: https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.06

DOI: https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.06

* Este artículo presenta los resultados de un proyecto de investigación doctoral y postdoctoral en proceso, financiado por la Fundación de Investigación de São Paulo (FAPESP), la beca #2015/19847-9 y la beca #2020/11816-5.

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1.

Estas preguntas se desarrollan en colaboración con el grupo de investigación PC3: Pensamiento Crítico y Ciudad Contemporánea, coordinado por Leandro Medrano y Luiz Recamán de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de São Paulo, a la que está asociada la autora.

2.

Lo que Jorge (2015) señala como las "condiciones comunes de existencia" que comparten las ciudades latinoamericanas se entienden y analizan acá como los problemas de un proceso urbano inscrito en el subdesarrollo. Esta categoría de pensamiento fue relativizada consistentemente por Francisco de Oliveira (2013). Pero la autora no descarta la posibilidad de movilizar el subdesarrollo, junto con la dependencia externa, entre otras categorías explicativas que se actualizan para comprender esta configuración socioeconómica brasileña híbrida, que es actualmente una de las sociedades capitalistas más desiguales.

introducción

Basta una mirada superficial a los paisajes biofísicos, económicos y culturales de la mayor parte del Tercer Mundo para darse cuenta de que el desarrollo está en crisis, y que la violencia, pobreza y deterioro social y ambiental crecientes son el resultado de cincuenta años de recetas de crecimiento económico, “ajustes estructurales”, macroproyectos sin evaluación de impacto, endeudamiento perpetuo, y marginamiento de la mayoría de la población de los procesos de pensamiento y decisión sobre la práctica social. (Escobar 2007, 11-12)

La visión de Escobar sobre el grave escenario debido a la segregación y la pobreza en el tercer mundo exige la indagación de los procesos de modernización y desarrollo y la condición urbana, considerando el paisaje como una prueba tangible de su argumento.

Estudiar The Production of Space (1974) y Toward an Architecture of Enjoyment (1973), de Henri Lefebvre, nos ayuda a comprender cómo la arquitectura tiene un papel clave en este proceso. A pesar de sus críticas a la racionalización moderna, Lefebvre reconoce que la arquitectura puede actuar como un modo de imaginación, interviniendo en diferentes niveles, desde el mobiliario hasta el paisaje. Este potencial revelador de lo urbano mediado a través de herramientas arquitectónicas – el plan y el proyecto – ha favorecido históricamente agendas socialmente disfuncionales de la lógica capitalista, como lo podemos inferir a través de la crítica de Tafuri (1977). Pero, desviándose de esta perspectiva nihilista que parece imponer, la forma en que Lefebvre discutió cómo el espacio es dialécticamente un productor y un producto de las relaciones sociales presenta oportunidades para que la arquitectura trascienda la sobre determinación que surge de la lógica capitalista. No se pretende superar definitivamente las actuales contradicciones en el proceso urbano, sino trabajar hacia una experiencia emancipadora de lo urbano. De esta manera, tratar con el campo de fuerza emergente de la sociedad actual en la experiencia cotidiana del espacio (percibida, concebida y experimentada). Nos guiamos en investigadores como Lukasz Stanek (2011), comprometidos con la comprensión de los estudios de Lefebvre sobre la producción de la teoría espacial y el despliegue de conceptos lo suficientemente precisos y abiertos como para comprender las multiplicidades de futuros urbanos que el trabajo de Lefebvre puede indicar.

Los anteriores argumentos contextualizan la investigación exploratoria aquí presentada, que verifica la realidad existente en la búsqueda de signos de espacialidades alternativas o tendencias contra-hegemónicas1 con el mismo sentido de urgencia que parece mostrar la afirmación de Escobar. Consideramos que la condición urbana de las ciudades analizadas en este artículo (São Paulo y Medellín) está confinada por el fenómeno del subdesarrollo.2 Sin embargo, sostenemos que revertir o reducir los impactos (sociales) de la estructuración territorial de estas ciudades debería implicar redefinir las herramientas disciplinarias de la arquitectura y el urbanismo y transformar el paisaje urbano; porque actualmente parecen reducidos a un triste testimonio de procesos de exclusión social.

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são paulo

São Paulo, la ciudad más grande y prospera de Brasil, nació de una tensión entre las características geográficas y la necesidad de expansión económica y territorial. Su ocupación original aprovecha las fértiles tierras de un espacio entre ríos (Tietê, Pinheiros y Tamanduateí). Debido a que se trata de llanuras aluviales, el asentamiento se produjo de manera lenta y fragmentada, dando como resultado un archipiélago de tierras altas, cortado por los pliegues continuos de los caminos de drenaje que desembocan en el río Tietê, como lo describe Franco (2005, 32).

Sólo hasta 1867, con la construcción del Ferrocarril de São Paulo, hubo una transformación significativa del territorio. Cuando se inauguró el ferrocarril, la ciudad tenía aproximadamente 26 mil habitantes. En 1890, tenía cerca de 65 mil y en 1900 llegó a 240 mil (Campos y Ackel 2002, 15). El ferrocarril hizo crecer a São Paulo, convirtiéndose en el centro para articular el mercado del café con las áreas de producción y el puerto de Santos, conectando la ciudad con la economía global. Además, las ganancias del café impulsaron la industrialización, los procesos de urbanización y las nuevas infraestructuras, como la alteración del curso de los ríos Tietê y Pinheiros (con la redirección del segundo), el drenaje de las llanuras aluviales, la construcción de centrales eléctricas y la expansión de las líneas y parcelas de tranvías.

La intensificación de la producción industrial trajo olas migratorias a la ciudad, pero las personas se incorporaron como fuerza de trabajo, no del todo como ciudadanos. Así, en poco más de 120 años, la población de la ciudad creció más de 180 veces, alcanzando alrededor de 12 millones de habitantes en la actualidad.3 São Paulo entró en el siglo XXI con el 19,80% de su población viviendo en barrios marginales, aunque a principios de los años 70, esta tasa era sólo del 1% (Grostein 2001). Por lo tanto, hay tensiones en la ciudad como resultado de este crecimiento explosivo. Existe una superposición caótica de infraestructura urbana con elementos verticales singularizados, resultante de la máxima explotación del suelo privado en la ciudad oficial (Figura 1). Este escenario contrasta con la marginación de una parte significativa de la población en los bordes de la horizontalmente ocupada, congestionada y densa ciudad periférica informal.

medellín

Medellín es la segunda ciudad más poblada y prospera de Colombia, con alrededor de 2,5 millones de habitantes.4 Se originó en un pueblo minero de oro y siempre ha sido un importante punto comercial. Su sitio fundacional tiene el privilegio de tener el agua como recurso abundante, ya que se encuentra entre

3.

La población estimada por el IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística) en 2018 era de 12.176.866. En el último censo de 2010 habían 11.253.503 de habitantes.

4.

Población esperada en 2018, según proyecciones realizadas por la Alcaldía de Medellín, Perfil Demográfico 2016-2020.

Figura 1_ Vista del viaducto "Minhocão" que atraviesa la zona central de la ciudad de São Paulo. Fuente: elaboración propia.
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el río Medellín (margen oriental) y el arroyo Santa Elena. Sin embargo, sólo la cuadrícula de calles y la Iglesia de la Candelária (1776) se conservan de la ciudad colonial (Vélez White 2000).

La inserción de Medellín en el mercado global, primero con la comercialización del café y luego con el proceso de industrialización, se dio a través de la implementación de la infraestructura ferroviaria y la rectificación y canalización de su principal río. Los dos ferrocarriles que pasaban por el sur y el norte de la ciudad, el Amagá (1911) y el Ferrocarril de Antioquia (1914) respectivamente, la conectaban con las zonas productivas y con dos puertos importantes del país: Barranquilla (Mar Caribe) y Buenaventura (Océano Pacífico). La ciudad empezó a formar parte de la escala regional, facilitando la llegada de oro, carbón y producción de alimentos de la región suroeste. El café que llegaba a la ciudad era transportado a puertos que también permitían importar bienes y maquinaria para una industria en crecimiento (Preciado Zapata 2015, 31).

Al igual que São Paulo, el desarrollo de Medellín basado en una economía agrario-exportadora, pasó por un rápido proceso de industrialización repitiendo el fenómeno de urbanización acelerada que no dudó en posteriormente remodelar su territorio (Figura 2). Interactuando con este proceso, se produjo una migración masiva del campo a la ciudad. Esto también se intensificó por la movilidad de la población rural en la ciudad colombiana a causa del conflicto armado. En ambas ciudades, el aumento exponencial de las demandas de vivienda y servicios sociales fue desatendido por las autoridades durante las siguientes décadas.

Esto dio lugar a otra ciudad en la periferia del proceso formal de urbanización. A diferencia de São Paulo, cuyas favelas más grandes son distantes y menos visibles en las zonas centrales de la ciudad oficial; en Medellín, estas están en las laderas circundantes. Los tugúrios, nombre dado a las favelas de Medellín, son omnipresentes en el paisaje. Sin embargo, a principios de la década de 2000, la ciudad informal de Medellín se convirtió en el centro de atención, invirtiendo la lógica y las prioridades de planificación. Este cambio exigió la renovación de instrumentos urbanísticos, posturas institucionales y metodologías especificas de proyectos para enfrentar esta realidad, pasando de rechazar la existencia de áreas informales a integrarla de manera masiva a la ciudad. Podemos arriesgarnos a decir que esto solo sucedió debido a la incursión de la violencia en la ciudad formal, lo que exigió su reconocimiento como un espacio y problema urbano por parte de las autoridades.

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Figura 2_ La construcción del metro en la década de 1990 pasó por alto el tejido existente de las áreas centrales de Medellín. Fuente: elaboración propia.

El complejo proceso de toda esta reciente transformación urbana tuvo sus ganancias y contradicciones, pero se dio como un compromiso entre la sociedad civil y el Estado (Jaramillo 2019). Ambos reaccionaron a la desintegración de la esfera pública con la escalada del proceso de violencia a fines de la década de 1980, cuando la ciudad se sumió en una crisis. Los cambios solo fueron posibles debido a una situación extrema en la que la experiencia colectiva del espacio urbano se hizo imposible, con la ciudad asediada por fronteras invisibles 5 Esta ciudad, bajo tensión permanente, exigía medidas transversales para combatir el conflicto; ya que las estrategias de guerra,6 que derrotan al enemigo desde arriba, no eran una solución. Es importante destacar que las dimensiones espaciales y urbanas surgieron como la característica principal de las soluciones planificadas en torno a esta crisis (Wilderom 2020). Esto ha convertido a Medellín en un laboratorio de experimentación desde hace más de 15 años, lo que exige otras lecturas sobre estas experiencias.

São Paulo fue impulsado por el "pequeño milagro económico" brasileño entre 2004 y 2010 (Carvalho 2018). Con el importante compromiso del Estado con el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), desde 2007, hubo grandes inversiones en infraestructura urbana. Debido a estas condiciones y a los graves problemas con el sistema de abastecimiento de agua de la ciudad, la atención de las autoridades paulistas se centró en los problemas de la periferia. Una vez más, parece que algo se hace sólo cuando los problemas socioespaciales de estas áreas periféricas ya no se limitan a su territorio marginado. La siguiente sección presenta proyectos que ilustran estos argumentos.

¿qué se esconde en cantinho do céu (2007)?

Cantinho do Céu es un barrio con asentamientos irregulares y precarios en las afueras del sur de São Paulo. Una intervención de diseño en esta área redescubrió un paisaje destruido por un proceso de urbanización no gobernado, revelando un parque de 1,5 km que proporcionó a los residentes y a la ciudad un área con vistas al Embalse de Billings

El proyecto, diseñado por Boldarini Arquitetos Associados, tuvo la difícil tarea de resolver el problema de saneamiento y remoción de casas precarias en áreas de riesgo. Utilizaron herramientas precisas de diseño urbano que mediaban las diferencias entre los barrios marginales y los asentamientos irregulares, inmersos en una topografía en conflicto con la estructuración de la tierra. El proyecto también tenía que cumplir con los requisitos de la legislación ambiental, que no comprende la realidad de la ocupación informal. Con esto se evitó la destrucción masiva de unidades de vivienda prevista en proyectos anteriores para esta área.

El proyecto se amplió como una estrategia para la recalificación de las zonas vecinas, lo que implica el diseño in situ, algo fundamental en la reurbanización de los barrios marginales. Por lo tanto, los árboles, las casas, los caminos y los muros de contención fueron las unidades de diseño, integradas sin abstracción formal o importantes rasgos autorales que pudieran negarlas o cambiarlas radicalmente. Este trabajo se realizó en el extremo opuesto de la noción de tabula rasa, respondiendo aún a una compleja gama de requisitos técnicos. Se afrontó la reestructuración de la red vial, la habilitación del drenaje urbano y la instalación de servicios de saneamiento y recolección de basuras, de forma compatible con el tejido urbano existente. Fue un esfuerzo de diseño y mediación, dando una interpretación atenta a las áreas de riesgo, las contenciones de tierras y los niveles y regímenes de agua del embalse (Figura 3). Esta confrontación entre los parámetros técnicos y la regulación del suelo y el medio ambiente (asuntos legales y administrativos) exige un encuentro disciplinario y realista con la matriz urbana existente (calles, aceras y espacios abiertos), hilvanando estas complejidades para develar un nuevo paisaje (Figuras 4 a 7).

5. Término usado en Medellín para señalar los límites entre localidades controladas por bandas ilegales, delincuentes o grupos armados de izquierda o derecha (Gutiérrez Tamayo y Sánchez Mazo 2017, 102).

6.

Como las operaciones apoyadas por los Estados Unidos, la Operación Marquetália, en 1964, en el contexto del plan Latin American Security Operation - LASO (Operación de Seguridad Latinoamericana) contra las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el Plan Colombia I (2000) destinado a combatir el narcotráfico. Ver Olave Arias (2013) y Rojas (2007).

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Figuras 3 a 5_ Imágenes del embalse y caminos en Cantinho do Céu. Fuente: elaboración propia.

Werthmann (2009) resalta el trabajo estratégico necesario para evaluar las necesidades del territorio informal en la supervivencia de la metrópoli, revirtiendo la idea de que las favelas en las cuencas hidrográficas son las únicas responsables de comprometer los recursos hídricos de la metrópoli. Es necesario construir una conciencia colectiva de que la ciudad formal ha destinado estas áreas periféricas para resolver sus problemas. Es en estas áreas remotas de la ciudad donde se encuentran los vertederos y las plantas de tratamiento de aguas residuales. De esta forma, el proyecto mejora el saneamiento en estas zonas, y la calidad de las fuentes hídricas, recuperando el paisaje urbano para todos.

Después de todo, la experiencia de Cantinho do Céu tiene un potencial revelador incluso con sus limitaciones. El difícil acceso a esta parte de la ciudad impide que este parque sea visitado por una población diferente a la local y a los residentes de los alrededores. Esto pone en relieve cómo la distancia, y especialmente la falta de una infraestructura de movilidad más completa hacia la periferia, son factores decisivos de segregación y estigmatización. Esta región podría ser reconocida como un patrimonio natural y una responsabilidad que debe ser compartida por todos los ciudadanos que se benefician del suministro de agua del embalse, si el sistema de transporte contribuyera a la visibilidad y accesibilidad a esta área. Este tipo de cuestionamientos nos lleva a reflexionar sobre el proyecto Metrocable en Medellín.

otro punto de vista sobre metrocable (2003)

Las líneas de Metrocable forman parte del Sistema Integrado de Transporte del Valle de Aburrá (SITVA) que conecta diez municipios del área metropolitana de Medellín. SITVA se ha implementado desde 2003, como un sistema de transporte masivo capaz de llegar a áreas de difícil acceso y con una topografía marcada. Las líneas de Metrocable conectan barrios pobres alejadas de las líneas centrales de metro de la ciudad. Esto se traduce en una integración de estas regiones marginadas en la estructura formal de la ciudad, especialmente en términos de tiempo, ya que estas rutas duran aproximadamente 15 minutos.

Este es uno de los mayores emblemas de la reciente transformación urbana de Medellín. Sin embargo, la mayoría de las publicaciones sobre el tema inducen una síntesis retórica, reduciéndola a la conexión pragmática entre la ciudad formal e informal a través de un simple artefacto técnico. Podemos superar esta lectura por al menos dos razones:

En primer lugar, porque se trata de un reto socio-espacial mucho más complejo que requirió un largo proceso desde la implementación del sistema, hasta la evaluación de su impacto. También fue necesario utilizar herramientas complementarias de planificación y diseño urbano para abordar la cambiante problemática desencadenada por la implementación del sistema. Por ejemplo, las metodologías utilizadas por la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU), Proyectos Urbanos Integrales (PUI) y Mejoramiento Integral de Barrios (MIB),

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Figuras 6 y 7_ Ampliaciones recientes (2019) del proyecto Cantinho do Céu en el que los paseos marítimos transforman áreas residuales inundables en espacios públicos, revelando paisajes contemplativos. Fuente: elaboración propia.

además de parques biblioteca y otras instalaciones sociales y públicas que involucran las dinámicas desencadenadas por Metrocable. Después de todo, al introducir este sistema de transporte, las intervenciones urbanas relacionadas fueron tan importantes como su funcionalidad para mover pasajeros. Esto destaca diferentes grados de fricción en las relaciones socioespaciales inmediatas, que pueden ser mediadas e impulsadas por la instalación de grandes infraestructuras urbanas.

En segundo lugar, el Metrocable trae a colación la movilidad y la accesibilidad en relación con aspectos espaciales y experienciales más sutiles de la continuidad de la ciudad formal y el desarrollo de estos territorios. Esto contribuye decisivamente a definir el potencial simbólico de integración de las comunidades que sufren procesos de exclusión socio-espacial y marginación. Las cabinas elevadas permiten una conexión visual con el entorno a lo largo de la ruta. Su distancia del suelo no es suficiente para aislar los sonidos de la música en los bares, las quebradas, la agitación colectiva en los patios de las escuelas o en las casas apiladas horizontal y verticalmente en las laderas. Cada cabina tiene capacidad para un máximo de 10 personas, proporcionando una experiencia de contemplación involuntaria compartida pero curiosamente íntima, breve y silenciosa.

Al llegar a las estaciones de Metrocable, está claro que no son solo infraestructuras técnicas especializadas. Las estaciones dan lugar a un meticuloso nivel de sistemas de transición entre la plataforma de embarque, suspendida casi 15 metros, y su proyección sobre el terreno natural escarpado (Figura 9). Las estrategias de diseño de estos artefactos arquitectónicos, como podemos describirlos, suelen crear innumerables posibilidades de apropiación. Por ejemplo, terrazas para miradores (Figura 8), pequeños anfiteatros y espacios para la recreación que dan como resultado planicies raras y valiosas en un territorio marcado por colinas. Estas características relativizaron la monofuncionalidad de estos artefactos e hicieron que la experiencia de usar este medio de transporte fuera digna de un ciudadano con plenos derechos. Además, tanto las estaciones como las cabinas se convierten en elementos incorporados al paisaje real y afectivo de estos barrios, además de desvelar visuales nunca antes disfrutadas colectivamente.

La facilidad de acceso a estas partes de la ciudad, la búsqueda de la experiencia de uso de Metrocable, y las nuevas instalaciones públicas construidas alrededor de las estaciones atraen a turistas y residentes de otras regiones de la ciudad. Esto contribuyó a romper el aislamiento y el cierre que alguna vez caracterizaron la vida en estas áreas. También ha contribuido a abrir nuevos horizontes para los jóvenes residentes, fomentando un sentido de orgullo por pertenecer a un barrio en el sector noroeste de la ciudad. Esto se debe a que el Metrocable, el parque de la biblioteca y la percepción de mayor seguridad por la presencia del Estado (a través de la infraestructura) traen la noción de participación real en el futuro de la ciudad, como lo expresan Leibler y Brand (2012). Sus entrevistas con la población local plantearon aspectos de gran impacto social, aunque difíciles de medir.

Figura 8_ Vista de la estación de Metrocable La Aurora. Fuente: Elaboración propia.
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Figura 9_ Estación de Metrocable Juan XXIII. Fuente: elaboración propia.

Las contradicciones en la producción del espacio urbano surgen naturalmente en estas intervenciones. Nuevas dinámicas de precariedad urbana con nuevas ocupaciones irregulares se pueden ver alrededor de estos nuevos espacios públicos y estaciones. La intervención también promovió la apreciación inmobiliaria y un aumento en el costo de vida en el vecindario. Estos fenómenos indican un compromiso con la dinámica agresiva del mercado urbano-territorial tan inherente a la ciudad formal.

a la espera de oportunidades para las uvas, 2014

Las Unidades de Vida Articulada (UVAs) construidas por las Empresas Públicas de Medellín (EPM) están dispersas en las laderas de la ciudad. EPM, proveedor de servicios de electricidad (generación y distribución de energía), saneamiento, recolección de residuos, gas y telecomunicaciones, propuso transformar el terreno donde posteriormente se construyeron los UVAs en 2014. La mayor parte comprendía tanques de agua ubicados en lotes cerrados. Con intervenciones de diseño arquitectónico relativamente simples, como la eliminación de los muros, la protección de áreas técnicas y la construcción de terrazas, estos sitios se convirtieron en parte de la red de instalaciones públicas. Se transformaron en espacios abiertos y plazas para albergar programas recreativos y culturales. Las intervenciones generalmente se organizan en pequeños volúmenes construidos debajo o alrededor de grandes superficies transitables que rodean los tanques (Figura 10). Estos volúmenes albergan salas de usos múltiples para cursos, actividades recreativas, pequeños auditorios y otras funciones subordinadas al propósito principal de las áreas abiertas.

Esta red contribuyó a democratizar el acceso a estos servicios, llegando a barrios tradicionalmente marcados por la pobreza y la falta de servicios o espacios públicos adecuados. Al igual que Metrocable, las UVAs ponen en perspectiva la relación entre la gran infraestructura de la ciudad y la necesaria reinterpretación de sus interacciones con el tejido urbano. Sorprendentemente, el sistema de abastecimiento de agua terminó revelando un nuevo sistema de espacios públicos abiertos en la ciudad, cuando ya no solo se interpreta por su atribución técnica, una limitación típica impuesta por restricciones institucionales o por regulaciones de política sectorial. Este sistema también se convirtió en una atracción viva, integrando un conjunto de espacios simbólicos en Medellín (Figura 11). Las vistas en cada una de las 18 UVAs las hacen únicas atrayendo visitantes de otros lugares (Figura 12 y 13).

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Figura 10: UVA de los Sueños. Fuente: elaboración propia.

un camino que contiene el futuro de la ciudad: jardín circunvalar, 2014

El proceso de planificación de las UVAs reveló características en los bordes de la ciudad que podrían ofrecer al público el disfrute de los recursos ambientales. En estas circunstancias, el Jardín Circunvalar (JC) fue diseñado como una herramienta del Plan de Ordenamiento Territorial (POT). Es la primera parte de un parque metropolitano más grande implementado en el municipio de Medellín, el Cinturón Verde Metropolitano del Valle de Aburrá (CVMVA). Por lo tanto, tiene una doble función: un espacio público y un límite para contener la ocupación en las fronteras de la ciudad.

Esta idea se remonta al primer POT de la ciudad en 1999. Sin embargo, las intenciones iniciales se vieron reforzadas en 2006 por los Lineamientos de Planificación Metropolitana y la revisión del POT del municipio en 2014 (Acuerdo 48, 2014). En los últimos dos años, la Región Metropolitana del Valle de Aburrá, el municipio de Medellín, a través del "Plan Bordes Metropolitano" y el CMVA, llevaron a cabo la planificación, diseño y ejecución de las intervenciones en esta zona. El JC en la Comuna 8 fue el primer tramo implementado entre 2014 y 2015 por el EDU, que comprende un camino que conecta ocho barrios alrededor del cerro Pan de Azúcar. Este aprovecha los senderos rurales preexistentes que han sido rehabilitados y mejorados. El diseño del "camino" utiliza recursos simples para superar la topografía, mejorando el cruce de áreas verdes con escaleras, puentes, plataformas de observación, ciclovías, pistas, canchas, plazas, mobiliario urbano, iluminación y pérgolas. Estos elementos se articulan sin restricciones de acceso. No se definen como un parque o como una unidad autónoma, separada de la realidad urbana por cuadrículas o controlada por horarios de apertura.

Figura 11: UVA de los Sueños. Fuente: elaboración propia. Figura 12: UVA de la Imaginación. Fuente: elaboración propia.
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Figura 13: UVA de la Libertad. Fuente: elaboración propia.

Desde una abstracción urbanística (delimitación del perímetro urbano), pasamos directamente a la dimensión sensible y comprensiva de un servicio de ocio: un camino pavimentado que conecta otros tres parques por el filo de la colina. Mientras caminamos por el Jardín Circunvalar, también podemos pensar en la construcción de la imagen de la ciudad. La escala de Medellín se entiende fácilmente debido a su condición de valle y sus muchos puntos altos de observación, como los dos cerros que se encuentran en la zona central (Nutibara y Volador). Además, las laderas siempre permiten visualizar el área central urbanizada densa y vertical (Figura 7), el río como vector de infraestructura, los bordes densos e informales al norte, las elegantes torres residenciales al sureste, los barrios precariamente verticalizados y los barrios más homogéneos al suroeste. Por lo tanto, la lectura de la morfología urbana y la geografía interactúan y posibilitan una construcción mental y potencialmente colectiva de Medellín.

conclusiones

En São Paulo y Medellín, el despliegue de infraestructura urbana incluyó intensidad y velocidad para interactuar con los sistemas económicos del mundo. Este proceso definió estratégicamente la estructura y dinámica urbana conflictiva actual, distanciándolas de una ciudad justa. Ni los marcos regulatorios urbanos ni las tendencias surgidas del mercado inmobiliario ofrecieron una alternativa consistente a esta desarticulación y segregación sistémica del territorio. Estos problemas tienen sus raíces en imperativos políticos y económicos. Sin embargo, las herramientas de arquitectura y urbanismo pueden jugar un papel crucial como reacción alternativa e inmediata, poniendo en marcha una lectura diferente de la morfología urbana existente que puede interactuar y permitir una construcción mental y potencialmente colectiva de la ciudad.

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Figura 14: Vista de la UVA Sol de Oriente (izquierda) y el centro de la ciudad (en la mitad de la foto) desde el Jardín Circunvalar. Fuente: elaboración propia

7.

En esta postura (y en cierta medida en las otras dos aquí mencionadas), podría incluirse el proyecto Parques del Río en Medellín. Sin embargo, este está fuera del alcance de este manuscrito, ya que su énfasis está en la reconfiguración del patrón de ocupación y el paisaje formal de la ciudad. La lectura de sus efectos y premisas de diseño forma parte de la tesis de la autora y objeto de sus estudios recientes.

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Aunque los ejemplos demostrativos aquí expuestos son diferentes, comparten tres posturas esenciales:

En primer lugar, reconocen la matriz urbana real atendiendo a un impulso de recuperación de la comprensión de la dinámica territorial después de una explosión demográfica y el apaciguamiento de los procesos de disfunción urbana. Este encuentro disciplinario con la matriz urbana real puede conectar sus complejidades para desvelar un nuevo paisaje. Especialmente en el caso de las periferias urbanas, este enfoque puede romper el cierre y el aislamiento de estas áreas, reclamándolas como parte de la ciudad.

En segundo lugar, resultó ser fundamental reconectar los planes y proyectos urbanos. 7 Los avances en los marcos regulatorios, los instrumentos urbanos y las políticas sectoriales que interactúan con el territorio no son suficientes para conciliar las demandas socioespaciales de la vida cotidiana. Solo las herramientas de diseño urbano y arquitectura pueden actuar sobre aspectos morfológicos estratégicos de la crisis del tejido urbano.

Estos aspectos fueron más evidentes en relación con los sistemas de infraestructura. La intervención urbana relacionada fue tan crucial como la funcionalidad de las instalaciones de infraestructura, dándoles la dimensión sensible y completa de un servicio de ocio. Por lo tanto, la tercera postura es la necesidad de conciliar infraestructura y territorio, potencializando sus transformaciones sociales en lugar de su eficiencia. La realidad de acceder a ellos debe proporcionar una experiencia digna de un ciudadano con pleno derecho, contribuyendo decisivamente al potencial simbólico de las comunidades integradoras que sufren procesos de exclusión socio-espacial y marginación.

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investigación 64 – 65
Esra Akcan, Fotografía tomada por la autora durante la investigación para el libro Open Architecture.

Historias entrelazadas. Una conversación sobre arquitecturas abiertas con Esra Akcan

Intertwined Histories. A Conversation on Open Architectures with Esra Akcan

Jorge Mejía

j.a.mejiahernandez@tudelft.nl

Delft University of Technology, Países Bajos

Klaske Havik k.m.havik@tudelft.nl

Delft University of Technology, Paises Bajos

Memet Charum

mcharumb@unal.edu.co

Universidad Nacional de Colombia

DOI: https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.07

Dearq: Hablemos de su libro Open Architecture (2018), que lleva al lector en una serie de paseos y paradas a través de diferentes áreas y edificios de un zona de Berlín. Ello le permite no solo comprender algunas arquitecturas y el contexto disciplinar que las generó, sino también las experiencias de aquellos quienes las habitan. Partiendo de su uso de este método (con todos sus beneficios y sus posibles carencias), ¿se podría decir que nos dirigimos hacia una nueva forma de escribir la historia de la arquitectura? De ser así, ¿cuáles serían sus principales objetivos, sus instrumentos y sus métodos?

Esra Akcan (EA): El libro imagina a un lector que da un paseo por el distrito de Kreuzberg, en Berlín, y que se detiene en siete lugares para ver más de cerca la renovación urbana que se implementó a fines de la década de 1980. Esta estructura de paseos y paradas refleja mi antiguo interés por una historia global o —prefiero este término— entrelazada de la arquitectura. Mi libro anterior, titulado Architecture in Translation, desarrolló esta cuestión, y Open Architecture es un nuevo intento por escribir una historia global o entrelazada, incluso cuando uno camina por un solo vecindario. ¿A qué me refiero cuando hablo de una historia global o entrelazada? Aunque el libro se concentra en el área de Kreuzberg, los capítulos que corresponden a las paradas aluden a ideas que han circulado por el mundo entero y que culminaron y se tradujeron en Alemania. La historia de esta parte de Berlín es también la historia de un puñado de arquitectos e ideas provenientes de Bélgica, Gran Bretaña, Italia, Japón, Países Bajos, Polonia, Portugal, España, Turquía, Estados Unidos, entre otros países. Así, cuando hablo de historia global o entrelazada, no me refiero a circunnavegar todo el planeta, sino a mostrar las conexiones e interdependencias que existen entre diferentes lugares del mundo, por distantes que estén. En este sentido, la estructura de paseos y paradas del libro asume este proceso de renovación urbana (IBA-1984/87), no solo como una colección de proyectos, sino como un microcosmos de los amplios debates internacionales de su tiempo.

Cómo citar: Mejía, Jorge, Klaske Havik, y Memet Charum. "Historias entrelazadas. Una conversación sobre arquitecturas abiertas con Esra Akcan". Dearq no. 33 (2022): 66 -78. DOI: https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.07 Entrevista
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Por otra parte, Open Architecture reconoce las voces de los que habitan estos espacios. Metodológicamente, la historia oral y la narración fueron claves para desentrañarlas. Después de tocar en todas las puertas en Berlín-Kreuzberg entre 2009 y 2017, llegué a identificarme con sus habitantes y a generar confianza entre algunos de ellos, que estuvieron dispuestos a contarme sus historias en profundidad, en algunos casos a lo largo de varios años. Me gustaría hacer hincapié en esta distinción metodológica, entre la historia oral y otros métodos que habitualmente se utilizan para analizar a los habitantes de un lugar. En la investigación arquitectónica, el residente (a menudo llamado usuario, una entidad abstracta y universal) puede ser, y muchas veces ha sido, analizado a través de la sociología, que involucra métodos precisos y predeterminados, a partir de la recolección de muestras suficientemente grandes y la codificación los resultados en datos cuantificables y procedimientos repetibles y “objetivos”. Al ser cuantificables, los métodos sociológicos ofrecen poco margen para tratar con las preguntas abiertas y los criterios impredecibles que caracterizan las voces de las personas. La etnografía también ha sido un método muy utilizado, y fue fundamental en los inicios de la historia del arte —una disciplina que reflejó la curiosidad occidental por lo supuestamente “primitivo, otro y no occidental”—. En términos generales, la etnografía se funda en la premisa de que la identidad de cada individuo proviene de su pertenencia a un grupo. Y con base en esta, durante mucho tiempo la etnografía ha operado con un sentido de autoridad, desde la cual el científico, el etnógrafo, define esta identidad al escribir su propia narración.

Opté por la historia oral como método para escribir Open Architecture para evitar generalizaciones, especialmente referidas a etnias o grupos, y para inscribir en la historia los nombres de aquellos individuos que habitualmente se encuentran subrepresentados. La historia oral ni pretende ser general, ni representar a todo el mundo; puede apoyarse incluso en un solo testigo. Dado que siempre está influenciada por los recuerdos de los narradores, es preciso reconocer su contingencia y su parcialidad y, sin embargo, la historia oral nos permite reconocer a los residentes como actores históricos sin necesidad de la autoridad implícita los métodos etnográficos, especialmente cuando no se cuenta con documentos de archivo que nos permitan acceder a registros de estas voces subrepresentadas. En otras palabras, la historia oral construye un archivo, amplía los archivos existentes y produce sus propios documentos.

Al traducir varias historias orales en mis textos, me entretuve con la idea de la narración como método para escribir la historia de aquellas arquitecturas que habitualmente llamamos participativas. Los escritos de Okwui Enwezor y Walter Benjamin me ayudaron a tomar esta decisión. A diferencia de la novela aislada o la autopista de la información (siempre veloz), Walter Benjamin caracterizó la narración como aquella experiencia que se transmite de boca en boca, y al narrador, como el mediador que transmite “consejos entretejidos en la trama de la vida real”. Okwui Enwezor, por otra parte, situó la narración entre lo documental y lo cuasidocumental, especialmente en sus comentarios sobre cine. Sobre estas bases pude definir un narrador de la historia de la arquitectura que alterna entre la voz del autor y los testimonios del residente; un narrador que reconoce que la cotidianidad y la experiencia de un espacio individual también hacen parte de la historia de ese espacio.

Desde esta perspectiva, la historia de la arquitectura no empieza a escribirse cuando el edificio deja la mano del arquitecto. La narración oral extiende esta historia al combinar el tiempo del diseño del edificio con el tiempo de una ocupación específica. La contingencia y la parcialidad de la narración que resultan de esta amalgama de los dos periodos reconoce la naturaleza necesariamente abierta e inacabada de la historia de la arquitectura. De hecho, se podrían escribir varias historias del mismo espacio basadas en narraciones orales de diferentes ocupaciones en diferentes momentos. Esta forma de escribir la historia no apunta a narrativas generalizables o repetibles. Desarrolla en cambio un sentido de empatía a través de historias concretas. La historia oral nos demuestra que la gente no se limita a ocupar espacios, sino que también los construye.

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Antes que hacer una distinción entre los aspectos visibles e invisibles de la arquitectura abierta, estaba pensando en cómo lograr una arquitectura abierta en términos formales, programáticos y procedimentales, pero también en un compromiso ético y político más amplio de la arquitectura con el inmigrante, el hasta ahora forastero, el “otro”.

Confío en que las historias de mi libro les permitirán a los lectores comprender las desigualdades, las heridas y los racismos inexcusables, así como las solidaridades y resiliencias inspiradoras que están documentadas en estas historias de migrantes. Creo que contar historias es la forma en la que construimos empatía y entendemos los impactos muchas veces negativos que las decisiones políticas tienen en las personas, y cómo esas personas logran superar esos daños.

Dearq: Continuando con su rechazo a las historias generales y pretendidamente objetivas, ¿por qué parece tan urgente hoy en día examinar y evaluar el conocimiento del entorno construido a través de los relatos de muchas personas diferentes? ¿En qué sentido sugiere este enfoque el paso de un estudio de la imagen general de los edificios al estudio de su uso interior y cotidiano? Finalmente, ¿qué consecuencias —si las hay— cree que tendría esta forma de escribir la historia de la arquitectura en la educación de los futuros arquitectos?

EA: No es que antes el diseño del espacio interior no hubiera tenido importancia en la disciplina arquitectónica. Sin embargo, espero que las historias que muestran cómo los habitantes interpretan, se apropian y comentan los espacios nos lleven a un cambio sustancial en nuestra forma de entender la arquitectura, e inspiren a los arquitectos a ser más generosos con aquellos grupos humanos diferentes a los que habitualmente encuentran durante el proceso de diseño. Espero que este contacto con diferentes historias nos lleve a reconocer cuán decisivo es lo que llamo arquitectura abierta

Abrir la definición de arquitectura a la apropiación de los residentes también fue un gesto feminista, por medio del cual pude inscribir a más mujeres en la historia de la arquitectura. No era mi intención original, pero la mayoría de los personajes que decidieron contribuir a la historia oral en el libro fueron mujeres migrantes de primera generación. Las llamo arquitectas residentes. Honrando las historias de estas arquitectas residentes, tanto como las de los arquitectos diseñadores, podemos dejar de ver la arquitectura como una ocupación históricamente practicada solo por hombres.

¿Qué efectos tendría este enfoque en la educación arquitectónica? Espero que fomente una educación que tome en serio la justicia social, de género, racial y global; una educación que invite a los estudiantes a ser moralmente conscientes de su compromiso con el mundo, en lugar de delegar esa responsabilidad en los Estados-nación o en los gobiernos inmediatos; una educación que deje de perpetuar el mito del arquitecto genio, situado por encima de la sociedad y cuya responsabilidad se limita a satisfacer a un cliente; una educación que sensibilice a los estudiantes sobre su responsabilidad ante el mundo en general y que ponga fin a la supremacía masculina blanca, como si no hubiera nada que aprender de la historia y las ideas de los demás. Una vez cambiemos estos valores convencionales, podemos pensar en horizontes mucho más amplios.

Dearq: Siguiendo con la educación, su libro entiende la arquitectura como una forma de trabajo colectivo y, por lo tanto, se aleja de la educación arquitectónica tradicional, especialmente por su insistencia en formar jóvenes arquitectos como artistas demiurgos. En otras palabras, su libro sugiere un cambio de paradigma pedagógico con respecto al proyecto arquitectónico y la forma en que se enseña y evalúa el diseño en las escuelas de arquitectura. En su opinión, ¿cuáles deberían ser las perspectivas pedagógicas más relevantes sobre el proyecto arquitectónico y su diseño en la actualidad?

EA: Las escuelas podrían tener más talleres de diseño comprometidos con la comunidad. Los estudiantes podrían tener más experiencia colaborando con otros estudiantes de arquitectura, así como con estudiantes de otras disciplinas. Pero, sobre todo, la arquitectura abierta es una cuestión de cambio de valores. Por tanto, mucho depende de los cursos de historia-teoría-crítica. El cambio hacia una historia arquitectónica global o entrelazada, antirracista, anticolonial, feminista y cosmopolita ya se viene gestando en algunas escuelas desde hace algún tiempo.

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Dearq: En relación con la tríada historia-teoría-crítica que recién menciona, su libro nos ha recordado mucho aquel gran libro de Marina Waisman, titulado El interior de la historia (1990), cuyo subtítulo le apunta de manera explícita a una “historiografía arquitectónica para uso de latinoamericanos”. Para nosotros es evidente que usted ha realizado un esfuerzo enorme para desarrollar una historiografía verdaderamente original (Akcan 2018, 54 y 55). ¿Cree que los instrumentos y los métodos que definen su forma de escribir la historia son específicos y, por lo tanto, limitados al estudio de arquitecturas abiertas únicamente?

EA: Gracias por los cumplidos. Una forma abierta de escribir la historia no está limitada a escribir únicamente la historia de las arquitecturas abiertas. Esto está claro en el libro que analiza el espacio desde un enfoque abierto, pero no afirma que todos los edificios de Kreuzberg correspondan a una “arquitectura abierta”. En realidad, es todo lo contrario. El tema del libro se desarrolla en su formato y en su método. De esta forma, traté de mostrar cómo el pensar la arquitectura de determinada manera puede llevarnos a innovaciones historiográficas. Como he dicho, quise explorar una forma abierta de escribir la historia, dándole voz no solo a un puñado de arquitectos establecidos, sino también a otros arquitectos menos estudiados que también fueron invitados a construir viviendas públicas en Kreuzberg, y a los residentes inmigrantes que he venido mencionando.

Dearq: Hablemos de estos arquitectos, más o menos conocidos. A diferencia de las estrategias de diseño que les atribuye a arquitectos de renombre como Josef Paul Kleihues y Rob Krier (centradas principalmente en el plano como evidencia de una geometría clara que puede ser documentada y verificada, para ser procesada de manera gráfica, transparente y objetiva), su definición de una arquitectura abierta considera diferentes cualidades que a menudo son invisibles y, por lo tanto, requerirían otros medios de representación. Este argumento es especialmente claro en la segunda parte de su libro, donde revela estas cualidades en el edificio de Álvaro Siza, así como en la Torre de Berlín de John Hejduk (especialmente a través del testimonio de Yeliz Erçakmak). ¿Cómo llegó a interesarse por este aspecto más efímero, incluso podría decirse inefable, de la arquitectura abierta y, lo más importante, podría describirnos las formas en que ha desarrollado los instrumentos y métodos necesarios para comprender y comunicar estos atributos, fundamentalmente invisibles?

EA: Antes que hacer una distinción entre los aspectos visibles e invisibles de la arquitectura abierta, estaba pensando en cómo lograr una arquitectura abierta en términos formales, programáticos y procedimentales, pero también en un compromiso ético y político más amplio de la arquitectura con el inmigrante, el hasta ahora forastero, el “otro”. Me motivan las complejas relaciones que existen entre arquitectura y ciudadanía. Esto incluye el racismo, las violaciones de los derechos humanos, la desigualdad, el autogobierno, el Estado-nación como norma internacional y muchas otras capas implícitas en cualquier noción de ciudadanía. Dice mucho que la pregunta sugiera lo formal como aquello que es visible y se refiera a otros aspectos como “invisibles”. Esta distinción les da sentido a los aspectos menos convencionales del libro. Pero, por supuesto, cualquier diseño arquitectónico implica consideraciones sobre el programa, el proceso y el contexto político, entre muchas otras cosas, además de la forma. Parece que todavía tenemos la costumbre de priorizar la forma mientras teorizamos una arquitectura que, espero, podamos descentrar. Fue bastante obvio para mí desde el principio que no podía estudiar o teorizar la relación entre arquitectura y ciudadanía mirando solamente los aspectos visibles de los edificios.

Dearq: Hablemos entonces de los diferentes aspectos sociales de su investigación. En la introducción al libro, aclara usted que la colectividad y la colaboración son esenciales para su definición de una arquitectura abierta (Akcan 2018, 10). Más adelante, sin embargo, su uso del término agencia social sugiere alguna cercanía con la noción de ingeniería social fragmentaria, desarrollada por Karl Popper como antídoto para los efectos negativos de la planeación centralizada a gran escala (20). ¿Querrá esto decir que, además de

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la colectividad y la colaboración, su enfoque de la arquitectura abierta también implica, al menos, algún grado de competencia entre individuos en la producción del entorno construido?

EA: Puede que esté malinterpretando sus distinciones. Nunca pensé en la colaboración y la colectividad en relación con la planeación centralizada a gran escala. Todo lo contrario. La planeación centralizada implica un proceso de arriba hacia abajo, mientras que la colaboración generalmente abre espacio para más procesos de abajo hacia arriba o, al menos, no jerárquicos. Defino la arquitectura abierta como colectividad, específicamente en relación con la teoría de la “memoria colectiva” y la “voluntad colectiva” de Aldo Rossi, que influyó en el equipo de liderazgo de IBA-Neubau. Puede que esto no abarque todas las asociaciones históricas del término colectivo. La “competencia entre individuos en la producción del entorno construido” es un paradigma del mundo capitalista. Sin embargo, traté de pensar en la arquitectura abierta como una posición que reclama el paradigma opuesto, lo cual, reconozco, no es fácil de lograr ni parece realista en el futuro cercano.

Dearq: Siguiendo con la pregunta anterior, su afirmación de que “rara vez se apoya la colaboración, salvo cuando existe una necesidad pragmática” (Akcan 2018, 24) parece profundizar en el trabajo de Antonio Gramsci (vía Mouffe, Laclau y Foucault [Akcan 2018, 27 y 28]). ¿Podría aclarar si considera que esta necesidad pragmática es la antítesis de la colaboración y, de ser así, si es parte del “espíritu neoliberal” al que alude en páginas anteriores? (10 y 11). ¿Está sugiriendo que deberíamos descartar la racionalidad y la eficiencia como motivaciones para el cambio en el entorno construido y, en cambio, operar sobre otros tipos de moralidad más allá de la práctica? Nos interesa saber cómo cree que estas consideraciones morales no pragmáticas deberían definirse y articularse en un entorno social diverso.

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Figura 1_ Esra Akcan, Fotografías tomadas por la autora durante la investigación para el libro Open Architecture.

EA: Lo que tenía en mente cuando escribí esa frase es que el arquitecto, en su perfil convencional, colabora con especialistas de otras disciplinas y profesiones solo porque lo necesita para implementar sus ideas. El mito del arquitecto como individuo genio crea una falsa sensación de suficiencia y superioridad, lo que hace que la colaboración sea indeseable. Tenía la esperanza de que el concepto de arquitectura abierta también pudiera cambiar esta presunción y que podamos concebir la colaboración como intención y aspiración en sus propios términos, no como un proceso que en lo posible hubiéramos preferido evitar. Estoy de acuerdo con que esto requiere otro “tipo de moralidad”, pero no creo que esta moralidad necesariamente excluya la racionalidad o la eficiencia. El libro también imagina la “colaboración” más allá de su significado literal. Por ejemplo, hablo de Aldo Rossi como colaborador de arquitectos muertos. La colaboración como concepto apunta a descentrar las mentes egocéntricas.

Dearq: Sus argumentos en pro de una arquitectura para el no ciudadano son verdaderamente fascinantes, por cuanto reconocen las limitaciones y el sufrimiento innecesario derivados de la definición de los Estados-nación y sus sistemas legales concomitantes (Akcan 2018, 32). Sin embargo, no está claro qué es exactamente lo que usted propone para remplazar la idea del ciudadano, con responsabilidades y derechos vinculados a leyes concretas y localizadas. ¿Nos está invitando a comprender al individuo en una categoría diferente y, de ser así, exigiría esa comprensión un nuevo conjunto de reglas transnacionales que todos los seres humanos del planeta deberían cumplir?

EA: Como notaron, la relación entre ciudadanía y arquitectura es una preocupación central a lo largo del libro. Al analizar las exclusiones de la ciudadanía, analizo muchos temas relacionados, incluidos el racismo, la desigualdad, los derechos humanos, la democratización de la democracia, entre otros.

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Figura 2_ Esra Akcan, Fotografías tomadas por la autora durante la investigación para el libro Open Architecture

Los “trabajadores invitados” y los “refugiados” a quienes no se les otorgan derechos de ciudadanía son mis puntos de referencia para analizar estos temas en un contexto específico; en este caso, Alemania en la década de 1980. No me propongo remplazar la idea del ciudadano por otra, sino ampliarla para que de hecho solo haya “ciudadanos del mundo”. En otras palabras, ¿podríamos pensar en un mundo donde los derechos humanos y los derechos políticos no se basaran en ser ciudadanos de un Estado-nación?

Soy consciente de que necesitaremos usar la expresión ciudadano del mundo de manera metafórica, hasta que, si acaso es posible algún día, haya transformaciones en las esferas legal, política y del derecho internacional que actualmente sostienen la estructura del Estado-nación como norma internacional. Pero aun así, esto no tiene por qué impedir que los propios arquitectos imaginen una ciudadanía mundial y actúen en consecuencia. El libro pregunta qué habría pasado si los arquitectos practicaran la arquitectura con una ciudadanía global en mente, y llama a esta práctica arquitectura abierta. ¿Qué hubiera pasado si los arquitectos estuvieran diseñando con una nueva ética, capaz de acoger a los no ciudadanos? Hablo de ejemplos históricos y experimentos mentales del pasado en los que podemos encontrar pistas formales, programáticas o procedimentales de la práctica de esta arquitectura abierta.

Dearq: Parece contradictorio, pero de los ciudadanos del mundo nos gustaría pasar a un contexto local o, al menos, regional. Como usted sabe, este número de Dearq reflexiona sobre los espacios abiertos en las ciudades latinoamericanas. Entre otras coincidencias, hemos notado con cierta sorpresa que muchas de sus reflexiones sobre Berlín podrían, en muchos casos, referirse al modelo básico que utilizaron los colonizadores españoles en el siglo XVI para fundar cientos de ciudades en el continente americano (Akcan 2018, 52). Si bien la cuadrícula definida en las ordenanzas de Felipe II se impuso de forma violenta, como estructura, sin duda, también ha fomentado enormes cantidades de aquella colaboración (50) que usted atribuye a una arquitectura abierta. ¿Cómo entender esta aparente contradicción?

EA: No entiendo cuál es la contradicción. La ética de la arquitectura abierta es exactamente lo opuesto al colonialismo. El colonialismo se impone al otro, que es lo contrario de acogerlo. Colaborar para colonizar una tierra ejerciendo violencia sobre aquel que ya está ahí no es arquitectura abierta. Asimismo, para aquellos que aún no hayan leído el libro, contiene un capítulo que teoriza la colaboración como una de las formas de la arquitectura abierta, además de otras formas como la participación, la multiplicidad de significados, el juego de aventuras y el diseño de espacios flexibles y adaptables.

Dearq: Más allá de la cuadrícula fundacional, las ciudades latinoamericanas contemporáneas también están determinadas por el tipo de fragmentación y discontinuidad en su estructura urbana que usted ha documentado tan bellamente en una parte muy específica de Berlín. Sin embargo, a diferencia de la ciudad europea de la posguerra, en América Latina estos fenómenos suelen ser el resultado de conflictos violentos, formas extremas de pobreza, instituciones débiles y enormes migraciones internas hacia los centros urbanos que se ven obligados a crecer a una velocidad vertiginosa. Aunque formalmente tienen derechos, los migrantes internos suelen ser los mismos no ciudadanos que usted describe en el libro. ¿Ha considerado usted estas otras formas débiles de ciudadanía, generalmente causadas por la migración interna, más que internacional, y en su efecto en las grandes ciudades que son habituales más allá del contexto europeo?

EA: Sí, por supuesto. Antes de responder a su pregunta, permítame recordarle que las ciudades europeas también se han visto moldeadas por la violencia y la guerra, así como por la segregación física y conceptual resultante del racismo. Con respecto a su pregunta sobre la migración interna, el libro también analiza la idea de ciudadanía social: derechos vinculados al bienestar y la seguridad económicos, como el seguro contra el desempleo y los derechos a la atención

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médica, la educación, la vivienda y una pensión. Cuando se aplica a la noción de ciudadanía social, los no ciudadanos también incluyen a las personas excluidas de la ciudadanía debido a nociones socialmente construidas de clase, raza, género, etnia o religión. A menudo, a las personas que alguna vez fueron no ciudadanos se les sigue negando la ciudadanía social después de la naturalización, porque la exclusión de antiguos esclavos, súbditos coloniales o trabajadores invitados se proyecta en el presente en forma de diferencia de clases y supremacía blanca. Hannah Arendt y Étienne Balibar me ayudaron a comprender el mecanismo que niega a los ciudadanos legales el derecho a tener derechos. Por ejemplo, Balibar explica la relación entre exclusiones internas y externas de la ciudadanía. Una frontera exterior se refleja en una frontera interior hasta tal punto que la ciudadanía se convierte en un club en el que uno es admitido o no, independientemente de sus derechos legales. Aquellos que están excluidos de los beneficios de la ciudadanía social experimentan un estado de “ciudadanía debilitada”, usando sus términos. Esto significa que discutir la relación entre ciudadanía y arquitectura también nos permite explorar temas similares para los migrantes internos.

En relación con el contexto latinoamericano, agrego algo más: mi interés por la ciudadanía y los derechos humanos me llevó al libro que estoy escribiendo, donde miro las nuevas convenciones de derechos humanos que nacieron con la política social y su relación con los movimientos contra la dictadura en América Latina. Hablo, por ejemplo, de las Madres de Plaza de Mayo, en Argentina, y de las Madres de los Sábados, en Turquía, conjuntamente, como movimientos sociales que construyeron resistencias a través de su asociación con espacios urbanos específicos. Discuto las nuevas convenciones de derechos humanos, como la protección contra las desapariciones forzadas y el derecho a la verdad, a través de varias experiencias latinoamericanas. Aunque América Latina no apareció mucho en Open Architecture, cuyo enfoque específico está en Berlín, creo que hay muchas discusiones comparativas por hacer, como lo señalan sus preguntas. Estoy tratando de hacer algunas de estas comparaciones en mi nuevo libro.

Dearq: Uno de los resultados más concretos de estas ciudadanías débiles es la incapacidad de muchos para acceder y utilizar un espacio construido suficiente y adecuado, ya sea privado, público, institucional o colectivo. En la mayoría de las ciudades de América Latina, esta falta de espacio construido suficiente y adecuado puede atribuirse en igual medida a procesos rápidos de renovación y densificación urbana, llevados a cabo parcela por parcela, tanto como a macroproyectos diseñados y construidos por grandes corporaciones. Ambas expresiones de lo que comúnmente se entiende como neoliberalismo (una perversión de la economía de mercado) parecen descuidar aquel estrato institucional que tan agudamente resalta usted en su libro, cuando aclara el papel que tuvieron el gobierno y la discusión política en el éxito de IBA. Con base en su estudio riguroso del papel de alcaldes, concejos municipales y oficinas de urbanismo en la producción de la ciudad, ¿qué recomendaciones podría ofrecerles a los arquitectos latinoamericanos, habitualmente enfrentados a las formas políticas y económicas más extremas del neoliberalismo?

EA: Intuyo que conocen mejor que yo la respuesta a esta pregunta. Si la lectura de Open Architecture inspira su respuesta, diría que el libro cumplió su cometido. Permítanme volver al libro que estoy escribiendo en este momento, para el cual adquirí un mejor conocimiento de los debates sobre la resistencia y la memoria durante los regímenes autoritarios en América Latina y después de estos. He estado leyendo mucho sobre la repercusión del neoliberalismo en el reconocimiento de las heridas de este pasado en América Latina. Los monumentos de perdón y reconciliación erigidos después del fin de las dictaduras en Argentina y Chile se incorporaron al mercado de la memoria como una extensión de la neoliberalización generalizada en la década de 1990. En un contexto en el cual los grupos que luchan por preservar la memoria rechazan el apoyo del gobierno y necesitan sobrevivir en una economía de mercado, los sitios de trauma se integran a la industria del turismo, el lema “nunca más” se convierte

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en un logotipo y la conmemoración se convierte en una marca. Por ejemplo, el Parque de la Memoria de Argentina, propuesto originalmente por familiares de desaparecidos y un grupo de estudiantes, se adaptó para conmemorar otras atrocidades. Muchos han visto esta adaptación como un paso necesario para financiar el parque y atraer a más visitantes. Sin embargo, la terminación y la administración del parque enfrentaron muchos inconvenientes, debido a las ambigüedades en su estructura de financiamiento. La neoliberalización y la comercialización no solo permiten que el Estado se libre de su responsabilidad financiera, sino que también abarata el proceso, al convertir el trauma en un bien que necesita venderse bien. Si el Estado no participa en la construcción de monumentos que conmemoren la memoria de las víctimas de la violencia estatal, el resultado no es una disculpa real, y la conmemoración se deja a su suerte en un mundo neoliberal. El involucramiento del Estado es un mensaje en sí mismo. Por lo tanto, las sociedades necesitan encontrar vías para que el Estado se involucre en el financiamiento de la construcción y gestión de monumentos de perdón y reparación, mientras la narrativa se democratiza al involucrar a diferentes grupos de manera horizontal.

Dearq: Hablando de conflictos, su libro revisa una serie de tensiones inherentes a la disciplina arquitectónica. Por un lado, desafía la idea de que la arquitectura está fundamentalmente hecha o entendida a través del trabajo de unos pocos individuos. Incluso sugiere una definición más amplia del arquitecto para incluir “individuos que confirman la apertura de la arquitectura al participar en su mutación” (Akcan 2018, 76), añadiendo que la arquitectura abierta solo se puede lograr a través de la agencia colectiva (115). Sin embargo, para desarrollar su argumento todavía hace un uso extensivo de la figura del arquitecto conocido, incluso podría decirse que excepcional (e. g. Mies, Le Corbusier, Isozaki, Scharoun, Krier, Rossi, etc.). ¿Por qué algunas veces parece tan difícil escribir historias y teorías de la arquitectura sin estos nombres singulares y estructurantes? ¿Qué nos dice esto de las diferentes apuestas teóricas e historiográficas que desafían

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Figura 3_ Esra Akcan, Fotografías tomadas por la autora durante la investigación para el libro Open Architecture.

la idea del arquitecto como individuo? ¿En qué sentido —si lo hay— la erosión del individualismo en la arquitectura sería fundamental para la noción de “historia arquitectónica abierta” a la que se alude en el libro? (Akcan 2018, 76).

EA: Permítanme aclarar que mi intención como historiadora no es borrar o cancelar nombres, sino agregar nombres, descentrar el mito del Autor en mayúscula y dar el debido reconocimiento a todos los creadores. La “muerte del autor”, para usar la terminología de Roland Barthes, significa el nacimiento del lector, pero no necesariamente la eliminación total de quienes escriben un texto. La historia de la arquitectura abierta significa la redistribución de la atención en un recuento más estratificado y justo. Su objetivo es descentrar el sistema estelar y repartir gratitud y crítica de forma equitativa. El libro también trata de exponer muchos errores y hace a algunas personas responsables por sus errores. Como historiadora, considero que mi papel consiste en dar crédito y criticar donde toca.

Dearq: Hablando de arquitectos notables, en 2000 apareció la segunda edición en español del libro El diseño de soportes, de John Habraken (originalmente De Dragers en de Mensen, de 1961). En este, Habraken afirmaba el arquitecto no debe involucrarse en todas las diferentes capas de participación que definen un proceso de diseño arquitectónico. Dos décadas más tarde, ¿cómo ve el trabajo de Habraken y la red de edificios abiertos que surgió de sus investigaciones? ¿Qué aspectos de este enfoque de “responsabilidad limitada” en la producción arquitectónica cree que siguen siendo relevantes hoy en día y cuáles, en su opinión, se han hecho obsoletos?

EA: En el pasado hubo bastantes proyectos y experimentos mentales a los que podemos atribuir pistas conducentes a una arquitectura abierta. Kenzo Tange y el grupo de los Metabolistas constituyen otro buen ejemplo. Si bien sus contribuciones a la noción de adaptabilidad, crecimiento en el tiempo y apropiación para las necesidades de los habitantes siguen siendo muy relevantes hoy en día, su idea de que las vías de tránsito vehicular son infraestructuras inmutables quizás lo sea menos. En la introducción a Open Architecture ofrezco

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Figura 4_ Esra Akcan, Fotografías tomadas por la autora durante la investigación para el libro Open Architecture.

una descripción muy breve de algunos de estos experimentos. No conozco la práctica de Habraken1 lo suficiente como para comentar de qué manera su oficina responde, si es que responde, a cuestiones de inmigración, discriminación, derechos humanos y ciudadanía, que son fundamentales en mi libro.

Dearq: Entre los muchos descubrimientos que nos ha ofrecido su libro está su relectura creativa y verdaderamente inspiradora del trabajo de tres arquitectos cuya obra, a menudo, se ha tomado por reaccionaria (Akcan 2018, 23). Por ejemplo, al aclarar la oposición de Adolf Loos y Aldo Rossi al moralismo ingenuo y al funcionalismo como formas de determinismo (96-100), tácitamente les atribuye a ambos una postura radicalmente liberal (24). Además, la caricatura popular de Rob Krier como un tradicionalista favorecido por poderes obsoletos y antidemocráticos se ve desafiada por su análisis matizado de sus diseños para la IBA (65). Nos da mucha curiosidad saber qué reacciones ha generado su lectura (más vale inusual) del trabajo de estos tres arquitectos, especialmente entre los sectores más progresistas de la academia.

EA: Soy consciente de que mi trabajo molesta a algunos públicos. Exponer el autoritarismo de Ungers molesta a muchos; ver algo de franqueza en Aldo Rossi y Rob Krier inquieta a algunos lectores. Mostrar las colaboraciones y conversaciones indirectas entre Stirling y Krier, o Eisenman y Kleihues, puede parecer contradictorio para muchos. También lo es apreciar los grafitis en las superficies blancas de Siza. Pero para evitar un posible malentendido por parte de los lectores de esta entrevista que quizás no hayan leído el libro aún, en el análisis final también expongo muchas contradicciones y premisas discriminatorias en las prácticas arquitectónicas del pasado. No hace falta decir que mi intención no es categorizar a los arquitectos entre “abiertos” y “cerrados” —una lista de esa naturaleza solo puede ser una caricatura reductiva—, sino discutir ideas sobre la arquitectura abierta mediante estos arquitectos. En este sentido, todos los arquitectos que aparecen en el libro nos llevan a algunas ideas sobre la apertura y la falta de ella.

Pero, para responder a su pregunta sobre la reacción de los arquitectos, debo hablar de la ignorancia y la trivialización a la que me enfrenté y me sigo enfrentando a lo largo del camino. Como mujer turca, tengo la impresión de que pocos arquitectos le dieron crédito al valor de lo que escribo. No tuve ninguna dificultad para encontrar inmigrantes y asesores de inquilinos que quisieran contarme sus historias para el proyecto de historia oral. Pero pocos arquitectos respondieron a mi solicitud de una entrevista, aunque me comuniqué con muchos de ellos. Me gustaría reconocer y agradecer a todos los arquitectos de IBA-Altbau, como Cihan Arın, Heide Moldenhauer, Bahri Düleç, Hardt-Waltherr Hämer, Wulf Eıchstädt, Uwe Böhm y muchos otros; así como a Günter Schlusche de Neubau, Rob Krier, David Mackay, Hildebrand Machleidt, quien participó en el proyecto de historia oral, y a Rem Koolhaas, quien me abrió sus archivos y los de OMA, y a Álvaro Siza. Todos ellos respondieron a mis llamados.

Dearq: Ciertamente usted ha logrado identificar la forma en que algunas de las arquitecturas que analiza en Open Architecture precedieron a algunos enfoques actuales de la arquitectura abierta, especialmente con respecto a una condición que describe como latente o no declarada, y que en muchos sentidos se opone a la búsqueda de claridad en la forma y el desempeño de los edificios. Sin embargo, otros ejemplos de su libro, como el proyecto de Rem Koolhaas para la Kochstrasse/Friedrichstrasse, parecen abordar directamente los aspectos más obvios del contexto. En sus palabras: “OMA imaginó que una sección a través del edificio representaría una sección a través de Berlín Occidental: aliados en la base, seguidos en los niveles medios por unidades más grandes para ser ocupadas por trabajadores invitados turcos y sus familias, con alemanes viviendo en unidades pequeñas en la parte superior”.

El proyecto de Álvaro Siza para el Bloque 121, en cambio, se apropia de manifestaciones evidentes de discontinuidad e irregularidad formal y funcional manteniendo el perímetro existente. Frente a su defensa de la apertura como latencia, ¿cómo interpreta estas estrategias de diseño, que tratan los aspectos más evidentes del contexto a través de una formalización igualmente evidente?

1. Open bouwen, que en holandés significa open building https://www.openbuilding.co/legacy

investigación 76 – 77

bibliografía

1. Akcan, Esra. 2018. Open Architecture: Migration, Citizenship and the Urban Renewal of BerlinKreuzberg by IBA 1984/87. Berlin: Birkhauser-de Gruyter.

2. Habraken, N. John. 2000. El diseño de soportes. Barcelona: Gustavo Gili.

3. Waisman, Marina. 1990. El Interior de la Historia: Historiografía Arquitectónica para uso de Latinoamericanos. Bogotá: Escala

EA: Utilizo el término arquitectura abierta latente para todas estas prácticas, sin señalar a Koolhaas o Siza. Podemos encontrar diferentes indicios de apertura y falta de apertura en casi todos los diferentes arquitectos discutidos en el libro. También muestro cómo los legisladores utilizaron la arquitectura como un mecanismo de control de la inmigración y el desplazamiento, y analizo la forma en que diferentes arquitectos respondieron a una serie de normas discriminatorias (como la prohibición de mudanza y la cuota de inmigrantes) que estaban vigentes durante la renovación urbana. Algunos arquitectos fueron cómplices, otros políticamente ingenuos; algunos pueden parecer irónicos, pero otros fueron realmente subversivos. El aparte citado su pregunta representa un enfoque a la vez irónico y subversivo de las discriminaciones contra los inmigrantes.

Dearq: Si bien la mayoría de los enfoques de la arquitectura abierta han puesto en primer plano cuestiones como la flexibilidad y la adaptabilidad en términos bastante genéricos, hasta el punto de que estos conceptos serían aplicables en cualquier lugar, su libro es en realidad bastante específico en cuanto al lugar. ¿Podría desarrollar su perspectiva con respecto a esta aparente paradoja de apertura versus especificidad?

EA: Como historiadora, me enfoco en investigar bien mi tema y darle vida en el texto, mientras teorizo para que el libro sea relevante en contextos más amplios. Es posible que las ideas de este libro no se traduzcan perfectamente en cualquier otro lugar del mundo, y eso está bien. Pero creo que son relevantes para muchos otros lugares además de Berlín-Kreuzberg. Escribir este libro me llevó a tocar todas las puertas de Kreuzberg, y a pasar días enteros realizando entrevistas. La historia oral depende de un compromiso a largo plazo, de la generación de confianza, del conocimiento del idioma con todos sus códigos contextuales para poder fomentar una conversación. Después de publicar mi libro, la gente me preguntó por qué no entrevisté a los inmigrantes italianos o yugoslavos, sino solo a los turcos. Tales preguntas pueden reflejar las expectativas creadas por los discursos contemporáneos de representación, así como los hábitos de análisis comparativo en las ciencias sociales y políticas. Pero pierden los métodos específicos y las contribuciones de la historia oral. Imaginar que una misma persona puede y debe fomentar el mismo nivel y profundidad de diálogo en todos los idiomas, es una ilusión muy peligrosa. Pero podemos traducir lo que se investiga en un contexto a otros. No veo que esto sea una paradoja.

Dearq: Una pregunta final: aunque pueda parecer un poco extraño, especialmente en comparación con la gran cantidad de posiciones que respaldan su meticulosa investigación sobre la arquitectura abierta, ¿podría decirnos en pocas palabras cuáles son las propiedades distintivas de su opuesto? En otras palabras, ¿existe una arquitectura cerrada y, de ser así, cuáles serían sus características más destacadas?

EA: Probablemente hayan notado que no utilizo el término arquitectura cerrada Sin embargo, podemos hablar de una falta de apertura, de la que también hay bastantes ejemplos en el libro. Ejemplos de la falta de apertura incluirían despedir a los habitantes inmigrantes, hacer la vista gorda ante la discriminación, negar el derecho a tener derechos, erosionar la ciudadanía y la participación, diseñar un espacio terminado que no permita cambios, menospreciar las apropiaciones de los residentes, tratar de prohibir alteraciones, la defensa del mito del genio arquitecto egocéntrico y cosas por el estilo.

Muchas gracias por leer mi libro con tanto cuidado y por estas preguntas tan interesantes. Realmente, agradezco la oportunidad de tener esta conversación y de aclarar y desarrollar varios aspectos de mi trabajo con más profundidad. Me siento muy honrada de que mi libro Open Architecture llegue a los lectores de Dearq, y espero que su contenido sea relevante para entender y diseñar espacios abiertos en las ciudades latinoamericanas.

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Espacios abiertos en la ciudad latinoamericana

Open Spaces in the Latin American City

Proyectos

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Parque Prado Centro, Connatural. Fotografía: Isaac Ramírez

Una y tres arquitecturas abiertas

One and three open architectures

Con su reconocida instalación Una y tres sillas (1965), el artista Joseph Kosuth nos invita a reflexionar sobre la forma en que diferentes aspectos de la realidad se entrelazan para configurar nuestra percepción y nuestro pensamiento. Conjuntamente la presencia física de una silla, su definición textual y su reproducción fotográfica sugieren que aun aquello que damos por simple comprende un sinnúmero de variables que interactúan de diferentes maneras.

La configuración espacial de esta obra de arte y las exigencias que le impone al espectador, en términos de interpretación y construcción de significado, se ajustan a los parámetros utilizados por Umberto Eco (1992) para caracterizar una “obra abierta”; incluyendo un grado de indeterminación, cierta ambigüedad y la impresión de que la obra no alcanza a estar terminada si el espectador no la completa tanto física como conceptualmente.

Las tres obras que presentamos a continuación nos permiten comprender en qué medida la arquitectura, en la forma en la que actualmente se practica en Latinoamérica, en muchos casos celebra la misma riqueza de interrelaciones que encontramos en la obra de Kosuth. Como tres sillas que son una podemos entender estos proyectos como realidades que se confrontan y se reafirman mutuamente y, por ello, logran un sentido conjunto.

Memet Charum mcharumb@unal.edu.co Universidad Nacional de Colombia Jorge Mejía j.a.mejiahernandez@tudelft.nl Delft University of Technology Klaske Havik k.m.havik@tudelft.nl Delft University of Technology DOI: https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.08 Cómo citar: Charum, Memet, Jorge Mejía y Klaske Havik. "Una y tres arquitecturas abiertas". Dearq no. 33 (2022): 80-106. DOI: https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.08 proyectos 80 – 81

Para vislumbrar este sentido conjunto, debemos reconocer que al disecar una silla en tres versiones de sí misma Kosuth descarta de plano cualquier reducción binaria. De igual forma estos tres proyectos sugieren que no podemos entender la arquitectura de nuestro tiempo en términos de oposiciones que reducen la complejidad del entorno construido a un conflicto entre forma y función o, en versión más reciente, a una supuesta tensión entre estructura y agencia (Schneider y Till 2009). No cabe aquí, por ejemplo, hablar de lo real y lo abstracto, ni de aquello que es objetivo o subjetivo. Como entre las tres sillas de Kosuth, en estos tres proyectos siempre se imponen determinantes adicionales para tener en cuenta, cuya sola presencia diluye los límites de cualquier dicotomía.

Ninguna de estas arquitecturas es unívoca. Ninguna admite una clasificación fácil o puede entenderse como fundamentalmente anclada en una preocupación formal o tecnológica; pero ninguna puede asumirse como la materialización de un propósito o un desempeño predecible, únicamente. No podemos aquí hablar de objetos concretos, inertes o concluidos, ajenos a las actividades humanas y los fenómenos naturales que los generan y vitalizan. Tampoco podemos decir que esas actividades y estos fenómenos ocurren por sí solos, como en un vacío, libres de un contexto material diverso e intrincado.

En palabras del arquitecto venezolano Marcos Novak, parecería que en estos tres casos “se le pide a la arquitectura, antes que diseñar el objeto, que diseñe los principios por medio de los cuales el objeto se genera y muta en el tiempo” (2002, 150).

¿Cuáles son estos principios? ¿Qué nos sugieren, qué lecciones nos ofrecen? Las tres obras aquí presentadas abordan el proyecto arquitectónico desde la multiplicidad de significados, la flexibilidad y adaptabilidad de la forma, la colectividad y la colaboración, la pluralidad, la hospitalidad y la solidaridad (Akcan 2018). Cada uno de ellos parte de un contexto temporal y espacial concreto; un campo problemático que requiere acciones específicas para tratar con el desarrollo económico, la pluralidad, la memoria cultural, la conservación y la ecología, entre muchas otras variables.

Cada proyecto parte del reconocimiento de este campo problemático, y de una u otra forma reestructura sus condiciones al explorar e identificar potenciales ocultos en él. De esta forma estas arquitecturas se sustraen de representaciones reductivas y dejan de imponerse sobre el sitio y sus habitantes (Corner 2014). En cambio establecen una posición crítica frente al contexto y determinan así los principios apropiados para confrontar aquellos aspectos del contexto que se han problematizado. Trasladados al ámbito de diseño estos principios se traducen en operaciones proyectuales concretas que operan en las esferas formal, programática, técnica y material de la arquitectura.

Comunal es una colaboración iniciada por las arquitectas Mariana Ordóñez Grajales y Jesica Amescua Carrera que se propone contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de comunidades rurales de México a través del desarrollo de procesos de diseño participativo realizados junto a las

comunidades. Para ellas el proyecto arquitectónico no se limita a la organización formal y funcional del espacio doméstico; incorpora además procesos de reflexión crítica y autoproducción para la transformación social y democrática.

El programa “Reconstrucción Social del Hábitat” se desarrolla en la ciudad de Ixtepec, Oaxaca, el estado más diverso pero a la vez más desigual de México. Tras los sismos de 2017 y 2018 muchas familias no sólo perdieron su vivienda, sino también el espacio de su entorno productivo, ambiental y cultural.

Es Hannah Arendt (1974) quien nos recuerda que la primera pérdida que sufren quienes quedan por fuera de algún orden establecido es la pérdida del hogar, a la que sigue inevitablemente la pérdida de todo el entramado social en el que han nacido y en el que han logrado establecer para sí mismos un lugar diferenciado en el mundo.

El Manual de autoconstrucción se propone no sólo como reconstrucción física del espacio, sino como una acción colectiva de reconstrucción del entorno espacial y social. El proyecto aquí no debe ocuparse únicamente de la organización formal del entorno colectivo y privado; además debe reconocer a las personas como sujetos de acción. Estas dos condiciones están presentes a la vez en el proceso de diseño que se desarrolla con las comunidades mediante talleres, investigaciones y sesiones colectivas de diseño, en las que las arquitectas acompañan el proceso de autoproducción del diseño. La capacidad para planificar y dar forma a su propia vivienda queda en manos de los habitantes, validos de una estructura de organización abierta compuesta por unidades espaciales que permiten la flexibilidad de uso en el curso del diseño y del tiempo de vida útil del edificio. Para Comunal la habitabilidad de un edificio debe considerarse desde el punto de vista del diseño a través de dos campos de acción: desde la comunidad y desde el individuo. Como resultado del uso del Manual y de otras herramientas participativas cada casa se imagina y configura según los deseos y posibilidades de sus habitantes; puede modificarse y transformarse de acuerdo con el tiempo de concepción, desarrollo, autoconstrucción y uso del proyecto.

Colab-19 surgió durante la pandemia de la covid-19, como un laboratorio de arquitectura sin sede establecida. Desde entonces los arquitectos Alejandro Saldarriaga y Germán Bahamón han realizado varios proyectos en Bogotá, entre los que se cuentan una capilla efímera llamada La Cruz de la Alhambra, una instalación en la plaza de mercado de La Perseverancia y la intervención del Anfiteatro de La Concordia, publicada a continuación. Son comunes a estos proyectos la multiplicidad de significados, la flexibilidad y la adaptabilidad de la forma. Al referirse a su trabajo como instalaciones antes que edificios, estos arquitectos le apuntan a la creación de una experiencia estética o sensorial en un entorno concreto, que a menudo invita a la participación activa o a la inmersión del espectador.1

La plaza de mercado de La Concordia se construyó en 1933, en un emplazamiento en el centro de la ciudad que desde la época colonial fue lugar de encuentro y de intercambio (una condición que permanece inalterada). El edificio original fue

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restaurado y reformado en 2020. En su estado actual continúa albergando el mercado junto a una galería y un espacio para las artes vivas. Por su localización es un espacio muy activo como cruce de caminos y destino para comunidades diversas.

En su instalación en este lugar Colab-19 acude a un sistema de andamios usados, un objet trouvé casi anodino, que una vez aislado de su contexto ordinario adquiere un significado nuevo por sus cualidades plásticas y por lo que ofrece como alternativas en términos de diseño. Se trata de un “kit de partes”, como lo definió Cedric Price en su propuesta para el Fun Palace; un sistema que puede configurarse y modificarse sin afectar el papel de la estructura y la organización para el edificio en sus fases de diseño y uso (Herdt 2017). El Anfiteatro de La Concordia puede utilizarse a la vez como teatro de herradura y como balcón sobre la ciudad. Al ser transparente y ligera la estructura es ambigua, inacabada; puede darse por cóncava y convexa al mismo tiempo.

El tercer proyecto publicado a continuación es obra de Connatural, un estudio de arquitectura en el paisaje dirigido por Édgar Mazo y Sebastián Mejía desde Medellín. El estudio intenta establecer relaciones sostenibles entre los seres humanos y la naturaleza en el ámbito local, tratando de preservar los lugares en los que se ubican sus obras y el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes.

El parque Prado Centro está ubicado en Aranjuez, un barrio fundado al nororiente de Medellín en 1919, y desarrollado predio a predio por habitantes con un nivel medio de ingresos. El sector es reconocido por su orden y contiene algunos edificios emblemáticos. El parque está implantado en una manzana

con una pendiente moderada. Antes de su construcción el lugar se encontraba en un estado lamentable, con algunas estructuras en pie pero invadidas por vegetación sobre el costado sur, junto a predios vacíos y fragmentos de construcciones dispersas.

En vez de hacer borrón y cuenta nueva e instaurar un orden completamente nuevo, los arquitectos trataron de inferir un principio de organización en este espacio desordenado y degradado. Como afirma Rudolph Arnheim (1995), un desorden homogéneo puede ser un principio de orden si se reconoce un mayor número de elementos o variables. Como anotamos en la introducción, refiriéndonos a la informalidad, el desorden no es mera ausencia de orden sino choque de órdenes no coordinados.

El tipo de apertura que vemos en el parque Prado Centro fortalece la estructura ecológica y paisajística (que tiene su propio orden) a través de la siembra de árboles, y trata los fragmentos de arquitectura que persisten en el lugar (que también tienen su propio orden) para consolidar su declive. La vegetación invade las ruinas mientras estas se deshacen con su propia geometría sobre el espacio natural. El procedimiento es pura entropía, del griego , que significa “dar la vuelta o retornar” (Aguilar 2021). El resultado es complejo, borroso. Una plaza, un jardín, un fragmento de ciudad que al mismo tiempo nacen y mueren.

1. El glosario del Museo de Arte de Nueva York (s. f.) define instalación como “una forma de arte, desarrollada a fines de la década de 1950, que implica la creación de una experiencia sensorial o estética envolvente en un entorno particular, que a menudo invita al espectador a participar o sumergirse activamente”.

bibliografía

1. Aguilar, Aarón. 2021. “Entropía como análisis y producción del dibujo”. Tesis de doctorado, Universidad Complutense de Madrid, España.

2. Akcan, Esra. 2018. Open Architecture: Migration, Citizenship and the Urban Renewal of BerlinKreuzberg by IBA 1984/87. Berlin: Birkhauser–de Gruyter.

3. Arendt, Hannah. 1974. Los orígenes del totalitarismo. Madrid: Taurus.

4. Arnheim, Rudolf. 1995. Hacia una psicología del arte y entropía: Ensayo sobre el desorden y el orden. Madrid: Alianza.

5. Corner, James. 2014. “The Agency of Mapping”. En The Landscape Imagination: The Collected Essays of James Corner, 1990-2010. New York: Princeton Architectural Press.

6. Eco, Umberto. 1992. Obra abierta. Barcelona: PlanetaDeAgostini.

7. Herdt, Tanja. 2017. The City and the Architecture of Change: The Work and Radical Visions of Cedric Price. Zúrich: Park Books.

8. MoMA Learning. s. f. “One and Three Chairs”. https:// www.moma.org/learn/ moma_learning/josephkosuth-one-and-threechairs-1965/

9. Museo de Arte de Nueva York. s. f. “Installation”. En Glossary of Art Terms. https://www.moma.org/ learn/moma_learning/ glossary/#i

10. Novak, Marcos. 2002. “Liquid Architectures in Cyberspace”. En Cyber Reader: Critical Writings for the Digital Era, editado por Neil Spiller. Londres: Phaidon.

11. Schneider Tatjana y Jeremy Till. 2009. “Beyond Discourse: Notes on Spatial Agency”. Footprint 4 (Spring): 97-112.

82 – 83 proyectos

Proyecto: MANUAL DE AUTOCONSTRUCCIÓN

Oficina: Taller Comunal

Año: 2018

Lugar: Ixtepec, Oaxaca, México

Fotografía: Comunal, Onnis Luque

Figuras 1 a 4_ Manual de autoconstrucción. Fig. 1 Fig. 2 Fig. 3
Dearq 33
Fig. 4 Figura 5_ Diagnóstico participativo. Figura 6_ Diagnóstico participativo.
Dearq 33
Figura 7_ Diseño participativo a escala colectiva. Figura 8_ Diseño participativo a escala familiar.
86 – 87 proyectos
Figura 9_ Herramienta participativa.
Dearq 33
Figura 10_ El manual de autoconstruccón es una herramienta gráfica que funciona como guía para los procesos de autoproducción de las familias ixtepecanas.
88 – 89 proyectos
Figura 11_ Proceso de autoproducción.
Dearq 33
90 – 91 proyectos
Figuras 12 a 14_ Registro de casas construidas. Fotografía: Onnis Luque

Proyecto: ANFITEATRO DE LA CONCORDIA

Oficina: Colab-19, Sociedad Colombiana de Arquitectos, Taller Architects

Año: 2020

Lugar: Bogotá, Colombia

Fotografía: Alberto Roa

Dearq 33
Figura 15_ La plaza de La Concordia vista desde el acceso a la galería de arte Santa Fé Figura 16_ Un teatro de varios pisos al aire libre construido a partir de andamios. Figura 17_ Seccón Figura 18_ Diagramas de construcción y uso múltiple. accesible rápido
Dearq 33
escenario flexible
comercio restaurante parque 94 – 95 proyectos
Dearq 33
Figura 19_El último piso como mirador. Figura 20_ Terraza. Figura 21_ Los niveles escalonados forman cabinas individuales.
96 – 97 proyectos
Figura 22_Los elementos estructurales combinados con la tela yute.

Proyecto: PARQUE PRADO CENTRO

Oficina: Connatural

Año: 2019—2020

Lugar: Medellín, Colombia

Fotografía: Connatural, Isaac Ramírez, Alejandro Arango

Palacé Cra 50 Venezuela Cra 49 1 Cerro El Volador 2 Universidad Nacional 3 Universidad de Antioquia 4 Parque Explora 5 Jardín Botánico 6 Calle Carabobo 7 Calle Palacé 8 Calle Barranquilla 9 Metro 10 Río Medellín Vías principales Malla urbana Río Medellín Parque Prado Centro Áreas verdes principales Espacio público Estaciones de Metro Edificios patrimoniales
Dearq 33
Figuras 23 y 24_ Localización. Figura 25_ El proyecto interpreta por primera vez en la ciudad políticas urbanas de construcción sostenible. Fotografía: Isaac Ramírez
Antes de construcción julio 2019 diciembre 2019 febrero 2020
Figura 26_ Planta general.
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Figura 28_ Sección terrazas de infiltración.

Reciclaje de piedras de excavación Muros de contención (70% de la excavación)

m3 Reciclaje de materiales y mano de obra local Técnicas locales

m3 85% de material reciclado de la demolición reutilizada

Estructuras recicladas Integración al paisaje urbano Conservación y valoración de las pre existencias Adaptación a la topografía

Área total lote Infiltración original Superficies duras Infiltración del proyecto Superficies duras con concreto permeable

nativa Incorporación de fauna nativa

280
600
5500 m2 1700 m2 (30%) 3800 m2 (70%) 3000 m2 (56%) 2500m2 (44%) Vegetación
Nuevas especies 135
95
Mejoramiento del ciclo hídrico Regeneración de suelos filtrantes Especies menores 3000 m2
palmas
árboles
100 – 101 proyectos
Figura 27_ Esquema de ciclo cerrado.
Figura 29_ Estado inicial, ingreso por la carrera palacé y vista hacia parqueadero existenté
Dearq 33
Figura 30_ Propuesta, ingreso por la carrera palacé

10,000 habitantes

Barrio Prado Centro

0 Parques públicos

Actualmente

1 Eventos masivos en plazas: conciertos, teatro y eventos similares. 2 Eventos localizados: mercados de agricultores, mercados de artesanía, clubes de jardinería, espectáculos culturales, reuniones comunitarias y eventos similares. 3 Canchas deportivas itinerantes: parque de patinaje, gimnasio al aire libre, deportes, ocio en general
102 – 103 proyectos
Figura 31_ Esquema de versatilidad espacial.
Dearq 33
Figuras 32 y 33_ Proceso. Fotografía: Alejandro Arango
104 – 105 proyectos
Figuras 34 y 35_ Estado finalizado. Fotografía: Isaac Ramírez
Dearq 33
Figura 36_ Reutilización de materiales. Fotografía: Alejandro Arango

Espacios abiertos en la ciudad latinoamericana

Open Spaces in the Latin American City

Creación

Callejeando por la Caracas. Escenas para la sátira, la tragedia y la comedia*

Strolling along la Caracas. Scenes for satire, tragedy, and comedy

DOI: https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.09

“Y es representación la humana vida…”, escribía Pedro Calderón de la Barca en su auto sacramental El gran teatro del mundo (1630). Cuánta razón, pensaba yo una mañana mientras me dirigía adonde ahora todos nos moveremos. Inicié la jornada camino al oriente, desde mi casa al extremo occidente de Bogotá. Avanzando por la calle 80 en un Transmilenio de estos que llaman híbridos, lograba ver por entre los resquicios cómo se alzaban imponentes los cerros al fondo.

De entre la diversidad de rostros que me rodeaban, revivía la idea del TheatrumMundi, el tropo que interpreta la vida en sociedad como una actuación. ¿Qué personaje nos habrá asignado la entelequia del Autor? ¿Acaso el del rey, el rico, el labrador, el pobre? Quién sabe. Repentinamente me atacó una epifanía. La metáfora de la ciudad como un escenario teatral. Una equivalencia válida entre la calle y la escénica. En ambos participan espectadores, escenógrafos y actores, quienes perciben, construyen e imaginan las obras a que su devenir histórico los someta.

Antes de llegar a mi destino, tuve tiempo de revisar el posible itinerario sobre un mapa de Bogotá. La línea roja allí marcada es la avenida Caracas contemporánea. Una cicatriz que se debate entre la vocación de circulación y el espacio de contacto. Una calle bogotana de escala metropolitana que alberga la memoria de múltiples proyectos de planeación urbana,

de estilos arquitectónicos variopintos, de escenas heterogéneas; suma de voluntades, algunas casuales y otras conscientes.

Los mapas que cuelgan de las estaciones de buses demuestran que la Caracas es una arteria fundamental dentro del sistema circulatorio de la ciudad en sentido norte-sur. Alimenta (y se alimenta) de los flujos de tráfico y transeúntes de mañana y tarde, de occidente y de oriente. Si se compara con otras cartografías, se nota que existe una gran cantidad de trazados urbanos que caracterizan a cada uno de los barrios que se desgajan de la calle y que identifican igual cantidad de grupos sociales particulares.

Ya me faltaba poco para llegar, y por instinto dividí el recorrido de la Caracas en tres tramos: norte, entre la calle 69 y el río Arzobispo; centro, entre el río Arzobispo y la calle 19, y sur, entre el río Fucha y la diagonal 48 sur. Me pregunté también qué iba a ver: la morfología, la definición del perfil vial y los usos de las edificaciones por nichos de actividad específica. Y en la escala arquitectónica: las esquinas —entendiendo que son los puntos de mayor permanencia en el tejido urbano— y aquellas arquitecturas con alguna peculiaridad formal o simbólica. Algo de todo eso apareció desordenadamente, pero lo que sí evidencié (luego de reflexionarlo) fue la superposición de capas de memoria que oculta a trozos la historia misma que permitió la Caracas.

Este artículo se desprende de la investigación La Caracas escénica. Una calle bogotana para la sátira, la tragedia y la comedia, publicada en 2019 por el Archivo General de Bogotá, y derivada de la tesis presentada a la Maestría en Historia y Teoría del Arte, la Arquitectura y la Ciudad, de la Universidad Nacional de Colombia.

Cómo citar: Buitrago Ruiz, Diego A. "Callejeando por la Caracas. Escenas para la sátira, la tragedia y la comedia". Dearq no. 33 (2022): 108-124 . DOI: https://doi.org/10.18389/dearq33.2022.09
*
creación 108 – 109
Concepción Norte Quinta Camacho Chapinero Norte Chapinero Central Marly Sucre Sagrado Corazón La Esperanza Chapinero Occidental Quesada Palermo Santa Teresita La Magdalena Teusaquillo Armenia Santa Fe La Favorita San Victorino Voto Nacional La Estanzuela Eduardo Santos San Antonio Restrepo Olaya Quiroga Quiroga Central Quiroga Sur Santa Lucía San Carlos Samper San Diego La Alameda La Capuchina Santa Inés San Bernardino La Hortúa Sevilla Ciudad Berna Caracas Ciudad Jardín Sur San José Sur Gustavo Restrepo Granjas San Pablo San Jorge Sur Marco Fidel Suárez I y II Dearq 33

Río Fucha

NORTE 2.5 km

Calle 69

Río Arzobispo

CENTRO 2.2 km

Calle 19

Quebrada la Vieja (Cll 69)

SUR 3.7 km

Diagonal 48 sur

Calle 47 Ciudad Universitaria

Parque Pedro Nel Ospina Instituto del Carmen Parque del Brasil

N 2 km

Plaza de la Argentina / Iglesia de Lourdes Estación de Ferrocarril Quebrada las Delielicias Plaza de Mercado

QUESADA

Calle Bogotá (Cll 47)

Río Arzobispo

Hipódromo de la Magdalena

CHAPINERO

Ferrocaril del Norte Avenida de la Paz (Tranvía) Afluente hídrico Carrertera del Norte (Cra 7)

SUCRE

Calle 26

Antigua Estación del Ferrocarril del Norte Avenida Jiménez Plaza de los Mártires Escuela de Medicina

Calle 6 Hospital San Juan de Dios

SANTA LUCÍA

TRES ESQUINAS

PALERMO

LA MAGDALENA TEUSAQUILLO

SANTA FE

Avenida Caracas Tranvía del oriente Ferrocarril del Nordeste Prolongación avenida Líneas de Tranvía

110 – 111 creación

sátira: fragmentos de paisaje

Mi parada estaba en la estación Flores, en la calle 69. Hacía frío. Me paré justo en la intersección del cruce puntiagudo entre la carrera 13 y la Caracas. Mirando hacia el norte, se ve que ambas vías se funden en una sola, continuando derecho hasta perderse en el horizonte.

A principios del siglo XX, por aquí avanzaba la vía del Ferrocarril del Norte, lo que significó una introducción a la modernidad entrecruzada por las tradiciones, un tiempo, una fisionomía apacible. Se trataba de pastizales cercados por bardas en tapia pisada con remate en teja de barro, donde se emplazaron algunas quintas aisladas en las primigenias urbanizaciones del Mercado, Sucre y Quesada, con vista hacia el sobrecogedor horizonte de la sabana rural y los imponentes cerros orientales.

En este tramo se pueden establecer algunos patrones escenográficos, por ejemplo, las fachadas posmodernas: mezcla de elementos clásicos, con colores fuertes y una base de planos dislocados. También los conjuntos dominantes, es decir, la continuidad de un mismo patrón de fachada a lo largo de manzanas completas. O, incluso, la clonación de edificaciones, que como un sello se ubican en distintos lugares.

La actual Caracas para la sátira toma lugar allí donde el paisaje natural aún se resiste a la acción acaparadora del hombre. En medio de los imponentes cerros y la planicie extendida, se entrevén algunos árboles larguiruchos, al tiempo que impúdicos agiotistas exhiben vitrinas interminables de chucherías abandonadas con ínfulas de relucientes trofeos. Tras ellos se oculta la algarabía y la sordidez de los antros de bacanales, que en su interior albergan ninfas y sátiros avocados a las celebraciones más extravagantes. Escondidas entre alguna vegetación más densa, se refugian inertes algunas bellas ruinas del pasado, unas de ladrillo y otras del agua que alguna vez fluyó libre. Para notarlas es necesario avanzar a pie, reconociendo la cercanía de las masas arquitectónicas y la lejanía del paisaje vegetal.

Retomé el camino y agudicé los sentidos, ya que me aproximaba a una de las zonas degradadas de la Caracas. En cercanías de la calle 57, se materializó un paisaje residual, provocado por las adaptaciones a las infraestructuras de transporte, en culatas, áreas remanentes, pasos sellados y retrocesos del paramento. El ambiente desértico no tenía huella del antiguo vaudeville chapineruno.

Calle 69 Dearq 33
Río Arzobispo
Calle 67 Calle 60 Calle 54 Calle 46 Calle 51 Calle 43 Calle 58 Calle 64 Calle 67 Calle 63 Calle 60 Calle 53 Calle 45 Calle 53 Diag. 54 Calle 54a Calle 64 Calle 63 112 – 113 creación

tragedia: un rostro hierático

Caminé bastante, pero ahora podía estar más relajado, más cómodo. El paso se sosegó para ver con detalle las refinadas arquitecturas que me rodeaban: muy serias, adustas, aplicadas. Intenté desplazarme por entre el separador central, tal como lo hubieran hecho en los años treinta los transeúntes burgueses, pero ya no se puede reproducir esa experiencia.

La trasmutación de vía férrea hacia avenida fue una idea del urbanista austriaco Karl Brunner, quien imaginaba la nueva ciudad basada en dos componentes: barrios y avenidas-parque. La avenida Caracas estaba arbolada, amoblada y con calzada en ambos sentidos. Allí se propició una retórica del paseo que tenía raíz en la vida cortesana: su lujo, su gracia y sus maneras sensibles a lo banal; en fin, a la actuación en la calle.

Gracias a la acción urbanizadora privada, cundieron las arquitecturas cultas: modernas casas de estilo inglés, francés, español, tudor, victoriano y art déco. Hacia el centro, el panorama varía, y las fachadas adquieren un tono brutalista, es decir, se expone el sentido estructural y tectónico de los elementos constitutivos. Hechas principalmente en concreto a la vista y mampostería, suelen repetirse módulos constructivos de ventanas y series rítmicas con énfasis en la vertical.

La actual Caracas para la tragedia (no por desdichada, sino por solemne) es un recuerdo de elevados valores estéticos y culturales ajenos, pero apropiados. La que alguna vez fue una competencia entre las estilizadas casas de antejardín y los imponentes edificios de renta por lograr el mejor decoro, ha dejado rezagados. Las primeras luchan por aplicarse maquillaje que impida ver sus arrugas, y los otros se han rendido a la más inmisericorde decadencia. Por en medio ya nadie pasea al calmado ritmo de una conversación. Más vale frenéticas carreras de bólidos negros, amarillos, rojos, de dos, cuatro y seis ruedas, que marcan el pavimento y dejan una estela tóxica.

Una llovizna repentina me obligó a interrumpir la caminata, y tomé un Transmilenio. Me dirigía a un punto sumamente deteriorado: la calle 22. Descendí del bus, pero el panorama era amenazante. Tenía la intención de salir de la estación para recorrer brevemente la zona, pero no me atreví. Al fondo, un hombre manco de ropas roídas y piel tiznada por la mugre se interponía como cancerbero en la salida. Finalmente, hui.

Calle 19
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Río Arzobispo
Arzobispo Calle 40 Calle 40 Calle 34 Calle 26 Calle 22 Calle 19 Calle 20 Calle 19 Calle 26 Calle 24 Calle 36 Calle 30 Calle 24 Calle 23 Calle 37 Calle 36 Calle 39 Calle 37 Calle 23 Calle 22 116 – 117 creación

comedia: graciosa cotidianidad

Embarcado otra vez dentro del gusano rojo, continué mi periplo hacia el sur. Ese era un hábitat que me resulta natural, tanto que me descuidé y no preví lo que se aproximaba. De camisa blanca y bluejean, no sospeché de su rostro, pero al acercarse hizo el temido ademán, se levantó la camisa y sacó de entre la cintura un cuchillo de mango negro, una “patecabra”. Las consecuencias, inevitables. Me apresuré a seguir al caco, pero rápidamente se desvaneció por entre los callejones laberínticos del barrio Quiroga.

Cerca de allí, en el barrio Santa Lucía, el entonces alcalde de Bogotá, Andrés Pastrana Arango, diez días después de mi nacimiento, había inaugurado en 1990 la primera fase de la troncal Caracas. La lógica de la troncal es la de funcionar exclusivamente como un corredor de movilidad, pero produjo una degradación del ambiente físico y social; un espacio sin identidad, sin historia, sin diferencia; un no lugar.

La troncal Caracas es un paisaje de congestión y abarrotamiento que produce un permanente estado de conmoción, de alerta. En el día o la noche el temor es latente, asfixia su estrechez claustrofóbica. Las deterioradas fachadas y el separador —ahora tierra de nadie— no deja

sino la sensación de incomodidad y de afán por salir de allí. Los letreros publicitarios de estridentes colores y tipografías enmascaran las deterioradas arquitecturas, mientras el smog carga el ambiente de un hollín insalubre.

La actual Caracas es un circo rodante, una comedia protagonizada por saltimbanquis de toda laya. Desde el trono rojo —azul para los más selectos— se observa incómodamente el espectáculo interno, pero también el de afuera: luces, colores y textos, que se traslapan a mordiscos con la esperanza de una migaja de atención. De pie, la plebe se arrejunta hasta lograr lo imposible: vencer la ley física de la impenetrabilidad de los cuerpos. El limbo es metálico, gris, lleno de señales confusas en medio del traqueteo permanente del suelo.

Cansado y decepcionado, ya quería volver a casa, al menos a mi primera casa, en el barrio San Carlos, unas calles más al sur. Abordé un taxi y el conductor me preguntó: “¿Cogemos por la Caracas?”. ¡Oh, dolor! Ya no quería saber más de esa ingrata calle.

Río Fucha
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Diagonal 48 sur
Calle 40 sur Santa Lucía Olaya Quiroga Fucha Restrepo Calle 47 sur Calle 27 sur Primero de Mayo Calle 17 sur Glorieta Santa Lucía Calle 21 sur Calle 20 sur Calle 19b sur Calle 19 sur Diagonal 45 sur 120 – 121 creación
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Proceso Editorial

Dearq es una revista cuatrimestral (enero-abril, mayo-agosto y septiembre-diciembre), que publica al inicio de cada período. Su objetivo es contribuir a la difusión de análisis, investigaciones, reflexiones y opiniones críticas que la comunidad científica nacional e internacional elaboren sobre la arquitectura, la ciudad y sus áreas afines. La revista no realiza cobros a los autores por la sumisión de artículos, evaluación por pares, corrección de estilo o publicación; no cobra cargos monetarios ni de ninguna especie por páginas o cobros de color. La versión impresa de la revista tiene un precio y puede adquirirse en los puntos autorizados para la venta y comercialización. Los autores interesados en someter un artículo a la revista Dearq, acceden a la plataforma de gestión de contenidos a través de la sección Enviar un Artículo, se registran como usuarios de la misma y finalizan el proceso de envío de su manuscrito. A la recepción de un artículo, se notifica al autor y el Equipo Editorial revisa el cumplimiento de los requisitos básicos descritos en las Normas de Publicación y se somete a control de plagio. En caso de detectar plagio o auto-plagio, se rechaza el texto y se notifica a los autores el motivo. En esta primera etapa, el Equipo Editorial evalúa los artículos, pudiendo rechazar manuscritos en base a los siguientes criterios:

• Cumplimiento de las normas de publicación.

Pertinencia y calidad del documento en relación con las convocatorias.

Coherencia y claridad de la argumentación.

• Relevancia bibliográfica y soporte investigativo.

Claridad en la redacción.

Generación de nuevo conocimiento.

Todo documento que supera esta primera etapa, es sometido a un proceso de evaluación bajo la modalidad doble ciego.

Evaluación de Pares

Durante la evaluación, tanto los nombres de los autores como los de los evaluadores se mantienen en el anonimato. Los resultados de la evaluación se informan al autor en un plazo máximo de seis meses. Estos son notificados a través del correo electrónico, por el Editor, quien emite uno de los siguientes conceptos: Aceptar la publicación del documento sin modificaciones.

• Aceptar la publicación del documento siempre que se realicen correcciones según los comentarios y observaciones realizadas. Rechazar la publicación del documento.

Los autores deberán realizar los ajustes solicitados. Si en una segunda revisión se observa que los cambios no han sido incorporados en la fecha acordada, el Equipo Editorial puede tomar la decisión de no publicar el artículo. La revista se reserva la última palabra sobre la publicación de los artículos, el número en el que se incluyen y el derecho de hacer correcciones menores de estilo, asimismo de ajustar el resumen o las palabras claves. Se sugiere al autor verificar el Formato de Evaluación antes de someter su artículo.

Una vez el texto ha superado el proceso de evaluación y es aprobado para publicación, es deber del autor gestionar la traducción al inglés o al español - en función del idioma original del texto sometido - y enviar el documento acorde al plazo establecido por el Editor. Durante el proceso de edición, los autores podrán ser contactados por el Editor para resolver inquietudes. La plataforma de gestión de contenidos será el medio de comunicación principal entre la revista y los autores durante el proceso de evaluación, edición y publicación. Nota: Los pares evaluadores se seleccionan conforme a su trayectoria académica, conocimiento y producción en la temática del documento a evaluar. Un porcentaje mayor de los pares evaluadores serán externos a la Universidad de los Andes.

Tipologías

La revista Dearq acepta las siguientes tipologías de documentos:

Artículo de investigación: Documento que presenta de manera detallada los resultados originales de investigaciones concluidas. Su estructura consta por lo general de cuatro apartes: Introducción, metodología, resultados y conclusiones. Extensión máxima: 4000 palabras.

Artículo de reflexión: Documento que presenta los resultados de una investigación terminada desde una perspectiva analítica, interpretativa o crítica, recurriendo a fuentes originales. Extensión máxima: 4000 palabras.

• Entrevista: Transcripción editada que presenta la postura de los/ las entrevistado/a(s) acerca de un tema relevante. El registro debe contemplar referencias y bibliografía pertinente. Extensión máxima: 4000 palabras.

Normas de Publicación

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La estructura del documento deberá constar de:

Título: Si el título requiere alguna aclaración adicional deberá consignarse en la primera página, en nota al pie, mediante el uso de un asterisco al final del título.

Información adicional: En caso de que el artículo sea resultado de una investigación, se debe incluir la información del proyecto del que hace parte y el nombre de la institución financiadora.

• Resumen: Debe indicar el propósito de la investigación, los principales resultados y las principales conclusiones. Texto de máximo 100 palabras.

Palabras claves: Siete palabras clave. Las palabras clave deben refljar el contenido del documento. Es necesario que señalen las temáticas precisas del artículo, las áreas de conocimiento en las que se inscribe y los principales conceptos.

• Texto del artículo: Se debe indicar el lugar de inserción del material gráfico y sus respectivos pies de figura y créditos.

Bibliografía: Estilo Chicago. Consiste en la información bibliográfica completa del texto. Cuando los contenidos utilizados tengan un número de identificación DOI, debe incluirse en el listado de referencias.

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Tablas y Figuras

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Las tablas y figuras se publican en blanco y negro. La resolución mínima de las figuras varía según la tipología del manuscrito. Para los artículos de investigación, reflexión y entrevista las figuras deben estar como mínimo en resolución de 300 dpi en formato de 9x13 cm. El número máximo de figuras será 20.

Para compatibilidad con el sistema de evaluación de pares, las piezas gráficas (tablas y figuras) deberán enviarse en una carpeta adicional e independiente del texto, en formato JPEG o TIFF. Los nombres de los archivos deben ser correspondientes al tipo y número: FIG1, FIG2, FIG3, etc. o TAB1, TAB2, TAB3, etc.

Referencias bibliográficas

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Para mayor información sobre el modelo de citación, puede consultar la Guía de Citación.

Envío de material y correspondencia

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Para casos particulares pueden dirigirse al correo electrónico: dearq@uniandes.edu.co

Política editorial 124 – 125

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Política ética

Editorial Process

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In this preliminary phase, the editorial team will evaluate the articles. They may reject manuscripts based on the following criteria:

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Coherence and quality of argumentation.

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Clarity in the writing.

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Research article: An article that presents, in a detailed manner, the original results from completed research. The structure, in general, consist of four sections: introduction, methodology, results, and conclusions. Maximum length: 4000 words

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Interview: An edited transcript that presents the position of the interviewees on a relevant topic. It should include references and a relevant bibliography. Maximum length: 4000 words

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• Abstract: This should include the purpose of the research as well as the principal results and conclusions. Maximum length: 100 words

• Key words: Seven key words. The key words should reflect the content of the document. It is necessary to indicate the precise topics of the article and highlight the area of knowledge in which the main concepts are located.

• Text: This should indicate where visual material should be placed as well as figure captions and titles.

Bibliography: Chicago Style. This should include all the bibliographic information included in the text. When the contents used have a DOI identification number, it must be included in the list of references.

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Tables and Figures

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Tables and figures are published in black and white. The minimum resolution of the figures varies according to the typology of the manuscript. For research, reflection and interview articles, the figures must be at least 300 dpi resolution in 9x13 cm format. The maximum number of figures will be 20.

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Bibliographic references

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Editorial Policy 126 – 127

Publication and authorship

Dearq is a journal ascribed to the Department of Architecture, School of Architecture and Design at Universidad de los Andes, which finances its publication.

The structure of its organization is as follows: An Editorial Team conformed by Director, Editor, Editorial Manager(s) and Assistant(s); an Editorial Committee and a Scientific Committee whose members are evaluated every two years based on their contribution to the publication, their recognition in the area and their visible academic production in other national and international indexed journals; and a Support Team that is in charge of layout, support, style correction and translation.

The articles submitted to Dearq journal must be original, previously unpublished and must not be in an evaluation process or have an editorial commitment with any other publication.

In the event that an article included in the content of the Dearq wants to be published in another journal or publication, the author and / or magazine must request authorization from the Editorial Team, and the publication must clearly and visibly indicate the data of the original publication in Dearq. Likewise, when the Editorial Team is interested in translating and/or publishing an article that has been previously published, it commits to request the corresponding authorization and to indicate the data of the original publication.

Author responsibilities

Authors should submit their articles through the section For Authors at the home page of Dearq's website on the dates established by the call for papers.

Dearq offers specific guidelines for the submission of the texts, as well as editing rules. This information can be consulted in Spanish and English in the Editorial Policies section, in the segment 'Publication Norms' in the digital and printed version of the journal.

When submitting an article, the author must complete a form of personal and academic information, manifest that the text they present is of their own authorship, unpublished and that they are not in a parallel evaluation process or have an editorial commitment to any other research journal. The "Certificate of Originality" is mandatory to send it.

Even though the Editorial Team approves articles based on the basic requirements of quality, research rigor and evaluation criteria, the authors will be solely responsible for the ideas expressed therein, as well as for its ethical suitability. Authors should manifest that the text they present is of their own authorship and that they respect the intellectual property rights of third parties.

Likewise, it is the author’s responsibility to obtain and provide to the journal the "Authorization for the Use, Reproduction, Printing and Publication" of all of the additional material which is not of their property or authorship (plans, tables, graphs, maps, diagrams, photographs, etc). Also, they must authorize the use of the author’s patrimonial rights (reproduction, public communication, transformation and distribution), by signing the “Authorization Document for the Use of Intellectual Property Rights” to the Universidad de los Andes- School of Architecture, in order to include the text in Dearq.

Authors agree to submit their texts to anonymous evaluations of two peer reviewers and to take into account their observations, as well as the adjustments requested by the Editorial Team. These modifications and corrections to the manuscript must be made by the author within the period stablished by the Editorial Team.

Once Dearq receives the modified article, the author will be informed of the final decision. If the text is approved, the author must translate it into English or Spanish - depending on the text’s original language - and send it according to the deadline established by the Editor.

Reviewers responsibilities

Dearq has a downloadable evaluation format on its website, that contains questions with defined criteria, which the evaluator must answer regarding the article under evaluation. Likewise, they have the responsibility to accept, reject or approve with modifications and/or suggestions the arbitrated document and declare that there are no conflicts of interest. During the evaluation, both the names of the author(s) and the evaluators will be kept in complete anonymity.

Editorial Team responsibilities

The Editorial Team is responsible for defining the editorial and ethical policies so that the journal complies with the standards of a renowned academic publication. Likewise, it covers the requirements of dissemination of digital and physical publications through the updating of editorial management platforms and active channels for the dissemination of content.

The selection of the articles is founded on the quality and relevance of the article, as well as its originality and contributions to the field of Architecture and urbanism. In this sense, when an article is rejected, the justification given to the author is oriented through these aspects.

The Editorial Team oversees and fully complies with the standards established by the Committee on Publication Ethics (COPE). Throughout the editorial process, it applies confidentiality, plagiarism control and evaluation mechanisms that make it possible to decide whether to publish or reject a manuscript.

When the Dearq journal receives complaints of any kind, the Editorial Team must respond, and in case the claim warrants it, it must ensure that the appropriate investigation is carried out to resolve the problem. It must also publish corrections, clarifications, rectifications or give justifications.

In the event that a published article presents substantive errors detected by the author and that threatens the scientific quality, he may request the removal or correction. If a third party detects plagiarism, previous publication, unethical conduct or error, it is the obligation and responsibility of the author to retract publicly, which will proceed immediately to the removal or public correction. The correction or public retraction will be made in the next printed issue of the journal as well as in its digital version.

As soon as a volume of the journal is published the Editorial Team has the responsibility of its diffusion among the contributors, reviewers and institutions with whom exchange agreements have been established, as well as the content actualization in national and international repositories and indexation systems.

Ethical Policy

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INVESTIGACIÓN

__ Del centro cívico a los centros administrativos. Una idea de lo público en la arquitectura gubernamental...

__ Espacios comunitarios, espacios políticos. La Central Nacional Provivienda y la construcción de los espacios abiertos...

__ Pasajes, vacíos y arquitecturas extraviadas. Un caso abierto de abandono, apropiación y prospectiva en la frontera norte de México

__ Parque Bicentenario. Un gran vacío en la construcción del Proyecto Urbano

__ Paisajes urbanos recuperados. Reacciones arquitectónicas que replantean la infraestructura

__ Historias entrelazadas. Una conversación sobre arquitecturas abiertas con Esra Akcan

PROYECTOS

__ Una y tres arquitecturas abiertas

Manual de Autoconstrucción

Anfiteatro de La Concordia

Parque Prado Centro

CREACIÓN

Callejeando por la Caracas. Escenas para la sátira, la tragedia y la comedia

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Callejeando por la Caracas. Escenas para la sátira, la tragedia y la comedia*/ Strolling along la Caracas. Scenes for satire, tragedy, and comedy

1min
pages 110-126

Una y tres arquitecturas abiertas/ One and three open architectures

1min
pages 83-108

Espacios abiertos en la ciudad latinoamericana/ Open Spaces in the Latin American city

1min
pages 6-10

Historias entrelazadas. Una conversación sobre arquitecturas abiertas con Esra Akcan / Intertwined Histories. A Conversation on Open Architectures with Esra Akcan

1min
pages 69-80

Paisajes urbanos recuperados. Reacciones arquitectónicas que replantean la infraestructura* / Reclaimed urban landscapes. Architectural reactions that reframe infrastructure

2min
pages 56-67

Parque Bicentenario. Un gran vacío en la construcción del Proyecto Urbano / Parque Bicentenario. A large void in the construction of the Urban Project

2min
pages 44-55

Pasajes, vacíos y arquitecturas extraviadas. Un caso abierto de abandono, apropiación y prospectiva en la frontera norte de México / Passages, voids, and stray architectures. An open case of neglect, appropriation and prospection on Mexico’s northern border

2min
pages 35-43

Espacios comunitarios, espacios políticos. La Central Nacional Provivienda y la construcción de los espacios abiertos en su modelo de ocupación en Bogotá / Community spaces, political spaces. Central Nacional Provivienda and the construction of open spaces in its occupation model for Bogotá

2min
pages 23-34

Del centro cívico a los centros administrativos. Una idea de lo público en la arquitectura gubernamental en Colombia, 1960-1975* / From civic to administrative centres. An idea of publicness in Colombian governmental architecture, 1960-1975

1min
pages 11-22
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