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La voz del Papa
Sem. Jesús Valenzuela Ojeda, III de Filosofía
¡Hola amiga y amigo socio! Gracias por hacerte presente en nuestro caminar a través de este medio que es el Boletín mensual del Esfuerzo.
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Con este articulo en especial reflexionaremos un poco acerca de la intención especial que el Papa, mes con mes, tiene para compartir con nosotros; el mes de noviembre oraremos con el papa «Para
El Papa nos invita a que, fielmente, aprendamos a aprovechar lo que la creación misma nos ha dado, en especial, el desarrollo tecnológico que poco a poco el ser humano ha descubierto, para así facilitar
la tarea del hombre en la tierra;
sabemos pues, que entre más pasa el tiempo, somos más dependientes de esta nueva realidad tecnológica y vanguardista, donde vamos supliendo diferentes tareas domésticas, académicas o de ocio, por aparatos exoesqueletos que las facilitan por nosotros.
Aun así, existe el miedo a que, como otras realidades políticas y económicas, poco a poco se vayan separando de lo que en verdad importa, que es la dignidad misma del ser humano que vive esta realidad.
La inteligencia artificial y la
robótica poco a poco se meten en el campo laboral, sustituyendo muchas tareas que el ser humano hacía y que, por el peligro que presentaban, es más viable y sustentable el que sean máquinas las que la realicen; sin embargo, es también muy común saber y escuchar de personas, carrearas y oficios que han desaparecido del mercado por esta situación, bajando los sueldos por la inversión que la maquinaria e inteligencia artificial necesitan.
¡No todo es tan malo como parece!
Son muchas las personas que ahora se dedican a la rama de las tecnologías, ingenierías y disciplinas que estudian y dedican su vida a esta nueva realidad.
No perdamos la esperanza y roguémosle al Señor que nos regale un corazón dócil que siempre esté viendo por la persona, por su dignidad y progreso; pero no un simple progreso económico y social, que aplaste todo lo que se le presente a su paso, sino uno sustentable, que vea por el bien común, la solidaridad, la ecología y, sobre todo ello, por la creación
más bella del Padre: TÚ.
