Isidro Fabela

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miércoles 18 Agosto 2010

el manifiesto

Ya tengo mi grupo y con él gobierno: Isidro Fabela Cuando Fabela llegó al gobierno del Estado de México en marzo de 1942, ya tenía la convicción de que sólo se podía gobernar con los amigos, es decir, con el grupo restringido de personas unidas por antiguos lazos colegiales, concordancia de ideales, relaciones de parentesco, compadrazgo y subordinación y que por ese carácter se podía confiar un secreto, una responsabilidad, una comisión, un sentimiento, una cuita, una lágrima o un gesto de dolor, porque esa relación amistosa se fundaba en la lealtad, la discreción y la complicidad. Norberto López Ponce*

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La herencia fabelista ace una semana, la clase política mexiquense recordó un aniversario más de la muerte de don Isidro Fabela, acaecida el 12 de agosto de 1964 en la ciudad de Cuernavaca cuando había cumplido 82 años de edad. Su muerte dio pie a que se hablara de la desaparición del patriarca del grupo Atlacomulco. Algunos políticos mexiquenses niegan la existencia del mismo e incluso han declarado que sólo es un mito. Para erosionar esa idea afirman, que no es cierto que se reúnan en sesiones ordinarias o extraordinarias, ni tienen un domicilio específico, menos aún un reglamento y cuota de inscripción. Quizá, no han sido invitados o tal vez, no formen parte del mismo; pero las declaraciones negando su existencia, terminarán del mismo modo que terminaron aquellas que negaban que el presidente de la República, de manera personal y en la soledad de su despacho designaba a su sucesor, como hoy ha quedado claro. El grupo Atlacomulco, realidad o mito, es obra de don Isidro Fabela y puede entenderse tanto en sentido amplio como restringido. El concepto, en el primer caso, contempla a toda la cúpula del partido oficial, al grupo de notables partidistas, los servidores públicos de primer nivel en funciones y la élite política del Estado de México. El término, en el segundo caso, abarca únicamente a la élite

política, es decir, aquel grupo selecto integrado por quienes el dinero y el capital político acumulado les dan el poder para decidir el rumbo del partido, el oriente del gobierno y presencia en el escenario nacional. A diferencia de quienes niegan la existencia del grupo Atlacomulco y lo consideran sólo producto del imaginario colectivo, o en el mejor de los casos, una élite preparada en la política y el servicio público con notable cohesión, los ciudadanos del Estado de México lo perciben como realidad política actuante y una parte de la clase política mexiquense la concibe como la herencia histórica de don Isidro Fabela. El otrora gobernador Emilio Chuayffet, en ceremonia conmemorativa del natalicio de don Isidro, dijo el 29 de junio de 1994 en Atlacomulco: “Si hubiera que decirlo en dos líneas, el mayor mérito de Don Quijote Gobernador, fue el de haber fundido en uno solo, todos los grupos revolucionarios del Estado de México; en uno solo: el del Estado de México. Sin atavismos caciquiles, sin soberbia patriarcal y localista, sin intensiones disolventes. Así esculpió Fabela la unidad política de este Estado, y la heredó a sus sucesores, quienes, sin excepción, la han asumido como la primera responsabilidad derivada del mandato que nos confirió el pueblo”. Emilio, más que ningún político mexiquense, ha reconocido y difundido el valor y la vitalidad del grupo Atlacomulco. Desde su perspectiva, la unidad de la clase política, llá-

mese grupo Atlacomulco o Estado de México, constituye el patrimonio más precioso que don Isidro dejó a sus partidarios. Incluso, como puede leerse, la unidad es la primera responsabilidad de los mandatarios. Las ideas de grupo, unidad, continuidad y rumbo están presentes en Chuayffet. En la presentación que escribió para el libro, Isidro Fabela. Imágenes de la Revolución, afirmó que con Fabela “nuestra entidad se encontró a sí misma; él fue artífice y arquitecto de la unidad, de la vinculación de los más diversos intereses, del tránsito de la fuerza de las armas a la fuerza de la razón. Nuestro tiempo se mide desde entonces en antes y después de Fabela”. El texto destaca cuatro ideas. La primera relativa a que Fabela le dio sentido e identidad al Estado de México; la segunda a la unificación de los intereses de los diversos grupos; la tercera al establecimiento de nuevas relaciones políticas, y como consecuencia de todas ellas, una cuarta; el parteaguas histórico, lo primitivo y lo moderno, las armas y la razón, el atraso y el progreso, el grupo de los Gómez y el grupo Atlacomulco. En efecto, las administraciones del grupo de los Gómez García navegaron en un mar de

Poderes incertidumbre e incluso de anarquía sobre la dirección y el puerto a que debería dirigirse la entidad federativa, como consecuencia de la preeminencia de los intereses individuales sobre los del Estado que se construía y por lo tanto en condiciones de debilidad. En este sentido, el cambio sustantivo que imprimió Fabela a su gobierno, para diferenciarlo de los anteriores, consistió en colocar a la cultura como eje articulador de la acción del Estado social fuerte edificado durante el cardenismo. La cultura en el pensamiento de Fabela, constituía el factor esencial para el progreso del país. En concordancia con su maestro Justo Sierra, afirmaba que sin hombres bien preparados era imposible el gobierno y el progreso de las naciones. La falta de cultura, decía don Isidro, explicaba el atraso general del pueblo mexicano. En su concepción era imposible que un pueblo sin ilustración extensiva progresara en el orden político, moral, administrativo y económico. Así, él establecía una correspondencia saludable: a mayor progreso espiritual corresponde mayor progreso material. Como hombre cosmopolita poseedor de una amplia cultura, promovió la instauración de una nueva cultura económica, política, social y cultural en la entidad. Con Fabela se desplegó el proyecto industrializador, el programa de unidad nacional, las acciones de promoción social y la generalización de la educación. Sus tres grandes proyectos gubernamentales se concretaron en la construcción de caminos y carreteras a fin de integrar a la entidad al mercado nacional, la ejecución de obra pública que distribuyera la riqueza en beneficio de la población y, lo más importante, la idea de fundar centros escolares o templos del saber atendidos por los apóstoles laicos representados por los maestros. Asimismo, concibió la autonomía del Instituto Científico y Literario del Estado de México, porque como intelectual estaba convencido que sólo en la libertad era posible el florecimiento de la ciencia y la cultura. El creador, autor, promotor y diseñador de una nueva unidad política en la entidad fue en efecto don Isidro. Pero la nueva unidad se edificó arrasando todo lo que se opusiera a la nueva racionalidad política y desmantelando la unidad del grupo de los hermanos Gómez García, en torno a la cual se situaba Wenceslao Labra, Juan Fernández Albarrán, entre otros. No hubo mayor escándalo en esto, porque en la entidad ya existía la firme convicción de que la época de los gobernantes emergentes de los grupos revolucionarios

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esquelas fúnebres por parte del rector de la Universidad Autónoma del Estado de México, doctor Jorge Hernández García, del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial del Estado de México, de los Autotransportes Herradura de Plata, S. A. de C.V. y Autotransportes de Pasajeros Satélite, S. A. de C. V., del Banco Industrial del Estado de México, S. A. y de la Compañía Editorial “Edomex”, editora de El Heraldo de Toluca. En declaraciones a los diarios, el gobernador Juan Fernández Albarrán apuntó: Pienso y siento que el estado de México y el país han perdido a uno de sus mejores hombres. Hizo el licenciado Fabela una extraordinaria labor al frente del Gobierno de nuestro Estado. Dio además gran prestigio internacional a México cuando, como hombre de la Revolución, formado en ella, desempeñó importantes cargos en el exterior. Es pues, su muerte una lamentable pérdida.

había llegado a su fin. Las habilidades personales con la pistola y las órdenes para cumplirse incondicionalmente eran ya innecesarias. Luego de veintidós años de haber concluido el movimiento armado, el Estado de México requería de nuevo hombres y nuevas formas de conducción política. Ciertamente el grupo fabelista tuvo la imaginación y los recursos humanos para inaugurar la etapa de la política moderna, fundada en el diálogo, la negociación y conciliación de intereses en pro de la conservación de la gobernabilidad y el proyecto de grupo. El proceso de esculpir la unidad política fue un trabajo difícil y complejo; pero Fabela lo realizó dando golpes firmes y seguros sobre el caciquismo y con una boceto claro de lo que quería para la entidad y el país. Cuando Fabela llegó al gobierno del Estado de México en marzo de 1942, ya tenía la convicción de que sólo se podía gobernar con los amigos, es decir, con el grupo restringido de personas unidas por antiguos lazos colegiales, concordancia de ideales, relaciones de parentesco, compadrazgo y subordinación y que por ese carácter se podía confiar un secreto, una responsabilidad, una comisión, un sentimiento, una cuita, una lágrima o un gesto de dolor, porque esa relación amistosa se fundaba en la lealtad, la discreción y la complicidad. A la hora de decidir sobre sus colaboradores, Fabela siempre tuvo presente la ingenuidad y el romantisismo de Francisco I. Madero, que como presidente de la República confió al ejército federal en Victoriano Huerta, su inmediato verdugo. De este modo, consideró imposible gobernar con los hombres del difunto gobernador, Alfredo Zárate Albarrán, que aunque eran amigos del presidente de la República, general Manuel Avila Camacho, no lo eran de él. En consecuencia, Fabela demandó a su amigo, libertad para obrar como mejor le pareciera. El Presidente le respondió: “Forme usted su grupo señor licenciado y gobierne como lo crea conveniente”. Fue entonces, escribió Fabela, cuando procediendo con mi entero albedrío, rodeado de colaboradores probos y decididos a prestarme fielmente sus relevantes cualidades humanas para triunfar en la empresa más difícil que tuviera hasta entonces, comenzó una lucha enconada. Casi al final de su administración y cuando en el territorio mexiquense se respiraba un clima político más tranquilo, Fabela confió a don Manuel Avila Camacho: ¿Recuerda usted señor que un día me dijo que formara yo mi grupo y que con él gobernara? ¡Sí!, me contestó. Lo recuerdo muy bien. Pues ya tengo mi grupo, señor presidente y con él gobierno.

La unidad de la clase política construida por don Isidro Fabela sobre la base de la disciplina y la lealtad de los miembros hacia el partido o hacia las personalidades, se planteó como finalidad, asegurar la reproducción o la continuidad del poder y la hegemonía del grupo. A lo largo de 68 años, el grupo Atlacomulco ha tenido momentos en que el poder federal ha impuesto a los jefes del ejecutivo locales, pero el grupo ha tenido la virtud de adaptarse a las circunstancias y en su momento asimilar a los advenedizos y cooptarlos para beneficio de los proyectos políticos del grupo. La unidad ciertamente, sólo se da donde conviven grupos diversos en ideología, posesión de capital o amarres políticos que deciden uncir sus intereses para trabajar por un objetivo común; en esas circunstancias, las alianzas o los pactos que se suscriben para la unidad difícilmente se da entre pares. Casi siempre, las relaciones sociales entre los grupos son relaciones asimétricas, de tal forma que a la larga, el grupo de mayor poder termina imponiendo su autoridad sobre los más débiles. Este es el caso del grupo Atlacomulco o grupo Estado de México.. Ciertamente, hoy en día, se diferencian y se expresan diferentes grupos acaudillados por figuras políticas locales como resultado del relajamiento de las redes de lealtad, pero las tensiones sólo conducen a redefinir pactos y alianzas. Es indudable que la idea suprema de conservar el poder, amenazado por una competencia política y electoral cada vez mayor, dan pie para mantener la unidad, exigiendo disciplina y lealtad al partido, y en última instancia, a la élite política, esto es, a los notables del grupo Atlacomulco. El deceso En el mes de agosto de 1964, los diarios locales centraban su atención en los resultados de la elección presidencial, en la calificación de los cómputos para definir la senaduría y las diputaciones federales y en el último informe del presidente de la República, licenciado Adolfo López Mateos. El día 13 de agosto, las cabezas principales anunciaron la muerte de don Isidro Fabela. El Sol de Toluca, escribió: Una hemorragia cerebral cortó, a las 7:30 horas de ayer [12 de agosto] la vida del insigne internacionalista y ex gobernador del estado de México, licenciado Isidro Fabela. El deceso se produjo en su casa de San Juan 319 de la colonia Chapultepec en la ciudad de Cuernavaca. El maestro Fabela estuvo acompañado en sus últimos momentos por su esposa Josefina Eisenmann de Fabela y el cardiólogo Angel Ventura Neri, quien desde

tiempo atrás le atendía. Conocida la información en la ciudad de México y en Toluca, doña Eva Sámano de López Mateos se trasladó a la ciudad de la Eterna Primavera a dar personalmente el pésame de la familia presidencial. Alfredo del Mazo Vélez, secretario de Recursos Hidráulicos se encargó de organizar en traslado del cuerpo del licenciado Fabela a la capital del país para instalar capilla ardiente en la agencia de Eusebio Gayoso. El presidente Adolfo López Mateos fue uno de los primeros en dar personalmente el pésame a la señora Josefina. En la agencia funeraria montó una guardia acompañado del regente de la ciudad de México, Ernesto P. Uruchurtu, don Alfredo del Mazo Vélez y los licenciados Donato Miranda Fonseca y Humberto Romero. Mensajes de condolencias fueron enviados también por el gobernador del Estado, licenciado Juan Fernández Albarrán y el Presidente de la Comisión Permanente de la XLII Legislatura del estado, Sidronio Choperena. El cuerpo colocado en un féretro gris fue velado por numerosos parientes, amigos y funcionarios. Al día siguiente, como a las 12 del día, el ataúd fue conducido al recinto del Congreso de la Unión, de las calles de Donceles, para recibir del cuerpo legislativo un fervoroso y emocionado homenaje póstumo. Desde la enlutada tribuna de la Cámara, hablaron para exaltar la personalidad de don Isidro, el diputado Ruiseco Avellaneda, el senador Mauricio Magdaleno y el secretario de Relaciones Exteriores. Las guardias ente el féretro se sucedían una tras otras, el presidente de la República y los funcionarios del gobierno federal; el secretario de Relaciones Exteriores; los senadores; la Comisión Permanente de la Unión; el Gobierno del Estado de México; los altos funcionarios oriundos de la entidad; los diplomáticos de la España Republicana, Cuba y Etiopía; grupos de estudiantes y demás organizaciones políticas y sociales. A las dos y media del día, el cuerpo llegó al Panteón Jardín y tras una breve visita a la capilla, fue llevado al lote de la familia Fabela para ser depositado al lado de su hijo adoptivo, Emilio, fallecido apenas un año antes. Cuatro fueron los oradores: el doctor Luis Garrido por la Academia Mexicana de Geografía, el licenciado Francisco Arellano y José Luis Rubluo Islas por las Juventudes y el licenciado Mario Colín a nombre de todos los mexiquenses y especialmente por los vecinos de Atlacomulco. Además, el mayor Rodolfo Licona leyó una elegía en su honor en representación de los Veteranos de la Revolución Mexicana. En los diarios locales fueron insertadas

El arco histórico Los 82 años de existencia de Isidro Fabela cubrieron un periodo histórico importante. Nació cuando la Revolución de Tuxtepec se había legitimado y se ponía en marcha el proceso de modernización industrial que con tanto éxito se desplegó a finales del siglo XIX y murió cuando, el proyecto industrial de la Revolución Mexicana se desarrollaba y generaba lo que fue dado en llamar, “El Milagro Mexicano”. Fabela nació en 1882 en el pueblo bendito de Dios, como le llamaba don Isidro a lo que en esos años era el pueblo segundón de Atlacomulco, justo en el año en que el gobernador, José Zubieta inauguró el tramo del ferrocarril México-Toluca, que al paso de los años sería fundamental para el crecimiento económico de la entidad y la nación. Dos años más tarde, el Ferrocarril Nacional Mexicano abrió la posibilidad de ir de México a Toluca, Ixtlahuaca, Acámbaro, Zacatecas, Chihuahua y El Paso. En 1964, al ocaso de su paso por este mundo, Fabela conoció que la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) había logrado coronar con éxito, el vuelo lunar del Ranger VII. La tecnología espacial, permitiría construir astronaves más perfectas para enviar un hombre a la luna y las fotografías tomadas en el reciente vuelo, seleccionar en la superficie lunar el punto de alunizaje. Asimismo, vio la luz, cuando el partido de los científicos porfirista asumió la conducción del país hacia la libertad, el orden y el progreso y la figura presidencial representaba el interés de la nación. Culmina su existencia, cuando el partido de la revolución institucionalizada lleva a los mexicanos hacia la promesa de libertad, crecimiento económico, justicia social y democracia, bajo un régimen estrictamente presidencialista. En medio de los extremos históricos, una serie de procesos: por un lado, el envejecimiento político del régimen porfirista y la caída de la dictadura por el empuje combinado de una clase media deseosa de participar en la conducción de su país y de un campesinado armado con ganas justicieras de hacer efectivas sus exigencias agrarias. Por otro lado, el triunfo de la revolución constitucionalista, la edificación de un nuevo orden jurídico-político, el difícil proceso de construcción del Estado revolucionario y la búsqueda de nuevas alternativas de desarrollo económico, convivencia social armoniosa y transición pacífica del poder político. A 46 años de la desaparición del notable escritor, intelectual, político, revolucionario e internacionalista, la sociedad mexiquense se encuentra ante la posibilidad de arribar al régimen de alternancia política y a la conclusión de gobiernos estatales que durante casi 90 años han surgido del partido oficial. Este será el nuevo parteaguas en la historia. *Investigador del Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México.


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