Duelo

duelo

DUELO Carmen Quintรกns

Monólogo de MAMÁ con pequeñas intervenciones 2018

ANÉCDOTA I

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En la despedida, que esa yo la viví con once años, la despedida

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antes de cerrar la caja, se despejaba aquello, se iba todo el mundo y sólo se quedaba la familia más cercana. Como yo era la nieta, era la más joven de O

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y tú le dabas un beso de despedida antes de cerrar la caja.

Y nunca, en la vida, se me olvidará, porque para mí fue un impacto, no verlo a él, O

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el beso, la frialdad del mĂĄrmol, fue lo que me sorprendiĂł. Fue como besar a una estatua de mar.

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ÂĄPĂĄsmate! Era mĂĄs que eso, ÂĄera mĂĄs que eso!

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se daba de comer. TraĂ­an cosas, pero mi abuela tuvo que cocinar un montĂłn porque allĂ­ vinieron cientos de personas (a mi abuelo). Entonces, O

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Mi abuela cocinando.. ÂĄy la gente bebiendo tambiĂŠn!

Plan, plan, plan.

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ODV ŕŹ&#x2122;RUHV GHODQWH GH WRGR < \R SRU VHU OD PÂŁV MRYHQ LED GHODQWH GH WRGR TXH QR SRGÂŻD FRQ ODV ŕŹ&#x2122;RUHV me ayudabaâ&#x20AC;Ś Manolita, creo que era.

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SĂ­, con once aĂąitos de entonces. Pero era la aldea y esas cosas eran cotidianas. O sea, no se le escondĂ­a a los niĂąos, no se les ahorraban esos tragos. Pero O

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ANÉCDOTA II

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Era de cuando los muertos se velaban en las casas.

También tengo otra anécdota de un… un sobrino de él, o sea de un primo que era el mejor amigo del abuelo Manolo.

Cuando la guerra, se tuvo que escapar.

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el suelo de madera pero de madera como el de Figueroa, envejecido ¿no? La cama, ¡no tenía ni la cama! Eran unas banquetas y la caja estaba encima de las banquetas, con él de cuerpo presente allí.

Y en el momento que yo llegué.

Claro, él muchos aquí no había dejado porque se había marchado.

Para allá.

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Estaba yo sola, el muerto allí y llegan dos vecinas de allí O

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para que escurra todo o suero, non sei qué.

Ay! Eu o teño moi fácil!

Collo o queixo cando está, envólvoo ben nun trapo, o meto na lavadora, póñolle a centrifugar e ahí está!

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El muerto allí delante, las otras dos a lo suyo y a mí que me subían y me bajaban los hombros porque no podía parar. Bueno, me parecía surrealista.

– Centrifugar el queso R

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Me parecía totalmente surrealista.

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Cada duelo es cada duelo.

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ANÉCDOTA III

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–¿Quién era tu tío?

El hermano de la abuela Carmen, que se murió con siete años.

Cuando tenía siete años, la abuela seis o así, cogieron difteria, los dos. Él no sobrevivió.

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Pero era su compañero de juegos, la abuela lo recordó toda la vida.

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–Jo Es el niño que está enterrado allí en Figueroa debajo de los abuelos, de siete añitos, que le faltan las dos alitas al ángel y es el único niño del cementerio.

Y, yo sé, porque me lo han contado O

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fue a enterrarlo y dentro de su tumba, o sea dentro, si un día se abre ese nicho, dentro, encima de su tumba, hay el aro con el que a él le gustaba jugar.

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La abuela nunca nunca, habló de ese hijo.

–¿No? Se vistió de negro y nunca más se quitó el negro.

– Ostia.

Yo no la recuerdo, yo no la conocí con otro color. Siempre de negro.

Una vez, se pasó al marrón muy oscuro, después de que le insistieron mucho. Pero nunca quiso –Pero es que también, condenarte toda la vida …

Mandiles… todo. O sea el dolor fue tan grande que se murió con noventa y pico, con noventa y bastantes años –De luto manteniendo el luto, por ese hijo.

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Era lo

que comentaba todo el mundo, que era muy muy muy inteligente.

Y tenĂ­a aquĂ­ una venita azul que se le notaba.

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EPĂ?LOGO

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vestida de negroâ&#x20AC;Ś Galicia era la mujer vestida de negro.

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