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Dra. Laurie Ann Ximénez-Fyvie

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Dentista y Paciente: ¿qué repercusiones, sobre todo en la clínica odontológica, se presentan por el covid?

Dra. Laurie Ann Ximénez-Fyvie: la pandemia sigue, y la enfermedad COVID-19, no se va a ir. Es como cuando llegó el VIH, llegó para quedarse y la práctica odontológica cambió muy importantemente a raíz de este ejemplo que estoy dando, que es el VIH. Ya no interesa mucho si es una época de muchos contagios o de pocos contagios, o de cuantos contagios hay en la población. La práctica odontológica, cambió, se modificó acorde a esta enfermedad para protegerse tanto los clínicos, como al profesionista, y a sus pacientes de esta enfermedad.

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Nos encontramos con la Dra. Laurie Ann Ximénez-Fyvie. Se doctoró en Ciencias Médicas con especialidad en Microbiología, en la Universidad de Harvard y es profesora e investigadora de Microbiología. Es jefa del Laboratorio de Genética Molecular de la Facultad de Odontología de la UNAM. Directora General de la

Iniciativa Salvemos con Ciencia y asesora de proyectos para ayudar a controlar la pandemia de COVID-19 en México. Autora de los libros Un daño irreparable, La Criminal Gestión de la Pandemia en México (2021) Ed. Planeta y Las vidas que no contaron, Cuántos Mexicanos Murieron Realmente en la Pandemia (2022) Ed. Planeta.

Con el COVID-19 creo que es una situación similar. Las partes más álgidas de la pandemia, vamos a decir, en el año 2020, 2021, esto fue durísimo para la comunidad odontológica porque en realidad, es el odontólogo quien tiene un mayor riesgo de contagio y un mayor riesgo de propagar la enfermedad que la mayor parte de los médicos, incluso. Pero la comunidad odontológica, por lo menos en nuestro país, fue relegada, no se le dio vacunación prioritaria. Ese es un panorama muy lastimoso que esto haya sido de esta manera, si bien, el odontólogo no es quien trata de primera línea la enfermedad, sí podría perfectamente ser, quien tiene el primer contacto con el enfermo y trabajando a menos de un metro de distancia de la cavidad oral, generando por su mismo quehacer, un sinnúmero de aerosoles potencialmente infecciosos, pues la práctica odontológica sufrió y fue muy duramente golpeada por el covid.

Entre otras cosas, decir que hay mucha desinformación, “si vas al consultorio dental te vas a infectar, ahí es donde todo mundo se infecta”, la gente dejó de ir a las consultas, pero creo que a la gente se le olvida lo siguiente, que es el que si hay un profesionista en el área de la salud que está entrenado de origen, es decir desde la licenciatura en su primer día que tiene una conciencia muy grande del control de infecciones, es precisamente el odontólogo. Los profesionales de la odontología, llámese de práctica general o especialistas, están muy en contacto, muy embebidos en los conceptos sobre el control de infecciones.

Lo que la gente no entiende, es que incluso más que la mayor parte de los médicos, el odontólogo entiende que su consultorio tiene que ser un área segura, no solo para protegerse él y su staff, sino para evitar que, desde su sitio de trabajo, no se propaguen infecciones a otros pacientes, de ahí, creo que tuvo el auge más importante a partir del surgimiento del VIH. Antes de los años 80, en la práctica odontológica, todavía se daba mucho esto de odontólogos que trabajaban sin guantes, no se usaba cubrebocas, se hacían pocos esfuerzos para el control de infecciones.

Con el aislamiento de la pandemia, como dices, mucha gente dejó de ir con el dentista, incluso algunos cerramos temporalmente el consultorio. Ya que la gente, no tenía a que salir, muchos descuidaron su higiene oral, no se preocupaban mucho. Pensaban, ¿si no voy a salir, para qué me lavo la boca? Supongo que aumentó la enfermedad periodontal durante la pandemia y por lo tanto habrán aumentado las caries, la pérdida de piezas dentarias por periodontitis, los casos de endodoncia. Por la tensión del encierro, aumentaron los casos de bruxismo y por lo tanto problemas de la ATM. ¿Hay estadísticas de ello? ¿Tendremos un registro de cuál enfermedad bucal se disparó durante la pandemia? ¿Tendremos registro de ello?

Hasta donde yo sé, no. Creo que en un país donde se llevan tan mal las estadísticas de todo tipo, es difícil. Incluso las estadísticas de la pandemia han sido llevadas de muchas formas, con un pésimo manejo de la información. También son cosas que nos corresponden a nosotros, los académicos que trabajamos en el gremio odontológico, que necesitamos hacer.

Una de las cosas que yo, de forma muy lastimosa, me di cuenta durante la pandemia y con las actividades que he estado realizando, es el menosprecio increíble que se tiene hacia la profesión odontológica. En un país donde ya, para insultarme a mí, es “Ah, la dentista” y ahora la palabra dentista, se ha convertido en un sinónimo de idiota. Pero dentro del mismo gremio odontológico, nadie alza la voz.

De lo anterior, debería de haber números, pero para ello, hay epidemiólogos en el gremio odontológico que deberían estar trabajando sobre ello y ver como afectó la pandemia las enfermedades bucales. Hasta donde sé, no se tiene ninguna información así, particularmente, no sobre nuestra población aquí en México.

Por internet, se venden kits de auto limpieza y blanqueamiento dental. ¿Quién los avala o los respalda?

No sabía en absoluto. Desgraciadamente, al país entra mucho producto chatarra que no tiene regulación. Incluso en el gremio médico. Cuando empezó la pandemia y hasta la fecha hay personas que dicen que tomando bióxido de cloro se protegieron de enfermarse. El problema es que no hay regulaciones. Eso de los blanqueamientos en casa o las limpiezas, yo desconozco, pero seguramente, no hay regulación.

¿Cómo surgió Salvemos con Ciencia? ¿Cuáles han sido sus logros?

Salvemos con Ciencia, se dio de una manera muy orgánica. No tenía yo la intención de hacer una Asociación o formar una iniciativa, ni mucho menos. Yo empecé a alzar la voz y de repente, mucha gente a través de redes sociales se comunicaba conmigo para decirme que un familiar estaba enfermo, etc. Evidentemente yo no puedo atender pacientes, no soy médico. Además, nadie tenía conocimiento de cómo tratar esta enfermedad.

El desconocimiento general de la enfermedad era tan grave y había tan poca información útil que proveía del gobierno, que empecé a tener contacto con cinco médicos que terminaron formando parte de Salvemos con Ciencia. Médicos en los que confío muchísimo que son profesionales muy serios y que estaban tan preocupados como yo sobre la forma en cómo se estaba desarrollando la pandemia en México. En particular uno de ellos que es el pediatra de mis hijos, el Dr. Francisco Espinosa Rosales. Él es especialista en inmunología clínica y alergia. Una mamá me escribió por mensaje directo en Twitter diciéndome que su hijo de 5 años estaba grave de covid. Lo había llevado al hospital y le dijeron que lo regresara a la casa y le diera paracetamol. Pensé que ese niño se iba a morir entonces le llamé a este Dr. y le pregunté que si lo podía revisar porque ya estaba grave, y me dijo “claro que sí” y por WhatsApp se puso en contacto con la mamá y llevó el caso del niño que terminó por salvarse.

Tuvo días de hospitalización, era una persona que no tenía recursos y tampoco tenía seguro. El Dr. Espinosa le consiguió poderse internar en un hospital público y me dijo, cualquier caso que te llegue así, mándamelo inmediatamente todos tenemos que jalar parejo ahora.

Otro doctor que está en Veracruz, Enrique Martín del Campo al que conozco de hace muchos años, le comenté que necesitábamos hacer algo para dar apoyo a la población. La gente se estaba muriendo sin siquiera entender lo que les estaba pasando, sin tener información útil de ningún tipo. La gente no sabe que necesita tener un oxímetro en su casa, que necesita correr al hospital si está desaturando, aunque no se sienta mal. Luego nos juntamos con otro médico que está en Colima, Michael Hirsch.

Toda la primera y segunda ola, estuvimos dentro de Salvemos Con Ciencia afinando nuestros protocolos de atención, nuestros protocolos de información sobre la enfermedad, los cuidados, la atención temprana, la vigilancia, etc.

Como yo era la cara más visible porque estaba dando entrevistas, la gente se comunicaba conmigo y luego les enviaba casos. Llegó un momento en que tenían tantos pacientes en línea, que se estaban volviendo locos. Entonces traté de reclutar más médicos para hacer esto más grande y entonces nos sentamos con ellos e hicimos un protocolo como para poder catalogar mejor a los pacientes y que solamente necesitaran recurrir a ellos cuando fuera verdaderamente necesario porque llegó un momento en que, por ejemplo, el Dr. Enrique estaba cargando con 45 pacientes.

De ahí surgió la idea de hacer protocolos de autovigilancia, para informar a la gente que necesitaban hacer autovigilancia y se compraran un oxímetro y un termómetro y si sospechaban que habían estado en contacto con gente con Covid o si presentaban algún síntoma, etc. Autovigilancia a toda la familia, hacer tablas donde la gente pudiera entender en sus mediciones de autovigilancia, es decir, si el pulso va más de tanto y la oximetría es menos de tanto y si la temperatura llega a tanto. Son las acciones que debo seguir de acuerdo a las mediciones que yo mismo me tomo en casa.

Tuvimos ese protocolo, recluté más gente, algunos que no eran médicos, y esas personas y yo hacíamos el screening inicial. En donde la gente nos contactaba y les decíamos, cuantas personas están enfermas, está confirmado que están enfermas, mándeme como está la temperatura, su oximetría, la frecuencia cardiaca. Y ahí veíamos si necesitaban atención médica y entonces los mandábamos con algunos de los médicos que atendían en línea. Y los que no, es decir que sí tenían covid, pero que estaban bien en sus mediciones, que estaban bien controlados, entonces a ellos les mandábamos un protocolo, sin necesidad de quitarle el tiempo a los médicos en donde solicitábamos sus mediciones 3 veces al día, dígame cuáles son sus síntomas, si han cambiado nos escribe inmediatamente, hidrátese bien.

Les dábamos como un protocolo básico, quédese en su casa, cómo estar aislados, qué deben hacer si toda la familia está enferma, etc. Establecimos parámetros para poder detectar que casos sí requerían llevar los médicos. Establecimos protocolos de hospitalización temprana, es decir, hasta qué punto, este paciente ya no puede ser atendido en línea y requiere ir al hospital. Lo que aprendimos desde un principio fue que los que se atendían de manera temprana, eran los que sobrevivían. Hicimos una labor que fue muy difícil emocionalmente, pero también muy gratificante haber podido quedarnos no solo viendo la tragedia, sino haber hecho algo concreto para ayudar a la gente.

Toda la primera y segunda ola, estuvimos dentro de Salvemos Con Ciencia afinando nuestros protocolos de atención, nuestros protocolos de información sobre la enfermedad, los cuidados, la atención temprana, la vigilancia, etc. Abrimos redes sociales para Salvemos Con Ciencia, para hacerlo público y que la gente se enterara de esta situación, de la patogenia de la enfermedad, lo importante que es la detección temprana, lo frecuente de esta situación de la hipoxia silenciosa, pero información real. Luego lo fuimos ampliando a prevención, el uso del cubrebocas, la filtración del aire en espacios cerrados, la ventilación.

Pasamos de esa parte de atender de forma altruista, de forma remota a pacientes con COVID-19 y sus familias. Estábamos los no médicos, pero digamos gente capacitada que vigilábamos a la gente, donde le dábamos acompañamiento a las personas. Incluimos después a psicoanalistas en donde había gente con problemas muy graves por pérdida de familiares, que estaban en duelo o en pánico, por estar enfermos o tener familiares enfermos o la angustia del encierro. Reclutamos a un grupo de voluntarios de psicoterapeutas que ayudaron en esa parte a dar apoyo a la gente que lo solicitaba.

Nunca cobramos una sola consulta de ningún tipo, nunca le cobramos a nadie y todos los médicos y voluntarios trabajaron gratis.

Después de la segunda ola sucedió algo terrible. En la segunda ola murió tanta gente, nunca se nos había muerto nadie, porque nuestro protocolo era casi infalible. Fue algo tan grave porque la gente no podía conseguir oxígeno, escasearon los medicamentos. Los médicos no tenían herramientas para poderlos tratar y fue justo en esa ola en donde fallecieron personas. En mi segundo libro, Las Vidas Que No Contaron, en el prólogo narro uno de esos casos que sucedió durante la segunda ola.

Fue una persona que se comunicó con nosotros en Salvemos Con Ciencia y estuvo en contacto conmigo, tenía a su hermana muy grave. Tuve la fortuna o el infortunio de acompañarla por teléfono, mientras buscaba un hospital para su hermana que estaba en el asiento de atrás con un tanquecito de oxígeno que se estaba terminando y la botaron de un hospital y la botaron de otro. Otra vez me marcó y preguntó qué hacía porque el tanque ya no tiene oxígeno y la hermana se murió en el asiento de atrás.

Los médicos quedaron supertraumados. Dijeron ya no más, quedaron como con una especie de síndrome de estrés postraumático de querer ayudar a tanta gente necesitada y no poder porque no había las herramientas, porque era demasiada gente, porque se les rechazaba de los hospitales y moría mucha gente. El Dr. Francisco Moreno, en esa época y la forma en que lo contaba era terrible, se les murieron colegas y dejamos de atender pacientes. Salvemos con Ciencia dedicó sus esfuerzos a informar a la población. Armamos Webinars semanales donde diferentes especialistas hablaban los sábados y se transmitía en el canal de Youtube de Salvemos con Ciencia y se daba información. Cuando llegaron las vacunas, se dio información al respecto de ellas, etc.

Ahora Salvemos con Ciencia ya no está activo, porque la gente ha perdido el interés de ser informado sobre la pandemia, la gente cree que ya no pasa nada, y dejó de cumplir con su función cuando a la gente ya no le interesó

¿Tiene la cantidad, si no exacta lo más aproximada, de cuánta gente ha muerto por covid?

Sí claro, esa cifra existe. La última cifra, si combinamos los datos del Instituto Nacional de Salud Pública y tomamos en consideración los datos parciales del INEGI, la última cifra que va solamente hasta el 15 de octubre del año pasado, no han vuelto a actualizar, mañosamente, es de 762 982 personas.

Hay países que tienen más muertos que México, como Estados Unidos, India, Brasil, pero son 3 veces más que nosotros. En proporción a la población, tengo la impresión de que México es el que más muertos ha tenido. ¿Es así?

EU, India, Rusia y Brasil, están por arriba de nosotros en números absolutos. Pero no tanto así, si consideramos el exceso de mortalidad. Por población, nosotros estamos arriba de EU, en el exceso de mortalidad, muertes por cada 100 000 habitantes o millón de habitantes. Pero sí hay países que están por arriba de nosotros, como Perú. Si tomamos en consideración el indicador poblacional, Perú tiene más muertos que México. Pero el hecho de que haya uno que esté peor que nosotros no nos debe de alegrar mucho. La situación es que sí nos fue muy mal y hay razones del porqué.

La sabemos todos, ha sido un muy mal manejo de la pandemia por parte del gobierno. A la gente le es muy fácil criticar las acciones o a las personas, en este caso a ti. Primero como dices, tratar de hacerte menos porque eres dentista, critican lo de Salvemos Con Ciencia, pero no saben todo lo que hubo atrás para formarlo y ahora las causas por las que ya no está en activo. Es triste ver incluso a colegas que critican a lo estúpido, porque no se basan en nada. De todos modos, te pregunto, ¿va a haber otro libro?

No. No siento que ahorita tenga sentido. Lo que tenía que decir ya lo dije, ahí está puesto, ahí está documentado y eso queda para la historia. Ahí está lo que pasó.

Yo entiendo que todo se maneja por el asunto político. Yo no tengo ninguna intención política. Ahora, tengo sentimientos políticos muy fuertes, de repudio por lo que ha pasado, debido a la pandemia. Pero yo jamás emitía ningún tipo de juicio político. La política me choca. Nunca he tenido un sentimiento de apoyar a tal partido o al otro, o de repudiar a tal otro. Eran temas que no tocaba. Yo no hice todo eso para estar en algo, o ganar algo. Es porque pensé que podía ayudar a la gente y así lo hice.

Jamás imaginé que estaría dando entrevistas en diferentes noticieros del país, pero tampoco es algo que busqué. Dicen que estoy lucrando, que alguien cheque mis estados de cuenta. Que me digan de donde estoy sacando dinero, porque no tengo. Ahora resulta que plagié 2 tesis de maestría. Yo las dirigí, son de una misma línea de investigación, pero son 2 temas diferentes, son 2 tesis diferentes. Que se turne a un comité de ética, que se turne a Rectoría, que comparen y que hagan un dictamen. Jamás hubiera yo solapado una situación de esas. Yo no tengo nada que ocultar.

¿Cuáles son tus planes a futuro?

Pues todo ha sido muy desgastante, pierdes hasta la privacidad. Nunca he tenido y hasta la fecha, no tengo aspiraciones políticas. Lo que quiero es seguir trabajando en el laboratorio hasta donde pueda. Si hubiera motivos para reanudar las actividades de Salvemos Con Ciencia, buscaría reactivarla, porque valió la pena. Por la gente que ayudamos, por los que pudimos informar y porque tengo la absoluta certeza de que salvamos vidas valió la pena.

Laurie Ann, muchas gracias por tu tiempo y te felicito por todo lo que has logrado.

Gracias a ti.

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