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a Sociedad de Fomento Juramento fundada en 1958 abarca 108 manzanas. Sus límites son de la Avenida 39 a Mario Bravo y de Edison a Alejandro Korn. Juramento terminó de construirse en el año 1987. Allí se trabaja entre vecinos para enseñar distintos deportes. Entre ellos el vóley, seguido por el tenis y básquet, y por último el fútbol -que es la tarea más desarrollada en la Sociedad de Fomento-. La gente que participa posee equipos y cuadros de fútbol, pero lo hacen de forma individual. Entrenan a los chicos y después los presentan a los conjuntos de la ciudad como Aldosivi o Alvarado. En Juramento solicitan al Municipio profesores. Y en algunos casos se ofrecen los vecinos a trabajar gratuitamente para los chicos y forman un equipo de fútbol o vóley barrial. Los objetivos de la Sociedad como lo expresa bien su ex presidenta, tesorera y secretaria vocal, Sara Ester Gajardo, son claros: “Sacar a los chicos de la calle más que nada. El tema del deporte esta vinculado al barrio. En el tiempo libre y en la escuela – que andan por todos lados- ¿qué hace el chico? Va a la plaza, a un terreno baldío donde juega al fútbol y hace actividad física. Entonces, el deporte está muy arraigado en estos barrios. Sobre todo acá en Mar del Plata”, manifestó Sara, ex presidenta de la Sociedad Juramento. Uno de los puntos que se refiere Gajardo es en la unidad social que permite la Sociedad de Fomento. “En los chicos constituye más las relaciones para que se vayan conociendo y conectando entre sí. Un
barrio como Juramento, que tiene 108 manzanas, más de 20.000 habitantes, y en una época donde ya no es como antes que nos conocíamos mucho de los que estábamos allí. Ahora cada chico anda con sus grupos de barrio, arman ´barras´ en diferentes lugares… Entonces lo que les permite una institución es por ahí conocerse: por ejemplo, el que va a una escuela Municipal con el que concurre a una Privada. Y de eso se forma un vínculo y se desarrolla el compañerismo, la amistad. Otras cosas que se necesitan más” apuntó Gajardo. También se refiere a lo que representa el deporte en el barrio. “Significa para los chicos que tengan la posibilidad de salir de la calle en algunos casos; en otros, hacer un deporte físico, te ayuda en el tema corporal… Pero lo tomo más que nada como una forma para poder ayudar al chico que está en la calle y que por medio de la entidad pueda desarrollar una actividad física que le permita estar pensando en otra cosa que no sea en la droga o tantas cosas que hoy en día andan por ahí”, sostiene Sara y luego concluye: “La ganancia que uno tiene es poder sentir que ha podido ayudar a algún adolescente a que, de repente, se fue a jugar a la pelota y no estuvo en la esquina tomando alcohol o drogándose. Entonces ayudamos. Es bueno que la gente entienda que puede desarrollarse a través del deporte y la cultura”. La sociedad de Fomento del barrio Juramento se armó con varios objetivos. Pero uno de sus fines es, através del deporte – ya sea fútbol, vóley, básquet o tenis- sacar a los chicos de la calle y que no estén rodeados de vicios perjudiciales a la salud como la droga y el alcohol. El deporte, como bandera de esta Sociedad, está en aumento. Muchos chicos se integran a las clases y grupos que se realizan los fines de semanas. Un granito de arena muy importante para la sociedad marplatense y argentina. Empezar de sectores pequeños y luego transportarlo a espacios más amplios, formando a la vez entidades que lleven a la juventud por un buen camino. Hay varios ejemplos en nuestra ciudad, y acá hay una muestra de solidaridad y trabajo. La Sociedad de Fomento de Juramento, ha logrado, a partir del deporte, un gran aporte para la inclusión de chicos de la calle.
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mateurismo. Palabra tan linda y anticuada a la vez. Si sabrán los deportistas argentinos su significado. Héroes anónimos que combinan sus pasiones con otras actividades para sobrevivir. La historia se repite por miles a lo largo de la extensa geografía de nuestro país. Y la historia de vida del marplatense Mariano Alzola (26 años) no es la excepción. El rugby entró en su vida un poco tarde. Fue a los 15, en plena adolescencia, cuando su primo Alfredo –algunas décadas mayor- le transmitió, casi como un legado familiar, los valores del deporte. Alfredo, ex jugador y socio-fundador del club San Ignacio Rugby, acertó con su discurso convincente. Un tiempo después, Mariano vio en un folleto de una tienda de electrodomésticos que se convocaba a jóvenes a acercarse al club para practicar la actividad. Desde entonces no paró y se dedicó a pleno. Bastante bien le ha ido. Integra la selección marplatense desde M18 y continúa representando a la ciudad en los campeonatos argentinos. Es evidente que el deporte ocupa un lugar preferencial en su cabeza: “el rugby es lo más importante en mi vida. Ahora que estoy lesionado (N de la R: sufrió la lesión de Hill Sachs y Bankart en su hombro derecho, en el primer partido de la corriente edición de la Copa Santa Bárbara), me doy cuenta de que lo que más feliz me hace es jugar al rugby”. Sin embargo, no todo es una pelota ovalada para Mariano. El hombre reparte sus
horas entre el rugby, el estudio y el trabajo. Al primera línea del seleccionado marplatense de rugby le restan apenas las prácticas y dos finales para recibirse del Profesorado de Historia en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Eligió esa carrera porque “siempre me gustó la política. Acá no había Ciencias Políticas y me parecía que era lo más cercano, lo más aplicable. Y también porque tengo herencia docente en la familia”. Al mismo tiempo trabaja en un local de skate y surf, en la tradicional Galería Sao, para solventar sus gastos. Una particularidad muy curiosa lo une con su empleador, Sebastián Pablo Bourdal: es el entrenador del plantel de primera de San Ignacio. “Por lo general, cuando jugás al rugby en los primeros laburos te va a acomodar alguno del club porque es muy difícil conseguir alguien que te banque el tema de los viajes, los entrenamientos y ni hablar encima el tema del estudio”, confiesa Mariano. Y considera a Sebastián como “su viejo”, con quien comparte una linda amistad. Los viajes son otros de los tantos privilegios que le ha dado este deporte. “Hay que ser un agradecido del rugby. Tuve la posibilidad de conocer Europa y muchos lugares de Argentina”, apunta Mariano. El pilar se dio el gusto de jugar dos temporadas en el rugby español, una liga “incipiente que se está profesionalizando de a poco” como él mismo definió. Jugó dos años en el Getxo Rugby Taldea, localizado en la ciudad que lleva el mismo nombre. Gexto es un pequeño balneario del norte de Bilbao, habitado por más de 80 mil habitantes, según el último censo del Instituto Nacional de Estadística español (INE 2009). “Es el lugar donde en su momento las clases altas de Bilbao tenían sus casas e iban a veranear”, explica el futuro profesor de historia. Y agrega: “es importan-
te ver dónde uno vive y tratar de aprender. Cuando estuve allá tuve la posibilidad de conocer París, Londres y en todos lados traté de rescatar cosas”. Consultado sobre la convivencia con la cultura vasca, comunidad últimamente muy enfocada por las cámaras por el fenómeno Bielsa, Mariano confirmó que “los vascos personalmente son grandes personas. Nosotros en la Argentina tenemos mucha herencia de ellos”. De hecho, su experiencia en Vizcaya fue tan satisfactoria que luego de recibirse quiere vivir otra aventura fuera del país. Y no caben dudas que ha sido uno de los mejores momentos de su carrera. Junto con “el primer partido con la selección mayor, el primer partido en primera con el club, (N de la R: este autor se atreve a incluir en esa lista a los partidos de entrenamiento que el seleccionado de la Unión de Rugby de Mar del Plata dispu-
tó el año pasado frente a Los Pumas y Los Jaguares). Pero la consagración con el “Verde” en la Copa Santa Bárbara 2010 lo supera todo. ”Eso fue histórico para nosotros y para el club. Nunca pensé que nos iba a pasar. Ése es el mejor momento” sentencia con firmeza en su tono de voz. Y no se equivoca. Aquél domingo 4 de julio de 2010, el equipo de Valle Hermoso alcanzó la gloria tras vencer al siempre candidato Sporting por 25 a 19, en la cancha de Los Cardos de Tandil, y se coronó campeón por primera vez en la historia. Ésas son algunas de las cosas lindas que tienen los deportes: la competencia, las alegrías, lo épico. Pero el rugby es otra cosa. “El rugby te sirve para toda la vida. Hay muchas cuestiones que te van a servir para desenvolverte en la vida cotidiana”, advierte el nominado en su momento al Premio Lobo de Mar 2010, mientras observa con atención el local que tiene a su cargo.
Y destaca lo valores del rugby: “el respeto a los más grandes, la disciplina, la responsabilidad del entrenamiento. Todo eso te va forjando una forma de ser, una personalidad”. Muchas de las características esenciales de este deporte tan particular se reproducen en el denominado “tercer tiempo”. Con total honestidad, el hombre expresó que “es un poco un mito. Pero la esencia es verdad. Uno comparte muchas cosas con el rival, pero se ha convertido en algo formal. Estaría bueno que los clubes revean eso para tener mejores terceros tiempos”. La contextura física de Mariano supone fuerza. La extensa barba que cubre su rostro delata valentía. Hoy una férula sostiene su hombro derecho, el mismo que ha soportado cientos de kilos en cada formación de scrum. Tranquilo pero ansioso “no ve la hora de volver a jugar”. Y como alguien que ha vivido momentos increíbles con el
deporte y gracias a éste, se anima a volar más allá de lo imaginable: “uno nunca pierde la esperanza de tener una citación para algún seleccionado, cosas que van a ser imposibles pero ya que hay que soñar, soñemos en grande”.
La tarde gris no calmaba la ansiedad de los muchachos con sus skates y bicicletas. Se notaba la inocencia marcada en sus rostros y la pasión por ejecutar ese deporte que los excita. Eran pocos, igual lucían sus piruetas. Danzaban al compás del flash de la cámara. Unas cuantas postales al borde del mar. La Plaza Bristol – Paseo Patinable –conocida popularmente como el Skate Park- que se convierte día a día en el templo de muchos chicos y chicas que prefieren tomar un poco de frío otoñal, antes de estar adelante de una computadora. Quienes hacemos Deportivamente Hablando brindamos por la práctica de cualquier actividad deportiva. Y disfrutamos de estos pequeños acróbatas del aire.
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asado el mediodía, David Coronel reposa apoyado sobre una baranda, después de su entrenamiento habitual matutino en el gimnasio de pesas del EMDeR, ubicado en las instalaciones del Patinódromo Adalberto Lugea. Observa, tranquilo, las hojas que caen de la copa de los árboles que se encuentran en el predio. “Terminamos temprano”, vacila al vernos. Como todo un caballero nos invita a pasar al gimnasio. Allí se encuentran todas las herramientas necesarias para poder realizar su preparación física. En el primer vistazo se puede distinguir un poster pegado en la pared. Es una mano prendiéndose fuego agarrando una barra. “Ése es nuestro logo. Nos sentimos identificados con él”, nos explica David. Cuando tenía tres años comenzó a caminar. Pero algo no andaba bien. Luego de algunos chequeos médicos a José David Coronel
le detectaron Luxación Bilateral de Cadera conocida comúnmente como Displasia: un trastorno en el desarrollo de la articulación de la cadera-. Se ha tratado muchos años en el INAREPS (Instituto Nacional de Rehabilitación Psicofísica del Sur, ex CE.RE.NI.L.). Por lo que no tuvo una infancia dedicada al deporte. Hoy con 25 años, el deporte tomó un protagonismo inesperado en su vida. “El deporte significa todo. Significa una alegría estar con mis compañeros, con mi familia acá cuando hay torneos. Cuando viajamos, reírnos, aprender cosas nuevas, conocer diferentes culturas. Conocer gente”, manifiesta David. Como si fuese un guión de Woody Allen, el primer contacto de David con el deporte y con una pesa fue en un recital de la banda que lidera Pity Álvarez: “Fue de casualidad. Un día venía al patinódromo para un recital de Intoxicados. Entré a preguntar si era acá y me lo crucé a mi actual entrenador (Matías Bernatene). Y me propuso hacer pesas adaptadas. Primero, en el estado que estaba mucha bola no le di. Después al tiempo, yo iba al INAREPS a hacer natación. Vi el cartel y me interesó bastante”. Ya sentado en un banco de pesas, David nos señala otros afiches que se encuentran en el gimnasio y las máquinas con las cuales él entrena. Vestido con una conjunto deportivo azul y debajo de la campera una remera del seleccionado paralímpico. El capitán argentino, con una mirada inocente y una postura de brazos cruzados, da el OK para la ejecución de las preguntas. -¿Qué aspectos de tu vida han cambiado desde que hacés deporte? - Me cambió completamente porque yo antes hacía algunas cosas que no debía hacerlas. Por ejemplo, salir de joda o andar borracho por la calle. Ahora, no. Me estoy
dedicando a entrenar solamente y tratando de difundir nuestro deporte para que crezca y sumar más chicos. Por ahí vemos alguno por la calle en muletas o silla de ruedas, lo llamamos y le ofrecemos que venga con nosotros al gimnasio y pruebe. -¿Cuál es tu compromiso con el levantamiento de pesas paralímpico? -Mi compromiso es tratar de difundirlo, de desarrollarlo mejor, de crecer, y abrirle la puerta a los chicos que van a venir más adelante. -¿Tenés algún deportista como referente que te empuje a hacer esto? -Antes acá venía una chica que se llama Antonela Parra que entrenaba levantamiento olímpico. Fue la primera que conocí acá cuando empecé a entrenar. Y cuando la veía entrenar a ella con furia, con todas sus ganas, dije “yo quiero ser como Anto”. Después lo conocí a Darío Villaroel que fue el primero que empezó con este deporte y es un monstruo. Él estuvo en los Parapanamericanos de Río de Janeiro 2007 pero no lo dejaron competir por un tema reglamentario de los brazos. Le sacó 10 kilos al ganador de la medalla de oro pero igual no lo dejaron competir oficialmente. Y actualmente tiene el récord histórico de levantar cuatro veces su peso corporal. Con 50 kilos de peso corporal, él levanta 200 kilos. Ellos dos son mis máximos referentes en este deporte. -¿Te sorprendió la rapidez con la que comenzaste a superar tus marcas? -Sí. Porque cuando yo llegué acá me dijeron: “nuestros objetivos son los Juegos Parapanamericanos Toronto 2015 y los
Juegos Paralímpicos Río de Janeiro 2016”. Y al año ya teníamos la marca para Guadalajara. Y a los dos años, allá en Guadalajara, la marca mínima para Londres. Eso me permitió llegar al Preolímpico de Dubai en febrero, donde quedé sexto entre 17 países. Y eso me dio un empujón para que me dieran la invitación del IPC (Comité Paralímpico Internacional). -¿Cómo fueron esas experiencias en Guadalajara y Dubai? -Guadalajara fue fantástica porque estar con todos los deportistas de todos los deportes adaptados, ver a los chicos ciegos correr o a los chicos sin brazos nadar, todo eso me rompió la cabeza. Aparte estar en la misma Villa Olímpica que estuvieron todos los deportistas convencionales y disfrutar fue muy bueno. -¿Te imaginabas recorrer el mundo con el deporte? -No (risas). Tan rápido no. Porque para clasificar a Guadalajara tuvimos que ir a Jordania. Y fue un viaje fantástico también. Después en Guadalajara, Dubai (recuerda su estadía en el país asiático) todo fue genial. -¿Qué fue lo que más te llamó la atención de los lugares que conociste? -La cultura en general. Uno piensa que son medios cerrados y son muy amables, muy dispuestos a ayudar. Y son muy fuertes también (risas). -¿Sos becado o recibís alguna ayuda económica? -Sí. Actualmente tengo la beca del Enard y el municipio también nos da una ayuda, además del gimnasio. Por ahora tenemos buen apoyo. -¿Qué valor tiene para vos el gimnasio Fuego Sagrado? -Eso mismo “El Fuego Sagrado”. Para hacer pesas en este gimnasio no solamente hay que tener sangre en las venas, sino también fuego. Por eso, nuestro símbolo es una mano prendida fuego agarrando una barra. Después cuando ya estás quemado totalmente es el sol (muestra una bandera). Eso es lo máximo que podemos aspirar nosotros para estar en la selección. -Como capitán de la selección, ¿Cómo es tu compromiso hacia todo el equipo? -Cuando me dijeron que iba a ser el capitán me sorprendí. Pero siempre yo, desde que empezamos, los ayudo a los chicos, los aliento a la hora de competir. Cuando compiten ellos estoy mucho más tenso que cuan-
do me toca a mí. Estoy ahí como si estuviera empujando al lado de ellos. Y capaz por eso mi entrenador me eligió. -¿Qué significa Matías Bernatene en tu vida? -Significa un cambio total. Él me ayudó mucho. Siempre me da consejos, me habla. Es un ejemplo también. Al principio no era tan cercana la relación. Pero después empezamos a viajar, a compartir concentraciones y a hablar mucho más. Ahora somos, más que entrenador y atleta, amigos. Es como una gran familia todo esto. -¿De parte de tu familia recibís el apoyo? -Sí. Mi vieja está feliz de todo esto, que conozco mucha gente y viajo por todos lados. -¿Cuáles son tus objetivos Deportivamente Hablando a corto y mediano plazo? -Mi objetivo ahora es ir a Londres y tratar de mantener el top ten que tengo o quedar lo más cerca posible. Y a largo plazo sería el mundial de pesas de 2014, que todavía no se ha definido la sede. O sea, para ese torneo tengo que bajar dos categorías de peso corporal (a 60 kg). Y ahí creo que estaría entre los tres mejores del mundo. -¿Tenés algún hobbie? ¿Hacés alguna otra actividad? -Ir a la cancha. Voy a ver a Aldosivi casi siempre. O algún recital de una banda que me guste. También ahora estoy haciendo un curso para profesor de inglés. El año pasado también hice el Instructorado Nacional de levantamiento paralímpico y Paralimpismo. Y de a poquito nos vamos instruyendo más con el idioma para cuando se termine la carrera. Distendido, alegre y educado, acepta posar junto a un poster para la cámara. Su postura relajada insinúa que lo está disfrutando. Es ahí cuando nos damos cuenta que tiene un tatuaje en su brazo izquierdo con la leyenda: Cristina. “Es el nombre de mi mamá”, dice sonriendo David. Y ya como si fuésemos amigos de toda la vida, nos comenta que fue a ver al Indio Solari a Tandil con sus sobrinos, después de volver de Guadalajara. Se siente identificado con algunas letras de Los Redondos como “Yo, caníbal”. “Antes de tirar me gusta escuchar cuando arranca y tomo como referencia una frase que dice ´Voy al coliseo a prenderme fuego´ y ´cuando el fuego crezca quiero estar allí´, lo relaciono ahora cuando vaya a
Londres”, describe Coronel y luego finaliza “la música me ayuda mucho en la concentración, me motiva, a veces me relaja. Es muy importante la música”. Además comparte la pasión futbolera del líder ricotero, ya que también es hincha de Boca Juniors. Su ídolo es Juan Román Riquelme. Conoce la Bombonera pero vacía. “Tengo muchas ganas de ver un partido en la cancha de Boca”, afirma el capitán argentino. El encuentro con David Coronel llega a su fin. Es la hora de almorzar. Con un cuerpo hambriento y veloz, nos acompaña hasta la puerta y nos invita a un torneo que será en unas semanas. Ese pibe de los astilleros, angelado por la soledad, quiere estar ya en Londres y prenderse fuego en el “Coliseo”.
Esto no es un estilo de vida. Es la vida. Es la que uno eligió y la disfruta. No es un estilo que se pueda copiar”, asegura Matías. Apasionado por su trabajo, emprendedor en esta ardua tarea, estudioso e innovador en cuanto a sistemas de entrenamientos se refiere, y con importantes resultados a la vista, no pierde la humildad:”lo único que hago es ayudarlos a que ellos descubran su verdadero potencial”. Pero en realidad, él ha tenido mucho que ver en el desarrollo y el progreso de este deporte.
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Es cierto que no hubiese sido posible sin la complicidad, la voluntad y el compromiso de los deportistas que concurren diariamente al gimnasio Fuego Sagrado. De todas maneras, es para destacar el duro trabajo de captación realizado para que los chicos se acerquen a las instalaciones del patinódromo municipal. “Primero intento que no piensen que estoy totalmente loco, que entiendan que es algo real. Después convencerlos de que tengan una primera experiencia para mostrarles lo que es. Y una vez que entran acá, yo creo que no hay vuelta atrás para la mayoría”, dice convencido de que el camino trazado es el correcto. -¿Qué significa para vos que poco a
poco se vean resultados en el desarrollo de este deporte? -Tenemos un clasificado después de 48 años. Ése es un logro extraordinario. Pero también es un logro extraordinario que en tres años de desarrollo de la actividad haya cincuenta pesistas paralímpicos en el país, muchos de ellos con proyección internacional seria. Hay que tener en cuenta que es un deporte que lleva muchos años. No sólo para encontrar a los chicos, sino que llevan muchos años una vez que empiezan a entrenar para que alcancen el nivel competitivo internacional. Por ejemplo, lo que hizo David. En tres años estar en un juego paralímpico es algo fantástico y que rompe con cualquier tipo de esquema lógico de entrenamiento. Porque aparte es una persona que no tenía actividad deportiva previa. -¿A qué se puede atribuir eso? -Primero porque entendió que era una oportunidad. Era un tren que salía y tuvo el coraje para subirse y no bajarse. Por lo tanto, no perdió un solo día de entrenamiento en tres años. David fue el que más rápido entendió de todos. David se adelantó un ciclo paralímpico completo. -¿Cómo se lo entrena a David física y psicológicamente? -El lado psicológico no lo trabajamos como una sesión de terapia. Nosotros trabajamos con lo que somos. Si pretendo enseñar algo, primero tengo que ser eso. Entonces, el primer trabajo duro fue para mí porque sino no le puedo transmitir. La parte más dura es madurar uno y, a partir de ahí, tratar de transmitir. Entonces, cuando uno está alegre y vive apasionado con su trabajo, con las personas, fascinado con todo lo que pasa acá adentro. Es inevitable que a ellos les pase lo mismo. -¿Trabajás en la Motivación?
-Sí. Pero creo que trasciende por completo la motivación. Es un estado de ánimo. Nosotros vivimos de esa forma y eso inevitablemente se transmite. Nos divertimos y yo me siento el tipo más privilegiado. Los veo tirar y digo “wow”. Yo lo único que hago es poner las herramientas en el tiempo justo para que ellos saquen a la luz lo que verdaderamente son. Cuando una persona manifiesta lo que es, el asombro es inevitable. -En ese sentido, ¿de qué manera encaran el entrenamiento? -El entrenamiento es un medio, una excusa, el elemento para la canalización. O es el despertar de otras cosas que son mucho más importantes. Cualquiera que pasa por la puerta del gimnasio lo primero que piensa es que acá está lleno de vagos porque lo único que escucha es gente reírse. Y resulta que lo mejor de lo mejor está acá adentro. Yo discierno cuando se escucha decir a alguien que el entrenamiento es sacrificio. Para mí la receta es todo lo contrario. Tiene que ver con entender lo que uno hace y disfrutar. Despertarse, disfrutar ese viaje y hacerlo cada día más hermoso. Si es con desafíos para superar, dominar las dificultades e incluso con un objetivo mucho más grande que es trascenderse a uno mismo para contagiarles a otras personas nuestra alegría, mejor.
ierta disconformidad con las políticas implementadas por el Ente Municipal de Deportes y Recreación (EMDeR) forzó la creación de la Liga Barrial a principios de 2010. Una asociación civil con fines deportivos y sociales, integrada actualmente por nueve clubes que participan de los torneos que se desarrollan en las flamantes instalaciones del predio del Club Atlético Estada, ubicado en el barrio Las Dalias. El proyecto supone una comunión entre los aspectos deportivos y sociales para mejorar la calidad de vida de los niños de los barrios de la ciudad. La Liga Barrial de fútbol se propone aumentar el índice de participación comunitaria, promover la competencia deportiva, la formación de recursos humanos y el fortalecimiento de las organizaciones de base. Siguiendo la línea del Plan Nacional de Deporte Social, el proyecto también sostiene que “…el Deporte es una excelente oportunidad para la formación integral de toda la población; un medio óptimo para mejorar la salud; una estrategia ideal para generar fuentes laborales en redes sociales continuas, y una herramienta legítima para reducir los riesgos y amenazas sociales de nuestro tiempo, en particular los efectos de la pobreza”. Los equipos participantes son pequeños clubes barriales, en su mayoría con pocos años de vida, y surgidos como centro de contención para los pibes de los barrios. Instituciones que fundaron vecinos solidarios con vocación para colaborar y ayudar a los miembros más necesitados de la comuna. El fútbol aparece nuevamente en escena como elemento de contención social. El niño o adolescente que se pasa horas y horas jugando al fútbol con sus amigos en el campito de la esquina o en la
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sede del club se aleja de los peligros cotidianos que observamos día a día. Sin embargo, el proyecto no alcanza solamente a los jóvenes. Por el contrario, es más abarcativo. El proyecto incluye la capacitación para técnicos y árbitros, sean adultos o jóvenes. Además, la Liga Barrial motiva el desarrollo institucional de los clubes. De esta manera, “se trabaja sobre la elaboración de estrategias de sostenibilidad y desarrollo, diseño de plan de trabajo, proyección de resultados de corto y mediano plazo, con el fin de fortalecer las instituciones barriales y en consecuencia el tejido social donde están insertas”.
En el acta fundacional, firmada por varios de los clubes barriales participantes de los torneos, los representantes de cada entidad se proponen “trabajar intensamente por un fútbol sin violencia y que sea capaz de generar amistad social entre técnicos, jugadores, padres y toda la comunidad en general”. El fútbol es la excusa perfecta para la verdadera meta social que persigue el proyecto. Las tardes se hacen cortas ante el magnetismo y la pasión que genera el fútbol desde tiempos remotos. Los pibes respiran el aire fresco y sano del potrero. La solidaridad y el compañerismo marcan tendencia en cada jornada. Los chicos presencian gambetas mágicas interminables. Y desparraman alegría al convertir un gol.
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as nubes amenazantes obedecen su destino. La lluvia y el frío dibujan un horizonte desolador. A los profesores y atletas poco les importan las condiciones climáticas. El agua acumulada sobre la pista no es un impedimento. Ellos entrenan por placer. De repente escucho un grito. Lo reconozco por su tono de voz inconfundible, pues lo tuve de profesor en mis tiempos de estudiante. Lo veo tan concentrado con sus dirigidos que prefiero no molestarlo. “Va, va, va, ahí”, arenga el entrenador a sus muchachos desde un costado de la pista de atletismo, protegido con un camperón que casi cubre su rostro. Cronometro en una mano, carpeta en la otra. Y continúa: “dale, dale, dale, bien”.
Fernando Rodríguez Facal, a los 79 años, actualmente es profesor del Instituto Superior de Profesorado de Educación Física N°84 y director de la Licenciatura en Educación Física de la Universidad FASTA. Aun así, todas las tardes asiste al Estadio Panamericano Justo E. Román para alimentar su “vocación original y primitiva”. Trabaja gratis con los chicos de atletismo porque es lo que realmente le gusta. Por eso es un personaje querido y admirado. En el Instituto Superior de Formación
Técnico Docente “Arístides Hernández”, ubicado en las instalaciones del estadio mencionado, todos lo saludan con cariño y respeto. El cuidador del lugar se solidariza con la causa y, con nuestra complicidad, nos presta una de las oficinas del edificio para escaparle al frío, la lluvia y los ruidos. “No te olvides de hablarle bien de mí”, le dice con confianza. -¿Qué lo sedujo a introducirse en la Educación Física? -En realidad, cuando era chico quería ser médico. Era de una familia con escasos recursos económicos. Mi madre quedó viuda cuando yo tenía un año y se me ocurrió hacer una carrera corta para poder pagarme la carrera de medicina (N de la R: estudió tres años y se recibió a la corta edad de 19 años). De hecho cursé tres años de medicina, después de recibido. En el momento que tenía que pasar a la unidad hospitalaria recién había conseguido horas cátedras en colegios secundarios. Y si hubiese querido hacer la unidad hospitalaria, en ese momento con esas exigencias, hubiese tenido que dejar el trabajo. El problema fue de vocación. Una vez que empecé a trabajar en la Educación Física empecé a darme cuenta los valores que tenía y lo importante que era. Inclusive la transformación que había operado en mí. Hice una elección de la cual no estoy nada arrepentido. -¿Qué significado ha tenido en su vida? -Es la profesión que yo elegí. Me ha permitido desarrollarme como ser humano. Implica un compromiso con la gente joven, aunque uno trabaje con gente mayor. Es un área de conocimiento que está en pleno desarrollo y, por lo tanto, hay que seguir estudiando todos los días. Realmente se puede tener una influencia importante sobre los chicos si uno se compromete con lo que hace.
-¿Han cambiado mucho las formas de enseñar Ed. Física? -Sí. En cuanto a las técnicas se ha mejorado mucho. En cuanto a la organización en el sistema educativo se ha empeorado. No se trabaja con la intensidad que hay que trabajar. No es un problema de instalaciones ni de recursos. Es un problema de compromiso y de recursos técnicos de los docentes. No se trabaja con la insistencia que hay que trabajar. Gracias a eso tenemos un 30% por ciento de obesos en la educación primaria en el país. Y lo más grave es que esos niños no van a poder disfrutar una madurez y vejez plácida y digna. La salud es un bien social innegociable, más importante que cualquier otro porque es el recurso básico de la educación humana. Y además, lamentablemente la formación docente es cada vez menos exigente y los chicos, salvo excepciones, salen sin los recursos técnicos para trabajar. -¿Cuáles son los errores más comunes que cometen hoy en día los profesores? -No hay actividad física en Ed. Física. Se habla mucho y se hace hacer poco a los chicos. Cuando hablo con los alumnos del profesorado uso siempre una muletilla. Digo que “habría que tratar que el juego matador sea un deporte olímpico porque la provincia de Buenos Aires tendría los tres primeros puestos del podio”. Los chicos deben correr todo lo que pueden. Es la mejor vacuna contra las enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Cuanto más corra un chico menos posibilidad tiene de adquirir en la madurez enfermedades cardíacas, respiratorias o circulatorias. Los chicos deben hacer trabajos de fuerza. Los chicos tienen que hacer juegos de equilibrio. Nuestro país no maneja estadísticas correctas. Han aumentado enormemente los accidentes infantiles en el hogar y de fuerza. Los chicos tienen que hacer jue-
gos de equilibrio. Nuestro país no maneja estadísticas correctas. Han aumentado enormemente los accidentes infantiles en el hogar y en la escuela. Porque han desaparecido los juegos de equilibrio. Porque los chicos que viven en departamento no hacen trabajos de fuerza. En nuestra ciudad, que tiene inviernos muy crudos, los chicos andan nueve meses del año solamente con la frente descubierta, entonces, no absorben la suficiente radiación como para sintetizar vitamina D y tener un esqueleto fuerte. -¿Qué características debe tener un profesor de educación física en la actualidad? -Más que las características de los profesores, la educación en la Argentina debe cambiar. Y en vez de partir de un desarrollo ideológico hecho en el escritorio, partir de un diagnóstico real de cuáles son las necesidades de la sociedad en su conjunto, en este momento. Está probado históricamente que el deporte es el mejor medio para la inclusión social de los chicos y los jóvenes que tienen problemas y están marginados por el resto de la sociedad. Su trayectoria le ha atribuido el lote de eminencia en la materia. Estudioso como pocos ha recibido becas para capacitarse en el extranjero, sobre todo en Estados Unidos. Para colmo, Fernando Rodríguez Facal ha ocupado muchos y variados cargos a lo largo de su carrera. A los roles de entrenador y profesor, se suman los de
Director de Educación Física de la provincia de Buenos Aires, periodista en LU6 Radio Atlántica y el Diario El Atlántico, concejal del Partido de General Pueyrredón, entre otros. Incluso, hasta le ofrecieron ser el entrenador del equipo argentino de atletismo que viajo a los Juegos Olímpicos de Munich 1972. Pero tomó una decisión coherente por la desorganización que sufría la actividad a nivel nacional. “Me pareció lo más natural decirle a los dirigentes que correspondía que nombraran a un entrenador de algún club grande de la Capital porque Buenos Aires seguía siendo, mal o bien, la principal potencia atlética del país”, recordó. “El Gallego”, como le dicen, es una enciclopedia parlante. Su discurso –respaldado por más de 60 años de experiencia- deja enseñanzas para todos los gustos. Se saca el sombrero al hablar de un programa venezolano –impulsado por Hugo Chávez- que construyó gimnasios en las zonas más comprometidas de las ciudades y redujo cerca de tres puntos porcentuales los índices de delincuencia juvenil. Remarca que el primer campeón olímpico argentino en atletismo, el maratonista Juan Carlos Zabala, era egresado de la colonia de menores de Marcos Paz. Y cree que pese a que son buenos los programas deportivos para integrar a los detenidos en las cárceles de la provincia de Bs. As., no se trabaja antes, en la prevención.
Al mismo tiempo, Facal advierte que “no es posible en una ciudad tan grande como Mar del Plata tener una sola pista. No es necesario tener una pista de competición como alguna vez fue ésta (N de la R: señala a la pista de atletismo panamericana, la más veloz de Sudamérica al momento de su inauguración). Hay que tener pistas de 300 metros, en las plazas, en los potreros grandes, en Parque Camet, para que haya atletismo popular al nivel de los chicos. Y tener profesores capacitados enseñando ahí”. “El deporte tiene un valor fundamental para la formación educativa para el deportista y para el compañero del deportista. Da identidad y sentido de pertenencia” afirma el profesor. Y pide por el regreso de los intercolegiales los sábados y domingos, como complemento para los Juegos Buenos Aires La Provincia y los Juegos Evita. -¿Cómo ve el potencial del atletismo marplatense? -En Mar del Plata hay una muy buena y abundante generación de entrenadores jóvenes en actividad. Hay no menos de doce entrenadores los cuales son todos capaces y trabajadores. Lamentablemente no acompaña el nivel dirigencial. Es un grupo muy reducido de gente que se sobrecarga de responsabilidades y eso trae muchas limitaciones. -¿Qué opina del caso Braian Toledo? -Lo de Toledo (N de la R: lanzador de jabalina de sólo 18 años, una de las máximas proyecciones del deporte argentino que participará en Londres 2012) es una casualidad. Porque lo entrena un tipo que es sensacional como persona. Porque él es un pibe sensacional. Y porque, además, tiene la suerte de vivir en un pueblo. -En sus 79 años ha pasado por muchos y variados cargos, ¿en cuál de los roles se ha sentido más cómodo? -El de profesor. Yo disfruto mucho cuando logro superar alguna dificultad o cuando algún alumno mío logra superar alguna dificultad en su proceso de aprendizaje. O cuando logro que los chicos me escuchen y realmente se interesen en lo que digo. -¿Le ha quedado algún deseo u objetivo por cumplir en su profesión? -Primero me sigue quedando el deseo de seguir estudiando permanentemente porque lo disfruto. Y ser cada día mejor docente de lo que soy, que ya en esta área de conocimiento me cuesta porque las condiciones físicas también limitan.
-Ha trabajado de lo que le gusta, tiene dos hijos, escribió libros, ¿plantó el árbol? -Sí. Con mi hijo varón, que además es el mayor, compramos un terreno en Mar Chiquita y empezamos a hacer una casa que tardé doce años en hacerla. Y ahí plante un árbol. Y no solamente uno sino varios. Y planté todo un cerco de ligustrina que todavía está.
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a primera vez que pisé el centro de educación física fue en el año 2004. Tenía 16 años. Me dirigía con unos amigos a la primera clase de gimnasia. Ansiosos y algo nerviosos, entramos por la puerta que da hacia la calle Boulevard Marítimo. Bajamos la primera escalera. Cruzamos una puerta enrejada y nos topamos con dos opciones: las escaleras o el ascensor. Para ahorrar tiempo elegimos el elevador. Al llamarlo, nos dimos cuenta que tardaba. Es ahí cuando nos avisaron que estaba “fuera de servicio” -no existía ningún cartel que avisara-. Optamos por el otro ascensor que estaba al lado. Éste llego sin problemas. Ingresamos y observamos que estaba algo mal trecho. Despintado, abollado e indecoroso. Subimos sin problemas. Llegamos al primer piso.
Lo primero que vimos fue el café. Luego, las puertas laterales que llevaban hacia distintas canchas deportivas. Con algo de sed me dirigí al baño, de paso cumplía con mis necesidades fisiológicas. Cuando ingresé, el lava manos estaba tapado por yerba usada. El espejo con poco reflejo por la suciedad. El inodoro pintado con grafitis y bueno, la higiene no era la mejor. Sorprendido salí de ahí y fui hasta el sector donde estaban mis compañeros y el profesor. Realicé las actividades correspondientes a la clase, mientras algunas palomas revoloteaban el lugar. No estábamos al aire libre, pero el hueco que tenían esas aves para ingresar al lugar y armar su nido
era enorme. Así fue mi primera experiencia agradable en el CEF Nº 1 de Mar del Plata -dependiente de la Dirección de Educación Física de la provincia de Buenos Aires-. Ocho años después retorné para ver si se había modificado algo. Pero las cosas siguen igual. Los baños dejados, el ascensor apenas sube, las paredes pintadas, los oscuros recovecos que hay -ya hubo varios casos de robos e intento de violación-. Y nadie hace nada. Pasan los los gobiernos y el centro de educación física más grande e importante de Mar del Plata se cae a pedazos. Está en pleno centro. Lo ven todos, cualquiera puede ingresar -ése es otro tema-, ¿por qué algo tan fundamental, donde practican deportes los estudiantes de varias escuelas y gente de la tercera edad, además de dictarse clases a quienes siguen la carrera de Profesorado de Educación Física, se tiene tan abandonado económicamente? Hay que mencionar que el Teatro Payró se encuentra allí, en la misma locación que el CEF. Sin embargo, no presenta el mismo deterioro. ¿La comuna no oye el reclamo de los marplatenses? ¿El Casino tiene que correr con la responsabilidad de su mantenimiento porque se encuentra en el mismo edificio? ¿Qué grado de culpa tiene el personal a cargo del CEF? La gobernación, ¿no tiene data de lo que ocurre? Cuando se llevan a cabo los Juegos Bonaerenses –hoy nombrados Buenos Aires La Provincia- y los Evita, ¿nadie ve nada? Muchas preguntas y nos sobran los motivos para hacerlas. Ninguna respuesta porque les faltan ideas para responderlas.
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¿Alguien quiere pensar en los niños?”, expresa una frase popularizada por la esposa del Reverendo Alegría, en la exitosa serie animada Los Simpsons. Pero la humorada de la familia amarilla oriunda de Springfield adquiere seriedad si se hace referencia a la actualidad del fútbol infantil en Mar del Plata. Las divisiones formativas del fútbol local son las más perjudicadas ante cualquier contratiempo. La falta de efectivos policiales o la utilización de los efectivos para los operativos de seguridad planificados para partidos muy concurridos de los torneos nacionales –el Nacional B, por ejemplo- obligan a la suspensión de la jornada completa del fútbol infantil. Pero esto no es lo más grave. La problemática más urgente es la falta de enfermeros en los predios donde los chicos disfrutan el deporte más lindo que existe cada fin de semana. El pasado miércoles 2 de mayo, un grupo de aproximadamente treinta padres, chicos y algunos delegados institucionales se autoconvocaron en la puerta de la sede de la Liga Marplatense de Fútbol (LMF) –ubicada en la Av. Colón entre Av. Independencia y Salta- para expresar su reclamo y exigir una respuesta a la entidad madre del fútbol local.
Según difundieron quienes participaron de esta movilización a través de las redes sociales –los principales medios no hicieron eco de lo sucedido-, en la reunión desarrollada en la LMF sólo 6 de los 32 delegados de los clubes levantaron la mano a favor del genuino reclamo. En ese sentido, los representantes de Atlético Mar del Pla-
ta, Cadetes de San Martín, Deportivo Norte, Independiente, San Lorenzo y Talleres acompañaron con su voto el pedido de un enfermero por cancha a cargo de la LMF. El resto de los delegados se opuso a la propuesta, en una jugada que sugiere una situación similar a la que se observa continuamente en las reuniones del Comité Ejecutivo de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). La realidad es que alguien debe hacerse cargo. Sean los clubes –la mayoría padece importantes problemas económicos- o la institución que los nuclea. De lo contrario, como las ambulancias tardan demasiado en llegar hasta cada complejo deportivo, a veces son los propios padres o entrenadores los que deben trasladar a los niños hacia el nosocomio correspondiente. El ejemplo a seguir es Kimberley. En una política que responde a una notoria seriedad institucional, el club cuenta con el enfermero Ruben Seibel cada vez que sus divisiones juegan de local o visitante. Mientras tanto, los mismos padres continúan en la lucha. Pero parece que algunos señores omiten sus obligaciones y ponen en riesgo la salud de los chicos, lo más inocentes de este circo. Los mismos que a $25 por cabeza atraen a familiares y amigos y generan una importante recaudación que supera ampliamente el ingreso de los partidos de primera división. La clase dirigencial debe hacerse cargo de los problemas que condicionan a los deportes de base. Es hora de brindar seguridad a los concurrentes a cada jornada del fútbol infantil. Y sobre todo cuidar la integridad física de los jóvenes deportistas porque con la salud no se juega.
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n Caballito se corría el rumor de un chico de 12 años que tenía todas las condiciones para ser un futbolista de élite. Una derecha con forma de pincel, ya que con la pelota pintaba a sus rivales en una maniobra. Petiso y veloz. Atrevido e inteligente. Muchas cualidades habitaban es Luis Vello. Un joven estudiante, de familia trabajadora. Su padre desempeñaba su rol de zapatero en una fábrica de zapatos militares. Él fue quien, con sus propias manos, le realizó y regaló a Luis su primer par de botines. Su esposa era cocinera en un restaurante de poca monta. Así la familia llegaba a veces con los justo económicamente a fin de mes. “Lucho”, como se lo conocía en el barrio, se presentó en Ferro para demostrar sus cualidades deportivas. Sorprendió a más de uno con su talento innato. El director técnico de la categoría lo aceptó. Le dijo que se presentara dentro de una semana donde comenzaría la temporada de preparación para el torneo que vendría. Como todo chico, Luis era fanático de los cómics y de aventurar con sus amigos por el vecindario. Su héroe favorito era Bruno Díaz, un millonario que por las noches se vestía de negro para combatir el crimen de ciudad Gótica. Se hacía llamar Batman. La hora del crepúsculo era la ideal para la diversión, después de la escuela. En una cancha improvisada en la calle, los chicos se desgastaban las zapatillas pateando un balón y armando grandes partidos de fútbol. La concentración era tal que a veces no se daban cuenta de los autos que venían. Y fue así que, en un segundo, la vida de Luis Vello cambiaría para siempre. Un coche lo sacudió de costado y lo expulsó hasta golpear la cabeza contra el cordón de la vereda. Se supuso lo peor. Estuvo en coma varias semanas. Pero no era el momento de bajar los brazos. Su camino debía seguir y milagrosamente se repuso. Para la alegría de sus familiares y amigos, él podría oír y mover todas sus extremidades. Sin embargo algo andaba mal. Luis no podría ver. El golpe en la sien provocó la pérdida de la vista. El médico anunció que la ceguera sería para siempre. Luis regresó a su casa varios meses después del accidente. Realizándose varias terapias de recuperación física y psicológica. Pero ya no era lo mismo. No iba a poder volver a jugar a ese deporte que tanto lo apasionaba, donde él brillaba y tenía un futuro envidiable. “Lucho” por momentos pensaba ¿Por qué él? ¿Si no hubiese jugado al fútbol esto no hubiera pasado? Por las noches tenía sueños frustrados y de desolación. Y en su cabeza se repetía una frase de aquél súper héroe de revistas que él tanto anhelaba: “No bajes nunca los brazos, lo peor ya pasó”. Con la fortaleza que lo caracterizaba en el verde césped, se puso una meta: volver a jugar al fútbol y ser uno de los mejores en su condición de no vidente. Entrenó a sol y a sombra para retornar a su nivel. Lo hacía con una pelota, pero esta vez adentro de ella contenía una campanita que con el ruido permitía detectar su ubicación. Las condiciones estaban. Sólo faltaba explayar su talento en la alta competencia. Así fue que jugó en la selección juvenil argentina de no videntes, logrando el segundo puesto en el sudamericano sub.20, teniendo una buena actuación. Pero su gloria llegaría en el mundial de Francia, donde fue la figura y el goleador. El seleccionado argentino, que se hacían llamar los “Murciélagos”, en la final derrotó a Brasil por 3 a 0 con dos goles de Luis. De aquella tragedia a los días de gloria. Su sueño se hizo realidad, en un marco diferente, pero reconocido por todo el mundo. Él era ahora es el héroe de los diarios. Su imagen llegaría a todos los chicos como ejemplo de lucha y prosperidad. Su mundo se hizo oscuro. Calzó su traje -de futbolista- y salió a combatir a todos los mitos. Se convirtió en el líder de los “murciélagos”; aquella vez se sentía “Batman”.