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editorial
Richard Leslie Ramsay
Editor | Director Revista Desafío Exportar
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Las internas agravan las grietas
En poco tiempo más de un año, los argentinos tendrán oportunidad de elegir quienes gobernarán por un nuevo lapso de cuatro años. Si bien faltan muchos meses para el inicio de las campañas, las internas ya comenzaron y prometen ser a matar o morir. Tiene preocupados a todos los candidatos la irrupción de Javier Milei, quien con su muy poco frecuente forma estridente de presentarse, inclina la balanza a su favor en el interés de la ciudadanía. Una figura nueva que frente al hartazgo de la política argentina presenta un nuevo perfil y nuevas esperanzas. Hubo un avance en la Cámara de Diputados al conseguir la aprobación para el tratamiento de boleta única para las elecciones presidenciales, aun cuando ya circulan rumores que Alberto vetaría la ley si sale aprobada. Le debe resultar difícil de aceptar cómo se puede llevar a cabo elecciones limpias sin posibilidades de algún tipo de fraude. De los problemas de la gente nadie habla una palabra. Candidato que le ponen un micrófono es para denostar sobre políticas y políticos, pero, acerca de lo más importante para la gente: cero. Hasta ahora no hemos escuchado un solo plan de gobierno, de ninguna de las facciones políticas: sólo ganar para mantener o conseguir poder. Quedan aún para recorrer hasta las próximas elecciones casi un año y medio, y el país no aguanta tanta incertidumbre respecto qué hacer para encausar el gobierno en lo económico, lo social, la seguridad, y la mayoría de temas que sí preocupan a la gente y que dependen del Ejecutivo, pero éste vive una desorientación, una desconexión con la realidad que nos llevan a pensar en el caballo sobre un poste: no sabemos cómo llegaron allí. El populismo mientras haya dinero para hacer asistencialismo puede mantenerse, pero se derrumba cuando los recursos escasean y el seguir imprimiendo dinero falso alimenta el incendio. El presidente vive desconectado del mundo, los niveles de incoherencia son inocultables. Se desvive para agradar a Cristina y Cristina ya lo borró, es más, lo
considera un lastre que la perjudica, no en alguien en quien apoyarse. Alberto fue, y su futuro político quedó reducido a la nada. Está tan entretenido en ver como Cristina lo bendice que se olvidó que es presidente y su obligación es gobernar. El oficialismo está transitando momentos poco felices con una caída muy pronunciada en la preferencia de la gente. Inseguridad, inflación, hartazgo por la política, la pobreza se acentúa y los jubilados en pie de guerra. La oposición tendría -a nuestro entender- que aprovechar esa grieta para instalar un plan de gobierno superador, y lo único que percibe la gente es la fragmentación de la oposición. No se percibe ningún plan de gobierno para superar la crisis si tiene la posibilidad de gobernar a partir del 2023. Los movimientos sociales no cesan en sus reclamos y ante la carencia de dinero para dar satisfacción a las exigencias cargadas de política, los cortes de calles y rutas, acampes, y movilizaciones sorpresivas harán más invivible la ciudad de Buenos Aires. Pedir cordura a los dirigentes sociales es pedir peras al olmo, ya que para su política el estar peor es mejor. Y en este orden, estalló una bomba en las manos del gobierno que puso en evidencia la despreocupación y desidia en el área educación: falta de reparaciones en las escuelas, falta de gas y calefactores, sin puertas y ventanas. Dos años tuvieron para haber puesto en estado óptimo todos los edificios escolares, pero la crisis puso en superficie que no es prioridad la educación para el peronismo: alpargatas sí libros no. Y el futuro del país va en consonancia con esta máxima legada por J.D.Perón. Pobres los niños que serán hombres y tendrán que enfrentar un mundo más exigente con una educación paupérrima. Quien bien estábamos cuando estábamos mal.
richardleslieramsay@gmail.com