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medio ambiente
Residuos
Sólo el 47% de los porteños separa en origen sus residuos
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Un reciente estudio elaborado por el Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano -COPUB- puso de manifiesto una de las tantas dicotomías que aqueja a los argentinos: preocuparse en lugar de ocuparse.
El planeta se encuentra en terapia intensiva y revertir su estado es una tarea que requiere de la acción y del compromiso de todos. El Estado, el sector empresario y la ciudadanía desempeñan roles ineludibles dentro de esa cadena de responsabilidades. El Estado es el encargado de crear la legislación pro ambiental debiendo cumplir además con su rol como organismo de contralor; debe crear campañas de concientización y facilitar las herramientas que permitan a las empresas mudar sus sistemas productivos y logística por otros ambientalmente más eficientes; por último y no menos importante es el encargado de la deposición final de los residuos que definitivamente NO debe realizarse en basureros a cielo abierto, tal como lo advierte la ONU. Por su parte el sector empresario deberá cumplir con las leyes ambientales que regulen su actividad y toda vez que le sea posible deberá mejorar sus sistemas productivos inclusive por encima de los estándares establecidos por la ley, hecho que le permitirá en algunos casos bajar los costos productivos y/o crear mejores oportunidades de venta intra y extra mercados, a partir de una disminución en la huella de carbono, con certificaciones ambientales, orgánicas, etc. El último eslabón en esta cadena es el ciudadano, que en cada compra que realiza traza su propia huella de carbono. A mayor cantidad de compras, más contaminación y calentamiento global producirá. Aumentar o disminuir ese impacto también dependerá de su grado de compromiso a la hora de elegir cómo será la deposición final de sus desechos. Es aquí donde la preocupación por el calentamiento global se traduce en acción a partir de la separación de sus residuos. Si no recicla y se queja de la inacción de las empresas y los gobiernos, estamos presente ante el típico “bla bla bla”, tal como le dice la joven ambientalista Greta Thunberg a los líderes del mundo. El estudio realizado por el COPUB arroja que el 47% de los porteños manifiesta que separa en origen los residuos que produce. Esto permite diferenciar a los reciclables, como es el caso de los papeles, cartones, plásticos, vidrios y metales, de los desechos orgánicos y de aquellos que aún no cuentan con un circuito para su recuperación. Del resto, que no separa sus residuos o lo hace sólo en ocasiones, el 61% aduce que no tiene tiempo o se olvida de hacerlo en tanto que el 20% directamente no cree que sea importante llevarlo a cabo (fans de la teoría negadora del calentamiento global), y el 18% no sabe cómo separar la basura en función de sus componentes (¿se habrán quedado sin WIFI?) Orlando D’Adamo, director del COPUB al respecto
advierte que “Si bien las personas se muestran preocupadas por las cuestiones medioambientales, además de no confiar en que se desarrollen políticas adecuadas, tampoco llevan a cabo, al menos mayoritariamente, comportamientos que contribuyan a su protección”. En efecto, el 69% de los participantes del sondeo entiende que las medidas para evitar el deterioro del medio ambiente no son eficaces a escala global, y considera que el cambio climático ya está afectando a la economía de los distintos países. En tanto, sólo el 15% revela una opinión positiva al respecto. En el mismo sentido, el 72% cree que los automóviles y el transporte público deberían dejar de emplear combustibles contaminantes, versus el 12% que no lo considera prioritario. Las estadísticas arrojan que abundan argentinos quejosos, que prefieren depositar en otros sus fracasos y frustraciones, sin ver que el cambio empieza a partir de sus propias acciones dentro de la comunidad. Salvo que Elon Musk consiga naves para Marte para 9 mil millones de personas, la mejor opción será comprar responsablemente, reciclar y exigir a los gobiernos acciones inmediatas con respecto al calentamiento global, de lo contrario nuestro mundo será cada día menos habitable.