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Trastornos de la conducta alimentaria: cuando comer se vuelve una enfermedad

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Hace 10 años que cada 30 de noviembre se conmemora el Día de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Cada vez son más los casos que se detectan, comenzando en la infancia. El esfuerzo por pertenecer al estándar socialmente impuesto de lo que debería ser un “cuerpo aceptable” es uno de los principales disparadores.

La Lic. Micaela A. Medici, Psicóloga de DIM Centros de Salud (MP 85619 // MN 73761) responde 5 interrogantes sobre los TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA (TCA). Muy gorda, demasiado flaca, hinchada, poco músculo, muy musculosa, caderona, chata y muchísimos calificativos más se viven día a día entre los niños, la adolescencia y también en los adultos. Una fecha que nos invita a reflexionar sobre nuestras propias acciones, pensamientos y palabras, tanto hacia nosotros mismos como a los demás.

1) ¿Qué son los TCA y cuándo aparecen? Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son trastornos mentales que generan un comportamiento patológico frente a la ingesta de alimentos y una obsesión por el control del peso. Pueden aparecen en todas las edades sin importar sexo o condición social, aunque la prevalencia es mayor en mujeres, tanto en la infancia como en la adolescencia. La causa es MULTIFACTORIAL y pueden ser del orden psicológico, biológico, sociocultural y familiar. Los TCA son la parte visible del trastorno, formadas por aquellos temas directamente relacionados con comida: miedo a engordar, contar calorías, rutinas de ayudo, obsesión por las dietas, el peso, etc. (atracones, conductas restrictivas, vómitos, laxantes, actividad física). La parte no visible se compone de factores psicológicos y de personalidad que están de base y predisponen a la persona a sufrirlos: impulsividad, autoexigencia, perfeccionismo, baja autoestima, etc. Por lo tanto, padecer un TCA afecta a la conducta alimentaria, influyendo en nuestro cuerpo y su funcionamiento, así como también implica un deterioro tanto a nivel físico, conductual y social. Esta conducta se mantiene en el tiempo y escapa a nuestro control, por lo que nos es difícil dejar de hacerlo, incluso cuando sabemos que es perjudicial para nuestra salud. Es importante acudir a profesionales que se encuentren formados en el tema. El diagnóstico puede darse en todas las edades, sin embargo, en los últimos años, en la adolescencia es donde más se desarrolla, incluso en la infancia, entre los 12 y 25 años, con mayor predominio en mujeres que en hombres. Actualmente el 40% de los trastornos alimentarios tienen que ver con la genética y un 60% con cuestiones sociales. Esto sucede ya que, durante esta etapa, la personalidad, la autoestima y el rol social de la persona se encuentra en

pleno desarrollo y, por lo tanto, es más vulnerable ante un entorno social en el que la imagen es excesivamente elevada.

2) ¿Cuáles son los factores de riesgo de los TCA? Los factores de riesgos pueden ser individuales, familiares o sociales. La combinación de estos puede provocar el desarrollo y mantenimiento de la enfermedad. PREDISPOSICIÓN GENÉTICA: el riesgo a padecer un TCA se incrementa por encima de los valores de la población general si hay el antecedente de un familiar con TCA. RASGOS PSICOLÓGICOS: autoexigencia, perfeccionismo obsesivo, baja autoestima, rigidez, insatisfacción generalizada, conflictos interpersonales. AMBIENTE FAMILIAR DESESTRUCTURADO O SOBREPROTECTOR: Cambios en la rutina familiar, ambiente familiar invalidante o de conflictos, comportamientos familiares basados en el triunfo y la superación. CRÍTICAS Y BURLAS RELACIONADAS CON EL FÍSICO EXPERIENCIAS VITALES ESTRESANTES MODELOS DE BELLEZA IMPUESTOS SOCIALMENTE PRESIÓN SOCIAL RESPECTO DE LA IMAGEN

3) ¿Cómo podemos identificar que estamos frente a un TCA? Es importante poder “mirar” al otro, un poco más allá de lo que nos dice (ya sea con sus gestos, sus silencios, sus actos o sus gustos y preferencias). Podemos notar la aparición de dietas restrictivas y una preocupación excesiva por la comida. Un gran sentimiento de CULPA por haber comido. Interés desmesurado en recetas de cocina, solo elegir y optar por opciones “light”, “diet” o “fit”. Comportamientos extraños, como comer a gran velocidad, irse rápido de la mesa, evitar comer acompañado y, muy importante, ir al baño inmediatamente después de comer. Notoria rapidez con la que se acaba la comida en la casa. Si cambiamos el foco hacia la parte actitudinal y física, podemos notar pérdida de peso injustificada, miedo o rechazo exagerado al sobrepeso. Práctica de ejercicios físicos en exceso y vómitos autoinducidos. Consumo de laxantes y diuréticos. Falta de menstruación en las mujeres. Mucho frío, sequedad en la piel, estreñimiento, palidez, mareos, caída del cabello. En relación a la imagen corporal: Uso de ropa holgada, percepción errónea del cuerpo (distorsión), pasar mucho tiempo mirándose en el espejo, chequeo constante del cuerpo y de sus dimensiones, sensación de malestar excesivo. En relación al comportamiento: aislamiento progresivo y notable aumento de la irritabilidad y agresión. Alteraciones del rendimiento académico o laboral. Crecen los síntomas depresivos y/o ansiedad, así como el comportamiento manipulativo y aparición de mentiras. Introspección, soledad, evitar salidas y eventos sociales. 4) ¿Qué tipos de TCA existen? Son numerosos las formas en las que puede presentarse alguno de los tipos de TCA, entre los más habituales, se encuentran: anorexia nerviosa / bulimia nerviosa / vigorexia / trastorno por atracón / trastorno de la evitación - restricción de la ingestión de alimentos / trastorno de rumiación / pica / trastorno alimentario no especificado / ortorexia / anorexia nerviosa atípica / bulimia nerviosa sub-umbral / trastorno por atracón sub-umbral / trastorno purgativo / síndrome de ingestión nocturna de alimentos.

5) ¿Cómo debe abordarse el TCA y cómo podemos acompañar a una persona que lo está transitando? Por lo general, las personas que sufren trastornos de la alimentación pueden creer que no necesitan tratamiento o que no tienen problema alguno. Pero, si consideramos que alguien puede estar pasando por un caso así, lo mejor es tratar de que vea a un médico y sobre todo, hacerle saber que no se encuentra solo y que puede contar con vos en el proceso de recuperación. No es bueno emitir JUICIOS hacia su experiencia. Pedir ayuda puede ser muy doloroso. Lo mejor siempre es ayudar a buscar profesionales de la salud especializados en la problemática y brindar ayuda sin presionar. Quizás también tender una mano amiga en la que puedan verse reflejados en otras historias, como famosos que han decidido contar sus vivencias, entre ellos: Victoria Beckham, Demi Lovato, Lady Gaga, Mary Kate Olsen, Dennis Quaid, Lindsay Lohan y Elton Johnn, entre otros. La propuesta es siempre dar un mensaje de apoyo, solidaridad y respeto.

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